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Mas sobre el logocentrismo y la cultura latinoamericana Cristian Parker G. Agradezco a Jorge Larrain por comentar mis comentarios. Ello me per- fe profundizar brevemente en la critica que hago a su enfoque asi como clarificar ciertos aspectos de una reflexién acerca de Ia realidad cultural en América Latina. Mas alla de la retérica y estilistica de sus argumentaciones lo que afirma Larrain viene a confirmar varias de las observaciones criticas que hago asu libro: 1. El no elaborar suficientemente una teoria sociolégica de las identidades y de sus sujetos, mas alla de la identidad de las perso- nas y de las identidades nacionales: 2. El no basar sus apreciaciones sobre la cultura latinoamericana en estudios histéricos fundados; 3. El logocentrismo subyacente que le impide aceptar dimensio- nes complejas de la realidad cultural e hist6ri 4. Consecuentemente con lo anterior, el temor a lo “distinto” y a la revindicacién de lo “propio” que Ilevan al autor a sobreenfatizar la rafz occidental e ilustrada en la cultura latinoamericana. Debemos reconocer que si ‘as dos primeras constataciones son insufi- ciencias del libro que por ende podrian ser remediadas en el futuro, las tiltimas dos son deficiencias del enfoque de Larrain que no podrian remediarse sino sobre la base de un cambio de perspectiva teérica. Por Jo mismo que el debate debe centrarse en el andlisis de la realidad, y por ende, en nuestras perspecticas tedricas de aprehensién de ella, mas que en las disquiciciones te6ricas y/o formales acerca del grado de coheren- cia y de completitud de un determinado escrito, me extenderé un poco més sobre tos dos tiltimos puntos. 1, En su disquisicién teéri erca del sujeto de la identidad cultural. el sujeto o la nacién, Larrain pretende hacerme responsable de introducir Revista de la Academia / N°2 / Primavera 1996 / pp. 71-77 n Cristidn Parker G. esa dictomia entre sujeto individual y asilado frente a un mundo exterior ajeno al sujeto. En realidad es su libro el que distingue identidad perso- nal (pp. 94-102) por una parte, ¢ identidad nacional por otra (pp. 1d 122), Mi objecion no tiene nada que ver con la breve teorizaci6n gue hace en sus comentarios clarificando su postura. Con ellas estoy de acuerdo. Sin embargo, sigue quedando sin respuesta Ja objeci6n que hemos plantea- do: ,porqué ha privilegiado Larrain como objeto de estudio y de re- flexi6n tedrica a la “identidad personal” y Ja “identidad nacional” dejan- do de lado la profundizacién y estudio de las identidades de los sujetos colectivos como las clases sociales, las étnias. las de género, tas de los grupos y colectives sociales? Larrain concuerda con nosotros en que los. Unicos actores de la vida colectiva en nuestras sociedades no son los: individuos y las naciones pero finalmente su reflexion privilegia esos actores. No digo que no aborde la identidad de los otros actores. Digo que su libro no las trata con profundidad quizds porque el enfoque que privile- gia Larrafn es de contraargumentacion del post-modernismo y de su ten- dencia a la disolucién del sujeto, pero al no tomar suficientemente en cuenta las teorfas y estudios latinoamericanos sobre identidad popular. identidad indigena, identidad de las clases marginales, identidad de gé- nero, identidades sociales, locales y regionales, su teorizacién queda en deuda con el avance del pensamiento y con el desaffo que suscita la realidad cultural latinoamericana en estos titimos aiios. Cosa nada se- cundaria para un libro que pretende hablar precisamente de identidad y cultura en América Latina. 2. “Distinto bubiera sido si Parker hubiera dicho que echaba de menos un anilisis histérico mds etaborado, con mejores ejemplos y con mas acopio de materiales. En eso vo mismo estoy de acuerdo” Si bien es cierto que la fundamentacién histérica de Larrafn es débil, como él mismo lo reconoce, no es menos cierto que mi objecidn es un poco mas de fondo. Se refiere al enfoque histérico que privilegia el logocentrismo de Larrain: hace historia de las ideas y parece desconocer que existe una historia de las mentalidades o de la cotidaneidad. Con Giddens podemos hablar de conciencia discursiva y de conciencia practica, en relaci6n al grado de reflexividad, sistematizacion y publici- dad del discurso con que los actores elaboran sus identidades. Pero a diferencia de la forma como Lasrafn conceptualiza, creemos necesario destacar el hecho de que fa conciencia practica de las masas y grupos sociales, mds alli del discurso publico elaborado y sistematizado por sus intelectuales organicos, si bien no siempre reflexiva, si tiene un ni- vel de manifestacién colectivo que nunca queda restringide a fas con- versaciones ¢ intercambios de la vida privada: que se objetivan en el lenguaje de la vida cotidiana, en el sentido comin, en las practicas habi- tuales y rituales reiterados de la vida familiar, social. cultural y religiosa del ‘munda de la vida’ Cristian Parker G. esa dictomia entre sujeto individual y asilado frente a un mundo exterior ajeno al sujeto. En realidad es su libro e} que distingue identidad perso- nal (pp. 94-102) por una parte, e identidad nacional por otra (pp. 114- 122). Mi objecién no tiene nada que ver con la breve teorizacion que hace en sus comentarios clarificando su postura. Con ellas estoy de acuerdo. Sin embargo, sigue quedando sin respuesta la objecién que hemos plantea- do: ,porqué ha privilegiado Larrain como objeto de estudio y de re- flexi6n te6rica a la “identidad personal” y Ja “identidad nacional” dejan- do de lado la profundizacién y estudio de las identidades de los sujetos colectivos como las clases sociales, las étnias, las de género, las de los grupos y colectivos sociales? Larrain concuerda con nosotros en que los Unicos actores de la vida colectiva en nuestras sociedades no son los: individuos y las naciones pero finalmente sa reflexidn privilegia esos actores. No digo que no aborde la identidad de los otros actores. Digo que su libro no fas trata con profundidad quizas porque el enfoque que privile- gia Larrain es de contraargumentaci6n del post-modernismo y de su ten- dencia a la disoluci6n del sujeto, pero al no tomar suficientemente en cuenta las teorfas y estudios latinoamericanos sobre identidad popular, identidad indigena, identidad de las clases marginales, identidad de gé- nero, identidades sociales, locales y regionales, su teorizaci6n queda en deuda con el avance del pensamiento y con el desafio que suscita la realidad cultural latinoamericana en estos utimos afios. Cosa nada se- cundaria para un libro que pretende hablar precisamente de identidad y cultura en América Latina. 2. “Distinto bubiera sido si Parker hubiera dicho que echaba de menos un andlisis hist6rico mas elaborado, con mejores ejemplos y con mas acopio de materiales. En eso yo inismo estoy de acuerdo”. Si bien es cierto que Ja fundamentaci6n hist6rica de Larrain es débil, como él mismo lo reconoce, no es menos cierto que mi objeci6n es un poco mis de fondo, Se refiere al enfoque hist6rico que privilegia el logocentrismo de Larrafn: hace historia de las ideas y parece desconocer que existe una historia de las mentalidades o de la cotidaneidad. Con Giddens podemos hablar de conciencia discursiva y de conciencia practica, en relacién al grado de reflexividad, sistematizaci6n y publici- dad del discurso con que los actores elaboran sus identidades. Pero a diferencia de la forma como Larraén conceptualiza, creemos necesario destacar el hecho de que fa conciencia prictica de las masas y grupos sociales, mas allé del discurso piblico elaborado y sistematizado por sus intelectuales orgdnicos, si bien no siempre reflexiva, si tiene un ni- vel de manifestaci6n colectivo que nunca queda restringido a las con- versaciones e intercambios de la vida privada: que se objetivan en el lenguaje de la vida cotidiana, en el sentido comtin, en las practicas habi- tuales y rituales reiterados de la vida familiar, social, cultural y religiosa del ‘mundo de la vida" Mas sobre el logocentrismo y la cultura latinoamericana Ps Por lo mismo, cuando Larrain afirma que existe “un problema para en- contrar fuentes de estudio de la esfera privada” (p. 209) més que de una insuficiencia metodolégica se trata en realidad de fa justiticacién ideo- lgica de la opcién por privilegiar los discursos piblicos: los discursos racionales, los de las elites con capital cultural, con ilustracién, aquellas en las cuales la visi6n de mundo se refleja con mayor racionalidad y reflexividad. No es extrafio que el libro de Larrain no recurra a fuentes historiograficas directas 0 a estudios hist6ricos serios. Le basta analizar lo que los pensa- dores han dicho acerca de la historia de la cultura. {Acaso no habria sido interesante haber mencionado, al menas explicitamente que, por las ra- zones que sea, los estudios hist6ricos de las mentalidades o de ta vida cotidiana en América Latina no iban a ser considerados por Larrain en su trabajo? 3. Lo dicho deja introducido e} tema seterido al enfoque global de Larrain en su privilegio excesivo del logos en el proceso de modernizacién y en Ja construcccidn de toda identidad cultural. Larrain desvia el punto para quedar absuelto de responder a una critica central de mi texto y que queda reafirmada por la ausencia de respuesta ¢Larrain acaso considera la dimensin del simbolo en la contextura sig- nificativa de la cultura y por ende en la conformacién de toda identidad cultural’? No lo hace en su libro y tampoco lo hace en su réplica. El comentario de mi comentario no asume el desafio de problematizar acerca de la complejidad en la constituci6n de la identidad: acerca del papel del simbolo y del signo en la construccién de la identidad...del papel de los elementos no-racionales en las innovaciones y en el imagi- nario que produce y reproduce las representaciones colectivas. Perma nece atado irremediablemente a su logocentrismo...incapacitado de ob- servar la realidad en toda su magnitud y complejidad. Nada sacan planteos como el de Larrain en taparse los ojos frente a la maciza realidad. No es ciertamente buena defensa atacar al adversario bajo la forma de una descalificacién por “esencialista”. No tengo el monopolio de la verdad como tampoco lo tiene Larrain pero de una cosa podemos estar seguros y es que hay una experiencia colectiva de los pueblos latinoamericanos que se ve expresada en miles de manifestacio- nes culturales y religiosas, manifestaciones que parecen no contar en la visién que Larrain tiene de la realidad cultural. Cuando sugiero que Larrain se basa principalmente en discusiones de tipo filos6ficas s6lo digo que mira una realidad en forma parcial. La dicotomia teoria e historia es de Larrain no mia. Pienso que no has historia (en el sentido cientifico) sin teoria pero {qué es a teoria sino una forma de sistematizacién de la experiencia histérico-social mediada par el ejercicio de la raz6n? Pero debemos cuidarnos de caer en el peligro nominalista de contundir

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