Una de las habilidades básicas del Educador Social es haber aprendido a través de sus propias experiencias, tanto positivas como negativas, para crear un bagaje formativo. Aparte de la formación que hayamos recibido a lo largo de la carrera, cuándo nos encontramos por primera vez ante un caso práctico, no serán suficientes esos conocimientos, ya que han ido evolucionando, y cada situación requiere de una intervención personalizada. Por ello es imprescindible aprender de la experiencia.
Habilidades Sociales para el aprendizaje colaborativo
El educador social, desarrollando el papel de animador sociocultural, conseguirá más dinamización y participación de los miembros del grupo con técnicas de trabajo; conseguirá obtener el máximo beneficio de cada uno de los sujetos con la aplicación de algunas técnicas determinadas, no excluyendo las demás, sino por el contrario, integrando de forma complementaria otras, intercalando las más adecuadas según lo requiera la situación. La participación enseñará a pensar, activa y participativamente, respetando la cooperación y la acción positiva de todos los miembros. De esta forma los logros conseguidos dependerán de la acción futura del grupo
CAPACIDAD PARA RESOLUCIÓN DE CONFLICTOS
El educador social debe saber crear un ambiente de interacción grupal confortable y sosegado, sabiendo controlar los tiempos de reunión y moderar los turnos de participación, así como reconocer la existencia de un problema, identificar sus componentes, crear un plan de acción para su resolución y ser capaz de conseguir una solución al conflicto de forma consensuada.