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Ce Detalle de un euadro de Peete | como el teatro en ta antigua Grecia, los combates de gla- diadores nacieron ‘en Roma con caric- ter de manifesta- cién religiosa. En su forma original, procedentes de cul- ‘turas de la Talia arcaica (de la campana © quiaa de la etrusca), eran sacrificios humanos realizados en honor de los {guerreros muertos en acci6n. Se inmo- Taba a los enemigos apresados sobre los sepuleros de los héroes cafdos. Pero ya entre los latinos del siglo wa. C, tal vez antes, esta costumbre primitiva se estiliz6. Los toscos y ‘eruentos holocaustos, una variante del asesinato de siervos tras el falle- cimiento de su patron, fueron susti tuidos por duelos de una 0 mis pare- jas de rehenes. Siempre con fines rituales, en memoria de difuntos im- portantes, se obligaba a estos hom- bres esclavizados a batirse hasta per- der la vida. El armamento que se cempleaba en este enfrentamiento ce- remonial, en el munus®, era el mismo que se usaba en las batalla. Gon el tiempo, las Iuchas de gla- diadores fueron convirtiéndose en simples especticulos violentos, Este proceso se agudizé a medida que la Repiiblica avanzaba hacia bareado en incesantes guerras de con- quista y conflictos civiles, el pueblo de Roma amaba las emociones fuer- tes. El fil6n representado en este sen- Las luchas de gladiadores estrechaban los lazos entre el césar y sus stibditos explotado por los aspirantes a magis- trados, Estos debian complacer a la ciudadania para ser votados por ella yyasf acceder a los cargos politicos, la plataforma desde la cual podian au- mentar su influencia social y su for- tuna. Al respecto, nada mejor para un candidato que prometer una ma- yor cantidad de alimento gratuito mientras invertia, paralelamente, en especticulos puiblicos, cuanto mas fieros y ostencosos, mejor. El apogeo imperial — A tal punto lleg6 lv aficién popular porlos duetos de gladiadores que los mandatarios terminaron acaparandolos. La etapa de los organizados por particulares ambiciosos fue mudando paulatina- ‘mente a una en que el control guber- namental se volvié absolute. En 105 a. G,, cuando el régi- men republicano se acercaba al colapso, las fizas se incorpora- ron al programa de especticu- los estacales. Décadas después, Augusto, cl fundador del Imperio romano, con- solid esta apropiacién oficial con di- versas medidas. Hizo que los magis- trades brindaran al menos una serie de munus por semestre; acrecenté, por otto lado, el nrimero de festejos exttaordinarios; y ademas reglaments el desarrollo de los combates esceni- ficados. En la segunda mitad del siglo 14.C,, la dinastfa de Tos Flavios, suce- sora de la de Augusto, culminé este aduefiamiento de las luchas de gla- diadores mediante leyes. Desde entonces, salvo en las pro- vineias y con alguna excepcién en la capital, los duclos fueron comperencia xxclusiva del trono, Esta monopoliza- i6n explica que se transformaran en el entretenimiento favorito del perio- do imperial, ycon ello en un rasgo ca racteristico de la civilizacién romana. El interés especial de los césares cn los encuentros de gladiadores se debi a su potencial propagandistico, que habia comenzado a aprovecharse en la era republicana. Como el otro “deporte” estrella de la épora, las c3- rreras de carros (0 como el reparto de trigo, la creacién de ciudades 0 el ceulto municipal al césar), la lucha de zgladiadores estrechaba los lazos que Lunfan al emperador con sus siibditos. Por un lado, los duelos eran rega- los que el césar ofrecia al vulgo, pruc- bas tangibles de su generosidad. Por otro, le permitian mostrarse a las ma sas en persona y, ademis, revestido de ‘Cuadriga en una carrera cle artos. Relieve pertenesiente a un sarcéfago romano, sieve apebolinnes eipoaeratt hae terminaba quién vivia y quién moria en la arena, sentado como un dios en tun paleo inaleanzable, suntuosamente decorado, Todo esto accuaba cn bene- ficio de su autoridad y su popularidad. Canalizaba positivamente hacia el sar las pasiones despertadas por un especticulo extremo, muy al gusto de los latinos, en una plebe hacinada, la de Roma, que convenia mantener aplacada con comida y distracciones. El poeta satirico Juvenal sintetiz6 brillantemente esca artimaiia politica cen la formula “pan y cisco”. De ahi que los Julio-Claudios, los Flavios y los soberanos posteriores se reservaran el montaje cle combares de sladiadores. Como lideres de un siste- ‘ma dictatorial, cenian en estas celebra- ciones una herramienta dptima para promocionarse, asi como tuna magni- fica valvula de escape para debilicar a priori posibles revueltas sociales. Un espacio especifico — En los albores del Imperio se fueron pulien- do, perfilando y afianzando los ele- mentos tipicos de estos duelos. Se construyeron, por ejemplo, recintos expresamente iddeados para ellos, los anfiteatros. Eran pistas ovales rodea- das por gradas que reemplazaron a los espacios improvisados en el foro em- pleados durante la Repiiblic: El primer anfiteatro lo cred a me- diados del siglo 1 a. C. el magiscrado Gaio Bscribonio Curién. Presentaba dos hemicielos méviles de madera que, después de albergar obras dramé- cicas, giraban para formar una elipsis en cuya pista se libraban los combates. La idea go26 de una gran acepraci6n, puesto que un escenario cerrado per- mitia contemplar las luchas desde diferentes Angulos y ofrecerles a una mayor cantidad de espectadores. Ast fue como en 29 a. C., durante el man- dao de Augusto, se edified uno mas perdurable, parcialmente de piedra Dado que éste se incendié, Vespasia- no, de la dinastia de ios Flavios, opts nla antigua Roma, patrocinador u or _ganizacor de combetes de gaiadores 9.02 juegos de circo. Durante el pen, ol césat se arrogd esta funcion en ex- ‘lusiva, salvo en las provincia, donde ‘continu hablendo edftores partculres ‘como en tempos de a Replica. En singular anista. Tatante,y feculen- ‘temonte instructor de gadiedores. ta tanto l rectory entrenador de una escuela de glciadores coma el _uez que atbitrabalos enttentamientos fen laarena de os eniatras. Literamente, don u obligacin.Etérmi- ro tenia una acepeibn religiosa fina: bre, de debor hacia los musrtos, que so mantuvo en clera forma al pasar a e- ‘sigar as luctias de gladiadoresjamas ‘denorinadas ludus fuego). Fustgadores Azoizban oon una fusta a aguels gacacores que.no mostaben ‘suficente arojo en la lucha. ‘0 paagniani. Dusos sin derramamien- ‘ode sangre, realizados al principio de lina jornada gladiator, para que tos luchadores preperaran la musculatura yyse caldeasen los Brirnas del pili, Equipamiento armamentsico de un ‘combatiete,ncuye a armada com- plete yas armas ofensivas. spain de madera, ol coble de pesado que ls espacs reales Se empleaba en Jos enirenamientos, con un escudo de mime, pare aprender esgrima. A ve ces golpeando un poste denominado ‘lus y otis, contra un adversario por realizar uno auténticamente mo- ‘numental, eon los mejores materiales Y proporciones gigantescas. La devo- cién de los romanos por el manus bien lo valia. El proyecto, inaugurado en el afio 80d. C., devino el anfitea- tro mas relevante del mundo antiguo “Anfiteatro de ttlca,cudad romana en tas cercanias dela actual Sovilla, yun simbolo de la cultura que lo ori- gin6, Bra el Coliseo. A diferencia del circo, donde se celebraban ~con carreras de carros y otros eventos— fiestas paeifieas en agradecimiento a los dioses por un armisticio o buenas cosechas, el Coliseo y sus hométogos pro- vinciales eran recintos de muet- te, Alli se sacrificaban hombres yy animales por puro placer, pa~ ra disparar la adrenalina de los ciudadanos. Lo habitual eran los duclos singulares de gladiadores, pero también se enfrentaban grupos de ellos, en ocasiones en verdaderas batallas campales y hasta en simu lacros de combates navales, las natl- maquias. A veces, para aumentar el reclamo, se optaba por vendar los ojos alos contendientes. Los programas solfan abarcar va- rios dias y eran versitiles en imagi cién y atrocidad, Por la mafiana, lu- chas de fieras entre sf (venationes), cacerias protagonizadas por especia- listas (los destiari) y matanzas de condenados a morir devorados por los animales, entre ellos los mértires cristianos, Al mediodfa salfan a la arena los gladiatores meridian, un subverfugio para designar a delin- Hasta el siglo ui, las mujeres peleaban caracterizadas como las miticas amazonas cuentes que debian matarse entre si algunos desarmados y todos, al final ajusticiados. A la hora de los comba- tientes profesionales, por la tarde, no siempre lidiaban hombres. Hasta {que Lucio Septimio Severo lo prohi- bi6 a comienzos del siglo m, las mu- jeres peleaban también, caracteriza- das como las legendarias amazonas, “Todo por el espectculo Las armas — El armamento esgri- ‘mido, al principio idéntico al militar, fue derivando en panoplias* modi- ficadas para acentuar la vistosidad y Jaagilidad de las fincas. Con este ob- jetivo, abundaban, por ejemplo, las. lanzas ligeras, os tridentes, los pufia~ les y las espadas cortas, fueran rectas {0 gladius, de la que proviene Ia pa- labra gladiador) o curvas, como la cade estilo tracio. Se preseindi6, por cl contrario, de la larga y pesada lan- 7a, 0 pilum, que acompafiaba inde feetiblemente a los legionarios. Respecto a las defensas, los pro- tectores corporales resultaban menos aparatosos que los usados por los sol- dads. Los eseudos eran mas peque- fios y earecfan de corazas. En carl los gladiadores imperiales tenfan me jor resguardadas las extremidades pa- ra que Ia lucha no se interumpiera por heridas en los brazos, lis piernas 0 Ia cabeza, Los cascos destinados ala arena eran mis cerrados, consistentes y pesados -hasta el doble~ que los Profesionales de la lucha Los principales tipos de gladiadores en tlempos de la Roma imperial (@MIRMILLON, ‘murmilto) i Maaiticecion circense dels antguos tos semnitay gala Bian-— iauna espadarecta vycorta adus)y se rotegia con un la rativo casco que re presentata un pez £ @TRACIO(Thraex) —: Modelo antigua de inspiracion historic ue siguié gozanda de! favor del pibico fen le ép0ca imperil Lucha con una sca, ‘-espade cotta y cur a, Se protegia con ‘un casco cetreco HOPLOMACO Una lanza ger ‘companaca por un purl definia a esta ‘adantacion nara la arena de un nopita | giega.Protegido por tn casco cerado simi lara del tracig el ho- ‘Merino (mommy, un con erestay visera, | plomaco sa guarecia escudoovaladoouno | @RETIARIO lun pequefioescuda | @SECUTOR también con un pe- rectangular grande Seen {rectangular (parmulay | (Secutor) ‘quefio escudo redon- ‘scutum), un brazal Su Indurmentaria yar ygtebasenambas | Oponentetioico delre- go, un brazalde feta ‘maniceenel brazo | mamentoimitaben@ | pjernas Enocasones | teria elsecuterlevsba {oq metal en elbrazo armada y grebas cor | ungescadoceleaba | cubria subrazodere. | WNcascosin salentes {derecho ylargas gre- tesenunaolasdos | conuna.ed, unten cho con un brazal Patague resbalara la bes metlicas en em- pantorilas. jeounampén,yunpu- | fexibleoanticulada. | f@ddesurhal Ungran | has plernas. fal. Aunque contaba & escudo rectanguiar u ‘con pocas defenses valet, mufiequeras ‘camparado con los yy coderas (o un brazal ‘ts tnos (por eern- completo en el brazo plo, eral dnico sin derecho) ygrebas en asco), a veces guar Jas plernas completa cia suthombro izguiar- ben sus pertrecios c2- § do con una hombrera fensivos Ataceba con | metdlica(ateros) que Una esseca recta mas | pocia prolongarse al larga que un gids y resto del brazo, ‘a yeoes con un tridente yuna daga, oronenTes ‘OFONENTES © opovenres | oponentes ‘OPONENTES ENIALUCHA@ @@ | ENLAWCHA, @ @ | -ENIALUCHA @@ =| ENLALUCHA: @ ENLALUCHA: @ templeados en las batallas reales. Esto obedecia a criterios funcionales (pro- tegian mejor, pero podian ser porta- dos un tiempo limitado) y omament: les (las piezas estaban rematadas con ‘gruesos adornos metilicos). Sin olvi- dar un efecto psicolégica inherente una completa cobertura facial, Lle- gado el momento, era mas féicil de- gollara un rival anénimo por el rostro cenmascarado que asesinar a un com patiero viendole la cara Tipos duros — Junto con el arsenal también evolucioné la tpificacién de los gladiadores, establecida defini vyamente en pleno Alto Imperio, hacia elafio 100 d, C. Los mas antiguos imi- taban en sus pertrechos y téctica de combate a viejos enemigos de los 10- manos. A esta categoria pertenecian los contendientes denominados sam- nitas y galos. Otros de la misma clase, ces decir, inspirados en rivales hist6- ricos, fueron los tracios y los hoplé- macos. Sin embargo, estos tiltimos pervivieron mejor que los anteriores cuando, con Ia profesionalizacién de Ia época imperial, se buses ante codo la espectacularidad. El hoplémaco tuvo un lugar des- tacado en la nueva era. Bl tracio tam- bién, aunque con alteraciones impor- tantes en su indumentaria. Por el contratio, Ios galos y los samnitas fue ron suplantados por un modelo tan original como llamativo, el mirmillén, que, como sus colegas el retiario y el secuitor, nacié de la fantasia circense. ‘Tados ellos recibian su nombre no ya de pueblos foréneos, sino de sus apa- fejos 0 su manera de uchat. El mirmi- li6n tenfa un casco que recordabaa un ‘mormyr, wn pez marino; el retiario imitaba con su red y su tridente a un pescador y secutor, en latin, signi ba perseguidor. ‘También eran defini dos por sus armas 0 sus artes el dima chaerus (peleaba con una espada en cada mano), el sagittarius (con arco), el Jagueaior (con laz0), el eques (a ca ballo)o el essedarius (en carro). El grado de especializacién que se aleanz6 en el auge de los eombates no sélo condujo a diferenciar con preci sién los géneros de adversarios. Tam bign hizo que se enfientaran por tipos de un modo regulado, para garantizar duclos dinémicos, atmoniosos y emo- cionantes. Asf, la lanza ligera del hio- plémaco solia vérselas con la vica del tracio 0 con el gladins del mirmillén, mientras que el retiario era empare- jado normalmente con un secutor, La espada recta del segundo, més larga que un gladius, daba juego contra el tridente y fared del primero, Entre rechazo y fascinacion — La gladiacura era un oficio infame, cen cierta forma un equivalente de la prostitucién que, como ella, repug- nnaba y atrai Es dad guerrera como la romana, los lu- chadores despertaban admiracién por su coraje. A la inversa, hipécrita- mente, eran despreciados por la ru- deza y bajeza de su profesién. Algu- nos disfrutaron de una fama similar a lade los deportistas de elite actuales, como el feroz Hermes, el atractivo Geladio, idolatrado porlas mujeres, 0 el audaz Tiiumphus, que en tiempos de Séncea llor6 junto al Tiber por- que escaseaban los enfrentamien- tos, Sin embargo, la mayoria de ellos eran marginados, seres miserables, cadaveres ambulantes, Un astro, uno de los meliores, por dia percibir entre 3.000 y 15,000 ses- tervios, una pequena fortuna, pero los sladiadores normales, los gregarii, co- braban de 1.000 a 2.000. Casi todos ‘eran esclavos que sus amos, si los con- sideraban capacitados, vondfan o al- quilaban con prontitud a los anistae", los empresarios del ramo, por el ca- pital que suponfan, De todos ‘modos, en la arena se aprecia- ba mis a los bandidos a quic~ nes se conmutaba la pena de muerte por la posibilidad de combatir y a los hombres li- bres pero pobres que preferian jugarse el pellejo a continuar mendi gando. Estos gladiadores vocacionales peleaban con ganas, daban un buen especticulo, No sucedia lo mismo con los obligados, es decir, los esclavos, los prisioneros de guerra, los reos con- denados a morir en el anfiteatro 0 aquellos que abrazaban temporal- mente la profesién por imperativo legal. Como rareza, las erénicas re- emperadores, desde el ula al sabio Adriano 0 el excéntrico Cémodo, que coquetea- ron con este oficio Centros de aprendizaje — Libres ¥ cautivos, eélebres y desconocidos, Hasta nueve emperadores, como Caligula y Adriano, coquetearon con este oficio todos pasaban por una escuela de adiestramiento. Alli, bajo la aventa vie gilancia del magister*, se entrenaban protegidos por escudos de mimbre y atacando con una rudis* de madera. Si las cosas iban bien, se les entregaria El Coliseo El anfiteatro por antonomasia Arquetino dl resto de os anfiteatros que se ealfcaron en el perio romano, el Co- liseo era un procigio de ingeniaria. su arquitectura, ave Inca los tres Grdenes clsicns, ha Inspraco alos constructares ‘desde su inauguracion, espectalmonte on cl Renacimiento. Ls fiestas por su apertura duraron 102.las, en las que se mataron unos §.000arimalos savas, entre otros ‘espectdculos. La pista pod inundarse y luego crenarse para representarbatallas navales, a gian cantiad de accesas per- ita lojary evacuar los miles de espec: tecores en cuestion de minutos. El rBcore de duelas ens seno io ostenta el emperador Tajano, que en 109d. hizo Combat 9,28 hombres alo largo de 117 sas consecutivas y que en el afo113, en solo tres jomacls,ofrecioluchas de 1.202, arejes. También era un espacio para refna mientos. Un tldo gigentesca, decoraco oon rmtivos historcos y mitlégicos, pretegia idl sola lttud, A veces desde este ue lum se dejeban coer pétalos frescos y se hacia lover agua perfurmada, cesta espada al final de su trayectoria, ‘en sefal de emancipacién y de permi so para montarsu propio centro de en- eenamiento, En la capital prolifera- ron los privados durante la Replica, pero en el Imperio los absorbi6 el Es- tado, necesitado de un suministro constance de luchadores. Las mejores escuelas estaban en Capua. tras sucedfa esto en Roma y sus alrededores, las provincias tenfan un s6gimen especial, en parte porque no era el eésar sino los potentados de Jos municipios quienes corrfan con Jos inmensos gastos de organizacién, Los eolonos, muchos de ellos vee ranos de las legiones, adoraban los duelos de gladiadores, y por otto lado habia decretos que demandaban la celebracién anual de juegos. De este modo, los magistrados y pontifices locales y los ciudadanos acaudalados se esforzaban en compla- cceral emperador con encuentrosen su ésilos para con amas y montacargas = Nombre *Feche de construccién ‘rfteatroFlava,po- 02 72380d,C Comercado por Vespasa fulemente,colseq no inauguredo por su hijo y sucesor Tita, por una estaiuaco Tosa de Nerén que seencortrabaen es inmelaciones. + Aforo espoctedoxes sntaos honor y en ganarse las simpatfas de sus vecinos, Adem de los espectécu- los piiblicos, se montaban pequefios ‘eombates que los mecenas brindaban asus amigos en sus villas. Estas acti- vidades permiieron la existencia de tratantes particulares en las provincias, para abastecer al ed tor* u organizador de turno. ‘También propiciaron la cons tmuccién de numerosas repro- duceiones del Coliseo, una setentena cuyas ruinas todavia son visibles en localidades tan distan- tes entre sf como Arlés y Nimes en Francia, El Djem en el norte de Africa, ‘Verona en Italia 0 las espafiolas Mé- rida y Santiponce (la antigua Italica) en Sevilla, Poa dar cabica entre 45.000 55.000 + Dimensiones Hledficio mecia tam de largo por 156 de a- choy 60 de ato La are rama 38mon suc Tongftudialy 540n ol transversal Un dia en la arena — Una jorna- da tipica en un anfiteatto comenza- ba dfas antes de fa cita, con su pro- mocién, A través de anuncios el piiblico se enteraba de dénde y cixindo se desarroltarfa el evento, bajo el patrocinio de quién, con cudntas pare- jas en liza y dems detalles. La vispera de la pelea se ofrecfa un festin al que po- dia coneurrir, ademas de los contendien- tes, el pablico. Era una manera de estudiar de cerea a los lu- chadores y asi afinar las apues- tas que se realiza- sfan luego en las gradas. Gledlador estatuila hallada fen Volubils, Marruecos. 3 : ; : * materiat Estructura Pestatravertna,pormigin efor. Planta alistca, ‘ace conbarras metas adr certrada nl lo,calconiza volcanics, bert, arena. Gradas madera revestmiantosdemar- astibucas en & mol jas demetal-Enlapista, —nnvoles. 80 rca arenapare stsorberlasangie dase accasa. El encuentro en si se iniciaba con un paseillo semejante al de los tore ros de hoy. Una vez llegados en carro al anfiteatro desde la escucla de en- trenamiento, los gladiadores desfila- ban en torno a la arena engalanados ‘con ropajes de color dorado y pirpu- ra, Una escolta de esclavos les segusa, portando las armas, La accién cmpe- zaba despues de que los combatien- tes saludaran a la autoridad. Era un comienzo suave, un lusorii*, 0 en- frentamiento sin sangre, ‘Tras este precalentamiento, se sortcaban las parejas que pelearfan a muerte mien- tras el editor revisaba las armas para comprobar su estado. Una trompeta de guerra sefialaba el arranque de la lid. Los rivales se aproximaban, se medfan y arreme- ‘fan contra el otro, Estallaban vitores y vituperios por toda la plaza. Tan fuerte vociferaba el puiblico que en ‘ocasiones tapaba a la orquesti- »» p73 Gritos en la arena LAS EXCLAMACIONES HABITUALES EN LOS COMBATES Como en los estacfos acuales,los anfiteatros Uri, vinir, verberar,ferroque necari dea antgua Roma se veian sacucidos por rar Ser quemado atado, golpeaci y muerio es gitadas al unisono por miles de especta- a hero, Esto juraba aceptar,impasibie, dores.Algunas de elas decifan el destino de un esorante sladlador Lohacia ante un lun gladiador:su vida o sumuerte. Oras, pro- __rmaistreda, puesto que la formula inte- nunciadas por luchadores, les comprome- _graba con otras el sacrarmentum giccia= ‘fan oficialmente con su profesién a seusaban _torum, eljuramento que prastaban los para reverenclar alas autoridades. Todas sefia- _candiatos a pelear hasta el fina en la laban momentos cruciales en esta actildad. afena pica. La aguerra promesa dabe 2 esta actidad, consceracs infeme, cer ‘Ave Caesar, ‘morituri te salutant! Ave, César, os que van ‘a morir te salut La fase fa pasado a lahistora como la prociame ceracterstica de los gladiadores frente e un ‘emperacor antes datun due- i individual ocolectva. sin ‘embargo no ea exclusiva de este ambit. También fue pronuncieda ante Claudio oo ‘mo preludio a una nauma- quia escenficacion de une batalla naval en un género ‘steroid mas ryote ce cat sabe no rebe intern atoere Serr ee ‘Mitte! ;Suéltalo! tugula! Deguéllalo! fesecuendounciten yienedopasacrct Aves pie derarabs sors el doroes ne- Gmiesuanieart2or0. Ey terenemabrindee _tabasv se desert coerda "uu yen el pe ei con su escudoy levantando (para luego dirigirlo contra et pecho (pallicem verters) 0 directa peer aaa lamano igquierde, La mul ‘mente sefiaiando hacia abajo (poilice verso), El emperador en SRE ANS tttud se sumabe a esta pe- persona, y sino el editor o presidente del encuentro, solia re- Ses eae Tee! ‘ticin al grto de "Mitte!" y petir el gesto para complacer al vulgo Lo habitual era que eb rene one UR con el pulgar en alto, 0 bien ‘Bladiador, valerosamente resignado, muriera sin una queja. os cel patrocinador0, conta elincice més bien, en su pulge. pe ai one ats (wolicem premere}, si et levéntioi le perdonaba hombre habia lucrado dig~ la vida, bajancilo ordena amet. En ese Caso, a- bbasu elecucions radios pormita su retrace, pies con la previa autorizecion MBeterrpered0r, s'se encon- _ taba present= = eeeec™ [lle a = orp.71 na marcial, de flautas, pifa- nos, cuernos y trompets, que tocaba durante la batalla, Los miisicos tam- bién enfatizaban momentos tenidos de dramatismo, como los eambios de tumo entre los asaltos, atentos a las instrucciones del magister que arbi- ‘raba, 0 el pronunciamiento del edi- or 0 del propio emperador sobre la vida de un gladiador veneido. El auge del cristianismo supuso la decacencia y fin de los gladiadores Si el veredicto era de muerte, el ganador reeibfa una palma tras ¢je~ coutara su rival y daba una vuelta a la arena ovacionado por la multitud. El cadaver del perdedor era tanteado con un hierro al rojo por un asistente vestido como Mercurio y golpeado con un mazo por otro que simulaba ser Caronte para certificar su defun- cién. Luego se arrastraba el cuerpo fuera del recinto y la arena se batia y aplanaba para ocultar la sangre. Has- ‘wel siguiente combate. Decadencia bajo la cruz — FI mpulso directo de la Corona alas I~ chas de gladiadores se prolongé del siglo ral utd, C. Fueron los tiempos de oro de esta actividad, aquellos por los que se la recuerda. Sin embargo, el creciente peso del cristianismo yel matiz paternal que adquirié la figura del emperador en cl Bajo Im- perio la llevaron a su decadencia. No cs casual que fuera Constantino el personaje que comenzé a retirar el apoyo oficial a estos espectdculos. Autocratico y procristiano, Cons- tantino proscribié en el ano 326 la matanza de reas con fieras, una par- te sustancial de las funciones de- sarrolladas en los anfiteatros. No pocos seguidores de la cruz habjan terminado sus dfas en las faces de animales salvajes y, por otro lado, el ‘mandarario, imbuido de estos nuc- vos valores, mas clementes, preferia escatimar al pueblo una diversién dificilmente edificante El césar Caracalla en unos combates de slatiadores. Lawrence Alma-Tadera, 907. Sus sucesores se condujeron de un ‘modo similar a medida que el cristia- rnjsmo fue ganando fuerza en los asun- tos de estado. Las luchas de glad dores desaparecieron al coneluis el siglo. Ya inicios del'y, en el aio 404, Honorio vets para siempre estos en- frentamientos, que asi pasaron a Ia historia casi a la vez que el régimen que los habfa fomentado. Hyw [PARA SABER MAS ere ‘ou, Keith 8 Eclavitud y socieded en Roma 2acoone: Penna 198 cancome, Jerome. La vida cotidana en ‘Roma en el apogoo del imperio. Nad: Temas de Hoy 2001 ‘rome, Pal Le pam ee cirque, Fars: tions du Sul 976 En races. vas, Georges. La gladlature en Occidem, dos oignes la more de Domtin. Ros Ele Hanae, 181 en races sna ‘oar, Arthur. Ls gaciadores.Srclon: ches, 2005

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