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JOACHIM MAYER (a) lV [o} {Cémo se puede alegrar un rincn umbrio en el garaje donde, aparte de los helechos de siempre, aparentemente no quiere crecer nada mas? No hay ninguna planta capaz de dar un toque de color? Las personas que se hacen estas preguntas, u otras por el estilo sobre el problema de las sombras, encontrarén en este libro las respuestas que buscan. © Plantas y luz: fundamentos de Botanica. © Descripcién de los tipicos emplazamientos sombrios. © ElecciGn adecuada de las plantas: hierbas ornamentales, vivaces, flores de verano, asi como plantas titiles y de maceta. ® ‘Trucos para el disefio de los distintos sectores del jardin: arbustos de sotobosque, parterres, arriates, de sombra y estanques. 3500 86 329-1974-8 8 r 88452191974: ‘estods ln cher ad ora Asesoramiento: Lluis Abad, t6enico especalista en jardineria ise de cubierta: Victor Viano “Tel origina Der chaige Garten: Ange, Gotan, Beponzen “Traduceon sbel Romero © by Falken Vevig Grnbi, 6527 Niederahausen/Ts- © Grupo Eid Cac SA, 199 Pars a presente very eicn en lengua catlana irs Gopal x marca registra po Grupo Editorial eas S.. ISBN: 84329-10748 Depo heal: B. 19224-1999 Indastias Grifics Fereé Okina, SA. Tempreso en Espana = Printed Spin Grupo Esitoral esc, SA Pers, 164~ 08020 Barcelona Internet heer cecedt.com 96, Las sombras enel jardin. . . La sombra: una frustracién, ‘o.una suerte La cara sombria del sol . . La luz: una fuente de vida Formas de autoabastecimiento . La especificidad vegetal lafotosintesis . . Son verdes. El sol: una fuente de energia Recibir la luz correcta Oferta y demanda de hue, Artistas de las sombras Vivir en la sombra Cambio y adapta o 10 10 it 12 2 2B Un estudio sobre las zonas umbrias 14 Las sombras tienen muchos matices . No sélo de luz. Ae CCualquier hierba tiene su funcion....... fe ‘Temperatura y sombra. . Humedad y sombra . . . . El suelo en la sombra Sieuacién y diseito del jardin La planificacién de las a ihe eee Emplazamientos soleados . Crear la sombra deseada . . . . Un lugar acogedor a la sombra . La sombra es necesaria Excesode sol... 2. Sombras proyectadas por masas de vegetacién.... . Una cuidadosa elecciss Un ejercicio de paciencia . . Rectificar siempre es trabajos... . Las sombras de los muros 14 18 18 19 20 21 24 24 27 28 28 29 30 31 31 32 32 33 Asholas yacthaniacaiaea ‘umbrias. . s Arboles en sombra a La importancia de elegir bien. Sugerencias sobre las plantas... Sugerencias sobre los cuidados Arboles y arbustos que necesitan poca luz a rboles y arbustos semiumbrios y umbrios : Arboles y arbustos semiumbrios y-soleados Acioles de cope Arbustos de flores . « Arboles y arbustos de atractivo follajé 0 frutos omamentales Arbustos de follaje perenne . Coniferas « Plantas rastreras lantas para setos Plantas trepadoras, Plantas vivaces para zonas umbrias - La elecciGn de las vivaces Sugerencias sobre las plantas... Sugerencias sobre su cuidado. . Vivaces para zonas semiumbrias aumbrias . Vivaces grandes, Vivaces medianas Vivaces pequefias Helechos . Hierbas omamentales . Flores vivaces para zonas semiumbrias soleadas.. .. « Flores vivaces grandes Flores vivaces medianas Flores vivaces pequefias » . . Hierbas ornamentales Flores de bulbo y tuberosas Flores de verano que toleran. la sombra 56 56 57 58 59 59 ot o 70 70 70 n Frutales y hortalizas en la sombra Frotas y bayas Hortalizas y plantas aromaticas. . Belleza en la sombra: orientaciones Alasombra del bosque . . Suelos verdes y floridos . . Un punto de atencién en la penumbra Paisajes boscosos.. En la linde del bosque « Rododendros: las estrellas del jardin de sombra En buena vecindad Parterres y arriates, indica que el agua también interviene. Efectivamente, la plan- ta s6lo necesita agua (H,0) y didxido de carbono para «fabricar» hidrato de carbo- ‘no, tal como refleja la siguiente equivalen- cia quimica, que tal vez nos traiga recut dos escolares: Energia 660.4 120 GH) 0+60,46H0 ido aga indecent techn ‘gh Los mimeros que preceden a las abre~ viaturas quimieas indican las proporciones, correspondientes (moléculas); O: respon- deal gas de oxigeno précticamente sobran- te en el proceso que se dispersa en el aire. Es importante hacer hincapié en la palabra - como las algas y las bacterias, que no contienen ningiin colo- rante verde. ‘También en nuestro jardin hay algunas plantas que no son verdes, por ejemplo las variedades de follaje rojizo y especies como la piirpura. Sin embargo, sus hojas poseen clorofila suficiente, aunque se en~ ‘cuentra encubierta en la superficie de la hoja por sustancias colorantes rojizas. Por el contrario, las manchas, bordes o franjas blancas 0 amarillentas que presentan algu- nas variedades del arce de hojas coloreadas no contienen clorofila, de modo que son las partes del follaje verde las que tienen la isin de realizar por sf solas todo el pro- ceso de fotosintesis. Cualquier persona puede hacerse una idea clara de la importancia del follaje observar el deterioro que causan los pars sitos o cuando la negrilla, por ejemplo, cu- bre las hojas con tna capa negruzca. En el momento en que la planta no puede susti- ‘muir las hojas daftadas con nuevos retofios, éta se marchita sin remedio, ya que, que la fotosintesis se realice en los pecio- los, no es suficiente para sustituir la pro- duccién del follaje. A res de la lc que se fltra entre los drboles se ore en e basque una atmmsfera rauy especial. 10 El sol: una fuente de energia Para que una planta tenga un follaje sano es necesario suficiente didxido de car- bono y desde Inego agua, pero el resto de~ pende exclusivamente del sol. Fste cons- tituye una fuente de energia por dos razones: ademas de luz, Ia planta necesita ‘una cantidad minima de calor ivar todo el proceso, que en condi- ciones 6ptimas se desarrolla entre los 15 y 25°C, para muchas de las especies cultivadas. De modo que no sélo las bajas temperatu- ras coartan la realizacién de la fotosintesis o la formacién de sustancias basicas para la planta Reeibie la luz correcta Para la temperatura resulta. determi- nante la proporcién de rayos solares de onda larga. Entre estos rayos célidos y los rayos UVA de onda corta se sitia el mbi- to donde la luz es perceptible. Aunque pueda parecer que ésta es mas 0 menos bianca, se trata de una mezcla de rayos de distintos colores. Cuando se filtra una par- te del espectro luminoso, el observador percibe la luz «coloreada»; asi, por ejem: plo, en un dfa de verano la luz adopta un tono verdoso en la espesura de un bosque o se toma azulada entre las sombras de un muro blanquecino. Para realizar la fotosin- tesis, las plantas necesitan ante todo rayos luminosos azules y rojos. La Tierra recibe aproximadamente la mitad de rayos solares en forma de rayos Juminosos. BI resto se desvia repetidas ve- ces y se disipa en la atmésfera, por ejem- plo, a través de la superficie de las nubes, mintisculas particulas de polvo o gotitas de agua. Esto, ademas, da lugar a que una parte de la Iuz incida «indirectamente>, en forma de radiaciones dispersas o difu- sas. No obstante, las plantas también pue- den servirse de ellas para la forosintesis, al igual que la luz solar directa, ‘Cuando los rayos inciden sobre super- ficies rugosas o irregulares, se transfor- man igualmente en luz. difusa. El suelo terrestre y otras superficies oscuras absor- ben los rayos luminosos y los transforman en rayos infrarrojos de onda larga 0 rayos de calor. Por el contrario, los euerpos Iu minosos que ocupan grandes superficies, como los glaciares, reflejan la luz y pro- vyectan parte de los rayos de nuevo al uni- verso. Por lo tanto, para «disfrutar de la luz» ‘es muy importante que la planta reciba ra- xyos solares directos y difusos en su empla- Por tiltimo, la planta no sélo necesita la luz como fuente de energia para la fotosin tesis, sino también para estimular las hor- ‘monas vegetales que controlan el ereci- ‘miento, el ritmo de floracién o la aparicién de las semillas en el caso de las plantas que germinan en la oscuridad. Oferta y demanda de luz Lancemos la siguiente pregunta al aire: Cuinta luz necesita una planta para ere- cer? La ciencia responde en unidades lux, Jas cuales indican la fuerza de ilumina- ccidn que se determina con un fotémetro: ‘unos 500 lux equivalen a la cantidad mini ma necesaria para el crecimiento vegetal. No obstante, en verano, para realizar una fotosintesis éptima, muchas plantas pue- den «consumir» més de 40.000 lux. Esto fen cuanto a la demanda. Por lo que se re- fiere a la oferta, en nuestras latitudes esto se ve asi: cuando el cielo estd completa- mente despejado en los meses estivales, el fotémetro sefiala hasta 80.000 lux y cuan- do est cubierto puede indicar entre 8.000 y 10.000 lux. ‘Mas «manejable> que la fuerza de ilu- minacién en lux es la fuerza luminosa re~ Iativa, que especifica el porcentaje medio de la luz. del dia que llega al conereto em- plazamiento de un vegetal. La tasa maxima de luz que pueden recibir la plantas aman- tes del sol se sitia en un 40 %; aquéllas que se contentan con menos se distribuyen en tuna escala que abarca desde las «plantas semiluminosas» hasta las «plantas um- bein paendo por las eplanes seria Estas tiltimas pueden vivir con s6lo un 5-10 % de la luz del dia, y algunas también ‘con menos del 1 %. Las més modestas son los mohos y tos liquenes, algunos de los cuales pueden vivir en grutas casi abso ‘mente oscuras. ‘La Arum maculatum y Ja Oxalis acetosella on tpicas plantas de sombra que crecen bien a pesur de recibir escasa lz. u Artistas de las sombras Siempre es fascinante observar que la vida vegetal puede desarrollarse en condi ciones extremas. Tanto si un emplaza- miento es seco, célido o presenta enchar- camientos, como si los suelos poseen un alto contenido en sales o arena, en todas partes hay plantas que a lo largo de gene raciones han aprendido a adaptarse me- diante diferentes «trucos» alas circunstan- cias ambientales. Por esta raz6n, incluso en los bosques mais densos que reciben muy poca luz en pleno verano, hay plantas que han encontrado alli un lugar idéneo para Un ejemplo ilustrativo es la acederilla de bosque (Oxalis acetorella) con hojitas verdes intenso, que se cuenta entre las plantas absolutamente umbrias. Fl Adlmn ‘ursinum, que en verano desprende su olor a ajo por todo el bosque, presenta una tole- rancia a las sombras muy similar. En esta categoria se incluyen también el asaro (Asarum europaeum) y, evidentemente, mu- chas especies de helechos. R En mayo, ef Allium ursinum transforma sna _gpam parte del basque en un mar de flores blancs. Vivir en la sombra Casi todas las plantas silvestres que vi- ven en los bosques necesitan algo mis de luz que las antetiormente citadas. No obs- tante, sus exigencias son bastante modes- tas, sobre todo en comparacién con las plantas de sol que erecen en superficies abiertas. Suelen compensar la poca hur que reci- ben mediante hojas relativamente grandes 6, si no pequefias y numerosas; en todo caso, mediante una superficie foliar muy extensa en relacién a otros érganos de la planta. En un emplazamiento hnimedo y um- brfo, pueden obviar la gruesa superficie fo- liar que caracteriza a las plantas de sol y al- macenar més clorofila en el follaje. Por 80, las hojas de las plantas de sombra sue~ Jen ser més blandas y delgadas. Ademés, su clorofila y todo el «aparato de la forosfnte~ sis» se organiza de forma algo distinta al de las plantas de sol, con el fin de utilizar la luz lo mejor posible. Las plantas que han adaptado sus fun- ciones vitales para acomodarse a un deter- minado emplazamiento, dificilmente pue- den vivir en otras condiciones. Las plantas de sombra que crecen en los bosques acu- san répidamente la sequia cuando estin completamente al sol. Una elevada lumi- nosidad puede incluso afectar el proceso de la fotosintesis, ya que no estin prepara- das para asimilar grandes cantidades de luz. La peyucia Digitalis grandiflora crece en onas senvinmbréas basta tambrias, pera en condiciones frcorables toler un poco de sol. ‘Cambio y adaptacién ‘Sin duda, son muy pocas las plantas pro- piamente de sombra; todas las plantas exis- tentes, a las que debemos agradecer mu- chas que hoy tenemos en nuestros jardines, tienen su casa en la naturaleza, sobre todo en las lindes de los bosques y en los claros. Alli, las condiciones luminicas sufren in- tensos cambios en el transcurso del aito y también a lo largo del tiempo. Por esta ra- zn, muchas plantas semiumbrias y- um- brias de este medio vital poseen una gran capacidad de adapraci6n, toleran una de- terminada humedad del suelo y ambiental, asi como mas sol De modo que cuando el emplazamiento cs demasiado luminoso para ellas, algunas Hegan a desplazarse hasta otro lugar en sombra, formando estolones. De forma andloga, cuando las sombras lo invaden todo, las plantas semiumbrias pueden reti- rarse hasta la linde del bosque, deslizando- se poco a poco, o bien, como sintoma de falta de luz, manifiestan un prolongado crecimiento del tallo (véase recuadro de la pag. 12), que les ayuda a sobrevivir unos aflos mas en una zona semiumbria, Estas adaptaciones pueden observarse igualmente en algunos jardines, si tene- mos paciencia y dejamos que la planta siga ‘su propio desarrollo, Con el tiempo 0 a medida que crecen los Arboles y arbustos, es inevitable que se modifiquen las condi- ciones luminicas en el jardin, Asise renu van constantemente los matices de luz y sombra. B «Quiero rellenar unas zonas sombrias delante de las coniferas desde el pasado ‘otofio, y ahora ya estamos otra ver en oc- tubre. De este fin de semana no pasa.» De manera que el viernes por la tarde, después del trabajo, uno se dirige al garden-center para ver qué tienen. «Aja, unos bonitos ar- bbustos de flores para las sombras; aunque, bien pensado, también le dard un poco de sol por la mafiana... :No serfa mejor le~ varme plantas con el simbolo de semium- brias..2» Estas situaciones tan cotidianas cen la vida del jardinero aficionado pueden ser iniciativas espontineas muy acertadas, pero también muy desastrosas. Con fre- ‘cuencia, el problema es que carecemos del tiempo necesario para analizar las exigen- cias ¢ influencias del emplazamiento, 0 sus interacciones en las diez variedades de sombras existentes. No obstante, las nece- En lugares donde abundan los irboles y arbustos, las zonas de sol y sombra se tornan muy cambiantes. “4 sidades de las plantas, sobre todo de aque~ llas que pueblan més 0 menos los lugares sombrios, estén claramente diferenciadas. Teniendo en cuenta esto, ¢s conveniente adquirir arbustos sanos con bonitas hojas y flores, ya que, a largo plazo, el aficionado se ahorra molestias y disgustos. Las sombras tienen muchos matices . 33 Para las sombras secas de los muros cexisten atractivas posibilidades que ejercen una influencia beneficiosa sobre el micro- lima: un surtidor de piedra, un pequefio estanque en sombra, una fuente artificial o tun arroyuelo, si hay suficiente espacio, proporcionan un grado de humedad cons tante y considerable en el entorno, por lo ue estos elementos permiten colocar plan- ‘as muy variadas. Por otra parte, alli donde llega el agua de la lluvia y ésta no se desaloja a causa de las sombras permanentes al abrigo del viento, se forman zonas hrimedas e incluso encharcadas que posiblemente admitan bro- tan a finales de primavera, asi que cuando se sabe exactamente dénde estin, es més fi- «il realizar un escardado previo y cuidado- so entre las plantas. Sugerencias sobre su cuidado Durante los primeros inviernos poste- riores al plantado, se recomienda prote- gerlas ligeramente mediante una capa de hojarasca no demasiado espesa y un poco de lefia. Cuando se trata de ciertas vivaces no demasiado vigorosas como los corazon cillos (Dicentra specabilis), este procedi- miento deberia mantenerse también du- rante los afi siguientes. Hay que pensar que las hojas caidas también aportan pro- teecién ala zona umbria en que se encuen- tran los arbustos. En los meses de verano, y muy especial- ‘mente durante la etapa de crecimiento, es imprescindible realizar un control regular de la humedad del suelo y cuando sea ne~ cesario regar en abundancia. Esto mismo puede aplicarse cuando el sol es intenso en primavera y sobre todo en los lugares don- de las familias perennes o de brote tempra- La planta se coloca de manera que ls bordes superiors del cepellin o el brote estén a la altura de la superficie. Luego se aiiade tierra, se presiona vigorasamente y se la riega en abundancia. no se encuentran debajo de plantas que ain no tienen hojas. La cobertera, que ya hemos menciona- do. varias veces, es muy recomendable, dado que por un lado garantiza la hume- dad del suelo, y por otro, impide el creci- miento de las malas hierbas. Sin duda de~ bemos citar también el inconveniente que éta comporta en lugares hiimedos y som- brios: bajo estas capas de hojarasea suelen esconderse caracoles que pueden dafiar las vivaces j6venes hasta devorarlas en su tota~ lidad. En jardines donde se advierta la pre~ sencia de muchos caracoles, la cobertera deberia estar compuesta de material seco Xinicamente (pajaza, corteza), poco apre- ciado por los caracoles y en caso de agua- ceros persistentes retirarla. Otra posibili- dad seria incorporar sustancias olorosas de venta en tiendas especializadas para ahu- ryentar a estos animales. La maleza tenaz como el card, el ra- riinculo rastrero y otras malas hierbas se ‘mantienen a raya con una cobertera per- manente. Hasta que las vivaces hayan al~ ‘eanzado el estado adulto, lo cual puede de~ ‘morarse unos afios si son plantas rastreras, la tinica solucién es realizar un escardado frecuente y cuidadoso; y con mayor razén ‘cuando el suelo no esta cubierto, porque de ser asf, ademés se deberia esponjar el suelo entre las vivaces. ‘No se puede especificar hasta qué pun- to deben retirarse las plantas marchitas 0 podar las vivaces después de Ia floraci6n, ya que esto depende de cada una, En el ‘aso de las plantas parecidas a las vivaces de surco, estas medidas se aptican para los arriatés, Por el contrario, las vivacessilves- tres dispvestas més libremente se dejan ‘més o menos intactas. No obstante, siem- pre se puede eliminar parte del follaje de aquellas plantas que importunen a otras ‘con su vigorosa expansién impidan ef paso de la uz 0 aparezcan demasiados re- tofios en las plantas de reproduccién es- pontinea. Dado el caso, las especies que recen mucho y muy ficilmente deben su- jetarse a unas estacas, 0 bien ligarse con cordén de bramante, abrazaderas u otras sujeciones. ‘La caida de la hoja, la cobertera y sobre todo el compost bastan casi siempre como abastecimiento de nutrientes. No obstan- te, si el suelo esti muy necesitado, puede administrarse regularmente abono de tra- tamiento orgénico hasta que haya elabora- do humus suficiente durante el aio. El abono adicional puede ser necesario también para vivaces especialmente gran- des y de vigoroso crecimiento. ‘Vivaces para zonas semiumbrias aumbrias En medio de los arboles y arbustos y por delante y debajo de ellos, o en las lin- des de vegetacién mas © menos somibria se encuentran los lugares adecuados para es- tas vivaces. Muchas pueden colocarse tam- bign en las sombras de los muros. No todas toleran las sombras persistentes ¢ intensas, aunque también debemos decir que las es- pecies indicadas para las zonas semium- brfas toleran las radiaciones solares direc- tas s6lo con moderacién. Casi siempre exigen que la humedad ambiental y del suelo sea relativamente elevada, Asimismo, el sustrato deberia ser humoso, rico en m trientes y ligeramente dcido hasta neutro. No obstante, en cada caso se especifican Jas excepciones con respecto a las distintas cexigencias del suelo. ‘Vivaces grandes La denominacién «gran tamafo» no s6lo abarca la altura de crecimiento, sino también la circunstancia de que conserve constantemente el aspecto de planta bos- ‘cosa. Casi siempre se plantan en pequefios, sgtupos 0 en solitario, y cuando aparecen 59 des par ‘Nombre comin, Altura Floracién ‘Exigencias/Observaciones I combinaciones jantes a parterres, as adoptan Ia funcivn de vivaces gui Las vivaces de zareillo, eon sus largos ellos trepadores son una excepeién, Las dems vivaces necesitan algo ms le espacio, ya que si crecen entre el follaie de otras pla tas no pueden desplegarse erguidas. A mismo, tampaco suelen tolerar la compe- tencia de lay raices superficiales de los arbustos, sobre todo las anémonas yl tilbes, que creeen sélo en suelos con ese Rodgersia podophylla ‘Roland’ 60 | I i entesa la categoria son muy variatlas, Ale unas, como la flor de la sombra 0 el ramo de estrellas, son apropiaclas para cree ante o entre otros arbustos y otras como las Hasta y las aguilenas pueden embellecer tambign parterres y arviates en lugares se :miumbrios. Las que forman estolon reproducen de forma espontinea, como et nomeolvides del Ciiucaso, son a para eubrir zonas lisas, m de- antras ql cn solitario, La hierba de Cristo es bastan- ngular no silo por sus ornamentales frutos, sino también porque erece bien en gares dificiles, lebajo de las coniTeras. Aruncus dioicus. o Nombre comin y Altura’ Floracién__Exigencias/Observaciones nombre Astilbe japonica ‘Europa’. 6 : i i 6 Vivaces pequefias Las vivaces «sometidas a las sombras> conforman un grupo muy numeroso. En él figuran muchas plantas rastreras. Buena parte de ellas prefieren las sombras inten- sas 0 completas. Gracias a los estolones dle las raices 0 a un vigoroso crecimiento del rizoma pueden cubrir grandes superficies. Las plantas tipicamente de bosque a me~ nudo necesitan que el suelo posea unas con- iciones determinadas. A la anémona, por Para cubrir la superficie del suelo hay que colocar entre ocho y doce plantas por metro cuadrado, segiin la especie. Aque- las que se caracterizan por un crecimien- to vigoroso a menudo son poco tolerantes yy apenas dejan crecer a otras plantas. Por eso puede resultar iil marcar sus limites cuando éstas se convierten en una amena- za para las especies mis débiles situadas en su cercania, Las plantas rastreras que son tolerantes pueden colocarse como vivaces de relleno entre las especies mis altas. No todas las vivaces bajas sirven para cubrir suelo, ya que algunas no pueden abarcar superficies de grandes dimensiones. La flor de los elfos, el muguet, la violeta aro- miética y las primulas, por ejemplo, pue~ den plantarse en pequeios grupos, mien- tras que el pie de becerro es llamativo también en solitario. Pequefias v Nombre comin y Altura Floracién_Exigencias/Observaciones nombre botinico Helechos Qué serian las plantas de sombra sin los helechos? A primera vista €3 posible que estas plantas primiivas tal vez no sean muy Ilamativas, pero si las observamos bien descubriremos, segtin las especies, el encanto que poseen sus variadas formas. Giertamente, los helechos también son Iamativos por su crecimiento en forma de nido o embudo, tanto si se plantan en soli- tario, en grupo o en combinacién con otras vivaces. Algunos, por ejemplo los Matteue- cia strutbiopteris y los Thelypterys phegopte- rris pueden extenderse vigorosamente a partir de sus rizomas, por lo que a veces deben cortarse las plantas hijas con la haya, Los helechos son plantas propias de las sombras del bosque, que reaccionan a las radiaciones solares intensas répidamente, ‘mostrando hojas marrones. Su emplaza- miento deberia estar protegido del viento y la humedad; también requieren un suelo fresco hasta himedo, humoso y rico en nu- trientes. No obstante, al polipodio le basta tuna fina superficie de humus sobre el suelo arenoso. A excepcién de la escolopendra, estas plantas prefieren suelos scidos. ‘Nombre comin’ ynombre botinico a a Hierbas ornamentales Al igual que los helechos, las hierbas son vistosas ante todo por su crecimiento y sus hojas; algunas de ellas poseen también Iamativas inflorescencias que suelen des- tacar claramente sobre las aguileras, tal ‘como reflejan las dos indicaciones de altu- ra recogidas en la tabla siguiente. En pequeiios grupos o también en soli- tario confortan las zonas plantadas de vi ces y se adaptan muy bien a las vivaces sil- vestres. ‘Muchas pueden extenderse mas o me- nos intensamente mediante estolones y proporcionar, en la sombra, una cobertura esponjosa al suelo. La mayoria erece tam- bién a pesar de que las rafces de otras plan- tas ejerzan presidn sobre ellas. Todas las hhierbas ornamentales citadas aqui_pre~ fieren un suelo humoso y fresco que ade~ mis deheria ser pobre en cal. Carex plantaginea. Flores vivaces para zonas semiumbrias a soleadas En este «espectro luminoso» figuran dos grupos de vivaces diferentes: por un lado, especies que erecen en las lindes de Jas masas de vegetacién Iuminosa, que también toleran el sok y por otro, las flores vivaces de macizos y arriates que toleran poco la sombra, En este aspecto, los limi- tes son difusos y la mayoria pueden combi- narse entre ellas. Casi todas se contentan con un suelo humoso; en un emplazamien- to soleado se recomienda un suelo muy himedo. Flores vivaces grandes Conjuntamente con el acénito y las campanulas figuran aqui algunas de sus pa- rientes. Se pueden colocar dispersas en lu- gares que lindan con bosques y también ‘sordenadas» en parterres no demasiado so- leados. Otras, como la flor de un dia e hi- bbridos de Monarda, se emplean preferente- mente para arriates. Por el contrario, la dedalera roja, la Darmera pelata y la ruda de los prados se reservan para los jardines ‘cuyo disefto trata de imitar ala nacuraleza. La énula y las verénicas son muy atractivas y tesultan muy llamativas en soltario. A la Lysimacbia punctata le gustan los suelos hui- reds, de manera que se adapta bien en Iu gares cercanos a estanques. Flores vivaces de tamafio medio ‘También muchas de las especies de ere- cimiento medio son apropiadas para ocu- par un lugar en los limites del bosque, ast ‘como en parterres y arriates. ‘Los colores de estas flores son un indi- cio més de que estas plantas se alejan de las sombras: los tonos amarillos y anaranjados intensos, como a menudo se encuentran aqui, dificilmente aparecen en la profundi- dad de las sombras. Esto puede inducir a colocar algunas plantas como el dorénieo preferiblemente en zonas oscuras. La consecuencia mas evidente de estos experimientos se advierte en el follaje, de crecimiento poco compacto. Geranium sanguineur Flores vivaces pequetias Una comparacién con las vivaces de sombras (véase pig. 64) muestra que cuan- do la radiacin solar es clevada el mimero de plantas rastreras di , de manera ‘que pueden emplearse todas las plantas de floes cada abajo. No obstante, las ado nias y las primulas no se incluyen entre las plantas que cubren superficies, aunque ‘pueden reproducirse de forma silvestre por reproduccién espontinea, lo cual silo es posible con la especie de procedencia, no con los hibridos. Hierbas ornamentales Habria que mencionar brevemente al- ‘qunas plantas decorativas que toleran tanto Tas zonas semiumbefas como las soleadas: Carex grayi (25 cm de altura, con inflores- x 0 cencias ¢ infrutescencias de 50 em, y atrac- tivos «frutos espinosos»); Molinea caerulea (40/80 cm); Molinia aitisima (50/200 cm); Deschampsia caespitesa (60/100 cm). Estas ‘especies son apropiadas para zonas limitro- fes de bosque luminoso, y_parcialmente también para arviates semiumbrios. Y, a ex- cepcién de los Calemagrostis x acutiflora, prefieren lugares con suelos hiimedos. Flores de bulbo y tuberosas En principio, todas las flores de bulbo y tuberosas anuales pueden plantarse en Iu- sares ligeramente umbrios hasta semium- bios, a excepcién de jacintos e Iris reticula- 1a, La huz que llega alos limites del bosque ¢ suficiente también para los exuberantes tulipanes y los narcisos; ciertamente, estos lugares deberian ser prioritarios para las especies silvestres, mientras que las varie~ dads de flores grandes se adaptan mejor al parterre. La fritilaria bace todos los bonores a su nombre también en zanas semivanbrias. “Muchas especies pequefias pueden plan- tarse también entre y debajo de las masas de vegetacién; durante la floraci6n reciben suficiente sol y tampoco las daitan las in- tensas sombras que se proyectan tras la re~ foliacién de los érboles, Los tipicos men- sajeros de la primavera que aparecen bajo ‘irboles y arbustos son, por ejemplo, Erant- ‘is byemalis, campanulas de nieve (Galant- ‘bus armeniacum) y la Scilla sibiriea. Con el tiempo, estas plantas se extienden a su anto- jo si se las deja crecer libremente y en pri= de bulb ‘mavera componen siempre grandes alfom- bras de flores. Dentro de esta categoria hay otras que toleran las sombras y que se recogen en la tabla inferior, por ejemplo, Lecoujuan ver- awn y el Allium ursionem, que prolifera vi- gorosamente. La Fritilaria meleagris, con sus campanillas violeta oscuro jaspeada, ‘que aparecen en abril y mayo, puede servir de adoro del limite del bosque semium- brio y huimedo. Las grandes flores del verano como los ¢gladiolos no tienen nada que perder en las, sombras, con una excepcién: los lirios. En cl limite de la masa de vegetacién o en las, sombras luminosas algunos erecen muy bien. Habria que citar aqui la azucena de montafia (Lilium martagon) con flores mal- vvas y manchas parduzcas La variedad blanca ‘Album’ puede re- ssultar atin més atractiva de junio a julio, ante un fondo oscuro. El ciclo de las lores de bulbo y de tubérculo se termina en agosto/septiembre cuando brota el falso azafrin (Colchiurm autwmnale), que cierra la ‘temporada. También ésta tolera las zonas semiumbrias y se adapta bien a los limites de la floresta, para 0. Por norma general, la vida de casi todas las flores de verano dura sélo medio aft. Las anuales se siembran en primavera, embellecen el verano con sus vistosas flo- res y mueren con la llegada de las primeras heladas. Las escasas bianuales, como la margarita, el nomeolvides y los pensa- mientos, se atraen en verano; después de pasar el invierno en un lugar protegido, se colocan en el emplazamiento deseado, donde florecen en primavera y a comien- 20s del verano. Para las plantas que viven al aire libre, este ritmo vital puede ser ventajoso, ya que la multiplicacién por semillas garantiza la conservacidin de Ia especie cuando muere | planta madre. En circunstancias dest vorables, las semillas pueden permanecer largo tiempo en letargo. De hecho, pueden vivir también en emplazamientos sombrios ingratos, en bosques de coniferas, don- de crecen algunas vivaces caducas como el Geranium robertianum y familias de Impa- tiens, emparentadas con la conocida Elisita No obstante, la mayoria de flores de ve- rano para arriates y balcones son de cultivo y con frecuencia ni siquiera forman sen ilas para reproducirse por si mismas. C tamente, su funcién no es demostrar su arte de supervivencia, sino crecer répid mente en su breve lapso de vida y pre tar una vohupeuosa floracién. Las fucsias desenspetan in pape] pricworlial, acenwpatiadas de las ptumias encernadas. No n obstante, sin el cestillo de plata (Lobularia maritima) la compesiciin mo seria tan lamariva. Una verja, wn portal oun armazén de trepadoras desaparecen muny pronto bajo eb {follaj-y las bonitas lores de las campanillas de sarmiento, Por este motivo, no es extrafio que ne- cesiten sol en abundancia y un buen abas- tecimiento de agua y abono. Slo unas pocas excepciones exhiben tuna voluptuosa floracién en zonas de som- bra, Las que garantizan su floracién tam- bign en zonas semiumbrias aparecen en la pagina 74. ‘Como decimos, son muy poco frecuen- tes las plantas que florecen en zonas ‘umbrias. Aqui, habria que citar la Impa- tiens Nueva Guinea (hibridos de Impatiens Nueva Guinea) que tolera mejor las som- bras que su pariente la Elisita carnosa y que ademas de tonos blancos, rosados y ro- jos, algunas variedades presentan incluso flores anaranjadas. Hay otras dos habitua- les de las sombras que no se cuentan entre las flores de verano en el estricto sentido de la palabra, pero, dado que no resisten las heladas, se emplean y se tratan de forma similar. Las begonias de bulbo (hibridos de Begonia-tuberbybrida) adornan arriates.y tiestos con magnificas flores en colores amarillo, naranja, rojo, rosa o blanco desde mayo hasta octubre. Ante la aparicién de las primera teladas, los bulbos se extraen de la tierra, se colocan en un lugar al abri- go de las heladas y a mediados de mayo se sacan otra vez al exterior. También las fuc- sias (los hibridos de Fuchsia) pueden pasar cl invierno en un invernadero, en un lugar fresco, En realidad, se trata de arbustos que, a diferencia de la fucsia escarlata (Fuchsia. magellanica) ya mencionada, no son resistentes al invierno en lugares muy frios. Las variedades semicolgantes y colgan- tes para el baleén y maceteros colgantes apenas recuerdan al arbusto en otra cosa {que no sean en las formas de hasta 70 cm de altura para arriates 0 fuesias de tronqui- to alto, La oferta en variedades es muy ex- tensa, y a menudo sus flores de colores rosa, rojo, violeta o blanco se despliegan desde mayo hasta octubre. La condicién indispensable para tener flores de verano que toleren las sombras en balcones suele ser que éstos no estén exce- sivamente mimados por el sol. Estas fami- fias de matices multicolores también pue- den colocarse en la terraza 0 en la entrada de la casa. Los parterres y arriates semium- brios se pueden completar con estas plan- tas vivaces anuales y bianuales, si bien las especies bajas como el canastillo de plata (Cobularia maritima) son apropiadas para zonas delanteras y ribetes. Las especies que no se cultivan tanto, como a neguilla, kas malvas silvestres y las Nemopbila menciesii quedan muy bien tam- bign en conjuntos que imitan ala naturaleza Las plantas trepadoras anuales que pueden vivir en zonas semiumbrias apor- tan muchas posibilidades en cuanto al dise- fio se refiere. Las verjas, las puertas y cualquier es- tructura situada en la terraza o en la entra da de la casa pueden revestirse de verde en muy poco tiempo con trepadoras de creci- miento rapido y a menudo ademas presen- tan bonitas flores. Por otra parte, como cada afio hay que plantar y sembrar nuevas, siempre puede cambiarse el revestimiento y elegir especies distintas. B fore ‘Nombre comin y nombre botinico Altura Floracién ‘Tanto en zonas soleadas como semium- bias crecen Cobsea scandens, Calabaza (Gurcubita pepo), guisante de olor (Lattyrus adoratus) y capachina gigante (Topaolewm peregrinum), asi como las capuchinas (Tre- aewm maj), con crecimiento en zarcillo. 4 ‘Aunque la mayorfa de veces s6lo esté indi- cada para emplazamientos soleados, la B:- cremocarpus scaber también puede florecer en zonas bastante semiumbrias. Por iilti- mo, el hipulo (Flumulus scendens) soporta incluso sombras moderadas todo el dia. Como deciamos al principio de este li- bro, las plantas necesitan luz para producit su propia sustancia somética por medio de la fotosintesis, Esto es especialmente pro- vechoso en el cultivo de plantas stiles. Por lo demés, la produceién de tales sustancias especificas adquiere importancia en la me~ dida en que nuestro paladar las aprecia cuando posee suficientes agentes aromti- cos y, tratindose de frutos, cuando se da tuna relacién equilibrada entre azsicares y fcidos. Por este motivo, las frutas y horta lizas son generalmente consideradas que requie- ren mucha luz solar y calor. in hortalizas de hoja y bulbo, una foto- sintesis limitada frena ademis la transfor- macién de uniones simples de nitrdgeno en proteinas; junto a un esciso crecimien- 10, las consecuencias de la ausencia de luz se traducen en elevadas trato en la cosecha, lo cual, en determin: das circunstancias puede ser perjudici para la salud. Por eso, las zonas sombrias no son ade- ccuadas ni para tablas de hortalizas, ni para frutales, siempre y cuando se aspire a lle~ nar grandes cestos, Sin embargo, los arbolitos de los «go- losos» no siempre requieren un empl: zamiento completamente soleado y son particularmente adecuados para higares sombrios, intidades de ni- Frutas y bayas Es un malentendido muy comin afir- mar que las «cerezas amargas de las som- bras» son una variedad de cereza amarga que se contenta con muy poca luz. De he- ‘cho, su nombre proviene del francés More- We de Chateau o pate Chateau Morell y el he- ‘cho de que se lamen asi es simplemente la consecuencia de una desafortunada tra- ucei6n, iertamente, cabe suponer que las ce- rezas amargas necesitan algo mas de som- bra que las manzanas, peras y cerezas dul- ‘es, que no suelen tener problema alguno con el sol. También toleran un poco mas de sombra ciertas variedades de ciruelas, ‘como la vigorosa ciruela casera. En las lindes de la masa de vegetacién poblada de sombras con franjas luminosas pueden colocarse grosellas y bayas espino- sas en forma de arbustos 0 tronquitos altos, siempre y cuando dispongan de espacio su- ficiente para las raices y reciban al menos unas horas de sol por la tarde. Con todo, zo se puede sofiar con obtener ni cosechas récords ni con que sean excesivamente duces. ‘También las variedades de zarzamoras, frambuesas, arindanos y ardndanos rojos despliegan todo su aroma con mucho sol. Las formas originales y «silvestres» de esta especie, al igual que parte de las que pue~ den adquititse en los viveros, toleran bien las zonas semiumbrias 2 pesar de todo y dan unas bayas ornamentales de buen sa- bor. De las zonas semiumbrias proviene también otra golosina, la fresa silvestre (Fragaria vesa var. vesca), que puede com- binarse con otras vivaces al pie de grupos de arbustos luminosos. ‘Ademés, se incluirian aqui algunas fa- imilias que toleran las sombras —mencio- nadas ya en el capitulo dedicado a arbustos 16 ‘ornamentales— y cuyos frutos no sélo em= bellecen, sino que ademas son comestibles, bien crudos 0 cocinados, como, por ejem- plo, las Amelanchier, el membrillero de flor (Chaenomele), el comejo (Cormus mas), el iruelo rojo (Prunus cerasifera ‘Nigra’, P x cisterna), el satico (Sembucts), el serbal (Sor- ‘hus aucuparia var. moravica). Hortalizas y plantas aromstieas Para buena parte de hortalizas tan apre- iadas como los tomates, pepinos y cebo~ tas resulta completamente imprescindible que dispongan de un sitio en la parte sole- ada del jardin. "No obstante, hay otras muchas que to- eran desde sombras ligeras hasta semi- sombras, como muestra el recuadro adjun- to. Las sombras matutinas no suponen ninggin problema, ya que la radiacién solar ligeramente vaporosa es adecuada para sa- tisfacer la necesidad de humedad de casi todas las especies. Pornorma general, los emplazamientos deberfan ser efidos y protegidos, dado que fas sombras frias propician esea- sas y favorecen plagas de paristos y enfer- medades. Para evitar un exceso de nitratos en las hortalizas de hoja y bulbo, hay que ser co- ‘medido con el abono de nitrogen, sobre todo en los lugares semiumbrios y'en las semanas previas ala cosecha. ‘Adems, se recomienda hacer la cose cha por la tarde, cuando la superficie ha es- tado baiada por el sol unas horas antes. ‘Entre las verduras citadas cabe puntualizar que las habas toleran sombras més inten- sas, as{ como el ruibarbo, que en ral caso presenta unos tallos muy delgados. Entre las plantas arométicas o las que se emplean como condimento, tienen buen sabor y crecen bien en un lugar semium- brio se encuentran las siguientes: pereji, cebollino, ajo tierno, levintisca, estragén, perifollo, menta, melisa, angélica y rabano picante. La acedera y el lepidio toleran las sombras intensas. El berro tolera muy poco el sol, por no decir que no lo tolera en absoluto; sélo puede erecer en suelos frescos y casi siem- pre se cultiva en maceta. En la tierra, a la sombra de érboles y ar- bustos, crecen no obstante tres hierbas si gulares ya mencionadas entre las vivaces: el Allium trsinum, el Galium odoratum y el Sympbytum grandiflorua, Las hojas frescas plantas de cubeta es muy similar, ya que son arbustos o vivaces de regiones cilidas que slo en zonas frfas pueden permanecer en verano al aire libre. Algunas plantas apreciadas de este grupo crecen también en zonas semiumbrias, por ejemplo la trompeta del juicio (Datura) o incluso el Ilas especies que no resisten el sol directa- mente, o bien que han demostrado una buena tolerancia a las sombras: aucuba (Aucuba japonica), carelia (Camellia japoni- a, hibridos de C. zilliamsi), Cleyera japo- ica, Cycas revoluta, Avalia (Fatsia japonica), y la fuesia en tronquito alto. El laurel cere- 20 (Laurus nobilis) y el lirio de Nueva Ze~ landa (Phormium tenax) toleran tanto las sombras como el sol. Ademés de éstos, pueden hermosear el jardin otros muchos arbustos enanos pro- pios de la sombra, dispuestos en tiestos y El jardin mévil de sombra_ ‘en cubetas, como rododendros, hortensias, boj, potentila, Berberis verruculose y tejo ‘nano, Asimismo, todas las especies de hiedra pueden quedar muy vistosas, ya sea ‘como trepadoras en un tiesto 0 como plan- tas colgantes. ara terminar, diremos que tanto unas jardineras de hierbas en el bale miniestanque en una cubeta en la terraza 0 un jardin de rocalla en un patio int son posibilidades que brinda un jardin de sombras y que todo ello puede conseguirse también con plantas «en miniatura> en re~ Cipientes de plantas. La trompeta del juicio también despliega sus grandes flores en zonas semiurbrias, mientras que las fucsias requieren algo mas de oscuridad. 983 Los nimeros en mega remiten a una expleaciéa detalada del concepto. ‘Abono, 23 de nitrégeno, 76 Adaptacién, 13, Agua, 9,18, 89-90 Algas, 9 Almacenamiento de calor, 33 Almiar, 29 ‘Anuales, 72 “Arboles de copa, 46 ‘Arbustos de flores, 46, de follae perenne, $0 grandes, 35, 38 ‘ornamentales, 35-55 para setos, 54-55 trepadores, 55 Arcilla, 21 Arena, 21, 22 Arriates, 73, 83-86 Asimilacion de CO>, 9 Bacteras, 9 Baleén, 92 Bianvales, 72 Boceto, 24 Bosque, masa de vegetacin, 31-32, 88 ‘con atractivo follaje 0 frutos ornamentals, 48-49 «con poras necesdades de uz, 37-39 limites de, 81-82 perenne, 29 :zomasseriumbrlas 1 soleadas, 46-52 zonas semiumbrias 1 umbrias, 40-85 Cal, 22 Calor, 10, 16,18 ‘Camino, 85 Gaincer de pie, riesgo de, 7 4 Césped, 28 ‘Clareado, 32 ‘Glimatologia, 16 ‘loro, 9, 1, 12,77, Coberters, 37 ‘Compost, 21 Conifera, 51-52 Disxido de carbono, 9, 18 Diseio, sugerencias de, 78-93 Disposiciones municipales, 32 Emplazamiento, 18, 24 Estaca, 85 Estangue, 90 orilla del, 89 Estolones, 81 de las rales, 64 Familia, 31 FFCC,7 de bulbo y tuberosas, 70-71 de verano, 72-74, 92 vivaces, 88 Fotosintess, 810, 10, 13,18, 7 Franjs de sombra, 17, 28 Protas, 76 Frutas, 75-76 de baya, 76 Grasas, 8 ‘Helechos, 66, 88 ‘Hidratos de carbono, 9 Hierbas, 77, 88 Hortalias, 75-77 del jardin, 27 Humedad, 16,20 ambiental, 18 del suelo, 23 cxigencia de, ‘Humus, 21 aporacién de, 22 crudo, 23, Iluminaci6n relaiva, 11 Intensidad luminosa, 14, 13 Invernadero, 29 Jardin de hierbas, 27, de rocalla, 27, 87, 88 superficie del, 6 ‘Liquenes, 11 Lax, 11 “Maceteros colgantes, 92 Medidas de elareado, 11 Mercla de turba, 22, Microclima, 19-34 ‘Mukiplicacién espontines, 79,81 Muro seco, 87 ‘Murs, 33-34 secs, 87 ‘Musgos, 11 Nitrato, 76 Orilla del estanque, 89 Oxigeno, 9 Orono, agujero de, 7 Paisaje boscoso, 81 Parerres, 73, 83-86 de guijarros, 87 de rosas, 27 de vvaces, 81 Patio, 92 interior, 91-92, 93 Perenne, 31 DH, indice de, 22 Piedras, 87-88 Pigmentos, 9 lan de las somibras, 24-26, 27 Plantas ities, 75 acuiticas, 89 de container 37 presién de, 18, de cubeta, 27, 92 secas, 20 de luz: media, 11,13, tipos de, 17 de relleno, 85 Setos Suelos, 16, 21-23 de sol, 11, 14 altos, 54 ‘apacidad de los, 21 de sombre, 11,13, de pou, 54 ‘compactos, 22 de zonas semiumbrias, 11 de poda medianos, $4 cexigencias, 18 ‘omnamentales, 7, 67,76 pecqutios, $4 Sustancias alimenticias, 18 ‘que cubren el suelo, 35, perennes, 54 52-53, 64,79, 83 vivos, 95 ‘Temperatura, 19-20 rastreras, 79 Soleado, 15 cexigencias de, 18 trepadoras, 60 ligeramente, 17 “Terraza soleada, 7 ‘trepadoras anuales, 73 Sombras Poda 32 causa de, 15 Variedad, 31 Protecci6n foresta, completa, 17. Vivaces, 56-71, 92 disposiciones, 32 de la floresta, 78-82 de acompafamiento, 83 Proteinas, 8 dduraderas, 17 grandes, 59-60, 68 «en Jos muros, 34, 90-92 suis, 86 Radia focales, 17 tmedianas, 61-63 calorifica, 10 sgraduacién de, 15, 16 pequefias, 64-65 dfs, 10 ‘himedas, 20 zonas semiumbrias directa, 10 intensas, 17, y sombrias, 59-67 Raices superficiales, 31 intensidad de, 15 ‘zonas umbrias y soleadas, Rayos UVA, 7, 10,27 Ituviosas, 20 68-70 Reverdecimiento, 12 Juminosas, 17, Rizoma, crecimiento del, 64 medias, 17 Zona de aguas superficiales, Rosas trepadoras, 95 nucleares, 17 9 95

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