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Ramn e Hilda

5 de Febrero de 2010. Hopkinsville, Kentucky. Cuando Ramn habla, sus palabras incendian el viento. Cuando Hilda habla, suavecito teje la telaraa. Hilda y Ramn ya no se quieren, pero la conveniencia es ms grande. A Hilda le tomo ms de una dcada responder un examen. Mientras, Ramn se jodi las manos, respir fro, limadura de todos los hierros y vapor ardiente. Ahora Hilda quiere, con un dedo, girar el mundo al revs. Para Ramn, la vida es un hueco vaco. Para Hilda, una posible esperanza. Ramn no molesta la vida de nadie, pero ayuda la vida de todos. Ramn tiene doble cara. Una es la imagen que Hilda, por si acaso, ha creado. La segunda cara de Ramn es la suya propia, y muchos la conocen. Hilda tiene ms caras que Ramn, pero casi nadie las conoce. Ramn refunfua y dice. Hilda calla y maquina. El abismo entre los dos es el ms grande del Sistema Solar. Ramn tiene aos tambalendose de soledad, pero toma para disimularlo. La cerveza llena los ventrculos cerebrales de Ramn, y as, sus penas un poquito descansan. Hilda juega a que Ramn se canse, se vaya, pero no muy lejos. Ramn no entiende qu pasa, pero l no se anda por las ramas. Hilda tiene su futuro preparado, pero Ramn no se ha enterado. Ramn juega con candela todos los das, pero el condenado no se quema. l sabe que caer en la hoguera, solo cuando l diga. Casi a la medianoche, en distante presencia de Hilda, el cerebro de Ramn, esparcido en pensamientos, atraviesa el bao y se incrusta en la cocina. Hilda trata de llorar, pero el histrionismo ya no le funciona. Ramn malcriado, orgulloso a morir, callos por manos, ojos y boca cerrados para siempre, desde su lecho sonre. Sus hijos lo miran, y por primera vez lo ven libre. Es muy pronto todava, como para que Hilda se d cuenta de que su plan es ahora el de Ramn.

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