Leon.
Rozitchner
i. Filosofia y emancipacién
imén Rodriguez: el criunfo de un fracaso ejemplar‘Toda obra de reflexién coma toda obra de arte es crabajo del desea,
y proviene de ese punta incandescence que anima desde lo hondo del
sujero lo que en él se debate en cada acto de sy vida. Ese deseo prolonga
y devarrolla una cifra originaria que se encama come destino en cada
uno: cl drama del propio origen, los personajes y los fantasmas que
animaron con sus rostros y sus afectos nuestra cuerpo ¥ aucstra sangre
con que les dimos vida. Con esa vida ajena hicimos la nuestra, porque
de alli partimos, F] drama del propio origen se desarrollaen el limitado
tiempo de Ja vida: aqui cl desea organizacd las figuras de su anhelo para
continuar, adultos, ese debate interminable que por la propia historia
individual, intransfevible, nos inchaye ahora cn ¢] drama ampliado yen
la histnzia de los otens hombres. Es en este mundo extendide donde
verlficaremos Ja verdad o falsedad de la eoherencia encarnada que desa-
rrollamos desde ese drama intern: si nos hemos hecho eémplices para
salvarnos de la angustia de muerte que sc despicrea cuando queremas
dejar de ser lo que ellos han hecho de nosotros, o hemos tenide el
coraje de enfrencatlos a la luz del dia y animar con nuestras ganas y
nuestro amor un hombre nuevo, diferente.
Esta es la paradoja que cncontramos: para que ¢l deseo indivi-
dual -las ganas, digo- se desarrolle como deseo histérico, hay que
nacet desde un segundo nacimiento, engendiarse dentro de uno,
clegitse desde ese deseo primeto que mos trajo a la vida, ef de nuestros
padres, y que no dependia de nosotros para hacctnos. Eso