7. RESISTENCIA
a .
Qeadler, JC), * et ponte
A analicdar, rides foo og ices
Asipreduca Foe cobain F Advltos
Deonte My: Ayton Rcala
Sel soncepto de alianzaterapéutia eapitul 3) y algunos
fapectos de Ia eransferencia (capitulo 4 y 8) v0 vinewton en
teqidenciasinternas del pacienteque propenden ala prearevat
mental
Gamo concepto clinic, la resistencia surgié en los primeros
intentos de Froud por suscitar reewerdos “elvidatoe” on ney
bucintes histrieas, Antes dela ereacin de la chica pan
palitica de la asociacicn libre, cuando Freud atin emrleala ta
Ihipnosisy la técnica de la “presién sobre la frente”
saimeebla a la resistencia como todo aquello que en elo,
Peaks Se oPenta al afén del meédico por infuir en cl, Sega
Freud, esta oposicion era el reflej, en el tratamienta, deen
lia fuerza psfguica (..) habia eliminadooriginariamente de
Ia ssociacionw la representaciin patdgena,y shora costae
fm su retorno en el recuerdo. Por tanto, eno saber ens
‘stereos era en verdad un... no querer aber tte ere
19)‘onscient,y la tares del terapeuta consistia en superar esa
‘esitenia ala aseiacn mediante wn abajo pearinn
Entendia que Ia resistencia se presentaba no silo en la
histeria o la neurosis obsesiva ilas “neurosis de defense”) sing
también en otros estados patoligicos, oma los psicéicns, Al
‘elatar un easo de paranoia erinica 1896b) destaeé que pari
de Is promisa de que en a paranoia, como en las ots dos
‘euros de defensa con que yo esta famlfaronde: ale,
"inns pensamintos ineonscienes unos reeurrds copii
‘te. hams que en las, pian sr le kane
‘encin venciendo una cera resistencia, (~.) Lo peculon en
‘ae Is mayorin de las veces la paciente oia@ alunaba inte,
‘Doemene, emo sus voces, as indcaciones que provera te
loinconscente
En el examen que hace Freud de este easo se pone de
‘manifiesto que para él la diferencia entre Ins producciones del
‘siciticay las del neurdtico eran de forma mie que de conten,
«Lo qui en el neurético puede sungir enma fantasia ven ap
uetin, em el psiestico aparoce como creeneia (wéase mieainy
tlistusidn de la transferencia psicitica en el eapitule 9), Fe
1900, Freud pudo afirmar que “tao la que interrumpe el pre
reso del trabajo analitien es una resistencia”
Consideraba que el motivo de esa resistencia eta In ame:
rnaza de la activacion de ideas y afectos displacenterns. Se,
{uv que Ins ideas reprimidas (que se resistinn a sor resort
das) eran “todas ellas de naturaleza penosa, aptas para pre
‘ocar los afectos de Ia vergienza el reproche, el dalor power
0, la sensacién de un menoseaba” (1895d), No hubs ogc)
concepto de resistencia ninguin cambio esencial cuendn el
Psicoandlisis ingress en lo que hemos denominade eu sequn
da fase (eapitulo 1) y se reconocis In importancia de los in
pulsos y deseos internos (a diferencia ie las exporiencins
benosas reales) en Ia causacién del eanfictoy la genesis en
ilefensa. No obstante, comenai a cinsiterarse que In rect,
tencia estaba dirigida no sélo contra la rememoracion de
recuerdos displacenteras sino también contra el per
fatamiento de impulsos inaceptables. En un articulo sbhre
. 120
coarse Bsiconnalitic de Freud” (19040), que € mismo
eseribis, enancia que
Ia am td clase de pretentn) Freud avec oe
Woe despras pigs repamidn pera
inevonsdetigraciones de exo akimos pee
a su ropreduccién Cuante maar co
vasta es la desfiguracién,
resistencia que se opone
Fresistenca, tanta mas
operaria exactamente
1900a),0 sea, su fina
Simicntg aisccin que extraian lon pacientes desu
al cual volveremos
euparnos de la gratificacién obte
‘oy de la satistaccién de una neces¥ experiencias reprimidos, en vex de recordarles, 0 sea que
vwuelven a presentarse en el aqut y ahora de la situacién ani
tica, En lo inconsciente, el surgimiento de estas transferen
«as de figuras del pasado del paciente sobre el analista puede
resultar extremadamente peligroso, Sobre esto, Freud omen
16 lo siguiente (19196)
Quien haya recogido la impresén correcta sobre sémo et
Analizado es expulsado de aus vinculosabjetivos com al meaice
{an pronto cae hajo el imperin de wna Vasa resistence
ferencial;cémo luego se arruga la ibertad de deseuider te
regla fundamental del psicoandlsis, seg la eas! one teh
‘umunicar sin preva crtia tudo cuanto le venga la mente,
emo lve las designs ean los que entroen el ralamienloy
sito ahora le resultan indiferentes unos nexes lgioosy race
Bamientos que paco antes le habrian heche la mayor yoore
sin; esa persuna, devimon sentir la necesidad de explcnees
auellaimpresién por otros factres (que) resulta, tambien
ellos, de a situaciin psiclogicaen que la cura ha puesto al
nado,
FUBNTES Y VARIEDADES DE RESISTENCIA,
Hacia 1912, en lo tocante a los origenes de la resistencia en
Jos pacientes que estaban en tratamiento psicoanalitice, Froad
habia establecido sélo una diferencia fundamental: la existon-
te entre la resistencia de transferencia y la resistencia de re
resin. Esta iltima era inherentea la estructura psiquica del
individuo y se oponia al pereatamiento de sus impulsos y re
‘suerdos penosos opeligrosos. Las resistencias transferenciales
pueden a la larga desaparecer y ser sustituidas por vineales
Mectivos que refuerzan la alianza terapéutiea, mientras que
las resistencias de represién han de coneebirse como una finer,
24 Interior siempre presente (aunque luctuante) que se opone
4 las finalidades perseguidas por el tratamiento,
a tervera fase del psicoandliss, iniciada partir de la
sHeoria estructural” de Ia psique tal como fue descrita en El yo
21 ello (Freud, 1923b),introdujo un cambio sustancial en ie
‘ocién de resistencia, En una importante obra posterior, [nhs
322
bicidn,sintoma y angustia (19268, Freud punpaliee que no
s6lo las mociones instintivas. presentan pelignts para el yo,
sino también el supery6 el mundo externa, Propuso entonces
su segunda teoria de la angustia, considerada como una setal
de peligro para el yo, y no, como originariamente él habia
Pensado, una transformacisn de la libido resultante de la re.
Presién de un impuso sexual, Segsin esta nueva teorta, la se.
nal de peligro podia aprontar una aetividad defensiva en el yo,
dando origen a su vez a una resistencia contra el andlisie,
Freud estaba ya en condiciones de diferenciar cinco tipos y
origenes principales de la resistencia (19264),
1) La resistencia de represidn, entendida como la manifes:
tacion eliniea dela necesidad del individuo de defenderse con.
tra los impulsos, recuerdos y sentimientos que, en caso de
acceder a la coneiencia, provocarian un estado penoso o ame.
‘nazarian con provocarlo. Esta resistencia de represién puede
asimismo coneebirse como un reflejo de Ia lamada “ganancia
primaria” de la enfermedad neurétiea, frase que alude al be
neficio que conlleva Ia resolucion de un conflict intrapsiguico
pPenoso mediante la formscién de un sintoma neurética, Ea
‘e280 de que los mecanismos de defensa no puedan hacer frente
al confito, se erea el sfotoma como una “formacién de dltima
instancia’,tendiente a tramitarlo y a proteger al sujeto del
pereatamiento consciente de su contenido paiquico deloroso,
Durante el andisis, el proceso de Ia asociacin libre genera de
continuo este peligro potencial, a rafz de las inctaciones que
brinda a lo reprimido, Esto, a su vee, promueve la resistencia
de represién, Cuanto mas cerca de la conciencia se encuentre
1 material reprimido, mayor ser la resistencia, y la tarea del
Analista consiste en facilitar, mediante sus interpretaciones,
el acceso de dichos contenidos a la conciencia de un modo que
l paciente pueda soportar (capitulo 12).
2) La resistencia de transferencia, en esencia similar a la
resistencia de represidn, pero dotada de la particular caracte-
ristica de que refleja Ia lucha contra los impulsos infantles
sunzidos, de manera directa o modificada, en la relacion con el
analista (capitulo 4). La situacidn analitica reanima el mate
"al reprimido otramitado de alin otra modo(p.¢},canaliza-
123doen un sintoma neurético) bajo Ia fornia de una desfiguracién
de la realidad, Esta reviveneia del pasado en la relacion pst
coanalitica puede provocar Ia resistencia de transferencia,
‘También en este caso el analista debe ayudar eon sus inter:
pretaciones a que surja en la conciencia el contenido de la
transferencia de un modo tolerable. Las resistencias trans-
ferenciales incluyen la coartacién eonsciente por el paciente
ide pensamientos acerca del analista, asi como su rellejo en
Ppensamientos transferenciales inconscientes contra los cus
les se defiende,
43) La resistencia puede derivar del beneficio de la enférme-
dad (beneficio secundario). Si bien en un primer moment el
individun puede experimentar el sintoma como un "eter
extraro” indeseable, a menudo se da un proceso de “asimila.
cidn” del sintoma en la organizacign psiquica. El yo se com
porta dix. * (1926d)— como si se guiara por esta cons
deracion: el sintoma ya esta ahi y no puede ser eliminado;
ahora se impone avenirse a esta situacion y sacarle la maxiena
ventaja posible." Estos beneficios secundatios provenientes de
tos sintomas nos son bien conocidos: son Ins ventajas y geati.
enciones que nos produce el hecho de eacr enfermus y de ue
tos demas nos euiden o compadezean, ola saistaccidn que nos
‘da descargar nuestros impulsos agresivas o vengativos en quie-
nes se ven forzados a compartir nuestra padecimiento, La ga
nancia secundaria puede derivar asimismo de la satisfaccron
de una necesidad de eastigo ode tendencias masoquistas ccul
tas. Ejemplos groseros serfan los de los pacientes won “neuro.
sis de compensacin’,o los de aquellos individuos que enfer-
‘man por los beneficios sociales que ello les trae (¥. gr. si el
subsidio por enfermedad supera lo que podrian ganar trabs
Jando). Durante el tratamiento, esta forma particular de resis,
tencia se manifiesta en la negativa inconsciente del paciente a
Fenunciar a las ganancias secundarias de su enfermedad,
4) La resistencia del ello obedece a a resistencia que ofc.
en los impulsos instintivos a todo cambio en su forma o mo
dalidad de expresion. Sostuvo Freud (1926e) “Cabe imaginar
ue las cosas no dejardn de oftecer dificultades si un proceso
palsional que durante decenios ha andado por cierto camino
Hebe de pronto marchar por uno nuevo que se le ha abierto™
. 124
Festa variedad de resistencia exige para ser eliminada la “elas
Doraciin" (capitulo 10). A nuestro entender, puede considers,
fe que esta resistencia al tratamiento es parte de la recite
cia psiqaica mis general a enunciar a habitos y modaltaeday
de conducta adquirids, a “desaprender lo aprendide’ Gre
faceta de la “elaboracion” consstiria en la adquisieén de mon
2s pautas de funcionamiento y aprendizaje que inhiban s ae
antiguas, mas arraigadas. Se supone que este proceso conse
{ave una parte importante de la tarea analiticn En alguees
{scritos psicoanalitico se ha atribuido la resistencia delolle g
la “inercia", “adhesividad” o “viscosidad™ de la libido
5) La resistencia del superyi procede del sentimionty de
culpa dela necesidad dl paciente de recibir um castigo Pace
Freud era ésta la de mas dificil discernimiento y traritacde
Por parte del analista; trasunta Ia presencia de un sentizncy
to inconsciente de culpa (1923b) y da cuenta de a renecidn eg
apariencia paradjiea, del paciente frente a eualguics semen
el anslisis que represente la consumacidn de algun imeulog
contra el que se ha defendido obedeciendo a las instigneonen
de su propia conciencia moral. Asi, un individuo con faerie,
‘entimientos de culpa debidos, pr ejemplo, au anbelo de cen
lho ms querido y de vencer asus hermanos, puede sexecen
nar con resistencias ante cualquier cambio que amenace prs
dlucit una situacion en In que nuevamente triunfe sobre fae
{os rivales. 0 bien un sujeto com intensos sentimientos de
culpa inconscientes provocados por sus deseos sexuales rese,
Ralestar que, a la larga, resulta ser producto de esa culpa que
le mucve a resistirse al anclisis, La forma mas intercede
estas resistencias superyoicas se aprecian en la reacedn vey
Péutica negativa, de Ia que nos oeuparemos en el capttula &
Semin Freud, los fenémenos elinieos dela resistencia estas
ban intimamente (aunque no exclusivamentelligades « tala
la gama de mecanismos de defensa de los pacientes: ne ax
Vineulaban especificamente a la represién, aunque a momade
125temples el término “represin” como sindnimo de defensa, en
Reneral. Los mecanismos de defensa surgen y se uilzan rag
abordar situaciones de peligro (en especial, las que se rrinen,
{arian si se permitiera la libre y franca expresidin de bos dea
£08 inconscientes, sexuales o agresivos, en la conciencis pag
om el agresor, la Forman reactiva, ce, Proud (a
iments que "los mecanismos de defense frente a anders oir
Sedesembocaeneste: quel curscin nismace one
como un elgg nace
Ya habia hecho referencia sutriormente al vineuo exige
tente entree tpode resistencia que manifesta eo tate
2 le lodole desu organicacion defensvastyucinte fer eee
lo, deserbié as particularesdstorsines queso ee
Sion ire en el eas dels neuritic absent NY Be
indicativas de certs aspectos dela picopatlora deh nines
v0 (19264), eno findamental eran paral og ees
‘oponian aa labor anaes
Fn 1996, Aun Freud, en ou ube Bl yoy fos mecanane
a defers, subrayé que Tas resistencias pueden pron
Zar sbundanteinfmocin aceres del funeionancene
{ie del paciente. En la metida enue nella nets
determinado de confine dafensas enlaces cone
Basaron a ser entoncesobjtn del estudio picaralinns fe
seenciay el andlisis de las resistencias equivaldog ol eciee
de los aspectosdetensivos del paciente que pcan 4a
Par del desenace paolo de sus enc Deter
‘andliss dela detensa" realizado a travesdel acai
{esistencialegara a desemperar un papel cence in
{$5 oo t€enica pstcoanalitia (A. Pred, 100sr Ob,
4255: Hartmann, 1951; Sandler y A. Frou, 1046) Roe
ee tl anaes de ls suenon Gilman 11080) re
desde cierto punto de vista tados ls aes son meen
fansciente contra el cual el individu se dehende, te,
Sempo, el sueto es “una ventana aberta tu ater
126
de otro modo resultaria inaccesible”. Gillmar? continda di
ciendo que los suetios trasuntan las defensas caracteristicas
de los pacientes para apartar de la conciencia el contenide
piquico displacentero
Reich puso de relieve en varias obras importantes (1928,
1928, 1983) que ciertos individuos desarrollan rasyes de e
‘eter fj como resultado de sus procesos defensives del pa
sudo, y que e80s rasgos se revelan tanto en la personalidad
‘como en el proceso psiccanaltica, a manera de “actitues
Jas" caracteristicas. A estas actitudes, Reich las englobs con el
rhumbre de*coraza del eardcter"(Charakterpanzerung). Si bien
Ssostuvo que las resistencias producidas por esos ranyos “jos
‘te la personalidad tenfan que ser en un eomienzo el foea deta
Tabor anatitiea, Anna Freud (1996) opiné que solo debian pe
nerse en primer plano del anslisis cuando no se detectaren
thuetlas de un eonflcto presente que comprometiera al yo, las
Dulsiones y afectos. Este punto de vista fue ampliads mae
tarde por Sterba (1953).
En 1987, Freud publieé su “Analisis terminable eintermi-
able" (19376), donde examiné diversos factores que podian
Jinstar el ito de la labor analitie. Ente ells se hallaban In
‘ntensidad eonstitucional de las pulsiones, que eontributen
establecer en In personalidad del individuo la que él denomind
ni “roca lida” inmoulficable, Otro era la imposibildad de
acceder a conflictos Intentes que no apareefan revividos en la
transferencia y por ende no eran analizables, Freud sugirid
ademas que la movilidad 9 viscosidad de la libido, y exetes
Fuentes de conflicto bioigicamente determinadas (p, ela
nvidia del pene en Ia mujer y la pasividad constituetonal del
Vardi), contribufan a la resistencia al eambio,
Poco después, Deutsch (1939) propuso una triple casiica-
cidn de las variedades de la resistencia: 1) las resistencias
intelectunles 0 “intelectualizadoras”, 2) las resistencias
transferenciales,y 3) las resistencias que surgen a ratz de la
‘nevesidad del paciente de defenderse contra la rememoracion
dle material infantil, Examiiné por extenso el primer grupo,
«omentando que Tos individuos que presentan estas resister
cia inteleetuales procuran reemplazar el experienciar en el
Analisis por una eomprensién intelectual. Estas resistencias
127aparecen en sujetos muy intelectualizadas, en los neuritis
obsesivos y en pacientes “con afectos bloqueados o perturba
os, quienes, habiendo reprimido el aspecto afectivo de st
vida, retuvieron el aspecto intelectual como tinico medio de
expresion (,.) de su personalidad’.
Pese al nexo estrecho que existe entre resistencia y defen
sa, se ha destacado a menudo que no son sindnimos (renner,
1981; Gero, 1951; Laplanche y Pntalis, 1973; Lowenstein
1954; Lorand, 1958; Stone, 1973), Blum (1985) afirma aeertae
damente:
Eleonceptode.. __>smésamplioque el de resistencia,
dado que este ultimo es una funcn del tratamiento que cabs
significado a parti del proceso analitico, Habitualmente se
considera eémo influye la resistencia en la asocacin libre
nla coopera del paciente con la allanca terapeutica, pare
tambien es posible defnirla y desebirla desde muchos ots
unto de vista: la resistencia transferencaly Ia resistencia
del superys, ln resistencia del elo, In reaccion terapéutca
‘ati, Tas tendanciag ala repeticiin y ala regres, cle
En un sentido ampli, la defenenimpide la comprensién,y
‘ta permite tomar eoncienca de las operaciones defensive
‘qe opera como resistencia en el peso analtico, y prt
Si las defensas son parte integral dela estructura psiquica
‘de los pacientes, la resistencia representa su tentativa de pro.
tegerse contra las amenazas que impone el procedimiento ana
Iitico a su equilibrio psiquico. Como sostiene Grenson (1967)
“Las resistencias defienden el statu quo de la neurosis del
enfermo, eponiéndose al analista, a la tarea analitica y al yo
tazonable del paciente*, A jucio de Rangell (1985), puede con
siderarse a la resistencia como un segundo estrato defensive
activado por el yo cuando las defensas existentes resultan
demasiado débites,
Stone (1978) ha llamado Ia atencidn sobre otra faceta al
sefalar que
los fondmenos de la resistencia son en gram medida, sino
‘exclusivamente, de tendenciacontervadora ¥ autoprotctore,
Davo que sus objetivos son por In comin jracianales en eva
128
ita enacts Peenclnent doadaras deen
Xt aoe: El apc itn del yo pine
fest ref el pine de vita sun ea
Snulen ina ata een yu renadoes ene eae
irene imple previamente reprint. ong na eee
thi cara mayor vigor inrenistence tea gemenet
Uitorata pcanatiepsteriora Bread ceaeeng a4
einen de resistencia ha prmanecde eno ae
sind rer encima asenaren a 2°
sepsitad ant Ios sens aus de vee
{atale vio del aati, Inteosa deren a
sane. dan nad sigue mr de nae
sisimerabe de mode det, ys agar cere MS
ice ressecis, que a menudo te argnonaneet eee
nulurl: ns reson Iechode no eee
distingo ha dado origen a Brandes confusiones, ya que la _
unt ategorta de "esiatncas er el prose
[iterno de mayor resistencia (en el rimer sentido) :
tts debe sordar causa de ete ane nay eae
shes manstasones)Vate a pone ap
ducan gue habitunlmente we coeider sonst re
Sexton ana etn sn conn re ah
(epee Feronesi, 1914; Khan, 1963), mines
ade resulta aplcaraiferenciacin da
ho Glover (195) entre ns esitencas eee ee ee
Yor um ldo, y ls resistencia "ncetn’ rae nes
129primeras incluyen la interrupeién del tratamiento, las tardan
2a8 oausencias reiteradas a las sesiones, el silencio persisten-
te, el uso de circunloquios, el rechazo automatico o el male
tendido ante todo cuanto dice el analista, la adopeién de una
actitud de presunta ignorancia, la abstraccin camo modal
ddad sistematiea del pensamiento o el quedarse dormido en la
sesidn. Las resistencias menos amativas, mas diseretas, se
isimulan detras de un aparente acatamiento a los requsitos
ue impone la situacién analitca, Pueden manifestarse en la
enineidencia con todo lo que dice el analista, en el aporte de
‘material (v. gr, suetios) en el cual, segin supone el paciente,
el analista tiene particular interés, y en muchas otras formas
Como sefiala Glover, “en general, la earacteristica de estas
resistencias discretas es justamente que no dan lugar a esta
Hidos, no quiebran superfieialmente la situacién analitiea ni
la desbandan, sino que muis hien se infitran en ella, la im
Dregnan o, para decirlo de otro modo, en lugar de ir contra la
corriente se dejan llevar por ella como esos troncos semi-
sumergidos que estorban el paso”
Fenichel (1945ay ha distinguide las resistencias “ayudas”
de las formas més encubiertas, que se manifiestan principal
‘mente en el hecho de que no se producen cambios en el pacien
te, por mas que el trabajo psicoamalitico pareceria proseguir
sin difcultades. Una importante difereneiacidn clinica (sabre
todo en el contexto del denominado “andlisis del carder") es
la que se ha establecido entre las resistencias acordes con el
yoy las desacordes con el yo Dewald, 1980, Gill, 1988; Rei,
1933; Stone; 1973). Las segundas son aquellaw que el paciente
siente que entorpecen la labor analitiea; alas aeurdes con el
Yo, por el contrario, no las siente como resistencias sino como
Feacciones apropiadas en dicha situacidn, Las expresiones
“acorde con el yo" y “desacorde con el yo" son anteriores ala
teoria estructural de Freud (1923b)y debe entendérselas como
“acordes con la conciencia" y “desacordes ean la conciencia”,
En fecha mas reciente, Stone (1972) y Dewald (1980) han
abogado, con argumentos semejantes, por la diferenciaciin
entre resistencias "técticas"y “estratégicas”. Dice Dewald:
Las resistencias estratéyicas seran las operaciones pst
10
eas inconsiontes nuclear obicicas través dMas cues
el pacente sie buscand stisicelonw las mociones log
ales ifaniles ode su nites temprana ya sos retro ey
Como las elesiones de abjeloy las operaciones parses
sdaptativaso dfensvas. (Las eeistencs tdcine og
uta de conducia intrapsiquica «interpersonal sepergace
{as en diversas jerarguns de organiza media he neg
Jes ln pacientes se defenden sont el preatamente conn
stented las resistencia estratagces nuceare9 fe los son
Mictos con que se entetejen.(.) Su comprensigny labors
Gio en el proceso anaes es un modo importante denser
al aniss dl yoy de conocer ss operaciones de imine ea
came la firma general en que a presrva la ongannacen
Psiguiacarateristica dl individu
Si bien fda tentative de asicacén de as formas de
resistencia ine le atralna de un eetice seadom
Gjemoln ints pueden er umamnts sts nee een
Soschin, 108; Frank, 10 Ci 198 Cina oh Tie
2977, Viana, 1814, 190) La geme de aes oe
csr la reste ot problemen nfl yeas
Ins proves vestige sus dnt an
dhs en nme a eos near la moa dees
resitonciny a finen que comple on tn Homes deca
ado, Como inde Dewald 1980 tas manent
essen sm psy may are esc
dos de su andiisis". peeeneen ‘
Tin qe ata as nts dea resistence sna
das pr Freud W926i) siguenornanin lee etnies
Leni pecan, augue eo peo ampli nae
cates alae deportes pstrores Esucslnane ne,
moshacer continua, prs aviriamms de onal oes
Categorias expestas se siperpnen en pan ee
1 Las resistencias resultantes del peligro que el procedi
‘miento psicoanalitcoy sus abjetivosrepresentan para les adap
taciones particulares que ha hecho el paciente. En este con
texto empleamos el concepto de “adaptacién” para referinos &
Ja adaptacion del sujeto alas fuerzas provenientes tanto de st
mismo como del mundo externo (Hartmann, 1939; Sandler y
131Joffe, 1969), En esta categoria puede incluirse Ia resistencia
de represién, caso esperifico de lo que podriamos llamar "re
sistencia de la defensa”, ya que hay otras defensas, ademas de
la represién, que pueden originar una resistencia. A su vez, es