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Metefisices canibales ure ae ae eat eee a ao cea oe A996 socioteaia fi 506 . VES mE "7010. BA} CE aA Eduardo Viveiros de Castro Metafisicas canthales Dal mismo autor A jnconstdnci da ana selengemy, San Pablo, 2002 From the enemy’ point of view Hunanrityand divinity in ‘Amazonian society, Chicago, 1992 ‘Spal thet star forthaseves, Chicago, 1986 ‘The invention of eulrne, Chicago, 1981 etl spech: Daribi nh as symbolic obviaon, Whaca, 1978 Lineas de antropologia postestructural t “Traducido por Stella Mastrangelo 55851 Primera edicién, 2010 © Kate Baitoras ‘Chatlona 216 ‘CI4Q7EXF Buenos Airas Calle del Bareo N® 40,30 D 28004 Madrid ‘wwewhatzeditores.com ‘ula de I edicion original: Métephysiques cermibstes Lignee d'anthropologiepost-strucrale ‘© Presses Univusitalres de France, 2009, Cat onveage, publié dans le eaca du Programme Aide 8 le Publication Victoria Ocampo, bédficie da soutien de Gultores- franea,opdratou du Misti Frengais das Altres Eteangares, tu Ministre Frangas dala Culture et de Is Gomamonica- tion a du Service do Coopécation et dAction Cultura da mibassnde de France en Argentine, Esta obra, publica en ol marco del Progeama de Ayuda ale uhlicacion Victoria Ocampo, cuenta con al apoyo de Cutures- ‘aca, operador del Ministerio Francts ds Asuntos Extcanjeros, del Ministerio Francés dela Caluray dela Conmonicacién y del ‘Servicio de Cooparecin y de AcciGn Cultural de la Exmbsjada do Francia en Argentina. ISBN Argentine: 978-987-1965-46-4 ISBN Bspetie 978-84-92946-25.9, 1 Anirosogn 2. Eatctoalismo. 1 Mastrngl, Slt 1, Ttala cD 48.56, Bt contend intalactal do cata obra go encuentra protegido por dvercas eyes y estado intr ‘que prohiben lo reproduccitn integra o extractad, ‘eaiznda yor cuslqvier procedimiento, que no cuants on la gulorlzaci6n oxprca del eto. lee Dien de caloceldr thlo kenst Impreso en Bspara por Romonyi Valls S.A. (08786 Capalades Depsito legal: B-S90-2010 indice B 25 45 59 85 99 ug 139 153 165 183 Agradecimientos PRIMERA PARTE: BL ANTI-NARCISO 1. Un impresionante retorno de las cosas 2. Perspectivismo 3.Multinaturelismo 4-Lmdgenes del pensamiento salvaje SHGUNDA PARI CAPITALISMO Y PSQUIZOBRENIA DESDE BL PUNTO DE VISIA ANTKOHOLOGICO 5 Un entrecruzamiento curioso 6. La amtisociologia de las multiplicidades 7. Todo es producci6n: la filiaci6n intensiva “THRCERA PARTE LA ALIANZA DEMONIACA 8. Metafisica de la predacién 9. Chamanisme transversal 10, La produccién no es todo: los devenires 1, Las condiciones intensivas del sistema CCUARTA PARTE: HL.COGITO.CANTBAL 199. 12, lenemigo en el concepto 213 13, Devenites del estructuralismo 243 Bibliografia i Esen intensided que se debe interpretar todo. Bl Anti-Eiipo Agradecimientos 1 El tema de este libro se ha alimentado de investigaciones ex- ppuestas en las publicaciones niencionadas 4 continuacién, que han sido adaptadas, corregidas, corisiderablemente modifica- das y desatrolladas con mira «esta redaccién: .“Perspectivismo ¢ multinaturalismé ina América indige- na’, eh B, Viveiras de Casird, A inconstancia da alia selva- gem, San Pablo, CosacNaify, 2603, pp. 347-399. 2.“ind”? Manchester Papers in Social Anithropology, 7, 2003, 3. “Perspectival anthropology and the method of controlled ‘equivocation’, Tipitf (Jounal of the Society for the Anthopo- logy of Lowland South America), 2(1),2004, pp-3-22. 4."Tiliagdo intensiva e alianga demonfaca’, Novas Estudos GCebrap, 77,2007, pp. 91-126. 5."Kamanismo tcansversal: Lévi-Strauss e a cosmopoltti- ca amazénica”, en R. Caixeta de Queiroz y R. Freire Nobre (eds,), Lévi-Strauss: leituras brasileiras, Belo Horizonte, Edi- tora uR46, 2008, pp.79-124. Numerosas personas han contribuide a la realizacién de estos textos. La mayoria de ellas aparecen en Ja bibliografla de esta obra, Sin embargo, quisiera mencionar en particular os nombres de Tania Stolze Lima, Marcio Goldman, Oiara 20 | HETAFISIERS CaMALES Bonilla, Martin Holbraad, Peter Gow, Déborah Danowski, Marilyn Strathern, Bruno Latour, Marshall Sahlins, Casper Jensen, Philippe Descola y Anne-Christine Taylor, quienes merecen agradecimiento por haber sido, en diversas formas, causantes, inspiradores, cofirmantes, defensores, raductores, criticos o de una manera u otra mejoradores de las ideas pro- puestas en este libro. ‘Una primera versién de esta obra fue presentada en oca- sign de una serie de conferencias pronunciadas en el Institut Pétudes avancées de Paris (Maison Suger), en enero de 2009, Agradezco a Yves Duroux y Claude Imbert su generosa invita- cidn, su calurosa recepeién y el ambiente de trabajo estinnula te que’ me procuraron durante esas semanas, de invierno, Last, evo seguramente no least debo agradecer a Patrice Maniglier, ‘que hizo posible este libro invitindome a emprenderto, ofie- ciéndome el contexto ideal-para publicarlo y haciéndome es- cribirlo (literalmente). Pero, aun mds importante que todo eso, debo agradecerle lo que él mismo ha escrito sobre temas muy cercanos, lo que desperté mi deseo de. emprender esta obra, simplemente porque habia aprendido algo nuevo, Primera parte El Anti-Narciso 1 Un impresionante retorno de las cosas t yo Un dia tive la intencién de escribir un libro que fuese de algn- na manera un homenaje a Deleuze ¥ Guattari, desde el punto de vista de mi propia disciplina; se Hanharfa EU Anti-Narciso: de Iaantropologta como ciencia menor, y su propésito iba a ser ¢a- racterizar las tensiones conceptuales que atraviesan la antropo~ logia contempordnea. Sin embargo, desde la eleccién del titulo ‘comenzaron a,surgir problemas. Répidamiente advertt que el proyecto roztba la contradicci6n, la menor torpeza de mi parte podfa convertitlo en un’amasijo de bravatas muy poco anti- narcisistas sobre la excelencia ce mis posiciones preferidas. Fuc'entonees que resolv{ elevar ese libro al nivel de las obras de ficci6n, 0 mas bien de las obras invisibles, el tipo de obras ‘que Borges ha comentado’iejor que nadie, y que a menudo son mucho més interesantes que los libtos visibles, como se ‘convencers quien lea las reseftas de ese gran lector ciego, Mejor que egcribir ellibro, me parecié ids opoxtiano, entonces;escri- birsobreese libro} como silo hubieran esctito ottos. Metaflscas cantbales es pues la taijeta de presentacion de otro libro, titu- lado EE Anti-Narciso, que, a fuerza de ser imaginado constante- ‘mente, ha tefminado por no existir nuncai'salvo precisamente A tavés de las pagitias que siguen:! BI objetivo principal de Bf Anti-Narciso es -tomemos pies- tado de mi’oficio el presente “etnogrético”- responder a la si- ag 1 wetastsicas cawleates sguiente pregunta: zqué les debe conceptualmente la antropo- logfa a los pueblos que estudia? Las implicaciones de esa pre- ‘gunta sin duda se percibirén con més claridad si abordamos el problema por la otra punta, 3Las diferencias y las mutaciones internas de la teoria antropolégica se exptican principalmen- te (y desde el punto de vista hist6rico-critico exclusivamente) por las estructuras yas coyanturas de las formaciones sociales, de los debates ideolégicos, de los campos intelectuales y de los contextos académicos de los que surgieron los investigadores? Bs ésa la tinica hipétesis pertinente? sNo seria posible proce- der a un desplazamiento de la perspectiva que muestre que los ims interesantes entre los conceptos, los:problemas; las enti- dades y los agentes introducidos por las teorfas antropolégicas tienen su origen en la capacidad imaginativa de las sociedades {0 los pueblos, o los colectives) que se proponen explicar? No sorf alli donde reside la originalidad de la antropologtc, en esa alianza, siempre equivoca, pero con fiecuencia fecunda, entre las concepciones y las précticas provenientes delos mundos del “sujeto”y del “objeto”? La pregunta de iB! Anti-Narciso es entonces epistemolégica, es decir, politica. Si todos estamos mds o mienos de acuerdo en deciv que la antropologia, a pesar de que el colonialismo cons- tituye uno de sus @ priori bist6ricos, hoy parece estar en vias de cerrar su ciclo kérmico, entonces es preciso aceptar que es hhora de radicalizar el proceso de reconstitucién de la disciplina levindolo hasta su fin, La antropologia esté lista para aceptar {Integramente su nueva misi6n, la de ser la teorla-préctica de la descolonizacién permanente del pensamiento. Pero es posible que no estemos todos de acuerdo, Hay quie- nes todavia creen que la antropologia es et espejo dela socie- dad. No, ciettamente, el de las sociedadles que dice estudiar ~ya no somos tan ingentios (aungue...)~, sino de aquellas en cuyas [UW INDEESIONATE RETORRO BE LAS COSAS. | 15 entrafias fue engendrado su proyecto intelectual, Bs conocida a popularidad de que goa, en ciertos ctrculos, la tesis segin la cual la antropologta, exotista y primitivista de nacimiento, no puede ser ofra cosa que un teatro perverso en él que el “otro” siempre es “tepresentado” o “inventado” de acuerdo con los s6rdidos intereses de Occidente. Ningona historia, ninguna antropologia puede camutflar el paternalismo complaciente de esa {ps que transfigura a esos autodeclarados otros en ficcio~ rs de la imaginacién occidental, sin vor ni voto. Acompafiar semejante fantasmagorfa subjetiva con una évocacién de lx dialéctica de la producci6n activa del Otro por el sistema colo- nial es simplemente agregar ef insulto a la injutia, y proceder como si todo discurso “europeo” sobre los pueblos de tradi- ci6n no europea no tuviera otra funcién que iluminar nuestras “representaciones del otro”, es hacer de cierto poscolonislismo te6rico el estadio dtimo del etnocentrismo. A fuerza de ver siempre al Mismo en el Otro ~de decir que bajo la mascara del otro es “nosotros” Jo que nosotros mismos contemplamos-, terminamos por contentarnos con acortar el trayecto que nos conduce directamente al final y.no interesarnos mas que en lo ue “nos interesa’, a saber; nosotros mismos. : Por el contrarlo, una verdadera antropotogia “nos devuelve de nosotros mismos una imagen en la que no nos reconocemos” (Maniglics, 2005: 773-774), pues lo que toda experiencia de otra cultura nos ofrece es una oportunidad de realizar una experi- mentacién sobre nuestra. propia cultura; mucho més que una variacién imaginaria, una puesta en vatiacion de nuestra ima- gitacién, Bs preciso extraer todas las consecuencias de a idea de du las sociedades y las culturas que constituyen el objeto-de la investigacién antropol6gica influyen, o para decitlo claramente coproducen, las tects sobre la sociedad y la cultura fornmaladas 2 partir de esas investigaciones. Negar es0 es aceptar tn cons 16 | METANISICAS CANIBALES tructivismo de sentido tnico que, so pena de autoimplosion, esta obligado a desembocar en el acostumbrado “relato corto”: hasta el momento en que el ator de la denuncia critica toma la plu- ‘ma, la antropologia siempre ha consteuido mal su objeto, pero a partir de ese momento se hace la luz y empieza a eonsteuir- Jo correctamente, En realidad, cuaido nos inclinanios sobie las lecturas quie se han hecho de Time and the Other (Fabian, 1983) ¥ suis numerosos sucedéncos, es imposible saber si estamos de nuevo frente a una crispacién de desesperanza cognitiva ante la naccesibilidad de la cosa en sf, o ante la vieja taumaturgia ilumi- pista segtin Ja cual ef autor encarna a la razdn universal Hegada para disipar las tinieblas de la supersticién: ya.no la de los indige- nas, sino por supuesto la de los autores que lo han precedido, La lesexotizacién del indigena, que no est tan lejos, contraproduce tuna fuerte exotizacion del antropslogo de no hace tanto tiempo. Proust, que sabfa dos o tres cosas sobre el tiempo y sobre el otro, deecta que nada parece mAs antiguo que el pasado reciente. Bloquear este tipo de reflexi6n epistemol6gica-polltica es uno ‘de Jos principales objetivos de El Anti-Narcise. Pero para vealizar sa tarea, lo sitimo que deberfamos hacer serfa implicar ala an- ‘tropologia en una relacién servil con Ia economia ola sociologia, quetiendo hacerle asumit,en un expiritu de emulaci6n obsequio- sa, los metatrelatos de la modernidad predicados por esas dos ciencias (Englund y Leach, 2000), cuya funcién principal parece set la recontextualizacién represiva de la préctica existencial de todos los colectivos del mundo en'los términos del “colectivo de pensamiento” (thought collective) del analista, La posicién que se sostiene aqui, por el contrario, afirma que la antropologia debe 1 ease a ltncion propuersta por Lévi-Strauss (1973 [3964]: 360-36) entre Jsantyopologa, clencia centrifuge’ que adopta “el punto de vista dela Fnmanencia’ yl econona y lasocologl, cencas “centtpetas que atelbuyen un “valor trasceidenta” al sociedad del abservaden UM INPRES DUANE RETORRO DE LAS COSRS. | 17 permanecer al aire libre; que debe continuar siendo un arte de las distancias, y miantenerse alejada de los recovecos irOnicos del Alma occidental (siel Occidente es una abstraccién, su alma defi- nitivamente no lo es); que debe ser fe al proyecto de exterionina- ci6n dela raz6n que siempre la ha empujado, en forma insistente con demasiada frecuencia muy a su pesar—a safir del ambiente sofocante del Mismo. La viabilidad de una auténtica endo-antro- pologia ~aspiracién que hoy, por miiltiples razones, se encuentra tn clenden del da de la agenda discipfinava- depende as en forma crucial, de la ventilacién te6rica favorecida desde siempre por le exo-antropologia; ciencia “de campo” en el sentido verda- deramente importante. BL objetivo de HI Anti-Narciso, enitonces, es ilustrar la tesis segiin la cial todas las teorfas antropolégicas no triviales son versiones de las prdcticas de conocimiento indigenas: asf esas teorfas se ubican en.una stricta continuidad estructural con las pragmaticas intelectuales de los colectivos que hist6ricamente ‘se encuentran en “posicién de objeto” con respecto ala disci plina, Se trata de esbozar una descripcién performativa dé las tansformaciones del discurso de la antropologia que estén en el origen de la interiorizacién de la condicién transformacio- nal de la diseiplina en cuanto tal, es decir el hecho (te6rico, desde luego) de que no es més que una anamorfosis discutsiva de las etnoantropologias de los colectivos estudiados. Toman- do el ejemplo, por asi decir al alcance de la mano} de las con- cepciones amazénicas de “perspectivismo” y de “multidatura- Jismo” (el autor de estas Kneas es un etndlogo americanista), Ia infencidn de Bl Anti-Narciso consiste en mostrar que los estilos 2. Logue de ninguna manera quiere deci quelas primerasy ls segunda sean “piste moldpleamente homogéneas, desde cl punto de vita de Ia enicas ‘empl yde los problemas impliados(Stathern, 1987) 3B | NETATISICAS CANIBALES de pensamiento propios de tos colectivos que estudiamas son fa fuerza motriz de la disciptina, Un examen més profundo de 8 y, de sus implicaciones, particularmente desde el punto de vista de la elaboracién de un concepto antropol6gi- co de concepto, debe ser capaz de mostrar su importancia en Ja génesis, hoy en curso, de una coneepeién totalmente nueva de la pridctica antropol6gica, Una niieva antropologfa del con- ceplo, en sum, que corresponde a un nuevo concepto de la antropologia, segtin el cual Ia descripcién de las condiciones de antodeterminacién ontoldgica de los colectivas estuciados prevalece absolutamente sobre la reduccién del pensamiento hhumano (y no humeno) a un dispositivo de reconocimient lasificacién, predicacion, juicio, representacién... La antropo- Jogta como “ontologia comparativa”(Holbraad, 2005): tal es ef verdadero punto de vista de la inmanencia.’ Aceptar la oporta- niclad y la importancia de esta tarea de pensar el pensamiento de ot:o modo ¢s,comprometerse con el proyecto de elabora- cién de una teoria antropolégica de la imaginacién concep- ‘wal, sensible a la cteatividad y a la reflexividad inherentes a la vida de todo colectivo, humane y no human. Ash el titulo del libro que estibamos describiendo.tiene la in- tencién de sugerir que nuestra disciplina ya esté escribiendo los primeros capitulos de un gean libro que seria para ella como sti Anti-Edipo, Porque si Edipo es el protagonista del mito fanda- dor del psicomndlisis, nuestro libro propone la candidatura de ‘Narciso para el puesto de santo patrono o demonio tutelar de la antropologta, que (sobre todo en su versién “filoséfica”) siempre hha estado un poco demasiado obsesionada por la determinacién 3. Asino es eactomentel msn pam gue ela Lévi-Strauss en ps citado més arriba, pee UW IKEESIONANIE RETORNO DE CAS COSAS | 419 del attibuto o el eriterio fundamental que distinguitia al sujeto del ‘discurso antropologico de todo lo que é! (es decir nosotros) no es: Io no-occidental, lo no-moderno o lo no-humano. Di- cho de otro modo: zqueé es Io que “no tienen” los otvos que Jos constituye, ante todo, como no-occidentales y no-moder- ‘nos: el capitalismo y In racionalidad? gE individualismo y el ctistianismot (O quizés, més modestamente, la Goody: jla eseritura alfabétiea y la dote matrimonial?) sY cules serfan a continuacién las atisencias aun més estruendosas que consti- tuitfan a esos dros como no-humanos {o més bien a los no~ humanos como nuestros verdaderos otros): ¢1 alma inmortal? Bl Lenguaje? gBl teabajot gla Lichtung? jLa prohibicién? {La neotenia? jLa metaintencionalidad? "Todis esas ausencias se parecen. Porque en verdad poco im- ports, puesto que el problema, justamente el problema, cont ne ya la forma de la respuesta: la forma de una Gran Particion, dé un mismo gesto de exclusin que hace de la especie humana elandlogo biolégico del Occidente antropol6gico, confiundien- do a todas las otras especies y todos los ottos pueblos en una Alteridad privativa comin. En realidad, interrogarse sobre Yo que’ “nos” hace diferentes de los otros ~ottas especies y otras ceulturas, poco importa quiénes son “ellos”, porque lo que im- porta ¢s “nosotros”— es ya una respuesta, Por lo tanto no se trata en absoluto, al rechazar la pregunta “Qué es (Io propio de) el Hombre’ ‘de decie que el “Hom- bie” no tiene esencia, que el set del Hombre es la libertad y la indeterminacién. Se trata de deciv que la pregunta “;Qué es el Hombret” ha Tlegado a sex, por razon historicas demasiado evidentes, una pregunta a-la-que es imposible responder sin fingimiento; en otras palabras, sin continuar repitiendo que lo propio del Hombre es no tener nada propio, lo cual aparente- ‘mente le da derechos ilimitados sobre todas las propiedades 20 | HETAFTSEEAS CARALES de todos los demas. Respuesta milenaria en “nuestra” tradicién intelectual, que justfica el antropocentrismo por esa im-pro- piedad humana: la ausencia, la finitud, la falta-de-ser son la distincién que la especie se ha consagrado a llevar, en beneficio (segin quieren hacernos creer) det resto de los vivientes, La carga del hombre: ser el animal universal aquel por el cual exis- te un universo. Los no-humanos, como sibemos (spero cémo_ Jo sabemos?), son “pobres en mundo”, hasta la alondea,.. En cuanto a los humanos no occidentales, se nos empuja discieta- mente a sospechar que en materia de mundo, de todos modos estn reducidos ala porcién congrua. Nosotros, slo nosotros, los europeos, somos los humanos completos, o si se prefiere, grandiosamente incompletos, los millonarios en mundos, los acumuladores de mundos, los “configuradores de mundos”. La metafisica occidental es verdaderamente la fons et origo de to- dos los colonialismos. Puesto que el problema cambia, la forma de responderlo cambia también: contralos grandes divisores, una antropolo- gia menor haria proliferar las pequefias multiplicidades -no el narcisismo de las pequefias diferencias, sino més-bien el antinarcisismo de las vatiaciones continuias-; contta los hu- manismos completos.o finalizados, un “humanismo. inter minable” (Manighier, 2000), que rechaza la constitucién dle la humanidad como un orden aparte. Subrayo: harfa proli- ferar la multiplicidad. Porque no se trata en absoluto, como lo recordaba oportunamente Derrida (2006), de predicar la abolicién de las fronteras que unen-separan signo y mundo, personas y casas, “nosotros” y “ellos”, “humanos” y “no-hu- manos”: las facilidades reduccionistas y los monismos porté- tiles estan tan fuera del juego como las fantasfas fsionales; 4. Meineluyo aqul or corte, Uv rmPRESTONAMTE RETORHG BE LAS COSAS | 21 se trata mds bien de “irreducirlos” (Latour) y de indefinirlos, haciendo que todas las Iineas de particién se flexionen en una curva infinitamente compleja, No se trata de borrar los con- tornos, sino de plegarlos, de densificarlos, de irisarlosy de. fractarlos. “He aht lo que quisiéramos decit: un cromatismo generalicado...” (Deleuze y Guattati, 1980: 123). Cromatismo: es con el lenguaje del. estructuralismo que se escribe el pro- ‘gran de su posteridad, EH borrador de Ef Anti-Narciso empez6 a ser pasado en lim- pio por un grupo de antropélogos que son responsables dela profunda renovacién de la disciplina, Aun cuando se trata dé autores conocidos, su obra todavia esta lejos de tener el reco- miento y Ia difusién que merece, incluso, para el caso de ‘uno decellos, en su propio pais de origen, Nos-teferimos aqui al estadounidense Roy Wagner, que tiene en su activo la muy rica nocién de “retroantropologia” (reverse aittropology). 0 Ja elaboracién de-una vertiginosa semistica de la “invenci6n’” y de la “convencién’, asl como el esbozo visionario de un con- Cepto antropol6gico del concepto; a lx antropéloga briténica Marilyn Strathern, a quien debemos una desconstruccién- potenciacidn cruzada del feminismo y de la antropologta asf como las ideas-fuerza de una “estética indigena” y de un “andlisis indigena” que constituyen de alguna manera las dos partes de una anticritica melanesia de la raz6n occidental, © también la invencién de un modo de descripcién etnogré- fica propiamente posmelinowskiano; y al borgofién: Bruno Latour, a quien debemos Ids conceptos transontolégicos de colectivo y de.actor-red, el- movimiento paradéjico de un “no-haber-sido-nunca” (moderna) y el reencantamiento an- tropolégico de la prictica de las ciencias, A éstos han vetiido A agregarse, mas recientemente, muchos otros colegas que no 22, HEAHISIEAS CanleaLes nombraremos, en la medida en que seria imposible hacerlo cometer tna injusticia, por omisi6n 0 por comision# Pero mucho antes que todos ellos, citados 0 no, estaba ya (Claude Lévi-Strauss, cuya obra tiene uma cara vuelta hacia el pa- sado de la disciplina, que ella corona, y otra hacia su futuro, que anticipa. Si Rousseau, segiin este autor, debe ser visto como el fundador de las ciencias humanas, entonees habria que decic del propio Lévi-Strauss que no sélo las refunds, con el estructura- lismo, sino que las ha vistoalmente “in-fundado”, indicanclo el camino hacia una antropologia de Ia inmanencia, camino por elcual él, por lo demas, “como Moisés conduciendo a su pueblo. hasta una tierra prometida de la que él jams contemplarfa et esplendor’, jams se aventuré realmente# A? plantear el cono- cimiento antropolégico como una transformacién de la praxis indigena —"la antropologfa intenta elaborar la ciencia social de Jo observado” (Lévi-Strauss 1958 [1954]: 397)- y diez afios mas ‘tarde ol definir las Mitoligicas como “el mito de la mitologia” (41964: 20), Lévi-Strauss ech6 las bases de una “flosofia por ve nis” (Hamberge 2004; 345), marcada positivamente por el sello dela interminabilidad y de la virwualidad. Claude Lévi-Strauss, fundador del. fostestructuralismo.. ‘Hace ya diez aiios que,en el posfacio a un yolumen de L’Homme '5 Habra que hacer uns gran excepcién para Ti Ingold que, con Philippe escola ~de quien hablstemas mis adelante-essin duda el antropéiogo que ins ha hecho por volver a poner en discus ls picticiones ontologies ‘tnglobantes de nuestra tren itelectualen particular In que separa 2 ‘a “humngnie!” del “ambiente” (v6ase Ingold, 2000). Ta muy esfmolante obra de Ingold (qucha tenido fuerte infliencis en mis trabajos sobre el perspecivinmo amcrindio) dents, sin embargo, una dud sistémice con a Fenomenologi, lo que hace que sus rdaciones con los autores ys conceptos que sc cxuminan en ese ensayo sean ms bien indirect, (6 La ahusin a Mois ae encuentra en la “Introdcidn la obra de Marcel Mauss” (Lévi-Steaus, 1950; xown). El autor aprega:“Debe de haber en alguna parte un pasa decisive que Mauss no faanqued..." UW IHDRESIONANTE REIORRD BE LAS COSAS. | 23 consagrado al balance de la herencia estructuralista en los es- tucdios del parentesco, el decano de nuestra disciplina hacia un ‘comentario tan penetrante como decisive: Bs digno de noter que a partir de un anélisis critico de Ia nocién de afinidad, concebida por los sudamerica- ‘nos como una bisagra entre dos opuestos: humano y divi- nig, amigo y enemigo, pariente y extraflo, nuestros colegas Drasilesios hayan Jegado a aislar lo que podria Hamarse'una smetatisica de In predaci6ri. (...] De esa corriente de ideas se ‘mente afirmada). :Por qué los animales (u ottos) se ven como 4; Ta revelacin de es costa aocmnalment culo los sees 8 por eo que es concede de diversas maneras-pero ode tdasas manetss- coma “ns vendo qu el costédo apart) et fimaene acl coh Ia votenia, en las tradiiones intcectuales respective animalded del human pe nosotosy a unanlda del ana pea ls emetlain, ‘raramente se actualizan sin dar lugar a consecuencias desteuctivas, Los cubeo 4a oroeste cde Is Asean dicen que" ferelad el jaguar ead eigen humane” (Irving Goldman). ee a ULTIMATURALISHO | 52 humanost Precisamente, creo, porque nosotrés, fos humanos, Jos vemos como animales, viéndonos a nosotros mismos como humanos, Los pecaris no pueden verse como pecaris (y qui- zs cspecular sobre el hecho de que los humanos y otros se- zes son pecaris bajo sus ropajes especificos) porque ast es el ‘modo como son vistas por los humanos, Silos humanos seven como humanos y son vistos como ne-humanos ~animales‘o espfritus- por los no-humanos, entonces necesariamente los animales deben verse como humanos. Lo que al petspectivis: ‘mo afirma, en definitiva, no es tanto la idea de que lo’ anima- leg son “en el fondo” parecics a fos humanos, sino la idea de que,en cuanto humanos, “en el fondo” son otra cosa; tienen, finalmente; un “fondo’; otro “costado’, son diferentes de ellos ismos. Ni animismo —que afirmaria una semejanza sustan= cial o analégica entre animales y humanos- ni totemismo -que afirmaria.wna semejanza formal uw homolégica-entre diferen- cis intrahumanas.y diferencias inter-animales~ el perspecti- vismo afirma una diferencia intensiva que lleva la diferencia humano/no-humano al interior de cada existente. Asi, cada ser se encuentra como separado de sf mismo, y sélo se vuelve se~ Anejante « los dems bajo la doble éondicién sustractiva de'esa autoseparacién comin-y de una éstricta complementariedad; porque si todos los modos de lo existente son humanos para st mismos, ninguno es humano para ningdn otro, por lo tan- to la humanidad es recfprocamente reflexiva (el jaguar es un, hombre para el jaguar, el pecari es un hombre para el pecari), pero no puede set mutua (en el moment en que el jaguar es ‘un hombre, el pecarf no lo es, y viceversa)? fie es, en tiltimo 7 Atmos que, spar nosotros “l home el obo dt hombre’ para los doses fob el gue puede ser un hombre paaelobo; sn embargo _ se slompreel hecho de queel homie lobo no pueden ser hombre (Gobo) a miso emp 5. | MELAFISHAS CANUBALES . anilisis, el sentido delalma® Si todos tienen alma, nadie coin- cide consigo mismo. Si todo puede ser humano, entonees nacd ‘es humano en forma clara y distinta. La humanidad de fondo hace problemitica la humanidad de forma, 0 de figura. Peto finalmente, si los.no humanos son gente; y por To tanto s€ ven como gente, por qué no ven a todas las personas c6smi- 4 cas como se ven 4.si mismos? Si el cosmos.esté saturado de hu- manidad, spor qué ese éter metaflsico ¢s opaco, 0 en el mejor de Jos casos, por qué es como un espejo sin azogue, que devuelve la imagen de un humano por un lado solamente? Estas preguntas, | como ya lo habfamos anticipado al hacer el comentario sobre el incidente de las Antillas, nos dan acceso al concepto amerinidio de “cuerpo” Bs igualmente a través de ellas que se puede pasar de fa nocidn todavia semiepistemolégica de perspectivismo aka noci6n verdaderamente ontolégica de multinaturalismo, 1a idea de un mundo que comprende una muliplicidad de posiciones subjetivas evoca inmediatamente Ia nocién de xela- tivismo. Las alusiones directas 0 indirectas a esa nocién son fre- cuentes en las descripciones de las cosmiologias amerindias, To- memos, al azar, esta conclusién de Kaj Arhem, etndgrafo:de tos makuna. Después de haber descrito minuciosamente el universo 4 perspectivo de ese pueblo del noroeste de la Amazonia, Athem concluye: la nocién de miitiples puntos de vista sobre a realidad implica que, por To que se refiere a los makuna, “todas las pers- pectivas son.igualmente vélidas y verdaderas’, y que “no existe luna representacién verdadera y correcta del mundo” (1933: 124). El autor tiene raz, ciertamente, pero sdlo en cierto semti- do, Porque es sumamente probable que, en lo que se refiere Jos humanos, los makuna dirfan, por el contratio, que sf existe una representacién verdadera y justa del mundo. Siun hombre empieza a ver los gusanes que infestan un cadaver como pes- cado asado, como hacen los buitres, tiene que coneluir que le HULTINATURARISHD 53, esté pasando algos los buitres lehan robado el alma, estéen vias de transformarse en uno de ellos, dejando de ser humano para sus parientes (y reclprocamente); en suma, esté gravemente enfermo, quiza muerto, O bien, lo que es casilo mismo, esté en vias de volverse chamdn. Hay que tomar todas las precauciones: para mantener las perspectivas separadas entre ellas, porque son incompatibles. Slo los chamanes, que gozan de tina espe cie de doble ciudadanfa en relacién con la especie (y la condi- id de vivo o muerto) pueden establécer comunicacién entre elas, en condiciones especiales y controlades* Pero aqui queda una pregunta mids importante, La teorfa pers- pectivista amerindia-jsupone realmente una pluralidad de repre- sentaciones del nuundo? Basta considerarlo que dicen los etn6gra- fos para percibir que lo que ocurte es exactamnente lo contaio: t6dos los seres ven (“representan”) el mundo:de-fa-misona ina rie: o que cambia es ef tuurido que ver, Los animales utiizan las mismas “categorfas” y valores que los humanos: sits mundos iran alrededor de Ia caza y la pesca, de ta eccina y las bebides fermentadas, de las primas cruzadas y de la guerra, de tos ritos dc ihiciciény los chamanes, los jes, los espritus.. Sila una les sexpientes y ls jaguares ven alos humanos como tapives o pecaris #8 porque ellos, igual que nosotros, comen tapites ¥ pecatis, ali- ‘mentas hiumanes por excelencia, Y no podria ser de otro modo porque, siendo humans en su departamento, los no-humanos ven las cosas como las ven los humanos, es decir como nosotros Jhumanos js vemos en nuestro departamento, Pero las cosas que ellos ven, cuando las ven como nésotroslas vemos, son otras. lo que ‘para nosotros es sangre, para los jaguares es cervera; Io que para 18 Para paratzasear a Scott tagerald, podatnos decir que el signo de ‘tuna nteigenci chomfnica de primera linea eslacapacida de ver ‘Simuluingamente eg des perspetivs incomparibles. 54 | METARISIERS ca tas almas de los muettos es un cadéver podrido, para nosotros es ‘mandioca fermentada;lo que nosotros vemos como un charco de bbatro, pata los tapites es una gran casa ceremonial ‘A primera vista, la idea parece algo contraintuitiva, parece trans- formarse incesantemente en su contrario, como ef el caso de los ‘objetos multiestables de la psicofisica’ Gerald Weiss, por ejemplo, describe el mundo de os ashaninka dela Amazonia peruana como “un mundo de apariencia rlativas, donde diferentes tipos de seres ‘ven las mismas cosas de diferente manera”, Una vez nds, es verdad, en cierto sentido. Peto lo que Weiss “no ve", justamente, es que el hecho de que diferentes tipos de seres vean las isnaas cosas de di- ferente manera essimplemente un consecuencia del hecho de que diferentes tipos de seres ven cosas diferentes de la misma manera, Porque squé es lo que cuenta como “las mismas cosas”? ;Mismas cen elacién con quién, con qué especie, con qué mane El relativism cultural, o multiculturalismo, supone una di= cd de representaciones subjetivas y parciales,incidentes sobre una naturaleza externa, una y total, indiferente a la re- presentacién. Los amerindios proponen lo conteario: por un Jado, una unidad representativa puramente pronominal: es numano todo ser que ocupe la posicién de dujeto cosmolbgico; todo existente puede ser pensado como pensante (éxiste, lego piensa), es decir como “activado® o “agentado” por un punto de vistay® por otro lado, una diversicad radical reat u objetiva. 9. Fleubo de Necker setae foro perecto de ello, porque su aibigiedad ra justamentenlrededor de uns osellecén de perspectiva, Bn la mitologia ammaafinica se encuentean numterosos caso de petsonojes que rent ‘un testgo humano, pasan répidamee de wna forma a ota, deh (Geductora) aanimal (error). 1 EL punto de vista cre, no el objeto, come dca Saussure, sino el propio ‘jlo. "Bee esl furdamenta del perspcctivisnn,Bste no significa una ctepenencia con respectoa mn aojeto definide previamente al contratio, sf sujet lo que viene al punto de vit...” (Deleze, 198827). ULTINATIRALISHO. 155 BI perspectivismo es unt multinaturalismo, porque una pers pectiva no es una representacién. Una perspectiva no es una representacién, porque las re- presentaciones son propiedades del espfritu, mientras que ef punto de vista esté en el cuerpo, Ser capaz de ocupar un punto dé vista cs sin duda una potencia del alma, y los no-humanos son sujetos en Ia medida en que tienen (o son) wn espfritus peroje diferencia entre los puntos de vista ~y un punto de vista no es otra cosa que una diferencia—'no est en el alma. Esta, formalmente idéntica en todas las especies, percibe solamente la misma cosa en todas partess la diferencia entonces debe ser dada por la especificidad de los cuerpos: Los animales yen del mismo modo qué nosotros cosas di- ferentes de las que vemos nasoteos, porque sus cuerpos son diferentes de los nuestros. No ine refiero aqut alas diferencias fisiolégicas ~en cttanto a eso, los amerindios reconocen una uniformidad bisica de los cuerpos-, sino a los efectos que sin- gularizan cada especie de cuerpo, sus fuerzas y sus debilidades: lo que come, su forme de moverse, de comunicarse, dénde vive, sies peegirio 0 solitari, timido o arrogant... La morfologia corporal cs un signo importante de esas diferencias, a pesar de que puede ser engafiosa, porque una figura humana, por ejem- plo, puede ocultar un afecto-jaguar. Lo que aqui llamamos el “eiierpo’, entonces, no es una fsiologia distintiva una anato- mae caracteristicas es un conjunto de maneras y de modos de ser que constituyen un habitus, un ethos, un ethograma. Entre la subjetividad formal de las almas y la materialidad sustancial de los organismos, esté ese plano central que esel cuerpo como haz de afectos y de capacidades, y que esté en el origen de las perspectivas, Lejos del esencialismo espiritual del relativismo, l Berspectivismo es un minierismo corporal. 56 5 wetarisicas canaates ‘ EL moltinaturelismo no supone una Cosa-en-Si parctelmente aprehendida por las categorfas del entendimiento propias de cada especie; no se debe creer que los indios imaginen que existe un “algo = algo quelos humanos, por ejemplo, verfan como sangre ylosjaguates como cerveza, Lo que existe ena multinatucaleza no son entidades autoidénticas diferentemente percibidas, sino mul tiplicidades inmediatamente relaciomales del tipo sangrelcerveza. Sise quiere, no existe més que el limite entre a sangce y la cerveza, €lborde por el cul esas dos sustancins “afines” se comunican y dlivexgen entre elas" Por éltimo, no hay un 2que sea sangre para una especie y cerveza para otra; desde el primer momento hay una’ sangrelcerveza que es una de las singularidades o de los afectos caiactetisticos de la multiplicdad humano jaguar. La semejariza afirmada entre los hymanos y los jaguates, haciendo de manera que los dos beban “cerveza’, est all soto para que se perciba mejor lo quehace ta diferencfa entre huimanos y jaguares. "Se esté en una Jengua oen a otra: no hay ninguna tras-lengua como no hay tras mundo” (Jullien, 2008; 135). Efectivamente, se esté en la sangre 0 cen la cerveza, nadie bebe la bebida-en-st. Pero toda cerveza tiene lun regusto de sangre, y elprocamente, ‘Comenzamos a poder comprender cénio se plantea-el pro- | blema de la traduccién para el perspectivismo amerindio, y en ‘consecuencia a percibir cémo se plantea el problema de Is tra duccién del perspectivismg en los términos dela ontosemistica | de la antropologfa occidental, Ast, la posesién dle alas similares implica la posesion de conceptos andlogos por parte de todos tos existentes, Lo que cambia cuando s¢ pasa de una especie de cexstente a otra, por lo tanto, es el cuerpo de esas almas y la re= ilglments fin esl que et itado fins aque ayo dai tanciados y configurados— que los otros. , Entonces no setrata, en primer lugar, de contestarlatesis de a no-proposicionalidad intrinseca del pensamiento no domes: ticado, luchando por restablecer el derecho de los otvos a una “racionalidad” que ellos nunca han reivindicado. Debemos entender que la idea profunda de Lévi-Strauss de-un persis riento salvaje proyecta otra imagen del pensamiento, y no otra idea del salvaje. Lo que se trata de contestar es Ia idea implici- ta de que la proposicién debe continuar funcionando como prototipo del entinciado racional y atomo del discurso tebrico. 4 Lo no proposicional.es visto como esencialmente primitivo, como no-conceptual ¢ incluso enticonceptual, Naturalmente; 0 sé-puiede sostener “en favor” 0 “en contra’ de.esos Otros sin concepto. La ausencia de concepto racional puede ser vista positivamente como signo de Ia desalienacién existencial. de los piteblos en cuesti6xi, manifestacién de un estado de no-ses parabilidad del conocet y el actuar, del pensar y el sents, ete. A“ INKGEHSS DEL PEISAMIENTO SALYAIE 1 63 favor 0 en contra, y sin embargo, todo eso concede demasiado ala proposicién y reafirma un.concepto totalmente arcaico de concepto, que continiia pensindolo como-una operacién de subsuncién de lo particular bajo lo universal, como un movi- miento esencialmente lasificatorio y abstractivo, Pero en lugar de-rechazar el concepto, se trata ante todo de saber encontrar en el concepto lo infrafilosético y, reefprocamente, la concep- tualidad virtual en lo infrafilos6fico. Bn otras palabras, es ne~ cesario llegar a un concepto antropolégico de concepto, que asuma la extraproposicionalidad de todo pensamiento creador (salvaje”) en su positividad integral, y que se desarrolle en una direcci6n totalmente diferente de las noctones tradicionales de categoria (innata o transmitida), de representaci6n (proposi ional o semi-) 0 de creencia (simple o doble, como se dice de las flores), Bl perspectivismo amerindio, o ef multinaturalismo pers- pectivo, es uno de los pretendientes antropologicos al concepto de.concepto. Sin embargo no fue recibido ast; por lo menos al ptincipio, en algunos ambientes acndémicos? Al contratio, fue considerado como una generalizacion descriptiva referente a al- gunas propiedades de un discunso-objeto en posicién de radical exterioridad frente al discurso antropolégico, y como tal incapaz de tener ningiin efecto estructural sobre ese discutso. Por lo tan- to no debe sorprender que hayamos asistico a discusiones mas ‘© menos animadlas sobre la cuestion de saber silos bororo 0 los ‘kuna “eran perspectivistas" u otra cosa; se pensaba que era po- sible sefialar con el dedo a “wn perspectivista” pasedindose por la selva; habia incluso quienes se preguntaban, en el mejor espiritu 3, Ademés,losoyentes amerindios a quienes he tendo ocasin de exponer tis ideas sobre su ideas, pevelbicvo dpldmente sus implicacfonés pz Ins telaciones de fucrzaen uso ent as ultures"indlgenssy ls “clencias” ‘ceidentsles que as cizcunscribeny las administean. 64,1 HETAFISHCAS CANIBALES ' de las Cartas persas, “jebmo es posible ser perspectivista?” Rect procamente, hubo escépticas que no se privaron de declarar, no. sin cierto sarcasmo; que nadie habia sido nunca perspectivista; que todo ese ruido se hacia en torno a cosas sabidas desde mu- cho antes, detalles menores de las mitologias amerindias; y que de todos modos no podia tratarse de una “Teorfa’ sino mds bien de un efecto especial (en el sentido cinematogrifico) producido por ciertas cdnstricciones pragmiticas cuyo principio excapaba por principio a los interesados, que hablaban a los jaguares sin darse cuenta de que era porque ellos hablaban de jaguares que los jaguares hablaban, Una enfermedad del lenguaje, en suma: 3 Con todo eso, la posibitidad que queda bloqueada de entrada; en ese contexto de recepcién, era la de un examen serio de las consecuencias del perspectivismo para la teorfa antropolégica, Ja transformacién que imponia a toda una préctica del concepto en Ja disciplina: en summa, la idea de que las ideas designedas por esa etiqueta no constitufan un objeto de la antropologta entre otros; sino que proyectaban otra idea de la antropologia: una al- ternativa a la “aitropologla antropolégiea” occidental, que sub>; vertian en sus fundamentos. . Xin parte, Ia infexpretaci6n naturalista (o mas bien analogista) del perspectivismo, que lo considera como una propiedad entre otras de determinado esquems de objetivacion del nmundo el animismo~ s¢ abri6 caminio en ef espacio antropolégice local después de que Philippe Descola dio un Tugar a est nocion en su magnum opus, Par dela nature et culture (ados), Me serfa imposible aqu hacer justicia's ese libio monumental, en el cuat a menudo se hace referencia a mi trabajo: las divergencias que me veo ebligado a formular se expresan sobré un fondo de dislogo que ya dura mucho tiempo, mutuamens te enriquecedor, y que supone un acuerdo profundo sobre muchas otras cuestiones que nuestea disciplina trata WAGES EL PERSABTERIO SALEAIE | 65, Fn Par-deld nature et culture, obra que tetoma, corige y completa el panorama trazado en El pensamiento salvaje, Descola propone una resespecificacién del concepto de totemismo, colocindolo al costado de otras tres “ontologlas” 0 “modos de idemificacién” -esta sinoni- mia no deja de tener su interés saber, el animism, el analogismo yl naturalismo, El autor construye ast una matriz.cuadrada en la ‘que as cuatro ontologias bésicas estan distribuidas segdn la rlacio hes le continuidad o de discontinuiad entee las dimensiones cor- porales 0 espirituales (denominadas segéin los neologismos “fiscali- dad” c “intetioridad”) de la diferentes especies de sere. Bsa matrie ‘reduce una influencia del esquema propuesto en mi articulo sobre €l petspectivismo amerindio (Viveitos de Castro 1998 {1996}, como por lo demas destace generosamente Descola. En ese texto, que he retomado en parte nis arriba, establecta un contraste un poco suma- rio entre dos esquemnas ontolbgicos “eruzados’ saber, la combina idn de continitidud metafisica (el alia genérica) y discontinuidad fisica (los euerpos espectficos) entre las especies de existentes, que seria propia del multinaturalismo psicomérfico indigena, y la coins binacién de continuidad fisica y discontinuidad metafisca,tipica del rulticulturalismo antropocéntrico modemo, én que los humanos, ala vez que se comunican con el resto de la creacién a través de a materia corporal, ge separan de él gractas a In sustancia espivitual (y ss avataves contemporéneos) Be contraste evocs, en sus grandes 4 Ess diferentes eapecee conducen, en atin aii, ta polaridad Tumanefio humanos Se ns dice que el natwralisnuo moderna, por «ejemplo es "ana de Ia expesiones posibes de esqueras mis generates que obierman ly abjetivncin del mundo y de os demas (Detcols, 205: 1) Ta dusldad entre a naturaleza (el mundo) ya ealtura ote soctedad (os dems), si bin 3 eticade, por lo deme contin, quiets inevitablemente, Sieviendo coma telon de fondo. 5» Bnrclacign com los teabajosanteriones de Descol entradon en la continued ‘aprtal entre los seresen vigor en los mundosswSmico’ no de os grandes vices de Pret naar e culture conse justament en ner en forma. 66 1 werartsicis cnilsaues Hineas, el esquema animista y naturalista.de Descola; basta agregar log otros dos casos de figira, a saber, aquellos en los que predominan, las relaciones “paralelas” de continuidad o discontinuidad entre las dimensiones fisica y metaisica, para generar Ios otros dos esquemts, ltotemisms y el analogisino, respectivamente (ibid.s176) Elimpulso original de Par-dela nanureetculture fue probablemente el mismo queha guiado a tntosantcopélogos (y filésofos) demuestra {genernci6n: una insatisfacién frente al interés un poco tinilateral del cstructuralismo por ta vertiente descontinuistay lasificatoria, meta. {rica y simbélica, totémica y mitol6gica del pensamiento salvaje, en detrimento de sus-aspectos continuistas y “traiscategoriales’, meto- nimicos e indiciales, pragmticos y rituales, Bn resumen, después de tantos alos de pasearnos por el lado de Lévi-Strauss, se sospechaba ‘que era necesario volver a explorat el lado de Lévy-Brahl:sin olvidar ‘ques igual que para Méséglise y Guermattes, habia més de un camino ‘que unia esas dos ditecciones (14s cuales, de todos modos, no estaba ton alejadas como crefa el punto de vista del Narradot). El animismo, primera ontologla sefalada por Descola, a partir de’ sw experiencia amaz6nica, constitu precisamente un paso.en esa direccién. Basta ‘incrton a cimnensn corporal ce maneia quem queido ooleg podeia nuriarme, como hizoyen forma memorable, el anak Boesoowal francés Teena, que lo que yo aportén su tora feel cuerpo} 46 Nocenlte que tengo cerasreservasen cusnto ale Fondamaentacin de esos | Ja cuestiOn, en consecuencia, no es saber si los antropélogod) deben reanudar un didlogo ‘nunca interrumpido con la filo sofia, sino con cull filosofla vale la pena conectarse. Bsté cla 0 que eso depende-de lo que se quiere, y de lo que se puede! Bs perfectamente posible definir una imagen del pensamiento; salvaje con ayuda de Kant, de Heidegger o de Wittgenstein: NO: es menos pasible establecer muchos paraletismos directos en'el' plano de los contenidos: por ejemplo, las cosmologias amaz6¢ nicas, Hicas en semejanzas equivocas con la distincién entre el mundo de las'esencias y el mundo de las apariencias, pat conducir naturalmente a una lectura platonizante (cuyo tnis) co interés; sin embargo, résidirla justamente en mostrar hastd§ ‘qué punto ese platonismo indio no es mis que aparente), Per todo, repito, deperide del problema que nos plantea-el pens: miento salvaje, 0, en otros términos; de cules sonilos problée mas filos6ficamente interesantes que estamos en condicio: de discerniv en los ininumerables y complejos agenciamierit seiniopricticos inventados por los colectivos que la antropolo gla estudia. He elegido la filosofia de Deleuze y, masen particular, los d voltimenes de Capitalismo y esquizofrenia, escritos con Guatta i,!como el ifistrumento rinés apropiado para retransmitir frecuencia de onda que yo esperaba capiar en el pensamientdl ameritidio, Fl perspectivismo y el multinaturalismo, en cuant objetos-resintetizados por el discurso antropolégico (porqui Jas tcorias indigetias no se presentan preembaladas en form IMAGENES vex PeuSAMIEWID SALVATE | 81 tan préctica, permitanme decir) son resultado del encuentro entre cierto devenir-deleuziano de la etnologia americanista y Getto devenir-indio de ka filosoffa de Deleuze y Guattari —de~ vyenir-indio que pasa en forma decisiva, como vetemos, preci samente por el eapttulo de Mil mesetas sobre los devenires. aBsto quiere decir que “los indios son deleuzianos’, como yo tuve el tupé de declarar cierto dlat® Sf y no, Sf, en primer término porque la filosofia de Deleuze y Guattari no suena a hueco sila percutimos con las ideas indgenas; después, porque lalinea de pensadores privilegiados por Deleuze, en la medida en que se constituye como una linea menor en ja filosoffa occi- dental, permite una serie de conexiones hacia el exterior de esa (cadici6n, Pero al fin de cuentas, nt, los indios no son deleuzia- nos, porque pueden ser tanto Kantianos como nietzscheanos, ‘tanto bergsonianos como wittgensteinianos, y merleaupontia- nos, marxistas, freudianos, lévistraussianos sobre todo... Has- tacreo haber ofdo hablar de indios habermasianos, y entonces se podria decir que todo es posible. Sf y no. Byidentemente, “el problema esté mal planteado” Porque desde el punto de vista de una contra-antropologta multinaturalista, de lo que se trata es de leer a los ilésofos a la Iuz del pensamiento salvaje, y no al revés; se trata de actualizar tos innumerables devenir-otro que existen en cttanto virtuali- dlades de nucstro pensamiento, Pensar desde un afuera (no e- cesariamente la China)” para it al encuentro del pensamiento del Afuera, por la otra punta, ‘Toda experiencia de otro pensa- mento es una experiencia sobre el nuesteo, 15 Viveitos de Castro, 2006 26 Penser dm dev la Chin), lode nm ib de Frangois fulien (olticn y Marchsiss, 2000) que, coma el resto desu obras una teferencia totalmente paradiginitica para BU Ant-Narciso, incluso cn tos raros ‘moyeentos en qe no consigo estar totalmente de acuerdo con els, Segunda Parte Capitalismo y esquizofrenia desde el punto de vista antropolégico Pata mi gesieracidn, Jos nombres dé Gilles Deleuzé y Felix Gaattati'evocan ante todo, el cambio de orientacion del pen- samjento qué maté6 el fin de la década de 1960, en el cirso de ja cdal se inventaron alguitds elementos clave de la percepéién. ultaral actual de Occidente, Bl sentido, las consecuencias y la ealidad en sf de Use cambio son el objeto de tina controversia que sé prolonga hasta hoy:, ' © Pais los Sérvidores espirituales del orden, esas “mianitas” que Aiatajan para la Mayor, et carbo fepréventa sobre todo algo'de 16 Que las generaciones futiras debian y todavia deben ser prote- Biddas “los protectores de: thoy fueron los protegidos de ayet y vive- versa y asf contintia- de manera de reforzat Ia conviecién de que a acontecliiento-68 9¢ consunié sin consumarse, To que significa je en realidad no pasé nada verdadeta revolucién tuvo lugar sonra el écoittecimientos’y la Raz6n (para emplear el ‘einfemis- ‘mo habitual) habifa tiuifads; la Rezbn-flérza qué consolidé le indquina planctaria del Impero en. cuyas entrafias se realiza el akdplimiesto mistico del Capiial oti Ie Tieria “Ja “onundiatiza- igi", operacién que se ve ‘Coronaida por la emanaci6n loriosd ‘de una Nodsfeis la “écondthla dela jnfofnraci6it® Si el capital no rey Sangeet 2005 49°53. BG | werarisicks canioates 1 eaTaecauzantenro cuelose 1 87 «esas contracorrientes no tienen una vida ffeil en la Francia de Jos primeros afios de este nuevo siglo. Las relaciones entre att~ q ‘tropologia y filosofia se han intensificado visiblemente en el tiendo roménticamente (para ut : curso de los tiltimos treinta aiios, pero ese proceso se desarro- idea de que otro mundo es posible, solo seré posible enfrentar4 Ils principalmente en el mundo académico anglosajén donde 1a propagacion de la peste neoliberal y la consolidacién tecno= Wantzopologia, igual que las otras humanities, se ha mostrado politica de las sociedades de control (el Mercado es el Estado, ins “abierta” Ja “filosofia continental” que la propia antro- el Estado es el Mercado: no es cuestion de elegir entre los dos) pologia francesa, La analitica existencial de Heidegger, la fe- si seguimos siendo capaces de conectarnos con los flujos de} nomenclogia de la corporalidad de Merleau-Ponty, la micro- deseo que afloraron momenténeamente en la superficie hi @| fisica del poder de Foucault y el método de deconstruccién de ya més de cuarenta aitos. Para ésos, el acontecimiento, ‘puro as 4 Derrida han venido a aumentar, en las décadas de 1980 y 1990, fue el 68 ain no ha pasado y es posible que ni siquieca haya cog fos vientos continentales que ya soplaban durante la de 1970.9 menzado nunca, inscrito como parece estar en una especie ¢ | qie propagaron en In antropologta estadounidense y britnica futuro o de subjuntivo histérico (Deleuze y Guattari, 1984), los aromas de los diferentes marxismos de la “vieja Europa’; Con sin “razén”,me gustaria ineluirme entre estos GHimosilmg’ Una suzesi6n de influencias que por lo demas pueden ser vistas Es por eso que ditia lo mismo de la influencia de Gilles Deleuze}: como reacciones inmunoldgicas al estructuralismo, amenaza y su socio Felix Guattari, autores de la obra més importante ddl continental predominante en la década de 1960. En la vieja Eu desde el punto de vista de una politica del concepto, prodid 4 ropa, en particular en Francia, las relaciones entre antropolo- cn filosofia en la segunda mitad del siglo 1x. Por “lo mismo\f 81¢ filosoffa se han ido debilitando poco a poco, medida que quiero decir que esa influencia esta Iejos de haber acivalizag§ eLestructuxalismo perdia su impulso paradigmatico, o si no, do todo su potencial. La presencia de Deleuze (y Giattay) ef¥ml|. _&© han reconfiguraclo sobre bases mts pre- que postestructu- clerts disciplinaso campos de investgacion contemporficos ralistas (Lévi-Strauss y Eribon, 1986: 132), por lo menos desde enefecto,es menos notable de lo que cabria esperar. Una discicimml| lado antropoldgico del asunto. El postestructuralismo filo plina en la que esa presencia se muestra todavia algo ttmida ¢54 S6fico, la French theory por excelencia, tuvo escaso efecto sobre 1y que yo practes, la antropologia social. lvantropologia que se hace en la propia Francia; snientras que Por el contrario fue el principal responsable del acercamiento entre las dos disciplinas en los pafses de lengua inglesa (no sin. provocar reacciones violentas, hay que sefialarlo, de parte de los cardenales académicos locales). (Bs verdad que no faltan ejemplos de comicidad involuntaria ‘nas apropiaciones de la French theory por los anttopélogos y Sus congéneres del mundo exterior al hexgono, Pero la indife- tiene siempre razén, en revancha tenemos la impresion de que la] raz6n esti siempre encantada de que el capital la viole, Para a antropologla, lalcancg deg obra de bel , 88 | wevartsicas camianues . : encia hastiada, cuando no la hostilidad abierta, que las ciens clas humanas francesas en general demuestran frente ala cons {elacién de problemas que designa esa etiqueta ~doblements peyorativa, por cierto—es mas que lamentable, porque ha creay do una divergencia interna a la disciplina, desencadenandé un proceso de extrema incomprensién recipraca, y al finds! cuentas zeflexiva, entre sus principales tradiciones nacionales; La proposicion desencantada de rebautizar la disciplina coms, “entropologia” (Lévi,Strauss, 1955: 478) parece adquirir de pente una dimensién autorreferencial, Malestar en la teorfa d8 la civilizaci6n... 0 ‘Un curioso entrecruzamiento, sin. embargo. Mientras la ang! tropologta anglosajona actual no vacilaba en apropiarse de! filosofia francesa (o més en general continental) de los aftos’ 1960 y 1670, injertindola en forma inventiva en el habitus empirio-prictico autéctono, la antropalogta francesa, por. su: parte ~con las habituales excepciones, las més notables de-las} cuales fueron fas de Bruno Latour y Frangois Jullien, pensad6+ res célebres, pero al margen de la mainstream de la disciplinay tanto taxonémica como politicamente~ mostraba signas de ré absorcign por su sustrato geolégico durklicimiano, lo que nof \peda dejarse seducir al mismo tiempo por representantes con franquicia de la escoléstica logicista angtosajona, que en ln Francia de las ditimas décadas ha conocido una expansién tan! répida e inexplicable como la de Ja cadena MeDonald’s, Otra! tendencia a destacar, no sin cierta molestia -mds aun porque,s no Hlega verdaderamente a contrabalanceat la precedente-, 8} Ia de Ja vasta naturalizacién socioeognitiva (en el plano del; subconsciente de la disciplina) de cierto tipo de naturalisme! psicocognitivo (proyectado sobre el inconsciente de su objeto); que, en: perfecta coherencia con la axiomatica del capitalisme’ coghitive en vigor, justifica una economfa del conocimiento en: Un NTRECRUZAMIERTO CURIOSO 189 Ja que el conocimiento antropolégico aparece como.un plus- valor simbélico extraido por el “observador” del trabajo exis- tencial del“observado"* sth claro que las cosas no han llegado sealmente a ese pun- to? En cuanto 4 la antropologia, hay que sefalar el hecho de ‘que los ejemplos de dinamismo.y de creatividad han sido més numerosos-de lo que podria hacer pensar la mencién de los nombres de Latour,y Jullien solamente, y también que esté ocu triendo un cambio de guardia, que no necesariamente iré en. el sentido de un endurecimiento de las tendencias descritas mis arriba, Ademés, siempre ha habido investigadores sagaces que defendian sin ambages la reciprocidad de perspectives como tuna exigencia constitucional del proyecto antropolégico, ne~ gindose asf a suscribir el “episteinicidio” de sus objetos, segti la fuerte expresién de Bob Scholte, Asi, ‘el tsunami reaccionario ‘que conté entre sus victimas un pequesio pero no meros lustre 2: Siconsderamos dos recone malas poe pnsaninto anc desps del momento eatracrai, a saber el cogniisno yt posestructralsmo, ers lato que le aitopologla de es patsha derivado ‘en forma casi undnime hacia el pritinero de esos atractores, al puuto de que ie palabre"coptio” pat see aperedr predominant de a fancon faa ene dicargo cent de a dcipline lcogoitvsmoautropogico sea stead, fn decent ht prxinidaistitucioual y pscoogicn delafiguia games de Ls Strauss qu pueda explieardom acho ms Soviet qu Tos cifeentes esos de posteseuturaismosflosfcos dk Foucaue, Beene o Dera; por ota pat, este squnda dren so tis desaeolado, como cs sbido en imbrcacidn tens pero fends con ‘a nipererrutarlomo” que ara en nora de Althusser de Lacon y Seexpande enla de A, Baw, alba, oA. Mile, JC lines yotoe (Gtanigleg 3009). 4 Estoy eguto de qa ens momento en due (rescibo ete pao yl ‘moment de eu pblcaion re taeconnigo mismo nds dewna vere Intent agregar larg enmicds, ero a ex nm0 me Viewen Is cosas, gy ahora. Ynaturamenteexlio de asta a todos mis cofedes “thercanits(iosttos heino sido sempre spereatucturaistasD desta spreciacin nsclent. 90 | merasisteAS CamlaateS contingente de antropélogos —algunos de los cuales, como ef sabido, en uri momento dado invocaron el nombre de Lévi- Strauss para arrogarse el papel de censoves de lat costuimbres republicanas~ no dejé de chocar con los bastiones de la resis- tencia, tanto del Jado de los antropdlogos (por ejemplo Favret: 3 Saad, 2000) como del de los filésofos, donde es preciso seta». larla poderosa obra de Isabelle Stengers, la pensadora que mas hha hecho por realizar plenamente -es decir por ia izquierda~ el Principio latouriano de la “simetria generalizads’ ‘ En conjumto, subsisten razones para cierto optimismo. Hoy: aia se asiste, por ejemplo, al comienzo de una reevaluacion hist6rico-teérica del proyecto estructuralsta, Es dificil prevei. cud ser4 el efecto en el campo intelectual (en el sentido ampli. del término) de ese."acontecimiento estructural” que fue la: entrada de Lévi-Strauss a la “Bibliotheque de Ia Pléiade” Pero! Hega en el mismo inomento en que su obia empieza a ser tees: tudiada seriamente, y en que se constata que esa obra esté thot} sélo “detris de nosotros y alrededor de nosotros’, sino también yante todo “delante de nosotros"; para evocar las tiltimas Ineas.§ de Raza ¢ historia. Bl volumen de la Pliade, por lo demés, es testimonio de uno de esos impresionantes retornos de las cosas. ‘qué su autor gusta de observar: la herencia del estructiralismo4 ‘antropolégico, dejando a un lado los homenajes piadosos y las’ ‘excepciones honorables, parece estar mejor administrada hoy. ‘en Franiéia por la filosofia (la suya) que flor la antropologt ‘ago referencia aqut al proyecto de rehabilitacién de la obra dé Litvi-Strauss emprendido por una joven generacion de fi- 3 Jésofos,.que apunta a recuperar la originalidad y la radicali intelectyal-del pensamiento francés de los aflos sesenta.* Fst W ERTRECRUEARIEATO CURIOSO 1 OL Entre los miembros de esa generacién hay que destacar a Pa- rice Maniglier, uno de los intérpretes ms originales que se han inclinado sobre el proyecto estructuralista. Exe autor ha sabido poner de-manifiesto Ia singular ontologia del signo, subyacente la semiologia saussureana, que ¢s igualmente consustancial a la concepcién lévisteaussiana de la antropologfa. La lectura que Maniglier hace de la antropologla de Lévi-Strauss refleja una in- flagpca esencial,discreta, pero perfectamente explicit, den flo- sofla de Deleuze. No ¢s preciso decir que ésa lectura diffcilmente obtendefa el asentimiento integral de los dos pensadores impli- cados, ysin duda menos atin (Io que ya es ms interesante) el de los discipuilos autoproclamados de dichos pensadores, Pevo la It- nea ha sido aad amopologfa estructural fit Maiglit sin inmutatse, es “a la vez empirista y pluralist’ y lx filosoffa que subtiende es, “en todo sentido, una filosofia prictica’ (Un Levi- Strauss empirsta, plutalista, pragmistico..! Finalmente alguien Jo ha-dicho. E] lector habré comprendido que aquf nos hallamos ‘en los antipodas de “el-pensamiento-de-Lévi-Strauss” que Jeanne avret-Siada habis fustigado con tan admirable sarcasmo. Ta novedad de la filosofia de Deleuze fue percibida pronto por las politicas contzaculturales que nacieron en 1968, como el arte experimeiital'y los movimientos de minorias, principal- einte por cieitas corrientes de la més importante de ellas, el femninismo, Poco después se incorporé al repertorio concep- tual de nuevos proyectos estratégicos de antropologta simé- trico-teflexiva;omo los science studies, y fue reivindicads por cievios influyentes andlisis de la dindémica del capitalismo tar- lepfe.>). Peroevidentemente sda preciso remontoros ant ateba a ‘exfuerzo plonera de Jean Petitot que redefinls I geneslgta tries del ‘structuraismo (véase Ptitot, 1999). 192 | NEVAFISUAS Cawdates ‘Un EW RECRUZRNICHI CURIOS 1-93, fo. Como contrapartida, las tentativas de articulacién entre la antropologia clisica ~el estudio de sujetos y objetos-mninoritar rios,en todos los sentidos de esas tres palabras—y los conceptos de Deleuze son todavia asombrosamente raras y casi siempre + timidas, contrariamente « lo que se podrfa esperar. Porque’ | finalmente, el diptico Capitalism y esquizoftenia (Deleuze y Guattari,:1972, 1980) basa muchos de sus argumentos en una vaita bibliografia referente a los pueblos no occidentales, de Jos guayaki a los kachin y de los dogon a los mogoles, desa~ rrollando a partir de ellos tesis ricas en implicaciones antro~. polégicas; incluso demasiado rieas, quizss, para constituciones jntelectuales més delicadas. Por lo dems, las obras de-algunos 4 de los antropélogos que en los tiltimas decenios han dejado su marca, como Roy Wagner, Marilyn Strathern o Bruno Latow a quicnes ya hemos citado, indican conexiones sugestivas con: las ideas de Deleuze; conexiones que, sobre todo, atin no hart sido bien conectadas entre ella. En el'ciso de Wagner pare cen sc puramente virtuales, fruto de una “evolucién paralel’s (en el sentido de Deleuze) o de una “invencién? (en el sentida de Wagner) independiente, lo que no las hace menos reales ni ‘menos asombrosas. En Strathern las conexiones son “parcia? les” (como cotresponde a la autora de Partial-connections), 04 ‘muy indirectas (pero Ia indirection es el procedimiento prefer 4 rido de Strathern); dicho esto, la antropéloga de Cambridge que comparte'con Deleuze-Guattari un conjunto de términos 9 ‘ontceptuvalmente densos, como maltiplcidad, perspectiva, di# vidual, fractalidad, es, en varios aspectos, el autor mas “mol ceularmente” deleuziano entre los tres citados? Bn el caso dé Latour; las conexiones son actuales y explicitas, “molares’, y constituyen uno de los elementos de la infraestructura teérica dese pensadors mientras que al mismo tiempo, porciones sig- nifcativas de la obra de Latour son muy ajenas al espiritu de la filosoffa deleuziana (sin dejar por eso de ser estimulantes). No es por castatidad que las tres antropélogos que acaba- mos de citar estén entre los raros que podelan ser etiqueta~ dos gon justo titulo como postestructoralistes (més bien que, por ejemplo, como posmodernos). Asimilaron lo que habia de muevo en el estructuralismo y siguieron su canxino, en lugar de embarcarse en proyectos tedricos francamente retrSgra- 08, como el seudoiamanentismo sentimental de las mundos vividos, de las moradas existenciales y de las précticas incor- potadas, por no hablar del macho-positivismo de las Teorfas del ‘Todo del géneto sociobiologia (ortodoxa o reformada), la economia politica del sistema mundial, e! neodifusionismo de las “invenciones de la tradici6n’ ete. Del mismo modo, ef peisamiento de-Deléwze, por lo menos después de Difereicia 1 repetici6n y Logica del sentido, puede sex visto como un pro- yects de desterritorializacién del estructutalismo, movimien- to det que el autor ha separado las intuiciones dé més largo alcance para, apoydindose en ellas, partic en ottas ditecciones (Maniglier, 2006: 468-469}* De hecho, a la ver que elaboran la expresién filosofica mas avanzada del estructuralismo, esos dos libros lo someten a una tensiGn tedrica violenta que llega a rozar la suptura, Una ruptura que se hard explicita en EL Anti- ipo, libro que fue uno de los principales ejes de cristaizacion del postestructuralismo en su sentido propio, es decir en tanto tun estilo de pensamiento que se desarrall6 como una radicali- {5 Marin Stethern neanttar may rar et etrato que a presenta como tntropéloga dekuzina, Poo ods recordin justarete, la descripion que hace Delewz de su método detectaradelos sofas como un arte del erat: “Ne se tata de hacerlo parece.” (Deleuze y Cutan 995550). 6 ease artcuo fncador de Deleuze, 2002 ft7a} que nap buena parte delos vance interos del etuetralismo, como los elzads por Psi. 94 | WERArISICAS Canfentes uv caveecnuzanteno cuains0 1 95 ves maneras de rechazar fe metéfora y la representacion (la météfora como esencia de Ia representacién), de privilegiar la pragmética por encima de la seméntica y de dar preferencia la coordinacién antes que la subordinacién, El “viraje Ti ilstice” que en el éltimo siglo fue el centro virtual de la con vergencia de temperamentos, proyectos y sistemas flos6ficos tan diversos, patece empezar suavemente a volverse hacia otros cestalos,alejéndoe de Ia Finghstica y, hasta certo punto, det lenguije, en cuanto macroparadigma antropol6gico, Los des- plazamicntos sefialados més arriba muestran como todas las Iineas de fuga de! lenguaje en cuanto modelo han sido trazades desde el interior mismo del modelo del Lenguaje, Es el signo mismo el que parece alejarse del lenguaje. Bl sen- timiento.de una discontinuidad ontolégica entre el signo y el referente, el lenguaje-y-cl mundo, que garantizaba Ia realidad del primero y la inteliggbilidad del segundo y recfprocamente, {yque sirvi6 de fundamento y de petexto a tantas otras discon- tinuidades y exclusiones ~entre mito y filosofis, magia y cien- a; primitivos y civilizados- parece estar en vias de volverse Ietaflsicamente obsoleta, al menos'en los términos en que s¢ planteaba tradicionalmente; es por ab que estamos en proceso de dejar de ser modernos, o més bien-que estamos en proceso de no haberlo sido ntinea! Del ado del mundo (un lado que yano tiene-“otro Indo”, puesto que ahora séio esta hecho de tuna pluralidad indefinida de lads), el desplazamiento corres pondiente ha conducido a privilegiar lo fraccionario-fractal y-Jo diferencial en detvimento de lo unitario-entero y de lo ‘combinatorio, a discernir multiplicidades chatas donde sélo se zacion de los aspectos revolucionatios del esteucturalismo en | relacién con el statu quo ante, y también como estruendoso rechazo (por momentos demasiado estruendoso) de sus aspec: tos més conservadores. Elantropélogo que decide leer o releer a Deletize y Guatta~ ri, después de afios de inmersién en la literatura de su pro- pia disciplina, no puede dejar de experimentar una sensa-\ cin curiosa, como un déja vu al revés: esto se escribid yf después... Muchas de las perspectivas tedricas y las técnicag: descriptivas que en la antropologia s6lo recientemente han perdido un aroma de escindalo, forman rizoma con textos g deleuze-guattarianos de hace veinte o treinta afos? Pata ubii4 car con precision el valor antropolégico de esos textos habria # que recorrer en detalle la ved de fuerzas en que Ia antropoloy 4 gia social se halla envuelta hoy, cosa que desborda el alcance de este ensayo. Si quisigramos ser genéricos, sin embargo, no: es dificil seitalar la participacién de esos dos pensadores ew la sedimentaci6n de lo que pod:famos llamar cierta estética ‘conceptual contempordnea, a ‘Ast, desde hace algtin tiempo se observa yn desplazamienta’4 del centro de interés en las ciencias fumanas hacia los procesos semisticos como la metonimnia, la indexicalidad y la literalidad: 2 "Bopasiblequeel eatin de tvs abi lenient de ‘habitat en una matriz cultural..." (Strather, 199% 25). B lector podré volver a + Difeencia y repescién para recandar que Deleuze eta s libro como expres "det cpt de nega de que tale deena consents loses (ene eh) Po econti ear ott ‘sombre dred sero ce ren hc ln doles Capri euzfenienta ner etepcn elena {Un japon y notable Prd nti tered. Desa (200 ajc conic noha analog sorrendene cn dean qe se havens encase BA poy nla mete ts pie dole nang dé Deleze no apare isqewrae 4, Agu no tengo en events para neds, porque todavie no he otimidado todas ‘us implicaciones la reapertura de la seriotoga saussurenna emprendida ‘por Meniglies,talinjo conceptual que ice una redefined de signo en tuna “ontafoga de los devenitesy de tas nliplicidades” (2006127463). 96 | ETASISICAS CANCOALES © buscaban totalidades jerdrquicas, a interesarse en conexiones.} transcategoriales de-clementos heterogéneos:mas que en las correspondencias entre series intrinsecamente homogéneas; 2 poner el acento en la continuidad ondulatoria o topolégis ‘ca de las fuerzas antes que en Ia discontinuidad corpuscular 4 © geométrica de las formas. La discontinuidad molar entre fas dos series conceptualmente homogéneas del significante ye significado, por un lado -ellas mismas eft relacién de disconti=/4 uidad estructural- y la serie fenomenol6gicamente continut | de lo real, por otro lado, se restelve en discontinuidades moles § culares, o ms bien, que revelan la continuidad como intrinse4 camente diferencial y heterogénea (distincién crucial entré lak} ideas de continuo e indiferenciado). Una “ontologia chata” (Deg ‘Landa, 2002), por tiltimo, en 1a que lo teal surge como multizg plicidad dinémica inmanente en estado de variacién continval ‘como tun metasistema lejos del equilibrig, antes que como tind! manifestacién combinatoria o una implementacion gramatical de principios o reglas trascendentes, y conio telacién diferent micto o de los esquemas hilemérficds y expresivos: Desde un punto de vista antropoldgico'la presi posicién reciproca se puede acercar a la doble semistica wagi, neriana de la invencién y la convencién, en que cada mode simbolizacién precipita o“contrainventa’ el otro, gain un sis tema de alternancia figura-fondo (Wagner, 1981: cap. 3; 1986) O también analiticas centrales de The Gender of the Gift (Strathern, 1988) como las que gobiernan la economia logica del género o la tit ‘culacién entre los miodos de intercambio melanesios en los un polo -masculino'o.femenino, thismo sexo o sexo opiestéjt intercambio mediato o inmediato- se describe siempre coin 13 Paaon antoplog areca edna dead cide iecsisttement el agent cet liter de ine (en Sin 1991 [2997], las coneepciones contrastantes de la getnelidad en el Visjo" *.f Mand yeve sae Ye ve adonde utero 14 Decoy Gut 980 35951360, 6. $5 Wegner snes epodocon sexproca ene et omento de conveni6n el dela nein ena" atl atl ri diatccstnplimentuitvaoen Wagar gto roe dates, dems der explant defini como n-nepinn eves smeiatmente a prenportn eee dts testo mmlternacon sar aun doo ee dos conoclones 0 Poor devia que secon can stan” (Wah tp). Bremen ne let sin eli i conlicon a Caaunogtness bate en apr dene Aegean L90 ‘cSxcaon seal wn recone ane eto Concept aporla de Roy Wasnt y Des Gta Ui ANTSOCIOLOGLA DE LAS MULUIPLICIOABES.L aI5 tina version o una transformacién del otro poto, “cada uno ptoporcionando el contexto y la base del otro”, como lo resume Strathern en un contexto (vale la pena decirlo) muy diferente (gon: 72)2° Bs importante destacar que la presuposici6n reciproca define como ignalmente necesatids los dos polos de toda dualidad, ya {que esté dado que se condicionan mutuamente, pero no hace de ellosjpolos simétticos 0 equivalentes.-La interpresuposicién es tuna relacién de implicacién reclproca asinaéirica: El trayecto no ese mismo en los dos sentidos”, Ast, cuando Deleuze y Guatte- ridistinguen los mapas rizomticos de los calcos arborescentes, ‘observan que los mapas estén constantemente en proceso de ser totalizados, unificados y estabilizados poy los ealcos, que asu vex ‘estin sometidos a toda clase de deformaciones andtquicasindu- idas por el proceso vizomitico. Pero al fin de cuentas, “siempre hay que reportar el calco sobre el mapacY esa operacién no es en absolito simétrica a la precedente” (Deleuze y Guattari, 1980: 21), Y no son simétricas porque uina de las operaciones trabaja en sentido contrario al devenir que es el proceso del deseo (ibid: a4); mienteas que la otra trabaja en favor de este tltimo.” " Bsa relacién asimeéteica entre proceso y modelos en presupo- sici6n reciproca (en que el rizoma es proceso mientras que el 16 Bn el. yniverso del parentetcoy el género en Melanesia, “cada rlaciin no puede provenit nis que de ota relaci6n |. ns eaciones conjugales y flisle son metorae unas de otes,y som una fuente interna de eflexéa* (Strathern,2002:240) : 'y Pum arifcloctado en fa note anterior, Stathern hace la siguiente ‘observed "Lae relaciones de sexo opuest sealteraan al miso tempo ‘con lag eacione del msi sexo ycontienen ens una prema intiscea “de alternancia” {bi 2). See sea un ejemplo de presuposkion reciproca site: la relacidn entierelacones same-sex telaciones rose see ‘misma, de tipo ernst Lo que es ote forma mds de stacks premisa eviatasiana seg la cua ln dentid es un caso particular dela diferencia, 1G | wevatlsias cawlgnes? 7+ - ‘Arbol es modelo) recuerda la distincién entre la diferencia y la | negacién desarrollada en Diferencia y repetici6n: la negaciOn es | real, pero su realidad es puramente negativa, La negacién no es sino la diferencia invertida, extensivizada, limitada y opositi zada (Deleuze, 1968: 3023 y ss). Es por eso que, a pesar de que Deleuze y Guattari advierten més de una vez que no se trata’ de establecer un contraste axiolégico entre el rizonia y el Ar bol, Ja segmentariedad blanda-molecular y la segmentariedad) dura-molar yast por el estilo (Deleuze y Guattati 1980: 31, 259° 260), subsiste siempre una tendencia y una contratendencia} dos movimientos totalmente diferentes: la actualizaci6n y la contra-efectiacién de lo virtual, El primer movimiento con siste en la cafda de las diferencias de potencial o de intensidad, en la medida en que éstas se explican en extensiGn y se encats4 nan en estados de cosas empiricos. El segundo movimiento es’ creador-o “implicaclos” de la diferencia y, si es un movimiento de retorno.o de causalidad al revés (ibid. 537), una “involucidn; creadora’, no por eso deja de ser estrictamente contempords! neo del primero, dado que es su condicién trascendental, y en14 cuanto tal es imposible de anular. Este ditimo movimiento 8 el Acontecimiento o el Devenir, puro reset vorio de intensidads4 a parte, en todo lo que acontece, que escapa a su propia acter lizaci6n (Deleuze y Guattari, s991: 147), ‘Una ver. més, ante esta asimetria de procesos interimplica- dos i inevitable recordar ciettos aspectos de la semidtica d Roy Wagiter (1981: 51-53, 6, 121-122). La naturaleza “dialéctica" 1 “obviacional” de la relacién entre los dos mods wagnerie- nos de sitnbotizacion remite a uo de los modos, la diferencia ci6n-invencién, mientras que él contraste opositivo entre lo¥} dos modos es el resultado, en cuanto tal, de la operacion del} otro moda, la cbléctivizacién-convencionalizacion, ¥ adeniis; aun cuando los dos modos estin simulténea y reciprocamen a avrisectoxeata or 44S HULTIELICOADES. | 197 vos en todo acto de simbobizacién (operan el uno sobre a ‘are puesta ‘que no hay nada mds allé de ellos), hay toa In diferencia del mundo” entre las cultures cay “eontexto de control” -el vector de territorializaci6n, en los tésminos de Mi mesetas- es al modo convencionsl, y las culturas cuyo contro} eel modo diferenciante, Si el contraste entre los modos no es ens aiogico la cultura que fevrece I simibolizacign com vencipnaly colectvizante Ja cuts que generé Is feorin de Ja cultura en cuanto “representacion colectiva” = $€ orienta en direeciom al cao, bloquea yreprime la dialécice de la inven cién, y por esa raz6n y en altima instancia, debe ser ‘reportat sobre el mapa’, Del misnvo modos el contrastepropussto

clinacién?” de la alianza y la filiacion (ibid: 171). La hipdtesis fandamental para In construcci6n-de una teoria alternativa al estructaralismo, ahi, consiste en hacer aparecer dos veces laf Jiacién, La primera vez, en cuanto estado genético ¢ intensivo del parentesco, la segunda vez como estado particular y exten- sivo en oposicién complementaria a fa alianza, La alianza no apayece mfs que en el momento extensivo: si funeién consiste pretisamente en codificar el parentesco, es decir, en operar el pasaje del parentesco.intensivo al parentesco extensivo: ‘Los autores postulan fa existencia primordial de una fia. én precosmologica interisay gevmninal, disyuntiva; nogturna y armbigua, an “implexo” 0 “inflajo germinal” (ibid: 191)-que ces el primer caricter de Ia inscripcién marcada sobre el cuerpo pleno y no engendisdo de la tierra:"fuérza pura de a fiiacin o genealogia, Numen” (ibid; 181)-Ese andlisis se Apoya casi ex- clusivamente en una interpretaci6n de los relatos recogidos pot Marcel Griaule y su equipo en Africa Occidental, especialmente ‘en el gran mito del origen de los dogon publicads en Le renard pale (Griaule y Dieterlen, 1965): €1 huevo cdsmico dé Amma, la ‘Tierra placentatia,elrricksterincestuoso Yaruggus los Nommo, *gemelos” hermnafroditas y antropoofidiomorfos, El lugar que ese relato ocupa en la argamentacién gene- ral revela ser de.gran importancia te6rica: funciona: como “1 anti-mito de referencia” de EI Anti-Fdipo? Bn el capttulo 2 (Bsicoandlisis yfamiliatismo”) los autores babfan establecido 5 Blavtculo de Catteyy Adler (79) dobre mito dogon est en el origén de luge teibuidoa exe oriznnteetnogrsfico; est cltado en tos momentos ‘crucial del andliss, gos dos entrop6logos, con A. Zemplénisleyeron ‘tentamente el manuscrito del tercer plo de Hf Ant-Faipot. Nedd, nog: 20-23), Por ot part, la idéas de Deleuze y Gusttar! tuvierion wink infuceia determinante en el estudio de Carey Adler (37 37.n.K + 126 | wevarisicas ewitontess =f tm contraste entre las concepciones teatral-expresiva y maqi nico-productiva del inconsciente, lo que los Mevaba a.subra- yar muchas veces la pregunta impaciente: “Por qué volver al § ito?” (Deleuze y Guattar, 1972: 67, 99,134), tefiriéndose con ‘50 al uso emiblemstico de a historia griega que hace el psicoa nlisis. Peto en el capitulo siguiente (ibid: 81-i95), cuando lle 4 ganal final de su reconstrucci6n antropolégica del parentescd, son ellos misinos los que, al fin de cuentas, vuelven al mito. De- euze y Guattari no introducen los materiales dogon sin pasar 4 por una reevaluacién radical del concepto de mito: [8]l recurso al mito ¢s indispensable, no porque seria una re: “5 presentacién trasladada o incluso invertida de las telaciones reales en extensisn, sino porque s6lo él deternsina conforme al pensamiento y a la préctica iidigena las condiciones ifs”, (Deleuze y Guattaci, 1972: 185). sas evaluaciones apazentemente discoidantes del recurso al # mitoyen el seno mismo de BI Anti-Edipo, requerirfan una tei flexién més profunda que la que estoy en condiciones de hacer. por el momento. A titulo especilative, se puede decir que 18,2 ‘que se observa, entre las referencias a la tragedia de Edi y al 4 ciclo del zorto pélido (renard pate), es menos una diferencia 4 de-actitud frente a un mismo mito que una diferencia en’ el la historia de Edipo pertenece al régimen bairbaro u “oriental” del significante despético, necerfa mAs bien al régimen salvaje de 1a semistica primitiva 4 © “presignificante” (én el sentido de Deleuze'y Guattari, 1980: 147 y $.). No se trata pries de un solo,y mismo mito, de wii 3 mismo otro genérico del Jogos, hay mito y mito, exactamenie 1090 £5 PRODOCCION: LA FILIRGION CENSTVA 1 127 como se puede decir quie hay “Figura” y ‘figura’, para evocat un concepto clave de la geofilosofia (el concepto, de alguna ma- nera, del cuasi-concepto; véase Deleuze y Guattari, igor: 86 y ‘s.). La cnestién del sentido completamente diferente que la ‘enunciacién mitica asume cuando salimos del mundo prefi- los6fico de los“Maestros de Verdad” (Detienne, 1981 [1967]) y de su réginien monérquico de enunciacion, mundo clésico del felenista, del historiador de Ia filosofia, para entrar en cl mundo extrafilos6fico de las “sociedades contra el Fstado’, mundo del pensamiento salvaje, de la alteridad antropolégi- ca radical, pues bien, es cuestién todavia no ha Fecibido un andlisisa su altura . + ero el metamito dogon no es un pensamiento cualquiera que se e habrfa ocurrido a un pensamiento salvaje genérico. Bs un mito cosmogénico de una poblacién de Africa Occidental, regién donde florece una cultura del parentesco profundamen- temarcada por las ideas de ancestralidad y de descendencia, asi como porla presencia de agrujpamientos'politicos constituidos sobre la base de un origen parental comtin (los linajes). Por lo tainto no sorprende que los autores. de El-Anti-Edipo Mleguen,. a través de ese mito, a la fliacién como dimension relacional ‘original del parentésco, y que vean la alianza como una dimen: sign adventicia cxiya funcién serla distinguir las afiliaciones de linaje. Nos hallamos en el seno’de-wn universo de parentesco estructural-funcionalista, muy fortesiano (Fortes, 1969, 1983). Lo que es intenso y primordial son los linajes filiativos ambi- g1ios, involucionadds, implicados ¥ (pre-)incestuosos que pler- den su uso inclusivo e ilimitativo en Ta medida en que, siendo {6 Bl debate entre Lévi-Strauss y Ricoeur sobte el ands extrutoral de fos initos sc orgina en ese diferencia (vse penete souvage ete structraisme, ‘sprit, ya, noviesbre de 1963), Richi 994) aporta sngecencis interests bre os dferenee vglmenes del mitoy vase inf 128 | weraristias canleaues clobjeto de una memoria “nocturna y biocésmica’ tienen que | “temontar Ia represi6n” ejercida por la alianza para poder ex- plicarse y actualizarse en el espacio fisico del socius (Deleuze y Guattavi, 1972! 183). Y sin embargo todo sucede como si! sistema de los dogons. 4 gue son sinecdéquiicamente los Salvajesa esa altura de EI Anti+ intensivo y la teoria de fa alianza en el plano actual o exten- sivo, Porque los autores refieren totalmente.a ellos ls criticts “4 de Leach a Fortes acerca dle la “filincién complementaria’ as) ‘como concluyen, de un pasaje erucial de Lévi-Strauss sobre la: logica del matrimonio entre primos eruzados (1967: 151-154), | que “las alianzas nunca derivan de filiaciones, ni se reducen af clas’, y que “en ese sistema en extensi6n, no hay filiacion priy mera, ni primera generacién ni intercambio inicial, sino siemy, pre y ya alianzas...”. (Deleuze y Guattari, 1972; 182, 184)? Bn el orden deo extensivo, a filaci6n reviste un carter pesterio; riyadministrative y jerérquico”, mientras que la alianza, quo El afin, el eliado por matrimonio como personaje sociopols’ tico, esta allt desde el principio para hacer que las relaciones familiares sean siempre relaciones coextensivas al campo social: 7. CEtambien ene mzonamient tipicancateesttucturalist: Es dif evi cn las eatractas de parentesco, hacer como i lasalianzas derivaren de 8 lneas de fillcin y de sus relaciones, aun cuando ls alanza lterales y Jos bloguee de deudaeondcionom las iliacionesexteusas en el sistema des * ‘extensin,y nol comtrari” (ibid: 220). ‘ Too C5 PRODUCCIIN: LA FILIACUGR INLENSLVA 129 deja otra expresién que Ia mitica” (ibid: 188), Bvidentemente, subsiste la cuestién de saber qué serfa una expresin sftica cn un sentido.no trivial, puesto que el mito “no es expresivo, sino condicionante” (ibid.: 185). ‘Ast, el canspo del parentesco a pattir de la prohibicién del incesto queda organizado por la alianza y la filiacién y en una telacion de prestuposicién recfproca comandada actualmente poy la primera y virtualmente por la segunda. Bl plano intensi- +0 del mito esté poblado por filiaciortes preincestuosas que ig- noran |aalianza. El mito es intensivo porquees (pre)incestuoso, yviceversa: Ja alianza es" realmente” el principio de la sociedad, ‘yel fin del mito, Es dificil no vecordar aqui el tltimo parrafo de Estructuras elementales del parentesco, en el cual Lévi-Strauss observa que, en sus mitos sobre la Edad de Oro y el Mas Alls, “Ja humanidad ha sosiado con aferrar y jar ese instante fugi- tivo en el que se permitia creer que era posible burlar la ley del intercambio, ganar sin perdes, disfrotar sin compartir” y que, as{, para clla la dulaura total, “eternamente negada al hombre social”, consistiria en “vivir entre s? (1967: 569-370). Para retomar el problema en los términos de la economia conceptual de Ef Anti-Edipo, me parece que el aspect deci- sivo del andlisis del mito dogon es la determinacién-de la fi- liacién (intensiva) como operador de la sintesis disyuntiva de inscripcién ~el(1os) Nommo(s) que es/son uno y dos, hombre Y miujer, humano y ofidios el zorro palido que €s a Ja vez hijo, hermano y esposo de la Tietra~ mientras que la alianza es el operador de la sintesis conjunti ‘Tal es la alianza como segundo cardcter de inscripcién: la alianza impone a las conexiones productivas la forma ex+ tensiva de una conjugacién de personas, compatible con las disyunciones de la inscripeién, pero por el contrario reae- 130 | werartstcas cailbatES - ciona sobre la inscripeién determinando un uso exclusive \y limitativo de esas mismas disyunciones. Por lo tanto:es forzoso que Ia alianza aparezca representada miticamente como algo que sobreviene en cierto mosnento en las linens + de fillacién (a pesae de que en-otro:sentido ha estado alli siempre) (Deleuze y Guattarl, 19725182). Hemos visto més arriba que la sintesis disyuntiva es el régimen telacional catacteristico de las multiplicidades. Como se puede leer inmediatamente después del pasaje-que acabamos de citar, el problema rio es it delas filiaciones a las alianzas, sino “pasar de wn orden intensivo energético a un sistema extensive” ¥ en, ese sentido, . 4 [q}ue la energia primera del orden intensivo... seit una ener gia de filiacién, no modifica en nada la ctesti6n, porque esa filiacion intensa todavia no es extendida, todavia no comporta ninguna distinci6n de personas y nisiquiera de sexo, sino sol mente variaciones prepersonales de intensidad ... (ibid: 183): Seria preciso agregar aqui que si ese orden intenis distincién de persona ni de sexo, tampoco conoce distincién 4 de especie, y especialmente distincién entre humanos y no!) humanos: en el mito, todos los actuantes-ocupary un camps interaccional ‘nico, @ la yer. ontolégicamente heterogéneo ¥ sociolégicamente continuo (donde toda cosa es humana, 16 humano es otra cosa). - a Surge entonces naturalmente la pregunta: gsi el hecho def ‘que la energia primaria sea dina energia de filiaci6n’ no cam? bia nada; es posible determinar-un orden intensivo en el-cual la energia primatia sea una energfa de-alianza? jEs realmente’) necesario que Ja alianza funcione tnicamente y siempre pata: 1900 £5 PRODULCION: LA FIRIACION INTENSIVA. | 231 ‘ordenar, discernit, disctetizar y administrar una filiacién pre- incestuosa anterior? ;0 bien seria posible concebir una alianza {esisa,/anedipica, que comprenda “relaciones: personales en intensidad”? En resumen, el problema consiste en constroir un concepto de Ia alianza como sfntesis disyuntiva, Sin embaigo, pata hacerlo serfa preciso. tomar unin distan- cia mayor que-la que toma BI Anti-Edipo frente a la sociocas+ mologia de Lévi-Strauss, sémetiendo a la vez el:concepto de intercambio a una intexpretaci6n deleuziana o "perversiva”: ¥ para ese fin es preciso, a la vez y reciprocamente, empezar por admitit de una vez por todas que la teorfa Iévistraussiand del intercambio: matrimonial continéa siendo, al fin de cuentas, tuna construccién antropolégica infinitamente ints sofsticada c interesante que la doctrina juralista de los grupos defiliactén. En cierto sentido, Estructuras elementales del parentesco fue el primer Anti-Faipo,en la medida en que operé una ruptuira con la imagen del parentesco como centracto en la familia'y domi- nado par la parentalidad, 0 para decitlo de otro shodos la rela~ cidn entre El Anti-Edipo y Estructuras elemeniateses analoga a larelaci6n entre este Gtimo libro y Totem y tabi © Para retomat el discurso estructuralista del-paréntesco en clave antiedpica es preciso, por lo menos, abandoriar Ia pres- cripci6n del “Atomo de pareittalidad” en términos-de una al- ternativa exclusiva —esa mujer tiene que ser mi'hermana o bien ‘mi esposa, ese hombre tiene que ser mi padre o' bien mi tho materno- ¥ st reformulacién en términos de una disyuncién inclusiva o no-restrictiva: “si es... si es...) “yo” La diferencia entre hermana yesposa, hermano y cutado, debe ser toma dda como tuna diferencia interna, “imposible de descompones y desigual a sf misma”: lo qite dicen Deleuze y Guattari sobre la ‘esquizofrenia:y las disyunciones masculino/femenino y muer- tolvivo a his que hace frente, serfa.vélido también en nuestro 32 | Mevansicastamiaanus. 2 f caso: una mujer dada es de hecho mi hermana o mi cufiada, pero" precisamente ella est de los dos lados’, hermana dellado de las hermanas.( ¥ de los hermanos), esposa del lado de las esposas (y do los maridos); no las'dos ata vex para mi, “sino cada unofa de lasflos dos al término de una distancia que ella sobrevuela destizéndose (...] uno/aal exttemo delfde la ottofa como las dos puntas d'un bastén en um espacio imposible de descomponer” (Deleuze y Guattari, 1972: 90-91). Este punto se puede reformular en un lenguajé que cual- quier antropélogo reconoceré, Mi hermana.es mi hermana porquees una esposa para otro: las hermanas no nacen herma- nas sin nacer al mismo tientpo esposas; la hermana existe para aque haya esposa; toda “raujer” es uf término —tna metarrelas ciénconstituida por la relacién asimétriea entre las relaciones de “herman” y de“esposa” (evidentemente, lo mismo se aplica a los “hombres”). La consanguineidad de la hermana, ast como su afectacién sexual molas, no es algo dado ~nunca ha habido un “dato biolégico de base” (Héritier, 981)~ sino més bien algo instituido, no sélo al mismo titalo que la afinidad de la esposa, sino también por su intetmedi¢ (causalidad formal al revés). Bs la relacién de sexo opuesto enire mi hermana/esposa y yo lo que gencra mi relacién de mismo sexo con mi cufiado, Las relaciones de sexo opuesto no s6lo generan relaciones de mis- ‘mo sexo, sino que ademas les comunican también su propio potencial diferencia interno (Strathern, 1988, 2001). Dos cui dos estén unidos entre ellos del mismo modo que lo estén las

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