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FUNDAMENTOS IDEOLOGICOS DEL PODER REAL EN CASTILLA (SIGLOS XIII-XVI) José Manuel Nieto Soria Profesor titular de Historia Medieval en la Universidad Complutense 48 FUNDAMENTOS IDEOLOGICOS DEL PODER RIAL EN CASTILLA pal consecuencia, de incalculable significacién politica, es el cardcter sacri- lego que adguiere cualquier intento de impugnacién de la autoridad legitimada> ‘Uno de los rasgos mas esenciales que definird 1a fundamentaci6n ideo 1a sobre la que se asent6 el poder real en Ia Castilla bajomedieval sera isamente el de Ia gran funcionalidad politica de ciertas creencias y con- igiosos. 2 La imagen teolégica Del mismo modo que la propaganda politica, en la Baja Edad Me nno puede considerarse aislada de la propaganda religiosa'; los fundamentos | ideolégicos del poder regio tienen, entre sus componentes més signi vas, los ideales politicos de orgen teoldgico, religioso 0 sagrado, cuya con- sideracién es insoslayable, si se pretende hacer comprensibles tales funda mentos ideol6gicos. Numerasos autores, entre torowicz 0 Strayer, Garcia-Pelayo, M. Bloch, Kan- ‘como fue una concepcién verda- 38 de origen teoldgico: rvado como este proceso ds ya completado para el caso de Francia hacia fines d Con cardcter general, existen dos obras de im capital para el estudio de la fundamentacién teoldgica del poder regio. Estas son, por un lado, la de M. Bloch, sobre los reyes taumat por otro, Ia de EH. Kantorowicz sobre la doble per Tanto en una como en otra, pero sobre todo en Ia segunda, hi cia casi absoluta de referencias al caso hispénico y, mis es jana, No obst de estas obras son aplicables, cuando menos pai " Bernard Guenee, «Les tendances acueles de aie p38 SLR Srmaver, Medieval satecraft and IMENTOS IDEOLOGICQS DEL PODER REAL EN CASTILLA te dimension 10s como seres sagrado: wicz, un elemento esencial en el que se contienen buena parte de los ceptos que conciernen a las monarquins occidentales durante la Plena y Baja Edad Media es lo que denomina como el «| ie of gemination»* Fsto es lo que, segin el mismo autor, delinié en su dia Francis Bacon como arente de unas referencias teoldgico-sagradas ver- negindose a los monarcas o sagrado? JOSE MANUEL NIETO SORIA 51 riqueza ideolSgica sin valorar sus componentes teologico-sagradas, que las | tuvo, si bien con peculiaridades propias que tampoco estin ausentes en fas monarquias occidentale. El estudio de la fundamentacion sobre .nza su méxima idea del poder concebido, y la idea del poder impersonal y pi que ahora se plantea supone una faceta prin te, de lo que se ha venido denominando como la seculariza esencialmente juridica y filos6fica y, s6lo secundariamemte, Atendiendo a sus contenidos, la imagen teol6gico-rel Edad Media fue ef resultado de la aporta- | tipos de imdgenes, cada uno con unas caracteristicas bien | diferenciadoras: 4a) Imagenes teocéatricas ) Imagenes sacralizadoras. \ 6) Imagenes moralizadoras, 4) Imdgenes organicistas. Imagenes teocéntricas Definicién y tipologia mnderé por imégenes teocéntricas a ue, mediante el lad y ' el poder real y en imagenes las que fund: de la realeza, formant utilizadas fueron las siguientes: 52 FUNDAMENTOS 1DEOLOGICOS DEL. PODER REAL EN CASTILLA durante la Baja Edad Media. A la vez, supone la maxima expresi6n teoldgico-politica de una mentalidad tfpicamente providencialista, tan ex- tendida en la época, La creencia en el origen divino del rey y de la realeza aceptada en Castilla se enmarcaba en una larga tradiciGn que se extendia a Ia prictica totalidad de los siglos medievales, tradici6n confirmada y respaldada por el 10 tomista. Todo poder venia de Dios, verdadero primer gober- lal consideracion se fundamentabs lo que, con frecuencia, se fomo la “tesis descendente”, segiin la cual, ‘no existia poder o ito que no tuviera su origen en Dios. A partir de mediados del impulso alcanzado por la filosofia aristotélica, esta con- poder se veria matizada por la interpretacién iusna- ino del rey y de la realeza se man- hhegem@nica durante toda la Baja nes iusnaturalistas, con las que en ¥ de las que se’ produce una de las «Que toda muchedumbre es materia o causa de confusion e dela confusion viene la disension por la pluralidad delos que con- tienden, & por eso fueron los homes castreanidos por nescesidad de ensennorear entre muchedumbre e congregacion dellos a uno quelas disensiones concordase o por mandado de superioridad las departiese 2 por su dicho de aqueste fuesen rregidos, y por que su cera rregis, convenible cosa fue que se llamase trey.» El cardcter divino del poder real se afirma en Ca durante la segunda mitad del siglo xi, en opinién de al anterioridad a que los publicistas franceses que trabajan para Felipe [V desarrollen esta misma idea en favor de los intereses de su monarca! La propia monarquia castellana va a ser la principal impulsora de tal concepcién en su reino. La utilizacién de textos legales durante la segunda n los que se recogen continuamente f6rmulas y expre- vas a los aspectos mas esenciales de esta imagen, se convertird inantemente para conseguir su tad del siglo xtv el cardcter sobre todo, “and property p16 159, Cortes. p-767 cDeleépimen fetal al regimen corporativo en el pensamient cle : JOSE MANUEL NIETO SORIA 53 divino de la realeza puede parecer que pasa « un segundo plano, con la wstauraci6n de los Trastimara serd una de las imagenes mas repetidas de la realeza. Es ya, sobre todo, durante el siglo xv cuando parece prod nde la misma, a jurgar por su rec rey y de la En unos casos, el rey sc presenta siendo por Dios por que, en cambio, el rey es «entre todos escogido, del rey es tan fuerte {quien el rey reina'’. La creencia en este origen di cen pleno acaso de los siglos medievales, que un los Reyes Catolicos, como Fray Inigo de Mendoza, Con ello, parece que Se qui arias se suele poner de mi s I que debe tener para el rey su corigen divino. Si el rey es puesto por Dios, es Dios mismo 4 manos del monarca el instrumento para que ejerza su. ministeri trument poder real, que también tiene un origen directamente divino. EI propio origen de este pader impondré condiciones de uso, asi como los fines para los que haya de aplicarse'”. Como ya se apunté antes, la difusién camo creencia del origen divino del rey y de la realeza recibié su principal impulso desde la propia monarquia. Es por ello que resulta comprensible que ciertos testamentos, reales conviertan alguna de sus partes en meditadas glosas de este principio teolégico-politico. "© Juan os Encina, Obras Compleas, Suan Alfonso de Boona, od. Aracete tp 6 TPT temeesa Caanena, Derecho » pensamlenta pote on ka 93, Alfonsn Atvanez BE VILLASANDIN 638-639, Fray Igo ne Menno, Cancionero, 9. 321, estots 10, Thigo bE Menbora, «Sermén Trobada..n, cx Cancionero Castellano det si ‘54: Fray Inigo De MENDOZA, Cancionero p. 320, stata 6. Diego de VA fonero de Juan ctionso de Ban, comporiciin 297, vers 4O1-AOB, Tl, p. 488, 54 FUNDAMENTOS IDEOLOGICOS DEL PODER RFAL EN CASTILLA La adhesin de los monarcas a la creencia en un origen divino del poder real tuvo una de sus manifestaciones mas ricas en os testamentos reales, No obstante, conviene llamar la atencién sobre el hecho de que es, sobre todo, com los primeros reyes de la casa Trastimara cuando se pro” duce esta reiterada utilizacién det testamento real como cauces de expre- sién de esta imagen de la realeza. Se trata de monarcas cuya dinastia ha accedido al trono por medio del recurso a las armas. Ello impone la apela- cin a todos los medios posibles para proclamar el caricter legitimo de su poder, recordando su procedencis divina. EI tesiamento de Enrique I hace hincapié en el cardcter de donacién y encomendacién divina que tiene el reino con respecto al rey, debiéndose obedecer u éste por cuanto que tiene el lugar de Dios", En el testamento de Juan I, el rey es presentado como alguien que recibe de Dios un mayor estado que el resto de los stibditos, asi como «poderion sobre ellos, recono- és parca por la «gracia de Dios», de quien recibié los reinos en m, guacdindolos y ordenandolos para mejor «servicio de cl testamento de Enrique If se incide en argumentaciones simi- testamento de Enrique IP «rey por la gracia de Dios» fue uno de los medios retoricos vis utilizados para comunicar el origen divino del poder real. Tal v esta fOrmula se concentraron todas las concepciones de origen rel ico aplicables a la institucién mondrquica, resumiéndose en ella la enorme diversidad de imagenes de esta naturaleza que se manejaron en tomo al rey y al poder real, Entre fies del siglo x1v y mediados del siglo xv, momento en que se | produce una notable intensifica ies que presentaban al monarca castellano como un elegido de Dios, los discursos que pronun- cian los monareas con motivo de la celebracién de reuniones de Cortes se convierten en divulgadores de esta imagen”. En cualquier caso, en toda estas ocasiones, el providencialismo aparece como una base intelectual iasustituible sobre la que se asienta la creencia en un rey de designacién Todas estas reflexiones no carecieron de implicaciones politicas concre- tas que afectaron, por un lado, a ta forma en que el rey debia ejercer su poder ¥, por otro, 2 Ia actitud de los siibditos hacia su monarca. BinGreca Nactowat, Manuscrito 6932, fol 219 y 220, "hid, fos. 268'y 269, 9281 id, fol. 321, P Gorts de Segovia, 1386, Corse... p. 351: Cortes de Briviesen, 1387, Cortes. 362: Cortes de Guadalajara, 1390, Cortes. I, p. 480 y Cortes sobre Olmedo. 145, its JOSE MANUEL NIETO SORIA, 55 awe el rey | rey ¥ dela ralerasupuso an os erstanes remo Hice- | salvacion del | En cuanto debia ejercer su pod todo una mor poder regio®. El rey debe imitar en su accién pol dor, Esto supone, por pa reino¥, asentar su accion pi ¥y buscar la uilidad de los muchos, porque lo contrario seria propio de | tiranos y no de reyes". La renuneia a Seguir estos principios supone alron- | juicio negativo de la divinidad”. el de Ia actitud de los sibalivos ostenta supone, aves de ces actitud?™, La resistencia al rey sera la resistencia a Dios mismo, tratén- ‘ose, por tanto, de algo herético y sacrilego™. No obstante, el que usurpa el trono, en cuanto tal usurpador, su acitud es sacrilega, pero, en cuanto que se convierte en nuevo rey, también pasa a ser de origen divino y, aunque tirano, serd un enviado de Dios destinado a corcegir mediante la crueldad las vitios del pueblo que le permitieron suplantar al monarca | Ello es coherente con una concepcién providencialista de la tea la cual, nada sucede sin el consentimiento divino El rey como vicario de Dios especificacién del origen divino del rey y de la realeza. La imagen del rey | como vicario de Dios se manifiesta como una imagen-resumen por su cardcter sintético, en cuanto que en ella estén incluidas otras subi a realidades parciales del concepto de vicariato, Este es el las que presentan al monarca como imago, instrumentum ‘atleta Christi, Todas elias son imagenes de larga tradi jomedieval*!. Asimismo, Juan Beneyto ha observado c6mo el prin- 56 FUNDAMENTOS IDEOLOGICOS DEL, PODER,RFAL EN CASTILLA cipe, en su faceta de imagen de Dios y vicario suyo, tiene una larga proyec~ cin histOrica que se puede remontar a Séneca y que se continiia en autores vvales como Sedulio Escoto, San Bernardo, John de Salisbury y Santo Tomés. O, si nos referimos a autores hispanos, en un don Juan Manuel, ‘entre otros, tal como se vera? Lo mas significativo, desde el punto de vista politico, de la concepcién del vicariato regio es la doble interpretacién de cardcter contrapuesto que | permitié. Micatras que para unos constituia una formula de afirmacién limitada del poder regio, convirtiéndose éste en algo absolutamente incon- | testable, tal como Io entendieron algunos monarcas y los letrados que tra- para otros, se hiabria tratado de una formula de fen cuanto que el ejercicio de éste deberia ajus- jento, como consecuencia de la referencia divina en que se inspiraba, En este segundo sentido lo entendi icos y nobl jato regio impone del oficio real, en cuanto ‘origen divino de su poder obliga a su titular’a mantener una especial relaci6n con la divinidad: ervir e loar deuen todos los omes a Dios e mayormente los Reyes, assi como fechura al su fazedor*, Del mismo modo, el vicariato regio eleva el oficio real a su maxima grandeza ¢ importancia, convirtiéndolo en incomparable, como consecuen- ‘cia de que hace reconocer en el rey a aquel que tiene las veces de Dios en Ja tierra. Esta grandeza atribuida a Ia monarquia como resultado del vica- riato da Origen en la literatura politica bajomedieval castellana a diversas imagenes, con las que se trata de emitir un mensaje de incomparal del rey y del poder regio con respecto a cualquier otra autoridad p intre estas imégenes se encuentran aquellas que presentan al rey oa la jonarquia como «majestad divina», «gohierno universal de Dios»™, le Dios» ‘poliica, Estudio sobre las fase polieas deta Alta Edad Media, Mati, Revista de Occ jewevro PEwez, Los orlgenes dela ciencia politica en Espaha, (red, 1976), a Sete Partdas, pa ley > Libro dees Clen Copinuas, cap. V1 fomne puode auer os el que dbo grag de ser tener las veres de Dios, (2) quienes algal (e) iene Is ves ShAlvaro PELAYO, Speculum Regum, ed. Pinto de Meneses, 1, p. 336. Don Juan Manet, Libro de los Catigos, yeas ita en Joaquin GIMENO CAEALDUERO, La imagen del JOSE MANUEL, NIETO SORIA 37 En su importante dimensién de reforzador del poder regio, el vicariato opone la idea de un rey que es poseedor de las personas de sus isi como de los bienes que tengan. Si bien se trata de una pose- ie tiene un caracter temporal y en cuanto que el por ta lugar det monarca al de un administrador que debe seguir pautas de com portamiento coneretas en el uso de tales posesiones™. ‘ualquier caso, un aspecto en el que hace hincapié In inmensa de los textos de la época que aluden al rey como vieario de Dios igatoriedad de obediencia que los stibditos contraen hacia él como consecuencia de su car io divino. Se debe ser obediente al rey como se debe serlo a Servir al rey es servir a Dios*!, La de Dios es algo a lo que obligan de preceptos divinos'2, supo- riendo el actuar en contrario algo sacrilego™, debiendo producirse esta acti- tud de obediencia al margen de la maldad o bondad del rey* ¢ implicando para el sibdito una conducta definida por temer, servir, amar, honrar y puardar a su monarca®’. La resistencia al rey ¢: a a resistencia a Dios mismo, siendo origen de que se desencadene sobre cl sacrilego la ira de Dios. Ademds, el vicariato regio es garantia de salvaguarda de los dere~ cchos reales, en cuanto que tales derechos tienen su justificacién en Dios Pero el vicariato regio también impone ciertos condicionamientos al rey, obligdndole a una imitatio Dei que conlleva el ejercicio de ciestas fun- cones y de ciertas virtudes*. El rey, en cuanto que vicario de Dios y «1 cuanto que imagen ¢ imitacion suya debe ser un juez, un defensor y un ejecutor de Ia justicia, del mismo mado que ei Dios veterotestamentario es concebido, ante todo, como un juez®. Del correcto ejercicio de esta fan p.S:cap. IV 96 Sip. Ml, . 4 BiaLioTEcA NACIONAL, Manuses ‘Rodrigo SANCHEZ OF AREVALO, Sama de la 1d, pe 303, Librolde las Cin Capitals, cap. Upp. 3 94 © Gomes de Val 440, Cortes, 105 CATEDRALICIO Y DIOCESANO DE SALAMANCA, do WV. incpes, exp. Ml, p. 175. Crénica de Padre J. ao 0 58 FUNDAMEWTOS IDEOLOGICOS DEL PODER REAL EN CASTILLA in sera de donde nazca el buen regimiento del reino®. Con ello se contri- buye a elevar la responsabilidad del monarca con respecto al bienestar del reino’!, pues el vicariato, como consecuencia de su dimensién judicial, impone al monarca la obligatoriedad de la rendicién de cuentas ante ‘Aquel a quien representa”. La concepcién de un monarca vicario de Dios tuvo también su plasma- cién ceremonial. Probablemente, si las fuentes castellanas bajomedievales fueran mas explicitas en la descripcién de los acios de coroni e podria constatar la sistematizaciOn en tales actos de esta plasmacion cere- monial, Pero, a falta de esta circunstancia, s{ se puede comprobar tal cere- monializacién de esta creencia en algin ejemplo. Este seria el caso de la de Alfonso XI en 1332. En el acto de ia pescozada recibida por que en ccardcter de de su sne seflalar el importante papel justificador que se ie0s con respecto a la imagen del rey como vi os. Tal funcién se puede atribuir a algunos libros historicos y p cos del Antiguo Testamento, tales como el segundo de Samuel* y el libro de Daniel, asf como al evangelio de San Lucas* y a alguna de las cartas, de San Pedro y San Pabio® El Reino de Dios como arquetipo politico La idea de un modelo celestial de realeza estuvo presente en el pensa- miento politico occidental desde 1a mas Alts Edad Media, manteniendo su jaencia, aunque con nuevos matices, durante los dltimos siglos medievales, Dios era considerado como el verdadero y tinico rey en sentido estricto, reyes, mientras que los monarcas ws eran simples reguli, izados por Dios. Fste habja sido el creador del seguido de los reinos, el Reino Celestial, a imitacién del ly por hero, cap. EXXVI, pp. 225 y 226. Comes de Madvigal, 147, Cortes... IV, p. 1. Lucio Manito Stcuto, Vide y hechos de los Caicos, p46 Cones de Burgos, 1453, Cortes. Mp G42. Cortes de Cérdoba, 1455, Cones. Ml, pp. 675 y 676. Contes de Tole 32, Cores. pp. 701 y 702. ro del cabatlero cr det excudero, crap. Ip. 235. (6: Poema de Alfonso Onceno, estofes 119 y Sep Ia area 2 Samuel, 6,18 3 Dante, By 5,24 % Lucas, 19,38 51 Pedr, 313317. % Romanos 13.4 in créniea de este reinada, intervencién divina, surgirian los diversos reinos terrenos. tenido en una sola eabera, la del rey, y el modelo de relacion re serfan ideales politices que tendrian su referencia en el Reino Cel su Monarquia Divina y con sus formas de relacién entre Dios y sus angeles ¥ areéngees(siblton, ‘como ha observado Kantorowicz®, la Monarquia Celestial, como tico, suftié cierta transformacién a 10 a de Is Raja Band teocéntrica,’ prod for otra, de forma paulatina, a lo largo de la segunda mitad del siglo XUL. Si este fenémeno ha sido observado por el mencionado autor para Francia ¢ Ingl terra, resulta igualmente constatable para Castilla. Aqui, mientras que en los textos pertenecientes a la épaca de Fernando IMI y de Alfonso X la alusién a un monarca divino modelico cast siempre se personifica en Cristo, ‘partic del reinado de Sancho IV se impone la referencia directa a Dios Un temprano indicio de esta transformacién puede rastrearse en las Siete Partidas® Seguramente, la principal consecuencia te6rico-politica de esta con: cién fue la imposicién de una exigencia de unidad para todo reino q\ aspirase a seguir el arquetipo divino, unidad que tenia su fundamento en la estricta observancia por los sibditos de los derechos regios. J.R, Strayer ha sefialado cémo, a través de los escritos de Guillermo de Sauqueville, la idea de unidad en Francia tenia una de sus bases ideolégicas mis solidas en que este reino podia considerarse como un simbolo del modelo celestial de realeza, en el que no cabia divisibn, siendo el rey de Francia un simbolo de Cristo en su faceta de rey perfecto, en cuanto que en el monarca francés se personificaba la aspiracién de unided del reino*, Si esto ocurria en Francia hacia fines del siglo XIt1, algunos affos antes, se pueden encontrar en Castilla expresiones de creencias bastante similares. ‘Asi, en el Fuero Real se presenta al monarea como simbolizador de 1a 1, Cualquier acentado unidad modélica proyectada por el Reino Celest contra ese concepio de unidad materializado en acto sacrilego y su autor se considerard como una exacta represcni Lucier Desde el punto de vista de reino de Dios como modelo pol Xill, En tiempos de Fernando Ill lificadas a esta imagen teol6gico-politica en su version cristoc uucede, por ejemplo, en la Crénica Latina de los Reyes de Castll 9 EH Kawronowiee, The (© Las Siet Pertidas, pert aR Srmaven, © Fuoro Real, 60 FUNDAMENTOS 1DEOLOGICOS DEL PODFR REAL EN CASTILLA el Libro de la Nobleza y Lealtad'3. Es con Alfonso X cuando se produce un extraordinario increménto en el uso de esta concepeidn, pudiéndose hablar de una cierta sistematizacién en la inclusion de la misma en ciertas obras de carécter sobre todo legislativo, alcanzindose su expresién mis conseguida en el ya mencionada Fuera Real. Ya en su version teocéntrica, esta ima- gen contintia utilizandose en diplomas de la época de Sancho IV, asi ‘como en Castigos e Documentos del Rey Don Sancho'*, A partir de este ‘momento, la Monarquia Divina como arquetipo politico parece que pasaré ‘ccupar un lugar muy secundario entre los argumentos habituales de la teratura politica castellana, volviendo a cobrar nueva importancia en pleno siglo xv, tal como se puede comprobar en la Summa de la Politica de Sanchez de Arévalo®, asegurdndose asi su permanencia hasta la extincién del Medievo. Imagenes sacralizadoras Definici6n y tipologia Por imagenes sacralizadoras se puede entender aquellas que, sin ser esenciales para la fundamentacién teol6gica del poder real, tienen como finalidad principal procurar al rey y al poder que ostenta una cierta dimen- Sagrada que asegure al monarca y a la realeza una posicién de incom- parable superioridad Generalmente, se ha ¢: ido que, por el contrario de lo que les, en particular la francesa y la inglesa, tos ieron de algan tipo de proyeccién sacralizadora, constatacién del escaso Sin embargo, esto es, tal ard de demostrar, cuando menos, discutible y matizable. Latina de tos Reyes de Castilla, ed, Chatto, p. 40, Libro de ta Nobleze » Leaitad, prdlogo, en Miguel de MAUL, Memoriae para la vida del Santo Rey dow Fer. ond 189, “Pere Rea, tibia I, tule ‘Auronso X, BI Setenarioy ley XXXIX, ed, Vandertord, pp. 154 v leasjo 5190, n2 3, fol. 11 vlase (23-%-1255) MIA DE LA Histonia, C2/9.5422, (ols. 2160-2180 (4-VIl ‘il 287), la gual es perfece 0, regldor y Bow JOSE MANUEL NIETO SORIA 6 Las imagenes sacralizadoras que aqui se considerarin, en cuanto que tuvieron alguna significacién para la monarquia bajomedieval castellana, son las siguientes: a) El rey ungido, sje elegido. e) La inmortalidad regia, Eley ungido acto de la unci6n regia, como es bien cidn litdrgica de ta creenci existencia de un eje de relacion entre Dios y el monarca®”. Con ella se expresaba también la sacramentalizacién del rey como imago Dei, dando tuna proyeccién semisacerdotal al monarca”. Todo ello contaba con una importante tradici6n veterotestamentaria” Frente a la ritualizacién sistemtica de la consagracién y uncién regias {que se observa en Francia e Inglaterra’? o, ya dentro de la Peninsula, en el propio reino de Aragén”?; en Castilla s6lo se puede considerar como algo absolutamente insblito”*, Las coronaciones de Alfonso VII y de Alfonso XI conocerian excepcionalmente la realizacién de tal ceremonia, no produ cigndose otros casos —segin alain autor— porque, tal vez, se entendia que este tipo de actos Hlevaba implicito una cierta sumisién a la Iglesia”. La ausencia de uncién, como acto piblico y litdrgico, en el acceso al trono de los monarcas castellanos se hace todavia més llamativa si se tiene fen cuenta ef importante peso que el ideal neogético tavo en todo el trans- 244 soda y postvsigods pp. 735 9s: 1 62. FUNDAMENTOS 1DEOLOGICOS DEL LODER REAL EN CASTILLA jon regia una institucion de gran curso del medievo castellano, siendo saigambre en Is Espafia visigoda"* No parece un argumento suficiente el ya enunciado antes, segiin el cual, la uncién suponia un excesivo sometimiento de Ia realeza a la autoridad cclesidstica que imponia el éleo. Hay que tener en cuenta que tal interven- mn eclesidstica también solia producirse en las coronaciones carentes de uuncién. Por otta parte, las coronaciones castellanas teofan habitualmente lugar en medio de ceremonias con inconfundible carécter litirgico, Por otro lado, tampoco parece del todo convincente pensar que la uncién no se ia por el caricter no sagrado de la institucién real, La monarquia na —tal como se vio en piginas anteriores— nunca carecié de refe- rencias teolbgico-sagradas, suficientes por sf mismas para justificar el ungi- miento de sus monarcas Parece ya oportuno propaner algin tipo de reyes castellanos fueron considerados, tanto por ellos mismos, como por la peneralidad de sus sibditos, verdaderos ungidos de la divinidad. Esta tuncién regia tendria un cardcter privado, como consecuencia de la relacién directa entre monarca y divinidad, teniendo los mismos efectos que la ica y ritual que, asi, se hacia innecesaria. Esta peculiar forma de luncién podia interpretarse, desde Ja monarquia castellana, como un signo de superioridad de ésta con respecto a cualquier otra de sts vecinas, al no necesitar confirmar mediante un acto ritual Io que era o, al menos, se pre~ tendfa que fuera una s6lida creencia, Tal hipétesis puede encontrar funda- mento en testimonios de diversa indole. ipotesis explicativa: tos El Setenario, segin parece, encargado por Femando IIT y concluido por Afonso X, constituye una de las fuentes castellanas mds rieas sobre lo que fe considera como el sacramento de la «risma», que no es otra cosa {que la uncién”. Si bien una gran parte de las referencias contenidas en esta obra aluden a la unci6n que tiene lugar con motivo det bautismo, se ‘encuentran en partir de la por su doble c reyes y sacerdotes de In antigledad, dando asi los demas reyes temporales. A través de la uncién —se dice en el Sefenario— los monarcas jgodo y las primeras unciones reps an la Europa medicvaln, en Hispana, 123 3 "esta cutsion se ddican on el Sernario las eyes LXXXVIMT a LXCV JOSE MANUELMIETO SORIA 63 tuye, como es bien sabido, un acontecimiento excepcional en el conju cémo este concepto Litii at oe Eee mated {son dos maneras de ungimiento de Rey. La primera es la ue los ommes ueen fager a los obispos quando sagtan los reyes & lay Navarra (1250-1270), Wi 8°5. Wats, Bl libro de los doce sabios. pp. 32. ceremonial en pp. 147-145, 64 FUNDAMENTOS #nEOLOGICOS DEL PODER REAL EN CASTILLA esto llama ungimiento. La otea es spiritual que faze dios. Bt esta fs sagra. Bt desta regiben los Rey ud, que se uiuen a seruicio de dios faran miraglos en sus vidas» Asi, se hace distincién entre una unci6n ritual y piblica, y otra privada y directa de Dios al rey, teniendo ésta iguales efectos y valor que la otra, Jjustifiear lo que ahora se podré comprobar como un jderacién de los monarcas castellanos como . En otra es aludido asi lo hubiera del oficio real y, por tanto, en para él —en el supuesto que sido— se insiste en la proyeccién sacer la necesidad de que el rey reciba la uncién' rgo det siglo XV, ya a partir del reinado de Juan II, cuando se mntrar toda una avalancha de alusiones a fa creencia de que el rey sng caréicter de rey ungido. Con motivo de las Cortes sobre Olmedo de 1445, se rey es «ungido de Dios», como su vicario, de lo que se c To inaceptable que resulta cualquier resistencia al rey*. ‘La deposicién de Enrique IV dard lugar a numerosas sobre la naturaleza del poder real. En muchas de ellas se val politico del caricier de ungido de Dios que se reconoce en el propio Ei Que IV. El mismo monarca, al dirigirse por carta al papa Paulo IT para que Te apoye frente a los sublevados, se presenta como ungido por la divinidad, lo que obliga al cuchillo eclesidstico a intervenir en su favor, frente a los ‘de forma sacrilega, habian pretendido impugnar la eleccién del Sefior”, cordard com jge seguidam: Fernando del Pulgar, al glosar las Coplas de Mingo Revulgo, referidas al mismo rey, califica a ste como monarca «natural y ungido»", Hay que darse cuenta que ni siquiera en un rey como Enrique IV, criticado como teonsecuencia de su inoperancia por el autor ahora citado, se negaba el cardcter de rey ungido. Para Pedro Gonzalez de Mendoza, abispo de Cala- horra cuando se produce la deposici6n de Enrique IV, discuipa a éste frente 8 Tos sublevados, alegando que los «reyes san ungidos por Dios en la tie~ Tram, por lo gue no deben estar sujetos a los juicios de los hombres. ‘Cons sobre Clmeda, 1445, © Memorias de don Enrique IV de Casilla, Il, doe. CXXIV, p. 498 ( ® ‘PuLoAn, Glove a lus coplas del Mingo Remuzo. op. y 182.9 189) © Memorial Histcrico Espa, Vi, p. 171 << JOSE MANUEL NIETO SORIA 65 Finalmente, Diego Enriquez del Castillo, ante los acontecimientos de Avila en 1465, exclamaré: {0 siibditos vasallos! No teniendo poderio, ;e6mo descom- ponéis el ungido de Dios? (O sujetos sufragéneds! No teniendo libertad, geGmo podeis deshacer al que Dios e la natura quisieren que fuese Rey”, Sern bien numerosas las composiciones literarias pertenecientes a la segunda mitad del siglo xv en las que se hard alusién al rey como ungido. Alvarez de Villasandino”, lohan de Anddjar®? 0, sobre todo, Fray igo de Mendoza* serdn buen ejemplo de ello, refiriéadose este iltimo ‘especificamente a los Reyes Catdlicos. A juzgar por los testimonios ante- riores, parece que tales referencias serian algo mas que meros recursos li , parece evidente Ia creencia por la cual el rey de Castilla se conside- raba como un rey ungido. La ausencia de una unci6n ritualizada no quitaba fuerza a esa creencia, pues se entendia la uncién como un acto privado | entre Dios y el nuevo monarea, que no necesitaba de expresién publica. Con las coronaciones de monarcas como Alfonso VII a Alfonso XI, e: las que si se ritualizé Ta unci ia, probablemente se buscé tan sélo lun cauce, con efecto propagandistico, que transmitiera una cierta ima- gen de poder de la realeza, dando proyeccién ritual a lo que se sabia pre~ sente en las creencias politicas de las gentes. Sélo asf se podria explicar due tales actos de coronacién no resultasen indignos de eredibilidad y Linaje elegido ‘Una causa de sactalidad para la realeza castellana podia encontrarse en Ja consideracién del linaje real como particularmente elegido por Dios para | ser origen de los diversos monarcas, habiendo recibido tal linaje una conti- | ‘hus proteccién divina para asegurar su preservacién y evitar su interrup- in, remontindose en todo caso su procedencin historica a tiempos remo- s, siendo esta antigiiedad garantia de legitimidad. Si con todo ello no se puede decir que se tratase de un linaje sagrado en sentido estricto, es indu- 144; citado por JL TBE ANDAR, Loores al sear rene fay Inigo De MeNDozA, Concionero, ¥ 12; «Coplas a tos reyes FUNDAMENTOS IDEOLOGICOS DEL PODER REAL EN CASTILLA le que tal imagen si que favorecia una cierta visién de la realera no carente de alguna proyeccién sagrada. a Esta idea del linaje real como linaje elegido no carecia de cierto res- ico. Lo jes biblicos de los reyes del Antiguo Testa- ieron rncia en la consolidacion de este mito poli- primera parte, se puede encontrar un mento ej tico, En el Libro de los Reyes, en : : ‘buen ejemplo de un paradigma biblico aplicable a este caso™, Los textos castellanos bajomedievales, si bien no abundan mucho en cata imagen del tinaje eegido,s! que dan testmonios suficientes que dela~ esStneia de ota ctencia, que tal ver quepa valorar come de Signi acian secundaria en todo el conjanto dela imigenes de la eaeca ‘In primer argumento con el que se tela den une ceva proyecciOn sagrada"s ents soncepelon es presenar cl linaje real como proteeido por ‘Bese Guten le ctorbara mercedes ctigides a ascgura su supervivenciay so supremaci: “Et entiendo la grant merged que Dios linage dont yo vengor™ iempre fizo al mio Otro argumento que afrece indicios de pretensiones sacralizadoras del = regio es aquel por el que se presenta a éste como especialmente digno de honra como consecuencia de la eleccién divina gue designa a un deter~ minado linaje como regio. Por otra parte, la propia continuidad fami rho interrupeién del linaje real, se interpreta como un claro sintoma de la proteccién divina y, por tanto, como indicio de su legitimidad”. Por ello, es la preocupacién de algunos autores de dar antigiiedad al -ncontrando en esto una de las vias ms eficaces para dar presti- connotacién sagraca, deducida de la intencionalidad divina de Ia proteccién de Dios hacia un mismo linaje 4 To largo de los siglos. Asi, por ejemplo, Ferndn Pérez de Guzman, al referirse en sus Generaciones y rey Enrique Il, hecho de gue tal linaje se haya snces, sin que se haya producido | considerando este hecho como iva, dejando entrever, la En cualquier caso, si conviene constatar q 1 Ropes, 8,25, 3 Ancatvo CartRALiclo DE LEON, docy jOCESAHO UE SALAMANCA, av 0, Cednce de Brig IV, cp. XL. p12 i izinn, Gonerctnes semblance, JOSE MANUEL NIETO SORIA or como linaje elegido y protegido por Ia divinidad parcce que se mantuvo siempre, en comparacién con otras imagenes de la realeza con pr igualmente sacralizadoras y legitimadoras, en un nivel bastante limi én, provocando, probablemente, catas de conviceién de igual modo redus Elrey taumaturgo ltad de hacer milagros convierte al rey en taumaturgo, supo- | esia imagen del rey taumaturgo una de las expresiones mas elevadas as de una monarquia con proyeccién sagrada, Castro establecié una determinada visién de la realeza cas liana, segin la cual, sus monarcas habrian estado siempre desprovistos, desde el punto de vista de las creencias populares de la época, de fa taumatirgicas de ningiin tipo. T seguidores, si bien no careceria de algan detractor, segiin se podlrd ver. Para ‘Américo Castro, existiria una diferencia radical entre los monarcas caste- anos y los franceses en lo tocante a sus cualidades taumatirgicas. Micnt —sextin se ha dicho— los primeros carecerian totalmente de ellas, los segundos las contarian entre sus més reconocidas cualidades, El origen de tal disparidad se encontraria, para Castro, en el muy diferente tipo de reli- giosidad que cabe encontrar entre castellanos y franceses durante su etapa medieval, ‘Més recientemente, José Antonio Maravall de los reyes taumat val castellana, revel realeza™, El punto de vista que se va a tratar de desar puesto a estas opiniones, valorandose dad taumatirgica por parte de los reye en ella durante ica se habrfa mani poder sanador, el Indirecto, es de afirmado cémo la figura Jos est4 completamente ausente de la histor lar aqui es claramente de una cierta capaci- rey como inspirado por ‘ey como mediador del milagro. Ha sido, generalmente, a Ia faceta del rey como sanador de cit enfermedades a lo que se ha atendido como aspecto fundamental que defi hia a un rey como poseedor de un poder taumatiirgico. Es mas, general, ha sido éste ef Gnico aspecto que se ha valora Lo que’ya da idea de su importancia % Américo Castno, La realidad hitirice de Espa, M TA. MaRavaui, La oposicie police bajo fo 68 FUNDAMENTOS IDEOLOGICOS DEL PODER REAL EN CASTILLA ha estado bastante generalizada la parte de los monarcas cas . Tedfilo F. Ruiz, ha alegado la cantiga fonsa X Como prueba irrefutable de Ia falta de poder sanador de los monarcas de Castilla, Sufriendo una nita de Cérdoba de un tumor ea la garganta —segdn se cuenta en esta Cantiga— se le recomienda a su madre que acuda al rey, quien la podra Curar, puesto que todos los reyes cristianos tienen el poder de sanar ciertos enfertnos mediante la imposicion de sus manos. Cuando se presenta al rey, Gste considera una necedad tal creencia, recomendando a la madre que se ‘encomiende a la Virgen, quien acabard curando a ta nia! ue se utilice tal ejemplo para negar el poder curador de los reyes de Castilla puede ser cuestionable, Para empezar, lo que demuestra la cantiga cs la efectiva creencia en que el rey cas al igual que otros reyes Desde Américo Ca: carencia de un poder directo seguidor de 321 de las Cantigas de Santa Mar que la llev6 a la presencia del rey. Por adora. Tal como caso de los reyes dades provocadas por posesin demoniaca, qui me fuera éste el caso de la .do el rechazo del rey a ay a cat desprecio del rey caste otros monarcas y la superioridad de la capacidad milagrosa de gen con respecto @ cualquier monarca. No hay que olvidar que es pre Samente exaltar la devocién mariana el objetivo fundamental de est terario. sn ha presentado numerosos ejem- plos de la creencia, existente en Castilla desde el siglo xn al siglo Xvi, por la que se pensaba en la aptitud de sus reyes para sanar a los endemo- niados!®. El ejemplo més frecuentemente utilizado de rey castellano sanador es el de Sancho IV, segiin Ia narracién contenida en el Speculum Regum de Alvaro Pelayo!™: JOSE MANUEL NIETO SORIA ws no hay que olvidar que en el Ceremonial de Corons- poca de Alfonso Xi, al que ya'se se sefaia cOmo la uncibn d Ta nds propia de Tos reyes id de hacer milagec 4 pro cia dela permanencia én la mentalidad populat de vita sreeac én una tradicin Je incuestionableorigen medieval, por la que la interven, fn del rey posit curar a los endemoniados, To due, pot ctta para, se valorabs como cualidad superior a aque ue ts cuban lamparones ye rece que ando paulatinamente en el tanscurso dela sepunc iad del publica que, segin se vio, s provocaba en éstos Ia fa diera lugar aun jendo, no obstante, | ta otra manifestacion d se alude al monarca que, rece pruebas evidentes 10 FUNDA FOS 1DEOLOGICOS DEL PODER REAL EN CASTILLA Existian muchos testimonios biblicos que ejemplificaban esta suerte de comportamienta'®". Probablemente algunos de ellos serian tenidos en ‘1 la hora de ofvecer algunos autores de la €poca esta imagen re- as poscidos por el esprit divino ¥, ranas, se encuentra en Tos Reyes C2 a reita Isabel como amoviga « las ‘01 En una tinea similar se manifesta Yer, la imagen ms exatad la presente «Profeso veneracion al Rey y a la Reina de Espafa, tan mamente compenetradas, como a seres sobrehumanos, pues es idad. Rebasa el area humana cuanto seguro que trascienden di ellos piensan, hablan y ¢j la idea del rey como centro de! milagro, como agente indirecto del mismo 6, finalmente, como su mediador pea su realizacidn. En estas diversas Situaciones se sintetiza otra faceta més de la imagen taumatirgica de la realeza, “También en este caso los Reyes Catél dor més completo, siendo presentados rej ‘grosa, como receptotes del milagro 0, i nueva, Pulgar!®, Diego de Valera jucgan el papel cjemplific ‘mente como referencia mo agentes del mismo. De 5, Andrés Bernildez!'* 0 1 Ajguvos ejemplos de aliliasciin de esta imagen en texts biblcos en: | Samuel, 16, 13; Beleiaies 5,49 21,6 Salmo, 3, 5; Jucees, 14 6 3 Lucas, 24 4, iw ala CrOnice Latina de las Reves de Ci cuando tot odo DEL PULOAR, Crénice de lot Reyes Catilicos, TL parte, capitulo LXxxvil ® Lacio Marine Sicuto, Vida y hechos de los Ress Cal a3 (2 22 ‘Mingo Renulgo, p. 224 (gloss Ia copla XX). "Diego De VALERA, Créca de lax Reyer Caudios, cap. Ml, p. 6 y Memorial de acto Maninko Sicuto, Vida y hechos eyes Calico, pp. 13.948 ‘Andes BensAte’, Crdnicn. caps VI sia = JOSE MANUEL NIETO SORIA Angleria™” describen situaciones que permiten establecer una relaci6n di recta o indirecta entre monarcas y accién milagrosa. pues, a partir de los diversos niveles de anilisis considlerados, parece inevitable reconocer una cierta faceta taumatirgica en la concepcién de la realeza bajomedieval castellana. El mesianismo regio ‘Como manifestaciones del mesianismo regio se pueden catalogar aque- s situaciones en las que un monarca es reconocide como un clegido por la divinidad para realizar un plan positive para sus sibditos concebido desde la propia divinidad, advirtiéndose signos supuestamente tangibles & incuestionables de este cardcter mesidnico. Si el plan a realizar suele tener tuna significacin eminentemente politica, casi siempre es susceptible de recibir una valoraci jiosa, ‘mesianismo regio que se puede encontrar en el pensamiento politico .no bajomedieval, por lo general, presenta cinco niveles de manifes- creencia en un fey esperado ‘que realice una empresa pol rmente anhelada, conviccién de que se ha producido una eleccién divina en favor del monarca para que lleve a cabo ta empresa deseada, segiin un plan de origen y disefio divino; a veces, comienzan a difundirse profecias que auguran la realizacién de la empresa por el monarca reinanto; ‘el monarca es considerado como alguien que se encuentra bajo la protec ccién especial de Dios, a fin de que pueda actuar plenamente como agente de sus planes y, como altimo nivel de manifestacién, se tione la certeza de la intervencién providencial y directa de la divinidad para asegurar el cum- plimiento del plan, sin que éste debe evarse siempre a efecto en un sentido necesariamente rectilineo. Es indudable que, tal como aqut se plantea, el mesianismo regio es, en gran medida y hasta cierto punto, equiparable con el providencialismo, pero la verdad es que resulta mucho mis rico de contenido que éste, al incluir elementos no siempre presentes en el concepto tradicional de provi- dencialismo, tanto en su sentido histérico como politico. AL actuar el monarca como agente de un plan divino y, por tanto, sagrado, adquiere también una nueva dimensién sacralizadora su persona, ast como la funcién real Alain Milhou ha desan ado algunos de los estudi que podemos manejar sob i la dimensién mesidnica de 1. Pedro MAnTIRDE ANGLERIA, Epiotaro,epstla 263 (LX1-15003), 72. FUNDAMENTOS IDEOLOGICOS DEL PODER REAIEN CASTILLA anos bajomedievales!'*, Para Milhou, desde fi hhabria adaplado su realidad histérica a cexistentes en Ia Europa: occidental, Los Glelos en Espaiia habrian sido, entre los siglos Xit1 al X¥, franciscanos cata Tanes, no carentes de cierto joaqui straticellos» y «beguinos»t?. Los temas escatol6gicos pudi Te ser utilizados de forma bien diferente, pero en el caso conereto dk monarcas, los hicieron objeto de su propaganda, pudiendo manipular tas fofecias para conferir a sus acciones una faceta sobrenatural, favoreciendo un rey podia contribuir a ta exaltacidn de que hablan de la creencia en 'y mesifnico se circunseriben, sobre todo, a la segunda mitad Xv y comienzos del siglo XVi, afectando principalmente al Reyes Catblicas, parece bastante probable que tal idea no fuera ajena a la mmentalidad politica de los castellanos de los siglos’xit y Xtv. Rey esperado, ido, profecias politico-escatol6gicas, el rey protegido de Dios y el imo politico serdn aquellos aspectos que, como principales res de lo que se ha denominado mesianismo regio, haba que nalizar y cjemplificar, en tanto que estuvieron presentes en la opinién de los castellanos. Tal como ha observado Al a Milhow, al menos desde 1486 y a wavés de Rodrigo Ponce de Le6n, habria estado presente en la propaganda oficial (mondrquioa castellana la idea de un rey-mesias, en este caso don Fernando, enviado por Dios para jnacion de una gran empresa politica’. Pero awe mesianismo no quedé ceducido a la propia figura del Rey Catdlico, teniendo continuidad Fernando del Pulgai cidn del recién nacido pri ina de sus carias, hard una amplia presenta- ‘don Juan como un caso paradigmético de futuro rey-mesfas™. Su ni to era esperado como una necesidad para Ul reino y para su salvacion. El recién nacido es reconocido como dado Spor especial don de Dios», Se le augura que habra de ser «el mas biena~ ‘Peturado principe del mundo». Se establecen comparaciones entre este cache images ce Fe Hmges de la Casa de Vetizqutz, XV iis p75. Fernando prt Putas, Leas, te 1X p58 JOSE MANUEL NIETO SORIA cae nacmiento y el de personajes veterotetamentarios como {sac 0 Sam due tambi fueron muy deseadox. Pero sobre todo se aprecian paral ths om lant de an Ju, an ho Ge tna ae fn fechas proximas a este otro Juan y ie haba de ser atersor alos Je las cn techs rs ya eetrort los de BL monarca puede er un eegio o un envio de Dios para salvar al teino de los rales que le aque para cilminar na gran empresa po Gale al ola erin on gus puede preter ia ee mmoinica dela reales, La aplicaion de tals formas de enfocar la igure | false proce cpscomate pat Cla en cos dos Rey Cat | Kea ie informacion en te Istbely Fernando habia sido expesamenteescogidos por Dios spara remedio 6& tos males como sausaban a to Haran io toe civios dela mseriordia divin para emendsr los desproponos de Eng 1 dvds bjt dele para act prosper gracias’ to cual Espn se nto no endo jen io alguna forma de inspiraci i i pe Para algunos, la eleccién como monarcas por Dios de Isabel y Fer- nando habria sido una muestra palpable de la clemencia divina a ; cia diva para ve sus sdbditos pudieran llegar a disfrutar de «tantos ¢ tan creauidoa bie a "Asi, a través de los reyes el Ta injusticia em ju orden". Esa ia gracia divina habria convertido i, la desobediencia en obediencia y la corrupcién en La imagen de un rey de proyeccién mesiénica su cia de un contexto profético. Fl tratado de fray Johan @’Alamany, escrito primera mitad de lleg6 a ser durante el reinado de las Reyes 3s uno de los principales textos inspiradores de lo que se puede se sigue ef texto evangtica de Sem Lucas, 1y ‘Alonso Ont, Lar Tratados, Femando 5&1 PULoAty J Fray Tigo De Mexboz8, 74 SUNDAMENTOS IDEOLOGICOS DEL PODER REAL EN CASTILLA cemender como mesianismo regio profético. Basado en profecias de distinta fautoria, ue recuperado por a propaganda oficial a fin de ser utilizado ‘Como tespaldo del poder monéequico frente a la nobleza al término de la guerra de sucesién castellana. A la vez, con su difusin, se pretendia conse gui las méximas solidaridades en favor de los monarcas castellanos en el momento de acometer su empresa de conquista del reino de Granada”. Rodrigo Ponce de Leén, marqués de Cadiz, uno de los jefes militares de los Reyes Catolicos durante la guerra de Granada, comunicaba en 1486 a todos los grandes de Castilla cémo habia recibido de un sabio cierto tra- tado en el que se recogian profecias atribuidas a San Juan y 2 San Isidoro, fn las que se hacia referencia a los monarcas reinantes. En ellas, se estable~ Cla corespondencia entre la obra politica de Fernando TIT y la que se augu- faba part Fernando V, cuya identidad de nombre recibia una valoracin simbdlica, Asimismo, se aludia al «morcielago», que «Encubierto» y que se definia como un monarca mod tiano que sobrevendria al acabamiento del sol en Espafia, siendo tanto temporal como espiritual, Este monarca seria un «Nuevo David», muy vir~ tuoso y que emularia al rey D: del rey como un «Nuevo David», aplicada al denominado «Rey Ledn de Espa aparece en una profecfa en torno al afio 1500, recogida en Bala- dro del Sabio Merlin, atribuyéndole la facultad de quebrantar las tres sectas y someter a toda Africa y destruir Egipto™. ‘Algunos poetas de Ia corte de los Reyes Cat vos 4 este comtexto profética que parece existir en torno a los monarcas, Castellanos. Fray Ifigo de Mendoza alude repetidamente a la presencia de profecias relativas al futuro de sus monarcas. Asi, en cierta ocasi6n sefiaia como: 0s se mostraraa recepti~ ZY el propheta, en conclusién, dize: “Rey, scgtin venis, jc6mo bramara el leon y castigard el ia contraria flor d En otra ocasién, predice c6mo el sey Fernando Hegaré a ser rey de Espana?" Del mismo modo, Juan de Mena hard referencia a los «dichos de grandes proffetas», para scalar como «nos profetizan triunfos de vos, idiendo # Juan usin ps7 “Dom Rodrigo Ponce de Ldn. Morgués de Cie, cap. 31 pp. 247-251, Toy pp. 68 y 69. Fray Tigo Dt Mewpo: Boid, po 317 y 318, ‘Juan Be MENA, ancionero,p. 330, es1ctas 35 y 36 53 rode For 1 xetaon 2361-2368. JOSE MANUEL NIETO SORIA 5 i, por tanto, parece evi tico en torno a los Reyes Catt creadas en torno a su reinado actividad propagandis contribuiria a te afirmas e la presencia de un fuerte ambiente profé- 0s, resultado, en parte, de las expeciativas én en parte, de una no despreciable auspiciada desde In propia corte regia. Todo ello mn de una imagen mesianica de estos monarcas. Un atcbuto propio dela imagen del rey mestas era ede Ia proteccién divina para el mismo. En evanto.que rey anesias,tambign era un rey prot ido de Dios. Tal protcccion diving hc el monarca elegido s© podia txpresar con carictr general pars todo el desirllo del teinade , de forma mas concreta, en ta consccucién de ‘un objetivo determinado 0, iso, de manera muy especfica, mediante la intervencion divina en un Acontecimiento puntal de eardcter etictamente personal Si también en el caso del rey proesido los Reyes Catélicos volvian « ser el paradigma mis utizado, no obstante, yu en el sgto XI ee encuen- tran manifestciones de la ereencia en in accion protector dela divindad tn favor del monarca elegigo con pretensiones mesiancas: Para el autor fndnimo del Libro de las Cien Capitutos, Dios simp castguba & squel due pretendia hacer mala su rey®™” Ademds —-veyan cl Espoeulo—, cl rey debe ser sobre todo protegido de I muerte ya que, conforme con ee text, Shien intentaseatontar contra In vida del rey, va contra el mismo Dios sed thata aguel gue El mismo defendin™, Alforao X, en su testamento, hace toda una maniestcibn de encomendacion de familiares, vasalos,bioes y teino en favor de Dios, su natural protector™ Pero tal coma ya se avannd, fe con los Reyes Catélicos cuando la idea de un rio or advil pam alain Ge ua rn msi, alana su minima expres Los Reyes Catolicos habvian sido nos protepidos de Dios durante todo su reinado, ayuddndole frente asus enemigos y defendiéndols de los pli bros, udiondo hace asi wu grandes cosas Lx piedad Pero el carécter de reyes protegidos de Dios se observa para los Reyes Libro de los Cien Captalos, cap. Ip. 5 to Bey Wh Ms. 6.932, fos 144 y 4s. O¥ Lucio MARINEO SicuLo, Vida y Hechos de los Re

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