| sectores oprimidos sobre los nuevos gobiernos. Para la él
102. Historia Latinoamericana (1700-2005)
arribé a Panam. Brasil tampoco mand representantes. Los delegados de
Estados Unidos Hegaron tarde, cuando el Congreso se Kabia trasladado
iudad de México; concurrieron con precisas instrucciones y
que en el Congreso bolivariano se tratar’ la abolicién de
‘especialmente porque no
rar un acuerdo: las j6ve~
jerminado de organizarse como Estados y mu-
establecida una constitueién ni habian fijado
souere poco después, enfermo,y amargude po!
Para Chau,
nes naciones no hal
chos paises atin no
su ciudad capital. B
no haber cumplido
La hora de Am
uunidad de su pi
paron el territorio de América espafiola (Chaunu, 1964).
La organizacién de los nuevos Estados latinoamericanos
Inestabilidad institucional y caudillismos
alizacién de las guerras por la independencia, lis nuevas
lucharon por conformarse como Estados, pero este perfodo se
caracteriz6 por su irregularidad institucional, que dificultaba el progreso
econémico de las élites.
Para obtener el gobierno, las clases dirigentes criollas debieron movili-
zara las masas que formaron parte de los ejércitos. Las guerras indepen-
dentistas habfan cambiado a la sociedad no s6lo en su composicién étnica
tas menos transformaciones se introdujeran en la forma de ejercer el poder
¥ en los sectores que lo detentaban, menos inconvenientes habria en el
futuro Estado, menos guerras civiles, mientras que los sectores populares
‘esperaban obtener cambios sociales y que la independencia significara
realmente una revoluci6n.
Excepto Chile, que tuvo una prolongada estabilidad institucional, los
dems paises se debatieron en luchas intestinas y pujas por el poder, a las
‘que se agregaron contiendas entre pueblos limitrofes por cuestiones terri-
toriales, econdmicas y politicas, més las presiones de los Estados que que-
Losprimeros afios delasnaciones latinoamericanas 103,
rian transformarse en nuevas metrépolis de estas recientes naciones.
Para Halperin Donghiesta época se transformé en una “larga espera”
mientras el orden nuevo se demoraba en nacer, producto del desorden
generado por la destruccién del orden colonial. El historiador sefiala la
violencia que “Ilega a dominar la vida cotidiana”, i
anénima" (entre otras, la ocasionada por levantamientos pop’
los que hubo en el Rio de la Plata después de que Dorrego fuera
por generales del Ejército Nacional); enfrentamientos entre “montoneras”
(tropas irregulares bajo el mando de caudillos) y regimientos guberna-
\queos que se concebfan como “botin” del bando triunfante.
que dominan los “feudos” a punta de espada, gracias ala d
Iejanas autoridades centrales, o a la anarquia reinante.
éstos aparecen en perfodos de precariedad o incluso de v
nal, en una sociedad sin conciencia nacional; algunos cau
Estado", y otros son “caudillos unificadores” que “imponen su ley aplas-
tando por las armas a los sefiores alborotadores”, y como ejemplo sefiala
el papel de Rosas en la Confederacién Argentina (Rouquié, 1994)
El caudillo era un hombre con gran magnetismo personal
ba a los demés con el peso de su voluntad. También se imy
coraje, porque daba el ejemplo de bravura
que fuera de clase alta, cultivaba un est
popular. Prototipos de caudi-
los fueron José Antonio Péez de Venezuela, y Juan Manuel de Rosas en el
Rio de la Plata (Safford, 1991).
Estos tuvieron un papel fundamental durante la vida politica de préc-
ticamente todo el siglo XIX. La militarizacion
ras por la independencia habia acrecentado la importancia de los co-
mandantes de milicias en las distintas localidades. Los diferentes gobier-
dad para que consiguieran recursos y hombres
para los eércitos criollos. Asf, los caudillos surgieron dentro de la nueva
organizacién que se fue imponiendo como consecuencia de las indepen-
dencias, y fue su caj rganizativa y su aptitud para imponer su
autoridad lo que los
iente a rafz de las gue-
d paternalista que el caudi-
Ja forma en que mandaban
en esa época los patrones de estancias o sefiores de haciendas.
Perono todos los caudillos tenfan las mismas caracteristicas: algunos,
como Martin Gtlemes en Salta y Artigas, instalaron regimenes con una