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aii. La sombra de Chauvin Nicolas Chauvin fue un soldado que sirvid en el Primer Ejército de la Republica Francesa y con Napoleon Bonaparte; la rezén de su cierta ce- lebridad es que se convirtié en un per- sonje de la comedie de vodevil de los hermenos Cogniard: “La escarapela tricolor’, donde se le retrata sarcés- ticamente como un sujeto ultranacion- alista, un francés republicano de hueso colorado. Y no resulta raro en cierto sentido en- contrarse a muchos como Nicolas Chauvin en todos sitios, chovinistas se les dice ahora, que defienden que lo propio, lo nacional o lo regional es lo mejor de todo el mundo mundial. Su pals, su region o su terrufo es para los chovinistas el ombligo del universo. Asi pues el personaje francés le dejé al idioma espafiol el termino de “chovini- sta” para calificar segun |a Real Aca- demia de la Lengua a aquella persona que exalta de manera desmesurada lo nacional frente 2 lo extranjero, Un pa- triota exclusivista con un fervor exag- erado por la patria propia, acompafia- do de desprecio por las extranjeras; es por definicién el chovinista segun el diccionario de Marfa Moliner. Muchos como un servidor cree que chovinismo no solo es nacional, sino que igual puede ser regional y como muestra la miseria de espiritu y perspectiva que exhibimos frecuentemente en esa vit- rina de la frivolidad y la autocompla- cencia que son las redes sociales. Justo a mediados de 2014 el cantante veracruzano Byron Barranco publicé una melosa y postica cancion para la ciudad de Tuxtepec. La composicion fue impulsada originalmente en una de las redes sociales de ORP Noticias y compartida por una pagina local en fa- cebook: Region del alto papaloapan, donde se le calificé en primera instan- cia de fea y mala por proponer que Monosabio la ciudad era jarocha y no reconocer que era tierra chinanteca. Esa men- ci6n de cierta multiculturalidad en la cancién que declara a Tuxtepec mestiza, la flor jarocha de Oaxaca, veracruzana, oaxaquefia y mexicana fue suficiente para exacerbar el cho- vinismo del editor (o editores) de esta pagina regional que tiene una presencia activa con mas de 7000 seguidores y estadisticas de rentabi- lidad a partir de la publicacion de es- tampas folcloristas y ejercicios de nostalgia costumbrista que conectan bien con su publico. La presentacién de !a canci6n de Barranco llamo la atencion de varias y varios y los comentarios se volca- ron de manera inmediata invocendo al viejo fantasma; el antiguo trauma regional de una orfandad identiteria que nos victimize como regién pero nos impulsa como chovinistas de primera. El mejor de los tonos lo es- tablecieron comentarios que asumian la identidad oaxarocha pero que no dejaben de ilustrar el farrago mental que provoca la pulsién incon- trolada de una identificacién Unica y definitiva: el que no es algo con clari- dad y contundencia no es nada. El peor de los tonos fue el chovinismo regional de farraga identidad: lo que yo creo que soy es lo mejor y lo demas esta de menos. Décadas de discurso nacionalista basado en la premisa de que el mexi- cano es uno, es mestizo y este ar- ticula a los indigenas (asi todos en conjunto) como curiosidades de feria artesanal para formar |a matriz de una cultura nacional, nos ha lle- vado en esta regién de la Cuenca del Papaloapan al trauma de la orfandad identitaria una y otra vez. Ante la an- siedad de una etiqueta que nos diga qué somos lo que queda es la de- La sombra de Chauvin fensa farragosa y chovinista de una identidad borrosa.Asi pues defendemos al oximoron de la oaxarochidad (somos esto y lo otro y por tanto nada) cuando le ponemos los pelos de punta al fundamentalista chinanteco que furiosamente se descoloniza del discurso mestizo y jarocho, en espajiol, en las redes sociales y con alta tecnologia genere narratives de lo bondadosa que era la vida antigue de “sus abuelos chinatecos”. Vituperamos al que dice que Tuxtepec es mestiza porque ese es el mismo discurso de las clases medias tuxtepecanas que hicieron de su entorno indigena un entretenimiento y solo eso: un bailable vigoroso de pi- ruetas fereninas. Sedmos lo que sedmos no sabemos bien qué somos y cémo es que no somos el otro y ante ese emborronamiento de la identidad lo que queda es defender algo, con pasion y sin tregua, lo inmediato es lo mejor y lo demés es lo de menos. Nuestra identidad farragosa en medio de discusiones chovinistas que no llevan a ningtin lado. Tan solitos, tan huérfanos y tan rijositos, LY que podria aparecer si echamos luz sobre la sombra de las farragosas identi- dades defendidas con chovinismo? Quizés la comprensién de que no podemos contener rfos en cuencos; necesitamos nuevas herramientas para comprender la realidad cultural; abandonar la idea de museo que etiqueta especimenes muer- tos y mas bien habrd que desarrollar lenguajes nuevos que den cuenta de la complejidad cultural que creamos, habitamos y somos; necesitamos pensar y platicar, ver y escuchar, soar y planear; mas que nunca en esta regién requeri- mos un alto y una reflexidn seria sobre las viejas practicas que nos tienen sumi- dos en esta condicién periférica con respecto al didlogo cultural que se da en la capital de Estado, por poner un ejemplo. Formas practicas de llevar a cabo esto hay varias y los espacios no institucionales conquistados y mantenidos son una opcién, pero este Monosabio se reserva y las deja para otra ocasién, pues no deja de pensar en la flor jarocha de oaxaca y ya le urge subirse a un arbol para mirar el manso fluir de! rio, matriz liquida, delta de cultura e identidad fluida. Mrelalel=t-Jelie= | La sombra de Chauvin

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