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La organizacion social entre los mayas prehispanicos, coloniales y modernos Memoria de la Tercera Mesa Redonda de Palenque Vera Tiesler Blos, Rafael Cobos y Merle Greene Robertson Coordinadores (ACONACULTA - INAH & $ INSTITUTO NACIONAL DE ANTROPOLOGIA E HISTORIA UNIVERSIDAD AUTONOMA DE YUCATAN Coedicién: ast / uADY Primera edicién: 2002 DR. © Instituto Nacional de Antropologia e Historia Cérdoba 45, Col. Roma, 06700, México, D.F. DX. ® Universidad Autonoma de Yucatan Calle 60, ntim. 491-A x 57, Centro, 97000, Mérida, Yucatan ISBN 970-18-7970-8 obra completa - BY3,= ISBN 970-188032-2 volumen | ISBN 970-18-8033-1 volumen II Queda prohibids la reproduccién parcial o total, directa 0 indirecta del contenido ¢e la presente obra, sin contar previamente con ka aulorizacin expresa y por escrito de los editores, en términos de la Ley Federal de Derechos de Autor, y en su caso, de los tratados internacionales aplicables, la persona que infrinja esta disposicién, se hard acreedora a las sanciones legales correspondiente, 1a reproduccién, uso y aprovechamineto por cualquier medio de las imagenes pertenecientes al patrimonio cultural de la naciin mexicana, contenidas en esta obra, estélimitada conforme a la Ley Federal sobre ‘Monumentos y Zonas Arqucol6gicos, Artisticos ¢ Histéricos, y la Ley Federal del Derecho de Autor. Su teproduccién debe ser aprobada previamente por el man y el titular del derecho patrimonial, Impreso y hecho en México ZQUIENES FUERON LOS ITZAES? LA IDENTIDAD SOCIAL DE UN LINAJE GOBERNANTE Alexander Wolfgang Voss N. Universidad de Bonn Introducci6n TH osesicrase conse que ets ines en gro biog dese pefié un papel importante en la historia precolombina del norte de la peninsula de Yucatén. Las fuentes etnohistorias sugieren que tenia gran autoridad y poderio en Chichen Itz, Sin embargo poco se sabe acerca de su procedencia, de su funcién y de-su organizacin social dentro de la sociedad maya precolombina del norte de Yu- catin, La multiplcidad de puntos de vista acerca de la identidad de los itz4s justif- ca una reevaluacién del material empleado para resolver este problema. 1a complejidad de este tema, asi como el espacio limitado para su presenta- cin, evan al presente trabajo a imitarse al estudio de aspectos seleccionados que se relacionan con esta cuestién. Por lo tanto, sus objetivos son revisar los concep- tos que prevalecen acerca de la identidad de los itzaes y proponer nuevas interpre- taciones, ademas de oftecer respuestasalternativas a la pregunta: équiénes fueron los itzdes? Estudios previos Desde el inicio de los estudios sobre la historia precolombina de los pueblos ma- yas se pregunta acerca de la identidad social de los itzées (véase, por ejemplo, Roys, 1967). De hecho, Tozzer (1941: 20-21, nota 123) fue el primer investigador que inquirié explicitamente équiénes fueron ls itzies?,iniciando una bisqueda que yase alarga por 60 afios. Mientras la reconstruccién de la cronologfa de los suce- 0s que se relacionan con los itzées y Chichén Itz4 ha merecido el mayor interés, lo relativo a su origen, afliacion, identidad y funcién dentro de la sociedad maya se limita bésicamente a la modificacion ocasional de las pocas conjeturas hechas hace unos 50 afios. os investigadores han seguido a Tozzer en el esfuerzo por resolver este proble- ma suelen estar de acuerdo en que los itzies son un grupo étnico, Difieren en de- terminar si se trata de un grupo de forasteros mexicanas, maya chontales, putunes y no-mayas del suroeste de la peninsula (Tozer, 1957; Roys, 1962: 40-41; Thomp- Db 165 MEMORIA DE LA TERCERA MESA REDONDA DE PALENQUE 16 son, 1954: 104-124, 1970; Kremer, 1994: 15-18), o mayas de las tierras bajas del sur de Yucatan (Barrera Visquez y Rendén, 1948; Barrera Vasquez y Morley, 1949; Schele, 1995; Boot, 1997b; Schele, Grube y Boot, 1998). Pero asi como discrepan al determinar el origen de los itzaes, también difieren al elucidar los motivos de la mi- sgracion itzalana, Thompson y sus adeptos ssuponen que eran mercaderes mayas chon- tales o putunes procedentes de Tabasco que tomaron posesién de Chichén Itz4 con elfin de apoderarse de las rutas de comer- cio.en el norte de la peninsula (Thompson, 1954, 1970; véase también Ball, 1986). Schele, Grube y Boot (1998) sugieren que debido a los intensos conflicts bélicos en Jas tierras bajas mayas del sur, los itzées abandonaron sus asentamientos y migraron hacia el norte hasta establecerse en Chi- cchén Itz (véase también Barrera Vasquez y Morley, 1949). Otra opcién es propues- ta por Ringle, Gallareta Negrén y Bey. De su argumentacién podemos coneluir que Jos itzdes eran portadores de un culto re- lacionado con Quetzalcéat!-Kukulkain que fue divulgado mediante la fuerza de las ar- mas hacia Chichén Itz4 (Ringle, Gallareta Negron y Bey, 1998). Los procedimientos siguientes Para reevaluarcriticamente las ideas pre- valecientes acerca de la identidad de los itzées, parece indicado analizar tres aspec- tos relacionados con el material primario: 1) la distribucién espacial y temporal de las informaciones sobre los itzdes; 2) el andlisisfloligico ylinglfstico de la designacién itsa, y +3) la evaluaci6n de la supuesta migra cién de los itzdes. la distribucion espacial y temporal de tas informaciones sobre los ites se util za para establecer un marco de referencia cronol6gica que sive para evaluar las no- ciones prevalecientes acerca de los itzies en las distintas €pocas en que se les men- ciona. Esta cronologia no se relaciona con la reconstruccién de la supuesta migra- idm de ls itzfes. El andlisis filolégico y lingistco se dedica a discutir las diversas ocurrencias de la designacién itsa. El it- ‘mo punto serélareevaluaci6n de a migra- cién de los itzées partiendo de los resulta- dos del presente estudio. La distribuci6n espacial y temporal de las informaciones sobre los itzées os itzdes se hallan documentados tanto en las fuentes etnohistbricas como en ls inscripciones jeroglificas. De acuertio con la distrbucién espacial y temporal de ls informaciones es posible establecer cua- tro cuadros espaciales y temporales: 1. Bl material epigrifico de las tieras baja mayas del sur de la época csica: 4) inscripci6n en una vasija tripode (igura 1) que se fecha esilisticamente ha cia el Cisco Temprano (435-500 dC) y que probablemente es original del Petén central (Gaida, 1996); 6) inscripcin en la Estela 1 de Motul de San José, Petén (figura 2; Maler, 1911) que se fecha estlisticamente hacia el C- sico Tardio, y 0) en noviembre de 1998 Nikolai Gr be inform6 al autor que en una de ls este las del sitio Nadzca’an que se fecha hacia 860 d.C. aparece un glfo itz. Bl estudio del sitio Nadzca’an forma parte del Proyecto Arqueolbgico de la Biosfera de Calakrmul QUIENES FUERON LOS ITZAES? LA IDENTIDAD SOCIAL DE UN LINAJE GOBERNANTE. palabras enelcontomode su vaso “‘ukapanib (oombre propio) hijo de padre sefior Itzk rune’ ‘tsa’ ‘ahaw ello hace ‘run tak tok’ (nombre propio) ad “tsa” ‘ahaw venerable seGor it's vutyonala* ssucede en Yanalé (Garcia Cruz, 1993; Carrasco y Wolf, 1996). ») inscripciones en los bloques de las ste material no se ha incluido, ya que no | _serpientes jeroglificas del Caracol (Mor- ‘taba disponible para el presente estudio. | ley, en Ruppert, 1935; figura 4) que se fe- 2. El material epigréfico de Chichén chan hacia 10.2.16.7.4-10,3.1.0.0 (885- 1 del Clésico Terminal: 890 dC), y 4) inscripcién en fa Estela 1 del Cara- © inscripcién en la escultura circular col figura 3; Ruppert, 1935) que se fecha | del Caracol igura 5; Ruppert, 1935) que se hacia 102.15.0.1-103.1.0.0 (884-890.d.C,)! | fecha hacia 106.0.00 (948 dC). En Chi- (Daniel Grafa-Behrens, comunicacién per- | _chén Itza la fecha 10.0.27.13 (832 d.C) es sonal, febrero de 1999); la mas temprana (Krochock, 1995: 1-2), 1 ka conversin de las fechas mayas a calendati cristiano se hizo mediante la constante numérica 584285 profundizada por Goodman, Martinez y Thompson (correlacion Gu) yastrondmicamenteverifcada ‘encel Cidice de Dresde por Floyd Lounsbury (1992). Figura 1: 1a inscripcién de la cldsico temprano, Museo de Ant Bin de Nikolai Grube) Figura 2: de la estela 1 de Motul de San José, de Alexander Voss) b> 167 (MEMORIA DE 1A TERCERA MESA REDONDA DE PALENQUE "ah Kan ts tkinal ‘ah wak-?-nal k’ak’ bi-? 7277 ‘orador (del] Ts'iknal (tiulos) Caley eae Kul ‘ah kan ts‘its‘inal ‘Kak’ bin ‘ah k’ak’ venerable orador [del] Ts‘its*inal (titulo) el del fuego Figura 3: Inscripcién en la fuente Figura 4: El nombre de un sacerdote Itad dea esela 1 del Caracol Chichén Itzd cen las inscripeiones del Caracol, Cbichén (dibujo de Slexander Voss) tad (dibujo de Alexander Voss) 168 4 QUIENES FUERON 10S ITZABS’ LA IDENTIDAD SOCIAL DE UN LINAJE GOBERNANTE ZOE ai ¥ pein 0) ey py EIN ees ‘entanto que 10.3:8.14.4 (897 d.C,) es con- siderada la fecha més tarda (véase Grube, 1994). De hecho, si hay una fecha de 40.8.10.11.0 (998 d.C.) en una de las pilas- tras del Osario, Ultimamente esta lectura ‘de Thompson (1937: 185) ha sido compro- bada por medio de un moide de yeso de ‘sta inscripcién localizado en el Museo de Peabody, Boston (Grafia-Behrens etal, 4999). Morley toma la fecha 8 ‘abaw en el bloque 02 de la escultura circular por 9.19.10.0.0 (820 d.C.) (en Ruppert, 195). Sin embargo, anotaciones calendricas que s6lo indican un dia ‘abaw sugieren una sentido (Daniel Grafia-Behrens, comunica- «ibn personal enero 1999). 3. EL material etnohistério relaciona- do con la gobernacién de Yucatin duran te la época colonial: 4) la elacion de Landa (1959) fecha- da hacia 1565; 1) las relaciones geograficas (Garza et ail., 1983) escritas entre 1579-1581, y 6) los libros de Chilam Balam de Ma- ni (Cédice Pérez), Tizimin y Chumayel (Miram, 1988). La ltima redaccién puede fecharse univocamente hacia la segunda mitad del sigo xv (Roys, 1967: 5, 7). Estos documentos cubren la historia del norte de Yucatin del Clasico Tardio y Posclésico hasta el comienzo de la Colonia. 4, El material etnohistérico retaciona- do con la provincia del Petén durante la época Colonial: 4@) el devocionatio de Lizana publica- do en 1633 (1995); Figura 5: El texto en la escultura circular del Caracol, Chichén Ite (dibujo de Alexander Voss) > 169 ‘MEMORIA DE LA TERCERA MESA REDONDA DE PALENQUE b) la historia de Lopez Cogolludo pu- blicada en 1688 (1957), y ©) la relaci6n de Avendaio (1997) es- rita en 1696. Estos documentos cubren la historia de la provincia independiente del Petén enel sur de a peninsula de Yuatin, ‘A primera vista la distribucién espa- cial y temporal de las informaciones pare- ce realmente indicar la migracion de los it- 24es, como ha sido reconstruida a base de Jos libros de Chilam Balam. Veremos qué tanto puede respaldarse esta interpreta- ci6n al analizar las ocurrencias de la desig- nacién itsa en su contexto literario. Bl andlisis flol6gico y lingiistico de la designacién itsa El método epigréfico empleado para des- cifrar las inscripciones en los monumen- tos solicitados se basa en las reglas y los procedimientos propuestos durante la conferencia de Albany en 1979 Justeson y Campbell, 1984). Para el andlisis lingiist- co del material primario se emplean los métodos de la gramdtica descriptiva basa- da en el modelo liamado Moving-parts- model (Harris, 1960: 372-373). Todas las traducciones son del autor excepto ks que se indican, Los jeroglificos que se leen itsa En las inscripci6nes de Chichén Itza el gi- fo itsa fue identificado por Boot (1995: 335, 1997b) y los dos ejemplos del Petén central fueron identificados por Schele y Grube (Schele, 1995; Boot, 1997; Sche- le, Grube y Boot, 1998). Estos glifos para itsa differen en e modo de escrbirse. Enos ejemplos provenientes del Petén se em- plea el signo T 679 /'/ infjo en el signo 7699 /Asa/. La Pa (I 229) final es opcioe nal. Los ejemplos de Chichén Itz se eser- ben con el nudo T 60 /bi/ puesto encima del signo /tsa/. La /'a/ final siempre esti presente, La equiparacién de /itsa('a)/ con /bi-tsa-a/ se basa en la observacion de que algunas palabras en las inscripciones se escriben sin y con la consonante b al principio (Bgura 6). Este fenémeno esté relacionado con las palabras “que comien- gan en, H. simple. que hiere muy poco y aun se pierde en muchos. quando se les anteponen pronombres” (Ciudad Real, 1984: 202s). La presencia en el Petén del (Cisico y en Chichén Itzd en el Clisico Ter- C2) (arn hutiya — hudiya fui abi vino vino minal sugiere que si tuvo lugar la migra- cin (véase Schele, Grube y Boot, 1998). La etimologéa de la designacion itsa De acuerdo con el tinico estudio flolégi- co “Iizd es un compuesto de dos elemen- tos: is + a’. El primero, its, lo tomamos por brujo o mago y a’ por ‘agua’. El nom- bre Itz, pues, se traduce por ‘Brujo-del agua” (Barrera Visquer y Rendon, 1948: 29), Pero, de hecho, en las inscripciones la designacién itsa aparece como elemen- to principal de glifos emblemas (Berlin, 1958; Mathews y Justeson, 1984), Estas co- locaciones son titulos personales. De acuerdo con el estudio de Stuart y Hous- ton (1994) sobre nombres de lugar en las inscripciones mayas, la gran mayoria de Jos elementos principales de los glifos em- blemas son claramente top6nimos, Consi- derando los diferentes topénimos que contiene lz palabra ‘agua’ (véase Roys, 1935: 2, 8), la interpretacién del morfema ‘a enitsa como ‘agua’ respalda la hipétesis de topénimo. Las glosas para el morfema ‘ts son escasas, pero todas las ocurrencias se relacionan con liquidos que brotan o emanan de otra cosa (Barrera Vasquez, 1980: 271, 273). Asi concluimos que e! to- pOnimo its significa algo en el sentido de “agua que brota o emana’. ‘Aunque esta interpretacién parece poco razonable en vista de las posibilida- des gramaticales y lexicoldgicas que ofte- cen los morfemas en las lenguas mayas, si hay un caso irrefutable que respalda la in- terpretacién de itsa como topénimo. Este caso se documenta en la relacién de Ma- ma y Kantemo. Acerca del capitulo 20 de [a “Instructi6, y memoria, de ls relaciones QUIENES FUERON LOS ITZ4ES? LA IDENTIDAD SOCIAL DE UN LINAJE GOBERNANTE. [...]” que tata de “Los lagos, lagunas, 0 fuentes sefialadas que huuiere en los ter- mings de los pueblos con las cosas nota- bles que huuiese en ellos’ l texto nos in- forma que hallase en el [sitio de Kuche} algunas aguadas [..] yes una que se llama gahyt- 1 (sab itsa] que esta encima de la pro- pia tiera y es el agua muy rica en qual- Auier tiempo que sse beua porque yo lae visto sera de braca y media (= 2,51 mé- tros) en rredondo y medio estado (= 17,5 métros) en hondo y asimismo otra que cae encima de a tierra dos bragas (= 335 métros) en rredondo la qual esta en cie- no y en tiempo de seca se agota mas de ‘a mitad del agua y hallase el agua en es- te dicho sitio en lo mas hondo un estado (© 35 métros)” En vista del contexto en el cual se hace es- ta descripcién vemos que la palabra itsa es ‘un top6nimo claramente relacionado con la aaguada, El morfema sab tiene funcién atri- butiva y describe cierta calidad de esta agua- a, Siguiendo la descripcién, vemos que saab se refiere ala forma particular del ca- fio vertical en que el agua de esta aguada oscila segin la temporada (Barrera Vis- quez, 1980: 708 sabam, 709 sabomal; Au- lie y Aulie, 1978: 103; Pérez et al., 1996: 177). Dos ejemplos adicionales del norte de Yucatén son proporcionados por Rays (Citado en Tozzer, 1941: 20, nota 123), que menciona la hacienda Nohvitaay el ceno- te Cubitza, Aunque sab ita y Culitza son formas particulares de fuentes de agua, respaldan la interpretacion de itsa como topénimo relacionado con agua. El andlisis etimologico de itsa com- prueba que las observaciones acerca del elemento principal en los glifos emblemas Pi [MEMORIA DE LA TERCERA MESA REDONDA DE PALENQUE. 124 son comrectas. De hecho, también nos ha- ce pensar que este topdnimo no esté res- tringido exclusivamente al rea sur de las tierras baja maya, sino que tiene una dis- tribucién més amplia, Si consideramos que los itzdes derivan su nombre de tal to- ponimo (véase Houston, 1993: 99; Roys, 1935: 2) y que no es posible determinar el origen espacial y temporal de la designa- ci6n isa con el material disponible, con- ‘luimos que los itz4es de Chichén Itzé no son descendientes de aquellos itzdes que aparecen en las inscripciones del Petén durante la época Clisica, sino de cual- uier lugar que incluya el topénimo isa. Iisa como denominacion de origen En una de las frases nominales de la este- Ja del Caracol (figura 3, NI-N4) aparece la denominacin ‘ab itsa (M2-N2). De acuer- docon informaciones procedentes del Ca- lepino de Motul (Ciudad Real, 1984: 3¥), Stuart y Houston (1994) clasifican titulos que consisten en la particula ‘ab y un to- pGnimo como titulos 0 denominaciones de origen. En los libros de Chilam Balam se registran 89 casos en que el nombre it sa leva la particula ‘ab enfrente (Miram y Miram, 1988, Il: 589-590). Ya que la desig- rnacién isa denomina un topénimo, las frases nominales ab itza, “el (de) Itza”, ab ‘tzaob, “los (de) ltd”, y (ab) itza wintijcob, “Jos hombres (de) Itzé” también indican titulos de origen. Pero como ya se ha ex- puesto, se desconoce la ubicacién del o de los lugares mismos. tras informaciones que indican fa pro- ccedencia de los itzAes se hallan en las ins- cripciones y en las fuentes etnohistéricas. De hecho, aparece el titulo ‘ab boltun (/a-bo-l(o)-TUN-n(i)/) en \a frase nominal del sefior Itzd en los bloques SV de la es- cultura circular del Caracol. Este titulo en ‘el nombre de un itzA parece coincidir con el nombre de una provincia que aparece en tuna profecia de 4 ‘Abaw (Tizimin) 0 9 ‘Abaw (Chumayel) que se lee uai cu bok- sabal ti yunil (tu lumil) ni tun dala chac temal tab uaimil boltun itza (chichinila), y que se toma por “aqui se manifiestaen el libro (en la tierra) de Nitundzala, Chacte- ‘mal {Chetumal}, Tah Uaymil, Holtun liza (Chichimila)”. Ya que las provincias Chetu- imal y Uaymnl quedan hacia el oriente de la peninsula, suponemos que las provincia no identficadas se locaizanigualmente en aquella regién. Siguiendo esta suposicién ‘vemos también que la enumeracion es de sura norte alo largo de la costa, lo cual su- giere que la provincia Holtun Itza se ubica- ria en la costa central del estado de Quin- tana Roo (véase Roys, 1967: 146, nota 8). Igual que el estudio etimolégico dela designacién itsa, las posibles denomina- ciones de origen presentadas aqui tampo- co ayudan a determinar de forma univoca elo los lugares de origen de los (diversos grupos) itzies. Constatamos que el origen de los itzdes no es necesariamente el Pé- ten central. Mas bien percibimos que ha- bfa vatios lugares donde residian grupos que llevaban el nombre Itza. Itsa como nombre de gentilicio Los 89 casos que aparecen en los libros de hilam Balam en los cuales € nombre isa antecede a la particula ‘ab también pueden interpretarse como nombres de gentilicio (Ciudad Real, 1984: 39) en lugar de titulos de origen (véase parrafo anterior). Estain- terpretacin alternativa es respaldada pot los contextos ca yum itza, ‘nuestro sefiot/ amo/padre ltz4”, u xotemal (u yal) u me- ben ab itza, “la descendencia (los hijos de madre), los hijos de padre Itzé”, que su- gieren la existencia de lineas de descen- dencia directa, 0 sea linajes. El nombre propio N/a) Batun Itea sefala univoca- mente que la denominacién itsa es usada ‘como nombre de gentilicio para indicar con- sanguinidad de los miembros de un gru- po. En el caso de Na Batun Itza se trata de unnombre masculino del tipo naal k’aba (Roys, 1940: 37-38), donde la parte itz re- presenta el nombre del padre. En el caso de los itzes del Petén en el siglo xvu, tam- ‘bién observamos el uso de itzd como nom- bre de gentilicio. Hablando de las parciali- dades, Avendafio nos dala de ach cat Yad (1997: 46). De acuerdo con el Dicciona- rio de Autoridades (Real Academia Espa- fiola, 1984), parcialidad también significa familia, lo que sugiere que ‘ach kat’ pue- de tomarse por “muchos emparejadcs” (Barrera Vasquez, 1980: 2, 304) y significa lingje.? No obstante, todos estos ejemplos provienen exclusivamente de fuentes ¢o- loniales. En has inscripciones jeroglificas no es posible determinar si el nombre itza es em- pleado como nombre de gentilicio, Aun- ‘que el duefio del vaso cilindrico indica que sel hijo de un itsa ‘abaw, no menciona més que su nombre propio (figura 1). En Jos otros casos del nombre itz4 se em- plean glifos emblemas o titulos de origen (véase pirrafo referente ala etimologia de Ja designacién), Seguin los estudios acerca de glfos emblemas concluimos que sdlo de- finen un estado o lugar y el linaje o la di- nastia en poder de este estado o lugar (véa- se Houston, 1993: 98-100). De hecho, la Jones (1998: 87-88) ofrece lecturas alternativas. QUIENES FUERON 108 ITZAEY LA IDENTIDAD SOCIAL DE UN LINAJE GOBERNANTE. distribucién de los nombres de gentilicio del norte de Yucatén durante el Posclisico indica que no se derivan de las localidades ‘geogrificas que son controladas por los li- najes respectivos (véase Quezada, 1993) Estas observaciones dejan diversas posibi lidades respecto al origen de los nombres de gentilicio: a) su mencién no fue ne- cesaria durante la época clisica; 6) no se formaron hasta la época posclisica, c) la for- macién 0 aparicion se debe a considera- bles cambios sociales, ya que a partir del siglo 1x se manifiesta la presencia de gru- 1pos originarios de las tierra altas del cen- tro de México en Chichén Ita, ue proba- blemente eran hablantes de una lengua nahua (Garcia Campilo, 1995: 38-48), 0 ) son un malentendido de los espatioles y de los investigadores recientes (véase Roys, 1940), ya que no hay fuentes autéc- tonas que regisiren la existencia de nom- bres de genticio en a peninsula de Yucatin previos a los documentos einohistéricos de la Colonia Dos sacerdotes itsa en Chichén Itza? Todos los ejemplos que se refierenalosit- z4es de Chichén Itz4 sugieren que éstos cdesempefiaton oficios de sacetdotes u ora- ddores. En ls inscripciones relacionadas con el Caracol de Chichén Itz aparece tres ve- cesel nombre de un individuo. La frase no- minal mas completa esl que se halla en la estela del Caracol (figura 3, NI-N4); frases fragmentadas aparecen en los bloques 7, 8 y 10 de kis serpientes jeroglficas del mis- mo edificio (Bgura 4; Morley en Ruppert, > 173 MEMORIA DE LA TERCERA MESA REDONDA DE PALENQUE 14 1935). La frase abre con el nombre propio ‘ab bolon k'awil o simplemente bolon Rawil 3. Le sigue el titulo de origen ‘ab it- sa. Sin embargo, la parte més interesante es una secuencia jeroglifica que se lee ‘ab kan ts ikinal, ‘ab tsikinal 0 kul ab kan ts'its'inal. En maya yucateco colonial ‘ab an significa “el que cuenta alguna cosa, diestro en contarla” (Barrera Vasquez, 1980: 291). En la Cronica de Calkini se mencio- nan varios oficiales con dicho titulo de ora- dor (Barrera Vésquez, 1957: 21-22). Este oficial est4 relacionado con un topénimo llamado ts'ikinal o ts’its'inal. Los lexemas isk y ts'its’ son equivalentes y se toman. por “bravo, enojado, desgraciado, soberbio, malcriado, siniestro, violento” (Barrera Vas- quez, 1980: 883-884, 887; Ulrich y Ulrich, 1976: 225). El morfema nal puede recons- truirse como sufijo locativo (Stuart y Hous- ton, 1994: 20) y sugiere que tsikinal 0 ts'its'inal es “un lugar desgraciado, sober- bio y siniestro” *. Entonces, el oficio de Bo- Jon K'awil es el de (venerable) orador del lugar desgractado y siniestro. De hecho, todas las frases nominales del (venerable) orador Bolon K’awil se re- Jacionan con el Caracol de Chichén Itza y es muy razonable presumir que t'ikinal o tsltsinal sea el nombre propio del Cara- col mismo. Sin embargo, resulta curioso suponer que los mayas del Clasico hayan denominado a este edificio ubicado en el centro civico de Chichén Itz4 en forma tan despectiva, como un lugar desgractado, so- berbio y siniestro. Hay que tomar en cuen- ta que las glosas que usamos para traducir las denominaciones autéctonas provienen de diccionarios coloniales que fueron es- crits exclusivamente por los franciscanos y reflejan la influencia de la doctrina cat6- licaimplantada por su mision en Yucatin. Por lo tanto, diversas conceptos que no iban conformes a la fe cristiana recibieron connotaciones negativas y su uso fue res- tringido a contextos peyorativos. Bs pro- bable que en tiempos precolombinos el lexema tsk o tts’ mds bien descrbiera sucesos que se relacionaban con o oculto y posefan calidad enigmética como augu- ios, oaculos y profectas. De esto inferimos que el del Caracol fue un edificio relacio- nado con el vaticinio. Esta interpretacién coincide con las reconstrucciones arqueo- asttonémicas propuestas para dicho edifi- cio (véase Aveni, 1991: 292-301) previas al desciftamiento epigtifico, Concluyendo, se puede decir que el itz4 Bolon K’awil es cl orador o pronéstico del stkinal, 0 sea Caracol, que tiene la funcién de anunciar y proclamar los pronésticos hechos a par- tir de observaciones astrondmicas. Este caso puede equipararse con el ejemplo al quin ytza dela relacion de Va- lladolid. B] pasaje “lamose chichinica {Chichén Itz] a ymitacion que vn yndio que al pie del cenote del sactifico bibia se llamaba al qin ytza (‘ab bin ita)”, cla ramente indica que ou individuo stzi ‘ocupaba el oficio de sacerdote (‘ab k'in) cen Chichén itz durante el Posclisico. Ejemplos adicionales provienen de los libros de Chilam Balam. Ya que en el ma- ya yucateco la particula ‘ab también se an- 3 José Miguel Garcia Campillo sugiere que se trata de un topSnimo (Garcia Campillo 1995; 187-188), pe- +0 lestrucura del texto claramente indica el cadcterantroponimico de esta frase nominal. 4 Garcia Campilo (1995: 188-189) sugiere que este jeroglifco se lee tits te yo relaciona con varias po- blaciones yucatecas denominadas Driui()che, pero las inscripciones sean las alternaivas referidas en el testo sugieren un topénimo menor. tepone a cualquier lexema o frase nomi- nal para formar agentes del sentido “él que tiene, que haze, que usa..” que indi- can cierto oficio (Smailus, 1989: 119-120), |a frase nominal ab t'an itzae, “el habla- dor za” del Cédice Pérez, parece referirse 420110 oficio relacionado con un individuo it (véase Roys, 1940: 35, 39). la oracién uchci u sutup ab itza *sucede la enuncia- ci6n del itza", dela misma fuente, respalda Ja incerpretacién aqui expuesta. La frase nominal ab num/nun itza (Tcimin, Cédice Pérez) requiere una dis- cusién més a fondo. Varios autores sostie- nen que el atributo num o nun significa “bdrbaro, rudo de ingenio, bozal” (Barrera Visquez, 1980: 585, 588) ¢ indica clorigen forineo de su portador (véase Grube, 1994; Kremer, 1994). Pero una revision flol6gi: ‘carevela que este lexema también significa “informar, pasar a otro lugar, sofiar yanun- {QUIENES FUERON 10S ITZAES?LA IDENTIDAD SOCIAL DE UN LINAJE GOBERNANTE ciar algo antes que suceda’” (Barrera Vés- ; Ulrich y Ulrich, 1976: 144; Wisdom 1950: 545, 546). Con base en esta lectura se considera que num y nun se relacionan con una forma de lenguaje ritual (Foster, 1995; Boot, 19972). En las inscripciones jerogliicas de Chichén Itzé aparece dos veces la expre- sion ‘w-nun k’ak'nal (figura 7) como par- te de los titulos de Kakupacal (Kelley, 19685). Anteriormente se tomé como ti tulo que denomina el origen forineo de este individuo (Grube, 1994: 334-335; Kremer, 1994: 303), pero como la expre- sin ‘w-nun es pospuesta al nombre Ka- Kupacal, no funciona como attibuto, ya que en las lenguas mayas de las tierras ba jas los atributos siempre preceden al sus- tantivo que describen. Asf, la pardfrasis de la expresién ‘wun kak’nal puede set “el lenguaje ritual del lugar de fuego”. Co- Figura 7: La frase nominal ‘w-oun eak’nal en ef nombre de Kakeupacal, ‘Chichén Itz Concepto: Alexander Voss (dibujo de lan Grabam) ‘usnunal (k’ak'najtba-te’ cl lenguaje ritual ch’ahom ???‘wnun K’ak’nal —ba-te’ ‘ahaw (titulo) el lenguaje rimal (titulo) del lugar de fuego Kul ‘ah kak? venerable el del fuego b 175 MEMORIA DE LA TERCERA MESA REDONDA DE PALENQUE 1%6 4 mo las ceremonias de fuego desempefian un papel importante en los textos de Chi- chén Itz, esta lectura da buen sentido en aquel contexto (Barthel, 1955; Kelley, 1968a, 1976, 1982). Volviendo sobre el particular, concluimos que la frase nominal ab nm- ‘nun itza también indica un ofico y sign fica “el anunciador ites’. Laevaluaci6n de la supuesta migracién de los itzes El andliss filol6gico y lingiistico de la de- signacién itsa revela que la reconstruc- ci6n de fa migracién de los itzées con ba- se en los libros de Chilam Balam no es tan evidente como nos hacen creer los es- tudios previos, Vemos que la designacién itsa es un topbnimo relacionado con luga- res acuiferos y amplia distribucién espa- cial, lo que debilita la suposicién de que son originarios del sur de las tierras bajas mayas, Mas bien sugiere que existian va- rios lugares donde residian grupos que Hlevaban el nombre itz4. Las denominacio- nes de origen tampoco ayudan a elucidar el lugar de procedencia de los itz4. Sin embargo, la provincia Holtun Itza puede relacionarse con la direccién oriente, lo que corresponde a la asociacion de los it- z4es con la pequefia bajada dze emall, con el puerto de Ppoole y las mujeres que to- ‘man alli para multiplicarse (Chumayel). El concepto de nombre de gentilicio que su- siere la migracién de un grupo de itzdes ‘no es respaldado por las inscripciones je- roglificas que solamente mencionan indi- viduos con glifos emblemas 0 titulos de origen. El uso de la designacién itz como nombre de gentilicio s6lo es documenta- doa partir de la época colonial. El estudio lingiiistico tampoco comprueba la proce- dencia fordnea de los itzdes. Mas bien in- ica que los itzées han sido identificados y ‘conmemorados por los mayas mismos de- ido a sus oficios de sacerdotes y orado- res para pronésticos astronémicos, Ya que el material primario aqui pre- sentado se distingue por su origen y géne- sis, asi como por la procedencia distinta de la informacién y los diversos géneros li- terarios empleados para divulgarla, un and- lisis ertico de las fuentes primarias es un requisito indispensable que debe llevarse 4 cabo antes de interpretar el contenido. Por desgracia, la mayoria de los autores in- teresados se basa en la mera suposicién de que este material es correcto en su pre- sente forma (Kelley, 1968b: 260; véase también Thompson, 1937: 187-188 y Toz- zer, 1941: 21, nota 123). Esta suposicién es ‘cuestionable al considerar varias indicacio- nes. Las observaciones hechas en el ma- nuscrito del libro de Chilam Balam de Chumayel sefalan que la Ultima redaccién fue en 1782 (Roys, 1967: 5, 7). la presen- cia de la oraciGn ten aki-ki pabool k'atun (fe na cici pabool katun) que Gunsenhei- mer toma por “yo ordené la cuenta de los ‘Ratuno'ob”, en la Cronica 3 (Barrera Vés- quezy Morley, 1949: 41) indica la posibil- dad de que el autor 0 compilador alterara Jos datos respectivos intencionalmente para acomodarlos asus necesidades (Gun- senheimer, 1998). Ya que los otros libros de Chilam Balam considerados aqui tam- bién fueron redactados alrededor del mis- ‘mo periodo, las dudas acerca de su veraci dad histOrica se justifican. Lamentablemente no se ha expuesto una critica sistematica hasta la fecha. Un primer intento por resolver este desiderd: tum en Jos estudios mesoamericanos fue adelantado por Gunsenheimer (1998). De acuerdo con sus resultados analiticos las informaciones de las crdnicas de los Chi- Jam Balam estén agrupadas de forma te- mitica y no cronol6gica. Tal fendmeno es muy similar a las narraciones que vienen dela tradicin oral colonial y modema des- ctitas por Bricker (1981). Esto significa que aunque las fechas y los aspectos geo- graficos no sean fidedignos, los hechos si parecen haber tenido cierta coherencia histérica. De hecho, los libros de Chilam Balam nos informan sobre la llegada de lositzées a Chichén It: a vulae ab itzae, “yuestra llegada ities”, y emiob tw chi- chieen_itaae ab itza, “descendieron a Chichén Itz4 los itz4es”. Aunque los k’atu- nno'ob respectivos deben considerarse ob- soletos, s{ hay indicios para su Legada en las inscripciones jeroglificas de Chichén Itzé. Bolon K’awil, el orador itzé de! Cara- cal, ¢5 relacionado con sucesos que ocu- rrieron durante el afi 886 d.C. Desafortu- nadamente este texto no indica la fecha de llegada de aquel individuo; solamente ‘os informa que por lo menos un itz es- taba presente en Chichén Itzd a fines del siglo 1 d.C. Bl texto de la escultura circu- lar abre en el bloque A con un jeroglifico que segiin el orden preferido de las pala- bras en las inscripciones mayas debe re- presentar un predicado (figura 5). Este gli- fo consta de dos cabezas antropomorfas on ojos sombreados con el valor foné- mico /"u/ cada uno y el signo T 568 /lu/. Juntos seleen ‘u'ul /u-'ul(u)/) y se toman por “llegar” (Barrera Vsquez, 1980: 900).. In efecto, el texto nombra la legada de siete individuos a Chichén Iu en el afio de 948 d.C. Uno de ellos es claramente un sefior ited (Bloques R2-V). Silas identifica ciones cronolégicas son correctas, por lo menos se sugiere que hubo dos momen- tos en la historia de Chichén Itz en que ‘unas personas que portaban el nombre if- QUIENES FUERON LOS ITZAES? LA IDENTIDAD SOCIAL DE UN LINAJE GOBERNANTE sa llegaron a este asentamiento, antes de 886 dC. y en 948 d.C. Notese que ningu- nade estas fechas corresponde a los datos propuestos mediante las fuentes etnohis- toricas. (tra observacion que cabe mencionar al respecto es que, siguiendo a Fuensali- dd, los itzées del Petén son originarios de Chichén Itz4. Pero segtin Lopez Cogollu- do, Fuensalida lo “fue sabiendo por las profecias que tenian” (1688 [1957]: 507). En estas profecias la fecha indicada para Ja fuga de Chichén Itz4 es 8 ‘Abauw, 0 sea la ‘misma que aparece en los libros de Chi- Jam Balam. Bsto hace suponer que Fuen- salida obtuvo sus informaciones en Yuca- tén y no en ka provincia del Petén, y que tas se basan en el mismo material dudo- 80 que los estudios etnohist6ricos recien- tes (véase Vayhinger-Scheer, 1999). Jones también supone que estas profecias des- empefiaron un papel importante en el eesfuerzo por conquistar los Petén Itz y ‘convencer a Canek, sefior de Petén Itz, del fin de su poderio para que se convir- tiera ala fe cristiana y se sujetaraa a coro- na espafiola (Jones, 1998: 13-17, 174-175, 403-404), Estas observaciones sugieren que Jas profectas de los libros de Chilam Balam reciben un componente politico intimamen- te relacionado con los esfuerzos de la mi- sién franciscana por convert los mayas independientes del Petén central: una mo- tivacién politica que claramente altera la comprensin de los textos mayas. Conclusiones y perspectivas Los ejemplos seleccionados y expuestos gui se utlizan para demostrar la proble- mética que afecta la interpretacion histor- cade los documentos etnohistéricos que >i7 MEMORIA DE LA TERCERA MESA REDONDA DE PALENQUE 178 4 hacen mencién de los itzdes y que oftecen al lector cierta coherencia historica. Ve- ‘mos que las inscripciones jeroglificas se refieren a diversos acontecimientos que también consignan las fuentes colonials. ‘Sin embargo, la distancia temporal entre ambos tipos de fuentes ha causado una al- teracién considerable del contexto origi- nal, tanto en cuestiones cronolégicas como. ‘geogréficas. La interpretacién indistinta de todas las fuentes mediante ideas precon- ‘cebidas ha creado una ficciOn hist6rica que perdura hasta la fecha. No obstante, las informaciones geo- ‘grificas proporcionadas por las fuentes etnohistoricas presentan un patron de dis- tribucion determinado. Todos los datos relativos a la supuesta migracién de los it- Aes se relacionan con el este: la pequefia bajada, la provincia Holtun Itz, el puerto de Ppoole y la toma de las mujeres para la rmultiplicacién de su descendencia. La pro- ccedencia del oriente también se comprue- ba para otros linajes mayas: los quiché, los. cocom de Mayapan, los fundadores del li- nnaje de los mayas chontales de Acalén-Tix- hel, y el linge que fund6 Ekbalam. Estas observaciones nos hacen pensar que se trata de un lugar comin o t6pico literario (topoV). Vemos que la migracién de los it ‘hes pertenece a los mitos de peregrinaje mesoamericanos. Tales mitos forman un .género literario especialmente creado pa- a fomentar la autoridad y asi legitimar el gobiemo de un linaje en el poder (véase Florescano, 1990a, 19903). Concluimos que los itzdes fueron un linaje de origen regional o local; ocupa- ban los cargos de sacerdotes y oradores ‘que anunciaban y prodamaban los pro- nésticos resultantes de sus observaciones astronémicas. En las fuentes etnohistori- cas fueron conmemorados como gober. nantes de Chichén Itzd. ‘Agradecimientos BI autor aprovecha la oportunidad para agradecer a Antje Gunsenheimer, Temis Vayhinger-Scheer y Daniel Grafie-Behrens sus valiosas contribuciones ¢ informacio- nes que favorecieron la realizacion de es- te trabajo; asi mismo a Hanns J. Prem, Berthold Riese, Frauke Sachse y Markus Bherl por sus sugerencias y comentarios a diferentes aspectos del presente estudio. Igualmente agradece a Christine Winter de Velarde el haber corregido las pruebas del texto en espaol. Bibliografia Auli, H. Wilbur y Evelyn W. de Auie Diccionario chol-espatil, expariolch'ol, México, Istituto Lin- ‘glistico de Verano, 1978 (Serie de Vocabularos y Diccionarios Indigenas “Mariano Siva y Aceves’, 2). 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