You are on page 1of 19
ESTUDIOS SOBRE LEISHMANIASIS TEGUMENTARIA EN EL PERU VI. Relacién entre leishmaniasis tegumentaria y Phlebotomus Aristipgs HERRER Seccién de Entomologia Médica det Instituto Nacional de Higiene y Salud Pablica, Lima, {Recibido para su publicacién e] 24 de Diciembre de 1950). En estos Gltimos tiempos. como es sabido, se ha puesto de manifiesto que la transmisién de la leishmaniasis, tanto visceral como cutanea, se lleva a cabo tan sélo por insectos del género Phlebotomus, cualquiera que sea la region geografica que se considere. Por esta razén, al ocuparnos acerca de las relaciones epidemiolégicas entre la leishmaniasis tegumen- taria en el Pera y su posible vector, orientaremos en tal sentido nuestras observaciones. Ya anteriormente se ha indicado como en el Perti la leishmaniasis tegumentaria es endémica en dos regiones geograficas completamente di- ferentes en cuante al clima y la topogratia del terreno: Ja sierra y la sel- va, conociéndose como sierra a la regién montafiosa de la Cordillera de Jos Andes. También ya hemos indicado que en Ja sierra Ia leishmania- sis tegumentaria prevalece entre los 1,200 y 3,000 metros de altura so- bre el nivel del mar y se la conoce con el nombre de uta, region donde el clima es templado 0 ligeramente frio de acuerdo con la altura del lugar que se considere, Segiin se trata del lado occidental de la Cordillera de los Andes, de las regiones que quedan entre dos cadénas o ramales fon- gitudinales de la misma, o de la parte que esté ya hacia la selva amazé- nica, los geégrafos peruanos suelen dividir la sierra en cisandina © ver- tiente occidental, interandina o valles interandinos y trasandina o vertien- te oriental, respectivamente (Pargya Paz SorpAn 1943). Al estudiar la distribucion geografica de insectos tan fragiles y de corto radio de vuelo como son las titiras, nos parece necesario tener presente las citadas sub- 120 REVISTA DE MBDICINA EXPERIMENTAL divisiones de la zona de sietva. Durante el desarrollo cel porsente cn pitulo, de acuerdo con este criterio, haremos diferencia d> la sizrra segtin se trate de la vertiente occidental o de les valles interandinos; y no to- caremos a Ja sierra de la vertiente oriental o trasandina, porque se care cen de datos de esta regién en relacién con las titiras. 1, Phiebotonus de la sierra occidental y su relacion con ia uta Ha sido en Ja sietra de Ja parte occidental de la Cordillera de los Andes, y especialmente en los valles del Rimac y de Santa Eulalia, de- partamento de Lima, donde desde hace tiempo se ha levado a cabo de- tenides estudios sobre los phicbotomus, tanto en Io concerniente a la sis- tematica asi como también a la biologia y habitos de esto: insectos. Aun- gue tales investigaciones hayan sido realizadas anicamente er coacecién con Ja verruga peruana o Enfermedad de Carrién, cuyo vector es el Phlebotomus verrucarum. los conocimientos que se han ido adquitiendo acerca de los phlebotomus en general son de gran utilidad para orientar cualquier estudio que se proyecte sobre la transmisidn de la uta. Como se ha indicado en la pagina 51 (Grafica I}, de esta serie de articulos, la zona endémica de la uta en Ja provincia de Huarochiri estd comprendida entre 1.200 y 3,000 metros de altura sobre el nivel del mar. En esta misma zona es endémica también la verruga, con Ja diferencia de gue su limite inferior desciende un poca mas, segiin Hretic (1942) hasta jos 940 metros de altura cn los valles de Santa Eulalia y el Rimac. Seme- jante paralelismo en etanto concierne a fa coexistencia de ambas enfer- medades, se observa también en la mayoria de las zonas conocidas como verracégenas, tanto en ta vertiente occidental de los Andes asi coma en algunos valles interandinos. Por otro lado, ademas. entre fa vertuga y Ta uta existen interesantes similitudes epidemiologicas. tales como Jas de ser ambas mas frecuentes en localidades rurdles que en urbanas, la de aumentar Ja incidencia durante los meses de Huvias, etc. De ahi que, al juzgar la importancia de las relaciones entre phlebotomus y Ja uta, sean de verdadera ayuda lo que se conoce acerea de la transmisién, distribu cién geografica y determinados aspectos epidemiolégicos de la verruga Especies de phlebotomus conocidas, En localidades verrucogenas de la vertiente occidental de los Andes, hasta la fecha se han encontrado las tres siguientes especies de titiras; a. Phlebotomus verrucarum Townsend (913 b. Phiebotomus perucnsis Shannon 1929 c. Phlebotomus noguchit Shannon 1929 ESTUDIOS SOBRE LEIS IMANIASIS TEGUMENTARIA H2n a. Phlebotomus verrucatam. Especie con la que s¢ ha levado a cabo casi tedas las investigaciones sobre transmisién de la Enfermedad de Carrién, por lo que es Ia mejor conocida en cuanto a su biologia, ha- hitos y distribucién geografica. Hasta donde se sabe, parece ser sino ef tinico el principal vector de la verruga. Se halla presente en todas las localidades conocidas como verrucégenas en fas que se hayan !levado a cabo observaciones entomolégicas, tanto en la vertiente accidental de fos Andes como también en ciertos valles interandinos. De la misma ma- nera nuestra cierta correlacion con la distribucién geografica ¢ incidencia de Ja leishmaniasis tegumentaria. Asi, aunque esta presente en toda la zona verrucégena del Santa Eulalia y del Rimac, por ejemplo, es mucho mas abundante a altitudes donde la uta adquiera mayor endemicidad, ¢s- to es entre los 1,860 y 2.400 metros de altura, como se ha hecho notar anteriormente (Pag. 51). Sin embargo, cs también abundante en cies tas localidades donde ios casos de uta son faros © no existen, segiin indi- caremos mas adelante. Por otro Jado, a una determinada altitud puede cer abundantisimo en unos sitios y casi no existir en otros, lo que depen- de de la relacién con el campo. Asi Hertic (1942, Pag. 27) ha hecho nofar que mientras en la ciudad de Matucana (2,400 m, de altitud) es muy dificil encontrar este insecto, en los alrededores de la misma las titizas son sumamente abundantes. Esta titira pica por igual al hombre y a un gran numero de mamife- tos, tanto domésticos como también salvajes, del mismo modo que a la mayoria de Jas aves domésticas; en cambio, no se ha podido observar se alimente sobre pequefios roedores como ratas o ratones, ya sea al estado aatural o experimentalmente. a pesar de que si ataca a roedores de ma- yor tamaiio, como cuyes y conejos. Con frecuencia hemos encontrado especimenes de ambos sexos en cuevas de zerros, en Jugates no frecuen- tados por el hombre y los animales doméstices. En tales casos la propor- cién de hembras alimentadas y no alimentadas (con sangre), era mas 0 menos la misma que se observa en las habitactones bumanas o en luga- res donde se encierran animales domésticos, lo que hace presumir que en ciertas ocasiones no tendria relacion alguna con el hombre y tos anima- les domésticos. En resumen, se puede decir que, al menos en lineas generales, existe correlacién enfre la abundancia del P. verrucarum y la incidencia de la uta, Ademas, no conocemos un lugar utégeno donde no exista esta titirc b. Phlebotomus peruensis. . Ei P. peruensis es menos abundante y de distribucién algo mas restringida que la especie anterior. Es raro en- 122 REVISTA DE MEDICINA EXPERIMENTAL contrarlo por debajo de los 1,800 metros de altura aunque, por otro la~ do, si se halla en localidades que estan ligeramente por encima de los 3,000 metros, al menos en Jos valles de Santa Eulalia y el Rimac. sobre- pasando de esta manera el limite superior de la respectiva zona utégena de estos valles. Sus habitos no son tan bien conocidos como en el caso del P. verrucaram, aunque se sabe que en Ja naturaleza se alimenta tanto sobre el hombre asi como sobre las aves domésticas, Especialmente por observaciones recientes realizadas por nosotros, tenemos fa impresion de que el P. peruensis sea de habitos prefereatemente salvajes y que para ocuitarse prefiera lugares que se hallan al abrigo de cambios bruscos de vientos y humedad, tales como cavidades o cuevas profundas que se en- cuentran en zonas campestres. en las que se suele encerrar ciertos anima- les domésticos o que son rutinaciamente visitadas por animales salvaijes. Es asi cémo tltimamente hemos tenido oportunidad de observax canti- dades considerables de esta titira en una enorme cueva donde se ence- traba chanchos, ligeramente por encima de Huachupampa (2.800 m.}, en el valle de Santa Eulalia; del mismo modo que en un criadero de cuyes y conejos, hecho escabando el suelo, entre Jas huertas de Lanca (1,800 m.). valle de Canchacalla. En ambas ocasiones el P. peruensis se encontraba en proporcién mayor que el P. verrucarum, situacién que hasta entonces no eta conocida por nosotros. Dada esta particularidad del P. peruensis. parece que al menos en ciertas ocasiones estaria en condiciones de poder actuar como vector de la uta. Sin embargo, hay que tener presente que la zona endémica de la uta en Ja provincia de Huarochiri se inicia a los 1,200 metros de altura sobre el nivel del mar, entre tanto que el limite inferior de la distribucion de esta especie de titira empieza recién alrede- dor de los 1,700 metros en los valles del Rimae y de Santa Eulalia (Henne 1942, Pags. 35 y 36). De esta manera. no hay una correlacién rigurosa entre la distribucién de este insecto y la zona endémica de la uta en fa provincia de Huaroch ce. Phlebotomus noguchii. De las especies de phlebotomus encon- tradas en la sierra det departamento de Lima, ésta es la que tiene mas amplia distribucion en cuanto se refiere a la altura de las localidades, ya que va cuando menos de los 900 a los 3,200 metros. Pero a pesar de es- to, st niimero es relativamente reducido y, en cuanto a sus habitos, esta telacionada dnicamente con ciertos coedores que habitan lugares rocosos y aridos. No pica pues ai hombre ni a los animales domésticos, del mis- mo modo que no se le encuentra en lugares cultivados o dentro de habi- ESTUDIOS SOBRE LEISHMANIASIS TEGUMENTARIA 123 taciones humanas, Siendo asi, parece improbable que pudiera jugar ale gtin papel en la transmisién de ja uta. Con frecuencia en el tubo digestivo de esta titira se encuentra un flagelado al estado de leptomona, el que no deberia confundirse con el germen de Ja uta. Se trata de un trypanosoma que parasita varias espe- cies de Phyllotis (pequefio roedor salvaje que sirve de principal huésped del P.noguchit) y que ha sido descrito con el nombre de Trypanosoma phyllotis (Herre 1942). Relacion entre la abundancia de titiras y la incidencia utégena. Por fo general, en la mayoria de las zonas utégenas hay cierta correlacién entre ja incidencia de la uta y Ja abundancia de las titiras, cosa que se puede apreciar especialmente en Jos valles de Santa Eulalia, Rimac y Canchacalla, en la provincia de Huarochiri. En el caso de Ja verruga esta correlacién suele ser mucho mas estrecha. Asi, en e) valle del Ri- mac por ejemplo, podriamos citar Jugares como Puente Carrién (anti- quamente Puente Verrugas), los alrededores de Surco, etc., en los que tanto la verruga como las titiras son igualmente frecuentes; cosa seme- jante se puede decir de ciertas localidades que se encuentran ya cerca al limite superior de la zona endémica, como sucede en Chacahuaru (Km. 89 de la Carretera Central; altura 2,600 metros}. etc, En los valles de Lurin y Mala, ambos también en la provincia de Huarochiti pero al our del valle del Rimac (véase el mapa de la provin- cia de Huarochiri), no es tan clara esta correlacién entre la abundancia de las titiras y la incidencia leishmaniasica de las localidades. En el valle de Lurin y en Ja parte del de Mala que coresponde a Ja provincia de Hua- rochixi, tal vez si los phlebotomus sean figeramente menos abundantes que en el Rimac. A pesar de esto la uta suele alcanzar altisima incidencia en localidades como Sikaka (2.400 m.) y Huatiacaya (2,050 m.} en el valle de Lurin, y Huancata (2.750 m.) en el de Mala; al mismo tiempo que ta verruga parece ser mucho menos frecuente a medida gue se va del Rimac hacia ef Sur. Estos hechos habian sido ya observados por nosotros en varias excursiones que hiciéramos al valle de Lurin. y posteriormente he- mos tenido ocasion de. verificarlos durante unos estudios sobre control entomoldgice de la verraga que con e! insecticida DDT Hevaramos a ca- bo en el Colegio Agropecuario de San Juan, Matucana, entre 1947 y 1949. El citado colegio esté ubicado en pleno foco verrucoso del valle del Rimac, y los alumnos que

You might also like