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3 -LAFILOSOFIA DE MARTIN HEIDEGGER | A. de Waethens Traduccién Ramén Cefal, 8. J A. de Waelhens La filosofia de Martin Heidegger B UNIVERSIDAD AUTONOMA DE PUEBLA Titulo original: La phidosophie de Martin Heidegger, rblesons univers de Loa ay Primera ediion en castellano: Consejo Superior (Crenifiens, Made, 1952: Segunda ediciia: 1986, 19BN 966-863-0930 © bniversad anton 2 Puc © elon s13, tts 46 3891 72000, eta Poe Tnnpreso y hecho en México Printed and made in Mexico PROLOGO Sabido es et desarrollo que ha tomado en el curso de los iiltimos aftos el movimiento fenomenoligico. Nacido en Alemania a principios de siglo, se ha extendido muy pronto a todos los paises gracias a la potente per. sonalidad de su fundador, Edmund Husserl. El éxito ha sido tal, que la Fenomenologta, se puede afirmar sin exageracion, es el movimiento filo. s6fico dominante en todas partes. ‘Sin embargo esta difusiin no ha tardado en hacer surgir una grave ‘amenaza contra la unidad del movimiento, Es claro ahora, aun a los ojos de los menos expertos, que no se podrian clasificar dentro de una mis- ma escuela todas los que hoy hacen profesién del método fenomeno- ogico, Una primera escision se produjo entre lo que se ha llamado la feno- menologia te6rica, de inspiracin husserliana, y Ia fenomenologia exis. tencial, cuyo origen se busca generalmente en el pensamiento de Martin Heidegger. Sé basa esta distinciin en que, de una mariera general, Hus. serl y sus continuadores directos han reservado toda su atencién a los problemas de la esencia, quedando eltminadas, por obra de las diversas reducciones fenomenoldgicas, las cuestiones relativas a la existenci. Al contrario, Heidegger y los filésofos mds o menos numerosos que siguen su ejemplo, parecen orientarse principalmente, por no decir exclusiva: ‘mente, hacia el estudio de la existencia Pero, ademds de que esa regia de discriminacton no puede ser aceptar da sin reservas, conviene notar que los campos ast delimitados estan le- os de manifestar una unicad » cohesion perfectas, Por una parte, los mantenedores de la-fenomenologta tedrica conth- riian dividiéndose entre st, segiin su inclinacién al idealismo o.al reals- ‘mo. St el fundador proclama que la fenomenologta no podria ser sino ‘idealista, muchos de sus mas autorizados disefpulos ven en esta decla- racion un abandono de la inspiracién primitiva, un error positivo, pues- 5 : Fritogo to que, a su parecer, la fenomenotogia se define necesariamente por el realism. as disensiones son todavia mis profundas en el partido adverso, aunque menos conocidas. Porque Hetdegge” proclama sin cesar que st ‘mals de la existencia concreta tiene esencialmente por fn introducit } preparar una teoria del ser en general, una metafisica. Que Heidegger no haya elaborado todavia esta metafisiea o que se sostenga que no la podria desarrolar partir de las premisas por él puesta, es otra cues- kon que a su tiempo discutiremos. Pero es de méxima importatcla aa- verti que esia pretension, tan constante y firme del autor de Sein und Zeit, ex formalmente rechazada por mauchos existencialistas, entre Ios cuales a Karl Jaspers compete el primer lugar. Otros —recordemos a Ga- briel Marcel no han dado a conocer su pensarniento en este debate, ‘Bata discustOn, que pone en juego la herencia recibida de Kierkegaard, entrafia inmediata y fatalmente una revisién dela idea misma de filoso- fla. Basta lo dicho para enteruler cudnto nos puede interesar el precisar ‘on la mayor exactitud posible el pensamiento de Heidegger y de Jaspers, "Bs lo que ahora nos proponemos hacer, en particular acerca de la obra de Heidegeer. "Heidegger ha querido expresar con una palabra las divergenclas que lo separan de Jaspers, elifieando su propia fdosofia de existencial, por oposicin a le filosofia de Jaspers, que es existentille. (Nosotros lama- fomos a esiatiltimaa existentiva, con expresion tomada de Luigt Parey- fon Si ubléamos de aplicar la misma distincidn al existenclalismo Francés — jo que Dios no quieral—, colocarfamos a Jean Wahi, Jeanne Hersch, Vladimir Jankéléviteh, Jean-Paul Sartre, Michel Sourian y Emmanuel Levinas, entre Tos defensores de la filosofia existentive, mientras que a Gabriel Marcel y René Le Senne los contariamos entre los defensores de ta filosofia existencial. No hay que decir que al pro- oner esta clasifieacién por nada del mundo queremos hacer obra de huistoriador. NI posible nos fuera, puesto que la mayor parte de los aw- tores citados no han tomado todavia expresamente posicin en este de bute, que algunos de ellos tal vez ignoran. Sélo pretendimos hacer ten- sible ul lector, recordindole obras més familiares, la situacion flosdifica respectiva de un Heldegyer y de un Jaspers. “Martin Heidegger nacié en Messkrich (Baden), en 1889, Estudiante en Freiburg (de Brisgovia), entra en contacto con Rickert; después con “Husserl, En 1914 presenta su disertacién: Die Lehre yorn Urteil im Psy- chogismus. "Nombrado Privat-Dozent en esta misma universidad, publica en 1916 Le florofis de Martin Heldegxer 7 cm tian rare tc St elt va de profesor a Marburg, donde prepara su gran Geae pone ‘ya primera parte, la sola publicada e incompleta, sie iar aeed después de la publicactén de este libro, que causa ad eet, a en 1928, su nombramiento para la Univer- Sere eee eee ee Ese mismo afio Husserl es jubilado. Con este a a ee Ce rae te a wan 930 Heidegger publica la conferencia 7 En ee Heidegger es nombrado rector de la Universidad de Frei- ure, ¥ la toma de posesion de su cargo es celebrada con un discurso re- i: ide, sin embargo, Ia dimisiGn a los pocos meses de rectorado, y des- de entones las signonexteriores desu aetvidad se hacen ca vez mds sobre Hélderlin, que nos ofrece los. dels erica hetggorin aa: Pee und das Wesen der Dichtung (7937), ea reeeeeeed sli ace Cee a a ae Cee ee i i tn ui las obras tedricas que tal vez ha terminado han side dos; spor qué razon ri ious gee pane ne ona si el filésofo de Sein und Zeit Uegard algtin dia a superar la crise de stn a ie a ici jugen Fink, que podria ser, si. ra, el tr Sagat cecimme een ne Réstanos decir algunas palabras ace Réstanes decir alquras palabras acerca del modo del plan del pre- fa di obra de Helper it on sto ptm de : Prblogo ninguno se libra del grave defecto de presentar a Heidegger como un filesofo exclusivamente existentivo, lo cual, si no ia realidad, al menos 41 falsea las intenciones del autor. Resultan de aqui malas inteligencias ‘ntitiples errores positives de interpretacion. ‘Sabemos muy bien que Henry Corbin ha tratado de poner reme- dio a esta situacién traduciendo ia obra de Heidegger. Bsta traduccién, sin embargo, es muy incompleta, puesto que en lo que toca. Sein und Zait se limita a dos pasajes solamente. Uno de estos pasajes pertenece al aspecto existentivo de la filosofia de Heidegger, lo que no puede sino aumentar la confusion, confirmando al piiblico en la idee de que el pen sumiento existentivo es el sinico que preocupa a Heidegger. Adeinis, ‘fuerza es reconocer que el libra de H. Corbin, aunque resuelve difictlta ides ~que por muestra parte hubiéramos juzgado insuperables~ sin em bargo, a pesar de todo, resulta enteramente hermético. Corbin ha tradu- cido tn vocabulario nuevo con un vocabulario nuevo. Es un método ‘cuyo éxito supane milriples condiciones que no se cumplen en el caso presente. Porgue si el lector aleman de Heidegger encuentra en su pro- io medio fitosédfico los puntos de apoyo y de contacto que lo preparen ppara entender este nuevo lenguaje, no sucede lo mismo con el lector de Henry Corbin. Ni Kierkegaard, ni Dilthey, mi Husserl, ni siquiera Nietzsche, que podrian, en diversos grados y segiin puntos de vista di- {ferentes, hacer mas accesibie el pensamiento de Heidegger, son para et iiblico suficientemente conociios.* Por otra parte, seria inexacto pretender que aun en Alemania misina la comprension de Heidegger sea siempre perfecta. La filosofia de Sein und Zeit, en efecto, es una filosofia que se apoya sobre ciertos presu- puestos, ) la desgracia es que estos presupuestos no han sido munca ob veto de una exposicion en forma, Heidegger, en esto oponténdose a ‘Husserl, no cree de ninguna manera que una filosofia pueda ser inde- pendiente de toda suposicién, aunque se haya abstenido siempre de in- dicarnos cuéles son esos prestipuestos que juzga inevitables. Sobre este punto capital, la palabra es siempre del intérprete. Fs decir, nuestra ex- rposicion de la doctrina, si bien se esforzard por ser lo mds minuciosa » solida posible, tendrd, sin embargo, que abandonar los caminos féciles de la exposici6n literal ‘Las necesidades de la traduccion serian, por lo temas, bastantes para hacer harto dificil nuestra ‘area. Heidegger mismo ha dicho: “Por ta tra- duceién, el trabajo del pensamiento se encuenira transportado al espiri- fu de otra lengua y sufre asi una transformacién inevitable. Pero esta = Estas reNexiones que el autor dirigepriorteriemente al lector de lengua fran- cess son tambien pertinentes en el caso de lector de Jengua castelana. (N. del.) La flosofia de Mort Heidegger 8 eed on fundamental de la cuestion eae en la segunda parte de nuestro trabajo, estanc ler mene que naciones como las de fundamento, trascendencia, libertad, nada, ¥ sisinas otras, aunque no encuentren lugar dentro de la analitica exis- 2 beni on ultimo andlisis, su significacion. oa historica de la filosofia de Heldegeor Es fae ter comenzar por la exposicién de este pensamiento mismo, Fast’ se justi- fica, sin duda, esta excepcion de una regla cldsica. | ; fn de no romper f2 continuided del testo con constants pasjer det Groeten en cedar, a su presidente, Mons Noél, Solo a su ciencia y a su generosidad se debe sa a st ‘eerie ae each ee ‘Louvain, Pascuas de 1942 & Qu'en.ce gue ie meésapystque, ac actin Wei Corbin, prologue de auteur, p. 8. [Hay tra nec leatelnaot Out nate (Su Eee & Peter ity stein a san! Dat te Primera parte - INTRODUCCION 1. EL PROBLEMA DEL METODO El lector que abra por vex primera Sein und Zeit,* la obra principal de Martin Heidegger, fiado en las opiniones ya recibidas acerca de au filo. sofia, no dsjard de experimentar viva extratieza, Desde las primeras pic Binas, en efecto, insiste el autor en su intencidn de reasumir ab ovo el. estudio de los problemas més clisioos de la metafisica tradicional; ni una palabra, por el contrario, de esas revoluciones que el término exis. tencialismo sugiere hoy en el comGn de tn gente. Porque Heidegger esti persuadido de que el problema del ser, tal oo- ‘mo se plantea en la filosofia griega y en las doctrinas que le siguen, res. onde una dificultad muy real. Piensa iguaimente que lis primeras espuestas dadas a ese problema contionen gérmencs de verdadera solu, cion. Pero, en todo caso, y ésta es la tesishist6rica fundamental de Sein und Zeit, es0s gérmenes no se han desarrollade normalmente. Bajo lei {* Scinund Zeit (ahrbch fur Philosophie und phanomenologiiche Forschung, VU, 1927), en adelante SZ. 2 Disamot ya desde shor que Hedegsex cs ~al mens de intncdn-un a veearlo decide de concepto de Bloolt chiventle ceten vl conc ends, por smal, lamers ate conden ls Moot com sane dee bein de ts poutdads consreus ofa: suas sxaiece aren Gone i fstudlo ae estas posbades nos pata lear 1 um dosti paneer ag sesencis 0 cal ss, docttna conte Is si w iobeln b hatiaioe naa ae Jn exinenos. eiengec, por ef contri, eon Tresueneh ee mage Seen te stuacions cancels Se tinue io Ban et as de ovtees ta teoia over el er dla eitenls Nusa ti Soe 20,3, despa dest en grea “Je ds. ere quemertenlaneo bien use pent pas uc cies come Exivenhioncohi freee ins lacape wet pus alee Teens ce eee, asain anton ensomble et tnt qu ta Gelcegge en Buln oeta Seca Hoses 13 i Introduceibn fMuencia de factores que habrin de ser determinados e su tiempo, el sea ‘ido auténtico y las conquistas profundas de aquellas primeras especula- tones suften grave elteracién; su significaci6n y resultadosse ven pronto comprometidos o desviados de la dizecci6n original? Heidegger consi- Gere toda la ontologia subsiguiente como una monstruosa excrescencia ‘que nubla las verdades entrevistas en un principio, Sobre la escoléstica pesa en este respecto le responsabilidad mds grave. Sin embargo 10s pu Inetos filosofos griegos preparan ya su propia decadencia, puesto que las esviaciones iniciales aparecen an las obras mismas de aquellos que crea ron la metaffsica.$ Tas consecuencias de este estado de cosas son patentes: el verdadero problema metalisico yace hoy dia completamente olvidado.* Bs nece- fario recoger de nuevo los datos de la cvestiin alli mismo donde los de. jaron los primeros fildsofos griegos y destruirsistematicamente todo el tdificio que sobre ellos la tradiciOn ha leventado, Sin contentarse con la Sola repulsa de la metaffsica tradicional, se deberd emprender un trabajo histérico preciso, recoreer paso a paso las diversas ctapas de aquella de- formacin en orden a opera las rectificacones necesarias. Este estudio debia constituir la segunda parte de Sein und Zeit, se- gin el plan primitivo de la obra.* Figura, por tanto, entte los trabajos {que quedan meompletos o inéditos, puesto que hasta el presente s6lo iis sevciones 1 y 2 de la primera parte ~el autor proyectabe dos partes yy tres secciones para la primera parte— han sido dadas a la imprenta No obstante esto, las aumerosas indicaciones diseminadas a To largo de bbs obras de Heidegger nos suministratén una idea suficientemente pre- cisa de las zones, argumentos y fin de aquella empresa, Limitémonos por ahora a notar que la seudo-metafisica actual no 1o- 10 siquiera, bajo la apariencia de pretendidas evidencias,® disimolar las fnguperables aporses que son su tope ineludiole. El concepto del ser hia resultado asi, al mismo tiempo que el mis general, el més oscuro de to- de Philosophie, aio 27, nin, 5 p. 193). Heidewaer quiere hacer motar osta lst Seer Sencinand sus descripsiones analiletsexisentlle (SZ 13), para oponcr Jas aula Ta analitcn exittentielle de Sospers y de otzos, que solo parcoen atender ‘rclugcramonte sles posbilidades conerotas de una existencia particular, Enel cur So.de nuostto ibro hibremoe de decidir sla obre publicada por Heidogger justth, {2 de hecho su protendida oposeién. 2 SL 2. Ci. también Kant und das Problem der Metaphysik (1a, edicton, ‘ona, 1929), en adelante KB, 7. 3823. $872. 55 Bate plan figura en ls pp. 39-40 de SZ, 6 SZ, 369, Heidegger uaa ol término Selbstwersindlichkeit, que en €l tiene siempre un sentido peyorstiva, Deslgna no lo que es evidsate, sino lo que se hace pasar por evidente «Talta de todo medio de pructa, Eiproblema del método 1s dos los conceptos.7 Toda esperanza de perforar esta oscuridad queda excluida si se permanece fiel a las perspectivas tradicionales, Sin embargo la generalidad y la oscuridad del concepto del ser no nos exime de preguntamos por su significaciOn. La generalidad del con- cepto del ser es Obice para que el ser sea definido (no es, por consiguien- te, un concepto en el sentido propio de esta palabra); pero nos impide aul ser onstituya en problema. examen mis siperficial reve, en efecto, que esta pretendida noci6n es utilizada con ion las ins iris aepeioncs" La galiza del vouale er ia como so ves mucho de viene, 0 aunque ora cos pit ol eto comin; €s orl gente someter esta sgnificacién a una inquisiciOn sis- Tal inquisicién no estd exenta de dificultades. Desde el primer mo- mento se podri advertir que es imposible proceder a semejante examen sino se tiene alguna sospecha de lo que se busca.*! Toda respuesta debe corresponder a una cuestion planteada, Io que equivale a decir que la ‘manera de enunciar un problema predetermina ya de alguna manera la respuesta que se espera.t? Toda demanda implica previamente un cierto conocimiento de lo demandado. Aplicando esta regla universal al caso presente, habremos de afirmar que una interrogecién sobre el sentido del ser prusba, por el solo hecho de ser posible, que ef hombro posee previamente ciertos atisbos acerca del ser. Si ést0s faltaran, no Hlegarta- ‘mos ni siquiera a designar un objeto a nuestre investigacién, La concepeién del ser, que nuestra inquisicion implica a titulo de postulado, es la que poseen naturalmente todos los hombres. Este cono- cimiento cotidiano ¢s un hecho real.1? Consiste en saber de qué se ha- bla cuando se pronuncia fa palabra ser. Es un término ciertamente vago impreciso.t* Uno de los principales cometidos de nuestro esfuerzo fers disipar esta oscutidad e inmediatamente precisar bien las razones ue ta han engendrado. Es posible también —y esto se verificard de he- cho que clertas teorias y prejuicios, inconscientes pare Ja masa, hayan contribuido de manera importants a determinar ese sentido medio, uni verselmente aceptado en la vida corriente.33 : 7823. 8 S24. 9 “Sein liegt im Dassund Soscin, in Realitit, Vorbandent San et im Das Sos, n Rol, Vosardentt, Besand, Cun, 1032.4 uSZ5. 28Z5, 9 82 5, 58, 20. 4 826, 18 S26. : Introduccibn ‘oda inquisicion sobre el sentido del ser debe, por lo tanto, necesa vant mw» pats an to me aya era ser dilucidado y constituirse en objeto de un problemas *stTares a primera fata, bastante general, Ota efculad, ms propia de la naturaleza misma del objeto que se estudia es la siguiente: Jas fexis que se podrian provisionalmente anticipar sobre el ser no pue- den sor demostradas, a la manora que se demuestra que una sustancia posee una determinada propiedad.t” El ser no permite que se le consi- dere desde un punto de vista exterior a él mismo. Es imposible neutea lizar los datos del problema, so pena de alteraros."4 La interrogacion sobre ol ser se caracteriza por ol hecho de que es absolutaiment bie establecer una distincién radical entre el objeto de le cuestién y el ser que la plantea, Tal distineién es esencial a todo pensamiento demos. trativo. El tratamiento adecuado del problema del ser, por consiguiente, require el establecimiento de un método de mosttacién (Atfweisung))® enteramente peculiar. Este método nos Io suministreré, como veremos, ‘enomenologia* Fre mo mes Hegado al ino de ness fata. Es mints, en verdad, que un estudio del se se inicie pore] examen de uno v otro ser, Pero hay, bien Io sabemos, muchos existentes y muchas maneras de ser! {Cual es entre estos existentes diversos y entre los diversos senti- dos de'la palabra ser el que conviene tomar en eonsideraci6n para resol ver la dificultad propuesta? {Cust es la realidad a lx que conviene més adecuadamonte lt palabra ser??? ;Cual es la razon de tal privilegio? Estas dificultades parecen insuperables, Por fortune los hechos misnios vionen en nuestra ayuda imponiéndonos una via de acceso determinada moe G. Marcel: “L'existence tie peut. . . 4 aucun degré tre re- ‘ardée comme un demorivndim, comme un pelt Shout otra! ET problema del método ~ n No necesitamos clegir un existente particular como punto de partida, Puesto que, entre todos aquellos sobre los que pudiera versar la opeion advertimos que hay uno, uno solo, que posse de hecho la capacidad de evar a cabo este interrogatorio. Un solo existente tiene la posibilidad e interrogarse, Este existente somos cada uno de nosottos mismos (day wir selbst je sind).2° Por consiguiente, toda investigacin sobre el ser de la existencia en general debe incoarse necesariamente por un sndlisis profundo de la existencia humana.2# Este privilegio attibuido al hom bre no es arbitrario; estéjustificado por Ia capacidad de reflexion propia Gel ser de este existent, existente que desde ahora designaremos con el ‘érmino, intraducible al espariol, de Dasein. Estos preliminares levan a numetosas conclusiones: toda investiga- ci6n de naturafeza metafisica tiene la propiedad de implicar en la cues. {ién al mismo que la plantea?# lp acoién de demandar resulta as! un ‘modo de ser del demandante;26 somos el existente que se interroga 50- bre el ser de toda existencia;2? fa posicidn del problema ontolégico pe- eral se prepara logicamente por el examen fenomenoligico de este 23 Ibid, 3 Ibid, Aqui aparece la primera amenaza de un grave equivoco. Cuando Hei egger dice que el Dasein (la existoncla mana) se cvactersa pot le Jemesnigkett (Sé 42, $5), uno se inclina a creer que esta prohibe toda aliemmcion no selative Dasein propio d=! que habla. Pero se advertisé cad ver més que todo el pensuion, to de Heidenger se esfuerzn por extender al Dasein on gonctal ls teis obtenddes {¢ un Dasein considerado como imeductible y fundameatalmente mio Ue mines. A, Siemberzer, muy justamente, sola eeta sonfusign: “Von Antans an aber ng in Sein und Zeit’ das Wort “Dasein’ schon aguivok gebraucht oder cher unautta Ug doppelsinig.” (Der verstandone Tod, p. 25.) Hay en Heldegger una oxcla: ‘én constante de sentido entre el Desein designando lal existencia Ramana deter, sninada (que Sternberper Jama Dass-ein) y, por otra parte, of Dasein en cuanto de- signa e) ser de ls existeneia humana on genetal (Ci. Sternbeiser, BEd, p. 19.) sin embargo, si en verdad el Dasein implica en si el candcter de la lemetnigkeit (2 $2), esto proaibiria trata el Dasein como tat (Dasein als solcher), expresion en tod rigor desnuda de sentido, En todo caso, el paso implicito del Daten, em cunts existencin concrets dotecninada, al Desein en cuanto set de la existeneia humana en general, no podria admitise. Tendremos acasién de mostrar asta qué punto ste movimiento o transicin afecta ef conjunto de Ia dactrina, in gue esto noe Jmpida notar ya con Stemberger: “Si esas dos algnificaciones contadictorlos feparan distinismente, todo el edifcio se derrumba,” (Ibid, p. 25) Ceftca dela misma dificultad en G. Misch. Lebensphifosophie und Phanomenoloste en Phil. sophisci Anaciger, 3 (1928), p. 296-297 en K. Lebmaan, Den Tod bet Heldegeer und Jaspers, p12; en A, Dyrott, Glossen ber Sein und Zeit on Philosophie he, rennis, Geyser festxhrif. yp. 182. 35° SZ 7. Was ist Metaphyik? (aa, edielbn, Bona, 1930), en adelante WM, 7. % $27.12, 312WM7, 7 827,115, 269, 18 Introduccion Dasei, que constituye la via de acceso y el punto de apoyo obligedos de toda metafisica.?® Repitémoslo una vez més, con ocasién de estas conclusiones: la ana- Iitica del ser de la existencia humana no es -0 20 Jo era primitivamen te para Heidegger el objetivo final de su filosofia, Elfin tltimo y prin- pal et la edificacién de una metafisica general, en orden a la cual la fanalitica existencial ha de servir de introduccion.?® Teles son las inten: clones de Heidegger. Otra cuestién es si, de hecho, esta anslitica, orig nalmente simple introduccién, no acaba por absorber Ix mayor parte © la totalidad de la atenci6n de su eutor.2? Y nueva cuestién es a su vez decidir gi los resultados adquiridos por esta analitica existencial son de tal naturaleva que impiden toda tesis rolativa al ser en general, haciendo Jmposible toda metafisica en ol sentido usual de esta palabra. Una aven- tura tal no carece de precedentes. En Kant, también, los Profegdmenos a toda metafisica futura acabaron por la condenaci6n de la ontologta ‘que pretendian fundar e introducir, ‘Le metafisica encuentra su punto de partida on el andlisis del Dasein, Concedemos al Dasein un privilegio,’ que no es de ningun manera re- ‘ultado de prejuicios filosGficos, como ocutre en la mayor parte de las dloctrinas de inspiraci6n idealista, sino que se nos impone pot los datos mismos del problema, Este privilegio no enuncia ningtin juicio de valor, ni establece ninguna jerarquia en el orden ontol6gico.2? Se limita a he- Cer justicia a las circunstancias en que el problema planteado se labora inevitablemente. Es tan s6lo la comprobacion de un estado de hecho ‘Si el Dasein goza de una situaci6n privilegiada, on el planteo del pro- bblema del ser, esto problema posee, 2 su ver, un privilegio respecto de todas las otras cuestiones que un espiritu humano es capaz. de form lar.32 Esta primacfa es definible de diversas maneras. 1 §2.1,13,37,39, 183. "Dic Aralytik des Daseins. . soll dle fundamental ontologische Probl mati, i Frago nach dem Sinn von Sein Uberhaupt, vorbezeten.” (SZ 183) So Takes cl parooct de Sean Wahl, en Bulletin de Ta Société Francaise de Philos, aio 37, adm. & p. 194; de J. Pvier, Existenzphilosophie, p.24,y de F. Heine Jann, aue defiende esta tess en ol capftalo que en sus Newe Were inder Philos. Dine consagra a Heidegger, Karl Lehmann estima que hay en Heidegger wn “Hi Pn Hergdten zwischen dem Bereich des Ontischen tnd des Ontologiichen So hat Tanchmal den Findruck, els ob Heidegger das Feld einer Fundamentalontciogie Werliese.” (Der Tod bei Heldegger und Jasper, p. 195.8. 00.45, 68, 78.) 31 SEB. 32. Ta gcusaciGn do antropocontriame que seta hecho a veces contra Heldeaxer careve Je fundemento. Es Hossed, sobre todo, quien ha insstido en este reproche, Gh Nackwort zu meinen Ideen, on Jahrbuch fr Philosophie und phénomenctogts che Forschung, Vol. 1, pp. 550551. 2829. El problema det método 19 En primer lugar, los diversos problemas agitados por el hombre se ‘tian todos on al inter a smo e- tian fogs nal intro dal problema dl ery ate porto mim __Notemos que en sus comienzos todas las ciencias se forman una n0- cién precientifica de su objeto. Progresan enseguida durante un cierto tiempo sin interrogar aquellas delimitaciones primitivas y groseras, que continéan, con mas 0 menos fortuna, dirigiendo su evolucién, Asi vemos, por ejemplo, una ciencin como fa biologia ortanizarse en teramente alrededor de im fendmeno central no definido ciontificamen. te i ie, ooo a poco, snembsro, adi ya forma etic la stencion se wuelve hacis las nociones que fuero je part; suge una “rs de oe funéamentod”>* La slucon del srt deter ‘mina un progreso decisive: los resultados de una cieacia, duefa de sas fundamentos, se elevan ahora ala categoria de conocimientos verdaderos. ata conga de os fundamentos const en I debintactn, pret sa esta ver, en la explicitaciéa de una cierta estructura partial s2r2" El dit en que fs bilogs extn suentemente eulpads part interogatse dectamente sobre 1 qu e et vid, campo de aus tebe: jos, ipso facto se preguntarin, quiéranfo 0 no, por una determinada es. trvetura del ser, que se manifiests entre otras muchas. Y es bien patente 4 ls diucidacion completa de esta estructura, que Ia cienca trata de separar para hacer de ella su propio objeto, remite, por los rodeos que & uit, pero ineiablemente, al problems del seid del ser en neral, La sofuci6n que s© pueda dar al problema de determinada e tur pacts dstet (por emo, avd) sed eerentl, sper = fn tanto que sus ditimas implicaciones no sean puestas de manifiest. Exo les al problems del sentido del se en generals inl xperst la solucin de una simple ampliaeign de la problemstica cientifica, pon Sto puede der ser puts. Peace "cil ser mostrar que fo mismo ocurte con los problemas filoséfi sentito del ser aparece desde este momento como ln cuestion funda mental y original, esde todos los puntos de vista 28 24 Heidager pons que l nivel de una cena v mid vert sen de una ctnci se mide gin su capnidnd de fic una “eis de sus Tundamentns™ (82 9, Consors qu les eto (SE Dol hie Uh), ogi (S10), nz Geen ls cs al hombre (8 8), alot (2 10 hun aad wet tat deine yin 6 S71 29 Von Wesen des Grandes, Sasbch tir Philosophie und phixomenot ste Fonchng, rstngsund Fete, Huse 1929) aaate Wes 8 sz 19 20 Introduccién i je que goza el Dasein imacia del problema del ser y el privilegio de que g en Cag is soem sees an vito bj nt oo amet. To das as cizncas son ciencias claboradas por el hombre; todos os probe Imas cientifies son problemas planteados por el espiritu humano. La existencia de la ciencia Gepende de fa del hombre; donde el hombre esté ausente no hay cizacis. La actividad cientifica, la constitucion de la ciencia es, por consiguiente, un simple mado de ser del hombre.?® No es el tinico, ni el mas habitval, ni indudablemente el principal. Mas, si fe tata de otdenar por grado de digntad ls dificatades y ls probe mas que son susceptibles de ofreverse a nuestro espiitu, convendré en- toner subordinar ls cussions focantes a un modo determinado de ser-a aguella cuestién que versa globalmente sobre el ser existente, a nen aquel modo pertenece MET ectr connor ahora el problema que hemosde water: la inportan cia privilegiada, que a su soluci6n compete; a via que nos conduce a su planteo. Anes de gonee macos 2 obs fs ques por detennna étodo que, segin Heidegger, nos convendré adoptar. la materia que nos ooupa, no ivitaneirtamente a confer en os met que es misma tradicion preconiza, Ser prudente, por lo tanto, no étedo. Los métodos conacidos son dudosos 0 sospechosos;*® tal es la enseftaivza dela historia misma, Esto supuesto, seré mejor no atenerse 2 ton método previamente determinado, sino dejarse guiar por las cosas, tal como ellas nos presentan, La naturaleza y les propiedades de los bjetos estudiados determinarén de Ia manera més natural y esponténea el tratamiento que es menester aplicarles.*» El enoneiado de este progstma permite fcimente roconocer on principio basco de la fendmenologia husselina, Heidegger no hace de tllo un misterio: declare expresamente su adhesion a este moviien to.” aunque el desarrollo ulterior de su pensamiento restringe sensi blemente el aicance de esa adhesion, : ae 2 palabra fenomenologia designa, ante todo, un principio metodolé ico gue se expret ona famoes mixin Ge Huss: 2 den Sachen Selbst. El comentario que de esta maxima nos da Heidesger es en todo onforme con el sentido que le prestaba au autor. Zu den Sachen selbst 1% “Seinsart” (SZ 11), 0 también “Wissenschaften sind Seinsweisen des Da sins” (SZ. 19). “0 8277. S227; 04.303, geist die Puinamenoloaische" (SZ 27). Fl problema del método 21 no es una divisa Gestinada a restaurar el realismo ingenuo. Enuncia sim- plemente la voluntad de excluir de ls filosofia los conceptos insuficien- temente esclarecidos 0 mal fundados, Jas construcciones gratuites 0 aprioristicas, os falsos probleinas, que nacen mis bien de los prejuicios de los pensadores y de las disputas de las escuclas, no de fa naturaleza misma de los datos.*# Sobre este punto, Husser! y Heidegger estn per- fectamente de acuerdo. No lo estarén menos en cuanto al dejar lo antes posible ol tereno de la desctipcién pura, pare resbalar de la descrip- cin a Ja interpretaci6n.*® Mas desde este momento surgen divergencias inguperables, bien atestiguades por los anatemas de Huss #7 Antes de exponer estas diferencias nos es necesario Hevar un poco mis adelante ol andlisis de la noci6n heidexgeriana de fenomenologia,4# porque, como es sabido, esta nociGn, en el sentido de Husserl, ademés del “zu den Sachen selbst”, es cifra también de otras consignas meto- dolégicas no menos eélebres (por ejemplo, la reduccién fenomenol6gi- 2), que Heidegger parece rechazar 0 no aceptar sino con ciertas modif- caciones, Por Jo que hace a su significaci6n etimolbgica, fenomenologta quiere decir: lectura*® o ciencia®? de los fenémenos. Dejemos a un lado la his: toria filoséfica, lena de peripecias, de ta palabra fentémeno, mas no olvi- demos que cada una de esas peripecias le ha legado un sentido nuevo. No hay que decir que separamos de este término todas las significacio- 48 SZ 27-28, CF. Hussrl,Ideén, p. 38, Huser! eprocha a fos empiristas el ser “standpunktsphilosophen”, que parten “de opiniones previa, confusis¢infinda as." Sobro ol sentido de In mxima “Zu den Sacken selbst”, en Husser ef, fs am torizadas explicaciones de E, Fink, Des Problem der Phinomenologte &. Husserls, en Rev, Intern, de Philos, 1$-1-1989, nim, 2, pp. 231 58, 48 L. Landsrebe nota que es tala nice coincidencis entre Hassel y Heideg- {ers of, Husseris Phénomenolagie und die Motive 2u ihrer Umbildung, en Rex, Intern de Phifos.,p. 303 ‘4 Cl, Husserl, Méditationscartésiennes, p41; SZ.35. 47 Cf. Nachwort 2u meinen Idedn, Jahrbuch, vol. U (1930), pp. 550551. Yor veromos mas adelante sobre este texto. Celoce a Heidegger en el sango de los pak cologistas, que Husser| mira siempre como los principales sdversarion que debe combate 42 “Heidegger, sin dude por motivos personales, no he expuesto nunca las && vetgencias que io separan de Husserl, Pero da claraments a entender su existencla ‘cuando, no obstante reconocer su deuda para con el fundador de la fenomenolo- afi, expres su esperanza de que sus propios anilisis nos acerearin ala “Ersclle- sung der Sachen selbst” (SZ 38, nota). 49 S734, Se trata, como es natural ~9l menos originalmente— de una lectura Gescriptvs, no interpretative; Ia expresion fenomenologia deseriptiva es “in Grune de tautologiteh (82 35), s 50 SZ 28, Sobre ia acepcién de la palabra fendmeno en la fenomenologts, cf. Fouling, en Le Phénonténologie, pp. 23°25. 2 Introduccion nes de escuela para restituirle su acepci6n primitiva ¢ inmediata, Se en- tender por fendmeno todo lo que de alguna manera se manifiesta.*+ No hay, por consiguiente, ninguna raz6n para limitar la extensién del ‘término manifestarse a la apariciOn sensible, Un sentimiento, una obra de arto, una institueién politica, una cultura, una doctrina filosofica, “se manifiestan'” de modo tan real como un color, si bien es verdad que de manera diferente.!2 No se requiere tampoco, para que sea manifies: to, que ef fendmeno sea pidblico: mis etados de eonciencia se me mank fiestan a mi mismo. Son, por consiguiente ~y Io son por excelencia-, materia propia de fa descripcién fenomencl6gica. Es, sin duda, super {uo insist: uno de los méritos principales de la escuele fenomenol6gi ca es precisamente haber familiarizado el pblico filos6fico con esta no- cién amplia de fendmeno, ‘No debe subsistir por ms tiempo la oposicién ~en si completamen- te gratuita - ontre lo que se manifesta y To que no se manifesta, No se hha de hacer, de lo que se manifiesta, la expresion ~deforinada o no de una cosa en sf oculta, El sentido kantiano del fenémeno es, por consi guiente, rechazado.f* Verdad es que, investigando un fenémeno, se lle- gan a ver propiedades o elementos que no aparecian desde el primer momento; esto no significa que el fenémeno primitivo sea signo o cifta de otea cose que seria incapaz de manifestase por sf misma; significa simplemente que el observador dej6 escapar al principio un cardcter, que ahora es captado distintamente. Un leibniziano diria que s° ha pa- sado de la percepcién confusa a la percepeiin clara, Naturalmente, to- dos estos caracteres perceptibles segin diversos grados de claridad e in- medistez pertenecen al campo de los estudios fenomenologicos.54 Si aftadimos ahora a la idea de fendmeno, tal como la hemos presen- tado, la de Ae-yeuv, habremos caracterizado la fenomenologia como un método cuidadoso de la transparencia de todo-lo que se manifiesta, & fin de obtener una lectura exacta de eso mismo que se aparece.** Que no e¢ otra cosa sino lo que hace un instante expresibamos con otras pa- labras citando el lema de Husserl: zu den Sachen sels, ‘Sin embargo el método fenomenolégico, tal como lo concibe su fun- dador, leva consigo, y d® manera rigurosamente esencial,$* la reduc- st $2.28, '2 Ta inclusibn on el campo de los estudios fenomenolSgicos de todos estos mods posibles de manifestacin esconformea la coneepeidn hussertiana;ct.1dez, . 38, Los enomendiogos son “ie echten Positivisten” (id, 3 S231. 34 S231, . S “Die Reduktion, .. st als das Ringangstor in die Metaphyait, ja die Metio- de der Metanhivet selhat (L. Landgrebe, art. cit, 2. 299) El problema det métado 23 cin fenomenoldgica o, mejor, las reducciones fenomenotbgicas. No es steel lugar pars examina I eoria hao complica dels diversas re- lucciones propuestas por Husserl Impocta, no obstante, recordar que el momento esencial de Ie opeacin consis on poner entre paéateis o- ia afirmacin tocaate a [a existencia real o natural del mundo de los ob- jetos y aun del yo en cuanto hecho psiquice, Porla suspension del juicio Tespecto de la existensia de las cosas y aun de fos hechos de conciencia Grlebnisse), en cuanto que son hechos de conciencia, Husser! espera poder entregarse tanto mis rigurosamente a examinar su estructura y #0 modo de aparicién ante la conciencia trascendental $7 No es menester admire mucho, roponiéndos la teduscba, a “inhibin del valor existencia?”, sino se encuentra en Heidegger vests olla. Exa diferecia gw expcasn diiulad, ae Gane éuctanta el Segue Heidceer se propone:extuiar el ver inismo de la exstoncia. la ote tencia en cuanto que es. ;Como seria conseguible este fin con un mé todo cuyo primer cuidado seria eliminarlo? Podemos concluit que si Huser] hace de la neutralidad respecto de la existencia condici6n sine qua non de ta fenomenologta,*# Heidegger, por el contratie, mira esta neutratidad como la negacién’ misma de la actitud filosSfica €° He aqui luna primers divergencia entre los dos autores. i mec Ubtiuemes el examen d a concpcin hides del eno Ningin fendmeno, como queda dicho, puede ser exchuk Todos nen ial Srech ala Con fOukre ca dee ede hecho la fenomenologia ha de deseribirlo todo, sea lo que fuere? Este es el momento de recordar que Heidegger no practica la feno- ‘menologta por sf misma, sino a titulo de método capaz de obtener un resultado determinado: la constitucién de una ontologia. La fenome- nologia, tal coma Heidegger Ia comprende, so limitard, por lo tanto, al 2 a toe omens. ae stills ino 2 ede vor estencl et mando see rea cane 2 ecns t a testo del valar existencial de todos los hechos objetivamente spol: 7 tos por Ia experiencia externa como también de los de sensi in na” (Hasserl, Méditations cartésiennes, p, 22.) ee eat He andre p25) tom vet oe “esa ea punts" inklmnerane. EL. Feng Stas “Lato aon, ‘tsa ode tporat ela ence te ae ae Sina pS en pccsiee GPhone 5 "Bor haber rhuendo a teduecion fens aber relusado Ia teduesién fenomenolésica oe que Basser! ha caliicar do la doctrina de Heidegner de “Anthropol! us.” a wort zu metnen seh tore olosanas (G Nchwet ta man Bi we. 1233. 7 Introduccion 24 se examen de los fendmenos o aspectos de os fendmenos que presentan Xigunalmportanci deste ese punto de vista, Esto aspect se rdoen, en realidad, a uno solo: el aspecto ser. z ‘Ahora bien (y esto es una dificuliad secundaria), el ser de los fend- menos no aparece ordinarlamente a primera vista. Aungue pertenece & lo que se manifiesta de manera tan estrecha y capital que constituye su sentido y fundamento, el ser, sin embargo, permanece gencralmente culto a una primera mirada.*" Por regla general, el ser de existente que Se maniliesta no es por si mismo inmediatamente patente. Heidegser Consagrard precisamente todos sus esfuerzos por medio de la fenomenc- logia a descubrir (en el sentido etimotgico de des-cubrit) el ser del exis: tente, 5 [No catece de interés sefalar aqué una primera infiltracién-de temas especulativos personales. Se podri preguntar, en efecto, c6mo una filo- Sofia, deseosa de practicar un método descriptivo, adquiere el derecho Ge decidir, previamente a toda deseripciéa, que el fundamento de los fenémenos permanece en un principio generalmente oculto. No se ve, igualmente, c6mo puede justficarse, desde ef punto de vista puramente fenomenoldgico, ls distincién entre lo que es fundamental y lo que no bes. ;Cual es cl criterio descriptivo de esta distincién? Y admitido que exista, jeomo es posible referirse a él anteriormente a todo andisis ‘enol6gico? ‘erpareidardistinciones agamos constancla de este echo revelan necesariamente una filosofia ya constituida, Y esto, por naturaleza, ha de restringit considerablemente el slcance real del método. Ademés, Heidegger, coma veremos, es —todo lo contrario de Husserl- més que escéptico sobre la omnipotencia de la descripci6n pura. Ya se descubre faqui ~y es lo que conviene advertir por ahora— que la fenomenologia no es la fuente de toda filosofva, sino, més modestamente, el instrumen- to de una doctrina previamente existente, aunque todavia implicita 'No hay que decir que Husserlrechazard desde todo punto tal conce- sién, Todo su esfuerzo esta inspirado por una conviceién diametralmen- ie opuesta, Pam la enomenclogia es una cincisauténoma, gue ne necesita de ningiin apoyo ni préstamo, capaz por sus propias fuerzas de fxiste para Husserl una metafisica mas alld de le fenomenologts (lesis aque en é] no es constants), esa metafisica es, respecto de ésta, una dis. Giplina de conclusiones. La ontologia deberd al método fenomenolégico Dive Huse, ta enomenotaga es Sale snsge absolut elenstnde Wie senachaft™ (Nachwort 2a mL, 9.561.) il problema det método 25 Ja subsistencia en cuanto tal de su materia y de sus problemas; por el contrario, la fenomenologia se clabora con absoluta independencia de toda referencia a la metafisica. Afiadamos un rasgo secundario, pero no accesorio— que la fenomenologéa husseriana se bafta en una atmésfera de racionalismo radical,® contra el cual Heidegger reacciona con vio- lencia. El lector habré observado que este racionalismo hussertiano tiende a confundirse con una doctrina metafisica, No rechazamos Ta objecién, pero no es menos verdad que Iiusserl no ha tenido Ia menor conciencia de ella, y defiende ~y esto’ es para nosotros esen- cial hasta lo siltimo. el principio de Ia autonomia de la fenomend- logis. Se podré preguntar quién tiene ra2én, Heidegger 0 Husserl; en todo caso, es este altimo quien no he querido jams rendirse alos argu- mentos de su “discipulo”, y ha visto en ellos un grave atentado 2 la in- tegridad de su doctrina Sera, pucs, el objeto de la descripcién fenomenolégica el sacar a tuz los elementos menos apatentes de los fonémenos, os cuales son a su vez quello que esos fenémenos tienen’ de més fundamental: su ser. La fe- nnomendlogia heideggeriana concede a estes estructuras primitivamente ocultas una atencidn privilegiada, por no decir exclusiva. Heidegger, finalmente, considera imposible que armado con tal mé- todo pueda verse obligado en algiin momento renunciar a penetrar la totalidad del ser; detrés de un Ultimo estrato, momenténcamente disi- mulado, no puede haber nada.6 La idea de una cosa en sf absobutamen- ‘te inaccesible es una afirmacién vacia de sentido. Notemos una vez mis que la oscuridad ~provisional- del serde los fe- némenos procede de diversas causas, En cisrtos casos el ser de un fend- meno de tipo dado no ha sido munca puesto al desnuda; en este caso el fundamento de este fenémeno es ignorado en absoluta. En otros casos, el ser pudo haber sido penetrado por la luz en un determinado momen. to de Is historia, pero Ta conquista lograda no pudo después ser mante- rida. Sin embargo la eventualidad mas frecuente y la més temibte, ala ve2, es la de Ia alterackin progresiva del sentido abténtico de un funda- mento ya descubjerto. El sentido del fenémeno ha sido bien percibido, 2 ‘Todos los historindores de ls fenomenologfa han subrayado el racionatisma de Huser. Cf. Landgrebe, op. cif, p. 300; G. Lehmann Die Oncologia der Gege wart in thren Grundgewtalten, p. 19: Levinas, en sa trabajo sobre La théorie de Lintuition dans ta phénoménologie de Huser, insiste cepetidamente en el arictet “intelectualista” de este pensamiento (principalmente en Tas pp. 219-223); po ‘mos, pues, coneluir con W. Tiemann: “La confianza de Husseil en la razOn ‘ultldn” Gfusserts vorphénomenologische Pailorophie, p. 4). 6482.63, 67.35. 7 fe "Das Seindes Seinden kann am wenigsten jo so etwas sein, “dahintes' noch etwas steht, was nicht erscheint™ (SZ 36), 26 Inaroduecton pero, @ consecuencia de circunstancias desfavorables, Tn explicacion 6 Ia pardfrasis que la filosofia ha pretendido darle no ha logrado sino desnaturalizarlo, a veces completamente, ‘La necesidad de comunicar el pensariento, junto con las imperfee- ciones del Ienguaje, son un peligro constante, que debe mantener en continua alerts al filésofo. Por esto, la misma fenomenologia serd tam- bién Selbstkritit, autocritice. Si asi es, la inbuiciOn, corona de sus inves: tigaciones, serd fo més opuesto « una contemplacién inmediata e inge- rua. Estas explicaciones concluyen por hacer los términos fenome- nologia y ontologia enteremente sindnimos. Es esto en Heidegger con- secuencia de su manera particular de circunscribir el objeto de la deserip- ida; no como en Husserl, para quien es tesis fundamental que la des- cripeién vale tanto como explicacion. {Queda precisado el objeto de la filosofia de Heidesger, asf como el método juzgado més a propésito para la realizacién de sus designios. Este método, como hemos visto, es Ia fenomenologia entendida en tun sentido, que la separa notablemente del propugnado por Husserl.68 Podemos ya ahora abordar la introduccién al problema del sentido del ser en general: la famoxa analitica existencial de la existencia humana, del Dasein. 6 $236. o 87,3637. {65 Hemos tndicado 1o que separa a Heidegger de Husser Estas divergencias son adsnitidas por todos los crftios, Son, adem, reconocidas por Tos nteresados frismos. Por Heigegge, on a forma mesarada qus las cireunstancas lo imponen {Gt pra, nota 48), por Huser, on la orma de una condenalbn sever, Despuss Ge excuse de entrar en ms minaciossdiseusin con las coslentss del pense Iiento contemporineo que mis se oponen a su fenomenologis, Hussel ochare Js aeasaciones que se le hacen des intelectulismo, de exagersdo abstractismo, de no abordar Io orginal-concreto, el problema de Ts subjetvidad prictiva y att va, el problema ée fa “exstenca", Todas estas acusacioncs “Berunken ale aut Missvorstindnisen un letatlich daraut, dass man meine Phincmenclogle auf dss ‘Niveau cardck eutet, desu Gberwinden ihsen garton Sina suarancht; oder 2, darauf, dass man das prinlpiell Nevartig> der phinomenologischen Reduk- tion’, and somit den Aufsteg von der mundanen Subjektivitat (em Menschen) zur Yeanscendentalen Subjektiiit nicht vorstanden hat; dass mam also In eer, Se es empiischen oder apriorichen, Anthropologie stecken bleibt, de nach me wer Lette noch gar nicht dea speziisch philosophischen Roden enicht, und dia fr Philosophie ancusehen ein Verfllen in den ‘trnszendentalen Anthropologs nus zw. ‘Paychologismas’ edoatet” (Vachwort 2m. Ly pp. 580551) Helga decir que esta condenacién fan cn sezlacontiene, a nostro jueio algunas Jmpataciones insostenbles, Principalmente 1a de pscologiano, tan grave en fa pluma de Huser, En todo eazo, este texto es un documento desivo sobre edi {zncla entre tos dos pensadores. La mayor parte do los eriteos, por lo ders, no- tan coin engafoss es la etiqueta comin de “fenomenslogo” pesuda 2 los nom- ‘pres de Hter y Heidegger, CX. La Phénoménologte, pp. 36, 48, 47; Landgrebe, op. eit, 9.303, Segunda parte LA ANALITICA EXISTENCIAL 2. PRIMERAS APROXIMACIONES, Hemos visto por qué, segiin Heidegger, toda ontologéa general debe inau- gurarse con el examen fenomenolégico de la existencia humana, del Dasein.* La analitica existencial no es, lo repetimos, el objetivo de la Filosofia de Heidegger. Muchos son, sin embargo, los autores que han notado que esta “introducciin” absorbe de hecho la totalidad de su obra principal tal como la poseemos. Estos eriticos concluyen que lo ‘accesorio se ha convertido en principal y, en consecuencia, han clasi- ficado 2 Heidegger entre los fl6sofos existencizles.? Este argument tiene una réplica natural y obvia: Sein und Zeit es obra no acabada, y se ignora cuales éeberin ser les proporciones de la obra completa, {Pero no es extratlo que la publicacién de Sein und Zeit permanezca interrum- pda desde hace ya casi quince aitos sin haber superado cl estadio de la analitica existencial? (No hay razones para penser que Ie introduccién ha destruido Jo mismo que queria introducie? Nos inclinamos a compar tir csta opinién, que més adelante trataremos de justficar; pero es nes- tro deber advertit que no hace mucho todavia, Heidegger declaraba que sa programa permanece invariable.? Estas consideraciones, um poco pre- matures, quieren llamar Ia atencién una vez més sobre el papel tebrica- a a et di ee nae ppg ant ee en Senta srpnoone ha skanee fete eae SE errant data nine Tics SPR AR stan oman ae a ei ncn a an te 29) 30 panes La anata existenctat mente subordinado de la analitica existencial en cf conjunto de esta filosofia, No hay en esto exceso de precauci6n, porque el desarrollo, que en fiel seguimiento de Heidegger vamos a dar de esta analitica del Dasein, no dejard de operar en nuestro lector una inversién de perspec- tva semejante a la que han experimentado todos los lectores de Sein und Zeit, S6lo hacen excepci6n a esta repla los que, como E. Fink, ban podido corregir al contacto personal con Heidegger las impresiones que su obra maestra produce inevitablemente, Permitido es, sin duda, dis- cutir las afirmaciones de Heidegger mismo, pero no es éste cl momen- to de entablar tal discusidn, Ahora nos importa tener presentes en el ‘espiritu Ins intenciones del autor, en este momento en que abordamos elestudio de su obra La analitica exisiencial es una investizacion, cuiyas reslas quedan enunciadas, destinadas a dilucidar la estructura de la existehcia humans, su ser, Elexistente sobre el cual se abre la interrogaciGn soy yo mismo,* su ser es el mio, *Sfeancial es advertrque este Dasein noes de ning modo un existen- te ya fijo a fa manera como el sentido comin se representa el ser de ia piedra o de ta mesa, El Dasein se caracteriza en su ser por la relaci6n permanente de inestabilidad que mantiene en sf. Nunca el ser de la existencis del hombre es cosa hecha, resultado adquirido, suceso cum- plido (Salvo cuando deja de ser). El Dasein es un existente cuyo ser std siempre, puesto en juego.* Es fundamentalmente poderser. Bs siempre més ‘de lo que es y su sersnds depende do él, Posee necesaria- ‘mente le libertad (explicaremos a su tiempo esta expresiOn, chocante para quien identifica libertad y Wore arbitrio) de superarse, Esta libertad nocesaria no es una propiedad del Dasein, sino el sor mismo de su oxis- tencia, lo que Heidegger llama su trascendencia,” Es una tautologfa ha- blar de un Dasein trascendente 0 que se trascionde,® Se engefia de cabo 4 tabo y se empefla en una empresa imposible quien pretenda dar del ser 4 SL7, 41, 114, 269, 313. 5 Sz12, 6 $2.42, 84, 104, 123, 179, 191, 231, 313, 325, 333, 405. 17 WGr 80-81. Este es, al menos, uno de Ios sentidos dels palabra trscenden- ia, Soin este sentido (que eset principe), fa trascendencia, o més ben Ia accién de trascenderse, es “wes dem menschlichea Dasein eignet,” La accién de tascen- erse no es para el Dusein una manera de comportarse entre oftas muss, y que puulera‘ponetse pot obra con interltenclas, “sondern als vor aller Veshaltung, sescheliende Grundverfassung dieses Solendon’, 7 8 WGr 81. La accion de traseenderse, dice muy exactanente E, Levinas, es un “sullo que se consuma por el hecho miso de la existencia del Dasetn y... os un aconiecimento de esta misma existencla”, ("ML Heidegger et 'Ontoiogle” en Rev. Philosophique, 1923, née, 113, p. 413) -Primeras aproximactones 31 del Dasein una definicién sbstracta e inmutable.? Por consiguiente, tampoco se puode decir del Dasein que existe, que tiene la existencia en el sentido escolistico de existentia,”® El tipo de existencia designa- do por esta palabra no es de ninguna manera el propio del Dasein, '* Una cosa es lo que es, bloqueds en si misma, Su inercia y su determina bilidad total se oponen enteramente a la existencia inestable,?? y a voda Js conquista que es el Dasein, Todo lo que el Dasein es o puede ser se caracteriza por su incertidumbre y se revela como dependiente de post bilidades, sobre las cuales @ él slo toca decidir. El Dasein serd lo que él haya resuelto ser: ¢s autodeterminacidn. Esto nos hace entender que el estudio de lo que el Dasetm es, es inseparable del estudio de su existen- cia y se confunde con ella. El Dasein es segtin como él exista. He aqui Jo que Heidegger pretende decir, cuando escribe la frase ya célebre y que es rajz de innumerables confusiones: la esencia del Dasein esti en su existencia.1 Esta frase no quiere significar en absoluto que el Dasein exista necesariamente o que le pertenezca esencialmente el ser; todo 1o contrario; esa frase significa que el Dasein no puede ser provisto de una definicion abstracta y universalmente valida, puesto que lo que él es reside en el cémo de su existencia, cdmo en parte libremente escogido. Esto significa que su esencin no es sino su manera de existir, sobre la cual siempre gravita una incertidumbre imsuperable y fundamental. Para el Dasein: ser esto equivale a ser de tal modo, He aqut todo el secreto de este texto, sobre el cual se he pretendido fundar la aeusacion de que Heidegger propugnaba nada menos que la divinizacién de la humana existencia.¥ No nos atrever‘amos a jurar que la imputacion sea absolu- tamente falsi; pero basado sobre la frase que acabemos de citar, pode- ‘mos decir quo es inepta y no prueba sino la precipitacién o incompren- sion del acusador, Tal como es, la tesis de Heidegger se limita a denegar toda competoncia al definir abstracto, cuando se trata de fa esencia del 9 sz12, 10 SZ 42. sto mismo reconoce et P.F. Hokmann: “Existentia und Bxistenz sind... inkommnensurabel, weil sie auf zwei vergehiedene Ebenen des Seine Hegen.” Gonaventura und das exitontelie Sein dex Menschen, p. 8) 1 $2 42,43, 248, Hl téomino existentla corresponde a lo que Heidegger Namna Vorhandenheit o Vorkandensein (SZ.42.) 12 Fiuclga docir que Te “inestablidad™ de que aqui se hable nada tiene que ver ‘con el sentido peyorativ que lta recibido esa palabra de la psiquiatréa 13 “Das “Wesen’ des Daseins liegt In seiner Existenz™. (82 42) Cf, también 117, 193, 298, 314, 318, 46 fn esta confusion cae redondo G. Guyviteh al comparas le tess de Heides- er con el anyumento ontoldgico do San Anselmo. con el cual inguna selaciea tiene. (Cf. Les tendences actueles de la philosophie allerande, p. 208) E. Levi. "as, ¥ otfos, combate enérgicamente esta Gomparacion (op. cit, p. 405}. 2 1 anaitc exten hombre, siendo reconocida esta esencia como radicalmente inseparable de la existencia concreta, Ls misma doctrina impide considera los diversos modos de see del Dasa come propiedades enumerabes diversas que uno pote; no, e808 todos son otras tantas maneras de existirconcretamente, "que com brometen al Dain todo entero 8 Dain exis de tal manera gue 6 Se comprends« patie do aus psiidades.© FI Deen es psi dad. supetuo adverts que no se ata de posibiidatesléio, sino de posibilidades existncials,%8 es decir, de maneras posibles ce existir concretamtente.!¥ No se trata ya de la comprension de una no- cin en sentido intelectuaista. 2 ; aes letor no necesita de don de profesta para adiinar que es tes consideraciones terminarin con el inevitable asalto contra la noci6n tradicional de sustancis, Heidegger, @ despecho de Tos orfgenes escols- ticos de su formacién, permanges fila este rito que se obstina en tener Ja sustancia por un sustrato cerrado y,rigido, Que un tal sustrato sea lnpenable cl cso del Dusen como acaba de sx dase, conven tnas en elo ficiimente, Que un Heidegger identifique este mito con la hocién de sustancia de lo escuela, es para nosotros un misterio impene- ridge, sin ebaro, soca muy actradamenis qi ns omen 2os toda selexion seve mis 0 menos obligada a mic {a existenci i mana como una cosa deda.2 Una fenomenologia correcta, atenta 2 10 oncreto, debe rehusar estas categorfas que s imponen iniialmente al ospiitu. pendant ae Sathiouumenaiers oe See Foe en ie aa ata toe ee ty nc aac tora Primeras aproximaciones “33 La repulsa de todo “supuesto” estatle no implica, como se cree ale gunas veces, Ja nogacién det yo, Precisamente la segunda gran caracte ristice del Dasein es que se presenta siempre bajo las especies de un yo.% Este yo, sin embargo, no es una sustancia, ni una pura subjetivi dad exenta de toda relacién con algo distinto,®? como el idealismo actualista protonde. Servo es tomar partida en pro o en contra de cier, tas posibilidades que me son propias;2 pero s6lo en parte, puesto que, Por otro lado, estas posiblidades son parvialmente funciones del novyo, Antisipando ideas que ulteriormenie hemos de desareollar, decimos que. Si ser yo mismo no es un hecho, sino una posibilidad que me es otorgada, ésta debe tener por contrapartida la posibilidad de decidirme contra mi mismo.% Quien se puede ganar debe poder perderse 0 no ga. narse sino en Is apariencia.%¢ Si ahora se pregunta cOmo se ha de conch, liar el hecho, en apariencia contradictorio, de que el Dasein es siempre una ipseidad, capaz, sin embargo, de conquistarse o de perderse, a esto se responders que el Dasein debe decidirse por una posibilidad autént. ca o inauténtica de sf mismo,2" constituyendo esta Gltima una verdade- va engjenacién, Soy imreduetiblemente un yo, pero me puedo rehusat ami mismo. ‘Todo Dasein esté constantemente colocado en (no delante) la posibi- lidad de optar entre estos dos modos fundamentales.2® Lo mis frecuen: to es que adopte el modo inauténtico,”” aunque esta actitud no es ne- cesaria ni tampoco, una vez. dada, irrevocable. Pero es‘esencial advertir que Ia inautenticidad, el ser inauténticamente, no es de ninguna manera un ser menos, aminoredamente. El Dasein que vive sumido en la inau- tenticidad, en la enajenacién de si, es de otra manera que el que ha es. cogido la existencia auténtiea, pero no por eso menos real» Heidegger mismo se abstiene tenazmente de toda apreciacién moral tocante a le Jerarquia de esos dos modos de ser.3! Esta acttud es, sin embargo, sos. echosa; los términos adoptados para caracterizar estos dos mods insinilan ya. en efecto, una apreciacién, Por lo demés, vererios este 2 s242,53 2 52502 393, 2% No tocamos aqui sonons notrlo, I a tina do ta persona extn franca one cued (92323), Ben ly poe eamnc eee ‘solemn a relacion sono, fa dee col S04 potest 3212, 82, B Sea ; : 2 A logue coesponden os dos moos de ser: Eufetlohtet y Uncen chtett (SZ 43). “ on 34 Le anelitica exstoncial jorarquia imponerse por s{ misma cuando tratemes de delinear més precisumente los rasgos esenciales de cada uno de estos modos.%? ‘Tampoco se podrd redtucir la posibilidad de la existencia inauténtica ‘una corvupcién de le naturaleza humana. 1 filosofia en este punto no tone argumentos decisivos; en todo caso nuestra analitica,limiténdose a describir las posibilidades inherentes al ser mismo de lz naturaleze hu- ‘mana, se coloca en un estadio logicamente anterios a aquel en que pu- diera demostrarse el hecho de aquella corrupcién.™ Si ésta pudiera ser probada, habria de ser considerada como consecuencia de una opeién hecha en un determinado sentido, Se ve que Heidegger, al hacer estas afirmaciones, estd ya lejos de su propésito de neutralidad moral, Nota- qemos aqui, a titulo de indicaci6n , una primers prueba de la tendencia ‘constante y capital en Heidegger a querer tratar los problemas reli- iosos —en el caso de que se reconozca que se dan tales problemas como Gerivados mds o menos legitimos de problemas flos6ficos, Heidegger no sabe nada del problema de la corrupeién original, pero ya sabe que si tal problema se plantea, deberd ser resuelto pot métodos filosoficos. Tenga- mos bien presente esta manera de pensar, cuya importancia aqui no es mis que ocasional Podria naturalmente preguntarse cusl de Tos dos modos fundamenta- les deberi ser descrito en primer lugar. La cuesti6n, asf planteada, es prematura, y su respuesta no podria sino ser arbitraria,Provisionalmente, Uebemos profesar completa ignorancia respecto de esta opcién funda- mental (entre autenticidad e inautenticidad), y nuestro anilisis debe di Tigitse por ahora las manifestaciones més habituales y comunes de la texistencia humana, dejando para mas adelante el examinar e qué modo fundamental pertenecen. Toda intencin de clasificacién, de explica- ciGn o de apreciacion debe quedar a un lado por ahora ‘Asi, nuestro punto de partida serd To que el hombre manifiesta en primer lugar y de manera més frecuente. Bl hombre, en efecto, no es tan accesible como se piensa. Ei privilegio {que le hemos concedido en el estudio del ser en general no supone que fea més fil de conocer o comprender que ningiin otro objeto. La ver- dad es lo contrario.%* El yo no es nunca lo que se aprehende en primer 132 Todos Tos comentaristas extin do acuerdo en poner de tlieve que, de Le- cho, Heideager susiere inevtablemente una apreciacién moral, ¥ To que es més grave, esta apreciacién se establece segin “crterios, cuya validez (Heidegger) ary yoeiiea en ninguma parte” (G. Cucviht, op. et, p. 213;cf. también pp. 214 232), La misma observacion en K. Lehmann (op. cit, pp. 33-54) “35'$2' 179-80. La misma idea se encuentra propvests al tratar .l concepto fk oxbtieo dela Shula (culpa) ($7,306, note). W SZ15, Primeras oproxnaciones 35 término; os frecuentemente Jo que se coge en iltimo luge 3# ic n Gltimo lugar.2¢ Bl Dasein es asf, considerado desde puntos de vista diversos, lo més préximo y 10 mis Iejano que pueda darse.35 Verdad es que tenemos en todas las cir- cunstancias un cierto conocimiento de nosotros mismos, pero este co- nocimiento habitual de sf esté gonzraimente calcado, modelado, sobze cl conocimiento que tenemos 0 sobre la interpetacién que nos construi- smos del mundo,37 Y desde entonces me conozco como una cosa que tiene cualidades estables, que subsiste inmutable, etc, ete. La compre- honsi6n primitiva de si estd constituida y dirgida por categorias tomadas de on ser dstinto de mi mismo y aplicadas sin ningin fundamento. Ahora bien, nuestro intento mira a hacer patente el Dasein asf mismo tal cual os; quiere esclarecer y descubrir su oviginalidad propia. 98 a cuestién, empero, por otra parte, se complica aiin més porel hecho de que la comprehensién que el Dasein tiene de s{ mismo se integra en su existencia,3 Bl que tiene de la existencia humana una concepcién idiot seit un meioue: quien Ive heoveamente Keg 2 er un roe; s6lo el poeta ve las cosas y a si mismo posticaments, Hi - lativamente a todos los modos de existencia.un modo de comprefension correspondiente, y a la inversa.40 Fuerza es, pues, a quien quiere deseri- bit Dan tl Som enn, tener en Ce ee cotidianas que el Dusein enuncia de si mismo, puest smo, puesto que estas ideas reflejan un modo deserreal, aunque sean especulativamenteerréneas. 2 Es, pues, inevitable y necesario inaugurar la interprotacién de la exis- tencia con el estudio de sus modos més habituales y de las concepciones ‘en que esos modos se expresan.? sen 3) Shunt: le Tenn, see Sia er Senden se ee i ocean oe en ah lene (SZ pp. 15, 21, 22, 58, 120, 130, 146, 175, 387). ike we Behe ; yas conan cnt te unin der ‘ines pac espa Sot Sane Sw Sa in a cegeis Pte eS eee Shor nico ha ors oe we gece Sone ace ides lee Seneca cipetacten del cnstencis dae sr mide come i nagfesacion der clote CRETE at Moats So an eps ra an a he en ge 43-8Z 43, 117, 370, eee

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