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UNIDAD 6 LA MODERNIDAD PLURITOPICA, LA MODERNIDAD Y LA POSMODERNIDAD VISTAS DESDE AMERICA LATINA OBJETIVO: El estudiante diferenciara las propuestas teéricas de algunos filésofos. latinoamericanos contemporaéneos para comprender la idea de una modernidad pluritépica, BIBLIOGRAFIA * Magallén Anaya, Mario, "Modernidad, verdad y sujeto histérico" en José Gaos y el crepiisculo de Ia filosofia latinoamericana, México, CCyDEL/UNAM, 2007, pp. 63-105. Sanchez Vazquez, Adolfo, “Sobre la posmodernidad” en Iztapalapa, UAM, México, n° 49, Julio-Diciembre, 2000, pp. 209- 214, Sanchez Vazquez, Adolfo, “Radiografia del posmodernismo” en Filosofia y circunstancia, México, Anthropos/UNAM, 1997. pp. 316- 329. Vargas Lozano, Gabriel, “El ‘fin de la historia” en Estudios. Filosofia practica e historia de las ideas, Unidad de historiografia e historia de las ideas/INCIHUSA, Mendoza, Argentina, n° 3, Julio, 2003, pp. 59-71. 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Magallén Anaya, Mario, “Modemnidad, verdad y sujeto hist6rico” en José Gaos y el ereptiseulo de la filosofia latinoamericana, México, CCyDELIUNAM, 2007, pp. 63-105. nm oO as Tl, MODERNIDAD, VERDAD Y SUJETO HISTORICO MODERNIDAD ¥ POsMODERNIDAD Un determinado discurso ha colocado a algunas corrientes filosdficas y a lt realidad filosofica misma en una sitacion complicada, hasta llegar a un nibilismo generalizach mente con respecto a la existencia, lo que gener sei yactitudes que van desde el recorrido por terrenos no cono- ta aquellos llenos de melancolia, nostalgia ¢ inclife- rencia por Ia historia social y politica circundante. La experien- biisica de los amplios horizontes te6ricos filesdticos ya no tris, Lo cual tiene, como los demas as- pectos de li supuesta posmodemidad, un doble rose, como el ser mitologico romuno, Jano, Fl prefijo “pos” hera, en algunos pensidores, y “honor al vacio", a ta especialidad disciplinaria, al entre mn una realidad historica que desafia la necesidad cle === nuevas redefiniciones ante el descubrimiento dle la contin- [== pencia y la diferencia. Empero, éstas siempre han estado en porque lo propio del ser humano es lo efimero, !o , kt histosicielad, como también lo son el ser, el ente, Shi existencia, kt verdad, ete, Factores con los que trathaje ki f= , especial- ntendido como “estar despues de teria, al mismo “ge: po miedo larse Bs 6i Mario Magalton Anaya latinoamericanas y kis margi- ficas occidentales: las filosofis nates del Yercer Mundo. :| prefijo “post” represent La contingencia es uns de kis expresiones dle la modernidad, cs el descubrimiento de los propios limites del yo como si to individual, accidental y problematico, lo cual Ileva, irreme- diableme: mndicién humana concebida como finitud y condicionalidad. En relacién con este “post”, Ferenc Feher ha sefalado: “nuester preocupacién, dado que nos hemos considerido postmexlemos, se halla prisoner por la misma va- queciud del (G:mino ‘post’ ”. El post es un prefijo poco aforu- nado, como lo es el de (postimodernidad, porque se diluye en laindefinicion ¢ inconsistencia conceptual del conocimiento de los grandes discursos totalizadores. £l-post’, segiin Ferene Fehér, ha inv ciplinarios, inter y inansdiseiplinarios cle las ciencias huma 4s, sociales y cientificas; a Ia vez que se han originaclo nuevos campos cpistemologicos, nu les, cientificas y teenoldgicas. Dentro de esta realidad existen indetiniciones en fi formacién «le nuevas ciencias y disciplinas, porque unas se trispasin, compenctrun e interactian mutuamente y ch igen a otras. Por tanto, se puede decir que ala dliversiciid de conociniientos y de lenguajes acunales, se les har ageegado el prefiio “post”, penetrindo asi ciencias y disciplinas, dando n'a muy diversas aplicaciones del “post”: (postdestructt ralismo, (posdmarsismo, (posDindustrialisme, (posDhistoria, (postmodernidad, sociedades (posrevolue iedacl, vacio, inliferencia. cubrir la 1e, it. des as di onarias, etectera. entice El pensamiento actual estd repleto de categorias cuys aiff specifica viene dada por este prefijp. Tenemos el “postestarctuti- Jismo", el “postinclustrialismo” y las “soctedades poscevoluciona sos incluso la pasthisoirte. Ast pues, la primera inquictud {que nos plantea el presente cuando se vive come posto quees nde est mos sino “d it delibera~ dumente wag ics tambien nos viviendo en el presente, m0 estamos d j4és". Usta descripeion temporal espac 5 especial porque “despues” si Modernidad, venta y sujet bistérico 65 que ya no hay nomas villas, que las vintudes han desaparecido ¥ que, por un lado, las personas actéan de modo instrumental IS que por otf encajan en roles y requibitos externos ¢ liuciona tener en absoluto ninguna motivaci intrinseca"* n moral La posmodernidad es 1 cancektcion de posibilidades de h existencia, los seres humanos y tos distintos saberes se en- cuentrin en Is incertidumbre y en lo disolvente, en ta incon- istencia epistemoldgica, lo que impide ver fa “totlidad del bosque’, asi como difereaciar ts partes que: lo constituyen la posmoxlernidad se encuentrs transidht por ta con tingencia, li disolucién, lo nario, lo Tietal” pare usar ledrica— y el “garopardismo”, emen- como Ia forma dis a donde se han roto todas reglas etic iales, cientiticas, politicas, econémi un término de la fisic = donde “todo se vale”. Con li posmoderidad se han e: ES mentado simbites sumumente problemiticos, un enfermizo - i ino comin onto- diversos. horizontes. Los primeros sintomas de esta nueva actitud empezaron a formarse en un horizonte divicido. Lo cual, sugicre asumir una sit dentro dle un designio r ngencia tiene su propio des- ino, lo que Meva implicita ta plaralidad filosética, y precisamente, desde donde se puede sostener una filosofia de lt moral o una ética sin “tirinéas” de ningin caricter, esto mplica, © sugiere, una serie de conceptos y categoriis comu- = Heloe y Fees, op. eit, pp. 247 * Obseackni dt puts Ueagui sev nun eEsains cant el pei (pen tne uidul en vez de ¢penthnealernibal, por conodilad para fos lectotes dee Lab ellans, y pone comtinmerte se ust en espanol camo “pas en vez de “po: a eft} 66 Mario Magaltén Anaya ere la cualidad imas, es decir, lo mis particular acl comin desde donde se pueden construir tos nuevos principios, No obstante, este desolador horizonte de la posmodemni- dad, en el mundo actual aparecen nuevas preocupaciones por la metifisica, la racionalidad, el Ser y el ente. Desde hace tiempo, este nuevo orden metatisico y epistemoldgico se ba nteado desde Lulinoamérica. Lt metafisica parte de nues- tra realidad concreta; los kitinoamericanos kt construyen desde una situacién peculiar, desde su propia situacin de tuados en cl mundo de lt desigualdad y de fat se ubica ef ser humino como problema. Pastir de la cealidad conereta hatinoamericana que se vive en la actualidad, lev: a considerar que ke metalisica latinoamericana en nada se di ferencia a las cle otras latitudes, La metafisica es abstracta si se Ja sigue considlerando como aquello que tradicionalmente se ha designado como ontologia. Es un esfuerzo reflexive por entender al ente como tal y no como una parcela © pani- cularidad. La metafisica, aunque tiene como punto de partic la realidad espacio-temporil concreta ¢ histérica, empero, su universalidad se mueve en un nivel suprthistériee y supra espacial y esti condicionada por un proyecto cultural concreto, que la rebasa en cuanto sus contenidos. 1a filosofia contemporinea, y con ello kt kiinoameric: in del ser se Constituyal una nes mit ten la interpretaic ‘ sistema abieito, sin caer ica que configure aticidad © en una faz6n que no sea cemada y uni- vora, sino que deje lugar a lo desconocido y, que por serlo, se sto es, que recupere Una razén me: de una mete convierta en mistesio. nos pretenciosa, incorpore la intuicién. Se tra fisica que trabaje de forma analogies, que impid cier en el univocisme como en el equivocismo, y, sin embargo, conceda aeste tlimo el predominio de ka diversidad, la ambigéicdad, que no es un obstieulo para kt sitematicidd 1o de los limites ignifica asumi dle la rain, es una acti ef reconociniie sw finitud, lo que tina aweptacin a Modernidad, verdad y sujeto bistirica 67 tud realista. La sistematicidad en el discurso analdgico requie- re de un onden en ta muhtitud heterogénea de las partes. Este ‘orden comienza con las causas de caricier ontolégico, pues todo orden tiene un principio que es eminentemente causal, donde existe una logica jerirquica de acuerdo con algo prin- i cipal y secundario. Se puede decir que la causalidad y a ana- logia son las principios ontolégicos, logicos y epistemoldgicos del orden, S==" ~ De esta manera, ht plunilidid de los distinios géneros de 5 causas surge de diversos drdenes, de ningtin modo es disper- == sion sino ta unidad de ta diferencia, lo cual se constituye de una multiplicidad de determinacione: 0 episte mol6gico y ontologico. La pluratidad es lo caracteristico de ta diversidad dle la Raz6n, dle los entes y de las cosas, Lo plural no significa dispersion sino integracion de las miltiples deter- = minaciones en una unidad teérico-filosética, epistemologico- simbélica y cieutifiea Asi, ka unidhadl de ta RazOn, clel saber, del ente, del Se cosa, de la re fica Le uniformidad ¢ inv: bilidad: mecanicista, sino la consteaceién de una forma ¢s- tructunida, cohcrente, suficientemente conformada y consti- =~ tuida por conceptos, categorias y tcorias titosoticas, saber == filosotias, cticas, valores en una relscion disciplinaria, interdis- Giplinaria, y transdisciplinaria. Lo cual, permite decir que tos conceptos cambian y rescitian en el pensamiento ordinario. Actian y reestucturan y se semantizan en la periferia de la dad, nwo sig los Conceptos camibian, y no slo, aunque sobre todo, en lt periferia especiaizada; y aun estos cambios reactian pre el penssam mente, también k weute dle tales cambios en as sugeritlas, pero seria un gran desatino el considerar a Li metalisica s6lo desde esta perspectiva historica, puesto que ento onlinutio, Cie fisiea se ha ccupado estensn de las for Luna hay tin enorme niicteo central del pensamiento humane que no tiene historia —o ninguna registrada en La historia det pensamien . a ge 68 Maria Magation Anaya to; hay categorias y conceptoy que, ew su casicter 1 mental, no canbian en absolute. Obviamente, no solo en tos pro duictas especializadas del pensar refinado, Son tos luggues del penstmiento menos tefinado y constituyen, sin embargo, el niicleo indispensable del equipaje intelectual de los seres huuma- ‘nos mis sofisticaclos.? se busca entender a través de Es decir, en ti Hlosofia actu Ja metafisica 0 lt ontologfa, como el intento por alcanzar una imagen general de ht realidad con procedimientos racionales. Continuande con nuestra reflexion, el término de posmo- dlernidad, visto desde ota perspectiva, es rico en significaclos jue reflesiona sobre ciertos desarrollos filossficos que alu- den a una interpre mista de ka realidad filoséfica de ha raz6n, no la cancela, El ser humano ha abandomado su centro para dirigirse a lugzres sin puterta seguro, porque hit per- did sus “dioses” hasta Hegar 2 un estado de soledad esirena. Se habla entonces del “fin de kx historia”, de “posontologia” 9 -posmetatisica” como formas «le pensamiento que pretencten sustmiense at kt lagica de lr modernidad europea y, por lotanto, del progreso. Histonta, KEHORICA Y ESTRUCTURA La posmoxtemidad también alude a un profundo sentimiento de fracaso y desolacion. Por primers vez en kt historia de ka humanickd el hombre es consciente del inmenso poder ces teuctivo, el cual se acrecients y cjercita ¢ mente, Hechos como el adelyrzamiento de ky capa de ozon0, que ha modi- fieado el equililio ecologico mundial, y el uso de la energia tomes y clel hideageno con fines militares, constituyen una unces Heuclwe, faterpmetuciin y eeiluhas on ka flesofta actual, Mex, ease, 19, Modernidad, verdad y sujeto histérica 69 situaci6n nueva que genert en tas sociedades un agudo y gener Fl posmodernismo uo es necesariamente un concepto ero- nolbyico. Al igual que li moderidad, coexiste con lo tradi- cionaly lo mitoldgico, haciendo dificil la diferenciacién entre posmoderno y modemo, esto requiere repensar el aconteci- micnto de Ia posmodernidad en los diversos campos de kt cultura y, formar pane de la moderidad misma, es me un desliz de las modas filoséficas. Cuando se discute el tema de la posmodernidad, en los si- tios académicos que se asumen como desconstructivistas y posmetafisicas, es necesario oponer una referencia afirmative ara aludir a [a tendencia del posmodernismo deconstructi- vista, que differe de lt pretension de universalidad de la filo- sofia moderna europea, fundack en Ir argumenticidn sacional universalista como el tinico modo de defender las conv’ nes de un ideal de vida, guiada por el individualismo y no por la colectividad, por ki c% mutuo sin ausencias de cosicciones; eso es, otra vertionte cons titutiva de la realidad y de la riz6n, algo que no debe estu- diarse apane, mis bien cnienderse como el punto central en la construccidn de los discursos sociales, histéricos, politicos, aticos, literarios y filasoficos Ja posmodernidad y el posestnucturalismo consider como inGuil y Falso el esfuerzo de ka universalidad neeesaria y cons- tructivi, porque cnmascant una real paiticular de selaciones de poles, como la supuesta eiz6n universal ica; lat Taz6n universal en si misma es represiva y totalitaria por la for- ma como fue concebica; su preiension de verd:d no que el efecto de una serie de figuras ret6ricas y polisémics Empero, de ka Retirice?! de Arist6teles hasta aca, « ésta Ck considenulo como “fils ado pesimismo. bien, acm nuestros dias), se le nm 70. Mario Magallén Anaya = este es el punto de pa camente enten- dido. No es la verdad como categoria ontotogica desde donde se parte para el desarrollo del ejercicio de ka razon, Ia ret6ri- ca es un modelo metafisico-discursivo que se plantea como aspiracion de ta raz6n, que solo considera tangencialmente: kt duda, punto de inicio que obliga a salir del escepti tra ves del ejercicio de la razén, Si se dud, no necesariamente se ticne que estar en el error, esto ante Ia evidenci de ki incerti- dumbre sobre lo desconocido y en kn brisquteds del conoci- miento de la verchtd, del ser y del ente. Lo anterior, se real desde un sujeto de discurso, sujelo concreto que analiza y cons tye, dialéctica y procesualmente el conocimiento, que de ningiin modo esabsoluto, ni tunpoco cemado, sino dialect mente abierto, procesual En el universo cultural del sistema-munco, los novelistas: € infelectuiles latinoamericanos de la posmodernidad, al estar inmersos en el cosmopolitismo, tanto en sus vidas como en su ideologia, y al recibir el influjo de las corrientes nuevas, cn sus textos literarios y filosdficos se encuentran cat mis alejados de lo tradicional y de lo regional. Par lot SUS textos Son nds especulativos y ledrics juegos del lenguaje y a las estructuras complejas, buscan me- el relia vo y La mimesis social. Util , juegos y partdojis y hacen uso extenso de la auto, cismc 0 obje cuene consciencin nari En la literatura y ta tilosofia de la posmoderni to en sus textos, no se evidencia, con frecuencia o analista Gnico, en el cual pueds spoyarse el lector, tampoco se presenta Un discurso autorizao, verosimil y cohierente hacks el que pueda orientarse el otro el lector en busca de unt verdad 0 discurso objetivo en kis formas del discurso. ¥, con izaclor que orga frecuencia, se carece de un elemento medi ce el di En el momento de cevlorar nuestra literatura y que tradicionalmente se han considerdo como curso. ilosofia seculies, eto bistivico 71 Modernidad, verdad ys “insignificantes” en el panorama de nuestra cultura, la pos- modernidad también nos ha dado kt oportunidad de revalo- Tar nuestios propios productos filosofico-culturales y asumir- los como valiosos, La mertalidd hisp: , desde el siglo xvi se habia abier- to al mundo y, a la vez, asinilado el pensaniento filoséfico, litertrio y el de las ciencias; en ocasion mostrado. kt especificidad de los paises de habl hispanica. Por lo mismo, en Ia actualichid ya no se les puede considerar como zonis marginachs del conocimiento: mundial. Desde la segunda mitad del siglo xix se desarioll6 en La- linoamérica una sensibilidad para observar y valorar lo pro- pio, distinta de la cultura espanol, que por la influencia det positivismo o ln reaccidn a éste, va generar nuevos moos de abordar y asumir los propios problemas de forma racional y critica. Esto es, en hn via de nuesteas diversas modernidades, de como se asume y noameric: Cuando nos inticducimos en ef estudio de fas forms di cursivas desde nue: Ss posible encontrar que en kt narrativa literaria y del discurso, al igual que en Europa, los sucesos historicos constituyen una ordenacion que se le ha dado el nombre, desde In literatura y la historia, de “trama’, ésta es el espacio, et “contesto”, donde se realizan hechos, acontecimicntos, formas discursivas, el relato, ki historit mi ma. Desde Aristételes, en It Ret6rica, se definio 3 la “tama como myyhos, se le concibe como ke disposicie dentes en.un espacio discursivo, Bn los diversas tbajos sobre semidtica del siglo 8x, Ia retdrica adquiere seatide y signifi cin en el proceso dialigico del discurso, esto es, el didlogo intersubjetivo entre los sujetos socitles, entre sujeto-suje in, de los ine (fr Nealvel Gusiceeee Giraud, Monlernism, supstin hishirtis yendnles México, rex, WSS; Iofael Humberto Morons Duran, Dafa barharse a ba sre Bop, Tereer Murdo, 1S, 72 Mario Magalton Anayst Lt ret6rica fue concebida come arte, 0 Tt historia retorica, como una isegoria, es decir, una equivalencia de derechos il hablar en pablico, por lo mismo, no se puede aistar de wn men social y politico determinado, donde el mis favora- ble no es li aristocracia ni la oligarquia, sino Ia democracia. Noes, pues, mera casualidtd que el ante reiGrico surja con la muerte de ka tintnfa y del ségimen aristocritico. La retérica ntes dle Aristoteles una doble caric- a metodizadi tenia desde teristica: una dimension emocional que implicaba una for! de persusisi6n por parte del onudor, y la que hacia de ta ve- rosimilitud un arma eficiente, pero no buscadora de fa verdad. Sin embargo, kt onatoria tampoco es cl mero juego de pala- bras, sino que reposa armOnica y jerarquicamente sobre Ia verdad y la yerosimiliuud adecuada a la facultad intelectiva, aunque con kt limitacién de no ascender dialécticamente. La retrica aporta una ética y una psicologia. La priment es inventario de abservaciones y principios que la ciencia moral suminisira al orador; In segunda, el encuentro aru la nueva y profunda estructura, de fo emocional y lo patético, como recurso part lo que ef sentimiento pueda favorecer It inclinacién del eniendimientoa la verdad. La set6rica tambien atiende cuestiones formales mas extemas. Recoge kas aporta- sy kis refunle como un medio para un fin, iza y ponders las vir Jbulario y In imagen, del fa configurar poco leas ciones estilistic: Ene: a mediatizadora, tudes deltiimo y la metifora, del vos uurso literutio y del “trucaje” fonético, a paco las cuestiones de It estructura formal de kes la coordinacion de las partes ef discurso29 La retin metiforas, no esti consiituida por falsos discursos, sino por reliciones analgicas que lindan entre el equivocismo y uni vocismo, que Hevan a una constauccién cliscursiva hermenéu- tica explicativa y analogica. perspect con sus, Modernidad, verdad y sujeto bist6rico 75 Cuando s sobre la teorfa narrativa esiructuralista Cy posestructuralista) se mantiene una disposicion, una ope- racion que se realiza en el discurso, en los diversos aspectos que lo constituyen y que se congelan en ta estructura mecian- te Ia sincronia y Ia diacronia. Sin embargo, los sucesos de una historia son transformados en “tema” por el discurso y por el modo de presentacién, donde su ubicuidid es relativa. Fl curso puede manifestarse en varios medios, pero tiene estructura intema cualitaivamente diferente a cual posibles manifesta Es decir, la tama, Ja historia en ta cual se di el relato, seg el discurso, existe en el nivel general y la materializacion en particular, como cn una determinada pelicula, obra de teatro, una novela. Un hecho histérico, Ia historia o lo que se desee, es mucho mis que esto. El orden de presentacién de la “teama’ no tiene que ser el mismo que el de lx Logica de Ia historia real su funcién es, mis bien, dar éafasis o quitirselo x ciertos su cesos de I historia ¢ interpretar algunos y dejar que se de: duz enktr o permaneeer en si- lencio, concentrarse en éste © aquel aspecto de un suceso 0, Paw en ) Otros; 10: la rea stijetos sociales, De este modo, el autor, el relitor 0 anal puede disponer de muchas m st historia y, de muchas formas los modos de interpretacién de ésta. Pucden destacarse detalles y hacer 0 no hacer apenas te observar, incluso, una secuen- it, Usar escents inagitetdas en retros- peetiva de ht dimeusion de los sucesos historicos ta de ha hi ners los incidentes de Wel tiem po, porque Ia historia es constnuccion y reconstruccion que se fealiza a waves de la explicacién intexpretativa y, por lo mismo, su signiticacin no es definitiva y menos absoluta. La existencia de Ib historia cs posible s6lo dentro de un fo-temporal, en una lucht permanente por ka libertad, 74 Mario Magalton Anaya Croce la habia definido como “hazaiia por la liber- tad’, Es importante ir mas alla del estructuralismo, del poses- tructuralismo y kx poshistoria, part phintear precisamenie el proceso de Ia historia como los avances, retrocesos € irracio- :ilismos «le su sicontecer en la temporlid:d. Por lo mismo, es necesario sei:tlar que asi como distingui- mos el tiempo en la historia del tiempo-discunso, se requiere distinguir cl espacio de la historia, del espacio del discus. Lt di ferencia se aprecia con mis cliridad en las narrtciones visua- les. [in las peliculas, el espacio explicito dle fa historia es un a en ese El espacio implicito de la historia es toclo lo que para de li pantalla, de.un sistema cerrado s visible para los personajes, oque ilisis de reflexion y ka inter- fragmento del mundo que se muestea en Ia pant momento. esti alaleance de sus ojdlos, cel pretaci de los documentos, los diset alo que ion es Una diferencia fundamental entre ver objetos en le vids real yen el cing, es cl cone arbitrario que realiza el folograma, En ia vida real no hay un borde rectangular negro que delimita clarumemte un sector visual, sitio un desentoque gradual que sentimos tanto como vemos y analizamos; cada vez que his. pemos que podemos eniocar objetos perifericos con slo torcer ligg cabeza. EL espacio de ky historia contiene existentes metafisicos y materiales, como el tiempoy el espacio de lt historia que con- ene sucess. Los sticesos 10 son espaciales, no ob; 0, le ales s des que los realizan 0 que son afectados por ellis. pretaci6n de la historia va mas alli de la y de la historia novelada y actuida, no es la primers obse1 vacion inmediata de lo que se puede observar o apiehender, iA quc cski medida por la situacion hist6rica del intérprete y del analista, desde y en un espacio-temporal donde in 1 de los referentes cle los aconte rico, sulgo referida en ef proceso del hisoriar »» ¥ fos “mom ", toriams s: amente veurren en el espac que son espa Modernidad, ventad y sujeto bisdricn 75 den factores idcoldgicos, politicos, culturiles y, especialmente, Ja metodologia utilizada, la tradicion o escuela historica de la procede el historiador. s decir, la historia, como historia, hace explicito sus acon teceres a través del andilisis y la critiea dle kn interpretaci6n de Jo sucedido en un tiempo y espacio; es conjunto o serie de ex- presiones nareitivas que tienen gran carga de creaci6n y re creacién de los sucesos histéticos, los que son irrepetibles, pero si interpretable, lo que obliga a una construccién de sentido y significacin, y requicre o implica verisimilitud y coherencia en los discursos y argumentos explicativos sobre kt historia y In historiogratia. diferencia del estructurilismo, Ja trama se presenta cn un horizonte abierto y proceswal del andlisis de 1 historia misma. La interpretacion histérica es di amemte abiert, es una forma experiencial del hacer humano en Ia finitud y lr temporalid foncamente humanas, lt finitud es eje del sentide de la alec ul, Porque estas son pro- tenci« humana y sec La TENSION ENTRE MODERNIDAD Y POSMODERNIDAD: RAZGN ¥ SINRAZON ad dee ut nos leva a analizar ti tensién entre axxlerni y posmodernidad, asi como ta tensién inmanente que ha linido desde siempre a la modernidad. Es decir, la inmanen- cia, en este sentido, es aquello que es parte inhereate it toxla ‘obra humana y, por lo mismo, finita, en el tiempo, donde lo inis universal cle este hacer es ef proceso del cambio y es el cambio mismo, Es la situaeion tensionada ante Ia erisis ¢ inde- finicién cn cl horizonte histérico de Ia existencia humana, sin el paso hist6rico, social, filosdli- Este prob que por ello se debs co y cultural ‘José Gaos, en un despliegue de profundo conocimicnto de la filosética moderna europea y ameti que el inn sei nes 76 Mario Magallén Anaya nentismmo signi nde ka cultura moderna, espe te de la vida cultural de Hispanoamérica y de la Europa ama; es tint renceisn natural y comprensible a aquello que nel curso de lt historia se venia oponiendo, especialmente, ah ineligiosidad filoséfiea dle la Musteac nmanentismo del hombre moderno marcha en el fondo de la Hustract6n, de la historia de Ia civilizacion europea, de ia politica nacional ¢ internacional. En el encomio de Ia filo- sofia moderna cn nuestra América, y de Bacon, Galileo, Des- cartes, Liebiniz, Kant, Krause, se encuentnin los ilustrados y humanistas novehispanos (mexicanos) del siglo xvit como Sor Juana y Sigiienza; del xvut como Clavijero, Alegre, Ga- marra, Guevara, Alzate, Bartokiche; los peruanos Unanue, Viseardo y Guzntin, ef neogrinadino Caklis, ete. La obra filo sofica, cientifica y humanista de estos autores es hija del -es- piritu de la época”, “obra de las luces”, en el sentido de | Hustracion. Gaos, pensando desde su horizonte histor social reflesiona sobre el inmanentismo en I jolt, y respecto it Este apunta o-filos6tico y Al“inmanentismo” motor de la Hlustracién respondia fa ocupa cidn de ésta con lis cosas del mundo, pero principalniente de esta vidks, kis costs himanas, en su detalle concrete. Entre its cosas, n concreto hay tna que toma cuerpo porque este es in de fis cosas humanas en detalle: es ke pa realidad nacional, La Hustracidn hace que en na de la grandez Humans destacacla concre con su cultura, I 1 se plantee, el tema de “Espana el de Ia historia y con has comespondientes erties y terapeutict, Lt principal ilustet- la vision de las luces exteanjeras como operacion, mexicinos Had, de La Espa y la decadencia de Espana cin, ba visi ditusiva de ellas en el pais. fin fos aludidos jesui se encuentra {1 consciencia acabada de by inesi alidad sauericana como distints de ft espaiiola. Ea los ilustrados de 1a Aniérica espafiola se encarna, pues, ht indepe dencis espiritual de la colonia respect de It mettépoli, respec Modternidad, verdad y sujet bisérico 77 to de! pasado convin, que tha a trdlucinse en la intepentenci politica 5 El pensimiento filos6fico hispanoamericano contempori neo fue consecuencia del pasico filoséfico hispanoanerica no, el cul se cuacteriza fandamentalmente como valioso, por ser politico y formalmente estética, Bs la promocién volumi- nos y valiosu de la Husteicin de la filosofia nt Y, Po ticularmente el inmanentismo del hombre moderno, ki spor laeién, por cieto no menor, de nuestra América a ta Filosof propiamente universal, por su posibilidad de comunicacion Asi, en una de las expresiones de 1a modernidad, se en- cuenira que la ética tiene un caracter esteticista, antiuniversa- lista en [1 elaboracion de Ia propia vida individual, pesar de qu concibe, desde una tendenciat filosdt de ante. El desenmasaaramiento genealégico de las eategorias y los valores universales —dicho en términos nietzschea nos— y el cuestionuniento de ki universalidad de la. saz6n, Ta actitud paradéjica amtodestiuctiva de la modernidad, 3 tra vés de la cual kt razon reconoce en s represion y Lt dominacion en contra de la cual lucha para pkin- tear nuevas alternativas, este es cl gesto impulsor de Ia tilo- sofia y del filosofar desde Nietzsche hasia la Dialéctica de la Mustracion de Adorno y Horkheimer. Todo esto es, precisa: mente, el gesto supremo de la modernichtd, en cuanto apare- cen fisuras en kt autoridad de lr wradicion, niz6n univers ulares que se sust au aprehension Ia cual se vuelve inevil No obstante, kts concepcione ssalistas emrocentticas del saber modemo, Hannah Arendt ha sefalade —lespues de su dolorosa experieveia de fa Segunda Gueria Mundial, de} Holocaust y Ik Diispors judis, originada por la Alemania modes se , como obrit misma la fuerza de ta tension entre kt en welucible, s contenidlos part tble © i s unive Jord Gan, Pons 11090, p. 33. fouguit eponkole. Obras eomplotas val. VI Mico, 78 Mario Magallin Anaya Nazi—, que el mundo moderno: de la talizadona, de la ciencia y de kt tecnol desruccion masiva, del armamentismo, de hts yuerras de des truccion total, de Ia irricionalidad, de fa i |, desigual- dad, antidemocracia, de ta limitacion de las libertaces Autoritirism y abuso del poder, todo to cul se constituye en ha convertido el mundo occidenial, en el Jos fiactores en que si campo de batalla del “hombre moderno". Un campo de batalla, que por cierto, siempre ha sido, no precisamente aqucllo concebido en su prictict y no como forma vinwal, sino profundamente material y destructive en contra de lo nvis importante: kt existeneia humana, Ta natu- raleza y lt vida, todo dentro de un espacio y un tiempo, en el acontecer histrico mundial del siglo xx, Asi, esto se puede comprobar con las tres Gltimas gucenis ejercidas por ap tier del poder autoritario y totalizador que ahora se ejerce de forma tiniea y exclusiva desde el neoimperialismo de los Es- tudos Unidos; el cual dirime sobre lo que es 0 no justo, f hertad, la democracia, los derechos humanos. De esto modo, pralemos decir, el ser humano ha tenido sus propios enemi- gos en su hacer y quebacer de [1 historia social, po! yes del poder ¥ ambicidn imacional del mercado y el consumo omicos. imponante descubrir que ef ser humano tiene dos migos: el primero, Ia amenazs desde atid, en los origenes, cl irracionalismo y la prdietica de poder imperial del mercado total. Ei segundo, le cierrt el camino hacia adelante, Es Ia tu “con ambos. Ei realidad, ef primero le apoya en su lucha el segundo, quiere impulsarle hacia delunte y, de lt misma manera, el segundo le apoy contra cl primero. Porque apamte de los adversarios, también existe él, ay quién conoce sus intenciones? Siempre suciia que en su momento de des- ant ello hace falta ina voche: inimaginablemente seabullinse del frente de balla y ser cle- iencia de lucha, por encima de los com- po cuido =p © oscura— puede vad, por st expe Moternidedl, verdad y sujeto bist rico 79) batientes, como dubitio.5 Pero esto es algo que pocas veces se puede realizar, Sin embargo, “se vale sonar, imaginar y crear niundos humanos posibles", que reduzcan Ia infelicidad y desgracia humanas, alli donde todos vivan con justicia y equi- dad, en unit relacion solidaria con el otro. Las nuevas tecnologias, 3 desmembrar asombrosamente los cin y de abajo, permiten y hacen posi- ble que cualquier individua con cualquier preparicién set apto part cualy igual que puede ser prescindible por kts nuevas tecnologias, pars reducirlo a cosa, o dicho en términos hegelianos, en “mera inmediatez”. Peto at kt ver, lt coneiencia social esti convencidda que hat proxlucidlo desigutal- dad, injusti Estas son las caracieristicas det capitalismo, su base es la crisis permanente, justicia distcibutiva y, por lo mismo, ¢s inaceptable ¢ inapropiada porque sélo unos pocos son los que distrutan la inmensa riqueza en el nuundo global. Ante esta situacion, esta presente una tension que hace peligrar, como Ilama Wallerstein, ¢l sistema-mundo y sus fundamentos sociales y humanos Hoy sabemos que el mundo de fa modecnidad y de ta Ra 1, cel progreso i podido hasta ahora darnos to que habia pros idad. La ambigiedad én la nueva recomposicion mue: 525 Int sus contnidicciones y contlictos, empero, por qué no de definido y continue, no lo es tanto, pore y medios para superarlo y reine el de la necesidad ysatis- faccién de ésta, de acuerdo con las necesidades humanas y dis de un ser de necesidades, tam- yde rzén, pero n nh fos: moc bién un ser de silo de esta tiltima coma lo cr Porque por eso se ha eaides OY CUFOPLOS, a Tos peores © fores ¥ conten 35 Gfi Masa Atcant, Tempus presentes tancaloan, Goslna, 2 80 Mario Magatin Anaya , cuando se tratar de entender a ft nizén hamana. Por igo, el ilusinidlo Manuel Kant? se ocupa de estudiar fos linni- tes de lt razon, sin que por ello desconoz ntecedentes y tradiciones, el sentimiento y la pasion, factores que, segin le: permiten avanzar en la vida y en la historia, EL filésofo alemin —recientemente desaparecido (2002)—, Hans-Georg Gadamer, al reflesionar sobre lt filosofia critica de Kant, considera que éste ha hecho aportaciones impor- tantes a la Husteacion curopea en sus rasgos predominantes en el estudio de ta naturaleza, pero sin dejar cle percibi limitaciones de li “razon arrogante”. ciones sus Es bien cieito que Kan? es el fundador de Ia ilosolia critica y tam- bién, en cierto sentido, el ilésofo que ha hecho apoitaciones vis flustracion ya suis nisgos predominarites en bene- ficio del dominio de Lr naturaleza con ayuda de Dargo, y por oo lado, Kant esti muy proximo a Rousseau, y 0 Mosternidlad, verdad ysujeto bistirico 81 ‘También es cierto que Kant habl6 del imperativo categorico como algo comprensible, En el lenguaje coloquial imperativo categérico significa, que alli no valen las objeciones, tampoco puede haberlas donde uno ha reconocido ta norma como su deber, por grave que sean las dificultades en las que uno se ha metido. E] intento de rupturs de la posmodernidad con las tradicio- nes es lo que ha oscurecido el pasado y el horizone histéri- co y, por lo mismo, se ha convertido en u el ser humane, at ha vez que le ciema ef paso haci Empero éstc, no obstante que esti solo & espacio propio entre ellos, lucha con ambos para ir constru- yendo y mostrar desde cl presente, el advenir y sus posibilid- des, de aquello de lo que toxtavia no es, pero que se encucn- Inv en transito, en proceso, Porque el ser humano es proceso, historia y, por lo mismo, » es definitivo. Es decir, como sujeto social de kt historia se amennz: pare el futuro, movilizado, sin inci moral y fr parcialidad del acionalis- po. Por eso Ie prcoeups s6lo defenderse de ta sabi- |ctica en SU intento de funclamentar Ma tan Et ano de sufi popular sobre Lateorta p ica de las costumbres fo que de hecho nv render, niles Compartimos la idea de Hans-Georg Gadamer cur fala que el trabajo de Kant constituye una propedéuties pa un estado de cosas en cl cunt se tendria que hacer una met fisica, sunque ti e como filosofia moral basada en el concepto de libenad, Esto es, uns Meiafisice dle las costambres, _prccta Pracetich le Bos fdansontos cy, Cimnnutcnn ee © fe Manuel Kar, Onutca de ds Le Mouafisica ke las costumes, Misi, Pditora Naciooa, te nictafice dle Las cestusbues, Huston Sites, Agila, WES. 3 eye Stunned Kant, Chites ale ka razin fund, 2 vols. Bacnos Ae 1900, Chea del tet, Bueas ites, Losada, Hee; Primen intents a dot jules, Masi, Visa, 1980 SH Geuny Gaddinict, heabactors Baranen utes, Meus, Tree, 2002, 0) 14 Lasix, Io aitt opone a tox fuerz: cl proceso del conc: totalizadors que pretenda subsumirlo en. niente © histori conventitlo slo en un elen experiencia bist6riea le ha mostado que toda prictica del po- der totalitario suprime la posibilidad de rescatar el pasado, a través del ejercicio libre de la niz6n, y pam supenurlo, se requiere de ta detensa del ejercicio libre de li razon y autonomia del pensar, Maric Luise Knott, reflexionando desde Ia filosofia de “la ~condicién humana” de Hannah Arendt, hace un Hamado ur gente para recuperar el pasado y reubicarse en el futuro desde un presente, cuando escribe: ciega e i nto aecictental Los hombres tendrian que expresar sus intenciones, tendria poder preparuse part desafiae Loy movinientos que lo emp enfientineles. Sin Luatceidn det individuo que siente un nuevo comienzo y funde un nuevo sentido, los ojos abiertos de par en par “del singel «le kn historia” (Benjamin) s6lo verin aanontonarse mis y mais escombros del pasado y'a él fo amastears ese vendaval que 82 Mario.Magallén Anayet «que llamamos progeso. La necesidad de reubicurse entre lo pac sado y fo futuro caracteriza ka precaria exist moderna. DIALeeTIca ENIE SaBEX ¥ PODER ; a) Hannah Arendt, en su anilisis Los onjgenes del totaitarismo, hace una artica de la modernidad y sus factores de inicio nuliclad, aberraciones y grandes injusticias, desiruccin huma- i y matedal. El totalitarismo y kt guernt son la pérdida del Fs necesirio decir mundo comén compartido por los entes. ‘ que totalitarismo y guerra tienen sus raices en la modernids industrializac misma. Con el auge de ka sociedad buroc del trabajo, de la decadencia de los Estados na- 11 de las clases, han desaparecido los oeial en los cuales debatir ka libertad smo, el nundo real \cluso superflua, Ia accidn cel individuo. De esta experiencia de desamparo sal dia el desinterés por lo que sucede en la sealicdad histories y sc predispone a las masas il aiskmicnin, a dejarse mover como ‘ondmbulos” por las ideologias totalitaris y cl terror del neo imperialismo de ka nueva globatided. disoluci jerce sobre cl hombre moderne ef pense si mismo tal como cotesponde al terror sancipado de ta realidad y la experiencia alan bas masas realmente en cast en este mun se moararin a dejuse enviar un paraiso oun yes sobre Inumanas que lo sepan, a FL yuan steactivo que miiento que se fuerza consisteen Ibe Cuunto menesse si do, misinclinad: ntiernode focos donde haya I Jo aclaren y lo determinen todo por amicipado. fe Knead, “Epiogg, en Aca, Iemips presenti, mm Lili, Taveus, 1 Gr egr Manna Aveouk, les orients el ladultanisn. 2 jeenul, Trespas presente, 14. CCitade por Ma consccuencia, 1a politica como relacion y negocis parece y se cancela una “filosofia de lo posible’, fundada In libertad y en ta dignidad humanas, valores sustani los que se tiene que luchar. 1a libertad ha sido, a través del tiempo, una conquista y no precisimente tna concesiGn, Por lo mismo, de acuerdo con los, ustridos, debe ser considenicla como el aspecto fundamen- tal de nuestra humanidad, por lo tanto, esti por encima de cul- quier consideracion geogrifiea racial o cultural, Lt libertad de In existencia humana lleva implicita la eleccion de lo posible. Lo posible es algo que pucde ser o no puede ser. Donde “po- der ser’ forma parte de su signilicado, como el “potter no ser” asi reciprocameate. Por lo mismo, es necesario reconocer que esto se puede escapar de toda inickuiva y considerar que cual quier proyecto humuno se convierte en aleatorio y terminar en hr nada. Luego entonces, se puede decir, que el sery el saber hun an falibles y, por lo mismo, reqaieven de: estar pre expectantes, lo cual, previene ki paraizacin, liv inece abandono de bisqueda del conocimiento, en general y de si mismo en particular, y en todo ello est presente la libertad, Sélo la ibentad puede reconvcer, fiatdar y consewar ta libertad... gnc quite he beat en primer tu dlucto automitico y fatal de una fiterza is nal que actue en Ia historia, libres esfuerzos tke kas pers bién que La libeitad no puede ser en nantenicls © garantizickt por su contrario, En el camipo politica f: Hibevtadl de un pu ache por une dicks dunt o por un sistenut de goblemo que en alguna manert viole © menoscabe It Hibentach misma? na puede ser el pro- Nicola Abbapnann, Fitesnffe defo pestle, Metco, rer, 1959, p88 no sy 84 Esto leva a una compresi6n efectiva de la libertad ya su delinitacién, lo cual, tiene implicito el ejercicio de ka voluntid y, en consecuencia, de la libertad de eleccién, Desde este punto de vista, la libertad debe ser entendida como una po- sibilidsd que, una vez aceptada y hecha propia, vuelve it pre- sentarse siempre como posible, como elecci6n que una vez realizada se puede repetir en los dliversos campos de las dis plinas humanas, ciencias sociales y naturales, lo cual, requiere aceptar que el ejercicio de la libertad y su fuerza radican cn un acto racionalmente consciente. - Desde una perspectiva parcial diferente, cl tilosofo francés Michel Foucault advierte, desde ta filosofia de Nietzsche so- bre la supuesta verdad del origen (Lasputing), de un esencia lismo que da fundamento a las costs y Constuide de piczss sin ntido radical, siempre se encucn- anies de fa “caida”, es decis, antes de la corporalidad, de aterialidhid, antes del mundo y del tiempo. Es necesario nizon tiene historia y que nacié de uno de los s razonables: elazar. EL rigor, la verdad y los méto- 11 pasion de sabios y' tilésofos, de st odio reciproce, de sus discusiones a5 y Siempre te- cesidad de trianfar, pact ello colocan a ta lie war y del pensar historia. El origen, en s la asumiir que f modos tificos surgen ¢ tomudas de hertad como meclio y fin del proceso del TI conocimiento hisiérico ¢s bajo, no en sentide modesto © discrcto, sino irisorio, ironico, lo que propicia deshacerse de toclas las fatuidades.“ en Ia historia... [a ver el pealer de no Ta verdad y st reino ban tenido su histo dad es especie de error que tiene pant si mnism poder ser refutadit sin dda poteyuc et largo conocimicnto de lt Historia fa ha hecho nalterable 6S opr Stich Focunt, stenasbacesdedpenter Madi La Paquet, 19, pp. 9 ¥ We hk, pa iad y sujeto bistévico 85 icrall or verchule: ra Verdad, para y errors en el tiem- formada por miltiples determina- . Las verdades de la ciencia son nnitadas, atravesadas por el “falsacionismo” que reduce todo ‘ersalismo absoluto. Detnis de la verdad, siempre reciente, avara y comedida, esti kt prolifericion milenaria de los errores. verdad s plural cor mbién verdades li- Mis “Ia verdad” permanece como tal cuando se le arranca Ia venda que obstruye ver la realidad siempre cambiante y no fi hemos v de asi ido demasiado pura persuadirnos de ello. ‘Todo este discurso, sc realiza desde una concepcion de mo- dernidad ejercida desde las pricticas del suber y del poder, pero son poco estudiudhs en [1 historia. Esto permite decir, que menos 4 n sido estudliackes las incidencias de una sobre Ju otra, Se las presenta como simples ges the situaciones que estin alli operando, pew, sos.en el mundo Inelectual, las han estudiado; algunos fildsofos, socidlogas dores han cultivado e: estudiad iacla. Una cosi que ha sido entre el saber y el poder, qui por sus diticultades en la detinicion de sus conceptos y rela- = ciones complejas. la cola Una cosa que ha sido adn menos estudiads, es el conjunto de relaciones entre el poxier y el saber, fis incidencias del uno sobre el oto, Se admite, es un, inate mimanisme, que desde que toca al poxlee y el saber cl poder vuelve loco, t los que gobierrain, iegos. ¥ sh alefados «lel podes, que no que estin encemidos con su cstufa, en su habitscién, con sus mediticiones, éstos tinicamente puedka descubuirla vexLul.... No haste con devir que el poster tiene necesidad de éste o aquél «lescubrimicnto, de ésta oaquélla forma de saber, sino que estén en absoluto lig cer el poder cies objetos de siber, los hace °5, las tila... Flejericia del poder aamente saber € inversamente el saber conlleva efectos enn 85 Mario Magatlon Anaya nla Dialdctica det Huminismd® de Adomo y Horkheimer yen Ef Hombre unidimensional™ de Marcuse se di el desen- mascaramiento del potencial represivo, a través de la Razén autoritaria de la racionalidad humana que impidié la recupe- ricion del hombre como sujeto comprometido con los proce sos de cambio y wansformacién de kx naturalez. Es a rave de ka Critica de ta rez6n instrumental lo cual apunra a una revolucion radical de [1 totslidad histérica del mundo con- temporineo, a lt uboliciéa utopiea de la diferencia en lis es- feras alienadas de kt vida entre el arte y ka realidad humana, De esie modo, el proyecto de ht modemiiad va a aleanzar sit plenitud autocritica con Foucalut, kt que exige reformular los incipios del saber y del poder. Asumir una setited positive de libertad y emaneipac cules ef pensamiento moderno considers como la fo misma de Ia alineacién. La autonomia de la esfert estética de Ja division funcional de los diferentes dominios sociales, Esto Neva a ta renuincia de {a utopia moderna eccidental. Todo esto i, sobre ka ba nada es total ma no es otra cosa que kraceptacion de ke alinea le Esta parcialmente,, porqu de que slo es po y definitive, y por lv mismo, no es part siempre, Uropis ¥ Revoructon Uno de los Factores de la modernidad es la utopia, que tuvo sus origencs en cl Renacimiento. Con ka posmodemidad est: es cuestionada y desaparece en los discursos filosoficos de ha mayoria dle los filosofos y pensadores, salvo algunos que 4: stue Hoshbeimer y Thesndoe We Adoent, Dials dd minisnay, Macwas Aees, Saetamenana, 7. 67 Hoabeet Marcuse, Ef hombre unlidimacnstonal. (Enxayy sobre da tdeotagi te lt secieslad industrial anuzada), Méxko, loaquin Mott, 1973. pox Horkbecune, Cater lela nazine unumtente, Mauls, Tost, 260, Moclomtitad, verdad ysujoto bistérico 87 fedricamente su validez, por no haber sido atin aleanzada en la realidad hist6rico-sociil, Por ejemplo, el final cle La utopia, visto descle la perspectiva de Marcu es el finiquito, nila liquidacién definitiva de la esperanza, sino *refutacion de las ideas y las teorias que han utilizado Ia utopia como demuncia de las posibilidades histéricas" que re quieren de ver la posibilidad de discutir las nuevas akernativas de la sociedad humana, desde el problema que hasta ahora alin no ha sido resueto, como es el de una realidad histori ca opresiva, injusta, desigual ¢ intolerante. La utopia es la posibilidiadl de realizar un suefio diurno en el marco de la historia, donde se busea, por igual, en los hechos como en los valores éticos. FI ideal es un hecho futuro cons- tnuidlo cn In actualidad y la imaginacién es contcapucsta at la realidad historica concreta. Por esta r1z6n, el tiempo se con- vierte en un criterio élico-axiolégico donde lo mejor esti por venir, pero de ningiin modo, no como alyo que tiene que ser espentdo pasivamente, sino que es necesirio construir. Sin embargo, los utopistis latinoamericanos del siglo xx no realizron una labor merunente especukiva, sino trabajaron tanto ca kt construceion de li teoria como de Ta prictica, desde una situacin tedrica tens por una diversicd de uctores: e6- dyicos y cullurales. s del Renaci perseverin en consti 2, tO sociales, politicos, histGrivos, ideo alli de la concepeion de los utopista donde ta utopia se ejorce descle una prdctica autoritaria, en un lugar atin “no existente”, y regulada por la objetividad y | raz6n, donde las relaciones sociales se declaran a priori como algo codificado y constituido por formulas generates, lo que debe entenderse en un orden nuevo y cn virtud de su “eviden- cit” y por lo mismo, se justifica y se impone. “Esto es, Ia vida se iguakt con el cédigo", Por ello, es necesario plantear una wto- pit tensionaclt por kt historicidad de las realidades desiguales y excluyentesy buscar un Por Io mismo, el ideal historic y social de bi americana de ninguna manera es algo pleno y menos a mundo mejor, mis humano. fopi latino 88 Mario Magallén Anaya acabado. £ igual, no puede olvidarse de los sufrimientos personales y colectivos, porque son el motivo que incita a pluntear Ia necesidad de construir un proyecto de wn mundo sto y libre pant todos, 1a objetividad Jeja de toda objetivismo pa os angosios, esta prena- también forma parte de la mejor, mas humano ju de fa raz6n utépica s gar con kt contradiceién y los dt por la subjetividad porque és razon, To que esti en jucgo en Ia utopia € yecto tansformador del cambio de es no realizado y que limita kis libertades. Lt utopia imp! finir kas necesidades humanas, y esio s6lo se pucde 1 la histori conereta. 1: utopia adquiere connotaci6n histori- ca porque se refiere a los proyectos «le transformacion de la realidad opresiva y marginante de lt mayor manos, por oine nueva, justa y hun El proyecto y kt trinsformacién tiene en su contra Factores subjetivos yf objetives de una determinada situaci6n social que se opone at ellos y, por lo mismo, limitan su realizacion en te historia. Empero, los factores objetivos y subje den la realizacién de Ia utopia son solo provisionalmente irres- ihles, siempre y cuando n0 s el hecho de que no se han reaizadl La historia ha sido el proyecto de lucha por la libertad. Por esto mismo, lo que estd en juego en la utopia es fa idea de una teorin de Ia episteme de los seres Inimanos y sus fe y modos de existencin; es kt yeuesis y desarrollo de las nece- sickides vitales que no se funden sélo en la escasez ni en a del inthajo alienado, Fs mis bien, el desarrollo de las mecesicht- minas culitativamente nuevas, en cl sentido biol ‘tunlmente nuevas, mas aki de la miseria, Is pobrezit y Por lo mismo, es necesario estar const cin del pro- del social, ati des y esp Ja marginaci6n que los individuos reproducen bajo sus propias nec fa soctedad represiva, induso a ayes de cualquice movimiento revolucionario. puidadl dle las necesiades opresiv, | | FS Madey nice, werd y sujet bistorico 89 de las sociedades es lo que ha impedidlo el cambio y Ia trans- formacién ce ate libertad. ==— + Flespacio mis adecuado part que surjan fas ideas utépicas = ese descontento con la realicked, aunacto con ket aspirs encontrar Ia felicidktd Futura en Ia tiema, Es un rasgo be 4 existencia humana, José Ortega y Gasset, ideas uddpicis, seiiala: que “un ente que no estuviese const tuido por aspiraciones no podtia ser feliz. Fl hombre es un ser ‘ut6pico que s6lo se propone hacer ‘lo imposible’... y al querer realizarlo choca en su contorno; el mo ctén peipetue que de Por esto, se puede dlecir que no por ello las aspiraciones son el camino perpetuo hacia la felicidad, ef problema tedrico- prictico racica en fundarls en idealizaciones inatcanzables, va porun lado y el ideal necestria kt rekici6n y confluencia entre el ideal y al, en el que ha de realizarse la utopia. Por algo decia el = fil6sofo mexicano Antonio Caso, que tanto en kis utopits como, en Tos ideales se requicre de “ais y plomo”, Alas para volar “con Ia imaginacién cl ideal y plomo como conmapes para no perderse en la inmensidad de lo imaginable ¢ impo- ‘sible de concretar en Ia realidad. Esta idea de fo utopico se basa en que kis necesiclades hu- nuns tienen caricter historico, Mas alla de la animalidad, las ‘ 5, incluso rs sextales, son hist6ricunente = Sdeterminadas ¢ histricamente tansfornables, La rupiura con SSssc= la. continuidad de las 0 plicita la represion, mamente vinculids con el desarrollo de fis e las que han aleanzado un nivel allo en tos paises posindustriales y han generado nuevas necesidudes inualizaclas ¢ intangibles, Al lado de ellos se encuentean los por otro, E: lo cesidhacles ti ne i Hxiso, Manct/Anel, 1991. Lali, Revita de Oxia 90 Mario Magallén Anaya paises polies, donde pobreza, my , desiguatdacl y fal- tude libenudes impiden hu realizaciOn de Tas necesichides vitales humanas y lis posibilidudes de construir un futuro mejor. Las nuevas necesidades son realmente la negacion de necesicacles actuales ¥ de los valores del capitalismo, que hasta Jentemente habian estado operando en las rekiciones de Ios sujetos sociales y en kas socieclacles mismas. Es la negaci6 do la necesidad de Ia lucha por la vida o fa negacidn de ka ne- lad de ganarse la vida, Jo que no es o'r cosa que Ta uch existencia; negacion de la lucha por el éxito, dle la. con- currencia, negacion de dad de no ser considerado como un individuo inadapiado socialmente; kt negaciGn de wna sociedad opulents y excluyente de fas otras, destructont del medio ambiente, del | én del resto de tos habi- tantes de los prises pobres del phineta. La insatistaccion de estas necesithides niegt la necesidad de la paz y lucha por ef desarrollo de las potencialidades humanas y sociales; y el de- recho a ser libres y felices. Lat summa cle estas necesidades indi- viduiles se resume en ta fuera productiva social y colec porque cl sujeto, el individuo soto es, con los otros. Tata nueva forma de presentar las necesitkides vitales posi- ilita como fuerza productiva social lt tansformacién tecni total del mundo de li vit, Sdlo asi se hacen posibles nuews tuaciones humana y relaciones entre los seres humanos. cual, implica transformacion y cambio en los paises po Tistas y fa eliminacién de los horrores posindustriales en conta dle kr exivencia y de la vida a través de armas tecnol6gi vis destaictivas y guerras de diverso canicter de aamenazan al phineta, Esto pequiere de la refundacion de ciedad desde presupuestos diferentes a los de capitalism es tente, desde nuevas bases éticas, sociales y econdmicas, donde plusalidad, tolerancia y diferencia sean posibles, ¢ alli donde todos los seres humanos panticipen La socedad occidental experiments hoy una e* coonémica y social de gt . ces por mente lor, que lizables, envergich Moclernidad, verdad y sujeto. ou nuevas manera de yida comin, de otra forma el fracaso seri inevitable, Ln todo esto late una paradoja en la cual los seres humanos, por su esencia misma, deberin ser, a Ia vez, radicales innovadores y conservadores. Para evitar ser lo que ya fueron piecisamente porque contingan siéndolo, Fs un aspecto a trivés s seres humanos estin dirigidos, enrumbados hacia el foto, Esto muestra que en el quehacer humano, el futuro prevalece sobre el pasido y el presente. La vida, como escribe José Ortega y Gasset, es futuricién, La existencia humana es proyecto, esto es, porvenir en It historia. Sin embargo, la raz6n, la historia, el sujeto, la me fisica, lu utopia, ka Revolucién, el progreso, kt libertad, kt to- talidad, la wlopia, etcétera, en fin, los diversos paradigms de la modernicad han sido puestos en cuestin, desde Ix pers pectiva de algunos te6ricos sociales y fildsofos, se han fr mentado, reconfigurado, ¢ inclusive, disuelo. Lo fragmentarie desde Ia perspectiva de un gran mimero de filbsofos © inte- leciuales europeos, es lo propio de la posmodernidad, del posestucturali io, del decoustruccionisn Sin embargo, no es posible rieter, pana nosotros, los Lat nos, la historia, la razon, los grandes discursos son la ruta que dat sentido al quehacer humano cn el tiempo y motivo por el cual se debe luchar. Porque seguir un proceso ciego y exdtico en ta historia, inevi- tablemente lleva a la indeterminacion absoluta, a fa disoluci6n y pérdida de sentido de fa consciencia hist6rica y de Ia exis- misma. Esto no es otra cosa que La nibilizacién tral del que éste hice, donde resliza fibertadl de ser y de pensar. mprescindible sefialar que fa supuesta aor Sa nivel mis critico en la tradicion occidental, el diagnostico, es === elde la deconstnucci6n posestructuralista como forma dominante £==Sen el posmecerismo filosdfico. Part nosotros, reconsteuir, sig- === iifica volvera constnuir filoséfica y significaivamente la realidad. posiciones de este ea~ = diss tiltiples huchas por L Empero, par eto es 92 Mario Magallon Anaya Por ello, es necesirio advertir que el empleo del prefijo “post no debe desorienturnos, especialmente si se roma en un hecho crucial, pero habitualmente pasado por alto, aunque designa una corriente de ki teo- jona y cuenta dl posestructy 1 filosofica y social francesa, es una creacién anglo: reliere a la forma de como e} mundo anglosajén pereibié y situd las teorias de Derrida, Foucault, Deleuze, como Jos mis reconocidos, En la misma Francia parece que ya nadie habla, desde su nacimiento hasta la actualidad, del posestruc- lismo. Para nosotros. derno por excelenci: mana; deconstrucci6n es un procedimiento mo- pues presenta ht version nis raicical del desenmascaramiento en el que experiencia del significado se concibe como efecto de mecanisms significantes, un efecto que slo puede tener Iu na medida que ignore el movi- hielo intercontestual que lo produjo. Por lo misma, Ii pos- modernidad forma parte del proceso de It modemidad, 10 alejamiento de ésta sino tribajo ¢ investigacibn desde un nto tedrico, filoséfico, lingaistico y hermenéutico que abre dates del pensar y actuar de forma once alli donde lt contingencis es asumida, pensada filoséfica en kis moderidades y sistematica @ incorporida en Li reflex multiples y alter: ‘Sin embargo, es importante senalar, desde Améric: que lo contin inguna manert, disper del saber, relalivismo, subjetividad absoluta, asistematic dad, ametodismo; la contingencia es el limite, ka Hinitud misma de los seves humanos, concebida desde horizontes abiertos ew Ia consteucci6n del futuro, de aquello que vende, que habra cle Je un presente histrico y descle kx realidad de ninguna Hy ku re ad, lo cual, construirse de: opresiva y asfixiante, Por lo mismo, esto no € forma, la espera ataraxica, el silencio, ta tranquili¢: sistencia estoica, sino lucha por el logos y kt felici requiere ser participes en el hacer de I history on un contesto, desde kr propia realidad histériea, === Sin embargo, ya estamos en condiciones de si Modernidad, verdad y sujeto bistorico 93 La concepci6n de fa moderniilad! unitaria europea, de una prictica del saber y de-poder impuesta, que domind por mis de doscientos ats desde Europa al resto del mundo, ahora se ha fragmentado, como se ha fraccionado a historia y la Razon y la objetividad plena cle origen occidental; se han abierto las posibilidades para reconocer que kt unidad esti constituida de unt multiplicidad de determinaciones, y al igual que ka Itazon europea es incompleta, si no se reconoce que éstit se consti tuye del conjunto de las racionalidades humanas, La “Hi y el “Conocimiento” se constiuyen cle qpistemes no absolutes y, por lo mismo, no son detinitivos. Son formas del hacer huma no de earicter complejo y en diversas direcciones, sin que por €llo se sacrifique kt sistematicidad y el método. Las concepciones de lo unitario de origen occidental que dominaron 9 kis otras corrientes filosoficas e histéricts, tanto Iki como aci : livamente, por dar ka eiz6n at dladl que pero que formaban paite de lo y hi historia, La moxternilad al to: lo diverso, la multiplicidad, sidad de sentids y de signiticaciones que se conjuntan en la Unidad de las muhiples y paticulires determinaciones, Porque el conocimicnto cs unitario, pero en kt complejidad, asi como Son Ii existencia y iple moderno de ka raz61 Ie ail lero ros Ide La cual partimos, es 2 aie itl pa Is, eS quell que asimila la tea- x que marca x subsigtente ftsofia moder- que a veces lo hice provocandlo una reaceidn €or dormodemidad no ea una sina divers, porque diversos cn fos Seres humanos que la producen dia con diay buscan su tu, 0 iento en el mundo. mportante reconsiderur un tema de la modemidad que entas Ghimas tres décadas del siglo sx ha silo puesto de lato or kt posmodemidd, por consideratlo ini, éste es el con- quem 94 Mario Magaltén Anayct cepto de revolucién. Este término, desde su nacimiento y desarrollo en las ciencias fisicas,’! adquiere un nuevo sentido con ka Husiraci6n, al expresar los grandes movimientos histé rivos y sociales; el progreso de lt historia y de Ia Razon unites iropea. Michel Foucaull escribe que Ia lustracion se encon- tr con Ia revoluci6n. Fh tema del Aufblarung o, si se quiere, de ta raz6n, en tanto que problems histérico ha atravesado, de modo mis 0 menos oculto, todo el pensamiento filoséfico desde Kant hasta hoy, Leet cara de ke actualidua con la que Kant se encontrd es ta Revolucion: La Revolucion a la vez comto suceso, como nupturs y come conmocion enki hisioria, como fracaso, pero taniblén como valor, como signe dle una disposicién que opera en Ia historia y en el progreso de Ja especie humana, Una vex mis ta euestidn pars li flosef consiste en dleterminar cual es fa paite de kat Revolucion que con- vyendria presewar y mantener conto modeto, sino sber To que bay que hacer de est veluntad de Revoluciéin, de ese “entusiasmo” por La Revohicidn que es una cost muy distinta a by propia empresa dlucionaris, Las dos cuestiones —“AQué es -tnyklarung ¥ hacer de la voluntad de lt Revolucién?”— definen por si mismias el campo filosafico de interrogacién que se ocupa de lo que no: solfos somos en nuestra aectuatidad.”? re Pero el termino revolucion de ninguna forma debe ser © tendido en sentido univoco, Varia, desde los movinientos rewo- fucion Alas Modernidad, verdad y sujeta bistérica 95 ésta pudiera dars de aquella, como cor eculencia © como presuputesto Por todo esto, nuestro concepto de revelueién ha de ser definide convenientemente como un concepto universal elastic ficre en cualquier parte a un cieda precomprensiin cu preciso esti sometido 2 una enorme variabilidad de un pais a otro, «de un Campo politico x oul...) El propio coneepxo de revolin un producto lingtiistico de neste modernisad. Desde el si pasado (ax) es usual que se distingst én él entre una revalucién politica, une social o uret @enice industéall | Desde La Revolucion, Francesa la expresion ieuliion, reavlution —atilicese el idionva que se quicra— ha ackquirido aqquelas posibilidades seminticas exten. sibles, aambivalentes y ubicuas que hemos eshozado hasta aqui7> Lo impomtante putes, es rescatar part nuestio discus eb ter 10 revolucidn, en sus diversas connot y sentidos, Jo que constituye su valor rememorativo, demostrativo y de pronésiico. Esto no es precisamente ni cl drama revolucio- nario, ni lis derivaciones revolucionarias, ai los gestos que la comp: ui 1, Sino que debcri ser indicativo, es el modo me- pte el que hi revyolucidn se hice especticulo y lt forma de c6mo es avogida en li periferia por los espectadores que par- licipan en ellt, que lt consideran y asiten, de algiin modo, en elt, ya sea pant lo mejor o lo peor, sin oponerse o dejindose niastew por el alud de ideas raymentarias y desordenad dle las revoluciones en Ame ios cruentos y los politicos y sociales, hast leg. ‘nuetel === “'La esperien innovaciones cientificas, que pueden significar c6mo (odo 5 ====—siplo xx ha mostrudo que éstas no siempre Ilevaron al uiunfo. sucede igualmente, pero, desde lo particular excluye, en cada ‘hial progreso social, sino que, mis bien, hubo, en muchos cl caso, 2 los denvis. [gual que una revolucién técnica exitost “Zs===]bs casos, reirocesos. De esta manera, no es kt conmocion re presupone con seguridad, un minimo de estabilidad que ex- —S==Velucionaria In que constituye las prucbas del progreso, porque Cluye, en principio, una revolucién sociopoltica, atin cuand> === revolucién no hace mxis que invert las cosas, y también porque si hubiese que hacerla de nuevo no se haria. Por esto, cfr Reus Kusethch, Futur psd, Patt ain semantic eel terepos ustinces, Marvelous, Pain, WO. DMtic hel Foucault, Ntler ster inh Na Piguet, WDD, ep 20 9 2 64 Mario Magallén Anaya se puede decir que poco importa si la revolucién de un pue- blo animoso triunia fracasa; impona si kt miseria y la alroct dad, ls que Hegin a tal punto que un ser humano sensato dispuesto a acometerias de nttevo, no se dedicaria a ceallzarla a tal precio, 'Asi, lo significative no el es proceso revolu tiene nada que ver con el progreso, si triunts caso o el triunfo de la revolucién no son signos de progreso © 1no, por lo menos no entendido como idea de continuidd pro- gresiva. Lo mis eclevante de la revolucion no esellt misma, sino aquello que acontece en fa cabeza de quienes no la hacen, @ no son sus principales actores; lo mis destacable es la relac que estas personas, que no son los agentes activos, entiendan por revolucién. £1 entusiasmo por Ia revolucién Heva implicita una dispo- sicién moral, la cual se muanifiesta de modo permanente, por lo menos, en el derecho que tienen tos pueblos o naciones x dotarse deft constitucién politica que mis les conviene y, con- forme el principio al derecho y It moral, de una constincié politica tal, que evite, en rvz6n de sus propios principios, cus quier género de guerra olensiva. Ks, precisamente, esta «lispo- sicidn de La cual los seres humanos son portadores a favor de tuna constituein semejante, Por esto es que se pone de mani- fies mo por la revolucién Es necesario advenir que kt revoluci6n, una vee lograda, ablemente correri ef riesgo cle convertise en rutina. Sip xistencia testimonia una vit ct ta historit it inevi embargo, atin como suceso, st walidkid permanente que ne se puede olvidar. funn es ta garintia misma de la continuidad, de la existern dle la modernidad y de Ia historia en el horizome dialect co y procesual que da oportunidad y sentido a kx razén y a la historia. Desde la perspectiva que se Ina venido plinteado, se pue de decir que la funci6n de ky filosofia debe cumplir, en fa accu lidad, con lt tarea de reivindicar, rescatar y enriquecer Ia esters Modernidad, verdad y sujeta bistérico 97 de la rizén y de las racionalidaces que la constituyen. tuna necesidad y no puede ser oir cost que tedriet y prictic incluyente de los sujetos sociales. Porque ka rizén esta sien- do as shasta Heyar al limite cle su desco- nocimiento, que nto all plano del pensar como al de Ta exi o vida humar La raz6n se encuentra con un reiterado empefo por intro ducir lo irracional, Ja posmodernidad y la desconstruccién, tanto en fas relaciones de los seres humunos y las rekciones inter-subjetivas entre tos sujetos, como en Ia naturalezt, esto puede llevara un desustre ecol6gico, por kt forma como en In actualidad se esti destruyendo Ia lezat en pro det mercado, la ganancia y el consumo, del capital glok neoimperial. Hoy s6lo unt ns mundo: los Estados Unidos de Nonteamérica, son ellos Los que deciden sobre to bueno y malo y aquellos que violan el “prin- io de bien’, establecide por el neoimperialismo, Esto es, ina nueva forma de imperialismo que divime los proble- sobre la verdad y cl valor. Es una prictica irracional y fundamentalista del poder, fundada en principios seligiosos ¢ idcoldgicos que son carcaterizados por la intolerancia, la re- fa marginacion, ka cia y la muerte. Ademas de los anteriores irracionalismos, que se dan, entre otras, los mis diversos niveles, existe uno que no de las pricticas y supersticiones que se asumen mente. Se presentan, sobre toxlo, en creencias ¥ comportanien- indy cada ve: zon fecta ten ion ejerce su dominio sobre el sistema ‘ole! sanevo, el spontinea- bal por los mzass media que intluyen en cl inconsciente de las personas dle forma irricional y dlstribuyen los benelicios y per- vez uv duos. Si sino qu Tog 98 Mario Magatian Anaya también ha penetrado en los comportamientos de los grupos, clases sociales, instituciones y Estado. de suma imponancia decir que junto # este irracionalis- mo ideoldgico y prictico, espontinco o inducido, individual | existe un imcionilismo teérico que busca sustmaerse miento, a la realidad, al comportamiento humano y Ia razn misma, Ee irracionalismo que pretenden alirmar Genas filosofias, a Iniwés de fildsofos como Heldepger, Vatitne Lyotard, eteétena, liscurre, por lo menos, en dos venientes: an jacién del pensir racional, y sera aquel, b) su fruto nis logea- do, pero exclusivo: la ciencia; y 2) como consecuencia de to anterior, kt negtcion de la posibilidad de fundar y organizar tciomalmente en él futwro, las rekaciones entre los seres hum- hos, La primera nos arroja a los brtzos del oscurantismo, bt segunda, priva de sentido a todo intento de lucha 0 esfuerzo. por constmir un mundo nis justo y humano. Y, por timo, {filosofia y r1126n son lox principios medulares que no siempre caminan en rekicidn o entrelazadas, porque no siempre se ha tude de la misma filosofia nt de ta misma nizéa. La Historia DE LA FiLosotis. FS LA TISTORIN DE LAs Firosoriay Uno de tos grandes problemas en la historia de Ia lilosotia y de Ia Filosofia mismnt, es el de lt existencia de una filosofit particular, Porte kr filesofia com corpus teérico casi siempre 10 bloque cle verdades ¥ soluciones cunt les. Considera que sus verdudes son universales, walidas para todo espacio y tempo. Cacke fi- Jdsufo pretence que Ins verdades de su filosofia sean verti eras facia de todo espacio y tiempo, intentando hacer pene sar que sits soluciones son eternas. Cacia filésofo lia buscado tener la Verdad, no una de momento, sino 11 Verdad eterna ble, La verdad para tener ese Guieter de universalidad ne ha presentade ¢ yn Modernidad, verdad y sujeto bisérico 99 metalisica y cterna. Por ello, tiene necesariamente que recone cer, por st interés personal, una sola, la suya, y no aceptar otras vercades porque de hacerlo, caeria en conteadicciones. De existir verdides parciales, éstas carecerian de veracidad, al no estar justificadas por la Verdad tnies itso fos pretenden poser, Es ba: que ha dicho el filésofo mexi sits escritos «le 195; esa que los fil6so- nce revelador al respecto, lo no Leopoldo Zea, en uno de Ha sido en nuestros dits cuanto La fllosofia, Consciente del cn ter conudictorio de sus soluctones, de sus verdades, h ido justi 1 ie preten- s ter conterdictorio. La conclusion, es que no = hay contauticcia en lay solucioney que se hat ofrecido en el trans — curso de fa historia, Tal justificacion, la de dicha tesis, se eneuen- leven I ston, ta hloseis es obra de hombres y part omibres, dle aqui que te toch obre hi see aut anst, que panicipar del aricteresencil de fo tan. La sencia de fo nna, agua porloies Hut hombre es hombre, es kt historia. EL hombre es un ente histiriee; cay bio, El hom bre de hoy no es el mismo de fi el del mations. ex cA ayer, nis Lapuesti debe ser por kt nt76n, pero no por wna ~ totaliaria” impuests por algunos f Hustiacion, sing has. Es decir, eategorias [ilosé ZO fos reconocidos de Is juellt constituida por ricionalidades hum 4 razén historizadle donde sus principios y sy al alos a Ke reesmaciue 10, no obstante su pretensi6n de universalidad, es limitado & imperecto, empero, puede ser universalizable, pero nunca de- finitivo, porque no es definitivo su autor, sino que es finito, como sus productos espirituales y materiales. ; La vida, Ia existenci lizarlos en el tiempo. E ste en inventar proyectos y rea- 1, trtbaja poco a poco su programa América como ennetoncia, Mexico, € milernos Americans, 100 Mario Magallén Anaya en ta serie ditléctica de sus propias experiencias, Ob nose trata de una evidencia Logica sino histérica. De e: ma, la existencia humana experiments una forma de existir en la historia como proceso, nunca como un estdo est sino de avances y retroceso: Jose Ortega y Gusset apu que ef ser humane: Ensaya esa figura de vida, intentan realizar ese personaje imagi rio que ha resuelto ser. Se embaea ilisionsdo en ese ensayo y hace a fondo Ia experiencia de él. Esto quiere decir que th creer profincanente que ese personaje ¢s su yerdadeco ser. Pero al experimecntarlo aparecen sus insuliciencias, tos limites de ese ial, No resuelve todas las dificulaudes y produce otsas program | nuevas, La figunt de vidit apareeid primero de frente, por su faz Iuminosa: por eo fue ilusion, entusiasmo, la delicia de ta promesa, de 1a esperanza, Luego se ve su imitacion, su espalda, Entonces, €1 hombre idea iro progcana viitl. Pere este segunnko progeana 65 conformdo, no séle en vista de la circunstancia, sino en vista (ambien del primero. Por tanto, en el segundo sigue aauando el primero, que es conservalo part ser evitado, Inexoriblen te} homlve evita ser to que fue, Al segundo proyecto de ser, al segunda experiencia a fondo sucede una tercers, en vista de 1a segunda y la primera, y tsi sucesivamente mbre Gel ser hu Como escribe José Ortega y Gasset, eth mano) “vit siento” y “des-sie nndo, Acumula ser, del bp: ya haciendo un ser eo ta seri petiencias, Esta dialéctica no es ta de fisica, sino historica, La historia filosotica de nu construcci6n de los modos de tori de ka filosofia apoyada por documentos y textos, to cual necesita de una actividad laboriosa. Se puede decir que casi en ry América requiere de kt re- mo se ha elaboride kt his- ini camasistenst, Maikid, Revita de Occidente, 7 yore Ont y Gasset, Ih 1995, pp. 56.00) Moulernidad, verdad y sujcto bist6rico 101 su totalidad esti atin pendiente. Empero, lo poca que hay, de ningiin modo debe ser ignoracl, a pesar de sus deficien todologicas y, menos atin, se deberin menospreciar su is Momentos significativos de la historia de nuestra Ame ir, requieren de una memoria histérica que permits captar los modos de consciencia, de ideologias y de filosofias, que han operado a través de los distintos momen- tos hist6ricos, La filosofia en nucsira América se expre diversos modos, asi como el Ser de Aristoteles, se expresa de muchas maneras. Por lo misnio, se puede devir que no existe sino filosofias. forma, en América Latina no se repiten las doctrinas as de Europa, sino que se pkantean posiciones inno- vacloras que buscan entender y explicar kt realidad social, his- t6rica y politica y sus relaciones entre ellas y con otros campos del conocimiento humanistico y de las ciencits sociales, lo Lis en su valor y sentido filosatico: do implicit 1 brisquecht de respues: adecuulas a este deslio worico, epistemolégico y ontold: De este moxlo, ka filose aris, por lis ciencias social , penetrada por ks ideotogia, la politica y ha Scontaminacion idvologica’. Es decir, estat ¢s unit nuevat fornn de entender a kt filosofia yal floso far desde nuestra Am Por lo mismo, es necesario pensar, antalizar el lugar que ocu- pan cl filosotar y Ia tilosotia en la region. ade Peto, aulenris, considera dice Horacio Cenitti— mis fructifero pensir el lugar epistémico de Li Gilasofia como entre lis ciencias y la politica (la del poder, Lt de kas decisiones politcas, ka prictica 0 la “arena” politica) y amenvaula, por asi decitlo, desde atnis por la ideologia, que enreda su dliscurso desde el inconsciente.”” » Cevutti Gullleng, Heke naa mecotoga aka Distrito las tees uldsgira, Univenscbul ke Ciusehlapiea, 999, 1A 102 Mario Magallon Anayer De este modo, se puede decir que la filosofia tiene una fun- cién social, porque en su argumentacion y anil ico tiene presente a los seres huminos y sus rekiciones en sociedad: cl esuidio de los seres huntanos, meditdos por el lengua, la ideo- login, kis formas de percepcién de ta realidad, alli donde los nados, marginados en sociecades donde d igualdad, lia de respeto a tos derechos de i Derhid, justicia, equuidad, solidaridad, dlemocracia no constituyen pricticas de Ia vida social, donde se ensefores la antidemo- crucia, la violencia, ta injusticia y It vi n de los derechos fundamentales. Desde ta realidad Iutinoamericana se cealiz una filosofia prictica, es decir, asent6rica, donde incide de mia- ner formal, con disciplinas como ética, filosofia politica, histo- Ficidad del pensamiento filosdfico, que requicren de ser recka- boridas y repliniear los problemas centriles de éstas como: vidkt, existencia, relaciones sociales de convivencia, lo cust, demanda volver a la politica y al ejercicio ético-social compro- metido, cuestionando el supucsto metafisico y atemponal, que concibe a ft tlosofia como saber fundante, Bs decir, en las filosofias litinoamericants siempre ba ext tido el recurso del volver al pasado inmediato pars reinterpre ary reformulir los propios supitestos del filosolar y 1a Htosofia qual, pero de ninguinit manent se privilegian tos estudios me talisicos © los ontologismos, porque Constituyen una camisa de fuerza y reflexin filoséfiea misma, Si en [a retlesin nos topanios con los problemas del ente y del ser, estos se con- ciben como prineipios sociales concrctos, referentes materiales pin la construceién de Ia teoria filosotica, Lo cual, eva impli- city el ejercicio de Ia razon de Forma sistémica y riguross, Lox sujetos del filosofar estin conscientes que Ia “absolut objeti- vidad’ es imposible, porque las relaciones de andilisis «le las ociales y de produceién econémica, politic izan por el sujeto desde un ho: s el referente en el que flosofemas, ideologia, dive cimagi zomte histérico, donde kx Razin, slo se combinan métodas, process Modternidad, verdad y sujeto histérico 105 simbolos, lenguajes. Los problemas del ente y del See son Ftc tores que mediatizan Ia objetividad de la teoria filos6fica, sin que por cllo se pueda considerar como un obsticulo en el filosofir y In produccién filosética. Las tentaciones actuales en el filosofar y la filosofia en el mundo del siglo xx, despues de la resaca, desencanto y frag- mentacién de los grandes relatos, del fin de los paradigmas sociales seftalados por la posmoclemniclad y de los “post”, ahoni se empieza a perfilar In posibilidad de volver sobre los proble- mi s de la metatisica, del Ser, de fa unidad del saber, del cono- cimiento, del sujeto, de los discursos toralizidores, dentro de una unidad teérico-filositica que discursivamente posbilite el rei- nici, avance y regreso a los grandes problemas de: la filosofi Hoy mas que nunca estamos urgidos por la nec volver, sin vacilaciones, con cl m del filosofur y de kt filosoti: productos: espiritu nidad de Ia existe fila de 5 radical y sostenide impetu 1 preguntar por lo hum: les, culturales y materiales. Sobre i meute concebics, en una relicién fea teridhad horizontal y «le reconocimicnio de fa diversickad de > hu de he unidad del Ser Esta unidad racica iv en Ja igualdad dentro de kas multiples deter diciones del ente, de tos abjetos y de bas costs Si bien es cierto que existen rastios, vestigios de un; nano den en la dif mi ct bre, que nos remonta, si se quiere, hasta Protigoras y Sécrates Empero, desde el primer momento, Ia formulacidn temitica de Ia pregunta por el ser humano, como interrogacion expre- ¢ puede filiar directamente con Kant, quién vein en ella una vit, una instancia, un horizonte que podia unitica y con- al ser humano, con el hombre: 1 Qué pedo yo saber? 2) Qué debo yo hacer? 3) Que ¥-D Qué es el hombre? Lt pri la, segiin’ Kant, ne eS NEA pregunla es contest ilo espe © 101 Mario Magattin Anaya Metafisica, Ia segundt por Ia Montl, ke tercert por lt Religidn, y fa cuarta por fa Antropologa, en lt medida que las Ires primeras preguntas se refieren centralmente a la Gltima, EI interés por cl problema del hombre y la preeminencia jericquica de dicha preeminencia vat a adquirir en ht Filosofia Ue los dos ultimos siglos; primero tna preocupaci6n definiti- vay ridical, después de un total desencanto por el hombre concebido siempre como ente “nionfidico”, sin una verdackent relicion humana y sin comunicadon. Es esto, en cierto mado, unt verdadera alineacion y enajen: pérdida en si mismo, en el Yo totlizador kantiane. Lo miis adecuado es concebir al ser humane, al indi sujeto, como un ser en ef mundo, pore solo de exe modo adquiere sentido y significicién el reconocimiento de su propio ser. Ser en cl mundo es ser con los otros, es decir, ser social. Sise desconocen los prineipios de una anteopologia filasofica se fragmentan los principios de la metalisica, por consiguieme, de la religion y de la ética, para colocarse ante la situacion donde toclo se valle, Se pierde, de esta forma, ef horizonte y I bn we permiten regular el conocimiento en general y cel “hombre genético”, cn particular, Part ka recupente nia, del ente como ser social, se reqniere de un ech ‘al se dirimei las diferencias ideold- luo, al exe dlinl6gica a waves de fa cl cas on el ejercicio libre y responsable de ka racionallichad, Para bilo, es necesario propiciar un dlidlogo conde se ajusten 0 re- suclvan las posiciones contanias y divergentes; en fin, aquellas que obstaculizan el pensar sobre fa idea det hombre. Lo que implica reunir 0 convert infereses opuestos que sitvan a kn vez como verdilers conjunci6n en 1a que sea posible avizorar ka de un futuro encuentro entre kis posiciones ideo “4s y filosoficas que hoy sostienen una lucha enconada, fn el anilisis del problema de la alienacién, inciden los problemas fundamentales de la antropologia y devekimiento n las de los mas radicales supue diversas ideas del hombre. Moderuidud, verdad y sujeto bisiorico 05 n d Sobre 1 i6n no solo inciden, coinciden y dificren las diversas concepciones teoricas que buscan su ex plicacién doctinaria, sino que en cuanto fendmeno real que exhibe una jenmrquia y urgencia fundamental para el ser huma- no de hoy. , Lvalineacién del ser humano, entendida como sintoma que afeeta y determi concreto, situacion histérica y sen- Hide misino de: sus aetos, que lo hit convertido en un ente pei alonero. que traualt por unst sa Sin embargo, existen otras zones que justifican la relle: de Ia alineaci6n del hombre, de kt existencia o del sujeto. el problema de Ia alin su exist : macion que, caic face ni le procura sosicgo, sintiéndose inhspite en ke apa rente riquezt 0 desposcido realmente de los mis clementales re- cursos part lograr la ibericion y-alcanzar st bienestar materia Esta es precisamente [1 situacion en kt que se encucntrt eb set latinoamericino, Es un extranjero en su propis tierra, donde pobreza y magginacion permean todo e impiden kt concien- at de sf, como sujeto social, libre y responsable, expaz de vol- ver por stis pasos petdidlos en bt histori Papel con autor de Sts, la Sl finitud del ser humano determina su propia exisenciey por lo mismo, es un ser incompleto, de necesicdades, que candicion onticamiente su existir, a la par de ta manitestacion donde en- cuenta exteriorizacion y cumplimiento de la mis rucical ca- ricteristica ontolégica que detine su existencia: Ia finitud en cuuinto tal. Este es pues, cl espacio nutticio y el horizonte ideo: logico-metatisico en ef cual se enrsiza ti condicion del hombre, es panic de ella que brotan y se origi ge conconitantes. que configanin el perfil de ka alines fendmeno que afects la existencia social. Bs urgente recdinear, desde la eritica y el anilisis discursive de ls pricticas de los sews humanos, y propickarlos medias que perm condiciones de alineacién y warginae Imente, no te y recupertr su propio te, por fienada an los ras. Gn como superar sus IZTAPALAPA, 49 {jullo-diclerabre del 2000 ‘pp: 209-214 Sobre la posmodernidad* Adolfo Sinchez Vazquez" can mis primeras palabras para dar la blenven!- da a.un libro importante por varias razones. La primera por la temética misma, No se puede ne gar que lo entendido por posmodernidad es wna ceo tin muy actual, aunque eve algunas décadas en el ‘proscenio iloséflco de nuestro tempo. Cualquier conte: nido que se dé al pensamlento 0 fllosofia sobre la pos- modernidad, Iltmese “posmodernismo conservador” 0 “progresista’, estamos de manera innegable ante un objeto de la reflexién que, como la reflexion misma, ¢ ‘una realidad en nuestro tlempo. Por lo pronto podemos caracterizar el posmodernismo como una clerta senst- pilidad, clesta actitud frente a este otro objeto llamado posmodernidod. ‘Otra cosa es la umbigitedad y problematicidad de tas reflextones que. bajo el rubro de posmodernismo. $e enfrentan aesa scnaibilidad. Por todo esto, la reflesdén se mueve aquien un terreno enmarafado y resbaladizo, ppues si el concepto de modernidad (la realidad frente ala.cual se sitfia el posmodernismo) es ya de por st Pro- Flosefia def pasmodernidad. Critica a la modernidad desde ‘jménea Latina, Universidad Nacional AutGnomn de Medco. ‘Méxco, 1997. = Profesor de la Facultad de Filovota de a. wan, Sie “pIt-60z ‘000z ‘aiqUIat9IC-oNING “GF ct WYN ‘CaIxepy ‘odojodnrzy ua ,prplwapowusod B| 2190s, ‘oyjopy ‘zanbzy A ZayouyS Adolfo Sanchez Vazquez ‘bleméitico. mucho més lo es —y mis ‘enmarafiado y resbaladizo— acotar el terreno de lo que Uamaméa posmoder- midad. De agi el primer imérito de Sa- mucl Arriarén al meterse en ese terreno resbaladizo, comaraiadg, en el que se, corte el ricago de hundirse. Con la cau- tela necesaria, Arriardm,s¢ mueve con. ‘paso firme, pero sin garantizar que'to- das las interrogantes planteadas por el tema encuentren siempre respuesias convincentes. Hay clerta desenvoltura, clerta au- dacia intelectual. quiz4 sorprendente —dado el enfoque marxista asumido por el autor—a quienes siguen asocian- do este punto de vista con una posiclon acritica y acartonada.’ Por sl:hublera, alguna duda de que frente al marsemo, 1 cual en el pasado.rindlo,un pesado tribute aesta posiciém, bay hoy un mar~ sdemo capazde-afrentar con eapiritu ert- tice y, a la vez ablerto, Jus cuestiones denucotro tempo. ¥ dé ello ente libro constituye una prutba Innegable, Con cate copiritu critico se sittia Arriaran en el terreno antes referido; el elu moderaided. Pucs una {llosefiade 1a posmodernidad, y tal es el subtitulo del Ubro, no puede haccrse sin el cca ‘men de su referente obligado, la moder wildad: y como cl posmodcrnismo 3 ‘mésblen una critica dela modernidad, no la postulacton de una alternative & clla (es aqui donde sc Hince més eviden- tela maraia y la ambighedad), toda a jpeimera parte del bro: constituye un amen serio yxiguroso ‘de'los princi: poles seiialamtentos del siglo 20a la mo- dernidad. 210 Bajo la mirada acuciosa pero serena: del autor van desfilando Jas criticas contemporfineas dt la modernidad, pre- sentes en el concepto de modernidad en Ja Escuela'de Francfort (Horkbeimer y Adorno), en la concepelén naturals: - ta y antropologiea de Marcuse, cn el concepto,de modernidad segtn Walter Benjamin, cn los brillos y opacidades del concepto de modernidad en Haber- ‘mas, en el posmodernismo conacrvador de Richard Rorty, en Ia idea de tradicion y cambio de Gadamer y, por tltimo, en fin de la modernidad prodamada por Vattimo. No falta ningin andlists im- portante. Quizé podria echarse de ‘menos el encueritro directo con Hel- degger: no es que éste 9¢ halle ausen- te, pues aparece junto con Marcuse y ‘Vattimo, pero no hublera sobrado que clautor fuese directamentea sus textos. Lo mismo ocurre con los que, en defi- nitiva, son los fundadores o ploncros dela critica de ia moderaldad—Marcy ‘Nietzeche— aunque éstos no dejan de Incerse presentes: de Ja mano de Ha: bermas y de Benjamin, Mare. y de la ‘mano de Marcusey Vattimo, Heidegger y Nietzsche. Después de examinar detenidamen- tey.con una argumentacién seria, muy Ig)atha de In descalificacton ideolégiea, ‘Arriarén no duda en colificar estas dife- rentes concepelones criticas com "pos- Tdareiene’ denomancn que podria extendérse a todas ellas por hacer de la modemnidad un objeto de sn critica. Pero el dutor Ins agrupe, acu vez, cn dos grandes corrientes a Jas que no parece eT SG Sobre la posmodernidad tan claro apitcaries el denominador co- min de posmodernismo (p. 151). Cler- tamente, en estas concepeiones eritl- cas de la modernidad se distinguen en. dl Iro las que enticrran la razbn y el sujeto y abandonan todo proceso de ‘emancipacién [y. por supuesto, dela. modernidad dlustrada) y las corrientes represcntadas sobre todo por Haber ‘mas, quien después de someter a critica Jarazén instrumental —donde ha desem- ocado la razén tlustrada— consideran que ¢l proyecto de emancipacién tlus- tracla puede cumplirse después de re~ visar la raclonalidad instrumental y redefinir ol proyecto emancipatorio de lamodernidad. ‘Sin duda, al lcgar a este punto, no se puede eludir—y Arrlaran no la elu- do—ia cuestion de la verdadera natura- Jeza de la modernidad, objeto de eritieas tan diversas. Pues bien, si la modernt- dad se entiende como un proceso eco- némico y simb6lico o cultural, tal como se ha dado real e historleamente, no se puede dejar aun Indo su relacién intrin- seca, necesaria con el sistema eaplta- Ista —relaclon necesaria que se sucie ‘pasar por alto en las eriticas posmoder- nas—. La modernidad realmente exis- tente cs la modernidad capitalista, yn0 es casual, por ello, que el primer gran critlea del capltalismo —o sea Marx— haya sido cl primer gran critico de la modernidad. Si Ja modernidad es consustanclal con el capltalismo (consustancialidad queamimodo de ver queda claramente probada en el Maniflesto Comunista de Marxy Engels) se plantea una cuestion: ‘Arrlaran Ja hace suya y trata de resol- verla: 61a modernidad es esencialmen- te capitallsta —al menos tal como se ha dado real e hist6ricamente— zpuede hablarse de una modernidad no ca- pltalista? Al responder a esta pregunta, debemos precisar en qué sentido ¢3- tamos hablando de modernldad, 0 del ‘proceso de modernizacién conducente a ella; en un sentido puramente eco- n6mico o, también junto a éste, en un sentido politico, simbélico o cultural. ‘Teniendo en cuenta la modernidad—o Jupiter. Loe “Tarots de Mantegna” 2. Adolfo Sénchez Vazquez ‘proceso de modernizacion—en sentido restringido (Inglaterra, por ejemplo. se hpabria moderatzado s6lo en un gentido econémico}.Ja cenchistén de Arriarén ¢es,lamodernidaid no sbloea la conocida ‘aletérleay realmente como modernidad capltalista, Esta seria una variante, una. conflguracién histériea de la moderni- dad, como realizacion —no la énica— dc una modemidad “dea!” —de acuerdo con Bolivar Echeverria, con quien cotn- fAlde el autor—. Por tanto, ae odmite 1a .postbilidad de una no capitalista como la reallzada con el soctalisme real y 18 postbilidad: —como una tarea a reall- zar— de oa modernidad de América Latina, a la cual, por.clerto, en el libro se le denomtna no occidental, aunque, por supuesto, cecideatal aqui sc Iden- tiflea.con capttalista, ‘Ahora bleni, veamos estas dos va- antes con las que se-enfrenta audaz- ‘mente ¢l autor: Primero, la rhodernidad socialista dada histéricamente con:el so- clalisino real- El autor cucstiona —con Tabin— si fae sodtalista, pues, “se dio por una vin que no era poctalista porguc nunca hntibo realmente socialism" (p. 176)¢ incluso cuestiona su modernidad: se dio'més bien una “frustrada moder- nidad”, El sspuesto Socialismo “no era constituye tuno de los capitulos mas su- gerentes del Ubro, y no 2élo por Sus cuestionamientos y afirmaciones, sino 212 por el planteamlento de problemas que invitan a continuar sus reflexiones. ¥ a sta invitacion podemos responder si apartarnos.de su planteamiento, mas blen con base en a: las condiciones en que surge y se da la experiencia: his- toricadel soctaltsmo real entrafan who, contradiccién entre los dos aspectos de Ju modernidad: por un lado, el econo mico (con un atraso de Rusia, que la situaria en la premodernidad) y por el ofro, un desarrollo cultural propiamen- te moderno (el cuel. podriamos efem- pllicar-con las vanguardias artisticas florecidas en los aos inmediatamente anteriores y postectores a la Revolu- ‘clon}y el aspecto politico autoritario de Ja Rusia zarista anterior ala Revolucion. continuado en nuevas formas después geella, sobre todd con cltalinismo. Este aspecto politico antidemocriitico, a mi {juicio, representa la premodernidiad en, pleno socialismo real. ‘4Qué hay, pues, proplamente de mo- dernidad capitalista, y considerado por ‘Marx —como condictén necesarla crea da dentro del capitalsmo— para poder transitar al soctoliamo). Las lreunstan- clas histéricas del surgimiento desa- rrollo del socialismao real determinaron que, en las condiciones no capitalists ‘0 poscapitalistas, se planteara in nece- sidad de una modernizacton productt- vista —de signo, pues, capitalists, dems “a ritmo répido y sin consens0 soclal’—. El resultado fue la modern!- ee oo & ‘Sobre la posmodernidad. zact6n econémica que convirtté ala ex ‘Unién Soviética en la segunda potencia: industrial. Pero, ol se toma en cuenta la incapacidad de resistir al reto produc- tivista del capttalisme conductor al derrumbe del socialismo real en esc tc- reno economico, fue, como dice Arria- ran, una modernidad frustrada (p. 179). Esto en el 4mblto econémico, porque, ‘aml modo de ver, €n otros como el po- litico, el cultural o el simbélico, no se aleanz6é la modernizacién correspon- dlente a un verdadero socialismo. El resultado, pues, en la ex Unién Sovitiea fue —como concluye Arria- rén— una moderaidad frustrada que se tradujo, en definitiva, en. Ja construc- clon de una sociedad alipica, nl capl- talista nf socialists. ero gy en América Latina? ¢Cémo se puede plantear la postbilidad de una modernidad no occidental, yen qué me- didaéste no seria también un no capita ‘sta? La cuestion aquies mAs: compleja, pues aunque no se puede abandonar —y Arrlarim no abandona— lo apor- tado, en este punto por Ja historia real, se trata de una cuestIén no acerca de ‘una realidad —ya cerrada. como en el caso del socialist real— sino de una posibilidad no realizada, y ast lo es- tablece Arriarin desde el titulo mismo: de uno delos capitulos desu libro: “Las posibilidades de ‘una modernidad no oc- cidental” (pp. 195 y ss.). Bn. senalae sniento de esta posibilidad se parte de una realidad, subrayada por el autor, a saber; en América Latina la moder- nidad no se ha curmplido ni en el tesre- ‘no econémico ni en el politico-cultural. Pensamos que con esta afirmacién se est aludiendo a la modernidad real- mente existente en Oceidente, es decir. Jamodernidad capitalista, Clertamente, sila modernizacion cn América Latina, como proyecto de emancipacién —enel sentido originarlo— capltalista, ha fra- casado y no Ucne perspectivas, sc tm- pone la necesidad —como en ellibro se sostienc— de una modernidad no capi- talista: es decir, una modernidad que, ened sentido cconémico, Ubere ala pro- ducci6n de su cardcter productivista y Ja ponga al servicio de las necesidades soctales y, enel terreno politico, impulse la democracia més allé de los lnnites impuestos por la realiclad econémica y social que, incluso en sus formas “de- mocraticas”. ha vivido basta ahora América Latina. Clertamente esta mo- dernidad de nuevo tipo no puede Limi- tarse a lanegacién, en el terreno: econé- micoy politico, delo que lechaaporiado el modelo fracasado y sin futuro de Ja modernidad occidental. Hay otroaspec- tounportanteresaltado enc! libro, dén- dole toda su importanela, pues forma partede la historia de América Latina y desu realidad presente, un aspecto que marca una diferencia sustancial con ‘una alternativa occidental no capttalis- ta. Es lanccesidad de tomar en cuenta Jos elementos premodernos represen= todos por las culturas indigenas, pero tomarlos en cuenta no para destruirlos oabsorberias en una modernizactén to- talizadora, de sigtio captialista, sino en, 213. a Adolfo Sénchez Vazquez ‘una modemaizaciGn quimlique—tomo dice ellibro—"otra racionalidad no pro- ductivista nf mercantilista” asi como la no eliminacion.de sus diferencias cul- turales, O sea una modernizacion don de no se vea Ja tradici6n como el polo opuesto a la moderaidad. Y¥ llegamios asi-a Ia conclusiém del autor: una modernidad de este enero, cs dec, 1a que nlega en el terreno eco- ‘nGmnico la raclonalidad productivista y cadl terreno politico exige una.radica- acibn de le democracia, no cs nl po- dria ser una modernicied capltalista. ‘Como se dice en el parrafo final de ibro “la (mica manera para alcanzar otra modernidad no capitalista ce la utopia socialista”(p. 228), Pero se debe precisar que esta retvindicacién, valida también paraloe paises oncidentales donde lamo- demidad copltalista ya s¢ ha consu- mado y topado con ua Limite insalvable, necesita tomar en cuenta lo advertido, hace tempo por Marlitegul-los elemen- tos premnodernos, incigenas, no pueden ser destruides nt absorbides en nombre de la modernidad. Sélo asi puede ha- ‘blaree proplamente de una medernidad no capitalista, de sigao soclalista, para ‘América Latina, pero yao mis on "eal co" —cotno diria Martategul— de Oce!- dente, o sea de Ja alternatva a Ja cual ha de relvindlear —por Iejana que esté hoy su reallzaclon—para su propia ino- dernidad. ‘Acsta alternativa a Ja modernidad, ada su ruptura con la realmente ees; tente, podemos Uemarla clertamente posmodernided. sélo st este concepto ‘se precisa y libera—como se hace en cl Mbro— de la maraia de los eriticos y - I6sofos de la posmaodernidad. RADIOGRAF{A DEL POSMODERNISMO Sinchez Vazquez, Adolfo, “Radiografia del posmodemismo” en Filosofia y circunstancia, México, Amthropos/UNAM, 1997. pp. 316-330. da pasada, un concepto ambiguo y ‘on él Desde medisdos de Ia dé resbaladizo mattillea nuestros ofddos: el de posmedernismo, se alude a una nueva sensibilidad, nuevas ideas o nuevos de animo que corresponderian a una nueva realidad social —Ia de Ja posmodernidad— que vendria a suceder a una realidad la de la modernidad. Aunque s6lo fuera por este Jazo temporal, moxlernidact y posmesternidad so preseitan en cierta relaciin que no se agota en se Tazo. {Cuil es Ia naturaleza de esa relacion entre ambos términos? gDe exclusién o inchisién?, ge continuidad o rupnur?, ge afirmacien, negacion o superacién? BL prefijo pas no basta para fijar osa relacién, ya que solo hace referencia « tina sucesién tem poral en que una realidad viene despee re que Ia segunda realidad —pasmexlerna— no puede prese de Ia primera —la moddernidad— sca para continuarla, 1: radicalizatla 0 despedirse de vez que alude a una nueva n —en una forma que habri que ver— no podemns dojar de partir en nue: de In moderidad, ya que sola desde ella podemos deten estamos hi moderna y hasta qué pun tuna y otra, Ja inclusion Ja modlernidail. Ast, pues, s rofloxiones de cieraa idea 316 Algy precisiones Al hablar de pasmodemismo, no ros estamos refiriendo como en general se hace, dada In importancia que reviste en las artes ¥ In Tieraturs, sobre todo en sus origenes— a un doterminado estilo artistico, después del deserédito u ocaso de lis vanguardias del lo XS, Nos referiremas mas hien aun conjunta de propos nes, valores 0 actitudes que, independientememte dol grado de si valides tedries, no puede negarse que existen, y fu gicamente, como parte de la cultura, la sensibi espiritual de nuestro tiempo. Aunque no existiera la'realidad po moderna, o aunque ésta —de existir— apareciera distorsionada en la visidn posmodemista, el posinedemismo con todas sus va dades y variantes e5 un hecho. ¥ los hechos —eamo decfa Lenin— son muy testarudos, Vor ello, tenemas que afrontarto abriéndones paso en Is enmaraiisda selva concepmal de sus paladines y detrac- tores. ¥ puesto que la reluciGn eon kx modernidad es insoskayable, necesitanias partir de ella para examinar las pretensiones posmo~ dernistas que arrancan de una critica radical. Si la posmodernidad de hy que sume I conciencia posmoderna se levanta sobre | ruinas dela moderniilad, es preciso eselarecer La natunaleza de esa realidad Koy en nuainas que el pasmostemnismo pretende definitive meme sepultar, For mudernidad cabe entender el proceso histérico que se abre con el proyecto ilustrado burgués de emaneipacién humana, con Ja Revolucion francesa que pretende I a prictica Revolucién Industrial que va a desarrollar inmensamente las fuer- zas productivas. Este proceso historice de modernizacién es un proseso d sion piogtesiva. La sociedad modem es un ciedad dinamica, en constante desarzollo, orientadla hacia el fui rp, una sociedad que no conece limites ni estancamiento, La mo derided parece caracterizada por unit serie de tasgos positive: 1) su prngectes de or ana; 2) su cul que impulsa cl dominio cada vex mayor del hombre sobre la natu ralezt yy sobre mes sociales, humanas y 3) ter progresive del proceso histérico, procese lineal y asc dente en al que Io vicjo cade ax pussto a lo nuove y en el gue como dice Mars etodo lo sélido se desvancee en el sires.! Ser 1. Palataas do Marx y Rngels en el Mt dds tina af libra ds Mtasball Basnans: Zak modemo es estar abierto siempre a lo mucvo en un proceso pro- gresivo hacia un fin o meta superior. Componente esencial de Ia modernidad es, pues, la negacién del pasado, de lo viejo, y la pre- eminencia del futuro, de lo nuevo. ‘La critica de Marx a la madernidad Esta vision afirmativa de la modernidad es Ia que sostienen los idedlogos de Ia ilustracién para los cuales —como escribe Kant— Ja modernidad es la egada del hombre a su mayorfa de edad. Y lo que permite, guia y encarna esa llegada es Ia raz6n. Ahora bien, sidejamos aun lado la voz de alarma que, en plena ilustracién, ca Ronsseatt al denunciat, frente a su oplimismo racionalista, Ins consecuencias negativas que tienen pata el hombre ese progreso racional en Ja cultura y ta civilizacion,? es Marx quien mAs vigoro- samente pone en relacién los aspectos positivos y negativos de In modernidad, Al subrayar su ambivalencia, Marx no regatea los nfritos histéricos de Ia elase social que fa encarna e impulsa: la burguesfa, Pero, ala vez, subraya el terrible costo humano que ese Pmgreso de la raz6n, que se materializa en el inmenso desarrollo de las fucrzas productivas, ha tenido para el protetariado fa eleva- n hasta alturas jamds conocidas —gracias al desarvollo de ta ‘encia y la técnica— del dominio del hombre sobre la naturaleza, que se ha tradncide en un dominio mayor —bajo Ia forma de I enajenacién— del hombre sabre el hombre. La modemidad abre ‘enormes posibilidades de desarrollo a ta vez que limita desde un punto de vista hunano y social, Pero lo negative y lo positive se vinculan necesaria, intrinscea, dialécticamente. La modernidad que por su forma burguesa tions tan terrible costa humana, crea ‘en sit seno las condiciones que harin posible, al destnirse y supe- yuna inguiznud y un mosissisate cons. todas hs anteriores. Yodas has relacioncs estan. callas y cuanoliecklss, con aut coetejo de ereencias ¢ ideas vencrcdas durante eva se hacen aijelas antes te haber poxdo osiicarce. do 13 lp sacksvansce en dl aly; tendo To sagrafo es profane y los hombres al in 22 ven formas a sonaklaarscreanente sus condiciones de existencta y sus relaciones reciprosssy. 2. Céeral cstudio Rousssa1 on Atdsico, Co 70, Médico DF, es, 1969, 318 | t rare esa forma burguesa, el paso a uma sociedad superior, verda- deramente emancipada, libre y humana, Estamos de acuerdo en considerar a Marx como un modernis- ta) pero un modernista que aspira a Hevar hasia sus dltinias con- secitencias los abjetivos emancipatorios de la modernidad, lo cual Ie leva a su vez.a poner a} descubierto sus aspectos negativos —la explotacién y opresion de los hombres— determinados justsamente por sus fi de clase. La visi6n marxiana de la modernt- dad es inseparable de Ia critica a fondo de su forma burguesa. Esta critica es indispensable asimismo para fundar racionalmente el proyecto de emancipacién comunista que supere el caricter li- mitado, de clase, que habla postulado ta ilustracién burguesa, Hay que reconocer, sin embargo, que en su visién y critica de Ia mo- dernidad, Marx no se desprende totalmente del lastre racionalista universal, progresista, teleuldgico y eurovénttico del pensimiento Dburguds ilustrad Las eriticas de Nielasche, Weber y Adomo Después ds Mars, en el siglo x1 Nictasche y en el xx Weber y la Escucla de Franckfort, radicalizan la eritica de lx modernidad tanto al poner en exest omo al denunciar sus consécuenclas negativas, Nietzsche ataca los con- coptos de superacién y progreso y con ello descalifica Ia historia como proceso ascendente bajo el s Jo nuevo. Para Nietz- sche no hay ascense sino 12h otra parte, los valores 5 premos @ los que podria dirigirse ese ascenso histérico quedan pulverizadas. Y sin embargo, aunque Nietzsche dinamita el suelo de la ruén y el progreso, y con ello se viene abajo el proyecto ilustiado de emancipscion, no niega éte en términos absolutes, ya que coniia en un shormbre nuevos que sabri screar nuews loress. ‘ras Ja denuncia implacable de los peligros de la wwoder- nidad, peligras que atvibaye a Iu ciencia, al racionalismo, a tn canuetle de Dios», Nietzsche ve a ese hombre nuevos abriéndase ‘paso entre elles, con Io cual el futuro sigue abferto La vision de Weber de In modernidad se centra en el porter de Ia z6n, Modernizacién se identitica as! con racionalizacion. Y 3, Tal ee Is tats de Berman en su obra ctada que desorolls sobre fxky en el cespitulo 2. 319, ésta se entiende como un proceso progresiva en el cual se enajena Ja racionalidad conforme a fines o valores. El orden social moder- no, producto de este proceso, es una «jaula de hierros que deter- mina con una fuerza irresistible dentro de sus barotes el destino de cada individuo, Se trata del orden econémico capitalista en cl que la produccién no conoce valores sino eficiencia; un orden que no admite, a diferencia do lo que piensa Marx, la posibilidad de uascenderlé ni siquiera con cl socialismo. La mode como meionalizaeién progresiva conduce ast a to inevitable ¢ insuperable en Ia «jaula ‘de hiernos de la sociedad modema. Para Adorno y Horkheimer en su Dialtctica cle la Hustracién, la modernidad se caracteriza por el despliegue de la razén objeti tematizante o instrumental, que se taduce en un ilimitado progreso técnico y econdmico, Esta razcu instrumental gue impul- sa la dominacién tecnolégicamente se convierte, a su vee, en si ple aparato de dominacidn en Jas relaciones entre los hombres, E proyecto ilustrado se derrumba y lo que ofiece en su lugar la reali- dad, sobre todo en Ia fase de Ia sociedad industrial avanzads, « sélo veiffeacion y burocratizacién de la vida social, 1a em; cién Ia busca Adomo en el plano estético, en el arie que prefigura un orden de reconciliacign, La realidad social posmodema critica de la razén, del progreso y del sentido de bah que Hevan a cabo Nietzsche, Weber y Adorno proporciona impor tantes puntos cle apayn al pensamiento posmodemo que i a ho es sdlo et a lo negado, ya bastante apagalas, mortecina en la oscuridad. Pero, enfrenta asf a la modernidad? Lo tic acaban por ser apenas équé es lo pasmoderno que posmodemo se presenta como un cambi en las con de existencia que sipucn dad. Estas condiciones « i insisten los posmoder- istas son las propias de una soctedad informatizada en la que ke ultiplicuciéa de las miquinas de informacisin con sus mtiltiples Juegos de leng interaccidn social. Una sociedad ex Ta que Ia cuestién de Ja legi in se plantea en nuevos térmi- 10s: como autolegitimacién dol pader y como partida de la Legiti- je afecta 320 macidn del saber en Io que Lyotard Hama los grandes relatos de la emancipacién o de la totalidad en el sentido ilustrado o hegeliano- marxista. Una sociedad asimismo de consumo en la que «la reno- vacién continua [...] esti fisioldgicamente exigida para asegurar‘la pura y simple supervivencia del sistema; la novedad (.. es aquello ‘que permite que las cosas contintien de la misma maneras, segiin escribe Yattimo. Se trata igualmente de un sistema social que —como escribe Lyotard— por haber alcanzado su emximo grado de objetivacién, entran en crisis las formas {deolégicas que lo legi- timabans, lo que lleva a stomar erfticamente conciencia de la fuerza destructiva inscrita en Ja ratio y en Ia relacién ratio-domi- nio».5 Pero, en definitiva, si nos atenemos a las relaciones de pro- duceién que estén en Ja bas fe mecanismo de explotacién y dominacién de los hombres y los pusblos, se trata —sin las eufe- mismos de esociedsd de consumo» 0 «sociedad posindustrial»— de la sociedad capitalista desarrollads, capitalismo tanlfo 6 capita- lismo miultinacfonal que emerge después de la Segunda Guewa Mundial y que, lejos de romper con Ja Iogica expansionista del capitalismo modern —el que Marx conocid, describié y explicé— abre tuna tervera fase a esa expansidn, expansién «tras las prime- ras expansiones del miereacls nacional y del imperialismos, expan- sidn que no conece enclaves, tnitese de la naturaleza, el incons- ciente, elarte o el tercer mundo. En este espacio multinacional en el que se hallan arrmjados tos individuns y los pueblos, hay que buscar las rafces y In necesidad de} posmodernismo que Jameson caracteriza por ello como légica cultural del capitalismo multina. cional © wudia® Perm para entender por qué el eapitalismo tarslio engendia e: Jégica cultural, 0 esa conciencia posmoderna desmovilizadora de ceabo esa fun -ol6gica, social, Jas conciencias, y cémo lleva pol 15 asgos telat Ja naturaleza ambigua, resbaladiza y heterogénca del pasmoder- nrismo, Pero su perfil tendremos que dibujarla sobre toda a wavés: de sus neg: nente estables ent es. Vato, El finde bi muster, Ratecless, Goliss, 1986, p. W, Cres, sAuscrnia de fanannesi y pwoperte saiale, ent G, Vatlinua Heute Ati, Madrid, Catodra, 1988, p-3. oderniima camo tégica cultural dsl espitalisme te. maga Mundi. sos, prénima sparicisn en 32 Negaciones posmodemistas Niega, en primer lugar, lo que constituye la médtula misma de Ja vision afirmativa de la modernidad: su proyecto de emancipa- cin, Hemos visto que este proyecto, sujeto a las critica de Nietz- sche, Marx y la Escuela de Francfort, ya no podfa mantener su forma otiginatia, burguesa, aunque su idea de la emancipacién humana podria ser rescatada como intentaron rescatarla Nietz- sche, Marx y Adomo. Ahora bien, para el pensamiento posmoderno tal rescate es imposible, no sdlo en Ia forma en que lo hicieron los erfticos menctonados, sino en cualquier opcién que trate de cenderlo, Los proyectos de emancipacién como los de la ilustra- cidn burguesa y el marxismo ca ro de lo que Lyotard Lama los metarrelatos carentes de legitimacién. Su negacién posmoer- no se hace para uascenderlos en nombre de otro proyecto, superando sus limitaciones 0 buscando nuevos fundamentos. Esto htimo resulta vano, pues el pensamiento posmodemo arojs por Jk borda Ia categorfs misma de furdamento, con lo cual se atniina todo intento dle legitimar un proyecto. Ciertamente, existe un nexo estrecho entre proyecto y fundamento, ya que todo proyecto tiene que estar fandado. Pero, si se corta ol nexo entre uno y otto, todo proyecto se hace imposible, ya que no habria fundamonto que lo legitimara. Y asf los proclaina Franco Crespi, uno de los expanen- tes del pensamiento «debil- 0 posmodemo: «El reconocimiento de la carencia de fundamento y de su caracter irrevocable Mev consi go Ia renucia @ cualquier teatacién de formular un pro: de transformacién de I realidad socials? Pero, en una sociedad injusta, se puede renuinciar al proyecto de trasformarla y funda- mentar ese proyecto? Ciertamente, esa fundamentacisn puede ser como en tantas doctrinas salvadoras o ut6picas— ilusoria o uté- pica, pera tambiéhi como ent el sue fucional. Por otra part, si s2 afinna la cavencia absolut de fi dantenlo Zen qué fundamos la falta de fiundamenta? Vernos, putes, que noes tan lel despedie al findamento. La nogacién dst auicipatotio es, en definitiva, una cuestién central no sélo tedrica sino prctica, polttica, ya que des- caliliva la aeci6n, y condena a la impotencia a al callején sin sali- da de la desesperacién al fundar —ahora sf— la inutilidad de todo 7. Franco Crespienep. cit, p. 3. 322 Intento de trasformar radicalmente la sociedad presente, Y con este motivo el pensamiento posmoderno echa mano de otras nega- cfones como las de superacién, historia, sujeto, progreso, novedad, ete, aprovechando en este terreno lo sembrado ya —camo de- muestra Vattimo— por Nietzsche y Heidegger La superaci6n se concibe coma una categoria de la modernidad que ni siquiera ‘como superacién critica puede aceptarse, ya que mantiene la iden- lificacién del ser con lo nuevo, carente de valor para el posmoder- nismo, La historia es otra de las cabezas que rueda bajo Ia guilloti- nna posmodemnista. Ya no se trata dela historia sin sujeto, postula- da por el estructuralismo francés, ni tampoco de ta falta de senti- do de la historia, sino que se trata pura y sencillamente de que no hay historia, de que si la ha habido ha Megado a su fin a de que estamos en Ja poshistoria. Se disuelve la historia como wn proceso tnilario dotado de cierta coherencia y racionalidad. Y cambia nuestra conciencia del tienipo, ya que Ia tecnalogfa de la informa- cién tiende a deshisiorizarla al reducir los acontecimientos al pla- no de la contemporaneidad o simulianeidad. El presente absorbe al pasado ¢ igualmente es absorbido el futuro: 1o que llega o lo que hay que esperar. 0 como dice Baudrillard: «1 future ya ha Nogados y no hay que esperar ninguna utopfa, El pensamiento posmoderno se centra, pues, en el presente, en un presente que se reproduce a sf 1 cl que bo nitevo es sélo to mismo, Ya no cabe hablar de hisieria camo proceso que desembaca en un presente que ha de dejar paso, sobre todo con ‘edad, al futury, « loque no ha legado pues, propio del pensamten- jonta y nogacién de! futuro ‘que, en verdad, es la conciliacién con un presente, el nuestro, con- ciliseién que es siempre In marca del conservadarismo. Recucile- se ef Hegel de La Filosolie del Dec ides con la realidad, ol Kstado que encara la r26n con dl Estado prusiano do su tiempo. Para Hegel ha habido historia: la que conduce a ese presente, pero en rigor yx no le hay porque to que ctenta es ese presente y na el fluro, Para él —camo para los posmodemos no hay necesidad de wansformar Ia realidad. Los que aspiran transformarla revoluci rente no hacen sino dat rienda suel- ta a su simpacienela subjeliva», su wansformacién ds la sox atin y por euya Megs Iie to posmoderno esta exalta cho qus # Vattino, ope, pp. 9.40, 333 En cuanto a la «muerte del sujetos, proclamada por el pases- ructuralismo francés, el posmadernismo lt hace suya, enfrentan- dose ast a toda supervivencia romantica del genio, oa las expe- fiencias modernas de ansiedad o rebelién personal que Jameson ilustra ejemplarmente con el El grifo de Munch? Ciertamente, Ia disolucién de la subjetividad es real y no slo un problema ideo- 165 © estético. La modernizacién capitalista ha fragmentado al individuo con la division del trabajo y ha disuclto su individuali- ¢ad al cosificar 0 burocratizar su existencia, Pero en al reconoci- miento de esto no hay nada nuevo: Marx to habia descrito y ex- icado y Kafka, en plena moderidad, nos hace ver vividamente en El Proceso, por ejemplo— esta disolucin de In subjetividad. Fero los posmodemisias absolutizan Ja tesis hasta negar en el arte el estilo personal y cerrar a piedia y lodo Ia puerta de una nueva subjetividad, En verdad, en un mundo cosificado, buro- cratizado, la «muerte del sujetow es un hecho real, pero, sdlo si este mundo se pone fuer de la historia, se Iuace imposible el rescate del sujeto que no tiene por qué reducitse al ego individual barguss, Coneiencia de la condicién posmodema En verdad, el posmecternismo no deja de tomar en cuenta las condiciones actuales de existencia que, por no haberse dado en la modernidad, pueden considerarse cpasmodemas, Vivinios en el mundo de la bombs atéruies, un anundo en el que el fin ce la historia real es posible porque es posible el fin de Ia modernidad. No Tallan, pues, elementos catastréficas reales para comocer qu el potencial destructive de la modernidad ha pragresado hasia el punto de convert a jertamente, en el Seno anismo de la modernidad se habia ya denunciado —desde Mars a Ade I destructive, pow séto desile el final sabemos que ese potencial alcanza uns dimensién absoluta al amenazat la supervivencia misma do Ia humanidad. En este sentido os legitimo hablie de condicién pos- moderna de I ia, justamente cuanda ésta se halla bajo Ia amenaza de un holocausto nucleara Ia que se unen como amena- 9. F. Jamasoa, textaantes cited. 324 zas también reales una catdstrofe ecolégica y una no descartable tragedia genética. La conciencia de esta condicién posmoderna es necesaria para contribuir a que la eautodestniccién dela humanidad» no se eon- vierta en una realidad. Pero para el pensamiento posmoderno se trata de una sagonfa de In realidad» (expresién de Baudrillard) ‘que verudria a justificar sus negaciones de Ia historia, del progreso y sobre todo de Ia espera de un acontecimianta que cambie la historia. Fascinacién, «moral dela muertes y Lberaciin, Una tendeneia de Ia conciencia posmoderma es —como subra- ya Klaus R. Scherpe— «la desdtramatizacion del fin». Al confron- larse con tuna posible catistrofe nuclear, el terror cede ante In an- siedad, la atiseciu o Is faseinacidn por experimentar el fin, como se pone de maniffesto sobre todo en ta versién alemanit del pose modernismo. El abisimo —Ia catistrofe nuclear— que suscita la fascinacién No es un acontecinfenty lotalmente destructive v negative para el hombre, ya que en él el hombre se putilica o autentitica. Como dice Scherpe interpretando Ia filosofia posmodernista de Ulrich Horstman, wl fascinacién recae en el autodescubrimiento, en el momento de la aniquilacién»."' Estamos, pues, ante una fascina- isn, éxtasis, srevucliay 0 anueva moral <2 la muerte, exprestones nuevas, posmadernistas, que recuerdan Ia no tan humana del «ser para la mnueries de Heidegger como vida auléntics humana, Ni resistencia ni resignacién, sino experiencia ue la autenticidad del hombre justamente cn cl momento de su aniquilacién, Se com- prende, a I huz de estas ideas, que dos pensadores franceses que nen Ja rbita posmoderna —como Baudeillard y Glucl guen por clevar of nivel del armamento nuclear. Por con ella se acelera el fin, es decir, al acortacimiento quis pa el mmodescubrimiento y autorrealizacién de la humanidad? For Ia fascinacién ante el abismo, al eliminae la protesta y la 10, Klaus R. Seherpe, sDramatigaciin y dudramstizaciéa ee “el Fin apenalipica de Le tvaeanklad y La pesaunlerubbul, ers Malema y psn iid, coniilatign de Josep Pied, Madea, Alianza, 1938, the, p37. ore resistencia, al desdramatizar el fin y complacerse con él, da a esta conciencia de la catistrofe como espectéculo una dimensién esté- tica, aunque no por ello menos politica. ‘Vernos, pues, en qué desemboca la absolutizaciOn de Ja exftica posmolernista del potencial destructive de la modernidad: en una reconciliacién con la realidad cuando ésta adopia la condicién posmoderna de la aménaza de uma autodestrucci6n de Is bumani- dad. Una reconciliacién que entrafa con la «moral de la muerte», tuna liberacién que hasta ese momento se habfa negado, Vattima no anch descamiinado al considerar a Heidegger un sfilésofo de Ia posmodernidads.” Tendrfamos as{ que sdlo con Ia negaclén abso- Tuta que representa un holocausto nuclear el pensamienta posmo- demo encuentra lo que ha negado a la modernidad: la liberacién, autenticidad o reapropiacién de la existencia humana, Las alternativas posmodernas Ahora bien, si de esta afirmacién wltina, apocaliplica de lo auténticameate humano, pasamos a las alternativas que el pas- modernismo ofrece a sus negaciones, antes consideradas, de la historia, del funura, del sujeto, de la razén, veremos que sélo ofte- ce débiles alternativas, Esto corresponderfa a un pensamiento que se ha caracterizado a si mismo, con la modestia que ocn soberbia, como un pensamiento «débils, Frente a la negacién moderma del pasado y al énfasis en la novedad y la aperturs al futuro, el posmodernismo repudia lo nueve como vator; lo qu valor es el pasado absorbido por un presente que, al reprodu so. sf mismo, ciema In pucrta al futuro. De af que rechace Ia in. novacién que en el plano social representa Ia rev fmmovacién que en una sucesién de ismos busean on ol plano este jwacdias del siglo XX. Concordante con esta no: talgia dol pasado es Ia explotacitn pasmocternista de Jas teadicio nes con un criteria ecléctica. Bl eclecticisma, tan desprestigiado en la modernidad y tan ajeno a las vanguardias ardsticas, es asu- mmido positivamente por el postnulernismo. Puesto que no hay historia, o sentido de Ia historia, s¢ justifica ol eclecticismo ante sus noimas, paradigmas o estilos. En un rascacielas pueden co- Is neste, ep cit existir una seccién media neoclAsica, una colimmata romana y un frontispicio estilo Chippondale.® Otro rasgo afirmativo posmodemista seria Ia reivindicacién de lo fragmentario frente a las narraciones totalizantes moxlernas, cti- ticadas por Lyotard. En el arte—como dice Simén Marchin Fiz— sla fragmentacién tiene que ver con el abandono de los cusdros permanentes, de las jerarqufas, del estilo o las tendencias homogé- neasw.!* También frente a las legitimaciones de las narraciones to- talizantes se hace hineapié en el cardcter local o regional de ellas. Finalmente, como un corolario de su negacién de todo proyecto de emancipacién, y dado que el proyecto dlescle sus orfgenes ilus- trados y con mayor razdn en el proyecto comunista de Marx tiene ica, ol posmodernismo desplaza la atencién de Ja accién a la contemplacién y de Io politico a to estético. Pero a su vez, de lo estético liberado de la tendencia modema que cris liz en Ih vanguardia originaria —futurismo, Prolet-Kult, produc visma, et¢— a conjugar innovacién artistica e innovaeién socis are y revolucién, lo que introducfa Ia emancipscién en Ia enth misma del arte, Innovar, crear, era para la vanguardia, antes de sor domesticada por el mercado, un acto de emancipacién. Ahora bien, cl posmodernismo libera al artist de la responsabilidad que asume en kt modemidad, ya que la emuncipacion misma carece para él de fundamento y destino. EL posmodernismo se presenta, pues, como la ant ges posible salvatta de esas ne; que se hacen a Ia moderidad desde e} seno de ella misma arran. can de st ambivalencia: liberadora y desieuctiva. Pero, clertamen- te, yst no estamos en fa abjeto de esas ertticas al armamento La absolutizact6s nuclear, Ia elevacién del proceso de enajenacién, reificacin y bu- rosratizacién, que aleanza dimensiones deseonocidas en la moet nidad, In extensién de la racionalidad instrumental, tecnalégica que linda con Ia isvacionalidad: todo ello nos incita a reconocer al sscasisles ALA ds Fi 13. Anlveas Tuyssen pons esto ejemplo, refirende: incluido en Modenritud lip Johuscn en su ensaya «Castografis dal posmedemicro: yy pammodeniidsd, ea itp. 19! Mt, Simén Marchin Fis, IM crte olftual al arte dd concep. Epi senaibilidal eposmederne, 2? el, Mod, Abs 1955, ps 315, sete ls 27 unas condiciones actuales de existencia, las propias del capitalls mo tardfo o multinacional, que por ser irreductible a las de Ta modernidad, las del capitalismo moderno, clésico, podeinos dena- minar —sin que el térmnino nos inhiba, pues no se trata de palae bras— condiciones «posmodemas». A estas condiciones responde- ria el posmodernismo al aportar una visiSn de la realidad posmo- dema que cumple la funcisn ideolégica de conttibuir a condenar a los hombres a la inaccién, Ja impotencia o la pasividad. Rescate de Ja modernidad En esta situacién, la respuesta a las eriticas de Ja medernidad no puede consistir en tratar de rescatar sti lado afirmative como pretence Habermas dando un nuevo estatuto —comunicativo— a Ja racionalidad.'S El proyecto einconclusos de emancipacién silo puede realizarse superando las limitaciones burguesas, capitalis- tas, que después de Marx, lejos de haber caducado, no han hecho ins que acentuarse. Pero, a su vez, ese proyecto solo puede reali- zarse tomando en cuenta Iss formas que adoptan esas limitactone en las condiciones posmodeinas, es deci las propias del capi mo tardio. Condiciones a su vez a las que no se sustracn, en ba época de ese capitalism mulinacional, los paises premodemos o submodernizades —o subdessniollades en sentido capitalista. ¥ entre esas condiciones pas 5, que hay que tomar en cuen- a no sélo las formas que adoptan, a diferencia del pasado capitalista molerno, las relaciones de explotacién do los hombies y los pueblos, sina tambign el papel de nuevos agentes histéricos que no pucden reducirse, como los redajo Marx en la moder nidad, al proletariado, Esta asimismo el papel de los medios de comunicacién en ta formacién o deformacién de la poder de las prandes masas y os as expetiencius histéricas de las suciedades que, pretendiendo superar la modernidad burguesa, convittiewon el proyecto socia canoce cama el «sec lista de emancipacin en to que se 15, Cf. bas cefticas do Habermas al postnedlatsmg en eu eneaye, public nnatmente en 19381, «Aodemidal writs posmedemidule, induida en fed pomodemidad, ed ct, Fp-87-102 46, De fy relacicn cntre proyecta eccsltta kx emvancip ine he cewyad es) mils ensayor:eldsaleecialita y socials fy ay socializmo reals © 328 La emancipacién en las condiciones posmocernas Ast, pues, ante el planteamiento del posmodemismo que pro- clama que todo proyecto de emancipacién —y no sélo cl de ta modernidad— es una causa perdida, que el intento de fundarlo racionalmente carece de fundamento y que Ia razén que impulsa jucion cientifica y técnica es inexorablemente un arma de joy destruccién, la respuesta es que no podemos renuinciar a un proyecto de emancipacién, justamente porque tiene su fun- damento y su razén de ser en las condiciones actuales de exis! ciGn. Pero este proyecto no puede ser por ello tun proyec- to que conserve su forma burguesa o que trate de superar ésta, afervindose a una realidad que ha quedado airés y que ha sido superada en las condiciones que Ilamamos posmodernas, Contribuir a furdar, esclarecer y guiar Ia realfzacién de ese proyecto de emancipacién que, en las condiciones posmodemas, sigue siendo el socialismo!” —an socialismo si se quiere posnio- demo— sélo puede hacerse en In medida en que Ia teoria de Ia realidad que hay que transformar y de las posibilidades y medios para transfonmatla, esté atenta a los latidos dle esa realidad y se libere dle las concepriones telealdgicas, progresivas, productivistas y curocentristas de In modernidad, que legaron incluso a impreg- nar el pensamiento de Marx y que se han prolong:tdo hasta mues- tho tiempo. Lo cual significa a su vez que no hay q en saca rote las criticas de Ia modemnidad dospuds de Mars, ni lo que 1 critica posmodemista aporta —sin proponérelo— a esa eman- cipaciéi (1989) 44,(1981), jncluido en wi Haw Eisayos rmunisins sodee Historia y pln, Misico DF, Oséans, 1985; «tteasmnon de la ea da soctalisma., ponancla press da ea la Meza Kedonda 38 de Intuna Internacional (Caktat, Yussslavia) incluida fen el libro citsdar eDel ocrbre naco a la “pensuoila”. Memorias, Bole del CE- MOS, n= 17 (unioobee-dicimbee, 1987) TZ. Solve be vigeucia del pou meockeaks ml eras unis 1955). 329 Vargas Lozano, Gabriel, “EI “fin de la historia” Estudios, Filosofia préictica e historia de las ideas, UHHVINCIHUSA, Mendoza, Argentina, n° 3, Julio, 2003, pp. 59-71, EL afin de a frase «fin de la historlay nos remite, en forma inme- ; diata, al esclarecimiento de ~~ Ios dos conceptos: «fin» € stistorla», El concepto «fin nos conduce alos de atelos (gr) y sfints» (lat) que Ue~ nen una larga estirpe filoséfica que va desde Aristételes a Hegel y de éste, los Mésofos actuals, (Daniel Bell, End of Ideology, 1960) para significar el iniclo de una eta pa tecnolégica en Ia que supucstamente desaparccerian las Ideologias cuando en realidad se estaba formulando otra nucva: «la Ideologia tecnoerdtica» o tamblén «razén instrumental» (Vid. Adorno, Horkhetmeer, Dialektikc of aufkldirung). Se hablé tam- bién de otros «fines»: y del aditimo hombre». J. Derrida nos dice que estos temas escatolégicos «eran en los afios cincuenta, hace cuarenta afios, el pan nuestra de cada dia (Espectros de ‘Marx, 28) y menciona que Hegel, Marx. Nietzsche, Heldegger, eran inclusive los clasicos det fin, Sin embargo, en un sen- tido més dramético, a rafz de la «guerra {ela y Ja carrcra armamentista que se Inicla entre los dos bloques capitalista y soclalista, aparece también el espectro del ‘fin del mundo» aludiendo a la y la caracterlzaclén de 1a época actual como eposmodernidad>. Con-las teorfas del fin de la modernidad> s¢ hha pretendido dar Gabriel Vargas Lozano por terminads una forma de clvilizacion que surgié en el siglo XVI; adquirié una nueva fuerza en el perfodo de Ia slustradén y arriba, cn la agonia del siglo XX, mos- trando la crisis de su forma capitalists. En la década de los noventa se vuelve a hablar del «finm> pero ahora como «fin de las utopias» y «fin de la historias. Es- tas Interpretaciones constituyen, como ve- remos, una ampliacién Ideoléglea de un hecho real: ef fin de una experiencia hls t6rica representada en el modelo soviético (1917-1989-1991). , Las reflexiones sobre el fin de la modernidad, el fin de 1a historia y las polémicas que han suseltado, han tenldo consecuenclas para la historlografia ac- tual en Ja que se ha acufiado el término (Hegel, Lecclo- nes, 201) y por otro que «América (éase Estados Unidos de Norteamérica) es el pais del porvenlr> (Hegel. Lecciones, 177). Marx, a través de toda su obra, re- chaza cl «fin de la historia» teleolégico hegeliano aunque conserva otros significa- dos. Para él, Ja historia no tlene un fin determinade previamente: no considera que es movida por un stjeto trascenden- te o Inmanente y tampoco considera que Ja raclonalldad de Ja historia esté deter- minada por st finalldad, Pero a través de Ia obra de Marx podemos descubrir diversos sentidos del concepte historia. En los Manuscritos econémico-filoséficos de 1844, desarrolla la tosis de Ja rela~ cl6n dialéctica entre el hombre y 1a natu- raleza cuando dice: «La historia es de por sf una parte real de Ia historia natu- ral, de Ia transformacién de la naturale~ za del hombre. Las,clenclas naturales se convertirin con el tempo en Ia clencia del hombre, del mismo modo que la clencla del hombre englobard las clencias naturales y s6lo habrd entonces, una clencla» (K. Marx, Manuseritos ec,fil de 44, 88-89). En los Manuseritos econdmico;flloss- ‘fieos de 1844, Mare considera a ta histo- rla como Ia reallzacién de una esencla humana generada por el trabajo. “Toda oa nm 62 a Hamada historla universal no es inés que la generacién del hombre por el tra- bajo humano, en cuanto la génesis de la naturaleza para cl hombre, tiene en ello la prueba tangible ¢ irrefutable de que el hombre ha nacido de si mismor (K. Marx, Manuserltos ecyfil de 44, 90). Este coneepto de esencia humana fue interpre- tado por algunos autores en forma teleo- J6glea pero en realidad implica una criti- ca, si blen especulativa, de Ja existencla enajenada. A pesar de ello, Marx ya dls~ tingue cn esta obra, a diferencia de Hegel, entre enajenacién y objetivacion (véase Sanchez Vazquez. 1978). Este eo récter especulative desaparecerd un afio después cuando en sus Tesis sobre Feuerbach define a la esencia como «cl conjunto de relaciones sociales». En 1845 encontramos ya un coneepto de historia ablerte y producto de la praxis, aunque esta praxis esté condiclo- nada por las relacioncs sociales preceden- tes. «Esta concepelén revela que la histo- ria no termina disolviéndose en Ja ‘auto- conclencla’, como el ‘espiritu del espfritu’ Sino que en cada una de sus fases sc encuentra un resultado material, una suma de fuerzas de producelén, un com- portamiento histéricamente creado hacla la naturaleza y entre unos y otros Indivi- ‘duos. que cada generacién transfere a la ‘que le sigue, una masa de fuerzas produc: tivas, capltales y elrcunstanclas, que, aun~ que de una parte sean modificados por la nueva generacién. dicta a ésta, de otra parte, sus proplas condiciones de vida y Ic imprimen un determinado desarrollo, tun carficter especial: de que. por tanto, las circunstancias hacen al hombre en la misma medida en que éste hace a las clr- cunstanctas» (K. Marx, F. Engels, La (deo- logia Alemana, 39). No hay por tanto una dirceelén previa de la historia sino que Jos hombres tendrfn que Ir construyendo dicho sentido, Esta concepcion abierta de 1a historia se mantendré en toda su obra posterior. Gabriel Vargas Lozano Sera a partir del célebre . Estas re~ flexiones se ofrecieron como explicaclén de las transformaciones operadas en la sociedad contemporinea a partir del so de las nuevas tecnologias en Ia produc- clén y Ia comunleaelén (la computadora, Ja robétlea, el fax, el médem, Jas fibras Opticas, entre otras) y cuyos efectos se empezaron a presentar, como un sintoma del cambio, en el arte y Ia cultura como: tendencia a Ia desaparicién de los mu- eos, cl collage; la no distinclén cntre una cultura de masas y una supertor: la impugnacién de las vanguardias; 1a nucva arquitectura y la realidad virtual, entre otras manifestaciones. Dos de las interpretaciones més im- portantes han sido desarrolladas por J. F Lyotard y G. Vattime. J. F Lyotard, en otro tlempo miembro del Grupo Soctalisme ou Barbarie. da cuenta de estos cambios desde la éptica de que «el saber cambia de estatuto al mismo tlempo que las sociedades entran en la edad lamada posindusteial y 1as cul- turas de la edad llamada posmodernay (J. F Lyotard, La condicién posmoderna, 13). La modernidad estaba caracterizada, segan él, por los grandes relatos como la, dialéctica del cspiritu, 1a emanelpactén progresiva, 1a emanctpacién del sujeto 0 del trabajador. Ahora, a partir de los camblos operados en la clenela y Ia técnt- ca. cambla el estatuto del saber; cambla también la forma de Estado que empieza ‘a aparecer como un factor de opacidad y Tuido para una Ideologia de «transparen- Gabriel Vargas Lozano cla» comunicactonal; camblan también Jas formas de legitimizacién, Las clases tradiclonales desaparecen y los indivi- duos se convierten en «nudos de cireul- tos de comuntcacién. En lugar del gran Felato -nos dicc- ea mis adecuado el pe- quefio relato, La gran politica se transfor- ma en pequefia polluica. La toma del poder se sustituye por a pequciia acclén cluda- dana, ‘Algo ha cambiado, dice J, Baudrillard, «y el periodo de produceién y consumo fiustico (quizd edipico) cede e! paso a ln era «proteiniear de las redes, a Ja era nar- isista y protelea de Ins conexiones, contac- tos, contigildad, feed back, y zona Inter- facial generalizada que acompafia el unl- verso de Ia comunicactén» (J. Baudrillard, 188). Por su lado, Glannt Vattime (EL fin de ta modernidad) considera, apoyfndose en las concepetones del eterno retorno de Nietzsche y el rebagamtento de la metali- ‘loa de Heldegger, que estamos al final de Ja historia, Nictzache y Heldegger, cada uno desde sus proplas perspectivas, ha- brian puesto cn cucstin Ja tess de que el pensamicnto es un proceso continuo y progresivo de aproplacion de los funda- mentos u origenes. Ya no hay aufebung =nos dicc~ sino evento. Lo posmoderno no cs sélo una novedad respecto a lo moderno sino también Ia «dlisolucién de Ja categorfa de lo nuevo como experiencia del «fin de la historia» en lugar de presen tarse como un estadlo diferente (mas avanzado 0 mis retrasado, no importa) de Ia historia misma (Vattimo, Elfin de * la modernidad, 12). ‘Lo que caracteriza el fin de Ia historia =segtin Vattimo- «es Ja clrcunstancia de que, mlentras en Ia teoria ta noclén de hiistorleldad se hace cada ver més proble- matiea, cn la préctica historloy su autoconclencla metodolégica la Idea de unathistorta como proceso wnttarlo se di- suelve y en Ia existencla concreta se Instauran condiciones efectvas no séto ta © ne oo Bl efin de la historia» amenaza de la catéstrofe atémlea, sitto también sobre todo la téenica y ol sistema de informactén- que le dan una especie de inmovilidad realmente no histérlear (GC. Vattimo, ELfin..., 13). Ya no hay historia como progresiva emancipacién ni como entidad unitarla. 2En qué consiste ahora, para Vatumo, Ja emancipacién? En el desarralgo, Ja libe- racién de las diferencias, la mulutud de racionalldades locales. (Vid. «Posmodernl- dad éuna sociedad transparente? en: En torno a la posmodernidad). ‘Aunque existen diferencias importantes de enfoque que no qucrcmos obviar, Ios dos autores comparten cl dlagnéstico del fin de In modernidad y el Iniclo de una etapa nueva y distinta que Haman . ‘Los planteamlentos anterlores suscitan tuna serle de objeciones: 1) La primera es que a la luz de las clencias sociales esta explicacién de los nuevos fenémenos que objetivamente han aparecido en la sociedad, a efecto de las nuevas tecnologias, ¢5 muy pobre. A mi Juiclo, no es posible explicar estos cam- bios sin ponerlos cn relacién con las transformaciones cconémicas y politicas de! sistema capltalista. Cuando se utiliza cl concepto como alter- native, se requiere. como dice F. Jameson «corrclacionar la emergencia de nuevos rasges formales en Ia cultura con Ia emer- gencia de un nuevo tipo de vida social y tun nuevo orden econémico. lo que a me nudo, cufemisticamente, se lama moder nizacién, socledad postindustrial o de consumo, la sociedad de los medios de comunicacién 0 el cspecticulo, © el capt tallsmo multinaclonal» (F Jameson, «Pos- modernidad y socledad de consumo, cn: Hal Foster, Posmodernidad, 67). En las concepelones filosificas de Ia posmodernt- dad queda ocultado su verdadero carécter, es decir, el de ser la l6gica cultural del capltallsmo en su actual ctapa, con sus rasgos caracteristicos: la transmutacién de 65 Ja realidad en Imagenes y fragmentacién del tlempo en presentes perpetuos, de acuerdo a la orlentacién del capitalismo consumista. 2) La segunda ¢8 que los autores mencionades tendrfan que haber anall- zado en forma més precisa las relaclo- nes entre moderaldad y capttalismo. En efecto, si se considera a la modernidad =como Io hace B. Echeverria-, como una «forma hist6riea de totalizaci6n de la vida humana» que arranca desde ol Renacl- milento, y su relaci6n especifica con el ca- pitallsmo como «fornia 0 modo de repro- duccién econémiea del ser humano» (Vid. B, Echeverria, (15 tests), en: Las tustones de la moder- nidad, 1995. 138), podemos establecer. por un lado, diversas relaciones entre mo- dernidad y capltalismo, y por otra, deter- minar diversas posibilidades 0 formas que asume la modernidad. 9) La tercera es que st critica al mar- xismo implica la omisién de que Marx es justamente el primer eritieo de la moder nidad capitalista, al'considerar que este sistema implica no s6lo formas de allena- cl6n, cosificaclén, desigualdad ¢ injusticla social sino también un atcntado en contra de las relaciones entre el hombre y Ia naturaleza. 4) La cuarta objecién cs que con el concepto de «grandes relatos» se pretende, en un solo movimiento, impugnar un fllo- sofia de la historia que, como hemos ana- Itzado anterlormente, ¢s inexistente en la obra de Marx, y descalifiear los content- dos gnoseolégicos de Ia teoria soctal mar- xista. Es légleo pensar que Jas transfor- maciones econ6mlcas, politicas y sociales que se han operado.en el sistema en las iitimas décadas tlenen que Implicar cam- blos importantes con respecto a la con- cepelén que tenia Marx en el siglo XIX, pero de ello ha dado cuenta puntual Ia teorfa maraista contempordnea. 5) La quinta objecién es que la deter- minaclén de una nueva etapa, «la posme- os 66 dernidads que no tendrfa nada que ver con Ja anterior «modcrnidadr, no se fun da al exaltar unilateralmente lo nuevo frente a lo viejo. Lo nucvo co-existe y est Interrelactonado con lo anterior y sl, como aflrman, 1a modernidad ha concluldo, dello quiere decir que la estructura capl- tallsta ya no responde a las nuevas nece- sidades que se han producido en la socie- dad? Los posmodernistas menclonados quardan silencio al respecto, 0 como dice ‘Adolfo Sanchez V4zquez en su ensayo . Fulku- yama considera en su interpretacién que Ja demecracia liberal puede constitutr «cl punto final de Ia evolucién ideolégiea de Ja humantdad», la «forma final de gobier- no» y que como tal marearfa «el fin de Ia historia» (Fukuyama, 1992, 11), Sobre esta Idea podemos decir que sl tomamos la experiencia de Ia humanidad es impo- sible pensar que no existrén propuestas tedricas o nucvas realldades que vengan a modificar, superar (aufhebung) 0 subst tuir a la democracia beral. ‘Tras In anterlor Idea. el autor agrega que «mientras las anterlores formas de goblerno se caracterizaron por graves de~ Fectos ¢ trraclonalldades que condujeron ‘a su posible colapso, 1a democracia libe- ral eataba libre de estas contradicclones Internas fundamentales» (Fukuyama, 1992, 1). Esta tamblén es una peticién de prin- cipio ya que la contradicclén principal de Ja democracta liberal es Justamente su reducel6n de la democracia al 4mbito po- Httico dejando fuera de ella los 4mbltos ‘econémico y cultural. Los estudtosos con- tempordncos de la democracia (C. B. Macpherson, N. Bobbio, KX. Offe, D. Held, F Cunningham) han expuesto, de diversas formas y bajo diversos cnfoques. los gran- des problemas que ha tendo la democra- la liberal, para realizarse, asi como sus 67 deformaciones y perverstones que Ia han Hevado a atentar Justamente en contra de To que Fuleuyama considera que se ha re- guelto: Ja igualdad y Ja Justicia, Fukuyama sigue dictendo que si ha habido Injustictas 9 problemas en demo- cracias estables como las de Estados Unidos, Francia © Sulza, pero que éstos se debian «a una aplicacién Incompleta de Jos principlos gemelos de libertad © igualdad, en los que se funda la demo- eracia moderna, ms que a una falla de los principlos mismos (Fukuyama, 1992, un. J. Derrida en su brillante critica al Il- bro de Fukuyama, en Espectros de Marx, dice que Fukuyama pretende emitir un mensaje evangélico (la buena nueva seria a unin entre democracia liberal y «libre mercado») que esté basado en severas contrarlicciones légleas: se atreve a cons- derar que toda una serie de horrores, opresiones. represiones, genocidios, que han ocurrido a nombre de la democracia son aélo fenémenes empirleos, que no desmentirian cl Ideal, (Fukuyama, 1992, 12). Segin G1, eata concepelén era atribulble a Hegel y Marx, Desde hace bastante tempo, los andll- sis sobre Ia historia mundlal han puesto ‘de manifiesto la qulebra de dicha concep- ‘lén pero, como he menclonado més arrl- ba, Ia misma concepclén bistériea de 68 ‘Marx sobre Ia evoluclén de las sociedades es bastante compleja, como lo analizé Eric Hobsbawm en su estudlo Introducto- rlo a los Formen, Fukuyama re-propone un fin de la historia hacia la democracta lberal te~ nlendo como base el desarrollo econémi- co asentado en la economia de mercado; Ja clencla natural EI principal aporte del debate sobre el posmodernismo es el rechazo ~que por otro lado ya habfan planteado otros auto- res como Claude Levi-Strauss~ a las con- cepclones lineales, coherentes, homogé- neas, optimistas de Ia historia, y el paso a una complejidad de lo soctal. EI proble- ma es que en concepelones posmodernas como Jas sefiaiadas. la propnesta alterna- tiva se queda en ¢l otro extremo: la prio- ridad de lo fragmentarto, de lo subjetivo Ja negaci6n de lo estructural y lo objetivo. ‘Al renunciarse a fa objetividad, 1a rea- Iidad empirica se reduce al discurso her- menéutlco, a la intraductibilidad de los Tenguajes, perdiéndose asi todo lo desa- rroliado por las teorfas de la historia, EL principal clefecto de las concepclones pos- modernas es el pretender extraer conclu- slones en dos niveles diferentes: el de una fllosofia de Ia historia y el de una teorfa de la historla, sustituyendo un «metarrela- tor por otro «metarrelatos. No es fill ell- minar Ia teorfa de la historia, Por ml lado, considero que las relaclo- nes entre la filosofia y Ia historia se van transformando a medida cn que las dos diselplinas encuentran nuevas formnlaclo- nes, sin agotarse mutuamente, Se puede aceptar Ia critica a las Mlosofias de Ja his- toria tipo Hegel, basadas en cl concepto acritieo de progreso. pero la Mlosofia de ta historia sigue tentendo funclones més act y ms alld de las teorias de la historia. En efecto, considero que se mantlenen en ple: 1) las reflextones clentifico-sociales globales procedentes de, los resultados de fa historia (véase, I. Wallerstein) de las cuales se pueden extracr reflexiones Mlos6- ficas, 2} el andilisis ontol6gleo y epistemo- Tégico de Ja historia, y 3) reflexiones fllo- ‘séflens como Ia que expone Walter Benja- min en sus deslumbrantes «Tests de flo- sofia de Ia historia»: , en: ‘The Natlonal interest, 16 (summer, 1989) pp. 3- 18, “Adolto Sincher Vizauez, «Haein Ia news moder fnidade, en: Dialéetica, (Rev. de Ia Bencmérita Universidad Aul6noma de, Puebla, México, num. 29, 1996). RESUMEN Bl fin de Ia historia> Las reflexlones sobre ef in de la moderaidnd yal fn de Ia historia, asf como tnx polleas que han museltado, han tenido eonsecucnclas para In historlografia actual, en Im que se ha acufinda et término “posthistorta" “Todos estox debates haw tendo como centro permanente de eritica 0 Interlocucién al pensa- fitento marxisia, al que se Te ha protendido ente~ rrae por divert viaw, Sin embargo muchas de fax niuertes antineladas (de 1a modernidad, de ‘historia, del marxismo) constituyen interpretacio- hes unilaterales, cn algunos canoe. o frawnenmen= {e erréneas en olros, de diversas crisis que, expl- ceatias desde un enfoque marxisia critica, ablerto J renovador, arrojarin nuevas reflexiones sobre Prdclieas que Muminardn el siglo XI. ‘SUMMARY ‘The “ead of history” Reflections about the end of modernity and of history, ax well as the politcal Iines they encouraged, have been of consequences for Gresent hislorlography, whlch colned the term “postshistory”. ‘Marxism, which many sought to bury for good, hina beon the permanent center or the target of criticism In these debates. Nonetheless, many of the forecasted deaths (of modernity. of history, of Marxism) arc nomelimes only one-sided Interpretations, oF even sheer misinterpretalions, of diferent crl- Sis. which when explained from a critical, open, and progressive Marxist approach, will chlighten the XXL Century with new reflections. 33u #$ EL ETHOS BARROCO Botivar Ecueverria Tenuto nelle lince general... Mnaracco si ritrova in ogni Iuogo e tempo, sparsamente e pit o meno ritevato. E un peccato estetico, ma anche un peceata umano, e universale ¢ perpetuo comme tuttt{ peccati umani, se non altro en Echeverria, Bolivar, “El ethos barroco” en Bolivar Echeverria (comp.), Modernidad, mestizaje cultural y ethos barraco, co, UNAMIEI equilibrista, 1994, pp. 13-36. B. Croce, Storia deflets baroeca in Italia quanto pericolo d'incorrery ‘Trataremos de exponer on las siguientes priginas lo que entendemos por ethos barreco y la manera en que pensamos que esta iclea puede conectarse con los temas de la modernidad, fa estética barraca y el mestizaje cultural Dentro de una coleccin de obras dedicadas a la explora las distintas figuras historicas de £/ Hombre Europeo, Rosario Vi publicé hace poco uns recopilacién de ensayos sobre Ef Hombre Bartoco. Desfilan en ella ciertos personajes tipicos de la vida cotidiana en Europa durante el siglo xvii: el gobernante, el financiero, el secretario, el rebelde, e! predicador, el misionero, la religiosa, la Dryjo, el cientifico, el artista, el burgués... Menciono esta publicacién en calidad de muestra de un hecho ya irreversible: el concepto de batroco ha salido de la historia del arte y la literatura en particular y se ha afirmado como una categoria de la historia de Ta cultura en general. Determinaclos fenémenos culturales que se presentan insistentemente B a! historiador en los materiales provententes de los siglos xvi y Xvi, y que se solian explicar sea como simples rezagos cle una época pasacia © como simples anuncios de otra por venir, se han ido ordenando ante sus ojos con un considerable grado de coherencia y reclaman ser comprendidos a partir de una singularidad y una autonomia del conjunto de tados ellos como resultado dle una totalizacién histérica capaz de constituir ella sola una época en si misma. Se trata de una abigarrada serie de comportamientos y objetos sociales que, en medio dle su heterogeneidad, muestran, sin embargo, una clerta copertenencla entre si, un cierto parentesco difuso pero inconfundible; parentesco general que puede identificarse de emergencia, a falta de un proce- dimiento mejor, mediante el recurso a los rasgos —no siempre claros ni unitarios- que esbozan otro parentesco, més particular, dentro de la historia del arte, el de las obras y los discursos conocidos como “barracos”. Nuestro intento, mas reflexive que descriptive, es el de explorar justamente aquello que nos Hama a identificar como barrocos a ciertos fenémenos de la historia de la cultura, ya oponerlos a atcos en un determinado plano de comparacién. Se trata, sobre todo, de proponer una teoria, un “mirador”, al que hemos llamado cle! ethos histérico, en cuya perspectiva creemos poder distinguir con cierta claridad, algo asi como un ethos barroxo. En nuestro caso, la necesidad sentidla por la narracién hist6rica de constcuir el concepto de una 6poca barroca se conecta con una necesidad diferente, que aparece en el smbito clel discursa critica acerca de la época presente. Senalemos brevemente el sentido de nuestra preocupacién por lo barroco. Puede dlecirse que cada vez es menos imprecisa la captaci6n que tenemos de las dimensiones reales de la crisis ele nuestro tiempo, La imagen gigantomiquica de hace un siglo, que la representaba mds 4 bien como la decadencia indetenible de lo Humano en general —cuyos *valores tiltimos” coincidian curiosamente con unos cuantes, bautizados como “occidentales’-, puede ser vista ahora como un fruto mas del ‘pathos reaccionario y paranoide de la burguesia aristocratizada de ese momento histérico, sometida a las amenazas de la “plebe socialista”. No obstante, la profundidad y la duracién de la misma tampoco parecen ser solamente las que corresponderian a la crisis pasajera, de renovaci6n © inniovacién, que afectara a un aspecto particular de la existencia social, incluso teniendo en cuenta las repercusiones que tendria en Ia totalicad de la misma. Resulta ya evidente que no es sélo lo econdémico, to social, 1o politico o lo cultural, 0 una determinada combinaci6n de ellos, lo que no alcanza a recompanerse de manera més o menos viable y duradera desde hace ya més de cien anos. El modo como las distintas crisis se imbrican, se sustituyen y complementan parece indicar que la cuestién esta en un plano més radi i una crisi entre si habla de una crisis que est jaen la base de todas ellas: Poco a poco, y cle manera indudable desde el siglo xvii, se ha vuelto imposible separar los rasgos propios de la vida civilizada en general cle los que corresponden particularmente ala vida moderna. La presencia de estos tiltimos parece, \gotar. si constituir una parte sustancial de las condiciones de posibilidad de los primeros. La modernidad, que fue una modalidad de la civilizacién humana, por la que ésta opté en un determinado momento de su historia, ha dejado de ser s6lo eso, una modificacién en principio reversible de ella, y ha pasado a formar parte de su esencia. Sin modernidad, ivilizacién en cuanto tal se ha vuelto ya inconsistente. nos de crisis civilizatoria, nos referimos justamente sO sta Cuando habla alla crisis det proyecto de modernidad que se impuso en este prot de modemizaci6n de ta civilizaci6n humana: el proyecto capital en su versi6n puritana y noreuropea, que se fue afirmando y afinando, lentamente, al prevalecer sobre otros alternativos y que domina ac- tualmente, convertido en un esquema operativo capaz de adaptarse 5 acualquier substancia cultural y duefio de una vigencia y una efec- tividad histéricas aparentemente incuestionables. La crisis de la civilizacién que se ha diseado, segtin el proyecto ta de modlernidad, lleva mas de cien aftos. Como dice Walter in, en 1867, “antes del desrnoronamiento de los monuments de la burguesia”, mientras “la fantasmagoria de la cultura capitalista alcanzaba su despliegue mas luminoso en la Exposicién Universal de Paris”, era ya posible “reconocerlas en calidad de ruinas”. Y se trata sin duda de una crisis porque, en primer lugar, Ia civilizacién de la modemidad capitalista no puede desarrollarse sin volverse en contra del fundamento que la puso en pie y la sostiene es decir, la del trabajo humano que busca la abundancia de bienes mecliante el tratamiento técnico de la naturaleza—, y porque, en segundo lugar, empenada en elucir tal destino, exacerba justamente esa reversion que le hace percer su razén de ser. Epoca de genacidios y ecociclios inauclitos —que, en lugar de satisfacer las necesidaces humanas, las elimina, y, en lugar de potenciar la productividad natural, la aniquila-, el siglo xx pudo pasar por alto la radicalidad de esta crisis debido a que ha sido también el siglo del Hamada “socialismo real”, con su pretension de haber iniciado el desarrofo de una civilizacién diferente de la establecica. Se necesit6 del derrumbe de ta Unién Soviética y los estados que cle- pendian della para que se hiciera evidente que el sistema social im- puesto en ellos no habia representado ninguna alternativa revolucionaria zacion del capital: que el capital no habia pasado dle ser una caricatura cruel del capitalismo liberal, iY una modernidad alternativa? {Es en realidad posible? Debites son los indicios de que la modernidad que predomina actualmente no es un destino ineluctable -un programa que debemos cumplir hasta el final, hasta el nada improbable escenario apocaliptico de un retorno a la barbarie en medio de la destruccién det planeta-, pero no es posible pasarlos por alto. Es un hecho innegable que el inio dle la modemidad establecida no es absoluto ni uniforme; mo de estado al proyecto de ci dom yo es también que ella misma no es una realidad mono! 16 o que esié compuesta de un sinntimero de versiones diferentes de ‘misma -versiones que fueron vencidas y dominadas por una de elas enel pasado, pero que, reprimidas y subordinadas, no dejan de estar activas en el presente. Nuestro interés en indagar la consistencia social y la vigencia histérica de un ethas harroco se presenta asta partir de una preocupacion por la crisis civilizatoria contemporinea y obedece al deseo, aleccionado ya por Ia experiencia, de pensar en una modernidad postcapitalista ‘como una utopia alcanzable. Sil barroquismo en el comportamiento social y en el-arte tiene sus raices en un ethos barrocoy si éste se co- rresponde efectivamente con una de fas modernidades capitalistas que antececlieron a la actual y que perviven en ella, puede pensarse entonces que la autoafirmactén excluyente del capitalismo realista y puritano que domina en la modernidad actual es deleznable, e in- ferirse también, indirectamente, que no es verdad que no sea posi- ble imaginar como realizable una modernidad cuya estructura no esté armada en torno al dispositive capitalista de la produccién, la circulacién y el consumo de la riqueza social. 2 La concepcién de Max Weber, segtin fa cual habria una corespondenci Diunivoca entre el “espiritu del capitalismo” y la “ética protestante”, asociada a la suposi no sea capitalista, aporta argumentos a la conviccién de que la tinic forma imaginable de poner un orden en el revolucionamiento mo- derno de las fuerzas productivas de la sociedad humana es justamente la que se esboza en torno a esa “ética protestante”. La idea de un ethos barrexo aparece dentro de un intento de respuesta a la insatisfaccién tedrica que despierta esa conviccién en toda mirada critica sobre la civilizacidn contempordnea. EJ encuentro del “espiritu del capitalism”, visto como la pura cién de que es imposible una modernidad que 7 demanda de un comportamiento humano estructuralmente ambicioso, racionalizador y progresista , con la ética protestante (en su versién puritana calvinista), vista como la pura oferta de una técnica individual de autorrepresién productivista y autosatisfaccién sublimada, es claramente una condicién necesaria de la organizacién de la vida civilizada en torno ala acumulaci6n del capital. Pero no cabe duda que el espiritu del capitalismo rebasa su propia presencia en la sola figura de esa demanda, asi como es evidente que vivir en y conel capitalismo puede ser algo més que vivir pory para él. El término ethos tiene la ventaja de su ambigiiedad o doble sentido; invita a combinar, en la significacién basica de “morada o abrigo”, Jo que en ella se refere a “refugio”, a recurso defensivo o pasivo, con lo que en ella se refiere a “arma”, a recurso ofensivo 0 activo. Conjunta el concepto de “uso, costumbre 0 comportamiento auto- miitico” -una presencia cel mundo en nosotros, que nos protege de la necesidad de descifrarlo a cada paso- con el concepto de “cardcter, personalidad individual o modo de ser” -una presencia de nosotros en el mundo, que lo obliga a tratarnos de una cierta manera-. Ubi- cado lo mismo en el objeto que en el sujeto, el comportamiento so- estructural al que podemos Hamar edlios histdrico puede ser visto como todo un principio de construccién del mundo de la vida. Es un comportamiento que intenta hacer vivible lo invivible; una especie de actualizacion de una estrategia clestinada a disolver, ya que noa solucionar, una determinada forma especifica le la conteadiccién que constituye a la condicién humana: la que le viene de ser siempre Ja forma de una substancia previa o “inferior” (en ultima instancia animal), que al posibilitarle su expresién, debe sin embargo reprimirla, {Qué contradiccién es necesario disolver especificamente en la época moderna? {De qué hay que “refugiarse”, contra qué hay que “armarse” en la modernidad? No hay cémo intentar una respuesta aesta pregunta sin consultar una de las primeras obras que critican esta modernidad (aunque encabece el /ndex librorum prohibitorum neoliberal y postmoderno): Ef capital, de Marx 18 gs 5 La vida practica en la modernidad realmente existente debe dles- envolverse en un mundo cuya forma objetiva se encuentra estructurada en torno de una presencia dominante, la de la realidad o el hecho capitalista. Se trata, en esencia, de un hecho que es una contradicci6n, de una realidad que es un conflicto permanente entre las tendencias contrapuestas de dos dindmicas simultaneas, constitutivas dela vida social: la de ésta, en tanto que es un proceso de trabajo y de disfrute feferida a valores de uso, por un lado, y la dela reproduccién de su riqueza, en tanto que es un proceso de “valorizacién del valor abs- tracto” o acumulacién de capital, por otra. Se trata, por lo demis, de un conflicto en el que, una y otra vez y sin descanso, la primera es sacrificada a la segunda y sometica a ella. La realidad capitalista es un hecho histérico inevitable, del que no es posible escapar y que por tanto debe ser integradlo en la cons- truccién espontinea del mundo de la vida; que debe ser convertido en una segunda naturaleza por el ei/ras que asegura la “armonia” in- dispensable de la existencia coticliana. Cuatro serian asi, en principio, Ins d ofrecen de vivir el mundo dentra del capital implicaria una actitud peculiar —sea dle reconocimiento a de desco- nocimiento, sea de distanciamiento o de participacién— ante el hecho contradictorio que constituye a ta realidad capitalista. Una primera manera de convertir en inmediate y espontaneo el hecho capitalista es ta lel comportamienta que se desenvuelve dentro, de una actitud de identificacién afirmativa y militante, con la pre~ tensin de creatividad que tiene la acumutacion del capital; con ta pretensién de ésta no s6la de representar fielmente los intereses del proceso “social-natural” de reproduccién ~intereses que en verdad reprime y deforma—sino de estar al servicio de la potenciacién cuan- titativa y cualitativa del mismo. Valorizacién del valor y desarrollo de les fuerzas productivas serian, dentro de este comportamiento espontineo, mais que dos dinémicas coincidentes, una y la misma, unitaria e indivisible. A este etfas elemental lo poderos Hamar rea- forentes posibilidades que se mo; cada una de ellas 19

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