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Tony JUDT POSTGUERRA UNA HISTORIA DE EUROPA DESDE 1945 Traduecién de Jestis Cuéllar y Victoria E. Gordo del Rey taurus historia bt Justo castico “Abelgas,Franceses y holanceses la guerra les habia enseriado que si deber patriético era hacer trampas, mentir, ener un mercado negro, desprestigir y estafar: estos habitos habian legado a estar muy arraigados después de cinco aiios. PAUI-HENAr SPAAK, Ministro de Asuntos Exteriores de Bélgica ‘un lugar en el mundo que tratdbamos de construir. SIMONE DE BEAUVOIR ‘Que se dicte y cumpla una sentencia dura y justa, como exige el honor de la nacién y merece su mayor traidor. ‘Resolucén de ls orgenizaciones de la resistencia cheoslovacas = amandends en ser eatin pre dpe ff Ts, novembre 8 ve 1946 Para que tos gobiernos de la Europa liberada fueran legitimosy pur ___ dieran reclamar para ellos mismos la autoridad de Estados debidamente | constituidos, primero tenian que ocuparse del legado de los desacre- | ditados regimenes del periodo de la guerra. Los nazis y sus amigos - habian sido derrotados, pero ala vista del alcance de sus crimenes, ob- viamente eso no era suficiente. Sia legitimidad de los gobiernos de jostguerra radicaba meramente en su victoria militar sobre el fascis: mo, gqué les diferenciaba de los propios regimenes fascistas de la épo- cade la guerra? Era importante definir las actividades y los crimenes le estos iltimos, y castigartos como correspondia. Habia todo un r- zonamiento legal y politico subyacente. Pero el deseo de castigo tam- bién respondia a una necesidad mas profunda. La mayoria de los eu- ropeos experimentaron la Segunda Guerra Mundial no como una ‘guerra de movimientos y batalls, sino como una degradacién cotidiana por la cual hombres y mujeres eran traicionadosy humillados, obli- 18 gados diariamente a cometer pequefios actos de delincuencia y auto- degradacién en los cuales todos perdian algo y muchos lo perdian todo, Por otra parte, yen claro contraste con la memoria viva de la Gran. Guerra que todavia seguia existiendo en muchos lugares, en 1945 ha- bia poco de lo que sentirse orgulloso y mucho de lo que sentirse aver- gonzado y no poco culpable. Como hemos visto, la mayorfa de los eu- ropeos vivieron la guerra de una forma pasiva, siendo derrotados y ocupados por un colectivo de extranjeros y luego liberados por otro. El nico motivo de orgullo colectivo nacional fueron los movimien- tos partisanos de resistencia armada que habian luchado contra el in- vasor, raz6n por la que fue en Europa occidental, donde la resisten- cia habia sido en realidad menos evidente, donde el mito de la resistencia adquiri6 més importancia, En Grecia, Yugoslavia, Polonia (0 Ucrania, donde muchos partisanos se habfan enfrentado a las fuer- zas de ocupacién y entre si en abierta batalla, las cosas, como siem- pre, eran mas complicadas. Por ejemplo, en la Polonia liberada, las autoridades sovieticas no recibieron bien el elogio piiblico de los partisanos armados, cuyos sentimientos eran como minime tan anticomunistas como antinazis, En la Yugoslavia de la postguerra, como ya hemos dicho, algunos activistas de la resistencia estuvieron mejor vistos que otros, al menos alos ojos del mariscal Tito sus victoriosos combatientes comunistas, En Grecia, al igual que en Ucrania, las autoridades locales acorrala- ron, encarcelaron y fusilaron a todos los partisanos armados que pu- dieron encontrar. La «resistencia», en resumen, constitufa un concepto cambiante yconfuso y, en algunos lugares, inventado, Pero la «colaboracién» ra otro asunto. Los colaboradores podian ser universalmente iden- tificados y execrados. Sc trataba de hombresy mujeres que habian trabajado o dormido con el invasor, que se habjan unido a los nazis 0 ‘alos fascistas, que habfan actuado con oportunismo para obtener be- neficios politicos o econémicos al amparo de la guerra. Aveces cons- titufan una minoria religiosa, nacional o lingiistica, que como tal ya era objeto de desprecio 0 de temor por otras razones; y aunque la «co- laboracién» no era un delito preexistente con una definicién legal yunas penas establecidas, los colaboradores podian ser acusados de forma convincente de traici6n, un delito real que conllevaba un se- ‘vero y satisfactorio castigo, El castigo a los colaboradores (reales 0 imaginarios) comenz6 an- tes de que la lucha finalizara. De hecho, llevaba produciéndose du- 76 Jere rnc yyel establecimiento de un control eficaz por parte de los go- aliados, las frustraciones colectivas y las venganzas persona te procedimientos «extrajudicialese, muchos de cllos a manos, das independientes dc los grupos de resistencia armada, es- “ eetalmente de ls Milices Patriotiques, que capturaban alos sospe- _Fosos de colaboracién, les arrebataban sus propiedadesyen muchos 4as08 los fusilaban sin mas preambulos. © Aproximadamente un terci de estas ejecuciones sumarisimas se Jevaron a cabo antes del desembarco de Normandfa del 6 de junio 21944, y el resto de las victimas se produjeron en su mayor parte du- “pint os siguientes cuatro mesesdc combatesen suelo francés. En todo (40, las cifras son bastante bajas teniendo en cuenta cl nivel de odio FFrecelo mut que se habia exten ido por toda Francia despues de © quaatroafios de ocupacién y de gobierno bajo el régimen del mariscal | __ Pétain en Vichy; las represalias no sorprendieron a nadie. En palabras © deumanteriory anciano primer ministro francés, Edouard Herriot, rancia necesitaré pasar primero por un batio de sangre antes de que $republicanos puedan hacerse de nuewo con ls riendas del poder» El mismo sentimiento se tenfa en Italia, donde las represalia ylos “ exstigos extraoficiales, especialmente en las regiones de Emilia-Ro- "mafia Lombardia, arrojaron una cifra de aproximadamente 15.000 | muertes durante los itimos meses dela guerra, ycontinuaron, de forma esporddica, durante al menos tres aiios més. En el resto de Eu- ropa occidental el derramamicnto de sangee fue mucho menor: en Rélgica, alrededor de 26 hombres y mujeres fueron vietimas de este ‘ipo de linchamientosy ejecuciones, mientras que en Holanda el ni- merose sinia por debajo de 100, No obstante, también abundaron otras formas de venganza. Las acusaciones conta las mujeres, porlo {que los francéfonos mas cinicos denominaban «colaboracién hor zontal», fueron muy comunes: en Holanda emplumaban _fenmeiden, y por toda Francia se producfan escenas en qu res cran exhibidas desnudas y rapadas en las plazas piblicas, con frecuencia el mismo dia en que el pueblo o ciudad en cuestién era i bberado de sus ocupantes oal muy poco tiempo. 17 | / Pernice BS EUROPA D0 1045 1a frecuencia con la que las mujeres eran acusadas (a menudo por otras mujeres) de confraternizar con el enemigo resulta revelado- ra, En muchos casos, estas acusaciones escondian algo de verdad: ofre cersus servicios sexuales a cambio de comida o ropa, 0 algtin tipo de ayuda personal, constitufa con frecuencia un recurso, a veces el tini- co, con el qué contaban las mujeres y familias que estaban atravesando situaciones desesperadas. Pero la popularidad de la acusacibn y el pla- cer vengativo obtenido del castigo sirve de recordatorio de hasta qué punto tanto hombres como mujeres experimentaban la guerra, por ‘encima de todo, como una humillacién, Jean Paul Sartre deseribiria més adelante la colaboracién en términos inequivocamente sexua- les, como una «sumisiGn» al poder del ocupante, y,en mas de una no- vela francesa de la década de 1940, los colaboradores son mujeres tt hombres débiles (wafeminados») que resultan seducidos por los mascu- linos encantos de sus gobernantes teutones. El hecho de descargar su venganza sobre mujeres descarriadas constitufa una manera de su- perar el incémodo recuerdo de su impotencia personaly colectiva. Los actos anarquicos de violencia punitiva también estuvieron muy cextendidos por la liberada Europa del Este, si bien adoptaron formas diferentes. En el oeste, los alemanes se habian empleado a fondo en buscar colaboradores; en los territorios eslavos ocupados, goberna- ron directamente por la fuerza. La tinica colaboraci6n que fomen- taban constantemente era la de los separatistas locales, ¢ incluso en este caso, s6lo en la medida en que podfan ser titiles alos fines ale- ‘manes, Por consiguiente, una vez que los alemanes emprendieron la retirada, las primeras victimas de castigos espontineos en el este fue ron las minorias étnicas. Las fuerzas soviéticas y sus aliadas locales no hicieron nada para tratar de evitarlo, Por el contrario, el ajuste de ‘cuentas esponténeo (en algunos casos incitado en cierta medida) con- tribuyé a una nueva expulsi6n de las élites y los politicos locales que pudieran representar un impedimento a las ambiciones comunis- las de la postguerra. En Bulgaria, por ejemplo, el recién constitu do Frente Patristico promovia el castigo extraoficial contra los co- laboradores de todas las tendencias, recurriendo a la acusaci6n indiscriminada de «simpatizante fascista» e invitando adenunciar a cualquiera que fuera sospechoso de sentimientos prooccidentales. En Polonia, el principal objetivo de la venganza popular fueron ‘a menudo los judios: 150 judios fueron asesinados en la Polonia li- berada durante los primeros cuatro meses de 1945, En abril de 1946 lacifra se acercaba ya alos 1.200. Otros ataques, a menor escala, se 78 Jers eaenco sdujeron también en Eslovaquia (en Velké Topoléany, en sep- mbre de 1945) yen Kunmadaras (Hungria) en mayo de 1946, pero | pogromo mas grave tuvo lugar en Kielce (Polonia), el 4 de julio «1946, donde se asesiné a 42 judios y muchos ms resultaron he- dos; a consecuencia de un-rumor sobre cl rapto y posterior asesi ito ritual de un nifto de la localidad. En cierto sentido, éstas cons- iticas © pi nvimero exacto de personas asesinadas en la Europa del Este | ecapada por los sovieticos, o en Yugoslavia, durante los primeros me ake purgasy matanzas eno autoriraase, se desconoce. Pero ela “fede cuentas no regulado no duré mucho tiempo en general A los __ muevosy fragiles gobiernos, todavia muy lejos de ser aceptados de ma- ne © neraundnime y en muchos casos claramente provisionales, no les in- | teresaba permitir que las bandas armadas anduvieran por el campo © grrestando, torturando y matando a su antojo. La primera tarea de © las muevas autoridades fuc hacer valer el monopolio de la fuerza, la __feghimidad las insitciones de ajusicia, Si tenfa que praducise et ser de la incumbencia ex- sv cel Estado, Esta ransicin favo lugar tan pronto como las nue- {asinsancias del poder te sintieron losuficientemente fuertes para eeariar als an\iguos partisanos, imponer la autoridad de pro- a pois yapaciguar la demanda popular de endurecimiento dels etna y eastigencalectivas PEI deaarme de las fuerras de la resistencia remus sorprendente- mente poco controvertido en Europa central y occidental, Se hizo la visa gorda ant lor ascsinatesy tres delitos ya cometidos durante os THenélicos meses de la iberacin, Gobierno provisional de Belg tadccreté una amnisia para todos los delitos perpetrados en nom- bre dela resistencia durante el periodo de los #1 das siguientes ala fecha oficial delaliberacién del pas, aunque tictamente se enten- afaque todos los reien reinstaurados Grganos de gobierno debian anumirtatarea de castigar alo culpable, Yah comenraron los problemas. Qué era un scolaborador»? {Con quién y con qué fin habfan colaborado? Dejando fuera 1s ca- fos evidentct de aesinatoo robo, ade qué cran culpables os «cola boradores»? Algunos tuvicron que pagar por el sufrimiento de una tacién pero, zebmo ba adefinise dicho suftimientoya quign podia underramamiento de sangre, ése debi 79 Porras oa eon Ren OBOE 145 hacérsele responsable del mismo? La formulacién de estos interro- gantes podia variar de un pais a otro, pero el dilema era comiin:no existfan precedentes para la experiencia vivida en Europa durante los seis afios anteriores, En primer lugar, cualquier ley dirigida a la actuaci6n de los cola- boradores con los alemanes debfa ser necesariamente retroactiva; an- tes de 1939, el delito de «colaboracién con las fuerzas de ocupacién» se desconocfa. Anteriormente habia habido guerras en las que los jércitos de ocupacién habfan buscado y conseguido la cooperacién y laayuda de las personas cuyas tierras habian invadido pero, salvo en casos muy particulares, como el de los nacionalistas flamencos en Ia Belgica ocupada por los alemanes durante 1914-1918, esto se consi- deraba no como una invitacién a delinquir, sino como parte de los dafios colaterales de la guerra, Como se ha sefialado, el tinico sentido en el que el delito de co- laboracién podia considerarse contemplado por laley vigente era el referente alla taici6n. Por poner un ejemplo representativo, muchos colaboradores en Francia, independientemente de los detalles de su actuacién, fueron levados ante los tribunales y condenados confor- meal articulo 75 del Cédigo Penal de 1939, por «proporcionar in- formacién al enemigo». Pero los hombres y mujeres juzgados por los tribunales franceses a menudo no habfan trabajado para los nazis, sino para el régimen de Vichy, dirigido y administrado por franceses yaparentemente, heredero legitimo del Estado francés anterior ala guerra. En este caso, como en el de Eslovaquia, Croacia, el protec: torado de Bohemia, la Repiiblica Social de Mussolini en Sal6, la Ru- ‘manfa del mariscal Jon Antonescu o la Hungrfa de los afios de la gue- ra, los colaboradores podian alegar en su defensa, y de hecho asi Jo hacian, que s6lo habfan trabajado para las autoridades de su pro- pio Estado 0 en colaboracién con ellas. En el caso de los altos funcionarios de la policia 0 el Gobierno que ‘eran a codas luces culpables de servir a los intereses nazis a través de los regimenes titere para los que trabajaban, este argumento de la de- fensa era como m{nimo interesado, Pero en el de otras personas de menor rango, por no hablar de los muchos miles de ciudadanos acusadlos de aceptar un puesto de trabajo en estos regimenes o en or- ganismos 0 empresas que colaboraban con ellos, podia conducir a verdadera confusi6n. :Erajusto, por ejemplo, acusar a alguien que se hubiera afiiado después de 1940 a un partido politico legalmen- te representado en el parlamento durante los afios anteriores ala 80 Jo eco 1a, pero que luego habia colaborado con los alemanes durante Eps obieros frances, elgay oruego en el exo habian ate oie prever estos dilemas emitiendo durante la guerra algunos de- retos en los que se advertia de severos castigos para el periodo de guerra. Pero su intencién era disuadir ala gente de cooperar con jaris; no abordaban cuestiones més ampli we jurisprudencia y jay,sobre todo, no podian resolver poranticipado el problema spesar la responsabilidad individual frente a a colectiva, ELequi fibrio de la ventaja politica consistia en 1944-1945 en asignar la res psabilidad global de los crimenes de guerra y de colaboracién a ss categorias predcterminadas de personas: miembros de ciertos stidos politicos, organizaciones militares y organismos guberna- nentales. Pero este proceder seguia pasando por alto a numerosos _Andividuos cuyo castigo era ampliamente demandado, inclufaa per- onnas cuyo principal delito habia consistido en la inercia o la cobar~ | Aliay,sobre todo, conllevabs cierta forma de procesainiento colecti- | 49.10 que para la mayoria de los juristas europeos constitufa una © eppecie de anatema. Foren cambio, era alos indivduosa los quese levaba alos wibuna- Jes, con resultados que variaban notablemente en funcién del mo- | pento yas circunstanciae, Muchos hombrery mujeres eran injustae Fe rene sefalados y castigadoe, aunque era mucho mayor avn el | nimero delos que excapaban indemnesal castigo. Las regular dadesy paradojas procesales eran miitiples, ylos motivos de los go- -iemnos, scales yjurados distaban mucho de ser desinteresados, obe- “deciendo con frecuencia al propio interés, la estrategia politica o las femociones. Se trataba por tanto de una soluei6n imperfecta. Pero fando evaluamos los procedimientos penales la consiguiemte ca- farsis piblica que marcé la transici6n de la guerraa la paz en Euro- , debemos tener siempre presente el drama que se acababa de vi- . En las circunstancias de 1945, resulta meritorio que el Estado ‘derecho pudiera siquiera restablecerse: después de todo, nunca hasta entonces un continente entero se habia propuesto definir una ‘mueva categoria de delitos a semejante escalay llevara los criminales ante algo parecido a lajusticia ‘» Elmimero de personas castigadas,y el alcance de sus condenas, vyarié enormemente de un paisa otro. En Noruega, un pafs con una poblacién de solo tres millones de habitantes, se juzgé a todos los ‘miembros de la Nasjonal Sammlung, la principal organizacién de co- 81 Jaboradores pronazis: un total de 55.000, ademas de a otras 40.000 personas; 17.000 hombresy mujeres fueron castigados con penas de circel, y se emitieron treinta sentencias de muerte, de las cuales 25 egaron a ejecutarse En ninguna otra parte se acanzaron proporciones semejantes. En Holanda se investigé a 200.000 personas, de las cuales casi la mitad fueron enviadas a prisién, algunas de ellas por el delito de saludar al estilo nazi; 17.500 empleados de la administracién piblica per- dieron sus puestos de trabajo (lo que apenasse produjo entre los que ‘wabajaban en el sector empresarial, a enseiianza o los profesionales liberales); 154 personas fueron condenadas a muerte y cuarenta de cllas ejecutadas, En lavecina Bélgica, se dictaron muchas més sen- tencias de muerte (2.940), pero el porcentaje de las que se llevaron cabo (s6lo 242) fue mucho menor. Elnimero de colaboradores en- vviados a prisi6n fue aproximadamente el mismo, pero, mientras los holandeses amnistiaron al poco tiempo a la mayoria de estos con- denados, el Estado belga los mantuvo en prisién por mas tiempo, y los antiguos colaboradores a los que se habia declarado culpables de delitos graves no volvieron a disfrutar jamais de plenos derechos ci- viles. En contra del mito que prevalecié largo tiempo durante la post- guerra, la poblaci6n flamenca no fue escogida premeditadamente para el castigo de una forma desproporcionada, sino que las élites belgas anteriores la guerra restablecieron su control tanto sobre Flandes como sobre Valonia, reprimiendo eficazmente a los que se habian mostrado partidarios del nuevo orden durante la guerra (la ‘mayoria de ellos flamencos). El contraste entre Noruega, Bélgica, Holanda (y Dinamarca), don- de los gobiernos legitimos habfan marchado alexilio, y Francia, dom de para muchos ciudadanos el régimen de Vichy era el Gobierno legitimo, es interesante. En Dinamarca, el delito de colaboracién era practicamente desconocido. Sin embargo, 374 de cada 100.000 da- neses fueron condenadosa prisin en Ios uicios de la postguerra. En Francia, donde la colaboracién habia estado muy extendida duran- {ela guerra, los castigos fueron bastante leves, precisamente por esta, raz6n, Dado que el propio Estado habia sido el principal cotabora- dor, parecia demasiado duro y arbitrario condenar alos humildes civ- dadanos por el mismo delito, tanto mas teniendo en cuenta que tres de cada cuatro de los ueces que instruian las causas de los acusados de colaboracién habian trabajado para el Estado colaboracionista De modo que fueron 94 de cada 100.000 personas, es decir, menos 82 Jom eno 1 porciento dela poblacién, las encarceladas por delitos de gue- Delos 38.000 presos, la mayoria fueron puestos en libertad aco- dose-a la amnistia parcial de 1947, y a excepcién de 1.500, el res- sihéa consecuencia de la amnista de 1951, tre los aos 1944-195, los tribunales oficiales de Francia sen- daron 26.763 personas muerte (3.910 de ells in absentia) por fn otros delits relacionados. De esta sentencias,s610 791 son's cjecntarse. El mayor castigo al que se sentencis alos co- vadoresfranceses fue el dela wdegradacidn naciona Mio e126 de agosto de 1944, inmediatamente después de la I JperaciGn de Paris, descrito sarcasticamente ast Por Janet Flanner: {a degradacién nacional consiste en la privaci6n de practicamente Hear stance conderanagadable, como derecho a faci condecoraciones de guerra; el derecho a ser abogado, nota- “io, profesor de la escuela piblica,juezo incluso testigo; el derecho aeesrentar un negocio editorial de radio de cine;y, sobre todo, cl jerecho a ocupar el puesto de director en una empresa de seguros 2 penun banco- © 949728 hombresy mujeres rancesesrecibieron este castigo. Once © ilfuncionarios (e113 por dento de os empleados pbicos, cifra, Fe ny inferior aon 85.000 quc habian perdido sus empleos bajo el Go- | pierno de Vichy) fueron cesados o sancionados de algiin modo, aun- Fo enaporinde closecran shabitvas antes doses afte. Ea © sumen, la dpuration (purga), como dio en llamarse, aleanz6 a unas 350.000 personas, la mayorfa de cuyas vidas y carreras no se vieron | raméticamente afectadas. Nose castig6 a nadie porlo que ahora des- ‘cibinfainos como crimenes contra la humanidad. La responsabitidad “de éstosy otros crfmenes de guerra fue imputada exclusivamente a Jos alemanes. © Laexperiencia italiana fue peculias, por algunas razones. A pesar de haber sido una de las potencias del Fje, alia fue autorizada por tos gobiernos aliados.a llevar a cabo sus propios juicios y purgas (des- ppués de todo, habia cambiado de bando en septiembre de 1943). Pero exista una considerable ambigiiedad en cuanto a quéy a quién de- bia perseguirse, Mientras que ert cl resto de Europa la mayoria de los colaboradores habian sido, por definici6n, etiquetados como sfas- sta», en Tala el término comportaba un componente electoral de ‘masiado amplioyy ambiguo. I pais habia tenido su propio Gobierno {ascista entre 1922-1943, y més tarde habia sido, en principio, ibera- do de la dictadura de Mussolini por uno de sus propios mariscales, 83 Pietro Badoglio, cuyo primer Gobiérno antifascista estaba compues- to mayoritariamente de antiguos fascstas Eltinico delito fascistaa todas huces perseguible era la colabora- i6n con el enemigo después de (Ia invasin alemana de) el 8 de sep- tiembre de 1943, Por consiguiente, la mayoria de los acusados se lo- calizaban en el norte y estaban relacionados con el Gobierno titere instalado en Sal6, en el lago Garda. El tan parodiado cuestionario «Eras un fascista?» (el Scheda Pesonale)que circulaba en 194 se cen- traba precisamente en la diferencia entre los fascists de Sal6 los que no ran de Sal6. Las sanciones contra los primeros se establecian eneel Decreto n° 159, aprobado en julio de 1944 por la asamblea le- gislativa provisional, que se referfa.a wactos de especial gravedad que, sibien no podian calificarse como crimenes, [eran] considerados contratios a las normas del decoro yla decencia social Este oscuro trabajo de legislaci6n estaba destinado a sortear la di- ficultad de perseguira hombres y mujeres por acciones cometidas mientras se encontraban al servicio de unas autoridacdes nacionales Feconocidas. Pero e1 Alto Tribunal establecido en septiembre de 1944 para juzgar alos prisioneros mas importantes estaba compuesto por jueces y abogados en su mayoria ex fascistas, como también lo era ‘1 personal de los Tribunales Superiores Extraordinarios creados para castigar alos empleados menos importantes del régimen colabora- cionista, En dichas circunstancias, los procesos dificilmente podian despertar mucho respeto entre la poblacién en general Como cabia esperar el resultado no satisfizo a nadie. Para febrero de 1946, se habia investigado a 394.000 funcionarios del Gobierno, de Jos cuales s6lo 1.580 fueron destituidos. La mayoria de estos interro- gados alegaban gattopardismo(«leopardismo» o «adaptaci6n a las ci- cunstancias-),argumtentando que habian jugado un sutl dable juego para responder ala presidn fascista (después de todo, la afiiacién al Partido Fascista habia sido obligatoria para los funcionarios piblicos) Dado que muchos de los interrogadores podian haberse encontrado ficilmente al otro lado de la mesa, se mostraban claramente com prensivos con esta linea de defensa, Después de los aireados uicios de ‘unos cuantos fascias y generales de alto rango, la prometida purga del Gobiemo y a administracion fue perdiendo fuerza poco a poco. La Alta Comisidn ala que se le asign6 la tarea de llevar a cabo la purga fue disuelta en marzo de 1946, tres meses més tarde se anun- ciaron las primeras amnistas, incluida la cancelaci6n de todas lassen- tencias de carcel inferioresa cinco aos. Pricticamente todos los pre- 84 Jos x kaldesyburScratas de categoria intermedia que fueron pur 1944145 recuperaron su trabajo o lograron evita el pago saultasimpuestas, la mayoria de los 50,000 itaianos encar por actividades fascistas pasaron poco tiempo en la cércel", Meera de personas ejecutadas dicialmente por sus crfmenes romdximo de 50, cia que no incluye alos 5 fascists masa Eads por los partisanos en la pris de Schio el 17 de lio de 1945, Durante la Guerra Fria, a sospechosamenteindoloratransicion ade potencia del Ejen aliado demcrata, fue a menudo acha- nto ala presion extranjera (norteamericana) como ala in- ia politica del Vaticano. En realidad, la cuestion era mis com- cin efecto muybien smo y su actitud de pasar deliberadamente por alto los crimenes tanto en Italia como en el resto del mundo. Es cierto que la igle- gjorci6 presién. Y las autoridades angloamericanas eran induda- snjente reacias a retirar a los administradores comprometidos mien- jpurga de los Fascistas se llev6 a cabo mas eficazmente en las regio- © diesen las que la cesistencia de izquierdas y sus representantes politi © eexcjercian una influencia importante. | Pero fue Palmiro Togliati, el viejo lider del Partido Comunista Ita © Fiano, el que, como ministro de Justicia del Gobierno de coalicién de cae preparé el borrador de la amnistia de junio de 1946. Des- ‘de dos décadas en el exiio y muchos afios como funcionario de © shto rango en la Internacional Comunista, Togliat albergaba pocas © ihsiones sobre qué eray qué no era posible tras la desgracia de la gue- -- acuropea. A su vuelta de Moscti, en marzo de 1944, anuncié en Sa- lerao el compromiso de su Partido con la unidad nacional y la de- ‘mocracia parlamentaria, para la confusi6n y la sorpresa de muchos ‘desus seguidores. |» En un pats donde muchos millones de personas, por supucsto no todas ellas politicamente de derechas, se habian visto en una si- tuaeidn comprometida por su asociacién con el fascismo, Togliatti vveia pocas ventajas en empujara la naci6n al borde de la guerra ci- ‘ilo, més bien, en prolongar una guerra civil que ya habia comen- ‘Todavin en 1960, 62 de ls 64 prefectosresponsables en ese momento de aad ‘mloistracion provincial de Halla habfan ejercido sus cargos durante e fascismo, asf ‘como 138 jefes de pies 85 Posreuab Ua ron 8 Eamon sn 1945 zado, Mucho més acertado parecfa colaborar con el restablecimien- to del orden ya vida normal, dejar atras la era fascista y tratar de con- seguir el poder mediante las urnas. Por otra parte, Togliatt, desde su posicién privilegiada como figura veterana del movimiento comu- nista internacional cuya perspectiva estratégica habia traspasado los imites de las costas de Talia, tenfa muy presente a situaci6n grie- ‘como seal de precaucién y advertencia En Grecia, a pesar del notable nivel de colaboraci6n entre las él- tes burocraticasy del mundo de los negocios que se produjo en tiem- po de guerra, las purgas de la postguerra no fueron dirigidas ala de- recha sino ala izquierda. Se tats de un caso tinico, pero muy revelador, La guerra civil de 1944-1945 habia convencido alosbriténicos de que s6lo el firme restablecimiento de un régimen conservador en Atc- nas podfa estabilizar este pais pequefio aunque de vital importancia estratégica. Purgar 0 intimidar de otro modo a los empresariosy po- Iticos que haban trabajado con los italianos los alemanes podia aca rear consecuencias dramticas en un pais en el que la izquierda re- volucionaria parecia estar lista para hacerse con el poder. En muy poco tiempo, el ejército alemsn en retirada dejé de ser la principal amenaza para la estabilidad en el Egeo y el sur de los Bal- Canes, y fueron los bien asentados comunistas griegos ysus aliados par- tisanos de las montaiias los que representaron el mayor peligro para dicha estabilidad. Muy pocos fueron severamente castigados por ca- laboracién con las potencias del Eje durante la guerra, si bien la pena de muerte se aplcs generosamente contra laizquierda, Dado que en ‘Atenas no se haba delimitado una distincién coherente entre los par- tisanos de izquierdas que habian luchado contra Hitler yas guerrillas comunistas que intentaban derrocar al Estado griego de la postgue- rra (de hecho frecuentemente se tataba de los mismos hombres), Fe- ron los que habfan participado en la resistencia durante la guerra, mais {que sus enemigos colaboracionista, los que acabaron siendo juzga- dosyy encarcelados en los afios posteriores, y excluidos de la vida ci- vil durante as décadas siguientes: incluso sus hijosynietos tendrian ‘que pagar este precio, siendo con frecuencia rechazados en el masii- cado sector piblico hasta bien entrada la década de 1970. Las pungasy losjuicios faeron en Grecia por tanto descaradamente politicos. Pero, en cierto sentido, también lo fueron los procesos de Ja Europa occidental, mis convencionales. Cualquier proceso judi- ial iniciado como consecuencia directa de una guerra de un en- ‘rentamiento politico es politico. Elambiente de losjuicios de Pierre 86 ‘Philippe Pétain en Francia, o del jefe de policfa Pietro Caru- i Iialia, no podria calificarse como el de un proceso judicial con- ‘onal. El ajuste de cuentas, el derramamiento de sangre, la ven- vay la estrategia politica desempefiaron un papel crucial en éstos fic inuchos otros juicios de la postguerra. Esta consideracion debe se en cuenta siempre que se analizan los castigos de la postgue: sen Europa central y del Este Ife ejb joy oo pode estes x coarse, fas yalemanes,consitufan siempre porencimade todo, una fom de despejarel panorana pollic y soca de todo obsticul para 1oshombresy mujeres fueron acusados de graves delitos fascist, ando su principal crimen consistiaen pertenecer al grupo nacional cial equivocado, a una comunidad religiosao partido politico ina- © Gecuado,o resulta simplemente demasiado visbleso popularesen su | eoinanidad local. Las purgas, expropiacidn de tierras, expulsiones, pe- | fnasde circely cjecuciones dirigidas a extirpara los oponentes politi- © © eosincriminados constiuyeron, como veremos,hitos importantes en © elproceso de transformacin politica y social. Pero también se utili- © aton para castigar a fascists y csiminales de guerra reales © Asien el curso desu ofensiva contra la Iglesia cat6lica de Croacia, to también persiguié al famoso cardenal Alois Stepinac de Zagreb, | apslogo de algunos de los peores crimenes del régimen croata us- | tach, que bien podria haberse considerado afortunado de pods pa- - sar lossiguientes catorce altos bajo arresto domiciliario antes de mo- | firensu cama en 1960, Draza Mihajlovig, el lider chenih, fue juzgado ‘Yejecutado en julio de 1946. Tras él, durante los dos afios siguien- tesa la liberacidn de Yugoslavia fueron asesinados muchas decenas de miles de otros no comunistas, Todos ellos fueron vietimas de unas tedidas de revanchismo que obedecian a motivos politicos; pero, ‘considerando sus acciones durante la guerra, ya hubieran pertene- ido alos chetniks a ustacha, la Guardia Blanca eslovena o 2 los do- ‘snobranci, muchos de ellos hubieran sido castigados con penas muy ‘duras bajo cualquier sistema legal?, Los yugoslavos ejecutaron y de- 2 En tiempo de guerra la Domobrancra In Guardia Nacional croata Por supuesto, ‘comportamiento dels pattanos comnistas cde Tito con frecuencia n0 habia side mucho mejor: pero ests ikmos habian ganado, 87 portaron a muchos ciudadanos de etnia hvingara por su papel en las ‘masacres militares htingaras de Voivodina, acaecidas en enero de 1942, Y sus tierras fueron entregadas a partidarios no htingaros del nuevo régimen, Aunque ésta fue una estrategia politica calculada, en mu- cchos casos las victimas seguramente eran culpables de los cargos. Yugoslavia constirufa un caso especialmente complicado, Mas ha cia el norte, en Hungria, los Tribunales Populares de la postguerra empezaron en realidad juzgando a auténticos criminales de guerra, principalmente activistas de los regimenes proalemanes de Dome Sntdjay yFerene Szalasi durante 1944. La proporcién de fascistas yco- laboradores condenados en Hungrfa no super6 el ntimero de los que fueron declarados culpables en la Bélgica o la Holanda de la post- ‘guerra, yno hay duda de que habjan cometido delitos muy graves, in- Cluidas la preparacién y entusiasta ejecucién de los planes alema- nes para reunir y transportara sus cientos de miles de judjos hiingaros muertos. Sélo mas tarde las autoridades hiingaras aiiadieron cate- ggorias como el «sabotaje» yla «conspiracién», con el claro propésito de abarcara un espectro més amplio de oponentes ya cualquiera que fuera sospechoso de resistirse a una toma del poder por parte de los, comunistas En Checoslovaquia, los Tribunales Populares Extraordinarios,e5- tablecidos por el Decreto Presidencial de 19 de mayo de 1945, emi- tieron 713 sentencias de muerte, 741 de cadena perpetua y 19.888 de otras penas de prisién mas leves para los «traidores, colaboradores yelementos fascistas existentes en la ciudadanta de la nacién checay eslovaca». El lenguaje evoca ya lajerga legal soviética, y presagia el sombrio futuro de Checoslovaquia. Pero es cierto que habia traido- tes, colaboradores y fascistas en la Checoslovaquia ocupada; uno de ellos, el padre Tiso, fue ejecutado en la horca el 18 de abril de 1947. La cuesti6n de siTiso y otros tuvieron un juicio justo, o de i podrian haber tenido un juicio justo dado el ambiente de la época, constitu- ye un interrogante legitimo. Pero el tratamiento que recibieron no fue peor que el dispensado a, por ejemplo, Pierre Laval. Lajusticia, checa de la postguerra estaba muy pendiente de la problematicay Dadas las circunstancias, puede decirse que Austria salié.asom- brosamente bien parada 130.000 austriacos fueron investigados por ‘rimenes de guerra, 23.000 de ellos jurgados, 13.600 condenados, 43 tenciados a muerte y s6lo $0 ejecutados. Unos 70.000 funcio is pablicos fucron despedidos. Las cuatro potencias ocupantesalia- dasacordaron en el otofo de 1946 permitir que Austria se ocupara de sus propios criminales y de la «desnazificaciéno. Elsistema edu cativo, especialmente plagado de nazis, fue debidamente desnazifi- cado: se despidié a 2.943 profesores de primariay a 477 de secun- daria, pero s6lo a 27 profesores universtarios, a pesar de las conocidas simpatias pronazis de muchos altos académicos. "En 1947, las autoridades austriacas aprobaron una ley en la que se diferenciaba entre los nazis «mse y «menos» incriminados. 500.000 on de estos tiltimos fueron amnistiados al aio siguiente, restablecién- doles su derecho al voto, Los primeros, unos 42,000 en total, serian amanistiados en su totalidad en 1956, A partir de entonces, los aus. \viacos sencillamente se olvidaron por completo de suimplicacién con Hitler. Una de las razones por las que Austria salié indemne tan ficilmente de sus devaneos con el nazismo es que a todos los intere- ses locales les conventa adaptar el pasado reciente en su benefici: el Partido Popular, conservador, heredero del Partido Social Cristia- no anterior la guerra, estaba obviamente interesado en hacer gala de sus propias credenciales eantialemanas» y de las de Austria, afin de desviar la atencién del régimen corporativista que habia impues- to por la fuerza en 1934, Los austriacos socialdemécratas, indiscuti- blemente antinazis, no tenfan que tapar sin embargo su historial de Mamamientos al Anschluss con Alemania anterior a 1983, Otra de las razones es que todos los partidos estaban interesadosen promo- very ganarse el voto de los ex nazis, un electorado importante que iba a conformar el futuro politico del pais. ¥ por otra parte estaban, como veremos, las nuevas configuraciones determinadas por el ini. io de ia Guerra Fria Este tipo de célculos no estaban ni mucho menosausentes ep Ale mania, Pero en este caso‘ la poblaci6n local nose le permitié opinar sobre su destino, En la misma Declaracién de Moses del 30 de oct. bre de 1948 en la que se eximia a Austria de responsabilidad por suf liacibn nazi los aliados advertian a los alemanes de que ellos s ten. drian que responder de sus crimenes de guerra. Yasifue, En una serie de juicios celebrados entre 1945 y 1947, las fuerzas de ocupacién alia das instaladas en Alemania uzgaron alos nazis y asus colaboradores Porsus crimenes de guerra, crimenes contra la humanidad, asesina- ‘08 otros delitos comunes cometidos en pro de los objetivos nazis, De todos estos procesos, el Tribunal Militar Internacional de Nie remberg que juzg6 a a capula nazi entre octubre de 1945 y octubre de 1946 es el més conocido, pero hubo otros muchos: ls tribunales militares estadounidenses, britinicos yfranceses juzgaron alos nazis de menor categoria en sus respectivas onas de la Alemania ocupada, ,junto con la Unién Soviética, entregaron a muchos de ellos a otros Pafses (sobre todo Polonia y Francia) para que fueran juzgados en el lugar donde sus erfmenes se habfan cometido, El programa de Juic ios por Crimenes de Guerra continué durante toda la ocupacién aliada de Alemania; en las zonas occidentales se condené a ms de 6,000 Personas por crimenes de guerra o crimenes contra la humanidad, 92 sunocarne a sales poco menos de 800 fueron sentenciadas amueriey senteeecutadas las nas de elas en la pri de Landsberg, Diode 1981, ante un clamor de siplicasalemanas pidiendo cle i jf 6 tigar a los ale- mente podiatratase de una cues de castiga s resatlo por ser nai, pesar dels conclusions de Néremberg leclaraban al partido nazi una organizacién criminal. Los ni- ‘es eran demasiado elevados, y los argumentos en contra de la cul- Joalva demasiado convincentes. En todo cso, no extaba dar fr ovunirfaal declaarculpables a muchos millones de personas Un manera No obstante, as responsabilidades de los eres, (pc estaban cara, y nunca exis duda alguna sobre cud seta su so.En palabrasde Telford Taylor uno de los Bxcales extadouni- de Naremberg Fiscal Supremo cn otros cos posteriores, ot haber sido injustamente dafiada por los li- interno ntota pedagogia como aja. Hjco mii drape de Nisemberg sc emia dos vecesa ia por laradio ale tain a n las escuclas, cinesy ran, y os prachsacunladarse mosaron | Geir educa eo pa Ape dtd, stench Gis ejemplarizantes de los juicios no siempre eran evidentes. En una © Seaspriineras series de juts contra losmandosy ofiales de guar = iadeloscanpos de concentai6n, michonexaparon al cso © Sasabogados uilizaron el sistema angloamericano de justia acusa- © Gotiaen su provecho, contrainterrogando y humillando aos extigos ~Yalossupervivientes de los campos. En el juicio de Liineberg contra | pero actergen Benen (lebrato de 1 dsepembreal 7 vembye df), arom sogate ea dfeen tot ot 1 Qos argumentaron con bastante éxito que su clientes s6lohabfan - Obedecido a las leyes (nazis): 15 de los 45 acusados quedaron absueltos. ‘pur coll ern qué medial jucoe ors conuinyronslareeduacin pottay moral de Aeaniay kale puns aches sesnieron fear porto qucentndefn con Ta gjusticia de los vencedores», y eso es exactamente lo que fue. Pero tal cata deputies minal rear por conde: tt demonrslementccnninale qussenaron a precedente ce pacha juropradencnincrnacional de lssguestes dead, Ls JMicios c investigaciones de los afios 1945-1948 (cuando se desman- thts Gon de Cranes de Cuca del Nacenes nid) co 93 PoSroURR: A STOMA 8 Eon 5 945 siguieron reunir una extragrdinaria cantidad de documentaciéa y de testimonios (en especial en lo referente al proyecto aleman de ex. terminar alos judfos de Europa) en un momento en el que los ale- ‘manes y otros estaban absolutamente dispuestos a olvidarlo todo lo mas rapido posible. También dejaron claro que los crimenes come- tidos por los individuos con propésitos ideol6gicos o estatales no de jan de ser por ello responsabilidad de dichos individuos y por tanto punibles por la ley, El hecho de cumplir 6rdenes no constitufa un ar gumento de defensa No obstante, se produjeron dos defectos inevitables en el castigo aliado a los criminales de guerra alemanes. La presencia de fiscalesy jueces soviéticos fue imterpretada’por muchos comentaristas de Ale ‘mania de la Europa del Este como una prueba de hipocresia. Elcom portamiento del Ejército Rojo y la actuacién soviética en los territo- tios que habfa «liberado» no era ningtin secretoy, de hecho, tal vez centonces fuera mejor conocida y difundida que en afios posteriores. ‘las pungas ylas masacres de la década de 1930 todavia seguian fres- cas en la memoria de muchas personas. Que los soviéticos se senta- ran a juzgar alos nazis, a veces por crimenes que ellos mismos tam- bién habian cometido, devalus el juicio de Nuiremberg y algunos ‘otros, yles hizo parecer como un mero ejercicio de venganiza con- ta los alemanes. En palabras de George Kennan: «La tinica conse- ‘cucnicia que cabia extraer de este procedimiento era, después de todo, que dichos crimenes eran justficables y perdonables cuando eran co- ‘metidos por los deres de un Gobierno, en unas determinadas cir cunstancias, pero injustificables ¢ imperdonables, y condenables con Ja muerte, cuando los cometia otro gobierno en otras circunstancias» La presencia soviética en Nuremberg fue el precio que hubo que pagar por la alianza de la guerra y por el destacado papel desempe- siado por el Ejército Rojo en la derrota de Hitler. Pero el segundo de- ecto de los uicios era inherentea la propia naturaleza del proceso ju dicial. Precisamente a causa de haber establecido tan absoluta y cuidadosamente la culpabilidad personal de los dirigentes nazis, em- pezando por el propio Hitler, muchos alemanes se sintieron con de- echo a creer que el resto de la nacién era inocente, que los alemanes como colectivo eran tan victimas pasivas del nazismo como cualquier otro. Los crimenes de los nazis podian haber sido «cometidosen nom- bre de Alemania» (por citar una alocucién del canciller alemn Hel- ‘mut Kohl, pronunciada medio siglo mas tatde), pero apenas exist In percepcién genuina de que hubieran sido cometidos por alemanes. 94 95 Porous: Ui TORAH Bxoms DD 985 Los norteamericanos en concreto eran muy conscientes de esto, ¢¢ inmediatamente iniciaron un programa de reeducacién y desnazi- ficaci6n en su zona, cuyo objetivo era abolir el partido nazi, desa- rraigarlo por completo y sembrar las semillas de la democracia y a li- bertad en Ia vida piiblica alemana. El ejército estadounidense destacado en Alemania estaba acompafiado por un gran niimero de psicétogos y otros especialistas cuya tarea consistia en descubrir exac- tamente por qué los alemanes habian llegado a descarriarse tanto. Los britanicos acometieron proyectos similares, si bien con mayor es cepticismo ymenos recursos. Los franceses mostraron escaso interés en la materia. Los soviéticos, por el contrario, estuvieron plenamen- tede acuerdo al principio, y las fuertes medidas de desnazificacién fueron uno de los pocos aspectos en los que la ocupacién aliada al- ‘canz6 un consenso, al menos durante algiin tiempo, Elverdadero problema de cualquier programa coherente dirigi- doa desarraigar el nazismo de la vida alemana era que resultaba sen- ilamente inviable en las circunstancias de 1945. Como afirmé el ge- neral Lucius Clay, comandante en jefe de la zona norteamericana, «nuestro mayor problema administrativo era encontrar alemanes competentes que no hubieran estado afiliados 0 relacionados de al- giin modo con el régimen nazi [...]. Con frecuencia parece que los ‘inicos cualificados [.] son los funcionarios piiblicos de carrera (..] tuna gran parte de los cuales habia participado mas que nominalmente (segtin nuestra definicién) en las actividades del partido naziv. Clay no exageraba, E18 de mayo de 1945, cuando la guerra en Eu- ropa habia terminado, haba 8 millones de nazis en Alemania, En Bonn, 102 de 112 médicos eran o habian sido miembros del partido. En la destrozada ciudad de Colonia, de los 21 especialistas del de- partamento de depuracién de aguas de la ciudad, cuyo trabajo re- sultaba vital para la reconstruccién de los sistemas de agua y alcan- tarillado y la prevenci6n de enfermedades, 18 habian sido nazis. La administraci6n civil, fa salud puiblica, la reconstruceién urbana y la iniciativa empresarial privada de la Alemania de la postguerra tenfan que ser inevitablemente asumidas por hombres como éstos, si bien bajo la supervisin aliada. Era imposible apartarlos de golpe de los asuntos alemanes. Apesar de lo cual, no dejé de intentarse. En las tres zonas occ dentales de la Alemania ocupada se completaron dieciséis millones de Fragebogen (cuestionarios), la mayoria de ellos en la zona nortea- ‘mericana. Alli las autoridades norteamericanas elaboraron una lis- 96 Jerr eamico 4,5 millones de alemanes (aproximadamente un cuarto de la pibtacién total de la zona) que fueron calificados como «casos im- sess, aunque muchos de ellos nunca fueron llevados ante los tr- es locales de desnazificacién, establecidos en marzo de 1946 sresponsabilidad alemana pero con la supervision aliada. Alos ci- semanes se les oblig6 a vsitar Ios eampos de coneentraci6n ya de peliculas documentales sobre ls atrocidades nazis. Los profeso- Fesnaais fueron despedidos, las existencias de las librerias se reno- na tinta de perisdico y el suministro de papel fueron puestos ‘elcontrol directo de los aliados y asignados a nuevos propieta- “yeditores con anténticas credenciales antinavis, uso estas medidas toparon con una oposicién considerable. jde mayo de 1946, el futuro canciller alemén, Konrad Adenauer, 16 contra las medidas de desnazificacién en un discurso publ mnunciado en Wuppertal, en el que exigia que djaran en paza tecompatieros de viaje de los nazis, Dos meses después, en un dis ‘ sn formada Unién Democratica Cristiana, rein- ‘en el mismo punto: la desnazificaci6n estaba durando dema. ‘ado y no hacia ningiin bien. La preocupacién de Adenauer era = sincera. En su opini6n,enfrentando alos aleman’s los erimenes de Jos nazis, ya fuera.a través de juicios, tribunales o proyectos de ree- = ducaci6n, cra més probable provocar una reaccién nacionalistavio- /fenta que inducir al arrepentimiento. Debido precisamente a las pro- © fiadas raices que el nazismo tenia en su pais, el futuro canciller creia "avis pradente permitir e incluso fomentar el silencio a este respecto. {No estaba del todo equivocado. En la década de 1940 los alema- nesapenas tenfan idea de cémo les veia el resto del mundo, No al- © eamzaban a entender lo que habian hecho ellos sus lideres, y les preo- © @ipaban més sus propias dificultades dela postguerra como la escasez | decomida, de vivienda, eteétera, que los sultimientos padecidos por " susvictimas en toda la Europa ocupada. De hecho se sentian mas pro- - divesaverse a si mismos en el papel de victimasy consideraban por tanto los juicios y otras confrontaciones con los crimenes nazis como lavenganza de los victoriosos aliados sobre un régimen ya extinto®, — Eq 1946, el Landen (Consejo de regiones) de Alemania Occidental recomend alas avtridades aliadas que, ala vista dela existent cacasezen Alemania, ered Jeranlasraciones de comida para las personas desplazadas. El general Lucius Gay ‘elimi responder con un recordatoria de que a comida en cuesi6n era sum niswada por otrasnaciones europeas,vctimas dela agresion alemana 97 | | / | | Posran: Usa HORA 04 DESDE 148 Salvo ciertas honrosas excepciones, las autoridades politicas y eli giosas de Alemania no contradecian esta vsi6n, y los lideres natu les del pais, pertenecientes a sectores profesionales liberales, ju ciales 0 de servicio publico, eran los mas comprometidos de todos. Asi pues, los cuestionarios se convirtieron en objeto de burla, Si para algo sirvieron fue sobre todo para encubrira individuos de otro modo sospechosos, ayudndolesa obtener cerificados ce buena con- ducta (los lamados certificados «Persil», en honoral detergente del mismo nombre). La reeducacién tenia un impacto decididamente Jimitado. Una cosa era obligara los lemanes aasstir ala proyeccién de peliculas documentalesy otra muy distinta que las eran, y no di- gamos que reflexionaran sobre lo que veian. Muchos afios después, elescritor Stephan Hermlin describié laescena de un cine de Frinc- fort, donde losalemanes tenian que ver documentales sobre Dachau, y Buchenwald antes de recibir sus cartillas de racionamiento: «Bajo Ta tenue luz del proyector, podia ver cémo la gente volvia la cara nada as empezar la pelicula y permanecia asi hasta que habia acabado. Hoy en dia pienso que esa cara vuelta hacia otro lado era de hecho la actitud de muchos millones... La gente desventurada entre la que yo ‘mismo me inchufa se mostraba a la ver vulnerable e insensible, No es- taba interesado en que me presentaran hechos que me conmocio- naran ni en ningiin método de “conécete ati mismo» Para cuando los aliados occidentales abandonaron sus esfuerzos de desnazificacién con la llegada de la Guerra Fria, estaba ya claro que éstos habian producido un impacto decididamente limitado, En Baviera, aproximadamente la mitad de los profesores de secunda- ria habfan sido despedidosal legar 1946, para ser readmitidos en sus puestos tan s6lo dos afios mas tarde. En 1949, la recién creada Rept biica Federal dio por finalizadas todas las investigaciones sobre el par sado de los funcionarios pablicos y los oficiales del ejército. En Ba- viera, en 1951, e194 por ciento de losjuecesy fiscales, e177 por ciento eos empteados de! Ministerio de Economia y e160 por ciento de los funcionarios del Ministerio de Agricultura eran ex nazis. Para 1952, uno de cada tres funcionarios del Ministerio de Astintos Exteriores de Bonn habia sido miembro del partido nazi, Del recién constitui- do Cuerpo Diplomatico de Alemania Occidental, el 43 por ciento ha- bia pertenecido alas antiguas SS otro 17 por ciento habia servido en 4 Stephan Hermalin, Batimmungrrts (Berlin, 1988), p46, citado en FrankStern, The Whitaashing ofthe Yellow Badge (1092), px 98 Jus co "4480 o€n la Gestapo, Hans Globke, principal ayudante del cancller jenauer durante Ia década de 1950, fue el responsable de la de- aci6n oficial de las Leyes de Néremberg de Hitler de 1935. Eljete ¢ policia de Renania-Palatinado, Wilhelm Hauser, fue el Obersturm- “fiheresponsable de ns masacres de Biclorrusia durante la guerra. sma, Las universi- les y los profesionales del derecho fueron los menos afectadas por sdesnazificaciGn, a pesar de su conocida simpatia por el régimen de {litler. Los empresarios también salieron muy bien parados. Friedrich jek, condenado como criminal de guerra en 1947, fue liberado tres ios ms tarde por las autoridades de Bona y rehabilitado en su po- sein de principal accionista de Daimler-Benz, Figuras de renombre | pertenecientes a grupos industrales incriminados como I.G. Farben = Krupp fueron pronto liberados se reincorporaron ala vida pi- | Hlicasin apenas desgaste, En 1952, Fordwerke, larama alemana de la | Ford Motor Company, habia vuelto a reunir a todos sus altos direc- ose la €poca navi incluso losjueces los médicos de los carnpos | dleconcentracién nazis condenados bajo lajurisdicci6n norteamer- © eanavieron sus penas reducidas o conmutadas (por el administrador © exadounidense John. McCloy). | Losdatos de las encuestas de opinién correspondientes alos pri | merosaios de la posiguerra confirman el escaso impacto de los e- | ferzosaliados. En octubre de 1946, cuando eljuicio de Nuremberg - yahabia finalizado, s6lo el 6 por ciento de los alemanes estaba dis- ‘puesto admitir que éste habia sido «injusto», pero, cuatro aiios ms "tarde uno de cada tres sosteia esta opinin. El hecho de que pet- - saran de esta manera no debe sorprendernos, dado que entre los afios “1045 1949 una importante mayoria de alemanes crefa que «el m zismo era en sfuna buena idea, pero mal llevada ala pr | viembre de 1946, el 37 por ciento de los alemanes sometidos a una "encuesta en la zona norteamericana opinaba que «el exterminio de los judos y de los polacos, asi como de otras razas no arias, era ne- cesario para la seguridad de los alemanes» ~ En la misma encuesta de noviembre de 1946, uno de cada tres ale- | manesse mostraba de acuerdo con la premisa de que «los judfos no ddeberian tener los mismos derechos que los pertenecientesa la raza aria». Ello no resulta particularmente sorprendente, dado que los en- cuestados acababan de salir de doce afios de un Gobierno autorita- rio comprometido con esta visi6n. Lo que sisorprende es una en- cuestarealizada ses afios més tarde en la que un porcentaje ligeramen 99 superior de alemanes occidentales (el 87 por ciento) concluia que era mejor para Alemania no tener jus en su terrtorio, Yen ese mis mo afio (1952), el 25 por ciento de los alemanes occidentales admi- tfa tener una «buena opinién» de Hitler. En lazona ocupada por los soviéticos, el legado nazi recibié un tra. to algo diferente. Aungue en el uicio de Nuremberg participaron jueves y abogados soviéticos, en el este el énfass de la desnarificaci se puso en el castigo colectivo a los nazis y la erradicacién del nazis. ‘mo de todas las dreas de la vida. Los dirigentes comunistas locales no se lamaban a engaio sobre lo que habia ocurrido. Como afirmé Wak ter Ulbricht, ef futuro lider de la Reptiblica Democratica Alemana, en un discurso pronunciado en Berlin ante los representantes del Partido Comunista Aleman s6lo seis semanas después de la derrota desu pais, «la tragedia del pueblo aleman consiste en el hecho de que hha obedecido a una banda de criminales (...]. La clase trabajadora alemanay los sectores productivos de la poblacién han fracasado ante ahistorias. Esto era més de lo que Adenauer o la mayoria de los politicos de la Alemania Occidental estaban dispuestos a admitir, al menos en p- blico. Pero Utbricht, al igual que las autoridades soviéticas alas que tenia que rendir cuentas, estaba menos interesado en castigar los cr menes nazis que en asegurar el poder comunista en Alemania y ba- reer el capitalismo. Por consiguiente, aunque la desnazificacién de la zona soviética fue en algunos casos mas lejos que en el oeste, se bas6 ‘en dos tergiversaciones del nazismo: una inherente a la teoria co- munista y otra estratégica y oportunista En el marxismo y la doctrina oficial soviética existia el lugar co- ‘min de que el nazismo era simplemente fascismo y el fascismo a su ‘ver un producto del interés capitalista en un momento de crisis. En consecuencia, las autoridades soviéticas prestaron escasa atencién al cardcter distintivamente racista del nazismo y sus resultados genoc das, yen cambio centraron sus detenciones y expropiaciones en em- presarios, uncionarios cormuptos, profesoresyy otros responsables de promover los intereses de la clase social que supuestamente apoyaba Hitler. De este modo, el desmantelamiento soviético de la herencia del nazismo en Alemania no fue esencialmente diferente de la trans- formacién social que Stalin trataba de provocar en otras zonas de fa Europa central y del Este. Ladimensién oportunista de la politica soviética hacia los ex na- zis fue consecuencia de la debilidad. Los comunistas de la Alema- 100 here enc cupada no constiufan un movimiento fuerte, ysu legada en 1 de cola del Ejército Rojo dificilmente podia ir dirigida a cap- arotantes. Su nica perspectiva politica, aparte de la fuerza bratay @tnude electoral, radicaba en apelaral interés propio y calculador. forma de hacerlo, en el este y en el sur, consistié en promover la Uiinadoresy protectores de los nuevos ocupantes polacos, eslova- Meso serbios dela granjas, negocios y apartamentos que los alema- habfan dejado vacfos. Obviamente, esta posbilidad no existiaen ropia Aleinani. En Austra, l Partido Comunista local cometis Error, durante las elecciones celebradas a finales de 1945, dere- rclaor pening dese delosnars dea eyo men elcaso de Berlin, El Partido Comunista Aleman (KPD) deci- 6 en cambio ofrecer sus servicios y su proteccién a millones de an- nazis, © resados en la responsabilidad individual o la reeducacién moral. Pero © también entendian que el nazismo no erasdlo un engaiio del que ha- [Maso vicimacl inocente proletaiado alemén. La case obrera, al "gual que la burguesiaalemana, haba fracasado en su responsabil- | dies Pero, preisamente por esta rax6n, era més probable. y nome- nosyadaptarse a las metas comunistas, aplicando el principio del palo ylazanahoria cn las dosis adecuadas.Y, en todo caso, las antoridades | delaAlemania del Este, al igual que las del Oeste, no tenfan mucha cleccién: zcon quién iban a dirigir el paissi no era con ex nazis? ‘Asi pues, por un lado, las uerzas de ocupaci6n soviéticas despidic- ron de sus trabajos aun enorme miimero de ex nas (520.000 para abril de 1948) y nombraron a «antifascistas» para ocupar los puestos admi- nistrativs de su zona de ocupacién. Por el otro, los lideres comunistas alemanes alentaron a antiguos nazis cuyo historial no habia quedado ‘muy expuesto al piblico para que se unieran a ellos. Como cabia es- perar, l éxito fue rotundo. Los ex nazis estaban encantados de borrar s pasado uniéndose a los vencedores. Como miembros del partido, losadministradores locales, nformadoresyy policias demostraron adap- tarse particularmente bien a las necesidades del Estado comunista. 101 Después de todo, el nuevo sistema era extraordinariamente pare- ido al que ya conocfan: los comunistas se limitaron a hacerse cargo de instituciones nazis como los Frentes de Trabajo o los vigilantes de vecindario y darles nuevos nombres y nuevos jefes. Pero la adapta- bilidad de los ex nazis fue también producto de su vulnerabilidad al chantaje. Las autoridades soviéticas estaban de sobra dispuestas a conspirar con sus anteriores enemigos mintiendo acerca de la natu- raleza y el alcance del nazismo en la Alemania del Este, asegurando que la herencia capitalista y nazi de Alemania se circunscribia a las, zonas occidentales y que la futura Reptiblica Democratica de Ale- ‘mania era una tierra de trabajadores, campesinos y héroes antifas- istas, aunque ellos sf conocian la verdad y tenfan los archivos nazis para demostrarla, en caso necesario, Antiguos comerciantes del mer- cado negro, especuladores que se habjan aprovechado de la guerra ytodo tipo de ex nazis se convirtieron en comunistas ejemplares, da- das las innumerables ventajas de complacer a sus nuevos jefes. Apprincipios de la década de 1950, mas de la mitad de los rectores de centros de enseianza superior de Alemania del Este eran antiguos miembros del partido nazi, como también lo era el 10 por ciento del parlamento una década mas tarde. La recién fundada Stasi (agen- cia de seguridad det Estado) no s6lo asumié las funciones y las prac- ticas de la Gestapo nazi, sino también a muchos miles de sus emplea- dos ¢ informadores. Las victimas politicas del nuevo régimen comunista, a menudo acusadas en general de «criminales nazis, fue- ron arrestadas por policias ex nazis, juzgadas por jucces ex nazisy vigiladas por guardias ex nazis en carceles y campos de concentracién de la época nazi adoptados en bloque por las nuevas autoridades, La facilidad con la que personas ¢ instituciones pasaron del na- zismo o fascismo al comunismo no constituy6 un rasgo diferenciado de Alemania del Este, salvo quizé en cuanto a su escala. En Italia, la resistencia de la época de la guerra acogié a bastantes ex fascistas de todo tipo, y la moderacién del Partido Comunista Italiano duran- tc la postguerra probablemente se debié en parte al hecho de que ‘muchos de sus potenciales partidarios habfan estado comprometidos con el fascismo, En la Hungria de la postguerra los comtinistas cor- tejaron abiertamente a antiguos miembros de la Cruz Flechada fas- cista, legando incluso a ofrecerles apoyo contra los judios que pre- tendian que les devolvieran sus propiedades, En el Londres de la guerra, los comunistas eslovacos Vlado Clementis y Eugen Labl fuc- ron seguidos por agentes soviéticos reclutados en los partidos fas- 102 esrocamco ss checos, que una década después esficaran en su contra dur {ajuiioespecticulor al ques les someti Freesat no fueron losineos en hacer lavita gorda con el sina o fascists a cambio de servicios politicos durante fa post eovra. En Austria, ls antiguos fascistas a menudo eran favoreci- por is anoridades oceidentaes, que les permitian trabajar en el iodismo y otras actividades delicadas: su asociaci6n con el régi- ncorporatsiay autritario dela Atria de laposiguerrafue net- ralizada por la invasi6n nazi y su genuina y cada vez ms ttil antipa- Fa porlainquierda, El gobierno militar aliado de la zona frontriza jelnoreste de Italia protegia a antiguos fascistas y colaboradores, mu- “hos de ellos reclamados por los yugoslavos, mientras que los servi- ‘ios de intligencia occidentales reclutaban por todas partes 2 ex nx “jisbien informados, incinido ¢l «carnicero de Lyon», el oficial de la “Gestapo Klas Barbie, parasnfutura ulizaién: por ejemplo, contra “sex nazis al servicio de los sovieticos, dada su privilegiada posicion = para identification, : © asuprimera alocuci6n oficial parlamento dela Replica Fe- pe ‘eral de Alemania, e! 20 de septiembre de 1949, Konrad. Adenauer © ‘fis losiguiente respecto ala desnarifcacin y el legado nai: «EL -Gobieme dela Repibiia Federal en facreencia de que muchos han © gpiado subjetivamente una culpa que no era tan grande, esté deck Gio sempre que tesalteaceptable hacerlo, a dejar arse pasado» ~ Nohiay duda de que muchos alemanes apoyaron de coraz6n dicha -Mirmacign Sila desnarificacion se iterrumpfa era porque por mo- tivos politicos los alemanes se habian «desnazficado» motu proprio el 8de mayo de 1945, i pueblo alemén no estaba solo En alia, l peridico del Part do Deméerata Cristiano hizo un llamamiento al olvido similar el mis tno dade la muerte de Hiter«;Tenemos la fuerea necesara para oF ‘idars,proclam, «;OWidarlo antes posible! Enel Exc faaza mis fuerte de ls comunistas era su promesa de un mewoyFevoluciona- fio comienzo en los paises donde todo el mundo tenfa algo que ol dar, tant las cosas que les haban hecho como fs que ellos habfan hecho a otros En tora Europa se observabael desco de djaratrasel pasado y empezar de nuevo, siguiendo la recomendacién que hizo Iséerates los ateniensesal término de las guerras del Peloponeso ste recelo hacia la memoria a corto plazoy la bisqueda de mitos antifascistasa los que pudiera recurrr una Alemania de aninas, una 103 Porourni una amon BE EUROPA BEDE 145 Francia de resistentes 0 una Polonia de victimas, fue el legado invi- sible més importante que dejé la Segunda Guerra Mundial en Eu- ropa. Elaspecto positive fue que esto facilité la recuperacién nacio- tual y permitié asf que hombres como el mariscal Tito, Charles de Gaulle o Konrad Adenauer pudieran ofrecer sus conciudadanos ‘una imagen plausible e incluso orgullosa de ellos mismos. Inchuso la Alemania del Este reclamé un origen noble, una tradicién ficticia: el legendario yen gran parte inventado «levantamiento» comunista de Buchenwald en abril de 1945. Estas versiones permitieron a los paf- ses que habfan sufrido la guerra de una forma pasiva, como Holan- da, dejar de lado su historial de arreglos y compromisos, y los que como Croacia habfan puesto en prictica un activismo equivocado, cultarlo tras una confusa historia de herofsmos rvales. Sin esta amnesia colectiva, la asombrosa recuperacién de Europa no habria sido posible. Indudablemente, gran parte de lo que se apar- 16 de la mente volveria posteriormente a incomodarla de diversas ma- neras, Pero s6lo mucho més tarde legarfa a estar claro hasta qué pun- to la Europa de la postguerra habia descansado sobre unos mitos fundacionales que se fracturarfan y cambiarian con el paso de los, afios, En las crcunstancias de 1945, en un continente cubierto de es- combros, ofrecfa muchas ventajas actuar como si el pasado estuviera de hecho muerto y enterrado y una nueva era estuviera a punto de ‘comenzar, El precio que hubo que pagar, especialmente en Alema- nia, fue una cierta cantidad de olvido selectivo y colectivo. Pues al fin ‘yal cabo, y sobre todo en Alemania, habia mucho que olvidar. 104 mL LA REHABILITACION DE EUROPA ‘Ahora todos sabemos que a raiz de esta guerra no es posible "-retomar a un orden social de laissez-faire, que una guerra como _ésta.genera una revolucién silenciosa que prepara el camino para ‘un nuevo tipo de orden planificado. KARL MANNHEIM. arece que la opini6n practicamente general es que los métodos ‘capitalistas no seran adecuados a la tarea de la reconstruccién. ‘ JJosere ScHUMPETER __ Muchos de nosotros estibamos decepcionados por la Inglaterra ala que habiamos vuelto... nadie podia conseguir que nos convirtiéramos de la noche a la mafiana en la Inglaterra que questamos. Mas Wnente WHITEHOUSE (en Now The War Is Ove ‘de Paul Addison) La solucién esti en romper el efrculo vicioso y restaurar sla confianza del pueblo europeo en el futuro econémico de sus propios paises y de Europa en general. (Gnonce C. MaRsHaLL propia magnitud de la calamidad europea abrié nuevas opor | tumidades. La guerra lo cambié todo. La vuelta a c6mo habian sido | Iascosas antes de 1989 era imposible en casi todas partes. Esta era na- tralmente la visidn de losj6venes y los radicales, pero resultaba igual 2 : Adeevidente alos observadores perspicaces de la generaci6n anterior. ‘Charles de Gaulle, que tenfa 54 aios cuando Francia fue liberada y que habia nacido en el seno de una familia de la burguesia catica conservadora del norte de Francia, lo expresé con su precision ca- tacteristica: «Durante la catastrofe, bajo el peso de la derrota, se ha- bia producido un gran cambio en la mente de la gente. Muchos in- 105,

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