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ISSN 0185-35131 cuadernos de arquitectura mesoamericana numero 1 « febrero 1984 i DIVISION DE ESTUDIOS DE POSGRADO — FACULTAD DE ARQUITECTURA cuadernos de arquitectura mesoamericana DIVISION DE ESTUPIOS DE POSGRADO FACULTAD DE ARQUITECTURA, UNAM. Editor: Paul Gendrop Consejo editorial: Jess Aguitre Cardenas ‘Alberto Amador Selerier George F. Andrews Alfredo Barrera Rubio Marvin Cohedas Beairiz de la Foente Horst Hartang Miguel Leén Portilla Jaime Litvak King Karl Herbert Mayer ‘Mary E. Miller Emesto Velasco Leon Redaccién y diseto grtico: Paul Gendrop, Gerardo Ramirez, Juan Antonio Siler y ‘Alejandro Villalobos Impresion: Offset Comerical Policrome, S.A. Médicas N® 23, Col. Sifon CP, 05400, México, DE. “Tiraje: 3000 ciemplates Distrbucion: En las ofcinas de Ia Digecoion de la Facultad de Arquitetura y en ol Seminario de Arquitee ‘ura Prchispnica (vease abaio). [En las breriasuniversiarias otras liberia. Precio del ejemplar: 300 pesos MN. Envio por correo ovdinari: 360 pesos enla Re pulica 370 pesos ene} extranjero, 8 2.50 US. dallas, Not Los articulos deberin ser redactados en espa fol y acompaltades de un breve resumen en inglés, obien en ingles con resumen en espaol Sera dirigidos al Seminario de Arquivectura Prehispinica, Apartado Postal 20-42, San Angel, Delegacion Alvaro Obregdn, 01000, México, D.E. seo editorial se reserva el derecho de ‘Avtoriza la reproduccion parcial de articuls a condicion de que oe cite la fuente No se devotverin originals. niimero 1-febrero 1984 ARQUITECTURA MAYA 1 indice PRESENTACION Ernesto Velasco Le6n. NOTA DEL EDITOR....- APROXIMACION A LA ARQUITECTURA MAYA, A TRAVES DE LAS CRONICAS Mercedes del Corral de la I... ARQUITECTURA MAYA E INTEGRACION PLASTICA Ignacio Diaz Balerdi........... ede LA CRESTERIA MAYA Y SU POSIBLE SIMBOLISMO. DINASTICO. Paul Gendrop a MAJOR MAYA ART IN A MERIDA COLLECTION Karl Herbert Mayer. . . XKICHMOOK REVISITED - Puuc vs. Chenes Architecture George F. Andrews. " e RESENAS ... EVENTOS... INVESTIGACIONES EN PROCESO. PROXIMOS NUMEROS: EL TABLERO-TALUD Y OTROS PERFILES ARQUITECTONICOS CONSERVACION DEL PATRIMONIO MONUMENTAL ARQUITECTURA DEL ALTIPLANO CENTRAL ARQUITECTURA MAYA 2 15 2s 41 49 89 2 Portada, Loyotipe: Glito de Palenque, Chiapas, representando wna pirdmide estliea- aa. Fo lascarda encima de la puerta del aposento 4, en el ala oeste del complejo | de Xkichmook, Yueatin, Dibujo y foto Paul Gendrop, PRESENTACION esto Velasco Leon* Hacer la introduccion de cualquier trabajo escrito eva implicito un gran compromiso, primero porque todo aquello que se consigna en la escritura per manece, y segundo porque esta primera pagina abre las compuertas de un torrente cultural cuya perspectiva sobrepasa las vidas de colaboradores y lecto- res en este esfuerzo universitario. La revista Cuadernos de Arquitectura Mesoamericana es primordialmente un instrumento de divulgacién enfocado a reforzar el proceso ensefianza- aprendizaje de la arquitectura, pero también es un instrumento de propiedad co- lectiva de los universitarios y estudiosos del area histérica, ya que sera a través, de su participacion como logre su calidad y permanencia en el tiempo. Esta revista pretende no sélo cubrir la parte informativa sino la que como uni- versitarios nos corresponde y que se refiere a la formacién de hombres libres que, tomando como punto de partida su origen, traduzcan la historia en plantea- mientos nuevos que abran la perspectiva futura de nuestra arquitectura na- cional. Esto leva implicito el desarrollo de un espiritu critico y de investigacion profunda de nuestras raices histéricas. ‘Contamos ya con la participacion comprometida de distinguidos universita- rigs tanto nacionales como extranjeros, de diversas disciplinas, pero que al fin y al cabo confluyen en una misma inquietud: el estudio del pasado en funcién del futuro. Asi tenemos al Dr. Miguel Leén Portilla, prestigiado investigador y ex- celente universitario, a la Dra. Beatriz de la Fuente, historiadora del arte y Di- rectora del Instituto de Investigaciones Estéticas, al Dr. Jaime Litvak King, antropélogo y Director del Instituto de Investigaciones Antropoldgicas, al Dr. Alberto Amador Sellerier, arquitecto investigador y estudioso de nuestra expre- sign arquitecténica, al profesor George F. Andrews, profesor emérito de la Uni- versidad de Oregon, al Dr. George Kubler, profesor emérito de la Universidad de Yale y a la Dra. Mary E. Miller de la misma Universidad, al Dr. Horst Har- tung de la Universidad de Guadalajara, al Prof. Alfredo Barrera Rubio de la Universidad de Yucatan, al Dr. Marvin Cohodas de la Universidad de British Columbia y al Prof. Karl Herbert Mayer. ‘Agradezco muy particularmente a ellos la entusiasta acogida que a esta idea del Dr. Paul Gendrop han dado, Seria injusto no mencionar que muchos otros investigadores, arquitectos, antropélogos, historiadores, han mostrado igual- mente su interés y su deseo de participar en esta aventura académica, Estoy cierto del éxito que tendra debido precisamente a ellos. Con un cuadro académico tan deslumbrante no me toca sino poner mi empe- ‘to y mi espiritu universitario al servicio de esta idea. Ciudad Universitaria, D.F., enero de 1984 ‘Director de la Facultad de Arguitectura de la UNAM. 1 ‘These Cuadernos are intended as a non-periodical series dealing basically with Pre-Columbian Architecture of Mesoamerica, allied arts, urban planning, res- toration, etc... Articles, monographs, essays (even short ones), abstracts of the- ses or dissertations, comments or reviews on books or articles, announcements concerning related symposia or other conferences, etc., will be included around ‘a central theme (Maya Architecture in the present issue, with George Andrews? ‘monograph as the main dish), preferably in Spanish, with an English abstract, or in English with a Spanish abstract, with illustrations in black and white. The editor Ces Cuadernos sont congus en tant que collection dont les numéros successif’ (qui ne sont pas censés paraitre d'une fagon périodique) auront pour sujet central architecture de la Mésoamérique précolombienne ainsi que les arts as: sociés, l'urbanisme, la restauration, etc... Chaque numéro réunira, autour d’un theme central (ici, architecture maya, avec la monographic de George Andrews en tant que “plat de résistance”), des articles, monographies et essais de longueur diverse, ainsi que des résumés ou comptes-rendus de theses ou de publications, et des actualités concernant des reunions ou congrés se rapportant a ces sujets. Les contributions devront étre rédigées en espagnol et accompagnées d'un ré sumé de quelques lignes en anglais (ou bien en anglais accompagnées dun résu mé en espagnol). Les illustrations seront en noir et blanc. Note de Véditeur Adjuato: Tikal, Petén, Guatemala, Piramide tipica de uno de Tos “compejos piramidales ge melos" de esta cid, Enfrente: Fl Arco de [Labra, Yueatan. Dibujos Adolfo Dorantes Sa las y Frederick Catherwood, NOTA DEL EDITOR Al lanzar esta serie de Cuadernos de Arquitectura Mesoamericana —con et racter de una revista no periddica— queremos poner a la disposicion de los estu: diosos un medio especializado (y, esperamos, practico) para canalizar toda clase de trabajos relacionados con la arquitectura de la Mesoamericana prehispanica, las artes conexas, el urbanismo y la problematica de la conservacion de aquel patrimonio monumental. Pensamos publicar ensayos, monografias, resiimenes ¥ resetas de tesis, de ponencias 0 de publicaciones diversas, ademas de difundir noticias sobre eventos de actualidad ‘Tenemos la esperanza de hacer de estos Cuadernas, con el tiempo, el vehiculo mas indicado para un determinado tipo de trabajos, a la vez que una tribuna abierta donde puedan discutirse cuestiones relacionadas con la teoria y la practi ‘ca de la restauraci6n, la enseflanza de la historia —y de la critica— del arte y de la arquitectura, y la investigacion en muchas de las ramas que estudian el fend- meno prehispanico. Sin hacer de ello un imperativo, estamos planeando cada niimero en (orno a un tema central. Es asi como este primer nimero trata esencialmente de ar quitectura maya (con la monografia de George Andrews como parte medular), mientras que el siguiente cubre el tema del tablero-talud y otros perfiles ar- quitectonicos,.. También se esta programando un numero dedicado a la conser vacion del patrimonio monumental, asi como otro sobre arquitectura del al tiplano central, Con estas intenciones en mente queremos, por conducto de la presente, invi- tar al lector a que aporte sus ideas, sugerencias y criticas, a fin de mantener vivo el caracter dialéctico que se pretende dar a nuestra serie. Ojala y el instrumento de trabajo que tratamos de constituir aqui contribuya a desempolvar documen- tos inéditos como, por ejemplo, aquel viejo mapa olvidado, el cuaderno de apuntes de algin viajero hasta ahora ignorado, o aquel informe que, por no ha- ber sido publicado a su debido tiempo, permanecid en el cajon de un escritorio. 3 apa del érea maya, segin Paul Gendrop. 1 ez de dios narigudo. Detalle del intel al, Petén, Guatemala, 2 3 del templo IV de Diujo Paul Gendrop. onal TTilene see ery wo eo scamatoah Kanan i 4 % Pa zs, ‘area central paul gendeep, 1982 APROXIMACION A LA ARQUITECTURA Mercedes det Corral de ta 1.* A la hora de ocuparnos con cierto gor de la Arquitectura Prehispanica, la falta de referencias acerca de edi cios y ciudades proporcionadas por los constructores 0 moradores de las mismas, constituye un escollo apa- rentemente insalvable. Sélo nos queda, entonces, el consuelo de bu- cear en las apreciaciones de los pocos conquistadores que encontraron algo de tiempo para observar con cierto detalle lo que pronto sufriria un pro- ceso de deterioro mas 0 menos acele- rado. La princi ultad, cuando a cellos nos referimos, radica en el ca- racter y en los anhelos de los primeros espafioles legados a estos parajes, mis dados a una labor conquistado- ra, bien de tierras, riquezas 0 almas, ‘que a hacer disgresiones sobre los mo- dos, formas y constantes estilisticas que a su paso encontraban. Ademés, hemos de darnos cuenta de que cada MAYA A TRAVES DE LAS CRONICAS Research on historic sources to understand the Mesoamerican cultures is not a finished recourse, so an exhaustive review to the first chroniclers’ works of Co- ‘onial times cannot give us a widely developed way to approach Maya architec ture. The present article is essentially based on Fray Diego de Landa’s Relacién de las Cosas de Yucatén, the best book to find specific information about the an- cient architecture, and it is related to four basic points: materials and imple- ‘ments, buildings, urban organization and detailed description of some edifices. piiblico, cada edad historica, cada clase social, ¢ incluso cada individuo, aprecia lo que tiene ante sus ojos de tuna manera que puede diferir radical- mente de otras mas o menos cercanas en el tiempo. En todo caso, un rastreo en las obras de Landa, Carrillo y Ancona 0 Fray Antonio de Ciudad Real, puede constituir si no un andlisis arquitecto- nico strictu sensu, si un apoyo impor- tante para el estudio de la arquitectu ra maya. Nuestro trabajo no sera exhaustive, pues rebasaria ampliamente la perspectiva y el alean- ce de las presentes lineas y, necesa- riamente, deberia incidir en campos tales como la Sociologia o la Historia de las Mentalidades. Me limitaré a entresacar parrafos significativos de los autores mencionados y, en espe- cial, de Fray Diego de Landa, quien mejor y mas detalladamente nos in- forma de las antiguas construcciones. Espiritu eapaz de desatar las mas en- contradas polémicas, no podemos, sin embargo, sustraerle el mérito que Ie corresponde, pues, bien en aras de celestiales afanes, bien porque alber- gara en su interior algin espiritu de etndlogo 0 una sensibilidad inteligen- te y despierta, cuando volvié a Espa- fa para enfrentarse a los cargos que sobre é pesaban, tomo la pluma y nos detallé sus impresiones sobre Yucatén, Es una mirada iinica, pri- vilegiada, atenta y, por supuesto, profundamente enraizada en las coor denadas mentales de su época: ra- cionalismo renacentista, univision, ansia de perfeccién totalizadora, ete. En sus apreciaciones basaré el pre~ sente trabajo que, en aras de cierta claridad expositiva, dividiré en cuatro apartados. + Licencitura en Historia del Are, Univers dad de Salamanca, y Maesiria en Arte Prehispanico, UNAM. 5 Materiales y utensilios En el capitulo XLIV, el autor men- ciona la calidad de las piedras utiliza das para la construccion, contrapo- nigndola a la propia geografia yucate- ca que, como sabemos, adolece de tuna progresiva aridez a medida que rnos remontamos hacia el Norte de la peninsula: suelos de Formacién calci rea en su mayor parte; capa de tierra y humus aprovechable para tareas agricolas, que rara vez sobrepasa los 15 6 20 em, de espesor; rios escasos {que apenas si alcanzan la categoria de arroyos; importancia de los cenotes para el aprovisionamiento de agua, etc. Eseribe Landa 6 “La piedra no es muy buena para la bores delicadas, porque es dura y tos cox; empero, tal cual es, ha sido para {que de ellas hayan hecho la muche- dumbre de edificios que en aquella tierra hay; es muy buena para cal, de {que hay mucha, y es cosa maravillosa (que sea tanta la fertilidad de esta tierra sobre las piedras y entre ellas.”” También se asombra de la ausencia de metales con que trabajar la mate- ria prima, Lineas mas abajo, leemos: “En estas tietras no se hia hallado hasta ahora ningin género de metal que ella de suyo tenga, y espanta (que) no habiendo con que, se hayan labrado tantos edificios porque no ddan os indios razon de las herra- mientas con que se labraron.”” No es de extraftar tal asombro. En Europa, desde la llamada Edad de Bronce (1700-800 a.C. aprox.), los elementos de metal no habian hecho sino perfeecionarse, tanto para tareas acificas como para las artes de la guerra. La sofisticacion que habian alcanzado en el momento de la pe- netracién espafola en tierras america- nas era tal, que sus detentadores per- fectamente pudieron pensar que quienes no las poseyeran s salvajes carentes de cualquier tipo de refinamiento y sin otras preocupa- ciones que las encaminadas a asegu- rar la subsistencia y la perpetuacion de la especie. Mesoamérica no habia utilizado el metal, salvo en casos ex- cepcionales y condiciones determina- das; a decir de Kubler (1975:34), “Jos antiguos pueblos americanos exploraron y desarrollaron las ulti: mas posibilidades de ta tecnologia propia de la Edad de Piedra. El aprendizaje mecinico de los indios americanos antes del ao 1000 d.C. es semejante al de los pueblos neoliticos de otros continentes. Pero la gran ferencia radica en la calidad estética de sus obras: la escultura indigena de ida segin métodos de Ia Edad de Piedra, alcanza frecuente- mente tal complejidad formal y expresiva que se sitia entre las obras mis sobresalientes del mundo del ar- te.” La madera constituia otro de los elementos claves en las. construc ciones mayas, usadas no s6lo en habi- taciones modestas, sino también co- mo materia digna de ser trabajada con preciosismo y lograr de ella obras tan sob de Tikal, por ejemplo. Landa no co- nocié 10s resultados mas egregios y, por exo, slo se refiere a su empleo como material meramente constructi: vo. En el mismo capitulo nos dice: esalientes como los dinteles “Hay cedros, aunque no de los finos. Hay una casta de palo algo amacilloy vetoso como encina, a maravilla fuer te y de mucha dur(eza y tan recio, {que lo hallamos en las puertas de Iza- ‘mal, puesto por batientes y cargada la obra toda sobre él.” Refiriéndose, sin duda, al omnipre- sente chicozapote. No son muchos datos, aunque si suficientes para podernos hacer una idea de las construcciones en general: nnicleos de piedra y barro, revesti: mientos de piedra, muros con aplana- do de cal y dinteles de piedra o made- ra muy resistentes. Aproximacion general a edificios y ciudades En el capitulo V titulado ““Provin- is de Yucatin - Los principales edi- ficios antiguos"”, selala Landa: ‘Que en Yucatin hay muchos edifi- cios de gran hermosura que es la cosa mas sefalada que se ha descubierto fn las Indias, todos de canteria muy bien labrada, Que estan estos edificios muy cerca tunos de otros y que son templos, y ‘que la razon de haber tantos es por mudarse las poblaciones muchas ve- ces; y que en cada pueblo labraban tun templo por el gran aparejo que hhay de piedra y cal y cierta tierra blanca excelente para edificios. Que estos edificios no son hechos por ‘otras naciones sino por indios, lo cual se ve por hombres de piedra desnudos y honestados de unos largos listones {que Hlaman en su lengua ex y de otras dlivisas que los indios traen.”* La hermosura de los edificios sera uno de los rasgos mas repetidos por Landa a lo largo de todo el libro, her mosura que incluso satisface los di seos estéticos de un personaje océ dental, acostumbrado a una progresi- va “perfeccion” que culminaba en Europa con el triunfo del espiritu re- nacentista: Y segiin Landa, la razon por la que habia tantos edificios estribaba en los. sucesivos cambios de asentamientos de las poblaciones. No nos enfrasca- remos en un recuento de las migra- ciones que se desarrollaron en territo- rio maya y que dieron lugar a los dis- tintos acomodos de unas gentes que yD rara vez permanecian estiticas. En lo que si nos detendremos es en Ia afir~ macion de que cada pueblo “labra- ba’? un templo con gran aparejo de piedras, cal y tierra blanca. Lo princi- pal, pues, en una construct labra, es decir, el trabajo de talla y escultura que ante el observador se despliega, dinamizando el muro y tor- nando mas aéreos los remates. Lo que maravilla aun europe, que sino conocia la ciipula de Santa Maria del Fiore de Florencia, si que estaba acostumbrado a la contemplacion de espacios goticos y a la progresiva amplitud de las construcciones rena- centistas, no ¢s el interior de las edifi caciones, sino su destumbrante exte~ jor, su magnificencia de formas, planos y efectos de Finalmente, Landa debe reconocer y proclamar que, a pesar de sus pre~ juicios contra un pueblo de “sal- vajes", son ellos los arquitectos de las, maravillas encontradas. El etno- centrismo se apunta en la posibilidad de que fueran otras naciones las artifices, pues ;e6mo suponer tal ca pacidad en aquellos a quienes estaban sojuzgando? Y sin embargo, ;no eran ellos Jos primeros ‘“civilizados" que Negaban a tan lejanas tierras? Ade- We mas, no habia pruebas palpables, talladas en la piedra, en las que aparecian hombres que vestian identi co atuendo al de los mayas que en contraban a su paso? Etnocentrismo, si; pero antes la evidencia no queda ‘mis remedio que reconocer la verdad. “A tout seigneur, tout honneur””. AL maya lo que es del maya. 3 Delle central del dintl 3 del templo 1V de Tikal. Ano 741 d.C. 4, Ala iaquierda del ei cio II de Chicana, Campeche, 8. Detalle de la fachada del edificio 5, grupo I de Kivi, Yuca- tn. Fotos The University Museum, University of Pennsylvania, y Paul Gendrop, 6. Ejemplos de bovedas mayas; a, Edificio X de Beean, Campeche: b. Edificio de Dal, Yu catn; . Penilfimo nivel del “palacio de cinco pisos (eificio SD-52) en la Acropolis Central {de Tikal. Fotos Paul Gendrop y Teobert Malet Organizacion urbana in el capitulo XX_encontramos na de las referencias mas completas de las casas mayas: “Que la manera (que los indios tenian de) hacer sus casas era cubrir las de paja, que tienen muy buena y ‘mucha, o con hojas de palma, que es propia para esto; y que tenian muy srandes corrientes para que no se luevan, y que después echan una pa red de por medio y alo largo, que di- vide toda la casa y en esta pared de jan algunas puertas para la mitad que aman las espaldas de la casa, donde tienen sus eamas y la otra mitad blan: quean de muy gentil enc: sefiores las tienen pintadas de muchas ado y los galanterias; y esta mitad es el rmiento y aposento de los huéspedes y no tiene puerta sino toda es abierta conforme al largo de la casa y baja ‘mucho la corriente delantera por te- mor de los soles y aguas, y dicen que también para ensefiorearse de los ene ‘migas de la parte de dentro en tiempo de nevesidad.” El techamiento de las casas a base de hojas de palma es un rasgo que pervive desde los ejemplos constructi vos mas tempranos hasta nuestros dias, respondiendo perfectamente a las condiciones climaticas de la zona, El modelo original sera trasladado a la piedra para construcciones mas im. portantes y el recubrimiento se vera reflejado en lo que conocen arco falso o boveda maya. Lo mismo pasa con la pared que separa la parte privada de la destinada a huespedes y recibimientos: en la arquitectura mo: numental encontraremos muchos templos con una disposicién muy pa- recida; es decir, primero se accede a un vestibulo y post nte a la parte sacra propiamente dicha. Los modelos saltan de la vida real a Ia es- fera de lo magico-religioso. La cita podria quedar complemen tada por un documento fechado ei 1520 en forma de carta por un ca ballero desconocido que navegé con Cortés, y dirigida a Diego Velizquez, gobernador de la isla de Cuba, en el cual se admira de los edificios que en la zona maya vio. Lemos: “No se podria comparar las casas de los grandes sefores con las que hay fen nuestro pais, porque es maravilla de ver las magnificas casas que alli tienen. Los frontispicios, las salas y patios son construidos de mampos- teria y adornados de mirmol, y todas Jas casas estan pintadas con varios co- lores; muchas de estas casas podrian alojar comodamente al rey con toda su corte. Enseguida cuentan que el sefior de quel pais estd mejor servido que el Emperador, con gran aparato y pom- a, y que hay que pasar diez puertas antes de llegar al lugar donde se en: ceuentra el rey..." También podemos encontrar infor- maciones referentes a la organizacion urbana en los cronistas: son aproxi- ‘maciones tentativas y no disgresiones de tratadistas © personas especializa- das, En el capitulo XVI, Landa nos habla de la regién tal como era antes de la conquista y, tras ponderar el es ‘mero con que s¢ hacian los desmontes y el subsecuente cuidado de los asen- tamientos, anota: su habitacién era de esta manera: fen medio del pueblo estaban los templos con hermosas plazas y en tomno de los templos estaban las casas de los seflores y de los sacerdotes, y 10 Iuego la gente més principal, y asi iban los mas ricos y estimados mas cercanos a estas y a los fines del pueblo estaban las casas de la gente més baja. Los pozos, donde habia pocos, estaban cerca de las casas de los seftores... La referencia concuerda a la per- feecion con lo que conocemos a tra- vés de las exploraciones arqueold; cas: en el corazén de la ciudad se sit el centro ceremonial, auténtico punto neurdlgico de cualquier actividad civiea, mientras que los nacleos hal tacionales propiamente dichos estan tanto mas cerca del centro cuanto ma- yor sea el rango social de quienes los habitan: los mas poderosos, las castas dirigentes y los sacerdotes se hallan muy proximos a él, en tanto que las clases mas desfavorecidas se alejan progresivamente. Y lo mismo ocurre con los pozos, siempre mas a mano de los seftores que del pueblo llano. ‘También existen alusiones al amu- rallamiento, que de hecho establecian una division aan mas palpable entre las diferentes zonas de la ciudad. En cl capitulo VI, que trata de la funda- cién de Mayapan, leemos ¥y que alli cercaron de una muy ancha pared de piedra seca como me- dio cuarto de lengua dejando sélo dos puertas angostas y la pared no ‘muy alta, y en el medio de esta cerca hicieron sus templos; y que el mayor, ue es como el de Cicheniza, lam: ron Cuculedn; y que hicieron otro re- dondo y con cuatro puertas, diferen- tes a cuantos hay en aquella tierra, y otros a la redonda, juntos unos de otros; y que dentro de este cercado hicieron casas para los seiores Y en el capitulo VII: -¥ que hecho este ordenaron que pues en el cercado no habia para los seflores y gran sacerdote, que s¢ hi ciesen casas fuera de la cerca donde cada uno de ellos pusiese alguna gen- te de servicio..." El amurallamiento debié tener ade- ‘mis un indudable caracter defensivo: Jo que quedaba en su interior constituia el iltimo reducto ante el ataque enemigo que, en definitiva, buseaba Ia captura del dios de la ciudad para rubricar y atestiguar la sumision de ésta, Y respecto a la magnitud del fen6- ‘meno urbano nos vuelve a informar el cronista andnimo antes citado: “Las ciudades son mas grandes que Sevilla; mas de la mitad de las ciuda- des tienen cinco leguas de largo y otras tantas de ancho, y son muy hhermosas. Las calles ricamente pavi rmentadas, y todas las casas tienen pavimentos en sus interiores, ( tan blancos y limpios como papel. El aplanado de los pisos y Ia pavi- mentacién de las calles es un rasgo co- ‘min a muchas culturas mesoamerica- Aqui, concretamente, podemos jasar en Ta semejanza de su acabado con los “‘sacbeoob"”, cuya parte supe- rior se cubria con grava caliza, “un cemento de cal natural llamado sah- cab, que se endurece al humedecerlo y someterlo a presion””, en palabras de Morley (1946, ed. de 1980:325). Descripeién detallada de edificios de tres ciudades El capitulo XLII de la “*Relacion de las cosas de Yucatan" esta entera- mente dedicado a algunos edificios de Tzamal, Mérida y Chichén Itza. En ‘ocasiones, las referencias resultan un tanto confusas, pero no por ello de- ben ser desechadas; antes bien, seria necesario un pormenorizado cotejo con los datos arqueolégicos existen- tes, a fin de enriquecer nuestro cono- cimiento sobre unas obras que, en ciertos casos, practicamente han de- saparecido. ‘Leemos lo que dice de Izamal: “Hay aqui en Izamal_un_edificio centre los otros, de tanta altura y her mosura que espanta, el cual se vera en la figura y esta es a razon de ella: tiene veinte gradas de a mas de dos ‘buenos palmos de alto y ancho cada tuna, y tendré mas de cien pies de lar- ‘20. Son estas gradas de muy grandes piedras labradas, y aunque con el mucho tiempo y estar expuestas al agua, estin ya feas y maltratadas. Tienen después en torno, como seta Ja la raya redonda, una fuerte pared de canteria, en la cual, como a estado y medio de alto, sale una ceja de her- ‘mosas piedras, todo a la redonda, y desde ellas se torna despues a seguir a obra hasta igualar con la altura de laplaza que se traza después dela pri- mera escalera, Después de la cual pla- za, se hace otra escalera como la pr mera, aunque no tan targa ni de tan- tos escalones, siguiendo siempre a la redonda la obra de la pared. Encima de estos escalones se hace otra buena +7. Mapa de a parte central de Uxmal, Yueat4n, ma Roo, 10. Arco monumental y “sacbé"” de cigun Hipbite Séncher Vera, INAH. 8, Pano. Kabah, Yucatin, Fotos Rick Slaughter y Paul nica del Cuadringulo de as Monjas en Ux- Gendron. ‘mal. 9. Entrada fortifcada en Tulum, Quinta placeta y en ella, algo pegado a la pa- red, est hecho un cerro bien alto con su escalera (por la parte del) mediodia, donde caen las escaleras grandes, y encima esté una hermosa ‘apilla de canteria bien labrada.” Landa aftade a su explicacion un croquis muy esquematico del edificio en cuestion, cosa que también hard al hablar de la ciudad de T-ho y de Chichén Itza. El dibujo se nota algo inseguro, pero no olvidemos que el autor ni era arquitecto ni levantaba planos con frecuencia. De todos mo- dos, existe cierto parecido entre el bujo de Landa y la planta de la pird- de Zamna, reproducida por Marquina (1951: lamina 245), y tam- bién concuerda con las palabras de Fray Antonio de Ciudad Real: Jen aguel pueblo (Itzamal), .. hay algunos Kies 0 Mules, entre es. tos uno muy alto, al cual se sube por una escalera de piedra de cien escalo- ines; los primeros cincuenta son muy ‘erandes y disformes; y al cabo de cellos se hace una plaza capaz de ‘mucha gente; luego se suben los otros cincuenta, los cuales son pequetios, y cen fo alto esta una plazuela pequeha a Ta cual dicen que sélo el sacerdote subia antiguamente a ofrecer a los {dolos."" Hoy nada queda del templo supe- rior, como consecuencia del acelera- do proceso de desintegracion de los ‘otrora_magnificos edificios. Ya lo decia Carrillo y Ancona, citado, co- mo Ciudad Real, en la obra de Mar- quina: con el transcurso del tiempo las piramides han desaparecido y si aho- ra, tes sighos y medio, el Padre Lan- dda encontré once o doce, hoy en dia solo quedan cinco o seis, seguramen- te los principales.” Esto lo decia en el siglo XIX, pero el problema se remontaba a los pr rmeros tiempos de la Conquista. ,Ne- cesidad de rapidez en el trabajo de nuevas edificaciones? {Deseo de borrar las huellas de un pasado impo Ys por ende, vergonzante? ,Ambas 2 cosas a la vez’? El caso es que los dete rioros provocados tanto por la natu- raleza como por la accion humana fueron paulatinamente ganando la ba talla. Y, desde luego, esto también se inscribe dentro de una constante his- torica del catolicismo militante: solo hay que recordar la frase acuada en la Roma barroca, capital de la guerra ideolbgica (y fisica) contra la Refor- ‘ma, cuando Bernini utilizé los bron- ces del Panteon romano para erigir el Baldaquino de San Pedro: “Quod non fecerunt barbari, fecerunt Barbe- ini”. América no iba a quedar al margen de la Historia, por muy de- sagradables que hoy nos puedan pare- cer algunas consecuencias que ello acarreb, El segundo de los edificios tratados en profundidad por Landa pertene- cen a la ciudad de T-ho, emplaza- miento de la actual Mérida. No me extenderé en la larga descripcién del mismo, que, si no me equivoco, corresponde a un cuadrangulo del que hace tiempo no se tienen noticias, Con Ia ayuda del plano, Ia informa- cin se completa y podemos pensar en tuna construccién muy parecida al ‘Cuadrangulo de las Monjas de Ux- mal, levantado sobre una terraza ala que se accede por una escalinata si- tuada en el lado Oriente. El gran pa- tio interior esta rodeado por cuatro largas galerias de celdas y, ademas, ‘observamos un gran arco de entrada, una “‘capilla’” al Poniente, aboveda- mientos, dinteles a base de grandes piedras horizontales y fachada rosamente trabajadas. El estudio de lo que conocemos de Uxmal y su comparacién con los datos aportados por Landa, nos permitiria una apro- ximacién inédita a unas tipologias muy particulares y cuyo andlisis dista mucho de haber agotado todas las vias explicativas posibles. Tal vez, las referencias mas ficles a monumentos actualmente bien cono- cidos sean las del Castillo de Chichén Itza: “Bste edificio tiene cuatro escaleras ‘que miran a las cuatro partes det mundo, de treinta y dos pies de ancho =) feale | y de noventa y un escalones cada una, {que es menester subirlas. Tienen en los escalones la misma anchura y al- tura que nosotros damos a los nuestros. Cada escalera tiene dos pa- samanos bajos, al igual de los escalo- nes de dos pies de ancho, de buena ccanteria como lo es todo el edificio. Este no esta esquinado porque desde la salida del suelo hasta los pasama- nos se comienzan a labrar unos cubos redondos que van subiendo a trechos y estrechando el edificio por muy ga- lano orden. Habia, cuando yo le vi, al pie de cada pasamano, una fiera (con) boca de sierpe de una pieza bien ccuriosamente labrada. Acabadas de cesta manera las escaleras, queda en lo alto una placeta lana en la cual esti un edificio hecho de cuatro cuartos. LLos tres se andan @ la redonda sin im- pedimento, y tiene cada uno puertas fen medio, y estan cerradas (por lo al- to) con bovedas. El cuarto del norte se anda por si con un corredor de pi- lares gruesos. El de enmedio, que hhabia de ser como el patinico que ha- ce el orden de los paitos del edificio, 1¢ una puerta que sale al corredor del norte y esta por arriba cerrado de madera y en él se quemaban los sahu- merios. Hay en la entrada de esta puerta 0 del corredor, un a modo de armas esculpidas en una piedra que ‘no pude entender bien,”” De planta cuadrada (55.5 m. de la- do) la pirdimide se estructura en nueve ‘euerpos escalonados en talud, con uuna escalinata en cada uno de los cuatro frentes, siendo la mayor la del Norte, que a la vez hace la funcién de fachada principal. Suma cada es« nata 91 escalones. Si multiplicamos por cuatro, el resultado es de 364, nii- mero que, de tener alguna relacion con los cémputos calendaricos, se veria completado por el escalon de la planta alta, Total: 365. Las escaleras estin flanqueadas por anchas alfardas que comienzan con una cabeza de ser- piente. Los angulos de la construc cién estén ligeramente redondeados y, en lo alto, se sitaa el templo, con tun aposento central de seis por cuatro metros y medio de lado. En el centro, dos pilares; cubierto con béveda y ro- deado por una ancha galeria de dos metros de ancho, ésta se convierte en vestibulo de entrada de la parte Nor- te. Cada escalinata da a una puerta de acceso a Ia galeria, presentando la entrada principal un portico con tres vanos enmarcados por dos columnas de factura tolteca en forma de ser- piente emplumada: la cabeza hace de basa, el cuerpo de fuste y los crétalos rematan el conjunto a manera de ca~ pitel. n 1B wR 1 Elevacion y planta del Castillo templo de Kukulkin en Chichén It, Yucatin, sein Ie nacio Marquina, 12, Angulo noroeste del mis mmo. Notense los escasor restor de ““almenas {que coronan el techo del santuario. 1, Ejemplos “de columnas serpentiformes; a Templo de Tos Jaguares; b. Templo de tos Guerreros. Fotos Doris Heyden y Paul Gendrop, La decoracién de la fachada es sobria: sobre un basamento con pe- quefio talud se eleva un muro verticals hacia arriba, encontramos dos corni- sas, asi como un friso con tres table- ros hundidos, el central con un mas- carén. Las jambas de las puertas, al igual que los pilares interiores, estan decorados con figuras de guerreros toltecas en relieve, que es lo que Lan- da, al ver “un a modo de armas escul- pidas”, no entendia muy bien su sig- nificado. Rematan el edificio unas ‘‘alme- nas" en forma de caracoles cortados al medio. Sustituyen a los frecuentes remates de eresteria en la zona may los cuales constituyen Ia culminacién del impulso ascensional de toda la estructura y se configuran como el re- sultado de un proceso de desmate- rializacion del aparejo y como un pa- so, una transici6n, de lo volumétrico apegado a lo terrestre hacia el espacio vacio, nivel del supramundo o esfera de lo celeste. Conclusiones Las informaciones transcritas en el presente trabajo no son, ni mucho menos, todas las relacionadas de al- ‘guna manera con la Arquitectura Ma- ya que se pueden encontrar en la obra de Landa. Y, por supuesto, el pano- rama se amplia considerablemente si nos remitimos a Ia generalidad de las crOnicas escritas con posterioridad al momento de la Conquista. La gran dificultad al tratar de estudiarlas en detalle estriba en su dispersion entre noticias de toda indole, lo que obliga ‘un previo esfuerzo de recopilacién, cotejo y clasificacién que posibilita el manejo de un registro légico y siste- mitico. Nos hemos limitado a entresacar algunos parrafos que consideramos significativos y presentarlos como una nueva via de acercamiento al Ar- te Prehispanico que, desde luego, ofrece interesantes perspectivas de enriquecimiento mediante su compa- raciOn con reportes arqueologicos, es- tudios de Arquitectura, Historia del Arte, etc, Y no menos importante seria, como ya lo sefalibamos al principio, una profundizacion en esa parcela tantas veces olvidada por los analistas: los cambios en la percep- cién y valoracién de los objets 0 mo- numentos artisticos por parte del piblico. La base de nuestro estudio radica en la “Historia de las cosas de Yucatan”, pero no olvidemos que han sido muchos los viajeros y cu- rigsos, eruditos 0 aventureros que se han adentrado en el laberinto de esa magica peninsula, cautivadora y su- gerente y atin poco conocida. México, D.F., febrero de 1983 4, Mascaro de la deidad del planeta Venus. Detalle central dela Escalinata de ls Jaguares ‘en Copan, Honduras, Dibujo Jost-Lis Beni Gali, Arquitectura Mesoamericana, Aguilar, Madsid, Pre-Columbian cities, Walker apd Co., New York BIBLIOGRAFIA ANDREWS, G.F. GENDROP, P. y Doris HEYDEN 1975" Maya Cities, Placemaking and Urbanization, Univer. 1975 sity of Oklahoma Press, Norman. HARDOY, 1. 973 BARRERA VAZQUEZ, A 1948 El libro de los libros de Chilam Balam. Traduccion de KUBLER, G. sus textos paralelos por A. Barrera Vazquer y Silvia ms Rendén, basada en el estudio, colejoy revonstruccibn heetios por el primero en introducciones y notas, Fon ido de Cultura Econdmica, Mexico, The Art and Architecture of Ancient Mexico, Penguin, Books. LANDA, Fray Diego de 1978 CARRILLO y ANCONA, C. MARQUINA, | 1895 Elobispado de Yucetin, Historia desu fundacién y de 1950 sus obispos desde el siglo XVF hasta et XIX seguida de las construcciones sinodales de la Didcess y otros do- POTTER, D.F. ‘cumenios elativos. Imp. y Lit. R.B. Caballero, Mei 77 ‘da, Yucati, STIERLIN, He CIUDAD REAL, Fray Antonio de 1964 1975 | Tratado curioso y docto de las grandezas de la Nueva Espana, Relacién breve y verdadera de algunas cosas de las muchas que sucedieron al P. Fr. Alonso Ponce TOSCANO, 8. ten las provincias dela Nueva Espana siendo Comisa- 1953 14 vio General de aquellas partes, IH, UNAM, México, ‘Relacin de las cosas de Yucatén, Porria, Mexico. Arquitectura Prehispanica, INAH, Mexico. Maya Architecture of the Central Yucatan Peninsula, ‘Mexico, Publication 44, M.A.R.LT.U.,. New Orleans Maya, Arquitectura Universal, Office du Livre, Pri boure. Arte Precolombino de México y de la Américe Central, UNAM, México, Ignacio Diaz Balerdi* Se ha repetido en muchas ocasiones que la arquitectura mesoamericana no pone un especial énfasis en el tra- tamiento de los espacios interiores. Se hha hablado también del predomi de los espacios abiertos como uno de los rasgos que mejor la definen, esp ios que se contraponen dialéctica- ‘mente a grandes masas volumétricas para lograr efectos de tension, ampli- tud, profundidad, perspectiva, etc. Desde luego, existen salas techadas, bovedas, habitaciones resguardadas, conjuntos residenciales e, incluso, pa- lacios. Pero las construcciones prehis- panicas sorprenden en primer lugar por sus exteriores, por los efectos plasticos que con una magnificencia fuera de lo comin en ellos se despliegan. Es preciso seftalar que, hasta cierto punto, la aparente despreocupacion por los interiores ‘guarda relacién con unas condiciones climaticas que no obligan a buscar sistemas de proteccion drasticos contra las inclemencias del tiempo, lo que facilita un mejor desenvolvimien- to de la vida en la calle y no dificulta €l desarrollo de innumerables actos piiblicos en plazas, calzadas, explana- das ceremoniales, etc. ‘Ahora bien; todo ello ofrece ade- ARQUITECTURA MAYA E INTEGRACION PLASTICA ‘Architectural works can not only be considered as mere formal, plastic or “functional languages. They also respond 10 ideological circumstances that are ‘expressed in buildings, ornaments and urban solutions. In the Maya area, cos- mogonic, political and religious conceptions are basic 10 understand Pre- Columbian architecture as a logic whole. mis una serie de posibilidades de cara a la utilizacion del entorno urbano, ‘que muchas veces puede pasar desa- percibida y que en las lineas que si- guen pretendo analizar. Obviamente, no ser un estudio exhaustivo ni por~ menorizado, pues tan s6lo lo planteo como un ejercicio de reflexion —puede que subjetivo en algunos casos— ante el ciimulo de informa- ciones que un edificio, una plaza o tuna ciudad pueden encerrar para quien las habita o las contempla. Me referiré exclusivamente a ejemplos de centros ceremoniales de! rea maya, No hare mencién a patro- nes de asentamiento ni a tipologias de a arquitectura doméstica, no porque considere esto como algo secundario, sino porque mi objetivo se centra en como una determinada ideologia o una estructura de poder queda refle- jada en las obras que construye © manda construir, tallar 0 pintar. ‘También pasaré por alto algunos de- talles como cronologia, ubicacion geogritfica o estilo de las obras men- cionadas, para ceflirme a algo gene ral, a un Ambito mas amplio donde se pueden rastrear elementos definito- ios comunes aplicables a distintos momentos 0 lugares. Horizontales y verticales A primera vista, afirmar que la “plastica” arquitectOnica se estructu- ra en torno a las posibles variables combinatorias de horizontales y verti- ‘ales podria parecer una perogrulla- da. No obstante, el decir que en tal 0 cual edificio, en un “estilo” determi- nado o en un momento dado prevale- ce la horizontalidad sobre la verticali- dad, 0 viceversa, puede implicar un estudio mas profundo del tema, en el que el hilo conductor entre causa y efecto se concretiza y deja de ser algo abstracto o mera elucubracion. Asi, si hablamos del Gético y de sus logros téenicos en relacion a épocas ante riores, podemos constatar no solo un progresivo y “ldgico’” avance en los conocimientos acerca de la resistencia de los materiales 0 del comportamien- to tectonico de apoyos y cubiertas, si- no también unas condiciones menta- les, ideol6gicas, 0 como quiera que las Hlamemos, que en ese momento posibilitan una amplitud de espacios inimaginables unas décadas antes: el * Licenciatura en Historia del Arte, Universi= dad de Salamanca, y Macsiria en Arte Prebispinico, UNAM. 15 fin de cualquier resabio de temores milenaristas, el cambio y apertura que experimentan las doctrinas teo- ogicas, el fomento de la devocién mariana, la recuperacion econdmica en Europa y su “‘estabilidad”’ politica tras la contencién y rechazo de las in: vasiones islamicas, etc., etc... Otro tanto ocurre en la arquitectu- ra mesoamericana, Y se podria afir- mar que aqui la horizontal priva sobre la vertical, aunque el ejemplo de cualquier piramide contradijera en principio tal aserto, Seria discutible, sobre todo, en el caso de algunas piré- mides de la zona maya, de Tikal por 8610 mencionar uno de los casos mas sobresalientes. Y seria discutible por- que la impresion que cualquier espec tador recibe al contemplarlas es la de un formidable impulso ascensional que se proyecta aiin mas hacia arriba ‘mediante las altisimas cresterias. No obstante, aun en estos casos, Ia horizontal se inserta en el disefio y merma la fuga visual hacia el cielo: la piramide constituye en realidad el nucleo sobre el que descansa el templo y consta de varios cuerpos es calonados, lo que implica un ascenso or etapas, interrumpido una y otra vez, Esto, segin Krickeberg (1961:107): “..8¢ debe a razones idcolbgicas ‘Mientras que nosotros consideramos el cielo como una baveda, éste repre senta para otros pueblos una monta fia, por ta cual el sol asciende en Ia manana y baja en la tarde, de manera {que sus pendientes se escalonan como las de un gigantesco edificio, De este modo, el monte artificial (dachihual- ‘epetl) se transformé en pirmide es calonada.”” Por supuesto, el nimero de cuer- Pos nunca es casual, sino que respon: de a precisas nociones relacionadas con la cosmologia y con la idea que del_universo tenian los antiguos pobladores de América. Lo mismo se Puede decir de su orientacion, decora- cin y capas de policromia que recubrian sus muros. En dltima ins tancia, la pirdmide constituye el so Porte del templo, la conexién entre € Ambito terrestre y la esfera divina: lu- zar al que s6lo tienen acceso el sacer- dote y un reducido nimero de acéli- tos. Por eso, nunca ser banal ni in- significante. Se impondra por su volumetria, por su presencia inelu- dible y acaparadora. Excepcién hecha de las piramides y de los pocos edificios redondos —que ‘metecerian otro tipo de analisis—, la horizontalidad es la regla que rige en todo tipo de palacios, cuadrangulos, juegos de pelota, etc. Todos ellos, al margen de su singularidad y magnifi- cencia, jamais se ‘‘despegan" de la tierra, del horizonte perfectamente establecido de la contingencia mate- , con sus reglas, leyes, fatalidades yy logicas. Sin embargo, ello no es obi- ‘ce para el despliegue en sus fachadas (en sus muros de una serie de mensa- jes mas o menos cercanos a lo reli Bioso. Es lo que analizaremos en el si- guiente punto. ‘Acerca de Ia integracion plastica No nos puede extrafiar que los pri- meros cronistas espaftoles quedaran maravillados por las construcciones que a su paso encontraban y, sobre todo, por la perfeccion de sus acaba- dos exteriores. Abundantes son las ci- tas parecidas a Ia que transcribo de Fray Diego de Landa (ed. de 1978:11), en las que no se habla de “consiruccion” sino de “labra”™: “Que en Yucatan hay muchos edi cios de gran hermosura que es la cosa mas seNalada que se ha descubierto fn las Indias, todos de canteria bien labrada sin haber ningéin género de metal en ella con que se pudieran labrar. Hasta cierto punto, y sin me- nospreciar la capacidad como ar- quitectos de quienes las construyeron, creo valido afirmar que las edifica- ciones mesoamericanas en general, y Jas mayas en particular, estén trata- das como gigantescas esculturas. O, para ser mas exactos y no inducir a error, que la arquitectura funciona como niicleo en el que se integran es- culturas y pinturas, constituyendo, tal vez, uno de los ejemplos mas rele- vantes de integracion plastica absolu- ta, asi como de interdependencia y complementariedad entre esas. tres manifestaciones del quehacer artistico. El edificio se estructura co- mo fondo 0 soporte de esculturas, re- lieves o pinturas, ya él se subordinan en cierto modo los demas elementos. En la zona maya se puede constatar la poca proliferacion de esculturas exen- tas; se prefiere el relieve, integrado siempre a determinado sistema ar- quitectonico 0 urbano, al margen del cual perderia gran parte de su sentido original. En pintura, es obvio men- cionar por su trascendencia e incues- tionable abundancia —antes de las “quemas purificadoras” de Mani, etc.— los cédices. Pero tampoco po- demos olvidar, siguiendo con mi an- terior argumentacién, que Ia totali- dad de los edificios iba recubierta de tuna capa de estuco, posteriormente policromada segin un codigo simbo- lico perfectamente establecido. Eso, si las construcciones no incorporaban escenas pintadas 0 advocaciones a conceptos religiosos 0 de glorifica- ion personal. Observemos cualquier fachada, Incluso en los casos aparentemente més sencillos encontraremos algin elemento que mitigue el riesgo de monotonia visual. Existen muros li- sos, por supuesto; pero la luz sera aprovechada y su incidencia se altera- 4 inteligentemente mediante la incor- poracion de vanos, columnas, moldu- ras, cenefas 0 bandas, para lograr, ‘cuando menos, un sencillo efecto de claroscuro. En otras ocasiones, una faja de junquillos animara las super- ficies y, en las obras mas refinadas, grecas u otros motivos se repetiran creando un ritmo enriquecido, completado, la mayoria de las veces, por una rigurosa simetria. 2. Templo 1 6 del Jaguar Gigante, Tikal. 3. Templo de las Inscripciones, Palenque, Chiapas, 4. Detale del Palacio de tres pisos, Sail, Yucatin, Fotos Doris Heyden y Paul Gendrop. 7 Dicen los psieblogos que la simetria es un asidero de seguridad. Y desde luego, el ritmo, y mas el ritmo repeti- tivo, tiene claras connotaciones reli- giosas: es oracion, acercamiento a la divinidad, Qué otra cosa son, si no, las letanias cristianas? {Qué grado de concentracion y elevacién espiritual son capaces de alcanzar los practican- tes de ciertos credos hindites mediante la repeticion cadenciosa de una pa- labra, “Om”, por ejemplo? ,Cual es el sentido ultimo de los molinillos que giran sin cesar en algunos templos del Extremo Oriente, sino el de lograr que su sonido penetre hasta la mas re- condita célula cerebral y aplaque y, finalmente climine la barahunta de ese pensamiento que a veces Tlama- mos “racional””? ;En donde sino en la percusin recae la conduccién de la misica ritual entre las tribus mas “‘primitivas”? Las fachadas prehispanicas no se ‘animan por un sentido meramente es- teticista, aunque los resultados estéti- ‘cos asombren por su perfeccion, Rara vez en la Historia podremos en- contrar arte por el arte. Desde luez0, no en el caso que nos ocupa. Y mucho menos en los muros donde un masca- ron se repite ad infinitum como en el “Codz-Poop” de Kabah: nos halla- riamos, por el contrario, ante los mé- ximos exponentes de edificios cuyas fachadas denotan un claro sentido re- ligioso mediante la ritmica repeticion de elementos. Tal vez, la apropiacion mas explicita de un frente para plasmar un concepto préximo a la divinidad la encontremos en los mascarones ubi- .dos sobre altas cresterias. Alli, en el mite de lo humanamente percep- tible, en ese sutil hiato. que separa el mundo de los dioses del de los hombres, la gloriosa presencia de ins- tancias superiores se impone en plena majestad. Y el sacerdote que por su propia condicién pueda acercarse al dios, alcanzar el iltimo escalon del basamento piramidal y penetrar en el templo que lo corona, aparecera ante su grupo revestido de magicos pode- res, tocado por la mano divina: seré el depositario de todo saber y conoci- miento, el que lea, prediga, apruebe o desestime en cualquier circunstancia. 5. Detalle de fachada det Codz-Poop, Kabsh. 6. Detalles del templo B de Rio Bec, Cam peche; a, Vista posterior (notense, al pie de las ‘dos cresterias gemelas, los restos de mascaro- nes); b. Uno de los mascarones del lado opu to, Fotos Paul Gendrop. También cabe, c6mo no, una apro- piacién politica del muro o fachada, No tendra esto un cardcter estricta- mente secular, pues las fronteras entre las diferentes esferas de poder no son tan tajantes ni tan precisas. El “Halach-huinie’”’ es un semidios 0, por lo menos, algo muy cercano a tal condicién, por lo que su glori en estelas 0 nichos también tiene un fuerte sabor religioso. Pero gy esos muros donde se trabajan auténticas historias relativas a momentos claves en la vida de la comunidad? ;Qué podriamos decir de los inigualables estucos del Palacio de Palenque? Y en pintura, ;cOmo expresar la perfeccion ¥ absoluto dominio técnico, composi- tivo y, por qué no, emotivo, de los murales de Bonampak, mucho mas cercanos al devenir historico que a Preocupaciones metafisicas? Y si en estos dos casos queda por lo menos a salvo el aspecto de integracion plasti- ca, jqué sucede con algunas estelas exentas, que ni se acoplan a un miicleo arquitectonico ni por su tematica pa- recen referirse a cuestiones religiosas? Veamos qué pasa con ellas. La estel independizada A primera vista, podria pensarse que las estelas se salen de ese marco imtegrador al que tanto ideas como soluciones plasticas se supeditan. No es asi. Y no loes, en primer lugar, por su ubicacién: la estela, cualquiera de ellas, ocupa un emplazamiento deter minado, se interrelaciona con un e1 torno muy preciso y se configura co- mo un dato indispensable a la hora de comprender toda la posible riqueza del mensaje subyacente a una solu- cién urbana dada. No es posible colo- car una estela de Copan en Palenque sin caer en una incongruencia de bul- to, ya que cada una de ellas alude a un significado, conceptual 0 narrati- vo, que no puede hacer abstraccion de lo que se sitia a su alrededor. Y, en segundo lugar, por su tratamiento: al margen de las diferencias esti listicas constatables entre diversas re- giones o distintas épocas, toda estela conlleva, por su misma esencia, una carga de condicionamientos religiosos (0 politicos, 0 ambos a la vez, pues no son tan distintos. Al igual que en las fachadas 0 muros de un edificio, en ella el alarde técnico esta al servicio ‘Analicemos, por ejemplo, la Estela 35 de Piedras Negras. No considero necesario insistir sobre la localizacion topogrifica de la ciudad, la excelen- de los relieves en ella encontrados, ‘el momento de maximo esplendor (hacia el 760 de nuestra Era) 0 el abandono y desolacion que hoy cam- pean donde en otros tiempos reind la magnificencia y plenitud de un pueblo en auge. Me limitaré a preci- sar que la Estela 35 es una de las seis alineadas frente al edificio llamado por Teobert Maler ‘Templo del Din- tel con los Guerreros y el Cautivo"” 0 “Templo de las Seis Estelas’’, el cual mira hacia el Sudeste mientras que su parte posterior da directamente sobre €l rio Usumacinta. Las estelas estan colocadas, estaban, mejor dicho, sobre una plataforma a ambos lados de Ia escalinata, y en conjunto for- man un todo de evidente caracter narrative que culmina con la escena representada en el dintel del templ dos guerreros arrodillados y_soste- niendo lanzas, presentan un cautivo ante el personaje principal, probable- mente un “‘Halach-huinic’”, amonto- nandose detrés del prisionero lo que parece el botin de guerra, incluido un idolo cautivo claramente visible. La Estela 35 ocupaba un lugar in- mediatamente contiguo a la escalina- ta, y en ella vemos un personaje que mira al frente y porta gran tocado, lanza y escudo. A su derecha, una fi- gura mucho mas pequefta permanece arrodillada y con los brazos atados con cuerdas, claro indicio de sumi- No me detendré en un desglose por- menorizado de todos y cada.uno de los elementos que componen la obra, sino que tocaré tan s6lo tres aspectos a mi modo de ver claves para su cabal comprension. Primero, la claridad representati- va. El asunto de la escena se capta al primer golpe de vista; y es asi por la destreza técnica del escultor, quien realiza todos los recursos a mano con tuna encomiable precision: las lineas delimitan contornos, evitando confu- siones; las incisiones marcan detalles © confieren texturas; el modelado anatémico es suave, pero expresivo; las superposiciones no son abigarra- das y, finalmente, el fondo liso neutraliza cualquier dispersion de nuestra curiosidad. Segundo, la composicion. Existe un indiscutible foco de atraccién vi- sual: el rostro del personaje de pie. Esto se logra por dos vias simulti- eas: a) técnica: el rostro resalta sobre el fondo del relieve en mayor grado que el resto de los componentes anatomicos © decorativos, haciendo ademas honor a ese naturalismo ma- ya tantas veces ponderado, mediante ‘un modelado fiel y arménico; y b) es- pacial: se ubica en una clara vertical que cae desde el nervio central de la pluma superior del tocado hasta un punto equidistante entre las dos san- dalias. Y, por otro lado, se sitia en el centro de un auténtico esquema ra- dial, rodeado y enmarcado por las grandes plumas y las placas del collar. La escala también tiene importancia: 7. Relieves en estuco, del Palacio de Palenque; 4, Restos dela fachada oriente;b, Detalle de la fachada poniente. 8. Detalle de les murales del aposento 1 en Bonampak, Chiapas. Fotos Paul Gendrop y Hans Ritter, ILCE-UNESCO. el personaje principal es mucho ma- yor que el cautivo, equilibrandose, icluso, el espacio que éste ocupa me- diante el gran adorno que cuelga del escudo flexible al otro lado del re- lieve. Todo ello tiene claras implica- ciones: se resalta la figura del captor, se le glorifica; el cautivo aparece en escena, pero minimizado y arrincona- do. La gloria s6lo corresponde al ven- cedor. Tercero, el contenido implicito, Si a partir de una primera lectura pro- fundizamos en las referencias subya- centes a la escena, nos daremos cuenta de que su sencillez es tan solo aparen- te. En efecto, se trata de la exaltacion de un personaje que ha capturado a tun enemigo probablemente destinado a la piedra de sacrificios y, como tal, convertido en alimento de los dioses, ‘que son quienes mueven la complica- da maquina de la vida. El captor es, ues, quien hace que el engranaje no se detenga fatalmente, Ademas, ofrendar a los dioses significa captar su atencién y atraerse sus favores, Luego quienes vencen en las batallas y aportan la “materia prima” para las necesidades cilticas, son en altima instancia quienes hacen posible la bo- BIBLIOGRAFIA GENDROP, P. 1975 Arquitectura Mesoamericana, Ed. Aguilar, Madrid. HADJINICOLAOU, N. nanza de la comunidad, su esplendor y encumbramiento. Y el éxito se tra- duce en construcciones monumenta- les, grandes palacios y soberbios templos. El espectador que con- templa la estela no puede dejar de mi- rar a su alrededor ¢ idemtificar en el personaje principal a uno de quienes Propician el magnifico entorno, héroe de élite que se codea con las mas altas esferas del poder y cuenta con el be- neplicito de la divinidad, La estela noes una flor solitaria. Es Parte de un todo perfectamente estructurado y eslabén de una cadena cargada de gloria. Es un relieve inde- pendizado; pero también forma parte indisociable de la arquitectura circun- dante, del entorno urbano de la ciudad de Piedras Negras. A modo de conclusiones No sé si es muy licito hablar de conclusiones cuando las lineas que anteceden no constituyen sino un es- bozo de un trabajo mas amplio en busca de unas claves que, con el tiem- Po, nos permitan una comprension PROSKOURIAKOFF, T. 1946 An Album of Maya Architecture, Carnegie Insttu: ‘mas enriquecedora de la arquitectura Prehispanica. Solo se han tomado en cuenta tres aspectos de un amplio abanico de posibilidades, en un affn de interrelacionarlos a pesar de su aparente distanciamiento, Hablar de horizontales y verticales, de integra- ci6n plastica y de estelas independiza- das puede parecer algo fatuo y sin mucha logica, Pero creo que ha vali- do la pena el esfuerzo de mostrar co- ‘mo aspectos aparentemente incone- Xos ocultan raices comunes, motiva- ciones ideol6gicas que trascienden los limites de unas coordenadas mera- ‘mente plasticas. En este caso, la in- tegracion plastica que muestra la ar- quitectura maya responde a formas muy explicitas de planteamientos Politico-religiosos, si nos cehimos a los ejemplos aqui manejados, que ni son todos ni agotan el campo al que los investigadores pueden circunscri birse. Por otro lado, 1o que en estas lineas tan solo ha quedado apuntado, ofrece Ia esperanzadora perspectiva de verse complementado por el cre- ciente numero de estudios que dia a dia salen a la luz buscando, cada uno Por su camino, desentrafar el miste- rio de algo que no puede por menos que mover a la admiracion, México, D.F., febrero de 1983 tion, Washington, 1981 La produccion artista frente sus significades, Siglo _ XXI, Mexico KRICKEBERG, W. 1961 Las antiguas culturas mexicanas, Fondo de Cultura ‘Econémica, México. LANDA, Fr. D, 1978 Relacin de las cosas de Yucatdn, Ed. Porn, México. MALER, T. 1951 A Study of Classic Maye Sculpture, Carnegie tn tion, Washington, ROGERS, L, 1972 “Rel Sculpture”. The Appreciation of the Ants, Oxford University Press WORRINGER, W. 1967 L'Art Gothique, Gallimard, Pats 1903 Researches in the Central Portion of the Usumatzintla Valley, Report of Explorations forthe Museum, Har- vard University, vol 22 N? 2, Cambridge. LA CRESTERIA MAYA Y SU POSIBLE SIMBOLISMO DINASTICO Paul Gendrop Hace unos diez aitos, con motivo de la XIII Mesa Redonda de la Sociedad Mexicana de Antropologia que tuvo lugar en Xalapa, presenté una ponen- cia en que analizaba la evolucion for- ‘mal de la cresteria maya, empezando por su aparente origen, hacia finales del periodo protoclasico, en el Petén. ‘Ahi, muy especialmente a partir de Tikal, vimos de qué manera se de- sarrollaba un prototipo particular- mente voluminoso € imponente que —a menudo provisto de camaras abo- vedadas integrales, y de unos calados hacia Ia parte superior— se cargaba hacia la mitad posterior del templo. Y mientras que prolongaba hacia arriba, casi sin interrupcion,* el panto del ‘muro posterior especialmente engro- sado para el efecto, esta cresteria se transformaba hacia los costados y ha- cia el frente en una serie de elementos mas complejos que, vistos de lado, parecian constituir el remate de un cuerpo posterior claramente diferen- ciado, en su volumetria, con respecio a la parte anterior del santuario, me- If we submit to an iconographic analysis the few examples of integrated sculptu- re which remain —or remained several decades ago— as part of the ornaments ‘of Maya roof combs, we basically find mask panels of deities, effigies of rulers falone or accompanied by secondary personages), and scenes related to the bbaile-game cult. Often the prince, sometimes enthroned or simply represented in seated or standing attitude, is directly associated with the mask, suggesting a probable lineage relationship. It is proposed here that in many cases (especially in the Northern Lowlands) the wide, highly placed surface of the roof comb or its equivalent, the emblem-rower of the Chenes region— may have been used as the most adequate emplacement for the displaying of the dynastic “program” which seemed so important 10 the Classic Maya elite. diante una ancha y profunda entre- calle vertical asi como sutiles cambios de niveles en las molduras basales tanto como en la banda o friso supe- rior, De tal manera que, cuando se le mira por detras, se tiene la sensacion de un clevado paramento vertical ‘que, si bien suele reducirse hacia arr ba en forma escalonada, prolonga csencialmente —mids alla de la ancha banda del friso— los mismos panos def muro posterior del templo, inclu- yendo aquel peculiar engrosamiento central que hace las veces de lomo (y que en ocasiones, continuando inin- terrumpidamente hacia abajo a todo lo alto del basamento piramidal, pareceria una ancha cauda), En cam- bio, con su volumetria mucho mas compleja y una rica ornamentacion escultérica policromada que incluye ¢l friso del santuario, la cresteri brinda un aspecto enteramente distin- to cuando se le contempla de frente © de tres cuartos. Exceptuando even- tuales mascarones al pie del templo o ‘a ambos lados de la monumental es- calinata, todo el énfasis iconografico se concentra en aquel majestuoso re~ mate del templo. Pero si subsisten hoy en Tikal varias cresterias bastante bien conservadas en sus voliimenes principales, pocos son los restos cla- ramente discernibles de la rica orna- mentacidn escultorica que alguna vez cubrid éstas, Al igual que en otras ciudades mayas, nos encontramos tan s6lo ante elementos fragmentarios, de muy dificil interpretacién en oca- siones... Notemos sin embargo, que, al describir dos de los templos mejor conservados de Tikal, dice William R. Coe (1967; 28 y 37) refiriéndose al templo I, que... “The face of the roof comb is finished with stone blocks arranged to form a monumen- tally proportioned seated individual + Quiero hacer hincapié en el hecho de que, contrariamente ala mayoria de ls dibujos reconsitutivos hechos por diversos autores 2 partir de Tatiana Proskouriakor", la ca posterior de las cestrias de Tikal consti ye un solo paramento continuo y sensible mente vertical 25 26 flanked by elaborate scrolls and sug gestions of serpents”. Y afade mé adelante que... “*The extravagantly adorned roof comb of temple II fea- tures a ruined central face flanked by elaborate earplugs, or circular orna- ments’’... Se trata aqui, muy pro- bablemente, del gigantesco mascarén de alguna deidad, un tema particular- ‘mente abundante en la ornamenta- cin arquitectonica en esta y otras regiones de las tierras bajas mayas durante el periodo clasico en general. La influencia de estas cresterias del tipo “Petén’”” pudo haber llegado has- ta Quirigué al sureste y aunque pa- rece poco probable— hasta Copan... ‘Su empleo se extendi6 al oeste hasta Piedras Negras y, al norte, hasta si- tios del **Petén de Campeche”” como Naachtiin, Uxul, Alta Mira, Calak- mul y La Mufteca, pero nada subsiste de la ornamentacion de sus respecti- En cuanto a sitios que se hallan al este de Tikal como Yaxha, Naranjo y Nakum, tan sélo este iltimo ostentaba —en la cresteria de la Casa A— restos de un grande y escueto mascaron provisto de desco- munales narigueras. 4 3. Templos 3D-40 y 3D-43 en Yaxhi, Petén, se tin Nicholas Hellmuth. 4, Cresteria y masca ones de Nakum, Petén; a. La Casi A. Dibujo Frank Ducote, segin Hellmuth; b. Detalle de mascarin (jde Ta misma?), sega Spinden; ¢. Otro ms sin Spinden, 8, D Mascarones— de Tikal. Foto Donna Miller. Bracho s La cuenca del rio Usumacinta, que fue una de las regiones mas creativas fen materia de cresterias, presenta una ‘gama que —como en Piedras Negras— abarca desde el pomposo “Petén", hasta la elegant de Palenque cuya influencia irradia hacia Comalealco, Tonina, Agua Es- condida, Bonampak y Yaxchilan. Y este ltimo sitio por si solo desarrolla otras variantes emparentadas al pare~ cer a la familia de las cresterias “peninsulares”, como podremos comprobarlo mas adelante. Notemos a este respecto que en el edificio me- jor conservado de Yaxchilan como es ‘el templo 33, quedan claras eviden- cias —como elemento central de la gi gantesca cresteria calada— de un per- sonaje entronizado representado de bulto. Y en lo que se refiere a Palen. que, ¢1 sugestivo dibujo de reconstitu- ccién de Merle Greene nos muestra co- ‘mo elemento principal a un personaje que, sentado con las piernas cruzadas arriba de un gran mascaron, sostiene tuna barra ceremonial de serpiente bi- céfala; rodeado de seres fantasticos y enmarcado por bandas planetarias. Resumiendo lo anterior, tenemos pues hasta ahora, como motivo central de cresterias en relativo estado de conservaci6n, a un principe entro- nizado tanto en Tikal (templo 1) co- mo en Yaxchilan (templo 33); un —probable— principe sentado a la oriental en Palenque (templo del Sol), asi como mascarones gigantescos en Nakum (Casa A), Tikal (templo 11) y Palenque (templo del Sol). Y con- viene notar, en el caso de este dltimo, la asociacién principe-mascarén, aso- ciacién que tal vez existio también en el caso de los templos I y II de Tikal, pero que dificilmente podria compro- arse debido al estado de conserva cin de la ornamentacion escultorica. Relativamente frecuente en estelas, esta asociacion principe-mascaron se nos aparece pues igualmente como uno de los temas centrales de las cresterias. Y vamos @ comprobar a continuacién que, en la mayoria de los casos que, en una medida u otra, subsisten (0 subsistian hace todavia algunos decenios) en el area maya norte, este tema parece haber sido ain mas abundante, debido en parte —quiza— a la intencion de suplir las estelas tan escasas en aquell giones, a fin de cumplir con un “ programa’ de exaltacion de las fa: millias en el poder. Nada se prestaba mejor a estos “‘desplegados” dinasticos que las grandes superficies planas de aquellas altas —y a menudo muy anchas— cresteriaspeninsulares, usualmente concebidas como un muro. rit- micamente calado que suele desplan- tarse ya sea directamente encima de tun muro longitudinal medio, ya en prolongacién de la fachada principal, fen cuyo caso se le conoce como cresteria ‘‘volada’ Nos hallamos confrontados de lle- no con la asociacién principe- mascarén al analizar las cresterias que subsisten en la region de Rio Bec, incluyendo el caso del atipico edificio 1 de Okolhuitz (que retrata a un go- bernante de pie sobre un ancho y esti- lizado mascarén), 0 aquellas ces terias de inspiracion “peninsular”? bastante marcada como las de los edi- ficios de Pared de los Reyes y de La Muralla, dos sitios sin embargo loca- lizados en pleno Petén, pero que reflejan influencias de la region de Rio Bec més al norte. En Pared de los Reyes subsisten claros restos, en ambas caras de la cresterfa, de personajes sentados con las piernas cruzadas. 8 A. Edificio I de Okothuitz, Campeche; a. Cos tado poniente; b, Costado orient, 9, Restos de la crestera, edificio 1, Pared de los Reyes, Campeche; a, Costado poniente:b. Detaled cowtado oriente; c. Angulo noreste. Fotos Car. ‘gic Institution of Washington, Harvaed Uni versity (C.1LW2)

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