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La materia, forina y poder, de una Repibliea. Eeiesiastica y Civil -- Leviatan’ (Obra no resumida) THomMAS. Hope ae "COLECCION een ROGONS (ast aN dP arse. Re ae Sw LEVIATAN O la materia, forma y poder, de una Republica Eclesiastica y Civil (Texto completa) Thomas ‘Hobbes Leviatan Autor @©Hobbes Thomas Derechos Editoriales Editorial Skla Director Jorge Javier Valencia, Diagramacié i i Andrés Poalinge inferiores Caratula La Sthita Libica Miguel Angel. Capilla Sextina. El Vaticano ISBN; 978-958-8263-76-2 Impresién: Graficas Pedro Ruiz C. 311 8341756 Primera cdicién: Consta de 1.000 ejemplares Bogota D-C. Colombia. Hecho deposito segan ley 23 de 1982, Todos tos derechos de la obra y de adicién Pertenecen en su totalidad a Editorial Sila. Se prohibe su reproduccién totat o parcial, : Sin permiso expreso de la Editorial , CONTENIDO Datos parciales del autor (Pag, 7) Correspondencia del Autor (Pag 9) # Introduccién del autor (Pag 11)* PARTEI DEL HOMBRE I, De la Sensaciones (Pag 14) I. De la imaginacién (Pag 16) III De la Consecuencia o Serie de Imaginaciones (Pag 22) . 1V.Del Lenguaje (Pag 27) V. De la Razén y de la Ciencia (Pag 37) V1.Del Origen Internode las Mociones Voluntarias, cominmente Hamadas Pasiones...(Pag 45) VIL De los fines o Resoluciones del Discurso (Pag 55) VIET. De las virtudes comanmente llamadas Intelectuales, y de sus defectos opuestos (Pag 60) 1X. De fas distintas materias del conocimiento (Pag 72) + X. Del poder, de laestimacién, de la dignidad, del honor,(Pag 73)... » = XI. De la diferencia de manetas (Pag 83) XIL. De Ja religion (Pag 91) «* XIII. De la condicién natural del género humano, en lo que concieme a su felicidad y su miseria (Pag 105) + XIV. Dela primera y de la segunda ley natural y de los...(Pag 110) + XV. De Otras Leyes de Naturaleza (Pag 122) - XVI. De las personas, autores y cosas personificadas (Pag 138) PARTE I . DEL ESTADO , ° XVILDe las causas, generacion y definicién de un Estado(Pag 144) 4 XVIII De los derechos de los soberanos por Institucién(Pag 149) / XIX. De las diversas especies de gobierno por Institucién, y de I 4 la Sucesién en el Poder Soberano (Pag 159) . XX. Del dominio paternal y de! despstico (Pag 170) 4 + XXL De la libertad de los sabditos (Pag 180) { “XXII. De los sistemas de sujecién, politica y privada(Pag 192) 4 XXIII. De los ministros pablicos del poder soberano (Pag 205) XXIV. De la nutricién y preparacién de un Estado(Pag 211) XXV. Del Consejo(Pag 217) | * XXVLDe las leyes civiles (Pag 226) + XXVIL De los detitos, eximentes y atenuantes (Pag 248) LEVIATAN 5 rey * XXVIII. De las Penas : yde las Recompensas (Pag 2 XXIX, De las causas que debilitan o tienden ‘ ta desine XXX men de un Estado (Pag 275) a - »Deia misién del representante soberano (P: XXXI. Del Reino de Dios por Naturaleza (Pag Sony 77) PARTE Til xR ESTADO CRISTIANO eau Pees Principios de Ia politica cristiana (Pag3 17) . mero, antigiiedad, alcance, autoridad einté XXXIV Bo eros de la sagrada escritura.(Pag 323). meres vl tgnificado de espiritu, Angel ¢ inspiracié XXXV libros de la Sagrada Escritura (Pag 35) ens A Be la Significacion de Reino de Dios, de Santo Sagra- XXXVI oy Sacramento, en la escritura {Pag 349) , AX Mi De la palabra de Dios y de ios Profetas (Pag 356) SKN De los milagros y de su Uso (Pag 373) -De la significacion de vida eterna, infierno, salvacién, xxx venidero y redencién en fa escritura (Pag 382) , . De la Significacion de la Palabra IGLESIA I x Escritura.(Pag 397) ” ne L. De los derechos de! Reina de Dios en Abraham, Moisés XLLD os Sumos Sacerdotes y los Reyes de Juda (Pag 400) , x - De Ia Misién de Nuestro Bendito Salvador(Pag 413) ata poder Eclesidstico (Pag 421) ® Will. De to que es necesario para que un Homb ibi en el Reino de los Cielos (Pag 549) r= ea recibido PARTE Iv et REINO DE LAS TINIEBLAS IV. De la tiniebla spiritual resultante de la errénea XLV pa erpretacion de la escritura (Pag 515) - De la demologia y otras reliqui igid vy entileatPae aay ‘as reliquias de la religién de los - De las tinieblas, en | ici tabutowns( ae See . vana filosofia y de las tradiciones XLVIL Del beneficio que deriva de tal oscurani beneficia( Pag 585) + XLVIIL Resumen y conclusiones (Pag 595) tismo y a quién 6 THOMAS Hopsrs Datos BIOGRAFICOS DEL AUTOR Thomas Hebbes, Nacié en Wesport Wiltshire en 1588 y murié en Hardwick Hall en 1679. Filésofo ingles par- tidario de un materialismo mecanicista. Describié al hombre como un ser movide, en estado natural, por el deseo y el temor. “El hombre es un lobo para el hombre” es una de sus maximas. El Hobbes de la época juvenil cifra su humanismo en cuatro modelos: Homero en poesia, Aristételes en filoso- fia, Deméstenes en la oratoria y con rango similar Tucidides en la historia politica. Sdlo este illimo, a cuyo estudio se consagré con entusiasmo, revelado en su traduccién que pu- blicé de su obra en 1628, La muerte del viejo barén Cavendish, acaecida en 1628, el afio de la Petition of Rights, sefiala cronolégicamente el comienzo de una nueva, etapa en la formacién filoséfica de Hobbes. Hasta entonces, el caudal mas copioso en la forma- cién viene de sus lecturas clasicas y de su experiencia de los hombres, lograda en prolongados viajes y en un continuo y selecto trato social. Con esos recursos Hobbes habia ido for- mando un concepto propio y sdlido acerca de la naturaleza humana. En 1629, un aiio inicial de discordias en la vida civil de Inglaterra se opera el primer contacto de Hobbes con la vision cientifica de las cosas, por conducto de Euclides, y en lo sucesivo, mas que exhibir su propia experiencia, se pre- ocupa por destacar lo que en ella hay de verdadero, inma- nente y universal. Asi, a los cuarenta y un afios, en la forma- cién escoldstica y humanista de Hobbes viene a impostarse el criterio matematico, naturalista y critico de Euclides y Gali- leo, de Kepler y Montaigne. Un problema central preocupa a Hobbes en lo suce- sivo: el de dar una solucién coherente y exhaustiva, rigurosa y necesaria a la cuestion de la rectitud en la conducta huma- nay en el orden social. Come punto de partida trata de estable- cer lajusticia o injusticia de las acciones humanas, y los con- ceptos pristinos de justicia y Estado, que reduce a su célula primaria: la voluntad individual. Luego, s6lo necesita demos- trar, como consecuencia, lo posible y lo necesario de la volun- tad colectiva, para Hegar a una satisfactoria conclusion: el LeviATAN 7 conjunto irracional se convierte en colectividad racionaliza- da. Siendo tan importante el método en la tealizacién politi- ca a que Hobbes ilegard principalmente en el Leviatén hay algo que reviste atin mayor trascendencia: su concepcién del set humano, entresacada de la experiencia misma. Niega el altruismo natural del hombre: afirma, en cambio, su rapacidad innata, su inicial posicién de guerra contra todos, la impotencia natural de la razon, para guiarlo. “E/ apetito natural —afirma Hobbes—, empuja al hom- bre hacia un irracional afin de dominio y de honor, hacia una incesante superacién de! projimo” —que Hobbes su braya como la base de la felicidad humana—, orgullo, ambicién y vanidad son la fuerza motriz, del hombre que trata, primero, de alcan- zar excelencia mediante el ejercicio de su propia imaginacién; lucgo, taciéndose estimar o temer por los demas. Comenzada en 1642 la guerra civil que ya venia incubandose en su patria desde diez ajios antes, ocurre en 1644 e! desastre de los ejércitos realistas en Marston Moor, y los parientes y amigos del monarca huyen al extranjero, Entre 1646 y 1648 el propio principe de Gales, que se habia @posentado en Paris con su maltrecha Corte, recibe de Hobbes una adecuada instruccién en materia matematica. En ese mis- mo afio de 1648 lee con Sir William Petty la Anatomia de VYesalio que conoce la obra de Harvey sobre fa reproduccién de los animales. El interés politico de Hobbes se anima. y exalta con las adversidades de Inglaterra. Es entonces cuan- do idea y construye su Leviatdén un libro inglés en el cual desarrolla su teorfa entera de la gobernacién civil, en rela- cién con la crisis politica resultante de la guerra, El Leviatén es un monstruo de traza biblica, integra- do por seres humanos, dotado de una vida cuyo origen brota de Ja razén humana, pero que bajo la presién de las circuns- tancias y necesidades decae, por obra de las Pasiones, en la guerra civil y en la desintegracién, que es la muerte. El Editor 8 THOMAS Hopes DEL AUTOR Ami muy honorable amigo Mr. Francis Godolphin de Godolphin, sefior: ; . se rr respetade hermano Mr. Sidney Godolphin solia complacerse, mientras vivid, dedicando alguna atencién amis estudios, y obligandome, ademas, de otros modos, como se bes, con manifiestos testimonios de su buena opinion, grandes en si mismos, pero més adn por la dignidad de su persona. Ne existe ninguna vittud que disponga a un hombre ya sea a r vicio de Dios 0 al de su pais, al de da sociedad civil oa eke amistad privada, que no apareciera con evidencia en “ cor versacién, no ya como adquirida por Ja necesidad ° ar i 2 por la ocasion, sino de manera inherente y ostensible en uni titucién de su naturaleza. Boer tal causa, en honor y gratitud a él, y con devo- cién a vos mismo, os dedico humildemente este discus mio sobre la Republica. Ignore céme lo acogera el mundo, q gue reflejo tendra en quienes parecen distinguirlo con su vor En un camino amenazado por quienes de una parte ve por un exceso de libertad, y de otra por un exceso de autori- dad, resulta dificil pasar indemne entre los dos ban os. al Creo, sin embargo, que el empefio de aumentar poder civil, no puede ser condenado por éste, ni los particu- lares, al censurarlo, declaran con ello que considerin execs vo ese poder. Por otra parte, yo no aludo a los hora res 5 no (en abstracto) a la sede del poder, como aquellas sence Mase imparciales criaturas dei Capitolio romano, que fon su do defendian a quienes estaban en él, no por ser ellos, sino , r estar alli: pienso, pues, que no ofenderé a nadie sino a rs que estan fuera oa los que, estando dentro, los favorecen . (2 que, acaso, les desagrado mas, seran ciertos textos de las Sagradas Escrituras, aducidos por mi con propost i" distin’ del que, por lo comun, otros persiguen. Si proce ie este modo, lo hice con e! debido respeto, y (en cuanto a 2 ate ria se refiere) per necesidad: esos textos son como !os ba: LEVIATAN 3 10 tones desde Ios cuales impugnan los enemigos al poder ci vil. Si, a pesar de ello, veis censurade mi trabajo or las de- mas, 0s complacerd advertir, como excusa, que soyun hom. bre que ama sus propias opiniones y cree en la veracidad de cuanto afirma; que veneraba a vuestro hermano y os veni a vos, y que ello me ha movido a presumir que, sin con; ul. taros, merezco el titulo de ser, como soy, , “ . ; SENOR, vuestro mas humilde y mds obediente servidor, ; THOMAS. HOBBES Paris, Abril 15, 25 de 165] THOMAS Hosars INTRODUCCION DEL AUTOR La Naturaleza (el arte con que Dios ha hecho y go- bierna el mundo) esta imitada de tal modo, como en otras mu- chas cosas, par el arte del hombre, que éste puede crear un animal artificial. Y siendo la vida un movimiento de miembros cuya iniciacién se halla en alguna parte principal de los mis- mos Zpor qué no podriamos decir que todos los autématas (ar- tefactos que se mueven a si mismos por medio de resortes y ruedas como la hace un reloj) tienen una vida artificial? ,Qué es en realidad el corazdn sino un resorte; y los nervios qué son, sino diversas fibras; y las articulaciones sino varias ruc- das que dan movimiento al cuerpo entero tal como el Artifice se lo propuso? El arte va atin més lejos, imitando esta obra racional, que es la mas excelsa de !a Naturaleza: e] hombre. En efecto: gracias al arte se crea ese gran Leviatén que Ilamamos republica o Estado (en latin civitas) que no es sino un hombre artificial, aunque de mayor estatura y robus- tez que el natural para cuya proteccion y defensa fue institui- do; y en el cual Ja soberania es un alma artificial que da vida y movimiento al cuerpo entero; los magistrados y otros fun- cionarios de la judicatura y del poder ejecutivo, nexos artifi- ciales; la, recompensa y el castigo (mediante los cuales cada nexo y cada miembro vinculado a la sede de la soberania es inducido a ejecutar su deber) son los nervios que hacen lo mismo en el cuerpo natural; la riqueza y la abundancia de todos los miembros particulares constituyen su potencia; /a salus popuii (la salvacién del pueblo) son sus negocios; los consejeros, que informan sobre cuantas cosas precisa cono- cer, son la memoria; la equidad y las leyes, una razon y una voluntad artificiales: a concordia, es la salud; la sedicién, la enfermedad; la guerra civil, la muerte. LEVIATAN " Por ultimo, los convenios mediante los cuales las partes de este cuerpo politico se crean, combinan y unen entresi, ase- mejandose a aquel fiat, o hagamos al hombre, pronunciado por Dios en la Creacién. [2] Al deseribir la naturaleza de este hombre artificial me propongo considerar: 1. La materia de que consta y el artifice; ambas co- sas son el hombre, 2. Cémo y por qué pactos se instituye, cuales son los derechos y el poder justo o la autoridad justa de un soberano; y qué es lo que lo mantiene o lo aniquila. 3. Qué a un gobierno cristiano. Por Ultimo qué es el reino de las tinieblas. Por lo que respecta al primero existe un dicho acre- ditado segun el cual la sabiduria se adquiere no ya leyendo en los libros sino en los hombres. Como consecuencia aque- Has personas que por lo comtin no pueden dar otra prueba de ser sabios, se complacen mucho en mostrar lo que piensan que han leido en los hombres, mediante despiadadas censu- ras hechas de los demas, a espaldas suyas. Pero existe otro dicho mucho més antiguo, en virtud del cual los hombres pueden aprender a leerse fielmente uno al otro si se toman la pena de hacerlo; es el nosce te ipsum, iéete a ti mismo: |o cual no se entendia antes en el sentido, ahora usual, de poner coto a la barbara conducta que los titulares del poder obser- van con respecto a sus inferiores; o de inducir hombres de baja estofa a una conducta insolente hacia quienes son mejo- res que ellos. Antes bien, nos ensefia que por la semejanza de los pensamientos y de las pasiones de un hombre con los pensa- mientos y pasiones de otro, quien se mire a si mismo y consi- dere lo que hace cuando piensa, opina, razona, espera, teme, etc., y por qué razones, podrd, leer y saber, por consiguiente, cudles son los pensamientos y pasiones de [os demas hombres en ocasiones parecidas. Me refiero a la similitud de aquellas pasiones que son las mismas en todos los hombres: deseo, temor, esperanza, etc.; no a la semejanza entro los objetos de las pasiones, que son las cosas deseadas, temidas, esperadas, 1% THomAs Hopees etc. Respecto de éstas 1a constitueion individual y la educa- cién particular varian de tal modo y son tan faciles de sustraer a nuestro conocimiento que los caracteres del corazon huma- no, borrosos y encubiertos, como estén, por el disimulo, la falacia, la. ficcién y las erréneas doctrinas, resultan unicamen- te legibles para quien investiga los corazones. Y aunque, a veces, por las acciones de los hombres descubrimos sus designios, dejar de eompararlos con nues- tros propios anhelos y de advertir todas las circunstancias que pueden alterarlos, equivale a descifrar sin clave y expo- nerse al error, por exceso de confianza o de desconfianza, segiin que el individuo que lee sea un hombre buenco malo. Aunque un hombre pueda leer a otro por sus accio- nes, de un modo perfecto, sélo puede hacerlo con sus circuns- tantes, que son muy pocos. Quien ha de gobernar una nacion entera debe leer, en si mismo, no a este o aquel hombre, sino a la humanidad, cosa que resulta mds dificil que aprender cualquier idioma o ciencia; cuando yo haya expuesto ordena- damente el resultado de mi propia lectura, los demas no ten- drdn otra molestia sino la de comprobar si en si mismmos He- gan a andlogas conclusiones. Porque este género de doctrina no admite otra demostracién. LEvIATAN 13 Parte Primera DEL HOMBRE Capituto 1 De las Sensaciones ; Por lo que respecta a ios pensamientos del hombre quiero considerarlos en primer término sin gularmente, y lue- go en su conjunto, es decir, en su dependencia mutua, ° | Singularmente cada uno de ellos es una representa- clon 0 apartencia de cierta cualidad o de otro accidente de u: cuerpo exterior a nosotros, de lo que comunmente llamamos objeto. Dicho objeto actia sobre los ojos, oidos y otras ar. tes del cuerpo humano, y por su diversidad de actuacié i duce diversidad de apariencias. enpe- El origen de todo ello es la que Hamamos sengacion (en efecto: no existe ninguna concepcida en el intelecto hu- mana que antes no haya sido recibida, totalmente o en parte. por los drganos de los sentidos). Todo lo demas Na de este elemento primordial, oma de neces Para el objeto que ahora nos proponernos no es muy ario conocer la causa natural de las sensaciones; ya en otra parte he escrito largamente acerca del particular N Sona ak para !fenar en su totalidad las exigencias del inéto. ora me i i tne ime cups, quiero examinar brevemente, en este . La causa de Ja sensaciénes el Cuerpo externo u obje- ‘0 aue actia sobre el organo propio de cada sensacion, ya de mode inmediato, como en el gusto o en el tacto, o medianamente como en Ia vista, el ofdo y el olfato: dicha accién, por medio de los nervios y otras fibras y membranas del cuerpo, se adentra por éste hasta el cerebro y el corazé y causa alliuna resistencia, reaccién o esfuerzo del corazén : para libertarse: esfuerzo que dirigido hacia el exterior, pare- re Sct algo externo. Esta apariencia o fantasia es lo que los 5 Maman sensacion, y consiste para el ojo en una luz 0 color figurado; para el oido en un sonido; para la pituitaria en un olor; para la lengua o el paladar en un saber; para el 14 THOMas Hopes resto del cuerpo en calor, frio, dureza, suavidad y otras di versas cualidades que por medio de la sensacién discerni- mos. Estas cualidades se denominan sensibles y noson, enel objeto que Jas causa, sino distintos movimientos en la materia, mediante los cuales actia ésta diversamente sobre nuestros érganos. En nosotros, cuando somos influidos por ese efecto, no hay tatipoco otra cosa sino movimientos (porque el movi- miento no produce otra cosa que movimiento). Ahora bien, su apariencia con tespecto a nosotros constituye la fantasia, tanto en estado de vigilia como de suefio; y asi como cuando opri- mimos el ofdo se produce un rumor, asi también los cuerpos que vemos u oimos producen el mismo efecto con su accion tenaz, aunque imperceptible. En efecto, si tales colores 0 soni- dos estuvieran en los cuerpos u objetos que los causan, no podrian ser [4] separados de ellos como lo son por los espejos, yen los ecos mediante la reflexién. De donde resulta evidente que la cosa vista se encuentra en una parte, y la apariencia en otra. Y aunque a cierta distancia lo real, el objeto visto parece revestido por la fantasia que en nosotros produce, lo cierto es que una cosa es el objeto y otra la imagen 0 fantasia. Asi que las sensaciones, en todos los casos, no son otra cosa que fan- tasia original, causada, como ya he dicho, por la presidn, e: decir, por los movimientos de las cosas externas sobre nues- tros ojos, oidos y otros rganos. Ahora bien, las escuelas filos6ficas en todas las Universidades de la cristiandad, fundandose sobre ciertos textos de Aristdteles, ensefian otra doctrina, y dicen, por lo que respecta a la vision, que la cosa vista emite de si, por todas partes, una éspecie visible, aparicidn 0 aspecto, o cosa yista; la recepcion de ello por el ojo constituye la vision. Y por lo que respecta a la audicién, dicen que la cosa oida emi- te de si una especie audible, aspecto o cosa audible, que al penetrar en el oido engendra la audicién. Incluso por to que respecta a la causa de la comprensidn, dicen que la cosa com- prendida emana de s{ una especie infeligible, es decir un in- ieligible que al llegar a la comprensién nos hace compren- der, No digo esto con propésito de censurar lo que es cos- tumbre en las Universidades, sino porque como posterior- mente he de referirme a su misién en el Estado, me interesa LeviaTaNn s haceros ver en todas ocasiones qué cosas deben ser enmenda- das al respecto. Entre ellas esta Ja frecuencia con que ysan elocuciones desprovistas de significacién. Capitulo De la tmaginacion Que cuando una cosa permanece en reposo seguira manteniéndose asia menos que algo Ja perturbe, es una ver- dad de la que nadie duda; pero que cuando una cosa esté en movimiento continuard moviéndose eternamente, a menos que algo la detenga, constituye una afirmacién no tan facil de entender, aunque ta razén sea idéntica (a saber: que nada puede cambiar por si mismo). En efecto: ios hombres no mi- den solamente a los demas hombres, sino a todas las otras cosas, por sf mismos: y como ellos mismos se encuentran sujetos, después del movimiento, a la pena y al cansancio Plensan que toda cosa tiende a cesar de moverse y procura reposar por decisién propia; tienen poco en cuenta el hecho de si no existe otro movimiento en el cual consista este desea de descanso que advierten en si mismos. En esto se apoya la afirmacién escoldstica de que los cuerpos pesados caen mo- vidos por una apetencia de descanso, y se mantienen por naturaleza en el lugar que es mas adecuado para ellos: de este modo se adscribe absurdamente a las cosas inanimadas apetencia y conocimiento de lo que es bueno para su conser- vacion (Io cual es mas de lo que el hombre tiene). Cuando un cuerpo se pone una vez en movimiento, se mueve eternamente (a menos que algo se lo impida); y el absté- culo que encuentra no puede detener ese movimiento en un ins- tante, sino con el transcurso del tiempo, y por grados. Y del mismo modo que vemos en el agua cémo, cuando ei viento cesa las olas contintan batiendo durante un [5] espacio de tiempo, as{ ocurre también con el movimiento que tiene lugar en las partes internas del hombre, cuando ve, suefia, etc. En efecto: aun despues que el objeto ha sido apartado de nosotros, si cerra- mos los ojos seguiremos reteniendo una imagen de la cosa vista, aunque menos precisa que cuando ]a veiamos. 16 THOMAS Hunpes Tal es lo que los latinos Ilamaban imaginacién, de la imagen que en la visién fue creada: y esto mismo se aplica, aunque impropiamente, a todos los demds sentidos. Los grie- gos, en cambio, la llamaban fantasia, que quiere decir apa- riencia, y es tan peculiar de un sentido como de Jos demas. Por consiguiente, la IMAGINACION no es otra cosa sino una sensacién que se debilita; sensaciGn que se encuentra en los hombres y en muchas otras criaturas vivas, tanto durante ¢} suefio como en estado de vigilia. {La debilitacién de las sensaciones en el hombre que se halla en estado de vigilia no es la debilitaci6n del movi- miento que tiene lugar en las sensaciones: mas bien es una obnubilacién de ese movimiento, algo andlogo a como la luz del sol obscurece la de las estrellas. En efecto: las estrellas no ejercen menos en el dia que por la noche la virtud que las hace visibles. Pero asi como entre las diferentes solicitacio- nes que nuestros ojos, nuestros oidos y otros drganos reci- ben de los cuerpos externas, sélo la predominante es sensi- ble, asf también, siendo predominante la luz del sol, no im- presiona nuestros sentidos la accién de las estrellas. Cuando se aparta de nuestra vista cualquier objeto, la impresi6n que hizo en nosotros permanece: ahora bien, como otros objetos mas presentes vienen a impresionarnos, a su vez, la imagina- cién de! pasado se obscurece y debilita; asi ocurre con la voz del hombre entre los rumores cotidianos. De ello se sigue que cuanto mas largo es el tiempo transcurrido desde la visién o sensacién de un objeta, tanto mas débil es la imaginacién. El cambio continuo que se ope- raen el cuerpo del hombre destruye, con el tiempo, las partes que se movieron en la sensacidn; a su vez la distancia en el tiempo o en el espacio producen en nosotros ¢l mismo efec- to. Y del mismo modo que a gran distancia de un lugar el objeto a que observas te aparece mintsculo y no hay posibi- lidad de distinguir sus detalles; y asi como, de lejos, las vo- ces resultan débiles e inarticuladas, asi, también, después de un gran lapso, nuestra imagen del pasado se debilita, y, por ejemplo, perdemos de las ciudades que hemos visto, el re- cuerdo de muchas calles; y de las acciones, muchas particu- lares circunstancias. LEVIATAN 17 . Esta sensacién decadente, si queremos expresar la misma cosa (me refiero a {a fantasfa) fa llamamos imagina- clon, como ya dije antes: pero cuando queremos expresar ese decaimiento y significar que la sensacién se atentia, en- vejece y pasa, la Namamos memoria. Asi memoria, ima sina. cion y memoria son una misma cosa que para diversas consi deraciones posee, también, nombres diversos, , Memoria sedeno Una memoria copiosa 0 la memoria de muchas cosas mina experiencia. La imaginacién se refiere solamente a aquellas cosas que antes han sido percibidas por los senti- dos, bien sea de una vez o per partes, en tiempos diversos; la primera (que consiste en la imaginacién del objeto entero ‘tal como fue presentado a los sentidos) es simple imaginacién; asi ocurre cuando alguien imagina un hombre o un caballo ue vio anteriormente. La otra es compuesta, como cuando de la vision de un hombre en cierta ocasi6n, y de un caballo en otra, componemos en nuestra mente [a imagen de un centauro Asi, también, cuando un hombre combina la imagen de su 10 ja persona con la imagen de las acciones de otro hombre. or ejemplo, cuando un hombre se imagina a s{ mismo ser un Her cules o un Alejandro (cosa qué ocurre con frecuencia a quie- nes leen novelas en abundancia), se trata de una ima; inacién compuesta, pero proptamente de una ficcién mental. * Existen también otras imagenes que se producen en los hombres (aunque en estado de vigilia) a causa de una gran impresién recibida por los sentidos. Por ejemplo, cuan- do se mira fijamente al sol, la impresion deja ante nuestros ojos, durante largo tiempo, una imagen de dicho astro: cuan- do se mira con fijeza y de un medo prolongado figuras geomé- tricas, el hombre en ta obscuridad (aunque esté despierto) tiene luego imAgenes de lineas y 4ngulos ante sus ojos: este género de fantasia no tiene nombre particular, por ser algo que comunmente no rae bajo el discurso humano. ° Ensuefio lo a imaginaciones de los que duermen constituyen que Namames ensuefios. También éstas, como todas las 18 THOMAS Hogses dems imaginaciones, han sido percibidas antes, totalmente wen partes, por los sentidos. Y como el cerebre y los ner- vios, necesarios a la sensacién, quedan tan aletargados en el sueiio que dificilmente se mueven por la accién de los obje- tos externos, durante el suefio no puede producirse otra ima- xinacién ni, en consecuencia, otro ensuefio sino e] que pro- cede de la agitacién de las partes internas de! cuerpo huma- no. Dada la conexién que tienen con el cerebro y otros érga- nos, cuando estos elementos internos se perturban, ponen a dichos érganos en movimiento: s6lo que hal!andose enton- ves algo aletargados los érganos de la sensacidn, y no exis- tiendo un nuevo objeto que pueda dominarla u obscurecerla con una impresién mds vigorosa, el ensuefio tiene que ser més claro en el silencio de las sensaciones que lo son nues- tros pensamientas en estado de vigilia. Y aun suele ocurrir que resulte dificil, y en ciertos casos imposible, distinguir exactamente entre sensacion y ensuefio. Por mi parte, cuando considero que en los suefios no pienso con frecuencia ni constantemente en las mismas personas, lugares, objetos y acciones que cuando estoy des- pierto; ni recuerdo durante largo rato una serie de pensarnien- tos coherentes con ios ensuefios de otros tiempos; y como, ademas, cuando estoy despierto observe frecuentemente lo absurdo de los suefios, pero nunca suefio con lo absurdo de mis pensamientos en estado de vigilia, me satisface advertir que estando despierto yo sé que no suefio: mientras que cuan- do duermo, me pienso estar despierto. Si advertimos que los ensuefios son causados por la destemplanza de algunas partes internas del cuerpo, tendre- mos que esas diversas destemplanzas causaran, necesariamente, ensuefios diferentes, Asi acontece que cuando se tiene frio es- tando echado se suefia con cosas de terror, y surge la idea e imagen de algin objeto temible (siendo reciproco cl movimiento dei cerebro a las partes internas, y de las partes internas al- cerebro); de] mismo modo que la céiera causa calor en algu- nas partes del cuerpo cuando estamos despiertos, asi, cuando dormimos, el exceso de calor de las mismas partes causa cdle- ra, y engendra en el cerebro la imagen de un enemigo. De la misma manera Ja pasion natural, cuando esta- LEVIATAN » mos despiertos, engendra deseo; yel deseo produce calor en otras Clertas partes de] cuerpo; asi tambien al exceso de ardor en estas partes, cuando estamos durmiendo, sucede en el cerebro la ima- gen de algdin anhelo antes sentido. En suma, nuestros ensuefios son el reverso de nuestras imAgenes en estado de vigilia. Sélo que cuando estamos despiertos el movimientose iniciaen un extten y cuando dormimos, en otro, me Apariciones y Vistones La mayor dificultad en discriminar tos ensuefios de un hombre ¥ Sus pensamientos en estado de vigilia {7] se advierte cuando por accidente dejamos de observar que es- tamos durmiendo, cosa que facilmente ocurre al hombre que esté Ileno de terribles pensamientos, y cuya concieneia se halla Perturbada, hasta el punto de que duerme alin en cir- cunstancias extrafias, por ejemplo al acostarse o al desnu- darse, lo mismo que otros dormitan en et sillén. En efecto: quten esta apenado y se afana, en vano, por dormir, si una fantasia extrafia o exorbitante se le aparece, facilment propenderé a pensar en un ensuefio. , ° ; Cuentan de Marco Bruto (un personaje a quien dio vida Julio César, y le hizo su favorito, no obstante lo cual fue asesinado por él) queen Philippi, la noche de la vispera de la batalla contra César Augusto, vio una aparicién espantable que los historiadores presentan, por lo comin, como una vi st6n; ahora bien, teniendo en cuenta lag citcunstancias, facile mente podemos inferir que no se trataba sino de un entsuetio fugaz. Hallandose sentado en su tienda, pensativo y contur- bado por el acto cometido, no fue dificil para él, aterido de frio como éstaba, sofiar acerca de lo que mas Je afligia: ese mismo femor le hizo despertar gradualmente, con jo cual I aparicion fue desvaneciéndose poco a poco. , ° ; Y como no tenia seguridad de estar durmiendo, no habia MOtiVo para pensar que todo ello fuera un ensuefio ni cosa distinta de una vision. Esta eventualidad no es muy rara, pues incluso los que estan perfectamente despiertos. cuando Henen miedo y son supersticiosos, y se hallan poseidos jor terribles ideas, al estar solos en la obscuridad se ven sujctos a tales fantasias, y creen ver espiritus y fantasmas de hom. 20 THOMAS Hepes bres muertos paseando por los cementerios. En todo ello no hay otra cosa que su fantasia, o bien el fraude de ciertas perso- nas que, abusando del temor ajeno, pasan disfrazadas, durante la noche, por lugares que desean frecuentar sin ser conocidas. De esta ignorancia pata distinguir los ensuefios, y otras fantasias, de la vision y de las sensaciones, surgieron en su mayor parte las creencias religiosas de los genttles, en los tiempos pasados, cuando se adoraba a sétiros, faunos, ninfas y otras ficciones por el estilo: tal es, también, ahora, el origen del concepto que la gente vulgar tiene de hadas, fan- tasmas y duendes, asi como del poder de fas brujas. En cuan- to a estas Ultimas no creo que su brujeria encierre ningin poder efectivo: pero justamente se las castiga por la falsa creencia que tienen de ser causa de maleficio, y, ademas, por su propésito de hacerlo si pudieran: sus actividades se hallan mds cerca de una nueva religién que de un arte o ciencia. En cuanto a las hadas y fantasmas deambulantes, el concepto que sobre ellos se tiene se inicié seguramente, o por lo me- nos no ha sido contradicho, para acreditar el uso de exorcismos, cruces, agua bendita y otras parecidas invencio- nes de personas supersticiosas. A pesar de ello no hay duda de que Dios puede hacer apariciones fuera de lo natural: pero que las haga tan fre- cuentemente que los hombres hayan de temer tales cosas mas que temen la continuidad o el cambio en el curso de ta Natu- raleza. (que también puede permanecer o cambiar), no es ar- ticulo de fe cristiana. Ahora bien, los hombres malvados, bajo el pretexto de que Dios puede hacerlo todo, son tan osados que dicen todo aquello que sirve a sus propdsitos, aunque se- pan que es falso. Es cosa inherente a la condicién de un hom- bre sabio no creer en ello sino cuando la buena razon haga dignas de crédito las cosas afinmadas. Si esta supersticiOn, este temor a los espiritus fuese eliminado, y con ello los prondsti- cos a base de ensuefios y otras cosas concomitantes —me- diante las cuales [8] algunas personas ambiciosas de poder abusan de las gentes sencillas—, los hombres estarian mds aptos que lo estan para la obediencia civica. Tal deberia ser la misi6n de las escuelas, pero mas bien tienden a alimentar semejantes doctrinas. Porque (no LEVIATAN 21 sabiendo lo que son la imaginacion y las sensaciones) ensefi: aquello que por tradicién conocen. Asi afirman algunos ue las Imaginaciones surgen en nosotros mismos ¥notienen caw sa. Otros aseguran que mas cominmente se producen por obra de la voluntad; que los Pensamientos buenos son inspirados en el hombre por Dios, y los pensamientos malvados por el de- monio: 0 que los pensamientos buenos resultan imbuido a (infusos) en el hombre por Dios, y los malignos por el de- monio. Algunos dicen que los sentidos reciben las especies de las Cosas y las entregan al sentido comin: que ej sentido co- man las transm ite a la fantasia, y ésta a la memoria, la me. moria al juicio; lo cual parece pura tradicién de cosas c 1 muchas palabras que no ayudana la comprensién. sen Entendimiento La imaginacién que se produce en e] cual quiera otra criatura dotada con la Facultad de Treg aoe por medio de palabras u otros signos voluntarios es lo we generalmente Hlamamos entendimiento, que es comin a los hombres y a los animales. Por el habito, un perro llegard entender fa Hamada o la reprimenda de su duefio, y lo inismo ocurrira con otras bestias. El entendimiento que es peculiar al hombre, no es solamente comprensién de su voluntad sino de Sus concepciones y pensamientos, por la sucesion ya ru- Pacién de los nombres de las cosas en afirmaciones ne Ey clones y otras formas de expresion. De este género de te . dimiento he de hablar mas adelante. me Capitulo HT De la Consecuencia o Serie de Imaginaciones Por consecuencia 0 serie de pensamientos compren- do la sucesion de un pensamiento a otro; es lo que, para dis- linguirlo de! discurso en palabras, denominamos discurso mental.Cuando un hombre piensa en una cosa cualquiera, su pensamiento inmediatamente posterior no es, en definitiva 22 THOMAS Hospes tun casual como pudiera parecer. Un pensamiento cualquiera nosucede a cualquier otro pensamiento de modo indiferente. [el mismo modo que no tenemos imagenes, a no ser que antes hayamos tenido sensaciones, en conjunto o en partes, a4/ tampoco tenemos transicién de una imagen a otra si antes to la hernos tenido en nuestras sensaciones. La razén de ello esta siguiente. Todas las fantasias son movimientos efectua- dos dentro de nosotros, retiquias de los que se han operado vn la sensacién. Estos movimientos que inmediatamente se suceden en las sensaciones, siguen hallandose, también, con- juntos después de ellas. Ast, al volver a ocupar el primer movimiento un lugar predominante, continda el segundo por coherencia con la materia movida, como el agua sobre una mesa puede ser empujada de una parte a otra y guiada por el dedo. Pero como en las sensaciones, tras una sola y misma cosa percibida, viene una vez una cosa y otras otra, asi ocu- tre también en el tiempo, que al imaginar una cosa [9] no podemos tener certidumbre de lo que habremos de imaginar a continuacién. Sélo una cosa es cierta: algo debe haber que sucedié antes, en un tiempo u otro. Serie de pensamientos desorientados. Esta serie de pensamientos o discurso mental es de dos clases. La primera carece de orientacion y designio, es inconstante; no hay en ella pensamiento apasionado que go- bierne y atraiga hacia si mismo a los que le siguen, constitu- yéndose en fin u objeto de algan deseo o de otra pasién. En tal caso se dice que los pensamientos fluctian y parecen in- coherentes uno respecte a otro, como en el suciio. Tales son, cominmente, los pensamientos de los seres humanos que no solo estan aislados, sino también sin preocupacién por cual- quiera otra cosa. incluso puede ocurrir que esos pensamien- tos sean tan activos como en otros tiempos, pero carezcan de armonfa, como el] sonido de un latd sin templar en manos de cualquier hombre; n templado, en manos de alguien que no supiera tocar. Aun en esta extrafia disposicién de la mente un hombre percibe muchas veces el hilo y la dependencia de un pensamiento con respecto a otro. Asf en un coloquio acerca de nuestra guerra civil presente gqué cosa seria mas desati- LeviaTan 8 nada, en apariencia, que Preguntar (como alguien fo hizo) cul era el valor de un dinero romano? A un asi, la coherencia, a juicio mio, era bastante evidente, porqué el pensamiento de la guerra traja consigo el dela entrega del rey asus enemigos; este pensa- miento sugeria el de la entrega de Cristo; ésta a su vez, el delos treinta dineros que fue el precio de aquelia traicion: ficilmente Se infiere de aqui aquella maliciosa cuestidn; y todo esto en un instante, porque el pensamiento es veloz. Los pensamientos regulados. El segundo es mas constante, puesto que esté regula- do por algin deseo y designio. La impresién hecha por las cosas que, deseamos o tememos es, en efecto, intensa y per- manente o (cuando cesa por algin tiempo) de rapido retorno: tan fuerte es, a veces, que impide y rompe nuestro suefio, Del deseo surge el pensamiento de algunos medios que he- mos visto producir efectos andélogos a aquellos que persegui- mos; del pensamiento de estos efectos brota Ia idea de los medios conducentes a ese fin, y asi sucesivamente hasta que legamos a algiin comienzo que estd dentro de nuestras posi- bilidades. Y como el! fin, por la grandeza de la impresion, viene con frecuencia a la mente, si nuestros pensamientos comienzan a disiparse, répidamente son conducidos otra vez al recto camino, Observado esto por uno de log siete sabios, ello le indujo a dar a tos hombres este consejo que ahora recordamos: Respice finem. Es decir, en todas vuestras ac- ciones, considerad frecuentemente aquelio que quereis po- Seer, porque es la cosa que dirigira todos vuestros pensa- mientos al camino para aleanzarlo. La serie de pensamientos regulados es de dos clases. Una cuando tratamos de inquirir las causas o medios que Producen un efecto imaginado: este género es comin a los hombres y a los animales, Otra cuando, imaginando una cosa cualquiera, tratamos de determinar los efectos posibles que se pueden producir con ella: es decir, imaginar lo que pode- mos hacer con una cosa cuando la tenemos. De esta especie de pensamientos en ningtin tiempo y fin percibimos muestra alguna sino sélo en el hombre; ésta es, en efecto, una particu- laridad que raramente ocurre en Ia naturaleza de cualquiera 24 THOMAS HuBBES olta criatura viva que no tenga mas pasiones que las rensoria les, tales como ei hampbre, la sed, el apetito sexual y lacd ere . En suma, el discurso mental, cuando esta goberna lo por designios, no es sino busqueda o facultad de invencién, lo que los jatinos Ilamaban sagacdtas y [10] solertra; una veri guacion de las causas de algiin efecto presente o . “ do, o de los efectos de alguna causa pasada Qo present le, A veces el hombre busca, lo que ha perdido; y desde im m - mento, lugar y tiempo en que advierte la falta, su mente te trocede de lugar en lugar y de tiempo en tiempo, para ha He donde y cuando la tenia; esto €s, para encomrst un tiempo y un lugar evidentes y unos limites dentro de los cuale i na metédica investigacidn. : ; oan ceo. desde all{, vuelven sus pensamientos hacia los mismos lugares y tiempos para hallar qué acelin ° an contingencia pueden haberle hecho perder la cosa. “ lo ee c denominamos remenbranza o invocacion ala mente: los lati nos fa Namaban remdnsscéntia, por considerarla como un reconocimiento de nuestras acciones anteriores. A veces el hombre conoce un lugar determinado dentro del Ambito en el cual ha de inquirir; entonces sus pensamjentos hurgan en ese sitio por todas sus partes, del mismo mor que registrariamos una habitacion para hallar una. joya; ‘ come ‘ perro de caza recorreria el campo hasta encontrar ¢| rastro; 0 como alguien consultaria el diccionario para hallar una rima, Prudencia be ocasiones un hombre desea saber ef curso de determinada accion; entonces piensa en alguna accion preté- rita semejante y ,en las consecuencias ulteriores de el n pre- sumiendo que a acontecimientos iguales han de suceder ace ciones iguales. Cuando uno quiere prever lo que ocurrira c mn un criminal recuerda io que ha visto ocurrir en crimenes s mejantes: el orden de sus pensamientos es éste: € cme los agentes judiciales, a prisidn, el juez y la horea. si oe - nero de pensamiento se llama, Prudencia 0 providene ai a veces sabiduria; aunque tales conjeturas, dada la di u de observar todas las circunstancias, resulten muy falaces. Mas es lo cierto que algunos hombres tienen una experiencia 5 LeviaTaN 2 tm . ™ uh mayor de las cosas pasadas que otros, y en la misma a an més prudentes; sus previsiones raramente fallan las co presente Sélo tiene una realidad en la Naturaleza; Ias sas pasadas tienen una realidad en la memoria sola- ha a Mes pero las ¢0SaS por venir no tienen realidad alguna. El face no es si00 una ficci6n de la mente, que aplica las con encias de las acciones pasada: i : cuenc $ a las acciones ; ec es pa presentes; auien tiene mayor experiencia hace esto con mayor certeza; con certeza suficiente. ¥ ai - Y aunque se llama prudenci cuando el acontecimi ramos, ne jento responde a le que T 0 €speramos, no “s Por naturaleza, sino presuncién. En efecto, la presuncién < : . . or las Cosas por venir, que es providencia, pertenece sdlo a i por cuya voluntad sobrevienen. De EL solamente y Pe “mo 7 Sobrenatural, procede la profecia. E] mejor profé ; ralmente, es el mas perspicaz; A rspi 5 a picaz; y el mds perspi ef mas versado e instrui i camina, por, ruido en las materias i i r que examina, por- que tiene mayor cantidad de signos que observar. P Los signos cons; Un signa es el acontecimiento antecedente de! Senne entes ¥, por el contrario, el consiguiente del antece , cuando antes han sido obse. i : 7 rvadas las mismas cor ] nise~ quencies. Cuanto mas frecuentemente han sido observadas Nos incierto es el signo y, po ien ti : mene ‘ ,, por tanto, quien tiene mas experiencia en cualquiera clase de negocios, dispone de mas signos para avizorar él tiempo futuro. Como consecuencia es on ag ae ‘ mucho mas prudente que quien es nuevo genero de negocios y no ti n n c ene, como compensa- on, cualquiera ventaja de talento natural y desusado. aun- que a veces, muchos jévenes piensan lo contrario. hombre Me nstante rf rhe prudencia lo que distingue al stia. ‘ay animales que teni fi ie 1 que teniendo un afio observan mas Y Persiguen lo que es bueno para ellos con yor prudencia que un nifio puede hacerlo a los diez. fa conjetura de tiempos pasados lac La prudencia s una presuncién del futuro basada en wa neriencia del pasado; pero existe también una presun- le cosas pasadas, deducida de otras cosas que no son 6 THOMAS Hospes luturas, sino pasadas también. Quien ha visto por qué proce- dimientos y grados un Estado floreciente cae primero en fa guerra civil y lwego en la ruina, a la vista de la ruina de cual- quier otro Estado inducird que las causas de ello fueron las mismas guerras y los mismos sucesos. Pero esta conjetura tiene el mismo grado de incertidumbre que la conjetura del futuro; ambas estén basadas solamente sobre la experiencia. Por lo que yo recuerdo no existe otro acto de la men- te hurnana, connatural a ella, y que no necesite otra cosa para su ejercido sino haber nacido hombre y hacer uso de los cin- co sentidos. Por el estudio y el trabajo se adquieren incrementan aquellas otras facultades de las que hablazé poco a poco, y que parecen exclusivas del hombre. Muchos hom- bres van adquiriéndolas mediante instruccién y disciplina, y todas derivan de la invencidn de las palabras, y de! lenguaje. Porque aparte de las sensaciones y de los pensamientos, y de la serie de pensamientos, la mente del hombre no conoce otro movimiento, si bien con ayuda del lenguaje y del méto- do, las mismas facultades pueden ser elevadas a tal altura que distingan al hombre de todas las demas criaturas vivas. Cualquiera cosa que imaginemos ¢s finita. Por consiguiente, no hay idea o concepcién de ninguna clase que podamos llamar infinita. Ningun hombre puede tener en su mente una imagen de cosas infinitas ni concebir la infinita sabiduria, ef tiempo infinito, fa fuerza infinita o el poder infi- nito. Cuando decimos de una cosa que es infinita, significa- mos solamente que no somos capaces de abarrar los térmi- nos y limites de la cosa mencionada, con lo que no tenemos concepcién de la cosa, sino de nuestra propia incapacidad. De aqui resulta que el nombre de Dios es usado no para que podamos concebirlo (puesto que es incomprensible, y su gran- deza y poder resultan imposibles de concebir) sino para que podamos honrarle. Asi (tal como dije antes), cualquiera cosa que concebimos ha sido anteriormente percibida por los sen- tidos, de una vez o por partes, y un hombre no puede tener idea que represente una cosa no sujeta a sensaci6n. En con- secuencia, nadie puede concebir una cosa sino que debe con- cebirla situada en algdn lugar, provista de una determinada magnitud y susceptible de dividirse en partes; no puede ser que LEVIATAN uv una cosa esté toda en este sitio y toda en otro lugar, al mismo tiem. ; ni ’ 2 , . fon ne dos © mas cosas estén, a la vez, en un mismoe idéntico ee in ont ninguna de estas Cosas €S 0 puede ser nunca inciden- acion; ello no son sino afirmaciones absurdas, propa- ladas —sin razdn al 5 iguna— por filésofos fracasados sti engaflados 0 engaflasos, 112} osoies 'Y por escolasticas Capitulo TV Acerca del Lengu aje El origen tiene eran immencion de la imprenta, aunque ingeniosa, no tie ancia si se la compara i ion idioma y de jas letras, Paraveon i tnvencién de Peroi +s . de las ee Fenoremes quién fue el primero en hallarel uso ae is as. icen los hombres que quien en primer térmi. 5 yO a Grecia fue Cadmo, hii 2 re Ja a j tdmo, hijo de Agenor, rey de i nicia. Fue, €sta, una invencién provechosa para perpetuar nn oe oon tempo pasado, y la conjuncién del género . erso en tantas y tan distinta i ) Ss regiones de la tie- i giones de la tie foe ke gran dificultad, como que procede de una cuida- so rele ween de es diversos movimientos de la lengua, , de los labios y de otros ér; : el ; anos de la palabra: afiddase, ademas, a ell i e istingion . lo 1a necesidad de e: istinci stablecer \- nes de racteres, para recordarlas, distincio fue la dae la mas noble y provechosa invencién de todas weds rbuale, que se basa en nombres 0 apelaciones, y exiones de ellos. Por medio d. F homes . €a10 de esos elementos los gistran sus pensamientos, | han passa n OS, los recuerdan cuando . ¥ los enuncian uno a otro ili han 0, y lose | otro para mutua utilidad poet Sin élno hubiera existido entre los hombres ti Bobk 10 a sociedad, ni contrato ni paz, ni mas que lo exis. ee centre leones, Osos y lobos. El primer autor def Ienguaje wee que quten instruyé a Addn cémo Tamar las cria tba presentando ante su vi i : ras q sta. La Escrit mas lejos en esta materi vinducir al ateria, Ello fue sufici i i hombres ones tciente para inducir al Ir nombres nuevos, a medid i he ‘ vos, edida que la experien- a y el uso de las criaturas iban dandole ocasién, ’ para 5 28 THOMAS Hoepes svercarse gradualmente a ellas de modo que pudiera hacerse tritender. Y asi, andando el tiempo, ha ido formandose e] lenguaje tal como lo usamos, aunque ho tan copioso como un orador 0 filésofo lo necesita. En efecto, no encuentro cosa alguna en la Escritura de la cual directamente o por consecuencia pueda inferirse que se ensefid a Addn los nombres de todas las figuras, co- aus, medidas, colores, sonidos, fantasias y relaciones. Mu- cho menos los nombres de las palabras y del lenguaje, como general, especial, afirmativo, negativa, indiferente, aptati- vo, infinitive, que tan utiles son; y menos atin las de entidad, intencionalidad, quididad, y otras, insignificantes, de los Escolasticos. Todo este lenguaje ha ido produciéndose y fue incrementado por Addn y su posteridad, y quedé de nuevo perdido en la torre de Babel! cuando, por la mano de Dios, todos los hombres fueron castigados, por su rebelién, con el olvido de su primitivo lenguaje. Y viéndose asi forzados a dis- persarse en distintas partes del mundo, necesariamente hubo de sobrevenir la diversidad de lenguas que ahora existe, deri- vandose por grados de aquélla, tal como Lo exigia la necesidad (madre de todas las invenciones); y con el transcurso del tiem- po fue creciendo de modo cada vez mas copioso. La utilizacién del lenguaje E! uso general de! lenguaje consiste en trasponer nues- tros discursos mentales en verbales: o !a serie de nuestros pensamientos en una serie de palabras, y esto con dos finali- dades: una de ellas es el [13] registro de las consecuencias de nuestros pensamientos, que siendo aptos para sustraerse de nuestra memoria cuando emprendemos una nueva labor, pueden ser recordados de nuevo por las palabras con que se distinguen. Asi, el primer uso de los nombres es servir como marcas 0 notas del recuerdo. Otro uso se advierte cuando varias personas utilizan las mismas palabras para significar (por su conexién y orden), una a otra, lo que conciben o pien- san de cada materia; y también lo que desean, temen 0 pro- mueve en ellos otra pasion. Y para este uso se denominan signos. Usos especiales del lenguaje son los siguientes: pti- LEvVIATAN 29 mero, regi: itaci mero eter lo que por meditacién hallamos ser la causa de cen cosas. Presents © pasadas, y lo que a juicio nuestro las pasadas puedan producir, : , 0 efecto: fo cual sum ' st oeme. 8 el origen de jas artes. En segundo término, mostrara 10s €! Conocimiento que hemos adquirido, lo cual si gnifica acon- En cuarto lugar, complacernos y deleitarnos noso- tros y los demas, j . Jugando con nuestras pa i mente, para deleite nuestro, Palabras inocente- Abuso del lenguaje A . mero cues ied Se oponen cuatro vicios correlativos: Pri- equivoced jlo los hombres Tegistran sus pensamientos amente, por la inconstancia de significacion de sus usan | Ori dite ee metaforicamente, es decir, en otro sentido ongaton le aquel para el que fueron establecidas, con lo cual ne ma otros. En tercer lugar, cuando por medio de pala- wee aran cual es su voluntad, Y 00 és cierto. En cuarto porque faantie usan n lenguaje para agraviarse unos a otros: como la Naturaleza ha ‘ ) armado a las eri pe cria vias, algunas con dientes, otras con cuernos, y algunas con nos i i ' ‘ jeans ara econ ial enemi 0, Constituye un abuso del lengua: Con Ja lengua, a menos qu i r ‘ € nuestro inter! sea UNO a quien nosotr i ren tal ‘Os estamos obligados a dirigi caso t f £ a dirigir: en cle no implica agravio, sino correctivo y enmienda ‘a a j i , ie common mmaners como el lenguaje se utiliza para recordar a le causas y efectos, consi i : 5 iste en Ja - cion de nombres y en la conexion de ellos. *olica pombres Propios y comunes. una sole tes rornbres, leunes Son propios y peculiares de » Como Pedro, Juan, este homb i algunos, comunes a di ' S hombre. estate g iversas cosas, como hombh: animal. Aun cuando i rome ee . cada uno de éstos ; ohne ; sea un nombre, es, no le, nombre de diversas cosas particulares; consideradas 30 THOMAS Hoopes todas en conjunto constituyen lo que se Hamma un universal. Nada hay universal en el mundo més que tos nombres, porque tnda una de las cosas denominadas es individual y singular. El nombre universal se aplica a varias cosas que se tscmejan en ciertas cualidades u otros accidentes, Y mien- Wis que un nombre propio recuerda solamente una cosa, los universales recuerdan cada una de esas cosas diversas. De los nombres universales algunos son de mayor extensién, otras de extensién més pequefia; los de comprensi6n mayor son lus menos amplios: y algunos, a su vez, que son de igual extension, se comprenden uno a otro, reciprocamente. Por ejemplo, el nombre cuerpo es de significacién mas amplia que la palabra hombre, y la comprende; los nombres hombre y racional son de igual extensién, y mutuamente se com- prenden uno a otro. Pero ahora [14] conviene advertir que mediante un nombre no siempre se comprende, como en ta gramética, una sola palabra, sino, a veces, por circunlocu- cién, varias palabras juntas. Todas estas palabras: e/ que en aus acciones observa las leyes de su pais, hacen un solo hombre, equivalente a esta palabra singular: justo. Mediante esta aplicacién de nombres, unos de signifi- cacién mas amplia, otros de significacién mas estricta, con- vertimos la agrupacién de consecuencias de las cosas imagi- nadas en la mente, en agrupacién de las consecuencias de sus apelaciones. Asi, cuando un hombre que carece en abso- luto del uso de la palabra (por ejemplo, el que nace y sigue siendo sordo y mudo) ve ante sus ojos un triangulo y, juntoa él, dos 4ngulos rectos (tales como son los angulos de una figura cuadrada) puede, por meditacién, comparar y advertir que los tres angulos de ese triéngulo son iguales a los dos fngulos rectos que estaban junto a él. Pero si se le muestra otro tridngulo, diferente, en su traza, del primero, no se dara cuenta, sin un nuevo esfuerzo, de si los tres Angulos de éste son, también, iguales a los de aquél. Ahora bien, quien tiene el uso de la palabra, cuando observa que semejante igualdad es una consecuencia no ya de la longitud de los lados ni de otra peculiaridad de ese tridngulo, sino, solamente, del he- cho de que jos lados son lineas rectas, y los angulos tres, y de que ésta es toda fa razon de por qué llama a esto un tridngulo, LEVIATAN 3 8 Hegaré a a conclusién universal de que semejante igualdad d¢ dngulo. tien CON respecto Tangulo cu, ulera. guios e lugar co ‘SPecto a un tr: gi Cualg x espués di uelve a comenzar de nuevo Quien d le fo cual se vi en ls i puede contar hasta diez, si rec ta los mimeros sin orden; se 5 caicular ndi ; fuersa'y tras cameo menos magnitudes, velocidades e $ cuyo cdlculo es esari : ‘ ( lan nei Sxistencla 0 el bienestar del género humana mesano Para Ta ‘uand. i " oafirmane, cates hombres se retinen en una consecuencia | ; por ejemplo, un hombre es ung criatura Ultima d inacié ii ah el peaatnaeién, Criatura viva, significa todo Jo que si consecnsrnt a yore hombre, entonces la afirmacién €s cierta; en otre Paani ; ie ‘0 Caso, es faisa, En efec- coset iC, fplsedad son atributos de] lenguaje rods € no hay lenguaje no existe mt verdad ni false. 32 THOMAS Horpes fact, Puede haber error, como cuando esperamos algo que no jwiede ser, 0 cuando sospechames algo que no ha sido: pero vu ninguno de los dos casos puede ser imputada a un hombre lalta de verdad, Necesidad de la definicién. Si advertimos, pues, que la verdad consiste en la co- recta ordenacién de los nombres en nuestras afirmaciones, un lumbre que busca la verdad precisa tiene necesidad de recor- ilar lo que significa cada uno de los nombres usados por él, y colocarlos adecuadamente. De lo contrario se encontrara él Inismo envuelto en palabras, como un pajaro enel lazo; y cuanto mas se debata tanto mds apurado se vera. Por esto en la Geo- metria (nica ciencia que Dios se complacié en comunicar al yénero humano) comienzan los hombres por establecer el significado de sus palabras; esta fijacién de significados se denomina definicién, y se coloca en el comienzo de todas sus investigaciones. Esto pone de relieve cudn necesario es para todos los hombres que aspiran al verdadero conocimiento examinar las definiciones de autores precedentes, bien para corregirlas cuando se han establecido de modo negligente, o bien para hacerlas por su cuenta. Porque los errores de las definiciones se multiplican por si mismos a medida que la investigacién avanza, y conducen a los hombres a absurdos que en defini- tiva se advierten sin poder evitarlos, so pena de iniciar de nuevo la investigacién desde el principio; en ello consiste el fundamento de sus errores. De aqui resulta que quienes se fian de los libros hacen como aquellos que retnen diversas sumas pequefias en una suma mayor sin considerar si las pri- meras sumas eran a no correctas; y dandose al final cuenta del error y no desconfiando de sus primeros fundamentos, no saben qué procedimiente han de seguir para aclararse a si mismos los hechos. Se limitan a perder el tiempo mariposeando en sus libros, como los pajaros que habiendo entrado por la chime- nea y hallandose encerrados en una habjtacién, se lanzan ale- teando sobre la. falsa luz de una ventana de cristal, porque carecen de iniciativa para considerar qué camino deben seguir. Asi LEVIATAN 3 en la correcta definicién de los nombres radica el primer uso del tenguaje, que es la adquisicién de la ciencia. En las definiciones falsas, es decir, en la falta de definiciones, finca el primer abuso del cual proceden todas las hipdtesis falsas ¢ insensatas; en ese abuso incurren los hombres que adquieren sus conocimientos en la autoridad de los libros y no en sus meditaciones propias; quedan asi tan rebajados a la condicién del hombre ignorante, corno los hombres dotados con la verdadera ciencia se hallan porencima de esa condicién, Porque entre la ciencia verdadera y las doctrinas erré- neas la ignorancta ocupa ei término medio. El sentido natural y la. imaginacién no estan sujetos a absurdo, La Naturaleza mis- ma no puede equivocarse: pero como las hombres abundan en copiosas palabras, pueden hacerse més sabios o més malvados que de ordinario. Tampoco es posible sin letras, para ningdin hombre, Hegar a ser extraordinariamente sabio o extraordina- tiamente loco (a menos que su memoria esté atacada por la en- fermedad, o por defectos de constitucién de: los érganos. Usan ios hombres sabios las palabras para sus propios calculos, y razonan con ellas: pero hay multitud de locos que Jas avalgan por la autoridad de un Arist6teles, de un Ciceréno deun Tomas, 9 de otro doctor cualquiera, hombre en definitiva, Sujeta a Nombres Sujeta a nombres es cualquiera cosa que pueda en- trar en cuenta o ser considerada en ella, ser sumada a otra para componer una suma, o sustraida de otra para dejar una diferencia. Los latinos daban [16] a jas cuentas ef nombre de vationes, y al contar ratiocinato: y lo que en las facturas 0 libros Ilamamos partidas, ellos lo Wamaban nhomina, es decir nombres: y de aqui parece derivarse que extendieron Ja paia- bra ratio a la facultad de computar en todas las demas cosas. Los griegos tienen una sola palabra, KOYC para las dos co- sas: lenguaje y razon. No quiere esto decir que pengaran que no existe lenguaje sin razén; sino que no hay raciocinio sin Jenguaje. Y al acto de razonar lo Ilamaban silogismo, que significa resumir la consecuencia de una cosa enunciada, res- pecto a otra. Y como las mismas cosas pueden considerarse respecto a diversos accidentes, sus nombres se establecen y “ THOMAS — Hc3ses i es - a \iversifican reflejando esta diversidad. Esta diversidad ds nombres puede ser reducida a cuatro grupos genera “amo £n primer término, una cosa puede consi erase ‘tia materia o cuerpo; coma viva, sencilla, racional, catien of a movida, quieto, bajo todos estos nombres se comprende i: ; todos ellos son nombres a. pilsbra materia 0 Guerpo; t - En segundo lugar puede entrar en cuenta o ser cons i esl i i cualidad que concebimos derado algin accidente o 1 tos estar 60 i lo, ser movido, ser tan largo, es lus cosas como, por ejemplo, Lor i 5 J nombre de la cosa misma, p tuliente, etc.; entonces, de on i pequefio cambio de significacién, hacemos un nombre Para . i ivic AMOS ©] - i 10s; y para viviente tomamos accidente que consideramo avivient on sideraciOn vida; para movido, movimiento; para eae Ca ler; para largo, longitud; y asi sucesivamente. oO as esas denominaciones son Jos nombres de accidentes y propis ane i i le . mediante los cuales una materia y cuerpo se distingue eon ‘Fodos estos son llamados nombres absiractas, porque se sep: ia si ria. tan (no de la materia sino) del cémputo de la mates 2. emues: En tercer lugar consideramos las propiedades de ues (ro propio cuerpo mediante las cuales hacemos distineion © i ¢ nosotros consideramos ni cuando una cosa es vista po ‘ 2 cosa misma, sino la vista, e/ color, la idea de ele en B ima i aptamos inacién: ndo una cosa es eida no ¢ i ema, sino la 4 fe i te, que es fantasia i i icté ‘onido solamente, q misma, sino la audicién 9 so rent antasia o concepeién de ella, adquirida por el vido: y estos sor bres de imagenes. Use de nombres positives . En cuarto lugar tormamos en cuenta, consideramos y¥ i jones: damos nombres a los nombres mismos y a las exprestones en efecto, general, universal, especial, equivoco, so' es de nombres. . oo, tr Y¥ afirmacién, interrogacidn, narracion, silogismo, i sta oracién y otros andlogos son nombres de expresiones. Ea es toda la variedad de los nombres Fe eee oath si lecen para sefialar algo vos, los cuales se estab n a enla Naturaleza o que puede ser imaginado por la rein puede ie existen o cuya existe bre, como los cuerpos qui t : eae concebirse; o los cuerpos que tienen propiedades o puc LEVIATAN 35 imaginatse provistos de elas; o las palabras y expresiones, Nombres negatives y sus usos vy son note ‘amb otros nombres Hamados negatives, S para significar que una palab : Jenene? gr Palabra, no es el nombre cuestion; tal ocurre con |: de, infinite ast 5 las palabras nada, na- , . Indecible, tres no son cus d atro, ete., y ot Jantes. No obstante, tales ‘uales.en el célgulo 2 palabras son usuales | 0 en la correccién del cd nombre de calculo, y aunque n ; 0 son nombres d nmin, ' inguna Cosa, nos recuerdan nuestras pasadas cogitaciones, Porque nos hacen rehusar la admisién de nombres que : usan correctamente. sense palabras sin significacion, sentide yee deat No son sino sonidos sin . le dos clases. Una cuand. tido as f . lo son nuevos sus is sus vgniticado no esti atin explicado por definicion; grant abun, OS ha stdo puesta en circulacié d ns 16n por i As- ticos y los fildsofos enrevesados, Poros eseolés cuvossi Otra, cuando se hace un nombre de dos nombres or °s si gaificados son contradictorios e inconsistentes, como, yemplo, ocurre con la denominacié : . > inacion de cuerpo ij poral o (lo que equivale a fe Jay otros ello) sustancia in 5 muchos. En efecto, en i una aftracioe + ¢n cualquier caso en que id ¢s falsa, si los dos no: smpuesta sean : mbres de que esté cor a om! mpuesta se ri ‘ormando uno, no significan nada en absolve. sumer circu ‘or ejemplo, si es una afirmacién falsa la de decir que un “ rou loesun cuadrado, la ftase circulo cuadrado no significa: 4, Sino un mero sonido. Del mis : : 7 mo modo es falso deci; la virtud puede seri i idinsufonte, insuflada o infusa: lag irtud i 1 d ‘las palabras virtud insuflada, virtue Me , Com infsa coda absurdas y desprovistas de significacién 0 cuadrado. Dificilmente os- ¢ i " 1 ; - encontraréis con palabra sin sentido y significacié nos clon que no esté hecha con algun Pa ; 3 u n algunos ° mbes ‘atinos 2 eriegos . a Faneés Taramente oid Hamar asu more de Palabra, sino conel d i 1, le Ferbo; s ¢ n , Sin mbargo, palabray verbo no difieren sino en que la una esl til y la otra francés, “ 36 THOMAS Hoppes Comprensién Cuando un hombre, despues de oir una frase, tiene los pensamientos que las palabras de dicha frase y su conexiGn pretenden significar, entonces se dice que la entiende: com- prension no es otra cosa sino concepcién derivada del discur- yo. En consecuencia, sila. palabra es peculiar al hombre (como lo es, a juicio nuestro), entonces la comprensién es también peculiar a él. Y por tanto, de absurdas y falsas afirmaciones, en el caso de que sean universales, no puede derivarse com- prensién; aunque algunos piensan que las entienden, no hacen sino repetir las palabras y fijarlas en su mente. De las distintas expresiones que significan apetitos, aversiones y pasiones de la mente humana, y de su uso y abuso hablaré cuando haya hablado de las pasiones. Nombres inconstantes Los nombres de las cosas que nos afectan, es decir fo que nos agrada y nos desagrada (porque la misma cosa no afecta a todos los hombres de! mismo nodo, ni a los mismos hombres en todo momento) son de significacién inconstante en fos discursos comunes de dos hombres. Adviértase que los nombres se establecen para dar significado a nuestras concepciones, y que todos nuestras afectos no son sino ¢on- cepciones; asi, cuando nosotros concebimos de modo dife- rente las distintas cosas, dificilmente podemos evitar Ilamar- las de modo distinto. Aunque la naturaleza de 1o que conce- bimos sea la misma, la diversidad de nuestra recepcién de ella, motivada por las diferentes constituciones del cuerpo, y los prejuicios de opinion prestan a cada cosa e/ matiz de nues- tras diferentes pasiones. Por consiguiente, al razonar un hom- bre debe ponderar las palabras; las cuales, al lado de la signi- ficacién que imaginamos por su naturaleza, tienen también un significado propio de la naturaleza, disposicién interés del que habla; tal ocurre con los nombres de las virtudes y de los vicios; porque un hombre llama sabiduria a lo que otro flama temor; y uno crueldad a to que otro justicia; uno pro- digalidad a lo que otro magnanamidad, y uno gravedad a lo que otro estupidez, etc. Por consiguiente, tales nombres nunca pueden ser LEVIATAN 37 {irdamento verdadero de cualquier raciocinio. Tampoco pue Tlo las metdforas y tropos del | je, si bi : E enguaje, si bien ést dens F [ s los son Os peligrosos porque su inconsistencia es manifiesta, cos que no ocurre en los demas. [18] meee Capitule V De la Razén y de la Ciencia Qué es la razén? Cc concebin wando an hombre razona, no hace otra cosa sino n a total, por adicién de partes: i residuo, por susfraccié aes oa ae cion de una suma respect : (cuando se hace por medi nsste en conch edio de palabras) consi i a base de la conjuncid: todas las couse n de los nombres di le todas las c 1 hombre del conjunto: “de un : 0 de los nombres d j le conjunto, de parte, el nombre de ia otrs $s casos ‘a parte. Y aunque en al ‘ t igunos casos « vo prea mimeros), ademas de stamar y restar, los hom ican las operaciones de iplie j 5 F multiplicar y dividn son sino las mismas. ipli no es sino Ie porque la multiplicacion i s no €s sino | suma ivisid a de cosas iguales, y la divisién la sustraccién de una cosa tantas veces como sea posible metos Estas Speraciones no ocurren solamente con los nu 5 Sino con todas las cosas qu ; © pueden sumar: otras O sustraerse un: | > gue los t as de otras. Del mism: cd aritméticos ensefian a / n mimete ine t sumar y a restar en nu geometras ensefian lo mi incest smo con respecto a /as Ji Beomets n d ineas, figu- es (slides y superficiales), dnguios, proporciones, rh 5, gradas de celeridad, fis ‘ r 5 f , fuerza, poder, y otros térmi semejantes: por su parte. lo: i ‘ ismo en , los légicos ensefian lo mi ° Oo mismo en puanto a las consecuencias de las palabras: suman dos nom- res, uno om ore para componer una afirmacién; dos afir- , para hacer un silogismo, ios silogisr anes. pe w , p varios silogismos, para emostracion; y de la sum iéin ¢ acer ; ao conclusion di ‘silovis Lf Wo de un gis, Sustraen una proposicién para encontrar la otra. para este os series de politica suman pactos, uno con otro. lecer deberes humanos; y los juri Os juristas fe para 1 Ss; ¥ los j eyes y he- eros, para determinar lo que es justo e injusto en las accio- los individuos. En cualquiera materia en que exista 38 THOMAS Hoppes lugar para la adicidn y la sustraccion existe también lugar para la razdn: y dondequiera que aquélla no tenga Jugar, la razén no tiene nada qué hacer. La rat6n definida Abase de todo ello podemos definir (es decir, deter- minar) fo que es y lo que significa la palabra razon, cuando fa incluimos entre las facultades mentales. Porque RAZON, eneste sentido, no es sino cémputo (es decir, suma y sustrac- cién) de las consecuencias de los nombres generales conve- nidos para la caracterizacin y significacion de nuestros pen- samientos; empleo ef término caracterizacién cuando el cém- e refiere a nosotros mismos, y significacién cuando puto si especto demostramos © aprobamos nuestros computes con 1 a otros hombres. qDonde esta la verdadera razon? Del mismo modo que en Aritmética los hombres que no son prdcticos yerran forzosamente, y los profesores mis- mos, pueden errar con frecuencia, y hacer cémputos falsos, asi en otras sectores del razonamiento, los hombres mas capa- ces, mas atentos y mds practicos pueden engaflarse a si mis- mos e inferir falsas conclusiones. Porque la razon es, por si misma, siempre, una razén exacta, como la Aritmética es un arte cierto ¢ infalible. Sin embargo, ni la razon de un hombre ni la razon de un ndmero cualquiera de hombres constituye la certeza; ni un cémputo puede decirse que es correcto porque gran nGmero de hombres lo haya aprobado unanimemente. Por tanto, asi como desde el momento que hay una controversia respecto [19] a un compute, las partes, por co- min acuerdo, y pata establecer la verdadera razén, deben fijar como médulo la raz6n de un 4rbitro o juez, en cuya sentencia puedan ambas apoyarse (a falta de lo cual su con- troversia o bien degeneraria en disputa 0 permaneceria inde- cisa por falta de una razon innata), asi ocurre también en todos los debates, de cualquier género que sean. Cuando los hombres que se juzgan a si mismos mas sabios que todos los demas, reclaman e invocan a la verdadera razon como juéz, pretenden que se determinen las cosas, no por !a razén de LEVIATAN 39 otros hombres, sino por Ja suya propia; pero ello es tan intolera- ble enla sociedad de los hombres, como !o es en e] juego un vez sefialado el triunfo, usar como tal, en cualquiera beast 5 la serie de la cual se tienen més cartas en la mano. No hace . entonces, otra cosa tales hombres sino tomar como razén ver. dadera en sus propias controversias las pasiones que les domi. nan, revelando su carencia de verdadera raz6n lad a que hacen de ella. Con tademanca Use de la Razén verdad é uso y in de la razén no es el hallazgo de la suma y nz pocas consecuencias, remotas de las pri- meras defin iciones y significaciones establecidas para los nom. bres, sino en comenzar en éstas y en avanzar de una consecu ciaa otra. No puede existir certidummbre respecto a la iltima conclusién sin una certidumbre acerca de todas aqueilas afi . maciones y negaciones sobre las cuales se fundé e infirié ta home. Si un ivfe “ familia, al establecer una cuenta asentara tales de las facturas pagadas, en una si int cons iderac ion como cada ina esté surmada por Guienes lance. mds qa i fo ave pags Por ellas, no adelantaria 1 mismo rns ue st ptara la cuenta globalmente, contiando en la za y honradez de ios acreedores: asi, también, al inferir de todas las demas cosas establecidas, conclusiones por lacon fianza que le merecen Jos autores, si no las comprueba desd : los primeros elementos de cada cémputo (es decir, respect a los significados de los nombres, establecidos por las definicio. nes) pierde su tiempo: : ¥ no sabe nada de las cosas, sino si plemente cree en ellas. vemos Del error y de fo absurdo. eas. | Cuando un hombre calcula sin hacer uso de las pala- , lo cual puede hacerse en determinados casos (por ejem: plo, cuando a la vista de una cosa conjeturamos lo que debe prece lerla o lo que ha de seguirla), si lo que pensamos que a suceder no sucede, o lo que imaginamos que precederia no ha precedido, Ilamamos a esto ERROR; a él estan sujet incluso la mayorfa de los hombres prudentes, Pero cuand 5 razonamos con palabras de significacién general, y ile; amos auna decepcién al presumir que algo ha pasado 3 va scurtit 4 o THOMAS Hoppes vominmente, se le denomina error, es, en realidad, un AB- SURDO o expresién sin sentido. En efecto, ec] error no es sino una decepcién al presumir que algo ha pasado o va a ocurrir; algo que aunque no hubiera pasado o no sobrevinie- ra no entrafia una imposibilidad efectiva. Pero cuando hace- mos una afirmacién general, a menos que sea una afirmacién yerdadera, la posibilidad de ella es inconcebible. Las pala- bras de Jas cuales no percibimos mas que el sonido son las que Hamamos absurdas, insignificantes e insensatas. Por lunto, si un hombre me habla de un recidngulo redondo; o de accidentes del pan en el queso; 0 de substancias inmateriales, o de un sujeto libre, de ura yoluntad libre o de cualquiera cosa libre, pero libre de ser obstaculizada por algo opuesto, yo no diré que estd en un error, sino que sus palabras carecen de significacion; esto es, qué son absurdas. [20] He dicho antes (en el capitulo Ti) que el hombre supera utodos los demas animales en la facuttad de que, cuando conci- be una cosa cualquiera, es apto para inquirir las consecuencias de ella y los efectos que pueda producir. Afiado ahora otro gra- do de la misma excelencia, el de que, mediante in palabras, pue- de reducir las consecuencias advertidas a reglas generales, Ila- madas teoremas 0 aforismos; os decir, que é] puede razonar 0 calcular no solamente en nimeros, sino en todas las demas ¢o- sas que pueden ser sumadas 0 restadas de otras. Pero este privilegio va asociado a otro, nos referi- mos al privilegio del absurd al cual ninguna criatura viva esta sujeta, salvo ¢l hombre. ¥ entre los hombres, mas suje- tos estan a ella los que profesan la filosofia. Porque es una gran verdad fo que Cicerén decia de alguien: que no puede haber nada tan absurdo que sea imposible encontrarlo en los libros de los filésofos. Y la razén es manifiesta: ninguno de nio por las definiciones 0 explica- todo solamente lusiones de ellos comienza su raciocii ciones de los nombres que van a usarse, mé usado en Geometria, razon por la cual las conc! esta ciencia se han hecho indiscutibles. Causas del absurdo. 1, La primera causa de las conclusiones absurdas 1a Y adscribo a la falta de metodo, desde ¢l momento en que no se LEVIATAN 4 connenza el raciocinic con las definiciones, es decir estable- ciendo el s ignificado de fas palabras: eg como si se quisiera contar sin conocer el valer de los térmir os numéricos: 1,2, 3 shy capitulo), si i capt 10): siendo estas Consideraciones denominadas de di verso con niBinanse distintas posibilidades, de ab ui i porta uston y conexién inadecuada de 5 $ cs en trmaciones. Como consecuencia ns nombres en 2. Lase; ; . ganda causa de | i ctibo a wt Seee" as aserciones abs eck as ignacion de nombra de cuerpo a acciden nae we imple cuerpos. En ellas incurren quienes dicen que We . n nog “a 0 infusa, cuando nada puede ser insuflade t we ce aueido non Cosa sino un cuerpo; o bien que la ° 9 in ‘ p * gue los fantusmas son espiritus, ete ovension - La te i ; de aceiana oreera la adscribo a fa asignacién de nomb; vow coeaets de Ios cuerpos situados fuera de no sotro. a los que estos propios cuerpos; en ella i ren ; que ef calor estd en ef : ido en el olden cuerpo, el sonido en ef 4. La cuart i : ‘a. 4 la asignacién d aexpecgit ton de nombres t veruales nes; COMO cuando se afirma que exisie, de cuerpos > Ge una criatura viva eg un gé; Owen ne general, ae S§enero, o una Cosa 5. La quint: i 5 a, a la asignacié tes a nouk Vasignacion de nombres Z naturclen "e ¥ expresiones; como cuando se Sean cien ie una cosa es su definicié nde de Pati lefinicion; omire es su voluntad, y asi sucesivaronn, mondato de - La sexta al uso de A ‘ . metafo retérions en Tas, frapos otr unau Ss vestett de las palabras correctas, Por cic plo, cams sea 8 mmo decir, en Ia conversacién comin, ques a ce a tal o cual ; i te cual parte, o que el fe wife. aquello (cuando ni los caminos pucdenconte dels proverbios), en la determinacién e investig clon med no pueden admitirse tales expresiones scien - La séptima ignifi auese tna By a hombres que no significan nada, sino come aan aprenden rutinariamente en las Eseu I pon * he tran substanciactén, consubstentucisn eer. 8 Cantinelas semejantes de fog escolisticos, 2 THOMAS Hosags Quien puede evitar estas cosas no es facil que caiga ¢h el absurdo, como no sea por la longitud de su tacioginio, tso enel cual puede olvidar lo que antes ocurrié. En efecto: todos los hombres, por naturaleza, razonan de] mismo modo, y lo hacen bien, cuando tienen buenos principios. Porque cquién seria tan estipido para equivocarse en Geometria, y persistir en ello, si otros le sefialan su error? Ciencias De este modo se revela que la raz6n no es, como el sentido y la memoria, innata en nosotros, ni adquirida por la experiencia solamente, como Ia prudencia, sino alcanzada por ¢l esfuerzo: en primer término, por la adecuada imposicién de nombres, y, en segundo lugar, aplicande un método cerrecto y razonable, al progresar desde los elementos, que son los nom- bres, a las aserciones hechas mediante la conexién de uno de ellos con otro; y fuego hasta los silogismos, que son las co- nexiones de una aserciéna otra, hasta que llegamos a un cono- cimiente de todas las consecuencias de los nombres relativos al tema considerado; es esto lo que los hombres denominan CIENCIA. Y mientras que fa sensacién y la memoria no son sino conocimiento de hecha, que es una cosa pasada € irrevo- cable, la Ciencia es el conocimiente de las consecuencias ¥ dependencias de un hecho respecto a otro: a base de esto, par- tiendo de lo que en la actualidad podemos hacer, sabemes como realizar alguna otra cosa si queremos hacerla ahora, u otra se- mejante en otro tiempo. Porque cuando vemos cémo una cosa adviene, por qué causas y de qué manera, cuando las mismas causas caen bajo nuestro dominio, procuramos que produzcan los mismos efectos. Esta es la causa de quo los nifios no estén dotados de razon, en absoluto, hasta que han alcanzado el uso de la pa- labra; pero son Ilamadas criaturas razonables por la aparente posibilidad de tener uso de razén en tiempo venidero. La mayor parte de los hombres, aunque tienen el uso de razon en ciertos casos como, por ejemplo, para la numeracidn has- ta cierto grado, les sirve de muy poco en la vida comun, gobiémanse ellos mismos, unos mejor, otros peor, de acuer- do con, su grado diverso de experiencia, destreza de memo- LEVIATAN 43 ria e inelinaciones, hacia fines distintos; pero especialmente de acuerdo con su buena o mala fortuna y con los errores de uno respecto a otro. Por Jo que a la Ciencia se refiere, 0 2 laexisten- cia de ciertas reglas en sus acciones, estan tan lejos de ella que no saben lo que es, De la Geometria piensan quees un magico conjuro. Pero de las demds ciencias, quienes no han sido instrui- dos en sus principios o han hecho algunos progresos en ellas, en forma tal que pueden ver cémo se adquieren y engendran, son, €n este aspecto, como los nifies, que no tiencn idea de la ge- neraci6n, y les hacen creer las mujeres que sus hermanos y hermanas no han nacido, sino que han sido hallados en un jardin. Eso si: quienes carecen de ciencia se encuentran, con su prudencia natural, en mejor y mas noble condicién que los hombres que, par falsos razonamientos o por confiar en quie- nes razonan equivocadamente, formulan reglas generales que son falsas y absurdas, Por ignorancia de las causas y de las normas los hombres no se alejan tanto de su camino como por observar normas {alsas 0 por tomar como causas de aque- lo a que aspiran cosas que no Io son, sino que, mas bien, son causas de lo contrario. En conclusi6n: la luz de Ja mente humana fa constitu- yen las palabras claras o perspicuas, [22] pero libres y depura- das de la ambigiiedad mediante definiciones exactas; la razén es el paso, el incremento de ciencia y camino; y el beneficio del género humano, el fin. Por el contrario las metdforas y palabras sin sentido, o ambiguas, son como los ignes Jatui; razonar a base de ellas equivale a deambular entre absurdos innumerables; y su fin es el litigio y la sedicién, o el desdén. Prudencia, sapiencia y sus dificultades Del mismo modo que mucha experiencia es pruden- cia, asi mucha ciencia es sapiencia, Porque aunque usual- mente tenemos el nombre de sabiduria para las dos cosas, los latinos distinguian siempre entre prudencia y Sapiencia, adscribiendo el primer término a la experiencia, el segandoa la ciencia. Para que su diferencia nos aparezca mas clara- mente, supongamos un hombre dotado con una excelente habilidad natural y destreza ene] manejo de La armas, y otro que a esta destreza ha afiadido una ciencia, adquirida respec- “4 TioMas Horres i jo,encada toa como puede herir o ser herido por su adversario, poss Po ebilidad aa pcimero seria con respeto a la habil- dad del segundo como la prudencia respeto a la spine an bas cosas son titiles, pero la ultima es infatible. Quie esconliane so! ite en la autoridad de los libros, siguen al cieg’ . nn como aquellos que confiando en las falsas reg! as Sun maestiO de esgrima, se aventuran. presunituosamenic an unadversario; de! cual reciben muerte o desgracia. i de la ciencia . _— Beles signos de la ciencia unos son ero ine bles; otros, inciertos. Ciertos, cuando quien p ea en cia de una cosa puede ensefiarla, es decir Osta and dad de la misma, de modo evidente, a otro. eden indo sdlo algunos acontecimicntos Pa ares eae habian de Te Tod os signee ‘e prudencia son inciertos, porque Ca vor experiencia y recordar todas las earns que pusden er on una cine faible jo en que un hombre ne ¢ con una, nore enue. apoyarse, renunciar al propio juicio natural y dejar ° var por las sentencias generales que se ieyer os aut ey ‘estén sujetas a excepciones diversas, €5 Un “8 hon Fooura generalmente tildado con cl nombre de pe eS Entre ‘aquellos hombres que en los Conse e noes gustan ostentar sus lecturas en politica e is ora. Uy Poe la hacen en los negocios domésticos que al i ives particular; tienen prudencia bastante pars sus Se su dos, pero en los pablicos aprecian mas 'a * eae propio ingenio que el éxito de los negocios . 45 LEVIATAN Capitulo VI Del origen interno de las mociones pageants: comunmente Llamadas ONES, y términos por medio de ‘Os cuales se expresan pectin vital o animal XL i culiaress amen a los animales dos clases de mociones pe- nora a el s. Unas se Uaman vitales; comienzan en la a pera sion y catindan sin interrupcién alguna a través de fa - Tales son: fa circulacis. rea entera. on: da ¢ lacién de la sangre. ar SpiraciGn, la digestion, la nutricién, la oe t d las , , etc. ck imaginacion Len © movumtentos no necesitan la ayuda nome ‘ci6n. Las otras son mociones animales, con otr ee m jociones voluntarias, como, por ejemplo and r wal he over uno de ttuestros miembros, del modo co ne wai lo imaginado por nuestra mente. sme ste . . . tz . interior ne pentido implica mocién en los érganos y partes cose nee uerpo humano, causada por fa accion de la: reliquit de ‘emMos, Olmos, etc. Y esta fantasia no es sino la ion misma, que reriguia + que permanece después d sensacic nes aque hemos aludido en los capitules I Ly con Senendn a, la conversacion y otras mociones volunta postal ann siempre de un pensamiento precedente res- pecro al don ° qué modo y qué, es evidente que la imagi- macrenes primer comienzo interno de toda mocién vol i . . . ouun- aa. alguna i eombres sin instruccién no conciben allf donde la cosa movi i Ovi isi obstante, tales mociones existen We sea Invisible, no En efecto, ningt io . , Hingiin espacio pued movido , Puede ser tan pequefio movid espacio mayor del cual el primero sea una parte, no sre pe “anente movido en este ultimo. Estos tenues deme € la moci6n, dentro del cuerpo del hombre, an parezca en ja marcha, en la conversacién en la : lucha y en otras acci ace i ESFUER7O8. iones visibles se Jlaman, comlinmente, 46 THOMAS HossEs Hambre, Sed, Apetito, Deseo. Este esfuerzo, cuando se dirige hacia algo que lo cau- sa, se Hama APETITO © DESEO; el altimo es el nombre general; el primero se restringe con frecuenciaa significar el deseo de alimento, especialmente el hambre y la sed. Cuan- do el esfuerzo se traduce en apartamiento de algo, se deno- nina AVERSION. Estas palabras apetito y aversion se deri- yan del latin; ambas significan las mociones, una de aproxi- macion y otra de alejamiento.Los griegos tienen palabras para expresar las mismas ideas. En efecto, la naturaleza misma impone a los hombres ciertas verdades contra las cuales cho- can quienes buscan algo fuera de lo natural. Las Escuelas no encuentran mocién alguna actual en los simples apetitos de ir, moverse, etc; pero come forzosamente tienen que recono- cer alguna moci6n la llaman mocién metaforica, to cual im- plicauna expresién absurda, porque si bien las palabras pue- den ser llarnadas metaféricas, los cuerpos y las mociones no. El Amor y el Odio Lo que los hombres desean se dice también que lo AMAN, y que ODIAN aquellas cosas por jas cuales tienen aversion. Asi que deseo [24] y amor son la misma cosa, sélo que con el deseo siempre significamos la ausencia del obje- to, y con e] amor, por fo comin, la presencia del mismo; asi también, con la aversién significamos la ausencia, y con el odio la presencia de! objeto. De los apetitos y aversiones algunos nacen con el hom- bre, como ef apetito de alimentarse, el apetito de excrecion y exoneracién (que puede también y mas propiamente set Na- ten en sus cuerpos). Los de- mado aversion de algo que sien os de cosas particulares, pro- mas, es decir, algunos otros apetit ceden de la experiencia y comprobacién de sus efectos sobre nosotros mismos o sobre otros hombres. De las cosas que no conocemos en absoluto, o en las cuales no creemos, no puede haber, ciertamente, otro deseo sino el de probar e intentar. En cuanto a la aversién la sentimos no solo respecto a cosas que gabemos que nos han dafiado, sino también respecto de algu- nas que no sabemos si nos dafiarén o no. LEVIATAN 47 El desprecio Aquellas cosas que no deseamos ni odiamos deci- mos que nos son despreciadas: el DESPRECIO no es otra cosa que una inmovilidad o contumacia del corazon, que re- siste a la accién de ciertas cosas; se debe a que el corazon resulta estimulado de otro modo por objetos cuya accion es mas intensa, o por falta de experiencia respecto a lo que des- preciamos. Como la constitucién del cuerpo humano se encuentra en continua mutacién, es imposible que las mismas cosas cau- Sen siempre en una misma persona los mismos apetitos y aversiones: mucho menos aun pueden coincidir todas los hombres en el deseo de uno y el mismo objeto. Bueno, Malo, Lo que de algtin modo es objeto de cualquier apetito o deseo humano es lo que con respecto a é| se llama bueno. ¥ el objeto de su odio y aversién, malo; y de su desprecio, vile inconsiderable o indigno. Pero estas palabras de bueno malo y despreciable siempre se usan en relacién con la per- sona que las utiliza, No son siempre y absolutamente tales ni ninguna regla de bien y de mal puede tomarse de la natura- leza de los objetos mismos, sino del individuo (donde no existe Estado) ° (en un Estado) de la persona que lo representa; o de un arbiiro o juez a quien los hombres permiten establecer ¢ Imponer como sentencia su regla del bien y del mal. La palabra «Turpe» . La lengua latina tiene dos palabras cuya significa- 10m se aproxima a las de buena y malo; pero no son precisa- mente lo mismo: nos referimos a los términos Puichrum y turpe. Significa el primero aquello que por ciertos signos aparentes promete lo bueno, y la segunda lo que promete lo malo. Pere en nuesira lengua no tenemos nombres tan gene- rales para expresar estas ideas. Para pulchrum decimos res- pecto a algunas cosas fino; de otras, bello, linda, falante, honorable, adecuado, amigable; y para turpe, necio, defor. me, malvado, bajo, nauseabundo, y otros términos pareci- dos, segtin requiera el asunto. Todas estas palabras, en su a THOMAS Hoaass significacién propia, no significan nada sino el aspecto o la. i disposicion que promete lo bueno y lo malo. Asi que de lo bueno existen tres clases; bueno en Fla promesa, €s decir pulchrun; bueno en el efecto como fin deseado, a lo cual se denomina jocundo, deleitoso; y bueno “}como medio, a lo que se Llama dtil, provechoso. Y otras tan- 4 tas respecto de lo malo, porque fo malo en promesa es lo aque 7 se llama turye; !o malo en el efecto y [25 Jenel fin es motes- to, desagradable, perturbador, y Jo malo en los medios, in- ail, 8 wechable, penose. a eel como en las sensaciones !o que realmente se da en nuestro interior (como antes se ha advertido) es, slo, mocion causada por la accion de los abjetos, aunque sea, en apariencia, para la vista, luz y color; para el odo. sonido; para el olfato, olor, etc., asi, cuando la accién del mismo objeto contintia desde los ojos, ofdos y otros otganos has el corazon, el efecto real no es otra cosa sino mocién 0 es- fuerzo, que consiste en apetito o aversion hacia el objeto en movimiento, Ahora bien, la apariencia 0 sensacion de esta mocién es lo que respectivamente llamamos DELEITE O ‘TURBACION DE LA MENTE. ; ; Esta mocion que s¢ denomina apetito y en su mani- festacin, deleite y placer es, ajuicio mio, una corroboraciéon de la moci6n vital y una ayuda que se le presta: en conse- cuencia, aquellas cosas que causan deleite se denominan, eon toda propiedad, jocundas (4 juvando), porque ayudan 1 or talecen; y las contrarias, molestas, ofensivas, porque obs! culizan y perturban la mocién vital. a Por tanto, placer (0 deleite) es la apariencia 0 sensa- cién de lo bueno; y molestia o desagrado, la apariencia ° sensacién de lo malo. De aqui que todo deseo, apetito y amor esta acompafiado de cierto deleite mas © menos intenso; y todo lo odiado y Ja aversion, se acompanan con desagrado y ofensa, mayor o menor. Placeres de tos sentidos De los placeres o deleites, algunos surgen de Ja sen- sacion de un objeto presente, y a éstos se les llama placeres de los sentidos (la palabra sensual, tal como es usada por LEViATAN 49 quienes los condenan, no tiene lugar alguno mientras no existen leyes). De este género son todas las oneraciones yexoneraciones del cuerpo como, por ejemplo, todo cuanto es agradable a la vista, al ofdo, al gusto, al tacto ¥ al olfate. Otras se engen- dran en la expectacién que procede de la prevision del fin o de la consecuencia de las cosas, segtin que estas cosas agraden 0 desagraden a los sentidos. Estos son Placeres de la mente para quien deduce tales consecuencias, y por lo comin se denominan ALEGRIA. Del mismo modo que de las cosas desagradables, algunas afectan a los sentidos y se denominan dolor, otras fincan en la expectativa de las consecuencias y se denominan pesar. Estas pasiones simples denominadas apetita, desea, amor, aversién, odio, alegria y pena, tienen nombres, diver- 808 segiin su distinta consideracion, En primer lugar, cuando una de ellas sucede a otra, se denominan diversamente, se- gun ta opinién que los hombres tienen de la posibitidad de alcanzar fo que desean; en segundo lugar, segiin es el objeto amado u odiado; en tercer término, cuando se consideran Conjuntamente algunas de ellas; en cuarto lugar, segdn la al- lernativa 0 sucesién de esas pasiones. Esperanza. El apetito, unido a la idea de alcanzar, se denomina ESPERANZA. Desesperacion. La misma cosa sin tal idea, DESES- PERACION. Femor. Aversion, con la idea de sufrir un dafio, TE- MOR, La misma cosa, con la esperanza de evitar este dafio por medio de una resistencia, VALOR. Célera, E) valor repentino, COLERA. Confianza. La esperanza constante, CONFIANZA €n nosotros mismos. Desconfianza. La desesperacién constante, DES- CONFIANZA en nosotros. La ira por un gran dafio hecho a otro, cuando concebimos que ha sido hecho injustamente, INDIGNACION. Benevolencta. El deseo del bien de otra, BENEVO- LENCIA, BUENA VOLUNTAD, CARIDAD, Si se refiere al hombre en general, BONDAD NATURAL. Codlicia. El deseo de riquezas, CODICIA, nombre 50 THOMAS Hogpes "e ae Pa ae we > eal usado siempre en tono de censura, porque los hombres aue desagrado que o pte luchan por lograrlas ven con ea ae enitide . El deseo en si mismo debe ser censu % , seein los medios que se pongan en juego para eae NE Ambicién. E\ deseo de prominencia, 1 nombre usado también en el peor sentido por la razon antes ~jonada. - ; mel deseo de cosas que conducen dificilmente a mues- tros fines, y el temor de cosas que s6lo oponen escasos obs taculos a su logro, PUSILANIMIDAD. El desprecio epee to de esas ayudas u obstaculos insignificantes, MAG ae alr Magnanimidad, en el peligro de muerte o heri- LOR, ENTEREZA. . “ase Wn iperalidad Magnanimidad en el uso de las riqu s LIBERALIDAD. Miseria. Pusilanimidad respecto a ie mismo TACANERIA y MISERIA, o PARSIMONIA, seg : table o inaceptable. ; “ me mabilidad Amor hacia las personas en el aspecto de convivencia, Deseo. AMABILIDAD. Amor nee es P a sonas por mera complacencia de tos sentidos, TURAL juria Amor del mismo género, adqu indo pov re miniscencia insistente, es decir, por imaginacion de' Pi acer pasado; LUJURIA. Amor singular de age SA ad ese sinpularmente amado, PASION AM C . tna cosa, con el temor de que esa estimacton no sea mutua, EOS in de venganza. Deseo de hacer dafio a ee obligarle a lamentar algin hecho cometido, AFAN ] ZA. ; . : oan Curiosidad. Deseo de saber por qué y como, oe RIOSIDAD; este sentimiento no se da en ninguna otr ne tura viva sino enel hombre, E! hombre se distingue sings aw 6 én, si bién por esa pasion, s6lo por su raz6n, sino tam! or ° eros animales. en los cuales c] apetito nutritive y otros ae sentidos son de taf modo pre omina ‘ cores i preocupacién de conocer las causas; éste es “ anhelo de la mente que por la perseverancia cn el deleite q 51 LEVIATAN roduce i infati: pI la continua e infatigable generacién de conoci miento. Supera a ia fugaz vehemencia de todo placer carnal tion, Supersticion, Religion Verdadera emor dei poder invisible imagi » ode le maginado por saa a relatos piblicamente permitidos, RELIGION. ro permitides, SUPERSTICION. Cuando el poder imaginado . , tal com i i 5 DADE 0 lo imaginamos, RELIGION VER- RROR mon in darse cuenta del porqué o el cémo, TE. aPan suas ah se Genomina por las fabulas que hacian ana , en verdad existe siem i i ar v pre en quie - a Sinn el temor una cierta comprensién de la calisa, angel ronan ° i nore: cada uno supone que su compafiero sabe el - Por tal motivo esta pasié 6 Cs numeéroso o multitud de gentes momuae $019 & un grupo A i oe s . dad. AD Mio lear por is aprehensién de una nove- lad, I 3&8 propia Cita el apetito de conocer [a causa Hombre, puesto que cx Gloria. Alegria que a imagil fj i que surge de la imaginacién de | i : berza yeapacidad de un hombre, [27] es la exaltacién dela ropla nae se denomina GLORIFICACIGN , si se basa en la expe. A0nes pasadas coincide «. ". ie de ‘on fa confianza; = fe hind enla adulacion de los demés, solamente enelr 0 ni van

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