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wl Mark Thumer los lideres indios (tal como Bolivar 1o hiciese) como déspotas que eran “los peores expoliadores de su raza”. Al hacer esto revivia las ‘consagradas herramientas ret6ricas del colonialismo. En momentos de crisis colonial como las décadas de 1560 y 1780, los jefes andinos rebeldes fueron etiquetados por sus detractores como caciques des- ppiadados,justificando asfsu conveniente remocién. Ahora el prefecto Huapaya advirti6 al Ministerio de Gobierno que “con sus indigenas {con}forman un estado independiente” dentro de su departamento ¥ que en cuanto tal constituian un desafio directo a las autoridades nacionales.® Para él, la naci6n atin no habia llegado a Ancash, Pero Huapaya no tuvo la tiltima palabra, Su sucesor inmediato, el prefecto Eulogio Saldias, desafié al Ministerio de Gobierno de Lima y revirti6 el decreto de prefectura de su antecesor, argumen- tando que los alcaldes (varayocs) eran en realidad “una eostumbre venerada” que mantenia alos indios porlo demas recelosos “al alcan- ce de las autoridades’™ Para el prudente prefecto Saldias eran tn instrumento indispensable del gobierno republicano en las provincias andinas de Ancash. Pero ambos prefectos estaban equivocados (0 més piadosamente, ambos tenfan razén)4Los indios republicans y los alcaldes, sus autoridades aldeanas, no conformaron un estado independiente en ‘Huaylas-Ancash ni en ninguna otra parte del Peri, pero tampoco estuvieron siempre dispuestos a acatar los caprichos de los funciona. sos provineianos. Su condicién ambivalente con respecto al estado. nacién peruano era estar separados en su integracién, y afuera en la inelusién. Es la contradictoria conformacién de este tenso predica- ‘mento postcolonial, cuyo legado se extiende hasta bien entrado el siglo XX, lo que este libro esboza. lacion, Pert (AGN), Archivo del Ministerio del Interior, Lefajo95, Mesa de Partes 73, 94. AGN, Ministerio del interior, Legajo 95, Mesa de Pates 424, Gn 0 Comunidades inimaginadas (Que igual a Necion Yndica al Espanol. podian disminuicse tna menor parte las prertogatibs y distnciones de que gozan. mas oro tanto deven..entrar en cl cup dels contribuionesseqin wus Facultad sin exepon i pibilegio alguna. [¥] que sugetaral Yao desde el dia por la igualacion con el Espanol a todas las contribuciones: aque se exigen de este, y en el modo y forma, que se recaudan era expuestoyarisgado a tutba la quiet de las Provincia por ser obea Jenta del exemplo y la Yustracion de desarragario de sus antiguas practicasycostumbres de lata adhecion ano separarse de lo que fxecitaron sus mayores que la indagacion individual era sino impo- Sb alo menos diladay tarda y as urgenias actuales no daban lugar asa espera. —Junta General Extraordinaria de Tribunales, 1812* Las tierras [de reparticién] tocan y corresponden a la Patria, pues ya a ae eer ec ... [¥] antes [dicha cacica] debe restituir los cexecibos usufructos que ‘hasta ahora aprovecha de varios terrenos de Comunidad ... que corres- onder ea Halon Pai ae ee ee ee ‘jose de primer sac do Haare, 1823? mal del Peri, Sala de Investigaciones (BNP/SI), D11680, Copia ‘de Documentos relatvos acuerdos sobre la continuacin del pago de tributos, ‘que fue suspendido por las Cortes, 20 de noviembre de 1813. Archivo Departamental de Ancash, Huaraz (ADA), Fondo Notrial Valero, egajo 3, Autos segidos por Gregoria Gonzales contra el Peruano Manuel esis Barreto sobre el cobra de arrendamiento dels terra trigueras de Marea, 1823, 38 ‘Marke Tharner ‘Que segsin la tasa de reparticiGn de tierras de los yndigenas reconoce- ‘mos nuestro derecho [de posesién] en aquello que nos pertenesen. como yndios pagantes el haver del Estado, en el gremio de originarios republicanos y natibados en ello... [C}omo Republicanos al todo Ser- vicio Visible... se ha de servir VS... teniendo precente la ley... del aio 1828 y 29 en que ampara a los indios originarios. ___ —José Maria Chaepi y Manuel Aniceto, indigenas contribuyentes de Ecash Waranka, (Carhuaz, al juez de primera instancia de Huaraz, 1846? Entre a nacionalidad dual colonial y a unitaria postcolonial Durante la guerra peninsular de 1808-14, un episodio hist6rico de constitucionalismo liberal en Espafia ayud6 a desplazar los términos del discurso politico en las Américas, En el interregno dela sucesién borbénica posterior a la ocupacién napolednica de Tberia, José Bona- parte fue puesto en el trono espaol y el joven monarca Borbén Fernando VII fue enviado al exilio. Entretanio, la resistencia hispana al ejército francés fue empujada hacia el sur y después de 1810 se convoes en Cadiz a unas cortes de patricios liberales en ausencia del monarca. Al otro lado del Atiéntico, muchas juntas de gobierno americanas proclamaron su respaldo a Fernando VII, “usando ast la careta de Fernando” para asumir una independencia de facto de la Espafta ocupada.t En un gesto liberal que buscaba, tal vez, contrarrestar el descon- tento que hervia en las colonias americanas, las Cortes de Cadiz incluyeron en su asamblea a cuarenta y nueve representantes de “las Indias”, nueve de los cuales provenian del Pert. El parlamento 3. ADA, Fond Nouri Vlei, ive lao 12, apedint que 5. hs. 1, patente gone prence Sout ara inc Mansel Aneto Mare Schntbe Oaapec erect ‘putin qu ehanutedodconen Soper ne S28 ane John gh, The penis Ameron Rout 1808-1826 Noe ork, 1886) 5. "EN Uae Fion Mb dleeonaincors antes em Tahoe. 2 26 30, Ugare dl Pio paece ser uno de los pons hstrndors peru gue ha TL Comunidades inimeginadas 59 liberal proclamé la abolicién del tributo de las castas, 0 castas no “indias, de Nueva Espaiia, y posteriormente el de “yndios y castas en. el resto de América”, “elevando la Nacién Yndica a igualdad con la Espaiiola”. Junto con la abolicién del tributo, las Cortes estipularon que los indios ahora cumplirfan con las mismas obligaciones que los “espaiioles” (criollos asi como ibéricos o peninsulares). Esto €s, esta- ‘rian sujetos a las mismas “obligaciones” y “contribuciones”, “ sin esepcion ni pribilegio alguno.” * Asimismo se extenderia a ellos “la racia de(l] repartimiento de tierras”, es decir el titulo individual a Jos topos o parcelas de usufructo dentro de las tierras de reparticion (las que el Rey habia asignado a los kurakas y sus comunidades desde finales del siglo XVI, para que fueran redistribuidas entre las familias tributarias). Las castas no indias empero, no se beneficiaban con esta “gracia’.* En teoria, este fue el primero de una serie de experimentos li- berales decimonénicos en la escena peruana y su destino era previsi- ble. La nueva contribucién indigena, que habria de reemplazar al tributo, en realidad era incobrable y las arcas reales de Lima cayeron hasta un nivel que alarmé a los administradores virreinales. Al mis- ‘mo tiempo, los reales batallones estacionados en el Alto Pert (Bolivia) tenfan una necesidad desesperada de fondos para sofocar al movi- ‘miento emancipador crollo de La Paz,y la Lima virreinal simplemente ‘no podia efectuar sus funciones administrativas sin las rentas sus- tanciales reunidas con el tributo indigena. Para salvar la situacién, “los Yndios de las provincias principales del reino” ” se presentaron -y“ofrecieron voluntariamente” a seguir efectuando el pago del tributo al Rey.’ Amenazados con la bancarrota y los insurgentes, el tributo notado la importancia modula que la constitucinespafila de 1812 tuvo para laseonsitucionesrepublicanas del Per. (6. _BNP/SI,D11650, Copia de Documentos relativos a acuerdos sobre la continuacidn, el pago de tribatos, que fu suspendido por ls Cortes, 20 de noviembre de 1813. 7. _BNP/SI,D9738, Expediente sobre aseptarlaespontinea Voluntad dels Yndios de las principales Provinctas del Reyno que oftecen pagar los tributos, 16 de noviembre de 1812. Véase también BNP/SID11670, Reunidn promovida por as principales autoridades del Virreynato viendo la conveniencia de continuar cobrando los tributes, frente ala grave amenaza quese cieme sobre las colonias 0 Mare Thurser voluntario “de los Pueblos y Ayllos” fue aceptado y racionalizado por la Junta General Extraordinaria de Tribunales de Lima como un “noble” gesto de “amor y lealtad por la madre patria y su desgra- ciado Monarea Fernando VII". En reconocimiento a tan “generosas ofertas”, la Junta decret6 en 1812 que “se les continuaran por ahora en todos los privilegios, que les franquean las Leyes [de Indias] por la calidad de su naturaleza, y para no satisfacer los Derechos, y pensiones, que adeudan los demas ciudadanos”. Ademés, la Junta informé a los intendentes de la provincias del interior que “quedan extinguidos los nombrados cobradores de los Tributos, debiendo ella correr en adelante por los Alcaldes, y mandones de sus Pueblos’: ° Los frecuentemente odiados eaciques cobradores de tributo de las intendencias del tardio periodo colonial (usualmente mestizos), hhabfan sido en muchos casos nombrados en las décadas de 1780 y 1790 para reemplazar a los legitimios jefes hereditarios 0 hurakas? ELreemplazo de estos neo-caciques en 1812 con autoridades locales andinas (alcaldes y mandones) a las que se elegia, formaba parte de una respuesta ala preocupacién india con la pérdida de los privilegios. que les habian sido cedidos “por calidad de su naturaleza” (esto es por ser indios). Dichos privilegios en modo alguno eran vagos ¢ in- clufan el acceso contingente a los ejidos comunales y las tierras repai tidas a los indios que la corona cedia y protegia. La répida aceptaci de la “oferta generosa” por parte de la Junta delataba tanto la gran resin fiscal del momento, como la amenaza percibida del desorden social. La distopfa liberal habia comenzado. ‘oo conmeiens dele vines quent, 11 de julio de 1812. i oe = ae 8 -BNPASIDI167 Reid promod porta rn stride dl Vi ‘nato, 11 de julio de 1812. es te 8. tae*seosncigie coeadret eto aaron pul e178 cuando alguns de los karakaseredtaros~peromo toe pearon sa tres ‘Shibsin bhai caesaryaciusantntarceneeyes tae peronacomo esndados erento "paerntees. noon {cia jetrey ann decade dl eto yleafosepecubercace un dato treerteal poder nau dele rants ets dela es aye coal Vese Thue Pom Two Nous op 2 ML Comunidades inimaginatas e Este episodio apenas si fue el inicio de la saga decimonénica pperuana del pragmatismo coercitivo en el tema crucial del tributo y afiscalidad indigena, y las cuestiones afines dela clasificaciGn étnica ‘ode casta, y del status civil. Este pragmatism fiscal fue racionalizado ‘entonces del mismo modo que volveria a serlo una y otra vez a lo argo del siglo, recurriendo retdricamente a los motivos discursivos del liberalismo ilustrado la criolla."* Al quedar claro en 1812 que el nuevo status de los indios como ciuidadanos contribuyentes causa- ‘ria un considerable déficit fiscal, el deseo voluntario que “los pueblos ‘Yyayllus” tenian de pagar el real tributo fue répidamente racionaliza- do, Los indios, decfa el discurso, no estaban listos para que se les concediera repentinamente un status igual al de los espafioles. Un cambio tan radical requeria de una “obra lenta del exemplo y la Yiustracion de desarraigarlo de sus antiguas practicas y costumbres ‘y dela tenaz adhecion a no separarse de lo que executaron sus mayo- res... [Llas urgencias actuales no daban lugar a esas esperas, que solo proucirian, que en el entretanto se mantubiese el Yndio sin satisfacer, ni los Tributos, nilos derechos... los demas ciudadanos”. ‘Sin embargo, dado que el término “Tributo” “tribute” era incompat ble con la “dignidad del ciudadano espanol” “dignity of the Spanish citizen”, debia (en el interin) eliminérsele del discurso oficial. El “odioso Tributo” “odious tribute” seria rebautizado en el estilo liberal ‘como “Ia contribucion provisional y...voluntaria’ Para 1814, sin embargo, la invasién napolednica habia sido recha- zada y Ia dinastia Borbén restaurada. Fernando VII répidamente sevirtié la constitucién liberal de 1812, anulando asi los decretos de las Cortes referidos a las colonias americanas. El 15 de octubre de 1815 se publicaron en Lima volantes reestableciendo los reales tribu- tos, conservando al mismo tiempo, en el espftitu ilustrado de la Epoca, el término “més digno” de consribucién. Aunque los dias del dominio hispano en Perd estaban ya contados, la vida dela “contribu- cin” seria extrafamente revitalizada, 10, Tristan Plt, Liberalism and Ethnocidein the Southern Andes", History Workshop Journal 17 (3984), pp.3-18. 11, BNP/SI, D9738, Expediente sobre aseptar Ia espontinea Voluntad, 16 de noviembre de 1812. Mask, Thumer En visperas de la invasién libertadora de San Martin en las ‘Costas peruanas, en Huaylas unos conspiradores de nacién espatiola Solictaron al intendente de Tarma que se reconocicra lo que ellos grefam era su derecho de establecer alcaldes ordinarias de espatolee Solicitaban asi permiso para establecer su propio gobierno local por. ue en palabras de los peticionarios, los alealdes ordinarios de indios aun en funciones (heredados de la fundacién quinientista de Huaraz Como una “repiiblica de indios” virreinal) eran incapaces de “contro. lar el crimen, robo, desorden y suciedad” en los populosos pueblos del Callején de Huaylas: pueblos que para comienzos del siglo XIX pabian sido transformados de replicas de indiosvirreinalesa pue- blos mayormente mestizos y espafioles de artesanos, chacareros, oo, merciantes y funcionarios menores,!? Desde finales del siglo XVII, este grupo de “espaftoles” en Huaraz —entre ellos habian numerosos “espafioles americanos” o criollos— habia solicitado repetidas veces al subdelegado de Huaylos en Huaraz el derecho a elegir “alcaldes de espatioles para que esté mejor gobernada su Reptblica”. Sin embargo, en esas ocasiones sus Peticiones habian sido rechazadas y sus personas perseguidas “por fus Pretensiones”. Por ejemplo, en 1797 el subdelegado de Huaylas ize que este grupo pretencioso de “espafoles” “revoltosos, que Duscaban establecer ia alealdia hispana, comparecieran ante su juz, sido, El subdelegado estaba decepcionado de tener que declarar lo Siguiente: “ha legado a mi noticia la desberguenza descaro y orgullo Gon que algunos vesinos del Pueblo de Huaraz se estin manejando Jos que formen Cavesa) es ptiblica, pretenden, sin lebar otro objeto ue dat pasto a sus reboltosos jenios’ En 1820, en cambio —y ya fa Wisperas de su extincién—, el intendente virreinal de Tarma apro. bo una nueva presentacién de la misma peticin, reconociendo seta Jos nuevos alcaldes, “con sola la calidad de que dichos Alealdes de 12. AVPSI-DE18S, Expodienteyprovidencias parla crac de alcldes dc espa. kes] en las Doctrinas det Partido de Huaylas, Lima, 22 de junio de Tage" 15.” SNP/SI, C3453, Autos seguidos de oficioporlarealjusicia contr la sedicén de varios individuos vecinos del Pueblo de Huaraz, Caraa, 1 de abrilde 1797, i ios, governdndose estos ‘no exersan juramento sobre los Yndios, gov os de su Nacign en las materas de ue habla la Ordenanza del (ubrayado mio). * tito ton “xpatols” de Huaras tendrian muy poco od ‘ejercer este autogobierno local bajo un sistema eee a leas de dstito y gobierno municipal, que les denegaba la ion di les de indios y su “naci6n’ in directa sobre los alcaldes de ine cin". eucaion de meses (en algunas eee ae 1a semificticia brecha iuali de i fam higpano seria cubiertapreariamentpor el semiitico ‘aparato administrativo unitario de la nueva repiiblica ee jue el gobierno postcolonial queds establecido en Huayl 120) los gobernadores republicenos y sus tenientes y vcore do pes sombreros de copa negros —los emblemas Itidad repsiticena™— jercieron io gue os pret laden de espfoies no pudieron hacer en 1820: jurisdiesion directa sore lo slealdes de indos yeu nacién, ahora eoaainasie atta i imétricas del periodo coloni jerarquias politicas paralelas pero asimétric d 7 faba de queer submonias no arcane unorae Re tes de Pe: Aunque ere carob quad igs con sti ds ete clonal enero Raed XVIII, y aunque las condiciones para elloh forman: Ps cinia art aig XVI cums acini — Cspaiioles comenzaron aborrareeeriamente el impulso postolo- Red exye detente eee eee = jazamientos en fidad unida gener6 profundos despl i Fs ne tretiaign de as relicones entre extadoy cempesinado eiearaarat 2/6 nu ain ea natn Fo ayn pal on Yoyo tc ee st icanos en las provincias: 1s ett denn een oar ice pil er ama 1902 28), 003 9-8, z 16. Pentre a a monn "One Divided The Contradictions of Nation-Building in Andean Soa ee Sia Waromtntatsonsoehexn 2 14 = Mark Thurmer Actualmente, los decretos liberal-nacionalistas fundacionales son familiares para todo historiador, no asf sus consecuencias, que a ‘menudo se dan por sentadas. En 1821 San Martin abolié “la vergon- zosa exaccién que con el nombre de tributo fue impuesta por la tirania como signo de seftorio”, Pero sin que lo supiera el extranjero argentino San Martin, y tampoco al parecer varias generaciones de hhistoriadores, en Peni hacia diez afios ya que el tributo habia sido rebautizado oficialmente como “contribucién’” (por las mismas razo- nes liberales citadas por San Martin en su abolicién). En su decreto sis célebre, San Martin declaré que todos los “indios” o “naturales” serfan conocidos en adelante como “peruanos’."” Pero al menos en la Huaylas postcolonial, stu proclama parece haber sido tomada més literalmente y de forma més excluyente de lo que el Libertador habia esperado. Alli, “peruanos” fue originalmente aplicado a los comune- ros indios (ahora lamados “ex-indios”) y no a la ciudadania en general. En 1824 los indios fueron declarados los dueiios privados de sus parcelas de usufructo en las “tierras de reparticién” coloniales, ahora conocidas como “tierras de la Reptiblica” o “tierras del Esta- do”, pero en realidad fue el llamado congreso nacional-conservadot de 1828 el que aprobs las leyes decisivas sobre la tenencia indigena de la tierra y la ciudadanfa de los propietarios que sabian leer y escribir. Por ultimo, en 1825 Simén Bolivar abolié “el titulo y autori- ad de los caciques”,aftadiendo que de ahi en adelante “las autorida- des locales ejercerdin las funciones de los extinguidos caciques’."* Este iltimo decreto fue notable por sus efectos, pero ya era la préctica prevaleciente en Huaylas desde 1812, y las bases de la misma ya hhabjan quedado firmemente establecidas en 1783. Noes, como alguna vez se solia decir, que estos decretos dictato- riales y los eventos politico-militares que les acompafiaron hayan sido no-eventos que no significaron nada para las mayorias andinas. El problema es, mds bien, que podian significar varias cosas a la ‘vex, algunas de ellas no esperadas por sus ereadores. En Huaylas, 17. Dado en Lima e127 de agosto de 1821. Para el texto del dereto de San Martin vwéase Dancuart, Anales, vo. 1,p. 239, 18, Decreto dado en Cuzco el 4 de julio de 1825, Paa el texto vase ibid, vol. 1, p. 2. | Comusidadesivimagnades 65 |decretos de la era de la independencia dejaron huellas claramente smnibles (aunque tortwosas) en los registros notariales supervi- del periodo postcolonial. Siguiendo estas tortuosas hnuellas jos a tinas vias de estudio inesperadas. republicanism postcolonial y la “comunidad de peruanos” siemire de 1820 Gregoria Gonzales (su nombre completo era ogra Gonziles y Rimayeochachin),” heredera delos kura~ yas de la Waranka Ychoc Huaraz (el inaje Gonzales-Cochachin, que ‘se remontaba a los primeros dias del virreinato), e identificada como cacica deste pueblo de Huaraz” y “repartidora de tierras” en la parcialidad o waranka (colectividad étnica tributaria) de Ychoo, gané tun juicio civil contra un “yndio arrendatario” sin tierras de nombre ‘Manuel Jesis Barreto” ste supuestamente le debia “12 cargas de trigo", pago que dofa Gregoria aseguraba usaria para cumplir las obligaciones tributarias de su waranka para con el estado. Segtin la cavica y el juez que presiia In causa, Barreto no era un miembro Tegitimo de su waranka de originarias (nativos locales), sino m: bien un forastero de “otra parcialidad” que simplemente arrendaba de ella “tierras de reparticién”. En el tardio Huaraz virreinal no era aro que los kurakas arrendaran a los forasteros estas tierras que ‘estaban vacantes y que luego usaran la renta para cumplir con el pago del tributo de los originarios muertos o ausentes. ; Como el juez dictamin6 que Barreto no pertenecia ala parciali- dad 0 vwaranka de Gregoria, no gozaba “del derecho al topo cedido por el Rey a los de su clase”, con lo cual su “contrato” con la cacica cra del todo “voluntario”. En suma, no tenfa ninguna base para sos- tener que se le hubiese cobrado una excesiva renta de usufructo y se Fondo Nota Yer, 19, Parclnonie ise completes de Greaiavése ADA, a Gite ipo. Tenement de Cregra Paina GodesyRimacocachin, 27 demarvoge 1800. = [ADA. Tendo Not Vlri, leno 3, Ato euidos por Greforia Goma io ‘contra el Peruano Manuel Jestis Barreto sobre el cobro de arrendamiento de las ferme igure de Marea, 1823 s ‘Mark ‘Taumer le orden6 que pagara. Al no poder hacerlo fue arrojado répidamen. te en a prisién de los deudores: en este caso fue la empresa textil denominada Obraje Santo Toribio, el destino acostumbrado de los Indios locales convictos desde finales del siglo XVI. Pero el 31 de Octubre Barreto regres6 para protestar por su encarcelamiento, eitan- do la “publicada y jurada Constitucién Politica de la Monarquiia Espafiola” de 1812, que le protegia expresamente de ser encarcelado por deudas menores.” Barreto fue liberado con la condicién de que pagara sus deudas y que prometiera no volver a ocupar las tierras de Mareac. La huella de papel sellado prosiguié en diciembre de 1821, solo ‘que ahora con las letras mayiisculas “Pend Inperenpiere” y el nuevo emblema nacional audazmente estampados sobre el sello real de Fernando VII, que todavia decoraba el papel sellado de la reptblica empobrecida. Dofia Gregoria se presentaba ahora como una “citda. dana de este pueblo” y decia que “habiendo correspondido a mis antepasados y familiares por razén de cacicazgo unas tierras amadas Marcac”, exigia que al peruano Barreto, que junto con su. madre habfa vuelto a ocupar esas tierras de reparticién, se le hiciera pagar lo que Gregoria sostenia atin le debia. En abril de 1823 dona Gregoria aparece nuevamente en los escri- tos legales, pero esta vez como la “ex-cacica de la Parcialidad de ‘choc de la Ciudad de Huaraz”, reclamando los cinco aftos de renta atrasada por las tierras usurpadas que Barreto todavia ocupaba con su madre. Los desventurados volvieron a ser encarcelados una ‘vez més. Dos meses més tarde la “vecina” Gregoria renové su deman- da cuando el nuevo “Alcalde y Gobernador Ynterino” de Huaraz redujo la deuda de Barreto a veinte cargas de trigo en mula, o apenas dos afios de renta. Segtin la insistente dofia Gregoria, Barreto todavia no le pagaba lo debido. Ella explicé a la nueva autoridad que 21, Laconstitucién de 1812, preparada por las Cortes liberales de Ci, ue aprobada ‘nasambleas piblieas en todo Huaylas, Véase Félix Alvarea-Brun, Ancachs una historia regional yeruana (Lima, 1970) | Comunidades inimeginades sn ct libro las correspondientes providencias; pero ciertas maniobras apu- send a on ee re La réplica de los desventurados “peruanos” Manuel Jestis Barre- toy Maria Francisca su madre viuda ilustra muy bien el uso dela nuteva retdrica republicana o, en palabras de dofia Gregoria, “ciertas ‘maniobras" Por su parte, los Barretos declararon our ans Lule ae sa se ret rt ‘se nos fuelron] recreciendo sus arriendos con la Casi | Gregoria yo sem nee gener Ge goes etc ee ‘apremiarnos al pago de dichos exesos, que nos excasecho [sic] la divi- er Saco ee en ee oe ier arenas eee? ang Seesaw adjuntos. Los Barretos adujeron ademas que Las tierras tocan y corresponden a la Patria, pues ya habia adquirido et dlominio como propas de a Comunidad de Peruanos, yen su virtud le ‘adjudica la mitad de ellas a D. Ventura Tamasa esta Presidencia por el servicio que his acs, ya otra mitad que dice también a ea ates se le hizo igual adjudicacién, sin saberse de sus servicios quales sear eraser liners wrac quebasa sora areca de varios terrenos de Comunidad, con cuyo supuesto nos ha mandado ‘apremiar al pago de es0s cargos injustos de que ya fuimos relebados por su antecesorS.Luzuriaga, que hoy hace revivir la Gregori a pesar {de los recibos adjuntos, y el Articulo 61 del Reglamento que se i Plata (esto ein Lazar quien estivocon San Martin ena capa de La 2 een Argentina), fv elpriner reset deliberadodeparaento de Hays, thence enones ins ayor parte dela sera leon norcentals, ‘Scayendou Hance Vee il Mark Thumner contravenido en el todo, respecto de que correspond a la Hacienda Publica los usufructos que se quiere adjudicar para si la mencionada Gregoria.* Las declaraciones posteriores efectuadas por los Barretos desa- rrollaron el tema liberal del “despotismo y [la] tirania cacical”, al cual se contrastaba con la naturaleza patristica de Ia causa de los preruanos. Para ellos, la patri6tica “Comunidad de Peruanos” no in- lua a caciques despéticos como la “tirénica” doiia Gregoria. El tono republicano (en el sentido antidingstico que en ese entonces iba ganando terreno en Per) de la “Comunidad de Peruanos” campesina india imaginada por los Barretos (pero que atin era una comunidad cara acara) es inequivoco. De hecho, si uso de “peruano” y “comuni- dad de peruanos” queda sorprendentemente confirmado con otros informes de Huaylas que datan del temprano periodo republicano: alli peruano literalmente significa indio (0 més precisamente ex-indio). Pareceria que la elite local todavia no se inclufa a si misma en esta nueva categoria “nacional”, prefiriendo més bien la altisonante cate- goria de ciudadano o vecino. Pero la “Comunidad de Peruanos” de Jos Barretos tampoco tenia mucho en comtin con la comunidad na- ional imaginada en los salones de Lima. Tal vez fue por esta razén que las demandas politicamente astutas de los Barreto (esto es de su abogado) no tuvieron ninguna relevancia para el desenlace de la causa, decidida, en forma legalista, en hase los méritos de decisiones ppasadas, en particular dado que la tinica evidencia que los Barreto pudieron presentar fue, en palabras del juez, “unos recibos insigni ficantes”, Las sentencias precedentes establecian que ellos no habian cumplido con su obligacién contractual para con la cacica como terra- teniente (y no en su condicién de kuraea). El meollo del astinto era ‘que no podfan probar que Manuel Jestis descendia de los tributarios originarios (la desesperada viuda sostuvo que el padre de Manuel habia sido un “tributario contribuyente”, tal vez.esperando asi cazar dos pajaros de un solo tiro), el requisito indispensable para tener el 23, ADA, Fondo Notaral Valerio, legajo 3, Autos seguidos por Gregoria Gonzdles contra el Peruatio Manuel Jess Barreto sobre el cobro de arrendamiento de las tiers triqueras de Marcac, 1823, Comunidades inimaginades @ derechos) de contribuyente originario en la repiiblica 1 atau conte aul mis prsuaiva la version dea cacica: Barreto no pertenecia a su parcialidad y que le arrendaba tierras tariamente” como forastero, y que la renta que cobraba le fayudaba a cumplir con las obligaciones tributarias de su waranka: ‘Maria Francisca hizo su siltima peticién en diciembre de 1823, afirmando que su difunto marido habia en efecto poseido el topo por mas de ochenta afios. Sin embargo, se lamentaba ella, los docu ‘mentos que podfan probar esto en realidad se habjan extraviado. ‘Cerré su pedido con este conmovedor pedido: “No [es] regular que ‘yo, siendo una pobre peruana [pague] esta cresida cantidad solo por Jos descuidos de mi defensor que ha perdido el recivo (sic. Harto, ¢ljuer,cerr6 el caso y reafirmé las sentencias anteriores contrarias a Jos Barreto, ordendndoles que “guardarlan} un perpetuo silencio’ de una vex por todas. La politica de los republicanos indios: un perpetuo silencio? Después de 1826 era més usual que os comunerosindios se — { mismos ante las cortes no como peruanas sino i tas (armen en combinacin con ls rnodifiadores scales orig nario y/o contribuyente). Sin embargo, en el diseurso oficial del estado sobre los ex-indios postcoloniales, los términos “indio” y “peruano’ fueron dejados de lado por “indigenas”, que estaba més de moda. Esta era la eleccién progresista desde Bolivar, pero las motivaciones de su uso entonces eran claramente nacionalistas (la negacién del “indio” yla “Nacién Yndica" coloniales) y luego sutilmente racistas. cia sia enconté formas con que reteer una infuenia Me races anf ponclnal Ena isa vous exmerto de 0 clnerpahet done nn cai de pss sl gcd ‘Seam en oc din sel dein ers Ssleiargo de uns Exe feo at” Det od, pus feta nependeni se jmtron i reson aes dea temran repli Se acer sla smitoadn nde dona arab, lesa dele setanecla ya capo estan sn consereaan propidads considerable » Made Tourer La invencién nacional del sujeto “indigena” quedaria més clara en el tardio siglo XIX, cuando frases wtiles tales como “nuestra raza indigena’’ 0 “la raza indigena peruana” aparecian con frecuencia. El nuevo término era asimismo stil como clasificador fiscal postco- lonial. Pero como el registro archivistico de Huaylas claramente docu- ‘menta, republicano, a diferencia de indigena, era una identidad colo- nial multiple aunque con una significativa resonancia postcolonial. Podria atribuirse esta resonancia al campo seméntico ambivalente y de largo alcance del término, asf como a su capacidad de articular ia politica local con la nacional, tanto discursivamente como en la précti- a, y ya fuera colonial o postcolonial. E] discurso colonial del estado hispano podia reconocer como republicanos (y también con la més conocida etiqueta fiscal de origina~ rio) alos miembros tributaris activos de la colonizada repablica de indios. En otro Ingar sostuve que fue en estas repiblicas que la nocién de indios republicanos comenz6 a tomar su significado local." :Pero por qué indios republicanos en 1846? La respuesta breve es que la reinvencién postcolonial de la “contribucién indfgena” (1826-54), produjo esta identidad dejure para resolver los pedidos cuestionados 25, Eien indgen®sgue sede emblem contmpordneo dela conic progress tele oatvosameroaos” oto oor istic ma) Sax Segensyacen ca carp ce digit acnaln cil con ermislog ‘rena Sim embergo, oer mas gnerosn devron nnd, puesto quer nocinsnosogenes clay unaientdad ainal diferente Selacaone, ‘tends dente let aventao cadena Como Fer de Ray Eons palanertaroyesmoneta poco pero, cbervea en emi ‘aplctva dla cont de 18289 nfo wt conser preiaon ‘Sn uber maado primero, ambrede into en peruano ydexpuen indgjenas y no es esto hacer una gran injuria a una nacién tan benemérita, que la trot hnrada so vara tl rope dew orien, cud equ nace pea, Francia o agra considers bonado con Guese isle ep, frapete, nga? El interna decal dea nacnaidad “ida pore dhseo aes on-air oni ena sina deems racial, Sélosrié pare nian oor itn qu oc ino debi resore para Teper ata cing, oped porte cil ese Koj Briones, Proje de srt tet team eat jos Briones dputado dl sberana cong nombre pra Prin Cajamarca (Lima, 1828), fols. 22-23, migeireiee 26. Thurs, Pom Two Nation ap 2, TL Comunidades inimaginadas n de parcelas de usufructo cedidas a los “contribuyentes” indigenas por el estado republicano. Sin embargo, para responder Ia pregunta fen las formas locales en que se le us6 tenemos que examinar los ‘voluminosos expedientes de unas causas civiles de muy poca monta, Ja mayoria de ellas entre indios, generadas en Huaylas debido a Ia ‘comprometida ley de privatizacién aprobada por el Congreso Consti- tuyente de 1828. En Carhuaz, en 1846-48, los Chacpi (los herederos de un tributa- sioindio lamado Toms Aquino) impugnaron al mestizo Villanueva, ‘cuya esposa india habia heredado tierras de reparticién de los Motas, su familia.” Citando una “escritura imperfecta” (un documento no Tegalizado de manufactura local), 1os Chacpi sostenfan que los Motas “ya habjan dejado de ser poseyedores de dichas tierras de reparticin. en 1818", Presentaron también documentos que probaban que en. 1818 el indio Tomas Aquino, su antecesor, habia sido en realidad ‘un “tributario originario” debidamente registrado y —algo igualmen- te importante— un “republicano” activo de la “Guaranga de Beas” En el tardio periodo colonial Aquino habia “servido a la Repablica’” fielmente (esto es a su parcialidad local 0 waranka tributaria), asi como “al Sefior de Animas y Nuestra Virgen del Rosario” (los santos patronos locales). En virtud a esto, a que pagaba tributo y porque “os jueces y justicias de su Magestad'"Io protegieron como tributario, ‘Aquino se habia ganado con justicia el derecho “republicano” a un topo (una parcela de usufructo) en las tierras de reparticién asignadas ‘a sit pachaca local (el ayllu dentro de la unidad tributaria de la waranka)?* 27. ADA, Fondo Notaral Valero, Civiles,legajo 12, Expediente quel pertenece a oad bara Chacpi, Manel Aniceto y Mara Sebasifn Chacp de os terrenos de qTepertiidn que sles ha adjudicado de orden Superior, 12-16 de mayo de 1846. 28, Enel tardio Huaraz vireinal, ln warana o huaranga (quechua = mil) noera el ‘equivalent de a wnidad censal incaica de wn milly, sino una parcialidad multi: Catal bajo un jefe étnico owearanka kuraka (en espaol, cacique de guarangs ‘Seacique principal). Estas parcialidadestenfan comunidades campesinas oesansias ‘terupads en unidades de pachacas (quechua ~ cien), las cules tampoco eran {rupos de centenas, del mismo modo que las warankas no eran unidades de un lar en otras palabras, las pachacas eran comunidades campesinas 0 ails (Grupos de parentesco con su centro en los ancestos), ya menudo comunidades e Mark Thumer De igual modo, el 12 y el 16 de mayo de 1846 José Maria Chacpi yManuel Aniceto,identificados en el juzgado como “indigenas contri- buyentes”, declararon “[qlue segiin la tasa de reparticién de tierras de los yndigenas reconocemos nuestro derecho en aquello que nos pertenesen ... como yndios pagantes el haver del Estado, en el gremio de originarios republicanos y natibados en elo... [Como Republica. nos al todo Servicio Visible ... se ha de servir VS [ampararnos).. teniendo precente la ley... del afio 1828 y 29 que ampara a los indios originarios", Estos y otros testimonios similares de indios nos dan pistas de la transfiguracién de la nociones republicanas coloniales de identidad y Iegitimidad en el contexto postcolonial, Aqui el “derecho” era el de posesién, y “aquello que nos pertenesen” ra precisamente el topo concedido bajo la legislacién virreinal en las tierras de reparticién, y en la temprana jurisprudencia postcolo- nial en las “tierras de la Reptiblica”. Como la documentacién sobre ‘Toms Aquino deja en claro, en la Huaylas colonial ser un buen indio “republicano” significaba varias cosas: servir a la repiblica local, lo que usualmente podia ser el ayllu 0 la pachaca, la waranka natal y el pueblo (usualmente una waranka reducida 0 media wae ranka, esto es pichkapachaca) del que formaban parte; servir a los santos patronos del pueblo y la waranka; y pagar el real tributo al rey. En el Perti postcolonial, ser originario o republicano implicaba, entre otras cosas, el cumplimiento debido de la tasa o “contribucién” la patria, el asumir los cargos comunales y el servicio en las briga- das de trabajo tanto en la minka comunal como en los proyectos de obras piblicas estipulados (en Huaylas, estas dos tiltimas formas de trabajo colectivo serian cémodamente Ilamadas “la reptiblica”). ‘campesinasformadas por milipes alas. Enel peed posteolonial las warankas (Guaranga en el espanol de aquellaEpoca) de los caciques fueron rebautizadasy ‘eeonfiguradas ofcialmente como distrtos jo funciontries no indigenas lamacos ‘gobemadores, los cuales su vez tenfan juriediceiGn sobre ls alcaldes de indios, ‘Las denominaciones pachacayayllu desaparecieron esencialmente cn el periodo ‘epublicano, cuando los caseriospasaronaset“estancias"™ 29, Lasetnografas del siglo XX indican que ta repiblica” se refeiatantoa a brigada labora comunal festva (inka) como al trabajo forzoso en obras plas, A los {que participaban en el trabajo paral replica sels denominaba “republicans” Paul Doughty seftaa, sin embargo, que cuando hizo trabajo de campo en el a Comunidades inimaginadas ii favor de los importante sefialar que en este caso se fallé a favor ac Semejantes argumentos republicanos podian funcionar y “eran reconociclos en el foro legal. Otros casos més, iniciados por los “indios debido a la ley de 1828, ilustran las emcee ‘republ ie los indios licanas bajo las cuales los derechos virreinales “Iatierra y las demandas de identidad republicana fueron empleados jitantes de los pueblos postcoloniales. a ¥ feat oc rues —oficialmente identificado en 1849-54 como un “ind{jena de Chuquibamba”, en el distrito de Yun- ““Aneachs”) contra Juan de Mato porla subdi- (en ese entonces “Ancachs")—contra Juan Ire de as tc de separa virevnalesberedades de Pero Pablo, su padre comtin, revela aquellos conflictos domésticos que se ieron dentro de las unidades domésticas inagens y ote elas i i de ingresaron al registro legal debido a laley 1 Aesurreccign ern easoejmplar den nimero excesivo de herede tos para tan pocas tierras. Resurreccin le explicé esto al juez: per eoasea once aiieionen Pree erage on ope Selene oer sss peered ae ne Ve a ea eau te gees aamacaies oe Seopa oem cam contro es aj a ni yg mostrencos que indevidamente los posee Estefa Sarmiento. ieponrapmmsicimmnlacyn Aare. hs eer ae settee ees ste grpme rtm dee ie porate ct ie malhen, ea cpene: Ae tet na seen tba de Catbjin de Heya cs e180 de ep” ott ml Stata tn tau sine Coma pea) Yen Da sin an tise Pras Pian 90),y Wiliam Sy Huei me gd : ‘on , et Yoga Ma eo Noi Ven Ces jo 19 Expiet del 2 en conan de Mato sore any pari debi 1854 . ‘Mark Tumer La raiz del problema yacia en la naturaleza divisible de la heren- cia andina y en cémo la ley de 1828 congelé los procesos més fluidos de la diferenciacién demografica de las unidades domésticas campesi- nas en un régimen de propiedad més rigido, en el cual era més dificil para una familia en crecimiento reconsolidar los topos al surgir la demanda de nuevas tierras. Este crucial problema de la tierra se debié a las insuficientes “tierras de la Repiiblica” o “del Estado” en 1a Huaylas decimonénica: una consecuencia directa de la reduccién delas tierras y poblaciones indias en el periodo virreinal, y del subsi- guiente incremento demogréfico."' Ahora era posible ibrarse de una familia extensa alienando la parte que a uno le correspondia en las parcelas heredadas, dejando al resto de la familia en un equilibrio de subsistencia mas precario, en particular si ella contaba con varios Jévenes varones que iban adquiriendo la mayoria de edad como con- tribuyentes: precisamente el caso de la familia Resurreccidn. A menu- do, los j6venes o arrimados (dependientes) que deseaban empezar or cuenta propia no recibian nuevos topos como originarios —no quedaba ninguno—y tal vez tomaban el status de forastero.o mostren- o con su tasa més baja que, de haber tierras disponibles bajo el ‘régimen fiscal postcolonial, podia traer consigo el acceso a unas parce- las precarias no heredables, 0 topos mostrencos (el caso de Resurreccién noes concluyente sobre este punto). Mas probable era que siguieran pagando como originarios sin recibir sus propias parcelas de usufruc- ‘to, trabajando mas bien en los campos de su padre o su familia. Los dependientes a menudo conservaban su status de originarios con la esperanza de que posteriormente, al fallecer su padre, pudieran recla- ‘mar su parcela 1 otra como st legitima herencia. ‘Sin embargo, los herederos rivales que contrafan matrimonio y Iuego solicitaban la posesién privada en conformidad con la ley de 1828 podian arruinarles sus esperanzas. Este fue el caso de Juan de Mato, el rival de Resurrecci6n, quien sostuvo haber heredado su parcela en el virreinato cuando los indios atin no eran dueiios de sus campos, detenténdolos en cambio en usufructo heredable. Pero en 31. Parala alienacidn de a tierras yl aida dela poblacintributara en Huaylas ‘durante el vireinato véase Thurmer, From Two Nations, cap. 2. Mh Comnnidade inimaginas 5 11828 Juan de Mato se habia convertido en propietario absoluto y con ello los hijos de Resurreccién no podian desposeerle de su propiedad tan solo porque sostenian tener derechos de herencia como Originarios. Mato explicé al juez. de paz en un “juicio ver elo Pedro Flo antes de fleet dstebuy los trrenos Sr cbtavo do pura seupciony perteneietes al Exudo a favor de Sis one yan ogre en in que alan acne en ‘posecion... Esta divicion se hiso cuando ningun indigena tenia re 10 de propiedad en terrenos de. fisco, y siendo ; pore ae bets he “Rael de presente cueation mas del empo de eineven ime tadueRo asco ropetario por miniterio de ly devine {ste de Marzo del ano viene y och." lenguaje del caso de Estéban Ramirez.en Caraz, en 1851-53, es ee sorprendente de los juicios menores referidos ala ley de 1828. Al igual que en el caso de Resurreccién, el de Ramirez muestra el problema ya comin de la existencia de demasiados here deros con muy pocas tierras de repiiblica. Estas diputas —que a ‘menudo seguian kineas de género trazadas entre un ntimero excesivo de hijos e hijas con demandas rivales sobre el dominio dominion] privado de la precaria herencia dejada por sus padres originarios y tributarios— revelan tanto la promiesa como los defects del ambiva- Iente pacto posteolonial de “tierras-a-cambio-de-contribucién”. Don Estéban, identificado como otro “indigena contribuyente’ és, esta vez de la parciatidad de Llactas, en Caraz, sostuvo que smi posecién... me sedié mi padre lexitimo ..en el tempo del Gobierno Espaiiol . ¥ [yo he] estado pasificamente contribuyendo mi erario, asimismo sufriendo ...en los cerbicios de la Repablica sin resagarlos fen lo menor, como es. pablico... Pero la codicia de mis hermanas {querer que se partan en clase de herencia |] siendo sina posecién precaria que fue en aquel tiempo pretestando la regalia, que franquean 2 todo indijeno, en esta fecha en las que se hallan prescriptas por hhaberme traspaso mi referido en el Gobierno Caducoy por estos funda- it oo No Vlei. po 8 pede el Yala Fpl onan de Mane ny din eben 1854 % ‘Mark Thurser tae acne asec eas {=U Imetian redo] gevec parson. nine Don Estéban sostenfa que el juez de paz. habia cometid __ Dor fo una infracién contra la cléusula de I ley de 1828 que exgi saber leer xy escribir, al permitir que el marido de temas ‘una de sus hermanas alienara pic eeccennrren ners ht i ee eee Se eat eran ean tear sane coe farapnaanect earetenee Don Estéban asimismo afirmaba que era él quien se habia ocu- pado de su padre hasta su fallcimiento no us Hermanas, y que por lo tanto tenfa mids derecho a las tierras. (Este ditimo argumento siguelacostumbre andina de a sltimo-genitura, esto es que el timo de los hermanos, euya obligacién es cuidar de los padres ancianos, hhereda la casa y las parcelas como recompensa.) Por iltimo, don Estéban declaré que sus hermanas no tenfan ningtin derecho ainter- venir on ss tras porque (a) ten jos consents y 0) alas terras de reparticién era precari ita dis derecho alas erate repartsn ea precarioy strani direc Qué quiso decir Bstéban Ramiter al afirmar que {ys eSyuges no eran “republicans lo principal”? Que ahora per teneofan a una parcialidad o ayllu distinto; esto es, siuiendo las zeglas de residencia patrilocl, las hermanas ahora pertenecian a la ‘Reptiblica del Aylli” (sus palabras textuales) de los padres de sus esp0s0s. De otro lado, don Estéban detallé su fiel cumplimiento de sus obligaciones para con su propia “repiblica” o comunidad patrilo- «al, todo lo eual se present6 en respaldo de su demanda del status (gre- ‘mio) de republicano originario de la parcalidad de Llactas. Estéban 33, aya sguener cts sonde ADA, Fondo Nota son de ADA, Fondo Nota Verio, ies, ao 5, Estéban Ramirez con Maria Santos y otros sobre las tierras CuyueR estancia de Llactas, 1850-51. st a Th Comidadesinimaginadas 7 hhabia “servido la Replica” sin la menor repugnancia por las “im- ‘posiciones de mi gremio como originario”, Habia sido cobrador del tributo por cuatro aos y posteriormente mayordomo del santo pa- tr6n y capitin; habia sido alcalde mayor de campo 0 varayoc del ‘puebio de Caraz, prioste en las procesiones del santo y empadronador ¥y escribano durante cinco aifios, as{ como pregonero de capilla, y habia desempeiado otros oficios y servicios menores. ‘Manuel Blas, en ese entonces recaudador de contribuciones de Ja parciatidad de Llactas, respaldé la declaracién de don Estéban. El confirmé que Estéban Ramirez y su hijo Marcelo Ramirez eran contribuyentes al erario y“republicanos a todo Servicio”, Blas explicd {que las hermanas residian en otra parcialidad y que “no tenfan dere- hos en esta pachaca a las parcelas de la Republica” ni tampoco “servian” en el tiempo de su padre. En este iltimo caso, el uso que Blas hizo de “Repiblica” significaba no la “repiiblica del ayllu” local, sino mas bien las “tierras de la Reptiblica” (esto es las “tierras de repartimiento” virreinales que ahora eran del estado peruano). Por iiltimo, don Estéban dejé muy en claro al prefecto cudles erefa él que eran sus derechos y prerrogativas en el caso: Jas tierras de reparticién corresponden al estado; y los poseleldores {ue somos es por afiansar el erario cuyo ramo pertenesen ala Hacienda piiblica; que todo contribuyente indigeno cangado con tierras oblamos nuestros semestrales establecidos; y por estos fundamentos no he de- sajenado a pesar de que yo séIeer y eseribir y que la Ley del Soberano congreso [de 1828] me franqueaba ... considerando tener numerosa familia entre ellos un hijo contribuyente actual ..quien no tiene su respectivo topo de reparticién. ‘Tomados conjuntamente con otros ltigios campesinos del tem- prano periodo republicano, los argumentos presentados por Bstéban Ramirez y los Chaepi abren el mundo politico de los “indfgenas” ‘contribuyentes del siglo XIX. Serum buen republicano tenia un signi- ficado local que incluia el cumplimiento de las obligaciones civicas, religiosas y econdmicas para con la formacién politica étnica 0 la comunidad, Pero el alcance seméntico y politico de este “republicanis- ‘mo indio” decimonénico no terminaba ali. La repiblica local estaba articulada con la nacional a través de la “contribucién” al erario ® Mark Thurner nacional de la patria, y a través del trabajo en las obras puiblicas de 1a Repiblica. De este modo, ser un buen republicano de la comunidad local significaba asumir dignamente todas las obligaciones de servicios ctvicos y religiosos sin ninguna remuneraciGn (de hecho, era tsual- ‘mente a pérdida). Ser un buen republicano en el sentido nacional mis amplio de un indigena contribuyente significaba que uno pagaba la contribucién a la caja fiscal (y no al jefe étnico, como sucediera en el virreinato). A cambio de ello, los indios esperaban la proteccién de su precario acceso al derecho de usufructo heredado de sus ante- pasados coloniales. Lanocién aqui era diferente del “pacto de reciprocidad” colonial de tierra a cambio de tributo, sefialado por Tristan Platt para la sierra boliviana.™ Durante el virreinato, el acceso a las tierras de reparticién estaba mediado por kurakas, principales y corregidores, ‘¥en tiltima instancia dependfa de la autoridad soberana del rey de Espaiia. El pacto postcolonial estaba mediado por los recaudadores locales —los mismos alcaldes y sus agentes— y, significativamente, or una serie de pequefios funcionarios mistis (no indios) a quienes estaban subordinadas las autoridades indigenas locales en lo que en teorfa era una jerarquia de dos niveles pero unitaria. Como vimos, otra diferencia decisiva en esta mano republicana era la carta divisiva que jugs la lamada ley de 1828, Esta ley en realidad fue implementada en parte como respuesta alos informes de una alienaci6n répida y explotadora de las tierras indias luego de los decretos liberales de Bolivar." Paradéjicamente, en Huaylas-Ancash su consecuencia més inmediata parece haber Sido, no el incremento en la apropiacién de tierras indias por parte de mestizos y blancos, sino més bien la intensificacién de las disputas inter-indfgenas en torno a la herencia de parcelas desmembradas y ‘cuasi-privatizadas dentro de las “tierras de la Repiiblica” de cada comunidad. En ocasiones estos conflictos menores sf involucraban la venta o alienacién de tierras a parientes afines mestizos y, en 34, Tristan Pat, Estado boliviamoy ayia andino tierra y trio en et nortede Potosi Lima, 1982) 85. Jean Piel, “The Place ofthe Peasantry in the National Life of Peri the Nineteenth ‘Century, Pastand Present 46 (1970), pp. 108-23. 2 TL Conmunidadesinimaginadas s, Ia venta a funcionarios corruptos y hacendados. En hone ‘nvood la cléusuila dela ley de 1828 que exigia el saber ceribir, aunque no siempre con éxito. a: Bl efecto de esta cldusula (la que se prorrogs hhasta 1854) y il sistema clasificatorio fiscal de la nueva nacién que hacia que la poli- tica republicana indigena fuera necesaria, fue la importancia que a contribucién indigena tendria para el erario puiblico. Como Manuel del Rio sefialase en su memoria de 1849 como ministro de hacienda: latey de 27 de marzo de 1828, qu claro os intigenas a propiedad de os errenos que posean, es de mejorar su condom los va re: tiendo a un estado mas deplorable, y causando el menoscabo de las contrbucons.. Permits abe enagenacion te taxi ol domi rio alas otras castas, quedaran los indigenas de sitmples proletarios, to puendo inponerses entonces la asa gu hoy pon, haba wea ‘baja en el Tesoro. * fenacién irrestricta de las tierras de reparticién virreinales ates ania ‘en Huaylas “tierras de la Repiiblica” o “tie- ras del Estado” — habia provocado una peligrosa cafda en las rentas estatales. Elestado postcolonial peruano no cometerfa el mismo error que las liberales Cortes de Cédiz en 1812, moviendo asi ala junta en ‘Lima a que revirtiera esta medida en 1813 y reestableciera el tributo como una “eontribucin voluntara”; Como Heracio Bonilla y otros histoiadore de as Finanzas estatalesperuanas han observado, la abolicién de la contribucién sélo seria una opcién aceptable en década de 1850 gracias a las rentas procedentes de la exportacion ‘ MS pangue ley de 1828 en teria privatizaba as tenencasndias ymestias en las tierras de repartiion virrinales, también prohibia Ja alienaién en aquellos casos en los cuales no e probaba que dueiosupies eer yescibiren espaol. Preoeria que muchos indios no habrian aprovechado I oportunidad incluso de haber sido eles ‘bles. Estéban Ramirez, que sabia leer y escribir y en teoria contal 136. Dancuar, nals vol. 4,p.96;véase también Bonilla, "Continua y eambioen la organizacion politica de estado ene! Per independiente” en Alberto Flores Galindo, e., Independencia yrevolucin, 1780-1840 (Lima, 1987),p. 285. » Mark Ther ee propiedades, era un indio republicano que tenia buenas razones koe vender su parcela, porque de hacerlo pondria en peligro la aie de su linaje y familia extensa. Pero a cldusul alfabetismo si excluia a la inme a sno del esi leno ats derechos yeponal dat, go in deologiaiberalrepblicana se consderaba se seuian de lanciuda. ee _ ae propiedades. En este caso, el titil paso del sujeto ae I cit iano propietario generé una forma subalterna de ciu infa india, envuelta en la nocién hibrida de republicano. La mediacién desigual de los alcaldes tas marca de conbyente del period posto seren n lécadas y se dio una penetracién cela eee clientelista, de la sociedad eae te de los funcionarios estatales menores.”” En conformi Ss inf ao ee cae el tributo se pagaba ahor: oe ri Ave funcionarios de menor nivel necesari y no al jefe étnico. Ya en la década de 1! mie a e a le 1820 los restar si fucon ofan elimina como cabaret but ony mistis locales. past as ad Paes Bee i . was autoridades inclu eee ee eesti ilares a los gobernadores mestizos nombrados y = a teal tributo, o neo-caciques, del régimen de intenden- a mas sus: ‘tenientes de gobernador. Llevaba los libros el apoderado. cal departamental 0 tesorero, que contaba con un vinculo di con el Ministerio de Hacienda en Lima. aay seen atts de continuyentes se basaban en —pero no eran Mentone ios padrones virreinales (censos eclesiésticos); Jos armabs cl apoderado fica con ayuda del subprefect yo, pirro- 8, quienes proporcionaban los libros de bautismos usados para 37 GooreRae, The din Caste Pr hing : Tendon Cast of Pry 179-1940 Canon tao cone winnaar lependencia", Histaria 13:1 (1989), pp. 9-44 eh Comuniddesinimaginadas By nar la ascendencia (si eran plenamente indigenas 0 no) y la | Como George Kubler sefialase, el sistema fiscal postcolonial “muds diversificado e inclusivo que el tributo virreinal, que s6lo ‘ba al indio"” Las nuevas matriculas en teoria “comprendian a ‘todos los contribuyentes” ** aunque bajo dos denominaciones. Hasta 41854 la “nacién” postcolonial, al como la presentaban las matriculas “textual y numéricamente, estuvo dividida en las categorias fiscales de indigenas y castas. Aunque los historiadores (haciéndose eco de Is criticas liberales de Ia época) han considerado a la temprana contribucién republicana como poco mas que una prolongacién “neo- colonial” del sistema tributario virreinal, ella en realidad fue algo distinta en aspectos importantes. Fl sistema postcolonial era hibrido, siendo al mismo tiempo universal (republicano) y particular (colo- ‘hial) en su enfoque de la fiscalidad, y su lenguaje clasificatorio tam- ‘bién habia cambiado de modos significativos. “Indigenas” habia rem plazado a “indios" en tanto que “blancos” o“viracochas” (el término Guechua para “blanco”, usado a veces en los padrones virreinales) fue inodmodamente fusionado —Ios funcionarios fiscales seftalaron Jo inedmoda que era la categoria— con los “mestizos” y otras perso~ nas de sangre mixta de la categoria colonial de “castas”, la cual, sin ‘embargo, no era homogénea, sino que estaba diferenciada por la ocupacién, el tipo de impuesto y el nivel de ingreso. En suma, se Habla establecido una oposicién binaria nueva y més inclusiva (para Jos mestizos).” En el nivel mas bajo, la contribucién indigena postcolonial (1826-54) debia pagarse al teniente de gobernador o a sus comisio- nados locales, luego pasaba al gobernador del distrito, quien la envia- tba a los subprefectos donde en teoria quedaban los pesos; el subpre- fecto era en efecto responsable por el cumplimiento de las cuotas 38. Kubler, The Indian Caste,p.2. 139, Sin embargo, elcajn de sasre de la categoria “eastas” fue abolido en 1854. EL Drier censo nacional (1876) restaurlacategora de “blanco” dsinguiéndoa de ‘Jo"mestins”, tal vex com refiej de a creciente concicncia rail dels criollos, ‘Mingue ninguna de las dos estaba ya vinculada con un stats scl oribuaro, ine segundo censo nacional (1940) los “blancos” regresaron al redily se Tes tabins juntos como una categoria de “mestizo-blanco”,Para el sistema fiscal posteclonial véase Thurner, From Two Nations cap.3. - Mark Thurner Provinciales. Este funcionario descontaba su salario del ingreso pro- yectado como un porcentaje (4 a 6 por ciento) 0 premio. Los subpre- fectos debian entregar el dinero, asi como toda deuida pendiente, al apoderado fiscal del departamento. Al contribuyente se le daba un tecibo al pagar y —si podia probar ser de ascendencia originario y habia tierras disponibles (a menudo no era asi)— se le concedia una pareela en las “tierras de la Repiblica” (las tierras de reparticién coloniales, apropiadas y rebautizadas por el estado republicano), En algunos casos se entregaban topos mostrencos 0 campos para forasteros en tierras del estado, aunque no en usufructo, Al desplazar a los jefes virreinales abolidos por Bolivar, los fun- cionarios estatales de menor nivel formaron redes de clientelaje y modos de coercién que podian penetrar profundamente dentro de las comunidades de indigenas.® Durante las guerras de independencia (1820-24), las contribuciones secuilares asi como los diezmos eclesis- ticos fueron aparentemente cobrados por funcionarios polttico-milita- es y sus asistentes, algunos de los cuales eran clérigos militantes, y la mayor parte de lo recaudado fue dirigido al esfuerzo bélico, Sin embargo, 1a documentaci6n posterior sugiere que las redes de cliente- laje menor, usadas por el aparato estatal a nivel departamental, dependian cada vez més de los alcaldes o varayocs indios para el cobro de la contribucisn a nivel distrital o subdistrital, para suminis- ‘rar trabajadores de la “repuiblica” para obras piiblicas y para efec- ‘tuar labores policiales. Estas funciones no eran nuevas. Aunque no eran idénticos a los alealdes ordinarios y peddneos de la era postcolonial, los primeros alealdes indios fueron instituidos en el temprano periodo virreinal de las reformas toledanas (entre las déeadas de 1560 y 1570). Los alcaldes, cargos de uno o dos afios de duracién ocupados por eleccién, fueron creados para contrapesar el poder de los jefes hereditarios (los kurakas andinos), para que actuaran como agentes de los curas 40. Paraunodeestoscasos véase ADA, Fondo Notaril Valeri, jucios ives Republi- ‘anos, legjo 6, Autos criminals seguidos contra don Gabriel Gomero sobre «storciones que hizo en Jangas, 1836. Fara la tendencia general véase Bonilla, “Continuidad y cambio" Comunidades inimaginadas 3 ineros, yen genera para que cumplieran con las erucaesf arpa policiales y de servicio necesarias para la sociedad civil (neo- iterrénea) de la “replica de indios”, En la préctiea, los primeros ‘alealdes virreinales de Huaylas a menudo también sabian leer y escri- Dir, se les elegia por consenso y prestigio, servian a los intereses de Jos jefes y usualmente provenian de la clase de la nobleza menor, uel espaiolesdenominaban principales camacheos. Los dibujos del temprano siglo XVII atribuidos a don Felipe Guamén Poma ‘Ayala sugieren que los alcaldes ordinarios eran de extraccién y vesti- menta més tipicamente andina o campesina que los caciques més hispanizadosy soialment dstinguidos. Pero con la decadencia y in de las funciones hereditarias de los kurakas en la Huay! del tardio siglo XVII, y su reemplazo con gobernadores y recaudado- tes de tributo mestizos y nombrados a dedo,* los alcaldes surgieron Gund Pons, Hrimer muy crbnicny nen gern [1936 Meo, 41, Vee Ripe entnicay i 1B) p81 oer Rat Dinan and Curae Ary ‘ane Poser among an Andcan People (Durham y Lonires, 1988), pp. 9-14 on dst Raa a do eit ios de ra on mena isan come evidena de st acultracin tl ve ext dejando [asl iiatonsorepondintes los seliesen ascent” dla evades einen convene da otek, Co ant ques grinds oat con os xis, Dado ue Gamén Fema afema qe eto see oan prince eo aac os cts ephemera qe ator esa prota dx mgene/yue del nis petonaj on dns cones. Sn embart, no ‘parece um gurdarioe doa en el cn tga a ns capac ape o waren arabe delempranopetodo colonial Exel siglo XVII, cn cambio, lsu ‘olerosos fueron retatados eon ropajes ceremonies andinos ehispanos por intores visitadores colonies. 42, Tn Huayas hasta comiean dela cada de 1780 amor doses ere ‘tari sera frre tulose cargo (cui ef, queer tuo anorai ))goernador, scan cago pelt y (2) reanador dts els tres, cya reponse Erasable as sts ini Lanes conerienunpretioy over consoles alae, Days de 17, muchos cacquese Huy et nan lovers tanto poder el ives nb Cargond gobernador yeobrador de tito fu asignado pore Cape eae ene ean lta decacique peo fueron profundamente detetados por as coms ‘atvas, Vease hires, From Two Nations, ap.2. Mark Thurier en la década de 1790 y después para lic ecan eta eaten sng ride pissin ir division del poder de los caciques formaba parte de la a on ‘kurakas hereditatios que siguié a la insurreccion de ey mu. ‘en 1780, y el establecimiento del régimen reformado ees es Searls el predominio de los caciques ados mi autoric de los kurakas y la viabilidad del bierno indirecto a través de ellos, y con Seance rodujo lit ~f i jo lit ae finales del periodo virreinal.* La reba need en 1790 al subdelegado de Huaylas Por los “alcaldes de indios” de Huaraz se anticipé a las solicitudes Eee mre tudes postcoloniales firmadas por los esresreabenarensans rumah Seren emennre ama dal Csgu se propiad sneer ‘menor compa: eee nee ira eatocane tac eee pian oeeece renee ee eeees Pepin eat ne a me Maguiina quien los estropea, y ultraja perjudicialmente Sonne ores eon una mamnr cern ual ie Seen tio...piden y suplican se les nombran por su casi icho Don Diego Gonsales Rimay Cochachin. he Seu 49. Hnonbranion de cobradre dal tuto, adore del eto mestizos fu evan Juion 75 0 ora dein y oro some den cs {scp per amon inn Li ng a i Rap eae er a eee ee a Peri (AGN), Derecho gene 21, cade 362, BNT/SI, C208 eco de don Clemens Ae Real icin B/S, on, ron Domingo Ramos Huerta y Juin Guerrero ydio del Pct de Yegay ot oie de comunidad stand sprain del erode Cat de "aj Gon hese 09 BNC Fan redacted ene NPI C490, Akaldes de Indios de BND/SL Coo, Alas de Indios Hun ule ele de Comunidades inimaginatas ss El pedimento afirma que el cacique (un heredero ilegitimo de ddencia india, que fue posteriormente reemplazado por el neo- 1e mestizo Maguitia) se habia apropiado las tierras comunales ‘si 0 las habia vendido para cubrir el tributo (otra protesta sntemente manifestada por los alcaldes de Huaylas en el virrei- “ato tardio). Sin embargo, los campesinos indios de la comunidad, “Jos alcaldes inclusive, estaban cargados con tributos, mitas y “demas servidumbres de la Republica”. Aqui “repiblica” era, claro estd, la ‘repiiblica de indios”. Bl nuevo recaudador mestizo no pertenecfa a ‘lla y para colmo de males abus6 de la autoridad de los alcaldes, ‘quebrando sus sagradas varas en el atrio de la iglesia.** Para 1817 en Huaylas, los alcaldes figuraban en el primer lugar de las listas de tributos o visitas, donde antes slo aparecian los Jhurakas. Muchos caciques nombrados fueron depuestos del cargo ¥y los alcaldes asumicron la responsabilidad de recaudar el tributo, fen algunos casos ya en 1813. De este modo, para cuando Bolivar artibé en la década de 1820 y abolié los caciques en favor de los funcionarios menores de origen no indio, muchos de ellos ya habfan ‘perdido su poder y habian sido desplazados por los alcaldes electos ¥y rotativos. La importancia disminuida y la dependencia que los varayocs tuvieron de los funcionarios y jueces locales después de la indepen- dencia queda sugerida por la peticién presentada en 1832 por los alcaldes pedineos de la parcialidad de Allauca, del pueblo rebautiza- do como Pueblo Libre (antes Huacra), entre Caraz.y Yungay, pidiendo la confirmacién oficial. En ella, los alcaldes indios se presentaban a si mismos como meros funcionarios locales, con tuna autoridad pre- caria sobre “sus” tecalcitrantes “ind{genas”, Sus funciones ahora 45, Bnla Huaylosvirreinal y postcolonial, las varas dels alcales eran bendecidas ‘por los doctrineros cada aio al ota los cargos, lo que tena lugar en fiesta de Reyes comienzos de enero, Sobre el simbolismo dela varaen Yura, Bolivia, véase ‘Rasnake, Domination and Cultural Resistance, pp. 215-2 46. BNP/SI, DS875, Expeente de Vista del Partido de Huaylas, 1817. 447, 11.1813 los elealdes, yno los caciques hereditarios o nombrados, cobraron el tributo en Atun Huaias. Archivo Arzobispal de Lima (AAL), Copitlos, egajo 44, expediente VI, 1813, % Mark Thurser staan el suministro de trabajo clectivo vel ayudar arena a contebucin. Ahora serjaban una suri de plea cominal en Con todo, esta funei6n subordinada, Ii nocionesindigena locales de as oblignlones eipiitnarattaef Zo bablemente crucial para a recaudacién dela eontribucién. Bn efecto, para 1850 el prefecto de Ancash admitia abiertamente el papel axial de los alcaldes, sugiriendo timidamente a sus superiores de Lima aue los recnoceran ofilmente como reeadadore fica en os casero ndlos Este pedo liu que el dl Prefect Salis en 1805, fe recharadofrmement por el Ministerio de Gobierno como onstituconaly ante: era una her adie papel eadinal que ls autoridades indigenas de origen virreinal tenian en ela cotidiano del estado republicano.* cid Pero los varas del siglo XIX serfan més que sim; cobradores de impoesio, En Huey, por Jengle sgaron ek rriendo a la cliusula del alfabetismo de la ley de 1828 para impedir gue las prcela indaspasaran a manos de quienes no eran indios. 1853 el alcalde pedineo de Quillo (en la zona chavpi yunga, 0 vertientes, de ia Cordillera Negra, entre Casha y Casma) defendid 48. AON,O1L 25760, Prefcoongula Condesa Seor Minato de xa Jones Sor Mt ne Epa bern tae re 185) Gna wrt campo eataombrados oro obernadore parser cbrnen ‘shupenisctnaeytacin cee svn saa tee go cnet nl eee pe Deon sap may enn a Sosa lone con cobradre carn to ce pane encore eral nda i poable reser 49. Ans Guetero (comnicaion persona, 1992) sefale que eta no necesaramente sin als or Granda ar oro pene copa dole ene Neeson ens compas ate FRAUEN 6S rsa eas eno ene pp 79 autores nce Sn onary en 104 Leia pean sore tical nin rn sree shaban on en cuanto tales con la independencia. E! problema en este ai ni Seniesa police nary ane pp recat ras vras, qu conclcrgo mun delle edocs, Conunidaesinimaginadas es tierras comunales al seftalar que diez originarios de su comunidad ‘vendido sus foposilegalmente a funcionarios mestizos menores ‘terratenientes locales. El caso ilustra tanto el uso de esta cléusula idefensa de las tierras de reparticién que estaban amenazadas, as redes locales de clientelaje entre los funcionarios corruptos fe podian minar dicha defensa. Elalcalde de Quillo sostenia que los diez originarios que habjan ‘alienado sus parcelas no podian leer ni escribir; por lo tanto, las ‘ventas (que él sostenia dafiaban a la comunidad y las familias de festas mismas personas) eran ilegales y claramente violatorias de la ‘susodicha cléusula de la ley de 1828. El juez de paz local llevé a ‘cabo tin juicio verbal. La audiencia revelé que algunos de los vende- Gores apenas si podian firmar su nombre y nada més. Asimismo se dijo que las parcelas habian sido vendidas por bienes en especie y no ‘por dinero, y que las ventas no habjan sido registradas; entre los bienes fstensiblemente trocados por los campos figuraban aguardiente, bue- yes, mulas y una huerta en la costa. Segtin el alealde los estafadores, ‘que inclufan a dos ex:gobernadores mestizos de distrto, habfan embo- rachado a los indios y aprovechado su ignorancia para “desprender- Jes de sus poseciones que tanto respeta la ley y la Nacion.” * Después de sopesar las evidencias, el juea de paz local fall6 a favor del alcalde, citando nuevamente la ley de 1828. Sin embargo, Jos nuevos propietarios se resistieron a los intentos de devolver 1a ‘posesiGn a los indigenas y apelaron al juez de primera instancia de Huaraz, Este revirtis Ia decisién con un tecnicismo: el juex: local, deta él, no habia notificado a todas las partes interesadas antes de readjudicar las tierras en cuestin. ‘Las comunicaciones entre el juez.de paz y el de primera instancia ‘en Huaraz muestran las tensiones desatadas por la ley de 1828 y revelan los problemas que haba para hacer cumplir la dispensa de {os analfabetos a nivel local. Para el primer jue, la renta del tributo yy el status fiscal permanente de los contribuyentes originarios en la jnatricula era motivo de gran preocupaciGn, Pero pareceria que al '50. ADA, Fondo Notaral Valerio, Civils, legajo 17, Civil seguido por el Alcalde ‘edinco de Quillocontra los Yndigenas que han enajenado sus topos sin saber Terni escribir, con infracein de laley de 27 de Marzo de 1828, 1853. * Mark Thurner segundo juez en Huaraz, las relaciones personales de clientelaje le movieron a declarar una falta técnica y asi anular la defensa de 1a comunidad. Los alealdes también defendian el acceso de los forasteros indios alos ejidos comunes alpinos y, cuando la via preferida de las peticio- nes legales estaba cerrada, a veces lideraban ellos mismos las revucltas «en contra de las autoridades estatales transgresoras y —a sus ojos— ‘poco patriotas”, como sucediera en Ia rebelién de Atusparia de 1885. La peticion presentada en 1846 al subprefecto de Huaraz por Manuel Ysidro, el alcalde de campo de la Estancia de Marian, revela conmovedoramente el papel del varayoc en el bloqueo del impulso decimonénico de los hacendados a cercar, 0 “cerrar las puertas”, de los pastizales comunes de Huaylas. Lo que estaba en juego era el cercamiento gradual de las quebradas que llevaban de los pueblos en los valles a los pastizales de la puna —Ia jalka— en la Cordillera Blanca, al este, Este cercamiento violaba una tensa expectativa entre los forasteros sin tierras (los “contribuyentes sin tierras”, como se les conoefa oficialmente) y la administracién departamental en Hua- raz, Dicha expectativa giraba en torno a la proteccin que el estado hhabfa dado antes al acceso piiblico a los Arboles nativos de quenua 0 quishuar (Polylepis sp.), que solamente crecian en las quebradas y eran cortados libremente por los indios sin tierras, para su venta y Consumo como lea en los poblados de los vales in 1842 el apoderado fiscal del departamento de Anca: i juifcacon oil de exe pact ent london a esta de recursos a cambio de contribueién: : La .. contribucién que satisfacen los Yndigenas, no es ecsesiva, y ‘ademas es necesaria. No es ecsesiva, porque gozan de prerrogativas en cl pago de derechos parroquiales, diezmos, etc, y tienen francas las quebradas o bosques para la extraccién de la madera en astillas para cl ‘mercado, a que se agrega que la pencién de los orijinarios es mas 51, BLPollps ra principal uote de combustible con qué cocina hasta ques |mortarno dts deewalipo yo propaaton case ime ogee nopaecetubercurldoen Hua antrdesioX Sinenbaro lca Stn uesesea nn sry nn de ropa Th Comunidades inimaginadas » Ievadera por el aucilio que reportan con las tierras de reparticién que mn. Es necesaria, porque las veces que han dejado de contribuir ‘mediante el indulto, se esperimenta escasés de brazos para el trabajo, ‘pues como los Yndigenas solo necesitan un ropaje de bayeta en un ‘a0, y sus sementeras aunque cortas les proporcionen sus sencillos alimentos, siendo lo tinico con que se conforman, pues no desean otra 08a, no se empefian en abandlonar el osio, que les es casi caracteristico, sino en las épocas de la recaudacién de contribuciones, con el objeto de satisfacerlas.* En opinién del apoderado fiscal, la contribucién indigena era ‘una medida necesaria que aseguraba una provisién barata de trabajo ‘estacional en época de recaudacién, dado “el osio ... caracteristico” de los indios y su total desinterés por el consumo de Iujo.* La razén para proteger el acceso de los indigenas a los bosques naturales de Jas quebradas andinas era igual de interesado. Ellos eran los tinicos ‘proveedores de lefia para las cocinas de los pueblos, entre ellas las de los funcionarios menores. Cuando los hacendados cercaban o de cualquier otro modo cerraban o restringian el acceso de los indios a este recurso, la gente de los poblados objetaba si el resultado era cortar el suministro de lefia barata o Ia hacia més costosa. For lo tanto, el conflicto en torno a la lea podia enfrentar los intereses de los terratenientes con los de los funcionarios locales, la poblacién urbana y los indios. ‘La posicién de los forasteros, en el lenguaje de una peticion legal firmada por el alcalde de Marian, fue como sigue: (Que hallindonos como nos hallamos oprimidos al pago de los tributos ‘como indi infelices forasteros sin tierras ni premio alguno; que desde ‘eltiempo de nuestros antecesores estubo entablado todas las Cordilleras| ‘para sacar lefiay havilitar ala Ciudad y con el premio dels pagibamos nuestro Tributo, diesmos y primicias. Hoy en el dia se hallan serradas bajo de Have las puertas de las Cordilleras en especial [las quebradas 52. AGN, 1-4-1882, Seccién Contribuciones, Matricula de Yaligenas de a Provincia Ge Huaylas, tomo I, Observaciones generals, 1842. 58. Por ierto que os uncionarios virrinales hicieron idénticos argumentosen defensa el epart de mercancasy otras obligaciones tribatarias.

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