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COMPROMISO Y DISTANCIAMIENTO ENSAYOS DE SOCIOLOGIA DEL CONOCIMIENTO Ediclén de Michael Schroter Traduccién de José Antonio Alemany ediciones peninsula® Sumario Nota sobre Ja edici6n 2. - . ee ee ee 5 I. Compromiso y distanciamiento . . . . . . | 9 Il. Los pescadores en el Madistrom. . . . . . . 61 Til. Reflexiones en torno a la gran evolucién. Dos frag- mentos . 0... ee ee ee eee «8S FragmentoI . 1. . 1 1 we ee ee (SS Fragmento IT. . . . 2... we ee OTT i a q | | al a aL 4 1 Debido a una larga tradicién, los socidlogos se dedican principalmente al estudio de problemas de un unico plano social —el enmarcado dentro de los limites del Estado—. Los otros planos se consideran asuntos no especificamente socio- Idgicos, 0 incluso dejados en manos de otras ciencias socia- les, Los problemas interestatales, por ejemplo, no se contem- plan como verdad ados como « emas de iS «relaciones 1 i” cionales», y, por consiguiente, remitidos al Ambito de estudio de las ciencias polftica: En el mai Si! i i ‘io- nes «00,56 meaiianai enari€, en especial cuando se pone de manifesto que las figuraciones formadas por seres humanos estan prdcticamente siempre en movimiento, que son, pues, procesos. Los individuos pueden formar figuraciones. Dentro del marco estatal, las agrupaciones regionales o formacio- nes sociales se conjuntan de muy diversa manera mediante interdependencias funcionales; asi, por ejemplo, las clases so- ciales pueden dar lugar a luchas de clases; las naciones, cons- tituir un Estado federal. Pero también los Estados dan forma a figuraciones. Muchos fenémenos que nos son familiares, como el equilibrio de tensiones interestatal o el ir a la deriva hacia la guerra atémica, no pueden comprenderse ni expli- carse sin un andlisis de figuraciones. Esto es especialmente valido cuando se tiene en cuenta el caracter de proceso que poseen las figuraciones, Nunca ha sido muy realista separar mentalmente los problemas inter- nos del Estado de los interestatales, Pero a medida que las redes de interdependencias se han extendido sobre toda la humanidad y el tejido de interrelaciones entre los diversos Estados que forman la humanidad se ha hecho mds compacto, ha resultado menos provechoso repartir entre diferentes disci- plinas el estudio de esos dos planos de la sociedad humana. Lo que ocurre dentro de un Estado —en especial la distribu- cién del poder— nunca ha estado tan inextricablemente liga do a los acontecimientos internacionales, en especial a las re- 63 laciones de poder interestatales, como en el siglo xx. Miremos donde miremos, siempre hallamo: A estos dos piano: cién de la naturaleza y el de su re! del hombre con fuerzas la- cid | QuizA no se tenga conciencia de que esta relacién con las fuerzas de Ja naturaleza es un plano de Jas relaciones sociales; sin embargo, lo es. Los seres humanos viven en inestable equilibrio —y bastante a menudo en lu cha— con las fuerzas de la naturaleza externas ¢ internas a ellos mismos y buscan adquirir dominio sobre éstas de una manera que no se diferencia demasiado de la manera en que viven en equilibrio mutuo con otros seres humanos y, tal vez, buscan adquirir dominio sobre éstos. No se puede desligar el desarrollo de Ja convivencia mutua de los seres humanos, sea dentro de Estados, sea Ambito interestatal, de a 4 —si se desea— un mo- delo con varios pla ciones mutuas puedan pre- sentarse en un primer momento como problema, sin que haga falta continuar en ese contexto. Es evidente que e] proceso de la relacién del hombre con la proceso de la convivencia de personas dentro de una unidad de vida, como una tribu o un Est glade Te tro de una pluralidad d ay el de su convivencia consigo mismo son absolutamente inseparables. No obstante, aqui sdlo se puede aludir muy someramente al ultimo de los procesos mencionados, aunque no es menos importante que los otros. Pero el proceso en el que cada ser humano se interrelaciona consigo mismo, visto como plano del desarrollo de la humanidad, pertenece al 4mbito de la teorfa de la civilizacién. Baste recordar que el ser humano es un — proceso. Esta es, ciertamente, una de las ideas mas elementa- les de que es consciente el ser humano, pero suele quedar en- cubierta al predominar en la yeflexién una fuerte tendencia a yeducir las cosas a un estado, A veces se dice que el hombre atraviesa un proceso, de la misma manera que se dice que el viento sopla, aunque en realidad el viento es ese soplar. ‘Ast, Ja costumbre lingilistica puede hacer que algo dentro de nosotros ista un tanto al escuchar !a frase: bienneeP protec. Pero quizds esta afirmacién nos ayude a comprender. 64 sos aqui, pues, un breve bosquejo de un modelo de proce. 5 : se tandome, basis e, a dos de lo a anos: io al. BL aspecto de los procesas qu go gi ar, Se trata de un «mecanismo» social ave Puede | tenet tin efecto retardador, cuando no interruptor, or mica is proceso, pero que, segiin las circuns- fancias, ape ién que tenga un efecto acelerador. Practi- car e todo el mundo lo conoce, sobre todo en su aspecto de ir 2 la deriva hacia una guerra atémica, pero no suele con- emplarse como un aspecto periddico de un proceso, aspecto que —con variaciones— puede ser encontrado en los cuatro pianos, Por motivos de valor para la propia investigacién, no se ha estudiado su mecanica hasta ahora. De modo que tal vez haya Hegado el momento de ascenderlo a Ja dignidad teérica. on oe ae cuando se descubre a personas —individuos © erupos = aut tan interrelacionadas de tal manera, ya sea uraleza, con otras personas, con otros grupos o in- cluso consigo mismas, que les es muy dificil eludir esa interre- lacién: la manera e: fi . > feat iguracién —-si puede emplearse este término en un sentido més amplio— que or ej jempio, e naturaleza, en tai PS Est: dos. 0 en ‘tant my / consciente poral, con otro ( mina fuerte presién ina’ dida sus os, Este peculiar aparato coercitivo —también podria decirse: la trampa en que estén presas— se observa especialmente cuando las personas sobre las que ac- ta se encuentran ante peligros constantes y para ellos inevi- es; es decir, en el marco de lo que quiz4 podria calificarse de procesos criticos, Lo mds elemental que cabe afirmar sobre este aparato coercitivo es que es un movimiento circular y, a menudo, de carécter escalonade: un nivel alto de peligro ‘se corresponde con una elevada carga emocional del conocimien- to yel modo de pensar sobre los peligros, asf como también le la capacidad de actuar frente a éstos, esto es, un elevado grado de fantasia en la manera de concebir esos peligros: esto conduce a una constante multiplicacién del nivel de peligro que, a su vez, comporta un incremento de los modos de pen: sar mds inclinados hacia Ja fantasia que hacia la realidad. Llevo algtin tiempo reflexionando sobre qué término podrta 65 estandarizarse para estudiar los problemas de. este tipo; pues para ello se necesita un simbolo de la sintesis mental, un con- cepto inequivoco que sirva tanto a Ja comunicacién como a Ja orientacién. Anteriormente me he referido ocasionalmente a este tipo de jnterrelaciones utilizando expresiones como «clinch apretado» o «circulo vicioso». Sin embargo, con el paso del tiempo he advertido que lo més sencillo es adoptar una expresién ya existente y hasta cierto punto habitual, la expresion d mpleada por Gregory Batesons en el Ambito de Ja s: jal, Naturalmente, para pasar este comiponal=piation sociolégico es necesario sacarlo del plano sociosiquidtrico y suprimir todas sus relaciones con la cacti / zofrenia, y, con su significado modificado, castellanizarl lace dobles.* 2 Quiz4 sea posible aclarar en cierta medida cl significado de la expr acudiendo a un episodio sobre el cuento de Poe Descenso al Maéistrom. Se recordar4 que los pescadores, mientras eran atraidos lentamente hacia el vértice del remolino, pasaron algun tiem: po girando junto con otros restos del naufragio alrededor de las paredes cada vez mas estrechas del embudo. En un primer momento, los dos hermanos —el menor ya habia desaparecido en la tormenta— estaban demasiado sobrecogidos por el mie- do como para poder pensar y observar lo que ccurria a su alrededor con claridad. Sin embargo, nos cuenta Poe, pasado un rato uno de los hermanos logré sacudirse el miedo, Mien- tras el mayor, entumecido por la jnminente tragedia, estaba agachado e indefenso dentro de la barca, el menor de los dos empezé a mirar a su alrededor con cierta curiosidad. Ahora que podia ver todo con mas serenidad, casi como si aquello no le afectara, advirtié ciertas regulari tos de los fragmentos del naufragio que giraban junto con la barca. En suma, gracias a la observacion y la reflexién se le Gcurrié una «idea»; una imagen coherente del proceso en que estaba. inmerso, una 1 men bservando con gran atencién lo que ocurria a su al- tededor ¥ teflexionando sobre lo que veia Ilegé a la conclusién #8 Bn‘'eb originals. germanizarlo como «Doppelbinders. (N. del T.) 66 de que los objetos cilindricos tardaban mas en hundirse que los que tenfan otras formas, y que los objetos pequefios se hundian mas lentamente que los grandes. Tras adquirir esta visién sindptica de las regularidades que presentaba la situa- cién en la que ¢l mismo estaba inmerso.y darse cuenta del significado que estas regularidades tenian para su propia ac- tuacion, dio los pasos adecuados. Mientras su hermano conti- nuaba petrificado por el miedo, é] se até a un tonel. Insté al mayor a que hiciera lo mismo, pero fue en vano; después salté fuera de la barca. La embarcacién y el hermano se hundieron répidamen tey fueron tragados por el abismo. Por el contrario, 1 tonel al que él estaba atado era atraido i didades muy lentamentc, de modo que Sade an oe ee del embudo fueron, poco a poco, perdiendo verticalidad, y el mo- vimiento circular se hizo menos intenso, el pescador volvid a eee en la superficie del mar y regresé al mundo de ; E] pescador, en resumen, se vio inmerso en {. tico que en un primer momento parecia escapar ner completo a su dominio. Quiz4 durante un tiempo estuvo aferrado a al- gin tipo de esperanzas imaginarias. Debieron de pasarle por la cabeza fantasias sobre un milagro, sobre la ayuda de per- sonas invisibles. Sin embargo, pasado algun tiempo se serené y comenz6 a pensar con mayor frialdad; al retirarse mental- mente de la Situacidn, al dominar el miedo y verse a s{ mismo. desde una cierta distancia, como a un ser humano que, junto con otras fuerzas, fuerzas desencadenadas de la naturaleza, formaba parte de una determinada constelacién, fue capaz de dirigir sus pensamientos hacia Ja situacién de la que era pri- sionero. Advirtié los elementos del proceso incontrolable que podfa utilizar para dominar en provecho de su propia super- vivencia las condiciones baj cual a les se desarrollaba aqui proceso, Al representarse se eilicnncnte Is ctect ae reccién del scubrié un camino 2 le éste. Coma-puede.verse, en esta situacién cl / Sin embargo, en el relato de Poe uno se encuentra con un proceso critico de tipo especifico, En ese caso las personas 67 tienen la posibilidad de dominar tanto sus propias y fuertes emociones como la misma situacion ont Pueden observar con un cierto distanciamiento las conexiones existentes entre aspectos parciales relevantes del proceso, siendo capaces, pot tanto, de buscar una solucién al problema de la propia super- vivencia sin tener el estorbo de las fantasias creadas por uno mismo y, por ende, de una manera relativamente «realista», conforme a los hechos; estén en condiciones de elaborar una representacién simbdlica integradora (un «modelo», una «Leo- ria») de esas conexiones, representacién simbélica sobre cuya base pueden actuar y transformar Ja situacién segtn lo pre- cisen No todas las for: i iti ofrec i los. Existen procesos en los que la sensacién de un peligro ame- nazador es tan intensa que la mayoria de las personas son incapaces de conseguir w i i su temor, aunque una mayor serenidad y algunas reflexiones mas distanciadas podrian dejar ver que el proceso en si deja abierta la posibilidad de dominarlo y, asi, escapar ilesos. Pero también existen procesos criticos que han alcanzado un punto en el que ya no dejan a las personas inmersas en ellos posibilidad alguna de Gancervar su integridad fisica ° siquica, o incluso de defender sus vidas. Por grandes que pue- dan ser el distanciamiento y la capacidad de pensar de mane- ra realista que posean las personas sumidas en un proceso de esta indole, el proceso ha alcanzado ya el punto de no retorno. Hagan lo que hagan, piensen lo que piensen, las personas afec- tadas ya no podran salvarse. En el] cuen si la barca hubiera estado mas cerca del fondo del remolino posiblemen- te el miedo y la desesperacién habrian impedido al pescador pensar de una manera tan realista y desarrol lo modelo simb 7 delo que le»sirviera como guia de, accién. Y, si, a pesar de todo, hubiera conseguido desarrollar tal modelo, éste ya no le habria servido. Su posicién dentro del proceso ya no le hubiera dado la oportunidad de modificar ningun aspecto rele- vante de la situacién mediante su accion, ni de escapar a la muerte. Mantener la cabeza Eria en una situacién peligrosa tampoco es siempre la mejor garantia de salvacién o supervivencia. Un soldado, por ejemplo, puede no tener mas eleccién que entrar en batallaimpetuosa y valientemente. En tal caso el arrojo. 68 puede ser mds realista que un grado elevado de precaucién y dominio de las emociones, 0 que largas pausas de reflexién anticipatoria. Aqui, la fuerza, la destreza, la valentfa y un tem- peramento violento pueden ser mas valiosos para la supervi- vencla que una gran capacidad de dominio de uno mismo. (Aunque un poco de reflexién siempre ser4 de provecho.) , halen finalmente, la posibilidad de que algunas personas 7 len Ja manera de salir de una situacién critica de forma mas casual que premeditada, Pero también esto puede ocurrir unicamente cuando la estructura del proceso deja vias de es- cape a las personas en él inmersas. Si cayera del cielo una gigantesca lluvia de meteoritos sobre una sociedad que se en- contrara en tal nivel de evolucidn que sus habitantes no tu- vieran ni los conocimientos ni los medios para enfrentarse a tal catastrofe, o que tuvieran el conocimiento y los medios pero no estuvieran preparados para emplearlos, las posibili- dades de supervivencia de los habitantes de la regién afectada serfan muy escasas. Sin embargo, algunos podrian escapar a la aniquilacién por casualidad o suerte. Pero si el fenémeno se prolongara y se extendiera a todo el planeta, ni la previsién ni el azar serfan de mucha ayuda, , Destaca de manera plastica el cardcter circular de esta rela- cién. La actitud del hermano mayor alude a ese cardcter cir- cular. Un elevado grado de exposicién a los peligros de un proceso incrementa el aspecto emocional de las reacciones hu- manas. Una actuacién poco realista inducida por emociones intensas reduce la oportunidad de adquirir dominio sobre el proceso crftico, En pocas palabras, la incapacidad de adquirir dominio suele comportar una mayor intervencién de las ema- esen el pensar y el actttar; esto, a su vez, redi i ios 3 . luce la posi- clewado a fou de emocion: tide ad Tae nes Sfoneey asi on elevado el alidad de las reacciones, y asi su- rl no es raro, ni mucho menos, en rrollo de las sociedades humanas. El que haya pasado 69 u Este tipo de movimidatascinoulars—un-doble“enlaée fisio- / . : re desapercibido durante tanto tiempo y apenas si se haya for " mulado con palabras hasta ahora se debe a que el canon fe pensamiento que predomina actualmente, con su carac ert co aparato de categorias, ha sido un estorbo para su per ep cién y descripcién. Las personas i eae 1 isi i le buscar explicaciones icamente en rela. cone Sane nion n ese marco el mundo cio: en su conjunto aparece como un conglomerado de_procesos dencia van como algo suplementaric ane dido posteriormente a unidades o fenémenos que on Princip! io existen de forma independiente—. La comprension de im oe pendencias existenciales esta todavia en sus inicios. Una y ot a vote se oye a pe ndo» o bien una jeto: = . ida . inteligencia si, como uni e y al otra lado del abismo, un mundo como uniidad igualmente independiente y clasificada bajo rétulos te» u «obj i es hu- i afirm: Quienes esto io —sus pulmo- mani nes con el aire, sus ojos con la Juz del sol, sus piernas con la tierra firme, su corazén con otras personas—. La dnterdepen— e dencia es fundam i * quiera que se 3 ; al EL dualismo ontoldgi con- dencia i 7 cepcién de un mundo See eee a cametee aoa . ja impresién de quetos_«sujetos»’ puedi a “in| eb luce al ser humano a Preguntee cual pe SS y cual el efecto, Cuan lo consi fe. ramos unidades que se encuentran ontologicamente a una interrelacién funcional mutua —como, por ejemplo, al est mago y el cerebro, las instituciones econdmicas y las politic as, o incluso el ser humano y la naturaleza no humana—, ni $ topamos con relaciones de un tipo que cado:co ca . Los pr ces’ dobles=mearcan la pauta en estos casos. 5 Ni‘ siquiera-la clasificacién.como mecanismo regenerativo puede conciliar-el caracter circular de esos procesos con el S 70 | i modelo causal. Este ultimo no es un modelo de proceso; es una forma de relacién estdtica y a corto plazo —una especie de desequilibrio arménico: Ja causa tiene todo poder; el efeo- to, al parecer, ninguno—, El mecanismo regenerativo es un mecanismo por el cual se corrigen automaticamente desvia- ciones de un eje principal en una u otra direccién. El con- cepto de uede determinarse de manera sufi- clente aludi pues se trata de una situacién per: ivi i su situacién emocional y racional, su mentalidad, la estructura de su personalidad), que es provocada por la misma situacién forzosa, contribuye de manera decisiva a que la situacién for- zosa y los peligros que conlleva continiien siendo inevitables para esas personas, Ya se trate de una relacién entre personas y aquello que Hamamos naturaleza o de una relacién i sonal, en el centro de un proceso de enlace doble hay wn conflicto de poderes. Los peligros que tal proceso comporta para las personas inmersas en él son dificiles de superar pre- cisamente porque Ja propia mentalidad de las personas afec- tadas, marcada por la impronta de la amenaza, reproduce una y otra vez esta amenaza. En un en istingu tres i v conflictos de poderes de intensidad fluctuante la tensién puede mantenerse a un mismo nivel, o las fluctuacio- nes pueden tener un cardcter escalonado en el que la tension se incremente constantemente, o bien tener forma de ruptura; la paulatina disminucién de Ja tensién permite una transfor- macién de la mentalidad que la soporta (por mentalidad se entiende estructuras de personalidad, creencias y valores, emo- ciones, etc.) que, a su vez, sea capaz de aminorar Ja tensién y disminuir los pcligros, Estas son formulaciones provisionales. Pero, como la idea de que la propia mentalidad puede contribuir a mantener la inevitabilidad de una situacién forzosa es relativamente nuc- va, queda mucho tiempo para posteriores investigaciones, Lo que se ha dicho puede bastar para comprendersquemcnlace / doble es un proceso-social. La dindmica de su potencial de cambio inmanente se mantiene activa incluso cuando la ac- tualizacién de este potencial se encuentra interrumpida o se produce a lo largo de un proceso enormemente lento. Bastaran dos ejemplos para afiadir algo mds de material emptrico al esqueleto teérico,Los ejemplos elegidos pueden 71 i, parecer insdlitos, pero gozan de un amplio campo de aplica- cién. Los ejemplos pueden hacer mds comprensible la impor- tancia de este tipo de movimientos circulares y en qué rela- cién se encuentran con los problemas tedricos de compromiso y distanciamiento. El primer ejemplo gira en torno a concepciones precient fi i s (entre otras cosas, de la naturaleza) y a Ja-magnitud de los peligros que amenazan la vida de Jas per- sonas que perciben el mundo y a si mismas de tal manera. El sepundo se refiere al actual ir a ja deriva hacia la gu mica. Quizd de primera intencién no sea sencillo reconocer en estos dos casos —uno de un proceso fisiosocial y otro de un proceso puramente social— ejemplos de un mismo yaimico, mod Pero ésa es precisa- mente la cucstién esencial. 5 Las personas que componen sociedades precientificas ¢s- tém mucho mds expuestas a los capriches de Ia naturaleza --incluida su propia naturaleza— que Jas personas de socie- dades cientificas. Su capacidad para protegerse de fenédmenos naturales poco deseables y de utilizarlos en favor de sus pro- pias necesidades es comparativamente limitada. Los miem- bros de sociedades desarrolladas cuentan con la ventaja de poseer un inmenso cumulo de saber comin. Gracias a una continuidad, quizds inusual, de la transmisién de conocimien- tos de generacién en generacién a través de varios milenios, han heredado una gran riqueza de conocimientos y de practi- cas ligadas a éstos, Hl colosal crecimiento del saber durante Jos ultimos cuatrocientos o quinientos afios corresponde a la etapa tardia, intensamente acelerada, de un prolongado pro- ceso social anterior, durante el cual los progresos del cono- cimjento fueron, con mucho, fortuitos y episddicos, y el ritmo del progreso fue mucho més lento. Es debido al trabajo previo de estas épocas iniciales como el conjunto de conocimientos de que disponen las sociedades cientificas ha llegado a ser mas completo y, al menos en lo referente a los planos no humanos del universo, mds realista, es decir, mas acorde con el curso efectivo de los. acontecimientos que al dictado de deseos y: temorés humanos y la fantasfa que éstos conllevan, Y no sdlo se ha ampliado’el saber; junto a éste, también Ja zona de se- 72 guridad. que el ser humano crea para sf mismo en el marco de los fendmenos naturales prehumanos, es decir, el Ambito asequible a su dominio, ha crecido hasta dim antes alcanzadas. , ensiones nunca Toda practica social pro’ . ectada acaece - rriente de pracesos no planeados y carentes de rumb .: oo nant ° "te or minado, estructurados en diversos niveles interdependientes .. Estos procesos se conocen bajo diferentes nombres: enatu- pi teimesaeedemsyos, Bl ini ite de et grado de domini humano puede ejercer sobre tales pr dele de exte domini d de: io. A través de milenios, los grupos humanos han tree bajado para, con ayuda del creciente fondo de conocimientos crear para si mismos una zona de seguridad més amplia en el universo desconocido e incontrolable —un Ambito de relacio- nes conocidas que puedan ser controladas en mayor o menor medida—. Como resultado de este proceso, en algunos 4mbitos determinados, sobre todo en relacién con los planos fisicos no tanto en relacién con Ios planos humanos, los seres hums. nos actuales estan mas capacitados que sus antepasados para dirigir su rumbo a través de la corriente de procesos ciegos ¢ incontrolables, de manera parecida a como se conducen ‘os barcos a través de las incontrolables aguas del océano o las naves espaciales a través de los incontrolables procesos del sistema solar. De esta manera, gracias al aumento do: io + . 1 toe huma: 7 los si crearse una zona de seguridad mds extensa i 2 con el fin de man- tener tan lejos de las personas como sea posible los peligros con que éstas se topan en los planos no humanos del proceso total. Pero, hasta ahora, los ser: i ces di imi i plio y ciales. Y, debido a ello, todavia no estan en condiciones de ejercer pe amplio dominio sobre los peligros, para si mismos y para los demas, que surgen de los propi Ee el campo dee los propios seres Pumanos. doble sigue aj capacidad pa Dp a fantasia en ntintan mantenié UY tuamente, lose mutuamente—. Aqui, en los planos de las \ ‘ relaciones interpersonales y, en par- ticular, de Jas relaciones interestatales, incluso las sociedades B mas desarrolladas de nuestros dias se encuentran presas y coaccionadas del mismo modo en que las sociedades menos complejas lo estaban en todos los planos, incluida su rela- cién con los fenémenos de Ja naturaleza no humana. Al igual que otros herederos de grandes riquezas, los miembros de las sociedades cientificas no estan especialmente interesados cn saber cémo consiguieron sus antepasados aunque sin premeditacién y con muchos retrocesos— aumentar el caudal del tesoro del saber humano y, asi, contri- buir a desarrollar las capacidades que los hombres actuales han heredado, Segtn parece, los herederos tienen un cierto temor a imaginar qué podia significar preocuparse por Jas ne- cesidades vitales y lucbar por la supervivencia con el arma comtm de un caudal de conocimientos mucho més pequefio y, en muchos aspectos, mds inseguro que el que ellos poseen. Tal vez sientan que una concepcién mds «realista» del largo proceso de adquisicién de conocimiento desméntiria su idea de si mismos como individuos independientes y autarquicos que deben su saber y su dominio de si mismos a sus propias experiencias y su pensamiento racional, o que podria dafiar su sensacién de superioridad sobre los miembros de socieda- des con menos conocimientos y menor capacidad de equilibrio en el dominio sobre si mismos. A veces los miembros de so- ciedades mds avanzadas parecen creer que el mayor alcance, el menor contenido de fantasia y el mayor realismo de su conocimiento de la naturaleza no se debe a su posicién dentro del proceso de desarrollo de las sociedades, sino a algdn tipo de cualidades personales superiores, «racionalidad>, «civiliza-» cién», «razén», qu i raleza as, incluidos sus propios antepasados, que se encontraban —y se encuentran— en etapas inferiores de este proceso de desarrollo no poseian, o poseian sdlo en pequefia cantidad. A veces pueden afirmar de esas personas: «son supersticiosas e irracionales», lo que tal vez parezca una explicacién, pero que en realidad no explica nada. Significa simplemente: «nosotros somos superiores». Esos grupos de nuestros antepasados —o grupos actuales queno.ocupan Ja misma posicién que las sociedades cienti- ficas' dentro de Ja linea hereditaria de un caudal de conoci- ‘mientos—=: no: po: imientos que hoy: ti ienti- fess. P ero-algunos de ellos contribuyeron a esos conocimien- tos, Los avances: del conocimiento, como los de las otras areas 74 evolutivas, se realizan en estricto orden sucesivo. En suma, el progreso C no es factible antes de que se realicen los pro- gresos A y B; D, a su vez, no puede verificarse antes que C, etcétera. Asi, cl dominio sobre el fuego precede al trabajo de los metales, Ia invencién de la rueda a la construccién de ca- rros, la concepcién relativista del universo a la geocéntrica y ésta a Ia heliocéntrica, Un orden de sucesién de estructura fija, del modelo 1 al modelo 2 al modelo 3, etc. —como el muy conocido, y proyectado, de la evolucién de Ios prototipos téc- nicos—, determina también el orden de sucesién de la no pro- yectada y temporalmente extensa evolucién del conocimiento. El caudal de conocimientos mucho mds limitado, fantasioso y cargado de emociones que posefan las generaciones ante- Yiores era una condicién necesaria —acaso también suficien- te— del caudal de conocimientos que contribuye a dar forma a la vida Jy experiencia dentro de las sociedades cientfficas, mas amplio y comparativamente més distanciado y adecuado a la realidad. No es tan dificil comprender que el conocimiento de cual- quier i see su sociedad. Tampoco Io es entender que las propiedades estructurales de este caudal de conocimientos est4n en fun- cién de su posici En otras palabras, llevan la tadi ab: jones. Hay una gran cantidad ejemplos empiricos que apoyan esta afirmacién. Y, sin em- bargo, a las personas que han crecido con los conocimientos mas ricos y, em muchos aspectos, comparativamente mas rea- listas, propios de sociedades mds desarrolladas, por lo gene- ral no les es facil comprender que su propio canon de pen- samiento y su propia experiencia de la naturaleza como un proceso impersonal y sin rumbo fijo, pero estructurado, no son mds que un producto tardio de un largo proceso de evo- lucién, Les e cuyo an p bil undo segtin otro ca- non. No obsiante, ese otro canon es una forma previa, esto es, una condicién, y al mismo tiempo un paso hacia el canon actual. Aunque ricos en conocimientos, son incapaces de ima- ginar qué significa para un grupo humano ser pobre en cono- cimientos y, por consiguiente, también en bienes. Sufren, por vp) decirlo en otras palabras, un entorpecimiento de su capacidad imaginativa: no pueden jmaginar cuanto de lo que saben ¢ posil 6 No es tarea fAcil determinar la estructura de no saber de personas, utilizando palabras de personas que ya saben. ° as esas palabras encarnan un nivel de sfatesis 0, si se prefiere, de abstraccién, propio de una etapa posterior de un proceso de adquisicién de conocimiento. Asi, uno puede pregun arse, por ejemplo, cémo experimentaba la naturaleza la een ° te °- ciedades anteriores, Pero como esa gente no sa a te es que sabemos nosotros, no percibian a los pajaros, elefantes, arboles, montafias, nubes, o cualquier otra cosa, come con- junto unitario de fenémenos cuyas relaciones tienen Ja for: de ci en poca: 2 posefan simbo cidn 3 a». No de con mo «causa», «tie ah{ que, al preguntar como experimen- naturaleza, la respuesta ya esté deter- minada de antemano. Su modo de pensar y hablar acerca del mundo que los rodeaba no estal te- fon bo yefan como un mundo de criaturas mas oO menos vt vientes, que tenfa su centro en su propio grupo y estes + Me dido segin grandes diferencias de poder y posicion. Solo as criaturas mas i ran tratadas y vistas de una mane que se acerca a nuestra forma de aproximacién —tedrica y practica— a ae. aunque, naturalmente, en esa etapa jnicial los individuos nunca podian estar seguros de que esas criaturas fueran realmente débiles. Una historia de los mayas cuenta que, al terminar el dia, las cacerolas, los cazos y fe mds utensilios domésticos se vengaban de los golpes que ba. Dian recibido durante el dia atacando y golpeando a la gen e, Cuando se pretende averiguar qué podian saber de lo que se conoce en nuestra sociedad y qué era imposible que oe pieran, hay que advertir que el proceso de adquisicion te conocimiento no es una simple acumulacién, no es un sine afiadir unos conocimientos de aqui y otres conocimientos de 16 tambit a forma de p € pensa la operacién que denominamos*«pensar» es un componente del caudal de conocimientos que posee la sociedad, Como cualquier otro conocimiento, también el pensar, el manejo silencioso de simbolos comunes a la sociedad, debe ser apren- dido; una vez aprendido, se sabe 0 se «comoce». Hubo un tiempo en que Jos seres humanos no podian decir y, por ende, no podian saber, que dos mas dos son cuatro, porque en el proceso de su desarrollo atin no existfa una ne- cesidad social que requiriera la formulacién de simbolos con- ceptuales de un nivel de sintesis y abstraccién relativamente tan elevado como el que suponen nuestros ntimeros, Pero eso no significa que no supieran distinguir entre dos palotes y cuatro palotes, o entre un rebafio de 50 animales y otro de 200. Cuando fue de importancia vital para ellos, los hombres desarrollaron, en una etapa temprana, simbolos verbales o mimicos que les posibilitaron orientarse y comunicarse mu- tuamente sobre cosas como el tamafio de grupos de animales. Pero ese avance no tuvo necesariamente que producirse paso @ paso, como actuamos nosotros; no realizaron la operacién mental de descomponer el rebafio en animales aislados y hacer corresponder estos «dtomos» del rebafio con un sistema de nimeros abstractos. Lo que percibfan y, debido a la practica comin a la sociedad, estaban en condiciones de apreciar de una ojeaca, eran diferentes configuraciones. Con una gran ca- pacidad para discernir, reconocian diferentes configuraciones de rebafios, de grupos hostiles o de otros objetos de vital im- portancia para ellos. Asi como en una etapa posterior las per- sonas contaban y median, en i i lo que podria 1 i is i i . De esta manera, dentro de la reducida franja de sus intereses vi- tales eran capaces de diferenciar entre s{ diversas configura- ciones con mucha mas exactitud y muchos més detalles que los hombres de sociedades mas avanzadas. Ciertamente, las configuraciones que percibian y podian representar a través de simbolos comunes a la sociedad eran, habitualmente, de caracter puntual. Enunciaban lo que podia verse aqui y aho- ra, Elaborar simbolos que expresaran procesos era entonces, como lo es ahora, mas dificil, De la misma manera, es posible que aquellas personas en inicial del d L i una 77 tancias e es como lo hacemos nosotros, esto es, me- diant i ales —como «kilémetros» © «millase—- que implican una ¢ ge nm. Y, sin embargo, cuando las distancias poseian importancia para ellos eran perfecta r gesto. iT», con cuya ayuda informaban a otros de la distanci yi les transmitfan el ntimero de veces que habia que dormir, la cantidad de veces que la luz dejaba paso a la oscuridad durante el camino de un lugar a otro. En lugar de decir tan- tos y tantos kilémetros, describian la distancia de forma cla- ya, aunque menos precisa, haciendo, por ejemplo, ces el gesto que significaba «dormir». La diferencia es muy sintomatica. La relativa conocimientos —si se los compara con los nuestros— es Sig: nificativa de su modo di es facil que re: . : Existen muchos otros ejemplos de diferencias semejantes. bable que las perso: Seen ae adi Jo, que la delgada hoz de la luna creciente y Ja gran y redonda figura de la lima Hena fueran dos formas de manifestacién de una misma y unica cosa, Cabe que tuvieran una palabra distinta para cada una, pero no necesariamente una palabra wnica como nuestra «luna», que, comparada con los términos correspondientes a diversas fases de la luna, visibles aqui y ahora, supone una’ intesis de nivel mas elevado, _ * También es posible que personas carentes de un concepto integrador que considerara los fenémenos naturales como un curso impersonal, mec4nico y sin rumbo fijo, regido por leyes generales, no estuvieran seguras de si el sol volveria a apa- recer en el ciclo después de ocultarse. Asi, los aztecas per- saban que en determinadas épocas existia un peligro espe- cialmente grande de que el sol, al que veian como un dios, no volviera de su viaje y abandonara a Jos hombres a su suerte. Crefan que, en esos casos, su reaparicién estaba determinada por la realizacién de unos ritos concretos, en especial sacri- ficios. humanos. — . Segin parece, los miembros de sociedades cientificas tie- nen.-grandes dificultades para comprender que miembros de socieda D od oO muchas. ‘veceagnaeiueramecapansiadaadiscesnimniansos ellos. les -parecen, sencillos_y evidentes. Asi, los miembros de 78 sociedades cientificas han heredado, entre un gran ctimulo de conocimientos, una diferenciacién conceptual muy precisa y ajustada_a la realidad entre\cosas vivas’e inertes, Esta dife- renciacién es tan clara y tan facil de comprobar mediante verificaciones, que se tiende a Su1p 00 ap liial GL dallis mente humana. En realidad, ha hecho falta mucho tiempo para que esta diferenciacién alcanzara su grado actual de ade- cuacién a la realidad. Es el resultado del trabajo conceptual comin de una larga cadena de generaciones, unido a siempre renovadas verificaciones de los conceptos, realizadas en el cri- sol de las experiencias y reflexiones. Tampoco es especialmen- te dificil comprender que personas de épocas pretéritas igno- rasen gue un jekolcftypselemargembravecido, que les podian destruir, no eran, sin embargo, seres vivos, y que cuando éstos segaban vidas humanas no Jo hacian con intencion, Es, asimismo, inimaginable que los seres humanos hayan poseido desde siempre un conocimiento tan amplio de ellos mismos, del ser humano, como para estar completamente se- guros de que no podian transformarse en un Arbol o en un leopardo. Tal certeza era tanto mds diffcil de alcanzar, cuan- to que veian transformaciones semejantes en sus suefios, En sus suefios veian una y otra vez como ellos u otras personas se transformaban en lo que fuese, en una serpicnte o un baobab. ¢Cémo podian los seres humanos saber ab ovo que muchas cosas que suceden en los suefios no pueden ocurrir en la realidad? ¢Cémo podian saber que entre suefio y reali- dad existe una difcrencia, y en qué consiste esta diferencia? Para los nifios pequefios practicamente no existen limites en- tre fantasia y realidad. Aprenden la diferencia entre fantasia y realidad -—junto con muchas otras cosas— segiin el nivel alcanzado por sus respectivas sociedades. El hecho de que muchos grupos humanos en una etapa inicial del p) i nosotro 2 en cémo mos a esos grupos: a menudo se les Nama «ant », Sin embargo, calificativos como éste no explican por qué sociedades de una etapa inicial de desarrollo tienen por vivas cosas que hoy sabemos que son completamente ina- nimadas; tampoco explican por qué en todos los casos regis- trados el conocimiento de tipo animista precede al cientifico. Una clasificacién de sociedades menos desarrolladas hecha a la manera de Linneo, esto es, determinando las diferencias y sin determinar las relaciones, contribuye apenas a una mejor 79 comprensién de los hombres y mujeres que perciben el mun- do de esa forma «animista»? En este contexto puede resultar provechoso entrar en la i Ya he dicho que los seres humanos de una imi o y en especial sus conocimientos respecto a aquello que llamamos snaturaleza»—, Jas personas que no heredaron los resultados de un continuo y milenario proceso de incremento del conocimiento, no relacionaban los acontecimientos de la mi sotros, es deci is maneras de pensar estaban, D as i de sus mucho mas impr de sus propios d s. Se corre —_ “yor cantidad de les con . poseer un caudal de conocimientos mas limitado y menos ade- cuado a la realidad, también era ment if domini i 0 a . Asi, cuanto mayor era la inseguridad permanente en ane ve vian, mayor era también su interés en cuestiones comer ui representa esto para mi, o para nosotros?» O bien: «gEs esta bueno o malo para mi, o para nosotros?» En otras palabras, mayor era la tendencia a remitir las cosas a uno mismo, me yor era la carga emocional de todas las experience eed’ todas lns_petaciapeammantne fe rcfumdidad de la participacién de las emociones, del com- promiso del hombre con todos los fendmenos que, segin su opinién, podian influir en su vida, dejaban menos espacio para prestar atencién a problemas que so; un grado mas elevado de cién e , esto es, preguntas coma: qué es asi?» O bien: « e pue : ; ae Gat breve istoria puede servirnos para proyectar mas luz sobre esta diferencia. Es la historia de un general francés, probablemente del siglo x1x, que estaba al mando de tropas nativas.en regiones calidas de Africa. Este general recibié ja orden:de marchar con sus tropas tan de prisa como fuera po- siblé: hacia el: Mediterraneo. Obedeciendo, emprendio con sus soldados* tna: marcha forzada hacia el norte, y durante un tiempo: avanzaron. con bastante rapidez. Hasta que una noche comun, , de mayor conten- 80 tuvo lugar un eclipse de luna. A Ja mafiana siguiente los sol- dados se negaron a reiniciar ja marcha, El general convocé a sus oficiales en su tienda y se enterd de que, segun las creen- cias de sus hombres, el eclipse de luna significaba que uno debia dejar reposar dos o tres dias cualquier empresa en la que estuviera embarcado. El eclipse de luna era un presagio, E] profeta Juan, le contaron sus oficiales, colgaba sus vesti- duras cubriendo la luna para avisar a su pueblo de la tierra que interrumpiera inmediatamente cualquier actividad, El ge neral, sin comprender muy bien la profunda consternacién de sus hombres, respondio que si lo que les preocupaba era el eclipse de luna de la noche anterior, no tenian realmente de qué tener miedo, Si querfan, él les explicaria lo que habia sucedido. Los oficiales estuvieron de acuerdo y respondieron que les gustaria oir lo que el sefior general tenia que decir al res- pecto. El general les pidié que se sentaran alrededor de una mesa colocada dentro de Ja tienda. Luego cogié dos cajitas de fésforos y una piedra, las colocé sobre la mesa y sefialéd con ellas la posicién relativa del sol, la luna y la tierra, Luego, tra- zando con los objetos Jos respectivos movimientos circulares, Jes explicd en términos sencillos como se producia un eclipse. El general noté que los oficiales seguian atentamente la expli- cacién. Cuando hubo terminado, miré a los hombres leno de expectativa y afiadié: «Como pueden ver, no es nada compli- cado.» Los oficiales movieron la cabeza asintiendo; eran hom- bres corteses y dieron las gracias al general por haberse toma- do el trabajo de explicarles algo tan interesante. «Bien —dijo el general—, como ven, no hay por qué preocuparse. Debemos seguir avanzando tan de prisa como sea posible.» «No —res- pondieron los oficiales, no podemos hacerlo; pues, como el sefior general ha visto, anoche Ja luna se ha oscurecido, y, como todo el mundo sabe, eso significa que el profeta Juan nos ha dado una sefial para que interrumpamos cualquier empresa que tengamos entre manos.» Desesperado, el general intenté explicarles una vez mds cémo se producia un eclipse de luna, y los oficiales repitieron, paciente y cortésmente, que ciertamente el sefior general tenfa razon, pero que el oscure- cimiento de la luna era obra completamente aA errr errr ma, Aqui se encuentra en nuce la clave de la diferencia a ta que me referfa antes de contar la historia. El pensar de estos hombres, en un nivel de mayor incertidumbre, gira casi por 81 S naturaleza alrededor de la pre; 3 «¢Qué signi no- sotro: ins6li o?» Estan convencidos, : mids, de que el eclipse de noche anterior es una i Sofaleqquadee efiviansdelemundo:sobrenalgsg nuns, advertencia 4 sobre un determinado peligro en ciernes. modo de pens: 4 remite a ellos mismos, y lo hace de forma espontanca ¢ irre- flexiva. No se preguntan: «%O ; e@ de este a pregunta cuya respuesta precisan es: «eQué repmesen tones aBGO Dies Dich LOsROkaeDsOitoss» La ex- plicacién dei eclipse lunar en términos meramente mecdnicos que les ofrece el general carece de importancia para la tropa; sencillamente, no posee sentido en si misma. No se corres- ponde con las necesidades emocionales de personas que nor- malmente viven bajo un grado de peligrosidad mucho mas elevado que el grado de peligrosidad normal en Jas sociedades cientificas. La diticultad radica en que, tanto en este caso como en otros, los obsta de general, el impacienie represenianie de una sociedad cientifica, considera que su propio canon de ex- periencia y pensamiento es, sencillamente, racional, que es algo comprensible para cualquier persona a la que se le ex- plique. Por eso no comprende que sus oficiales no puedan en- tenderlo, Estos, a su vez, no logran entender la total incom- prension del general hacia su mouo de pensar. Y, sin embargo, no es dificii comprender que personas con un menor caudal de conocimientos y, por tanto, con una menor capacidad para ejercer dominio sobre fenomenos que conciernen a su bienes- tar y supervivencia, perciban todos los fenémenos segtin cate- gorias mucho mds personales. Esto abre una nueva via de aproximacién a la llamada for- ma animista de experiencia. Para esos hombres una explica- cién ca i i emoci inario. Las emociones, excitadas, suscitan el interrogante sobre el significado que ese | fenomeno extrgorciario tiene para ia propia persona © cl Pp Tupo. Este a q asuma ia forma de un mensaje de una crialura a otra. Los conocimientos tradicionales de ia tribu proporcionan una res- puesta*en ese sentido, También en esie caso se amplia un Caudal de ‘conocimientos, que constituye la base segtin la cual se orientan las: generaciones presentes. Pero este caudal de conocimicntos es representativo y esta derivado de una estruc- 82 tura de la personalidad que hace bastante dificil una mutua comprensién con personas que poseen una estructura de la personalidad cuya palabra clave es «racionalidads, La clave para comprender eso que amamos «animismo» se encuentra en un elevado ni i i jitad en el pensar y el actuar, ligado a unos conocimientos de alcance limitado, que oc1vel aiiabielinaljaddaadonnicientanes los peligros, Esto Ultimo, a su vez, contri uye a mantener el elevado nivel d idad. La relativa- mente fuerte carga de emocionalidad i i en el pensami as menos percibidos que son considerados remtaemianis/ %:pia vida son visto S. @ planeados, Por lo general, los miembros de sociedades cien- tifieas no. 50% : mn conscientes del alto grado de distanciamiento, de dominio sobre uno mismo y de neutralidad emocional que “Race falta i cen, ‘placer.o dolor —sobre todo dolor— pueden ser el resultado, absolutamente inintencionado, de causas inertes, de mecanis- mos naturales sin rumbo fijo 0 de aquello que Namamos «ca- _sualidad», Personas de un nivel anterior también perciben la existen- cia de casualidades, pero inicamente en cosas que consideran irrelevantes y, por tanto, pueden tratar con indiferencia emo- Gional —cosas sobre las que se puede pasar sin buscarles ex- plicaciones—, Pero cualquier cosa que sea considerada impor- tante para uno mismo, como individuo o como grupo —y los fendémenos extraordinarios que presagian peligros desconoci- ‘dos siempre se consideran importantes en este nivel—, se con- templa como algo intencionado y, como un acto humano, sus- cita preguntas sobre su propésito y finalidad. Es necesario ceéntrarse en este punto si lo que se quiere no es unicamente “describir ese modo de experimentar y creer calificado como «animismo», sino también comprenderlo y explicarlo, El sol abrasa sin clemencia, no llueve, los campos estén secos, el trigo se agosta, peligra la cosecha —nos moriremos de ham- - bre. Para personas entregadas indefensas a tales peligros no tiene sentido que alguien les explique la conjuncién de causas impersonales que ha provocado ese comportamiento climato- légico, La Unica posibilidad de mejorar poco a poco las malas condiciones que padecen se encuentra en unos conocimientos relativamente ajustados a la realidad. Pero esas personas quie- Ten una respuesta inmediata, en categorias personales, a pre 83 guntas como: «Quién e ein lca cea si tun rayo cae sobre la casa de un hombre, incendiando la ij bable que, en su asa con sus dos hijos dentro, es muy prol t dolor el hombre afectado —que no sabe nada sobre la elec iricidad, tormentas y casualidades de la naturaleza— se pre- gunte: re Quign me. ha-hecho estore Si tiene un enemigo 2 rival sus sentimientos pueden dirigirse contra éste, y guizd Ta fuerte presién emocional a que est4 sometido pueda alivi se actuando, vengandose de aquel enemigo y haciéndole Paes . su crimen. En una situacién andloga personas de ma e ape posterior no tendrian a nadie a quien odiar y echar la culpa. i ici almente, tienen de odiar Ja electricidad. Pero, natur: a r pararr 50% guro endios. Como poscen conoci- ros. Pero esos conocimientos ineluctableme@nte, conoci over el hombre que culpa a un enemigo por haber dir gido el rayo hacia su casa mediante magias perversas cor ° las personas que experimentan un eclipse de Juna mo Ta manifestacién de un poder invisible son exponentes om canon de experiencia inicial, del canon de experiencia p: rio de todos los seres humanos. No ‘acon. personales tegorias de sujetos_y objctos, sino on i aunque quizA no sean scres humanos, en se comportan mas 0 menos igual que los seres humanos de su propia anaeea’ Ellos mismos, el grupo propio y otros grupos interdependientes, sirven como modelo primario para ee a cepcién de todo el mundo. Mas exactamente, lo qui sive como modelo son grupos humanos conocidos, tal y com 0 os ven aquellos que los forman —con Jo cual en este niv met modo de percibirse a uno mismo y a los demas pue ee mel chos aspectos, ser muy distinto al de personas de ae posterior—. Estas tiltimas poseen un conocimiento mucl as Peles 9 dol ser human bel ser hi o, En una etapa inicial del proceso ue desarrollo existe mucha menos seguridad sobre lo ave son as otras personas: quizA tengan poderes ocultos, ani sean es. piritus. buenos, 0 perversos; 9 sobre Jo que esas 0 ras Pi TSO" nas’ son’capaces de hacer; quizé practiquen magia anc, ° negra; 0. se. transformen en lobos, Existe, incluso, menor teza sobre: quién es uno mismo. 84 El punto clave radica en que, debido al canon de conoci- muentos en el que se han criado, las per. i centiesposeen une esratu dei personalidad que nor malmente los capacita, en su vida de adultos, a discernir cla- ramente entre Sueboriafantasta, por una parte, y roelidadenas tural, por la otra —si bien para los nifios de esas socieda les, como para todos los nifios, suefio y fantasia repercuten mds facilmente en 1a realidad y, a menudo, convergen y se mezclan con ésta, de modo que la diferenciacién desaparece—. Tal vez para los adultos de sociedades desarrolladas sea evidente que a partir de una cierta edad se puede discernir en: realidad. Pero eso no es, de ningtin modo, algo evidente. Ellos mismos han tenido que aprender tal diferencia. El grado de conocimien A i ibili a tos comin a la sociedad posibilita, y las normas co. mu i i i i los ambros de s dife- rencia entre suefio y realidad y actéen en consecuencia. En otras palabras, también este dis: imiento constituye una parte del saber que el hombre adquiere denies we ea cied: ‘© si ci hombre se comporta ante sus suefios de una m: ‘a tal que contradiga el patron social, corre el peligro de ser tildado de loco. No obstante, la humanidad necesité un periodo de tiempo muy largo para alcanzar el grado de seguridad respecto a Ja diferencia entre suefio y realidad que hoy poscen las socieda- des desarrolladas. E incluso en éstas es mds 0 menos comin que este discernimiento entre fantasia y realidad se desva- ne7ca, y que ese desvanecimiento sea permitido y requerido en determinados ambitos como, por ejemplo, la polftica. En esos 4mbitos el proceso de desentrafiar la fantasfa de la reali- dad puede, segtin el proceso global, seguir adelante o no. Cuando se recuerda que los miembros de sociedades desarro- lladas aprenden este discernimiento a medida que se hacen mayores, y que éste forma parte del saber adquirido, se hace mds facil comprender que personas de una etapa inicial no poseyeran, 0 no pudieran posecr, el mismo nivel de conoci- mientos, el mismo grado de seguridad respecto a esa dife- rencia. En esas sociedades tempranas el conocimiento de la diferencia entre suefio y realidad tenia que ser, ineluctable- mente, menor; tanto en Io sacial como en Jo personal, Ja Itnea que separaba suefio y realidad era menos definida, lo que se correspondia con una mayor importancia de las fantasias co- 85 lectivas y particulares como factores determinantes del ac- tuar. Es preciso darse cuenta de que la capacidad del hombre de trazar una diferencia clara entre suefio y realidad se ha transformado, para poder comprender por completo que seres humanos de épocas pretéritas percibieran el mundo como una sociedad unitaria de seres vivos que se diferencian entre si por su poder y su posicién respecto a los dem4s. Este modo primario de ver iritus an- tropo: com j * * 4 Jirigidos. haci objeti: ientos comuin de ta- les socie s. Con ayuda de — la fe le, por ejemplo, mitos colectivos heredados—, los miembros de esas sociedades canalizan la fuerte necesidad personal de recibir una explicacién en términos de eriaturas antropomorfas a través de un cauce que haga esta explicacién comprensible y comunicable para todo el grupo. Por el con- trario, en sociedades posteriores el caudal de conocimientos comuin a la sociedad —al menos en Io referente a la natura- Jeza no humana, no tanto en lo referente a sociedades huma- nas— representa un nivel relativamente elevado de distancia- miento, de referencia a la realidad. En tales sociedades lo opuesto —el compromiso, la referencia a la fantasia— esta sometido a un fuerte control incluso en el Ambito de la vida privada. Puesto que el tesoro ptiblico de conocimiento y sus centinelas le brindan escaso apoyo, este modo primario de experiencia, lejos de perder su fuerza, se refugia durante el proceso de crecimiento en una capa més 0 menos reprimida de la estructura de la personalidad. Como tal fue descubierto por Freud, quien lo designé con el término, no del todo ade- cuado de «subconscientes; y no es un término del todo adecuado porque remite a fenédmenos que, aunque almacena- dos en Ja memoria, debido a un bloqueo no pueden ser recor- dados normalmente a voluntad, y, sin embargo, contribuyen indirectamente a dirigir el comportamiento de la persona. Ast, pues, el modo primario de experiencia, el ver el mun- srrdo en oe adultos de sociedadescientiica, in Ios nin, mid En los nifios, tanto de éstas como de otras cualesquicra sociedades, este modo primario de experiencia se manifiesta sin ninguna opo- sicién: el nifio se aleja corriendo de su madre, cae al suclo, se hace: dafio y regresa Horando a su madre; quizds acude a 86 4 ésta porque le duele la pierna, pero también es probable que lo haga porque piensa que su madre ha hecho obrar algin tipo de magia para castigarlo por su desobediencia o su «pe- cado». De hecho, el crecimiento del saber puede compararse con el de un 4rbol: en el tronco del Arbol viejo la corteza que tuvo de joven continia visible en Ia forma de una capa o un anillo interior al conjunto. Incluso en sociedades cientificas casi todas las personas pueden mostrar asomos de pensamien- to paranoico si sufren un accidente o alguna otra desgracia que provoque intensas emociones; los pensamientos, cargados asi de emociones, vagan en busca de alguien a quien poder aferrarse,.de tal o cual persona a quien poder culpar de Ja desgracia. Parte de la constituci, hecho - gen primariame rarse, Y nO a obj s. Lo que Namamos «animismo» es una etapa del desarrollo social en el que este modo de pensar y experi- mentar todavia es tanto ptiblico como privado. Unido al me- nor alcance del saber, conduce a que el hombre experimente todo aquello que desata fuertes emociones dentro de él como sefial de las_intenciones de una persona y, por tanto, como algo vivo. Ahora podemos considerar mejor otro aspecto de aquelio que las sociedades de una etapa inicial no sabian y no podfan saber. Personas de una etapa posterior tienden fAcilmente a preguntarse, respecto a aquéllas: «:Por qué no se ffan de lo que se puede ver y observar, en lugar de fiarse de sus histo- rias maravillosas y sus fantasias? Si lo hicieran no tardarfan en advertir que muchos de los mitos en los que creen son meros cuentos de hadas y que sus practicas magicas no tienen absolutamente efecto alguno, excepto el de la autosugestién.» Argumentar esto implica dar por supuesto que la observacién sistematica a la manera cientifica, unida a la reflexién indivi- dual, es el tnico camino para adquirir conocimientos fidedig- nos sobre el mundo, Pero esta suposicién pasa por alto el verdadero problema. El que una combina i i nati xién sea método e de aq onocimiento ean onsiderados r . Allf donde Jas personas experimentan el mundo como una sociedad de espi: en Ja mayorifa de los hechos que vale Ja pena cuestionarse como actos voluntarios de cria- 87 turas vivientes, el verdadero objetivo de la busca de conoci- mientos es la adquisicién bre las inten- oculto que los signes paseen_paratmo_misme, Y esto es algo 4 que no puede m ino sélo mediante una comunicacién con ea ee sobrenatural en el, que las intenciones y planes de esos seres manifiestan su naturaleza y finalidad. Tal mani- festacién puede estar contenida en un conjunto de historias, sentencias y reglas que se transmiten de generacién en gene- racién, de forma oral o escrita, dentro de un prupo. Puede estar contenida en mensajes recibidos por un sacerdote, un adivino o un ordculo, y transmitidos a aquellos que acuden a éstos con algun problema. Puede estar contenida en un suefio habido una noche, o en una iluminacién recibida cierto dia. inicial del proceso de adq r lo general, observadores mucho mds agudos —dentro de jos limites de sus intereses—. Tampoco su capacidad es mi i tos, es porque su ima- gen casi ancial del mundo y el ot: nara y, de hecho, estén empefiados en destruirse “mutuamen- 2, For consiguiente, viven en constante temor el uno del otro, tode struc turalmente tienen muchos puntos en comin —sobre ted eee le que poseen posiciones de mando en el seno de Sus Tespet ivos partidos y gobierno, y, comprensiblemente, we Scfienden ce nea cualquier transformacién importante de 5 : po propios paises. No obstante, en cuestiones ideoldgicas son enemigos enconados 1 : irreconciliables. En la sociogénesis del conflict Os stagonis, mo ideolégico de los dos grupos directivos constitu ye. par de. cirlo ast, wn sczundo taro ac enlace doble. El primer iavo esta aza fisica que cada una de i representa para la otra y el consiguiente miedo Re airiin cen sic ue 2 su vez, perpettia e incluso incrementa la amenaza Tisi ‘a. E segundo lazo es el movimiento circular que va de Ta que cada grupo directivo constituye para ja cristencia del otro, al consiguiente temor mutuo, el cual con- duce ¢ 4 Busvo a ® anienaza. Probablemente este segundo lazo 7 1 lo su componente ideoldgico, apa- rezca con mayor claridad que el primero a los oj oi nién ptiblica, No hay duda de que contribuye ae neane a que el conflicto sea incontrolable, La idealizacién que car : teriza ambos credos sociales, el carActer fantastico de éstos, 125 hace parecer que aqui est4n en juego valores eternos de la humanidad. Mientras que al contemplar la realidad uno se encuentra con dos formas distintas de ordenamiento de la convivencia humana, ambas repletas de defectos y suscepti- bles de ser mejoradas, las ideologias pintan un cuadro ideal que tiende a velar y ocultar esa realidad. Hacen que parezca que la lucha que enfrenta a ambos bandos es una lucha em- prendida voluntariamente en defensa de valores absolutos ¥ eternos de la humanidad. Pero, cuando se observa la realidad, sdlo se ve a dos formas de sociedades humanas llenas de carencias, ninguna de las cuales es tan mala como sosticne el bando rival, ni tan buena como sostiene el propio. Y, sin em- bargo, se profesa con una profunda conviccién, de fuerza reli- giosa, la creencia en algim tipo de valores eternos encarnados por la propia sociedad, y la consiguiente repulsa del ordena- miento social del otro bando, que carece de esos valores, a despecho de las carencias hasta ahora irreparables de ambas sociedades. 15 Si bien los ideales y credos sociales no son tan inasequibles aun examen de ajustamiento a la realidad como las religiones sobrenaturales, en determinadas situaciones pueden cerrarse de manera tan hermética que resulten inaleanzables por argu- mentos que aludan a Ja realidad y por experiencias practicas. El que doctrinas e¢ ideales sociales centrados en una nacién se cierren de tal manera es algo que refleja una clara funcién social: en caso de una tensa situacién de peligro garantiza que las personas se identifiquen totalmente con su propio bando. En semejante lucha por la supervivencia los miembros de am- bos bandos deben estar dispuestos a sacrificar sus vidas cuando se comience a disparar en serio. La gente de épocas pasadas desarrollaba esta predisposicion al sacrificio para de- fender la causa de una religion sobrenatural. Hoy en dia pue- den encontrar un mévil similar en las doctrinas sociales, en una creencia en el valor elevado de su propio pais y su orde- namiento social particular, El cierre hermético de las creen- cias.-asegura el cardcter de ynévil de las mismas. Pero, al mismo. tiempo, es precisamente este cierre hermético de los sistemas. sociales antagénicos contra argumentos remitentes a la‘realidad y. observaciones reales; es, en otras palabras, el 126 ‘ L | ‘ i endurecimiento del antagonismo ideolégico lo que mantiene 2S ee ersen os oe un apretado clinch que hace que el pro- caso de loble y, con éste, el ir a la deriva hacia la gue- A tuclear sean prdcticamente incontrolables. ment 708 CRRIOS una vez mas con un aspecto de las si- fuactones de race loble que ya era visible en el trato del bles ‘apas anteriores con los entonces incontrola- procesos naturales, En su relacién con las fuerzas de la paturaleza el ser humano ha conseguido en gran medida abrir i fenaza del enlace doble que lo tenia preso en ese ambito, ogrado reducir el contenido de fantasia de sus conocimien- fos sobre la naturaleza. Ha aumentado el grado de ajusta- miento ala realidad de sus conocimientos y, con ello, su domi- do sobre la naturaleza, Este ultimo le ha ayudado a conjurar a tanto los peligros naturales y a refrenar en parecida me- di a sus lemores ante éstos, La disminucion de sus temores, a vez, ha posibilitado una reduccién del grado de fantasta fe su caudal de conocimientos. Lo que llamamos «ciencias de ia naturaleza» es tmicamente una expresion de la capacidad em © para abrir la trampa del proceso de enlace dobie ef st relacion con Ja naturaleza inanimada, esto es, para redu- a ; raistno tiernpo el grado de fantasia de sus conocimicntos y el grado de peligro relativos a este Ambito, y hacer retroce- der el proceso de enlace doble. , a Pero en las relaciones humanas, y especialmente en el pla- © interestatal de las mismas, los peligros a los que estaé expuesto el hombre siguen siendo tan grandes y casi tan in- controlables como en épocas pretéritas. En este campo el mo- miento circular que en sociedades de épocas anteriores podia apreciarse tanto en la relacién de éstas con la naturaleza no qnana como en sus mutuas relaciones sociales, no ha per- ni un épice de fuerza, Puede resultar util recordar las caracteristicas estructurales de este movimiento circular, tal como fueron descritas antes: «Un elevado grado de ex: 308i cién a los peligros de un proceso incrementa el aspecto em : cional de las reacciones humanas. Una actuacién poco realist : inducida por emociones intensas reduce la oportunidad de adquirir dominio sobre el proceso critico.» ion aches veces se asume que ja tendencia al escalamiento anente al proceso de enlace doble que tiene lugar en el piano de las relaciones interestatales puede ser enmendada abandonando Unicamente las armas materiales. Pero las ar- mas ideoldgicas 0, mds en general, las doctrinas cargadas de 127 emociones que cada uno de los rivales profesa hacia el otro no contribuyen en menor medida a mantener en funciona- miento el proceso que la espiral del desarrollo del armamento material, Un relajamiento del proceso de enlace doble, que tal vez sea posible precisamente porque el temor a las bombas sea mayor que el temor y odio al enemigo, requerira, en el mejor de los casos, ynucho tiempo; pues tal relajamiento exige como condicién previa un cambio de mentalidad de ambas partes, un nivel mas elevado de distanciamiento y dominio sobre uno mismo en el trato con el otro bando. Pero también es preciso que, al mismo tiempo, se comprenda el hecho de que los cambios de las actitudes humanas no ocurren en un vacto social, no se producen, ni pueden producirse, wmnicamen- te como resultado de una decisién voluntaria. Si el peligro que un grupo hhumano representa para otro ¢s elevado, lo mas probable es que también sea elevado el grado de emocionali- dad del pensamiento, su contenido fantastico. Si Ja carga de fantasias del pensamiento y los conocimientos es elevada y, por ende, su ajustamiento a la realidad es bajo, también sera reducida la capacidad de ambos bandos para controlar la si- tuacién, con lo cual el peligro y temor mutuos se mantendran en un nivel elevado, y asi ad infinitum. El punto capital de todo esto es Ja circularidad no pla- neada de este proceso. Puede, pues, ser de alguna ayuda diri- gir Ja atencién sobre ese punto, pues el criterio que predo- mina en el enfoque de estos asuntos es absolutamente volun- tarista, crea la impresién de que estas cuestiones pueden ser arregladas aqui y ahora mediante un acto voluntario. Para la mayoria de la gente todavia es dificil comprender el aspecto sociolégico de los procesos interestatales —al igual que el de otros procesos—, SU peculiar caracteristica de proceso ciego y, a menudo, no deseado. Asi, todavia se tiende a pensar que una catdstrofe del tipo de una guerra sélo puede producirse si alguien tiene la intencién de que se produzca. El camino, no planeado, nacia la guerra atémica, sigue siendo algo mds o menos incomprensible porque las teorias sociolégicas care- cen de procesos no planeados que les sirvan de medios de orientacién, 0, cuando éstos estan a su alcance, apenas distin- guei entre procesos sociales y procesos naturales, y salpican Jos primeros con ideologias particulares. Como ya se ha dicho, actualmente casi todas las doctrinas sociales, casi todos Jos programas de accién social y no pocas teorias sociolégicas se adhieren'al supuesto de que todo lo que sucede en las so- 128 | ciedades humanas puede explicarse a partir de acciones volun- tarias, de actos y decisiones intencionados de individuos o grupos de personas. Muchos sistemas sociales, multitud de ismos estén elaborados segtin ese patron, Las emociones que despiertan, el entusiasmo o también Ja repulsa y el odio pue- den, de hecho, ser muy intensos. Bastante a menudo su con- tenido fantdstico supera en mucho su grado de ajustamiento a la realidad. En este plano de nuestras sociedades, en el cual los _peligros son enormes y casi incontrolables, los patrones sociales no sélo permiten, sino que incliso exigen, un fuerte comprotaiso emocional, una elevada carga emocional del pen- samiento, un menor dominio de las emociones personales tanto en la practica social como en los medios de referencia ligados a ésta, Y, por consiguiente, igualmente escasa es la capacidad de controlar Ios procesos sociales mantenidos en funcionamiento por el encadenamiento de esta practica con su efecto de bumerang sobre los propios actores. La estructura voluntarista de algunas doctrinas sociales y teorfas socioldgicas, es decir, la tendencia predominante a in- terpretar los procesos sociales no planeados como procesos que Ilevardn en titimo término a la satisfaccién de los deseos de una de las partes, al cumplimiento de aquello que uno u otro bandos ansian y planean, posee en muchos aspectos una sorprendente similitud con la manera de pensar y actuar de aquellas sociedades iniciales que lamamos animistas o ma- gicomiticas. Sélo que en el caso de estas tiltimas las formas altamente comprometidas de conocimiente y practica social eran uniformes. Para los hombres de esas sociedades el grado de peligrosidad de sus relaciones con la «naturaleza» y el de sus relaciones humanas eran igualmente elevados. Como ya se ha dicho, la capacidad elemental del ser humano para con- jurar Jos peligros a los que estd expuesto mediante el recurso a sucfios y fantasias hace posible que, en ese nivel, crean que con sus propios actos intencionados y voluntarios —con prac- ticas magicas— pueden ejercer influencia aqui y ahora sobre procesos naturales y sociales, y en la misma medida sobre am- bos. Los miembros de Jas sociedades estatales mds adelan- tadas de nuestro tiempo han aprendide, como herederos de un largo proceso de desarrollo, otras maneras de dominar fendmenos naturales. Han aprendido que un mayor distan- ciamiento y dominio sobre uno mismo, un estudio de la estruc- tura inmanente de los procesos naturales y una momentanea renuncia a los suefios ofrecen mayores oportunidades de éxito 129 que las practicas mAgicas, que, si bien es cierto que emocio- nalmente son mucho mas satisfactorias y prometen una ayuda inmediata contra todo tipo de peligros, no pueden cumplir sus promesas a no ser por azar. Por lo general, los miembros de los Estados nacionales in- dustrializados mas adelantados ven en su estrategia para la reduccion del nivel de peligrosidad de los fendmenos no hu- manos un simple resultado de sus propias capacidades inte- lectuales. No atribuyen esta disminucién de los peligros no humanos a su posicién relativamente tardia dentro del desa- rrollo de los medios de referencia y de la correspondiente prdctica ante la «naturaleza», sino a su propia capacidad de pensar y, sobre todo, a su propia racionalidad. Esta manera de ver el grado relativamente elevado de ajustamiento a la realidad y control de peligros en el campo de los fenémenos naturales hace que el hombre actual sea incapaz de advertir que el ajustamiento a la realidad de sus conceptos y su capa- cidad para controlar los peligros no se encuentran al mismo nivel en todos los ambitos de su vida. Cuando se interpreta este mayor ajustamicnto a la realidad y este mayor control de los peligros como un yesultado de la propia «racionalidad», se impone la idea de que, puesto que en las relaciones del ser humano con la «naturaleza» el modo de adquirir conocimien- tos y la estrategia practica que se poscen actualmente son eracionales», también lo son en las relaciones intergrupales € jnterpersonales. El hecho de tildar de «racionales» las acti- tudes contemporaneas hacia la «naturaleza» sugiere que Jas sociedades de una etapa anterior, con sus concepciones ani- mistas, eran «irracionales», y que todos Jos miembros de las sociedades mds desarrolladas son racionales. El modo conceptual en que habitualmente se comprende este problema no permite, en otras palabras, una comproba- cién clara del hecho de que el circulo vicioso que en un prin- cipio abarcaba todos los planos de la existencia humana —tan- to el plano que Hamamos anaturaleza», como aquel otro que denominamos «sociedad»— ha podido ser controlado en lo concerniente a la «naturaleza», pero no, 0 sdlo en muy escasa medida, en lo concerniente a Ja «sociedad», La fuerza del en- Jace doble continta prdcticamente intacta en la convivencia social del ser humano y especialmente en el plano interesta- tal: En ‘este plano contintia siendo virulento, y en muy gran medida incontrolable, el movimiento en el que una capacidad relativamente baja para controlar procesos peligrosos que 130 i amenazan la supervivencia y el bienestar del hombre —es de- cir, una capacidad para actuar de forma ajustada a la reali- dd— y una reducida capacidad para pensar de modo distan- ciado para sofocar Jas emociones y las fantasias, alejar los deseos inmediatos y las fantasias del pensar y el actuar, se re- uerzan y mantienen mutuamente; por consiguiente, virulentos e incontrolables son también Ios peligros que los hombres re- presentan los unos para los otros, De hecho, observando el en- lace doble que ata a los seres humanos de nuestros dias sobre todo en el plano interestatal, se comprende mejor el enlace doble en que las personas de etapas anteriores estaban atra- padas en todos los planos de sus vidas. Aqui, en el plano in- terestatal, todavia hoy se refuerzan y a menudo se incremen- tan mutuamente una escasa capacidad de los implicados de controlar la dindmica del desarrollo del proceso y un apenas refrenado predominio de modes de pensar emocionales, com- prometidos, que remiten al yo y al nosotros, La situacién se hace atin més dificil por cuanto en este ambito el cardcter fantasioso, marcadamente emocional y egocéntrico, de las ideas directrices no se reconoce como tal. La idea de que el ser humano es absolutamente racional actha como barrera. 16 ‘ Por lo general, tampoco se reconocen la afinidad entre las ormas cargadas de emociones del pensamiento fantasioso y Ta practica social que dominan en el plano interestatal y las formas miticas de pensamiento y las formas mdgicas de ac- cién que predominan en pueblos menos complejos. Como es- tos Ultimos son tachados de «irracionales», no se advierte ninguna relacién entre ambos modos de pensar y actuar. Pero, como seria facilmente constatable en un estudio mas minucioso, Jos modos de pensar que actualmente predominan en las relaciones interestatales presentan una afinidad estruc- tural con los muy comprometidos modos de pensar magico- miticos caracteristicos de sociedades de una etapa anterior. Ej emplo de esto es aquella particularidad del pensamiento y experiencia propios de personas de una etapa anterior que Lévy-Bruhl, para quien era algo extrafio e incomprensible, Ia- md «participacién mistica».6 Con esa expresién se quiere sig- nificar que en muchas sociedades menos complejas se obser. van concepciones y acciones que aluden a que una persona 131

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