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Score p oé tico cote 4 Antologia de poesia Preeur : del Pee = = Sistema de clasificaciém Melsil Rewey DGME files Sk oma ee logadores do Felipe Proyecto editorial Rodolfo Fonseca, Gerardo Rodd Edicién especial para Teleseeundaria Priateta ediciGn ser / SM de Ediciones, 2006 DR. © Secretaria de Educavisn Publica, 2006, Angentina 28, Centro, (06020, México, DE ISBN: 970-7884079.5 8M de Batictones ISBN: 968-01-1919-5 sre Wn por cualquier media mecsnica Circo poético Antologia de poesia mexicana del siglo xx Antologadores Rodolfo Fonseca David Huerta Gerardo Rod Tlustraciones de Felipe Ugalde Prélogo Imaginemos que un libro cerrado es un Iugar a donde acudinios llevados por la curiosidad de saber qué puede haber ahi. “Vamos descubriendo lo que hay conforme lo abrimos, lo hojeamos y vamos leyendo las palabras impresas en él. En ese lugar —un sitio yermo, al principio- se teje con lentitud, al paso de nuestra lectura, una atmésfera lena de luces y de sombras; més temprano que tarde, senti- mos que podemos vivir a gusto, mientras lcemos dentro de ese Ingar; mientras nos aposentamos en sus espacios, en sus rincones, en su ambiente. Y si ese lugar es un circo, mas a gusto nos sentiremos. Es lo que han querido que pase con su trabajo los an- rologadores de este Circo poético, reunién de varios ac- tos de prestidigitacién verbal y de acrobacias y magias miiltiples ejecutados por un pufiado de poetas de México. En el circo se despliegan, en forma de actos fantasti cos, los mitos y los misterios que les son més queridos a Jos seres humanos: el vuelo, el dominio sobre el fuego, la amistad amorosa con los animales, el gigante y el enano, la risa. Ja literatura, y en especial la poesfa, nos pone en con- tacto con esta materia mitica, y lo hace con medios que todos podemos reconocer: las palabras -su sentido, st ritmo, su temperatura afectiva-; palabras cargadas en cada poema con una voluntad de recreacién del mundo que hos permite a nosotros, los lectores, por el arte de sus y omprenderla, a nuestra propia manera, en la intimidad de la lectura. El canjunto de poemas que aqui pueden leerse tiene su propia miisica, su energia y sus leyes. Deben le con interés; de otra manera -es decir, si los Ieemos con indiferencia o al descuido- nunea seran para nosotros més que una serie inerte de palabras. Eso quiere decir que hay que participar en los poemas, verlos y leerlos como algo vivo, como organismos en los cuales las pala- bras adquieren vida, se animan y conversan con nosotros. Bienvenidos, pues, a este Circa poétice. Lo ‘nico que hace falta para entrar en él es ese interés y esa curiosidad que nos abriran sus puertas David Huerta Paisaje de sol Azul cobalto el cielo, gris la llanura, de un blanco tan intenso la carretera, que hiere la retina con la blancura de la plata brufida que reverbera. Alla lejos, muy lejos, una palmera, tras unas tapias rojas, a grande altura, como ¢l air6n flotante de una 6, levanta su penacho de fronda oscura. Llego al lejano huerto; bajo la parra que da sombra a la escena que me imagino resuenan los acordes de la guitarra; rompe el aire una copla que ensalza el vino... y al monétono canto de la cigarra avanzo triste y solo por el camino. Francisco A. De Teaza Heroismo Triunfaste por fin, perrillo fiel y ahuyentado por tu ladrido huye veloz el tren... José Juan Tablada Peces voladores Al golpe del oro solar estalla en astillas el vidrio del mar. ° José Juan Tablada. La luna Es mar la noche negra, la nube es una concha, Ja luna es una perla. José Juan Tablada El campanero Me contd que el ano viene mal para los trigos. Que Juan es novio de una prima hermana rica y hermosa, Que murié Susana. El campanero y yo somos amigos. campanero esta mafana Me narré amores de sus juventudes y con su voz cascada de hombre fuerte, al ver pasar los negros atatides me hizo la narracién de mil virtudes y hablamos de la vida y de la muerte. —¥ su boda, seftor? —Cillate, anciano. —Serd para el invierno? —Para entonces, y si vives atin cuando su mano me dé la Muerte, campanero hermano, haz doblar por mi énima tus bronecs. Ramén Lopez Velarde aaa La saltapared Volando del ve rtive del mal y del bien, es independiente Ja saltapared. Y su principado, Ja ermita que fue granero después. Sobre los tableros de la ruina fiel, la saltapared juega su ajedrez, sin tumbar la reina, sin tumbar al rey... _ Ave matemitica, nivelada es como una ruleta que baja y que sube feliz, a cordel. ‘Cuerpo: Es Su voz vergonzante llora ‘la doblez con que el mercader se llevé al canario y al gorrién también ala plaza piiblica, a sacar la suerte del sefior burgués. Del tejado bebe agua olvidadiza de los aguaceros, porque transparente su cuerpo albanil gratuito nivel. ¥ al angel que quiere reconstruir la ermita del eterno Rey, sirve de plomada Ja saltapared. Ramén Léper, Velarde Tugar/primero y dltimo del hombre Hermana, hazme llorar... Fuensanta: dame todas las lagrimas del mar. Mis ojos estén secos y yo sufco unas inmensas ganas de llorar. Yo no sé si estoy triste por cl alma de mis fieles difuntos porque nuestros mustios corazones munca estaran sobre la ticrra juntos. Hazme llorar, hermana, y la piedad cristiana de tu mano» enjtigueme los Ilantos con que llore el tiempo amargo de mi vida inatil. or Fuensanta: atti conaces el mar? Dicen que es menos grande y menos hondo que el pesar. Yo no sé ni por qué quiero lorar: seré tal vez por el pesar que escondo, tal vez por mi infinita sed de amar. Hermana: dame todas las lagrimas del mar... Ramé Lopez Velarde Jitanjafora Filiflama alabe cundre ala alaltinea alifera alveolea jitanjatora liris salumba salifera Olivia oleo ororife alalai cAnfora sandra milingitara giréfara zumbra ulalindre calandra. Alfonso Reyes Sol de Monterrey No cabe duda: de nifio ami me seguia el sol. Andaba detrés de mf como perrito faldero; despeinade y dulce, claro y amarillo: esc sol con suefio que sigue a los nif Saltaba de patio en patio, se revolcaba en mi alcoba. Attn creo que algunas veces lo espantaba con la escoba. Yala mafiana siguiente, ya estaba otra vez, conmigo, despeinado y dulce, claro y amarillo: ese sol con suefio que sigue a los nitos. (El fuego de mayo me armé caballero: yo era el Nifio Andante, y el sol, mi escudero.) XZ ee Todo cl cielo era de aitil; toda la casa, de oro. jCuanto sol se me metia por los ojos! Mar adentro de la frente, a donde quiera que voy, aunque haya nubes cerradas, oh curinto me pesa el sol! joh cuanto me ducle, adentro, esa cisterna de sol que viaja conmiga! Yo no conoei en mi infancia sombra, sino resolana.— Cada ventana cra sol, cada cuarto cra ventanas. Los corredores tendian arcos de luz por la casa. En los arboles ardian las ascuas de las naranjas, y la huerta en la lumbre viva se doraba. Los pavos reales eran parientes del sol. Ia garza empezaba a Ilamear acada paso que daba. Y a mi el sol me desvestia para pegarse conmigo, despeinado y dulce, claro y amarillo: ese sol con suenio que sigue a los nifios. Cuando sali de mi casa con mi bastén y mi hato, le dije a mi corazén: ‘a Ievas sol para rato!— Es tesoro —y no se acaba: na se me acaba— y lo gasto. ‘Traigo tanto sol adentro que ya tanto sol me cansa.— Yo no conoe/ en mi infancia sombra, sino resolana. Alfonso Reyes Colinas Pero esos zopilotes estandartes. . . Les envidio a ustedes la tarea de recoger estrellas que quedan tiradas en la mafiana. —Sf; tenemos ya una coleccién bastante completa. Dicen que las pagan muy bien en Groenlandia. jDibujar las colinas! Repartirles los ojos y llevarles palabras finas. Mojar largo el pincel; apartar la neblina de las nueve de la mafiana, para que el vaso de agua campesina se convierta en alegre limonada. Carlos Pellicer Deseos Trdpico, para qué me dist las manos Ilenas de color. Todo lo que yo toque se llenard de sol. En las tardes sutiles de otras ticrras pasaré con mis ruidos de vidrio tornasol. Déjame un solo instante dejar de ser grito y color. Déjame un solo instante cambiar de clima el corazén, beber la penumbra de una cosa desierta, inclinarme en silencio sobre un remoto balcén, ahondarme en el manto de pliegues finos, dispersarme en la orilla de una suave devocién, acariciar dulcemente las cabelleras lacias y escribir con un |Spiz muy fino mi meditacién, jOh, dejar de ser un solo instante el Ayudante de Campo del sol! {Trépico, para qué me diste las manos Ilenas de color! Carlos Pellicer Lipiz: lis un ser que Vuelo de voces Mariposa, flor de aire, peina el Arca de la rosa. Todo es asi: mariposa, cuando se vive en el aire. Y¥ las horas de aire son las que de las voces vuelan. Sélo en las voces que vuelan lleva alas el corazén. Llévalas de aqui que son Ginicas voces que vuclan. Carlos Pellicer AZ Guijarros 2Qué haré yo con tantos Son duros y lisos, redondos y claros, 2Qué haré yo con tantos gui Con ellos podria construir un palacio o tender un puente sobre el lago. Con ellos podria —hondero fantastico— derribar uno a uno los astros. Contando el tesoro, pasara mil afios. @Valdrfa la pena contarlo? Y luego, ¢qué haria con tantos guijarros? Las ondas transcurren con un solo céntico, las hojas sc caen del arbol, los vientos murmuran de paso. Y mientras, gqué hago con estos guijarros? Sentado a la orilla del lago, pasaré mi vicla lanzando a las ondas guijarros, guijarros... Miraré los cfrculos que se van formando, creciendo primero y después borrando. Oiré cémo se hunden cantando. Y todo seré tan limpio, tan claro: las aguas profiundas, los dias de mayo, la luz en los ojos, la fiaerza en el brazo, y siempre cayendo guijarros, guijarro: Enrique Gos Mar bajo la luna (Feasimenzo} Bajo la noche, de la nave han salido las mismas preguntas: —écaso sabemos hacia dénde vamos? —;Nos habremos equivocado de ruta? Hace tiempo que dejamos la ticrra, y por cl mar de la aventura arribaremos esta noche a la capital de la luna. Enrique Gonzélez Rojo Los cinco sentidos £ Cuando te toco parece que el mundo a mf se confia porque en tu cuerpo amanece, desnudo pétalo, el dia. ] Enel telar de la Hhuvia tejieron la enredadera —jmadreselva, blanca y rubia!— de tu cabellera negra. 2 Si el picaflor conociera alo que tu boca sabe... ° Por tu voz de mafianitas he sabido despertar de la realidad al suenio, del suciio a la realidad. 3 Tluminados y oscuros capulines de tus ojos, como el agua de los pozos copian lucero’s ilusos. Bernardo Ortiz. de Montellano | Croquis Un cielo gris que amenaza lluvia, tormenta o nevasca. ‘Un cintur6n de montahas. Una tierra seca y drida. Ni una nube ni una casa que pongan su nota blanca. El viento, lento y sin ganas, se qued6 sobre unas palmas. Bernardo Ortiz de Montellano El aeroplano Para que las nubes no le desconozcan, permitiéndole andar entre ellas, fue vestido de pajaro. Para que pudiera volar, en giros elegantcs y atrevidos, le dieron forma de caballito del diablo. Para que supiéramos que trabaja y es inteligente, le colocaron en el abdomen una maquina y en Ja cabeza una hélice que zumba como abeja sin panal, Manchado de azul desgranando la rubia mazorca del dia va el aeroplano, sujeto de la mano del piloto ya la voluntad de las cataratas del viento, dibujando cl paisaje —magueyes, torres de iglesia, indios cargados como hormigas— en su cuaderno de notas cuadriculado. Bernardo Ortiz de Montellano ¢Quién me compra una naranja? I Pausas A Carlos Pellicer jEI mar, cl mar! emt la dente 2Quién me compra una naranja Dentro de mi lo sicnto. para mi consolacién? Ya ste mnie Una naranja madura en él, tan mio, fi d ae 5 . ‘ en forma de corazén. tiene un sabor de sal mi pensamiento. ‘oraz José Gorostiza La sal del mar en los labios jay de mi! La sal del mar en las venas y en los labios recogs. Nadie me diera los suyos para besar. La blanda espiga de un beso | , yo no la puedo segar. Nadie pidiera mi sangre para beber. Como se pierden las barcas jay de mi como se pierden las nubes y las barcas, me perdi. Y pues nadie mc lo pide, ya no tengo coraz6n. gquién me compra una naranja para mi consolacién? José Gorostiza Cancién (Fragmento del porram: Mucree sin. fin) Iza la flor su ensefia, agua, en el prado. iOh, qué mercaderia de olor alado! 2Oh, qué mercaderia de tenue olor! ¢Cémo inflama los aires con su rubor! @Qué anegado de gritos est4 el jardin! “io, el heliotrapo, yo!” @Yo? El jazmin, Ay, pero el agua, ay, sino huele a nada. Tiene la noche un Arbol con frutos de Ambar; tiene una tez la tierra, ay, de esmeraldas. El tes6n de la sangre anda de rojo; anda de afil el sueiio; la dicha, de oro. ‘Tiene l amor feroces galgos morados; pero también sus mieses, también sus pdjaros. Ay, pero cl agua, ay, si no luce a nada. Sabe a luz, a luz fifa, si, la manzana. Qué amanecida fruta tan de mafiana! Qué anochecido sabes, ta, sinsabor! jcémo pica en la entrafia tu picaflor! Sabe la muerte a tierra, la angustia a hiel. Este morir a gotas me sabe a miel. Ay, pero el agua, ay, si no sabe a nada, (Baile) Pobrecilla del agua, ay, que no tiene nada, ay, amor, que se ahoga, ay, en un vaso de agua. José Gorostiza Pausas 1 No canta el grillo. Ritma Ja misica de una estrella. Mide las pausas luminosas con su reloj de arena. Traza sus 6rbitas de oro en la desolacion etérea. Lg buena gente piensa —sin embargo— que canta una cajita de misica en la hierba. José Gorostiza Manzana Concicncia del frutero campesino, manzana, entre las uvas y las nueces ide qué rubor tardio te embelleces con el otofio que te presta el vino! Gira en la piel de tu contacto fino una dulzura sana, sin dobleces, y del reflejo en que tu forma acreces llenas, sincera, cl vaso cristalino. Porque es tan limpia la pulida esfera de tu carne de plata y tan segura que el paisaje que mira, refrigera. ¥ corre por la helada dentadura una acidez, al verte, que no altera Ja sed, sino la moja y la madura. Jaime Torres Bodet Mw Misica oculta Como el bosque tiene tanta flor oculta, parece olorosa la haz de la tuna. Oscuridad eterna —El que se muere qué siente? —Que le apagan la luz para siempre. Como el cielo tiene tanta estrella oculta, parece mirarnos la noche de luna. ;Como el alma tiene su miisica oculta, parece que el alma Hora con Ia luna!... Jaime Torres Bodet Aire El aire juega a las distancias: acerca el horizonte, echa a volar los arboles y levanta vidrieras entre los ojos y el paisaje. El aire juega a los sonidos: rompe los tragaluces del cielo, y lena con ccos de plata de agua el caracol de los oidos. El aire juega a los colores: tifie con verde de hojas el arroyo y lo vuelve, sibito, azul, © le pasa la borla de una nube. El aire juega a los recuerdos: se Heva todos los ruidos y deja espejos de silencio para mirar los afios vividos. Xavier Villaurrutia Poesia Eres la compaiiia con quien hablo de pronto, a solas. Te forman las palabras que salen del silencio y del tanque del suefio en que me ahogo libre hasta despertar. Tu mano metalica endurece la_prisa de mi mano y conduce la pluma que traza en el papel su litoral. Tu voz, hoz de eco, es el rebote de mi voz cn el muro, y en tu piel de espejo me estoy mirando mirarme por mil Argos por mi largos segundos, Las palomitas del monte Parecen venir hacia aca las palomitas del monte, las tres cabecitas grises menedndose rpidas, caminando hacia el agua de flores, luego las tres cabecitas grises se alcjan juntas caminando lentamente. Y alla Iejos, en Ja ‘Tierra Florida, debajo del amanecer, van tres cabecitas grises menedndose hacia el agua de flores, y luego juntas, alejandose lentamente, Pero el menor ruido te ahuyenta y te veo salir por la puerta del libro o por cl atlas del techo, por el tablero del piso, ola pagina del espejo, y me dejas sin més pulso ni voz y sin mds cara, sin mAscara como un hombre desnudo en medio de una calle de miradas. Poema yaqui Xavier Villaurrutia Las tortugas Cadidi ca bign rului ca ti biga ne biguro no bigo huini gurid nizadé bigo hwini bign 16 ne naré ne nabuini para bizanals shini pard bisanalu shift nizado nizado nizado bia bigu buini bia bugti rb bard bizanale shini biguré bign huini Van pasando las tortugas parecidas a un collar con la tortuga grande unida a la tortaga chica a Ja orilla del mar tortuga chica tortuga grande con la grande, con la chica adénde dejaste al hijo? idénde dejaste al hijo mar? Mar mar mira a la tortuga chica mira a la tortuga grande adénde dejaste al hijo? tortuga grande tortuga chica. Poema zaporecer Canto de la guacamaya Ta pitahaya esté madura, vamos a cogerla. Cértense los otates. La guacamaya viene de la tierra caliente para comer las primeras frutas. Desde muy lejos, desde la tierra caliente, vengo cuando estén cortando los otates y me como los primeros frutos. Por qué quieren quitarme ustedes los primeros frutos? Son mios. Me como la fruta y arrojo la cascara. Cuando me he satisfecho de comer, me retiro cantando, Quédate aqui arbolito, sacudiéndote mientras yo me alejo. Voy a volar en el aire y algtin dia volveré para comer tus pitahayas, arbolito. Poema tarahumara La historia iMueran los gachupines! Mi padre es gachupin, cl profesor me mira con odio y nos cuenta fa Guerra de Independencia y cémo los espaiioles eran malos y crueles con los indios —él es indio—, y todos los muchachos gritan que mueran los gachupines. Pero yo me rebelo y pienso que son muy estipidos: Eso dice la historia pero geémo lo vamos a saber nosotros? Ivadar Novo La geografia La pompa de jabén Con estos cubos de colores yo puedo construir un altar y una casa, y una torre y un tanel, y puedo luego derribarlos. Pero en la escuela querrén que yo haga un mapa con un lapiz, Te saludan los pajaros, las cosas todas afinan para ti su mejor alba de sonrisas. ¥ recuerdan tus viajes, cuando ibas como un poco de rio redondo y frdgil, por el cauce inntimero del viento. querrin que yo trace ¢| mundo y el mundo me da miedo. Y te recuerdan, Arca de Noé, porque las regalabas a los nifios, transmutando en jugueteria de Noche Buena, el Mundo. Dios creé el mundo yo sélo puedo construir un-altar y una casa. Gilberto Owen Yo lo que buscaba Yo lo que buscaba era un pueblito relojero que me arreglara el corazén, * jay! Que adelantara, sonando la hora de otros climas bajo cl meridiano del amor. El recuerdo Lo que me faltaba era cl péndulo de tu paso Con ser tan gigantesco, el mar, y amargo, y el tic-tac de luz de tu voz, qué delicadamente dejé escrito —con qué linea tan dulce jay! Que constelara, y qué pensamiento tan fino, Jeontina de estrellas, mi pecho, como con olas nifias de tus afios—, para acordar y atar al tuyo on este caracol, breve, su grito. —corazén de pulsera— mi reloj. Gilberto Owen, Gilberto Owen Mar: Ancha caricia de frescura en el Handicap No puedo Dejar De Escribir Porque Sime Detengo Me alcanzo, Bfrain Huerta E] caballo rojo Era un caballo rojo galopando sobre el inmenso rio. Era una caballo rojo, colorado, colorado, «como la sangre que corre cuando matan un. venado». Era un caballo rojo con las patas manchadas de angustioso cobalto. Agonizé en el rio a los pocos minutos. Murié en el rio. La noche fue su tumba. ‘Tumba de seco mérmol y nubes pisoteadas. Efrain Huerta ‘Mori: Es tomar la eternidad como a desta} y repartir el alma en la ceniza, is Imposibilidad Por ahora No puedo ir A San Miguel De Allende No tengo Ni para El Paisaje Efrain Huerta Pueblo Quiubo ti 2Todavia Viboras? Yo crefa Que ya Morongas Efrain Huerta v ia: Es ape Pasco I Ahorita Vengo Voy a dar Un paseo Alrededor De Mi Vida Ya vine Bfrafn Huerta El sapo Salta de vez en cuando, sélo para comprobar su radical estatico. El salto tiene algo de latido: viéndolo bien, cl sapo es todo corazén. Prensado en un bloque de lodo fifo, ¢l sapo se sumerge en el invierno como una lamentable cvisdlida, Se despierta en primavera, consciente de gue ninguna metamorfosis se ha operado en él. Es més sapo que nunca, en su profunda desecacién. Aguarda en silencio las primeras Thuvias. ¥ un buen dfa surge de la tierra blanda, pesado de humedad, henchido de savia rencorosa, como. un coraz6n tirado al suelo. En su actitud de estinge hay una secreta proposicién de canje, y la fealdad de sapo aparece ante nosotros con una abrumadora cualidad de espejo. Juan José Arreola La jirafa Al darse cuenta de que habfa puesto demasiado altos los frutos de un arbol predilecto, Dios no tuvo mas remedio que alargar el cuello de la jirafa. Cuadetipedos de cabeza volétil, las jirafas quisicron ir por encima de su realidad corporal y entraron resueltamente al reino de las desproporciones. Hubo que resolver para ellas algunos problemas biolégicos que més parecen de ingenieria y de mecanica: un circuito nervioso de doce metros de jargo; una sangre que se eleva contra la ley de gravedad mediante un corazén que funciona como bomba de pozo profinda; y todavia, a estas alturas, una lengua cyécril que va mas arriba, sobrepasando,con veinte centimetros el alcance de los belfos para roer los pimpollos como una lima de acero. Con todos sus derroches de técnica, que complican extraordinariamente su galope y sus -afa representa mejor que nadie los devaneos del espiritu: busca en las alturas lo que otros encuentran al ras del suelo. Pero como finalmente tiene que inclinarse de vez en cuando para beber el agua comin, se ve obligada a desarrollar su acrobacia al revés, ¥ se pone entonees al nivel de los burros. Juan José Arreola Topos Después de una larga experiencia, los agricultores llegaron a la conclusion de que la tinica arma eficaz contra el topo es cl agujero. Hay que atrapar al enemigo en su propio sistema. En Ia lucha contra el topo se usan ahora unos agujeros que alcanzan el centro volcinico de la tierra. Los topos cacn en ellos por docenas y no hace falta decir que mueren irremediablemente carbonizados. ‘Tales agujeros tienen una apariencia inocente. Los tapos, cortos de vista, los confunden con facilidad. Més bien se dirfa que los prefieren, guiados por una profiunda atraccién. Se les ve dirigirse en forma solemne hacia la muerte espantosa, que pone a sus intrincadas costumbres un desenlace yertical. Recientemente se ha demostrado que basta un agujero definitivo por cada seis hectareas de terreno invadido. Juan José Arreola Todo el dia te oculto Todo el dia te oculto contra el pecho. Todo el dia, fogata. —Muro de alondras en conflagracién que me transluce las manos— Pero ahora la noche atisba por el ojo de la llave, y la cara y el ojo se le saltan en carretadas de estrellas, Desiclerio Macias Silva Para calentarse las manos Para calentarse las manos en el brasero que brilla al otro lado de la mesa, los cosmonautas proyectarian un viaje alrededor del universo. Nosotros descorremos la cortina, y las galaxias todavia sin nombre andan danzando con nosotros. ‘ Desiderio Macias Silva Niegan que sea tu imagen Nicgan Que sea Tu imagen. ¥ No puedo Mirarme En Un espejo Sin que El espejo Arda. Desiderio Macias Silva Dejé de ser gusano Dejd De ser Gusano Desde el instante mismo En que adopté la decisién De amortajarse En su suefio. De si, Es eso Todo Lo que querria Decirte * La mariposa Desiderio Macias Silva Amo el sol de este dia Amo el sol de este dia Amplio en su claridad como una alberca Que rie y rie desde tus ojos. Amo la misica Esta misica Creciendo De tu boca Como yedras azules Contra las bardas Del crepiisculo, Amo el berilo en ascuas En que mi sangre gira Como un rchilete Desiderio Macias Silva Ric con nadie el nifio Ric con nadie cl nifio. Tiende sus brazos a nadie. —Mas alld de los rayos infrarrojos y los ultravioleta, intercambiamos guinos los, Angeles—. Desiderio Macias Silva Canto de rio Canto de rio. Diamante que a si mismo se pule, y también asi mismo se abrillanta. Hasta que un dia cn sus propios deslumbramientos se ahoga. Desiderio Macias Silva El caracol El huizache Nada sabe decir pero le llega un golpe de frescura y en un gozo aromado hasta las ramas sube su flor, Jugabas, a oscuras, a hacer caminos en la arena. El mar no te alcanzaba. ¥ era una gran sombra, y una cinta blanca, y un rumor deshecho. Rubén Ronifaz Naito dorada como cl sol que le quema. Erizado de espinas levanta en la mitad del Ilano. Su fronda es una copa de polvo, Cuando la roza cl aire Na tortola triste de se Ay, pero en cl verano el huizache recibe la humedad de la tierra. Su débil tronco olvida, reverdece las hojas, ablanda las espinas. Ay, pero en el verano en una sola flor amarilla, pequeita, canta toda la tierra. Dolores Castro Lavanderas del Grijalba Paiiuelos del adids, camisa de la boda, en el rio, entre peces jugando con las olas. Como un recién nacido: bautizado, esta ropa ostenta su blancura total y milagrosa, Mujeres de la espuma y elademan que limpia, halladme un rio hermoso para lavar mis dias. Rosario Castellanos La velada del sapo Sentadito en la sombra —solemne con tu ci eso!) (en apariencia, al menos, debido a la hinchaz6n de los parpados); fifo, frio de repulsiva sangre fifa. Sentadito en la sombra miras arder la Kimpara. En torno de la luz hablamos y quiza uno dice tu nombre. (Es septiembre. Ha llovido.) Como por el resorte de la sorpresa, saltas y aqui estis ya, en medio de la conversacién, en el centro del grito. {Con qué miedo sentimos palpitar el corazén desnudo de la noche en el campo! Una palmera Sefiora de los vientos, garza de la Ilanura, cuando te meces canta tu cintura. Gesto de la oracién 0 preludio del yuelo, en tu copa sc vierten uno a uno. los cielos. Desde el pais oscuro de los hombres he venido, a mirarte, de rodillas. Alta, desnuda, tinica. Poesia. Rosario Castellanos La luna La luna se puede tomar a cucharadas o como una cApsula cada dos horas. Es buena como hipnotico y sedante y también alivia a los que se han intoxicado de filosofia. Un pedazo de luna en el bolsillo es mejor amuleto que la pata del concjo: sirve para encontrar a quicn sc ama, para ser rico sin que lo sepa nadie y para alejar a los médicos y a las clinic Se puede dar de postre a los nifos cuando no sy han dormido, y unas gotas de luna en los ojos de los ancianos ayudan a bien morir, \drinas que atraviewar Pon una hoja tierna de Ja luna debajo de tu almohada y miraras lo que quieras ver. Lleva siempre un trasquito de aire de la luna para cuando te ahogues, y dale la llave de la luna a los presos y a los desencantados. Para los condenados a muerte y para los condenados a vida no hay mejor estimulante que la luna en dosis precisas y controladas, Jaime Sabines El diablo y yo nos entendemos El diablo y yo nos entendemos como dos vicjos amigos. ‘A veces se hace mi sombra, ya a todas partes conmigo. Se me trepa a la nariz y me la muerde y me la quiebra con sus dientes finos. Cuando estoy en la ventana me dice jbrinca! detras del oido. Aqui en la cama se acuesta . a mis pics como un nifio y me ilumina el insomnio con luces‘de artificio. Nunca se est4 quieto. Anda como un maldito, como un loco, adivinando cosas que no me digo. yy a Quién sabe qué gotas pone cn mis ojos, que me miro a veces cara de diablo cuando estoy distraido. De vez, en cuando me toma los dedos mientras escribo, Es raro y simple. Parece a veces arrepentido. El pobre no sabe nada de si mismo. Cuando soy santo me pongo amurmurarle al ofdo. y lo mareo y me desquito. Pero después de todo somos amigos y tiene una ternura como un membrillo, y se siente solo el pabrecito. Zorra “Arroz a la zorra.” persiguiéndose la cola. Eduarde Martinez, Hipopdétamos La madre lo arrima, lo mete al agua para quitarle un peso de encima. ‘Todo en ella es est6mago. Hace girar las hélices de sus orejas. El dirigible se dispone a sumergirse. Eduardo Martinez Poesia: Realidad: Es una manera /de reeseribir el tempo. Homer Avidjis La otta cara del tiempo, Ornepio Pas ; Puerta ala eternidad. Manuel lacie Duro cristal de dura roca. Xisvier Vitiasevetia niente que aparece en los pechos como deseo sangeante, Jost Carlos Becarras 1 Eltiempo sin el tiempo. Carkos Peilicer : Es apenas wovar de bareas ena blanda 4 fe sol para fos otros,/los otros todos que somos nosotros, Octavio Pas Luz palpable /que cl tiempo no exosiona. Efrain Bartolome sto en medio de la hora, Mazuel Maples Arce Indice de primeros versos A veces mendes Aba ci rie pose en eitensi,sbrasa Abe Aaa me ltgs sole ius saci digo ‘Alma que cada, ‘Alwrica Al ders cuenta de ge habia posaedlemnsia£..) Aigeloe de or tor Amost nl deem dee ‘gael kamen wna le led de sae Becerra) Ayslies comport Poema maya “Arvin incre (Martner) Adi se divigian wf terse Poema ndlusaitl Atom hd (Ochoa) Avorn ate senna ‘ “yer flores “Aol aba stage tn omar De Bajo te nace, ae ly neve (Gonziler) (Gaon epic floret de waranjo oemamarateco Suner Come wn etongar Come el bsg tiene Coma no tienen Goma oder rns hicestsharos de pope Cam cts enbor de lors “ am sr ene iret, cf mar, yang Cancenctn del frutera carpi Cron Cuando vamos de paso Cuiiede,exidade Det atmo de nia some dass ancignoe Dab Desoperstida en st rincin (Huerta D.) HACIA UN Pais DE LECTORES wn ll Cee EO nec et cranes rea Meee one Pardee uel reac ett Cems Vion ketene ieirattce es mexicanos del siglo xx. La estructura del libro cstd organizada con un Prresltertetmee cera Geeta NRE neta sti Be care incluidos, un diccionario poétieo y todo un circo de ilustraciones. David Huerta nacié en la Civdad de México (1949). Estudio en la UNAM; fue becaria del Centro Mexicano de Escritores (1971-1972). En Cea ae eens easter iste trance tenet retreat Peer Se ese elec ee Mette eT ec eB cto) eyo chabert ht ais erin CN se cama ener eT I enero eae ae ySo gece Stee ca nee eartT oe essen Cree ae tet el co See On eRe ats eet) eo ua camer Ray One Rea Exerc ey sacra Omer aT fee eee OC eet ero cars Mestre (tsa Surana ent ttorecel keer Med Rea Been eNotes nice) Rodietes ao el sim ee eat! a

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