You are on page 1of 3

TEMA 5- TRANSFORMACIONES ECONÓMICAS Y CAMBIOS SOCIALES EN EL

SIGLO XIX Y PRIMER TERCIO DEL SIGLO XX.

GRAFICA 4: Efectos de la Primera Guerra Mundial. Evolución de las huelgas entre


los años 1913 – 1924

DESCRIPCIÓN E INTERPRETACIÓN

Estamos ante una gráfica lineal de naturaleza socioeconómica que


representa el número de huelguistas que se dan en España durante el
periodo 1913 – 1924. Se trata de una fuente bibliográfica: Historia
económica de Simón Segura publicada en 1997. En ella observamos
la evolución del número de huelguistas a lo largo de doce años
críticos de la historia de España que conducen desde un sistema
liberal al que no se puede catalogar de democrático a un sistema
político autocrático plasmado en la dictadura militar de Miguel Primo
de Rivera, ambos sistemas bajo el amparo de una monarquía que, a
lo largo de este trayecto va perdiendo la credibilidad y cada vez
resulta más cuestionada.

Aunque aparecen varios altibajos, pueden apreciarse dos claras


etapas: una, de tendencia ascendente (1913 a 1920); la otra, de
tendencia general descendente (1920-1924). En cada una de ellas
podemos señalar altibajos que rompen la tendencia general. El punto
más álgido se produce en 1920 con casi 250.000 huelguistas. Los
mínimos los encontramos en 1915 y 1924 (25.000).
La gráfica la podemos contextualizar durante el periodo de la 1ª
Guerra Mundial y la Revolución Rusa. La Guerra Mundial favorecerá
los intereses de la economía española: España se convierte en
suministradora de los países combatientes proporcionándoles
materias primas, alimentos, productos manufacturados, armas,… etc.
Esta circunstancia favorecerá a la burguesía industrial y a
especuladores que verán aumentar sus beneficios de manera
espectacular. Sin embargo, serán años nefastos para las clases
populares y, en general, para todos aquellos que viven de salarios
pues la demanda exterior desencadena una subida de precios en
España, mientras los salarios apenas evolucionan. Esta situación
genera un progresivo deterioro del, ya por sí, precario poder
adquisitivo de las clases populares. En definitiva, La Gran Guerra
contribuye a acentuar las diferencias sociales entre asalariados e
industriales y hombres de negocio.
Ante esta situación, muchos obreros optan por organizarse en torno a
fuerzas obreras que presionarán a las empresas para conseguir sus
demandas laborales. UGT y CNT se convierten en sindicatos de
masas. Estas dos centrales sindicales convocan de manera conjunta
una huelga general en 1917 para protestar contra la carestía de la
vida y para propiciar un cambio de sistema político. El gobierno
conservador de Dato reprime y suspende las garantías
constitucionales. El proletariado reclama una subida de salarios ante
la carestía de la vida, la jornada laboral de 8 horas y un cambio
político que condujera a una nueva asamblea constituyente y una
nueva constitución. Los obreros encuentran respaldos entre las juntas
de defensa y la Asamblea de Parlamentarios.
La huelga general no les da los resultados apetecidos. Por un lado, la
unidad de acción no se da en muchos lugares del país; y por otro lado
el miedo a la revolución asustó a los partidos políticos burgueses
(Asamblea de Parlamentarios) y al ejército (juntas de defensa) que
colabora con el gobierno en la represión de la clase obrera.
El movimiento obrero retomó nuevos bríos entre 1918 y 1923
alentado por la influencia de la Revolución Rusa y por el crecimiento
espectacular de la afiliación a las organizaciones obreras.
Andalucía y Barcelona viven conflictos de especial intensidad. En
Andalucía, la miseria del campesinado dará pie a una serie de
revueltas campesinas lideradas fundamentalmente por los
anarquistas. Esta situación quedará zanjada con la declaración del
“estado de guerra” y la detención de los líderes.
Barcelona también fue foco huelguístico importante donde
destacamos la huelga de la empresa que suministraba electricidad,
La Canadiense, que paralizó el 70 % de la industria local. La
conflictividad laboral degeneró en una radicalización extrema entre
sindicatos y patronal: los anarquistas recurrirán al activismo violento
para atentar contra autoridades y patronos. A su vez, los empresarios
y patronos contratan pistoleros a sueldo para asesinar a líderes
obreros. Además, las organizaciones patronales promoverán
sindicatos afines a los intereses de estas conocidos como sindicatos
amarillos. De esta conflictividad no se libró ni el propio Presidente de
Gobierno, Eduardo Dato que fue asesinado por militares cenetistas en
1921; por su parte, pistoleros a las ordenes de la patronal asesinan al
sindicalista Salvador Seguí. Además la derrota de Annual en julio de
1921 desencadena una oleada de protestas en contra de la guerra de
Marruecos que provoca la enésima movilización popular y la posterior
crisis política.
El golpe de estado de 1923 de Primo de Rivera y la consiguiente
ilegalización de partidos y sindicatos obreros explica la caída en el
número de huelguistas a partir de 1923.

Conclusión

La Primera Guerra mundial beneficia en general a la


economía española, se convierte en abastecedor de Europa y se
beneficia la burguesía que hace grandes negocios, y el estado que
consigue reducir la deuda.
Sin embargo el mundo obrero sale perjudicado por la guerra. Suben
los precios y su nivel de vida baja. Esto provocará numerosas
huelgas.
Además, parte de las huelgas tienen un carácter revolucionario,
animados por la Revolución Rusa del 17, y la burguesía asustada
ante la posible revolución reacciona con dureza y represión.
Es significativa la importancia de acontecimientos exteriores en
la política interna de España. Caso de la I Guerra mundial y la
Revolución Rusa.

You might also like