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PROMETEO

Cubre tu cielo, Zeus,


con un velo de nubes,
y, semejante al joven que
descabeza abrojos,
hulgate con los robles y las
alturas.
Djame a m esta tierra,
la cabaa que t no has
construido
y el calor del hogar que tanto
envidias.
Nada conozco bajo el sol tan
pobre
como vosotros, dioses.
Nutrs, mezquinos, vuestra
majestad
con las ofrendas de los sacrificios
y con el vaho de las preces.
En la indigencia vivirais
de no existir los nios y esos
necios
mendigos que no pierden la
esperanza.
Cuando era nio y nada saba,
levantaba mis ojos extraviados
al sol, como si arriba hubiese
odos
para escuchar mis quejas,
y un corazn, afn al mo,
que sintiera piedad de quien le
implora.
Quin me ayud en mi pugna
contra los insolentes Titanes?
Quin de la muerte me salv,

y de la esclavitud?
No fuiste t, t solo,
sagrado y fervoroso corazn,
quien todo lo cumpliste?
Y, sin embargo, ardiendo
en tu bondad y juventud, iluso,
agradecas tu salud a aquel
que, all arriba, dormita...
Honrarte yo? Por qu?
Aliviaste t alguna vez
los dolores del afligido?
Enjugaste las lgrimas del
angustiado?
No me han forjado a m como
hombre
el tiempo omnipotente
y la eterna fortuna,
que son mis dueos y tambin los
tuyos?
Acaso imaginaste
que iba yo a aborrecer mi vida
y a retirarme al yermo
porque no todos mis floridos
ensueos dieran fruto?
Aqu estoy, dando forma
a una raza segn mi propia
imagen,
a unos hombres que, iguales a m,
sufran
y se alegren, conozcan los
placeres y el llanto,
y, sobre todo, a ti no se sometan,
como yo.
J. W. Goethe (1774). Trad. L. A. de
Cuenca

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