LA BUSQUEDA DE LA
IDENTIDAD DE LA
ARQUITECTURA
LATINOAMERICANA
La polémica de los seminarios y congresos
latinoamericanos de la década de los ochenta
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EZ)
Rafael Lépez Rangel*
alguna preocupacién domina actualmente en el vas-
to ambito de 1a cultura arquitecténica latinoamerica-
ina, es la busqueda de identidad. Pareciera ser, a pri-
mera vista, que tal preocupacién forma parte del sindrome
del fin del siglo y, por si fuera poco, del milenio: ;Por qué
rno hemos sido capaces. enel umbral de este parteaguas cro-
nolégico, de construir y consolidar una arquitectura propia,
que nos distinga del conjunto de la produccién de otros dm
bitos culturales? Esta pregunta, que ahora se formulan cot
dianamente un alto néimero de arquitectos latinoamericanos,
se relaciona inmediatamente con la posibilidad de esta bds-
queda dentro de la situacién de crisis por la que atraviesan
nuestros pafses y que como se sabe, se expresa dramética-
‘mente en las ciudades y su parque construido. Y, por si fue~
+a poco, se nos presenta el debatido tema de la modemidad,
que se vuelve conflictivo cuando reconocemos que las for-
mas en que ésta ha sido concebida han tenido, en buena me-
dida, un alto costo social y ecol6gico.
En suma, la problemdtica que se ha venido definiendo
desde hace algunas décadas y que culmina en la de los
‘ochenta, para empezar a extenderse a la actual, parece gi-
* Profesor de la Divisi6n de Ciencias y Artes para el Disefio, Uni-
versidad AutGnoma Metropolitana, Unidad Azcapotzalco.
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rar en toro a la triada identidad-modernidad-crisis. Empe-
ro, el problema no es nuevo. Sin temor a exagerar podemos
afirmar que sus manifestaciones se remontan al momento
mismo de la implantacién de la cultura funcionalista en los
diversos pafses de América Latina. Es decir, entre las déca-
das de los treinta y de los cincuenta. Y aunque no es perti-
nente ahora seguir con detalle ese proceso desde su origen,
s6lo vamos a recordar algunos momentos de los primeros
aijos del funcionalismo mexicano en que los propios impul-
sores de este movimiento, como es sabido, los més radica-
Jes, pugnaron por una arquitectura en la cual la intencionali-
dad estética se subordinara al andlisis y a cubrir las
necesidades.
Esta intencién se toma como un verdadero paradigma, y
a partir de é1 se producen edificios ~por lo general de servi
cio piblico- en los que la “expresién funcional” es Nevada
hasta sus términos més escuetos. No falté quien dijera que
‘esas obras estaban en los huesos. Un poco después de 1933,
ajo clave para la adopcién del racionalismo en México, se
empezaron a incorporar colores y vegetacién mexicanos
(Juan O'Gorman, Enrique Yafiez, y otros). Incluso uno de
los més radicales, Juan Legarreta, se habfa propuesto ya
construir, en su totalidad, una casa funcionalista-mexicana,
Es sabido también, que ya entrados los afios cuarenta, la
inclusién de obra pictérica ~concretamente muralismo- enlos edificios, se eva a cabo ante 1a necesidad de propor-
cionar una “carga simbStica” nacionalista, de fuerte conno-
tacion histérica, y la imposibilidad del funcionalismo de
ofteceria.?
Conviene recordar también el surgimiento de la con-
ciencia de la dependencia econ6mica, politica y cultural de
Jos pafses Iatinoamericanos con respecto a los centros nor-
teamericanos y europeos. Esa conciencia, que se perfila con
toda claridad en la década de los setenta, produce, como es
sabido, una vasta literatura en el campo urbano-arquitect6-
nico, que se amplfa a 1a dimensicn territorial y, en conse-
cuencia, a la planificacién urbano-regional. La importan-
cia que adquiere esa problemética se puede medir por la
atencidn que se le brinda a nivel latinoamericano, materia-
lizada, por ejemplo, en la formacién y ulterior desarrollo de
la Sociedad Interamericana de Planificacién, que edité una
gran cantidad de trabajos al respecto, en los que se destaca
Ja dimensién econ6mica de las ciudades y la organizacién
territorial bajo la situaci6n de dependencia.’
‘A otto nivel de la cultura arquitecténica cuenta, de ma-
nera significativa, 1a labor de la Unesco cuando reunié a
destacados te6ricos latinoamericanos en el campo del arte.
En lo que respecta a la arquitectura, publicé en 1975, bajo
la coordinacién de Roberto Segre. el célebre libro América
Latina en su Arquitectura, En esa compilaci6n, repre-
sentativa del pensamiento arquitect6nico latinoamericano,
Ia arquitectura es vista como un proceso cultural y global,
deierminado socialmente, en el cual se reconoce ~al menos
enlos textos mas avanzados~ la necesidad de la autonomfa
de nuestra cultura arquitecténica.*
La conciencia de la dependencia, 1a ampliacién del ém-
bito de la arquitectura, el reconocimiento de las implica-
ciones sociales y pollticas de la arquitectura, 1a liga de ésta
con la ciudad y, de manera especial, la consideracién de la
arquitectura como un proceso cultural, son conquistas del
conocimiento y Ia préctica arquitecténica de los afios se-
terta, y representa ya un conjunto problemitico no sélo dis-
‘into, sino incluso contrario, al universo del movimiento
furcionalista, Dejamos intencionalmente para el final una
caracterfstica que marcé un hito en nuestra cultura arqui-
tect6nica latinoamericana: 1a conviecién del papel clave de
lahistoria para enfrentar el conocimiento y la prictica de Ia
arquitectura, sumida ya en una crisis de gran investidura.
Los estudiosos de la historia de la arquitectura y las ciu-
dades, en esas nuevas condiciones, empiezan a dejar de ser
enles extrafios y entumecidos, subestimados “ratones de
blioteca”, para ir perfilindose como elementos protagénicos
dela cultura arquitect6nica. Y asf, al ingresar a la década de
Jos ochenta, América Latina tenfa en su haber un conjunto
considerable de estudios e investigaciones histéricas que
han aportado ya s6lidos elementos para el conocimiento de
nuestra cultura, basicos para enfrentar el complejo proble-
‘ma de la superaci6n de la contradicci6n entre continuidad y
ruptura. Esta contradiccién, como todos sabemos, se ha
vuelto central en ta biisqueda reciente de una modemnidad
con identidad.*
Las reuniones de los ochenta
La preocupacién de los ochenta involucra a importantes y
significativos grupos de arquitectos latinoamericanos. Una
caracterfstica fundamental de esa polémica es que a lo largo
de la d&cada fue en ascenso, a tal grado que hoy se puede
hablar de todo un movimiento en tomo a la bisqueda de
identidad. Ese movimiento ha generado, incluso, su propio
Ambito de expresi6n, los Seminarios de Arquitectura Lati-
‘noamericana (Sat), que se impartieron sucesivamente a lo
largo de esta década, la rebasaron, e ingresaron en la sltima
del siglo. Un hecho que hay que destacar, es que la proble-
miética est tan extendida que se ha vuelto una constante de
casi todas las reuniones latinoamericanas.
Seminarios de Arquitectura Latinoamericana
Ocupémonos ahora de los saL. Como es del conocimiento
piblico, se han realizado hasta ahora cuatro reuniones de
los sat: las dos primeras en Buenos Aires, en 1984 y 1985;
la tercera en Manizales, Colombia, en 1987 y la cuarta en
La Trinidad, Tlaxcale, Repiblica Mexicana, en 1989. En
esta tiltima se acordé llevar a cabo en Porto Alegre, Brasil,
la quinta reunién, en 1991, pero luego se acordé realizarla
en Santiago de Chile. Formalmente fue en el sat. IT (1985)
donde se hizo el primer pronunciamiento de estas reuniones
en tomo a la busqueda de la identidad de la arquitectura la-
tinoamericana, ¢ incluso se constituy6 un grupo base para
darle continuidad. En el sat. I, no se produjo tal plantea-
miento ya que la reuniGn, segtin nos informé Ramén Gutié-
rez, no estuvo en manos de arquitectos interesados en ese
problema.
Por nuestra parte, hemos puesto atencién en una reunién
ida en 1980, en Cali, Colombia, denominada Colo-
quio: Arquitectura en Latinoamérica. A juzgar pot los par-
ticipantes y sus intervenciones, ahi se abrié la problemética
acerca de la identidad de nuestra arquitectura, con una vi-
si6n muy orientada hacia lo social. Veamos esto de manera
sucinta,
EI coloquio de Cali
En la reunién de Cali’ se intent6 caracterizar el proceso
contempordneo de la arquitectura latincamericana. en don-
de ya era evidente la crisis originada por la dependencia y
el subdesarrollo. A esta reunién asistieron representantes de
Peni, Cuba, México, Uruguay y. naturalmente, Colombia,
Bajo el tema Arquitectura Latinoamericana, en general se
‘cuestion6 a la modernidad implantada seguin modelos euro-
eos. y en la mayoria de las ponencias se subrayaba la re-
lacién entre la arquitectura, el urbanismo y los procesos
econdmicos-poltticos. En el Coloquio de Cali se expres6 el
pensamiento critico de la década de los setenta en la arqui-
tectura latinoamericana. En este sentido, se destacé la inter-
vencién del Arq. Fernando Salinas, de Cuba, quien presents
un panorama de la obra constructiva de la Revolucién Cu-
bana, y mostré fehacientemente la liga de la arquitectura y
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