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26 TEORIA DEL CONOCIMIENTO cuenta el segundo requisito, el de poner todo su esfuerzo en tener presente que, si una proposicidn es falsa, entonces no la cree, en ese caso él podria ir siempre a lo seguro y no actuar nunca doxdsticamen- te. Pero a veces ha de haber algo més que el simple hecho de ir a lo seguro si él ha de satisfacer también el primer requisito: el de poner todo su esfuerzo, con respecto a las proposiciones que considera, para creer las que son verdaderas. Evidentemente hay algunas proposiciones verdaderas que son tales que actualmente ¢s més razonable para nosotros abstenernos de ellas que creerlas. 4Y hay algunas proposiciones falsas que sean tales que resulte actualmente mds razonable para nosotros creer esas proposiciones que abstenernos de ellas? Veremos que esto bien puede ser cierto. O, més exactamente, veremos que si los escépticos estiin equivocados y si, en realidad, conocemos mas 0 menos las cosas acerca del mundo que ahora pensamos que conocemos, entonces es muy posible que algunas proposiciones falsas sean tales que resulta més razonable para nosotros creer esas proposiciones que abstenernos de ellas. Realmente encontraremos que es posible que haya algunas propo- siciones que sean evidentes y falsas a la vez'!. Este hecho hace la teoria del conocimiento mas dificil de lo que lo seria si no fuera por él, y ha Ilevado a preguntarse a algunos fildsofos si las cosas que ‘conocemos podrian no restringirse, después de todo, a esas cosas que son absolutamente ciertas. (Pues no hallaremos posible que lo que es absolutamente cierto pudiera ser falso.) Pero si en realidad conoce- mos la mayoria de esas cosas ordinarias que pensamos que conoce- mos (que hay tales y cuales muebles en la habitacién, que el sol brillaba ayer, que la Tierra, como sefiala G. E. Moore, existe desde hace muchos afios), entonces debemos resignarnos a la posibilidad de que de vez en cuando alguna de esas cosas que nos son evidentes, sean ademas falsas. Esta posibilidad se aclararé cuando examinemos lo mediatamente evidente. Pero primero consideraremos lo inmediatamente evidente TT” Puede que Pierre Bayle fuese el primero en llamar la atencisa sobre este hecho. Véase su Historical and Critical Dictionary: Selections, od. Richard H. Popkin (ndians- polis, Bobbs-Merrill Company, Inc, 1965), pigs. 199-201, CAPITULO 2 LO INMEDIATAMENTE EVIDENTE, Uno dice «yo sé cuando esté en condiciones de dar razones convincentes. «Yo sé» alude a una posibilidad de demostrar la verdad, Si alguien sabe algo puede exponerlo, suponiendo que esté convencido de ello, Pero si lo que cree, 5 de tal_género que las razones que puede dar no son mas seguras que su afirmacién, entonces no puede decir que sabe lo que cree. Lupwic WrrrGENSTEIN' La naturaleza del bien puede aprenderse a partir de la experiencia s6lo si primero se clasifica el contenido de la experiencia en buena y mala, o en grados de mejor y peor. Tal clasificaci6n 0 gradacién ya implica la aplicacién Iegislativa del mismo principio que se busca. En Idgica, los principios pueden ‘oblenerse por generalizacion a partir de los ejemplos solo si primero se han diferenciado los casos de razonamiento valido mediante algtin criterio. Es este trilerio el que la generalizacion debe revelar. En estética, las leyes de la belleza pueden deducirse de la experiencia tinicamente si primero se ha aplicado Correctamente el criterio de lo belle. CL Lews: i, PREGUNTAS SOCRATICAS, Al examinar la teoria de la evidencia desde un punto de vista filos6fico, 0 socratico, hacemos tres presuposiciones generales. Primero presuponemos que hay algo que conocemos y adopta- mos la hipétesis de trabajo de que lo que conocemos es mas o menos aquello que, después de reconsiderarlo, pensamos que conocemos. Este puede parecer un punto de partida erréneo. Pero jdesde qué otro punto podriamos comenzar? (Consideraremos algunas alternativas en al ultimo capitulo.) En segundo lugar, presuponemos que las cosas que conocemos nos estén justificadas en el siguiente sentido: nosotros podemos conocer qué es lo que, en cualquier ocasién, constituye nuestros ~~ ¥ Gi Certainty (Oxford, Basil Blackwell, 1969), pig. 32e. {Version castellana: Sobre la cgrtidumbre, Caracas, Tiempo Nuevo, 1972] FT Mind and she World-Order (New York, Chasles Scribner's, 1929), pig. 29; eft su discusion de ka writica de la conviccion [eogency en The Ground and Nature of the Right (Now York, Columbia University Press, 1953}, pigs. 20-38, 28 TEORIA DEL CONOCIMIENTO fundamentos, o razén, 0 evidencia para pensar que conocemos. Si yo pienso que sé que ahora hay nieve en Ia cima de Ia montafa, entonces, como la cita de Wittgenstein sugiere, estoy en condiciones de decir qué fundamento o razén tengo para pensar que ahora hay nieve en Ia cima de la montafia. (Por supuesto, del hecho de que haya fundamen- to para pensar que ahora hay alli nieve, del hecho, digamos, de que ti has estado alli y lo has visto, no se deriva que en este momento yo tenga algin fundamento o raz6n para la creencia) 'Y, en tercer lugar, presuponemos que si de ‘este modo tenemos fundamentos 0 razones de las cosas que pensamos que conocemos, entonces hay principios generales validos de la evidencia, principios que establecen las condiciones generales conforme a las cuales pode- mos decir que tenemos fundamentos 0 razones de lo que creemos. Y, como la anterior cita de Lewis sugiere, nuestro interés, al examinar la teoria de la evidencia, es descubrir cudles son estos principios genera- Ies. A la hora de formular o hacer explicitas nuestras reglas de la evidencia, haremos bien en proceder al igual que en ldgica, cuando se formulan las reglas de inferencia, o en filosofia moral, cuando se formulan las normas de la accién. Suponemos que tenemos a nuestra disposicién ciertos casos que las reglas apoyarian o permitirian, y otros casos que las reglas descartarian © prohibirian; y suponemos que al examinar estos casos podemos formular criterios que cualquier caso debe satisfacer si ha de aceptarse o permitirse, asi como criterios que cualquier caso debe satisfacer si ha de descartarse 0 prohibirse, Para obtener los casos que precisamos si hemos de formular las reglas de la evidencia, podemos proceder del siguiente modo. Consideremos ciertas cosas que sabemos son verdaderas, 0 pensa- mos que sabemos son verdaderas, 0 ciertas cosas que, después de pensatlas detenidamente, estariamos dispuestos a lamar evidentes. Entonces, con respecto a cada una de éstas, intentamos formular una respuesta razonable a la pregunta «qué justificacion tienes para pensar que sabes que esto es verdadero» o «qué justificacién tienes para considerar esto como algo que es evidente?» Al comenzar por lo ‘que pensamos que sabemos es verdadero, 0 por lo que, después de meditarlo, estariamos dispuestos a considerar que es evidente, esta- mos asumiendo que la verdad que estamos buscando estd «ya implicita en la mente que la busca, y tinicamente precisa extraerse y formularse mediante una clara reflexién»?. ‘TTewis, Mind and the World-Order, pag. 19, LO INMEDIATAMENTE EVIDENTE 29 Hay filésofos que indican que, con respecto a algunas cosas que se conoce bastante obviamente que son verdaderas, «no se plantean» las cuestiones relativas a su justificacion, pues expresar —dicen ellos— una duda sobre tales cosas es «violar las reglas de nuestro lenguaje». Pero sus objeciones no conciernen al tipo de cuestién que estamos discutiendo aqui, ya que estas cuestiones no han de considerarse como expresando algunas dudas 0 indicando alguna actitud de escepticismo. Propuestas unicamente con el fin de obtener informa- cién, las preguntas no son recusaciones y no implican ni presuponen que haya alguna razén para dudar, o para sospechar, de aquello de que tratan*. Cuando Aristételes consideré un modo invalido y se pregunto a si mismo «jqué es lo erréneo en esto?», estaba tratando de aprender; no precisé haber estado sugiriéndose que quizd nada habia de erréneo en lo que respecta al modo. También ha de repararse en que, cuando nos preguntamos, en relacién a lo que podemos pensar que sabemos es verdadero, «qué justificacién tengo para creer esto? 0 «qué justificacién tengo para pensar que sé que esto es algo que es verdadero%, no estamos haciendo ninguna de las siguientes preguntas: «; Qué evidencia adicio- nal puedo encontrar en apoyo de esto?>», «como llegué a creer esto 0 a descubrir que es verdadero?», «,cémo intentaria persuadir a alguna otra persona razonable de que ello es verdadero Por lo tanto, no debemos esperar que las respuestas a estas tltimas preguntas sean, ipso facto, respuestas a las preguntas que estamos planteando. Nues- ~ Estas observaciones también tienen que ver con Ia airmacidn de Leonard Nelson de que scuando uno se pregunta t de aigin modo posce conoeimientos objetivamen- {¢ Wilidos, presupone por esa razon que le objetvigad de! conocimiento es cues lonable de principio»; Socraiic Method and. Critial Philosophy (New Haven, Yale University Press, 1949} pag. 190, Una de las desafortunadas consecuencias de la Shea de Desariesy doa de Bertrand Rosie) Eating Hower eel wil ata ex a SGposicion amplisments aveptada de que las preguntas acerea de la justiteacion para Considerar los cnunciados identes como evidentes deben sor recusadiones 0 expresio- fee de dudes. Vease Bertrand’ Russel, Problems of Philosophy (New York, Hole Rinehart a Winston, Inc. 1912. [Version eastllana: Los problemas de Ta flosoi, Barcclona, Labor, 1973], Sus muchos otros trabajos sobre la teoria del conocimiento:3 E Husscrl, Meditarions Cartesiennct (Paria. J. Veen, 1931). tambien publicado como Garteslnische Medationen und Parser Vortratge (Le Haye, Martinus Nino, 1950) fersin cestellanas Meditactones cartesianan, Madtid, Paulinas, 1979), as objeciones Seesicenfoque al concspro de lo cvidentefucron claramente expuestas for A. Meinong: ‘ase. su Gesommelie Abhandlungen, Tt (Leipeig. Johann’ Avibrosius Barth, 1913). Dig 191, Los menclonador trabajos de Neon 9" Meinong estan reimpresos en Empirical Rnowledge: Readings from Contemporary Sources, Redick M. Chisholm Robert J. Swarts, us (Englewood Clif N.; Prentice-Hall, Toe. 193) 30 TEORIA DEL CONOCIMIENTO tras preguntas son socréticas y, por consiguiente, no son en modo alguno del tipo que uno ordinariamente hace S 2. {UN PUNTO DE PARADA? En muchos casos las respuestas a nuestras preguntas adoptardn la siguiente forma: «Lo que me justifica para pensar que yo sé que aes F es el hecho de que me es evidente que b es G.» Por ejemplo: «Lo que me justifica para pensar que yo sé que él tiene esa enfermedad es el hecho de que me es evidente que él tiene esos sintomas.» Por lo tanto, tal respuesta presupone un principio epistemoldgico, lo que podria mos llamar una «regla de la evidencia». La regla tendré la forma siguiente: Si me es evidente que b es G, entonces me es evidente que a es F. «Si es evidente que él tiene esos sintomas, entonces es también evidente que él tiene esa enfermedad.» Y, por tanto, hemos de distinguir la respuesta a nuestra pregunta socratica de su presuposi- cién epistemoldgica. La respuesta a nuestra pregunta socratica es una proposicién en el sentido de que nuestra justificacién para considerar una cosa como evidente consiste en el hecho de que alguna otra cosa es evidente, Y la presuposicién epistemolégica de nuestra respuesta es una regla de Ia evidencia: es una proposicién en cl sentido de que si se dan ciertas condiciones, entonces puede decirse que algo es evidente. Uno podria decir de tal regia que nos revela que una cosa sirve para hacer evidente otra cosa. Este tipo de respuesta a nuestras preguntas socraticas traslada el peso de la justificacion de un requisite a otro. Pues ahora podemos preguntar, «qué me justifica a considerar como evidente que b es G?» © «qué me justifica para pensar que sé que b es GI». Y posiblemente formularemos de nueve una respuesta del primer tipo: «Lo que me justifica a considerar como evidente que b es Ges el hecho de que es evidente que c es H» («Lo que me justifica a considerar como evidente que él tiene esos sintomas es el hecho de que es evidente que el termémetro indica que su temperatura es alta...) Y esta respuesta atin presupondrd otra regla de evidencia: «Si es evidente que c es H, ¥ Segiin Jenofonte, Caricles dijo # Sécrates: «Ta generalmente haces preguntas ‘cuando sabes perfoctamente bien edmo estan las cosas; estas son las preguntas que no tienes que hacer». (Memorabilia, I, 2. 36) [version castellana: Recuerdos de SBerates, Estella, Salvat, 1971] LO INMEDIATAMENTE EVIDENTE 31 entonces es evidente que b es G.» {Cudnto tiempo podemos seguir en esta direccién? Podriamos intentar continuar ad indefinitum, justificando cada nuevo requisito que obtenemos mediante otro requisito mas. O podriamos ceder a la tentacién de completar un circulo vicioso: en tal taso, habiendo justificado «aes F» al apelar a ab es b», y ab es G» por referencia a «c es H», entonces justificariamos «c es H» por referencia a «a es Fy. Pero si somos razonables, no haremos nada de eso. Pues hallaremos que nuestras preguntas socriticas nos conducen a un punto de parada adecuado. 4Cémo hemos de reconocer tal punto de parada? Sexto Empirico indicé que todo objeto de aprehensién parece aprehenderse por si mismo © por mediacién de otro objeto®. Esas cosas que son «aprehendidas por si mismas», supuesto que exista alguna, podrian proporcionarnos un punto de parada. ;Pero cudles podrian ser? La forma de nuestras preguntas socrdticas sugiere un modo de hallar una respuesta, Diremos, por ahora, que hemos encontrado un punto de parada adecuado cuando la respuesta a nuestra pregunta pueda tomar la siguiente forma: Lo que me justifica para pensar que sé que a es F es simplemente el hecho de que aes F. Cuando este tipo de respuesta es apropiado, hemos dado con lo que es inmediatamente evidente. 3, UN PUNTO DE PARADA IMPROPIO A primera vista, uno podria suponer que esos enunciados que describen correctamente nuestra «experiencia», o formulan nuestras apercepciones» u «observaciones», son enunciados que expresan lo que es inmediatamente evidente en el sentido especificado. Pero lo que se expresa mediante tales enunciados no satisface los criterios que acabamos de exponer. En respuesta a la pregunta «cul es mi justificacién para pensar que sé que el Sr. Garcia esta aqui?», uno puede decir «veo que él est aquin. Pero «veo que él estd aqui» no identifica la clase de punto de parada que acabamos de describir en respuesta a la pregunta «cual es mi justificacién para considerar como evidente que a quien veo es ® Seto Empirico, Ouclines of Pyerkonism, Libro 1. capitulo 6, en Sexto Empirico Vol 1 he Lock Classical Library (Cambridge, Harvard University Press, 1953). 32 TEORIA DEL CONOCIMIENTO ‘al Sr. Garcia% Una persona razonable no diré: «Lo que me justifica = considerar como evidente que veo al Sr. Garcia es simplemente el hecho de que veo al St. Garcia.» Si él entiende Ia pregunta socrética, to verde eso dird algo como: «Sé que cl Sr. Gareia es un hombre alto J pelirrojo; veo un hombre alto y pelirrojo; sé que ningdn otro que ¥,Rstaga esa descripcién estaria ahora en esta habitacién..» A su vez, Sada una de estas proposiciones, incluso «veo un hombre alto y felirrojon, se justificarian por referencia a otras proposiciones més. Y Pero es cierto para cualquier otra proposicién perceptual. Por consi- Guiente, no podemos decir que lo que conocemos mediante la. percep Bon u observacion es por si mismo algo que resulta inmediatamente evidente, Hay quienes dirén: «Lo que me justifiea a considerar como evidenie que cl Sr. Garcia esté aqui (0 que veo al Sr. Garcia) es Simplemente mi experiencia presente; pero no puede decirse que la experiencia misma sea evidente, y mucho menos que posea eviden- Giep Pero esta respuesta parece sin duda abrir paso @ nuevas preguntas socraticas. Ya que podemos preguntar: «{Qué me justifica Dconsiderar como evidente que mi experiencia es de una clase tal que las expetiencias de esa clase me hacen evidente que el Sr. Garcia esté aqui, o que veo que el Sr. Garcia est aqui?» Y a esta pregunta uno taonablemente podria responder del modo anteriormente descrito, 4, ESTADOS QUE SE PRESENTAN POR SI MISMOS. La siguiente cita de Leibniz apunta a lo que es inmediatamente evidente: «Nuestro conocimiento inmediato de nuestra propia exis tencia y de nuestros propios pensamicntos nos proporciona las primeras verdades @ posteriori, las primeras verdades de hecho 0. Uicho de otra manera, nuestras primeras experiencias; al igual que las proposiciones idénticas constituyen las primeras verdades a priori, las primeras verdades de razén o, en otras palabras, nuestras primeras intuiciones. Ni unas ni otras son susceptibles de ser demostradas y ambas pueden denominarse inmediaras: aquéllas, porque no hay mediacin entre el entendimiento y sus objetos, y éstas, porque no hay mediacion entre el sujeto y el predicado»’. Aqui estamos interesados en las «primeras verdades de hecho» de Leibniz. Las «primeras Verdades de razén» se discutirdn en el capitulo siguiente. FEW Leibniz, New Essays Concerning Human Understanding (La Salle UL, Open Cour Pusinhine Company, 19téy, Libro AV, capitulo 9 [version castellana: Nueeo fratado sobre el entendimienio humano, México, Portia, 1977) LO INMEDIATAMENTE EVIDENTE 33 El pensar y el creer nos ofrecen casos paradigméticos de to inmediatamente evidente, Consideremos un hombre razonable que esté pensando en una ciudad que él supone que es Albuquerque, 0 que cree que Albuquerque esta en Nuevo México, ¢ imaginémosle reflexionando sobre la pregunta filos6fica: «{Cual es mi justificacién para pensar que sé que estoy pensando en una ciudad que supongo que es Albuquerque, 0 creo que Albuquerque esté en Nuevo Méxi- co? (Desde luego, esta extraiia pregunta dificilmente se plantearia en la préctica, ya que el hombre no est preguntando: «jCudl es mi justificacin para pensar que Albuquerque est en Nuevo México? La pregunta es socrdtica y, por tanto, filoséfica). El hombre podria responder de este modo: «Mi justificacién para pensar que sé que estoy pensando en una ciudad que supongo que es Albuquerque, o que creo que Albuquerque esté en Nuevo México, consiste simple- mente en el hecho de que estoy pensando en una ciudad que supongo que es Albuquerque 0 que creo que esté en Nuevo México» Y esta respuesta se adapta a nuestra definicion de lo inmediatamente evidente: Lo que me justifica para pensar que sé que a es F es simplemente el pensar que sé 4 Fes simpl hecho de Nuestro hombre ha formulado su justificacién de una proposicién meramente al reiterar esa proposicién. Este tipo de justificacion no es adecuado para las preguntas que se discuticron anteriormente. Asi, en respuesta a «qué justificacion tienes tu para considerar como eviden- te que no puede haber vida en la luna?» seria inapropiado, y presuntuoso, simplemente reiterar: «No puede haber vida en la luna.» Pero podemos formular nuestra justificacion de ciertas proposiciones acerca de nuestras creencias, y ciertas proposiciones acerca de nues- tros pensamientos, simplemente al reiterar esas proposiciones. Por tanto, puede decirse que ellas corresponden a lo que es inmediata- mente evidente Adoptando un término técnico de Meinong, diremos que si hay algo que le es inmediatamente evidente a un hombre, entonces hay algtin estado de cosas que «se le presenta por si mismo», De este modo, mi creer que Sécrates es mortal es un estado de cosas que me es «autopresente». Si creo que Sécrates es mortal, entonces me es evidente, ipso facto, que creo que Sécrates es mortal; el estado de cosas es «aprehendido por si mismon'. Vins A. Meinong. On Emotional Presentation ed 7 onal Prsexaton, ey tad. M.. Kas (Evanston, Northwestern Unversity Pros 1972), see 1 Cit Front Brentano, Popehology rom an 34 {TEORIA DEL CONOCIMIENTO Otros estados que pueden ser igualmente autopresentes son ios Pee seratea oat ae (iio [tor ten Oa [ave Ol Darecrieeer ee seer como diferentes de «recordar que...) ¥ «suponcry © en el pasaje antes citado, 5. LA NATURALEZA DE LO AUTOPRESENTE we hen oe os ates user ae dolor de cabeza®. par heaters Sah Pel ates ea 5 n se examinard en el «me parece tener dolor de 1. La proposicién expresada por «me parece é cabexa» implica légicamente la expresada por «2 y 2 som 4». Pero SaGTiaTBtandpont (London, Rowledge & Kegan Paul, 1972) capitulo,2 =, 2: Epica Standpots (London, te dje uinmate Cretan of Trutin, Posen CF cass ropes tas) jaan 317-340; liam J Alon. ¥aigles and Phenomena een AY Mromledo, Cosh y Swart, $- ds STO: rege Assen o2 Empire ie sit peacntingy em nas ana Metaphoses 2THOOR Lower (Dorareshty D.Rovel 1973, Paes S130. ce: Roderick "Ret Leer (Doraresht D, Boer od astapresemineon, compares: Roderic Fee a ee un pial Kewiedge, Chisholm 3 Swart, cls, yah Fs Aosta vennce and Eaplanatey Consens Jew ae 202 Ms Sep iaae Alston, «Vans of Piva ciade. LO INMEDIATAMENTE EVIDENTE 35 aunque la primera es autopresente, la segunda no lo es. Pues la segunda no es necesariamente tal que si es verdadera entonces me es evidente; podria ser verdadera aunque yo no existiera. 2. La proposicién expresada por «me parece tener dolor de cabeza» implica légicamente la expresada por «me parece tener dolor de cabeza 0 todos los cuervos son negros». Pero la segunda proposi- cin no es necesariamente tal que si es verdadera entonces me es evidente; podia ser verdadera atin si yo no existiese. 3. La proposicién expresada por «me parece tener dolor de cabeza» implica légicamente la expresada por «existon. Pero la tiltima proposicién no es necesariamente tal que si cs verdadera entonces me es evidente; podria ser verdadera si estuviera dormido y nada me resultara evidente. Las negaciones de las proposiciones autopresentes no serin autopresentes, ya que todas ellas pueden ser verdaderas al tiempo que nadie existe y, por lo tanto, nada es evidente. {Qué ocurre con la proposicién expresada por «estoy pensando pero no me parece ver hingin perro»? {Es necesariamente tal que, si es verdadera, entonces es evidente? No. Pues podria ser verdadera, aunque yo no tuviese el concepto de perro y, por consiguiente, no entendiese la proposicion «estoy pensando pero no me parece ver ningin perro», Pero si la proposicién pudiera ser verdadera al tiempo que yo no la entendicsc, entonces es una proposicidn que podria ser verdadera sin serme evidente. Ya que, segtin lo que dijimos en el capitulo anterior, una proposicin no puede serle evidente a una persona a menos que sea una proposicién que esa persona puede entender o comprender. (Mas exactamente, dijimos que, si creer una proposicién es mas razonable que creer otra para alguna persona dada S, entonces $ puede entender © comprender la primera proposicién.) Uno puede replicar: «;Pero no me es inmediatamente evidente en este momento tanto que estoy pensando como que no veo un perro?» La respuesta es que si, Pero el concepto de lo inmediatamente evidente no es el mismo que el de lo autopresente. 6. UNA DEFINICION DE LO INMEDIATAMENTE EVIDENTE El concepto de lo inmediatamente evidente es bastante mas amplio que el de lo autopresente. Un estado de cosas autopresente a S es necesariamente tal que, si acontece, entonces le es evidente a S. Por 36 TEORIA DEL CONOCIMIENTO tanto, podiamos decir que el enunciado cartesian «pienso» express Toque ce autopresente a S, con tal que él esté pensando. Pues le sexia imposible a S estar pensando a no ser que le fuera evidente que estab pensando. g¥ qué ocurre con el enunciado «hay alguien que piensa»? Brio adherimos a la tradicién de Descartes y Leibniz, desearemos Gecit que, si upienso» expresa lo que es inmediatamente evidente a S, gatonces asimismo, también, lo expresa «hay alguien que piensa» Pero la bitima no s autopresente segtin nuestra anterior definici6n. Pues no es necesario que, si hay alguien que piensa, entonces ese hecho sea en ese momento evidente a S. (Si alguien piensa mientras S aetd dormido, el hecho de que alguien piense no tiene por qué serle Gvidente a 5), Pero, podemos asumir que no es posible para nadie aeeptar la proposicion que él expresaria mediante «pienso» a menos Gue tambien acepte Ja proposicién de que alguien piensa. Y por tanto diremos: p22_—hes inmediaramente evidente a S = Df h es logicamente contingen- ery hay una e tal que 1)¢ es autopresente a Sy 2) necesariamen- te, quienquiera que acepta e acepta h. Desde luego, esas proposiciones que son por si mismas autopre~ sentes tambien seran inmediatamente evidentes segiin esta definicion, “Qué hay de las proposiciones negativas? {No me es inmediata- mente evidente que en este momento no me parece ver ningun perro? Si tales proposiciones no fueran nunca inmediatamente evidentes, seria dificil ver lo que justificaria algunos juicios contingentes de jnexistencia, Sin embargo, antes observamos que «en este momento hho me parece ver ningdn perro» no puede decirse que es autopresente, ya que puede ser verdadera sin ser evidente, Entonces, ide qué proposicion autopresente puede uno deducir la proposicién expresa- fa por «en este momento no me parece ver ningin perroy? La respuesta parece ser ésta: «Estoy considerando la proposicion de que ine parece ver un perro, y No me parece ver ningtn perron. (Este Gjemplo ilustra cl hecho de que la aprehension negativa es més compleja que la aprehension positiva,) 7. UNA DESCRIPCION ALTERNATIVA Uno puede objetar: «Seguramente, no tiene sentido hablar de evidencia con respecto a la clase de casos que tt describes. , el escéptico estar dispuesto 2 deci remo Pero ;eomo sabes ti que s6lo los estados autopresentes tenet Ta zy edmo sabes que parecet tener dolor de cabeza y creer que todos jos hombres son mortales tienen Fy Yolfuésemos lo bastante tontos como para admitir estas pregun!as adicionales, entonces el escéptico estaria dispuesto a replicarnos uns Vez mas: «Si, pero icémo sabes th. ree inicas respuestas posibles a las preguntas de «jcdmo sabes que te parece tener dotor de cabeza?» y «icémo sabes que td crers due Sees Panombres son mortales?» son, «me parece tener dolor de votes an y wereo que todos los hombres son mortalesy. Y las Unicas Sespuestas posibles a las preguntas filoséficas de «como saves ae parecer tener dolor de cabeza es autopresente?» y «icomo sabes abe Biser que todos los hombres son mortales es autopresente?» 60% sé que parecer tener dolor de cabeza es autopresenter ¥,ss6 que creer ane Ede ios hombres son mortales es autopresenter !> ine Frans Brentano, Psychology from an Empirical Standpoint, pass. 139-140 LO INMEDIATAMENTE EVIDENTE 39) Uno quisiera pens: In 2 pensar que hay una fo jor objecion del esceptico, Pero Zeudl podtia se? Volveremos cobre este, problema general en el capitulo final. a 9. PARECER [SEEMIG] Y APARECER [APPEARING] ‘Aun hemos de considerar los ejemplos mi bis, fo inmeiatamente cree cob Senda dest Sedtacione, Descartes expone 12 ue considers aoe mas razones para dudar des, en alguna on, él ve lum oye ruido o siente calor, y entonces dice: «Siend asi, aun es por lo menos completamente cierto que me parece ees fuz, aue olgo ruido y que siento etlor»'*. Esta observacion sobre el parecer ha de contrastarse con lo que S f Academicos, sobre el aparecer. ° oo ao No veo oémo el Acadé Académico puede refutar a quien dice: «Sé parce Blanco, sé que exo delta mit oidon, he cere tae cro me ate es a gue. lo sept o> Dien et pore uando una ree aigo, puede honradamente jurar que sabe que es dulce a st taladar © al contrario, y porque paladar o al contrac, y porque ninguna astucia de los griegos puede privarle Estos dos pasajes nos sanbSt7s 08 pastes nos reoverdan que palabra tales como epare- ; 1) tienen usos diferentes en contextos diferentes comity Hs expresion de Descartes, ame parece que veo luz Cuan emitida en ‘alguna sitincion corriente, podria considerarse que esti 1a de dos funciones bastante diferentes. 1) La 6 podria simplemente usarse para relatar Li tal caso, ’ s ra relatar la creencia de uno; en tal cme parece que veo luz» podria sustituirs a = < irse por « Gonsderindblo de ete modo, el enunciado wparece express lo due S08 5218844 538, Compurte . Uno también puede, de nuevo consecucn sae ery sin incoherencia, decir, «me aparece blanco a esta lus y SE que en realidad es blanco». Late iiltimo enunciado ilustra dos puntos olvidades por gran nimors de fidsofes contemporéneos. El primero es que en 38 niimetade semejante, «aparece no puede tener el uso evasive cane Glide, pues slo tuviese, el enunciado seria incongrucnte (y ate aig gepunda parte del enunciado («sé que es blanco») daris see eoatia que la primera parte (vesto aparece blanco») niege, FY are do punto es que el uso fenomenolégico descriptive de «aparece» sree reduce a la descripcion de experiencias ilusorias. {El siguiente pasaje de Sexto Empirico mos recuerda que «paces». asi conse “algunos otros. verbos, tiene este uso fenomenol6gico descriptive 3” Austin examind pormenorizadamente este uso de «parecer» en su obra BOS, Sema chustin SHS or The Clarendon Pres, 1962) {Version castelana, Sex080 ) Sens a eh exnon, 1981), compares ol ensayo cOtRE: MT ae: pereepetin, Madd (Guford, The Clarendon Press, 1961), paes. 44-85 [Nervon Soe Philosophical Papers oe Tensayor flosfces, Madrid, Revista de Oxcidente, 197°) LO INMEDIATAMENTE EVIDENTE 41 1a misma agua que a sents muy caliente nos parece tibia cuando se verte sobre nes ea ‘cl mismo aire parece fio al viejo pero suave a lor de a vida, ¢ igualmente el mismo sonid = tpercepible # sail pero ajamente auc a son EI mismo vino que parece agro « quency emss han comido dais 0 higos parece ‘dulce ‘hueces 0 gurbanzos; y la antesala de Ia casa de Bafos que resulta calida a los batios¢ lida a los que entran de fuera, les resulta fria a los que Sexto esta usando aqui te words] para sala un Rech sobee Deeest eerste ees familiar a todos, a saber: el Setado del sueto friar odonamabe el echo de gurl vara delta ToeuEe ahs podemos variar los modos en que se le apare 8 objetos al sujeto que los percibe. Los enunciados-de-apare de Sexe son simplemente descriptivos de la experiencia. ae “on gion deel cnuncados dscrptios de aparece» «pue ocean ae che es ee neces ellos lo hacen, cise emuncindor de saparceeiminmediatamente ereenaer referirnos a lo que Aristételes denominé los « Gate ict divers tendon y alge Mlenomind los esonsibles comunco,'®: Los «objetos propios» pueden ejemplific no siguiente: = tcrsticas visuales tals como acul, verde, amarillo, #0), blanco, ae gro; catactritins auditing ales Como sonoroo Tidoso; earacteris- fay iets tales como deer, suave, dro, bla, reso, Te calf, fo, caactriatae guttvan tle come Gun deo mitico, podrido, quemado. Los «sensibles co oe aguellas caracteristicas tales como m¢ eee ats oe a Ran : ee reposo, numero, forma y sentido, sino comunes a iodo a eae eae ee get enocimiento a decir de algo ie en lo opuece Pa decir Gel vino que ahors sme muita rej, 9 me sabe gic), donde Serbo propone ens sentido fenomenoteyieo desrpivo precise ineneinicado,entones el aprecer sn cestion cs atopresent 6 eee utlines of Pyrrhonism, Lib it Empirico, eb Classical Library, pags. 55, 5. Cir. (Aristotle and

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