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clinacién?” de la alianza y la filiacion (ibid: 171). La hipdtesis
fandamental para In construcci6n-de una teoria alternativa al
estructaralismo, ahi, consiste en hacer aparecer dos veces laf
Jiacién, La primera vez, en cuanto estado genético ¢ intensivo
del parentesco, la segunda vez como estado particular y exten-
sivo en oposicién complementaria a fa alianza, La alianza no
apayece mfs que en el momento extensivo: si funeién consiste
pretisamente en codificar el parentesco, es decir, en operar el
pasaje del parentesco.intensivo al parentesco extensivo:
‘Los autores postulan fa existencia primordial de una fia.
én precosmologica interisay gevmninal, disyuntiva; nogturna
y armbigua, an “implexo” 0 “inflajo germinal” (ibid: 191)-que
ces el primer caricter de Ia inscripcién marcada sobre el cuerpo
pleno y no engendisdo de la tierra:"fuérza pura de a fiiacin
o genealogia, Numen” (ibid; 181)-Ese andlisis se Apoya casi ex-
clusivamente en una interpretaci6n de los relatos recogidos pot
Marcel Griaule y su equipo en Africa Occidental, especialmente
‘en el gran mito del origen de los dogon publicads en Le renard
pale (Griaule y Dieterlen, 1965): €1 huevo cdsmico dé Amma, la
‘Tierra placentatia,elrricksterincestuoso Yaruggus los Nommo,
*gemelos” hermnafroditas y antropoofidiomorfos,
El lugar que ese relato ocupa en la argamentacién gene-
ral revela ser de.gran importancia te6rica: funciona: como
“1 anti-mito de referencia” de EI Anti-Fdipo? Bn el capttulo 2
(Bsicoandlisis yfamiliatismo”) los autores babfan establecido
5 Blavtculo de Catteyy Adler (79) dobre mito dogon est en el origén de
luge teibuidoa exe oriznnteetnogrsfico; est cltado en tos momentos
‘crucial del andliss, gos dos entrop6logos, con A. Zemplénisleyeron
‘tentamente el manuscrito del tercer plo de Hf Ant-Faipot. Nedd,
nog: 20-23), Por ot part, la idéas de Deleuze y Gusttar! tuvierion wink
infuceia determinante en el estudio de Carey Adler (37 37.n.K +126 | wevarisicas ewitontess =f
tm contraste entre las concepciones teatral-expresiva y maqi
nico-productiva del inconsciente, lo que los Mevaba a.subra-
yar muchas veces la pregunta impaciente: “Por qué volver al §
ito?” (Deleuze y Guattar, 1972: 67, 99,134), tefiriéndose con
‘50 al uso emiblemstico de a historia griega que hace el psicoa
nlisis. Peto en el capitulo siguiente (ibid: 81-i95), cuando lle 4
ganal final de su reconstrucci6n antropolégica del parentescd,
son ellos misinos los que, al fin de cuentas, vuelven al mito. De-
euze y Guattari no introducen los materiales dogon sin pasar 4
por una reevaluacién radical del concepto de mito:
[8]l recurso al mito ¢s indispensable, no porque seria una re: “5
presentacién trasladada o incluso invertida de las telaciones
reales en extensisn, sino porque s6lo él deternsina conforme
al pensamiento y a la préctica iidigena las condiciones ifs”,
(Deleuze y Guattaci, 1972: 185).
sas evaluaciones apazentemente discoidantes del recurso al #
mitoyen el seno mismo de BI Anti-Edipo, requerirfan una tei
flexién més profunda que la que estoy en condiciones de hacer.
por el momento. A titulo especilative, se puede decir que 18,2
‘que se observa, entre las referencias a la tragedia de Edi y al 4
ciclo del zorto pélido (renard pate), es menos una diferencia 4
de-actitud frente a un mismo mito que una diferencia en’ el
la historia de Edipo pertenece al régimen bairbaro u “oriental”
del significante despético,
necerfa mAs bien al régimen salvaje de 1a semistica primitiva 4
© “presignificante” (én el sentido de Deleuze'y Guattari, 1980:
147 y $.). No se trata pries de un solo,y mismo mito, de wii 3
mismo otro genérico del Jogos, hay mito y mito, exactamenie
1090 £5 PRODOCCION: LA FILIRGION CENSTVA 1 127
como se puede decir quie hay “Figura” y ‘figura’, para evocat un
concepto clave de la geofilosofia (el concepto, de alguna ma-
nera, del cuasi-concepto; véase Deleuze y Guattari, igor: 86 y
‘s.). La cnestién del sentido completamente diferente que la
‘enunciacién mitica asume cuando salimos del mundo prefi-
los6fico de los“Maestros de Verdad” (Detienne, 1981 [1967])
y de su réginien monérquico de enunciacion, mundo clésico
del felenista, del historiador de Ia filosofia, para entrar en
cl mundo extrafilos6fico de las “sociedades contra el Fstado’,
mundo del pensamiento salvaje, de la alteridad antropolégi-
ca radical, pues bien, es cuestién todavia no ha Fecibido un
andlisisa su altura .
+ ero el metamito dogon no es un pensamiento cualquiera
que se e habrfa ocurrido a un pensamiento salvaje genérico. Bs
un mito cosmogénico de una poblacién de Africa Occidental,
regién donde florece una cultura del parentesco profundamen-
temarcada por las ideas de ancestralidad y de descendencia, asi
como porla presencia de agrujpamientos'politicos constituidos
sobre la base de un origen parental comtin (los linajes). Por lo
tainto no sorprende que los autores. de El-Anti-Edipo Mleguen,.
a través de ese mito, a la fliacién como dimension relacional
‘original del parentésco, y que vean la alianza como una dimen:
sign adventicia cxiya funcién serla distinguir las afiliaciones de
linaje. Nos hallamos en el seno’de-wn universo de parentesco
estructural-funcionalista, muy fortesiano (Fortes, 1969, 1983).
Lo que es intenso y primordial son los linajes filiativos ambi-
g1ios, involucionadds, implicados ¥ (pre-)incestuosos que pler-
den su uso inclusivo e ilimitativo en Ta medida en que, siendo
{6 Bl debate entre Lévi-Strauss y Ricoeur sobte el ands extrutoral de fos initos
sc orgina en ese diferencia (vse penete souvage ete structraisme,
‘sprit, ya, noviesbre de 1963), Richi 994) aporta sngecencis interests
bre os dferenee vglmenes del mitoy vase inf128 | weraristias canleaues
clobjeto de una memoria “nocturna y biocésmica’ tienen que |
“temontar Ia represi6n” ejercida por la alianza para poder ex-
plicarse y actualizarse en el espacio fisico del socius (Deleuze y
Guattavi, 1972! 183).
Y sin embargo todo sucede como si! sistema de los dogons. 4
gue son sinecdéquiicamente los Salvajesa esa altura de EI Anti+
intensivo y la teoria de fa alianza en el plano actual o exten-
sivo, Porque los autores refieren totalmente.a ellos ls criticts “4
de Leach a Fortes acerca dle la “filincién complementaria’ as)
‘como concluyen, de un pasaje erucial de Lévi-Strauss sobre la:
logica del matrimonio entre primos eruzados (1967: 151-154), |
que “las alianzas nunca derivan de filiaciones, ni se reducen af
clas’, y que “en ese sistema en extensi6n, no hay filiacion priy
mera, ni primera generacién ni intercambio inicial, sino siemy,
pre y ya alianzas...”. (Deleuze y Guattari, 1972; 182, 184)? Bn el
orden deo extensivo, a filaci6n reviste un carter pesterio;
riyadministrative y jerérquico”, mientras que la alianza, quo
El afin, el eliado por matrimonio como personaje sociopols’
tico, esta allt desde el principio para hacer que las relaciones
familiares sean siempre relaciones coextensivas al campo social:
7. CEtambien ene mzonamient tipicancateesttucturalist: Es dif evi
cn las eatractas de parentesco, hacer como i lasalianzas derivaren de 8
lneas de fillcin y de sus relaciones, aun cuando ls alanza lterales y
Jos bloguee de deudaeondcionom las iliacionesexteusas en el sistema des *
‘extensin,y nol comtrari” (ibid: 220). ‘
Too C5 PRODUCCIIN: LA FILIACUGR INLENSLVA 129
deja otra expresién que Ia mitica” (ibid: 188), Bvidentemente,
subsiste la cuestién de saber qué serfa una expresin sftica cn
un sentido.no trivial, puesto que el mito “no es expresivo, sino
condicionante” (ibid.: 185).
‘Ast, el canspo del parentesco a pattir de la prohibicién del
incesto queda organizado por la alianza y la filiacién y en una
telacion de prestuposicién recfproca comandada actualmente
poy la primera y virtualmente por la segunda. Bl plano intensi-
+0 del mito esté poblado por filiaciortes preincestuosas que ig-
noran |aalianza. El mito es intensivo porquees (pre)incestuoso,
yviceversa: Ja alianza es" realmente” el principio de la sociedad,
‘yel fin del mito, Es dificil no vecordar aqui el tltimo parrafo de
Estructuras elementales del parentesco, en el cual Lévi-Strauss
observa que, en sus mitos sobre la Edad de Oro y el Mas Alls,
“Ja humanidad ha sosiado con aferrar y jar ese instante fugi-
tivo en el que se permitia creer que era posible burlar la ley del
intercambio, ganar sin perdes, disfrotar sin compartir” y que,
as{, para clla la dulaura total, “eternamente negada al hombre
social”, consistiria en “vivir entre s? (1967: 569-370).
Para retomar el problema en los términos de la economia
conceptual de Ef Anti-Edipo, me parece que el aspect deci-
sivo del andlisis del mito dogon es la determinacién-de la fi-
liacién (intensiva) como operador de la sintesis disyuntiva de
inscripcién ~el(1os) Nommo(s) que es/son uno y dos, hombre
Y miujer, humano y ofidios el zorro palido que €s a Ja vez hijo,
hermano y esposo de la Tietra~ mientras que la alianza es el
operador de la sintesis conjunti
‘Tal es la alianza como segundo cardcter de inscripcién: la
alianza impone a las conexiones productivas la forma ex+
tensiva de una conjugacién de personas, compatible con las
disyunciones de la inscripeién, pero por el contrario reae-130 | werartstcas cailbatES -
ciona sobre la inscripeién determinando un uso exclusive
\y limitativo de esas mismas disyunciones. Por lo tanto:es
forzoso que Ia alianza aparezca representada miticamente
como algo que sobreviene en cierto mosnento en las linens
+ de fillacién (a pesae de que en-otro:sentido ha estado alli
siempre) (Deleuze y Guattarl, 19725182).
Hemos visto més arriba que la sintesis disyuntiva es el régimen
telacional catacteristico de las multiplicidades. Como se puede
leer inmediatamente después del pasaje-que acabamos de citar,
el problema rio es it delas filiaciones a las alianzas, sino “pasar
de wn orden intensivo energético a un sistema extensive” ¥ en,
ese sentido, . 4
[q}ue la energia primera del orden intensivo... seit una ener
gia de filiacién, no modifica en nada la ctesti6n, porque esa
filiacion intensa todavia no es extendida, todavia no comporta
ninguna distinci6n de personas y nisiquiera de sexo, sino sol
mente variaciones prepersonales de intensidad ... (ibid: 183):
Seria preciso agregar aqui que si ese orden intenis
distincién de persona ni de sexo, tampoco conoce distincién 4
de especie, y especialmente distincién entre humanos y no!)
humanos: en el mito, todos los actuantes-ocupary un camps
interaccional ‘nico, @ la yer. ontolégicamente heterogéneo ¥
sociolégicamente continuo (donde toda cosa es humana, 16
humano es otra cosa). - a
Surge entonces naturalmente la pregunta: gsi el hecho def
‘que la energia primaria sea dina energia de filiaci6n’ no cam?
bia nada; es posible determinar-un orden intensivo en el-cual
la energia primatia sea una energfa de-alianza? jEs realmente’)
necesario que Ja alianza funcione tnicamente y siempre pata:
1900 £5 PRODULCION: LA FIRIACION INTENSIVA. | 231
‘ordenar, discernit, disctetizar y administrar una filiacién pre-
incestuosa anterior? ;0 bien seria posible concebir una alianza
{esisa,/anedipica, que comprenda “relaciones: personales en
intensidad”? En resumen, el problema consiste en constroir un
concepto de Ia alianza como sfntesis disyuntiva,
Sin embaigo, pata hacerlo serfa preciso. tomar unin distan-
cia mayor que-la que toma BI Anti-Edipo frente a la sociocas+
mologia de Lévi-Strauss, sémetiendo a la vez el:concepto de
intercambio a una intexpretaci6n deleuziana o "perversiva”: ¥
para ese fin es preciso, a la vez y reciprocamente, empezar por
admitit de una vez por todas que la teorfa Iévistraussiand del
intercambio: matrimonial continéa siendo, al fin de cuentas,
tuna construccién antropolégica infinitamente ints sofsticada
c interesante que la doctrina juralista de los grupos defiliactén.
En cierto sentido, Estructuras elementales del parentesco fue el
primer Anti-Faipo,en la medida en que operé una ruptuira con
la imagen del parentesco como centracto en la familia'y domi-
nado par la parentalidad, 0 para decitlo de otro shodos la rela~
cidn entre El Anti-Edipo y Estructuras elemeniateses analoga a
larelaci6n entre este Gtimo libro y Totem y tabi
© Para retomat el discurso estructuralista del-paréntesco en
clave antiedpica es preciso, por lo menos, abandoriar Ia pres-
cripci6n del “Atomo de pareittalidad” en términos-de una al-
ternativa exclusiva —esa mujer tiene que ser mi'hermana o bien
‘mi esposa, ese hombre tiene que ser mi padre o' bien mi tho
materno- ¥ st reformulacién en términos de una disyuncién
inclusiva o no-restrictiva: “si es... si es...) “yo” La diferencia
entre hermana yesposa, hermano y cutado, debe ser toma
dda como tuna diferencia interna, “imposible de descompones y
desigual a sf misma”: lo qite dicen Deleuze y Guattari sobre la
‘esquizofrenia:y las disyunciones masculino/femenino y muer-
tolvivo a his que hace frente, serfa.vélido también en nuestro32 | Mevansicastamiaanus. 2 f
caso: una mujer dada es de hecho mi hermana o mi cufiada,
pero" precisamente ella est de los dos lados’, hermana dellado
de las hermanas.( ¥ de los hermanos), esposa del lado de las
esposas (y do los maridos); no las'dos ata vex para mi, “sino
cada unofa de lasflos dos al término de una distancia que ella
sobrevuela destizéndose (...] uno/aal exttemo delfde la ottofa
como las dos puntas d'un bastén en um espacio imposible de
descomponer” (Deleuze y Guattari, 1972: 90-91).
Este punto se puede reformular en un lenguajé que cual-
quier antropélogo reconoceré, Mi hermana.es mi hermana
porquees una esposa para otro: las hermanas no nacen herma-
nas sin nacer al mismo tientpo esposas; la hermana existe para
aque haya esposa; toda “raujer” es uf término —tna metarrelas
ciénconstituida por la relacién asimétriea entre las relaciones
de “herman” y de“esposa” (evidentemente, lo mismo se aplica
a los “hombres”). La consanguineidad de la hermana, ast como
su afectacién sexual molas, no es algo dado ~nunca ha habido
un “dato biolégico de base” (Héritier, 981)~ sino més bien algo
instituido, no sélo al mismo titalo que la afinidad de la esposa,
sino también por su intetmedi¢ (causalidad formal al revés).
Bs la relacién de sexo opuesto enire mi hermana/esposa y yo
lo que gencra mi relacién de mismo sexo con mi cufiado, Las
relaciones de sexo opuesto no s6lo generan relaciones de mis-
‘mo sexo, sino que ademas les comunican también su propio
potencial diferencia interno (Strathern, 1988, 2001). Dos cui
dos estén unidos entre ellos del mismo modo que lo estén las
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