Professional Documents
Culture Documents
La Biblia nos advierte, "No amen al mundo ni las cosas del mundo" (1ra de Juan 2:15,
LBLA). Y de nuevo "La amistad del mundo es enemistad hacia Dios" (Santiago 4.4,
LBLA). Por ello, los cristianos nos encontramos en conflicto diario con el mundo que nos
rodea. Pero nosotros no cederemos una pulgada.
La vieja naturaleza no puede agradar a Dios. No puede ser emparchada. Sin embargo,
las Escrituras nos brindan esperanzas en este conflicto, porque cuando Cristo murió, El
nos llevó hacia la cruz. La vieja naturaleza puede ser anulada y podemos por Fe
"considerarnos muertos para el pecado, pero vivos para Dios" (Romanos 6:11, LBLA).
La victoria puede ser obtenida.
Pablo dijo que él "no ponía su confianza en la carne" (Filipenses 3:3, LBLA); él no
confiaba en la vieja naturaleza. En otra ocasión él dice: "no provean para las lujurias de
la carne" (Romans 13:14, LBLA). O aún en otra occasion él dice: "yo disciplino mi
cuerpo y lo hago mi esclavo" (1 Corintios 9:27, LBLA). Tenemos que ceder y rendirnos a
Dios para que nuestra vieja naturaleza pueda, por medio de la Fe, ser considerada
muerta al pecado.
La Biblia dice "Porque nuestra lucha no es contra sangre y carne, sino contra
principados, contra potestades, contra los poderes de este mundo de tinieblas, contra
las huestes espirituales de maldad en las regiones celestes" (Efesios 6:12, LBLA). El
Diablo es un poderoso enemigo. Nunca subestimen su poder.
Los aliados : : .
¿Cuántas veces hemos experimentado el cuidado de Dios sobre nosotros? ¿En
cuántas ocasiones hemos podido comprobar que la mano de Dios nos ha librado
de muchos peligros? Probablemente la mayoría podemos contestar que son
incontables las ocasiones en las que hemos constatado la intervención de Dios
en nuestro favor.
Conociendo muy bien el amor del Padre, Jesús enseñó esta verdad cuando
expresó las siguientes palabras: «¿No se venden dos pajarillos por un cuarto?
Con todo, ni uno de ellos cae a tierra sin el consentimiento de vuestro Padre. Aun
vuestros cabellos están todos contados. Así, no temáis. Más valéis vosotros que
muchos pajarillos»(Mat. 10:29-31).
Dios nos trata a cada uno de forma individual, como si no existiera otra persona
en la tierra. Cada uno de nosotros somos el objeto especial de su amor y
recibimos la atención adecuada y el trato preciso de parte de Dios para que
podamos obtener plena satisfacción (al menos de carácter espiritual) en esta
vida. «Ellos me serán un tesoro especial, dice Jehová de los ejércitos, en aquel
día que yo preparo; y me compadeceré de ellos, como un hombre se compadece
de su mismo hijo que le sirve» (Mal. 3:17).
En su tarea paternal responsable, cuenta con la colaboración de sus ángeles
fieles. «¿No son todos ellos espíritus ministradores, enviados para hacer servicio
a favor de los que han de heredar la salvación?» (Heb. 1:14).
Los ángeles han sido comisionados por Dios para ayudarnos y animarnos en
nuestro peregrinaje terrenal hacia la patria celestial.
Jerarquía angelical
Antes de que existiese esta tierra y el ser humano, ya existían los ángeles. Los
ángeles fueron creados por Dios para volcar en ellos su amor y para compartir
con ellos los goces de la vida celestial. A su vez los ángeles se deleitan en
prestar un servicio de amor a su Creador.
Los querubines aparecen también representados por figuras de oro macizo, que
Moisés colocó encima del Propiciatorio, o tapa del arca de la alianza. Su posición
era uno en frente del otro, mirando hacia el Propiciatorio y con las alas extendidas
(Ex. 25:17-20).
Estos símbolos nos muestran una realidad superior porque Dios se ha hecho
rodear de querubines que le sirven con fidelidad y que contemplan con suma
atención y reverencia su gobierno justo.
Por eso el rey Ezequías oró al Eterno: «Oh Señor, Dios de Israel, que habitas
entre querubines, tú solo eres Dios de todos los reinos de la tierra» (2 Rey.
19:15).
David también lo reconoce: «¡El Eterno reina! Tiemblen los pueblos. ¡Está
entronizado entre querubines!» (Sal. 99:1).
Isaías contempló la gloria del Señor, y oyó a los querubines que clamaban:
«¡Santo, santo, santo es Jehová!... ¡Ay de mí, pues soy perdido! (Isa. 6:2-3, 5)»
Los querubines de la visión de Ezequiel tenían cuatro alas cada uno (Eze. 1:6;
10:21), mientras que los “serafines” de Isaías tenían seis (Isa. 6:2). Las alas
pueden indicar la prontitud con que las que los ángeles obedecen a los mandatos
de Dios.
Estos querubines que contempla Ezequiel tenían formas especiales. Sus pies
como de terneros, alas, manos humanas y cuatro rostros diferentes: a) de un
querub (“buey”, Ez. 1:10), b) un ser humano, c) un león y d) un águila.
Cuando confesó su pecado, uno de los serafines tomó un carbón encendido del
altar y con él tocó los labios del profeta para significar que su pecado había sido
perdonado (vs. 5-7).
Los arcángeles son una categoría superior entre los ángeles. A Jesús a veces
se le llama el «Arcángel Miguel». Podría decirse que el ángel Gabriel es el “primer
ministro” del cielo, el caudillo de las huestes angélicas que son enviadas «para
servicio a favor de los que serán herederos de la salvación» (Heb. 1:14).
Fue él quien se apareció en la corte persa para influir sobre Ciro y Darío para que
expidieran el decreto que autorizaba la reconstrucción del templo (Dan. 10:13, 20;
11:1).
¿Quién no experimenta un ánimo especial cuando lee las palabras de David: “El
ángel del Eterno acampa alrededor de los que lo veneran, y los defiende”? (Sal.
34:7). ¿Quién no recuerda al ángel Gabriel anunciando a María la concepción del
Espíritu Santo?
Los ángeles avisaron a Lot de que la ciudad de Sodoma iba a ser destruida
(Gén. 19:1, 13). Jacob vio a los ángeles de Dios subir y bajar por una escalera
que representa a Cristo (Gén. 28:12). Los ángeles se encontraron con Moisés
(Ex. 3:2) y también condujeron a Israel (Éx. 14:19; 23:23), transmitieron la noticia
a Manoa y a su esposa de que iban a ser padres (Jueces 13:3, 11), sostuvieron a
Elías en su huída (1 Rey. 19:5), destruyeron al ejército asirio (2 Rey. 19:35) y
comunicaron mensajes a reyes, personas comunes y profetas.
Ahora bien, debes de prestar mucha atención y reconocer otros aliados que Dios
te ha puesto en el camino para ayudarte, animarte y corregirte. Llámense padres,
líderes, pastores, maestros y hasta amigo. ¿Cómo reconocer que es un aliado?
Esa persona NÚNCA te aconsejará, de llevará o te conquistará a hacer algo
CONTRA la palabra de Dios, sino que al contrario te motivará a seguir fiel a Dios
y pensará solo en tu bien, en tu verdadera felicidad sin esperar nada a cambio.
La estrategia : : .
Un gran entrenador dijo: “no hay mejor defensa que el ataque”. Muchos estamos solo a
la espera y siempre vivimos a la defensiva. Ciertamente la palabra de Dios no invita a
velar, a estar a la expectativa, pero Dios nos llama a actuar y no a reaccionar.
No esperes estar en medio de la tentación para defenderte porque gastarás todas tus
energías en ello. Sin embargo, si eres proactivo y prevees todas las situaciones difíciles
que podrían venir y tomas acción antes que lleguen a tu vida, estando al ataque,
siempre listo al combate, al poner todas tus fuerzas, mente y deseo en honrar a Dios,
vencerás y podrás poner tus energías en cosas positivas que llenarán tu vida.
Por lo cual Dios también le exaltó hasta lo sumo, y le dio un nombre que es sobre
todo nombre, para que en el nombre de Jesús se doble toda rodilla de los que están
en los cielos, y en la tierra, y debajo de la tierra; y toda lengua confiese que
Jesucristo es el Señor, para gloria de Dios Padre.
– Filipenses 2:9-11
La oración y el ayuno
Desde niños se nos ha enseñado la importancia de la oración y sin embargo muchos lo
hemos adoptado como un simple reflejo o costumbre. La oración y el ayuno implican
tres verdades fundamentales en la vida de un cristiano:
1. Reconocimiento de nuestras limitaciones (Daniel 10:1-3, Mateo 6:5-6, 16-18)
2. Comprendemos y creemos en el poder de Dios (Daniel 10:12-14, Hechos 10:30)
3. Que no buscamos nuestra propia satisfacción (Isaías 58:3-7)
La armadura de Dios
Dios no anda buscando personas capacitadas, sino personas que están dispuestas a
ser capacitadas. Esto es importante a entender porque muchos buscamos y creemos
poder vencer las tentaciones y trampas del maligno con nuestras capacidades
personales, astucia humana o inteligencia propia.
En Efesios 6:10-18, el apóstol Pablo nos hace un paralelo entre los instrumentos que
poseemos para enfrentar esta lucha con la armadura de un soldado de la antigüedad.
Ahora bien que tienes toda la información pertinente para enfrentar diligentemente esta
lucha, te invito a que te armes de valor, te levantes y pelees porque cada decisión en tu
vida es una batalla que debes ganar para gozar de la plenitud que Cristo te ofrece.
Buen éxito!