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(Discurso Sr.

Portavoz Partido Andalucista)

ANTONIO ÁLVAREZ HERRERA

Dos años y cuatro meses fue lo que el arrumbador Antonio


Álvarez Herrera permaneció como Alcalde de la ciudad que
lo vio nacer. No se caracteriza precisamente El Puerto por
su generosidad a la hora de reconocer los méritos de sus
hijos más queridos. Pero nunca es tarde si la dicha es
buena, aunque en este caso lo sea menos al no tener ya
entre nosotros la figura del viejo luchador antifranquista,
que prefirió volver a su antiguo trabajo en las bodegas,
antes que permanecer en un cargo del que siempre se
sintió orgulloso, y al que las determinaciones políticas de
sus propios correligionarios le obligaron a abandonar.

Antonio, desde la atalaya en la que se encuentre, arrugará


la mirada detrás de las gafas rectas de montura negra, y
sonreirá. Estas palabras que hoy le dedicamos aquí, son
palabras nacidas desde la tolerancia, la honestidad, la
bizarría, la entereza y la sencillez que él nos transmitió
desde cualquier puesto que ocupó en la sociedad que le
tocó vivir.

El pueblo soberano que le aupó a la más alta dignidad a la


que puede aspirar un hijo nacido en la humildad de una
familia de la clase trabajadora, nunca le dejó de lado. Las
palmadas de ánimo en el hombro musculoso de empujar
botas desde los once años, le dieron el aliento que
necesitaba para reafirmarse en sus más profundas
convicciones democráticas, y proclamar con la voz queda
pero el tono firme, que El Puerto y los portuenses estaban
por encima de cualquier otra consideración.

Fue admirado por su sentido común al haberse convertido


por encima de intereses partidarios en el Alcalde de todos
sus conciudadanos. Un Alcalde encallecido por las mil
batallas emprendidas en defensa de los más débiles, a
costa casi siempre de su bienestar personal y el de su
propia familia hoy aquí presente. Su batalla como máximo
Regidor de la Ciudad fue dura, más dura en algunos
aspectos que la propia clandestinidad.

Don Antonio Álvarez Herrera, nuestro hoy ilustre Alcalde


Honorario de la Muy Noble y Muy Leal Ciudad y Gran
Puerto de Santa María, dejó colgado en el despacho de la
alcaldía el pequeño poema dedicado por el portuense
universal, miembro de la Generación del 27, Rafael Alberti
a «estos nuevos alcaldes de Andalucía», y en concreto, al
carismático líder obrero de las bodegas Caballero.

En este atardecer abrileño, el antiguo arrumbador, el


dignísimo Alcalde que lo fue de El Puerto, habrá pedido la
readmisión en las bodegas de la solidaridad, encenderá un
cigarrillo negro, protegiendo del humo la cara de su perro
Rufo, y pedirá a su mujer, a sus hijos, a sus vecinas y
vecinos que amen El Puerto como él lo hizo durante toda
su vida. El Pleno del Excmo. Ayuntamiento de su ciudad así
se lo reconoce.

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