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HISTORIA GENERAL ROCA
VISION DE FUTURO
Nada puede explicitar más su capacidad de proyectarse a través del tiempo y reconocer el
futuro como el parte dirigido al ministro de Guerra y Marina, en el que expresa: “Este
acontecimiento, por su ventajosísima situación sobre el río Negro y próximo a la confluencia
de los ríos Limay y Neuquén, por la naturaleza del suelo feraz que lo rodea; por la facilidad
que tiene para comunicarse con todos y cada uno de los demás centros de población de este
valle, no sólo por las diversas vías terrestres que corren paralelas al curso del río Negro, sino
por esta misma vía fluvial, por su delineación y construcción, así como también por la
facilidad que hay de hacer de este acantonamiento un centro rico, agrícola y ganadero, por
todas estas razones tengo el honor de dirigirme a V.E. solicitando autorización para erigirlo en
“pueblo”, colocar con las formalidades requeridas la piedra fundamental de él, y designarlo
en adelante con el nombre del pueblo General Roca, tributo pobre pero elocuente de gratitud
nacional hacia el general que comandó en jefe la expedición al río Negro y dispuso el asiento
de la Segunda Brigada en el punto en que hoy se halla establecida”. Ese fue el comienzo, el
punto de partida; el futuro, la dimensión social y económica que alcanzaría la región. Vintter
la había entrevisto en lo más profundo de sí mismo.
ACCIONES CONTRA LOS INDIOS
En Mayo de 1881, en las proximidades del antiguo pueblo General Roca, y siendo jefe de la
Segunda Brigada de la Segunda División del Ejército, por entonces al mando del general
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Conrado Villegas, que había sucedido en el mando de la División Expedicionaria al desierto al
general Julio Argentino Roca, Vintter rechaza un importante ataque coaligado de los caciques
Sayhueque, Namuncurá y Reuquecurá. También participa de la Campaña de Río Negro y
Neuquén, planeada con el propósito de concluir con las incursiones indígenas por el
Neuquén. Luego de salir de Fuerte General Roca, remonta el curso del Limay, sostiene
repetidos combates con los indios hasta llegar finalmente al lago Nahuel Huapi el 9 de abril
del mismo año. Allí a campaña alcanza su objetivo, el encontrarse las tres obligadas que la
componían a orillas del majestuoso lago cordillerano.
EL GOBERNADOR
Permaneció Vintter en el ejército en campaña hasta junio de 1882, fecha en que fue
designado gobernador de la Patagonia. Posteriormente, al ser dividida ésta en varias
gobernaciones, fue nombrado gobernador de Río Negro. Durante sé gestión, la primera al
frente del ejecutivo provincial, se fundó la primera biblioteca pública de la provincia y se
imprimieron el libro y el primer periódico. Durante la revolución de 1880 realizó una marcha
de 120 leguas, desde Fuerte Roca hasta Patagones, al frente de su brigada, pero se detuvo en
ese lugar cumpliendo órdenes del gobierno nacional. En la de 1890 no tomó parte alguna, ya
que estando de parte del movimiento popular, su función le impedía actuar como militar.
En 1884 viajó a Europa y a su regreso recibió una medalla en reconocimiento por los servicios
militares presentados en el sur. Hasta 1888 residió como gobernador de Viedma, en 1891 es
designado gobernador de Formosa y vocal del Consejo Supremo de Guerra y Marina. En 1893
interviene al frente de las tropas de Buenos Aires contra la revolución radical, habiendo sido
designado Inspector General de Caballería precisamente el año anterior
LOS ULTIMOS AÑOS
En 1905, el general Lorenzo Vintter se retiró de la vida militar con 48 años de servicios,
pero no obstante continuó prestando servicios en la vocaliza del Consejo Supremo de Guerra
y Marina hasta 1910, fecha en que se traslada a Europa de donde regresó en 1912,
falleciendo tres años después en Buenos Aires.
GENERAL ROCA EN 1883
Corría el año 1883. Habían transcurrido cuatro años desde la fundación de General Roca,
cuando el coronel Enrique Godoy elevó una memoria al comandante en jefe de la Segunda
División del Ejército, en la que hace una descripción del incipiente pueblo.
“Esta población – dice el militar que tomó parte en la marcha contra Jordán, intervino en la
revolución del `74, participó en hechos de armas contra los indios, sirvió en el 2º de caballería
a las ordenes de Villegas, con asiento en Fuerte Roca; ascendió a general en el ´90 y llegó a
diputado por San Juan y ministro de Guerra del presidente Quintana- de anchas y bien
delineadas calles, números y uniformes edificios, con dos plazas espaciosas donde los
cuerpos hacen Instrucción práctica y en una de las cuales se ostenta la columna “General
Roca”. Actualmente tiene 24 manzanas que, divididas en solares, están casi todas edificadas
y cercadas, con espaciosas y buenas veredas en sus calles principales”. “Su posición
geográfica es bellísima – agrega el coronel Godoy en su memoria- hacia el sur y a la distancia
de 1.500 metros sobre el majestuoso río Negro, con sus cristalinas aguas y riberas
pintorescas por su verde y abundante vegetación; hacia el norte una línea de altas colinas
que se extienden de Este a Oeste como una muralla poderosa, teniendo (el valle) en su
totalidad una superficie semiplana y tierra muy apropiada para el cultivo en general y
especialmente para vid”.
Mas adelante, el jefe militar agrega que “la población cuenta actualmente con setenta
ciudadanos trabajadores domiciliados en ella, cada uno tiene su solar, vivienda y ocupación.
Los S.S. Jefes, oficiales y tropa en su mayor parte, tienen también sus terrenos y casas
completamente edificadas. Es pues, en conclusión, el pueblo General Roca, una colonia de
porvenir no lejano, favorecida por su topografía y por la vía fluvial del río Negro que ofrece
fácil y barata salida a los productos”.
El entonces coronel Godoy, destaca también la existencia de “un grande, sólido y cómodo
edificio destinado para escuelas públicas, otro destinado para hospital y botica, habitación
para el cirujano, farmacéutico y además personal de san8idad y dos piezas para oficina y
vivienda del telegrafista”.
Solo seis años después de escribirse el mencionado informe las aguas sublevadas
arrasaron “las anchas y bien delineadas calles y los numerosos y uniformes edificios”.
Quedaron en pié, únicamente el edificio construido por los salpicados y la comuna
conmemorativa, testimonios que aún persisten para recordar la diáfana percepción del futuro
que poseían aquellos pioneros.
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ALFREDO VITERBORI