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DAVID David, lquido de cualquier densidad, se mete en cualquier recipiente. El recipiente lo da la oportunidad, o sino l lo fabrica.

Hace como que no se da cuenta, pero su nombre le importa. Lo carga escondido en los bolsillos, en grandes manojos, y lo deja aqu y all pensando que nadie lo ve. Le preocupa ser recordado, y morira si supiera que nadie habla de l. David no se ve a s mismo, y jura que sus entraas son tambin invisibles. Tranquilo planifica con tiempo, y va con su silla al hombro, por si acaso no hubiere ms sillas. David no habla cuando tiene, sino cuando no debe. Con susto le tiembla la lengua mientras mutila las palabras, pero su agenda es mucho ms poderosa. l sabe que en Roma, ms importante que saber italiano, es ser romano. Tambin sabe que si puede hacer un gol, es mejor hacerlo de chilena , aunque no fuese necesario. David, medio contorsionista, medio vedette, dobla sus articulaciones y su cara de mil formas y maneras, y se hace cubo para que lo vean, o para que no. En su pas no era nadie, y tena nada. Al norte del Ro Grande, con aberrante diplomacia, por eso quiere pertenecer. David quiere cambiarse a Beckham, Bowie, Letterman, Bisbal, porque sus orgenes no le ofrecen lo mismo. David puede ir con Santa Anna o con Hamilton, con Maximiliano o con Jurez. David ira con cualquier corriente o mar, con tal de ser parte de la tripulacin. David necesita ser, to be, estar. David baila cualquier ritmo, inventndose los pasos. l dice que los celos son porque se quiere, no porque se teme. As justifica sus celos a matar, y as le temen. David ha entrenado a sus sbditos para no necesitar su voz, para que hagan cuando el sonre, para que se detengan cuando el mire. David, el oportunista fabricante de mundos, es comprador y vendedor barato, degustador de medias y oledor de cacas.

Febrero 26 de 2010

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