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MESOAMERICA* Paul Kirchhoff ‘Sus LiMITES GEOGRAFICOS, COMPOSICION ETNICA Y CARACTERES CULTURALES En las clasificaciones geogrificas de las culeuras indigenas de América, que abarcan el continente entero 0 que enfocan por Jomenos determinada regién desde un punto de vista continen- tal, se distinguen ficilmente dos tipos. Enel primero, se acepta una u otra de las divisiones corrien- tes del continente americano, basadas en la geografia politica oenla biogeografia. La mayorfa de los americanistas, 0 divide el continente simplemente en Norte y Sudamérica, o intercala entre las dos partes una tercera, sea “México y Centroaméri- ” 0, como hacen algunos antropdlogos norteamericanos, “Middle America”. En el primer caso, por regla general, se acepta como limite entre Norte y Sudamérica la linea divisoria biogeogrifica que sigue ef curso del rfo San Juan, entre ‘Nicaragua y Costa Rica, En el segundo caso, cn “México y Centroamérica” se incluye todo el territorio comprendido entre la frontera septentrional de la Repiiblica mexicana y la ‘Mesoamerica en el suplemento dela revista Tata, Mésis, 1, Fy 1967, 28 frontera oriental de Panamd; en “Middle America” la misma region, excluyendo unas veces el norte de México, incluyendo otras las Antillas. Ambas divisiones y sus variantes, que aqui dejamos de mencionar, tienen grandes inconvenientes cuando se usan para algo més que una mera localizacién geogrifica de fenémenos culturales del mundo indigena, o para fijar los limites geogrifi- cos de programas de investigacion o publicaciones. La frontera biogcogrifica entre Norte y Sudamérica, aunque coincide con tuna frontera local entre regiones con caracteristicas culturales bien marcadas, no constituye sin embargo una frontera cultural entre Norte y Sudamérica, puesto que al norte de ella la cultura de los sumo y mésquito y aun la de los payay jicaque, es tan “sudameri- cana” como la de Jos ehibeha centroamericanos, De hecho este calificativo carece de todo significado preciso, ya que en Sud- américa, cualquiera que sca la extensidn que queramos dar a este término, existen culturas tan distintas entre si como las de los fueguinos, os caribe y los inca. Por otro lado, las culturas ‘estantes de Centroamérica y México, con excepcién del norte de México, no ostentan de ninguna manera caracteres “nortea- mericanos”, sino que, por el contrario, tal vez tienen mas en comin con ciertas culturas de Sudamérica que con cualquiera de Norteamérica. Efectivamente, sus semejanzas con ciertas reas culturales norteamericanas, como las del sureste y parte del suroeste de Estados Unidos, se refieren en gran parte a aquellos rasgos que ambas tienen en comtin con ciertas éreas culturales de Sudamérica. Los inconvenientes de la triple divisién citada son tal vez mis grandes. Ni el conjunto de las reptiblicas de México y troamérica, ni “Middle America” en cualquiera de los senticlos antes explicados, constituye para el antropélogo una regidn q resalte de las dems culturas del continente, y que por lo tanto merezca estudio aparte. De hecho, aquellos que aceptan una u otra de estas triples divisiones, lejos de considerar “México y Centroamérica” 0 “Middle America” como una unidad culeural —opuesta como tal tanto a Norte como a Sudamérica—, siguen reconociendo como bisica la divisién entre Norte y Sudamérica, 29 asignando ciertas culturas de esta regi6n a Norteamérica y otras a Sudamérica. El segundo tipo de clasificacidn geogréfica agrupa las cul- turas indfgenas americanas en cinco grandes zonas: 1) Los recolectores, cazadores y pescadores de Nortea- mérica. 2) Los cultivadores inferiores de Norteamérica 3) Los cultivadores superiores (“altas culturas”). 4) Los cultivadores inferiores de Sudamérica 5) Los recolectores y cazadores de Sudamérica. Los antropdlogos que aceptan este tipo de divisién, el cual, ‘como el anterior, tiene muchas variantes que no mencionamos, reconocen explicita o implicitamente que dentro de la zona de los llamados cultivadores superiores se incluyen, como excep- cin, tribus individuales o a veces dreas culturales enteras que no se pueden considerar de cultivadores superiores, ni en cuanto su nivel cultural general, ni en cuanto a plantas y técnicas de cultivo, De la misma manera se incluyen a veces recolectores y cazadores en las zonas de cultivadores inferiores. Se justifica su inclusién dentro de las zonas de cultura supe- rior por el hecho de que, a pesar de ser de nivel més bajo, comparten con las dems tribus de la zona en que se incluyen un ntimero considerable de rasgos culturales; débase a que estas tribus han ‘quedado rezagadas respecto a las més adelantadas, preservando parte de la antigua cultura comin, o a difusiones culturales re- cientes. Este modo de pensar deja su individualidad a las éreas culturales (en el sentido de conjunto de tribus con una cultura no sélo superficial sino bisicamente semejante), y permite a la vez agruparlas en “superdreas” y subdividirlas en “subsreas” Dentro de la zona de los cultivadores inferiores de Norteamé- -a, el “sureste” y el “suroeste” (cn el sentido de “The Greater Southwest” 0 “La Norteamérica frida”) son tales superéreas; y dentro de la zona de los cultivadores superiores se puede deli- mitar una superdrea “Mesoamérica”, cuyos limites geogréficos, composicién étnica y caracteres culturales en el momento de la cconquista nos proponemos estudiar en este articulo, El presente trabajo se basa en una serie de estudios de dis a 30 bucién iniciados por el Comité Internacional para el Estudio de Distribuciones Culturales en América, creado por XXVII Con- greso Internacional de Americanistas. Aunque estos estudios estin todavia lejos de terminarse, ya es posible presentar algunos lineamientos generales con el objeto de plantear nuevos proble- ‘mas. Esta finalidad de nuestro articulo explica que prescindamos de notas eriticas y bibliogrsficas. LiMITES GEOGRAFICOS Y COMPOSICION ETNICA Sobre la base de las citadas investigaciones, se puede afirmar queen ef momento de la conquista formaba parte de Mesoamé- rica una serie de tribus que podemos agrupar en las cinco divisiones siguientes: J) Tribus que hablan idiomas hasta ahora no clasificados, como los tarascas, cuitlateca, lenta, ctcétera. 2) Todas las tribus de las familias lingiiisticas maya, zogue y totonaca, Segiin ciertos investigadores, los idiomas de estas tres familias, a los que probablemente hay que agregar el /uave, forman un grupo que podrfamos llamar zoque-miaya o macro- ‘mayanca 3) Todas la tribus —menos dos— de las familias otomi, ‘hochopopoloca y mixteca, que parecen formar, junto con la familia chorotega-mangue, un grupo llamado otomangue; y todas las tribus de las familias rrigue, zapoteca y chinanteca que otros consideran emparentadas con el grupo anterior, formando un gran grupo llamado macro-otomangue. 4) Todas las tribus de la familia nabua y una seric de otras tribus de filiacién yuto-azteca, entre ellas los cora y huichol, cuya agrupacién en familias todavia no es definitiva. 5) Todas las tribus de las familias tlappaneca-subtiaba y tequisisteca que pertenecen al grupo hokano de Sapir. Un anilisis de esta composicién étnica de Mesoamérica, en el momento de la conquista, demuestra lo siguiente: 31 a) De todas las familias lingiiisticas que forman parte de Mesoamérica, slo una, la atom, tiene algunos miembros (los ‘pamey jonas. que tal vez s6lo sean dos subdivisiones de una sola tribu) que no pertenecen a este conjunto cultural. 1) Dos grupos lingiisticos, formados por algunas de estas familias, el zoque-maya y el macro-otomangue, en caso de que st existencia quede comprobada, quedarfan en su totalidad dentro de Mesoamérica. ©) Tribus de estos dos grupos, y también de la familia nabua, llegan, probablemente como resultado de migraciones, hasta los liltimos limites geogréficos de Mesoamérica, tanto en el norte (del grupo zoque-maya, los bunxteca; del macro-otomangue, los otomt; y de la familia nabua, los cazedn y los mexicanos) como en elsur (del grupo zoque-maya, los cholchorté; del macro-otomangue, los chorotega; y de la familia nabua, los nicarno) Todo esto demuesta la realidad de Mesoamérica como una regin cuyos habitantes, tanto los inmigrantes muy antiguos como los relativamente recientes, se vieron unidos por una historia comiin que los enfrenté como un conjunto a otras tribus del continente, quedando sus movimientos migratorios confinados por regla general dentro de sus limites geogréficos, una vez entrados en la drbita de Mesoamérica. En algunos casos parti- ciparon en comin en estas migeaciones tribus de diferentes familias 0 grupos lingiisticos. ‘A pesar de haber unido sus destinos firmemente a los de Mesoamérica, la familia nabua, tanto por tener muchos parien- tes lingtifsticos ms 0 menos cercanos fuera de Mesoamérica, como por sus tradiciones acerca de una o varias inmigraciones desde el norte, demuestra haber desempefiado dentro de nuestra zona un papel histérico muy distinto del de las familias lingiis- ticas listadas ‘bajo el ntimero 2. Estas, al igual que las tribus lingiifsticamente todavia no clasificables, parecen carecer de parientes lingiisticos a razonable distancia de Mesoamérica, lo gue nos hace pensar que tanto unos como otros, es decir, las familias maya, zoque, totonaca, tarasca, cuitlateca, etcétera, no slo radican desde mucho dentro del territorio ocupado por el conjunto cultural Mesoamérica, sino que tal vez. hayan desem- 32. pefiado un papel importante en el proceso mismo de su forma cidn. El grupo macro-otomangue, © por lo menos su subgrupo otomangue compuesto de las familias otomt, chocho-popoloca, cho- rotega y tal vez mixteca, a pesar de su diseminacién dentro del territorio mesoamericano, no nos da la impresin de que tenga un arraigo igualmente profundo y que haya desempefiado un Papel tan importante en la formacién de Mesoamérica como el Brupo zoque-maya, sino que parece mas probable que haya entrado en la érbita de Mesoamérica cuando ésta ya existia como un conjunto cultural. Tribus de estas familias no sélo parecen curiosamente asociadas en su distribuci6n geogrifica alas de los nabua (casi como en Sudamérica y la Antillas los arawak y

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