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NEGOCIOS PENDIENTES ANDRES TRAPIELLO SEGUNDA EDICION Desde la formulacién de laley dela grave- dad (en laque intervinieron, como es sabi- do, Newton y una manzana) hastalainven- cidndelturrén (obradeun duleeroy un ex- cedente de almenciras), es algo admitido ue todo tiene que ver con la casualidad. Pero la casualidad no es otra cosa que una cortesiadel destino. Noes casualidad, por ejemplo, ue, siendo lasnavidades iestastan agotadorasy depri- mentes,sigamos celebréndolas con tanta. fe Sediria incluso que de un afo para otro olvidéramos cémo son o.en lo que las con- vertimos (yen lo que ellas nosconvierven, devolviéndonos a enero irreconocibles), Porquese acometen siempreconilusiénin- ‘architable, La excitacién de la gente los daspreviosalaNochebuena,conlaprome- sa de los reencuentros y los excesos, es ‘enorme eingenua, pueril, dirfamos, como aque sienten los nifiosla vispera de Reyes. Podriamos establecer unateoriadelaNavi- dad, basada en elcandorde iainfancia, Una vez al afo los adultos se confabulan para hacer realidad los suefios de los nifios. La credulidad de estos hace posible esa mara villa, hasta que legados a un punto tal cosa se hace insostenible, porque los nifios cre ‘ceny,enelmomento mismo quepierdensu inocencia, se ven ellos mismos impelidos a prolongar la fccién, primero, en quienes, por edad, siguen crevendo todavia, y poco espuésensuspropioshijs:sedmo privar- Tes de esos momentos maravillosos, acaso los tinieos puros que vayan a tener en toda suvida? Mi madre, hija de un maestro de es- cuela, recuerda ain a sus ochenta y cinco aahos lo que los Reyes ‘Magos Ilevaron como regalosaellay susher- ‘manos hasta el misero pueblo de Matueca, donde vivian,enesare- motay gotica provincia de Leén: una exotica naranja. Oimos hablar deaguel tiempoyppare- cequemimadredijera: toda mi vida por aquel frutoperdido. “Todo mireino por un instante” fueron as timaspalabrasdelarei- naleabell,cuandospe- @ naslequedabaninstantesnitampoco,claro, reino, Lo hele en El libro dels finales, que mic ha enviado una lector, después de leer ella el articulo que se publicé en esta péagina hace semanas, propésito del que ‘un médico alemén habia escrito sobre las “lias palabras de alguns personajes c&- Jebres; no le parecia justo que no hubiera ‘mencionado esteotro,escitoporuntal A- bere Angelo, seudénimo tras el ue sees- conde su. hija. Para eso estin as madres, para hablarmos de naranjas que esconde el. tiempo v de hijas que se esconden en un seudénima.No ha sido tampocouna casua- lidadquellegaraamis manoseselibro,don- den célebre eptafo vuelve arrancarle ‘uno una sonrisa: “Aqui yace el euerpo de Ben- jamin Franklin tipéera- fo, como lacubierta de un viejo libro roto, sin titulos ni dorados. Es pasto de los gusanos, mas no seri perdido to- davia, pues cree firme. mente que reapareceri en una nueva edicién, rejoradsrevisada yco- rregidapordlautor":Em- pezaunaionues Es posible quese paezcaal anterior, pero no podris- ros afrontario sino c= ‘yéramosquehabrideser mmejorado, revisado, co- rregida,Nopuesdeseruna casualidac en medio del tedionavidenao LACASUALIDAD NOES OTRACOSA QUEUNACORTESIA DELDESTINO

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