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CUADERNOS DE SALUD PUBLICA No 30 EL RUIDO Riesgo para la salud de los trabajadores y molestia para el ptblico EL RUIDO Riesgo para la salud de los trabajadores y molestia para el publico ALAN BELL Director de la Divisién de Higiene del Trabajo, Nueva Gales del Sur Departamento de Salud Publica, Sidney, Australia, y Miembro del Cuadro de Expertos de la OMS en Higiene del Trabajo ORGANIZACION MUNDIAL DE LA SALUD GINEBRA 1969 © Organizaci6n Mundial de la Salud 1969 Las publicaciones de la Organizacién Mundial de Ja Salud estan acogidas a la proteccién prevista por las disposiciones sobre reproduccién de originales del Proto- colo 2 de la Convencién Universal sobre Derecho de Autor. Ello no obstante, los organismos gubernamentales, las sociedades culturales y cientificas y las asociaciones profesionales pueden reproducir ilustraciones, datos 0 extractos de esas publicaciones sin necesidad de pedir autorizacién a la Organizaci6n Mundial de la Salud. Las entidades interesadas en reproducir o traducir integramente alguna publi- cacién de la OMS deber4n solicitar la oportuna autorizacién de la Divisién de Servicios fe Edicién y de Documentacién, Organizacién Mundial de la Salud, Ginebra, Suiza, Organizaci6n Mundial de la Salud dard a esas solicitudes consideracién muy Ewoabie De las opiniones expresadas en los Cuadernos de Salud Piblica responde tnica- mente el autor. Las denominaciones empleadas en esta publicacién y la forma en que se presentan los datos que contiene no implican, por parte del Director General de la Organizacién Mundial de Ja Salud, juicio alguno sobre la condicién juridica de ninguno de los paises o territorios citados 0 de sus autoridades, ni respecto de la delimitacién de sus fronteras. La mencién de determinadas sociedades mercantiles o del nombre comercial de ciertos productos no implica que Ia OMS los apruebe o recomiende con preferencia a otros andlogos. Salvo error u omisi6n, las marcas registradas de articulos o productos de esta naturaleza se distinguen en las publicaciones de la OMS por una letra inicial mayidscula. PRINTED IN BELGIUM INDICE Pagina PREFACIO. 2. 2... ee 7 i. Generalidades. 2. 2 9 2. Anatomia, fisiologia y patologia ........ 17 3. Efectos del ruido en la audicién, la comunicacién y el comportamiento. . 2.2... . 2.2. ..004 23 4, Trastornos auditivos en la poblacién: sordera pro- fesional ©... 2.2... . ee 40 5. Programas de proteccién del ofdo . 1... ... 39 6. Medicién de los ruidos y medios técnicos para com- batilos 2. ee 62 7. Medios de proteccién personal. . . . 2... 70 8. Audiometria 2... 2... 75 9. Grado deincapacidad . 2... 2... LL. 83 10. Criterios de nocividad delruido . 2... 2... 89 11. Medidas legislativas contra el ruido; indemnizacién enloscasos desorderadebidaalruido ...... 99 12. El ruido en la colectividad 2... 2... 0. 107 13. Posibilidades de accidn internacional... . . . . 118 14, Investigacibn 2 2. ee 123 NOTA 2... 2. ee ee 127 REFERENCIAS BIBLIOGRAFIAS . 2. 2. 2. ee 128 ANEXO 1, Normas relativasalruido.. 2.2... . 138 ANEXO 2, Peliculassobreelruido... 2... 0... 141 PREFACIO El ruido, que siempre ha sido un elemento importante en la vida del hombre, no es hoy en ella tan sélo un factor accidental, sino que, con los motores de combustién interna, los aviones de reaccién y las mdquinas de todas clases, cada vez mds complicadas, se ha convertido en parte perma- nente de la misma. El ruido tiene especial importancia en la higiene del trabajo y la Organizacién Mundial de la Salud, muy interesada en esta materia, ha encargado al Dr. Alan Bell que lo estudie como riesgo profesional. Este volumen de la serie de Cuadernos de Salud Publica contiene los resultados del estudio del Dr. Bell y es una introduccién a un tema complejo, que facilitard la comprensién de sus nociones fundamentales y no sélo permitird a los lectores apreciar los problemas planteados, sino participar en el mejoramiento del medio laboral, y, en consecuencia, de la propia colectivi- dad. En efecto, la intensificacién de los ruidos, tan caracteristica de la vida actual, es mucho mds que un riesgo profesional; es, como dice el Dr. Bell, una molestia para el publico y un peligro para la salud fisica y mental. Es mucho lo que se ha escrito ya sobre el ruido, pero ain no se ha for- mulado un andlisis breve y relativamente sencillo acerca de sus efectos en el cuerpo y en la mente humanas y de los procedimientos que se han ensa- yado, o estén pendientes de ensayo, para poderlo limitar. La finalidad de este volumen es subsanar esa falta y suscitar el interés por el problema del ruido. Se seftala en este trabajo que son muchos los paises en que no se presta bastante atencién a esta materia, a pesar de que ya se dispone de conocimientos suficientes para evitar la mayoria de las lesiones auditivas de origen profesional. Se recomienda que, en aquellos paises donde atin no se haya hecho, las autoridades nacionales competentes examinen la situacién y adopten las medidas necesarias para proteger a los trabajadores contra los peligros a que el ruido los expone. Al hacer este examen, deben tenerse siempre en cuenta los problemas de este tipo relativos a toda la colectividad. CAPITULO I GENERALIDADES A pesar de la importancia que el ruido tiene en la vida industrial son muchos los paises en que no se le presta toda la atencién que merece. El ruido no es un peligro nuevo, pero abundan las personas que, al tener que sufrirlo en su trabajo, contraen deficiencias auditivas que pueden ser graves, aunque por fortuna no lo sean siempre. En este estudio la palabra « sordera » significa cualquier pérdida de la capacidad auditiva y no necesariamente pérdida total. Son muchas las razones que indican que este peligro causa cada vez mayores perjuicios a la vida social y que, en ciertos casos, afecta al rendimiento de los individuos. Aunque se conocen relativamente bien las consecuencias — a veces muy dolorosas — que puede causar la falta de medidas de prevencién de accidentes en las mdquinas y la exposicién a los productos téxicos, son muy pocos los casos en que se presta atencién a las consecuencias que pueden producir los ruidos. La pérdida de la capacidad auditiva, pro- ducida por el ruido, se inicia en forma tal que son muchas las ocasiones en que la persona afectada no la percibe. Ademds, a veces es dificil distin- guir claramente entre los defectos de audicién debidos a la edad y los de origen profesional. La situacién se complica también por el temor de algunos patronos a que el estudio del problema dé lugar a pleitos o a medidas legislativas. No faltan casos en que las dificultades se deben a la actitud de las organizaciones laborales. DEFINICIONES La palabra « sonido » significa una alteracién mecdnica de los gases, los liquidos 0 los sdlidos producida por vibracién molecular. Al trans- mitirse el sonido por el aire, el movimiento vibratorio de las moléculas de los gases de la atmésfera produce pequefias variaciones de presién atmosférica conocidas como « presién acustica ». Esta se puede expresar en microbares o en dinas por centimetro cuadrado (Burns, 1965). ~9~— 10 A. BELL Se dice del ruido que es un sonido carente de cualidades musicales agradables o un sonido que no es deseable. La intensidad del sonido se mide en decibeles (dB). El decibel es una unidad de medida compara- tiva; al decir que un sonido es de 60 dB, damos a entender que su inten- sidad es 60 dB mayor que la de otro sonido utilizado como unidad de referencia. Al realizar mediciones fisicas, se usa como base una presién actstica de 0,0002 microbares « la presién actistica mds débil que puede percibir el ofdo agudo de una persona joven en condiciones de silencio extremas » (Sataloff, 1957). La frecuencia es el ntimero de veces que se repite, por segundo, un ciclo completo, que se inicia con una elevacién y termina en una depresién inferior a la presién atmosférica. Se mide en ciclos por segundo (c/s) 0 en hertzios (Hz), que son unidades equivalentes. El intervalo por unidad en una escala de sonidos se llama « sonio »; un tono puro de 60 sonios es tres veces mds intenso que uno de 20 sonios. Para los decibeles no hay relacién aritmética semejante (Stevens, 1959). El nivel de intensidad de un sonido se expresa en fones, y existe una relacién entre decibeles, fones y sonios (Aldersey-Williams, 1960). ULTRASONIDOS Se dice que un sonido es ultrasénico cuando su frecuencia es mayor de unos 15 kHz, es decir, superior al limite de la capacidad auditiva normal. Hay, desde luego, ciertos ruidos que tienen un componente au- dible y un componente ultrasénico. En la actualidad, los ultrasonidos no constituyen nunca, o sdlo en raras ocasiones, un riesgo profesional. Sin embargo, Angeluscheff & Coleman (1953) observan que algunos «sonidos que se consideran inocuos, pueden producir, por sus componentes ultra- sénicos, efectos nocivos en la céclea y en el sistema auditivo ». Afirman estos autores que los ultrasonidos pueden originar diversas alteraciones en el tejido dseo y coldgeno y sefialan una posible relacién con la otoscle- rosis. Los ultrasonidos pueden afectar a otros tejidos, por ejemplo, a la totalidad de las proteinas del plasma. Se ha observado que la exposicion de la region occipital de los conejos produce un incremento de ciertos productos metabdlicos en la orina (Jankowiak, 1964). Experimental- mente es posible matar insectos y ratones en campos ultrasdnicos; la muerte de los ratones se produce por un exceso de temperatura, debido a la energia actstica absorbida por la piel. Si en el hombre no se producen efectos semejantes es porque el coeficiente de absorcién de su piel es diferente. Los ultrasonidos tienen muchas aplicaciones en la medicina, en las ciencias y en la industria. Debido a estas ultimas es probable que en el futuro aumente el numero de personas expuestas a ellos por su pro- EL RUIDO 11 fesidn. Claro estd que existen diferencias importantes entre las aplica- ciones industriales y terapéuticas de los ultrasonidos, por lo que conviene vigilar los riesgos profesionales que se puedan derivar de éstos. VIBRACIONES Es ésta una materia de la que no se trata en el presente trabajo, si bien puede ser necesario estudiar el origen de las vibraciones en los in- tentos de reduccién del volumen de los ruidos. A ser posible, todo servicio de investigacién del ruido debe contar con medios para la medicién bdsica de las vibraciones. En la Figura 1 se muestra la relacién entre las vibraciones, los ultrasonidos y los sonidos audibles. FIG. 1. EL CAMPO AUDITIVO rf 7 ft ] Umbra! del dolor | 5 1 T Vibracidn Medicidn \{- | | Umbral del malestar | | «oT | rol. aproximada ||" |” Umbral de las molestias | “tle ! ! [is 100 ; 1 ! 3 Umbral de la ! i 2 buena audicidn ‘ * 2 Zona de sonidos audibles oc i = 3 +—|Conversacién}—»i normal Inaudible | inaudible y 3 Presién actistica (decibeles sobre-2x 10° 4 din/cm 2) 7 i i L i i . T 1 i L 2 1 1 o 16.1 31.3 62.5 125 250 500 1000 2000 4000 8000 16000 32000 Frecuencia (Hz) who 81753, Glorig (1956). Adaptado con autorizacién. LA CRECIENTE IMPORTANCIA DEL PROBLEMA Desde hace siglos, se sabe que el ruido excesivo es perjudicial para el oido. Ramazzini, en De Morbis Artificum (1713), dijo que los batidores de cobre « tienen los oidos tan dafiados por el perpetuo estrépito ... que se vuelven duros de oido y, si envejecen en el trabajo, ensordecen por 12 A. BELL completo ». No obstante, antes del advenimiento de la revolucién industrial era relativamente poca la gente expuesta al ruido excesivo. La situacién cambié rdpidamente con la aparicién de los motores. Hoy dia, la maquinaria industrial y la mayoria de los medios de transporte contri- buyen a la multiplicacién del ruido y éste se encuentra en todas partes. Entre las personas expuestas al ruido por razén de su trabajo, figuran ademas de los empleados de la industria pesada, los campesinos, algunos empleados de oficina, diversas clases de personal de la construccién y el transporte, muchos hombres y mujeres que trabajan en industrias secun- darias, algunos investigadores y personal académico y el personal de las fuerzas armadas. Sin embargo, no todos los ruidos son nocivos 0 inutiles; el sonido se puede emplear para aliviar la tensidn en fas inter- venciones de cirugia dental (Gardner & Licklider, 1959) y, asimismo, el tuido se puede utilizar como medio de lucha contra los animales nocivos. En el Cuadro 1 se recogen los niveles medios de presién actstica de los ruidos corrientes, expresados en decibeles. Ahora bien, para inter- pretar estas cifras con precisién es necesario relacionarlas con las cir- custancias en que se realizan las mediciones. CUADRO 1. NIVELES DE RUIDO (en decibeles) Ruidos de diversos origenes Ruidos industriales Cuchicheo; 20 dB Tornos: 85-95 dB Tic tac de reloj a un metro: 30 dB Prensas punzonadoras: 95-105 dB Conversacién: 60 dB Sierra circular (madera): 100-110 dB Ruidos callejeros: 40-70 dB Maquina de arenar con soplete: 118 dB Automévil sport: 80-95 dB Remachado y descantillado de planchas de acero: 130 dB EL COSTO DEL RUIDO « El costo para la industria de la pérdida de audicion debida al ruido es mayor que el de cualquier otra enfermedad profesional » (Gloric, 1961b). Al examinar estos costos hay que pensar en los trastornos auditivos, la indemnizacién a los empleados, la baja de produccién, el aumento de la tasa de accidentes, las dificultades de comunicacién, etc. Sataloff (1964) ha puesto de relieve la influencia que ejerce en la personalidad de los pacientes la pérdida del oido. Los programas de accién que se establez- can deben inspirarse en la necesidad de salvaguardar la funcién auditiva y no en consideraciones de tipo econédmico. EL RUIDO 13 Se ha calculado que, antes de la Segunda Guerra Mundial, los ruidos de las oficinas costaban diariamente, en los Estados Unidos, al mundo de los negocios, dos millones de délares por la reduccién que determinaban en el rendimiento (Hooper, 1958); se afirma que, mds recientemente, esta cifra se ha duplicado. En algunos casos, como en el de los licenciados del ejército, pueden hacerse cdlculos bastante aproxi- mados de los costos originados por la sordera. Por desgracia, pocas veces se puede realizar esta evaluacidn entre la poblacién civil. Se cal- cula que, en los Estados Unidos, hay 1 700 000 hombres, del grupo de edad de 50-59 afios, con capacidad auditiva de 15 dB o mas, a 1000 Hz, de los que quizds el 10 % podrian reclamar indemnizacion por enferme- dad profesional. En realidad, es possible que muchas personas que sufren ligera sordera, producida por el ruido industrial, no exijan indem- nizacién por temor a que les dificulte la consecucién de nuevo empleo. CONCIENCIA DEL PROBLEMA En épocas pasadas, se prestd relativamente poca atencién a los peligros que el ruido representa para la salud. Se llegé a decir que slo podria considerarse como un factor importante, desde el punto de vista de la ingenieria, en la construccidn de salas de conciertos 0 en otros casos especiales (Robinson, 1962). Hasta hace relativamente poco tiempo, no se ha dispuesto de métodos apropiados para medir con precisién el ruido y determinar la pérdida de capacidad auditiva, Adn hoy sabemos muy poco sobre la relacién entre la exposicidn al ruido y los trastornos audi- tivos. Otro factor que se ha de tener en cuenta es la insuficiencia de per- sonal médico, cientifico y de ingenieria especializado en esta materia. Ahora bien, para que pueda resolverse el problema general hay que tener conciencia de que existe. Podria despertarse el interés de los in- dustriales si los médicos indagasen la profesidn de los pacientes afectados de sordera, si los inspectores de la industria estimulasen a los directores de las fabricas a buscar consejo sobre el fendmeno del ruido y si las auto- ridades nacionales creasen servicios generales de higiene industrial equipados para evaluar los ruidos (Hickish, Jones & Murphy, 1962). En muchos casos también las compafiias de seguros podrian desempefiar una funcién importante, ya que toda reduccidn de los riesgos profesio- nales, resultante de una evaluacién exacta del ruido, reduciria, al menos en principio, los gastos de accidentes y seguros. Los industriales debieran acostumbrarse a conceder a la lucha contra el ruido la misma importancia que, por ejemplo, a la lucha contra los gases tdxicos y a la instalacién de sistemas de seguridad en las méquinas, aunque sélo fuese porque esto representaria ventajas para la empresa 14 A. BELL desde el punto de vista de la salud de su personal, de la prevencién de accidentes y de las relaciones con los trabajadores. Los obreros tienen tanto derecho a ser protegidos contra la pérdida del oido como contra las lesiones y enfermedades profesionales. Es importante que los direc- tores y el personal de las fdbricas, asi como el ptblico en general, se acostumbren a considerar el ruido como posible causa de defectos del oido y como una penosa incomodidad. Que la opinién publica ya estd despertando en algunos pafses lo prueba la celebracién de conferencias, de distintas clases, sobre todo las organizadas en el seno de la industria. En las conferencias nacionales dedicadas a problemas de seguridad, es cada vez mayor el ntimero de trabajos que se presentan sobre esta materia. INVESTIGACIONES Ningun programa nacional de lucha contra el ruido puede conside- rarse completo si no concede el debido lugar a la investigacién, Cada vez son mds los departamentos establecidos en las universidades y en otros centros para estudiar los miltiples aspectos de la audicién normal y la afectada por el ruido, Posiblemente, el mayor laboratorio del mundo, dedicado a la investigacion médica de estos problemas, se inauguré en los Estados Unidos de América, hace pocos afios (Lawrence, 1962). En 1963, se establecié en el Reino Unido el Institute of Sound and Vibration Research (Instituto de Investigacién sobre el Sonido y las Vibraciones), en la Universidad de Southampton. Hay ademas centros de investigacién en otros paises, por ejemplo, el Departamento de Acistica Aplicada ins- talado, recientemente, en el Centro de Investigacion de las Construccio- nes de Israel (L. Schaudinischky, comunicacién personal, 1964). Aumenta CUADRO 2. ARTICULOS PUBLICADOS SOBRE ACUSTICA Numero de articutos de la lista compilada por la Industrial Hygiene Foundation ‘of America (1955) Antes de'1900 | 1901-1920 | 1921-1940 | 1941-1955 Medicién del sonido y del ruido 0 0 a 352 Efectos del ruido .. . 1. - 1 4 t 83 339 Medici6n de las deficiencias au- ditivas. 2... eee 0 0 33 671 Reduccién del ruido y lucha contraelruido ...... o 0 37 44h Temas generales 2... .. 3 3 | nR 226 EL RUIDO 15 igualmente el nuimero de publicaciones sobre el ruido, cosa que puede comprobarse por la lista de resimenes de trabajos preparada por la Industrial Hygiene Foundation of America (1955), reproducida en el Cuadro 2. Existen varias revistas técnicas dedicadas a esta materia. Des- graciadamente, a pesar de estas publicaciones y de la labor del servicio de compilacién del Centro Internacional de Informacién de Higiene y Seguridad en el Trabajo, de la Oficina International del Trabajo (OIT), sigue siendo dificil, para quienes estudian este materia, mantenerse al corriente de los resultados de las investigaciones publicadas en otras lenguas, lo que es causa de obstdculos y de una innecesaria duplicacién de actividades. Es asimismo necesario hacer llegar a los directores de empresa y al personal encargado de la prevencién de accidentes la in- formacién disponible, presenténdola en términos adecuados para su divulgacién. Es cada vez mayor el numero de universidades y de otras institu- ciones docentes que organizan cursos sobre el ruido, pero la mayoria de los participantes en una conferencia celebrada recientemente recono- cieron que la ensefianza de Ia actstica no era satisfactoria (Lindsay, 1965). La preparacién técnica del inspector industrial es de especial importancia. En el informe de un simposio sobre inspeccién médica en el trabajo, celebrado por la OIT y la OMS, en Ginebra, en 1963, se dice que el inspector médico debe poseer conocimientos suficientes sobre los tiesgos que pueden acompaifiar a las condiciones del medio, incluyendo el ruido, y se concede a este ultimo la misma importancia que a otros Tiesgos mds conocidos, como la falta de luz y el polvo. Es muy satisfac- torio que estas organizaciones internacionales recomienden a los paises en desarrollo que presten la debida atencién a este problema desde las fases iniciales de su evolucién industrial. En 1947, la American Academy of Ophthalmology and Otolaryn- gology de los Estados Unidos nombro un subcomité encargado de estu- diar el ruido en la industria. Pocos afios antes, la American Standards Association habia nombrado también un subcomité para el estudio de la actistica, las vibraciones y el shock mecdnico, al que se le asigné la tarea de examinar la posiblidad de establecer criterios bioacisticos y psicoa- ctisticos para la lucha contra el ruido, particularmente en el campo de la exposicién al ruido industrial (American Standards Association, 1954). Los servicios de las Fuerzas Armadas de los Estados Unidos también han nombrado un comité nacional de investigacién sobre la audicién y la bioactstica. La industria ha trabajado asimismo en este campo. En California, se ha creado un comité industrial para preparar un programa eficaz de proteccién del oido con el fin de reducir las sorderas producidas por la exposicién a ruidos industriales; el comité cuenta con la cooperacién de subcomités de médicos, técnicos y juridicos (Bonney, 16 A. BELL 1962). En Europa, la Comunidad Europea del Carbén y del Acero colabora en las investigaciones de varios centros sobre los problemas que plantea el ruido en Ja mineria y en la industria siderirgica. LUCHA CONTRA EL RUIDO También en ciertas industrias se han formado comités y se han creado servicios encargados de dirigir la lucha contra el ruido. En algunas fdbricas importantes estos problemas estan a cargo de un comité especial, mds bien que de los organismos encargados de la prevencién general de accidentes. En muchos paises se han fundado sociedades de lucha contra los ruidos, que emplean todos los medios de publicidad dispo- nibles. En algunos casos, las autoridades locales intervienen con una eficacia digna de encomio. En la Gran Bretafia, el Committee on the Problem of Noise (1963) ha publicado un informe muy completo y bien documentado. En muchos paises se han establecido organismos encargados de la formulacién de normas y medidas reglamentarias. Asi, el catdlogo correspondiente a 1965 de la American Standards Association recoge bajo el epigrafe « Acustica, vibraciones, shock mecdnico y registro de sonidos », mds de veinticuatro epigrafes, sobre terminologia, evaluacién de los ruidos de fondo en las cdmaras audiométricas, especificaciones para sondémetros y audidmetros y caracteristicas electroacisticas de los audifonos. Las especificaciones de los distintos paises pueden variar, no sdlo sobre puntos concretos, sino también en cuanto a la amplitud del campo de aplicacién. Cada vez son mds los fabricantes que adaptan la produccién a estas especificaciones (Anexo 1). Algunos grupos de trabajo de la Organizacién Internacional de Normalizacién estudian gran variedad de materias, entre las que se hallan los umbrales de audicién normal, la actstica y la transmisién del sonido en los edificios, los métodos objetivos de evaluacién de la inten- sidad actstica, los ruidos de la industria y de la circulacién y la medicion de los ruidos mecdnicos. La Comisién Electrénica Internacional ha publicado varios trabajos de interés. Se debe sefialar finalmente que cada vez son mas los paises que adoptan medidas legislativas encaminadas a combatir los ruidos y a establecer criterios sobre la exposicién al riesgo que éstos representan y sobre la indemnizacién debida en los casos de sordera. CAPITULO 2 ANATOMIA, FISIOLOGIA Y PATOLOGIA El érgano del ofdo se compone de tres partes: ofdo externo, oido medio y oido interno (Fig. 2). El ofdo externo se extiende hasta el timpano, que se encuentra en el extremo de un conducto cilindrico y oval de unos 4 cm de longitud, for- mado de cartilago, de membrana y de hueso, con un revestimiento cutdneo que contiene gléndulas secretoras de cerumen. Este conducto dirige el sonido a la membrana del timpano. Tiene ligera forma de S, lo que a veces dificulta la insercién de tapones protectores del ofdo; su didmetro varia de unos puntos a otros y es mds estrecho en el extremo interior. Al hablar, al masticar o bostezar cambia la forma del conducto en el tercio exterior, lo que tiende a desplazar incluso tapones protectores bien ajustados. La membrana del timpano es eliptica, delgada y transparente y su unién al martillo la mantiene en tensién. El oido medio esta formado por una cadena de tres pequefios huesos méviles, el martillo, el yunque y el estribo, Ilamados también los huesecillos del oido, y por dos musculos diminutos, el musculo del estribo y el tensor del timpano. El estribo, denominado asi por su forma, tiene una base plana que ajusta a la membrana de la ventana oval, y va unida a ella, de forma que le permite moverse como un gozne. La trompa de Eustaquio pone en comunicacién la cavidad del oido medio con la faringe, lo que en un ofdo normal compensa la diferencia de presién atmosférica a ambos lados de la membrana del timpano. Es necesario que esto sea asi para que la membrana pueda vibrar cuando los sonidos Ilegan a su superficie. El grado de movimiento de la membrana depende ademds de otros factores: el tono de los miculos nasofaringeos, la presencia o ausencia de congestién en el oido medio, el grado de pro- teccidn que proporcionan los tapones, etc. El oido interno es un sistema complejo de cavidades situadas en el seno del pefiasco del temporal. Comprende tres conductos semicir- culares, dispuestos entre sien dngulos rectos, y la céclea. De los conductos —7— 18 ‘ASLTS OFM osvava VANIIOONS avd OAVLDO “uppeToIe woo opeidepy “(gs61) MO}og s,uoWAspUNO, BYoHOUTY (cauysaqn ) ONYZLNI OGIO OId3W Oa!o ONY3LXA OGIO 11405 3d ONYOYO OINDVLSN3 JQ VAWONL VONOd3a WNVLN3A (\. ONU3LX3 OALLIGNY OLINGNOD VOINVdWIL YNVEESWSW ANONNA S3avINDwIDIWas SOLSNGNOD OT1ILEYW Odlo Tad VAVUOVIG 7 ‘Old EL RUIDO 19 que constituyen parte del mecanismo del equilibrio del cuerpo no necesi- tamos ocuparnos en este lugar. La céclea (Fig. 3) es la parte afectada cuando lostrastornos auditivos se deben a la exposicidn al ruido excesivo. Su forma semeja a la concha de un caracol con dos vueltas y media alrededor de un eje hueco central, el FIG, 3. LA COCLEA Estribo Céclea en forma natural Conducto vestibular 7 Conduct cocleor oval tectoria onducto vestibul Célutas ciliedos Fibra nervioso auditiva Seccién transversal a la altura A-A Carlson, A.J. & Johnson, V, (1948): The machinery of the body, 3* ed., Chicago, Ill. The University of Chicago Press. Adaptado con autorizacién. modiolo, por el que pasan las fibras nerviosas que contienen las células sensoriales. La cdclea contiene dos conductos membranosos, El primero comienza en la ventana oval, corre a lo largo de la espiral y, girando sobre si mismo en el dpex, vuelve a bajar la hasta ventana redonda. El segundo es un sistema cerrado que contiene el delicado érgano de Corti y que resulta del acodamiento del primer conducto. Ambos conductos contienen un fluido llamado respectivamente perilinfa y endolinfa. La espiral de la céclea esta dividida en dos secciones por un tabique éseo incompleto y por la membrana basilar. El érgano de Corti, que 20 A. BELL id estd formado por mds de 20 000 células sensoriales, descansa sobre esta membrana; numerosos cilios se proyectan desde los bordes libres de las células hacia la membrana tectorial y las fibras que salen de estas células ciliadas se juntan para formar el nervio auditivo. Cuando un sonido llega al oido externo es conducido a la membrana del timpano que, al vibrar, mueve ios huesecillos del oido. Como el estribo estd insertado en la ventana oval, el liquido contenido en los conductos membranosos entra en una especie de movimiento ondulatorio, que, a su vez, estimula el érgano de Corti. Las opiniones modernas sobre la funcidén de la céclea se basan en gran medida en los estudios de von Békésy sobre los movimientos de la membrana basilar y sobre los potenciales eléctricos en las células (Békésy & Rosenblith, 1951; Békésy, 1956). El desplazamiento de los extremos libres de estas células produce un impulso eléctrico que corre a lo largo del nervio auditivo hasta el cerebro, donde es interpretado como sonido. Los sonidos de frecuencia de 1000 a 5000 Hz se transmiten quizé mejor que otros. La forma de las ondas incidentes hace que ciertas células ciliares sean mds activadas que otras, lo que determina un estimulo selectivo de las terminaciones nerviosas; las células situadas en fa base y en el dpex de la céclea responden, respectivamente, a las frecuencias mds altas y mds bajas. Al ser estimuladas, estas células pro- ducen un potencial alternativo de energia, que disminuye cuando inter- vienen factores nocivos. Se estima que estas alteraciones se pueden captar audiométricamente y son indicio de sordera del ofdo interno (Lawrence, 1960a). Los oidos de los adultos jévenes y sanos son sensibles a frecuencias que oscilan aproximadamente entre 20 y 20000 Hz (Fig. 1). La curva dela sensibilidad auditiva presenta una depresién en su parte central. Algunas frecuencias se oyen a intensidad menor que otras; la sensibilidad mayor del oido se encuentra en la gama de 1000 a 4000 Hz. La capacidad auditiva media normal se mide con un audidmetro; 0 dB no indica necesariamente Ja mejor audicién posible en una persona; si el audiémetro lo permite, se puede comprobar que muchas personas pueden oir — 10 dB. Asi pues, la capacidad auditiva normal se extiende a ambos lados del llamado « cero de referencia ». El sonido puede ser desagradable a 100-120 dB y doloroso a 130-140 dB; en los niveles intermedios se puede advertir una sensacién de malestar. ACCION NOCIVA DEL SONIDO En el mecanismo de las iesiones de la céclea, hay aspectos que no se conocen bien todavia, a pesar de la aplicacién reciente de técnicas EL RUIDO 21 como la difraccién de rayos X y el empleo del microscopio electrénico (Iurato, 1962). La exposicién prolongada al ruido excesivo produce lesiones de mayor o menor gravedad, en el oido interno, de las que en la fase inicial cabe recuperarse. Esta fatiga auditiva pasajera, conocida con el nombre de desplazamiento transitorio del umbral, se estudia en uno de los capi- tulos siguientes. Con una exposicién mds prolongada las lesiones son irreparables. Se desconoce la naturaleza exacta de las alteraciones celu- lares que se producen; pudieran consistir en una alteracién del meta- bolismo de las células terminales del érgano de Corti. Las lesiones histo- patoldgicas se han estudiado en animales y presentan gran semejanza con las 1ecogidas en microfotografias del érgano de Corti humano, después de una exposicién a sonidos excesivos. Uno de los primeros cambios que se observa es el aumento del volumen y la alteracién de las propiedades tintoriales de las células ciliadas. El aumento de volumen va acompaiiado, en ciertos casos, de la destruccién de células exteriores en la base de la rampa de la céclea, en la zona de localizacién que corresponde a 4000 Hz. La lesién puede progresar desde esta forma benigna hasta afectar a toda la céclea, alterando totalmente el érgano de Corti, y dejando sin protec- cién la membrana basilar (Rosenwinkel, Stewart & Doerfler, 1959a). Polarogrdficamente puede demostrarse que la permeabilidad de la mem- brana basilar puede aumentar después de recibir un estimulo sonoro intenso (Ward & Ferndndez, 1961). Sin embargo, en los haces nerviosos no se advierten cambios que acompaifien a Ja sordera producida por el tuido. El segmento coclear que corresponde a 4000 Hz es el mds vulne- table y se encuentra a 10 mm de la ventana oval; este segmento es también sensible a las lesiones craneales y a las intoxicaciones. Lawrence (1964) ha examinado las nociones actuales sobre el mecanismo de la sordera profesional. REFLEJO ACUSTICO El reflejo actstico protege en parte al ofdo expuesto a sonidos intensos. El musculo del estribo y el musculo tensor del timpano se contraen limitando los movimientos de los huesecillos y atenuando de esa manera la alteracién general. La proteccién que procura este reflejo es de unos 10 dB para frecuencias de 1000 o mds Hz, y puede llegar a 50 dB en personas sensibles (Simmons, 1959). EI reflejo se puede iniciar por sonidos captados por uno o por los dos ofdos (Moller, 1962). Es ineficaz en ciertas situaciones de exposicién a sonidos de impulso violento, como los producidos por armas de fuego 0 el golpeteo sobre planchas metdlicas, pues para la activacién del Teflejo es necesario que transcurran algunas milésimas de segundo desde 22 A. BELL que el sonido llega al oido. Los misculos pequefios se relajan gradual- mente, si se mantiene Ja exposicién, pero pueden volver a contraerse con un cambio de frecuencia. La accién protectora del reflejo se ha demostrado experimentalmente exponiendo a diversos individuos al ruido de ame- tralladoras, habiéndolos expuesto previamente, o no, a un tono de 1000 Hz. El desplazamiento temporal del umbral auditivo ha sido bastante menor en el primer caso (Fletcher y Riopelle, 1960). Para que el reflejo sea estimulado en condiciones éptimas, es necesario que, por ejemplo en el caso de los artilleros, se inicie por lo menos 150 ms antes de la entrada en fuego (Ward, 1962a). Se han obtenido resultados experimentales muy alentadores en cuanto a la posibilidad de excitar este reflejo para la proteccién contra los ruidos en las fébricas (Chisman y Simon, 1961). AUDICION NORMAL La audicién normal puede definirse como la capacidad auditiva media de un grupo de personas esencialmente representativo de la pobla- cién. Se trata, pues, de un promedio, ya que la audicién normal no tiene como medida una cifra determinada, sino que abarca 15 dB a ambos lados del valor medio. En principio se establecid para las siguientes frecuencias: 64, 125, 250, 500, 1000, 2000, 4000, 8000 y 12 000 Hz, pero algunos especialistas consideran hoy que las dos primeras y la ultima no son seguras ni necesarias (Glorig, 1961b). En los jvenes, la desviacién media es de unos 7 dB a 125 Hz, 6 dB a 2000 Hz y hasta 9 dB a 8000 Hz (Dadson y King, 1952). El audiémetro es un aparato destinado a deter- minar la capacidad auditiva de una persona y mide la agudeza en dB, comparada con un nivel normal de referencia. El punto en la escala de intensidad en el que se comienza a ofr cada tono es el umbral auditivo de una persona; en consecuencia, para que una persona con un umbral auditivo de 50 dB pueda oir sonido, a una frecuencia determinada, ese sonido habrd de ser, a esa misma frecuencia, 50 dB mds intenso que en el caso de un individuo con capacidad auditiva normal. Los limites de audicién son distintos segin el tipo de estimulo utilizado, por lo que debe especificarce la naturaleza del estimulo. Se observan variaciones entre los distintos grupos de poblacién, siendo uno de los factores mds importantes que las determinan la profesién de los individuos (Yaffe, Jones y Weiss, 1958). CAPITULO 3 EFECTOS DEL RUIDO EN LA AUDICION, LA COMUNICACION Y EL COMPORTAMIENTO En general, las sorderas son de los tipos siguientes: a) sordera de conduccién, resultante de dificultades en la conduccién del sonido hasta el oido interno; se deben éstas a causas muy diferentes, como la presencia de cerumen en el conducto auditivo; 4) sordera del ofido interno, una de cuyas causas principales es el tuido excesivo; esta sordera se Hama a veces nerviosa, perceptiva o neurosensorial; la incapacidad puede ser temporal o permanente; c) sordera mixta, que es una combinacion de los casos a) y 5); a) sordera funcional, debida a factores psicolégicos, y la sordera simulada. No es siempre facil diferenciar entre la sordera patoldgica y la sordera psiquica. La lista de las causas de deficiencia en la audicidn es larga. En ella se encuentran factores hereditarios, traumatismos, explosiones, el hecho de sonarse la nariz excesivamente, enfermedades como la otosclerosis, la accidn de los agentes téxicos y quimicos, los tumores cerebrales, las infecciones del ofdo y de las vias respiratorias superiores y el envejeci- miento. Asf pues, la sordera estd muy lejos de ser siempre una enfermedad de origen profesional (Glorig, 1958). Para establecer un diagndstico, puede ser necesario que el médico, ademds de conocer con exactitud los trastornos que afligen al paciente, indague su historia médica, fami- liar, y particularmente profesional, llegando en algunos casos a realizar reconocimientos fisicos completos y pruebas bioquimicas, ademds de aplicar la audiometria. Para definir la etiologia, puede haber necesidad de repetir los reconocimientos ya que el diagnéstico de la sordera profesional no es siempre sencillo. SORDERA PROFESIONAL DEBIDA A FACTORES DISTINTOS DEL RUIDO Los factores distintos del ruido tienen relativamente menor impor- tancia, desde el punto de vista estadistico, como causa de la sordera —23— 24 A. BELL profesional. Los golpes en la cabeza o las explosiones cerca del oido pueden determinar la ruptura de Ja membrana del timpano, dafiar el érgano de Corti o dislocar la cadena de huesecillos. La membrana del timpano puede lesionarse por el ruido de los fuegos artificiales 0 de los disparos en los campos de batalla. La sordera de los artilleros ha sido estudiada por Murrey y Reid (1946). En igualdad de circunstancias, el grado de sordera es aproximadamente proporcional a la presidn md4xima de la onda explosiva del arma. La onda de choque somete al oido a una presién oscilatoria, mds bien que tnica y momentdnea, y la lesién actstica es principalmente debida a las frecuencias superiores a 2000 Hz (Muirhead, 1960). Si una explosién afecta al ofdo interno, puede producir lesiones en la céclea y sordera nerviosa permanente, a veces inmediata; la pérdida puede Ilegar a 70 dB en ciertas frecuencias (Merewether, 1954). La expresién « trauma acustico » se emplea muchas veces para indicar la lesién inmediata debida a una o varias exposiciones a explosiones intensas, Los aviadores, los que trabajan en tineles y los buzos estan expuestos a cambios repentinos de Ja presién atmosférica. En los buzos que han experimentado sintomas de descompresién, las lesiones mds frecuentes son las de la cdclea y el vestibulo (Rozsahegyi y GémGri, 1961). También pueden ser causa de sordera las quemaduras en el ofdo medio o interno y se dan asimismo casos de sordera profesional de origen téxico (Calvet y Coll, 1964). EFECTOS AUDITIVOS DEL RUIDO Expos icion breve a ruidos de alta intensidad Hay casos en que una breve exposicién a un ruido muy intenso provoca Ia rotura de la membrana del timpano. La victima suele experi- mentar un dolor agudo seguido a veces, después de la cura, de una sordera prolongada para los tonos altos superiores a 9000 Hz (Davis, Parrack & Eldredge, 1949). Si no aparece infeccién y la rotura no es muy consi- derable, la curacién de la membrana rasgada se produce sin dificultad. Son muy pocos los casos en que el ruido excesivo produce meningitis; los sonidos préximos a 160 dB pueden impulsar el estribo a través de 1a ventana oval, produciendo asi la infeccién del liquido del ofdo interno. Exposicién prolongada No cabe duda de que una exposicién prolongada al ruido puede causar la pérdida de audicién, aunque son pocos los casos en que esta EL RUIDO 25 pérdida es total. No todas las personas expuestas al ruido sufren tras- tornos auditivos. Puede ocurrir que el ruido no revina las caracteristicas necesarias — sonoridad, altura, periodicidad — 0 que la exposicién no sea bastante prolongada. La sordera profesional afecta generalmente a los dos oidos, pero uno de ellos puede sufrir mds que el otro cuando la intensidad del sonido no es igual en ambos lados, bien sea por la posicién del individuo, en relacién con el punto de origen, o por la existencia de cerumen en un ofdo. En las telefonistas, la pérdida de audicin se produce muchas veces sdlo en el oido en que normalmente se colocan el auricular (Katsuki, 1957). No es facil conseguir una evaluacién adecuada de la magnitud y naturaleza del problema basdndose en las cifras relativas a las indemni- zaciones, debido en parte a que las clasificaciones son poco exactas. Con frecuencia, es dificil obtener estadisticas nacionales precisas, y por ello no podemos apreciar la verdadera importancia del problema. Esa falta de datos dificulta también la comparacién entre distintos paises. Caracteres clinicos En sus primeras fases, la pérdida de audicién puede pasar totalmente inadvertida para el paciente y, en tales casos, el descubrimiento de la dolencia suele producirse durante un reconocimiento médico, por otra causa, o en el curso de una enfermedad como, por ejemplo, un resfriado. Se puede llegar a una sordera del 40 % en ambos ofdos sin que el paciente se aperciba de ella. A veces, el individuo cree que sdlo tiene un ofdo afectado, pero el audiémetro muestra que son los dos. Lo primero que se pierde es la capacidad de ofr con claridad el lenguaje hablado, pero los errores de interpretacién pueden ser atribuidos a otras causas. Puede ser dificil comprender las voces femininas agudas o seguir la conversacién en un grupo de personas. Asimismo, se puede tener dificultad en captar las palabras con muchas consonantes, cuyas frecuencias Iegan hasta 10 000 Hz. En los casos de sordera coclear, puede presentarse un fendmeno de captacién de sonidos, que no se da en la sordera conductiva ni en la de origen nervioso central, que se originan en una zona situada mds alla de la céclea (Hirsh, 1962). La apreciacién subjetiva del sonido no guarda Proporcién, en tales casos, con el incremento de intensidad fisica del estimulo. Estos pacientes suelen presentar también otros sintomas. Algunas personas no concilian el suefio debido al campanilleo de los ofdos (tinnitus) y pueden presentarse también fendmenos subjetivos afines, que en muchos casos se atenian con el tiempo. A medida que aumenta la pérdida del ofdo, el sujeto oye su propia voz con menos 26 A. BELL claridad y muchas veces adquiere una manera de hablar caracteristica: alta y sin modulacién. Los dolores y la sensacién de vértigo no son habi- tuales y, generalmente, el aspecto de la membrana del timpano es normal. Desplazamiento transitorio del umbral En un sentido estricto, la expresién desplazamiento transitorio del umbral (DTU) se aplica a toda pérdida de audicién que se puede curar, cualquiera que sea el tiempo necesario para ello. La causa puede estar en la exposicién de uno o de los dos oidos al ruido (Ward, 1965). Es necesario conocer bien este trastorno, al que se da asimismo el nombre de fatiga auditiva, para la determinacién del criterio de exposicidn al tiesgo y los derechos de indemnizacién de los trabajadores. La sordera temporal es frecuente después de un vuelo ruidoso en avidn. En estos ultimos afios se han hecho muchos estudios sobre el DTU en el hombre y en los animales — su patologia, periodo de recuperacién y relacién con la ~ sordera permanente — pero atin quedan por aclarar muchos puntos. La Organizacién Internacional de Normalizacién (ISO) (1963a)* define el DTU como « una elevacién del nivel del umbral auditivo, a raiz de una exposicién al ruido, en la que se aprecia un retorno progresivo al nivel anterior a Ia exposicién, con recuperacién total en menos de 10 dias ». Por sordera temporal se entiende generalmente la pérdida de audicién causada por la exposicién al ruido, en el curso de un dia, seguida de recuperacidn a la mafiana siguiente (Glorig, 1958). La mayor parte de la recuperacién se suele producir entre una y dos horas después de Ja exposicién; por eso los audiogramas tomados de una persona ex- puesta a ruidos fuertes variardn probablemente a distintas horas del dia. En los animales se observa que una exposicidn breve, de unos 130 dB, puede provocar hinchazén reversible de las células ciliadas del érgano de Corti. En el desplazamiento del umbral humano pueden producirse alteraciones parecidas, aunque sobre esto no coinciden todas las opi- niones, Las alteraciones pueden ser metabdlicas mds que estructurales. Los estudios sobre los potenciales eléctricos producidos en el érgano de Corti indican que el DTU no refleja invariablemente el estado de este 6rgano (Lawrence, 1960b). En el hombre, el DTU alcanza generalmente su valor maximo con una frecuencia de aproximadamente media octava sobre el tono de exposicién, pero no se conoce ningun factor fisico, anatémico, ni fisioldgico qui permita explicar esta tendencia (Davis, 1957b). La magnitud del DTU depende del tipo de ruido que lo provoca. La mayorfa de los DTU se producen durante la primera hora de expo- 1 Bi documento citado que no habia sido aprobado atin cuando se publicé el texto original inglés de este trabajo, ha sido adoptado ya como recomendacién oficial de la ISO (N. del T.). EL RUIDO 27 sicién al ruido (Shilling, 1942), En una persona el DTU se puede repetir con caracteristicas mds o menos uniformes. Un ruido continuo y moné- tono de un nivel de presién sonora menor de 78 dB no produce un despla- zamiento importante (Glorig, Ward & Nixon, 1961). Muchos espccia- listas consideran que estas intensidades bajas no tienen influencia en el DTU producido por altos niveles de exposicién (Ward, 1960). Otros han demostrado, sin embargo, que la exposicién previa a bajos niveles — como 15 minutos de ruido « blanco » a 78 dB — que son insuficientes por si solos para producir un desplazamiento temporal, puede influir en el desplazamiento debido a sonidos mds intensos (Trittipoe, 1959). Bell & Fairbanks (1963) han estudiado la magnitud del DTU producido por tonos de bajo nivel. Dentro de ciertos limites, el desplazamiento producido por un ruido de una intensidad determinada es mayor para octavas de alta frecuencia que de baja frecuencia (Kylin, 1959). Es posible (Fig. 4) calcular aproximadamente el DTU originado por diversos tiempos de exposicidn a ciertos ruidos de banda ancha (Glorig, 1961b; Selters, 1963; Ward, Glorig & Sklar, 1958). En el presente estudio se debe sefialar la importancia de los ruidos intermitentes, por la frecuencia con que se dan en la industria. El DTU producido por un ruido de 4000 Hz, que sdlo se oye cada dos minutos, equivale tnicamente a la mitad del que causaria ese mismo ruido si fuese continuo (Ward, Glorig & Sklar, 1958). Segiin los estudios de Rol (1956) la relacin proporcional entre el DTU y la duracién del sonido se da sdlo en los casos en que la emisién de éste sea, aproximadamente, de medio segundo por lo menos; las emisiones de menor duracién producen un DTU mayor. Al parecer, el grado de desplazamiento producido por la exposicién a un ruido cuya duracién Ilegue a 9 segundos es relativa- mente independiente del intervalo entre las emisiones, es decir, que desde este punto de vista, el numero de emisiones puede ser mds importante que el tiempo efectivo de exposicién, si bien no se sabe si se puede decir lo mismo en cuanto a la sordera permanente (Ward, 1962b; Selters, 1963). Se han estudiado las diferencias que, en la pérdida de audicién, causa entre los soldados la exposicién a ruidos continuos e intermitentes, tales como los que provienen del disparo de armas de fuego y de las maniobras con tanques. En los primeros 80 meses, las pérdidas debidas a ambos tipos de ruido fueron semejantes; después, fueron superiores las causadas por ruidos continuos. El personal que trabaja cerca de los aviones a reaccién no pierde tan rdépidamente el ofdo como pudiera suponerse, y, al parecer, la intermitencia de exposicion al ruido es, en parte, el factor de proteccién (Ward, 1957). De estos hechos pudieran derivarse ensefianzas en cuanto a la conveniencia de establecer periodos de reposo obligatorio y de rotacién del trabajo, para reducir las lesiones del ofdo en las fabricas. 28 A. BELL FIG. 4. AUMENTO DEL DESPLAZAMIENTO TEMPORAL DEL UMBRAL 40 2 Ss Ss Desplazamiento temporal del umbral (dB) x 8 2 5 10 20 50 100 Exposicidn (min. ) wo 6LI56 Glorig (1961b). Adaptado con autorizacién. Ward, Glorig & Selters (1960) y Selters (1963) han estudiado el DTU causado por variaciones en el nivel del ruido. Collins & Capps (1965) han demostrado en un pequefio numero de personas que la magnitud de la fatiga auditiva puede variar segun el tipo de actividad mental a que cada una se dedique. Probablemente éste es un problema que serd objeto de mayor estudio en el futuro. LA RECUPERACION TRAS EL DESPLAZAMIENTO TEMPORAL DEL UMBRAL La rapidez de la recuperacién, tras el desplazamiento temporal, depende de la extensidn de la pérdida inicial; generalmente cuanto mayor sea ésta, mds rdpida serd la recuperaci6n (Trittipoe, 1958). Si dos minutos después de haber actuado el estimulo productor de 1a fatiga, el DTU es EL RUIDO 29 inferior a 50 dB, la rapidez de recuperacién expresada mediante una escala logaritmica de tiempos es proporcional al desplazamiento inicial y se llega a una recuperacién completa aproximadamente 16 horas después de una exposicién de 2 horas. Si, transcurridos dos minutos, el DTU es superior a unos 50 dB, la recuperacién es mucho mds lenta y en algunas personas puede darse una elevacion permanente del umbral auditivo (Ward, Glorig & Sklar, 1958). Para recuperarse completamente de una pérdida de 60 dB se pueden necesitar varios dias y la recuperacién tiende a ser mds lenta para las frecuencias de unos 4000 Hz, cualquiera sea la frecuencia inicial (Davis et al., 1946). En el caso de los tejedores, Artherley (1964) duda que un fin de semana sea un lapso adecuado para recuperarse del DTU. EI DTU y los umbrales de diferencia de intensidad han sido consi- derados como indicio de fatiga debida a la exposicién repetida a un sonido muy intenso, Pudiera ser que el cambio observado en Ia funcién de recuperacién se deba a un factor comin a ambos ofdos (Riach, Elliott & Frazier, 1964), Pérdida permanente del otdo La pérdida de agudeza auditiva comienza en las frecuencias com- Prendidas entre 3000 y 6000 Hz, generalmente a 4000 Hz. Después, la sordera puede agraverse mds a estas frecuencias y extenderse a otras mds bajas. Para el pronto descubrimiento y la prevencién de las pérdidas de audicién, se ha propuesto un indice de iniciacién de sordera, basado en la sistematizacién matemdatica de los valores caracteristicos de la agudeza del oido a 4000 Hz (Herman, 1964), La Figura 5 muestra los resultados audiométricos de distintos grados de pérdida del oido debida al ruido; cuando ésta alcanza al lenguaje hablado disminuyen la capa- cidad de receptién y de discriminacién. La forma que presenta el audio- grama no es absolutamente tipica, pero la depresién temprana de los tonos altos alrededor de 4000 Hz es caracteristica de la sordera profesio- nal. Seguin la configuracién de la curva de isosonoridad, parece que, para la misma zona, el oido necesita menos energia para recoger una deter- minada sensacién de sonoridad que en otra frecuencia cualquiera (Littler, 1958). La evolucién de este proceso puede variar de unos casos a otros (Burns, 1965). En general, los trastornos de Ia audicién suelen alcanzar su grado maximo a los diez afios de exposicién al ruido y luego se estibilizan durante 30 afios (Glorig & Davis, 1961). Sin embargo, no hay que dar por seguro que una persona que haya trabajado en un medio ruidoso 10 afios o mds no tenga por qué tener una nueva agudi- zacién de la sordera (Lawrence, 1963). Gallo & Glorig (1964) han comu- nicado Ultimamente que, segin los resultados del estudio de unos 2200 30 A. BELL FIG. 5. AUDIOGRAMAS QUE MUESTRAN DISTINTAS FASES DE LA PERDIDA AUDITIVA PRODUCIDA POR EL RUIDO —_ 20 30 40 50 Pérdida auditiva (dB) 60 70 80 90, ad 500 1000 2000 3000 4000 6000 Frecuencia (Hz) AWS Buena audicién normal _— wea Fases precoces de trastorno producido B Y c por el ruido , D-«= Fose ylterior del trastorno, que muestra la pérdida Eatendlgndose a otras freevencias , E-renss Fase tordia después de una exposicién prolongada ano 81787, Lo audiogramas de personas que trabajan en Ja industria en medio de ruidos de alto nivel, la mayoria de los cambios de nivel auditivo a 3000, 4000 y 6000 Hz se presentaban en los 15 primeros afios, mientras que a 500, 1000 y 2000 Hz los cambios eran mas o menos proporcionales al tiempo de la exposicion. Segun un estudio relativo alos aprendices, realizado en Suecia, la pérdida a 4000 Hz progresa en la proporcién de 6 dB por afio (Oppliger, Grandjean & Schulthess, 1960). Se ha dicho que el coeficiente de la pérdida del ofdo debida al ruido es proporcional a la capacidad de audi- cién que atin queda por perder (Herman, 1965). No son suficientemente claras todavia todas las relaciones entre el desplazamiento temporal del umbral y la pérdida permanente. Cuanto mayor sea la pérdida permanente a una frecuencia cualquiera, menor seré el DTU a esa frecuencia (Glorig, 1961b). Recientemente Sataloff, Vassallo y Menduke (1955) han dado a conocer los resultados de un EL RUIDO 31 estudio seguido, durante diez aiios, para determinar la relacién entre la pérdida temporal y la pérdida permanente del ido, teniendo como base niveles generales de ruido de una media diaria de 90 dB, Un tuido que no produce pérdida temporal rara vez, o quizd nunca, es causa de un tras- torno permanente en la misma persona. El desplazamiento temporal debido al ruido y la lesién permanente corren paralelos aunque sigan una escala temporal diferente (Glorig, Ward & Nixon, 1962). Si la exposicién prolongada a un ruido cualquiera produce pérdida permanente no es probable que ésta supere el DTU producido por el mismo ruido durante un breve lapso; en otras palabras, el desplazamiento en dB produ- cido por 8 horas de exposicién corre paralelo a la pérdida permanente que aparece al final de 10 aiios de exposicién (Glorig, 1958; Glorig, Ward & Nixon, 1962). Puede decirse que, para el sujeto medio habitualmente expuesto a ruidos fuertes, el nivel auditivo final a 4000 Hz serd igual al nivel temporal medido 2 minutos después de una exposicidn continua de 5 horas al ruido de que se trate (Organizacién Internacional de Norma- lizacién, 1963a). SENSIBILIDAD AL RUIDO La pérdida de capacidad auditiva causada par un mismo ruido varia de unas personas a otras. En algunos individuos susceptibles el trastorno se presenta relativamente pronto. Es cierto que prolongando 1a expo- sicidn desaparecen esas diferencias, Son muy pocos, o ninguno, los casos en que el ruido industrial provoca la pérdida total de la capacidad auditiva incluso en sujetos susceptibles, Esas personas muchas veces se dan cuenta de que los ruidos las molestan mds que a otras; muchas sufren de zumbidos intensos después de una jornada de trabajo y algunas de nduseas y vértigo. La susceptibilidad personal puede darse o para tonos puros o para sonidos mds complejos, como los ruidos de las salas de mdquinas (Waal, 1961). Muchos autores consideran que el trastorno sigue una distribucidn estadistica normal, que pasa progresivamente de los individuos susceptibles al ruido a los no susceptibles, y que el niimero de los muy susceptibles es pequefio. Sin embargo, algunas evaluaciones legan hasta el 20 % (Glorig, 1957; Leeuwen, 1958). Las causas de esta susceptibilidad no son bien conocidas. Puede tratarse de una debilidad innata del érgano de Corti o de cierta anorma- lidad del liquido del ofdo interno (Lawrence, 1960a). Tampoco se sabe si el trastorno es permanente y estable, para toda la vida, o es resultado temporal de un estado metabélico anormal (Carhart, 1957). Numerosos estudios han demostrado que la agudeza del ofdo de las mujeres jévenes, especialmente para las altas frecuencias, es mayor que la de los hombres, y que la diferencia aumenta con la edad. Sin embargo, esto pudiera 32 A. BELL explicarse por diferencias de exposicién, mds que por una disparidad innata en el grado de susceptibilidad (Ward, Glorig & Sklar, 1959b). La cuestién atin no est4 decidida. Se han realizado ensayos para determinar qué personas estan predis- puestas a la pérdida de audicién, partiendo del supuesto de que Ja proba- bilidad del trastorno permanente es proporcional al DTU producido por la exposicién a distintos tipos de sonido a frecuencias e intensidades diferentes. Se han ideado varias pruebas, pero ninguna ha sido aceptada para un empleo general en la practica, aunque se han aplicado en algunos centros para establecer pronésticos en los reconocimientos previos a la contratacién de personal (Lawrence & Blanchard, 1954; Christiansen, 1956; Kilm, 1947). Es importante determinar si el nivel de ruidos utili- zado en las pruebas es suficientemente bajo para proteger a esta minoria de personas sensibles. Este grupo es también importante desde el punto de vista de las indemnizaciones. DIFICULTADES EN LA COMUNICACION HABLADA Aparte de la molestia que el ruido supone, uno de sus efectos mds conocidos es el de dificultar Ia comunicacién hablada. Es también el efecto mds importante, ya que en la industria la posibilidad de comuni- carse por la palabra tiene un interés fundamental. En general, los ruidos nocivos obstaculizan la expresién hablada, aunque no siempre los ruidos que obstaculizan la expresion hablada son nocivos. La conversacién normal varia mucho en amplitud pero su nivel suele ser de 65 dB, a un metro de distancia, con oscilaciones de 20 dB (Carpenter, 1962). Las frecuencias importantes para la percepcién de la palabra varian entre 200 y 6000 Hz; en términos generales se puede decir que las de las vocales son inferiores a 1500 Hz y las de las consonantes superiores asta frecuencia. Las consonantes conllevan la mayor parte del contenido informativo del habla pero, por ser de menor intensidad, se velan mds facilmente que las vocales (Sataloff, 1957). La interferencia causada por el ruido es, ante todo, un proceso de desfiguracién. Los ruidos de fondo aumentan nuestro umbral auditivo. Esta desfiguracién o veladura de la comunicacién tiene lugar a niveles relativamente bajos. El grado de aumento del umbral auditivo se llama nivel de interferencia del habla y se expresa en decibeles. Los promedios de los niveles de presién sonora, expresados en decibeles en las octavas 600-1200, 1200-2400 y 2400-4800 indican el grado en que un ruido perturba la conversacién de dos personas. Los ruidos discontinuos o impulsivos muchas veces perturban menos de lo que podria creerse porque la ex- presién hablada que queda parcialmente velada se puede completar por EL RUIDO 33 medio de gestos o afiadiendo nuevas expresiones que faciliten la com- prensién global. Este factor puede contribuir hasta en una tercera parte a la inteligibilidad de lo que se dice (Carpenter, 1962). Sin embargo, en aquellos lugares en que normalmente el ruido dificulta la comunicacién puede ser conveniente, por razones de seguridad, que algunos empleados aprendan a entenderse por el movimiento de los labios o que se instale un sistema de alarmas visuales. Durante la Segunda Guerra Mundial se estudiaron los efectos del ruido en la comunicacién. Al principio se observé que en los sistemas de comunicacién de algunos aviones se ofa menos del 30 % de las palabras pronunciadas. Se han fijado niveles mdximos de perturbacién de la audicion para varios tipos de oficinas y salas de conferencias, asi como para establecer el grado de utilidad del material telefénico empleado en ambientes ruidosos. En relacién con las conversaciones, el ruido se clasifica en funcién de los valores mds elevados de la presién acustica en las tres bandas de octava cuyas frecuencias medias son de 500, 1000 y 2000 Hz. El valor as{ obtenido se denomina indice de intensidad del ruido. El Cuadro 3 muestra las distancias maximas a que la conversacién normal — a) en CUADRO 3. INDICES DE GRADUACION DEL RUIDO PARA LA INTELIGIBILIDAD DE LA CONVERSACION Distancia maxima (m) Distancia maxima (m) Indice de evaluacién a la que la palabra, a la qua la palabra del ruido (4B) en tono de conversacién, en voz alta se estima inteligible se estima inteligible 40 1 14 45 4 8 50 22 45 35 1,3 25 60 0,7 14 65 04 08 70 0,2 04 15 0,13 0,25 80 0,07 0,15 85 = 0,08 Este cuadro se reproduce del Draft Secretariat proposal for noise rating numbers with respect to conservation of hearing, speech communication and ann >yance (ISO/TC 43 (Secretariat 194) 314). Hay que sefialar que, cuando se redacté el original de este trabajo, este documento era sélo un proyecto y no constituia una norma oficial de la Organizacién Internacional de Normalizacion. tono normal y 5) levantando la voz — se considera inteligible a distintos indices de intensidad del ruido. Para niveles de voz que sean unos 6 dB mas elevados, el que habla y el que escucha pueden estar separados por una distancia mayor (aproximadamante el doble). La calidad prevista 34 A. BELL para la comunicacién telefénica se indica en el Cuadro 4 (Organizacién Internacional de Normalizacién, 1963a). CUADRO 4. CALIDAD DE LA COMUNICACION TELEFONICA Indice de intensidad del ruido (4B) Calidad de la comunicacién telefénica 50 0 menos Buena 60 Ligeras imperfecciones 70 Imperfecta 75 0 més Mala Este cuadro esté tomado de Draft Secretariat Proposal for noise rating numbers with respect to conservation of hearing, speech, communication and annoyance (ISO/TC 43 (Secretariat 194) 314). Hay que sefialar que, cuando s¢ redacté el original de este trabajo, este documento era sélo un proyecto y no constituia una norma oficial de la Organizacién Internacional de Normalizacién. En la practica puede bastar para la medicién con que la conversacién se mantenga en voz normal mientras aumenta la distancia entre el que habla y el que escucha. Si la conversacién es inteligible a la distancia sefialada, no es necesario proseguir las mediciones. Existen también métodos de cdlculo aproximado que utilizan la curva de presidn A del sonémetro. Como las pruebas de inteligibilidad de la palabra exigen mucho tiempo, French & Steinberg (1949) han establecido los indices articulatorios que permiten medir el porcentaje de la informacién total efectivamente transmitida. Este método emplea mediciones fisicas y acusticas, correspondientes a un sistema de comunicacién determinado, para predecir los indices de inteligibilidad que cabe esperar en la ejecucién practica de una prueba. Es muy util para pronosticar los efectos de determinados ruidos en la comunicacién (Kryter, 1962; Webster & Klumpp, 1963). EFECTOS DEL RUIDO EN EL COMPORTAMIENTO Hasta hace relativamente poco tiempo este aspecto del problema se ha estudiado mas atentamente que la propia pérdida del ofdo y sobre él existe una importante bibliografia (Kryter, 1950). Se ha afirmado muchas veces que el ruido reduce el rendimiento y la eficacia y afecta al estado de dnimo. Pero, por lo imponderable de algunos de estos factores y por la capacidad de adaptacién del hombre, es dificil llegar a una estimacién cuantitativa. Algunas de las primeras investigaciones no se realizaron bajo un control adecuado y sus conclusiones no siempre pueden considerarse decisivas. En una situacién dada, no es siempre EL RUIDO 35 fdcil distinguir la influencia del ruido de la de otros factores, tales como las relaciones personales, los elementos emocionales y el medio fisico. Es probable, sin embargo, que los efectos del ruido sobre el comporta- miento no constituyan un problema importante para la salud, aunque en determinadas circunstancias el ruido pueda ser perjudicial para el bien- estar del individuo. Es posible acostumbrarse a ciertos ruidos, pero solo en la medida en que el individuo legue a perder conciencia de los efectos subjetivos de aquéllos. Sin embargo, puede también darse el fendmeno inverso desarrolldndose entonces una creciente sensibilidad al ruido. Molestia Se ha dicho que todo sonido que se considere molesto puede cali- ficarse de ruido. El grado de molestia no estd necesariamente en relacion directa con la intensidad del sonido; pueden influir en él factores subje- tivos, como la familiaridad con unos ruidos determinados o el estado de dnimo del sujeto, y factores fisicos, como el microclima. La molestia es en gran medida una respuesta individual y varia segin las personas y las situaciones. El ruido de los automdviles de carreras puede resultarles muy grato a los conductores ¢ irritar a quienes viven cerca de la pista. Hay sonidos extremadamente débiles que también pueden causar distraccién y, por lo tanto, molestia. El estado de dnimo y el medio son factores de primera importancia. En general, segtin los estudios realizados en los laboratorios, lo probable es que cuanto més intenso sea el ruido y mds alto el tono de sus componentes, mayor sea la molestia que cause. También tienen impor- tancia las caracteristicas del sonido y la modulacién de la sonoridad y de la altura. La repeticién de una serie de sonidos resulta ligeramente mds molesta si se hace con un ritmo lento que si se Je imprime un ritmo mds rapido (Sataloff, 1957; Hinchsliffe, 1958). Interesa sefialar que los grupos humanos que trabajan en ambientes distintos presentan umbrales de molestia también distintos (Kryter, 1957). Oliver (1961) describe los resultados de una encuesta realizada en algunas ciudades de los Estados Unidos que tienen un aeropuerto comercial. Entre los factores que in- fiuyen en las respuestas de la colectividad se incluyen la perturbacién del suefio, la mala recepcién de los programas de televisién, el miedo a los accidentes, el nivel cultural de las personas afectadas y la eficacia de los departamentos de relaciones publicas de las compafiias aéreas. Eficiencia, rendimiento y distraccién Lo que sabemos sobre los efectos del ruido sobre la eficacia del trabajo proviene, en parte, de las experiencias recogidas en la industria y, 36 A. BELL en parte, de los estudios realizados en los laboratorios. Es dificil demos- trar que el ruido produzca efectos prolongados sobre el rendimiento o la eficacia en el trabajo; pero hay que suponer que ejerce cierta influencia, ya que puede ser causa de molestias, accidentes o dificultades en la comunicacién, y hasta favorecer el absentismo. En términos generales, se puede decir que la capacidad de adaptacién del hombre tiende a suprimir todo efecto permanente sobre su produccién y rendimiento. Es posible que al principio sufra merma con frecuencia de no mucha magnitud, el rendimiento mental y muscular pero éste se recupera répidamente. En los trabajos dificiles, las personas tienden a concentrarse en su tarea ignorando el ruido, y los ruidos no afectan necesariamente al rendimiento de un trabajo sencillo o rutinario, porque éste tiende a hacerse automatico. Kryter (1950) sostiene que las encuestas realizadas en las fdbricas no aportan pruebas concluyentes de que el ruido ejerza efecto nocivo alguno en las tareas en que el ofdo no interviene, y que ante los experi- mentos de ciertos laboratorios que pretenden demostrar esos efectos, hay que adoptar una actitud de reserva. Se citan con frecuencia dos estudios ya antiguos sobre los tejedores de Lancashire (Weston & Adams, 1932, 1935). En dichos estudios se Ileg6 a Ia conclusién de que la eficacia del personal aumentaba en un 12 %, como término medio, cuando los obreros se protegian los oidos y que el aumento de la produccién era de un 1 % aproximadamente. Seguin otros estudios de este tipo realizados en hilanderias de yute de la India, cuando los individuos estdn protegidos la produccién puede experimentar un incremento en algunos casos (Ganguli & Rao, 1950). Se ha demostrado que se estropea bastante menos pelicula en los labo- ratorios fotogrdficos cuando se reduce en ellos el nivel de ruido (Broad- bent & Little, 1960). Por razones de orden psicolégico, debidas muchas veces a la parti- cipacién de los trabajadores en los estudios que se realizan, se observa un aumento del rendimiento en un medio ruidoso. Los ruidos signifi- cativos, en especial si son dificiles de captar, pueden distraer mds que los ruidos carentes de sentido (Carpenter, 1958). En las pruebas de seleccién visual interrumpidas por ruidos muy fuertes y de corta duracién a que fueron sometidos miembros de las fuerzas navales se observ6, en la mayoria de los individuos, una disminucién inmediata del rendimiento incluso cuando estaban prevenidos de la posibilidad de 1a interrupcién, pero se recuperaban completamente medio minuto después (Woodhead, 1958). Un ruido continuo puede ocultar la ingerencia perturbadora de sonidos intermitentes o suscitar una reaccién de concentracién intensa, por lo menos temporalmente. En las pruebas de simulacién de combate, los reclutas del ejército de los Estados Unidos no mostraron ninguna EL RUIDO 37 influencia adversa en los ejercicios de telemetria y localizacién de obje- tivos, Mads recientemente, sin embargo, se comprobé que los astronautas sometidos a un ruido de 145 dB simulando el de un avidn a reaccién que funcione a toda potencia, experimentaban dificultades para realizar sencillas operaciones aritméticas y tendian a dar un resultado cualquiera para terminar pronto el experimento. Hace relativamente poco tiempo, se ha comprobado que los resul- tados de las pruebas breves de rendimiento son dudosos y que los ensayos deben continuar hasta que desaparezca la sensacién de novedad (Carpen- ter, 1962). Ahora se estan perfeccionando técnicas que tienen en cuenta los factores psicolégicos de la distraccién y la habituacién (Teichner, Aries & & Reilly, 1963). Aunque la reduccidén de actividad carezca de importancia cuantitativa, se produce un efecto de « fatiga » constante, creciente y mensurable estadisticamente. Este efecto se explica por el hecho de que el ruido es un estimulo perceptible que no transmite infor- macién, pero que, a pesar de eso, exige, de quien lo recibe, la aten- cién necesaria para comprobar incluso esta falta de informacién. Hasta una breve distraccién puede causar errores en una prueba de reacciones consecutivas 0, en una prueba de atencién, puede hacer que pasen inadvertidas las sefiales o que se retrase una reaccién. Fatiga No es facil demostrar que la fatiga de los trabajadores aumenta en un medio ruidoso. La fatiga puede ser debida a la necesidad de hablar en voz alta o al esfuerzo suplementario debido a las dificultades de comprensién, Estos son fenédmenos dificiles de evaluar objetivamente (Pugh, 1954). Se ha afirmado que son muchas las ocupaciones que, en un am- biente ruidoso, producen « irritabilidad y tensién nerviosas », pero las reacciones varian considerablemente segiin los individuos (Vernon, 1940). En general, parece que el estado de dnimo depende mds del interés que el individuo encuentra en su trabajo que de los niveles de ruido o de otros factores perturbadores (Felton & Spencer, 1961). OTROS EFECTOS DEL RUIDO En determinadas circunstancias, el ruido puede causar efectos fisiolégicos: disminucién de la resistencia eléctrica de la piel, reduccién de la actividad gdstrica, o aumento de la tensién muscular, comprobado por métodos electromiogrdficos (Davis, 1932; Oginski, Radecki & Bugajski, 1964; Gépfert, 1960). En los animales expuestos en los labo- tatorios a sonidos breves e intensos se advierten distintos efectos, como 38 A. BELL la aceleracién temporal del ritmo respiratorio y cardiaco, aumento de la presidn arterial, o disminucién de la secrecién de jugo gdstrico. Pero estas reacciones desaparecen rdpidamente cuando cesan los ruidos. Ahora bien, de esto no hay que deducir que en los obreros expuestos a los mismos ruidos se observen unas reacciones semejantes (Finkle & Poppen, 1948). Durante la Segunda Guerra Mundial se estudiaron detenidamente en Harvard los efectos que los ruidos de avién simulados (115 dB) produ- cen sobre el metabolismo, el equilibrio, el cdlculo de distancias y otras muchas actividades. No se comprobé ningun trastorno. En los animales, las pruebas de agresién por ruido tienden a demos- trar que el sistema endocrino acttia como un sistema de retroaccién policiclico para compensar los efectos del sonido en el sistema nervioso central (Anthony, Ackerman & Lloyd, 1959). En los ratones sometidos a ruidos continuos o intermitentes de 110 dB se observa una actividad adrenocortical transitoria, manifestada por alteraciones en las células glandulares y por la disminucién de los eosindfilos circulantes (Anthony & Ackerman, 1955). Se ha indicado que el ruido puede producir alte- raciones en el sistema diencéfalo-hipofisario (Sakamoto, 1964). El ruido excesivo puede producir sensacién de vértigo. En los co- bayos sometidos a ruidos muy intensos, el sdculo del laberinto vestibular puede sufrir lesiones, lo que, a su vez, puede ser causa de vértigo auditivo (McCabe & Lawrence, 1958), Bernabi (1953) sefiala que los perforadores de pozos de bérax sufren vértigo cuando el ruido excede de 130 dB. Algunas personas expuestas al ruido de un reactor que funciona a toda potencia sufren nistagmo y oscilacién involuntaria de los globos oculares. Los encefalogramas han mostrado que durante el suefio se pueden distinguir, hasta cierto punto, los estimulos auditivos; las variaciones en la reaccién dependen de la profundidad del suefio y de los niveles del tuido ambiental (Loomis, Harvey & Hobart, 1937; Liberson 1945), Mediante un examen neuroldgico, se comprobé que los reflejos de un grupo de tejedores italianos eran hiperactivos; en algunos, los elec- troencefalogramas mostraron una desincronizacién difusa semejante a la que se observa en ciertas psiconeurosis 0 alteraciones de la personalidad (Granati, Angeleri & Lenzi, 1959). Al parecer, el ruido puede producir también efectos en el sistema neurovegetativo; mediante estudios de pletismografia digital y reografia se ha comprobado que algunos trabajadores expuestos a un ruido intenso sufren trastornos circulatorios en las extremidades (Carpenter, 1962; Caporale y de Palma, 1963). Segiin ciertos estudios realizados en Ale- mania, en los obreros que efecttan trabajos pesados los vasos sanguineos se dilitan tanto y con tanta persistencia que no se pueden determinar los efectos del ruido (Jansen, 1964). Nesswetha (1964) ha realizado estudios EL RUIDO 39 clinicos experimentales sobre la adaptacién del sistema neurovegetativo y considera que los individuos acostumbrados al ruido poseen un meca- nismo compensador que les permite trabajar en un medio ruidoso, mientras que en los no habituados este sistema se ha de crear Poco a poco. En un estudio llevado a cabo en la URSS, muchos obreros expuestos a ruidos continuos de 85-120 dB se quejaban de trastornos precordiales y los electrocardiogramas mostraron alteraciones en algunos de los que estaban expuestos a los niveles mds altos (Satalov, Sajtanov y Glotova, 1962). Experimentos mds recientes realizados también en dicho pais han demostrado que la exposicién prolongada a ruidos intensos de alta frecuencia, produce distintos tipos de alteraciones temporales en las actividades del sistema nervioso central y del sistema cardiovascular como el debilitamiento de las contracciones del miocardio (Strakhov, 1964). También se ha observado un aumento en los reflejos laberinticos de las telefonistas (Alivisatos, Eliakis y Pontikakis, 1960). El ruido excesivo puede ejercer influencia en las tasas de accidentes del trabajo, al afectar la precisién de los movimientos y la percepcién de las sefiales aciisticas (Merewether, 1954), Asimismo, se pueden producir repercusiones en el equilibrio y en la claridad de la vision al disminuir la capacidad visual para los colores y las formas (Benko, 1962). Se han sefia- lado trastornos en otras funciones visuales, como la acomodacién y los movimientos oculares (Kryter, 1950). Podria, sin embargo, ser oportuno recordar las palabras de una conocida autoridad en la materia: «... los efectos no auditivos del ruido que se manifiestan en el medio industrial no plantean un problema sanitario, Son muchas las personas que trabajan en un medio ruidoso durante muchos afios y no muestran trastornos generales que puedan atribuirse a la exposicién al ruido » (Glorig, 1961a). No obstante, Lee (1964) ha puesto de relieve el interés de la industria por la influencia del tuido en la pérdida de atencién y la eficacia en el trabajo, asi como sus Posibles efectos sobre la productividad. CAPITULO 4 TRASTORNOS AUDITIVOS EN LA POBLACION: SORDERA PROFESIONAL No toda sordera es de origen profesional. La agudeza auditiva depende de otros muchos factores: la edad, la historia médica previa, el servicio militar, la exposicién al ruido de la vida diaria. Los progresos de la industrializacién estén haciendo cada vez més dificil encontrar pobla- ciones que no hayan estado sujetas, durante largo tiempo, a ruidos arti- ficiales. Un estudio de tales grupos permitiria distinguir entre los efectos de la edad y los de los ruidos del medio normal sobre la agudeza auditiva. Se dice que los miembros de ciertas tribus africanas, acostumbrados sélo a los ruidos de la naturaleza, son los seres humanos que tienen el oido mds agudo. PREVALENCIA DE LA SORDERA EN LA POBLACION GENERAL Son muchas las generalizaciones sobre la incidencia de la sordera en el conjunto de la poblacién, pero las evaluaciones exactas son muy escasas. Un cdlculo moderado indica que en los Estados Unidos necesitan protesis acusticas de 8 a 10 millones de personas (Braun, 1958). Se afirma que la proporcién de personas que, en las ciudades de los Estados Unidos, necesitan prétesis actsticas es de 6,8 por 1000; la tasa para las personas menores de 45 afios es de 1,3 por 1000, pero a partir de los 75 afios sube hasta 72,6 por 1000 (United States Department of Health, Education and. Welfare, 1961). Segiin Glorig (1959), hay en los Estados Unidos aproxi- madamente un millén de varones entre los 10 y los 59 afios que tienen un nivel auditivo de 30 dB, o mds, a 1000 Hz; esta cifra se obtuvo por extrapolacién de los resultados de una encuesta en Ja que se examinaron mas de 30 000 personas (Cuadro 5). En los EE. UU. se han realizado algunas encuentas con objeto de obtener resultados mds precisos. El Servicio de Salud Publica efectud en 1935-36 una encuesta nacional, de una muestra de 2 500 000 personas; sus resultados se reproducen en el Cuadro 6 (Beasley, 1940). Entre los — 40 — EL RUIDO 4] varones, la mayor frecuencia de los trastornos del oido se daba en las industrias especializadas y semiespecializadas y la menor, en los hombres de negocios y las profesiones liberales. Se registré una frecuencia superior a la media entre las personas sin empleo, en toda clase de profesiones, debido quizds a la politica de seleccién aplicada por las empresas en las épocas de reduccién importante del personal. Quedé demostrado que la influencia de la sordera sobre el empleo estd directamente relacionada con la importancia que tengan en el trabajo las comunicaciones orales. CUADRO 5. LA SORDERA ENTRE LOS VARONES DE LOS EE. UU. (DE 10 A 59 ANOS DE EDAD) Varones con agudeza Varones con agudeza auditiva de 15 4B, auditiva de 30 dB, ‘0 més, a 1000 Hz ‘o més, a 1000 Hz ; 99.7% Grupo Magnitud Némero Numero | ge limites deeded Jaelamuestra! porcentaje | dienteala | Porcentaje | diente's ia | 4° confianza encontrado | poblacién | encontrado | poblacién en la de los en la de los encuesta | EE.UU. | encuesta | EE. UU. (extra (extra- polacién) polacién) 10-19 6 204 3a 400 0002! 18 1000008 | 42% 20-29 8 542 3 300 000 1 100 000 2% 30-39 | 7.000 6 700000} 1,5 | 200000 | 42% 40-49 6 836 12 1300 000 3 300 000 42% 50-59 2 867 21 1700 000 4 330 000 43% Aproximadamente Aproximadamente. 10-59 | 31.449 4-400 0008 1.030 000° ® Los porcentajes y cantidades extrapoladas se dan en cifras redondas. » De 54.000 000 (censo de los BE. UU. de 1955). Glorig (1959); reproducido con autorizacién del autor. En la Exposicién Internacional de 1939, celebrada en los EE. UU., los visitantes podian probar su aptitud para captar sonidos musicales por medio de un solo auricular telefonico (Cuadro 7). A pesar de los reparos que pueden hacerse a la técnica empleada, se pudo observar que, en ambos sexos, los defectos de audicién aumentan con la edad y que las personas de mejor posicién econémica suelen tener mejor ofdo (Stein- berg, Montgomery & Gardiner, 1940). En 1948, varios miles de personas fueron sometidas, en San Diego, a pruebas binaurales para evaluar su capacidad de oir sonidos puros. Los que hab{an trabajado en un medio ruidoso representaban casi la mitad de las personas que sufrian deficien- cias patentes del ofdo, pero no eran mds que un tercio de aquéllos que 42 A. BELL no presentaban tales deficiencias. Las mujeres mostraron ser mas sensi- bles que los hombres a las altas frecuencias (Webster, Himes & Lichten- stein, 1950). CUADRO 6. PREVALENCIA DE LOS TRASTORNOS AUDITIVOS GRAVES, DE DISTINTOS GRADOS: RESULTADOS DE UNA ENCUESTA REALIZADA EN 1935-1936 Proporcién inversa de casos en los siguientes grupos de edad Grado de sordera (censo familiar) | Todas! srenog 75 las y edities| S¢5 | S14 | 15-24 | 25-34 | 35-44 | 45-54 | 55-64 | 65-74) %, Hombres Sordera de todos| | los grados . . 78} 2041| 339) 285; 210; 103| 67/ 34) 14 6 Sordera parcial gradol. . . | 152} 9091| 719] 541] 417] 189] 123] 64] 26) 13 Sordera parcial grado2. . . | 292} — | 1538]1563| 962) 410} 261) 123} 49) 19 Sordera parcial grado3 .. 503; — | 3125} 3333/1754} 833) 469) 232; 81) 27 Sordera total para la conversacién | 2326 | 11111 | 5882} 3846 | 3571 | 3333 | 2564 | 1429| 541 | 141 Mujeres Sordera de | todos los grados 85| 2326| 442| 341| 200| 108) 65) 38) 18 7 Sordera parcial gradol .. 181] 8333] 962} 658) 385) 211; 136; 81) 40) 18 Sordera parcial grado2 . . 294) —- |2273|1818| 794} 391) 209] 127; 61 | 24 Sordera parcial grado3 . . 508] — | 3704) 3125/1754) 800) 418) 216| 101) 34 Sordera total para la conversacién | 2000 | 20000 | 7143 | 6667 | 5882 | 3030 | 1923) 926) 402 | 167 Beasley (1940); reproducido con autorizacién del autor. Una encuesta Ilevada a cabo en Wisconsin en 1954 puso de relieve las diferencias de umbral auditivo entre los empleados de oficina, los agricultores y los obreros industriales. En este tiltimo grupo— a excepcién de las personas comprendidas en la edad de 20-29 afios — se observé una pérdida auditiva mucho mayor que en los empleados de oficina, y lo mismo ocurria con los agricultores en los grupos de edades mas avan- zadas (Glorig et al., 1957; Glorig & Nixon, 1960). EL RUIDO 43 CUADRO 7. SORDERA MEDIA. PRUEBAS AUDITIVAS REALIZADAS EN LA EXPOSICION INTERNACIONAL (1939) Promedio de la pérdida de audicién (dB) Gr ae Nur deeded Sexo Frecuencia de prucbas 440 Hz | 3520 Hz | 1040 Hz 10-19 M 10°) -1,2 -04 4132 F 0,5 —4,4 —3,6 3417 20-29 | M 0 2,0 1,5 3287 F 0 —2,0 -15 4208 30-39 M 14 8,2 7 3197 F 26 2.4 4,8 3978 40-49 M 3,7 47,7 16,8 4528 EF 6,0 7,8 11,9 4369 50-59 M 6,8 25,6 24,0 1935 F \ 10,3 13,8 19,7 2538 Steinberg, Montgomery & Gardiner (1940), Adaptado con autorizacién. Los resultados obtenidos en varios miles de reconocimientos audio- métricos, efectuados en obreros de fabricas de 16 a 65 afios de edad, indicaron que el 56 % sufria de sordera en distintos grados. Esta propor- cién era mucho mayor que la obtenida en los reconocimientos normal- mente efectuados al ingresar en el trabajo, en los que sdlo el 38 % mostraba trastornos de cierta importancia (Paviere, 1957). Es de esperar que los progresos modernos en la técnica quiriirgica y el descubrimiento precoz de los defectos del ofdo, por los servicios médicos de las escuelas, permitan reducir la frecuencia de las deficiencias auditivas de la poblacidn en general. PRESBIACUSIA La agudeza auditiva disminuye generalmente con la edad. Este proceso, que se conoce con el nombre de presbiacusia, no se da en todas las personas, pues hay algunas que llegan a edad avanzada con capacidad auditiva normal. La presbiacusia no es solamente fisiolégica, ya que nadie escapa hoy a los ruidos de Ja vida cotidiana, a cuyos resultados se da a veces el nombre de « socioacusia » o trauma de los microrruidos. No se conocen con exactitud estas alteraciones patoldgicas y las pérdidas auditivas que hoy se agrupan clinicamente bajo la denominacién de presbiacusia pueden ser debidas a lesiones muy diferentes (Pestalozza & Shore, 1955). Se sabe que el envejecimiento va acompafiado de dege- neracién de la rampa basal de la céclea y que este proceso sigue una 44 A. BELL trayectoria ascendente por el caracol y penetra en las estructuras en él contenidas, entre las que figuran los nervios aferentes y eferentes (Schu- knecht, 1955). No es probable que el efecto pueda atribuirse a alteraciones de la cadena de huesecillos del oido medio, como ocurre en la otosclerosis (Nixon, Glorig & High, 1962). Hay quien afirma, sin embargo, que la dis- minucién gradual de la capacidad auditiva, que se observa en el envejeci- miento, no se debe a una degeneracién neurosensorial, sino a alteraciones que afectan ante todo a los tejidos del mecanismo del ofdo medio. FIG. 6. NIVELES AUDITIVOS MEDIOS A 4000 Hz EN CUATRO GRUPOS DISTINTOS DE POBLACION CON DIFERENTES EXPOSICIONES AL RUIDO -10 0 + @ 0 \ 2 \ Poblacién no expuesto | | —& 20 + 4 $ z \ Poblacién general 3 30 3 = 4 3 ] Obreres industrioles | | 2 50 60 Nivel general 0 de 105 dB 0 10 20 30 40 50 60 70 80 ayo 83758 Edad (afos) Glorig, Summerfield & Nixon (1959). Adaptado con autorizacién. La presbiacusia es importante porque, al realizar una encuesta, es muchas veces necesario determinar si una deficiencia auditiva se debe al envejecimiento, a la profesién del paciente o a una y otra causa. Esto plantea con frecuencia dificultades. Es también dificil hallar una pobla- cién o grupo étnico adecuado que permita estudiar separadamente la sordera por envejecimiento. En general, y a la misma edad, la capacidad auditiva de los hombres es mds pobre y mds variable que la de las mujeres, excepto para frecuencias inferiores a 1000 Hz entre las personas de edad avanzada. La inflexién mds importante en las curvas de audibilidad de los hombres se presenta a los 32 afios; desde ese momento, la presbiacusia progresa paulatinamente, en etapas de unos 15 aflos. Para las mujeres, el punto critico se encuentra a los 37 afios, y a partir de entonces el avance es mds uniforme (Corso, 1963). EL RUIDO 45 Glorig, Summerfield & Nixon (1959), al realizar un estudio en hom- bres y mujeres no expuestos por su profesién al ruido y compararlos con otros grupos de poblacién, observaron que, incluso sin exposicién alguna a ruidos intensos y sin enfermedad del oido, la sordera se presenta primero y predominantemente en la regién de los 4000 Hz, y que basta una exposicién ocasional a ruidos intensos, como sucede en el servicio militar, para producir deficiencias mensurables (Fig. 6). En las Figuras 7 y 8 (American Standards Association, 1954) se muestran las curvas de presbiacusia para hombres y mujeres, pero como algunas de los personas sometidas a examen estuvicron, sin duda, expues- tas al ruido por razones de su profesién, estos datos han de considerarse FIG. 7. CURVAS DE PRESBIACUSIA EN LOS HOMBRES: PERDIDA AUDITIVA MEDIA PREVISIBLE CON LA EDAD -5 T T 0 50 5 She | a 10 5 = g %, 2 15 Xe 3 % 8 KZ 3” & 2 & os xe % 30 |] 35 40 one 20 30 40 5060 70 suo 83729 Edad (aos) Este gréfico se reproduce del informe sobre The relations of hearing loss to nolse exposure, Z24-K-2 de la American Standards Association; en su central, 10 East 40th Street, Nueva Yor. NY" 10016, se pueden obtener ejemplares, 46 A. BELL Ynicamente como aproximados. En una poblacién rural escocesa, Hinchcliffe (1959) observé que, en las mujeres otolégicamente normales, los trastornos de la funcién auditiva aumentan en las frecuencias supe- riores a 500 Hz, y que, a 12.000 Hz, las mujeres de 20 a 70 afios acusan una deficiencia auditiva superior a 70 dB. Los umbrales auditivos medios de los varones difieren considerablemente de los de las mujeres. Corso (1959) confirma que las mujeres tienen un ofdo mds sensible que fos hombres y que, entre ellas, las variaciones son menores. También sefiala que, en general, las diferencias entre los umbrales medios del ofdo derecho y del ofdo izquierdo son poco importantes (menos de 5 dB). No hay duda de que, entre hombres y mujeres, existen diferencias importantes en la sensibilidad auditiva y en la variabilidad del umbral. Entre los informes mds modernos sobre esta materia se encuentran los de Glorig & Nixon (1961) y Riley et al. (1961). FIG. 8 CURVAS DE PRESBIACUSIA EN LAS MUJERES: PERDIDA AUDITIVA MEDIA PREVISIBLE CON LA EDAD “5 - 0 a 25 3 sal 5 3 $1000 by 310 a cs 3 2000 15 aus | es he aol iz 20 30 40 50 0 70 xo 62760 Edad (afios) Este grafico se reproduce del informe sobre The relations of hearing loss to noise exposure, 24 X-2 de ie axctican Standards Association; en su central, 10 East 40th Street, Nueva York, N.Y, 10016, se pueden obtener ejemplares. Hay dos procedimientos para determinar la proporcién en que la sordera se debe a presbiacusia o al ruido. Si la pérdida media probable en un individuo a una edad determinada se resta de la pérdida total comprobada a esa edad, se puede calcular la media entre el nivel neto de la deficiencia y las pérdidas sufridas por otros individuos expuestos al mismo ruido. En el segundo procedimiento se comienza por obtener el EL RUIDO 47 promedio de la pérdida global observada en la totalidad de un grupo Y, luego, se resta de esa cifra la pérdida por presbiacusia correspondiente al promedio de edad de ese grupo con el que se determina el promedio neto de la pérdida experimentada. El resultado obtenido por uno u otro procedimiento debe ser el mismo, salvo que Ia distribucién por edad, de los individuos que integran el grupo, sea demasiado difusa o demasiado abrupta (American Standards Association, 1954). Se cree que la sordera debida al ruido y la sordera Por presbiacusia se acumulan (Glorig & Davis, 1961). Debe evitarse la acumulacién de trastornos que puedan ser causa de dificultades en la vida social. PREVALENCIA DE LA SORDERA PROFESIONAL Si bien es cierto que la sordera profesional no representa mds que una pequefia proporcién del total de la morbilidad industrial de una poblacién trabajadora, también lo es que, en muchos casos, se puede evitar, ya sea mediante medidas preventivas de facil aplicacién o a través de un programa a largo plazo y posiblemente costoso. En numerosas encuestas industriales (Cuadro 8) se ha demostrado que el riesgo de la sordera existe en todas partes, Al comparar los resultados de esas encues- tas es importante asegurarse de la validez estadistica de la comparacién establecida y tener debidamente en cuenta la presbiacusia. Hace unos 25 afios el Departamento de Sanidad de Detroit (McCord, Neal & Witheridge, 1938) clasificé como ruidosos mas de 560 tipos de trabajo. En muchos casos, la mecanizacién ha planteado el problema del ruido en lugares donde antes no existia. Entre las actividades rela- cionadas con los trastornos del oido figuran las siguientes: tripulacién y entretenimiento de aviones, construccién de calderas, forja, hilanderia, manejo de punzonadoras, perforacién de galerias subterrdneas, fundicién, voladuras, empleo de sierras citculares, construccién de naves, trabajos de serreria y fabricacién de papel. Otras actividades menos conocidas como posibles riesgos, son las de los campaneros, operarios de cosechadoras y equipos de excavacién, perforadores de pozos, tiradores profesionales y operarios de ciertos tipos de calculadoras automaticas, En algunos paises hay tal escasez de datos que es dificil conocer la verdadera extensidn de la sordera profesional. Asi, en el Canada, no se puede calcular la incidencia efectiva tomando como base las demandas de indemnizacién, porque en algunas provincias no se suele indemnizar la sordera mas que cuando impide al individuo que se gane normalmente la vida. Hay otros paises en que se encuentran dificultades del mismo tipo. Probablemente, las cifras correspondientes al Estado de Nueva York (Cuadro 9) tampoco refiejan la realidad; sin duda, el aumento A. BELL 48 ap sgndsap osnpur ‘eprpipd vre3i] oquourejos guisidei 9s segonbod sezaid op Joe) Jo U2 *ZH OOP B ONy SopEpo se] SEpOd ered s0keur eprpipd ‘BI sarojour op eqorud op Joe) [> U2 ‘ZH O00r ap eysey sefoUoNdeIy wed ‘SapEpe Se] SPO? zB opjo [op Batsoaoud eprpagd eun QusiBal os Seep =[e0 ap UOIONsISUOD ap J9[Te) [9 U_ “SOIOIQO EYE “ap gi ‘seyanbed sezad ap 3o]1%9 | Wo ‘EP SOT ‘sqoj}ow ap eqanid op J9][¥3 [2 Ue “AP STL ‘seIop [80 Op Ja]]B [2 We SOPs ap SOLTKPUF S9[OAIN. 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BELL 52 Bat sorojurd £ % 61 seysiolsjoo]a sooruyoour “2% 77 sosofeliso ‘% $7 sosopeyquivsuo ‘% ge sosop ~BUTUIRT ‘% Zp SoIoUUIUOS ‘% 79 sos0pelIOy *%, ¢o SOxOI9PTED :(ZH OOP B ‘SPUI O ‘EP cp Oprpiod uelqey onb sopjo sp opeurxoide ofeyusoiod) :QJUDINIIs BI BIO SOLIeIOdO O87 Op BANIpNE eprpipd 1 ‘AP Sp & sosonedns sepipigd ueyyns sopjo SO] ap [BI0} [AP % €€ Jo :SOoLPWOIpNe sousWyXO ojuBinp ‘sapepe se] sepo}? op ‘sopezifelsodsa ou £ sopezteredse soxoiqo /z1¢ wa sepeZifeor ‘UOIIpHe ap soetorur seqonad sey op sopey[nsey Sapepo se] Sepo} 2p SopEzTTeID -adso ou A sopeziyetsedsa s0J0190 {Z1¢ wyensny (2961) Avxin 7 os0y “ossatg “EP SI-ZI 9p seouqyy sexo wa ‘sejalfe8 ap svorigyy se ue gp 9 2p S¥IPOUI SeATIpNe seprpigd ueqesoul seUTeIsOIpD “0B SOT “AP 66-06 OP OWIXpU ‘seorIqYy SEO US ‘a 08 op Ownxpun ‘seyo][e8 ap seouiqys sey Ug sepigaq ap oywature]]930q ~Uwa “e[qUsowWiOS ay1208 Op sepoUyar ‘squOLBOeUL op ‘seIO]]e3 op seoLIQE.y Byer (2961) eooUW “ZH 000% ® AP OS-O£ O2Ue EqeIIOsO onb epIpipd BUN UBQeEIISOWT OSOPINI OIpeur uN ue sosoUt €-7 9p sousw opefeqey uvjqey onb soy ‘seio ~UBNDOJJ SET SEPO} ISKO UO ‘SOUJOISeR UOIeAIESqO 98 OSOPINI OIpeul UN Ud soue 9-¢ op se opel ~egen UeIqeY ab soxquioYy So] UY “AP 011-26 OP Opins Op sopaaju wos souo;sIpuNy § Op S010IqQ, saropeqreqes OF Rue (2961) WeouRIs ° HUEY sopmmsay ‘operpniss ofeqen jep ezopemyeN sosjed 4 prousz9yoy (upjoonuyuo2) § OAAVAD 53 EL RUIDO “ZH 0007 ® QP 87 op ‘ofeqen op soye Z-[ ep spndsep ‘@P €$ OP B10 ZH O000p & BpIpipd ey ‘ofeqeyy ep sour (| op sendsep ‘soprsouoses SOJOUTUT CET 80] 9p 16 Wo BANIPNe EPIPAP ZH 0008 ZH OOOT eajus selouonoayy & GP LZ[ OP OPINA SP S3|9AIN, ‘RIJOUTW op soouPsIo;qns sofeqes} US JOJOU Op se}oUOSeA op salo}onpUoD ssun (€961) OHA « ‘opins ye ugToIsodxs 30d SOPI90U0S SOBSSLI UOS [RUOIOIPeI] SPU BIIYSNpUT wun ud Jelodso eqeo enb e] & JoLodns sod0A oypo vio wagered | op sejouendoy se] ered BIpoU prpigd ¥] ** EP OZ 9P UspIO op BIO ZH OOP ® ZH 0007 9p A ‘aP OF soun op vid sofeq souo} ezed eptpigd ef ‘soe sop ap spur oo0d ua *** » “AP ETT eysey UorEZURDTE OPIN ap Sa[ATU SOT (Ox10Y49) ugTORSI B salojoul so] A se op seurqin; Se] op Opms Je soysendxe saiquioy ZT oplun ourey (£961) IMpeYyD *SOAIDOU opi op soyaaty B ugoIsodxa ap soye sos0d woo 03010 Ua OsnDUT ‘seyanoas ss Jod £ ugIoNjoAa Ts ap zopides 10KeUr BI 10d BqRZIIa}OBIeO 9s BISND -eradiy BT] “sequarejIp sopezietoedsa sofeq BN} BE U9 SOOTIPWOIPNE SOJUSIUNIOOUODAL O£69 TeAvU UQTIONIySUOD B] BP S0I01q9Q eyeay (£961) Frpueg 7 Mo0joury SOPEHNSOY, opeipnse ofeqess pop vzojemeN sosyed £ wroussojoy, (up}oomuju02) § OYAWNAD A. BELL “SBINUNIOIJ SE] SBPO} US ‘GP OZ 9p SPW op sayuaUeLWJed JeIquN op soyuoTUEZEId ]PSOIP SaiojOU op seyes ‘nn ‘aa ~Sap URLS sopjo Sof ap % SI [9p Jopepary SB] 9p SOI2IGO ap sorvUD}UE SOLA (S961) suaery ‘opmr segonbod 4 sopuvia Bye Te SOpiqep souzoysey equyusscud %7'6 1G ‘SeO[IQBS SSIOAIP 9p SOI9IG0 899 BIT (961) ozez 79 ode, 1 ne (sopeajdura LSE) SeUIOJO "ZH 0002-00 Sejousnoayy op Bue | % 17, (Sora3g0 7081) HOUT I Ua GP OS B JOLZOdns eANIpNeE vprpipd 4 o% IE * (gozeuq0 $6) BrBIN[ejour eLSNpUT ‘uejuaseid anb soJaiqo soy ap ugiuodolg | %ez | °° + (SoJoIqo 6€9) BLOpUeTET eioong AI * (S0I2I90 £172) [pded ap ugIEDTIQe-T (961) oruny, “Teuorseyoid. opepanboxy & vpUuRLy BIBPIOS OAIBSGO 9S SOIDIQO ZZ OP 66 UG BflOJ OP SOUOIDETEISU! SE] SP SOIDIQC (9961) eneso]NOF “AP PIT & soses soungye us opuesayl ‘ap 901 4 aP Z6 enue ueqETDso opmI ‘OP SOJPATU SOT “SeID}S09 SBINUET] SEI Op sauCIR -o[dxa sey us anb sepesuojoid spur souorisodxo sey A ejouajod 1oXew ap vos sa10;9"3 So] apuop “JOWIIUT Jap seoyNpuod sol us sayueOduIT SPU SOWIO}SEI} UOIBISOW SeUIBIZOIpNE So] {eID ~usjod BsURSIP ap sasojoBI) op SalojONpUOD ¢¢ sejoopse seysqioje3L vensny (£961) worsoM, sopeynsey, ‘opeypnise ofeqes; op ezapeameN, sosjed £ wpouazjou (ugjoonujuor) § OUAVND EL RUIDO 55 registrado en 1961 corresponde a una mejor aplicacién de las disposi- ciones legislativas. CUADRO 9. COMISION DE INDEMNIZACIONES DEL ESTADO DE NUEVA YORK: INDEMNIZACIONES CONCEDIDAS Casos Casos de sordera profesional Adios ‘Numero de casos de enfermedades (debida principalmente profesionales continua # ruldos fuertes) 1952 126 649 4167 7 1957 115 298 3434 61 1961 95 558 2667 186, En Checoslovaquia, donde la legislacin de accidentes del trabajo y enfermedades profesionales cubre la sordera adquirida en el trabajo, el porcentaje medio de casos de pérdida de audicién, causada por el tuido, representé el 3,99 % del total de las enfermedades profesionales, en el periodo de 1956-1962, con una mdxima de 5,6 % en 1956. Con ese promedio, la sordera ocupé el quinto o sexto lugar en las tablas de enfermedades de origen profesional (J. Roubal, comunicacién personal, 1963). En Dinamarca, del 5 % al 8 % de los pacientes atendidos en los centros nacionales de otologia (de 6000 a 7000 al afio) sufren deficiencias auditivas de origen industrial (A. Grut, comunicacién personal, 1963). CUADRO 10. CAMBIOS EN EL NIVEL DE AUDICION DESPUES DE 24 MESES DE EXPOSICION AL RUIDO Talleres y secciones ‘Cambios en ef nivel de audicién (4B) Imprenta: todas las secciones . .. . .. - 2,5 Calzado: ahormado ycorte ........- 7,5 Ajuste del calzado 2... 7 7 ee 8,0 Fabricacién de calzado 2... ee ee 9,5 Cepillos: todas las secciones . . . 2 1. . s 12,0 Hilanderia de algodén: hilado 12,5 Muebles: diversos . . . . . 12,5 Hilanderia de lana: cardado ¢ hilado : 15,0 Hilanderia de algodén: torcido..... ~~ 43,0 Hilanderia de lana: tisaje . 2... 1... 47,0 Hilanderia de algod6n: tisaje. . . . 1... 71,0 Muebles: fabricacion . . 2... 1 ee 79,1 Yaffe & Jones (1961). Adaptado con autorizacién. 56 A. BELL En un estudio reciente y minucioso llevado a cabo en los Estados Unidos (Cuadro 10), se evaluaron los trastornos sufridos por quienes trabajan en los distintos talleres de las penitenciarias federales (Yaffe & Jones, 1961). Las encuestas realizadas en las fdbricas sobre los niveles de ruido demuestran también la importancia del problema. En Suecia, de 6500 zonas de trabajo estudiadas en 1700 fdbricas, se observaron, en 5500, niveles de ruido superiores a 80 dB. La Bell Telephone Company sefialé que en 1700 puestos de instalacién telefénica en las fabricas, el nivel medio del ruido era de 77 dB y que, en el 25 % de ellos, excedia de 85 dB. En el Japon y en el Brasil se han hecho comprobaciones andlogas (Z. Bueno, comunicacién personal, 1963; Miura et al., 1964). EXPOSICION AL RUIDO Hay casos en que no es facil afirmar si la exposicién a un ruido determinado ha causado o causard pérdida auditiva; pero esa falta de seguridad no debe disuadirnos de formular recomendaciones sobre los diversos aspectos de un programa de proteccidn del ofdo. Son cuatro los factores que, por su importancia, se han de tener en cuenta: el nivel general del ruido, su composicién, su duracién y dis- tribucién, durante la jornada de trabajo, y su duracién total a lo largo de la vida profesional de un individuo. Todos estos factores pueden estar relacionados entre si. En general, hay que examinarlos en conjunto para determinar si un ruido puede resultar nocivo. Los otros factores que se deben tomar en consideracién son la elevacién progresiva del umbral de audicién, la sensibilidad del individuo, la existencia o la ausencia de una afeccién del ofdo, la edad y la eficacia de los medios de proteccién que se apliquen. Con frecuencia es verdaderamente dificil evaluar la importancia relativa de esos factores. Algunas de las dificultades con que se tropieza para evaluar la exposicién al ruido se pueden vencer en parte mediante instrumentos como los dosimetros para ruidos (Rosenwinkel & Stewart, 1959). La aplicacién de este método a la evaluacién de la exposicién en diversas fabricas conduce a Ja conelusién de que existe una relacién directa entre Ja pérdida acistica de la poblacién sometida a prueba y la dosis cumula- tiva de ruido que se ha calculado. Esto es asf en todas las frecuencias a partir de 2000 Hz y, en especial, a 4000 Hz. No obstante, es imposible basarse en estos cdlculos para pronosticar los trastornos en un individuo determinado, ya que se observan grandes variaciones en relacién con la media. Los dosimetros se mencionan aqui con brevedad porque el lector debe conocer la existencia de estos instrumentos; no obstante, hasta ahora su empleo no se ha generalizado en la industria. EL RUIDO 57 La investigacién podria probar que otros factores, como, por ejemplo, los niveles sonoros mdximos, son tan importantes, al menos, como los recogidos en el cuadro anterior. Segtin algunos especialistas, la pérdida auditiva permanente pudiera estar mds intimamente relacionada con factores que influyen en el sistema de recuperacién que con los causantes del desplazamiento inicial del umbral de la audicidn; es decir, que hay que tener en cuenta las condiciones fisiolégicas en que el oido se encontraba anteriormente y las del periodo de recuperacién (Lawrence, 1961). En el informe de la American Standards Association, correspon- diente al afio 1954, se exponen las relaciones entre el ruido y la pérdida auditiva. Los resultados del examen de una seleccién escrupulosa de audiogramas se presentan por medio de varias curvas de tendencia. Estas curvas son un primer paso en el pronéstico de pérdidas de audicién netas, resultantes de la exposicion continua a un ruido estable. El informe sefiala algunos de los muchos problemas atin no resueltos. Nivel total y composicién del ruido Aunque no todos estén de acuerdo con ello (von Gierke, 1954), se ha dicho que la intensidad maxima (hasta 10 segundos de duracién) a que podria ser sometida una persona sin proteccién es de 135 db (Eldred, Gannon & von Gierke, 1955). Tampoco se acepta undnimemente la observacidn de Glorig & Nixon (1960) segiin la cual los niveles que no excedan de 80 dB pueden causar cierta pérdida; no obstante, esto no significa que pueda ser nocivo todo ruido que exceda de esa cifra. No existe relacion directa entre la pérdida de audicién y la energia inherente al ruido (Glorig, 1961b). En igualdad de circunstancias y dentro de ciertos limites, los sonidos de alta frecuencia producen mds trastornos que los de baja frecuencia {Grove 1949; Sataloff, 1953), Esta es la razon de que, generalmente, sea necesario establecer el espectro de un ruido antes de evaluar su posible efecto ensordecedor. En el informe de la American Standards Association, de 1954, se dice que en un pequefio grupo de poblacién expuesta pre- dominantemente a ruidos de baja frecuencia, se dieron pocos o ningun caso de sordera, a 1000, 2000 y 4000 Hz, incluso al cabo de doce afios. Todo esto se estudiard con mds detalle en otro capitulo. Periodicidad y duracién La intermitencia de la exposicidn al ruido es de importancia funda- mental y explica probablemente las diferencias observadas entre los mecdnicos de los aviones a reaccién y el personal empleado en el fabri- cacién de envases metdlicos. Los primeros sufrian trastornos menos 58 A. BELL graves, aunque trabajaban en un nivel de sonido superior, debido a que su exposicidn al ruido no era continua. Los espectros de los ruidos respec- tivos eran andlogos. De la misma manera, los remachadores sufren sélo una exposicién intermitente y esto aminora, relativamente, el efecto del ruido en sus ofdos. En estudios realizados con grupos de obreros expuestos a distintos ruidos intermitentes, se ha observado que el golpe de las forjas de troquel causa los desplazamientos de umbral mds rdpidos en relacién con el tiempo de exposicién; a los dos afios de exposicién se habian producido desplazamientos mensurables en frecuencias que no excedfan de 1000 Hz (American Standards Association, 1954). Por ultimo, hay que sefialar que cuanto mds prolongada sea la exposicin al ruido, tanto mayor es el riesgo. De ahf que los cambios frecuentes de trabajo ofrezcan, sin duda alguna, cierta proteccién contra la sordera, Pero, desde el punto de vista econémico, estos cambios pu- dieran no ser aconsejables. CAPITULO 5 PROGRAMAS DE PROTECCION DEL OIDO El objetivo ideal de un programa de proteccién del ofdo seria evitar que los trastornos de la funcién auditiva, sufridos en una vida de trabajo, fueran mayores que los producidos normalmente por la edad, conser- vando el individuo el nivel de audicién suficiente para las conversaciones. Se reconoce que no siempre es posible evitar los trastornos en las personas susceptibles a los ruidos ni en toda la poblacién expuesta al ruido por razones profesionales. La American Academy of Ophtalmology and Otolaryngology (1957, 1964) ha publicado normas importantes para la proteccién del ofdo, aprobadas y aceptadas por muchas organizaciones de prestigio internacional. El Bureau of Labor Standards, de los EE. UU., ha formulado recomendaciones relativas a extensos programas de lucha contra el ruido (Department of Labor, de los EE. UU., 1964). Witwer y Cole (1961) han estudiado estos programas desde el punto de vista militar. Probablemente, ningin programa de defensa del ofdo podrd tener éxito si las empresas y los empleados no discuten a fondo sus objetivos y si no cuenta con el apoyo de la direccién de la empresa, en todas sus categorias. Aunque se trate de un problema que puede parecer de compe- tencia exclusivamente médica, el médico necesita de la ayuda de otras personas: de los directores, para organizar el programa; de los jefes de servicio y de los sindicatos, para fomentar la colaboracién de los obreros; de los técnicos, para evaluar y analizar los ruidos; y de los ingenieros para que, siempre que sea posible, el ruido se reduzca en su origen. El médico es quien estd en mejor situacién para apreciar la eficacia de estos esfuezos combinados. De ahi que, probablemente, un programa en el que no par- ticipe un médico resultard inadecuado, aunque la direccién y composicién del equipo respondan a exigencias de las circunstancias. También corres- ponde al médico llevar al convencimiento de la empresa y de los obreros que un programa de proteccidn del ofdo merece la misma consideracién que las medidas contra los accidentes de trabajo. Es evidente que se debe establecer inmediatamente un programa de proteccién si los obreros encuentran dificultades para entenderse al — 59 — 60 A. BELL hablar, sufren zumbidos o tintineo en los oidos después del trabajo, o experimentan una pérdida persistente de la capacidad auditiva varias horas después de la exposicién. Los dolores y las molestias no son, por si mismos, sefiales seguras de una posible sordera, por lo que su presencia © su ausencia no deben influir en las medidas relativas al programa. Por razones que mds adelante se discutirdn con detalle es dificil establecer categéricamente en qué consiste una exposicién inocua al ruido. Los niveles de sonido que justifican la adopcién de programas de proteccidn del ofdo no son de aplicacién general, porque varian segin los tipos de ruido y el tiempo de exposicién. Pero la American Academy of Ophthalmology and Otolaryngology (1957, 1964) expuso, con cardcter provisional, una politica de proteccién del ofdo vdlida para afios de exposicién a una amplia gama de ruidos de espectro relativamente plano, aunque no para ruidos de percusién o ruidos de gama reducida, en los que pueden ser necessarias normas mds severas: « Si la energia aciistica del tuido est distribuida, con més o menos uniformidad, en las ocho bandas de octava, y una persona ha de permanecer expuesta a ese ruido con regularidad durante muchas horas diarias, semana tras semana, por espacio de afios, y si el nivel de ruido en cualquiera de las bandas de 300-600 Hz 0 600-1200 Hz es 85 dB, es aconsejable que se inicien medidas de control del ruido, se efecttien exdmenes audiométricos y se facilite equipo protector. La necesidad de adoptar medidas de proteccién se ira haciendo més urgente en la medida en que el ruido exceda de 85 dB.» Se ha propuesto aplicar otros criterios, por ejemplo: la dificultad de oir hablar en voz alta a 30 cm de distancia, o los niveles de ruido que excedan de 90 dB comprobados sobre !a red de mediciones B de un sondémetro (Shone, 1958). Glorig considera mds adecuado el empleo de la red de mediciones A, debido a que filtra los sonidos de bajas fre- cuencias que no tienen una relacién importante con las pérdidas auditivas. N.E. Murray (comunicacién personal, 1963) propone 90 dB en la red de medicién A como limite de proteccién del ofdo para exposiciones norma- les. Es posible que la mayoria de los especialistas prefieran hoy la red A a la red B. Como no siempre se dispone de adecuados instrumentos de medida, cualquier inspector de fdbrica que tenga un ofdo normal puede utilizar la prueba de la conversacién en voz alta, para calcular el nivel de ruido en muchas actividades industriales, como el empleo de sopla- dores de arena, las maquinas de limpieza al vapor o las esmeriladoras. En Australia, el programa recomendado por el Commonwealth Acoustic Laboratory pone de relieve la importancia del descubrimiento precoz de la sordera permanente con objeto de mantenerla a un nivel inferior a 15 dB, ya que ese nivel es el promedio de las frecuencias de la conversacién. Una persona que sufre una pérdida media de 15 dB empieza a advertir dificultades de tipo auditivo en el trato social, y ésa es la cifra EL RUIDO 61 CUADRO 11. MEDIDAS NECESARIAS PARA PREVENIR PERDIDAS AUDITIVAS DE DISTINTA MAGNITUD Pérdida de audicién a 4000 Hz Programa de proteccién 0-10 dB Ninguna medida 15-25 dB Se aconseja la proteccién o la reduccién de la exposicion 35-40 dB Es esencial la proteccién o la reduccién de la exposi- cién 45 dB y superior Se deben aplicar todas las medidas de un programa de defensa del ofdo Piesse, Rose & Murray (1962). Adaptado, con autorizacién. a partir de la cual suelen reconocer las leyes la sordera como una inca- pacidad. Un programa de proteccién que tiende a descubrir las pérdidas auditivas a 4000 Hz y a evitar que a esa frecuencia pasen de 45 dB bastard normalmente para evitar que la pérdida total media Ilegue a 15 dB (Murray, 1962). En el cuadro 11 se presentan las medidas que se han de adoptar en casos de pérdidas de audicidn de distinta magnitud (Piesse, Rose & Murray, 1962). Los niveles excesivos de ruidos de percusién han sido estudiados por Murray, Piesse & Rose (1959). CAPITULO 6 MEDICION DE LOS RUIDOS Y MEDIOS TECNICOS PARA COMBATIRLOS MEDICION A fin de determinar si un ruido puede ser peligroso para el oido suele ser necesario medir su nivel total y realizar un andlisis del sonido. También puede ser necesaria una evaluacién de otros factores. El investi- gador ha de disponer de instrumentos apropiados para su labor y ha de saber ajustarlos y emplearlos debidamente. Los instrumentos de medida se desajustan a veces, y es importante que esos defectos se descubran répidamente teniendo sobre todo en cuenta que las mediciones defec- tuosas pueden dar lugar a litigios. Nunca se insistird bastante en la necesidad de adiestrar un personal idéneo en el manejo de tan compli- cados aparatos, y ese personal no debe comparecer ante los tribunales para emitir dictémenes hasta que no haya alcanzado la experiencia técnica suficiente. Es lamentable que el equipo de medicién del sonido se utilice por personas que no conozcan a fondo sus posibilidades y limitaciones y no estén capacitadas para interpretar debidamente los resultados y relacionarlos entre si. Las causas de error pueden ser muchas: las inter- ferencias de los aparatos eléctricos, la humedad, etc. Puede ser necesario aplicar factores de correccién a Jas cifras facilitadas por los sonémetros, teniendo en cuenta las causas de error citadas y otras, tales como las pérdidas debidas al cable del micréfono y los mérgenes de tolerancia utilizados en la fabricacién de instrumentos. En Ia lectura de las indi- caciones instrumentales pueden influir también la vibracién, los ruidos de circuito y las corrientes de aire (American Industrial Hygiene Asso- ciation, 1958). Los ruidos de fondo son de una importancia especial y deben ser tenidos en consideracién asigndndoles ¢! coeficiente que corres- ponda a su nivel local. Si el observador se encuentra demasiado cerca de su sonémetro, se expone a perturbar las indicaciones de éste. Tam- bién deberia prestarse debida atencién a otros factores, como la dispo- sicién geométrica de los locales y la naturaleza de los objetos que en ellos se encuentran. Los precios de los aparatos de medicién varian segun el pais y el _ 60 — EL RUIDO 63 modelo. En el Reino Unido, un instrumento capaz de medir el ruido y de determinar sus bandas de octava cuesta unas 600 libras esterlinas. Los métodos de evaluacién no han de ser siempre los mismos, sino que deben Tenovarse segtin van plantedndose nuevos problemas, como en el caso de la detonacién producida por los aviones al franquear la barrera sénica. Hay que confiar en Ia posibilidad de que se construya un instrumento portdtil, pequefio y barato que permita determinar el nivel global de la presién acistica, las bandas de octava, los fones, los niveles de inter- ferencia en la conversacién, etc. Siempre es de aconsejar la adquisicién de material que corresponda a las especificaciones de organizaciones nacionales e internacionales prestigiosas. En el Anexo 1 se recogen algunas de las normas aciisticas establecidas en América y la Gran Bretajfia. Es asimismo muy importante que se pueda disponer facilmente de buenos servicios de ajuste y manteni- miento. Conviene que quien utilice el aparato de medicién lo ajuste con frecuencia y que, de vez en. cuando, lo entregue a la fdbrica 0 a un laboratorio independiente para las revisiones mds detalladas. Como las condiciones adversas de temperatura o el transporte pueden afectar la exactitud del instrumento, es necesario a veces efectuar ajustes sobre el terreno, especialmente si se ha utilizado durante varias horas sin inter- rupcién. En determinadas circunstancias, conviene emplear la verificacién eléctrica y la actstica; esta ultima se considera, por lo general, mds exacta, y si se observan diferencias superiores a unos pocos decibeles es necesario determinar la causa. Los instrumentos necesarios para medir y evaluar el ruido, aparte de los micréfonos, son: diversos tipos de sondémetros y acustimetros (para la evaluacién del nivel y de la presién sénica de la percusién), el osciloscopio de rayos catédicos, el analizador de banda de octava, el magnetéfono, el sondgrafo de gran velocidad y el exposimetro. Bruusgard et al.! han recomendado los siguientes instrumentos funda- mentales: dos sonémetros, uno de ellos de bolsillo, un analizador de banda de octava y un audidmetro. El acustimetro de encuestas es un instrumento pequefio y barato empleado para evaluar los niveles de ruido, en relacién con un nivel de referencia. Se emplea con mucha frecuencia en las encuestas preliminares, por ejemplo, para determinar los lugares donde existe el tiesgo de que se produzcan trastornos auditivos. Las medidas se toman rdpidamente. El sonémetro sefiala los niveles de presién acistica en la zona audible. Aunque se emplea de la misma manera que el acustimetro de encuestas, tiene la ventaja de que puede utilizarse combinado con un analizador y, en general, es mds sensible y exacto. Las diferencias de 4, pruusgard, A., Forssman, S., Goldwater, L. J., Noro, L. & Schoid, M. 0. (1963) Occupational health for developing countries, Ginebra (OMS documento no publicado, 28 de junio de 1963), 64 A. BELL tensién, debidas a la presién de las ondas sonoras que van llegando sucesivamente al micréfono, se amplifican y se expresan en decibeles, tomando como base el nivel de presién que se haya adoptado como punto de referencia. Ambos instrumentos miden el nivel total de ruidos; pero como ninguno de los dos puede imitar la reaccién del oido humano para todas las frecuencias ¢ intensidades posibles, suclen estar provistos de tres redes eléctricas de ponderacién o filtracién que les permiten aproximarse a esa reaccién en distintos niveles de ruido. Estas redes se designan generalmente con las letras A, B y C. En general se usa la red A para niveles inferiores a 55 dB y la red C para niveles superiores a 85 dB. Esta escala da una respuesta mds o menos uniforme, para toda la gama de frecuencias. En la actualidad se tiende a utilizar preferentemente la red A. El empleo de este sistema permite hacer andlisis aproximados en tres bandas de frecuencia muy amplias. Con la mayoria de los instru- mentos de medicién, el nivel de presién acistica de un ruido se mide sobre una escala que da una respuesta plana o uniforme en relacién con la frecuencia. Estos instrumentos suelen estar regulados para intensi- dades de 24 a 140 dB, o atin mayores. En cuanto a los ruidos de percusién es fundamental conocer el nivel méximo de presién aciistica. En muchos casos, la aguja indicadora no puede moverse con bastante rapidez para seguir cambios tan bruscos, y, con el fin de vencer esta dificultad, se emplea un sondmetro especial, al que frecuentemente se da el nombre de analizador de ruidos de per- cusién. Este aparato puede registrar sonidos 30 decibeles mds elevados que un sonémetro corriente. A veces resulta dificil decir si un ruido de percusién debe clasificarse como continuo o como intermitente. Los impulsos repetidos mds de 18 veces por segundo hacen el efecto de ruido continuo y son evaluados como tales (Williams & Majer, 1963). El osciloscopio de rayos catédicos permite observar Jas carac- teristicas vibratorias de un ruido, y se emplea particularmente en el estudio de los ruidos de percusién. El analizador de bandas de octava desempefia una funcién impor- tante porque, en general, las frecuencias influyen en la sordera mds que la intensidad total del ruido. Estos andlisis son muchas veces necesarios para evaluar la intensidad de un ruido y la molestia que representa, para asesorar sobre los métodos técnicos de lucha contra el ruido y para determinar los niveles de interferencia con la comunicacién oral. El ana- lizador se compone de filtros de banda que dividen el espectro audible en varios grupos de frecuencia. Estos grupos pueden, naturalmente, ser muy numerosos; hoy se tiende a emplear bandas con un valor medio de 125, 250 y 500 Hz, etc. Algunos analizadores miden secciones de bandas de octava, en muchos casos incluso tercios. Salvo, quizds, en los EL RUIDO 65 ruidos de percusion, la suma logaritmica de los distintos niveles de banda encontrados en los andlisis es igual, aproximadamente, al nivel total medido por un sondémetro. En general, el andlisis de las bandas de octava se lleva a cabo en el laboratorio con una grabacién magnetofénica del ruido. Las especificaciones técnicas de los magnetdfonos son bien conocidas. Con estos aparatos se obtienen grabaciones muy duraderas, que se pueden utilizar para estudios detallados, Hay también aparatos que permiten efectuar estos andlisis en el lugar de trabajo. Los sonégrafos rdpidos (de representacién grdfica) se emplean en combinacién con los sonémetros para registrar los niveles de presién acistica sobre una banda de papel. Estos instrumentos se utilizan muchas veces para registrar niveles de ruido durante un tiempo prolongado, por ejemplo, para evaluar los ruidos del trdfico. Por ultimo, como no es siempre posible que el observador per- manezca junto a un empleado durante toda la jornada de trabajo, se recomienda el empleo de un exposimetro (acumulador de ruidos) que calcula con bastante exactitud la exposicidn total al ruido. Este instru- mento registra el tiempo que un trabajador ha estado expuesto a una intensidad igual o superior a un nivel determinado (Church & Hendricks, 1964). En ciertos casos, el ruido se puede registrar a distancia por medio de un pequefio transmisor de radio, que llevan los trabajadores. Conviene sefialar que, con frecuencia, un observador experimentado puede apreciar la importancia de un problema sin necesidad de dedicar varias horas a medir la exposicién del personal al ruido. Varios especialistas y organizaciones de normalizacién han for- mulado recomendaciones sobre los métodos de medicién del ruido, tanto en general como en problemas y situaciones muy concretos. Cuando el nivel efectivo del ruido varia mucho y con notoria irregularidad, puede ocurrir que los observadores discrepen en la determinacién del nivel medio, aun empleando el mismo instrumento de medicién. En los ruidos continuos las diferencias de apreciacién de los observadores son minimas (Klumpp & Leonard, 1963). Muchas veces conviene realizar una visita preliminar a la faébrica para conocer sus condiciones generales. Con frecuencia, las mediciones se han de hacer en distintos puntos del lugar de trabajo; y esas mediciones han de dar idea cabal de la exposicién a que estén sometidos los empleados cuya pérdida auditiva es objeto de estudio, ya que, probablemente, son los ruidos pasados, y no los actuales, los que han producido el trastorno auditivo. Las mediciones se deben efectuar en el punto mds préximo posible al oido del trabajador. Esto es muchas veces importante para determinar la influencia de los ruidos de fondo. En ciertos casos, y en colaboracién con los sindicatos y con la Direccién de la empresa, convendrd completar los resultados objetivos con una evaluacién del medio psicoldgico. 66 A. BELL Las técnicas aplicables a las encuestas sobre los ruidos se exponen en un manual de la American Industrial Hygiene Association (1958). LUCHA CONTRA EL RUIDO INDUSTRIAL Siempre que un medio industrial sea, o pueda ser, perjudicial para la salud de los trabajadores, hay que pensar en eliminar o en reducir el peligro a fin de garantizar a los obreros unas condiciones de seguridad intrinsecas, independientes del comportamiento individual. Las técnicas modernas permiten reducir los ruidos en forma eficaz y econémica, en casos que, en otro tiempo, se consideraban demasiado dificiles 0 costosos; de la misma manera, lo que hoy parece imposible majiana serd viable, y ésta es la razén que aconseja seguir de cerca el estudio de estos pro- blemas. Ademds, es importante asegurarse de que los procedimientos empleados para atenuar los ruidos se ajustan, por su parte, a las exigencias de las medidas de seguridad. Algunos fabricantes de maquinaria han comenzado recientemente a preocuparse por el problema del ruido y a tenerlo en cuenta al proyectar sus productos. Sin embargo, sus esfuerzos pueden tropezar con dificulta- des de orden técnico 0 con el elevado coste de los dispositivos de reduccién del ruido. El disefio de estos dispositivos ha de ser objeto de una revisién constante (Cohen, 1963). Ya han sido descritas las técnicas de medicién del ruido de las mdquinas (Organizacién Internacional de Normalizacién, 1963b). En Saskatchewan, y en cumplimiento de la Ley de Maquinaria Agricola de 1958, se somete a prueba el equipo nuevo y en los informes sobre maquinaria agricola que se envian a los agricultores se incluyen de- talles sobre los niveles de ruido (N. Williams — comunicacién personal —, 1963). Las autoridades debieran alentar la investigacion y facilitar, directa o indirectamente, la ayuda econdémica necesaria en las industrias en que no existen medidas de proteccién adecuadas y en las que son muchas las personas expuestas a un riesgo grave. La lucha contra el ruido de las fabricas es, con frecuencia, costosa y puede ser menos urgente que la proteccidn contra riesgos que pongan directamente en peligro la vida; sin embargo, en la lucha contra el tuido hay que evitar toda demora innecesaria. Aun en los casos en que no escasean los medios técnicos y financieros, el problema puede quedar sin resolver, como consecuencia del empleo de procedimientos inapropiados. Por eso, los directores de las empresas deben contar con Jos servicios de asesores particulares o gubernamentales, y a las fabricas pequefias, que no estén en condiciones de financiar servicios consultivos privados, se les deben facilitar gratuitamente los servicios de un organismo gubernamental dependiente del Ministerio de Salud o del Ministerio EL RUIDO 67 del Trabajo. Por otra parte, no hay que olvidar que en libros o articulos redactados por especialistas se encuentran frecuentemente las soluciones técnicas de algunos problemas. A pesar de los progresos de la técnica, todavia hay problemas para los que no se han ideado soluciones satisfactorias. En otros casos el problema ha de ser abordado paso a paso. Primero, se estudia el caso para conocer el alcance de la cuestién; luego, una vez que los ingenieros hayan introducido las modificaciones que se consideren oportunas, se efecttian nuevas mediciones. A veces, se ha de repetir este ciclo hasta que se consigue reducir a un nivel aceptable el ruido total y la composicién de las frecuencias. Se trata pues, de un procedimiento empirico y muchas veces costoso. Las medidas de lucha son de tipos muy diversos: adminis- trativas, técnicas, legislativas y empleo de medios de proteccién indivi- dual. Estos dos ultimos tipos se examinan en otro capitulo. Medidas administrativas La direccidn de la fabrica puede reducir la exposicién mediante un sistema de relevo en ciertas tareas o reduciendo la jornada de trabajo. A veces, es posible instalar una mdquina ruidosa en un lugar de la fdébrica poco frecuentado, o hacerla funcionar solamente a ciertas horas en que es menor el niimero de obreros. Hay que procurar, asimismo, no molestar al vecindario ni de dia ni de noche. Medidas técnicas Lo més prudente y econdmico es examinar todos los aspectos de Ja fabrica, incluidos su disefio y su emplazamiento, antes de comprar ¢ instalar las mdquinas. En esta fase preparatoria se ha de tener en cuenta la necesidad de comprar mdquinas poco ruidosas y de modificar las ya existentes, asi como de calcular el nivel de ruido causado por la nueva maquinaria. Por desgracia hay casos en que los cdlculos preliminares no concuerdan con el ruido que efectivamente producen las maquinas cuando entran en servicio. En muchas ocasiones la economia y la reduccién de ruidos siguen un curso paralelo. Asi, el empleo excesivo de mdquinas de aire comprimido, ademds de producir ruido, puede aumentar los gastos. En general, las mdquinas se van haciendo mds tuidosas con el uso, sobre todo si el servicio de entretenimiento no es bueno. Se debe localizar con exactitud el origen del ruido y al proyectar las medidas de lucha conviene utilizar un diagrama del proceso de fabricacion trazando el curso del ruido desde su fuente hasta que alcanza el aire libre (Saunders, 1957). Adopcién de un procedimiento mds silencioso. Los ruidos pueden reducirse cambiando una maquina, el procedimiento seguido o el 68 A. BELL material. Asi, la soldadura puede reemplazar al remachado; el metal se puede limpiar por procedimientos quimicos, en lugar de aplicar el pulimento a grandes velocidades. El nivel total que se registra al trabajar a martillo en un tanque puede alcanzar los 126 dB, mientras que usando el soplete se puede reducir el ruido en 20 dB o mas. Podriamos citar otros ejemplos, como el empleo de prensas con extractores mecdnicos, en lugar de eyectores neumaticos; la sustitucidn de ciertas partes metdlicas por otras de caucho o plastico y el uso de prensas de accién lenta en lugar del amartillamiento a gran velocidad de metal por un instrumento metdlico (Gutekunsk, 1954). Reduccidn del ruido en su origen. Puede lograrse de maneras muy diversas: el engrase, efectuado con regularidad; recambio de las partes gastadas; empleo de filtros que limiten el maximo de presién acistica en los circuitos telefénicos; limitacién de 1a velocidad de los ventiladores; y empleo de amortiguadores de vibraciones. En los procesos que producen ruido de percusién conviene emplear la fuerza eficaz minima y reducir al minimo el numero de percusiones. Reduccién de la transmisién del sonido. Si el aire es el medio trans- misor, la reduccién puede lograrse por claustracién y por el empleo de materiales de absorcién adecuados y de silenciadores. Si el ruido se transmite a través de la estructura de la maquina o del edificio, la reduccién podrd conseguirse utilizando aisladores. Claustracién de méquinas ruidosas. La eficacia de la claustracién o encerramiento depende de varios factores: coeficiente de aislamiento actstico del muro; naturaleza del material utilizado en el revestimiento absorbente; aperturas y montaje y nivel y espectro del ruido. En algunos casos es posible encerrar completamente una maquina y manejarla a distancia. Se conocen los coeficientes de pérdida de transmisién acistica propios de distintos materiales de construccién, asi como de puertas, cristales y distintos tipos de paredes. Existen muchas tablas en que se indican estas pérdidas, en relacién con las frecuencias, (National Bureau of Standards de los EE. UU., 1955, 1956). La claustracién se ha empleado para reducir el ruido de las correas de transmisién, de los motores de combustién, de las cribas vibratorias, etc. La naturaleza de algunas opera- ciones técnicas no permite encerrar totalmente las mdquinas, pero aun en tal caso, se puede mejorar considerablemente la situacidn. Absorcién. Se conocen los coeficientes de absorcién de distintos materiales, segtin su grosor y de diferentes revestimientos interiores (Beranek, 1954). Estos coeficientes indican la relacién entre la energia actistica absorbida y la energia que llega al material. Por ello, si se EL RUIDO 69 conoce el espectro del ruido, es posible elegir el material adecuado y calcular las ventajas que se podrdn obtener con su utilizacién (Knudsen & Harris, 1950). Se dispone de grdficos y formulas titiles para los proyectos arquitecténicos (Marin, 1963). El coeficiente de reduccién del ruido de un material dado es un indice de su rendimiento total, o sea la media aritmética de los coeficientes a 250, 500, 1000 y 2000 Hz, expresada con un margen de error de 0,05. El revestimiento de un local con materiales de absorcién reduce el tiempo de reverberacién, es decir, la persistencia del sonido después que ha cesado la recepcién directa del punto de origen. En la mayoria de los talleres industriales en que el ruido alcanza niveles peligrosos, el revestimiento de las paredes y los techos no basta para reducir los ruidos a niveles inofensivos (Glorig, 1961a). La reduccién que se consigue aplicando materiales absorbentes suele ser muy inferior a la que se obtiene introduciendo modificaciones en las mdquinas y en los métodos de produccién y hasta puede resultar mds costosa. Ademés, es ineficaz para proteger a quienes trabajan cerca de las méaquinas. Este procedimiento suele ser provechoso cuando la reduccién que se quiere conseguir no es mucha, cuando el local es reverberante y cuando los operarios no se hallan demasiado cerca de la fuente del ruido. El sistema de absorcién de ruidos puede aplicarse naturalmente a las salas de conferencias y de conciertos, lo mismo que a las fdbricas. Sobre los objetos de forma irregular se puede depositar una capa de material absorbente por medio de un pulverizador. En general, las superficies duras, lisas e impermeables reflejan los sonidos; los materiales blandos y porosos los absorben. El aislamiento acustico no es lo mismo que la absorcién; el primero consiste en la interposicién de una barrera entre la fuente del ruido y el punto que ha de ser protegido. La eficacia del aislamiento se puede mejorar empleando materiales de elevado coeficiente de absorcién; esto es importante principalmente en los casos en que hay un considerable reflejo de sonido. Los factores a que se ha de prestar mayor atencién son los siguientes: que los tabiques sean gruesos y que opongan al paso del ruido una barrera impenetrable por el aire (Purkis, 1962, Reino Unido, 1960). Puede ser eficaz el empleo de materiales absorbentes a lo largo de las transmisiones, asi como en el revestimiento interior de las vias de ventilacién (Sabine, 1940). El ruido también puede ser absorbido por resonadores (Harris, 1957) y por silenciadores. De estos ultimos existen dos tipos: los disipadores, hechos de materiales porosos que absorben el ruido, y los amortiguadores, que lo ateniian refiejando la energia hacia su punto de origen.

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