70 caso
cunferencia més amplia que el restante orbe en tinieblas.
Quizd alguien estime que esta misma causa da cuenta de
por qué las manchas mayores de la Luna por ninguna
parte se ven extenderse hasta el borde tiltimo, siendo
también plausible que ninguna se encuentre en torno a
4, Ahora bien, se puede creer que nos resultan invisi-
bles por esconderse bajo una cantidad més profunda y hi-
minosade vapores.
Dimensiones del relieve lunar
Consicero que ya ha quedado bastante patente por las
apariencias expuestas que la superficie mas clara de la
Luna se halla por doquier plagada de protuberancias y
oquedades. Resta que tratemos acerca de sus magnitu-
des, demostrando que los relieves terrestres son mucho
‘menores que los lunares; menores, digo, incluso hablan-
33, Los grandes «maress no llega hast el bordey no exstenenlao
‘ara dela Luna. En dicho borde lo hay algunos pequefios, como a
Mare Orientals el Mare Smithi muy dfciles de ver con el telescopio
de Galle.AGACETASIERAL m
do en términos absolutos y no ya tan s6lo en relacién a
los tamanios desus globos, lo que claramente se manifies-
tadel siguiente modo.
Habiendo observado yo con frecuencia en diversas
posiciones de la Luna respecto al Sol que aparecian cu-
biertos de luz algunos vértices de la parte tenebrosa dela
Luna bastante alejados de los limites de la luz, comparan-
dosus distancias con todo el didmetro dela Luna, descu-
brique esa separacién superaba.a veces|a vigésima parte
del didmetro. Dado lo cual, considérese que el globo lu-
nar es CAB, con centro Ey didmetro CF, que es al didme-
tro terrestre como dos a siete. Dado que el diémetro te-
rrestre, segiin las més precisas observaciones, contiene
7.000 millas italianas™, CF seré de 2.000 y CE de 1.000;
por consiguiente, la vigésima parte de todo CF seré 100
millas, Sea CF el diémetro del circulo maximo que separa
la parte luminosa de la Luna de la oscura (debido a la
—
Vo
fF |
|
|
|
KL
434, En talia as mills variaban en las diferentes ciudades, La milla ro-
‘ana quese usa aquies de unos 1490:m, porlo que e radio terresree-2 “,
enorme distancia que separa a Sol dela Luna, este circu-
Jono difiere sensiblemente del méximo); diste A del pun-
toClo que es su vigésima parte y trdcese el semididmetro
EA, cuya prolongacién corte en el punto D ala tangente
GCD (que representa el rayo luminoso). Asi pues, el arco
CA olarecta CD mediré 100 partes de as 1.000 que tiene
CE, y la suma de los cuadrados de DC y CE seré
1.010.000, que es igual al cuadrado de DE. Por tanto, toda
ED seré mayor que 1.004 AD mayor que cuatro de tales
partes de las que CE tenia 1.000. Consiguientemente, la
altura en la Luna de AD, que representa cualquier vértice
prolongado hasta el rayo solar GCD y alejado del térmi-
no C una distancia CD, resulta mayor que cuatro millas
italianas*. Ciertamente,enla Tierra no hay ningtin mon-
te que apenas se aproxime a la altura perpendicular de
tuna milla, por lo que queda claro que las prominencias
lunares son més altas que las dela Tierra**,
sua mas bien pequeto (poco mis de 5200 km). En su Geogr, toe
lomo date un ratio mayor dens 000m, Elradi net de Galileo
olegrialos-500km, frente alos1758dePolomeo (en ealdade
deunes L873)
55. Extoes cas6.000m
36, Lalimitacin dela aura delos monte terrestres na milla noes
tanerrnen como parece En primer lug los monies mslevado gus
Geo pots conocer se altoanen ior igen resahnaole deacons
dose Hina oles Andes ucslocomensos med Humble
principios de siglo xn) En segundo ugar nose puedccrfsarevsloe
= una milla dado por Galileo comparsndao con nusios ares de
ture absolute respectoal nivel marine. sino quc hemes de plone
todos congruentes con los empleado or Cato al medi be proms
seca nares Lo que hay que medi en ambos cason es isatow dal
mont desl pehastalecombre- Asc Mont Blanc (800m) ose
‘22 arir de una platafrme de unon 300m, logusta arenes ae
unos 100m: mila de Galileo. Incluso el Everest ara una alkoes
menor dltiple de st anid.) La extmacin de satura naresAGACETASDERAL 2
LaLuna y la Tierra son cuerpos opacos semejantes.
iluminados porel Sol
Pliceme consignar aqui la causa de una otra apariencia
lunar digna de admiraci6n, la cual, sibien ya fue por no-
sotros observada y no recientemente, sino hace muchos
ro ets del todo mal, teniendo on venta quel investgacion sistem
a sobre el tema no comenzs hasta el sig Xt, i Bien el pr
‘ads completo se inci en los stados Unidosde Américaen I
{de miles de fotos. La altura, de un monte sobre el terreno en quese!
la secalcula midiendo a longitud, del sombra, obteniendo dela
basa elevacin del So, 8 yu que k= x tg 6. Losrsteres pueden legar
km de profundidad, sendo los mares unos 1.000 m més bajos que
lastierrasaltas.Elmonte mis altosehalla demasiado al suroeste junto
alcriterCasatus) para que Galileo pudiese observarlo, Es probable que
idieselguno dels Apeninos,situadosen una pescion bastante cen-
5°-20" N en medio del disco visible), como pueda sr el Bradley
(4300 m sobre el terreno circundante), présimoa las custo mills de
Galileo.
Imagen elescipca dels sombre de os mone nares proyecadas
sobre la llanura adyacente, ie!” auto
aos, siendo entonces mostrada, explicada ydemostrada
a familiares, amigos y discipulos, dado que su observa
cidn se torna més fécily evidente por obra del anteojo, no
considero inapropiado reexponerla en este lugar; tanto
‘més cuanto que asi mds claramente se muestra el paren-
tesco y semejanza entre la Luna ya Tierra.
Puesto que sea antes, sea después de la conjuncién, la
Luna no se halla muy apartada del Sol, su globo no sdlo se
ofrece ala contemplacién de nuestra mirada por aquella
parte que se adorna de brillantes cuernos, sino que ade-
‘més un tenue resplandor periférico parece marcarla ér-
bita de a parte tenebrosa que es la que se halla opuesta
al Sol, destacdndola del campo més oscuro del propio
er", Ciertamente, siexaminamos as cosas con més de-
talle, no s6lo veremos brillar con esa incierta claridad
la periferia dela parte tenebrosa, sino que toda la faz dela
Luna, esto es, la que atin no recibe el fulgor del Sol, con-
tiene alguna luz nada despreciable, Lo que ocurre, empe-
10, ¢s que a primera vista tan sdlo se ve la sutilcircunfe-
rencia luminosa debido a que se halla contigua a las
partes mas oscuras del cielo, mientras que la superficie
restante parece mas oscura por su contacto con los reful-
gentes cuernos que velan nuestra vision.
37, Lasustanciade que sehallan formadosloscilos sepinlatradicion
(fle not 24). Sn embargo, no debe interpretarse al pede late 10
gue dice Gale, pare gun os mri dau etn echoes
trostonsemeentes las erresires por masque puedandaugar aco:
sss muy averas. Enel Dscora dele comes (161) Calco sehlsed
«hen supensarienssmunca tengo caida aqulavane dstncia
8 aun contraredad ent los [custo] elementos temestes| ye io
(dedter (Oper Vi.93y siguiente) mienresque end Denar (390)
habia creado la existence dos cuatro clennenton errs sod
loscuerposson deuna sla materias (Opes 252,348),sacacer soem %
Ahora bien, si nos situamos de modo que haya un te-
cho, una chimenea o algiin otro obstéculo interpuesto
entrela vista yla Luna (aunque alejado del ojo) que ocul-
te esos cuernos resplandecientes a fin de que la restante
parte del globo lunar permanezca expuesta a nuestra mi-
rada, entonces se verd cémo brilla también con no poca
luz esa zona de a Luna que se halla desprovista de ilumi-
nacién solar; eso sobre todo silas tinieblas nocturnas se
han espesado ya por la ausencia del Sol, pues en un cam-
po més oscuro la misma luz parece més clara. Ademés se
ha hallado que esa (por asi decir) segunda claridad de la
Luna es mayor cuanto menos diste ésta del Sol, mientras,
que al alejarse de él disminuye mas y més, de manera que
después dela primera cuadratura y antes de la segunda se
ve débil y muy incierta, incluso cuando se contempla
contra el cielo mas oscuro. Sin embargo, hallandose me-
nos alejada en el sextil™,brilla de manera admirable in-
cluso en el creptsculo; brilla, digo, hasta el punto de que
con un anteojo preciso se ven en ella las grandes man-
chas, Este admirable fulgorha despertado no poco asom-
bro entrelos filésofos, quienes han aducido como su cau-
sa uno u otro medio. Algunos han dicho que la misma
Luna posee un brillo propio y natural; otros, que se lo
presta Venus; otros, que todas las estrellas, otros, que el
Sol, el cual atravesaria con sus rayos la espesa consisten-
ciade la Luna®. Mas, ciertamente, tales propuestas se re-
38. Cuandola Ln sella a0" de So
39, Estas dotrnas sore lorgen dela luz cnéea dela Luna (queen
realidad elu de Sl eg en Ter) babenaido copes
Cricadas por Keplerenlosfadava Vito (Ad Vielonesperipg
rena quis asroromie persona mdi, Fenty oto
Tos 1a) y Vil) ta primer ue sostenaenel Racist or76 uns
futan con poco esfuerzo, poniéndose de manifiesto su
falsedad, En efecto, sist luz fuese propia o derivase de las
estrellas, se mantendria y se mostraria sobre todo duran-
telos eclipses, momento en que habria de serla tinica que
permaneciese en el cielo oscurisimo, Mas eso queda con-
tradicho por la experiencia, pues fulgor que aparece en
la Luna durante los eclipses es mucho menor, rojizo y
cuasibronceado, mientras que éste es més claro y blan-
quecino, Ademés, aqueél es variable y cambia de lugar, va-
gando por la faz de la Luna, de modo que aquella parte
‘que se halla més préxima a la periferia del circulo dela
sombra terrestre se observa siempre més clara, siendo
la restante mds oscura, Por todo lo cual, sin duda colegi-
‘mos que ello se debe a la vecindad de los rayos solares
tangentes a determinada region més espesa que cife cir-
cularmente ala Luna, contacto por el cual una cierta aura
se difunde por las zonas vecinas de la Luna, no de otro
modo que en la Tierra, sobre la que por la maftane y por
la tarde se extiende una luz crepuscular®, De todo esto
¢lastrinomo Erasmus Reinhold en sus comentarios las Trica de
Georg Peurbch, dondese lela inguitante ras: seyen la Luna una
sere deuzpecalaraungoeobscta» La erie Venu fuecuprese