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MONS. DE SEGUR LOS FRANCMIASONED LO QUE SON, LO QUE HACEN LO QUE QUIEREN BARCELONA Al ocuparme de 1a Francmasoneria, mi tinico in- lento es demostrar los peligros que encierra desde cl punto de vista moral y religioso, dejando a un lado el politico, y hasta el social. Ante Ja terrible y creciente propaganda que cubre como con una red inmensa, no solamente la Euro- pa, sino el mundo entero, es necesario por parte de los buenos vigilar y estar siempre preparados para cl combate. Apenas hay didcesis en que no estén organizados. los francmasones, y segin datos esta- disticos, pasan de ocho millones distribuidos en cinco mil logias sin contar las traslogias (1). El medio mejor para preservar de la Francmaso- neria a todo hombre de bien es hacerle conocer tan funesta asociacién. La Francmasoneria busca ante todo el silencio y la sombra; y su primer cuidado, al verse atacada, 2) Noth pe tA PReseNte p1er6x 1088, Debe jconsiderarse, al engontryr datos ebtadisticns, Ia fecha on que fue escrito el presente foleto, Eon editores no se bun ersido autorizados para modiicer ot- tos datos, qe ef buen sentido lel lector anid interpreter eat istivamente, 4 es callarse y hacer cl muerto. Tal es su divisa in- variable en muchas partes. Asi, pues, hablemos nos- otros, y gritemos al lobo sin cansarnos. gNo seria una obra buena la de dar a conocer este librito y esparcirlo lo mds que se pueda? Lo ofrezco espe- cialmente a los sacerdotes y a los buenos catélicos, celosos por la santa causa de la Iglesia y la conser- vacién de la fe. ; Ojald pueda ayudarles a preser- var del fuego muchas de tantas mariposas que re- volotean cn torno de la lama, porque no saben que abrasa cuanto toca! LOS FRANCMASONES I Del nombre de francmasén En general, los nombres expresan las cosas; pero aqui sucede “lo contratio. Los francmasones hi son francos, ni masones o albafiiles (1). Que no son esto ultimo, es initil demostrarlo. Ni es menos evidente que no son francos, cuando su sociedad Se apoya sobre secretos, sobre ceremonias misterio- sas que a nadie se deben revelar so pena de muerte, Ante los profanos, quieren los francmasones pa- sar buenamente por «una sociedad alegre y filan- trdpica, amiga de comer, beber, cantar y hacer bien». Ya veremos si no encubren otro objeto es- tas palabras. Es tan cierto que son inocentes como que son albaiiiles. Si por francmasén debe entenderse libremasén, ya se levanta un poco el velo. Libre, gcon qué lie bertad? Libre, zcon relacién a quién? Libre, gde hacer qué cosa? Pronto lo veremos; y por cierto son misterios terribles. : : Al parecer este nombre extravagante de franc- masones tuvo origen en Escocia. Cuando el Papa (1) La palabra francmasén, traducida literalmente del fran- eés (France-Macons), significa «Francos-Albaiiiles».—(N. del T_) 6 Clemente V y el rey de Francia Felipe el Hermoso hubieron abolido muy justamente, a principios del siglo x1v, la Orden de los Templarios (1), muchos de estos infames se refugiaron en Escocia, en don- dle se constituyeron en sociedad secreta, jurando venganza y odio eterno e implacable al Pontificado y ala Monarquia. Para mejor encubrir sus maqui- naciones, se agregaron a corporaciones de albafi- les, tomaron sus insignias y su jerga, y a la som- bra del Protestantismo se extendieron mas tarde por toda Furopa. Su organizacién definitiva parece que data de los primeros afios del siglo xvi (2). Para deslumbrar al vulgo pretendieron remontar su origen nada menos que al templo de Salomén, a la torre de Babel, al diluvio, hasta el paraiso te- rrenal; y muchos de sus adeptos fueron bastante cdndidos para creer tales sandeces. zQué es, pues, la Francmasoneria? zCémo se hace uno franemasén? ¢Qué pasa en las logias? Tras las logias conocidas gexisten otras secretas, (1) Los caballexos del ‘Temple hubfan sido instituidos para defender Ie fe en Tierra Santa. Pronto se extendieron por toda Europa, y adquirieron por sus riquezas extraordinaria influen- cia, Uno de sus primeros Grandes Maestres ce dejé seducir por los tureos, ¢ introdujo on la Orden, ¢l par de costumbres con- tra naturaleza, prictioas secrilegas, que quedaron por mucho tiempo en un’ profundo secreto. Felipe «1 Hermoso desoubrié esos horribles misterios, ¢ inst en gran manera a Clemente V para que castigase a les Templarios y suprimiese su Orden. El objeto principal del Rey era confiscar aus bienes en provecho propio; el del Papa fus el interés de Is fo, de la justicin y de s buenas costumbres, Este punto histérico estt hoy del todo comprobado. (2) Con Jo dicho no pretendo afirmar que los francmasones hayan heredado Ine horribles costumbres de los Templarios, ¥ sélo hago constar Ia relacién de familia que parece existir en- tre unos ¥ otros. 7 y-qué se hace en éstas? zEs acaso la Francmaso- neria una institucién laudable, moral, religiosa, o por lo menos benéfica? zNo es mas bien esencial- mente anticristiana, anticatélica? ¢Es poderosa y activa? gQué se propone? zEs lcito alistarse bajo sa bandera misteriosa?,.. Responderemos con bre- vedad a tan graves preguntas (1); pero ante todo haremos una distincién importante. I Que hay dos clases de francmasones Hay la Franemasoneria que saca mas o menos la cara, y la Francmasoneria que la esconde del todo, si bien las dos no forman mds que una: «La Ma- sonerfa es una; uno su punto de partida», decia el H.". Ragén, uno de los érganos mds acreditados de la secta (2) A la primera pertenece la inmensa mayorla de los francmasones. De los ocho millones de adeptos, «apenas hay quinientos mil miembros activos», como confiesa formalmente el Mundo Masénico en su ntimero de Agosto de 1866. (1) Muchas de nucetras noticias las hemos sacado de le in- leresante obra de Mr, de Saint-Albin, titwlada: Les Francmo- cons et les Soviétés evoréter, A ella pueden acudir los que quie- ran’ estudiar més a fondo esta importante materia, (8) El H.", Ragén escribié un libro que por disposicién de la logia eapitilar, Oriente de Nancy, ha sido objeto de una «aeimpresién oficial Hamada edicién eagrada, para uso exclusivo de las logias y de los frencmasones.» Ese H.". Ragén es an- tiguo Venerable. E] Gran Oriente, al aprobar proclamado que contionen Iu pura doctrine masénics. Lo citaré f menudo en este optiscule como un origen auténtico que el ene- migo no puede desconocer. 8 Estos quinientos mil son los francmasones en ac- tivo servicio, los francmasones distinguidos ; pero no son los de las logias secretas, los francmasones malvados, que saben lo que hacen, que quieren de- liberadamente acabar con el Catolicismo, la Iglesia y la sociedad, y que bajo diferentes nombres com- ponen lo que se llama sociedades secretas, Estos son los jefes de la Revolucién, que quiere, como todos saben, trastornar el mundo y sustituir én la tierra «los derechos del hombre a los derechos y al reino de Dios». Los ocho millones de hombres iniciados en ‘la Franemasoneria son en su mayor parte simples ilu- sos e imexpertos que casi nunca saben a dénde se les conduce. Sirven como de depésito en el que se escogen reclutas ; 0 como vacas de cria que se or- defan a placer; 0 como trompetas que pregonan por doquier las alabanzas de la Francmasoneria, extienden su influencia y la atraen simpatias y. dinero. Detrds de esta muchedumbre que bebe, canta y habla de moral, los verdaderos francmasones ocul- tan a maravilla todas sus tramas. Entre los francmasones externos puede haber y hay sin duda gentes honradas segin el mundo, co- razones rectos y generosos que serfan cristianos si conociesen la Religién, pero a quienes la ignoran- cia eva extraviados por 'falsos caminos. Se dejan engafiar por esas apariencias de fraternidad y be- neficencia, y con la mayor buena fe se indignan contra la Iglesia cuando desenmascara y condena la Francmasoneria. - Pero lo que mds abunda entre los francmasones es la clase media sin religién ; hombres bobalicones 7 que se dejan Ilevar de las narices, y a quienes tan jen husmean de lejos todos los jefes de secta, y que Iuego no salen de su asombro al descubrir a sus pies la profunda sima’ que han ahondado con sus propias manos. A este niimero pertenecen también los ambicio- sos, los abogados sin pleitos y sin conciencia, los falsos sabios, los revolucionarios, los idedlogos que van tras lo desconocido, los Iamados fildntropos ; en fin, y Sobre todo, los hombres de mundo que no piden otra cosa que moralizar a su manera y sal- var el género humano rindiendo culto al dios-vien- tre y encenagdndolo en toda clase de placeres. Abundan también militares, judios y taberneros; y de estos tiltimos, sélo en Paris hay unos dos mil que frecuentan las logias. Aun concediendo que exista en las filas de la Francmasoneria una que otra persona honrada, cuando hayamos penetrado en sus misterios, nos veremos obligados a confesar que tales personas, si es que las haya, muy contadas sern. i Secreto del reclutamiento habitual de la Francmasoneria A tal secreto puede Iamdrsele con toda verdad secreto del diablo. Y si no, atiende, lector amigo, y juzga. «Lo esencial (escribia uno de los jefes ocultos de la Francmasoneria, por sobrenombre Pequefio-Ti- 10 gre), es aislar ai hombre de su familia y hacerle perder sus costumbres. Por inclinacién natural esta bastante dispuesto a huir del cuidado de su casa y a correr en pos de faciles placeres y vedados pa- satiempos. Toma gusto en las interminables habla- durlas del café y en la ociosidad de los teatros. Arrastradle, sonsacadle, dadle una importancia cual- quiera; ensefiadle discretamente a fastidiarse de sus quehaceres diarios; y con este manejo, dés- pués de haberle separado de su mujer y de sus hi- jos, después de haberle mostrado cudn penosos son todos los deberes de su estado, inculcadle el deseo de otro género de vida. El hombre ha nacido re- belde; atizad ese espiritu de rebelién hasta que produzca incendio; pero cuidado con hacerlo esta- Mar. Es una preparacién para la grande obra que debéis comenzar. »Cuando haydis infundido en algunas almas Ja aversién a la familia y a la Religién (que casi siem- pre van unidas), dejad caer alguna expresién que provoque el deseo de pertenecer a la logia mds cer- cana. Esa vanidad de entrar en la Francmasoneria tiene algo de tan venal y universal, que no puedo volver de mi asombro ante la humana estupidez. Me extrafia no ver al mundo entero lamar a la puerta de todos los venerables, y pedir a esos sefio- res el honor de ser uno de los obreros escogidos para la reedificacién del templo de Salomén. El prestigio de lo desconocido ejerce sobre el hombre tal poder, que temblando se prepara a las pruebas fantasmagéricas de la iniciacién y del banquete fra- ternal. »Ser miembro de una logia; verse lamado a guardar un secreto que nunca se os confiard, y esto 1 independientemente de mujer e hijos, es para cier~ tos hombres un placer y una ambicién (1).» jCudnta perversidad ! Otro francmasén, el H.". Clavel (2), expone, aunque con menos cinismo, el mismo honrado sis- tema de alistamiento. He aqui sus propias pala- bras, y bendigamos a Dios porque esos impios nos descubren algunas veces el secreto de su conspira- cidn: «La Francmasonerta, se dice a los que se quiere alistar, es una institucién filantrépica, pr gresiva, cuyos miembros viven como hermanos bajo el nivel de una dulce igualdad... El francmasén es ciudadano del ‘universo; en todas partes encuentra hermanos prontos a recibirlo, sin otra recomenda- cién que su titulo, sin que necesite darse a cono- cer mas que por las sefiales y palabras misteriosas adoptadas por la gran familia de los iniciados. »Para que se resuelvan los curiosos, se afade que la sociedad guarda religiosamente ‘un secrcto que no puede ser revelado mds que a los francma- sones. »Para decidir a los hombres amigos de placeres, se ponderan los repetidos banquetes en los que los buenos platos y los vinos generosos excitan 1a ale- gela y estrechan Jos lazos de una fraternal inti- midad. »A los artesanos y tenderos se les dice que la Franemasoneria les sera muy provechosa, exten- diendo el circulo de sus relaciones y de sus parro: (2) Carta la Venta piamontesa, 18 de Enero de 1822. (2) Estos tres puntos forman el trigngulo misterioso, bolo del nivel igualitario que la Francmasoneria pretende pa- sear por todas Iss rogiones del globo para hacer desaparecer toda religién y toda sutoridad que no provengan do olla. 12 quianos.—De este modo se tienen argumentos para todos los gustos, para todas las vocaciones, para todus las inteligencias y para todas las clases (1).» Lector honrado, qué dices a todo esto? Para completar el cuadro, podriamos afiadir: A los cristianos, para no espantarles, se les seduce con buenas palabras; se les dice que la Francma- Soneria fio excluye religién alguna, y que aun cuen- ta en su seno algunos sacerdotes, etc., ete.—Pues no vino un dia una buena mujer, madre de fami- lia, a consultar a un santo sacerdote amigo mio, preguntdndole con mucha formalidad si era cierto «que los Padres Dominicos estaban al frente de los francmasones en Francia? «Estén apretando a ini marido, afiadié, para que se haga también frane- mas6n ; y como yo me opongo con todas mis fuer- zas, han venido a decirme que los Padres Domini= cos pertenecian a esta sociedad y la dirigian. z Esto es verdad?» Tales son los secretos honrosos que la Francma- soneria emplea para reclutar gente. Iv Ceremonial para la admisién en la Francmasoneria La Francmasoneria exterior tiene tres grados : Aprendiz, Compaftero y Maestro. Grado significa aqui escalera de ascensién hacia la luz. Por supues- to, nosotros cristianos, hombres de fe y de recto sentir, somos unos profanos condenados a las ti- nieblas. (Y) Historia pintoresca de 1a Francmasoneria, p. 1 ¥ 2 13 Asi, pues, cl que se ha dejado coger en la tram- pa ticne que pasar por.lo siguiente, no menos gro~ tesco que culpable, que no es decir poco. Presén- tase ante todo para ser admitido Aprendiz-Masén. El dia fijado de antemano, el aspirante, «acompa- nado, al. local de la logia por un Hermano a quien no conoce», es introducido en un cuarto solitario, en donde, colocada entre dos candeleros, hay una Biblia abierta en el primer capitulo de San Juan. A qué viene esto? Un francmasén inocente nos responderd : «Es que somos gente religiosa e ilus- trada>. Pero, gqué respuesta daria un francmasén ya iniciado, un francmasén de esas traslogias en las cuales se os dice redondamente que no hay mds Dios que la naturaleza, y que la Francmasoneria sélo presta culto al sol? Alli dejan a solas al aspirante por algunos minu- tos, y este rato de espera hace picante la cosa. Luego le quitan el vestido, dejando desnudos el costado izquierdo y Ja rodilla derecha; Je mandan poner un zapato en chancleta (este punto tiene suma importancia) ; le quitan el sombrero, la espada (debe ir provisto de ella) y todo usu metal, es decir su dinero. Le vendan los ojos, y es conducido al «ga- binete... de las reflexions». Le esta prohibido qui tarse la venda hasta tanto que no oiga tres gran- des golpes. Déjanle otra vez solo, y permanece al- giin tiempo en la inquietud natural que debe cau- sar a ese imbécil esta sarta de misterios. Por fin oye la sefal; quitase la venda, y se encuentra en una sala colgada de negro, y en cuyas paredes lee, con una alegria facil de comprender, inscripciones tan propias para infundir dnimo como las siguien- test «qj Tiemblu, si eres capas de disimulo! ; Iremos 4 al fondo de tu corasén!—Si tu dnimo se ha estre- mecido, no pases adelante. —Se te podrin exigir los mayores sucrificios, hasta el de tu vida; ¢estés pronto a hacerlo?, etc., ete. En el «gabinete de las reflexiones» el candidato est obligado ‘a hacer su testamento, y responder Por escrito a estas tres preguntas: «¢Cudles son los deberes del hombre para con Dios?—Cudles sus deberes para con sus semejan- —gCudles los que tiene para consigo mismo?» Luego «el H.*. Terrible (sic) toma con la punta de una espada el testamento y las tres respuestas, para llevarlas a la logia, En la jerga masdnica Ild- mase logia las reuniones de los adeptos; el lugar de la asamblea se lama templo (reminiscencia pia- dosa de los Templarios y de sus misterios) ; el pre- sidente se llama Venerable. EL H.". Terrible trae, pues, al Venerable el tes- tamento y las respuestas ; y sean éstas las que fue- ren, el candidato queda siempre admitido. Las res- puestas dé] ateo y blasfemo Proudhén al entrar en la Franemasoneria fueron éstas: «Justicia para to- dos los hombres. — Sacrificarse por la patria. — Guerra a Dios.» Verdad es que esto sucedié en la logia de la Sinceridad, Perfecta Unién y Constante Amistad; y una logia tan suave de ningtin modo podia rechazar un candidato tan perfectamente sin- cero y tan sinceramente perfecto. Vuelve el H.'. Terrible al pobre aspirante, le venda otra vez los ojos, le echa una cuerda al cue- lo, y cogiéndola de la mano Io Tleva a la puerta del templo, en la cual le manda dar tres fuertes golpes. Los de dentro se esfuerzan en contener la risa. . 15 El templo estd colgado de azul; sin duda por ser celeste todo cuanto pasa en él. Un H.*. llamado Primer Vigilante anuncia gravemente al Venerable que han Hamado a la puerta, Sigue un didlogo en- tre el Venerable, el Primer. Vigilante y el H.*. Te- rrible; y después el postulante es introducido en el templo, y le colocan entre dos columnas, siempre con la ‘cuerda al cuello. El H.". Terrible le apoya fraternalmente la punta de su espada en el corazén, y luego comienza el interrogatorio. El Venerable, calindose los anteojos en su ve- nerable nariz, dice con voz cavernosa: «Qué sen- lis? gQué veis?» (preguntas desatentas para un po- bre diablo que tiene los ojos vendados, y a quien se pincha el estémago). El postulante responde con candidez: «Nada veo, pero siento la punta de una espada.» EL: Venerable :—«Meditad bien el paso que es- titis dando: vais a pasar por pruebas terribles: ;Os sentis con valor para arrostrar todos los. peligros a que podéis veros expuesto?» EL postulante con energia :—«Si, sefior.» El Venerable sin refrse :—«En este caso ya no respondo de vos... H.*. Terrible, arrastrad a este profano fuera del templo, y conducidle por todos los parajes por que debe pasar el mortal que aspira 4 conocer nuestros secretos.» Palabras textuales, como, todas las que iremos citando, tomadas del Ritual masénico. Al punto el H.". Terrible tira de la cuerda, arras- trando al aspirante, que contintia con los ojos ven- dados ; le hace dar media docena de vueltas sobre si mismo en una sala llamada de los Pasos perdi- dos; y cuando lo ve desconcertado, vuelve a in- 16 troducirlo eA la logia, sin que el paciente lo co- nozea Pero ; atencién | Van a empezar las pruebas, que harian desternillar de risa, si no sirviesen de ini- ciacién en cosas detestables. Vv Primera y terrible prueba del Aprendiz-Mason En el centro de la logia hay preparado un gran marco con papel un poco tirante, como los aros que atraviesan los volatineros en los circos ecues~ tres. Varios Hermanos sostienen este marco, ins- trumento de la primera prueba, «gQué debemos hacer, del profano?» pregunta el H.*. Terrible al Venerable. Y el Venerable res- ponde: «Metedlo en Ia caverna.» Dos francmaso- nes agarran al aspirante, lo lanzan con toda su fuerza sobre el marco, y el papel, desgarrandose, le abre paso. Otros dos Hermanos, colocados al otro lado, reciben al paciente en sus brazos entre- lazados. Al mismo tiempo cierran con furia las dos hojas de la puerta, y se imita el ruido de cerrojos ; de modo que el paciente puede creerse encerrado en la famosa caverna..! Pasanse algunos momentos en un profundo silencio... jel silencio de la tumba ! De repente el Venerable (estornuda), da un fuer- te martillazo (sobre no importa cual objeto), man- da al aspirante que se-arrodille, y dirige una espe- ic de stplica al Patrén del establecimiento, a quien laman ellos el gran Arquitecto del Universo. La Francmasoneria es muy prédiga de esta clase de 7 plegarias, y pone el nombre de Dios en toda clase de salsas, fo cual es una hipotresia indigna; por- que, como veremos mds adelante, la Francmasone- ria es atea, y ef objeto supremo del francmasén es el culto de la Natuvalesa, como se atreve a decla- rarlo en uno de sus libros oficiales (1). El Venerable manda al aspirante que se siente, por supuesto, con los ojos vendados, en un sitio erizado de puntas (para mayor comodidad), y le pregunta si persiste en su noble determinacién; a lo que el otro responde majestuosamente que st. Siguen algunas preguntas morales y descabelladas, un discurso patético del Venerable ‘sobre los debe- res de los francmasones, siendo el primero, dice, «guardar un silencio absoluto sobre los secretos de la Francmasonerian:—Ya veremos si tales secretos guardan armonia con todo ese ridiculo ceremonial ; fucra de que gno estén de mds los secretos en una sociedad que se dice tinicamente benéfica y filan- trépica? No termina aqiii el sainete. EI Venerable pregun- ta al aspirante si puede dar su palabra de honor de que obra con sinceridad, A una indicacién suya el H.*. Sacrificador conduce el paciente «al aitar», y Ie hace beber en una copa de doble fondo. «Si nd sois sincero, dice et Venerable, la dulzura de ¢sa bebida se cambiar en sutil véneno». Y gracias al mecanismo ide Ja copa, hacen beber al de los ojos vendados primero agua clara, y luego una be- bida amarga, seguida, como es natural, de mil vi sajes. Al punto el Venerable, mds zorro de lo que parece, exclama dando otro golpe de mazo: «gQué (1) El H.", Ragén: Curso filosdfico ¢ interpretative de las Iniciaciones antigua: y modernas, * peancwasones—2 18 veo? zQué significa esa subita alteracién det ros- tro? gSe habra trhnsformado ya en veneno esta dulce bebida?... ; Alejad al profano !» El H.*. Terrible, conduce otra vez al aspirante a las dos columnas, y el Venerable afiade ; «Si pen- sdis engafiarnos, no lo conseguiréis jams ; mds val- dria que os fueseis al momento : sois todavia libre. La seguridad que pudiéramos tener de, vuestra per- fidia os seria fatal y deberiais renunciar a ver de nuevo la luz del dia. H.*. Terrible, volved a colo- car este profano en el banquillo de las reflexiones.» Si el postulante se decide a continuar, se pasa a la segunda prueba. VI Los tres viajes: segunda prueba del Aprendiz-Masén Al ver que millones de hombres se someten d de hace siglos a prdcticas tan necias y humillantes, nos sentimos poseidos de una especie de listima, y como el H.'. Pequeno-Tigre, «se queda uno ad- mirado de la estupidez humana». Si el demonio no anduviera en ello, no habria un solo hombre de sano entendimiento que pudiese conformarse con fantasmagorlas tan pueriles como repugnantes. Na- die podrfa creer que hombres dotados de razén que todos la echan mds o menos de librepensadores, practiquen estos ritos absurdos, si la cosa no fue- ra tan cierta como es, y si el ritual impreso por la secta no desvaneciera toda duda. EI primer viaje consiste en dar tres veces Ja vue 19 ta a la logia, dispuesta al intento. El paciente, ven- dados siempre los ojos, y conducido por el H.*. Terrible, camina sucesivamente por unas tablas mo- vedizas que, colocadas sobre rodajas y erizadas de asperidades, se corren a cada ‘paso; luego por otras tablas sobre trampas, que a cada momento fallan bajo los pies, y parece le dejan caer a un abismo. Después se le hace subir «la escalera sin fin». Si quiere detenerse, le gritan que siga subiendo, hasta que al fin, llegado a una gran altura (al menos asi lo cree), mdndanle precipitarse abajo... ;y cae de una altura de tres pies!! Durante todo este tiem- po (como en ciertos melodramas) simulan el mugir del viento, el ruido del granizo, estampidos de true- nos, chillidos de nifios, en fin, una espantosa ba- ratinda. ; Asi se concluye el primer viaje, que, fran- camente, es demasiado tonto! El segundo viaje se parece mucho al primero, y el tercero al segundo: igual delicadeza en las ma- niobras, igual herofsmo en el Aprendiz. En los in- termedios de cada viaje, el Venerable finge dudar de su valor, y le conjura a‘no continuar; pero el otro, impdvido, sigue adelante. El tercer viaje ofrece, sin embargo, alguna no- vedad. Como a D. Quijote y a Sancho Panza, ven: dados también los ojos, en el famoso caballo de madera, se le pasan al infeliz aspirante, por debajo las narices, no sé qué llamas purificadoras. «Que pase por las lamas purificadoras (exclama el Ve- nerable) para que no quede en él nada profano !» Y efectivamente, mientras el postulante baja con gravedad las gradas del Oriente (lugar que ocupa el Venerable) para volver a las dos columnas, el H.". Terrible lo rodea, por tres veces, de Hamara- 20 das producidas por no sé qué gas o pélvora prepa- rada al efecto. iY pensar que hombres de toda edad y condi- cidn ; sabios, académicos, generales, altos ‘dignata- rios, padres de familia, hombres bien educados, han pasado, pasan y pasardn por tantas y tales maja- derias! Esto confunde el animo y es degradante para el género humano. Pero todavia no hemos concluido, ni el postu- lante es atin francmasén. Vil Ultimas pruebas «Profano, exclama el Venerable, habéis sido pu- rificado por la tierra, el aire, el agua y el fuego. No sé con qué palabras alabar vuestro valor ; pero que no os abandone, porque tenéis todavia que pa- sar por algunas pruebas. La.sociedad en la que de- sedis ser admitido, tal vez os exija que derraméis por ella hasta la iltima gota de westra sangre. cEstéis pronto a todo2»—Es la segunda adverten- Gia de este género que se le hace; pues, para ser francmasén, hay -que comprometerse solemnemente a todo lo que exijan los intereses de la Francmaso- neria, y estar dispuesto a sacrificar su vida a la pri~ mera sefial. ‘A la respuesta afirmativa del aspirante, el Vene- rable afiade : «Necesitamos convencernos que no es vana esta seguridad que nos dais. ;Queréis dejaros abrir ahora, mismo una vena?» El postulante con- siente; le pinchan ligeramente, simulando un cho- ar rro de sangre, y se le hace tener el brazo en cabes- trillo, : Luego le propone el Venerable dejarse marcar en el pecho el sello masénico con un hierro candente. El aspirante consiente también, y se le aplica al pecho, © bien un cabo de vela recién apagado, o un pedazo de vidrio calentado en la llama de un pa- pel. Por iiltimo, el postulante debe comunicar en voz baja al H.". Hospitalario la cantidad que quie- ra destinar como ofrenda para los francmasones po- bres. Aquf concluyen las famosas pruebas. El Venerable’ arenga al aspirante y alaba su va- lor con aquel estilo enfitico y hueco, cuyo secreto conserva fielmente la Francmasoneria; ;y como re- compensa de su herofsmo, manda al H."t Maes- tro de Ceremonias «que Jo inicie en el grado de Aprendiz, ensefindolé... a dar el primer paso en el aingulo de un cuadrilongo!!! Le haréis dar tam- bién los otros dos pasos, afiade con gravedad, y al punto le Hevaréis al altar ce los juramentos.» En efecto, los tres pasos en el dngulo de un cuadri- longo constituyen la marcha de un Aprendis-Ma- sdn. Ese bobalicén que se ha dejado vendar los ojos, pinchar el vientre, tirar a través del papel en la caverna’; que ha bebido agua clara, y dado tras- piés en sus tres viajes; que ha subido la escalera sin fin y se ha precipitado heroicamente a un abis- mo de tres pies ;.que ha sido purificado por la Ila- marada de la pélvora ; que ha vertido su noble san- ure, y ha prometido y oido cosas tain bellas... Mega por fin a ser iniciadd en algo serio: ;le han ense- jiado «a dar tres pasos en el Angulo de un cuadri- longo!!!» 22 : Vili EI juramento A la prestacién del juramento debe preceder otra ceremonia. El nedfito, vendados todavia los ojos, es «conducido al altar de los juramentos», ante el cual se arrodilla mientras el H.'. Maestro de Ce- vemonias le apoya la punta de un compas sobre el pecho izquierdo. Sobre e] altar hay una Biblia abier- ta, y sobre ésta una espada flamigera. «Todos en pie y a la orden, Hermanos, exclama el Venerable ; el nedfito va a prestar el terrible ju- ramento.» Terrible es, en efecto, y aqui cesa la broma para ceder el puesto a la verdadera Franc- masonerfa. Todos se levantan, tiran de sus espa- das, y el postulante-presta el impfo juramento que va a leerse: «Juro, en nombre del Arquitecto supremo de to- dos los’ mundos, no revelar jamds a nadie los se- cretos, signos, palabras, doctrinas y usos de los francmasones, y guardar sobre todo ello eterno si- lencio, Prometo y juro a Dios no descubrir jamés cosa alguna, ni por la pluma, ni por sefiales, pala- bras 0 gestos ; no hacer jamds escribir, ‘litografiar, imprimir ni publicar cosa alguna de lo que me ha sido confiado hasta ahora, pueda confidrseme en adelante. Me obligo y someto al castigo siguiente, si falto a mi palabra: Que me quemen los labios con un hierro candente ; que me corten la mano y el cuello, y me arranquen la lengua; que mi cadd- ver sea colgado en una logia durante la admisién de un nuevo Hermano, para que sirva de borrén a 23 mi infidelidad y de horror a los demds; que sea quemado desde, luego, y las cenizas echadas al vien- to, para que no deje el menor. vestigio la memoria de mi traicién. Ast Dios me ayude y su Santo Evan- gelio. Asi sea.» ; Desdichades, que mezclan el nombre de Dios y del Evangelio a sus detestables juramentos, y se entregan atados de pies y:manos a un poder ocul- to que no conocen ni condcerdn jamds, que les dird : Matad, y tendran por fuerza que matar; que les mandard violar las leyes divinas y humanas, y si no obedecen moriran' Decidme: zpuede prestar este juramento un hombre honrado, no digo un cristiano, en la mds vulgar acepcién de la palabra Después del juramento, conducen otra vez al as- pirante a las dos columnas. Todos los Hermanos (qué Hermanos !) se colocan en circulo, al rededor suyo, y dirigen contra él las espadas, «le modo que sea como un centro del cual salgan rayos». El Maestro: de Ceremonias, colocado a’ su espalda, se dispone a soltarle la venda de los ojos, mientras otro Hermano delante del infortunado nedfito acer- ca a sus narices la ldmpara y pélvora inflamable que ya sirvieron para las llamas purificadoras. Y sigue la comedia. «gJuzgdis este aspirante digno dé ser admitido?» pregunta el Venerable al H.", Primer Vigilante.— Si, Venerable, contesta el otro.—zQué pedis para é1?—La luz.» El Venerable, en tono solemne, ex- clama: «Hagase la luz.» Y da tres fuertes golpes de maza. Al tercer golpe, cae la venda, la pdlvora se inflama, y el neéfito deslumbrado no vé més que fuego. Luego, con gran satisfaccién suya, ve to- das las espadas desnudas dirigidas a su pecho, 24 mientras sus excelentes Hermanos gritan a una: «j Dios castigue al traidor !» «No temdis, Hermano, prosigue el Venerable ; no temdis esas espadas vueltas a vuestro pecho; sdlo- amenazan a los perjuros. Si sois fiel a la Franc- masoneria, como tenemos motivo de esperarlo, es- las espadas estardn siempre prontas a defenderos. Si, al contrario, Hegaseis a hacerle traicién, ningun rincén de la tierra os daré refugio contra estas ar- mas vengadoras.» A indicacién del Venerable, conducen otra vez el nuevo Hermano al altar; hdcenle poner de rodillas (gante“quién? zante qué?) ; y el Venerable, toman- do del altar (galtar de quién?) la flamigera espada, pone la punta sobre la cabeza del nuevo Hermano, y lo consagra Aprendis-Masén, diciéndole: «En nombre del gran Arquitecto del universo, y en vir- tud de los poderes que se me han confiado, os cons- tituyo Aprendiz-Masén y miembro de esta respeta- ble logia.» Luego, ievantando al nuevo adepto, le cifie un mandi! de cuero blanco, le entrega un par de guantes blancos, que el francmasén debe levar puestos en la logia como emblema de su inocen- cia (1!!), y sea o no casado, otro par de guantes de mujer, que debe «entregar a la que mds estime». Pronto veremos que también hay francmasonas, y que el culto a las mujeres dista mucho de ser pros- crito entre esos inocentes y puros hijos del «gran Arquitecto de todos los mundos». En fin, el Vene- rable revela al nuevo Aprendiz las sefas, contrase- fias y secretos particulares de su nuevo grado, y le da el triple dsculo fraternal, No s¢ cudles puedan ser esos secretos particulares ; pues en el Ritual de la Logia Madre de los Tres-Globos (sic) se dice 25 expresamente que «no se hagan al Aprendiz mas que insinuaciones, sin darle nunca una explicacién completa; porque no puede explicarse enteramente el més pequento punto, sin hacer comprender todo cl conjunto». Sea como fuere, la iniciacién queda proclamada ; toda la logia aplaude, y el nuevo francmasén, ha- biendo tomado de nuevo sus vestidos, es instalado en su sitio, El H.”. Orador le dirige un discurso, con esto concluye esta sacrilega fantasmagoria. 1X Del grado de Compaiiero El segundo grado en la Francmasoneria exterior us el de Compariero-Masén. Cuando un desgraciado Aprendiz se cansa de no averiguar ni aprender nada, espera se le inicie en alguna cosa pasando a ser Comparer, lo cual se verifica como sigue : El Aprendiz postulante no Ileva ya vendados tos ojos, puesto que pidié la luz, y se le eché pélvora a los ojos : viene a llamar coma Aprendiz a la puer- ta de la logia (1). El Venerable le hace entrar, le pregunta y le ordena que dé cinco veces la vuelta a la logia, acompafiado del H.”. Maestro de Cere- monias. Esto se: llama «los-viajes misteriosos». (2) Es decir (a lo menaa en el rito eseoeés) doa golpes dados répidamente y con fuerza; y después do una corta pausa, un tercer golpo més suave. El Compaitero da de] mismo modo, pi mero dos golpes, después uno, y Inego otros dos. El Maestro re- vite tres veves los golpes del Aprondis. El Venerable o Mavstre de logia no da més que un golpe, pero muy recio: jeémo aue ea Tipiter Olimpico el que Hemel 26 - Después le hace golpear tres veces con una maza sobre una piedra bruta (entiéndalo quien pueda). A esto se lama el titimo trabajo de Aprendiz. El Venerable le explica entonces el significado de una estrella flamigera, pintada en un lienzo extendico en el suelo, y le dice ser «el simbolo de aquel fuego sagrado, de aquella porcidn de divina luz, de que el gran Arquitecto del universo ha formado nue tras almas». (Lo cual es una herejia que huele mu- cho a panteismo). Hayalo comprendido 0 no el pos- tulante, se le conduce al altar, como la primera vez ; y all, de rodillas, presta de nuevo el juramento de fidelidad masénica ; juramento horrible, condenado por las leyes divinas y humanas. AM punto se le proclama Compariero con grandes aplausos de la logia, y se le conduce, no «a Orien- te» como al ser recibido Aprendiz, sino «delante de In columna del Mediodia», en donde le dirige otro discurso el H.*. Orador. . ‘odo esto es tan necio, que mds bien deberfa excitar la célera que la risa. ;Y pensar que hay en el mundo ocho millones de personas, muchas de ellas instruidas ¢ ilustradas, que han pasado por estas horeas caudinas de las sociedades secretas ! x Del grado de Maestro-Mason El grado de Maestro-Masén es en la Francma- soneria exterior el tercero y dltimo; pues la digni- dad de Gran-Oriente y las otras dignidades acceso- fas que componen el Consejo exterior no son gra- dos, propiamente hablando. Como, por ejemplo, un 2 7 general, que no por ‘habérsele nombrado Ministro de la Guerra asciende en graduacién; sino que al- canza otra dignidad, un nuevo mando, y nada mds. Asi el masén nombrado Gran-Oriente es un Maes- tro-Masén como cualquier otro, aunque tenga el mando exterior de todas fas logias de una obe- diencia. Hay, efectivamente, en la Francmasoneria mu- chos ritos u obediencias, que se diferencian muy poco unas de otras. En Francia existen tres ritos sonicos: el del Gran-Oriente de Francia, el Es- cocés y el Misraim, Este nombre es el que la cien- cia cabalistica ha dado siempre a un demonio tan poderoso como perverso, El rito Misraim se atri- buye por primer padre al piadoso Cam, maldecido por su padre Noé. Pero volvamos a nuestro compafiero, que arde en deseos de pasar a Maestro. El ceremonial ad- quiere cada vez mayor solemnidad. La logia misma ya no se llama logia, Sino aposento del centro.’ Ei celeste Imperio chino también se Hama imperio del centro. Este aposento estd todo colgado de negro (en sefial de luz y de alegria) con calaveras, esque- letos y huesos en aspa, que sin duda habrén bor- dado en blanco las francmasonas «mds estimadas» por los francmasones de este centro. En el altar del Venerable se coloca una bujla de cera amarilla (notadlo bien) en la.parte del Oriente (no del Occidente, si no todo estaba perdido), y una linterna sorda, formada de una calavera que sdlo deja pasar la luz por las aberturas de los ojos. Ademds es de advertir que,el Venerable no es ya del todo venerable, porque en este centro respetabi- lisimo toma en lo sucesivo el titulo de «Muy-Res- ma 28 petable del aposento del centro», y este aposento y su Muy-Respetable son alumbrados en proporcién de sus necesidades por la bujia amarilla y la lin- terna-calavera. En el centro, el que tenga buenos ojos percibe (joh goces puros de, la Francimasone- ria!) un atadd: un verdadero atatid que encierra el cuerpo de un francmasén o de un maniqui (esto importa poco); y segtin el H.'. Clavel debe ser «el iltimo Maestro admitido». EI Ritual no dice si éste se encuentra o no muy a su gusto en el ataid ; y a mi ver trocaria de buena gana su papel por el del Muy-Respetable, Para consolarle, le ponen una escuadra en la ca~ beza, un compds abierto en.los pies, y sobre su cuerpo un rama de acacia (sin duda para guardar- le del sereno). Todos I6s HH.'. Maestros estén vestides, no de amarillo, sino de negro; y en las logias mds alegres Jlevan un mandil negro con una scalavera artisticaménte bordada sobre las piernas. En fin, para complemento, flevan todos, de la es- palda izquierda a la caqera derecha, una banda azul, en donde se’ven bordados e] sol, la luna y las estrellas. ‘- Si queremos saber el motivo de encontrarse tan bien compuestos en el «aposento dei centro» oiga- mos al Muy-Respetable que pregunta: «zCon qué objeto nos reunimos?—Para encontrar la palabra del Maestro, que se ha perdido», le responde con comica gravedad el H.*. Primer Vigilante. El Muy- Respetable manda que busquen «la palabra». Pa- rece que todos la saben, pues a cada uno se pre- gunta por ella, y cada uno se Ja manda al Muy- Respetable. «zQué edad tendis?» pregunta éste al H.". Primer Vigilante, «Siete aios», responde in- 29 genuamente el otro, no se sabe por qué. Un Maes- tro-Francmasén tiene siempre siete afios: la edad del candor. «gQué hora @s?», contintia el Respeta- ble. «Pasa de medio dian, dice el otro. Después de varias preguntas y resptiestas no menos profundas, éyese golpear la puerta a usanza de los Compafie- ros: Toc-toc, toc, toc-toc. Es nuestro Compatiero- +Masén que se presenta, Lleva desnudos los pies y el brazo y el pecho izquierdos; de su brazo dere- cho cuelga majestuosamente una escuadra, y lleva » cefiida en tres vueltas su cintura con una cuerda cogida de un extremo por el H.”. Experto en el rito del Gran-Oriente de Francia; por el H.’. Maestro de Ceremonias, en el rito Escocés ; por el H.". Primer Didcono, en las logias ingiesas y ame- ricanas ; y en el rito de Misraim, debe tenerlo cogi do el diablo en persona. Con este arreo Ilama a la puerta el Compaiiero postulante, y empieza una es- cena que no tiene precio. : «A este ruido, dice el H.*. Clavel, se conmueve la asamblea» (motivos le sobran). Con voz altera- da, exclama el H.*. Primer Vigilante : «Muy-Res- petable, un Compafiero acaba de Hamar a la puer- ta.v—«Ved... lo que quiere... ese Compafiero», con- testa el Muy-Respetable con una emocién muy na- tural. Pasan a informarse, y como todos estan en el intringulis, no es muy complicado el asunto. «¢ Por qué viene el Maestro de Ceremonias a turbar nues- tro dolor? dice con tono Iigubre el Muy-Respeta- ble; ¢no serfa ese Compafiero uno de esos misera- bies que el cielo entrega a nuestra venganza? H.". Experto, tomad vuestras armas, y apoderaos de ese Compafiero. Registradle y aseguraos si lleva 30 7 indicio alguno de su complicidad en el crimen co- metido.» Este crimen es la fingida muerte del Ar- quitecto Adoniram, asesinado por tres Compafieros mientras dirigia los’ trabajos del templo de Salo- mén; pero en realidad significa la ejecucién de los Templarios, progenitores espirituales. de los franc- masones. Bl H.*. Experto arranca el mandil al Compa- Aero, y mientras éste permanece en la puerta, guar- dado carifiosamente por cuatro Hermanos armados hasta los dientes, vuelve aquél al Muy-Respetable, y con mucho respeto le dice: «Muy-Respetable, nada encuentro en el Compafiero que indique haya cometido un asesinato. Sus vestidos son blancos, sus manos puras, y este mandil que os traigo no tiene mancha alguna.» El Muy-Respetable finge no quedar convencido. «Venerables HH."., dice; ojali el presentimiento que me agita, ete., etc. gNo convendrfa’ interro- garle?» Todos los Hermanos bajan la cabeza en Scfial de asentimiento; y oyendo el Muy-Respeta- ble de labios del H.*. Experto que el Compafero sabe la contrasefia, exclama sobrecogido de estu- por: «La contrasefia!... gCémo puede saberla? jOh!... Esto no puede ‘ser sino efecto de un cri men.» En seguida se efectiia un nuevo registro en todos los bolsillos y escondrijos del Compafiero, a quien dejan poco menos que en cueros en medio de sus cuatro centinelas. Mientras tanto el infortunado Maestro se aburre en su ataid, y reflexiona a sus anchuras sobre la profundidad de: las ceremonias masénicas. El H.*. Experto sigue, pues, el registro del Com- pafiero; al fin mira su mano derecha, y como si 3t hubiese descubierto alguna cosa, exclama aterrori- ado: «j Dioses excelsos! gqué veo? ; Habla, des- graciado ; confiesa tu crimen! ¢Cémo dards la con- traseda? ¢Quién ha podico comunicdrtela?» El ino- cente Compaiiero contesta tan sereno, como si tal cosa: «¢La contrasefia? ; Sino la conozco! Mi con- ductor Ia dard pdr mi.» Entonces se le introduce, andando hacia atrés, hasta el medio del «aposento del centro» ; y legado cerca del féretro, se le hace volver, y descubre el féretro con el iiltimo Maestro admitido, que sigue haciendo el muerto, El Muy-Respetable le explica cémo se encuen- tran todos alli ocupados en Horar al muy respeta- ble Maestro Adoniram, pérfidamente asesinado por tres Compajieros (hace cosa de dos mil ochocientos sesenta afios), y le ensefia al pobre Maestro tendi- do en el féretro. Por supuesto, el Compafiero de- clara no haber sido él uno de los tales asesinos ; y c! Muy-Respetable, enteramente satisfecho con esta justificacién, ordena que le hagan viajar. Ya co- nocemos tan ridiculos viajes: éste sdlo se diferen- cia de los demds, en que le acompafian fraternal- mente cuatro masones armados, Et H.*. Experto sigue al viajero, levando el cabo de la cuerda, Al volver de sus ‘viajes, el Compaiero es recibido Maestro; presta juraments de rodillas, teniendo apoyadas en el pecho las dos puntas de un compds abierto, Luego le levan «al Occidente» ; de ahi «al Oriente», y esto componé «la marcha misteriosa del grado de Maestro». Esta «marcha misteriosa» da.tiempo de sobras al Hermano muerto para salir del féretro; y cuando el pastulante vuelve a aproximdrsele, lo encuentra vacio. El Muy-Respetable baja de su trono, y todos 32 los Hermanos forman un circulo al rededor del fé- retro. Aqui comienza el lamentable relato del su- puesto asesinato del respetable Maestro Adoniram, cometido por tres Compaiieros, rivales suyos, Ia- mados Jubelas, Jubelos y Jubelum ; el Muy-Respe- table interrumpe tres veces su iarracién para dar tiempo al H.*. Primer Vigilante, a fin de que pue- da herir al nuevo Maestro, como Adoniram lo fué por sus tres asesinos : primero en el cuello con una regla de hierro; después el corazén con una es- cuadra; y por ultimo en la frente con un martill Después dos Hermanos cogen al Adoniram ficticio y lo tienden en el féretro, como si estuviera muer- to. Los asistentes hacen como que buscan a su querido Adoniram; y después de penosas investiga- ciones de Oriente a Occidente, ‘y de Occidente a Oriente, le encuentran por fin, gracias a la rama de acacia, que les indica dénde estd su cadaver. El Muy-Respefable declara que esté putrefacto, y dice: Mac Benac, es decir, la carne se separa de los huesos. (| Qpé divertido es todo esto!) El Muy- Respetable saca del féretro al supuesto difunto, le pone la mano-izquierda sobre la espalda idem, y Je dice al ofdo derecho: Mac, y al izquierdo: Be- nac, palabras que inundan al resucitado de luz y de consuelos. Los Hermanos con sus mandiles ne- gros y sus calaveras, a la luz de la vela amarilla y de la calavera transformada en linterna, prorrum- pen en cdnticos de alegria. Ki H.". nuevo Maestro renueva el juramento de «no revelar cosa alguna a los Hermanos inferiores ni alos profanos», y recibe la iniciacién, es decir, el catecismo masénico y el signo de Maestro. Este signo consiste en cerrar cuatro dedos de la mano 33 derecha, apoyando el pulgar ‘Sobre el. vientre, de manera que forme un . aparecen treinta y tres; y el mismo niimero en el rito Escocés, a pesar de no conferirse ordina- riamente mas que siete. Los demds son indudable- mente demasiado sublimes, y el exceso de luz da- aria la vista. El rito Misrdim parece detenerse en el ntimero de ciento; y en é} serd sin duda donde se ve mds claro. Es de notar que, por la gracia de Dios, todas las ramas del drbol masdnico se detestan frater- nalmente unas a otras. Sus divisiones nos salvan. Sucede en la Francmasoneria como en el Protestan- tismo, Su lazo de unién es el nombre y el odio con- tra la Iglesia; pero hay divisién hasta lo infinito entre todas las sectas dé Ia Secta. La divisién es el eardcter.de las obras de Satands, porque la unidad sélo existé en la verdad y en la caridad. Los altos grados mds conocides parece son’ los de Jues-Filésofo-Gran-Comendador - Desconocide ; Elegido ; Anciano; Caballero de San Andrés; Ca- ballero del Sol; Caballero Kadosch y Rosa-Cruz, XI Del alto grado de Juez-Filésofo-Gran-Comendador- + Desconocido Al recibir tan pomposo y altisonante grado se revela sin ambages al adepto el sentido verdadero y prdctico del cuento de Adoniram. He aqui las si- guientes palabras, copiadas textualmente del libro 36 del H.*. Ragén, titulado: Ortodoxia masénica: «Los diversos grados por que habéis pasado, dice cl Maestro de la logia, ¢no os inducen a hacer de la muerte de Adoniram una aplicacidn justa al fin tré- ico y funesto de Jacobo Molay, Juez-Filsofo- Gran-Comendador de la Orden? ¢No se ha prepa- rado vuestro corazén a la venganea, y no estdis po- seido del odio implacable que hemos jurado a los tres traidores en quienes hemos de vengar la muerte de Jacobo Molay? Esta es, hermano mio, la VERDADERA FRANCMASONERIA, tal como nos ha sido transmitida.»—Practicamente estos tres trai- dores son: primero, el Papa, y con é la Iglesia toda, todo el Cristianismo, todo el orden religio- 80; luego el Rey, y con él toda la sociedad civil y todos los Gobiernos ; y por ultimo 1a fuersa mi- litar, que ha reemplazado las antiguas Ordenes re- ligiosas militares, dedicadas a la defensa de la fe. Ya se deja entrever -al adepto que Ja doctrina fundamental de la Francmasoneria es el ateismo y cl culto del Dios-Naturaleza. «Aprended a sentaros, le dicen, entre hombres para quienes el valor y las buenas costumbres (?) componen toda la doctrina. Esta doctrina es la regla que nos impone nuestra constitucién.»—Ese valar, como luego veremos, es la voluntad ciega y salvaje que se lo hard empren- der todo, hasta el crimen y el asesinato : esas bue- nas costumbres son la obediencia a los instintos de la naturaleza. En fin, se le afade: «Heos ya al nivel de los francmasones celosos que se han entregado a nws- otros para la comin vengansa. Ocultad con el ma- yor cuidado al vulgo el alto cargo que os estd servado... Ahora, Hermano mio, pertenecéis al nti- Ww mero de los elegidos llamados a Hevar a cabo la grande obra... ;Amén!n Después de esta devota platica, el Maestro de la logia entrega al nuevo H.*. Jues-Fildsofo-Gran- Comendador-Desconocido ia insignia de su alto gra- do, indicandole su trabajo especial. La insignia, la «alhaja» del adepto es un pufal; y su trabajo, la vengansa.—zNo ve claro el lector? XHI Del alto grado de Caballero-Kadosch No sé por qué se Haman asi tales caballeros. Ka- dosch quiere decir santo. Su iniciacién estd sazona- da con el més fuerte humillo de sangre, muerte, venganza, rebelién e impiedad. Cuando Luis-Felipe Igualdad (inico entre los Grandes-Orientes-de Francia que: haya sido admitido a los tenebrosos secretos de «la verdadera Franc- masoneria»), fué iniciado en el grado de Caballero- Kadosch, le hicieron tender en el suelo como un muerto, y renovar en esta postura todos los jura- mentos que ya habla prestado en los grados infe- riores: luego, poniéndole un pufial en la mano, mandaronle que fuese a clavarlo en un maniqui co- ronado, puesto en un rincén de la sala, al lado de un esqueleto... Un liquido color de sangre broté de la herida sobre’ el candidato e inundé el suelo. Ademds recibié la orden de cortar la cabeza del monigote y tenerla levantada con la mano derecha, guardando en la izquierda el pufial tefido en san- gre. Entonces le hicieron saber que los huesos que alli vela eran fos de Jacobo Molay, Gran-Maestro 38 de ios ‘Templarios; y que el hombre cuya sangre acababa de derramar, y cuya ensangréntada cabe- za tenia en la mano, era Felipe el Hermoso, rey de Francia (1).—Claro estd que habiendo muerto Fe- lipe el Hermoso hacia més de quinientos aiios, aquel acto de muerte y venganza iba dirigido, no a su persona, sino a la Monarguia representada en él. Por esto el nuevo Kadosch, como fiel, Caballero, fué uno de los principales asesinos de Luis XVI; y eran también francmasones casi todos. los regici- das de la Convencién. , El Ritual masénico dice terminantemente que el nuevo elegido debe vengar la muerte de Jacobo Molay, «sea figuradamente en los autores de su su- plicio, sea implicitamente en quien de derecho.»— «A quién conocis?» se le pregunta.—c«A dos Abominables.—Nombradlos.—Felipe el Hermoso y Beltrdn de Goth» (el Papa Clemente V). Segin el H.*. Ragén, «autor sagrado», no es solamente ‘un maniqui coronado lo que debe herir el Caballero Kadosch el dia de su iniciacién ; es una serpiente con tres cabezas, una de las cuales lleva la tiara o una Ilave, Ja segunda una corona, y la tercera una espada: simbolos del Papado, de la Monarquia y de la fuerza militar, que se ‘juntaron para destruir la Orden de los Templarios. «Esta serpiente de tres cabezas, dice el H.*. Ragén, re- presenta él principio malo (2).» Poco a poco va apareciendo la secta en su as- querosa desnudez. () Montjoie: Historia de 1a conjuracion de Luis Fetive de Orteans Igualdad. (2) Thid. ect XIV Del alto grado de Rosa-Cruz En la admisién de un Rosa-Cruz el jefe de la lo- gia ya no es Venerable, ni Muy-Respetable ; se lla- ma «Maestro Muy-Sabio y Perfecto», y todos los oficiales de la logia son «Muy-Poderosos y Perfec- tos». La perfeccién es el cardcter distintivo de este grado; pero no confundanios las cosas: se trata de la perfeccién masénica. Entre otras cosas se pregunta al candidato so- bre el significado de Ia célebre inscripcién INRI, colocada por orden de Pilatos en la cruz de Jesu- cristo. Para los francmasones no’ significa Jestis Nagareno, Rey de los Judios, sino que le interpre- tan (jblasfemia horrible !) del siguiente modo : «que el judio Jesiis de Nazaret fué llevado por el judio Rafael (1) a Judea para sufrir allf el justo castigo de sus crimenes.» Cuando el candidato ha dado al Muy-Sabio esta interpretacién sacrilega, exclama éste: «j Hermanos mios, ha vuelto a encontrarse la palabra !»—Tenemos, pues, que «la palabra», el secreto de los grados avanzados de la Francmaso- neria, es el odio a Jesucristo. En las leyendas masénicas Nuestro Sefior, como descendiente del rey Salomén, expia justamente en la cruz el supuesto asesinato de Adoniram por Sa- lomén, envidioso de su arquitecto. Adoniram es el pretendido descendiente de Cain, hijo (dicen) de Lu- cifer-y de Eva; y la lucha actual de la Revolucién «D) EQuién es oso judfo Rafael? {Seré, ncnso, el traidor Ju- das, tan simpético al H." Renda? 4o y la Francmasoneria-contra el Altar y el Trono no es mds que una continuacién légica y fatal de la lucha comenzada en el paraiso terrenal: lucha de Lucifer, Cain su hijo, Adoniram su descendiente, y de toda una raza superior, que recibié el don de la ciencia, de la luz y de la verdadera virtud, contra Dios, contra Addn, Abel, Salomén; contra Jesu- cristo y la raza inferior de los hijos de Adan, per- sonificada en los sacerdotes y en los reyes; raza cuyo principal cardcter es la fuerza ciega, la tira- nia y la ignorancia. Ademds, segtin los francmaso- nes, Dios tiene envidia a Lucifer y le persigue; Cain es el perseguido por Addn y Abel, etc. Todo estd revuelto y confundido: es ia apoteosis de la rebelién, y la crucifixién de Ja verdad y ‘del bien: en una palabra, es la Revolucién, cuya doctrina fundamental es por esencia anticristiana, atea, sa~ tdnica. Por adelantados que puedan estar en el conoci- miento del secreto de la Francmasoneria todos los Hermanos de los altos grados, es preciso recono- cer, sin embargo, que aun no han salido de la «ai- tesala mal alumbrada», como decia el H.*. Peque- jto-Tigres y que todavia no son mds que francma- sones en hierba y en flor. El fruto estd oculto mas adentro, en los negros antros de la secta. Esto de- cla un sacerdote a una especie de hombre de bien de cortos alcances, promovido hacia muchos afios al grado de, Rosa-Cruz, el cual no vela en las cere- monias de fas logias mds que mojigangas histé- ricas. «No perdia ocasién, contaba el sacerdote alu- dido (1), en inspirarme una idea mejor cle una so- 2) Barrucl: Le Jacobinisme devoilé, tomo II, pégina 812 ¥ siguientes. : a ciedad, en la que se gloriaba de haber ejercido car- gos importantes. Querla a todo trance convertirme a la Francmasoneria. Yo sabia que sdlo le faltaba dar un paso para llegar al punto en que se rasga el velo; en que ya no es posible hacerse ilusiones sobre el fin ulterior de los adeptos ocultos. Para convencerme, quiso legar hasta alll. »Pocos dias después, le veo entrar en mii casa en un estado indescriptible. »— Oh, mi querido amigo! exclama, ; cudnta ra- zon tenia V1... ;Cudnta razén tenia V.! zDénde estaba yo, Dios mio, dénde estaba? »Sentése, o mejor, dejése caer en una silla, re- pitiendo siempre : »—¢En’ dénde estaba yo? ¢En dénde estaba? jCutinta razén tenia V. »Yo hubiera deseado que me informase de lo que ignoraba todavia, pero se content con decirme : »—Tenia V. rasén, pero esto es todo cuanto pue- do decirle, »Afiadid, sin embargo, que si aceptaba lo que le, proponian repararia su fortuna arruinada por la Revolucién. Si quiero marchar a Londres, me decia, a Bru- selas, a Constantinopla, o a cualquiera otra ciudad a mi cleccién, no tenemos ya mds que pedir, ni yo, ni mi mujer, ni mis hijos. »—Si, le dije; pero con la condicién de que ira usted a predicar por todas partes la igualdad, la libertad y todo el credo revolucionario. »+Cabal, murmuré en voz baja. Pero repito que esto es cuanto puedo decir a V. ;Ah! ; Dios mio! Dénde estaba?...» : Este pobre hombre se encontraba simplemente en 42 los altos grados de la Francmasoneria exterior, y acababan de ensefiarle los naipes al revés.—Eché- mosles, a nuestra vez, una mirada, Xv: De la yerdadera Francmasoneria La verdadera Francmdsoneria no es ya la de las logias, ni aun Ja de los altos grados: es pura y simplemente la sociedad secreta, En ella los frane- masones arrojan el antifaz ; desprecian y rechazan el simbolo a la vez ridiculo y perverso de las: prime- ras iniciaciones, -y van derecho a su objeto: ;Gue- vva w Dios, a su Cristo y a su Iglesia! ;Guerra a los reyes y a todo poder humano que no esté con nosotros! Tal es su divisa; tal es su grito de unién, Ya no mds Grandes-Orientes, ni Grandes- Maestros; s{ sdlo una unidad espantosa, realizada por un gobierno oculto, sencilla y sabiamente or ganizado. «Acordaos, decia el pérfido Mazzini, acor- daos de que una asociacién de hombres libres ¢ iguales (;siempre la misma férmula !) que quieran mudar la faz de un pais (hubiera podido decir de todos los paises) debe tener una organizacién sen- cilla, clara y popular (1).» A la cabeza de todo este ejército tenebroso hay un jefe tinico y desconocido, que permanece en la sombra, y que tiene en su mano todos los Talleres y todas las logias; jefe misterioso y ‘terrible, al cual estan ligados, por un juramento de obediencia ciega, todos los francmasones de todo rito y gra- duacién, que ni siquiera saben su nombre, y que (1) Manifesto de Abril de 1884. 43 en su mayor parte dudan que exista. Este hombre diabélico es mas poderoso que cualquier rey de este mundo. En el siglo xvm lo fué por muchos afios un obscuro alemdn llamado Weishaupt. El patriarca de las sociedades secretas solamente es conocido de cuatro o cinco adeptos escogidos, que le ponen en relacién con una seccién o venta © logia (el nombre importa poco), cuyos miembros ignoran el papel que cesempefia entre ellos el lu- garteniente del gran jefe. Cada uno de los-franc- masones de la gran seccién, le representan a su vez en una seccién o Venta inferior, siempre igno- randolo los adeptos alli reunidos; y asi hasta en las logias mas insignificantes de la Francmasoneria exterior, hasta en lag asambleas masénicas mas ajenas en apariencia a las tramas de las sociedades secretas. En esta jerarquia submasénica, cada uno es lle- vado, sin saber por quign, y ejecuta érdenes cuyo origen y verdadero objeto ignora completamente. Esta es la verdadera sociedad secreta, aun para los que forman parte de ella. Hace unos cincuenta afos, falté poco para que la policia romana captu- rase al jefe mismo de la gran conspiracién : el car- denal Bernetti, Secretario de Estado de Leén XII, logré agoderarse de una parte de la corresponden- cia, intima de los jefes de la Venta suprema; es de- cir, de esa primera logia que dirige por sf mismo cl gran jefe. Uno de estos malvados estaba agre- gado a ia persona del principe de Metternich, pri- mer ministro del emperador de Austria, que habia puesto en él toda su confianza. Su nombre de gue- tra era Nubius. Otro era un judio que habia to: mado el nombre de Pequerio-Tigre. La correspon- 44 dencia de un tercero descubria a un rico hacendado de Italia, que en aquella época era el centro de la gran conspiracién. Para distinguir la Francmasoneria oculta se la llamé Carbonarismo, que también es uno y univer- sal, y forma «la parte militante de la Francmaso- neria». Ignérase cl niimero de sus adeptos, El H.*. Luis Blanc admira la organizacién del Carbonarismo, calificdndolo de «poderosa y mara- villosa». Convinose en que al rededor de una aso- ciacién-madre (jqué madre, Dios mio!), Mlamada Alta-Venta, se formarian, con el nombre de Ven- tas centrales, otras asociaciones bajo las que obra- rian las Ventas particulares (Venta quiere decir re- unidn). Se fijé en veinte el ntimero de miembros de cada asociacién, para escapar al Cédigo penal. La Alta-Venta se nombraba ella misma. «Para formar las Ventas centrales, dice el H.*. Luis Blanc, se adopts el medio siguiente: Dos miembros de la 4lta-Venta se agregaban un terce- ro sin hacerle confidencia de la cualidad que reves- tian, y Je nombraban Presidente de la Venta futura, tomando ellos mismos, uno el titulo de Diputado, y el otro cl de Censor. Como el oficio de Diputado era relacionarse con la asociacién superior, y el vel Censor examinar la marcha de la asociacién secun- daria, la Alta-Venta venia a ser por este medio como el ‘cerebro de cada una de las Ventas que creaba, quedando para con ellas duefio de su secre- to y de sus actos... Habia en esta combinacién una admirable elasticidad (la de la serpiente). Pronto las Ventas se multiplicaron hasta Jo infinito.» Fl H.*. Luis Blanc afiade con Ia ingenuidad de un nifio endiablado: «Ya se habia previsto la 48 imposibilidad de burlar completamente las pesqui- sas de la policia (1); y para disminuir su importan- cia, se convino en que las Ventas obrarlan en co- min, pero sin conocerse unas a otras, y de modo que la policia, penetrando en Ia Alta-Venta, no pu- diese coger sino el conjunto de la organizacién. En consecuencia se prohibié a todo carbonario ‘de una Venta el pretender introducirse en otra. Esta pro- hibicién eru sancionada con la pena de muerte, «Los deberes del carbonario eran: tener un fu- sil y cincuenta cartuchos (precaucién eminentemen- te filantrdpica); estar dispuesto a sacrificarse; a obedecer ciegumente las érdenes de los jefes des- conocides (2)-»—Esta formidable organizacién, que nos descubre el H.". Luis Blane, habia sido com- binada en la Logia de los Amigos de la verdad. Vemos, pues, detras de la logia la traslogia; de- tras del francmasén Aprendiz, Compafefb, Maes- tro, y aun detras de los francmasones de los. altos grados, se esconde el frandmasén caybonario, el hombre de 1a sociedad secreta y de las Ventas. Las logias que ia Francmasoneria manifesta, encubren a todas las miradas las traslogias; los grados en- cubren Jos grados secretos : la doctrina reconocida oculta la doctrina misteriosa ; los ritos y ceremonias xrotescas ocultan las tramas tenebrosas; los ri- diculos secretos se inventaron sélo para mejor en- cubrir el verdadero secreto; en una palabra, la (@) Para mejor lograr su objeto, ¥ p: tares, Ia sects habia afiadido a la organizacién comin de las Ventas una organizacién militar; 0 mds bien denominaciones militares, como Legiones, Cohortes, Centurias, Manépulos; pre- sentando ya la una, ya la otra, segiin Ins necesidades del mo- mento, (2) Historia de dice aftoy tomo I. atraerso a los mil 46 Franemasoneria publica encubre Ja Francmasoneria secreta. Existe unidn intima, pero oculta, entre la Franc- masoneria y el Carbonarismo. Aquélla es el cuerpo, éste el alma; la una es el ejército de soldados, el otro el de los jefes; la primera es Ilevada, el otro leva, dirige, gobierna. Tal es-la inocente Francmasonerla que se finge calumniada por la Iglesia. XVI Horribles excesos a que se entregan los francmasones de las traslogias Muchos de estos sectarios no retroceden ante el sacrilegio ni ante el asesinato. Durante los distur- bios de 1848 se descubrieron en Roma varias re- uniones nocturnas, entre otras una en el T'ransteve- re, en la que se reunian hombres y mujeres para celebrar lo que Ilamaban «la misa del diablo». So- bre un altar alumbrado por seis cirios negros colo- aban un copén, en el cual cada uno de los presen- tes, después de escupir y pisotear un Crucifijo, iba a meter una hostia consagrada, que habia ido a recibir por la mafana en alguna iglesia, o habia comprado a alguna vieja malvada por dinero, como Judas, Luego se efectuaba no sé qué diabdlica ce- remonia, que terminaba con la,orden de que todos sacasen su pufial, y subiendo ai altar acribillasen a pufialadas el Santisimo Sacramento. Después s apagaban los cirios. Tan sacrilegas prdcticas son muy comunes entre los francmasones de Italia y Francia, y tltimamen- a7 te se ha descubierto en este witimo pais la existen- cia de una especie de Submasoneria enteramente organizada, con’ el exclusivo ‘objeto de buscar los medios de destruir la fe del modo mds eficaz y se- guro. La secta’se divide en fracciones de doce a quince individuos tan sélo, para no llamar la aten- cién. Sus adeptos se reclutan entre hombres de le- tras, 0 que por su posicién social, talento o fortuna cjerzan alguna influencia a su rededor. Los jefes de seccién no residen en los lugares de reunién, sino en Paris, su centro de accién. ; Cosa horrible! Cada adepto, para ser admitido, ha de traer en el dia de su iniciacién una Hostia consagrada, y pisotear- la delante de sus Hermanos. Se me ha asegurado que esta secta infernal existe ya en la mayor par- te de las grandes ciudades de Francia; y me han citado como absolutamente cierto Paris, Marsella, Aix, Avignon, Lyon, Chalons-sur-Marne y Laval. Me han asegurado también, como viniendo de un testigo auricular, venerable sacerdote muy fidedig- no, la verdad del hecho siguiente, que no es sino la repeticién de crimenes de igual indole, perpe- trados con frecuencia en Italia de veinte afios a esta parte. Un joven se habla hecho iniciar en la Francma- sonerfa, y parece que le hallaron muy pronto ma- duro para grandes empresas. De la logia pasé a la traslogia, y el mejor dia fué designado para que hiciera desaparecer una victima de la secta. Vidse oblizado a perseguirla por todas partes, hasta que pude alcanzarla en América. Volvié a Francia ator- mentado por los remordimientos, y medio decidido a no volver a tomar parte en los trabajos de_la Francmasoneria secreta. Pronto, sin’ embargo, se 48 le intimé una nueva orden de asesinato, una se- gunda venganza. Esta vez se rebelé su corazén, y resolvié librarse, por medio de la fuga, de esta tirania del pufial. Abandona furtivamente Paris, dirigiéndose de in- cégnito a Argel; pero apenas Ilegado a Marsella, recibe en la fonda un billete fraternal que decia : «Sabemos tu proyecto; no nos escaparés: Obede- cer, 0 morir.» Lieno de terror, vuelve atras, y se detiene en Lyon en una humilde posada. Transcu- rrida media hora, un desconocido Je trae otro bille- te que decia casi lo mismo: «j Obedecer, 0 morir !» Sale precipitadamente de la ciudad, y con el alma llena de arrepentimiento y de terror va por sendas extraviadas a buscar un refugio en el monasterio de Trapenses cerca de Belley. Al dia siguiente, el mismo billete y la misma amenaza: «Te seguimos ; en vano tratas de escaparnos.» En fin, sin tino y fuera de si, y sabiendo por ex: periencia que la secta jamds perdona, fué por con- sejo de uno de los Padres Trapenses a consultar al sacerdote que refiere todo esto, quien encontré me- dio de hacer perder la pista a sus terribles perse- guidores, confidndole al cuidado de unos intrépidos misioneros (1). (D_ No ha mucho, le hija de un francmasén confirmaba, por una inocente indisorecién, Ia verdad de estos procederes inexo- rables, Esta nifia, de doce afios de edad, habfa ofdo muchas ve- ces a su padre hablar de la Francmasoneria y declararse miem- bro, suyo. Gracias a la influencia de au buena madre, entx6 como pensionista en un colegio de Religiosas, en donde iuvo més de ‘uns ocasién de repstir delante de sus compatieras, de las Reli- giosas y del capellin de la case, estas palabras recogidas de la boca de su padre: «Si aleuno de nosotros descubre el secreto que en la Franemasoneria ae le ha confindo, es perseguido ta el ailtimo confin do lu tierra, y se le hace desaparecer, sin aque Ia policia, ni nadie, sea capaz de descubrir su paradero.» 49 Este hecho espantoso no es sino la ejecucién li- teral de las instrucciones precisas que rigen hoy dia en la secta. He aqui algunos de los articulos de esta constitucién secreta, redactada por Mazzini «Art. XXX. Los que no obedecieren las érde- nes de la sociedad secreta, o bien descubriesen sus misterios, morirdn irremisiblemente bajo el pufal. Igual castigo sufrirdn los traidores. Art. XXXI.. El tribunal secreto fallard la, sen- tencia, y designaré uno o dos afiliados para que la ejecuten inmediatamente. Art. XXXIL El que se negase a ejecutar lo mandado sera tenido por perjuro, y, como tal, muerto en el acto. . ‘»Art. XXXIIL Si el culpable huye, serd perse- guido sin tregua ni descanso en todo lugar, y de- berd ser muerto por una mano invisible, aunque se hallase en el regazo de su madre, o en el taber- ndculo de Cristo.» : j Después de todo esto, afiliaos en la Franema- soneria ! XVIL Lo que los Hermanos de las traslogias piensan, dicen y se proponen hacer de sus queridos Hermanos externos Oigdmosles : «Las logias, dice el famoso Peque- fto-Tigre, pueden hoy dia crear glotones,’ pero nun- ca creardn ciudadanos. Se come demasiado en casa de los M.". G.*. y los M.". R.*. H.". de todos los Orientes; pero es como un lugar de depésito, una especie de yeguada, un centro que debe atra- vesarse para llegar husta nosotros... Esto es dema- PRaNcansoNEs—4 50 siado pastoral y gastronémico, pero tiene un ob- jeto que debe ser alentado sin cesar. Enseniando cl manejo del arma vaso en mano, se conquista la vo- luntad, inteligencia y libertad del hombre (y clos hombres libres, los Franc-Masones», gqué es de ellos?) Se dispone de él, se le dan vueltas, se le estudia. Se adivinan sus inclinaciones, sus afeccio- nes y tendencias ; cuando, esti maduro para nos- otros, se le dirige hacia la sociedad secreta, para lo que sdlo puede ser Ia Francmasonerfa jana ante- sala mal alumbrada (1).» Un francmasén que rechace de buena fe todo pensamiento de afiliarse en lag sociedades secretas, es simplemente un ‘masén tonto, que no est madu- ro todavia. Es una especie de hombre de bien «a quien se dan vueltas» para asarlo em el fuego sa- grado. Sin duda es muy digno de alabanza por no dejarse asar y no querer madurar, pero no por esto estd menos sujeto a las traslogias, y de buen o mal grado tendré que andar o morir a ia primera sefal. jEntrad, entrad en el depésito! ; Escoged vues- tro puesto en a yeguada! ;Id,a aprender el ma- snejo del arma con vuestro vaso ! ; Pobres ilusos que no veis los abismos sangrientos en cuya resbaladiza pendiente os hacen cantar y comer! XVUOL Como Ios francmasones de las traslogias explotan a los principes y nobles que entran en la Francmasoneria Dejémosles también a ellos la palabra, y conven- zdmonos una vez mds de la unién fatal que existe entre la Francmasonerla exterior y la secreta. (1) Carta a Ta Vente piamonteso, 18 de Enero do 1822. ' gt Una de las notas secretas que cayeron en poder de la policia romana en tiempo de Leén XII, se expresa del siguiente modo, hablando de los prin- cipes francmasones : «E! ciudadano de la clase me- dia tiene cosas buenas, pero el principe mucho mds. La Alta-Venta desea que bajo cualquier pretexto sean introducidos en las logias masénicas el mayor ntimero posible de principes y ricos. No faltan de éstos en Italia y en otras partes, que aspiren al honoF modesto de los simbélicos mandil y Ilana. Halagad a esos ambiciosos de popularidad ; ganad- los a la Francmasoneria; la Alta-Venta vera mds adelante lo que pueda hacer de ellos por la causa del progreso. Un principe sin esperanzas de rei- har es para nosotros una buena fortuna. ; Hay tan- tos en este caso! Convertidlos en francmasones : servirén de reclamo a los imbéciles, a los intrigan- tes, a los ciudadanos y a los necesitados. Esos po- bres principes hardn nuestro negocio, creyendo tra- bajar unicamente en el suyo. ; Esa es una magnifi- ca insignia! (1)» Mas que una insignia, es una proteccién muy efi- caz. Los mismos francmasones nos lo dicen: «La entrada de los soberanos en la Orden es de muy buen augurio, dice el H.".. Jeder (2). Aunque ellos no puedan contribuir a Ia construccién del Templo masénico, aunque debamos sufrir el espectaculo de insignias brillantes colgadas en sus pechos, son muy preciosos para la Orden, sea por sus riquesas sea por su inmensa influencia, Por libres que pue- dan aparecer, las asociaciones secretas estdn toda- via sujetas a las disposiciones de la clase superior ; (2) Carta a la Venta piamontesa. (2) Historia de ta Pranemasoneria, pig. 149. 5a - no pueden desarrollarse sino a los rayos del sol, en un cielo sin nubes. Alli donde el principe frunce el cefio, es por demas querer elevarse, mientras se nuvega a toda vela desde que se levanta de la Cor- te una brisa favorable. ; Ojald nuestros augustos huéspedes contintien siempre mudos e inactivos como la mufieca de Martin!» : fs imposible reirse de la gente mds libremente. Los «pobres principes», los altos personajes, los hombres acaudalados, se han dejado coger en las redes. / «Gracias al habil mecanismo de la institucién, 1a Francmasoneria encontré en los principes y en los nobles menos enemigos. que protectores. Plugo a soberanos como Federico ef Grande tomar la ilana y cefiirse el mandil. zY por qué no? Ocultdndoseles cuidadosumente la existencia de los altos grados, solamente sabian de la Francmasoneria 16 que po- dia ensenarseles sin peligro. No se habian de ocupar de ello, retenidos como estaban en los grados inje- viores, en los que no veian mds que una ocasién de divertirse, alegres banquetes, principios dejados y vueltos a tomar en el umbral de las logias, férmu- las sin aplicacién a la vida ordinaria; en una pala- bra, una comedia de igualdad. Pero en estas ma- terias la comedia se convierte en drama, y los prin- cipes y nobles tuvieron al fin que cubrir con su nom- bre y servir ciegamente con su influencia las em- presas ocultas dirigidas contra ellos mismos.» Es otro masén quien atestigua esto (1). Ademds encontramos en el Ritual escocés la fér- @) El H.*. Lvis Blanc: Historia de Ia Revoluetén fran. cera, tomo TI, pags. 82 y 83. $3 mula del juramento con el que los Maestros se com- prometen a ocultar aun a sus Granded-Orientes lo que éstos no deben saber: «Juro y prometo no re- velar a persona alguna lo mds insignificante de nuestros misterios ; ni siquiera al Maestro de toda fa Orden, mientras no lo vea reconocido en una Alta-Logia. » No cabe duda que (a excepcién de Luis Felipe- Igualdad) ningin soberano, ningén personaje ofi- cial, al hacerse francmasén, ha sido, es, ni serd «reconocido por las Altas Logias». En fa lista de los Grandes-Maestros 0 protectores de la Orden se ve figurar al ‘principe Luis de Borbén (en 1743), al marqués de Larochefoucauld (en 1777), al duque de Luxemburgo (en 1784), a José Bonaparte, rey in- truso de Espafia (en 1805), al principe de Camba- céres (en 1807), al duque ce Choiseul (en 1827), al duque Decazes, al rey Luis Felipe, a lord Palmers- ton, a Leopoldo 1 de Bélgica, al principe Luciano Murat, al conde de Cavour, etc. ; y en estos ulti- mos afios el Anuario masénico indica entre los Grandes-Maestros, a Jorge V de Hannover, al Rey de Suecia, al gran duque de Hesse-Darmstadt, al principe Federico de los Paises-Bajos, y al gran du- que de Hesse. El Rey de Prusia es el protector de toda la Francmasoneria alemana! Estos «augustos huéspedes» de la’ Francmasone- ria la conocen, pues, mucho menos que nadie. A ellos se oculta con mas cuidado el verdadero objeto y espiritu de la secta. Conocen sus estatutos ; pero os estatutos sdlo se han hecho para engafiar a los incautos ‘que se creen iniciados, y sobre todo para adormecer a la Autoridad, publica. Protegiendo la Francmasoneria, creen evidentemente los princi- 54 pes masones que protegen una cosa buena, y mas atin, que se protegen a s{ mismos. A veces, sin embargo, entran en recelos y sospe- chas, y amenazan suprimir la Orden, pero facilmen- te se calman sus inquietudes. «Ha sucedido a vi ces, dice el H.". Ragén, que al presentarse los de- legados del Gobierno un’ dia de sesién o fiesta ma- sénica para suprimir, en nombre del soberano, la Francmasoneria en sus Estados, los Oficiales de la logia los recibian muy bien, y con-toda candi- dez les decian: «Venid, oid y juagad.»’ gAcaso los iniciaban al grado de Blegido 0 de Kadosch, o de Rosa-Crus? Ya se guardaban bien....Se les recibia en el grado de Aprendis; fraternizaban con los francmasones, y mediante su informe, se anulaba la supresion (1).» , En realidad, la suerte que la Francmasoneria, la verdadera Francmasoneria reserva a los principes y nobles el dia que sea ella Ia més fuerte, es la si- guiente: «Los principes, los santurrones y la no- bleza, estos enemigos implacables del género huma- no, deben ser exterminados (nada menos), y sus bi nes entregados a los que por su talento, ciencia y virtud (es decir, a nosotros francmasones) son los tinicos que tienen el derecho y el poder de gobernar a los demds. (z¥ Ja igualdad y la libertad?) Contra esos enemigos del género humano, tenemos todos los derechos y todos los deberes, Si; todo es permi- tido para acabar con ellos’ la violencia y la astucia, el fuego y.el hierro, el veneno y el pustal; el fin san- tifica los medios (2).» : (1) Curso. fitosdfico ¢ interpretative de tas Iniciaciones an- tiguas y modernas, pég. 44. (2) EL B.". Fichte: La Masoneria alemana y universal; advertencia suplementaria, vig. 45, 55 La Francmasoneria, pues, ama a los principes, los nobles y los ricos, como el lobo a los corderos ; y los principes, nobles y ricos afiliados en la Franc- masoneria,. lejos de ver lo-que pasa en las traslo- gias, no ven siquiera lo que pasa en las logias. En tllas se les ve a ellos, y sobre todo se les ensefia a los demés: se les pone delante como «magnificas ensefias», para atraer parroquianos. Si escuchasen a la Iglesia, no caerian en Ja trampa. XIX Organizacién publica de la Francmasoneria exterior Esta organizacién nada tiene de comin con Ja Francmasoneria oculta. El Carbonarismo o Franc- masonerfa secreta es uno y universal por esencia, y tiene un solo jefe, al cual no conoce. La Francma- soneria exterior nd es una y universal mas que en el fondo, pues en la forma es mitltiple. Limitdndome al G.*. O.°. de Francia, diré que cl Gran Maestro tiene bajo su obediencia las Logias y Talleres de todos los francmasones que no reco- hocen el rito Escocés ni el Misraim. Esta asistido por un numeroso Consejo, compuesto casi todo de personajes conocidos ¢ importantes. Las Logias y Talleres estan divididos por provincias u Orientes. Asi los decretos del Gran-Oriente llegan a todos los Hermanos por via jerdrqui¢a. Pero, nétese bien, esto no es mds que la Franc- masonerfa exterior, que no tiene ‘el cardcter conspi- rador de la otra; pudiendo afadir que si alguno de los grandes dignatarios de la Orden son iniciados misterios del Carbonarismo, esto es aparte de su autoridad. La mayor parte de las logias llevan nombres in- creibles. El Anuario unjversal de la Francmasoneria francesa y extranjera que se imprime en Chalons- sur-Marne, y se publica en Paris, en'casa del H.* Pinon, contiene la enumeracién de todos esos Ta- lleres y Logias, con los nombres y domicilios de los Venerables, de los dignatarios grandes y peque- fos; H.". Primeros-Vigilantes, H.'. Introducto- res, H.". Maestros de Ceremonias, H.*. Sacrifica- dores, H.'. Oradores, H.*. Maestros de banque- tes, ete. También se leen los nonfbres y domicilios de los Caballeros-Kadosch, Rosa-Cruz, de San An- drés, del Sol, etc., exceptuando, no obstante, algu- nos que la prudencia ha dejado en {a obscuridad, entre otros el del tristemente célebre Renan. En Paris hay setenta y una logias divididas en. cuatro. secciones, que se retinen casi todas una ve al mes en dias fijos que marca el Anuario. En estas reuniones se efectdan los famosos Aga- pes, los fraternales hanquetes de los dos solsticios (Junio y Diciembre), que constitdyen para el vulgo toda Ia Franemasoneria. Alli se hacen también las cuestaciones destinatlas a los miembros «indigentes. La Francmasoneria enaltece mucho su filantropfa, pdlida caricatura de la verdadera caridad. Unica- mente la Iglesia sabe amar a los pobres con verda- dera caridad. En los Departamentos hay doscientas cinco “lo- gias; en la Argelia y en las Colonias, veintiocko. i Total, trescientas cuatro logias que trabajan bajo una sola obediencia para la gloria del Grah Argui- tecto y' salvacién de las almas!!! ELG.". O°. de 87 Francia dirige, ademas, treinta y cuatro logias en paises extranjeros. He aqui los nombres de logias que se leen con mayor satisfaccién : la logia de los Admiradores del Universo; la de los Fildutropos Celosos; de San Antonio del perfecto Contento; de los Amigos triun- fantes; de la Clemente Amistad Cosmopolita; de los Discipulos de Memphis; de la Rosa del perfecto si- lencio; de la Colmena filoséjica; de los Trinésofos de Bercy, etc. En las provincias, para no. ser me- nos, se ven florecer las logias del Candor, del Valle del Amor, de Sencilles-Constancia, de Escuela de la virtud, de las Virtudes reunidas, etc. Los ritos Escocés y Misraim bautizan sus logias con nombres menos ridiculos. El rito Escocés con- taba en 1866 con noventa y ocho logias: treinta y cuatro en Paris, cuarenta y tres en los departamen- tos, y veintiuna en Argel y el extranjero, El rito Misraim parece menos préspero, a lo menos segin el Anuario que tenemos a la vista. Todos Ios ritos de la Francmasoneria exterior-no forman, repito, sino una sola secta, y en el Anuario vemos la lista de los diputados de todas esas Obe- diencias cerca del Supremo Consejo del Gran Orien- te de Fr&ncia, y cerca del que pertenece al rito Es- cocés ; y es evidente que los francmasones de todo cl universo corresponden también directamente unos con otros. Es un tejido inmenso de hilos entrelaza- aos, bien que distintos y a veces enemigos. «Aunque desparramados por toda la haz de la tiefra, dice ef Ritual, nuestros, Hermanos no forman sino una comunidad, Todos’ estan iniciados en los mismos secretos, todos siguen cl mismo tamino, son dirigidos por la misma Regla, y en fin les ani- 58 ma un mismo espiritu (1)... A cualquier rito reco- nocido que pertenezca un francmasén, es“H.". de todos los francmasones del globo» (2). XX Si la Francmasoneria ama a los pobres, como pretende Acabamos de hablar de cuestaciones y beneficen- cia, y la Franemasoneria ha logrado ciertamente por todas partes darse tono de institucién caritati- va, buena, eminentemente bienhechora y filantrépi- ca. ¢La Iglesia se dice Madre de los pobres? Yo soy su madre, dice a cada paso la Francmasoneria. —¢Dice verdad? La Francmasoncria es tan franca en esto como en todo lo demds; y cuando habla con sinceridad, se le escapan, respecto a los pobres, confesiones irritantes. a El citado H.*. Ragén, flor y nata del espiritu ma- sénico, llama a los francmasones pobres: «asque- rosa lepra de la Franemasoneria en Francia (3)», y recomienda con ahinco a todas las logias la regia de caridad dada por el H.*. Bournonville: «No presentéis en la Orden mas que hombres ‘que pue- dan presentaros la mano, pero no tendérosla.» Otro Hermano, también muy competente, el H.’ Bazot, habla de los indigentes con uncién no menos evangélica: «Al francmasén mendigo, dice, os lo (2) Grado do Anciano. (2) Reglamentos generales de Ix Francmasoneria escoce artioulo 2. @) Curso fitosdfico ¢ interpretative de las Iniefacioner anti yuas y modernas, pée. 808: 59 encontrdis sin cesar en vuestra casa, en la calle, en las logias; es un genio maléfico que os acosa por todas partes y a todas horas. Nada puede libraros de ese importuno, y su insolencia no conoce limi. tes ni obstdculos. Topdis en él cuando os. levantdis, en vuestros negocigs, a vuestra comida, cuando sa- lis, en todas partes. Mds valdria encontrar su mano armada de un pufial: al menos podriais oponer vuestro valor al hierro asesino. Armado tan sdélo con su titulo de francmasén, os dice: Soy franc- masén ; dadme algo; soy vuestro Hermano, y vues- tra ley os manda ser caritativo. Dadme, 0 de lo contrario publicaré que sois un mal Hermano. »{ Dad, francmasones! prosigue el buen Herma- “no, pero preparaos a dar sin descanso: la embos- cada es permanente.» (j La emboscada !) ; Qué pala- bra! (| Qué cinismo !) «La culpa de esto la tienen las logias. Si éstas no recibiesen en la asociacién fraternal (j !) mds que hombres honorables (de modo que para ser -ho- norable es preciso ser rico), de posicién indepen- diente por su fortuna o su trabajo, bastariales a ellas y a todos los francmasones aliviar infortunios pasajeros (1).» Esto se lama amar cordialmente a los pobres ; ta es,Ja verdadera, la buena fraternidad. ; Pobre filantropia! Por més que prescribas cuestaciones y des dinero, no eres ni sombra de Ia caridad ; no tie- nes corazon! (1) CBdigo de tor Jrenemasones, pigs. 176 ¥ 177. XXI Que 1a Francmasoneria es un poder temible Su organizacién secreta y publica basta para pro- barlo hasta la evidencia. Prugbanlo también sus he- chos ; y por la pluma indiscreta de sus mds fervien- tes adeptos, se gloria de haber sido, de un. siglo acd, la causa ignorada, pero real, de Jas grandes perturbaciones religiosas que han Henado de espan- to al mundo entero, y en particular la Europa. Con pruebas en la mano, gloriase de haber en- gendrado el filosofismo revolucionario del dltimo siglo, y de haber tenido por drganos a Voltaire, Helvecio (1), Rousseau, Diderot, d'Alembert, Con- dorcet, Mirabeau, Sieyes, La-Fayette, Camilo Des- moulins, Dantén, Robespierre, Marat, Santerre, Pe- tidn, etc. Jdctase también de haber herido de muer- te a la monarquia cristiana en la persona del infor- tunado Luis XVI y de la reina Marla Antonieta, y de haber promovido en Francia la sangrienta Revo- lucién del 89 y del 93. «Cuando det fondo de las (2) Al morir el materialista y ateo Helvecio, eu viude de- volvié sus insignias a la logia de las Nueve Hermanas, a Ia ue habia pertenecido. Se ofrecié a Voltaire el mandil de Hel- vecio, y Voltaire, el gran Voltaire, antes de. cefifrselo lo besé religiosamente como una reliquia. Voltaire, que se Hamebs « si mismo Christ-Mogue (mofador de Cristo), no a contenté con haber sido recibido franemasén en Inglaterre; su conci su piedad no estuvieron satistechas hasta que se vié iniciado en Ja Prancmasoneria francesa. En ella iué admitido el 7 de Abril de 1778, siete semanas antes de su muerte, sin dude como preparacidn préxima, Fué aclamado desde Iuego como perfecto franemaséa y dispensado de Isa pruobas, porque, decfan los Hermanos, esesenta afios consagrados a la virtud y al genio, lo habian dado a conocer bastante.» 61 logias (decla el H.". Bremond al O.'. de Marsella) salieron estas tres palabras: LiBeRTAD, ravALDan, FRATERNIDAD, la Revolucién quedé hecha.» Y otro franemasén, iniciado desde su juventud en los gra- dos més altos de la secta en Prusia, el conde de Taugwité, hacia en 1822 la siguiente declaracién : «He adquirido la firme conviccién. de que el drama comenzado en 1788 y 1789, el regicidio con todos sus horrores, a0 solamente habia sido resuelto en las logias, sino que eva el resultado de las asocia- ciones y de los juramentos.» En fin, el Gran Capi- tulo de los francmasones alemanes, alegréndose de ver los estragos de la incredulidad y de la rebelién, que desde Francia se habian propagado ya por toda Europa y hasta por América, exclamaba triunfante en 1794: «Nuestra Orden ha revolucionado los pue- blos de Europa por muchas generaciones. » La mayor parte de los revolucionarios tan pro- fundamente impios de 1830 eran francmasones. Lo mismo sucedié en 1848; sdlo que por tdctica el lado anticristiano fué mucho mds disimulado que en los trastornos precedentes. Casi todos los corifeos de la impiedad contem- pordnea han pertenecido a la Francmasoneria : Maz- zini, Garibaldi, Kossuth, Juarez, etc. De este modo la Franemasoneria declara altamente ser ella la que prepara y determina en Ja obscuridad la destruccién del Catolicismo en Italia, Alemania, Austria, Bélgi- ca, Espafia, Portugal y Méjico.-En todas partes ocupa los puestos mds importantes ; penetra en to- dos los ejércitos y altos cuerpos-del Estado, y diri- ge la mayor parte de los periddicos : da el impulso que quiere a la mayor parte de los Gobiernos, y su divisa universal es: «j Abajo la Iglesia! ; Abajo la 62 Autoridad! ;No mds sacerdotes! | No més Cristo! No mds Dios !» Esto es lo que la Francmasoneria entiende bajo esa palabra magica de libertad, que hace relumbrar ante los ojos ofuscados de todos los pueblos, como hizo la serpiente del Edén al mostrar a Eva la hermosura de la fruta prohibida. La misma Francmasoneria se declara en via de progreso y plena prosperidad. Hace-poco decia por medio de uno de sus periddicos: «Sintomas que no pueden engafiarnos demuestran la proximidad del dia en que la influencia y el poder de la Francmaso- neria tomardn un desarrollo considerable en el mun- do. La Francmasoneria comprende, de cada dia mas, la importancia de su misién, y rechaza las ta- paderas en que Ja tenian oculta las necesidades de otros tiempos. Sabe lo que significa su divisa, y pronto, despojndose de los ultimos pliegues de un vago misticismo, proclamard como principio y base de su instituto la independencia absoluta de la con- ciencia,.. Alegrémonos del triunfo obtenido por los esfuerzos de nuestros Hermanos : por’ todas partes aparece el signo luminoso del Eterno Jehovah (1).» eQuién es este «Eterno Jehovah» cuyo signo apa- rece en todas partes, gracias a los francmasones? Vamos a verlo. XXII La Francmasonetia, por mas que diga, es esencialmente impia, anticristiana y atea “Cuidado en equivocarse: el Dios que la Franc- masonerla venera bajo el extravagante nombre de (1) Mundo Masénico, Agosto de 1966 y Febrero de 1867. 63 Gran-Arquitecto de todos los mundos, no es el Dios vivo, inico verdadero, Padre, Hijo y Espiritu Santo, a quien adoramos; no es nuestro Criador, Sefior y Salvador Jesucristo, Dios hecho hombre, nico y verdadero Dios. Es el Dios de Voltaire, el Ser supremo de Rousseau, de la Convencién y de Robespierre ; es el Dios de los teofildntropos, el Dios de los fatuos cantado por Beranger, el Dios de Renan y de Garibaldi, el Dios de la religién del hombre de bien, el Dios que no existe. De modo que afectan no tener en cuenta alguna la revelacién y la venida de Jesucristo al mundo: rechazan la era cristiana, y en todas sus publicaciones cuentan los aiios desde la creacién del mundo. Esta negacién del Cristianismo serfa pueril sino fuera impia. La Francmasonerla solamente habla de Dios para no asustar a las masas.'Con este mismo fin se re- viste pérfidamente de ciertas apariencias de Reli- gién ; tiene sus ceremonias y ritos ;-confiere un bau- tismo a su modo; tiene un matrimonio masénico, un ceremonial para los entierros, etc. ; todo esto mezclado con invocaciones,bendiciones, incensacio- - nes, consagrationes (1), en una palabra, con una apariencia de culto. Todo esto no més que para el vulgo. Mas en cuanto a los. francmasones de casta, en cuanto a los verdaderos francmasones, no se paran en barras, y reniegan abiertamente del Cristianismo. Los otros, los que todavia no estan maduros, con- servan a menudo, con el nombre de Dios, un senti- miento vago de Religién, que en nada sujeta la con- ciencia, y que causa ldstima a los primeros. Nadie (1) Véase el Ritual masénieo, 64 ignora que en la prdctica el deismo se parece en todo al ateismo ; es un ateismo respetuoso y laten- te. Pues bien, la Francmasoneria es deista en este sentido, cuando no francamente atea. Por esto las Jogias alemanas hicieron la siguiente declaracién : «Los francmasones deistas estan por encima de las divisiones religiosas. No solamente hemos de colo- carnos encima de las diferentes religiones, sino mds bien sobre toda creencia en un Dios cualquiera (x).» En Francia hablan como en Alemania. Es el gri- to del corazén. El Mundo Masénico decia al discu- tir el primer articulo de los estatutos de la Franc- masoneria, en el que se trata de la existencia de Dios y de la inmortalidad del alma: «qj Y qué!. se dira, gnada debe exigirse de un hombre para que sea digno de ser francmasén? — Nada, solamente que sea hombre honrado.—¢Rechaza la idea de Dios?—Presentadle una que satisfaga su razén.— {Duda dela vida futura?—Probadle que la nada es Contradictoria.—g Desconoce las bases de la moral? —j Qué importa, si vive y obra como si las admitie- ra (2) » ' La Francmasoneria, sea desta o atea, es, pues, la negacidén absoluta de la Religién. No lo digo yo; lo dice Proudhén, el H.*. Proudhén: «La Frane- masoneria, escribe, es Ja negacién misma del ele- mento religioso.» Ella no quiere ni Dios ni Reli- widn; quiere excluirla de la educacién, de las cos- tumbres publicas y privadas, de la vida humana y de la muerte. Sus escritores mds graves, sobre todo los modernos, estén a la cabeza del repugnante mo- vimiento de ateismo y materialismo que s¢ nota de (1) Gaceta dv 102 franemagones, 16 de Diciembre de 1866. (2) Septiembre de 1868, 65 algunos ajfios a esta parte; aclaman satisfechos las mds atrevidas producciones anticristianas, como los periddicos Lu Moral independiente, El Librepensa- miento, La Libre Conciencia, La Solidaridad. «Da- mos la bienvenida, decia un periédico francmasén, a todos nuestros nuevos colegas, muchos de cuyos redactores son antiguos amigos, y consignamos con placer que todos esos periddicos estén, sin excep- cién, dirigidos por francmasones, y que éstos for man la mayoria de sus redactores (1).» En Bélgica como en otras partes, la Francmaso- nerla es la que engendra esa abominable secta de los solidarios, asi llamada porque se comprometen mutuamente por pacto formal a vivir sin Religién, y a mori sin sacerdote, como perros. Que haya uno que otro francmasén que no caiga en tal exceso de irreligién, poco nos cuesta crcerlo ; pero tocante a la Francmasoneria en si misma, diga cuanto quiera, es una institucién esencialmente im- pia, anticristiana y atea, XXIII Como Ia Francmasoneria se consuela de sus penas rindiendo culto al sol St, sefiores; al sol, a la luna y a las estrellas. En nombre de la ciencia y del progreso de las luces que tiene siempre en la:boca, la Francmaso- neria pretende que «Dios no se ha demostrado, ni puede cemostrarsen; que la moral cristiana, que se funda en el temor y amor de Dios, es ridicula, imitil e inmoral; que Nuestro Sefior, o bien no ha (D Mundo Masénica, Noviembre de 1866 FRANCMASORES 5 66 existido, 0 bien ha sido un hombre como cualquier otro; que ha llegado ya el tiempo de acabar con’ la Iglesia, con el Papa y con los sacerdotes. Y ; cosa curiosa ! por los senderos de lo que se lama cien- cia, y por el progreso de las luces, llega la Franc- masoneria a tal grado de estupidez, que no podria creerse si no lo atestiguasen sus mismos adeptos. gSabéis cudl es en el fondo el Dios hacia el cual vuelven sus miradas? ; Es el sol! Si, el sol, como esos brutos con figura de’ hombre que a veces se encuentran en las esferas mds bajas de nuestra so- ciedad descristianizada. Ved sino lo que sin quitar ni-afiadir una sola letra dice el Muy-Respetable (1) al nuevo elegido para el grado de Maestro en el acto de su iniciacidn : «El Adoniram de la Francmasoneria, lo mismo que Osiris, Mithra, Baco y todos los dioses celebrados en Jos antiguos misterios, es una de las mil perso- nificaciones del sol. Adoniram, en efecto, significa en hebreo via clevada, lo que designa 1a posicién del sol respecto a la tierra... En todas las ceremo- nias que se celebran en las logias, encontraréis constantemente el mismo pensamiento. Asi, nues- tra asociacién se ha puesto bajo la invocacién de San Juan, es decir, de Jano, el sol de los solsticios. Por esto celebramos la fiesta de nuestro Patrono en los dos solsticios del afio (21 de Junio y 21 de Di- ciémbre) con un ceremonial completamente (g)as- tronémico. La mesa a que nos sentamos tiene la forma de herradura, y representa la mitad del circu: lo del zodiaco ; y en los trabajos de las mesas (sic) ofrecemos siete libaciones en honor de los siete pla- netas.» El H.". Rebold dice que los milagros y los he- 67 chos de la vida de Jestis deben explicarse como «apariencias solares». El H.", Gran-Canciller Re- nd declara en la Revista de ambos Mundos (15 de Octubre de 1863), que «el culto del sol es el tinico racional y cientificon, y que «el sol es el Dios par- ticular de nuestro planeta! ly iEI culto del sol! ; He aqui la dltima palabra de esas sublimes inteligencias que sdlo hablan de pro- greso, de luces, de ciencia; y que modestamente se intitulan «Principes sublimes de la verdad»! ; He aqui la piadosa interpretacidn del Evangelio de San Juan, que hemos visto poner a los ojos del profano en las primeras pruebas del Aprendiz! ; He aqui ‘la famosa «luz», «las lamas purificadoras» que el Ve- nerable da generosamente al Aprendiz! ;He aqui el significado de la «estrella flamigeran y de la ban- da azul! El cuito det sol, el, culto degradante de 1 materia, el Dios-Naturaleza, 0 por mejor decir, un ateismo tanto mds vergonzoso cuanto se cubre con el velo de la moral y de la beneficencia, y que no solamente es impfo, sino hipécrita: ; qué castigo para el orgullo de esos espiritus fuertes ! iY aun se atreve la Francmasoneria a Ilamarse «el origen y la fuente de todas las virtudes socia- les» (son palabras del H.". Ragén), y atin mas: la mds pura filosofia, el origen de las fabulas de to- dos los cultos (sic), el pozo en el que parece haberse refugiado Ia verdad!!! ; Qué impudencia ! De este pozo tenebroso salen, hace dos siglos, tantas blasfemias, impiedades, negaciones atrevi- das, mentiras y calumnias contra la Iglesia; tantos trastornos, destrucciones, instituciones sordamente ateas, que amenazan con la ruina total de la civi lizacién cristiana! De ese pozo han brotado particu- 68 larmente en estos dltimos afios Jas Dlasfemias de Rendn y Proudhén, blasfemias satdnicas que las lo- gias han difundido en todas lenguas. De alli salen cada dia esos poderes de toda especie que se prec pitan sobre Roma, que conmueven los cimientos del Papado, y que quisieran arrancar la corona de Je- sucristo y su Vicario. En el fondo, la doctrina de los francmasones cons tituye el materialismo. XXIV La prensa masénica La Francmasoneria despliega una actividad fe- bril en su propaganda: si la paz en el celo es el ca~ rdcter distintivo dela verdad, la agitacién en cam- bio caracteriza el error, y la Francniasoneria se agita de un modo prodigioso. Sus medios de accién .son variados y poderosos; y nos dirige por todos lados sus tiros. Vamos a demostrarlo, concreténdo- nos a Francia, La prensa es su primerg arma. Ya hemos visto que indirectamente dirige la mayor parte de los pe- riédicos. Tiene, ademds, publicaciones propias, mds © menos perversas, segiin su mayor o menor fran- queza. Ante todo citaremos El Francmasén, revista mensual, anodina, fundada en 1847, en visperas de la Revolucién de Febrero, y destinada a iluminar la mente y alegrar ei corazén a todos los H.’. prou- dhonianos. Se muestra respetuosa con la Religién, al menos en la forma: es el periddico ortodoxo y mistico de la Francmasonerfa. Los franemasones » 69 puros y del progreso la tildan, sin piedad, de «je- suita». Sigue el Periédico de los iniciados, revista tam- bién mensual, publicada en dos cuadernos iguales, uno de los cuales se Hama El Renacimiento. En éste no se pronuncia el nombre de francmasén ni de Franemasoneria; es el «cuaderno de 1a propa- ganda; propaga la obra de la Francmasoneria sin nombrarla, para evitar cualquier prevencién (1). jOh buena fe! {Oh candor ! Tiene también El Mundo Masénico, que ya he- mos citado varias veces, publicacién mucho més avanzada, y por consiguiente mucho mds franca, mucho més masénica, Hace la guerra a las dos re: vistas antedichas ; las acusa de retrégradas y for- malistas, y se declara rotundamente librepensadora, independiente, muy por encima de toda idea reli- giosa. Es el campo liberal, que quiere reformar la Franemasoneria exterior y hasta llegar a la supre- sién oficial del nombre mismo de «Gran Arquitecto det universo». Este partido hace grandes progre- sos, aunque todavia no ha logrado que prevalezca su opinién. Aunque la mayor parte de los Ilamados masones-jesuitas miren Gnicamente esa férmula tra- dicional como una mera formalidad, que deja a to- dos los H.*. la mds amplia libertad de atefsmo, sin embargo, los masones-liberales estén empefiados en suprimirla, porque para ellos esa antigualla huele demasiado a’ Religién, y puede ofrecer peligros. La Francmasoneria reivindica también como su- yos los periédicos abominables que hemos citado : La Moral independiente, El Librepensamiento, La Libre Conciencia, La Solidaridad; y puede contar (@) Numero de Enero de 1867. 70 entre sus producciones mds puras, 0 al ménos entre sus mds devotos auxiliares, un buen numero de pe- riddicos grandes y pequefos, como Le Sidcle, L’Opi- nion Nationale, L’Avenir National, Le Temps, La Liberté, Le Journal des Debats. Sin embargo, estos periddicos no reconocen 1a necesidad de fechar sus ntimeros con el afio 5867; ni usan, obrando discre- tamente, la jerigonza uSada entre los H.". y ami- gos, ni el famoso signo sacramental (.".). La Revista de ambos Mundos esta igualmente al servicio de la Francmasonerfa y de, su obra sacrile- ga. Casi todos sus redactores son racionalistas co nocidos, © herejes. "Asi, pues, en Francia la prensa es en gran parte masénica; es decir, que es anticatdlica y anticris- tiana. ; Qué peligro para la fe del pueblo! XXV Que la Francmasoneria comienza a apoderarse de la infancia por medio de la instruccién y de la educacién Esta segunda arma es tal vez mds peligrosa que la primera. La Francmasoneria parecia tenerla un poco olvidada ; pero apercibida de ello, proyecté lo que vamos a ver. La Iglesia hace cristianos y écha los cimientos de su vida religiosa por medio del Bautismo, del Ca- tecismo y de la: primera Comunién. La Francmaso- neria, que es enemiga de la Iglesia, nada acepta de todo eso, o por mejor decir, quiere substituir esta base cristiana con otra masénica, absolutamente ex- trafia al Cristianismo. Procura en primer lugar im- primir cl sello masénico en los tiernos nifios, para 7 lo cual tiene una/ ceremonia de adopcién que se ce- lebra «al resplandor de la Luz masénica», y dice al pobre nifio a quien adopta: «Brille a tus ojos 1a Luz masénica como més tarde la haremos brillar en tu entendimiento (1).» A la manera que el nifio bauti-~ zddo se hace cristiano y miembro de la Iglesia, asi también el nifio adopéado sc vuelve lobeano y miem- bro de Ia Francmasonerla. Estos lobeznos, si son pobres, tienen derecho a ser socorridos por los Her- manos. En un hospicio de Avifién, una pobre mujer pre- senté a las Hermanas de la Caridad un nifio de once meses, declarando a la Superiora que se en- contraba de paso par la ciudad, y pidiéndole algu- nos remedios para su nifio. La Religiosa, acari- cidndole, vié colgada a su cuello una medalla ex- trafia, y pregunté a la madre: «gQué medalla es ésta?—Es la medalla de los francmasones», respon- did ésta; y haciéndole la Hermana algunos cargos sobre esto, diciéndole que los francmasones estaban excomulgados, Ia infeliz contesté sin rodeos: «Si me presento con esta medalla al jefe de una logia, obtendré al punto un socorro en dinero. para conti- nuar mi viaje. Parece que en algunos arrabales de Paris el mi- mero de esos lobesnos es muy considerable entre los hijos de la clase obrera. ; Pobres nifios ! Pero es sobre todo por medio de las escuelas como la Francmasoneria quiere hacerse duefia de los nifios. «Es preciso preparar el mundd profano a recibir nuestros principios, deca El Mundo Mas6- nico (Octubre de 1866). Consider la instruccién primaria como la piedra angular de nuestro edifi- (2) BL H.", Regén, Ritual de adopcién de los Lopesnos. 72 cio... ¢Debe suprimirse del programa la instruccién religiosa?... El principio de autoridad sobrenatu- ral (es decir, la fe), que arranca al hombre su dig- nidad, es initil para conservar la disciplina entre los ninos (jqué carencia de sentido practice!) y susceptible de Nevarlos al olvido de toda moral (; qué carencia de sentido moral !): asi, pues, debemos re- nunciar a ella, Nosotros ensefiaremos los derechos y los deberes en nombre de Ia libertad, de la con- ciencia, de la razén, y hasta en nombre del solida- rismo. (; Qué bien se muestra la jerga revoluciona- ria, hueca y sonora, y que con sus palabrotas no sabe lo que se dice!) La Francmasonerfa debe s el molde de la sociedad modeina ; debe formar hom- bres libres. (Ya conocemos esa libertad). Crear es- cuelas, sobre todo escuelas de adultos y orfelina- tos, es el mejor medio para vulgaricar la Francma- soneria. » Estos deseos, adoptados por un gran ntimero de logias, han sido sancionados y realizados por un decreto del Gr.*. Or:’. de Francia (en Enero de 5867, © en lengua cristiana, de 1867). Segin este decreto, «se ha decidido en Consejo, que el Gr.*. Or.*. se pondria al frente @e una obra, cuyo objeto seria el ayudar y fomentar la instruccién pri- maria, otorgando. cada aio recompensas, bien a los maestros y maestras, bien a los alumnos ; y el fun- dar escuelas primarias y clases de adultos, cuando las circunstancias lo permitieren.» Luego expone dicha circular la organizacién de la obra, que serd dirigida por las logias, 0 por Comités nombrados por ellas ; el modo de verificarse las subscripciones, ay la necesidad de desplegar el mayor celo ; decidien- do que las recompensas y libretas de las Cajas de 73 ahorros iran acompaiiadas .de una medalla con la siguiente inscripcién : Gran Oriente de Francia,— Inppulso a la instruccién primaria en nombre de los francmasones del Oriente de... Al afio siguiente se decidié la fundacién de cua- renta escuelas primarias masénicas en los veinte distritos de Paris; dos en cada distrito: una para nifios, y otra para nifias. Peligrosa es la propaganda de las escuelas pro- testantes, pero a mi juicio ésta lo serd mucho mds. Como ‘complemento, El Mundo Masénico nos anuncia «la redaccién de un catecismo de moral para uso y al alcance de los nifios; un catecismo que les ensefiard a escuchar mds bien su concien- cia que la tradicién (es decir, la Religién y Ja Igle- sia) ; a ser virtuosos por principio (como si los cris- tianos no fueran virtuosos por principio), por con- viccién (como si la fe no fuese la mas seria, la tinica seria de todas las convicciones), y en fin con desin- terés (como si la esperanza del cielo y el temor del infierno nos impidiesen servir y amar a Dios con pureza)». En Junio de 1867 se concedié ua premio de quinientos francos pata este objeto. En fin, en Noviembre de 1866 los francmasones de la Alsacia inaugurarpn una liga de ensefanza para Francia a ejemplo de la que funciona en Bél- gica desde 1864. Esta liga tiene por principio fun- damental «no servir los- intereses particulares de ninguna opinién religiosa» ; en otras palabras, su- primir absolutamente la fe en la ensefianza y en la educacién. El H.". Macé, promotor de esta liga impia, habla recogido al cabo de un mes numero- sas subscripciones, y El Mundo Masénico declaraba que los franceses debian adherirse en masa a esta 74 liga bienhechora, y que las logias debian westudiar en la paz de sus Templos (sic) los medios més. con- ducentes a hacerla eficaz». fn Francia se cuentan un millén seiscientos mil franemasones : ; juzgad si es quimérico el peligro! i Ténganlo en cuenta, no solamente los pastores de almas, sino también los padres de familia que ‘con- serven en su corazén la menor chispa de fe! XXVI Que la Francmasoneria extiende su accién hasta sobre las jévenes Antes de hablar de la Francmasoneria femenil, detengdmonos un momento en una nueva institu- jn. masénica, no menos peligrosa: las escuelas profesionales para jévenes adultas. Estas escuelas tienen por objeto desarrollar la instruccién primaria y preparar las jévenes de la clase obrera acomodada, o las del pequefio comer- cio, para-las diversas profesiones particulares en que pucdan ganarse honradamente la subsistencia. Nada mejor en s{; nada mds util. Los francmaso- nes, comprendiendo el papel importante de la mujer en el mundo, han abierto en Paris escuelas profe- sionales, que funcionan bajo la diteccién de las lo- gias, y estdn dirigidas por maestras de su confianza. Nada tenemos que decir tocante al lado material de estos establecimientos : Ia inteligencia y la ab- negacién pueden por si solas vencer grandes dificul- tades y obtener serios resultados. Pero to que de- bemos sefialar aqui, deplordndolo, es el principio 75 de ateismo practico, principio fundamental de la Francmasonerla, que inspira la institucidn de estas escuelas ; es un sistema positivo de indiferencia re- ligiosa; es la exclusién de toda idea de Dios, to- mada como bage de la educacién. En estas escuelas se prohibe expresamente-emitir idea alguna de Re- ligién, ni aun vaga y general, y este punto no Io toman a chanza: hace poco tiempo fué inmediata- mente despedida una maestra, a quien por descuido se le escapé de los labios el nombre de Dios. ;Oh imponderable tolerancia de los librepensadores! + Estas escuelas son ante todo para las jévenes una escuela de «moral independiente». Son un semillero de mujeres libres. EL Mundo Masénico admira y ensalza esta educacién. «En cuanto a su moral (de- cia en Septiembre de 1866) es tan judaica como protestante; es la moral, esa moral universal con que toda mujer y todo hombre vienen a este mun- do»; pero que empaitada desgraciadamente por el pecado original, de tal suerte necesita de Religiés, que sin Religién no puede haber, ni hay moral po- sible. Y ademas, gqué es la moral, sino el cumpli miento del deber? Y para el hombre gno es el pri- mer deber en la tierra el de conocer a su Dios, amarle y servirle? Esto es lo que realiza la Reli- gin; y esto Jo que rechaza la Francmasoneria, cuya’pretendida moral es por lo tanto esencialmen- te antimoral. Pasan de trescientas las muchachas que concu- rren a las escuelas profesionales masénicas de Pa- ris. «gQué hacen, pues, los departamentos? conti- niia el mismo periddico. ; Cémo! Después del ejem- plo que les da Paris, gno se encontrarén en las principales ciudades de Francia ‘algunas mujeres de 76 cardcter independiente y bastante libres para imitar tan hermoso sacrificio?» Estas escuelas son tanto mAs peligrosas, ‘en cuan- to su cardcter anticristiano es del todo negative. i Qué esposas, qué madres de familia nos prepara esto! ; XXVI De Ia Francmasoneria de Adopcién, 0 Francmasoneria de sefioras Hay francmasonas, asi como francmasones ; y esto causa a primera vista cierta extrafieza, pues se trata ante todo de guardar secretos. Pero parece que los francmasones tienen confianza en «las mujeres que mds estimany, y a las cuales adjudican el par de guantes que les entreya oficialmente el Venerable. Esa Franemasoneria femenina parece haber te- nido principio a mediados del siglo xvi. Luis Felipe-Igualdad, entonces duque @e Orleans y Gran- Maestro de la Orden, ofrecié su par de.guantes a la sefiora de Genlis, y dié extraordinario impulso a la Francmasoneria andrégina o hermafrodita (que significa hombre y mujer). La curiosidad, el atrac- tivo de los placeres, y mas atin el atractivo de lo desconocido, el espiritu de irreligién, y el magico poder de la fruta prohibida, hicieron afluir en la Francmasonerfa todas las damas que rabiaban por ser libres; y desgraciadamente pudo contarse entre ellas algunos de los nombres mds ilustres. Asi lo indica una carta de la infortunada reina Maria An- tonieta a su hermana la reina Marla Cristina, del 26 de Febrero de 1781. «Creo, decia en ella, que te 7 asusta demasiado la Francmasoneria... Aqui todo cl mundo pertenece a ella... Estos iltimos dias la princesa de Lamballe ha sido nombrada Gran-Maes- tra en una logia, y me ha contado las lindas cosas que le han dicho.» ; Ah, pobres mujeres! Se les pre- paraba ya desde entonces el trato que destina la secta ua los principes, a los santurrones y a los no- bles (1).» En la Francmasonerla femenina, como en la de hombres, tampoco se dejaban ver las cosas més que hasta ciertos limites, y la Autoridad engafiada nin- guna importancia daba a una sociedad que a los ojos del vulgo se dedicaba solamente a la beneficen- cia y a la diversién. Pero detrds de reuniones ale- gres ocultdbanse infames misterios: no aparecia, como en la otra Francmasoneria, el culto de la ven- ganza, sino sdlo el culto del deleite, tanto mas pe- ligroso, en’ cuanto estaba velado con ritos misterio- sos, Sazonado con el secreto y favorecido por el espiritu de irreligién, tan en boga en el siglo de Voltaire. La logia de esas francmasonas ya no se Ilamaba logia, sino Templo del Amor. La puerta del mismo se llamaba (sin duda por antifrasis) la puerta de la Virtud. (Por la cual salia ésta, si es que no se ha- bia ido antes), El H.*. francmasén que introducta las postulantes se intitulaba-el H.*. Sentimiento (como con todas sus letras consta en el Ritual), y la Hermana francmasona que introducia las postu- lantes se lamaba H.". Discrecién, El Gran-Maes- tro preguntaba a la postulante: «zQué edad te- néis?» La respuesta era no menos candida, pero mucho mds tierna que ‘la del francmasén: «Tengo (1) Vease el capitulo XVIII. 78 Siete afios» ; y Ja paloma aspirante afiadia con un precioso arrullo: wTengo la edad de agradar y de mar.» ;Oh, qué ternura ! Los franemasones de este rito eran Caballeros de la Rosa, y las franemasonas Ninfas de la Rosa. Es tos Caballeros y estas Ninfas iban siempre de dos en dos en todos los trabajos masénicos. El Templo estaba encantador y leno de flores; las reuniones eran presididas por un Gran-Maestro y una Gran- Maestra. No habia alli espadas desnudas, ni aros de papel, ni caverna, ni higubres mascaradas. Todo eran viajes sentimentales, juramentos prestados por la aspirante con la més fina galanteria. Sentébase en el sitio del Gran-Maestro, y el badulaque se arro- dillaba a sus pies. Pero lo mas conmovedor cra el viaje a la Isla de la Felicidad, con la que termina- ba la iniciacién : alli caia la venda que cubria los bellos ojos de la Ninfa, la cual se encontraba ante un altar (; qué piedad !) y unas estatuas, o mas bien idolos de Venus y Cupido, y ofrecia puro incienso a estos dos patronos del Templo. Seguramente la sefiora de Lamballe y las sefio- ras bien educadas ‘no velan en todas esas majade- rias mds que divertimientos y galanterias sin con- secuencia alguna; pero para el mayor niimero esas reuniones distaban mucho de ser inocentes; y los hombres perversos que’ dirigian secretamente esa rama del arbol masénico, se servian de ellas para corromper a la vez las inteligencias y los corazo- nes, para apartar mds y mds a las mujeres de la Religién, de la familia, del respeto a la Autoridad y a las tradiciones. La Revolucién francesa anegé en sangre a los Ca- balleros y a las Ninfas de la Rosa. tes Bajo el Imperio, recobré su vuelo la Franemaso- neria femenina ; casi todos los militares eran franc- masones, y contribuyeron mucho a levantar y pro- pagar por toda Europa una institucidn que tan ad- mirablemente favorecia sus impias y depravadas inclinaciones. En 1830, nueva florescencia de franc- masonas. La Francmasonerla funda grandes espe- ranzas en el concurso de las mujeres. «g Cuando se querré comprender, exclama con tono sentimental cl H.". Ragén, que para restituir a la Orden su irresistible atractivo y su antiguo esplendor, a las costumbres piiblicas su puresa (1\1)ey su verdad purgada de toda hipacresia (11); a la educacién do- méstica, Ilena todavia de preocupaciones, su brillo humanitario, es necesario admitir en los trabajos masénicos aquellas mujeres que por sus virtudes (jJas virtudes de la mujer libre !), honran su sexo y su patria? Su presencia haré mds interesantes las sesioneg; sus discursos (los discursos de la mujer libre) excitardn la emulacién ; ios Talleres se puri- ficarén, como la naturaleza se purifica en la prima- vera bajo los rayos vivificantes del nuevo sol (1).» La Fran¢masoneria mujeril tiene como ia otra Aprendices, Compaferas y Maestras, y tampoco faltan altos grados, como: Maestras-Perjectas, Su- blimes-Escocesas, Elegidas, Senoras’ de la’ Palo- ma, Seforas de la Alegria, Rosa-Cruces 0 Sefioras de la Beneficencia, Princesa de la Corona o Sobe- yanus-Masonas. Desgraciadamente el Anuario del H.".,Pinén guarda un discreto silencio sobre esta candida rama’ de la Francmasoneria. Tiene también sus ritos y ceremonias especiales. (1) El H.". Ragén: Manual completo de ta Francmarone- ria de Adopcion, pigs. 140 y 141. 80 Kn el umbral de ia «Puerta de la Virtud» esta co- locada la imagen de la sefiora de Genlis, llamada por Ja Francmasoneria La Madre de la’ Iglesia! Esta casta madre fu¢ canonizada, segtin dicen, por Fe- lipe-Igualdad. Es curiosa la advertencia, dura, si, pero muy jus- ta, que el Gran-Maestro, sentado con toda majestad al lado’ de ta Gran-Maestra, dirige a las aspirantes, al comenzar las pruebas. «Le hace notar la gran imprudencia que ha cometido ‘exponiéndose sold y sin apoyo en medio de una sociedad cuya forma y costumbres ignora, y en la que puede correr peligro su pudor (1).» Las masonas van también ataviadas con el famo- so mandil. Su contraseia general para -reconocerse “es muy sencilla: «La mano derecha sobre la iz- quierda, caidas sobre el mandil.» Si son Aprendices, «adelantando reeiprocamente Ja mano derecha abier- ta, con los dedos unidos, y juntando las manos una sobre otra por lis palmas» ; si Compafieras, tomdn- dose _mutuamente la mano derecha, de modo que los dos pulgares se crucen,’ y el dedo del medio tendido sobre la mufieca» ; si Maestras, «presentdn- dose mutuamente el indice y el dedo medio de la mano derecha, poniendo los .unos sobre los otros alargados, de manera que se toquen por la parte interior ; apoyando luego sucesivamente el pulgar derecho en las coyunturas de dichos dos dedos cerca de Ja ufia». Asimismo tienen otros signos que requieren dedos de bruja; por ejemplo: «Cogerse (cmutuamente?) Ja oreja izquierda con el pulgar y cl meftique de la mano derecha, cubriendo con el ) El H.*. Ragén: Manual completo de la Pranemasone ria de Adopcién, pigs. % y %. 81 resto de la mano la mejillay (hasta la otra oreja) ; «cogerse (siempre mutuamente?) la punta de la nariz con el pulgar y el indice derechos, cubriendo con el resto de la mano los dos ojos» (verdadera habilidad) ; «poner la mano izquierda sobre el ros- tro, el dedo mefique en ‘la boca, el anular bajo la nariz, el medio y el indice en el ojo, y el pulgar en la oreja izquierda.» Las dos palabras que usan pre- dilectamente las francmasonas como contrasefia son Eva y Babel; sin duda por devocién a la fruta pro- hibida y por un legitimo horror a‘ la confusién de lenguas, Debemos tan curiosos pormenores al gra- ve H.". Ragén, autor sagrado y oficial de los francmasones. La Francmasoneria de mujeres estd mds exten- dida de lo que se piensa, pues cuenta con muchos ritos u obediencias: el rito de Cagliostro, el de las ~ Damas escocesas de la colina del Monte Tabor; la Orden del Palladium 0 Consejo Soberano de la Sa- biduria; la Orden de la Felicidad; la de Caballeros y Seftoras del Ancora; la de la Perseverancia, y otras. Mil cosas, y muy curiosas, podrian -contarse de la Franemasoneria femenina ; pero nos limitaremos a citar un Solo ejemplo, de origen también oficial, como se expresa en el capitulo siguiente, : * XXVIII Un banquete de Hermanas-Masonas . Hemos visto ya que.en esta Orden se come y se bebe mucho ; y en esto no se diferencian las Damas de los Caballeros : el banquete sagrado, el banquete PRANCMASONES—6 82 fraternal, el libre banquete es uno de los trabajos mas serios de la Francmasoneria exterior. ‘Seguin jos estatutos que estas mujeres fuertes observan fielmente, das Damas nunca se reiinen Solas, sino que siempre las ayudan en sus trabajos los francma- sones». En el trabajo de la mesa, unos y otros ocu- pan puestos alternados, con lo cual la usesién es mucho més interesante», He aqui lo que sobre esto dice el Ritual del H.*, Ragén: En primer lugar, el banquete se Hama Logia de mesa. «Hay cinco brindis obligatorios. (j Cuidado si estardn divertidas las Hermanas al salir de la fun- cién !) Primer brindis. La Gran-Maestra da un gol- pe; cesa toda masticacién (sic); cada cual se pone en orden de mesa, es decir que pone los cuatro de- dos de la mano derecha juntos sobre la mesa, con el pulgar separado en el borde de la mesa y for- mando escuadra. La Gran-Maestra dice : «Queridas HH.". Inspectora y Depositaria, haced alinear y guarnecer las ldmparus para un brindis que el Gr.*. M.*. y yo os vamos a poponer.» Las ldm- paras de estas mujeres libres son los vasos, en los que beben Ia luz, la fuerza y la libertad. Guarnecer la lémpara significa Ilenar el vaso., Ejecutada esta orden, la H.*. Inspectora, des- pués de dar otro golpe, dice : «—Gran-Maestra, las ldmparas estan alineadas y guarnecidas. : La G.*. M.*. da otro golpe, y dice: «— En pie y a la orden! ;Puftal en mano! Y todas cogen su cuchillo con la mano izquierda. Queridos Hermanos y muy qucridas Herma- nas: el brindis que tenemos el favor y el honor de proponeros es el de los reyes-masones: a la salud 83 de personas tan caras a nuestros corazones debe- mos juntarnos para apagar nuestras limpuras 2 st gloria !» Después de este anuncio, la G.". M.*. manda el ejercicio: «—j Maho derecha a las ldmparas !— jArriba las limparas !—j Apagadias de un tirén !» La masona se muestra aqui una mujer cada vez mas fuerte; apaga su ldmpara como un fésforo, y bebe como una cuba. (| Qué dragones! Si hay Nin- fas de la Rosa, también hay Ninfas de la Limpara!) Mas no ha terminado todavia el ejercicio, y la Gr.". M.". prosigue: «jAvancen lmparas !» (es decir, segtin lo explica el H.*. Ragén, cinco veces sobre el corazén,-y volverlas hacia adelante). j Descansen ldmparas ! (esto debe efectuarse en cin- co tiempos, afiade el Ritual). En fin, se dice cinco veces Eva (1). Tal es el primer brindis, el primer ejercicio de este belicoso festin. En el quinto ejercicio, a fuerza de apagar ldmparas, no estaran muy firmes las po- “bres Hermanas, y hasta describiran algunas cur- vas al adelantar la Idmpara por la vigésimocuarta 0 vigésimoquinta vez, Para volver a sus casas, les serd_menester cogerse del brazo fraternal de’ sus masénicos compadres. XXIX Si la Francmasoneria femenina se limita a banquetes : y diversiones El pufial masénico, sacrilego e impio, esta siem- pre oculto bajo las diversiones mas 0 menos incon- (), Manual completo de 1a Frenemasoneria de Adopeién, p&- gina 35. 84 venientes de la Francmasonerla andrégina; y las sociedades secretas saben sacar excelente partido de esas mujeres necias que se afilian en los grados exteriores, impelidas por la incredulidad, el orgu- llo, Ia vaiidad, el afan de placeres, y sobre todo la curiosidad. Como la de los hombres, la Francma- soneria publica de mujeres no es mds que un vivero en el que la Masoneria secreta engorda sus truchas para pescarlas en ocasién oportuna, y ésta se pre- senta en: Ja iniciacién de la Maestra-Masona en el grado secreto de Perfecta-Maestra. Ante todo se le exige el juramento terrible que la encadena a Ja secta para toda su vida, «Juro, dice, y prometo guardar fielmente en mi corazén los secretos de los jrancmuasones y ‘de la Francma- soneria. Me obligo a ello bajo la-pena de ser cor- tada en pedazos por la espada del Angel extermi: nador.» El G.". M.". la procianla en ‘seguida Perfecta~ Maestra, y le dirige estas palabras: «Querida mia, ahora que os hemos iniciado en los simbélicos ar- canos de la Franemasoneria, ahora que la Juz de la verdad ha brillado a vuestros ojos, se han ‘disipado los errores, las supersticiones y las preocupaciones (es decir Ia fe y el temor dé Dios) que pudierais conservar atin en vuestro cerebro. Una tarea ardua, pero sublime, os ha sido impuesta pura en lo suce- + sivo (atehcién). La primera de vuestras obligacio- nes seri la de indisponer el pueblo contra los sacer- dotes y los reyes. En el café, en ol teatro, en las tertulias, en todas partes, trabajad con esta inten- cién SACROSANTA. »Sdlo me queda un secreto que confiaros, de! cual os hablaré en voz baja.» Y le deglara que el com- 85 plemento final de la sagrada misién de la Franema- soneria «es el exterminio de toda Autoridad religio- say mondrquica.» Hay, pues, en esta ridicula iniciacién de las mu- jeres en la Francmasonerfa algo de muy serio, no solamente en relacién a las costumbres, sino tam- bién en relacién a la fe y al porvenir de la Iglesia. Los sectarios saben todo el partido que pueden sa- car de las mujeres; saben que la mujer, una vez. lanzada en el camino de Ia impiedad y de la ven- ganza, es més feroz, mds tenaz que el hombre, y va mas lejos que él. gQué extrafio es, pues, que miren satisfechos afiliarse las mujeres en su Orden, ¥ que declaren altamente que «el fundar logias de seforas seria dar un paso de gigante en el camino del progreso humanitario (i)? Sabido es que su «progreso humanitdrion es simplemente el anticris- tianismo. . XXX Que la Iglesia ha anatematizado con plena justicia y sin restriccién alguna a la Francmasoneria entera La Francmasoneria se dice inocente, calumniada © injustamente condenada por Ia Iglesia; pero la conocemos bastante para apreciar esa pretendida inocencia e injusticia. gCree la Francmasoneria en ta autoridad divina del Soberano Pontifice de la Iglesia catélica? No. gSe somete al Papa en todo como Dios manda? No, mil veces no, ¢Cree en la divinidad de Nuestro ‘efior Jesucristo? No. ;Cree en Dios, Padre, Hijo y Espiritu Santo, tal cual es, tal cual se ha reve- (Q) Mundo Masénico, Octubre de 1866. 86 lado al mundo, tal como quiere: ser adorado? No. Es, pues, ante todo, culpable de rebelién, impiedad, herejia y blasfemia; es anticatélica, anticristiana, atea, y por lo tanto digna.de ser condenada; y cuando Io ha sido por la Santa Sede, ha sido justa y muy justamente condenada. Desde otro punto de vista menos exclusivamente cristiano, la Francmasoneria, asi la oculta y que‘ todos los hombres honrados reprueban, come la pu: blica y exterior, cuyos reglamentos son conocidos y casi del dominio piblico, es una institucién peli- grosa, perversa, inmoral y contraria a las leyes més elementales de la justicia humana y del buen orden de las sociedades, Basta de ello una sola prueba: el juramento masénico y Ja pena de muerte que ¢ tiga su violacién. La Francmasonerla, no puede negarlo: al dar el primer paso en la iniciacién, al entrar en las logias por medio del grado de Aprendiz,’en el momento que cae de los ojos del postulahte la venda que los cubria, ve todas las espadas dirigidas a su pecho, y oye a todos los HH.". exclamar: «; Dios castigue al traidor !» Y el Venerable afiade, después de ha- berle tranquilizado: Si ulgtin dia hicierais traicién a la Francmasoneria, ningtin rincén de la tierra os ofreceria abrigo contra sus espadas wengadoras. zEs esto verdad o no lo es?—zEs 0 no cierto que para ser francmasén, para ser recibido en ese pri- mer grado de Aprendiz, es preciso prestar el exe crable juramento que hemos copiado textualmente del Ritual masénico (1)? Es imposible negar estos dos hechos. Digame, pues, cualquier hombre de hien, cualquier magistra (2) Véaso el capitulo VII, 87 do: equé es, qué significa una sociedad particular que Separada de la sociedad civil amenaza de muer- te, fria y oficialmente, a totos:sus individuos que no permanezcan fieles a sus eyes? gQué es una sociedad particular que se atreve a decir: «Si me sois infiel, ningtin rincén de la tierra os ofreceré guarida contra mis armas vengadoras?» ¢Qué otra cosa es esa amenaza, sino la del asesinato y ho- micidio? Pues bien, éste es un crimen que en to- dos los paises civilizados cae bajo ta justicia de la le 2Qué significa, vuelvo a preguntar, toda esa munda amalgama de innobles imprecaciones que acompafian, 0 mas bien constituyen el juramento masénico? gPuede ens conciencia un cristiano, un hombre de bien, un hombre honrado, entregarse en cuerpo y alma, bajo pena de muerte, a una sociedad cualquiera separada de Ia Santa Iglesia? La socie- dad que impone a todos sus individuos sin excep- cién, y que recibe de ellos un juramento de esta es- pecie ; una sociedad particular que menospreciando toa ley divina y humana, se’ arroga derechos tan exorbitantes, y en particular el de vida y muerte sobre millones de hombres que la componen, es una sociedad profunda y esencialmente inmoral, y la spada de la Iglesia la hiere con justicia cada vez que Ja hiere. Asi, pues, condenable desde ef doble punto de vis- ta de la raz6n y de la fe, la Francmasoneria ha sido justamente condenada por la Santa Sede, que en esta circunstancia, como en tantas otras, ha cum- plido valerosamente Ia saludable misién que Dios Ie ha confiado. Encargada de ensefiar a todos los pueblos, de prockimar y defender Ia verdad, de juz 88 gar, desenmascarar, condenar y perseguir el error y el mal, la Santa Iglesia ha fulminado solemn mente sus anatemas contra la Francmasonerfa en todos sus grados y bajo todas sus formas. Ha exco- mulgado, es decir, arrojado de. su seno, a todos los cristianos, sean quienes fueran, que han osado afi- liarse en ella, a pesar de su formal prohibicién. Todo francmason estd, pues, excomulgado y jus- tamente excomulgado : los simples Aprendices como los Grandes-Orientes y los Grandes-Maestros ; los grandes personajes como los pequefios ; los frane- masones como las francmasonas ; los afiliados en las logias exteriores como los adeptos de las traslogias. XXXI Condenaciones formales que los Papas han formulado contra la Francmasoneria Jesucristo dice en el Evangelio: «Al que no es- cuchare a la Iglesia, miradle como un pagano.» Y por esto la Iglesia, por la voz de los Papas, ha condenado solemne y formalmente la Francmaso- nerla, Ya la condené Clemente XII por una Bula de 27 de Abril de 1738. «Considerando, «ice el Papa, los grandes males que estas sociedades clandestinas nos hacen temer, ya para la tranquilidad de los Estados, ya para la salvacién de las almas; después de aconsejarnos con nuestros venerables Hermanos los Cardenales, por nuestro propio im- pulso y por Ia plenitud del poder apostélico, hemos decidido y decretado que las citadas sociedades, 89 asambleas o reuniones de francmasones, tomen el nombre que quieran, deben ser condenadas y pros- critas, como las condenamos y proscribimos por la presente Constitucién, cuyo efecto debe durar per- petuamente. 7 »A estos fines, aflade, en virtud de la santa obe- diencia, prohibimos a todos los fieles cristianos y a cada uno de ellos en particular, de cualquier estado, dignidad 0 condicién que sean, clérigos 0 seglares, seculares o regulares, que establezcan, propaguen © protejan Ia sociedad Hamada de los francmaso- nes, que la reciban en sus casas, se agreguen a ella, y asistan a sus reuniones, bajo pena de exco- munién, en la que incurrirén por el mero hecho, sin nueva declaracién, y reservada especialmente a Nos y a nuestros Sucesores, de manera que nadie, pueda absolver de ella sin nuestra autorizacién, excepto en el articulo de 1a muerte.» El Papa Benedicto XIV, por su Bula de 18 de Mayo de 1751 confirmé la Constitucién de su prede- cesor en todas sus disposiciones. «A fin de que na- die pueda acusarnos, dice, de haber faltado a lo que la prudencia exige cde Nos, hemos resuelto renovar la Constitucién de nuestro Predecesor, copidndola literalmente en las presentes Letras ; y ast, obrando a ciencia cierta y en virtud de Ja plenitud del poder apostélico, la confirmamos, renovamos y queremos y decretamos que sea desde hoy -puesta en vigor, como si fuera publicada por primera vez.» La sociedad de los Carbonarios, que invadié toda la Europa y especialmente Italia, no era, como he- mos visto, mas que una ramificacién de la Franc- masoneria. En su Bula del 13 de Septiembre de 1821, Pio VII expone los principales caracteres de ella ; 90 demuestra su intima conexién con la Orden masé- nica; indica todos los males que da lugar a temer para la Religién y para la sociedad cristiana; ma- les que por desgracia hemos visto realizados en nues- tros dias. Por esta Constitucién, el venerable Pon- tifice impone Ja misma pena de excomunidn, espe- cialmente reservada a la Santa Sede Apostdlica, con- tra todos aquellos que se agregasen a ella, o la fa- voreciesen de cualquier manera. En 1825, Leon XII, considerando las sociedades secretas en su Conjunto, ‘miraba con espanto todos los males que la Religién y el Estado tenian que temer de ellas ; vela con profundo dolor que en ellas se predicaba la indiferencia religiosa; que en ellas se afiliaban hombres de toda religién y creen- cia, que se atribufan el derecho de vida y muerte sobre los que violaban los secretos de las logias y sobre los que se negaban a ejecutar las drdenes criminales que se les intimaba ; vela con espanto el profundo desprecio que en ellas se profesaba a toda Autoridad. En consecuencia, por su Bula de 13 de Marzo de 1825, renové de un modo expreso las Constituciones publicadas contra las séciedades se- cretas, y en particular contra los francmasones, por sus predecesores, Clemente XII, Benedicto XIV y Pio VII, y como ellos prohibié a todos los fieles asoviarse a ellas y formar parte de ellas en modo alguno, bajo pena de excomunidn reservada espe- cialmente a la Santa Sede, de manera que sélo el Papa puede absolver de ella, excepto en el articulo de Ja muerte, En fin, en su alocucién de 25 de Septiembre de 1865, Pio IX deploré, como sus Predecesores, to- dos los males causados a la Religién catél ot la civilizacién cristiana por las sociedades secretas en general, y en particular por la de los franemaso- nes. Renové todas las disposiciones contenidas en las Constituciones apostdlicas de Clemente XII, Be- nedicto XIV, Plo VIL y Leén XII, y especialmente la pena de excomunién que en la misma se fulmina contra todos los que. en ella son afiliados o que las favorecen de cualquier modo que sea. Exhorté a os fieles que hubieran tenido la desgracia de agre- garse a ellas, a que las abandonasen sin demora para asegurar su salvacién, y al mismo tiempo en- carecié vivamente a los que habfan tenido la dicha de“mantenerse lejos de ellas, a no dejarse arrastrar hacia tan peligroso abismo. La duda no es, pues, posible: todos los que: se afilien en la Francmasonerfa incurrirdn, por el mero hecho de la afiliacién, en las penas decretadas con- tra ellos por Clemente XII en 17385 por Benedic- to XIV en 1751, y por Pio VII en 1821; por Leén XII en 1825, por Pio 1X en 1865. Estdn for malmente excomulgades ; no tienen participacién alguna en las oraciones de Ja Iglesia; no pueden asistir al santo sacrificio de la Misa ni a los demas Oficios publicos, ni recibir los Sacramentos. Si mue- ren en este estado, no tienen derecho a sepultura eclesidstica, porque la Iglesia no los cuenta ya en el niimero de sus hijos. © catélico, 0 franemasén: no hay término mé- dio. «No es posible ser a un mismo tiempo franc- masén y catdlico (1).» 92 XXXII Qué debemos hacer en vista de 1a gran conspiracién anticristiana La Iglesia est4 tan sdlidamente constitufda, que le basta ser quien es ella para deshacer como el humo todas las tramas de todos sug enemigos. Sea- mos todos verdaderos cristianos, obremos como cumple a buenos catdlicos, y esto bastard. En la unién estriba la fuerza, y asi lo compren- den nuestros enemigos: su fuerza estriba en su unidn, y su unién en su obediencia. Estemos, pues, mds unidos que ellos, y para esto obedezcamos ma que ellos. Toda Ia Iglesia catdlica se resume en dos palabras; OBEDTENCIA y amor. Obedezcamos aman- do; amemos obedeciendo. fn primer lugar, y ante todo, obedezcamos en todo al Jefe de la Santa Iglesia, a nuestro Santi- simo Padre el Papa, Vicario de Jesucristo, Pastor y Doctor infalible de todos los cristianos. Para estar seguros de que obedecemos al Papa, obedezeamos a nuestro Obispo, a nuestro Pérroco, a nuestro confesor. Obedeciéndoles, no obedecemos a hombres, sino al mismo Dios que por su. medio nos ensefia, nos conduce, nos perdona y nos guia por el camino recto. Cuanto es ciega, loca, absur- da, culpable y sacrilega la obediencia masénica, tanto es racional, legitima, noble, santa y merito- ria la obediencia catdlica. gHay cosa mds hermos que obedecer a Dios? A la obediencia unamos ei amor, que es el alma de Ja unién, Amémonos unos a otros cristianamen- te, efidazmtente : si somos ricos, amemos a los po- a 11) BL Mundo Masénico, Mayo de 1868, péz. 6, 93 bres, gue son nuestros hermanos, y amdndolos y asistiéndolos, es a Jesucristo a quien amamos ¥ asistimos en ellos. Amemos a Ios sacerdotes, y ten- gamosles toda clase de respetos; amemos a’ nues- tro Obispo, que es el padre y pastor de nuestras almas ; y més que a todos, amemos al Papa. Esta es la verdadera fraternidad, de la cual es un disfraz impio la" fraternidad masénica ; como su libertad ¢ igualdad son cl disfraz de la verdadera libertad cristiana y de la verdadera igualdad. Los hombres no son realmente iguales sino delante de Dios; no son verdaderamente libres sino haciéndose hijos de Dios. : La Francmasoneria nos ataca por medio de la prensa; vivamos, pues, prevenidos ; no leamos ma- los periddicos, y echemos lejos de nosotros cual- quier libro prohibido por la Iglesia. Instruy4monos a fondo en las verdades de la fe ; propaguemos' los libros catdlicos. Un buen libro es-un pequetio misio- nero, que muchas veces conviene al que lo lee. La Francmasoneria quiere arrebatarnos las almas de nuestros hijos: procuremos una enérgica reac- cién, y del mal hagamos surgir el bien, Redoblemos nuestro celo en salvar y santificar a los nifios, en instrufrlos, en preparar a la Iglesia soldados ani- mosos. Padres y madres, no olvidéis que tenéis cura de almas, y que una educacién que no sea profun- damente cristiana, constituira, hoy mds que nunca, un inmenso peligro para vuestros hijos. Reanimemos, en fin, al rededor nuestro el espi- ritu de familia, que las sectas. masénicas quieren substituir con no sé qué quimera patridtica, buena solamente par exaltar Ja imaginacién y trastornar la cabeza. ConvenzAmonos de que el mejor remedio 94 . contra cl veneno masénico es el ser verdaderos eris- tianos, substituyendo al orgullo la humildad, la obe- diencia y la fe; amando verdaderamente a Jesucris- to con todo nuestro corazén, con toda nuestra alma, con todas nuestras fuerz Si no hacemos esto, hemos de temerlo todo: st, todo, en este como cn el otro mundo. i, por el contrario, permanecemos fieles a Dios y a su Igle- sia, nada temamos, nuestro es el porvenir, Una de dos: 0 la lucha que se prepara es la lu- cha suprema de la Iglesia, 0 no lo es. En el primer caso, la Iglesia como esta predicho, sucumbir4 mo- mentdneamente, como Jesucristo en‘el Calvario, y nosotros sucumbiremos con ella; pero como en el Calvario, Satands quedara vencido, y toda su tropa ira con él a arder en los infiérnos, los francmaso- nes como los dems; nosotros, al contrario, resu- citando para siempre gloriosos, iremos al ciclo para reinar alli eternamente con Jesucristo. En el segun- do caso hemos de mirar la lucha con una confianza mas alegre todavia, porque’ el enemigo que nos cie- rra el camino podrd conseguir algunos triunfos par- ciales ; pero la tempestad sera pasajera como tantas otras, y aun en este mundo gozaremos con la San- ta Iglesia de vietoria y paz. En ambos casos, nuestros deberes son los mis- mos; unién, obediencia, fe viva, caridad fraternal, celo por la salvacién de Jas almas y por la santa causa de la Iglesia. jPeleemos todos el buen combate, bajo la glo- riosa bandera de la Virgen Inmaculada y del prin- cipe de los Apéstoles San Pedro! A. M. D. G. KAS RSS SR RR Re HK Pies. Introduccién boos Poo Del nombre de francmasén Bee Que hay doa clases de fronemasoncs. |. se 1 eT Secreto del reclutamiento habitual de Is Francmasoneria | 9 Ceremonial para Ta: admision en la Francmasonerfa, so Primera y terrible prueba del Aprendiz-Mason. . . . 16 Los tres viajes: segunda prueba del Aprendiz-Masin . . 18 liane peice eo El juramento,. 5 ee Del grado de Compafiero |. 1. 1 et Del grado de Maestro-Musén ee De los allos grados de In Psanemasoneria | 8 Del alto grado de Juer-Filésofo:Gran-Comendador- Deseo nocido . a Del alt grado de Caballero-Kadosch » em Dal alto grado de RosaCruz. . . ss + +39 De In verdadera Francmasoneria 7 4 Horribles excesos n que se entregan los franomasonee de lai traslogiaa Se Lo que los Hexmanoa de les traslogias piensan, dicon y s0 proponen hacer de sus queridos Hermanos externos, . 49 Como los francmasonen de lag traslogias explotan a los prin- cipes .y nobles que entran en la Franemasoneria. . . 50 Organizacién piiblica de le Franemasonerin exterior, +. 85 Si la Francmasoneria ama a los pobres, como.pretende, cS Que la Fronemasoneria es un poder temible, . . . . 60 Ta Franemasoneria, por més que diga, es esencialmente im- pia, anticristians y ate 2 2) 2 ee ee BR Diy Como 1a Hrancmasonérie se consttela de sus penas rindien- do culto al sol oe ee La prensa masénice, oo. : Que la Francmasoneria comiensa « apoderarce de J infun- cia por medio de Ju inatruccién y de la educacién Que la Francmasoneria extiende su accién hasta sobre las jévones. + : co. De la Franemasoneriu de Adopeién, 0 Franomasoneria dé Un banquete de HermanusMatonas | Si la Franomasoneria femonine so limita a bungueles y dic ja ha anatematizado con’ plena Justicia y ain in alguna lu Francmasoneria entera Condenaciones formale: que los Papas han formulado con- tra la Francmasoneria : ao Qué debemos hacer en vista de Ia gran conspivacién anti- cristiana 2. - oe 88 Pa

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