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HISTORIA GENERAL ROCA

(Extraído de la revista “Centenario de General Roca” 1879 – 1979)


EL ARRIBO DEL EJERCITO EXPEDICIONARIO A FISQUE MENUCO
Hace cien años atrás – el ocho de junio de 1879 - arribó al paraje denominado Fisque Menuco
el estado mayor del Ejército Expedicionario del Desierto. Así se confirmaba el paulatino
progreso de la ocupación militar de las márgenes de los ríos Negro y Neuquén, el
afianzamiento de la frontera sur y eran ratificadas las visionarias palabras del general Julio
Argentino Roca, aún vigentes, que expresan: “El territorio argentino no acaba en el río Negro:
al sur de nuestra línea de ocupación actual la Patagonia nos brinda todavía territorios fértiles.
Es preciso para ello suprimirlo o dominarlo hasta el último confín, pero si la tarea es grande,
los resultados que reportará a la Patria son inmensos. Estamos preparando la cuna de una
gigantesca nación.
EN FISQUE MENUCO
La primera División del Ejercito Expedicionario, que había partido de Azul el 18 de abril de
1879 al mando del miembro de Guerra en campaña, general Julio Argentino Roca, arribó el
ocho de junio de 1879 al Paraje Fisque Menuco. Allí el general Lorenzo Vintter fundó el 1 de
septiembre de 1879, es decir tres meses después, el Fuerte General Roca, que el 12 de
Octubre de 1881 se convirtiera en pueblo por disposición de su fundador debido a que “fuerte
o fortaleza son sinónimos de conquista y no hemos venido a conquistar militarmente, sino a
civilizar”, para ser luego arrasado por las grandes inundaciones de 1899”. El secretario y
redactor del Diario de la Expedición, entonces teniente coronel Manuel Olascoaga, describe
así la llegada al paraje donde se fundaría la ciudad de General Roca: “ Junio 8. Diana a las 6
a.m. Tiempo claro. Trasladamos el campamento 3 ½ leguas más adelante, hallando pastos
fuertes y abundantes vertientes de rica agua, lo que nos excusa alojar cerca del río. Los indios
llaman a este lugar “Tisque Menuco”, cuya traducción es una advertencia que no se puede
menos que agradecer; esto es: “agua donde el que entra se hunde”. En ese lugar se levantó
el Fuerte Roca, acantonamiento de los regimientos 7º de Caballería y 2º de Infantería, y en la
Plaza de armas se construyó una columna que se conserva en la Plaza Villegas, del barrio
Stefenelli, testimonio de los orígenes, heroicos de esta ciudad. Tres jornadas después, el 11
de Junio de 1879, el general Julio Argentino Roca y los oficiales y efectivos que lo
acompañaban – es decir su estado mayor y una escolta de cien hombres del Batallón 6º de
Línea - arribaron a la confluencia de los ríos Limay y Neuquén, resultando la campaña del río
Negro el prólogo victorioso de otras a realizar, que complementarían definitivamente la
conquista del desierto. Un documento casi desconocido referido a la fundación de General
Roca fue dado a luz hace justamente tres años. Se trata de los preparativos que tuvieron
lugar en Fisque Menuco hace 100 años, según un testigo presencial, el capitán José Zabala,
que sirvió en el Ejercito Expedicionario durante las campañas del Río Negro y de Los Andes,
entre 1877 y 1884. Sobre los hechos, el autor manifiesta: “No encontrará el lector rasgos
literarios, pero eso sí, la pura verdad de todos los sucesos, con toda la sencillez de su vestido
transparente” y los sucesos son los siguientes:
PREPARATIVOS PARA LA FUNDACIÓN DE GENERAL ROCA
“En la primera quincena de noviembre de 1879 llegó el Regimiento II de Caballería de Línea
a las órdenes del coronel, Marcial Nadal, con un efectivo de más de 400 hombres, bien
organizados y provistos de víveres, caballos y armamentos, que venía a relevar al regimiento
7mo de Caballería de Línea, para que éste pasara a Río Negro a formar la Segunda División, al
mando de su jefe, coronel Lorenzo Vintter y con la idea de fundar el pueblo “General Roca”,
en el punto denominado “Fisco-Menoco” donde llegamos a mediados de diciembre del mismo
año. Ahí encontramos –continúa el relato- al Regimiento 5to de Caballería de Línea trabajando
afanosamente en la construcción de la rancheada apropiada para los jefes y oficiales y se
preparaban para la construcción de los galpones para alojamiento de las tropas”. “Recuerdo
que un sargento 1ro del regimiento, de apellido Werney, con un cordel de 25 metros, medía y
colocaba los hitos para la formación de las plazas y calles, como asimismo el trazado y
delineación para la construcción de las casas, dando a las manzanas una extensión de 100
por 100. Este ingeniero de caballería no contaba con los elementos necesarios para esos
trabajos, sino con su buena voluntad y la correcta disposición de los que lo secundaban en su
tarea, pues carecía de anteojos, cinta métrica, teodolito y demás instrumento. Sin embargo,
los cuarteles, las casas y además comodidades se hicieron con prontitud y con una perfección
que demostraba el conocimiento en la materia del que tales trabajos dirigía”.

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DIFICULTADES Y CONSTRUCCIONES
Más adelante, la crónica del capitán Zabala dice: “Hubo alguna dificultad y asiduo trabajo
para desmontar los montículos de los molestos chañares, piquillín, alpatacos, y otras yerbas
espinosas que cubrían el terreno donde debían formarse las calles y plazas del pueblo. Los
ranchos y los cuarteles se hicieron de adobe sobre armazón de troncos y varillas (de esa clase
de adobe que se llama chorizo), porque se hace una mezcla de barro y paja que una vez seco
adquiere consistencia sólida y fuerte, para resistir las más recias intemperies. El “detall” y
todas las casas de la oficialidad y la casa para el coronel Vintter, también fueron construidas
con esos elementos, siendo techadas todas con la paja llamada coirón. Se construyó una casa
especial para correos y otra para escuela, y dos casas para comercio que ocuparon para la
venta, de mercaderías en general, los comerciantes Fermín Viera y Miguel Carro. Se
demostraron unos terrenos a unas diez cuadras al Oeste donde se trazó el plano para la
formación de un cementerio.
Estos trabajos, que habían sido comenzados por los soldados del Regimiento 5to. de
caballería de Línea, fueron secundados por los del Regimiento 7mo de la misma arma que
formábamos la Segunda División. Todo se hacía a la perfección porque, en la tropa había
buenos albañiles, carpinteros, herreros, etc. Por espacio de unos meses no se hicieron
ejercicios de tiro al blanco, ni instrucción militar ni marchas. Todos los soldados trabajaban en
levantar las casas y los trabajos anexos. Además se ocupaban 25 soldados de cada cuerpo
para pasar a nado maderas de las islas, paja, etc. El resto en la plantación de legumbres,
maíz, alfalfa, etc.; en las peluquerías en las cocinas, y en el cuidado de las haciendas”.
JULIO ARGENTINO ROCA - UN PRODUCTO DE SU EPOCA
Especular acerca del pasado con hipótesis que no fueron aplicadas es absurdo y no conduce
a ninguna conclusión legitima porque, en forma definitiva, los hechos se dieron de la manera
en que se dieron y son irreversibles. Y si todo proceso histórico tiene causas que se enraízan
en acontecimientos anteriores y consecuencia que se proyectan hacia el futuro, es en el plano
de las consecuencias, y a simple título de reflexión, que se piensa que a casi un siglo, de
distancia, la realidad podría ser diferente. Se señala que sí la ideología, la estrategia, etc.
…., no hubieran sido las empleadas por Julio A. Roca para concretar su campaña al Desierto,
en estos momentos el sur del país podría tener una población más nutrida, igualmente
emprendedora y laboriosa, pero con el agregado de un aporte indígena equilibrado con el
resto del país y sin el fantasma de la ocupación por parte de países vecinos. Pero sucede que,
en lugar de realizar un “contacto cultural” se recurrió al “choque de culturas”, inclusive no a
la “transculturación forzosa” – eso fue una etapa posterior – sino al exterminio. Es cierto
también que hay que ubicarse en la época, en los objetivos de la campaña y,
fundamentalmente, en su protagonista principal: el general Julio A. Roca, fruto de su época,
de su formación y de su clase social.
JULIO A ROCA
Las fechas en que se desarrolla la vida de Julio A. Roca, son reveladoras: 1843-1914; un
período histórico de honda significación en la vida de la Nación: el segundo gobierno de
Rosas, Caseros, Urquiza, la Constitución del 53, los conflictos entre Buenos Aires y la
Confederación y, precisamente con la presidencia de Roca, la iniciación de una nueva etapa
en la organización del país. Roca pertenecía a una clase privilegiada, ya que su padre era un
coronel de la Nación y su madre pertenecía a una tradicional familia tucumana. Se educó en
un colegio avanzado, el de Concepción del Uruguay, cuya enseñanza era muy superior a la de
las demás instituciones educativas del país. Allí recibió una sólida formación liberal que
condicionará en gran parte su actuación posterior, especialmente la política.
Al finalizar ese período, clave para su personalidad, las alternativas profesionales, en lo que
aún constituía la “era criolla” – como llama José Luis Romero al período 1810- 1880 - eran
escasas: el Derecho o el Ejército y siguiendo la tradición familiar, Roca se inclinó hacia la
segunda posibilidad.
Otro hecho importante es que antes de los veinte años había participado en dos batallas
fundamentales para la institucionalización del país: Cepeda y Pavón, y actuó también en la
guerra del Paraguay. Es decir que no fue un teórico de la vida militar sino un soldado
destacado, habituado a los esfuerzos de la campaña y que, merecidamente, recibió a los 31
años el grado de general durante la presidencia de Avellaneda, otro ilustre tucumano.
ROCA MINISTRO DE GUERRA
Como ministro de Guerra de Avellaneda, el general Roca propició la lucha de largo alcance
contra el Indio, con la finalidad de conquistar sus tierras e incorporarlas al patrimonio
nacional. Si bien inicialmente criticamos los métodos usados por Roca para llevar a cabo sus

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objetivos, también dijimos que él mismo era un producto de su época e, indudablemente, no
era el único que pensaba de esa forma, sino que constituía el concepto corriente entre la
gente culta y de posición socioeconómica elevada. Para ellos esas tierras debían ser
colonizadas por los inmigrantes europeos. Es, pues, la puesta en práctica de una concepción
liberal, enunciada además en la Constitución del 53, de acuerdo a la inspiración de Juan
Bautista Alberdi.
PAZ Y ADMINISTRACION
Por otra parte, ¿cuál era la situación del país en las décadas previas? La inestabilidad era lo
permanente. Los dos grandes partidos, el Autonomista y el Nacionalista se disputaban el
poder; el contexto social netamente dividido en dos clases; los transportes y vías de
comunicación muy escasos; El ferrocarril comenzaba a extenderse dificultosamente; las
“grandes ciudades” eran “grandes aldeas” y a ello se sumaban la falta de población, el
desierto, los grandes enemigos.
Luego de la Campaña al Desierto, rodeada de inmenso prestigio, el General Roca fue el
candidato casi obligado para la presidencia. Hubo resistencias, por supuesto, pero Carlos
Tejedor no era un oponente a su altura.
El 12 de octubre de 1880, al asumir el gobierno por primera vez, Roca lanzó su consigna
“Paz y Administración”, y a partir de ese momento comenzó según José Luis Romero, la etapa
de la “República Liberal”, de la que surgió la imagen moderna del país y se extendió hasta
1916, con el acceso de las clases medias al gobierno.
VINTTER: EL FUNDADOR
Acerca de la figura intachable del fundador de General Roca, general Lorenzo Vintter,
nacido en Buenos Aires el 11 de octubre de 1842, puede decirse que su vida estuvo
consagrada a servir a la patria, primero en las luchas por la unidad nacional, luego en la
Campaña al Paraguay, mas tarde en la guerra contra el indio, en la grandiosa marcha hacia el
sur para ampliar la frontera interior y, finalmente, como gobernador de esos mismos
territorios, propiciando las bases de una incipiente organización institucional.
EL SOLDADO
Luego de cubrirse de gloria en las batallas de Cepeda y de Pavón y en la Guerra del Paraguay,
a partir de 1879 participó de toda la Campaña al Desierto, identificado con los proyectos del
general Julio A. Roca de expulsar a los aborígenes al sur del río Negro, con el propósito de
entregar a la colonización las tierras marcadas por las rastrilladas araucanas. En septiembre
de 1879, en el paraje denominado Fisque Menuco, estableció un fuerte que con el tiempo
habría de convertirse en el núcleo inicial del futuro pueblo de General Roca. Años mas tarde ,
siendo por ese entonces comandante de la Segunda División del Ejército con asiento en la
Patagonia, y luego de la correspondiente autorización del gobierno nacional dispuso la
modificación de fuerte a pueblo “porque no hemos venido a conquistar militarmente, sino a
civilizar” como señaló al que fuera escritor e historiador, Juan José Viedma, en ocasión de una
memoria redactada en 1881.

VISION DE FUTURO
Nada puede explicitar más su capacidad de proyectarse a través del tiempo y reconocer el
futuro como el parte dirigido al ministro de Guerra y Marina, en el que expresa: “Este
acontecimiento, por su ventajosísima situación sobre el río Negro y próximo a la confluencia
de los ríos Limay y Neuquén, por la naturaleza del suelo feraz que lo rodea; por la facilidad
que tiene para comunicarse con todos y cada uno de los demás centros de población de este
valle, no sólo por las diversas vías terrestres que corren paralelas al curso del río Negro, sino
por esta misma vía fluvial, por su delineación y construcción, así como también por la
facilidad que hay de hacer de este acantonamiento un centro rico, agrícola y ganadero, por
todas estas razones tengo el honor de dirigirme a V.E. solicitando autorización para erigirlo en
“pueblo”, colocar con las formalidades requeridas la piedra fundamental de él, y designarlo
en adelante con el nombre del pueblo General Roca, tributo pobre pero elocuente de gratitud
nacional hacia el general que comandó en jefe la expedición al río Negro y dispuso el asiento
de la Segunda Brigada en el punto en que hoy se halla establecida”. Ese fue el comienzo, el
punto de partida; el futuro, la dimensión social y económica que alcanzaría la región. Vintter
la había entrevisto en lo más profundo de sí mismo.
ACCIONES CONTRA LOS INDIOS
En Mayo de 1881, en las proximidades del antiguo pueblo General Roca, y siendo jefe de la
Segunda Brigada de la Segunda División del Ejército, por entonces al mando del general

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Conrado Villegas, que había sucedido en el mando de la División Expedicionaria al desierto al
general Julio Argentino Roca, Vintter rechaza un importante ataque coaligado de los caciques
Sayhueque, Namuncurá y Reuquecurá. También participa de la Campaña de Río Negro y
Neuquén, planeada con el propósito de concluir con las incursiones indígenas por el
Neuquén. Luego de salir de Fuerte General Roca, remonta el curso del Limay, sostiene
repetidos combates con los indios hasta llegar finalmente al lago Nahuel Huapi el 9 de abril
del mismo año. Allí a campaña alcanza su objetivo, el encontrarse las tres obligadas que la
componían a orillas del majestuoso lago cordillerano.
EL GOBERNADOR
Permaneció Vintter en el ejército en campaña hasta junio de 1882, fecha en que fue
designado gobernador de la Patagonia. Posteriormente, al ser dividida ésta en varias
gobernaciones, fue nombrado gobernador de Río Negro. Durante sé gestión, la primera al
frente del ejecutivo provincial, se fundó la primera biblioteca pública de la provincia y se
imprimieron el libro y el primer periódico. Durante la revolución de 1880 realizó una marcha
de 120 leguas, desde Fuerte Roca hasta Patagones, al frente de su brigada, pero se detuvo en
ese lugar cumpliendo órdenes del gobierno nacional. En la de 1890 no tomó parte alguna, ya
que estando de parte del movimiento popular, su función le impedía actuar como militar.
En 1884 viajó a Europa y a su regreso recibió una medalla en reconocimiento por los servicios
militares presentados en el sur. Hasta 1888 residió como gobernador de Viedma, en 1891 es
designado gobernador de Formosa y vocal del Consejo Supremo de Guerra y Marina. En 1893
interviene al frente de las tropas de Buenos Aires contra la revolución radical, habiendo sido
designado Inspector General de Caballería precisamente el año anterior
LOS ULTIMOS AÑOS
En 1905, el general Lorenzo Vintter se retiró de la vida militar con 48 años de servicios,
pero no obstante continuó prestando servicios en la vocaliza del Consejo Supremo de Guerra
y Marina hasta 1910, fecha en que se traslada a Europa de donde regresó en 1912,
falleciendo tres años después en Buenos Aires.
GENERAL ROCA EN 1883
Corría el año 1883. Habían transcurrido cuatro años desde la fundación de General Roca,
cuando el coronel Enrique Godoy elevó una memoria al comandante en jefe de la Segunda
División del Ejército, en la que hace una descripción del incipiente pueblo.
“Esta población – dice el militar que tomó parte en la marcha contra Jordán, intervino en la
revolución del `74, participó en hechos de armas contra los indios, sirvió en el 2º de caballería
a las ordenes de Villegas, con asiento en Fuerte Roca; ascendió a general en el ´90 y llegó a
diputado por San Juan y ministro de Guerra del presidente Quintana- de anchas y bien
delineadas calles, números y uniformes edificios, con dos plazas espaciosas donde los
cuerpos hacen Instrucción práctica y en una de las cuales se ostenta la columna “General
Roca”. Actualmente tiene 24 manzanas que, divididas en solares, están casi todas edificadas
y cercadas, con espaciosas y buenas veredas en sus calles principales”. “Su posición
geográfica es bellísima – agrega el coronel Godoy en su memoria- hacia el sur y a la distancia
de 1.500 metros sobre el majestuoso río Negro, con sus cristalinas aguas y riberas
pintorescas por su verde y abundante vegetación; hacia el norte una línea de altas colinas
que se extienden de Este a Oeste como una muralla poderosa, teniendo (el valle) en su
totalidad una superficie semiplana y tierra muy apropiada para el cultivo en general y
especialmente para vid”.
Mas adelante, el jefe militar agrega que “la población cuenta actualmente con setenta
ciudadanos trabajadores domiciliados en ella, cada uno tiene su solar, vivienda y ocupación.
Los S.S. Jefes, oficiales y tropa en su mayor parte, tienen también sus terrenos y casas
completamente edificadas. Es pues, en conclusión, el pueblo General Roca, una colonia de
porvenir no lejano, favorecida por su topografía y por la vía fluvial del río Negro que ofrece
fácil y barata salida a los productos”.
El entonces coronel Godoy, destaca también la existencia de “un grande, sólido y cómodo
edificio destinado para escuelas públicas, otro destinado para hospital y botica, habitación
para el cirujano, farmacéutico y además personal de san8idad y dos piezas para oficina y
vivienda del telegrafista”.
Solo seis años después de escribirse el mencionado informe las aguas sublevadas
arrasaron “las anchas y bien delineadas calles y los numerosos y uniformes edificios”.
Quedaron en pié, únicamente el edificio construido por los salpicados y la comuna
conmemorativa, testimonios que aún persisten para recordar la diáfana percepción del futuro
que poseían aquellos pioneros.

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LA INUNDACIÓN DE 1899 Y EL NUEVO PUEBLO


“Río Negro, julio 23.Al comandante en jefe de la brigada de los Andes, general Rudencindo
Roca. Oficial. Urgente. Tengo el sentimiento de comunicarle que la creciente ha destruido por
completo el fuerte Roca”, así da comienzo el telegrama con el cual el coronel Jorge J. Rohde,
jefe accidental de la plaza, informará a su superior sobre los destrozos ocasionados por la
creciente de l899.
Los diarios de la época incluyeron en sus paginas las informaciones que llegaban a la
capital federal desde la región asolada por la inundación. En su edición del 28 de julio el diario
La Nación señalaba: “La ruina del pueblo se consumó en tres horas. La inundación dominó
una lomita de 4 a 5 metros de altura, único pliegue del terreno que defiende a Roca por oeste,
y venciendo este obstáculo, las aguas rodaron como una cascada sobre la población,
arrollándolo todo.”
En otro párrafo, del mismo articulo dice: ”En el primer momento hubo entre la población un
pánico indescriptible, felizmente dominado por las enérgicas medidas del jefe de las fuerzas.
Coronel Rodhe, que organizó inmediatamente el salvamento de las personas, ya que en el de
los bienes nos era posible ni pensar”.
LA NACION 1º DE AGOSTO DE 1899”
“Por iniciativa del comando militar de la división, la población se ocupa de la construcción
de sus viviendas en el nuevo fuerte Roca, que está situado sobre el mismo canal de riego, a
corta distancia de la estación del ferrocarril y a 6 metros de elevación sobre la misma. Ya
están levantándose ranchos en 125 solares – agrega – lo que representa por lo menos unos
600 pobladores civiles”
“Hasta la fecha – continúa el diario porteño- no se ha recibido el menor socorro y sin la
iniciativa acertada del jefe de la división, coronel Rohde, bien podíamos haber perecido de
hambre, pues ya escasean los víveres y muchas familias se alimentan exclusivamente de
carne”.
“La suerte de los militares no es mejor, y hay oficiales que no tienen mas que lo puesto. La
comandancia en jefe de la división está en un vagón de carga. Sin embargo, se nota mucha
actividad y un verdadero entusiasmo por el nuevo pueblo”.
RECONSTRUCCION DEL PUEBLO
La edición de La Nación del 15 de agosto de 1899 dice: “Es sorprendente el adelanto en que
se halla la reconstrucción del Fuerte Roca, en una situación que se juzga por todos
inmejorable”. Y el 25 del mismo mes agrega: “Roca (Río Negro). Acaban de visitar este
campamento los ingenieros White Henderson, gerente del Ferrocarril del Sur, Malmen, Mills,
Knos, Little y otros, quedando conformes con la elección del terreno para la nueva población y
sorprendidos del adelanto en que se encuentra”.
La Tribuna, en su edición del 12 de abril de 1900 informa: “El Nuevo pueblo de Roca.
Progresos extraordinarios. El coronel Jorge Rohde, fundador del nuevo pueblo de General
Roca, ha recibido ayer un cuadro estadístico de las construcciones realizadas durante cinco
meses en aquella localidad. En ese mismo trabajo se consigna el número de habitantes que
tiene el nuevo pueblo, según el último censo levantado a fines de marzo próximo pasado. He
aquí los datos: habitantes adultos, 694; menores 320.Total 1.014. Casas de material, 83;
casas de fierro, 37; casas de barro, 88. Total 208.
RECONOCIMIENTO
Las crónicas periodísticas de la época ponen de relieve la actuación del coronel Jorge J.
Rohde en ocasión de la trágica creciente de 1899, como así también en todo lo referente al
desarrollo de la población que se comenzaba a nuclear en el nuevo emplazamiento, pero más
fehaciente que eso es una nota que los vecinos del campamento provisorio hicieron llegar al
mencionado militar el 3 de octubre de 1899 y que expresa: “ La población civil de este
campamento agradece debidamente a Ud. los auxilios prestados, como también la valiosa
cooperación en los momentos difíciles porque hemos pasado. Agregamos a ello, el celo en la
distribución de ropa y víveres, como el trabajo y desinterés en proporcionarnos toda clase de
auxilio, lo que habla muy alto en honor de la subcomisión, por cuyo motivo quedamos
eternamente agradecidos. Sírvanse al señor presidente hacer extensivo este agradecimiento
al señor Gobernador del Territorio, que ha tenido el acierto de confiar a Uds. Un misión tan
importante como humanitaria. Saludamos al señor presidente y demás miembros con nuestra
distinguida consideración”.
PARA RECORDAR A LOS HEROES ANONIMOS

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Cuando se habla de un presente pleno de orgullosos logros, de un presente en que la tierra
rionegrina entrega al hombre la magia germinal de sus frutos y esa potencia vital que surge
de sus entrañas se convierte en riqueza, en las realizaciones, en las construcciones que se
elevan sumando piso a piso, en los caminos, en las fábricas, es necesario recordar a los
soldados expedicionarios de 1879, a los oscuros “milicos” a quienes la República confió la
extensión de sus fronteras y que lo mismo empuñaron el Remington para luchar como la pala
para cavar un testimonio actualmente persistente, como lo es el todavía denominado “canal
de los milicos” y que inaugura el regadío de la región.
Unicamente a soldados como esos podía decir Lavalle: “Camaradas de la División Sud: no
tenemos yerba, ni tabaco, ni pan ni ropa, ni recursos, ni esperanzas de recibirlos. Estamos en
la última miseria, pero tenemos deberes que cumplir”. Y tal cosa podía decirla solamente
quién había contestado al doctor Alsina al pedirle éste opinión sobre la evacuación de Carhué:
“Opino que tenemos él deber de morir en Carhué, pero si el gobierno resuelve ordenar la
retirada, desde luego que no volveré a Buenos Aires, y V:E: puede nombrar el jefe que ha de
tener la triste gloria de regresar al frente de la división”
EL SOLDADO EXPEDICIONARIO
Pero no hay duda que la gloria conquistada por los jefes esta sustentada también en la
suma de las glorias anónimas. De aquellos héroes anónimos, el coronel Adalberto A. Clifton
Goldney dice: “El soldado expedicionario era un varón en el más amplio sentido de la
palabra. Vestía harapos, que a modo de insignia ostentaban alguno que otro botón; calzaban
alpargatas envueltas en cuero con olor pestilente; denotaba en su rostro sufrimientos
estoicos, hambres caninas y el cansancio de marchas agotadoras y de combates en que se
jugaba entero sin importarle para nada la vida. Poseía excelentes cualidades para la guerra,
ágil, vigoroso y bravo en la batalla, sobrio en el comer, insensible a la miseria, habilísimo
jinete, buen baquiano, caminador incansable, resistente a todos los climas, intuitivo,
desconfiado para con el enemigo y camarada de los suyos hasta la muerte”.
A su vez, el comandante Prado señala: “Los vestuarios de los pobres milicos eran de lo más
pintorescos; no había dos soldados vestidos de igual manera. Este llevaba de chiripá la
manta, aquél carecía de chaquetilla; unos calzaban botas viejas y torcidas, otros estaban con
alpargatas; los de este grupo tenían los pies envueltos en pedazos de cuero de carnero;
aquellos otros descalzos”.
Seis pesos por mes cobraba el soldado y al respecto Prado escribe “De tal manera estaban
atrasados los pagos en el ejército en esa época que en el 80, después de la revolución, nos
liquidaron, abonándose de golpe 36 meses de sueldo. Tres años juntos y cabales. Me
acuerdo muy bien de aquel pago memorable en que me tocó intervenir – agrega – fue una
lista pasada a la puerta del cementerio: Fulano de tal – llamaba el pagador – y para uno que
no contestaba presente, exclamaba el sargento de la compañía en que había revistado el
llamado: ”muerto por los indios”; “fallecido en tal parte”, “desertó”, “se ignora destino”,
“perdido en la expedición del año tal”.
Todo para que, al final de la campaña, le fuera otorgada una medalla alegórica o un
certificado de tierras, no más de 100 hectáreas a determinar en los territorios del sud. Esos
héroes anónimos se perpetúan en el tiempo. No en momentos, sino en hechos tan sólidos y
permanentes como la tierra cultivada, los frutos ubérrimos y los asentamientos humanos que
se concretaron sobre sus huellas y que aun persisten y progresan en permanente desarrollo.
LOS SALECIANOS Y LA FUNDACION DE GENERAL ROCA
El centenario de la fundación de General Roca retrotrae la memoria a los hechos y
personajes vinculados con los tiempos iniciales de la región y, aún antes, con la ya casi
legendaria Expedición al Desierto y la simultánea llegada de los hijos de Don Bosco a la
Patagonia, en su primera cruzada misionera a una tierra que harían propicia para la
evangelización y civilización de sus habitantes.
Todo comenzó cuando en Abril de 1079 el general Julio A. Roca pidió al arzobispo,
monseñor Federico León Aneiros, que le diera un capellán para las tropas que iniciaban la
campaña que habría de extender las fronteras interiores del país.” Le voy a mandar mi
vicario” respondió Aneiros y así fue como el 24 de mayo del mismo año arribó a la isla de
Choele Choel - con las tropas expedicionarias – un grupo de salesianos bajo la dirección de
monseñor Mariano Espinoza, constituido por el padre Santiago Costamagna y el acólito Luis
Botta.
El padre Costamagna adhirió con su fervoroso celo apostólico al jubilo de la patria en aquel
solemne tedéum oficiado a orillas del Río Negro el 25 de mayo de 1879.

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Poco después, el 25 de junio de 1879, el mismo escribe a Don Bosco en Turín y
afirma…”dejando atrás un largo viaje, que nos recuerda lo de los apóstoles nuestros
misioneros americanos, con el incomparable monseñor Espinoza, han llegado a la Patagonia,
por lo tanto, las puertas de la inmensurable tierra están abiertas a los salesianos”.
1888: SIEMBRA SIN COSECHA
En 1886 se embarcaron en el vaporcito Limay Monseñor Cagliero y el Padre Zancheta;
luego de navegar aguas arribas hacia Chichinales, se le unieron los sacerdotes Milanesio y
Panaro, realizando una misión entre los soldados, los pobladores y las tribus de Sayhueque y
Ñancuche, prosiguiendo luego la labor apostólica en las dos orillas del Río Negro.
El 16 de enero de 1887 llegó la misión al viejo pueblo Roca, recibiendo la colaboración del
Comandante Quiróz, cumpliendo ordenes del general Wintter. Relatando su misión en el
pueblo, monseñor Cagliero decía: “a toque de corneta se daba a la población la señal de la
misma a la mañana y del Rosario y la instrucción a la tarde. La gente acudía numerosa pero
poco se podía obtener por la inmortalidad. Se administraron algunos bautismos y se sembró
la buena semilla, que con la gracia de Dios más tarde podrá germinar, pero al ver tan
reducidas esperanzas de frutos, permanecimos pocos días”.
Antes de internarse en la cordillera el obispo misionero escribió a su vicario en Patagones
describiéndole el cuadro de la primitiva aldea roquense y recomendándole el envío de un
sacerdote.
STEFENELLI HACIA ROCA
Clérigo aún, Alejandro Stefenelli, se ofreció a acompañar al padre Pestarino a General Roca
para intentar la aventura de una resiembra. La llegada del vapor Río Negro al muelle local es
descrita así por su propio protagonista: “La ribera estaba llena de gente: oficiales, soldados,
civiles e indios que venían a caballo a ver la llegada del vapor.
Desembarcamos con nuestro bagaje, pero como nadie nos conocía, nadie se ocupó de
nosotros. Finalmente un jovencito indio, prometiéndole una buena propina, nos ayudó a llevar
los paquetes y nos acompañó al negocio del señor Lizarriaga”.
En la incipiente población, Stefenelli ganó la admiración y el fervor de los militares merced
a sus aparatos científicos – los mismos con que había realizado en Patagones el primer
estudio climático del sur – y su máquina fotográfica.
Después de la Pascua de 1888, monseñor Cagliero confirió las órdenes a cinco jóvenes,
entre quienes se contaba Alejandro Stefenelli, y el 10 de junio el novel sacerdote se encaminó
hacia General Roca en jardinera.
En Roca le ofrecieron un edificio y los vecinos proveyeron los objetos de culto y con el
primer vapor llegó el padre Roggerone, que no hablaba castellano pero era un excelente
carpintero.
El improvisado pueblo ofrecía escasas cosas. Las aguas estancadas y las habitaciones
malsanas no tardaron en causar epidemias, y Stefenelli fue también médico; según consigna
“se podía entonces hacer mucho bien a cuerpos y a las almas”.
En un año, a su influjo, se construyeron dos colegios, y una iglesia, uno de ellos destinado a
las Hijas de María Auxiliadora. Su labor despertó algunos resentimientos y el sacerdote narra
en sus memorias que “una noche bastante oscura le atacó, cuchillo en mano, un soldado de
la escolta del jefe de la plaza, general Liborio Bernal. Un grueso garrote y los bríos del
salesiano resultaron providenciales, en la oportunidad.
EL PIONERO GENIAL
En 1891 la figura del misionero se transforma en la del pionero genial. Stefenelli previó la
futura opulencia del Alto Valle y decidió fundar la primera Escuela Agrícola. Compró 120
hectáreas, recibió ayuda del general Rudecindo Roca, floreció un huerto y comenzaron a
regarse seis hectáreas de viña, frutales y hortalizas.
Mas tarde, tras una odisea de 620 Kilómetros transportando un motor de vapor de 14
caballos y una bomba centrífuga de 14 pulgadas, se convirtió en el pionero del regadío
regional.
Hacia 1897 el canal Fourque se había reducido a un surco seco y el general Roca
acompañó al salesiano a buscar una nueva toma. En Buenos Aires contrató tres compañías de
trabajadores italianos y terminó los trabajos, el agua volvió al canal y se mantuvo constante.
Rudecindo Roca había dado su palabra de que si el riego se mantenía 14 meses contrataría
al mejor ingeniero hidráulico del extranjero y al cumplirse la fecha Stefenelli telegrafió el
acontecimiento al militar. Fue así como a fines de 1898 llegó César Cipolletti.
La personalidad de Stefenelli comenzó a ser reconocida. El general Roca le nombró
capellán militar de la División del Río Negro; el presidente Uriburu, defensor de menores y jefe

mer
del registro civil y al mismo tiempo el animoso sacerdote comenzó a construir un nuevo
colegio. Instaló el motor y movía una bomba centrífuga, dos molinos, un trépano y otras
maquinarias.
Pero llegó la inundación de 1899 – cuando todos esperaban la llegada del general Julio A.
Roca, que el primero de junio de ese año celebraría el arribo del ferrocarril a su homónima
colonia- y las construcciones salesianas se derrumbaron en el agua. “Tantas fatigas y tantos
sacrificios de más de 10 años desaparecieron en un momento; nuestros corazones lloraban de
sangre”. Recuerda el sacerdote en sus memorias.
UNA ESTATUA OLVIDADA
Muchas son las obras realizadas por el padre Alejandro Stefenelli durante su permanencia
en General Roca, luego de setiembre de 1888, fecha de su llegada a la región que le hizo
escribir: “en numerosos viajes de excursión tuve ocasión de conocer palmo a palmo las
riberas del río Negro y Colorado y desde entonces formé mi sueño de transformar aquellas
tierras en preciosos centros agrícolas, activados por laboriosos agricultores, que disfrutaron
de riego enriqueciesen a sus hogares y al país”.
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Para concretar ese sueño, Stefenelli funda una Escuela práctica de Agricultura, que
comienza a funcionar en 1891, en el colegio San Miguel, que creara dos años antes. Cuando
la inundación de 1899 inutiliza a J.J. Gomez, donde funciona hasta 1912, año en que el
sacerdote regresa a Italia.
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Si el transeúnte que deambula por los lugares donde estuvo el pueblo Viejo, actual Padre
Stefenelli, en las proximidades de General Roca, ingresa en el colegio San Miguel, transpone
una tranquera, flanquea algunas dependencias de la Escuela Secundaria, sortea algunos
rollizos derribados se encuentran de pronto, en las proximidades de una derruida casilla, con
una estatua de San José Obrero que trasmite a todo el entorno una mágica sensación de paz y
sosiego.
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Una versión oral afirma que dicha estatua fue traída por el padre Alejandro Stefenelli en
alguno de sus viajes y que la instaló en una chacra formada por él y que denominó,
precisamente, San José, y en la que quedan, como recuerdo del sacerdote dos añosos
cipreses.
Aparentemente, al cambiar de manos la finca, la estatua corrió algún oscuro destino hasta
que, muchos años después, fue encontrada semienterradas en tierras agrícolas. Recuperada,
se la instaló en su sitio Actual, donde se hallaba lo que los viejos alumnos del colegio San
Miguel recuerdan con el nombre de explanada.
Hoy, la imagen de San José Obrero reluce en los atardeceres que preceden a la primavera
rionegrina, en muda observación el cumplido sueño del padre Stefenelli, y constituye algo así
como un lazo de bronce que une nuestros días con los del visionario sacerdote salesiano.
EL OTRO BANDO: AQUÍ Y AHORA
La recordación de la campaña al Desierto realizada por las fuerzas de la Nación al mando
del general Julio A. Roca, reviste particular significación para la ciudad que lleva su nombre,
fundada por el general Lorenzo Vintter el 1 de septiembre de 1879, ya que celebra su
centenario, coincidentemente con la conmemoración nacional de la campaña militar, pero es
posible que, en el entusiasmo de la celebración se olvide al otro bando.
Es que, como en todo choque entre fuerzas antagónicas hubo vencedores y vencidos.
Ambos bandos cumplieron acciones de gran mérito; ambos lucharon no solo contra su
oponente sino también contra la naturaleza, el hombre y la sed, ambos fueron capaces de
heroísmos y de deserciones. Los combatientes de los dos bandos deben haber tenido miedo y
recordado con nostalgia sus hogares y sus familias.
Pase a todo, finalmente se cumplieron los objetivos con un gran éxito para el gobierno
nacional. En forma rapidísima se conquistaron tierras, comenzó el despegue del país; se llamó
a los inmigrantes ofreciendo mejores condiciones; empezó la colonización, se fundaron los
pueblos en los que hemos nacido y de los que estamos orgullosos; se iniciaron entre
sinsabores las tareas agrícolas, y surgieron con los años el potencial frutícola del Alto Valle; la
gran represa hidroeléctrica, las explotaciones mineras, el turismo organizado para el
aprovechamiento y exhibición de tanta belleza natural, y así hasta el infinito.
¿QUE SUCEDIÓ CON LOS VENCIDOS?
Pero ¿qué sucedió con los vencidos? La idea de Roca era acabar con el problema en ese
momento y para siempre. No era la única posición: estaba también la de Alsina que quizás

mer
por ser menos drástica – pese a todas las bromas a que dio lugar la famosa “zanja” - hubiera
evitado el exterminio de tantos seres humanos.
Alsina pensaba que si se cumplían los tratados “que si ellas, que sólo aspiran a la
satisfacción de las necesidades físicas, palpan la mejora en su modo de vivir puramente
material, puede asegurarse que el sometimiento es inevitable”.
Al expresarse de esta manera Alsina tampoco sostenía una política basada en la
convivencia y en la asimilación – como pretende Portas – porque no eran tampoco de esa
naturaleza los ejemplos que proporcionaba la conquista del Oeste de los Estados Unidos.
Triunfó la actividad ofensiva y no es eso lo que se pretende cuestionar ya que
posiblemente fuera necesario, en ese momento de fines de siglo pasado, emprender una
conquista de elevadísimo costo humano para poder lograr los objetivos mencionados.
Lo que se pretende es, en base a los hechos, reflexionar sobre la realidad actual de los
descendientes de esas poblaciones que constituyen hoy, aquí y ahora, en nuestras provincias,
sectores muy desprotegidos.
Y no es en pos de una tardía revaloración indigenista sino como resultado de la creencia
en una responsabilidad común hacia esas personas, que ya no forman parte de una cultura
extraña y a la que se temía, sino de una cultura en vías de desintegración, totalmente
descalabrada en algunos aspectos y a quienes no consideramos “indios” sino “argentinos”.
UNA RESPONSABILIDAD COMUN
Fruto de su época, el general Roca decía que “despojándoseles hasta del lenguaje nativo
como instrumento inútil, se obtendrá una transformación rápida y perpetua en elementos
civilizados y en fuerza productiva”.
Pero, ¿qué son elementos civilizados? ¿Que es fuerza productiva?. ¿Cómo se puede
integrar a una población - no digamos civilizar que tiene demasiadas connotaciones – si en
lugar de proporcionarles los medios para incorporarse al que hacer nacional se los arrincona
en “reservas”, sin más posibilidades económicas que la de una casi subsistencia?
¿Cómo se puede convertir en fuerza productiva a seres desnutridos, diezmados por las
enfermedades, con escasísima y esporádica atención médica?. Hay otro error: la lengua no se
perdió totalmente, quizás no se pierda nunca pero ya no es vehículo efectivo de comunicación
sino un signo más de diferencia que se quiere ocultar para no delatar el origen mapuche.
Hablamos, si, de una responsabilidad común que es necesario asumir y terminar con el
problema para siempre, pero con una mentalidad de un hoy que se proyecta hacia el próximo
siglo, con justicia, con sentido humanista.
LA COLONIZACION ALEMANA: UN HECHO POCO CONOCIDO
Un hecho escasamente conocido en la región es el intento de colonización dirigida u
oficial, realizado entre los años 1884 y 1886, en la Colonia Roca, donde por entonces, aún se
persistía en las tareas de excavación del primer canal de regadío.
Al respecto, Dora Noemí de Goria señala que “el tres de enero de 1884 el ministro del
interior, doctor Bernardo de Irigoyen autorizaba al doctor Carlos Calvo para negociar con una
empresa de colonización la contratación de inmigrantes para el Río Negro”.
EL ARRIBO
El 29 de diciembre llegó al puerto de Buenos Aires el primer contingente de colonos
alemanes destinados a la colonia Roca, quienes fueron embarcados en el Pomona rumbo a
Carmen de Patagones. De esta localidad salieron en carretas el 15 de enero de 1885, en un
viaje que habría de durar unos 20 días.
Recién llegaban las primeras familias de inmigrantes alemanes a la Colonia Roca cuando se
recibía en el ministerio de Relaciones Exteriores la noticia desde Berlín: se anticipaba la
partida del resto de colonos desde el puerto de Hollstein, el 18 de marzo en el vapor Lissaben.
Su arribo fue bien recibido en la incipiente colonia.
Con respecto a la colonización alemana. Antonio F. Rodríguez dice: “Todos fracasaron. Las
precarias condiciones de vida, las duras inclemencias del tiempo, la falta absoluta de agua
que impedía el desarrollo de todo cultivo y por cuya carencia hasta morían los animales,
soledades inmensas solo habitadas por zorros, algún puma, guanacos, avestruces y venados,
martinetas y perdices, fueron por cierto factores que desmoralizaron a los más audaces. La
colonia alemana no podía estar muy satisfecha y un año después – agrega Rodríguez – un
barquito de los que hacían el servicio fluvial hasta Buenos Aires (transbordando en Carmen de
Patagones) se llevaba de vuelta a la mayoría de aquel núcleo poblador, con el fin de procurar
su instalación en las provincias del norte. La elección fue optativa; algunos quedaron, aunque
muy pocos”.

mer
Ese fue el fin de la colonización alemana. El 15 de abril de 1886 se dejo sin efecto el
contrato Calvo-Schultz para colonizar 80.000 hectáreas en las márgenes de los ríos Negro y
Limay. Fue también el fin de la colonización dirigida u oficial, pero prosiguió la espontánea.
EL PRIMER PERIODICO: 1885
En la actualidad, cuando General Roca tiene el orgullo de contar con uno de los diarios de
mayor importancia del interior del país, cómo no recordar la precaria hoja manuscrita editada
en 1885 y que constituyó el primer vehículo de ideas en el viejo Pueblo de General Roca bajo
la denominación – quizá sarcástica – de “LA CIVILIZACION”.
Pablo Fermín Oreja describe así a un ejemplar existente en el museo regional “Lorenzo
Vintter”, en otro tiempo, ya que en la actualidad ese testimonio ha desaparecido.
“Se trata de cuatro páginas manuscritas ¡heroico y conmovedor alarde de cultura del lejano
pueblo!, en las que hay noticias y comentarios. La pequeña hoja, difundida en pocos
ejemplares, circula en los lugares de reunión y se fija en otros, para que todos puedan leerla.
En una de sus páginas hay un dibujo de la antigua Plaza, ubicada frente a la Comandancia
militar, en cuyo centro se alza la columna histórica que sostendría, poco después, el busto del
general Villegas, frente a ella, dos escolares sostienen un diálogo patriótico. El periódico
semanal y de “redacción anónima”. La primera parte del artículo de presentación expresa
“Nuestra propaganda embrionaria completamente, no para lo que sirve el parágrafo a nuestra
obra sino al punto en que ve la luz pública; tiene únicamente por norma la moral, sin
hipocresía; la justicia sin arbitrariedad ni servilismo y la libertad periodística sin herir
honorabilidades”…
“La Civilización” alaba el alto concepto que le inspira la prensa norteamericana y
proporciona diversas noticias de orden local y hasta internacional. Fue un principio… una
solitaria llama de las ideas en aquel tiempo de 1885. No subsistió por mucho tiempo en
aquellas precarias condiciones pero constituyó el germen de una voluntad inclaudicable: la
que construyó General Roca.
EL PRIMER MEDICO DEL PUEBLO NUEVO
La medicina roquense, que cuenta con la infraestructura sanitaria más importante de la
provincia, el hospital regional “Doctor Francisco López Lima” y más de un centenar de
profesionales en ejercicio, tiene su precursor en el médico militar, coronel doctor Isidro Lobo,
quien participara activamente, junto con el doctor Sagarnagá, en la adopción de medidas
sanitarias y en la atención de los pobladores en ocasión del desastre provocado por la
inundación de 1899, que arrasara con el primer emplazamiento de General Roca.
Al determinarse el emplazamiento del nuevo pueblo, el doctor Isidro Lobo se trasladó a
éste, edificando una residencia que aún existe, aunque con ligeras reformas, en la calle que
actualmente lleva su nombre.
En el lugar ejerció su profesión hasta su retiro debido a problemas de salud, falleciendo el
20 de mayo de 1920 a los 61 años, tras una larga y fructuosa trayectoria, ya que participó en
la Expedición al Desierto y alcanzó el cargo de Inspector General de Sanidad.
A la muerte del coronel doctor Isidro Lobo, su esposa, doña Cristina Green, presidió hasta
1939 la sociedad de Beneficencia que lleva el nombre del médico militar, entidad a la que se
deben loables iniciativas, tales como el Hogar de Ancianos, el patronato de Menores y una
permanente acción a favor de los desposeídos.
En la actualidad existe una calle de la ciudad de General Roca que lleva su nombre, como
recuerdo perenne al médico abnegado y altruista que compartió con los primeros pobladores
los tiempos difíciles de la fundación.
LA FUNDACION DE GENERAL ROCA Y LA NACION MAPUCHE
La fundación de Fuerte General Roca por parte del teniente coronel Lorenzo Vintter el uno
de setiembre de 1879, en cumplimiento de una indicación formulada por el propio general
Julio Argentino Roca en Choele Choel, a mediados de junio de ese mismo año, es uno de los
resultados de la campaña militar del período 1878 –1879, proceso conocido ponía que “… a
las tribus nómadas existentes….” “se les concederá todo lo que sea necesario para su
existencia fija y pacífica”. Sin embargo, en el artículo cuarto se aclara que “en el caso que
todas o algunas de las tribus se resistan al sometimiento pacífico de la autoridad nacional, se
organizará contra ellos una expedición general hasta someterías y arrojarlas al sur de los ríos
Negro y Neuquén”.
En el mensaje dirigido al Congreso, ya comenzaba a hacerse hincapié en la letra, y en el
espíritu del artículo cuarto, que en los del primero, al afirmar que “es necesario ir
directamente a buscar al indio en su guarida, para someterlo o expulsarlo” y en la ley
definitiva de ejecución, la que lleva el número 947, en el artículo primero 947, en el artículo

mer
primero se encuentra que “(se) dispone el establecimiento de la línea de fronteras sobre la
margen izquierda de los ríos Negro y Neuquén, previo sometimiento o desalojo de los indios
bárbaros de la pampa, desde el río Quinto y el Diamante, hasta los dos ríos antes
mencionados”.
LOS INDIOS BARBAROS
De todas maneras no es el propósito de esta nota examinar la legislación ni abrir polémica
ni juicio sobre los cambios ocurridos en la política indigenista entre los once años
transcurridos en la política indigenista entre los once años transcurridos entre la sanción de
ambas leyes, sino hacer referencia a cuáles eran los “indios bárbaros” contra quienes
estuvieron dirigidas las campañas.
Si bien las obras sobre el tema menciona la lucha del ejército nacional contra numerosas
agrupaciones indígenas, incluyendo gran profusión de nombres de caciques y jefes menores,
para visualizar mejor el problema puede decirse que el problema puede decirse que el
panorama etnográfico del norte de la Patagonia estaba dominado en esa época por la nación
Mapuche, también denominada Araucana, aunque en cuanto a esta última designación
algunos autores como Esteban de Erize, la consideran no sólo impropia, sino que hace
referencia a que los indígenas la “estimaban despectiva”.
El origen último de la nación mapuche aún no está debidamente aclarado, pero en general
se designa con ese nombre, que significa “gente de la tierra”, al conjunto de tribus que
ocuparon el territorio argentino a partir de Chile.
LA NACION MAPUCHE
La nación mapuche estaba integrada por parcialidades muy importantes que a partir de un
origen común, manifestaban sus propias individualidades.
Así, bajo la denominación genérica de “pampas”, cuya mención evoca inmediatamente
imágenes de malones y poblaciones saqueadas, se ocultan una serie de tribus emparentadas,
de origen mapuche, que comenzaron a ocupar el territorio, argentino a partir del siglo XVII,
especialmente la zona de la pampa bonaerense.
A veces se utiliza también este nombre con un sentido muy amplio, para designar a las
tribus mapuches habitantes de “este lado” de la cordillera, o el de “puelches” (gente del este,
del este en relación a los mapuches chilenos). Su área de dispersión ocupó no sólo las
pampas, sino también los valles cordilleranos y las márgenes de los ríos Colorado y Negro.
Las distintas parcialidades o agrupaciones reciben sus nombres indígenas de acuerdo a su
localización geográfica o bien a alguna característica sobresaliente. Algunas de las más
importantes se mencionan a continuación.
PEHUENCHES
Habitaban la parte sur de la provincia de Buenos Aires y se extendieron hasta la zona
cordillerana del Neuquén. Su nombre se deriva de su principal alimento, el fruto del pehuén
(araucaria araucana).
RANQUELES
Gente del cañaveral o de los carrizales. Ocuparon desde la zona al sur del río Quinto hasta
el norte del río Colorado. Esta tribu fue organizada militarmente por el cacique Yanquetruz.
PUELCHES
Denominados también vorogas. A partir de 1834, el cacique Calfucurá inició una dinastía
que heredó luego Namuncurá. Otro cacique muy importante de esta tribu fue Pincén, quien
se estableció en las proximidades de Trenque Launquén.
Sin lugar a dudas, los grupos mencionados desempeñaron un rol fundamental en el
proceso de la Conquista del Desierto, por su enconada resistencia a las tropas nacionales.
En lugar separado se puede ubicar a los “tehuelches” o “patagones”, como fueron
denominados por los españoles.
Es así como, teniendo en cuenta la evolución de las campañas militares, se puede concluir
en que el paraje en que el teniente coronel Lorenzo Vintter fundó el Fuerte General Roca, en
1879 era un lugar de paso de los grupos semi-nómades que ofrecían los mayores focos de
resistencia al noreste y al oeste de ese emplazamiento.
EL GENERAL NAMUNCURA Y GENERAL ROCA
(Cacique “General” Namuncurá: “Contento ha emprendido su marcha hacia Roca y dispuesto
a probar que lleno de confianza se ha sometido a este Gobierno…” “… y al influjo de las
derrotas sin remedio, la desintegración de sus huestes, refugiadas en las remotas regiones
del Aluminé…”)
Entre los tantos hechos escasamente conocidos de esa epopeya, que fue la Conquistas del
Desierto se cuentan dos acontecimientos vinculados a la legendaria figura del cacique

mer
Manuel Namuncurá y a su relación con General Roca. Se trata de la rendición final “ del
soberano de las tribus que poblaban las pampas” – como dice el comandante Belisle - en
mayo de 1884, y su casamiento con Ignacio Rañil en febrero de 1900.
El ocho de abril, el comandante Belisie envía un parte el ministro de Guerra, general
Benjamín Victorica, quien desde Paso de los Indios comunica que “Ayer envié a Roca al
cacique Namuncurá…. Va satisfecho del modo con que aquí le han recibido tanto los jefes y
oficiales como los comerciantes que a su llegada quemaron cohetes para darle la
bienvenida”.
Luego de referirse al aspecto del jefe aborigen, Belisie agrega: “Contento ha emprendido
su marcha hacia Roca y dispuesto a probar que lleno de confianza se ha sometido a este
gobierno. Le acompañan un oficial y la escolta del Piquete del R.2 de caballería de línea”.
“En Fuerte Roca le fue regalado el quepis de teniente coronel, el pantalón punzó con
franjas de oro y el capote militar con presillas de coronel con que se presento en Buenos
Aires.
Namuncurá se presento en Fuerte Roca acompañado por nueve capitanejos, 137 indios de
lanza y 185 de chusma, el cinco de mayo de 1884, merced a las gestiones del misionero
Domingo Milanesio y al influjo de las derrotas sin remedio, la desintegración de sus huestes y
el consejo del anciano cacique Reuquecurá, refugiado en las remotas regiones del Aluminé.
EL CASAMIENTO DE NAMUNCURA
Es en General Roca, en su actual emplazamiento, donde se realiza el casamiento religioso y
civil del cacique. En 1900, cuando se realiza la ceremonia Namuncurá cuenta con 89 años y
es de estado soltero, que ha convivido con varias mujeres y ha tenido numerosos hijos.
El casamiento religioso tuvo lugar en la vieja capilla del colegio San Miguel el 12 de febrero
de 1900 y figura en el acta Nº 58 del Libro de Matrimonio de la Parroquia, que firma el padre
Alejandro Stefenelli. La ceremonia es oficiada por el presbítero Rafael Noguéz y como testigos
actuaron Cayetano Domínguez y María Rambeaud.
El casamiento civil tuvo lugar en la misma fecha y fue registrado en el acta número dos por
el encargado del Registro Civil, señor Alberto Lizarriaga. Figuran como testigos Cayetano
Dominguez y Tomás Cueto. Namuncurá contrae enlace con la indígena, Ignacia Rañil, natural
de Bragado y que cuenta a la sazón con 38 años.
Ocho años más tarde, en la soledad del valle Aluminé, en aquel rincón de San Ignacio y casi
centenario muere el legendario rey de la pampa, en el último refugio de su raza. Su hijo
Julián, de 64 años, envía al ministro de Guerra el siguiente telegrama: “Me es doloroso
comunicar a S.E. el fallecimiento de mi señor padre D.Manuel Namuncurá, acaecido el día 31
de julio a las 11,30 de la mañana a la edad de 97 años. Después de haber sufrido las
alternativas de su enfermedad falleció repentinamente”.
UN MONUMENTO OLVIDADO
El centenario de la Expedición al desierto y de la fundación de General Roca, reactualizan
la importancia de preservar y reconstruir las ruinas del fortín estratégico Roca, situado en la
margen derecha del río Negro, y que fuera construido en agosto de 1879.
“El fuerte - dice Antonio F. Rodríguez – fue construido sobre el cerrito próximo sobre la
margen sur, como avanzada y para vigilar el camino de los Indios”.
“Su verdadero objetivo – agrega- culminó el 16 de enero de 1882 y días subsiguientes, en
que se libraron en sus contornos los últimos combates con la indiada, que amagó tomarlo por
asalto simultáneamente con la gran arremetida de los salvajes al fortín Primera División,
situado en las proximidades de la Confluencia (actual Cipolletti), que tan bravamente
defendió el entonces capitán Juan J. Gómez, con 30 hombres de tropa y 15 de la cuadrilla de
Telégrafos.
EL ATAQUE AL FORTIN ROCA
Acerca de este episodio de los primeros días de nuestra ciudad, el autor de “El Alto Valle de
Río Negro” dice “El ataque al fortín Roca, tuvo por objeto, precisamente, demorar la salida de
esas tropas en auxilio del capitán Gómez, para dar tiempo a que mil Indios al mando de
Sayhueque, Namuncurá y Reuquecurá coparan el vado del río Neuquén, para arrollar luego
toda la línea de fortines de Río Negro, en un último y desesperado esfuerzo por reconquistar
su perdido imperio”.
Los restos de las paredes de adobe del fortín estratégico Roca aún se conservan, aunque
muy deterioradas por el tiempo y las depredaciones de los “cazadores de recuerdos” y
coleccionistas. Pase al tiempo transcurrido y a las numerosas iniciativas en pro de su
conservación y reconstrucción, nada se ha realizado al respecto, aunque existe incluso una
ordenanza municipal del 21 de abril 1965, disponiendo esas tareas.

mer
Las ruinas del fortín estratégico Roca son uno de los escasos vínculos materiales con el
pasado heroico de la ciudad y de la región que aún se conservan, preservarlas es una
obligación ineludible.

Transcripto de folleto realizado en la Dirección de Prensa y Protocolo de la Municipalidad de


General Roca.
ROCA - LA FUNDACIÓN

La ciudad de General Roca, provincia de Río Negro, ubicada en el centro geográfico de la


región del Alto Valle, fue fundada por el coronel Lorenzo Vintter, el 1 de Septiembre de 1879.
Cuando el ejército expedicionario comandado por el general Julio A. Roca llegó a la isla de
Choele Choel el 24 de mayo de ese año, se estableció en el lugar. Después de varios días, su
Estado Mayor, encabezado por el general Roca, marchó hacia la confluencia de los ríos Limay
y Neuquén, consumando así la extensión de la frontera interior que había estado dominada
por los indios.
En ese trayecto, el 8 de junio de 1879, acampó en el paraje que los mapuches
denominaban “Fisque Menuco”, y que fue donde el coronel Vintter iba a fundar él “Fuerte
General Roca”, que sería erigido en pueblo el 12 de octubre de 1881, labrándose el acta
correspondiente, cuyo original se encuentra en la base de la columna histórica que sostiene el
busto del general Conrado E. Villegas, en la plaza del antiguo pueblo.
El entorno fue poblado por los regimientos que integraban la División de los Andes, y un
importante asentamiento de vecinos, que en conjunto alcanzaban a unos 2000 habitantes.
También se radicaría allí, diez años después, la misión salesiana que dirigía el Padre
Alejandro Stefenelli, fundador de los colegios San Miguel y María Auxiliadora.
En el mes de julio de 1899, una impetuosa crecida del río Negro arrasó con la población,
destruyéndola, y sólo se mantuvieron en pie el edificio del colegio San Miguel y el monumento
a Villegas.
Fue por entonces, 1 de junio de 1899, que la línea férrea de Bahia Blanca al Neuquén iba a
ser oficialmente inaugurada, con la presencia del presidente de la República, general Roca, y
una nutrida comitiva de personalidades. La ceremonia debía cumplirse en la estación
“Río Negro”, posteriormente denominada “Los Perales”, y actualmente “Padre Stefenelli”,
pero el avance arrollador de las aguas impidió la llegada del convoy presidencial, que debió
retroceder hasta Chimpay y finalmente, a Fortín Uno, donde se cumplió la inauguración.
EL NUEVO EMPLAZAMIENTO
Una dramática epopeya vivieron los pobladores del antiguo pueblo, y se salvaron
refugiándose en las bardas situadas al norte. Cuando pudieron regresar, autoridades y
vecinos encontraron en ruinas los edificios y obras que en veinte años de sacrificio habían
levantado.
Era por entonces jefe de la Comandancia Militar el coronel D. Jorge Rohde, quien después
de consultas y deliberaciones resolvió que la población debía reconstruirse en un nuevo
emplazamiento, a resguardo de futuras inundaciones.
El Poder Ejecutivo de la Nación, por decreto Nº 3619, del 25 de septiembre de 1899,
designó al paraje comprendido por las chacras Nº 220,223,224 y 237, para el nuevo
emplazamiento militar, y la radicación de soldados, vecinos, hospital, escuelas y demás
servicios.
EL AVANCE COLONIZADOR
Ya durante su permanencia en el primitivo emplazamiento, General Roca comenzó a
diseñar la futura colonia, que luego se extendería hasta cubrir las actuales 65.000 hectáreas
bajo riego, y que en sucesivas etapas daría lugar al surgimiento de las importantes colonias
Lucinda (Cipolletti), La Picasa (cinco Saltos), Allen, Ingeniero Huergo, Villa Regina, Cervantes,
Mainqué y otras.
En 1884, la nueva legislación sobre fomento agrícola, permitió trazar la primitiva Colonia
Roca, de unas 40.000 hectáreas, comenzando el asentamiento de los primeros grupos
colonizadores, constituidos mayormente por integrantes españoles, italianos, franceses,
alemanes, judíos y, naturalmente, argentinos.
Se habilitó por entonces el tendido del antiguo “canal de los milicos”, llamado así porque
en los trabajos de excavación intervinieron soldados del ejército, por el técnico sanjuanino
Hilarión Fourques.

mer
El funcionamiento de este canal fue en sus comienzos muy precario y desalentó a muchos
colonos, hasta que en 1907 se constituyó una Cooperativa de Regantes, que suscribió
acciones y posibilitó obras de rectificación y mejoramiento de las obras, hasta que finalmente,
al producirse la habilitación del canal principal y red de secundarios, aquéllas fueron
transferidas al sistema fiscal.
La habilitación de la línea del ferrocarril al Neuquén, que en 1913 iba a llegar a Zapala, y la
construcción y puesta en servicio de las obras de regadío, impulsaron notablemente el
desarrollo y progreso del Alto Valle, cuyo centro natural y capital político, continuaba y
continúa siendo la ciudad de General Roca.
EL DESARROLLO DEMOGRÁFICO
La ciudad de General Roca es cabecera del departamento General Roca de la provincia de
Río Negro. En sus comienzos, durante el régimen territoriano (1884-1955), proyectó su acción
dinámica sobre toda la extensión del departamento. Su primer municipio electivo se instaló
en junio de 1887; durante más de treinta años ejerció su autoridad institucional en toda la
región, hasta que fueron surgiendo los nuevos municipios autónomos.
En la actualidad, General Roca cuenta con 85.000 habitantes, según el censo de 1991, y
su ejido o extensión territorial abarca unas 45.000 hectáreas.
TRADICIÓN POLÍTICA-CULTURAL
Aún durante la época territoriana, cuando la vida cívica se concretaba al funcionamiento
de contados y modestos municipios, General Roca tuvo destacada influencia en el ámbito
institucional, y se proyectó a través de instituciones como el Banco de Río Negro y Neuquén,
la Cámara de Agricultura, Industria y Comercio del Valle Superior de Río Negro, el Instituto de
Enseñanza Secundaria del Alto Valle, la Asociación Deportiva de Río Negro y Neuquén y otras,
que con sede en la misma, congregaron a vecinos y asociados de toda la región.
Actualmente, es asiento de la mayor circunscripción judicial del sur argentino, con
numerosos juzgados y cámaras de la justicia provincial de distintos fueros; Juzgado Federal y
Cámara Federal de Apelaciones, Facultad de Derecho y Ciencias Sociales de la Universidad
Nacional del Comahue, Casa de la Cultura e Instituto Nacional Superior de Artes, museo y
Fundación Cultural Patagonia, colegios primarios, secundarios y terciarios, bibliotecas
públicas, Canal 10 de televisión provincial, servicio privado de televisión por cable,
aeropuerto provincial con servicio de aerotransporte provincial, regional y nacional; colegios
profesionales, cámaras de empresarios, organizaciones sindicales, Bolsas de Comercio de Río
Negro, Instituciones sociales, deportivas y recreativas, etc.
Todo este complejo se mantiene y acrecienta por la acción dinámica y solidaria de una
población que se caracteriza por su modernidad, y por una estructura urbana de servicios que
posibilita una calidad de vida comparable a la de los mayores centros del país.
Debe destacarse también que esta ciudad cuenta con uno de los diarios más importantes
del interior del país, “Río Negro”, fundado el 1 de mayo de 1912 y publicado
ininterrumpidamente desde entonces. La más moderna tecnología es aplicada en sus talleres
y oficinas, complementándose con servicios públicos de bibliotecas y archivo, una sala de
usos múltiples donde se desarrolla una importante actividad cultural, y es asiento además de
la Biblioteca Delegada de las Naciones Unidas.
BREVE RESEÑA MUNICIPAL
Como ya se ha mencionado, General Roca es uno de los municipios más antiguos de Río
Negro.
En 1884, por ley Nº 1532, fueron creados los territorios nacionales, Río Negro entre ellos,
con una superficie de 204.000 Kilómetros cuadrados y una población, según el censo nacional
de 1895, de apenas 9.241 habitantes.
En este contexto, el 2 de julio de 1887, eligen los vecinos de General Roca su primer
Concejo Municipal, el que es presidido por don Pedro Maglioni,

mer
Con algunas interrupciones, impuestas por causas de fuerza mayor, el municipio electivo
ha funcionado hasta la fecha, patentizando una notable tradición cívica en su población.
Convertidos aquellos territorios en provincia, por imperio de la ley 14.448, de junio 15 de
1955, la nueva constitucionalidad comenzó a funcionar de manera efectiva a partir del 1 de
mayo de 1958.
Reunida en 1988 la Convención Constituyente Municipal, elaboró la Carta Orgánica
Municipal, que desde entonces rige el desenvolvimiento institucional de la ciudad, cuyo
gobierno está constituido por un Poder Ejecutivo, a cargo del Intendente, un Poder Legislativo,
integrado por el Concejo Deliberante de ocho miembros, y un Poder de Contralor por un
Tribunal de Cuentas.
INSTALACIÓN DEL PRIMER CONCEJO MUNICIPAL ELECTIVO
El año 1997 marca el centésimo décimo aniversario de la instalación del primer Concejo
Municipal electivo en General Roca. La población, entonces, ocupaba su primitivo
emplazamiento en el que había sido fundada el primero de setiembre de 1879 por el coronel
D. Lorenzo Vintter.
Este importante acontecimiento, que consagra la histórica tradición institucional de nuestra
ciudad, se registra en el acta cuyo texto transcribimos:
“En el pueblo General Roca (Río Negro), a dos de julio de mil ochocientos ochenta y siete,
reunidos en el local de la Comandancia de la 2ª. Brigada, los señores Alejandro Capella, Pedro
Maglioni, Juan Dabladie, Pablo Mases, Valentín Valdez y Vicente Violich, y habiéndoles puesto
en posesión de los cargos de miembros del Concejo Municipal el señor teniente coronel D.
Victoriano Rodríguez, en representación de S.E. el señor Gobernador del Territorio de Río
Negro, quedando nombrados como titulares los señores Capella, Dabladie, Maglioni, Violich y
Mases, y como suplente el señor Valdez; se constituyeron en sesión para proceder al
nombramiento del Presidente de la Municipalidad, quedando electo por unanimidad de votos
el señor Pedro Maglioni. Nombrándose igualmente al municipal señor Pablo Mases para que
actúe como secretario interino, mientras la Corporación no nombre otro secretario fuera del
seno de la misma. (Fdo.) Pedro Maglioni, Presidente".
LOS CICLOS DE LA HISTORIA
Un análisis pormenorizado de la historia de la ciudad resultaría tedioso para un objetivo
como el que persigue este trabajo.
Por ello, apelamos a la mención de los grandes hitos que han jalonado una trayectoria vital
que se inicia en 1879 y se extiende hasta el presente.
Dividida la centuria transcurrida en diez capítulos decenales, los grandes acontecimientos
que marcan la trascendencia de la historia local, son los siguientes:
1879-1889
Llegada de la Expedición al Desierto/ Fundación del Fuerte General Roca/ Constitución del
primer Municipio.
1889-1899
Colonización y poblamiento/ La apertura del primer canal de riego/ La inundación que
destruye el pueblo.
1899-1909
El nuevo emplazamiento/ El alejamiento de las fuerzas militares/ La Cooperativa de
Regantes y el impulso al surgimiento agrícola regional.
1909-1919
Habilitación de las grandes obras de riego a partir del Dique Contralmirante Cordero/
Aparece el periódico “Río Negro”/ Se restablece (en 1912) la autonomía municipal.
1919-1929
El agua del canal principal de riego llega a General Roca/ Se habilita el primer servicio de
alumbrado eléctrico/ La actividad política vecinal se afianza en el municipio.
1929-1939
Se inaugura nueva estación del F.C. Sud en el centro de la ciudad/ La justicia letrada del
territorio se instala en General Roca/ Visita del primer obispo diocesano, monseñor Nicolás
Esandi.
1939-1949
Es creado por la acción vecinal el primer Instituto de Enseñanza Secundaria del Alto Valle
de Río Negro y Neuquén, oficializado en 1947/ Aparece “El Tribuno”, el primer diario editado
en la ciudad/ Comienza el plan de urbanización y provisión de servicios de agua potable y
desagües cloacales.
1949-1959

mer
Por primera vez la ciudadanía del territorio participa en una elección nacional (11 de
noviembre de 1951)/ Comienzan las obras de pavimentación de la ciudad/ Es colocada la
piedra fundamental del templo parroquial de Nuestra Señora del Carmen.
1959-1969
Se inaugura el dique de contención de aluviones sobre la zona de bardas, para terminar
con el grave problema de las inundaciones/ Es oficialmente habilitado el puente carretero
sobre el río Negro en Paso Córdoba, frente a General Roca.
1969-1979
En 1970, según el registro del censo nacional la ciudad alcanza los 40.000 habitantes. Los
registros anteriores fueron: 1881, 900 habitantes; 1895, 1.390 habitantes; 1900, 1.014
habitantes; 1914, 2.500 habitantes; 1947, 7.449 habit.; 1960, 25.000 habit./ Se instala en
General Roca la Facultad de Ciencias Sociales de la Universidad Nacional del Comahue.
1979-1989
La ciudad celebra dignamente su primer centenario/Se habilitan el Aeropuerto Provincial y
el Canal 10 de Televisión/ Se construye y habilita el camino pavimentado desde Casa de
Piedra hasta Paso Córdoba/ General Roca se postula como capital de la provincia, para el caso
de que Viedma se convierta en nuevo distrito federal.
EL MUNICIPIO DE ROCA Y SUS INTENDENTES DESDE 1887
Por Pablo Fermín Oreja
“En los antiguos territorios nacionales, la institución municipal se organiza y
comienza a funcionar a partir de la vigencia de la ley 1532, del año 1884. General
Roca constituye su primer Concejo Municipal el 2 de julio de 1887, cuando el jefe de la
2da Brigada de Infantería, coronel Victoriano Rodríguez pone en posesión de los
cargos a sus integrantes, que eligen como presidente a don Pedro Maglioni.
Es sabido que en Río Negro, tanto durante el régimen territoriano (1884-1955)
como desde la provincialización efectiva, en 1958, no existe el cargo de Intendente.
Se reconoce como tal, al presidente del Concejo elegido por sus pares. Durante los
períodos “de facto”, han actuado al frente de las comunas, los interventores o
comisionados, y más recientemente, a partir del año 1969 (Decreto –ley Nº 1/69), se
dio a los jefes comunales designados por los gobernadores (o interventores
provinciales), el título de intendente.
Genéricamente, pues, conocemos como “Intendentes” a los ciudadanos que,
elegidos por el pueblo o designados por la autoridad provincial, han actuado al frente
de nuestros municipios.
Hemos tratado de determinar, con la mayor aproximación posible, la lista
completa de jefes comunales de General Roca, desde 1887 hasta la actualidad, en
base a la información objetiva que hemos podido obtener. Esta lista, ordenada
cronológicamente, no es absolutamente rigurosa, porque las fuentes que hemos
consultado, no son absolutamente confiables. De algunos períodos faltan actas y
antecedentes, y la reconstrucción ha sido elaborada en base a una compulsa histórica
lo más verídica posible.

INTENDENTES Y JEFES COMUNALES


Pedro Maglioni 1887-1889 Fernando Rearte 1950-1952
Francisco Díaz 1889-1889 Alfonso Llados 1952-1955
Pedro Maglioni 1889-1892 Alerdo Laria 1955-1955
Francisco Díaz 1892-1893 Prospero Saint Martín 1955-1958
Agustín Garcia 1893-1895 Carlos Nielsen 1958-1960
M.E.Vidal 1895-1895 José E. Gadano 1960-1962
Antonio Carro 1895-1895 Eduardo Muscarsel 1962-1962
Santiago Ghiglia 1895-1897 Antonio Martinez Martin 1962-1962
Martín Caranta 1897-1897 Próspero Saint Martín 1962-1963
Alberto Lizarriaga 1898-1898 Jorge Augusto Sans 1963-1965
Cnel. Jorge Rohde 1898-1899 Alberto Gadano 1965-1966
Alfredo Seurot 1898-1899 Fabián Sour 1966-1966

mer
Alfredo Viterbori 1900-1901 Echeverria Hector 1966-1966
Francisco Suarez 1901-1902 Carlos Busser 1966-1966
Felix Isla 1902-1907 Próspero Saint Martín 1966-1968
Alfredo Viterbori 1912-1914 Francisco Lopez Lima 1968-1968
Alberto Runge 1914-1915 Adalberto Lopez Lavayen 1968-1969
Antonio Zarasola 1915-1916 Pablo Fermin Oreja 1969-1972
Alfredo Viterbori 1916-1920 Vega Napoleón 1972-1972
Agustín Fernández 1920-1922 Enrique Pellicetti 1972-1972
Alfredo Viterbori 1922-1924 Mario Vasallo 1972-1973
Ernesto Tuduri 1924-1926 Arturo Perez Petit 1973-1974
Santiago Fernández 1926-1927 Adrian Indo 1974-1976
Edmundo Gelonch 1927-1930 Zarraga Fernando 1976-1976
Edmundo Gelonch 1930-1932 Sergio Díaz 1976-1983
Edmundo Gelonch 1932-1933 Penno Luis Esteban 1983-1983
Mario Vasallo 1932-1933 Pablo Verani 1983-1985
Francisco Lercari 1933-1937 Pablo Verani 1985-1987
Angel Mandarano 1937-1938 Eduardo Saint Martin 1987-1989
Francisco Lercari 1938-1940 Carlos Nicolaus 1989-1991
Eliseo Schieroni 1940-1943 Miguel Saiz 1991-1995
José Basali 1943-1945 Miguel Saiz 1995-1999
Juan Carrasco 1945-1945 Ricardo Sarandría 1999-
Luis Mejía 1945-1947
Leandro Sasian 1947-1949
Francisco Illescas 1949-1950

Desde 1907 y 1912, corresponde a un período que no hemos podido cubrir


objetivamente. En 1907 presentaron sus renuncias los miembros del Concejo que
habían sido electos a fines de diciembre de 1904. La Gobernación integró entonces
una Comisión de Fomento, que se mantuvo hasta 1912, cuando fue restringido el
Concejo electivo.
LOS QUE TUVIERON ACTUACIÓN MAS PROLONGADA
Aunque por las circunstancias que hemos expresado esta recopilación puede
adolecer de errores y ser, consecuentemente, rectificada en algunos de sus datos,
nos animamos a consignar cuales serían los jefes comunales de General Roca que
ejercieron sus funciones por períodos más prolongados:
1. Alfredo Viterbori, que entre 1900 y 1924, y en distintas etapas, cubrió un total
de más de ocho años.
2. El actual Intendente, Sergio Díaz, que inició su desempeño en junio de 1976,
esta próximo a cumplir siete años consecutivos en sus funciones.
3. Edmundo Gelonch, como presidente del Concejo electivo entre 1927 y 1933, y
como interventor municipal entre 1930 y 1933, y como interventor municipal
entre 1930 y 1932, actuó un total de seis años y cuatro meses.
4. Prospero Saint Martín, comisionado municipal en tres ocasiones, en 1955, 1962
y 1966. En total, cinco años y.….. meses.
5. Francisco Lercari, entre los años 1933 y 1940, fue presidente del Concejo
electivo durante cinco años.
6. Félix Isla, entre 1902 y 1907 actuó al frente de la comuna roquense durante
cinco años.
En algunas emergencias, por renuncias o desplazamientos de sus titulares, algunos
funcionarios administrativos cumplieron la continuidad legal del municipio por
períodos muy breves, a veces de pocos días, por lo que nos ha parecido irrelevante
incluirlos en las nóminas precedentes.
GENERAL ROCA, MUNICIPIO DEPARTAMENTAL
Como dato histórico ilustrativo, recordamos que al constituirse legalmente el 2 de
Julio de 1887, la municipalidad de General Roca, no lo era únicamente de esta

mer
localidad, sino que su jurisdicción abarcaba todo el departamento General Roca, que
como se sabe comprende toda la zona del Alto Valle, a partir de Chichinales hacia el
oeste, abarcando por el norte hasta el límite del río Colorado. Esta situación se
mantuvo hasta principios del siglo actual, cuando comenzó el surgimiento de las
nuevas poblaciones regionales y la constitución de sus respectivos ejidos municipales.
En una nota publicada en este diario el 4 de agosto de 1977, titulada “Historia de
los municipios rionegrinos”, se dio un ordenamiento cronológico de la creación de los
mismos, a partir del de General Roca, en 1887.”
FUENTES INFORMATIVAS: Libro De actas de la Municipalidad de General Roca, año
1887.
“Municipalidad de la Ciudad de General Roca, breve reseña de la acción municipal y
descripción general de la ciudad” julio 1970 “Compendio 1947- Guía general del Alto
Valle de Río Negro y Neuquen.” T. L. Toledo “Historia de la fundación y progreso de
General Roca” 1972.

HISTORIA DE LOS MUNICIPIOS RIONEGRINOS


(Pablo Fermín Oreja)
La institución municipal ostenta viejos antecedentes en Río Negro. Durante el largo
régimen territoriano, regido por la Ley 1532 (1884-1955), la tradición política de los
pueblos rionegrinos
pasó por el meridiano de sus antiguas municipalidades. Cuando en octubre de 1884,
se crearon los territorios nacionales, comenzaron a organizarse los municipios
electivos. Nuestra ciudad, General Roca, constituyó su primer consejo representativo
el 2 de julio de 1887, presidido por Don Pedro Maglioni.
Desde luego, Viedma es. Con mucho, el más viejo municipio de Río Negro, como
que la ciudad fue fundada en abril de 1779, cien años antes que General Roca. Pero
los datos institucionales que traemos a colación son , obviamente, posteriores a 1884.
Y es importante destacar, asimismo, que aunque la ley de territorios disponía que
todo núcleo poblado que superase los 1.000 habitantes debía tener su municipio
electivo, esa previsión no se cumplía en todos los casos. Tanto es así que hasta
avanzada la década de 1940, importantes localidades es como Cipolletti, Villa Regina,
Cinco Saltos y otras, seguía rigiéndose por comisiones de Fomento.
El 16 de septiembre de 1925, siendo presidente de la República, Marcelo T. De
Alvear, y ministro del Interior el doctor José P. Tamborín, se sancionó la ley Nº 5125
que reclamó la constitución y organización de las comisiones de Fomento en los
territorios nacionales. Competía entonces al Poder Ejecutivo nacionales.
Competía entonces al Poder Ejecutivo nacional, la creación de los municipios y la
fijación de sus respectivos y la fijación de sus respectivos ejidos.
Pero, aun con esas limitaciones, la tradición municipalista se mantuvo viva y las
luchas electorales vecinales fueron intensas y perseverantes. Las agrupaciones
nacionales_ radicales y socialistas_ solían enviar a legisladores y dirigentes a
colaborar en las campañas proselitistas. En General Roca, en 1933, el ministro del
Interior, Leopoldo Melo tuvo que definir la solución de un pleito que había promovido
el funcionamiento, simultáneo de dos concejos municipales, reconociéndole a los
electos, como correspondería, la facultad de juzgar su propia constitución.
UN POCO DE HISTORIA
El ejido del primitivo pueblo de General Roca (1879 – 1899), abarcaba una
superficie de cuatro chacras, es decir, 400 hectáreas. De acuerdo con la actual
nomenclatura rural, ese primitivo ejido urbano aparece rodeado, al norte, por parte
de las chacras 250 y 254; al este, por las chacras 258, 259 y parte de la 260; al oeste,
por las chacras 240, 243 y parte de la 244; al sur, por la 249 y 255.
En cuanto al aspecto demográfico, según el censo de 1895, el municipio de
General Roca tenía 848 habitantes en su sector urbano y 542 en la zona rural,
sumando un total de 1390 habitantes. Cuando el 25 de septiembre de 1899 se fijó el

mer
nuevo emplazamiento del campamento militar y futuro pueblo, se determinaron para
ello las chacras 220,223 y 230, reservándose para su ampliación las 219,224 y 237.
En 1927 se procedió a la aclaración del decreto del 20 de julio de 1925, que
establecía que la superficie máxima de las quintas del antiguo pueblo (actual sector
estación Padre Stefenelli), no podía exceder de dos manzanas, dejándose calles
intermedias. El 24 de Julio de 1928, una delegación y ubicación de dichas quintas,
cuyos títulos provisorios fueron entregados.
LOS ANTECEDENTES INSTITUCIONALES
He procurado encontrar datos institucionales y administrativos sobre los
municipios de Río Negro, para ofrecer un ordenamiento que permita evaluar sus
orígenes. Debe entenderse que estos datos nada tienen que ver con la fundación de
las respectivas poblaciones; se refieren, solamente, a antecedentes sobre creación,
organización y/o delimitación de los ejidos comunales.
Esta nómina, que abarca 35 municipios, no pretende agotar ni decidir esos
antecedentes, porque las fuentes consultadas no son totalmente confiables. En todo
caso, servirán para que, con mejor y más completa información, pueda promoverse la
elaboración de un cuadro definitivo.
Actualmente, y desde la sanción de la Constitución provincial en 1957, los
municipios rionegrinos se rigen por las disposiciones en aquella contenidas (capítulo
segundo de la sección quinta, artículo 164 a 181); por las leyes provinciales números
38 y 916, y por otras resoluciones concordantes.
Veamos, entonces, el nomenclador de antecedentes, ordenado más o menos
cronológicamente:
LOCALIDAD FECHA CREACIÓN DEL ENTE
MUNICIPAL
General Roca 02-7-1887 Constitución primer Concejo
Municipal electivo
Bariloche 03-4-1914 Primera Comisión de Fomento
6.5.1930 Constitución de la Municipalidad
Cipolletti 28-1-1918 Integración del primer gobierno
Municipal
24.5.1928 Por decreto Nº 418 se crea el Municipio
Valcheta 20-11-1921 Creación de la Comisión de
Fomento
Cervantes 23-6-1922 Decreto Nº 5364 crea el municipio
rural
Ing. L. A. Huergo 25-8-1926 Créase la Comisión de Fomento
Río Colorado 17-5-1927 Créase la Municipalidad. Decreto Nº
5260
Cinco Saltos 24- 5-1928 Comisión de Fomento. Decreto Nº
415
Maquinchao 29-3-1929 Creación del Municipio
Villa Regina 18-1-1930 Es autorizada la Comisión de
Fomento
23.12.1930 Decreto Nº 547 crea el municipio
Choele Choel 22-12-1929 Créase la Municipalidad local
Lamarque 25-8-1932 Decreto Nº 834. Comisión de
Fomento
Luis Beltrán 19-11-1932 Decreto Nº 12864. Comisión de
Fomento
Guardia Mitre 22-11-2932 Decreto Nº 12910. Municipio Rural
General Conesa 26-10-1932 Creación del Municipio
Ing. Jacobacci 13-1-1933 Decreto Nº 15640. Creación del
Municipio

mer
El Bolsón 05-09-1933 Decreto Nº 27574. Creación del
Municipio
General Roca 01-11-1933 Decreto Nº 30908. Fijase el nuevo
ejido
Allen 10-11-1933 Decreto Nº 31055. Fijación del
nuevo ejido
Los Menucos 10-11-1934 Decreto Nº 36447. Creación del
Municipio
Gral. E. Godoy 17-11-1935 Creación de la Comisión de
Fomento
Chichinales 03-11-1935 Creación de la Comisión de
Fomento
Viedma 18-01-1934 Decreto Nº 348800. Fijación del
ejido Municipal
Pomona 06-08-1935 Créase la Comisión de Fomento
San Antonio Oeste 26-04-1936 Decreto Nº 81574. Organización del
Municipio
Pomona 23-09-1935 Decreto Nº 65800. Créase la
comisión vecinal.
Ñorquinco 03-09-1936 Decreto Nº 89591. Fíjase ejido de la
Comisión
de Fomento
Coronel Belisle 2-11-1938 Decreto Nº 17545. Creación de la
Comisión de
Fomento
Sierra Colorada 13-11-1940 Decreto Nº 55169. Comisión Vecinal
Mencué 24-10-1941 Decreto Nº 103884. Comisión de
Fomento
Fernández Oro 12-12-1942 Decreto Nº 137955. Creación del
municipio.
Ramos Mexía 14-06-1942 Decreto Nº 117724. Comisión
Vecinal
Cmte. Cordero 10-05-1943 Creación Comisión de Fomento (Km
1212)
15.11.1943 Decreto 14408. Municipio Rural
Chimpay 25-06-1943 Decreto Nº 44096. Comisión Vecinal
Mainqué 16/11/1954 Creación Comisión de Fomento
16/03/1954 Decreto Nº 3.876. Creación
Municipio
Catriel 19/10/1959 Decreto Prov. Nº 1285. Creación
comisión
Vecinal
Los datos precedentes han sido, en su mayoría, tomados de una recopilación de
efemérides históricas y administrativo-institucionales de la Gobernación provincial y
constituyen, apenas, un esbozo de lo que podría llegar a ser, ahondando la
investigación, un completo cuadro testimonial de los orígenes de los municipios
rionegrinos. Por la misma vía, habrá de llegarse también a la exhumación y
ordenamiento de los hombres de los primeros intendentes y jefes comunales.

ALFREDO VITERBORI

- Pionero del Alto Valle


- Intendente Municipal de General Roca: en el Primer período; 22-02-12 al 09-05-14
- Segundo período; 18-05-16 al 05-04-20
- Tercer Período; 06-04-22 al 18-04-24

mer
- Gobernador de Río Negro
DATOS BIOGRÁFICOS
Don Alfredo Viterbori llegó a Río Negro en el año 1896, como agente de Transporte
de la División los Andes del Ejército Nacional, la que fue enviada al mencionado
territorios con motivo del conflicto de límites con Chile, bajo el mando del General don
Rudesindo Roca y contando entre sus jefes a los señores Federico Cevallos, Oliveros
Escola, Julio C. Mallea, Grimau, Martín Gras, etc. (Se agrega copia de una nota enviada
al Sr. Viterbori en tal carácter (anexo Nº 1)
En el año 1900, ya radicado en General Roca, fundó y fue el Primer Presidente del
Tiro Federal Argentino. En el año 1920 y a fin de salvar algunas dificultades que se
oponían a la marcha de la institución, se le encomendó la tarea de fundar la Sociedad
de Tiro, tal como surge de la nota dirigida el 3 de Diciembre de 1920 por el Inspector
de Tiro de la región. (anexos 2, 2ª y 3)
En el año 1904 fue designado Consejero Consultivo del Banco de la Nación
Argentina para que emitiera opinión en los casos de duda para la distribución de los
créditos, como reza la nota cuya copia figura en el anexo Nº 4.
En el año 1905 fue nombrado miembro de la Comisión de Fomento, según surge de
la comunicación del 12 de Mayo de ese año, firmada por el Gobernador del Territorio
don Eugenio Tello. (Anexo 5)
Ese mismo año fue nombrado vocal de la Comisión Auxiliar Honoraria de
Inmigración, en unión de los señores Martín W. Gras, Presidente, R. P. Alejandro
Stefenelli, Guillermo Miró y Félix Isla, vocales. (Ver anexo Nº 6)
En Mayo de 1911 fue nombrado corresponsal dela Dirección de Estadísticas
Agrícola y Economía Rural del Ministerio de Agricultura. (anexo Nº 7)
Por decreto del 17 de Febrero de 1912 (anexo Nº 8) se lo designó vocal de la
Comisión Administradora del Canal de la Colonia General Roca. (Nº 8)
Fue Presidente durante varios años de la brigada local, de la Liga Patriótica
Argentina, según resulta de la comunicación del 1º de Enero de 1925, suscripta por el
Presidente de la entidad , Dr. Manuel Carlés. (anexo Nº 9)
Fue Concejal y primer Presidente electo de la Municipalidad de General Roca,
funciones que desempeñó varias veces entre los años 1901 y 1923 con total
desinterés y abnegación y en las que realizó y obtuvo obras de importancia para la
región como los desagües, irrigación, caminos, etc. (Anexos 10 y 11)
En materia de vialidad, construyo de su propio peculio fracciones de caminos
generales para unir General Roca con las poblaciones existentes al sur del territorio;
instaló también de su peculio la primera balsa para el cruce del Río Negro y por no
contarse con medios oficiales para ello, construyó jágüeles de mas de 85 metros de
profundidad en las travesías de mas de 20 leguas, hasta entonces sin agua para los
acarreadores y los animales.
A más de las obras de bien público enumeradas cabe consignar como prueba de
su patriotismo y desinterés, que todos los cargos enumerados fueron desempeñados
ad-honóreme, poniendo a disposición de ellos no sólo su tiempo y su trabajo sino
también sus propios recursos personales.
El 4 de marzo de 1922 fue designado Agente Tasador del Banco Hipotecario
Nacional y luego Inspector, cargo que desempeñó hasta su fallecimiento en 1936; y
en junio de 1926, Inspector de Préstamos Ordinarios y de Colonización de la sucursal
Bahía Blanca de esa institución bancaria.
Finalmente, por decreto del 26 de Septiembre de 1924, fue nombrado, en
respuesta al pedido de un gran movimiento de opinión popular, Gobernador del
Territorio Nacional de Río Negro, cargo que desempeñó durante dos años con acierto,
probidad y a entera satisfacción de la población, hasta su renuncia en 1926. Durante
su gobierno y debido a sus gestiones se obtuvieron de gobierno central importantes
obras gestiones se obtuvieron de gobierno central importantes obras para el territorio,
como los desagües de General Roca, y la reparación y ampliación de las obras de
riego de riego de Chimpay y Belisle.. (anexos 11, 12 y 13)

mer
Don Alfredo Viterbori falleció en La Plata el 7 de Marzo de 1936 y sus restos
descansan en el cementerio de General Roca, ciudad donde transcurrió casi toda su
vida y a la que dedicó todos sus afanes. El sentimiento producido por su fallecimiento
se halla expresado en los recortes de algunos diarios de esa época que se agregan
como anexos 14,15,16 y 17.
En reconocimiento de la labor desarrollada por el señor Viterbori a favor de
General Roca y de todo el Alto Valle y como reparación a la falta de homenajes a
quien había regido por tantos años los destinos de la Comuna, debida sin duda a
haber fallecido lejos del lugar, la Municipalidad de General Roca decidió dar el nombre
de Gobernador Viterbori a la prolongación Sur de la Avda. General Roca, la que fue
inaugurada solemnemente el 23 de Septiembre de 1949 en acto público con
asistencia de las autoridades. (Nº 18) Tal es, muy someramente, la actuación pública
de Don Alfredo Viterbori, primer gobernador roquense de Río Negro.
Mayores datos pueden extraerse de la obra “Historia de la Fundación y Progreso
de General Roca (R. N.)”, cuyo autor es el señor Tránsito Leandro Toledo.

FELIX ISLA - Pionero de General Roca 1902-1907


Fue electo concejal municipal el 31 de diciembre 1893 al 19 de Mayo de 1895.
Después de la creciente se radicó en el pueblo nuevo.
El 16 de Noviembre de 1902 por elecciones son reelectos para el Concejo
Municipal los señores Antonio Algán Estampa, Félix Isla, Nicanor Fernández, Federico
Escudé y Francisco Suárez. Previo juramento, toman posesión de sus cargos y se
designa como presidente municipal al señor Félix Isla.
El año 1904, es reelecto como Presidente del Concejo.
DATOS BIOGRÁFICOS
Oriundo De Navarra, España, llegó al país en 1880, y se dedicó al comercio.
Estuvo radicado en Buenos Aires, Olavaria, Patagones y finalmente en General Roca,
hasta la inundación de 1899.
Se instaló en el Nuevo Pueblo, en un amplio local, en la hoy esquina noroeste de
25 de Mayo y España, donde tiene su casa de familia.
Obtuvo algunas chacras, en las que introdujo adelantos agrícolas y además, en el
sur, en la zona de Comallo (Río Negro), un importante campo, apto para la ganadería,
donde estableció una estancia que aún se conserva.
Aparte de las funciones en el Concejo Municipal del Viejo y Nuevo Pueblo de
General Roca, fue miembro de la Comisión Administradora del canal de riego, por
varios períodos.
En 1905 forma parte de la Comisión Auxiliar Honoraria de Inmigración; también
se desempeño como Presidente del Concejo Escolar en el Nuevo Pueblo.
En el año 1910 se radicó en la Capital Federal, venía a General Roca a pasar
todos los veranos. Falleció en General Roca el 24 de febrero de 1922.
SU ACTUACIÓN EN LA COLONIA (extraído de el colono)
“Señor director de El Colono;

mer
Inútil manifestar a Ud. que el Sr. Félix Isla es uno de los vecinos mas caracterizados y
estimados de esta localidad, pues lo conozco a Ud. muy bien, y el hecho de que desde
la inauguración del pueblo nuevo General Roca, ha formado parte de todas las juntas,
comisiones y consejos municipales, siendo hasta hace poco, presidente municipal, no
hace mas que corroborarlo; miembro nuevamente de la comisión de fomento se
negó a acoplar la presidencia que declinó el señor Alfredo Viterbori.
Uno de los vecinos más antiguos, lo vemos formar parte de todas las comisiones del
canal de riego, de esta colonia, desde 1894; en esta fecha, en compañía del señor
coronel Rodríguez, jefe de división, del presbítero Alejandro Stefenelli y de don
Cayetano Domínguez, fue nombrado el Sr. Isla, secretario y tesorero, cargos más
abrumadores y delicados. En diciembre 16 de 1900, después de la creciente que
destruyó casi totalmente el canal, se designó con los mismos cargos de tesorero y
secretario de la comisión de las obras de reparación del canal. En septiembre 7 de
1905, siempre con los mismos cargos que desempeño y sigue desempeñando con
convicción y desinterés dignos de aprecio y mención en la comisión administradora
del canal y de la colonia General Roca.
El año 1903, siendo presidente de la municipalidad y encontrándose el pueblo sin
agua, pues el canal de riego estaba en seco, y viendo que parte de la población se
inspiraba a radicarse en la costa del río, tuvo la feliz idea de hacer preparar un pozo
en el centro de la plaza, el que salía surgente; suministrando desde entonces para los
casos en que por una u otra causa falta el agua en el canal, lo suficiente cantidad de
agua para el servicio de la limpieza animales y demás.
Desde septiembre 1º de 1904, es consejero privado del Banco de la Nación Argentina
desde septiembre 9 de 1905, miembro de la comisión auxiliar honoraria de emigración
en ésta, es presidente además del consejo escolar desde la fundación del pueblo, y
confiado en su ilustración, buen criterio y honradez, el gobierno le encarga los asuntos
más delicados de esta localidad y colonia, lo que sería superfluo enumerar.
Con la fineza en su trato y la Imparcialidad en sus actos; el señor Isla ha sabido
captarse la simpatía de todo el vecindario.

ELISEO CARLOS BALDOMERO SCHIERONI (1943-1945)

“Abogado, Ganadero y Agricultor, Nativo de la ciudad de Viedma de la provincia de


Río Negro.
ACTUACIÓN ESTUDIANTIL: Siendo Alumno del Colegio Internacional de Olivos en los
cursos secundarios fue uno de los organizadores y dirigente del Centro República de
CIDO.
Fue redactor de la revista “Paginas” del Colegio Internacional de Olivos.
Fue delegado por cinco años del Centro de Estudiantes de la Facultad de
Derecho”.
ACTUACIÓN POLÍTICA: “Militó en la UCR Irigoyenista. Fue siempre opositor a Alvear.
Se convirtió en propagandista activo del Radicalismo cuando Irigoyen volvió al
llano frente a Alvear en 1924. Pronunció conferencias políticas en diversos pueblos de
la Provincia de Buenos Aires y Córdoba.
En enero de 1926 en calidad de Secretario integró la delegación enviada a
Tucumán, oportunidad en que se registro la definición del Gobernador Campero por el
Irigoyenismo.
En Junio de 1926 e integrando el grupo de Oradores acompañó a Irigoyen en la
gira por la Provincia de Entre Ríos.
Al instalarse en Viedma, Río Negro, su pueblo natal, como abogado, fue
designado organizador de la UCR.
Fue el primer Presidente del Comité Radical de Viedma.
Fue dirigente político Radical de Patagones.
Fue Concejal Municipal de Patagones por el Radicalismo en 1928.

mer
A fines de 1928 fue designado Presidente de la Suprema Cortes de Justicia de
San Juan, en la intervención Nacional, cargo al que renunció después de un tiempo.
A fines de 1929, fue designado Comisionado Municipal de la Ciudad de
Corrientes en la intervención Nacional. Recibió el pavimento.
Caído el Partido Radical el 6 de septiembre de 1930, se radicó en Bahía Blanca,
combatiendo los gobiernos de Uriburu y Justo en la acción política y de la conspiración.
Fallecido Irigoyen, luego de contraer enlace en 1933, se retira a ejercer la
profesión de abogado en General Roca, Río Negro y Neuquén.
Formada la UCR en los territorios Nacionales, representó a Río Negro en la Convención
Nacional de 1937. Fue Convencional que planteó en el ceno de Convención Nacional la
disconformidad de un sector del Radicalismo con la postura del Frente del 01 de Mayo
al lado de banderas que no eran las Nacionales y del brazo de hombres de otras
ideologías.
Luego de ello se retira de toda actividad política hasta el sol de la Revolución.”
SU ACTUACIÓN DESDE 1943:
“Manifestó de inmediato su solidaridad con la Revolución.
Fue designado Comisionado Municipal de Patagones por el primer Interventor
de la Provincia de Buenos Aires, cargo que no pudo aceptar, por la distancia con su
domicilio, General Roca, Río Negro.
De inmediato fue designado Comisionado Municipal de General Roca, Río Negro.
Se inscribió en el Partido Laborista de General Roca.
Fue designado Delegado Organizador del Partido Único de la Revolución en Río
Negro, Localidad de General Roca. En tal carácter, festejó el primer aniversario del 17
de Octubre, en el año 1946 con un asado en su Casa Quinta, al que concurrieron más
de 3000 personas entre hombres y mujeres.
Continuó con las mismas tareas en el Partido Peronista.
Atento a la equivocada organización que en Río Negro imprimían al Partido
Peronista, el Diputado Andreoti y el Gobernador Montenegro, continuó como simple
afiliado.
Representó a Río Negro en la Junta Pro Reforma de la Constitución.
Fue designado representante del capital de Estado en la Empresa de Ómnibus El
Valle de General Roca, Río Negro.
A raíz de un informe que presentó no solo sobre la faz jurídica, sino sobre
material y movimiento fue designado Gerente General del Grupo Sud de Automotores
del Ministerio de Transporte de la Nación con asiento en General Roca.
Al reorganizarse la Justicia Nacional del País, fue designado Juez Federal de
Bahía Blanca en 1949”.
SU ACTUACIÓN PROFESIONAL:
“Ejerció la abogacía en Viedma, Río Negro de 1926 a fines de 1928.
En Bahía Blanca de 1931 a 1933.
En General Roca, Río Negro de 1934 a 1949.
En 1937 declinó un Poder de la Winco Estándar Oil expresando que no acepta
Poderes de Empresas que atentaban contra la soberanía de su Patria.
Reabre su Estudio en 1958 hasta Junio de 1968, fecha en que fallece.
Fue el colegiado Nº 1 del Colegio de Abogados de General Roca”
ACTUACIÓN COMO SOLDADO
“Presentó servicios como aspirante a Oficial de Reserva en el 2 Infantería en el
año 1920.
Fue uno de los organizadores y luego Presidente de la Asociación de Reservistas
de General Roca.
Forma parte de la plana mayor de los Reservistas de Bahía Blanca.
Fue el abanderado de los Reservistas de Bahía Blanca en los desfiles de 1951 y
1952.
Fue Socio Fundador de la Biblioteca Popular”

mer
(Reseña proveída por su Familia)

JUAN B. O. CARRASCO (28-01-45 al 27-06-45)


Extraído De la Gaceta Judicial del 5 de Marzo de 1949
“SE REALIZÓ EL HOMENAJE OFRECIDO AL INSPECTOR DE POLICIA SEÑOR JUAN B. O.
CARRASCO
El jueves pasado fue servido en las instalaciones del Club del Progreso, un
suculento asado a la criolla, en honor del Sr. Juan B. O. Carrasco, quien se acogió a los
beneficios de la jubilación después de 36 años de servicios de servicios en la
repartición policial.
El acto contó con un gran número de calificadas personas que vinieron al
homenaje, desde los pueblos vecinos, como así numerosos telegramas de personas y
casas de comercio de la zona.
Ofreció el homenaje el Sr. Rumualdo Pellegrini, en nombre de la organización,
palabras que reproducimos. Seguidamente habló el Sr. Mario Vasallo, quien con
elocuente e improvisadas palabras hizo entrega de una hermosa medalla de Oro que
le fue obsequiada en nombre de los amigos, y de un pergamino firmado por todos los
presentes.
También usó de la palabra el Inspector de Policía de la zona Norte, Sr. Pedro
Gillone, en nombre de los camaradas de la repartición.
Discurso del Sr. Romualdo Pellegrini
Señor Carrasco:
Los amigos aquí presentes, los verdaderos amigos que con sentido afecto le
rodean, han querido honrarme para que sea en esta circunstancia; portavoz de su
sentimiento y reflejo fiel del pesar que todos sentimos frente a la perdida de un
funcionario de las altas dotes cívicas y morales que usted posee.
Carrasco fue en verdad un funcionario que basó su acción en la amistad cívica, una
verdadera virtud natural que activo durante toda su vida por esa proverbial caridad
que lo guió en todo momento. Una amistad basada en la tolerancia, el respeto y
sencillez en las formas.
Por eso es sencillo, sin dejar de ser elocuente, el homenaje de esta noche.
Los sentimientos son la base de la existencia, el día en que la devoción, la piedad,
el amor y las ilusiones que nos conducen, sean reemplazadas por la fría razón, todos
los resortes de la actividad se encontraran quebrados. Y para afirmar esos conceptos,
es que nos hallamos reunidos aquí, procurando hacer de este momento, el más
efectivo y feliz en la vida de este amigo, cuyo prestigio radica esencialmente en su
condición de hombre de bien.
Se retira de la función pública después de 36 años de servicios continuos. Iniciado
en la repartición en el año 1913 se encuentra desde el año 1925 en el Territorio de Río
Negro, donde hizo toda su carrera. Llenó los cargos de todo el escalafón, llegando a
ocupar transitoriamente la Gobernación y Jefatura del Territorio. Por sus condiciones
fue designado por varios gobernantes, Comisionado municipal por dos veces en San
Antonio Oeste, en Viedma y Allen, culminando su actuación en esta localidad de
General Roca, con el beneplácito general.
Termino mi amigo, deseándole en su retiro encuentre las mejores satisfacciones
como justo premio a su incansable labor.
DISCURSO DEL SR. PEDRO GUILLONE
Señores:
Por GENTILEZA DE LA Comisión organizadora de este homenaje al colega y amigo
el Comisario Inspector Don Juan B. O. Carrasco, se me brinda la oportunidad de poder
exteriorizar un sentimiento, compartido por los colegas presentes, al camarada que
pasa a retiro luego de haber prestado servicios durante más de treinta y cinco años
continuados en la Institución policial. En efecto pasa a retiro el Comisario Inspector
Carrasco, con la satisfacción del deber cumplido y con la conciencia tranquila, lo que

mer
le permitirá convivir con el pueblo, con la gente, sin temor al desaire por parte de
unos y la venganza o represalia por parte de otros. Ajustó su vida de policía
A la función que determinan los Códigos y Reglamentos, haciendo como hombre de la
ley, que la Ley se cumpliera. Fue sereno en el procedimiento y nunca mezcló al delito
con la cuestión personal y jamás fue censurado por procedimientos abusivos o por
detenciones arbitrarias.
Y como premio, hoy el pueblo de Roca y localidades vecinas le brindan este
homenaje, que no terminará al finalizar el mismo sino que se perpetuará con el
respeto y la consideración de vecino, ya que como tal quedará en este pueblo.
Decía al principio que se me brinda la oportunidad de exteriorizar su sentimiento
y es el de manifestar ante este gran núcleo de vecinos que representan todas las
actividades de este Valle que cuando un funcionario de policía cuyas actividades en su
medio, suman casi 25 años, se le brindará un homenaje como el presente, es que ese
funcionario sirvió a los intereses de la colectividad con el beneplácito de todos y sin la
ofensa de ninguno.
Y este homenaje del que sois acreedor Comisario Inspector Carrasco llena de
orgullo a los camaradas presentes y ausentes y sirve de ejemplo para quienes
quedamos en servicio activo y nos dice una vez más que pueblo y policía pueden vivir
confundidos sin otra exigencia, de que el
primero, sea guardián del orden público dentro de esos conceptos.
Y ahora como un deseo de toda la Policía de Río Negro Auguramos para el colega
que llegó a la meta con honor y para su dignísima familia que lo acompaño en las
buenas y en las malas, toda la felicidad y bienestar con que Dios premia a quienes
supieron cumplir con su deber, sin llevar mas allá la función de lo que es ecuanimidad
y justicia.
Con fecha 31 de diciembre pasó a revistar en disponibilidad el comisario inspector
de Policía señor Juan B. O. Carrasco, de acuerdo al reglamento de retiros y pensiones
aprobado por decreto Nº 7726,48 para la policía de territorios, en tanto se tramita la
concesión del pase a situación de retiro.
Ingresó el señor Carrasco a la repartición policial el año 1913, en la Capital
Federal, División Administrativa.
Desde 1916 a 1921 presentó servicios en Investigaciones, siendo ese mismo
año designado subcomisario, en Santa Cruz.
En 1922 fue ascendido a comisario, pasando a Río Negro en Junio de 1925,
actuando al frente de las comisarías de Cipolletti y General Conesa. Ascendió a
Comisario Inspector en Agosto de 1926, con asiento en General Roca, en donde
permaneció hasta 1931, en que pasó a cargo de la Jefatura de Policía en Viedma
actuando también a cargo de la Jefatura de Policía en Viedma actuando también a
cargo del despacho gubernativo en varias oportunidades.
Posteriormente volvió a nuestra ciudad, siempre al frente de la Inspección Zona
Norte y mas tarde a San Antonio Oeste, donde permaneció varios años. Nuevamente
en General Roca, en el año 1945 desempeñó las funciones de Comisionado municipal
con general beneplácito. Actuó también como comisionado municipal de <Viedma,
San Antonio Oeste y Allen, en forma eficiente y correcta.
Como funcionario policial registra numerosas comisiones de servicio que importan
distinción, figurando en su legajo recomendaciones por actos de servicio,
establecimientos de hechos graves y también elogiosos conceptos de instituciones
magistrados y vecindarios.
Es el señor Carrasco de más antiguos comisario inspector de la policía Río Negro
y el que registra una más proficua y meritoria actuación”.

ALEARDO LARÍA (02-05-52 al 29-09-55)


El Sr. Aleardo Laría nació en Viedma el 26 de Octubre de 1913.

mer
Se recibió de Maestro Normal en la Escuela Normal Popular de Viedma, en el año
1939, llegó a la ciudad de General Roca después de haber sido muchos años Director
de Escuela en el desierto, se hizo cargo de la Vice- Dirección de la Escuela Nº 32 cuyo
Director era en ese momento Edmundo Gelonch, en este colegio tuvo a cargo un
curso para adultos; “Nocturno para adultos Analfabetos”, años mas tarde fue
nombrado Director de la Escuela Nº 42, donde fundó la Primera Escuela para Adultos
de la Patagonia, que funcionaba en el mismo edificio de la Escuela Nº 42, en ella
además de enseñar a leer y escribir, las personas podían tomar clases de Corte y
Confección, Contabilidad, Telar, Bordado y Economía Doméstica.
Fue electo Concejal Municipal por el Partido Peronista y nombrado Comisionado al
pasar a ser Provincia el Territorio de Río Negro, para este cargo fue nombrado por el
Gobernador de la nueva Provincia, Emilio Berenguer, su cargo tuvo una duración de
pocos meses ya que el 21 de Septiembre de 1955 estalló la revolución, donde fue
derrocado el Presidente Juan Domingo Perón.
En el tiempo que fue Comisionado realizó el primer inventario del patrimonio
municipal, organizando de esta forma los haberes patrimoniales municipales, no
realizado nunca hasta ese momento e hizo construir el puente sobre el Canal Principal
de la Avenida Roca, uniendo de esta forma la zona Norte de la zona Sur de la ciudad.
Silvia M. Fernández, (Datos obtenidos del Sr. Aleardo Laría, Agosto de 2003)

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