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Alianza Universidad Textos El objeto dea stica_200 ‘gn de la muerte y su antipragmética consecuencia, Ia vanidad Capitulo 24 al wai LA MUERTE fo que con la muerte misma: que son enemiges de [a vida, La mre, hoy por hoy, no puede ser eliminda. Pero la preocupacén por la muerte, sf, Veamos emo, 1) En primer lugar, la naturaleza misma ayuda a ello. A la preocupe i cotresponde ni es posible que correspond Ja agen de nuestra muerte escapa a lidades de representacién, porque, en efecto, no podemo: ma de nosotros mismos. En este sen i istencial es, precisamente, fi odemos imaginar nuestra muerte, nuestra eliminacién del mundo; no po- demos imaginer —pensar sf, peto no imaginar— un mondo del que ayamos desa no En este apartado vamos a considerar, primeramente, las tuales que cabe adoptar frente a la muerte. Todas ellas ética de la muerte o una negacién de su sentido y, de su valor moral. Después, y tomado como punto de de est igacién, trataremos de decl no religioso, si bien, es cla 1 lo sumo, nuestro poder de representacién? A ar nuestra muerte como la pérdida de todos ues resulted pecie de paraddj hhoy ante la muerte, vigentes por tanto, pueden ona serlo por una doble razén: unas, porque efectivimente son las més usa- das, las més frecuentadas entre nuestros contempordneos; ottas, porque, mds prestigiosas 0, por ‘muertos, Hay, pues, en resumen, us representacién de 2) En segundo fa esa imposi ponde una represién natural del pensa durante la juventud. Los jévenes, not sin duda porque, como dijeron At futuro por delante y por ende much Por cot supresién de la e vacién de la denes y para idad de represent roslas separadamente. onto de la muerte, es ss y Santo Tomds, tienen mucho 1A MUERTE BLUDIDA ranza. -, aunque nunca se formule fi la de perma- Por eso mismo, na ya, pues- plena luz o que solo puede mantenerse en la penumbra ar S08 signos exteriores —costumbres propias ando antes, inequivocament a conoctom subyecent set mds0 eon relegate atid e rmiterte ‘exo contaro de la vide, peaticn J ralelamente, el pensemiento de la muerte pert see et subyacente de una manera més 0 menos ién de permanent ella, mantenemos a raya el pensamiento de la muerte. Porque si bien es verdad que a preocupacién acerce Jo Iejano, acerca la muerte, también lo 300_Etica es —y com ello afinca ural propensién humana— que la juveniliza fc muerte, La acerean y la aljen, respective: ‘muerte como pensamiento y otra muy id. Abora bien: epuede alejarse la realidad, se ina ue de hobo ext algun, Hace un la higiene modernas estén prolongand: san prolongando Ia vi dociencia, hace todavia més: fomenta la esperanza nice dye agin modo, no most, de akg tal ve indfin- la muerte, Esta era una temética esperanza del progresismo, es- mente por Condorcet y que, inconfesada, difusa- ciertas apariencias, queda mu echarse mano de otto expediente que Max Scheler ha cexistencia humana cada vez se te para moverse en se concibe, por ejemplo, en Heidegger —al menc ger, el de Sein und Zeit— como una gi lad los esquemas de muertes hecho de que ra que una més Es claro que siempre Si, las gentes seguirdn muriendo; pero todas, de una manera u otta, por accidente, El objeto dela dice 301 Has idea de Iz prolongacién al mismo efecto y, yue la naturaleza misma incline a reprimir la ros ayudamos y forzamos esa represién, que wentud y 1a prolongacién de la vida contribuyen gue el esquema, cada vez més vigente, de la ahi estd el espectdcado de le muerte. Es verdad que no podemos aque. no podemos ver nuestra muerte; pero, en cambio, vemos muerte de otro 2Gémo se las entiende la oscura voluntad de represién con esa ines auivile read dela muerte del oto? Por de pronto, se puede entre los mucrtos. En este sentido ha ecrito Heidegger: «En el anquilizador, smoetos sa el aceptarls con nar cosa, es decir, no como «! muerto>, no como «otro yo> que acaba de morir. Pensemos en el tratamiento que, segtin ha referido Evelyn Waugh, se inflige a los m Tes pinta y si fuesen los retratos de los muertos, como si fueran reproducciones su- cance de todos los muertos. Pensemos en ‘muerto es un afiambre» y ‘como cosas es un medio de eh nes para no contre, con jana, en que se consideraba de hab .. Hoy ocurre enciéndola como hablando de pensado). en hacer ver que, como experiencia, nadie muere para si, sino que fodos morimos solamente para los otros, nonca nos encontramos con lo menos en el plano de 05 ahi ‘que entenderse ‘con mi muerte, quienes tendrdn que ocuparse de ella y con ella, Por tanto, 28 qué pre-ocuparme de'lo que nunca tendré que ocuparme? Si, esto es verdad. Pero aun cuando la mver verte, nunca nnd-a hacérseme presente —como ocurre en los eventos macabros—, 00_Etica si puedo sentirla acercarse. A veces, es verdad, la muerte ocutte de repen- te, bruscamente, repentinamente, sin tiempo para nada. Pero ottas se la ve venir. se converte posibilidad. Estdbamos some! Naturalmente, y conforme indicébamos antes, Heidegger ha podido in- la muerte a la libertad precisamente porque desdefia en ella el iento real y se_desentiende de él pare no retener més que el cuidado de la muerte. Efectivamente, en la'muerte hay algo que es pura n: el pensar en la muerte, el cuidado, Ia angustia. Pero tam: bign hy algo que no puede humanizare, que esd af, frente « nosotros, ‘opaco, que no puede «anticiparse» con el pensamiento: es la hora de fs muerien de la muerte. Li te. Peto la nada puede entenderse de dos maneras la muerte no hay nada o bien creyendo que lo que hay tras la nada. Es decir, poniendo el acento, bien en el eno», bien en la snade». En el primer cso este ariud implica la pretension de epro de Ia mers, Lo polio de ests, que depend sbeolutamente voluntad ja el «mori», una cosa més que se puede hacer: trabajar, divertirse, dormir, morir. Bs la muerte-uten: 206 Etica como se he dicho, tras la cual no habria nada més. Pero en la nada que hhabrfa tras a muerte puede verse también algo en cierto modo. positivo: el descanso para siempre en el seno del mundo, o el nitvans, 0 la «nada» del epilogo del Was ist Me de Heidegger. primer caso, la amuerte buscada» viene a reducirse a «muerte apropiadan. En el segundo, a «muerte negada». LA MUERTE ABSURDA precisamente lad y su consect de la muerte: de un lado, lo que Ia muerte que la muerte es como hecho porta ms el aspecio que Heidegger habia desdefiado, el » de In muerte, Para Sartre la muerte como hecho es puro azar, icidio, podriamos saber si este fue acertado 0 no, si acabamos le vida cuando convenia, si acertamos con la eukairia, con el momento oportuno, ‘La muerte priva a la vida de toda si » ¥ NO es, no puede ser, tuna estructura ontolégica de mi ser, et que «para mnie (pour-soi), ojos del otro. Aunque a su manera, tam: we a admitir Ia concepcién de Epicuto: .morimos para el 0 puede da taticamente o inatépticn mente, Sf, podemos jugar a ese juego. Pero la verdad es que, ademas de «30, mgs allt de io, morimos. Morimos, como dice arte, pr dessus le marché. se quiere, m {objeto dea tca_207 do que 1a muerte es ineludible, innegable e inapropia- también que aun cuando la busquemos y la provoque- nuestra, ni tampoco pasar sobre ella. inasimilable, tremenda contradiccién de «haberse ido», y, sin ‘

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