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Borah, Chevalier y Gibson: los autores clasicos y la historiografia econémica y social del México colonial Patricia Nettel Cronologia de una bibliografia clisica Una cronologia siempre es una buena leccién de historia Pierre Vilar Estacronologia de una bibliografia canénicaes, sobre todo, un compromiso personal. Su obje- tivo es orientar al lector en la dificil tarea de entender el periodo colonial de México y su in- conmensurable bibliografia, sus problemas y de- bates. Quedaron fuera numerosos autores, obras excelentes y sobre todo la produccién de artfcu- Jos que para cualquier investigador es invalua- ble. Magnificos historiadores que dedicaron sus estudios a la historia institucional no fueron es- tudiados, como Lesley B. Simpson y Silvio Zava- la, entre otros. El periodo abarca 35 afios de produccién, lo que impuso otra limitacién. Cook Sherburne, F. y B. Simpson Lesley, The Population of Central Mexico in the Six- teenth Century, Ibero-Americana 31, Ber- keley, University of California Press, 1948. Borah, Woodrow, New Spain’s Century of De- pression, Ibero-Americana 35, Berkeley, University of California Press, 1951. Chevalier, Frangois, La formation des grands domaines au Mexique, terre et societé au XVie-XVHe siecle, Paris, 1952. Chaunu, Pierre et Huguette, Seville et l'Atlan- tique (1504-1650), Paris, SEVEN, 1955- 1959, 1955. Borah W. y 8. Cook, The Population of Central ‘Mexico in 1548: An Analysis of the “Suma de Visitas de Pueblos”, Tbero-Americara 43, Berkeley, University of California Press, 1960. Borah, W., 8. Cook, The Indian Population of Central Mexico in the Sixteenth Century 1531-1610, Tbero-Americana 44, Berkeley, University of California Press, 1960. The Aboriginal Population of Central Mexico on the Eve of the Spanish Conquest, Ibero- Americana 45, Berkeley y Los Angeles, 1963. Gibson, Charles, The Aztecs under the Spanish Rule, Stanford, Stanford University Press, 1964. Lynch, John, Spain under the Habsburgs, Oxford University Press, 1964-1969. Florescano, Enrique, Precios del maiz y crisis agricolas en Méxicé 1508-1810, México, El Colegio de México, 1969. Bakewell, Peter J., Silver Mining and Society in Colonial Mexico, Zacatecas 1546-1700, Cambridge, 1971. Brading, David A., Miners and Merchants in Bour- bon México 1763-1810, Cambridge, 1971. 15 Semo, Enrique, Historia del capitalismo en México. Los origenes 1521-1763, México, Era, 1973. Israel, Johnathan, Race, Class and Politics in Colonial Mexico, 1610-1670, Londres, Ox- ford University Press, 1975. Introduceién A partir del inicio de este siglo la historia se de- sarroll6 en torno a nuevos problemas, primero en Francia con la escuela de los Annales y lue- go en California con la de Berkeley. Ambas, con sus diferencias, se orientaron por el estudio de lasestructuras socioeconémicas y demogréficas, y se dio asi a la historiografia un impulso que duré todo el siglo XX. La historia sobre México también se renov6 hacia los afios cuarenta. La interpretacién del periodo colonial cambia de un positivismo em- pirista fundado en acontecimientos y héroes, a una historia estructural. Se estudiarén las es- tructuras de la sociedad a partir de los andlisis demograficos, econémicos y sociales. Las obras mas importantes de este periodo son los estu- dios ya clasicos de Woodrow Borah y Frangois Chevalier, quienes representan respectivamen- te ala Escuela de Berkeley y ala de los Anna- les. Borah es autor del eélebre libro New Spain's Century of Depression, publicado en 1951; y Che- valier de la obra La formation des grandes do- ‘maines au Mexique: terre et société au XVIe et XVIle sidcles, aparecido en 1952 pero terminan- do en 1949. A estos dos trabajos se agregé, en 1964, otro libro clasicode la historia del reino de ‘NuevaEspafia: The Aztecs Under Spanish Rule, de Charles Gibson. El propésito de este ensayo es la lectura de estas tres obras que serén el hilo conductor en la exposicién de los problemas y debates de la historiografia del México colonial: del reino de la Nueva Espaiia. La renovacién de la interpretacién del perio- do colonial se inicia con los trabajos de Cook y luego los de éste, Borah y Simpson, quienes ade- més de plantearse nuevas preguntas usan la cuantificacién y la estadistica. En 1939, 1946 y 1947 Sherburne F. Cook pu- blica trabajos sobre la historia del México co- lonial cuya originalidad radica en la novedad de sus problemas, temas y métodos: la epide- mia de viruela en México en 1797; 1a incidencia y significacién de las enfermedades entre los az- tecas, ylainterrelacién entre poblacién, alimen- tos y construccién de edificios en el México pre- hispénico. En 1948 inicia Cook su colaboracién con Lesley Byrd Simpson, de la que resulta una monografia importantisima en el ambito dea de- mografia histérica: The Polulation of Central Mexico in the Sixteenth Century. Posteriormen- te Cook publicard sus trabajos sobre poblacién y erosion del suelo en el valle de México, demo- grafia y ecologia en Teotlalpan. En 1960, en co- laboracién con W. Borah, Cook escribe dos eéle- bres trabajos: The Indian Population of Central Mexico in the Sixteenth Century in 1531-1610 y The Population of Central Mexico in 1548. An Analysis of the “Suma de Visitas de Pueblos”. En 1963 de nuevo escriben ambos autores The Aboriginal Population of Central Mexico on the Eve of the Spanish Conquest, libro fundamental en la historiografia de México. Borah escribié una remembranza de su estrecha amistad inte- lectual con Cook: “In Memoriam Sherburne Friend Cook 1896-1974”, donde nos hace la his- toria de esta amistad (Cook, 1989) El interés de Borah se amplié de la demogra- fia a los temas econémicos y, por ejemplo, en 1958 escribié Price Trends of Some Basic Commo- dities in Central Mexico, trabajo que precede ala obra de Enrique Florescano Precios del matz y crisis agrtcolas en México (1508-1810), publica- doen 1969. Este tltimo libro sigue los métodos cuantitativos de Labrousse, historiador delaes- cuela de los Annales. Florescano confirmé para ‘México lastesis de este autor sobre el cardcter de lascrisis econémicas del Antiguo Régimenatra- vés de su tratamiento estadistico sobre los pre- cios. En México, desde 1946,José Miranda habia planteado los problemas econémicos con un te- ma importante en un articulo: “La funcién eco- n6mica del encomendero en los orfgenes del ré- gimen colonial de Nueva Espaiia (1525-1531)” enlosAnales del Instituto de Antropologia e His- toria. Simpson, en 1952, publica Explotation of 16 Land in Central Mexico in Sixteenth Century, desde la perspectiva econémica. La crisis del siglo XVI: historia de un debate ‘La economfa y la demografia logran al fin rela- cionarse con éxito en la escuela de Berkeley con el libro de Borah, New Spain’s Century of De- pression. Por primera vez seestablece el vinculo entre las estructuras socioeconémicas y las de- mogréficas. La tesis que Borah desarrolla en este libro surge en oposicién a la opinién tradicional so- bre la existencia de una larga expansién econd- mica en la Nueva Espafia del siglo XVI hasta la independencia. Para nuestro autor, en cambio, apartirdelaterribleepidemiade matlatzdhuatl de 1576 se instala, durante un siglo, la depre- sién econmica. La tesis defendida para Euro- pa por Hobsbawm, quien inicié todo un célebre debate, encuentra su apoyo en el planteamien- to de Borah, pues para el historiador inglés la crisis del siglo XVII, de casi cien afios, es una cri- sis estructural del sistema capitalista naciente (Past and Present, mims. 5 y 6, 1954). Seguin Borah, la causa de la crisis en Nueva Espafa fue la caida demogréfica de la pobla- cién indigena que, al reducir la capacidad pro- ductiva de la comunidad india, dio origen a una cr6nica escasez de alimentos, cuyos consumido- res eran los pobladores espafioles. La disminu- cién de la mano de obra indfgena implicé tam- bién el descenso de la produccién de alimentos en loscentros productores de origen espaiiol. Con- secuencia de esta misma escasez de mano de obra fue la crisis de la minerfa. Borah explica que, a partir de 1576, debido a la falta de traba- adores, la coronaestablecié como préctica siste- ‘matica la obligacin delas comunidades indige- nas para cumplir con el repartimiento o trabajo forzado asalariado en los centros de produccién espafiola (para apoyar alla minerfay ala agricul- tura). Se intenté establecer también el régimen de trabajo libre asalariado, que pronto se trans- formé en peonaje por deudas (retencién que se le haciaal obrero por endeudamientoconel centro de trabajo) y que derivé en la vinculacién del tra- bajador con las grandes propiedades agricolas: las haciendascambian de duefiojunto con su po- blacién indigena trabajadora. Con las nuevas formas de produccién y detrabajo—la hacienda, el repartimiento y el peonaje— surge un nuevo sistema econémico y social que contrasté con la situacién anterior, fundada en la numerosa po- blacién indigena que mantenfa en la abundan- cia ala poblacién espafiola a través del tributo, en trabajo y en especie, base de la encomienda. El mencionado trabajo de Borah dio origen a un importante debate sobre la crisis en la Nue- va Espaiia del siglo XVII. Veamos cudles fueron las tesis discutidas. Pierre y Huguette Chaunu, en suobra funda- mental para la historia de la América hispani- ca, Sevillay el Atlantico (publicada entre 1955 y 1960), siguen a Borah en su interpretacién. Sin embargo, estos autores consideran que el inicio delacrisis de Nueva Espafianose encuentra en 1576, sino en 1622-1623, cuando el comercioen- tre Espaia y América inicié una larga fase de contraccién. Esta contraccién comercial encuen- tra su causa en la depresién econémica de la Nue- va Espajia, a su vezoriginada porlacrisis demo- gréfica de a poblacién indigena. Pero los Chaunu dicen que la expansi6n econémica de la Nueva Espanaentre 1596 y 1620 fue el motor del tréfico maritimo hispanoamericano. Este, al entrar en crisis, trajo como consecuencia la depresién ge- neral del tréfico trasatléntico més alld de 1650. Para Pierre Chaunu la causa del estancamiento fue demogréfica, ya que la entrada de la econo- mia novohispana a la crisis se debié probable- menteal hecho de haber rebasadoel nivel demo- grafico deseguridad del sistema, nivel queélsitia por debajo de los dos millones de indigenas. John Lynch, en el segundo volumen de Espa- fia bajo los Austrias (Spain under the Habsburgs), obra publicada entre 1965 y 1969, después de ha- ber hecho una revisién del comercio americano propuso una audaz conclusi6n, opuesta a lo plan- teado por Pierre Chaunu quien, recordemos, se- guiaaBorahen loqueconcierne ala cuestién de lacrisis econémicadeNueva Espafia, motor ave- riado del comercio trasatléntico. Seguin Lynch, lacontraccién y lacrisis del comercio nose debio 17 a un colapso de las economfas americanas, si- noa que ahora las colonias estaban invirtiendo sus capitales en el interior de sus economias, lle- gando incluso a absorber capitales espafioles y europeos. En sintesis, escribe: “La crisis en la ca- rrera de las Indias ocurri6 no porque las econo- mias americanas se estuvieran hundiendo, sino porque estaban desarrollandose y liberandose de suprimitiva dependenciaalametr6poli” (Lynch, 1969, p. 272). Inmediatamente después de haber dichoesto, enel siguiente capitulo, “América espafola, un. imperiocambiante”, Lynch desarroll6el proble- ma de lacrisis del siglo XVITen México. Este ca- pitulo se inicia con el planteamiento de que un nuevoequilibrio de poder se estaba establecien- do entre la metrépoli y sus reinos de ultramar, el cual “significaba que ahora lascoloniasseaprove- chaban en mayor medida de su propia produccién yempleaban su capital ensu propia administra- ién, defensa e inversién” (Lynch, 1969, p. 274). Desde esta perspectiva, Lynch pasé a desa- rrollar el tema de la crisis de Nueva Espaiia: para este autor es evidente que la cafda demo- grdfica y la crisis minera obligaron a la econo- mia a reorientarse hacia la agricultura y hacia Ja industria para el mercado interior. Los mi- neros, durante la crisis, tuvieron que dedicarse ala agricultura, ya que la tierra se convirtié en Ja tinica fuente de renta de la colonia. Si bien Lynch reconoce que los ingresos de la hacienda publica no son indicadores confiables del esta- do de la economia, el aumento de los ingresos fiscales le hizo pensar en una actividad econé- mica sostenida, y no en una depresién absoluta. Aestose afiade que estos ingresos fiscales ya se empleaban en la colonia. Revisando cifras so- bre almojarifazgoy alcabala, concluyé que sibien los ingresos fiscaies disminuyeron, esto no fue debido tinicamente a la depresién, ya que “Mé- xico retenia la mayor parte de sus ingresos pui- blicos para sus propios fines”, y Lynch llegé a la siguiente conclusién: “El periodo de transicin fue para la econom{a mexicana un momento eri- tico, pero fue una crisis de cambio m4s que de es- tancamiento” (Lynch, 1969, p.299). Para Lynch, Jos indices oficiales de actividad sefialan una transicién de una estructura econémica a otra, de una economia minera a otra de base més amplia. Es importante explicar aqui que estos te- mas, desarrollados por Borah, Chaunuy Lynch, fueron la inspiracién de otro debate muy im- portante que se dio en América Latina entre los marxistas partidarios de la teorfa llamada “de ladependencia” con aquellos que, desde una pers- pectiva mds estructural que circulacionista, se opusierona lasnociones dependentistas. listasde- fendian un determinismo fundado en la lucha de clases. Su consecuencia serfa el socialismo;era laetapa inmediata para América Latina puesto que el capitalismo se habia iniciado con la colo- nizaciénespaiila. Esta posicién optimista basa- da en una visi6n voluntarista de la lucha de las clases oprimidas dejé a un lado el problema es- tructural de las sociedades periféricas. Encontraste, en otro sector del campo marxis- ta se consideraba que, por las circunstancias pro- piasde América Latina, el socialismonoera laeta- pa inmediata, sino que era necesario impulsar lademocratizacién de las sociedades que desde la periferia del sistema vivianen un “atraso” deca- acter crénico. Se analizaron los problemas a partir de las nociones de estructura, modo de pro- duccién, articulacién de modos de produccién, formacién social, superestructura y multideter- minismo,con el acento puestoen lasestructuras. ‘Un autor muy importante en este debate y que cierra la cuestién para el periodo colonial es En- rique Semo, con su libro, publicadoen 1973, His- toria del capitalismoen México. Losortgenes 1521- 1763. Para Semo, en contraste con la teoria de la dependencia, Nueva Espaia nohabiaentrado al capitalismo desde el siglo XVI y por lo mismo era necesario definir las caracteristicas de su so- ciedad. Este libro es un aporte, como plantea- miento de sintesis, a los problemas histéricos de América Latina, y en su propuesta se discutia desde los planos de totalidad, estructuras de lar- ga duracién (modos de produccién), la visién de Ia historia como historias nacionales realizando un contrapunto entre estructura econémica y so- cial y lucha de clases, estructuras locales (na- cionales) y el sistema capitalista en desarrollo general en el nivel planetario. Otro problema superado por Semo fue el de ya no considerar al 18 capitalismo comercial del siglo XVI para la Nueva Espaiia como un capitalismo sin més, tal como habian hecho Lynch y Bakewell. Antes de concluir este articulo analizaremos los pro- blemas que este autor plantea a los dependen- tistas y sus pro-puestas. Volviendo al debate anterior sobre la crisis del siglo XVII, Peter Bakewell sostuvo la mis- ma posicién de Lynch y ademés siguié al socié- logo norteamericano, tedrico de la dependencia, A. Gunder Frank, quien escribié un importante trabajoen 1967, Capitalism and Underdevelop- ‘mentin Latin America (Nueva York, Monthly Re- view Press), y quien, entre otros te6ricos latino- americanoscomo Sergio Bagi, influyésobre todos los cientificos sociales historiadores del llama- do Tercer Mundo. Es necesario en este punto con- siderar las circunstancias histéricas en las que seencontraba América Latina, entre otraslaexis- tenciade la Revolucién cubana, que planteaba la posibilidad de una revolucién socialistaen Amé- rica Latina. ‘ALynch y Bakewell se agregaron, mas tarde, Te Paske y Klein en su artfculo de 1981: “The Seventheen Century Crisisin New Spain: Myth or Reality?” aparecido en la importante revista marxista Past and Present (mim. 90). En ese mis- mo ntimero fue duramente criticado, primero, en. sus fundamentos metodol6gicos, por Kamen; Is- rael también locritic6 y consideré que en ese mo- mento de ladiscusién existian dos posiciones de- finidas: aquellos que como Borah consideraban que si habia existido una crisis en el siglo XVI, yaquellos quela ponian en duda. Veamoslas po- siciones mds sobresalientes de este debate, esto es, la de Bakewell y la de Israel. Bakewell, queen 1971 publica su libro Mine- ria y sociedad en el México colonial: Zacatecas (1646-1700), sitia la crisis econémica hasta 1636, fecha en que se iniciael estancamiento de la mi- neria. Se apoya en Lynch al considerar que en ese momento la economia de Nueva Espafia se habia vuelto autosuficiente. Para Bakewell es poco creible que la crisis demogréfica haya trai- do como consecuencia la depresién, puesto que desde 1590 el trabajo libre, el peonajey la escla- vitud habfan sustituido a la fuerza de trabajo tra- dicional india. Para este autor no hay una alta correlacién entre el descenso de la poblacién in- diay el descenso de la produceién, ya que la mi- neria continué creciendoaunenel peormomen- to dela cafda demografica. La industria minera obtenia suficiente fuerza de trabajo de la decre- ciente poblacién indigena. En la baja de la pro- duccién minera a partir de 1636, el inico factor determinante para Bakewell eslaescasezdemer- curio, debido a la falta de crédito que, a su vez, dependiade la rentabilidad minera. Segin él, la consecuencia de la crisis demogréfica indigena fue la transformacién dela sociedad novohispa- naen una economia de tipo capitalista, y este ti- pode economia vaaextenderse dela produccién minera a otros sectores: obrajes textiles, grandes propiedades agricolas y ganaderas fundadas en el peonaje y el trabajo libre asalariado. Nos diceel autor: es engafioso hablar de depresién econémica delaNueva Espanaenel sigloXVII,compa- randolaconaprosperidad precedente, por- que se trata de dos siglos que no admiten comparacién en el plano econémico, o mas bien, la primera mitad del siglo XVInopue- de compararse con el siglo XVII, porque el cambio hacia una economfa en que las ins- tituciones capitalistas tuvieron un impor- tante papel se inicié claramente en la se- gunda mitad del siglo XVI. En sintesis, para Bakewell la economia del sigloXVJ es precapitalista, fundada en la abun- dancia de mano de obra indigena que trabaja dentro de un sistema econémico primitivo. La economia dela segunda parte del siglo XV1y del sigloXVIIes ya t{picamente capitalista, pues es producto del espiritu de empresa. Jonathan Israel publica en 1974 el articulo “México y la ‘crisis general’ del siglo XVII” (en E Florescano, ed., 1980). Un afio después apa- rece su libro Razas, clases sociales y vida poli- tica en el México colonial 1610-1670, un libro clave para comprender el siglo XVII en Nueva Espafia, Veamos los planteamientos de Israel sobre la crisis del siglo XVII. Hasta ahora se ha- bia visto la crisis tinicamente desde la perspecti- va econémica. Israel, en cambio, tiene la virtud 19 20 de exponer los problemas desde la perspectiva econémica, politica y social, loquele permite dar una visién més acabada del problema. Israel explica que el periodo 1576-1620 fue, en oposicin a la tesis de Borah, de expansién de la economia novohispana. Datos indicativos de esto son: 1606, el més alto nivel de la produccién de plataen Zacatecas; 1600-1612, el mds altonivel delasminas de San Luis Potosf. Estos afios tam- bién son de auge en el comercio de Nueva Espa- fa con Filipinas y Peré. Perosi bien ya noes po- sible hablar de una larga depresién causada por la disminucién de la poblacién indigena por de- bajo de un minimo hipotético, existen argumen- tos s6lidos para decir que después de 1620 se es- tablecié en México una larga depresién. Declinan las minas de Zacatecas, San Luis Potosty el Pa- rral. Esto, asu vez, ocasion6 una depresién dela agriculturaen Celaya, Salamanca, el Bajfoylas haciendas ganaderas de Nueva Vizeaya. Sibien después de la prohibicién del comercio con Pert y el control del comercio con Filipinas se esta- blecié el contrabando, entre 1630 y 1640 las que- jas sobre los efectos negativos de estas medidas eran frecuentes. A consecuencia de la prohibi- cién decaen las manufacturas textiles de Pue- blay Tlaxcala. A esta situacién se agregan las te- rribles inundaciones de 1629-1634 en la ciudad de Méxic Dicho esto, Israel se pregunta: ge6mo expli- car la permanencia de altos ingresos fiscales en Nueva Espana a que se habia referido Lynch? y responde que esta situacién fiscal vincula a Nueva Espana con la gran crisis europea y al enorme esfuuerzo espatiol por prolongar su pre- eminencia en Europa. Madrid trat6 de arras- trar a todo su imperio al esfuerzo que estaba realizando Espaiia en Europa. En 1621, para mejorar las finanzas espafiolas, Olivares llev6 a cabo un programa de reformas en las colonias americanas para evitar la evasion de impues- tos. Para esto se envia un visitador a Peri y un nuevo virrey, el marquésde Gelves, a Nueva Es- pana. Gelves cumple sus propésitos: a pesar de las dificultades del comercio novohispano, los ingresos fiscales y las remesas oficiales a Espa- fia aumentan considerablemente. Se derroca a Gelves pero su sucesor, el marqués de Cerral- vo, contintia las altas remesas de impuestos a Espafia. Cerralvo impone un nuevo impuesto: bajo el rubro de “unién de armas” se cobran 250 mil ducados més a pesar de la oposicién de los ayuntamientos de México y Puebla. La politi- ca de altos impuestos fue mantenida por el su- cesor de Cerralvo, el virrey Cadereyta, quien agrega 400 mil pesos por afio a la carga fiscal de ‘México. En 1624 Olivares cae y la ofensiva fis- cal en las colonias pierde impulso. Sélo entre 1653 y 1660 otro virrey de Nueva Espaiia, el du- quede Alburquerque, renueva la ofensiva impo- sitiva. En lo politico, en el periodo de gran ex- pansién 1580-1620, la administracién virreinal no encuentra obstéculos, aunque se vuelve cada vez més corrupta. Sin embargo, hacia 1630 se empieza a debilitar la autoridad del virrey, En 1624se derrocaal virrey Gelves; Cadereyta(1625- 1640), encventra tal oposicién que informa de Ja posibilidad de una gran rebelién popular. Es- calona (1640-1649), es destituido por la accién de Palafox; Salvatierra (1642-1648) Bafios(1660- 1664), fueron removidos. Del andlisis de los dis- turbios politicos de 1620-1664 Israel concluye: “Las dificultades de los virreyes, como la depre- sin econémica, eran la consecuencia de la pre- sién que emanaba de Madrid, pero sélo en par- te.” También existen elementos internos de la crisis, Podemos resumir de la siguiente manera las causas de la oposicién a los virreyes: 1. En la opo- sicién al virrey Gelves se combinan tres elemen- tos: colonos blancos (descontento por la presion fiscal), funcionarios (descontento por la ofensiva puritana del virrey contra la corrupcién oficial), colonos y clero secular (oposicién a la politica de segregacién que la corona y las érdenes religio- sas practicaban separando a los indios del resto de la poblacién). 2. La oposicién a Cerralvo pro- viene de dos elementos: oposicién a la presién fiscal; oposicién a la politica de segregacién cu- yoorigen es el control de los funcionarios virrei- nales sobre la fuerza de trabajo india; no existe oposicién de los funcionarios al virrey pues éste no atacé la corrupeién oficial ya que él mismo era corrupto. 3. La oposicion a Cadereyta se ori- gina en la presion fiscal y por las restricciones al comercio novohispano. 4. La oposicién al vi- 22 rrey Escalona se expresa en la lucha del obispo Palafox contra la corrupcién buroeratica apoya- da por la simpatia de los criollos. Elobispo tam- bién se opone a Ja politica de segregacién. ‘Al disminuir la presién fiscal, la tnica causa de la oposicién criolla es la politica de segrega- cién. En la resistencia contra el virrey Banos, ademas de la politica de segregacién, entra en juego la depresin econémica y la carestia de alimentos. En pocas palabras, vemos que en el periodo 1620-1664, las causas internas de las perturba- ciones son la oposicién de los criollos a la politi- ca de segregacién. Amediados del siglo XVI, los colonos pierden la supremacia frente a la corona. A partir de es- te momento se lleva a cabo la politica de sepa- racién de las comunidades indigenas de los blan- cos y los mestizos. El control de la corona sobre los indios se expresa claramente en la politica de repartimiento, a través de la cual se provee de mano de obra a los empresarios espafioles. La mayoria de los indios, separados de las ciuda- des de espafioles, viva en sus comunidades bajo el control de los religiosos. Este sistema “protec- tor” de los indios fue establecido con la aproba- cién de losreligiosos. Perolos verdaderos “guar- dianes” de los indios eran los funcionarios y los gobernadores de los distritos: corregidores y al- caldes mayores, quienes representaban la base de la autoridad virreinal en el campo. A pesar de recibir salarios muy bajos, estos funcionarios competian por estos puestos debido a los bene- ficios relacionados con la recoleccién de tribu- tos. En estos puestos los funcionarios se enrique- cian a través de la extorsién, la compulsién en la compra de las cosechas de los indios y en la venta también compulsiva de productos espano- les a precios excesivos; también existia el abuso enel sistema de repartimiento. A partirde 1620, conel inicio de la depresion econémica, aumenta latensién entre los colonos espafioles y la “buro- cracia parasitaria” que explota ala Reptblicade indios. En 1628, los obispos Manso y Palafox, ‘enemigos de los religiosos y de los corregidores, y en apoyo a los criollos, proponen liberar a los indios para que trabajen en la actividad que ellos elijan y donde se les ofrezcan mejores condicio- nes; proponen también eliminar a los corregido- res y entregar la administracién a los cabildos criollos. En el sigloXVI, las érdenes mendicantes también se habfan opuesto ala administracién de alcaldes mayores y corregidores. Pero en el siglo XVIT los frailes se transforman en aliados de los funcionarios del virrey al hacer frente ala oposicién criollaal sistema burocréticodela Re- publica de losindios. En el partido criollo se en- cuentra el clero secular, también de origen crio- Ilo, en los mds bajos niveles. Este, apoyado por los obispos, compite con los frailes por la admi- nistracién religiosa de los indios. Tal situacién transforma en aliados a frailes y corregidores. Israel nos explica que Palafox es ejemplo del “puritanismo general, no doctrinal, moral” que ‘Trevor Roper asocia a la crisis general del siglo XVII en Europa, quien considera que sélo los criollos podrian destruir la “burocracia parasi- taria” de los frailes, los corregidores y los fun- cionarios indios. Los virreyes, que se servian de esta estructura, sélo veian por sus intereses y poco o nada por los de la corona. En relacién con la discusién sobre la crisis general en Europa en el siglo XVII, Israel con- sidera que la teorfa de Trevor Roper, relativa a una reaccién en contra de una burocracia para- sitaria, funciona. También se puede aceptar el argumento de aquellos que sostienen que entre las causas de la crisis estan los elevados costos de la guerra, pues aumenté la presién fiscal. Para nuestro autor, la posicién de Hobsbawm también es pertinente, pues hay signos de que la Nueva Espafia padece una grave crisis eco- némica en el siglo XVII. Como conclusién, Is- rael explica que los efectos de tres factores: cri- sis econémica, presi6n fiscal y puritanismo no doctrinal dieron origen a una crisis politica se- mejante a la de Europa del siglo XVII, especial- mente en lo que se refiere al choque entre la administracién y los diversos grupos de la so- ciedad. Volviendo al libro de Borah, el cual ocasioné el debate que estamos comentando, es necesa- rio sefialar un problema planteado por primera vez por el autor: el de un cambio del sistema eco- némico por la disminucién de la poblacién in- digena a partir de la epidemia de 1576. Borah senala brevemente que este cambio se orienta hacia la formacién de una economfa de tipo se- mifeudal fundada en el peonaje por deudas préxi- moalaservidumbre medieval. Hemos visto que Bakewell considera que este cambio se orienté hacia un tipo de economfa capitalista. Se plan- tea el problema sobre el cardcter de la sociedad novohispana que analizaremos, como dijimos, en la obra de Enrique Semo. Finalmente, quisiera sefialar el articulo de Carlos Sempat Assadourian “La despoblacién in- digena en Perti y Nueva Espaiia durante el si- glos XVI y la formacién de la economfa colonial”, ya que trata el problema del cambio en la se- gunda mitad del siglo XVI desde el punto de vista de la politica de Felipe II con sus colonias, y en particular con los indios. Esta politica, para este autor, se define como de la utilidad econé- mica. En efecto, Assadourian nos dice: “La cris- talizacién de un sistema econémico mercantil, controlado internamente por la poblacién euro- pea, constituyé la premisa de la politica de la utilidad econémi¢a” fundada en el trabajo forza- do asalariadoy en la explotacién intensiva de la minerfa. La hacienda: Chevalier y la formacién de los grandes latifundios en México (tierra y sociedad en los siglos XVI y XVID La tesis central de la obra monumental de Che- valier, La formacién de los latifundios en Méxi- co, es paralela a los planteamientos del libro Nueva Espana, un siglo de depresién. Ambosau- tores escriben sus libros de forma simulténea. Chevalier, alumno de Mare Bloch, el gran medie- valista fundador de la revista Annales, presen- ta su tesis en 1949, la cual se edita en Francia en 1952. Borah, como ya dijimos, publica su li- bro en 1951. Son tales las coincidencias entre ambos autores que Van Young, en el artfculo “La historia rural de México desde Chevalie historiografia de la hacienda colonial”, consi- dera, junto con Mérner, que se puede hablar de una tesis Borah-Chevalier. Chevalier (como Borah) afirma que hay un proceso de feudalizacién en la estructura de la sociedad novohispana, fundada en la gran pro- piedad territorial. E] autor encuentra el origen de este proceso en la crisis econémica del siglo XVII, causada a su vez por la depresién minera. Alentrar en decadencia las haciendas vincula- das a las minas, se volearon sobre si mismas y se volvieron autosuficientes. Como Borah, Che- valier relaciona este proceso con la caida demo- grafica y su consecuencia, el peonaje por deudas, lo que le permite afirmar su tesis de feudaliza- cién ante la proximidad del peonaje a la servi- dumbre europea. ‘Van Young, en el artfculo antes citado, des- pués de exponer sintéticamente la tesis del au- tor, dice que para hacer justicia a Chevalier se- ria necesario decir que fue el primero en sefia- lar la diversidad regional de la estructura de la hacienda, pero que al poner tanto énfasis en la hacienda del norte se tendié a derivar deella un modelo, al simplificar y esquematizar sus plan- teamientos. Como dice P. Chaunu en su resefa de esta obra: “un libro de esta calidad no se resume, se lee”. Intentemos nosotros, a pesar de todo, un comentario que describa a la obra en sus gran- des lineas. La formacién de los latifundios en México se divide en tres partes: 1. E] medio favorable a las grandes posesiones. 2. Los primeros duefios del suelo. 3. Las tendencias hacia la estabilizacién. La primera parte es la demostracién de la favo- rable influencia que la geografia tuvo en la es- cuela de los Annales. La virtud de este aspecto del trabajo es fundar el desarrollo de la obra en las caracteristicas regionales del pats. Chevalier considera que en México existen fundamental mente dos regiones: el norte seco, y el centro y sur hémedos. Enel primero, poblado por las tri- bus de indios némadas que presentaron una lar- ga resistencia armada al conquistador espafiol, seencuentran las zonas minerasde alta produc- tividad y alrededor de ellas las grandes hacien- das ganaderas. El sur y centro indfgena pertene- cenalaaltaculturamesoamericanacaracterizada por contener una densa poblacién que serd la base de la economia de conquista fundada en 23 24 Ja encomienda; en la primera etapa dela coloni- zacion ésta significé para los conquistadores el verdadero botin: tributo y trabajo indios. En la segunda parte, Chevalier presenta el caso del centro y sur de México y sefiala que, en un principio, los tinicos hombres que disponian de capital para iniciar empresas agricolas eran los grandes encomenderos y los funcionarios reales. La encomienda no estaba vinculadaa la tierra; ésta se obtenfa por “compra” a los indios, por me-cedes 0 composiciones con el rey; los grandes comerciantes y mineros como capita- listas son un fenémeno posterior. El proceso bu- rocratico es interesante: los funcionarios como iniciadores de grandes empresas agricolas. A pesar de la prohibicién (desde 1549) de la pose- sign de estancias de ganado mayor o menor, mi- nas, empresas comerciales y negocios, los fun- cionarios reales fueron duefios de toda clase de empresas agricolas y de otro tipo. Los buréera- tas adquirieron, con presiones, tierras deindios y también con presiones obtuvieron trabajo gratuito. “Lainiciativa, loscapitalesylainfluen- cia de los funcionarios, oficiales o legistas con- tribuyeron en no escasa medida al nacimiento de las grandes haciendas de la Nueva Espana”, senala el autor. Pero Chevalier se pregunta: {Cual esel proceso que permitié que la tierra se encontrara muy pronto reunida en unos cuan- tos? A esto responde: es por la merced real que se va a formar el “botin burocratico” sefialado por Sénchez Albornoz. Por medio desusinfluen- cias —virreyes, oidores, criadosy amigos—y de Ja transmisi6n de las mercedes reales otorgadas a conquistadores pobres y sus descendientes, estos funcionarios logran caballerias, estancias, ingenios, etcétera. Yaenel siglo XVII los descen- dientes de los conquistadores pobres obtienen las mercedes de tierras con la licencia para ven- derlas. Mediante este procedimiento se concen- tran las tierras que primero adquirieron valor, esto es, las mas cercanas a los centros de pobla- ciénespafoles. En el norte, son los gobernadores y oidores, directamente, los que obtienen las minas y las haciendas ganaderas. Estos hombres —segin Chevalier—adoptan una forma de vidacasi me- dieval de vida por el cortejo de hombres que los acompafian y viven a sus expensas. Estos fun- cionarios, ademés, tienen a su cargo impartir justicia. Altratar el problema de los limites de la gran propiedad territorial, el autor nos dice que enel centro y sur de México las comunidades indige- nas, cuando no fueron absorbidas por las ha- ciendas, quedaron cercadas entre sus estrechos bordes. Las comunidades se vieron despojadas de muchas de sus tierras y Chevalier sefiala que en este proceso la nobleza indigena perdié también sus tierras en muchos casos. Sin em- bargo, la comunidad indigena fue el nico limi- te que se opuso a la hacienda debido a la defen- sa que la corona, a través de las leyes nuevas, hace de ella. En la tercera parte se hace la historia de la Iglesia en tanto gran propietaria territorial, asi como del funcionamiento de la gran hacienda. Se sefala el enorme afaén de acaparar tierras sin el interés de poner sus recursos a producir. Este afin monopolizador tiene para Chevalier su origen en una mentalidad casi medieval que explica la situacién de autosuficiencia préxima alo feudal en que caen las haciendas en el siglo XVIL A esto se agrega el sistema de trabajo que Chevalier significativamente denomina servi- dumbre por deudas: es el peonaje, tan cercano para el autor a la servidumbre medieval. En el sur, los indios de las comunidades pasan a for- mar parte de la hacienda en tanto que peones endeudados. En el norte losindios naborfos, ini- cialmente asalariados libres, caen tambiénenel peonaje por deudas. Son Gibson y Florescano los que hacen los se- fialamientos mésinteresantes ala obra de Che- valier. Gibson, en Los aztecas bajo el dominio espaol, no encuentra enel valle de México esas grandes propiedades autosuficientes, sino uni- dades productivas de diverso tamafio volcadas a la comercializacién de sus productos en el gran mercadode la ciudad de México. La produc- cién de esas haciendas y ranchos es mixta: ga- naderfa y agricultura de cereales. En segundo lugar, la fuerza de trabajo: el trabajo asalariado libre es mas importante que el peonaje por deu- das que para Gibson en realidad se parece mas aun régimen paternalista protector que a la ser- vidumbre casi medieval de Chevalier. En tercer lugar, respecto a la comunidad indigena, los pue- blos, aunque en una lucha desigual contra la hacienda, logran evitar su absorcién y la enaje- nacién desustierras, y, en muchos casos, logran sobrevivir como comunidades auténomas. Enrique Florescano, en un capitulo de su li- bro Origen y desarrollo de los problemas agra- ios de México nos describe el funcionamiento de las haciendas. Este capitulo, basado en su trabajo Precios del matzy crisis agricolasen Mé- xico (1708-1810), logra refutar la tesis de Che- valier de que el origen del monopolio de la tierra por los hacendados novohispanos tenia su ex- plicacién en la mentalidad sefiorial medieval y no en la iniciativa fundada en la ganancia co- mercial. Florescano explica que en las sociedades de estructura agraria como la Nueva Espafia, las fluctuaciones ciclicas de la produccién agricola ocurrianregularmente cada diez afiosenprome- dio. Los aiios de buenas cosechas eran afios de bajos precios porque la abundancia provocaba una escasa demanda que afectaba a los gran- des productores. En cambio, en losafios decrisis, la escasez significaba carestia y hambre para la mayor parte de la poblacién, pero altas ganan- cias para los hacendados. En la base de esta fa- talidad ciclica, dice Florescano, estaba, por un lado, el acaparamiento de la tierra por los ha- cendados y, por el otro, una poblacién campesi- na que carecia de suficientes tierras, Esta dis- tribucién desigual dela tierra correspondiaala respuesta dada por losgrandes hacendadosalas limitaciones del mercado que padecia la so- ciedad novohispana. Sobre los mereados, nos dice Florescano que su estructura regional, las grandes distancias, los malos caminos, los altos fletes y la politica comercial de la corona, negaron la salida a los, excedentes fuera de los limites regionales. Esto obligaba a la hacienda a limitar su produccién para evitar el desequilibrio entre la oferta y la demanda, y asi mantener el control sobre la ofer- ta. Losmercados, ademés de estarlimitados por regiones, en las zonas indigenas eran afectados porla economia autosuficiente de la comunidad, donde se podia decir que el mercado no existia. Por eso, en época de abundancia, el hacendado estaba obligado a vender a bajos precios 0 a al- macenar los excedentes. La aleabala fue otro factor que vino a acen- tuar las limitaciones regionales del mercado ya que de una regién a otra gravaba la comerciali- zacién; era ademés un obstéculo a la circula- cién mercantil. La posible solucién a esta situacién, nos dice el autor, era alentar las exportaciones para evi tarlaslimitaciones del mercado regional y miti- gar la caida de los precios en época de abun- dancia. Pero esta solucién fue prohibida por la politica comercial de la corona, orientada a im- pedir, para favorecer a la metrépoli, la creacién deun comerciointercolonial que pudiera desarro- llar m4s aut6nomamente a las colonias. Este es el marco en que se desarrolla la ha- cienda y sus respuestas fueron las siguiente: 1. La restriccién de la produccién en relacién con las tierras disponibles, siguiendo asi la 16- gicade los mercadosregionales, esdecir,adecuar su producciéna las necesidades del mercado re- gional. 2. La construccién de grandes trojes para almacenar excedentes que se venderian caros, en 6pocas de escasez. Era el tiempo de recupe- rarse de las pérdidas de las épocas de abun- dancia. 3. Acumular més y mds tierras para reducir la produccién del competidor (del indigena y del pequefio agricultor) que en la época de abun- dancia, debido a una gran oferta, provocaba la caida de los precios: “Cada pedazode tierra arre- batado a la comunidad indigena era para el ha- cendado una manera de reducir la produccién, disminuirel autoconsumo y ampliar el mercado.” Esto, ademas de que aseguraba ala hacienda el monopolio dela oferta, también aumentaba tan- toelofrecimiento debrazos parael trabajo agrico- la, como el mimero de consumidores. Las consecuencias sociales de esta estrue- tura agraria fueron tan graves que llevaron a Humboldt a decir que México era el pafs de la desigualdad. Los conflictos sociales derivados deestasestructurasson brillantementeexpues- tos por Floreseano en las dos obras mencio- nadas. 25 La comunidad indigena: Gibson y Los aztecas bajo el dominio espafiol Una vez. explicadoel origen y el funcionamiento de las grandes haciendas coloniales, propiedad territorial del elemento espafiol de la poblacién novohispana, pasemos ahora al otro polo de la sociedad colonial: la comunidad indigena. Gib- son, en 1964,al publicarsuobra Losaztecas bajo el dominio espanol nos proporciona por primera vez su reconstruccién minuciosa. Quisiera, antes de abordar esta obra, hacer referencia al articu- lo de Lockart “Charles Gibson y la etnohistoria del centro de México”, ya que en él se realiza un andlisis excelente de la obra de este gran his- toriador y su repercusién en la etnohistoria re- ciente. Es tan vasta la ambicién dela obra de Gibson y tan ampliamente lograda, que un comentario breve como el que nos proponemos corre el ries- go de esquematizar las ideas de nuestro autor. Habiendo hecho notar el riesgo, he aqui los li- neamientos generales de la obra. El verdadero protagonista de esta historia es el pueblo de indios (Ia unidad cabecera-sujeto o comunidad tlatoani), su estructura y funciona- miento bajo el proceso de aculturacién. Esto es descrito por Gibson en cuatro capitulos: 1. Los pueblos; 2. Encomiendas y corregimientos;3. La religién; 4. La administracién politica de los pueblos. Surelaciénconelelementocolonizador de la sociedad se describe y analiza en los capf- tulos sobre el trabajo, el tributo y la tierra. Respecto a la conclusi6n, a diferencia de Lo- ckart, considero que en ella Gibson presenta de manera sintética el marco general a partir del cual elaboré todo su libro. Ademés, en ella re- capitula la visién totalizadora que anima a su obra. Nunca antes se escribié una historia de ‘Nueva Espaiia que lograra con tal éxito el ideal dela historia total que propuso la mejor tenden- cia de la escuela de los Annales. Esto lo logra Gibson transformando en su hilo conductor ala comunidad indigena y al proceso de acultura- cin que ésta sufri6 a lo largo del periodo colo- nial. Y es que Gibson desarrolla con simpatia y solidaridad la historia de sus protagonistas: los pueblos indigenas enfrentados al proceso de co- lonizacién. Lockart le reprocha el uso del concep- to explotacién como categoria empirica cuando, segin este autor, ésta cae, mas bien, en el am- bitodelo moral. Gibson, en realidad, comoes re- conocido por Lockart, hace un uso constante de Ja célebre objetividad, tal como fue practicada por Joseph Conrad en sus obras sobre la coloni- zacién; Iéase, si no, En el corazén de las tinieblas. Sin embargo, Lockartle critica que al narrar los abusos dea encomienda, en la conclusién, se sal- ga de la habitual serenidad con que habia es- crito su libro. Considero que el autor, en estos dos puntos, lleva hasta sus ultimas consecuencias el marco general que es la base de su postura: las crudas realidades del proceso de coloni- zacién. ‘Veamos, entre los multiples temas que trata Gibson, el que resulta central en su libro: el pro- ceso de aculturacién indigena en el nivel de la comunidad tlatoani. Gibson explica que después de la conquista, una vez derrotado el imperio azteca en 1521, el gobierno centralizado sobre la poblacién indi- gena desaparece: el dominio indigena se redujo al cacicazgo local. El primer paso en la his- panizacién politica fue reducir al gobierno indi- gena a cabeceras individuales: las cabeceras- sujetos. En la segunda mitad del siglo XVI se inici6 la siguiente fase de hispanizacién poli- tica, que consistié en transforriar en funciona- rios a los gobernantes indigenas; en adelante és- tos administraron sus comunidades de acuerdo con el modelo del municipio espafiol. Ademas del gobierno, los miembros del cabildo indigena. ejereian, en primera instancia, jurisdiccién civil y penal. Toda esta politica de hispanizacin del siglo XVI tuvo como objetivo reducir el poder de los caciques hereditarios, esto es, del gobierno tlatoani. La primera etapa puede definirse como el proceso de transicién del gobierno del tlatoque al de gobernadores, conservando éstos todavia como instrumento de gobiérno a los “consejos” anteriores ala conquista, que més tarde se trans- formarian en miembros del cabildo espafiol. Es- tos cambios se empezaron a introducir entre 1530 y 1550. Después de 1550 se encuentran ya uniformemente distribuidos en cada cabecera, Iacual tenia ya su cabildo con dosalcades y cua- 26 tro regidores. Sin embargo, de la tradicién indi- gena se conservé durante largo tiempo la elec- cién vitalicia, manteniéndose, de estamanera,a. los tlatoanis como gobernadores. ‘Las formas de gobierno indigenas sobrevivie- ron durante largo tiempo en la base de la comu- nidad indigena. Se conservs el calpultin, que re- conoefa como jefe a un miembro de su grupo; éste se organizaba en veintenas y centenas. Los tinicos criterios que empezaron a prevale- cer para definir la categoria de cabevera de cual- quier comunidad ya no fue la tradicién tlatoa- ni, sino el cargo de gobernador y el cabildo local. Comenzaron, a partir de esto, a transformarse sujetos en cabeceras, cambiando atin més la es- tructura politico-administrativa prehispanica. Deesta manera, muchos indios nonobles toma- ron posicién de gobernadores y de cabildantes. La labor de estos funcionarios a finales del XVI y durante los siglos XVII y XVIII se redujo a re- candar tributos ya aplicar castigosa infractores menores. Respecto al tributo, Gibson explica que, des- pués de la conquista, la estructura tributaria prehispénica podria haberse restablecido si Cor- tés hubiera conservado su control. Sin embar- go, ladescentralizacién queimplicé la concesién de la encomienda transformé radicalmente la estructura prehispénica centralizada. La des- centralizacién por la encomienda se funds en la comunidad tlatoani, es decir, en la unidad ca- becera-sujeto. Una encomienda tradicional im- plicaba la existencia de un cacique y su pueblo. Elencomenderodejaba acargode los caciquesla tasa y recaudacién de tributos y s6lo negociaba con ellos la proporcién que le corresponderia a cada uno. El proceso de hispanizacién también repercutiéenel tributo, el cual sufrié una evolu- cin alo largo del siglo XVI. Se establecis el im- puesto per capita y losespafiolesse propusieron. reducir el tributo de multiples productos a dine- roy maiz. Con la visita que realizé Valderrama, se trastocé la tradicion indigena tributaria: dos los indigenas, sin distincién de clase, debie- ron pagar tributos y se eliminaron aquellos que correspondian a los caciques; estos tiltimos que- daron definitivamente transformadosen funcio- narios de la corona con un salario. Después de 1576, ante la crisis demogréficay para impulsar la decaida produccién agricola indigena, los es- pajioles intentaron volver al tributo en maiz y trigo. Resutniendo, Gibson dice que la desestructu- racién dela comunidad tlatoaniest en relacién con la demanda espafiola sobre el tributo indi- gena, el trabajoy la tierra. En una primera eta- pa, en la encomienda coincidia el tributo en es- peciey en trabajo, lo que permitia los abusos del encomendero. Enel proceso de lucha entre la co- rona y los encomenderos por el control de la poblacién indigena, lo que implicaba, a su vez, el control sobre el tributo y la fuerza de trabajo india, la victoria la obtiene la primera. Gibson sefial6é que de los tres elementos basicos de la demanda de los colonizadores, sdlo la tierra ha- bia pasado a manos de éstos. De esta situacién surgeel gran latifundio: lahacienda ganadera y agricola. La historia posterior de la comunidad indfgenaes la historia de la lucha y convivencia con la hacienda, Gibson concluye: Lo que hemos estudiado es la decadencia de un imperioy una civilizacion indigenas. El imperio se desplomé y la civilizacién se vio fragmentada en comunidades indivi- duales. La civilizacién se vio invadida de rasgos espafioles en muchos puntos, pero conservé su particular cardcter indigena en parte por conviccién, en parte porque fue reducida a una categoria social tan baja que no tuvo ocasién de cambiar. En resumen, se puede decir que el tema dela obra de Gibson fue la aculturacién, a la que se agrega el proceso de colonizacién que, de acuer- do con los frailes franciscanos del siglo XVI, podriamos definir como el proceso de subordina- cién de una republica, la india, a otra repuiblica, la espafola. E] proceso de aculturacién que fue inicialmen- te estudiado por Robert Redfield en México, fue proseguido en la obra del gran antrop6logo me- xicano Gonzalo Aguirre Beltran. Gibson prime- ro y Nancy Farris después fueron sus mejores seguidores. En México un representante sobre- 27 saliente dea etnohistoria colonial es CarlosMar- ‘tinez Marin. La colonizacién como aculturacién también fue estudiada para el caso de Perd y desde una perspectiva novedosa por el etndlogo e historia- dor Nathan Wachtel en un libro elasico: La vi- sion des vaincus (1971). Con un sesgo etnol6gico puso el acento en el sujeto: la actitud de los in- digenas ante la cultura de los invasores. Este planteamiento inspiré a Serge Gruzinski des- de una perspectiva de historia cultural y de las mentalidades, a estudiar las actitudes tomadas por los indigenas desde el inicio de la conquista ensulibroColonizacién de loimaginario (1988). Loinicia con el momento que el etnélogo afiora encontrar: el punto cero de la aculturacién, que puede situarse en 1519, afio de la llegada de Cortés a las costas mexicanas. Otrolibroimpor- tante de los aos ochenta es Resistencia y uto- pia, de Antonio Garefa de Leén, que narra la re- sistencia indigena desde el periodo colonial hasta la revolucién en la zona maya. Garcia de Len es alumno de Frangois Chevalier, a su vez el dis- cipulo mexicanista de Mare Bloch. Origenes del desarrollo del capitalismo en México 1521-1763 La pregunta: América Latina, a partir de la con- quista, ges feudal o capitalista? que desde Che- valier estuvo presente en toda reflexién tedrica, fue el punto de partida de Enrique Semo. Sus herramientas fueron las de un marxismo que Mamaremos estructural, el cual estuvo en boga en México y América Latina a partir de los afios sesenta aunque noes necesariamente althusse- riano, La reflexién fue realizada en confronta- cién.con los teéricos dela dependenciay a partir de un estudio riguroso de Marx. A Enrique Se- mo podemos situarlo noen el campo de Althus- ser, sino enel de una lectura cldsica leninista de ‘Marx cercana a la tradicién de los partidos co- munistas. Enrique Semo nace en Bulgaria. Hace su li- cenciatura en economfa en la Escuela Superior de Tel Aviv (1950-1955). De 1960 a 1965 estu- dia, con honores, la licenciatura en historia en 1a UNAM. En.un periodo intermedio, 1962-1963, viaja a Paris para realizar un curso sobre desa- rrollo econémico. De 1967 a 1971 se doctora en historia con los maximos honores en la Univer- sidad Humboldt de Berlin Oriental. M. Kossok dirigié su tesis. Realiza diversos viajes de estu- dios: Szeged en Hungria, Berkeley, Chicago. ‘Trabaja con Daniel Cosio Villegas en El Colegio de México y funda en los afios setenta el depar- tamento de posgrado de la Facultad de Econo- mfa de la UNAM. Su reflexion historiogréfica en estos afios abarca el periodo colonial y el si- gloXIX, asicomoel ciclo derevolucionesburgue- sas que para élse inicia con la independenciaen 1810. ‘Tomaré como niicleo de mi andlisis sulibrode 1973 Historia del capitalismo en México. Los origenes, 1521-1763, asi como un conjunto de ensayos: Historia mexicana. Economia y lucha de clases, de 1978. Quiero iniciar esta parte del andlisis con un articulo clave de este libro: “Acerca de la perio- dizacién”. Pero antes es necesario decir que el titulo, Eeonomta y lucha de clases, es en sf mi mo un programa. Si los partidarios de la teoria de la dependencia privilegiaron la determinacién de la historia por la lucha de clases, Semo a lo largo de todo el libro, realiza una reflexién so- brea interrelacién entre ambosniveles. Aman- te, como Mare Bloch, de la nocién deestructura, pone en la primera parte del libro los articulos sobre economia y ena segunda hace el andlisis de la lucha de clases en la historia de México a partir de conceptualizar las revoluciones (1810, 1854, 1910-1920) como un amplio ciclo que con- forman una unidad, pues su objetivo era, y nun- ca fue alcanzado del todo, modernizar al pats y dotarlo de instituciones burguesas y democré- ticas. La lucha, pues, era contra el Antiguo Ré- gimen desde Hidalgo y Morelos hasta Juarez y Madero. Y hoy Madero resulta cada vez mas vi- gente. Para Semo la critica a los dependentistas pasa por explicar que era necesario llevar a cabo un amplio proceso de democratizacién de las socie- dades latinoamericanas como etapa previa al socialismo. Dice queconsiderar alas coloniases- 28 pafiolas de América como capitalistas por parti- cipar en el mercado mundial desde el siglo XVI es confundir la transformacién y el cambio estructural con la circulacién. El articulo “Acerca de la periodizacién” se ini- cia con una cita de Marc Bloch tomada de Apolo- gia paralahistoriay,comoveremos, noes casual. Suestancia en Francia nos informa de un vincu- lo directo con la escuela de los Annales, pues en. este y otros trabajos encontramos que, ademas de Bloch y Fébvre, los més frecuentemente ci- tados son Braudel, Chaunu y Vilar. Sin duda, este tiltimo, historiador marxista, lo orienté ha- cia los Annales y sobre todo hacia Marc Bloch, ya que en toda su obra se palpa el interés en las. estructuras profundas. Un libro como La socie- dad feudal, que, como dijo Mare Bloch, era un experimento de historia estructural, es un libro de sintesis como el de Historia del capitalismo en México. Pero volvamos al libro de ensayos Historia mexicana. La primera parte se sittia en las es- tructuras de larga duracién, pues no todos sus articulos son estudios econémicos; también ana- liza las estructuras sociales y los diversos aspec- tos de su manifestacién, por lo demas, con una vision jerarquica de la realidad social que lo lle- vaa afirmar de manera afortunada que Nueva Espafia es politicamente absolutista pero que su superestructura y los aspectos ideolégicos son. feudales. Semo, en la segunda parte, desarrolla su andlisis sobre la coyuntura, el tiempo corto, pero también sobre los aspectos del cambio es- tructural a través de la lucha de clases. Da rele- vancia al sujeto y a su participacién en el cam- bio histérico. Aliniciar este libro establece un problema cen- tral: el historiador no puede desligarse de los conflictos contempordneos sin correr el riesgo de quedar al margen de los verdaderos proble- mas. No se puede olvidar la cultura popular al tratar los aspectos culturales, pues nos atrapa- ria la trivialidad. El presente impone sus exi- gencias por més lejano que sea el estudio histé- rico a realizar. En el articulo sobre la periodizacién, la his- toria se presenta como proceso: es la ciencia del cambio en palabras de Bloch. La totalidad es el marco de referencia en el que el historiador trata de situar los largos procesos de continui- dad y de ruptura. Y la nocién de periodizaci6n: fechar finamente y reflejar las leyes intrinse- cas del desarrollo del fenémeno y su relacién con el proceso histérico; con la totalidad, dirfa Marx. A Semo, como a Bloch, no le interesa la des- eripeién de acontecimientos aislados. Sila perio- dizaci6n es una abstraccién que permite obser- var, en él flujo ininterrumpido de la historia, rupturas y cambios, sdlo tiene un valor relativo pues es tinicamente una herramienta que pue- de llevar a acentuar discontinuidades sobre con- tinuidades o viceversa, en detrimento del pro- ceso. En resumen, para el autor, en palabras de Pierre Vilar, una cronologiaes siempre una bue- na leccién de historia. Una cronologia no tiene s6lo como objetivo el devenir, sino entender una “formacién social” his- t6rica concreta como una totalidad, asi como de- finir la especifica relaciény grado determinadode las fuerzas productivas respecto de las relacio- nes de produccién. Esto contribuye a conformar las relaciones sociales, juridicas, institucionales, politicas, ideolégicas. Semo da la preeminencia, dentro de una multideterminacién, alas estruc- turas profundas, poniendoel acento en lo econé- mico y lo material. Pero estas estructuras no son para el autor un destino. El sujeto actiia y cam- biael horizonte del proceso histérico cuando en- tran relacién con los movimientos estructura- les: la lucha de clases por medio de la cual el hombre hace su historia. En ellas se manifies- tan los conflictos surgidos por las relaciones ma- teriales ya través de ellas interactian los hom- bres. Esto es muy importante tenerlo claro para poder reconstruir una totalidad social concreta y en movimiento. En este articulo sentimos la presencia de Bloch, pero también de Marx. Semo se manifiesta contra un determinismo mecénico respecto a la lucha de clases de algu- nos tedricos de la dependencia porque es “ubi- car el motor de la historia de América Latina fuera de sus sociedades”. El principal problema en la interpretacién histérica reside en no com- prender la dindmica profunda de las estructu- ras de cada sociedad latinoamericana y su in- terrelacién con las revoluciones sociales. Las rupturas y cambios no se dan s6loen las luchas de clases internas; son inevitables para com- prender el cambio, la interaccién entre las es- tructuras del centro y la periferia del sistema capitalista y sus reflejos en la zona dependiente. Dice Semo que hay que advertir que existe un determinismo estructuralista si nose tiene siem- pre presente la nocién de cambio. No es tampoco posible desdenar el factor subjetivo de las luchas sociales como factor de cambio. En sintesis, es- tructuras profundas, accién y conflicto social son factores tanto de continuidad como de cambio. Ena historia, para Enrique Semo, las solucio- nes faciles no existen. Leer La historia del capitalismo en México es un placer, pues desempena la misma funcién de los frescos histéricos de Diego Rivera. Hacer una deseripeién puntual de un trabajo tan bien planteado es una tarea grata pero un desafio. Lo intents con la advertencia de que es una de sus posibles lecturas. Como hemos dicho, esta obra es de sintesis y Jos elementos que la hacen posible son: lanocién de estructura bipolar articulada por dos sub- estructuras (los modos de produccién): la rept blica de indios y la de espafioles vinculadas por un aparato burocratico-religioso que le impri- me un sesgo oriental a la monarqufa espafola. Son dos modos de produccién funcionando acom- pasadamente: el desp6tico tributarioy el capita- listaembrionario. Ahora veamos sus elementos en movimiento: 1a comunidad agraria india, por una parte, y porlaotrala hacienda, el obraje, las minas y el comercio monopélico del consulado. Enelcentro, el aparato burocraticomonarquico- clerical queextraeel excedente. Empecemos por la estructura social para describir de forma re- sumida el sistema en su conjunto. Con la invasién europea del Nuevo Mundo, el Antiguo Régimen y sus jerarquias sociales se trasladan ala porcién del continente conquista- da por espaiioles adapt4ndose ala realidad ame- ricana y ala nueva situacién. La Nueva Espafia se organiza como una sociedad jerdrquica estruc- turada en estratos sociales: espafioles, criollos, indigenas, negros, mestizos; estos tiltimos con- forman las castas Lajerarquiaen el mundo hispénico se organi- za en torno a un tabi de contaminacién de ori- gen racial y religioso: “la pureza de sangre” y la “verdadera fe” de sus ancestros. E] lugar que se ocupaba en la sociedad hacia aparecer que tal lugar dependfa de ella y no de las estructuras materiales: era un elemento legitimador. Pure- za de sangre significaba no tener mancha, mez~ claenel linaje. ¥ la catastrofe se abatia sobre el que tuviera alguna porcién de sangre judia 0 musulmana pero también india, negra o asisti- ca. La jerarquia colocaba en la cuspide a los es- paiioles europeos y en escala descendente a crio- llos, indios, negros, mestizos. En esta jerarquia existfan s6lo dos posibilidades en la condicién social: la de noble y la de infame. El espafiol Ile- gado a América, independientemente de su po- bre origen, era potencialmente noble en el Nuevo ‘Mundo si se enriquecia y demostrabasu “pureza de sangre y la antigiiedad en la fe”. En cambio, al indio que por su origen era de condicién noble se le respetaba formalmente como tal, pero es- taba ante una fatalidad, pues le era imposible evadir una doble asimilacién: ascendente si se integraba a la élite espafiola, y descendente si desaparecia en la masa de indios pobres, Los in- dios, aunque estuvieran formalmente en un es- calén intermedio de la jerarquia, padecian una constante discriminacién dada su condicién po- Iitica de “menores de edad”, que los colocaba en unasituacién jurfdica de miserables permanen- tes. El resto de la sociedad: las castas, era una masa de pobres de “sangre mezclada” juridica- mente considerados comoinfames. La situacién jerérquica de infameera, en los hechos materia- Jes, la de tener una situacién econémica misera- ble; la situacién de noble se vinculaba a ser rico. El carécter bipolar —dos modos de produc- cin, dos repiblicas gobernadas porlaburocracia politico-religiosa—Semolo define como despsti- co-tributario en el polo de la comunidad agraria indigena gobernada en la base por el alcalde mayor, los caciques indios y el clero (secular y mendicante). La estructura social paralela esla reptiblica de espafoles, cuya base productiva es la hacienda, la mina, el obraje y el monopolio comercial del consulado. Cuenta con la mano de obra casi gratuita de la comunidad agraria in- 30 dia administrada por la burocracia. La republi- ca espafiola est constituida por la élite espafio- la, peninsulares y criollos,y por el polo més bajo de la sociedad: las castas (negros, indios des- arraigados, asidticos y mestizos). Semodefinea esta estructura como modo de produccién feu- dal-capitalista embrionario. Vimos que la ha- cienda funciona ante un mercado siempre en crisis (abundancia o escasez). Tal es el caracter de las crisis del Antiguo Régimen. El sector do- minante de la estructura no es casual que sean los comerciantes organizados monopélicamente a través del consulado y controlado por los es- panoles peninsulares. El monopolio comercial es el sector mas dindmico de la economia de am- bas estructuras, pero este tipo de comercio, por sus practicas, introduce un capitalismo comer- cial que limita el trénsito al mundo moderno porque impide el desarrollo del mercado inte- rior y la rigida estructura social que provee una mano de obra casi esclava. Era necesario, ade- més, crear vias de comunicacién para romper Jos mercados limitados de las regiones y quitar la alcabala, impuesto que creaba fronteras co- merciales entre cada regién. En esta sociedad un virrey dijo: “el caballero es mercader y el mer- cader es caballero”. Este sistema de comercio funciona real y for- malmente entre 1550 y 1778. Su fundamento erael transporte delas mercancias por convoyes anuales de Europa a América y de éstaa Asia y viceversa. Implantado con el argumento de pro- teger los tesoros reales transportados, implicé para el consulado de comereiantes el control de laofertay la demandademercancfas. Mediante 41 se pudo establecer una situacién de escasez artificial que dio grandes ganancias. En Nueva Espafia las mercanefas tlegan por Veracruz y Acapulco; los comerciantes de Europa y Asia no pueden pasarlas més alla de Jalapa y Acapulco. Estos son lugares de feria donde se realizan los intercambios internacionales. Loscomerciantes residentes en Nueva Espaiia eran quienes mas ganaban en estos negocios, pero eran distribui- dores delos representantes de los vendedores de ‘mercancfas que venian delos principalescentros manufactureros de Europa, los cuales mante- njan en la depresién a la industria espaiiola y americana. Los pequefios comerciantes novohis- panos en realidad eran los agentes de los ricos almaceneros de la ciudad de México. Existen en el interior del pais dos mercados controlados por el consulado: uno son las zonas minerasdel norte, mercado conformado por los mi- nerosy trabajadores que obtienen altos ingresos y consumen suntuosamente en las buenas épo- cas. E] comerciante también es agente financie- rodel minero. El otro mercado es el de las comu- nidades agrarias del sur dondeel alcalde mayor, mediante del cobro del impuesto, se transforma en vendedor de mercanciasal forzarla ventay el trabajo asalariado: repartimiento de mercancias y trabajo “asalariado” para obrajes, minas y ha- ciendas, El elemento decontrol social esel lero, que apoya constantemente al aparatoburocrati- co. La parte més explotable de la poblacién son los indios comuneros, que por su peculiar situa- cién de miserables permanentes y confinadosen las peores tierras viven al dia. Sélo pagan el im- puesto del tributo y el diezmo y por considerér- seles menores de edad no pueden negociar por mas de tres pesos. Humboldt cita a fray Antonio de San Miguel en un memorial dirigido al rey en 1799: a quienes preguntan “la causa secreta” de por qué sus privilegios danan a los indios, res- ponde: “[la] causa secreta nace de la naturaleza de tales privilegios”: incapacitados para contra- tar por més de cinco duros, reducidos a un es- trecho espacio de 600 varas de radio en sus pue- blos, losindios, dice el fraile, no poseen propiedad individual. La repuiblica de indios vive, ademas, aislada de espatioles, mestizos ocastas a quienes se prohibe establecerse en las cercanias de sus pueblos. Este es el sistema colonial en movimiento, des- crito y explicado por Enrique Semo. Ahora pa: mos a la parte que describe su descomposicién y trénsito al gran ciclo de revoluciones burguesas. Reformas borbénicas 1763-1810: el inicio del fin de una estructura econémica y social Enesta tiltima parte mi propésitoes leer, ala dis- tancia de los 27 afios de su publicacién, la obra 31 ya clasica de Brading: Mineros y comerciantes enel México borbénico (1763-1810), publicada en Cambridge, Inglaterra, en 1971. Revisar este libro, leerlo nuevamente, permite descubrir el efecto disolvente sobre el sistema colonial de los Austriasde las reformas borbénicas, que prepa- raron la guerra de independencia. Veamos cual fue el cardeter y en qué consistieron las refor- mas borbénicas en la Nueva Espana, segdn Bra- ding. Durante el reinado de Carlos II (1665-1700) elimperio espafiol entraen crisis: todo el sistema econémico y politico establecido por los Habs- burgo se tambalea. A la muerte de Carlos II su- be al trono el hijo de Luis XIV de Francia. Elob- jetivo del nuevorey escentralizare introducir las politicas de gobierno francesasen el imperioes- paiiol, Sin embargo, sélo hasta el reinado de Fer- nando VI, hacia 1740-1750, se establece en Es- paiia el sistema de intendencias. Las colonias espafiolas de América contintian goberndndose por el sistema politico y econémico que habfan establecido los Austrias. El texto Nuevo sistema de gobierno econémico para la América, de José del Campillo y Cossio, escrito en 1743, inspiré la revolucién borbénica en las colonias espafolas. El autor hace en su texto una comparacién entre las ganancias que obtienen los franceses de sus colonias en el Ca- ribe y los pequefios ingresos que Espajia reci- be desu imperio hispanoamericano. Campilloy Cossio, ya desde una perspectivamercantilista, ve en as colonias un mercado ilimitado para los, productos manufacturados espafioles. Segtin: este mercado hubiera podido crecer si se hu- biera aumentado su capacidad de compra al libe- rarsu economia de monopolios y trabascomercia- les, ademas de integrar a las masas de indigenas al consumo. Para esto se propone reformar el sis- tema de gobierno, liquidar el monopolio comer- cial de Cadiz, fomentar la mineria y distribuir tierras a los indigenas. El sistema mercantilis- tase estableceen Espafiaconladinastia borbé ca; sin embargo, s6lose vela urgencia de moder- nizar su imperio colonial después de la guerra de siete aios. Carlos ITI decide realizar una re- volucién en sus colonias. De estos cambios resul- ta un aumento considerable de los ingresos de Ja corona, lo que implicé una transformacién eco- némica y social. Esta transformacién se inicia en Nueva Espafia en 1764 con cl envio de solda- dos espafioles y con la orden de organizar un ejér- citoen lacolonia. Entre 1765y 1771, José de Gal- vezrealiza una visita general en Nueva Espafia. ‘Yentre 1776y 1787, comoministrode Indias, se dedicaalatarea derecaudar més impuestos. Un primer paso para ello fue establecer el monopolio real de la manufactura y venta del tabaco. Hemos visto que los primeros reyes borbones, ante la crisis fiscal, permiten el ascenso de los criollos al gobierno colonial, lo que pone ala co- Ionia en una situacin de gran autonomia. Car- los II, en cambio, sustituye a los funcionarios criollos por soldados y burécratas espafioles. Es- tanueva politica se fundamenta enel argumen- to de que los criollos tienen demasiados lazos con la colonia como para que puedan gobernar desinteresada e imparcialmente. A cambio se ofrece a los criollos la posibilidad de obtener car- gos en la peninsula. Se organiza en la colonia la oposicién a tal politica: Gamboa encabeza al grupo opositor. Pronto los principales oponentes son nombrados para puestos burocraticos en Espaiia. El objetivo dela corona es evidente: se trata de sustituir a todos aquellos burdcratas criollos, educados por los jesuitas, de los puestos de gobierno. Se procede con cautela, pero hacia 1780 la composicién de la Real Audiencia cam- bia radicalmente: ahora predominan en ella los burécratas peninsulares. Un paso més en las reformas se da al descen- tralizar la organizacién fiscal y con la creacién en 1783 del Tribunal de Mineria. La consecuen- cia de estas medidas es que la Real Audiencia pierde el papel central en la administracién co- lonial: s6lo le queda el Poder Judicial. Todos es- tos nuevos elementos de gobierno: milicia, im- puestos y monopolio real del tabaco y naipes, agregados a la expulsién de los jesuitas en 1767, casi ocasionan una rebelién. Ocurren motines en Patzcuaro, Uruapan, San Luis Potosf y Gua- najuato, Al mismo tiempo que se expulsa a los jesuitas (400 miembros de la Compaiifa de Je- sis eran criollos que se exilian en Europa), Ile- gan los militares y los recaudadores de impue: tos. El cambio de orientacién es evidente, expl 32 ca Brading: los Austrias se sirvieron del clero como elemento de control social, los Borbones del ejército. En el nivel econémico ahora la co- rona se propone desarrollar la industria mine- ra, liberdndola del control mercantil, al mismo tiempo que desestructura el monopolio comer- cial del consulado de México al crearse gremios mercantiles independientesen Veracruz y Gua- dalajara. La economfa de la colonia se proyecta como economia de exportacién y poco preocupa. a la corona la industria y la agricultura de la Nueva Espaiia. El objetivo de esta politica, co- mosefialanlos protagonistasdel proceso, esquela colonia dependiera cada vez mésde la metr6poli respecto a las manufacturas europeas. Los re- sultados de esta polftica fueron un aumento con- siderable de los ingresos de la corona: en 1712 entran a las cajas reales tres millones de pesos procedentes de México; para 1790 los ingresos de la corona habfan aumentado a veinte millones de pesos. Enel nivel fiscal la reforma de los Bor- bones ataca primero el cobro de impuestos por particulares. En 1754 se termina el arreglo con el consulado de México y se nombran oficiales reales para el cobro de alcabalas en la capital y sus alrededores. En 1776 se nombran directo- res de alcabalas asalariados en 24 ciudades de Nueva Espaiia. Como ya se sefialé, el éxito fue enorme. Este aumento en los ingresos fiscales pudo también deberse a los efectos del comercio libre decretado en 1778. Pero el éxito en Ja recaudaci6n fiscal no esta relacionado con la pieza clave dela reforma bor- bonica: las intendencias. En Espafia su estable- cimiento habia redundado en una renovacién fiscal y econémica. En as colonias, hasta 1786, cuando se introducen las intendencias, se habia seguido gobernando con el punto de apoyo del gobierno virreinal de los Austrias: las alcaldias mayores. Como ya sefialamos, esta institucién. estaba relacionada con el sistema de distribu- cién obligada de mereanefas y con la corrupeién en la recoleccién del tributo. Hasta ese momen- to en Nueva Espafia no existen magistrados ci- viles de nivel intermedio, pues la autoridad ju- dicial, ejecutiva o fiscal parte de las provincias yciudades directamente alas autoridades dela capital de Nueva Espaiia. Solo en la iglesia—ex- plica Brading— con los obispos, existen autori- dades provinciales. A partir de 1786, con las in- tendencias, surgen capitales locales intermedias que, segtin nuestro autor, son el origen de loses- tados modernos de la repuiblica mexicana. En ‘Nueva Espajia las intendencias no se introdu- cen sino hasta 1786, con un retraso de 10 afios, causa de la eficaz oposicién del virrey Bucareli. Elvirrey apoya el sistema de alcaldes mayore: perolos Borbones, opuestos a todo monopolio co- mercial con excepcién de los de la corona, se pro- ponen liquidar a pesar de todo este sistema con el viejo argumento de que ahoga y degrada alos indigenas. Bucareli, para oponerse al estable- cimiento de las intendencias, arguments justa- mente que si su objetivo era mejorarlarecauda- cién fiscal, introducirlas ya no era necesario, pues desde 1770 la recoleccién de impuestos era un éxito. A partir de 1786 se establecen en Nueva Es- patia doce intendencias: Yucatan, Oaxaca, Pue- bla, México, Veracruz, Valladolid, Guanajuato, Guadalajara, Zacatecas, Durango, San Luis Po- tosf y Sonora. El intendente tenia funciones de gobernador provincial en los rubros de justicia, guerra, hacienda y policfa. A diferencia del al- calde mayor, el intendente tenfa la obligacién de fomentar la industria y la agricultura local, reunir estadisticas, inspeccionar los distritos de su jurisdiccién y construir obras publicas. Los intendentes estaban directamente subordina- dos en su actividad fiscal al superintendente de- legado de la Real Hacienda que posefa la direc- cién del monopolio del mercurio y de la Casa de ‘Moneda. Al suceder esto, la Junta Superior dela Real Hacienda surgié como la autoridad cen- tral en asuntos fiscales y de intendencias. En este organismo el virrey sélo era el presidente y la Junta podia decidir por mayoria de votos sobre los asuntos. Recordemos que Galvez, para reformar la cuispide del gobierno virreinal, cre6 un triunvirato: el virrey debia compartir su po- der con el superintendente de la Real Hacienda y los regentes, jefes de la Audiencias. Al morir Galvez la situacién cambié: el virrey reasumi6 os poderes del superintendente y la regencia se le cedié al més antiguo miembro de la Audien- cia. Esto lleva a la paraddjica situacién de que 33 34 los funcionarios de las antiguas instituciones quedaban a cargo de las reformas a las que se oponian. Al suceder esto se suspenden losarticu- los centrales que regian el nuevo sistema. Ha- cia 1789 a Junta Superior de la Real Hacienda, contradictoriamente, estuvo dominada porel prin- cipal opositor a la reformas, Gamboa, recién nombrado regente dela Audiencia al morir Gal- ver. Laordenanzas de intendencias fueron real- mente atacadas s6lo en el nivel del gobierno local. De esto result6 que el subdelegado del in- tendente se convirtiera en un alealde mayor con amplias facultades. En 1778 se termina con el monopolio comer- cial mediante la cédula del comercio libre. Esta medida fue una aplicacién tardia del mercan- tilismoen el mundo colonial espafiol. Elantiguo sistema con sus dos mercados: C4diz y Jalapa, era todavia medieval. Y precisamente el mer- cantilismo lucha contra los monopolios y barre- ras locales para establecer la libertad comercial dentrode los limites del reino. Comoconsecuen- cia de esta medida, hacia 1780 la Nueva Espa- ia se vio inundada de productos europeos y al saturarse el mercado cayeron los precios y las ganancias. En 1786 se da un segundo golpe al comercio monopélico al prohibirse que los alcal- des mayores realizaran su tradicional comercio en su regién. Con esto el precio de la cochinilla cayé de 30 a 11 pesos la libra. ‘Estas dos reformas terminan con la época de las grandes ganancias monopélicas, dice Bra- ding; comoconsecuencia, sefialael autor, losgran- des capitalistas comerciantes entre 1780 y 1790 abandonan el mercado y empiezan a invertir en Ja agricultura, en la minerfa y en el financia- miento. Ya no se concede crédito a Jos alcaldes mayores para comerciar con la cochinilla, sino que se le otorga a los mineros. La consecuencia fue el auge mineroque, explica Brading, aceler6 el proceso de inversién en tierras, que era el des- tino final de todas las grandes fortunas de la Nueva Espafia. Desde 1778el comercioy la econom{a obtuvie- ron un amplio crecimiento. La corona fomenta el comercio al crear gremios mercantiles inde- pendientes del de la ciudad de México en Vera- cruzy Guadalajara en 1795; estos nuevos consu- lados tienen la funcién de, ademés de fomentar el comercio, construir caminos y recopilar infor- macién estadistica. El decreto de libre comercio de 1778 llevo a los capitales ala minerfa y desencadens su flo- recimiento. Para Humboldt éste se debié al au- mento dela poblacién, a la libertad de comercio, a las facilidades concedidas por la corona para obtener los insumos necesarios para las minas, al descubrimiento de nuevas minas en Catorce yla Valenciana, y al establecimiento del Tribu- nal de Minerfa. Todo esto permitié disminuir los costos de produccién y aumentar las utilidades. Al mismo tiempo, dice Brading, se permitié un mayor control sobre los trabajadores y la reduc- cidn de sus salarios. A todo esto se agrega la fusién del uso dela pélvora, de bajo precioy bien abastecida, el buen aprovisionamiento del mer- curio y su buen precio. Las exenciones fiscales permitieron ademés invertir en empresas mi- neras arriesgadas. Tal vez, concluye Brading, el factor determinante en el auge minero del siglo XVIII fue la entrada del capital inversionista, pero cualquier explicacién es hipotética, agrega el historiador, si no se estudian los grandes li- brosdecontabilidad que cubrian largos periodos de tiempo. Ademés del apoyo fiscal a la minerfa, los Bor- bones se propusieron elevar la posicién social de los mineros, niveléndolos a una situacién se- mejante ala de los comerciantes. Para esto se or- ganiz6 el gremio minero con su propio tribunal central, que tenia ingresos mayores que los del consulado. Con esto se liberé a la minerfa de la jurisdiccién de la Audiencia y ademas se recha- 61a propuesta de Gamboa de someterlaalaad- ministracién del consulado. El primer triunfo del tribunal fue la publica- cién de un nuevo cédigo de minas en 1783, que sustituyé las ordenanzas de Felipe II. El obje- tivo fue fomentar la produccién de plata. Se es- tablecié ademas una escuela técnica y un banco financiero, pero éste fue un desastre. En gene- ral la funcién del tribunal fracasé y en 1790 Gamboa, regente dela Audiencia, propuso abo- lirel tribunal, critieé el nuevo cédigo, considerd daiiino el haber eliminado la Audiencia de los ios mineros y fue partidario de que el con- sulado se hiciera cargo del financiamiento. Se rechazaron sus propuestas. Pero uno de los logros del tribunal, dice Bra- ding, fue que al hacerse la mineria mas produc- tiva y menos arriesgada, el oficio se hizo cada vez. mas respetable. Una expresién del nuevo prestigio social de los mineros es que en el siglo XVII, de los cincuenta nuevos titulos de noble- za que otorga la corona a los residentes en la Nueva Espafia (cuyo tinico criterio de seleccién, ensu mayor parte, es la posesién de grandes ri- quezas) 16 fueron para mineros, 10 para comer- ciantes, 12 para terratenientes, 8 para funciona- ios, 3 para actividades desconocidas. De este cuadro, concluye Brading, sobresale la impor- tancia de la minerfa y el comercio en compara- cién con la propiedad rural y la burocracia. Es interesante sefialar que de los 50 titulos, 29 fueron para peninsulares y 19 para criollos. El total otorgado alos comerciantes correspondié a Bibliografia Assadourian Sempat, Carlos, “La despoblacién indigenaen Peréy Nueva Espafia durante el siglo XVI y la formacion de la economia colonial”, Historia Mexicana, vol. XXXVI, 1989. Bakewell, Peter J., Minerfa y sociedad en el México colonial: Zacatecas, México, FCE, 1976. 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Elobstéculoimpuesto al mercado interior, ape- sar de las reformas al sistema mercantil contro- lado por un solo consulado, y el resentimiento social debido alas preferencias en el otorgamien- todelos titulos de nobleza, simbolo del sistema Jerarquico colonial, expresan la peculiaridad de las estructuras econémicas, sociales y politicas de la Nueva Espaiia. Las reformas cambiaron un sistema ineficaz pero suficientemente flexible para paliar el descontento por los privilegios. Al volverlo eficaz pero rigido, y por tanto mas dese- quilibrado, se produjo el desastre politico que dio como resultado el nacimiento de México co- mo estado-nacién. Chaunu, Pierre et Huguette, Sevilleet ’Atlanti- que (1504-1650), Paris, SVPEN, 1959. Chevalier, Frangois, La formacién delos latifun- dios en México, tierra y sociedad en los si- glosXVIy XVII, México, Problemas Agrico- las e Industriales de México, 1956. 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