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PEDRO SALINAS* El defensor (fragmento) ay lenguaje Por lo pronto, cartearnos desinteresadamente con nes {10s préjimos nos coloca en el trance de tener que enten diéinoslas con ef instrumento de comunicacién, el lenguaje. Nos coloca frente a nuestra lengua en actitud ‘muy otra de la del conversante Ya me opuse a la confusién entre conversacién y cortespondencia, a que se inclinan, en su afin de acen ‘wor lo natural de la carta, algunos crticos. No hay duda «ae la postura psicoligica de la persona que habla con otra dere notablemente de la del corresponsal. iene la diferencia de Ia situacion humana originaria de toda ‘arta: lb ousencia, Si nadie, por muy atrevide, va aatre- verse a negar lo que va de presencia a ausencia, émo podria ocultarse lo que va de entendemos con alguien iu, delante de muestos ojos, entero yverdade= +0, a comumicarnos con el que esté a mil leguas de dis- tancia? Culquier amigo, cualquier conocido, 2 uno 0 ¢s ‘otro, seg que Te tengamos al lado ya la vista, o se nos algje en la distancia, Distancia es algo ms que una reali- ac espacial ygcogrfica, que se interpone ente dos luna sinaacionpsicologica nueva entre elas dos yy que demands nuevo tratamiento, Este trato, en la eja- nia, es la correspondencia. Nadie sabe lo que valen unas facciones. elt sto, una costunabre, ua sonriss, hasta que, después de tenerlos bien vstos,

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