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Lechia #5 VIII. Los sistemas de subsistencia YY sobre todo etan los labradores, y los que se ponen a coger el mate y las dems semi- las, las cuales guardan en muy lindos silos y trojes para vender a su tiempo. Landa, Relacié de lar coat de Vacatén (Tozzer, 1941: 46) La anQuEOLoGia incenta comprender cémo a través del tiempo se desarrollaron las > sociedades humanas de! pasado. Subyacentes al desarrollo de la sociedad maya, como = ' al de cualquier otra civilizacién antigua, la investigacién arqueolégica ha identifi- cado varios factores decisivos, empezando por los sistemas de subsistencia que s0s- = tuvieron el crecimiento demogrdfico; los sistemas de comercio, que aporcaron a la vez Bs articulos e ideas; los sistemas de organizacién sociopolitica, que velaban por la ad- a ministracin de la sociedad, y los sistemas ideolégicos, que guiaban e inspiraban el destino de todos los aspectos de Ia sociedad. En los préximos capitulos analizaremos mo cada uno de estos factores particip6 en el desarrollo de la civilizacién maya, por medio de los ciclos de expansién y de coneraccién que caracterizaron a la anti- gua sociedad maya durante su historia, y por todo el Ambito de su zona de asenta- miento. Empezaremos por examinar los sistemas de subsistencia de los anciguos ‘mayas, los cuales, como en todas las sociedades, aportaban Ia energfa que hizo posi bie el desarrollo de la civilizaci6n La opinién tradicional Durante muchos afios se creyé que, para alimentarse, los aitiguos mayas dependian casi exclusivamente de la agriculeura de roza y quema, sistema que utiliza extensas aonas de tierra, alternando la quema de cada campo en particular, cultivéndolo y permitiéndole quedar en barbecho durante un periodo al menos tan largo como el! tiempo de culeivo, antes de volver a quemarlo. Las més de las veces, la recuperacién de los nucrientes del suelo requiere al menos dos afios de barbecho por cada afio de cultivo. De este modo, no mas de una tercera parte de las tierras labrantias dispo- nibles esta produciendo cosechas en un afio; la mayor parte queda en barbecho. Por tanto, la agriculeura de roza y quema requiere una extensa zona en relacién con sus niveles de produccién alimentaria, y no puede mantener grandes o densas concen- traciones demograficas Desde hace tiempo se ha sabido que la mayoria de las antiguas civilizaciones, tanto en el Viejo Mundo como en el Nuevo, dependian de sistemas de subsistencia que eran mucho mas intensivos y productivos (utilizando menos tierra, con pocos © ningunos periodos de barbecho) que la agriculcura de roza y quema. Por ello, los antiguos mayas fueron considerados una anomalia: una civilizacién brillante cuya ats alimentacin dependia de una prictica agricola “primitiva". Pero pronto surgieron 3 dudas, y se empez6 a cuestionar Ia idea de que los antiguos mayas dependian de” cesce sistema de ageiculeura, r El supuesto tradicional se derivaba de la observacién de que los mayas actuales practican «éenices de roza y quema para producir la mayor parce de sus alimentos. ¢ Los espafioles, que previamente habjan conquistado y colonizado a los pueblos del centro de México, lugar de origen de los mexicas (los aztecas), contribuyeron a di- fundir el uso del término mifpa, palabra néhuatl 0 azteca para designar el campo de mafz, utilizindolo para denotar a estos cultivos en otras partes de Mesoamerica. (La palabra maya yucateca para campo de maiz es cl, y otras lenguas mayas poscen tér- rminos similares al respecto.) Poco después de la Conquista, el obispo Diego de Landa describié el cultivo del mate por parte de los mayas yucatecos en términos ‘que recuerdan Ia agriculeura de roza y quema: Las sistemas de subsistencia Siembran en muchas partes, por si una faltare supla la otra, En labrar la tierra no hacen sino coger la basura y quemarla para después sembrar, y desde mediados de enero hasta abril labran, y enconces con las Hluvias siembran, lo que hacen trayendo un taleguillo a cuestas, con fin palo puntiagude hacen un agujeto en la tierra, y ponen en cinco o seis _granos que cubren con el mismo palo. Y en lloviendo, espanto es cémo nace (figu- fault) Pero debe seftalarse que la relacién de Landa no necesariamente habla de un pa- «rn cambiante de cultivo, sino s6lo de que cada labriego plantaba muchas milpas pata estar seguro de que al menos algunas fueran productivas. Lo cual parece una cil adaptacién al clima seco y a la tierra marginal que se encuentra en el norte de Yucetén. Aun suponiendo que Landa efectivamente haya observado un verdadero sistema de roza y quema cn el siglo Xvi, éste puede no haber sido tfpico de toda la agricultura maya en esa época o en un pasado mas distante. Bien pudieron haberse uusado otras técnicas en distintos medios y en épocas anteriores. En Ia actualidad, la agricultura de roza y quema usada por los mayas depende de herramientas de acero, sobre todo el machete, complementado a veces con el hacha, : El machete permite al campesino limpiar campos cubiertos de hierba (en barbecho) con selativa facilidad, mientras que el hacha se usa para limpiar nuevas tirras de grandes arboles (figura vitt.2). Pero los antiguos mayas no tenfan herramientas de acero sino s6lo hachas de piedra y cuchillos de obsidiana o pedernal. Sin utensi lios cortantes de acero, limpiar nuevos bosques o bosques renacidos en zonas de bar- becho exige tiempo y energia considerablemente mayores. Aunque los experimen tos indiquen que con hachas de piedra se pueden derribar adecuadamente grandes Figura vit.t, Sembrande safe con la csa maya: 420 del Cédice de Madi, p. 36. we See “aK we OR Figura vitt2. Maya lacandén deriba or la gr Las sistemas de subsistencia Figura vu. Cer, El Salvador: camllomes y surcer dena milpa del Clasico Tard, ‘onservada bajo cena volcdnica En ls pequcios agujera:dejados or cada planta de mats (cuyo tamafio indica que la Ulva de ‘ceniza scurriéen la primavera), 16 sam puesto crace de curd, Gzboles, no se ha encontrado ningiin utensilio maya capaz de ser eficiente con el denso herbaje renacido que se encuentra en las milpas al cabo de s6lo uno 0 dos aiios de barbecho. Suponemos que una vez dedicado tiempo y esfuerzo a limpiae de rboles un campo nuevo, se le conservaba hasta donde ea posible con escarda cons- ‘ante, Como la escarda se puede hacer a mano, esta practica, que evita el crecimien- to de competidoras de las plantas alimenticias, no habria exigido afilados instru- ‘mentos cortantes. Pero esto es s6lo una suposicién. Casi en todas las circunstancias no es posible decectar rastros de ningiin antiguo sistema de roza y quema. Sin embargo, en cit- ccunstancias extraordinarias si se han conservado campos de maiz y de otros cultivos de la época Clésica. Estos campos, enterrados bajo cenizas volcénicas, fueron recién excavacos en Cerén, Bl Salvador. Laboriosas tareas efectuadas por Payson Sheets y sus colegas revelaron hileras de plantas, cuidadosamente atendidas, separadas por siurcos que habsian facilitado el drenaje (figura vit.3). Estos campos, adyacentes a las casas, os depésitos y otras construcciones domésticas, eran amorosamente cui- dados, y en algunos casos protegidos por cercas. El restimonio indica que estos cam- pos eran objeto de contipuo cultivo, y probablemente se mantenfan férciles gracias ‘una roracién de cultivos y al uso de desechos de los hogares como fertilizantes. Para descubrir la forma y Ta identidad de los cultivos se han llenado con yeso dental los moldes 0 espacios vacios dejados en los depésitos de ceniza por las plantas. Esto ‘muestra que cuando sobrevino el desastre se cultivaban maiz, mandioca y otras va- rias cosechas, en diferentes campos. Diversas lineas de investigaci6n arqueolégice indican que las antiguas poblacio- fnes mayas y su densidad demogrifica estaban muy por encima de los niveles que, segin se sabe, puede mantener la agricultura de roza y quema. Y un tiltimo golpe a Ja suposici6n de esta practica ha sido el descubrimiento y reconocimiento de verda- deros vestigios de métodos agricolas mucho mas complejos y productivos en las tierras bajas mayas, Hoy la mayorfa de los maySlogos convienen en que los antiguos mayas desarrollaron y perfeccionaron, en un periodo de siglos o aun de milenios, toda una variedad de métodos de subsistencia. Las diferencias de entorno que en contramos por toda la regién maya permitieron —o requirieron— a su poblacién depender de un conjunto de combinaciones de métodos, adecuado cada cual a las condiciones particulares de decerminada localidad. Ahora sabemos que los antiguos mayas fueron capaces de mantener a poblacio- nes mucho mas considerables de las que habria sido posible valiéndose tan sélo de una agricultura de roza y quema. Como resultado, se ha disipado parte del “miste- rio” sobre el modo en que daban sustento a una civilizacién vasta y compleja en un medio supuestamence “hostil”. Por supuesto, cada uno de los diversos medios am- bientales tiene sus limites de explotacién agcicola, y ya hemos visto (capitulo vi) ‘cémo la sobrepoblacién y la sobreexplotacién de las tierras bajas meridionales y cen- trales probablemente contribuyeron a la decadencia de la civilizacién maya clisica en estas regiones. Segtin se entiende en la actualidad, de ahi se infere la existencia de una diversidad de recursos de subsistencia empleados por los antiguos mayas. Pero atin queda una multitud de interrogantes sin respuesta, suficientes para man tener ocupados a los mayélogos en las décadas venidecas. Sistemas de subsistencia de que disponéan los antiguos mayas Para su subsistencia, los antiguos mayas dependfan de un complejo conjunto de recursos, y la combinacién precisa de modos de obtener los alimentos diferfa de un lugar a otro. Aunque apenas se entienda de manera tentativa, se puede esbozar s0- meramente su sistema de subsistencia dividiéndoto en eres Areas principales, de acuerdo con la fuente y la tecnologia: caza y recoleccién (subsistencia mediante ali- ‘mentos silvestres), cria de animales y agricultura. La procuracién real de alimentos sin duda incluia tanto disponibilidad direcea como intercambio. La disponibilidad directa descubre las pricticas de la familia campesina que cultiva alimentos para sus propias necesidades. El intercambio crae alimentos producidos por otros, posi- blemente productores especializados, mediante trueque © pago. Aunque la gran mayoria de las antiguas familias mayas produjera gran parte de su propio alimento, casi todas probablemente obtenian al menos ciertos alimentos en mercados centra- lizados, como los descritos por los espafioles en el siglo Xv1 y ain existentes en la actualidad (véase el capitulo 1%). Con el tiempo, 2 medida que las poblaciones crecfan y aumentaba la presién so- bre el sistema de subsistencia, los antiguos mayas probablemente dependieron cada vvez més del mercado para adquirir productos tanto bisicos como exéticos. Algunos indicios sugieren que se cultivaban ciertas regiones de las tierras bajas para la pro- duccién de alimentos en gran escala; sus cosechas eran luego transportadas a los principales cencros de poblacién. La misma tecnologia bisica puede haber suministrado a los antiguos mayas im- portantes recursos no alimentarios, de la selva, el campo y el mar. De la selva pro- venia uno de los productos mas indispensables, la lefia, esencial como combustible para cocinar, hornear cermica, hacer yeso y para otros propésitos. La debida con- servacién de las zonas boscosas también garantizaba suministros de madera y paja para techos de edificios, a més de una multicud de fibras para cestas, cordeles y tela de corteza. El algodén se cultivaba, se hilaba, se efifa con una rica gama de colores vegetales y minerales, y se ejia en prendas y textiles (capitulo xv). Los huesos, los Las sistemas de subsistencia 423,

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