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EL INFIERNO DE RICK BLAINE

Cristián Berríos

Para identificarse con las frases lapidarias de Rick


Blaine se requiere al menos unos pasos en la senda
del desmoronamiento, la pérdida del amor verdadero
y la renuncia a la humanidad. El rictus facial de
Humphrey Bogart, aún más idóneo para el papel de
Sam Spade en The Maltese Falcon, funciona a la
perfección como la impronta de la desesperanza. Aún
caminando como un espectro en una ciudad de
Marruecos, la vida de Rick ha terminado años antes
en una estación de Paris.
Existe el debate de si Casablanca, la célebre película
de 1941 dirigida por Michel Curtiz, transcurre en el
infierno o el purgatorio. Las referencias al averno son
obvias: Hace un calor insoportable, pese a la
neutralidad ficticia de Francia esta regido por
demonios (Strasser y los soldados nazis), se trata de
un lugar de tribulación donde la vida no vale mucho y
nadie duerme, como acota el capitán Louis Renault.

La teoría del purgatorio cede ante el hecho evidente


de que la mayor parte de los condenados repite las
conductas que pudieron sentenciarles: Renault revela
su lujuria al chantajear a una joven búlgara por una
vía de escape; el Señor Ferrari demuestra su codicia
al preguntarle a Rick por la tenencia de los
salvoconductos y el propio Blaine pudo confinarse en
el infierno a causa del egoísmo: “Soy la única causa
que me importa”, espeta ante el rostro acartonado de
Víctor Laszlo.

He aquí el redentor, Víctor Laszlo, que ha descendido


al infierno para la salvación de miles de inocentes. De
paso arrastra a la hermosa Ingrid Bergman, en el rol
de Ilsa Lund. Ella lo ha traicionado involuntariamente
cuando le daba por muerto en un campo de
concentración y luego destroza a Rick al enviarle una
nota de despedida cuyas palabras se deshacían bajo
la lluvia en una despiadada metáfora de su amor.
Posee la culpabilidad e inocencia justa para hacer de
su estancia en Casablanca un infierno transitorio, su
amor por un hombre de sublime nobleza y el apoyo
que le presta a su lucha la enaltece lo suficiente para
que aspire a la redención.

Laszlo, admirable por su causa combativa, es un


santurrón insoportable. Siendo el signo de la
humanidad el afán egoísta y destructivo, no en vano
la película se ambienta en la época de esplendor del
imperio nazi, causa mayor simpatía quien ha errado
el camino y vive torturado por su pasado, que un ser
inmaculado sin un ápice de miedo o secuela del dolor.
Víctor Intuye el tórrido romance entre su esposa y
Blaine pero la exculpa de antemano, ofrece a Rick la
posibilidad de escaparse con el amor de su vida sólo
para mantenerla a salvo. Su entonación de La
Marsellesa, un canto prohibido en ese sitio de pesar,
revela su desacato a las normas infernales, que
parecen absurdas ante la fortaleza de su espíritu.

Casablanca es la suma de todos los infiernos a los


cuales un hombre o una mujer puede descender sin
morirse si quiera, merced al alcoholismo de Rick
Blaine o a la cómica desvergüenza del carterista que
tras robarle a un incauto le advierte: “Este lugar es
peligroso y lleno de buitres”. Aún besándola, Rick
Blaine comprende que Ilsa Lund está fuera de su
plano dimensional. Cada uno posee un destino
distinto y la noción del destino le es revelada
nuevamente por Laszlo en otra clara alusión al Hades
donde las almas pierden la orientación.

Rick recuerda su humanidad pasada, aquella que ha


desterrado al prohibirle años antes a Sam que toque
“As Time Goes By”, y libera a Ilsa Lund en un
sacrificio de amor verdadero. Olvida que fue un
hombre mayor con una sola posibilidad de
enamorarse y le recuerda, como un alma que
reconoce a otra en medio de su condenación, la
historia que ambos vivieron con una frase inmortal:
“Siempre tendremos Paris”.

Ilsa le había advertido que una mujer le había hecho


daño y deseaba vengarse del mundo. Dejarla escapar
en el avión, o sobre las alas de un ángel, única forma
de librarse del abismo, constituye un hecho
reivindicatorio. Ferrari sentenció en un fragmento de
la película “Los alemanes prohibieron los milagros”.

Finalmente el capitán Louis Renault menciona a Rick


la posibilidad de asilarse en Brazzaville, que pudiera
interpretarse como una ilusión (La única forma de
sobrevivir a los tormentos del infierno es la
demencia) o alivio temporal. Es el comienzo de una
hermosa amistad entre ellos, tendrán el infinito ante
sus ojos, mientras lejos en lo alto desaparece la única
posibilidad que tuvo de ser feliz encarnada en una
mujer.

Puente de Saturno, viernes 27 de noviembre de 2009.

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