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MECANICA DE SUELOS Rensiox: EULALIO JUAREZ BADILLO Doctor en GENERA. PROFESOR DE LA DVISION PROFESIONAL DE ESTUDIOS SUPERIORES EN LA FACULTAD OE INGENERIA DE LA Unsversioso Nacion Auronoua ve México, ALFONSO RICO RODRIGUEZ Docron en InGENEnin. PROFESOR DE LA DNRGION PROFESIONAL [DF ESTUDIOS SUPERIORES EN LA FACULTAO DE INGENEAIA DE LA Uneerenaa Nacal Aurenenn oe Meco 06 4 Un LAPRESENTACION ¥ DISPOSICION EN CONRINTO DE MECANICA DE SUELOS “TeonIA y APLICAGIONES DE LA MECANICA DE SUELOS Towo i ‘SON PROPIEDAO CEL EDITOR. NISGUNA PARTE DE ESTA OBRA PUEDE SER REPRODUCIOA 0 TRANSUITIOR, MEDUNTE WMGUN ‘SISTEMA O ME TODO, ELEGTRONICO O MEGANICO (INCLUYENOO EL FOTOCOPIADO, LA GRABACION © CUALOUIER SISTEMA DE RECUPERACION Y ALUACENAMIENTO DE INFORMACION), Sw (CONSENTIMIENTO POR ESCRITO DEL EDITOR. Denccnos nesenvanos: (©2004, EDITORIAL LIMUSA, S.A. 0€ C.V. GRUPO NORIEGA EDITORES BaLpenas 95, Meco, DF CP. 06040 m® 8503 8050 01/800) 706 9100 2) 55122008 limusa@ norega.com.mx vwirunoriega.com.mex CANIEM Now. 121 Hecwo ex Mexico ISBN 968-18-0128-8 23.2 PROLOGO DE LOS AUTORES Es con mucha satisfaccién que los autores ponen ahora a dispo- sicién de sus estudiantes y del publico interesado, ef Volumen Ide la obra Mecanica de Suelos, a fa que han venido dedicando su entu- siasmo en estos ultimos afios. Comprenden que entre a aparicién de este libro y el anterior ha pasado un lapso inconveniente y se excusan por ello, exhibiendo como unica disculpa las muchas ocupaciones que los acosan: ojala que el Tercer Volumen, que ahora comienzan, dedi- cado a Flujo de Agua en Suelos, pueda estar a disposicion de fos lectores con mas oportunidad, acogida que el estudiantado y los técnicos de México y Amé- rica Latina han brindado al Tomo t ha sobrepasado con mucho las modestas esperanzas de los autores, los ha colmado de satisfaccién y los ha convencido de la necesidad de aplicarse a su tarea con reno- vado esfuerzo. Desde aqui quieren expresar piblico testimonio de agradecimiento a todos los lectores que han dado tan grata bienve- nida a su trabajo y muy especialmente a los que, yendo mas alla, les han comunicado su impresién personal o sus criticas orientadoras, tan necesarias en una obra como la presente, especialmente por estar incompleta y expuesta a la reiteracién de defectos. ‘ambién quieren los autores expresar su reconocimiento a la Fa- cultad de Ingenieria de la Universidad Nacional Auténoma de Méxi- co y a la Secretaria de Obras Piblicas por el estimulo que les han brindado en la elaboracién de este segundo tomo. Han colaborado con la obra el senor Humberto Cabrera, quien hizo los dibujos y la sefiora Sahadi Rucoz que volvid a realizar todo el ingrato trabajo de mecanografia. A ambos, los autores expresan su gratitud por su empefio, dedicacién y entusiasmo. El sefior Ing. Ignacio Avilez Espejel tuvo a su cargo la delicada tarea de editar estas paginas y, es de agradecer el carifio que puso en ella. El sefior Ing. Javier Barros Sierra, ex Director de la Facultad de Ingenieria, ex Secretario de Obras Piblicas, actualmente Rec- tor de la Universidad Nacional Auténoma de México, ha accedido bondadosamente a escribir un Prdlogo a este libro. Es para sus autores un motivo muy especial de orgullo y reconocimiento que su alta personalidad honre estas paginas. PROLOGO Continuando el esfuerzo que les condujo en 1963 a la publi- cacién del primer volumen de esta obra, los dos jévenes ingenieros. profesores e investigadores Eulalio Juarez Badillo y Alfonso Rico odriguez presentan ahora la segunda parte de su libro, que recoge fas aplicaciones practicas mas importantes de la teoria, desarrollada en el primer tomo. ‘on este niievo volumen se completa el programa actual de la materia en la Facultad de Ingenieria de la Universidad Nacional ¥y se cubren ciertos aspectos esenciales del contenido de la asigna- tuira en el nivel de la maestria. obra, primera del género en nuestro pais y una de las muy pocas escritas originalmente en castellano, ha tenido tan amplia cuan- to justa acogida (del Tomo I ha salido ya la segunda edicién) debido, seguramente, no sdlo a la ventaja del idioma sino también a algunas cualidades relevantes, entre las que cabe citar una expo- sicién de carécter general y no especializada y una presentacién certeramente didactica. Puede decirse, extendiendo la célebre frase del pensador espafiol, que la claridad no sdlo es cortesia de fildsofos sino también de sabios. Y estos dos maestros han tenido en alta consideracién a los estudiantes que, cada dia en mayor nimero, han de enfrentarse con su libro. No hay duda de que ellos, con sus bien probadas capacidad y perseverancia y con su plausible entusias- mo, habran de completar en breve su tratado con el tercer y ultimo volumen, relativo al flujo de agua en suelos. Es de elemental juSticia sefialar que los autores, en un rasgo que los honra mucho, han cedido los productos de la venta de los tres volimenes a la Facultad de Ingenieria. en la que ambos hicieron los estudios de tngenieria civil y Alfonso Rico, muy brillante alum- no mio por cierto, alcanzé después con alta distincién y, curiosamente, sin que al principio creyera tener especial vocacién para tal espe- cialidad, la maestria en mecénica de suelos, Al comienzo del libro _los autores presentan las imagenes del Ing. José A. Cuevas y del Dr, Nabor Carrillo Flores, De esta mane- ra, implicitamente dedican su trabajo a dos de los hombres que mas han tenido que ver con el nacimiento y el desarrollo de fa Mecdnica de Suelos en México. José A. Cuevas fue sin duda el mas destacado de los precursores de esta disciplina y el hombre que con su labor establecié los fundamentos para que pudiera hablarse de PROLOGO una Escuela Mexicana de Mecénica de Suelos: a esta tarea dedicé durante muchos y dificiles aftos su singular intuicién y su incansable esfuerzo. Nabor Carrillo, al dedicar al naciente campo sus brillantes dotes y su destacado talento, contribuys quizi en mayor medida que ningtin otro a darle a esa Escuela reconocimiento nacional y estatura internacional. Es justo y conveniente que la presencia de estos hombres, ambos ya desaparecidos de entre nosotros, preceda un trabajo como el que ahora ve la luz. No me resta sino decir. como observador més 0 menos cercano de [a incansable labor de ios sefiores Judrez Badillo y Rico, que merecen, junto con la mas cordial felicitacién, el agradecimiento de la Universidad y el de los estudiosos de la mecanica de los suelos, Ciudad Universitaria, D, F., Javier Barros Sierra. Rector de la Universidad Nacional Auténoma de México Exdirector de la Facultad de Ingenieria de la U.N.A.M. Exsecretario de Obras Piiblicas del Poder Ejecutivo lexicano. 10 CAPITULO I ACCION DE LA HELADA EN LOS SUELOS T-1, Introduecién En este capitulo se trataran someramente los problemas que derivan de la congelacién del agua libre contenida en el suelo, por efecto climatico, faciendo especial énfasis en lo que se refiere a cambios volumétricos y variaciones de propiedades mecanicas.* Si la temperatura del agua libre llega a un valor igual a su punto de congelacién, e] agua se torna sdlida y su volumen aumenta. Tanto el punto de congelacién, como el coeficiente de expansién volumétrica del agua dependen de la presién actuante sobre ésta. A la presi6n atmosférica, el punto de congelacién corresponde a una temperatura de O°C, en tanto que bajo una presién de 600 atmésferas el agua se congela a —5°C y a 1100 atmésferas a —10°C. Los coeficientes de expansién volumétrica son 0.09 a 1 atmésfera, 0.102 a 600 y 0.112 a 1100. Cuando el agua se congela en masas de grava o arena limpias hay pues, un aumento de volumen; sin embargo, esta expansién no necesariamente es de un 10% del volumen inicial de vacios, como corresponderia al caso normal de agua congelada, puesto ge el agua puede drenarse durante la congelacion. Si en una masa de arena se encuentran capas gruesas de hielo o lentes grandes de esta substancia, podra decirse que el hielo se formé por congelacién in situ de una masa de agua previamente existente. Sin embargo, si el agua esta homogéneamente incorporada a la masa de suelo, como es general, la congelacién afecta al conjunto de dicha masa, sin que el agua forme capas o lentes aislados de hielo. En limos saturados o arenas limosas en igual condicién, el efecto de la congelacién depende mucho del gradiente con el que se abate la temperatura. Un enfriamiento rapido provoca la congelacién in sity, como en el caso de Ia arena y la grava, pero si el descenso de la temperatura es gradual, la mayor parte del agua se agrupa en pequefias capitas de hielo paralelas a la superficie expuesta al en- friamiento. Resulta asi una alternacién de capas de suelo helado y estratos de hielo. En condiciones naturales, en suelos limosos expuestos a fuertes cambios de clima, pueden formarse capas de hielo de varios centi- metros de espesor. La formacién de masas de hielo limpio indica una CAPITULO I emigracién del agua de los vacios hacia el centro de congelamiento; el agua puede proceder del suelo en congelamiento o puede ser absor- bida de un manto acuifero, situado bajo la zona de congelacién. En la fig. 1-1 se muestran tales posibilidades en un espécimen de suelo fino. El espécimen A descansa sobre una base sélida e impermeable, en tanto que los B y C tienen su parte inferior sumergida en agua. En los tres casos, la temperatura de los extremos superiores se mantiene jo el punto de congelacién del agua. En A el aqua que forma los estratos finos de hielo procede de la masa de la parte inferior del espécimen. mientras que en el B, el agua procede de la fuente inferior. Terzaghi llama al caso A un sistema cerrado, por no variar en él el contenido total de agua de la masa de suelo; en contraposicién, el caso B seria un sistema abierto. El caso C, aunque pudiera creerse abierto, es cerrado en realidad, por efecto de la capa de grava fina existente. Expatscn Consotdado Consolidado Grove tna” _ _ Inglterado i A 6 " c FIG. |-. Cosos de formacién de hielo en suelos fins, segdn Terzaghi* En el espécimen A el agua que forma los lentes de hielo proviene, como se dijo, de la parte inferior; este flujo ascendente del agua durante el proceso de congelacién induce un proceso de consolida- cién en la parte inferior de la muestra, analogo al que se tiene cuando el agua asciende por capilaridad hacia una superficie de evaporacién. El proceso probablemente prosigue hasta que el contenido de aqua en la parte inferior se reduce al correspondiente al limite de con- traccién, siempre y cuando la temperatura en la superficie de enfria- miento sea lo suficientemente baja. El incremento total de volumen asociado a un sistema cerrado, tal como el espécimen A, tiene como limite el incremento volumétrico por congelacién del_ agua contenida en ki masa. Por lo general, oscila entre el 39% y el 5% del volumen total. 12 MECANICA DE SUELOS (IT) En los sistemas abiertos, representados por el espécimen B, el desarrollo inicial de los lentes de hielo también es debido al agua procedente de los niveles inferiores de la masa de suelo, por lo que. en un principio, esa zona se consolida. Sin embargo, segtin este proceso progresa, aumenta la cantidad de agua que se extrae de la fuente de agua libre, hasta que, finalmente, la cantidad de agua que toma la muestra por la parte inferior iguala a la que fluye hacia la zona de congelamiento, manteniéndose constante, de ahi en adelan- te. el contenido de agua en la parte inferior de la muestra. La experiencia obtenida en regiones en que prevalecen muy bajas temperaturas durante largos periodos de tiempo, demuestra que el espesor total de las lentes de hielo formadas en el suelo natural, trabajando como sistema abierto, puede alcanzar varios metros, In sistema abierto puede convertirse en cerrado sin mas que insertar entre la superficie de congelamiento y el nivel freatico una capa de gravilla, tal como se simboliza en el espécimen C de la fig. 1-1, El agua no puede subir por capilaridad a través del suelo grueso y, por lo tanto, de tal estrato hacia arriba, la masa se comporta como un sistema cerrado. Se ha encontrado que Ios lentes de hielo no se desarrollan a menos que, en afiadidura a la existencia de las condiciones climaticas apropiadas, exista en el suelo cierto porcentaje minimo de particulas finas. También afectan en cierta forma a la formacién y desarrollo de tales lentes, el grado de uniformidad de las particulas, el peso especifico del suelo y el tipo de estratificacién. La forma cuantitativa en que cada factor afecta a los fenémenos en estudio, no esté atin dilucidada por completo. En general, se dice que un suelo es susceptible a la accién de fa helada cuando en él pueden desarrollarse lentes apreciables de hielo puro. 1-2. Efectos de la helada Cuando el agua se congela en un vacio del suelo bajo una presién moderada actia como una cufia, separando las particulas sélidas y aumentando el volumen de los vacios. Cuando la congelacién ocurre en un suelo no susceptible a la helada, como la grava o la arena, 9 en un sistema cerrado, el aumento de volumen, segdn se indicé, tiene como limite un 10% del volumen inicial de los vacios, por lo que en un suelo de superficie horizontal. la elevacién de dicha super- ficie no podra ser mayor que h=OlnH (1-1) Donde n es la porosidad media del suelo y H el espesor de suelo en que se deja sentir ef efecto de congelacién. Por otra parte, en un 13 CAPITULO 1 sistema abierto constituido por suelo susceptible a la helada, la expansién por congelacién puede Hegar a ser mucho mayor que el limite indicado por la expresién 1-1. La presi6n que ejerce el suel congelado al expanderse atin no esta determinada con exactitud, pero es, desde luego, de gran magnitud y te6ricamente puede llegar a valores de un orden extraordinario, que exceden en mucho a las car- gas usuales sobrepuestas. Asi, cualquier estructura situada sobre el suelo, se eleva juntamente con él. Por otra parte, durante el deshielo que ocurre al iniciarse la primavera, la zona congelada de suelo se funde, proceso que, general- mente, dura algunas semanas y va acompafiado de asentamientos del subsuelo. La magnitud de este asentamiento en un suelo dado depende, fundamentalmente, de si se han formado 0 no en ese suelo lentes de hielo puro durante la época de congelacién. En el caso de suelos no susceptibles a la helada, en que el congelamiento no formé lentes de hielo, el asentamiento esta acotado por la expresion 1-1; sin embargo, el valor real de tal asentamiento no puede exceder el aumento de volumen causado por el proceso previo de congelacién. En suelos susceptibles a la helada, en los que el congelamiento haya formado lentes de hielo, al fundirse éste se tiene el efecto adicional del colapso de las bévedas de las cavidades antes Ilenas de hielo, por Jo que el asentamiento puede aumentar en forma notable; los asenta- mientos diferenciales asociados a este fenémeno son frecuente fuente de problemas para estructuras suprayacientes, especificamente para caminos, aeropistas, etc. En el caso de suelos que formen taludes o laderas, la accién de la helada produce en esencia un movimiento de las particulas hacia el pie del talud. Si el material no es susceptible a Ja helada, las particulas de suelo colocadas en Ja superficie del talud se desplazan normalmente a dicha superficie, durante el proceso de congelacién: durante el deshielo esas particulas descienden verticalmente, con un desplazamiento neto resultante hacia el pie del talud en Ia direccién de su superficie, Si los suelos son susceptibles, en especial si son limosos, la mayor parte del desplazamiento de las particulas ocurre durante Ja licuacién posterior de los lentes de hielo formados en el periodo de congelacién, paralelamente a la superficie del talud; esta licuaci6n hace que el suelo colocado sobre los lentes de hielo se desintegre y fluya prdcticamente como un liquido viscoso; este fe- némeno se conoce con el nombre de soliffuxién. En el caso de muros de retencién, la congelacién del agua libre en el suelo detris de la estructura, produce un aumento de presién sobre ellos, el cual es, desde luego, mucho mayor en suelos suscep- tibles a Ja helada. Este aumento de presién, reiterado frecuentemente a través del tiempo, puede terminar por producir el colapso de la estructura. Si Ios muros son de concreto reforzado, la falla puede MECANICA DE SUELOS (11) Megar a presentarse por esfuerzo cortante en la seccién entre el muro propiamente dicho y su losa de cimentacién. En los suelos susceptibles a la helada, el espesor de los lentes de hielo formados depende de varios factores, entre los que pueden enumerarse el grado de susceptibilidad del suelo, la facilidad del drenaje (tanto para absorber, como para ceder agua), la intensidad del frio y duracién del mismo, especialmente este ultimo factor. Las soluciones que se han adoptado para evitar la accién nociva del congelamiento de las capas superficiales del terreno por efecto climatico pueden agruparse en tres tipos diferentes: a) Substitucién de los suelos susceptibles a la helada por otros no susceptibles, hasta la profundidad necesaria para llegar a niveles mas abajo que la penetracion del efecto climatico exterior. 6) Drenaje adecuado para abatir el nivel freético a una profun- didad mayor que la altura maxima de ascensién capilar del suelo. c) Conversién del sistema abierto existente en cerrado, Esto se logea excavando hasta la profundidad de congelacién y colocando a ese nivel una capa de material grueso, no. capliar. Posteriormente volver a rellenarse la excavacién con el material original. Lo anterior ha sido aplicado principalmente a caminos y aero- pistas. Ademas de los cambios volumétricos anotados en los parrafos an- teriores, la fase del deshielo en los suelos produce una disminuci6n de la resistencia al esfuerzo cortante de los mismos y consecuente- mente, una disminucién de su capacidad de carga. Esto es facilmente explicable tomando en cuenta lo expuesto en el Capitulo XII del Volumen I de esta obra, pues al fundirse el hielo y tratar el suelo de comprimirse, el agua experimentara presiones en exceso de la hidrostatica, que sélo se disipan cuando el agua haya sido totalmente drenada, lo cual sucede normalmente en periodos de dos o tres meses, a no ser que se hayan tomado precauciones especiales en lo referente al drenaje. 1-3, Clasificacién de suelos de acuerdo con su susceptibilidad a la helada Segiin A. Casagrande, un suelo puede considerarse como no susceptible a la helada si posee menos de un 39% de particulas me- nores de 0.02 mm, El intervalo critico en el cual el material empieza a mostrarse susceptible esta entre 3% y 10% de contenido de aque- las particulas, dependiendo de sus caracteristicas granulométricas. Los suelos susceptibles a la accién de las heladas pueden clasifi- carse como se muestra en la Tabla 1-1, ampliamente usada por los técnicos de todo el mundo. En esa tabla los suelos aparecen agrupa- dos en orden creciente de susceptibilidad. 15 CAPITULO I TABLA 1-1 GRUPO. TIPO DE SUELO Fy Graves con 3% a 20% de particulas menores que .02 mm. F, Arenas con 39% a 15% de particulas menores que .02 mm. Fo~a Gravas con mas del 20% de particulas menores que 0.02 mm. Fy—b Arenas (excepto Jas finas limosas), con mas del 159% de particulas menores de 0.02 mm. Fy-c Arcillas fereerto finamente estratificadas) con > Ip Todos los limos inorganicos, incluyendo los arenosos Arenas finas limosas con mas del 15% de particu- las menores de 0.02 mm. Arcillas con Ip < 12 Arcillas finamente estratificadas Fd Los suelos mas peligrosos desde el punto de vista de la accién de la congelacién son aquellos en que se combine la granulometria mas fina, con la mayor permeabilidad; por ejemplo, Jas arcillas fina- mente estratificadas con muy delgadas capitas de arena, son los suelos més peligrosos; también los limos, las arenas limosas y las arcillas telativamente poco plasticas. En general, se recomienda no usar los suelos F, cuando se tema una accién climatica intensa. Especialmente resultan contraindicados en caminos y aeropistas. 1-4. Indice de congelacién La profundidad de la zona de congelacién de un suelo depende, segtin se dijo, tanto de la duracién, como del valor de las tempera- turas que el ambiente alcance bajo el punto de congelacién. Para tomar en cuenta ambos factores en la profundidad de penetracién a pea helada, se ha creado el concepto de Indice de congelacién. le). Para los efectos que siguen, se entenderd por un niimero de sgtados-dia (°C-dia) la diferencia entre la temperatura media diaria y la temperatura de congelacién del agua. Expresando la tempera- (ura en grados centigrados, la temperatura de congelacién del agua es O°C y el niimero de grados-dias coincide con la temperatura media diaria, MECANICA DE SUELOS (11) Si se dibuja para un invierno una grafica acumulativa de grados- dia contra el tiempo, expresado en dias, se obtiene una curva del tipo de la mostrada en la fig. I-2. Grades - dia, ocumulodos FIG. 1-2, Determinoeién de/ indice de congelocién En dicha grafica el indice de congelacién puede calcularse como el numero de grados-dia entre los puntos maximo y minimo de la curva. El indice de congelacién esta, asi, ligado a un invierno dado. El indice normal de congelacién se define como el promedio de los indices de congelacién de un lugar, a Jo largo de un lapso de tiempo prolongado, usualmente diez o mAs afios. aplicacién principal de estos conceptos ha sido hecha en la construccién de caminos y aeropistas, en donde se tienen curvas ex- perimentales sobre los espesores minimos de material no suscepti- ble, que deben colocarse para proteger al suelo situado bajo la subrasante de los efectos de la congelacién. Es normal dar estos espesores de proteccién en términos del indice normal de congela- cién de las regiones de que se trate, correspondiendo, como es obvio, los mayores espesores de capas protectoras a los mayores indices. CAPITULO I REFERENCIAS ‘Teraaghi, K.— Permafeost — Harvard Soil Mechanics Series N* 37 —Univer- sidad de ‘Harvard — 195; 2. Casagrande, A.—Notas de clase no publicadas, reproducido en Transactions of the American Society of Civil Engineers. — 1948, BIBLIOGEAFIA Freezing. and theming of soils as factors in the destruction of road pavements — ber — Publ loads Wash. — 1930. Soit freezing and frost heaving—G. Beskow— Swedish Geological Society, 26th, year Book N* 3. Series CN’ 375 —Trad. al inglés por J. Osterberg — Soil ffsehanies for road engineers -Road Research Laboratory D, S. 1. R.— majesty’ 5 '$ stationery office — London — 1961. Tagen Corrcteras 1. Hewes y C, H. Qgiesby — (Trad. O. M. Bece- ) Ed. Continental — México, D. F.— 18 CAPITULO II DISTRIBUCION DE ESFUERZOS EN LA MASA DEL SUELO II-1, Introduccion En este capitulo se trata el problema de importancia fundamen- tal en Mecanica de Suelos, de EB distribuci6n de los esfuerzos apli- cados en Ja superficie de una masa de suelo a todos los puntos de esa masa. En realidad puede decirse que tal problema no ha sido satisfactoriamente resuelto en suelos. Las soluciones que actualmente se aplican, basadas en la Teoria de la Elasticidad, adolecen de los defectos practicos acarreados por las fuertes hipétesis impuestas por las necesidades de la resolucion matematica tan frecuentes, in- fortunadamente, en aquella disciplina. Sin embargo, hasta hay, la Mec&nica de Suelos no ha sido capaz de desarrollar sus propias soluciones mas adaptadas a sus realidades, por lo cual resulta im- prescindible recurrir atin a las teorias elasticas. Los resultados que se obtengan en las aplicaciones practicas deberan siempre de verse con el debido criterio y, no pocas veces, ajustarse con la experiencia. El hecho real concreto es, empero, que de la aplicacién de las Teo- rias en uso, el ingeniero civil actual logra, en la inmensa mayoria de las casos précticos, una estimacién sufi icientemente aproximada de los fenémenos reales en que esta interesado, de manera que le es posible trabajar sus proyectos y materiales con factores de seguridad, por ejemplo, que no desmerecen nunca y frecuentemente aventajan a los empleados en otras ramas de la ingenierfa, Seria infantil creer, por otra parte, que de la aplicacion de las teorias expuestas ade- lante puedan calcularse los asentamientos de una estructura, por ejemplo, con profética seguridad; los calculos proporcionaran al inge- niero, en el mejor de los casos (y también en el mas frecuente), el orden de magnitud de tales asentamientos, perc, normalmente, de un modo suficientemente aproximado como para poder normar el criterio del proyectista, de modo que éste pueda combatir los efectos nocivos con eficacia practica, Podria decirse que, desde el punto de vista de la Mecénica de Suelos, existen dos problemas en la aplicaci6n de las teorias elasticas y de la teoria de la consolidacién unidimensional al calculo de asentamientos: uno, el teérico, dista de estar resuelto y exige atin mucho del esfuerzo de los investigadores; otro, el practico, telativamente resuelto, pero susceptible de mejoramiento, pues hoy 19 CAPITULO II los proyectos relatives a suelos pueden tratarse con razonable segu- tidad y economia, 11-2. EL problema de Boussinesq Los esfuerzos que una sola carga vertical concentrada actuante en la superficie horizontal de un medio semiinfinito, homogéneo, isé- tropo y linealmente elastico, induce en los puntos de cualquier vertical trazada en el medio, fueron calculados por vez primera por Boussinesq'. En la fig. II-1, P representa la a carga concentrada actuante segun la vertical; (x, y, z) son las coor- denadas del punto en que se calcu- lan los esfuerzos, referidas a un sistema cartesiano ortagonal cuyo origen coincide con el punto de aplicacion de P. Si r es la distancia radial de A’ a0 y tel dngulo entre el vector posicién de A (R) y el eje Z, los ‘ }-——_* esfuerzos en el punto A pueden | escribirse 2 3P FIG. U-I. Esfwersos provecades en un Gz = SS ate (2-1) punto de una maa de suelo por una carga’ cunceatroda [3 cos’ h sen? b — (1-2) (2-2) oe = (1-2 p) ye | cost ym SH (23) tie gee cost sen b (2-4) En el Anexo II-a se presenta la deducci6n de las anteriores expresiones, por métodos familiares en Teoria de Elasticidad. En la practica de la Mecdnica de Suelos la expresién 2-1 ¢s, con mucho, la mas usada de las anteriores y su aplicacién al calculo de asentamientos es de fundamental importancia. A este respecto se hace necesario recalcar que Jas expresiones arriba escritas, en par- 20 MECANICA DE SUELOS (II) ticular Ja 2-1, se han obtenido suponiendo que el material en cuyo seno se producen los esfuerzos que se miden es homogéneo, isétropo. linealmente elastico y semiinfinito, limitado por una sola frontera plana. Es evidente que el suelo no es homogéneo, pues sus propieda- des mecanicas no son las mismas en todos los puntos de su masa; ni isétropo, pues en un punto dado esas propiedades varian. en general, en las distintas direcciones del espacio; ni linealmente elastico, pues, las relaciones esfuerzo-deformacién de los suelos no son las que corresponden a ese comportamiento. Por iiltime, tampoco es semiin- finita ninguna masa de suelo. De hecho no debe dejar de mencionarse que la aplicacién mas frecuente en Mecadnica de Suelos de las férmulas de Boussinesq estriba en el calculo de asentamientos de los suelos sujetos a conso- lidacién, vale decir de arcillas y suelos compresibles, en los que algunas de las hipétesis teéricas, la elasticidad perfecta, por ejemplo, distan de satisfacerse en forma muy especial, aiin dentro de los suelos en general. Para la aplicacién practica de fa formula 2-1 es conveniente expresarla como sigue (fig. II-1). de donde con, En el Anexo H-b se presenta una tabla de valores de P, en funcién de Ja relacién r/z. Asi, para encontrar el valor de un esfuerzo normal vertical, ¢;, con la ayuda de la tabla, basta medir la distancia del punto de aplicacién de la carga al punto de la superficie (A’) exactamente arriba del punto de la masa en que se mide el esfuerzo 21 CAPITULO II (A) y dividir ese valor de r, entre la = correspondiente al plano en ue se calcula el é¢sfuerzo (distancia entre el plano de aplicacién de ta carga y el plano en que se sitda al punto en que se calcula el esfuerzo). Con el valor de esta relacién, r/z, se selecciona el valor de P, correspondiente y se calcula el esfuerzo aplicando la ec. 2-6, 11-3. Extensién de la f6rmula de Boussinesq a otras condiciones de carga comunes La carga unica concentrada cuyo efecto se ha analizado en la seccion Il-2, aunque de accién comin en_la practica, no constituye e] unico caso que es necesario estudiar. Otras condiciones de carga muy comunes se pre- sentan a continuacién en forma concisa, sin entrar, en general, a los detalles matemati- cos de la obtencién de las férmulas que se in- cluyen. En la figura II-2 aparece una carga li- neal, uniformemente distribuida en Ja lon- gitud y. de p unida- des de carga, por uni- dad de longitud. El valor de gs en un pun- to de la masa bajo 0 puede obtenerse facil- FIG. IL-2. Distribueién de estuertos con carga lineal de mente integrando la Tongitud finite expresién 2-1 a lo lar- go de la linea de car- ga, resultando. 1 2 = + 2-8 epee are)! ) =f Qn (ete) Vet o, La anterior expresi6n 2-8 puede ponerse en forma adimensional, introduciendo los parametros 22 MECANICA DE SUELOS (II) En funcién de tales parametros, la ec. 2-8 resulta op fab (tg 2) a an (mm? + Dom? + ttl lm tat m +9) lo cual puede expresarse como a= =Ppo (2-10) En donde pp es el segundo miembro de la expresién 2-9. E! valor de p, fue tabulado para diferentes valores de m y n por R. E. Fadum’ y en el Anexo II-c aparecen las graficas que responden a tal tabulacién debidas al mismo investigador. Asi, para encontrar el valor de un esfuerzo g;, en cualquier punto A debido a una carga lineal de longitud finita, utilizando la grafica del Anexo Il-c, basta medir las distancias x y y, tal como se definen en la fig. I]-2 y dividir estas distancias entre i profundidad z para obtener los valores de m y n, respectivamente: con ellos, la grafica Birborciona directamente el valor de influencia correspondiente, p,- esfuerzo oc; se determina con la ecuacién: aap (2-11) Si se desea calcu- lar el valor de o,' bajo un punto 0’, diferente de 0, podré conside- rarse que la carga li- neal tiene la longitud y+y’ y proceder a daleular ast el o.”; des- és habra de calcu- larse el esfuerzo co- rrespondiente a una longitud y! (cy). El or deseado sera, evi- dentemente G;' = 0" — o¢ ‘Si se usa la grafica propuesta, el sistema coordenado ortogonal de referencia debe es- cogerse de modo que el eje Y sea paraleloa ta carga lineal ye X norma! a ella, Por SU FIG, 11-3, Distribucibn de esfu ike extremo. vectongulor vallateensing ae semarticle F A 1 { t : t t t t { ‘ 3 CAPITULO II Un caso de condicién de carga ain mas interesante en la practica que el anterior es el que cortesponde a la fig. II-3, en la que se analiza la influencia en Ia masa del continuo homogéneo, elastico e isétropo de una superficie rectangular uniformemente cargada, con w unidades de carga por unidad de area. EI esfuerzo ¢. bajo una esquina de la superficie cargada y a una profundidad z, puede obtenerse por integracién de la ec. 2-1 en toda el area rectangular, obteniéndose la expresién (2-12) i Adoptando los parametros m yn, tales que m =~ yn = 4, (ahora intereambiables), la ec. 2-12 puede escribirse adimensionalmente como 1 (2 mam? +n + 1)? wo tat boa 1) 4 en 2ma(m 4 (m+n +] Si al segundo miembro de esta ecuacién se le llama we. puede tabularse su valor en funcién de distintos m y n. Esta labor fue también realizada por Fadum? y en el Anexo II-d se muestra una grafica con los resultados de Ia tabulaci6n. Para encontrar el valor de o- en un punto A bajo una esquina de la superficie rectangular uniformemente cargada se procede a calcular las distancias x y y (fig. II-3), con las que pueden obtenerse los va- lores de m y n para diferentes profundidades z a lo largo de la ver- tical. Con he grafica del Anexo II-d puede calcularse ahora w. y aplicar la ecuacién [ang tg (2-13) or ww, (2-14) Asi se tiene el valor de ¢-, correspondiente a cada profundidad z. Debe notarse que el sistema coordenado base respecto al cual se calculé el grafico del Anexo II-d es tal que su origen coincide pre- cisamente con la esquina del area rectangular uniformemente carga- da. Si se desean calcular los esfuerzos bajo otro punto, tal coma el A’ de la fig. II-3, podra procederse haciendo substracciones y adi- ciones convenientes al drea cargada. Por ejemplo, en el caso del punto A’, podria calcularse cl ¢.” correspondiente al 4rea hipotética BO'FD: después los o-’ y o-'" substractivos correspondientes a las areas BO'HO y CO’FE, debiendo notarse que al hacer estas subs- MECANICA DE SUELOS (I1) tracciones, el area CO’HG se resté del total inicial dos veces, por lo que sera necesario calcular el esfuerzo ¢.' por ella producido y to- marlo como aditivo una vez. El esfuerzo ¢’. deseado sera a 9. o: ob, Un caso especial de gran importancia practica es el que corres- ponde al calculo de esfuerzos a lo largo de una normal por el centro de un drea circular uniformemente cargada (w = presién uniforme) EI caso aparece en la fig. 1-4. E] esfuerzo ¢- en cualquier punto de la vertical bajada por el centro del circulo cargado puede obtenerse también integrando la ec. 2-1 a toda el area circular. El proceso se realiza a continuacion con referencia a la fig. II-4, para ilustracién de los casos andlogos que se han venido mencionando. Definiendo un AA como se muestra en la figura citada se tiene AA = phpaa En esa area obrara una carga AP AP = wpApAe Esa carga, segtin la expresi6n 2-1 produce a una profundidad =. en un punto como e! A, un esfuerzo vertical Ao:. _ 3AP z Ane a ep Eye Entonces: 3w z Ao: = on Tre ay eApad ya que x? + y? = p* Agrupando 3 hor= ae 2 Tapp Aen El esfuerzo ¢, correspondiente a toda el 4rea resultaré de llevar a . la expresin anterior al limite y de FIG: lA. Dishtbuctén del esfuere bofo aplicar la definicién usual de in- sh centro de ung supeticie tegral de superficie. gede 25 CAPITULO II _ tf 3w2? p _ 3wzt “ pe = a= [fe tare ete = 282 [| eta oe : , — Sw2* 12 1 = fei 33 ese De donde, finalmente Lye a=w[1-(TF7y zy) | (2-15) Lo anterior puede escribirse avin ww, (2-16) oe w.=1— ey (2-17) Los valores ue w, pueden tabularse en funcién de los correspon- dientes de r/z. En ei Anexo Il-e se presenta la tabulacién en cues- tién. Encontrando w», el valor de g, resulta simplemente de la aplicacién de la formula 2-16. En muchos casos se han de cimentar estructuras sobre suelos compresibles que contienen finos estratos de arena o limo alternados con otros de arcilla (arcillas finamente estratificadas). El Dr. A. Casagrande hizo notar que, en estos suelos, las laminas de arena 0 limo actian como refuerzos del conjunto que restringen la defor- macién horizontal de la arcilla. H. M. ‘Westergaan obtuvo una solucion de este problema para el caso extremo en que las deforma- ciones horizontales fueran nulas. De acuerdo con esta solucién el esfuerzo vertical debido a la accién de una sola carga vertical con- centrada superficial, actuante sobre un medio semiinfinito, que se comporte segiin la ley dé Hooke, pero que tenga totalmente restrin- gida su deformaci6n horizontal, esté dado por donde. P Zz a= aK Tae ER) (2-18) T—2u 2 (T= py donde Ke (2-19) 26 MECANICA DE SUELOS (II) Siendo p: la relacién de Poisson para el material arcilloso blando. Andlogamente al caso de las soluciones obtenidas a partir de la de Boussinesq, se cuenta en la actual literatura con ecuaciones y graficas que permiten extender la solucion de Westergaard a otras condiciones de carga, andlogas a las vistas; sin embargo, estos gra- ficos se omiten en esta obra por considerarse que son pocos los casos practicos que ameritan su aplicaci6n. Il-4. Algunas otras condiciones de carga con interés prictico A continuaci6n se mencionan algunos trabajos tendientes a resol- ver el problema de transmisién de esfuerzos al continuo semiinfinito, homogéneo, isétropo y linealmente elastico, provocados por cargas superficiales obedientes a diferentes leyes de distribucién de interés practico, a) Carga lineal de longitud infinita Si en la expresién 2-8, correspondiente a la influencia de una carga lineal de longitud finita, y, esta magnitud crece hasta ser mucho mayor que las x y z que intervengan en el caso, su valor podra considerarse como (+ oo) y, en tal situacién el valor o, tiene por limite O a2 on (e+e Que corresponde al esfuerzo en un punto situado en el plano normal a la linea de carga, trazado por su extremo, extendiéndose la linea infinitamente desde el punto origen de coordenadas, en la direccién del eje Y, hacia (+ 00). (car infinita) . Si la linea de carga se extiende también infinitamente en el sen- tido (— oo) (carga infinita) el esfuerzo oz, a la profundidad z, en un plano normal a la linea trazada por el origen de coordenadas, es simplemente el doble del dado por la ec. 2-20. (2-20) b) Area circular uniformemente cargada Este caso ya ha sido tratado en el p&rrafo precedente, pero Gnicamente para encontrar los esfuerzos verticales a lo latgo de una normal al area trazada por su centro. L. jatgenson* presenta una solucién més general, que permite calcular fos esfuerzos verticales y los cortantes maximos en cualquier punto del medio semiinfinito. En la fig. II-5 aparece una grafica en que se vacia la solucién antes mencionada. 27 CAPITULO II T's acne enunplcherodia. | Reseda, Sr. ESFUERZO VERTICAL S ESFUERZO CORTANTE, FIG. I1-5. Disteibueidn de esfuerzos verticales y cortonter méximos bajo un drea circu. lar unitormemente. corgeda ¢) Carga rectangular de longitud infinita Este caso, fig, 11-6, ha sido resuelto por Terzaghi y Carothers*, quienes dieron las férmulas que proporcionan los distintos esfuer- ‘ZOS. Estas férmulas son a= 2 [a + senacos 28] o,= © [a— sen acos 28] tHe £ sen a sen 28 (2-21) ‘Los esfuerzos principales y el cortante maximo estan dados por a, = 2 (a+ sena) a, = & (a—sena) (2-22) 28 MECANICA DE SUELOS (II) FIG. 11-6, Distribucién de esfuenos bajo uaa corga rectongalar de langited tafinita eb . a 5, ESFUERZO CORTANTE | ay esruenzo verticaL FIG. 1-7. Distribucién de esfuersos verticales y cortentes mdzimas bajo waco carga actongular de fongitud Infinite 29 CAPITULO Il La direccién en que actia el esfuerzo principal mayor, o;, es la de la bisectriz ‘del Angulo a. El esfuerzo tm, actia, naturalmente, a 45° respecto a la ante- rior_direccién. En Ia fig. II-7 aparece una grafica que da los valores de os y de tmx, en los distintos puntos del medio semiinfinito. d) Carga triangular de longitud infinita, (triangulo isdsceles) La solucién para este caso fue propuesta por Carothers‘ y se refiere a la fig. II-8, FIG. 11-8, Distribucién de exfuertos bajo une corga triangular da longited Infi- nite (tridagulo isésceles) Las expresiones son: a=L[at a+ = (aa) | 22 of on Ea $a F(a ~ a) Fass] (2-23) Fla — a) En la fig. II-9 aparece la solucién grafica de las ecuaciones anteriores para Jos valores de os ¥ Tix. Este caso reviste importancia practica especial por su aplicacién a presas de tierra. 30 MECANICA DE SUELOS (II) 5, ESFUERZO CORTANTE FIG. 1.9, Distribueién de exfuerzos verticoler y cortanter méximos bajo uaa carga triangular de longitud infinite (tridngulo isssceles) e) Carga trianguiar de longitud infinita (tridngulo escaleno) También Carothers‘ dio la solucién general para este caso, con las formulas o=P[ZarstP—se] a o Peg stboeg Fs Zit] (2-24) 7 r é To a ro a un ae tHe = ( as 8) Que pueden interpretarse en la fig. II-10. Las expresiones anteriores son susceptibles de tabulacién sencilla en cualquier caso practico, 31 CAPITULO I FIG. 11-10, Distribueida de arfvertea bale uno corga triangulor de loagitud inti. nite (Hridagule escalenc) £) Carga triangular de longitud finita (tringulo rectangulo) Este importante caso practico fue resuelto por Hamilton Gray’, quien dio para los esfuerzos formulas que se incluyen a continuacién Bajo el punto O (fig. I-11). ab feyvEeRPe oz «= RB( as EF B BL +e eeeseTees) (22) y bajo el punto Q a= 85 ( GAs - TS) (2-26) BV VPee (B42) JP +l +z El mismo investigador arriba citado proporciona soluciones gra- ficas de esas ecuaciones. En las figs. I-11 y II-12 se muestran las curvas correspondientes. Es de notar que, con la ayuda de estas graficas puede encon- trarse el valor de o, bajo cualquier punto del 4rea rectangular suje- ta a la carga triangular; para éllo sera necesario usar dichas graficas reiteradamente, haciendo las adiciones y substracciones que sean pertinentes para poder poner al punto cualquiera o bien en la con- dicion de O 0 en be de Q. Para resolver estos problemas pueden usarse cualesquiera de las distribuciones de carga ya vistas y que convengan en cada caso. 32 MECANICA DE SUELOS (II) 0.25) t—t-+ 444 t 0.20) 0.15) “TI ry 3 ° 0 s G7 5 3 if [98 == > 0.10} ts = ,; oe 4] g = 0.05) 4, |. Ne + 2, BZ aT —— peal faehenst = imi = ° On O2 03 OF O6 08 ! 2 3.456 810 Valores de m FIG. I-11. Esfuerzos vertieales induckdos bajo e! peato 0, por ena carga triangular de lengitud finite (triéngulo rectéagulo) Lo anterior implica la hipétesis de que el principio de la super- posicién de causas y efectos es aplicable a los problemas de la naturaleza trati Si se suman las ordenadas de cualquier curva de “n” en la fig. Il-11 con las correspondientes de la fig. II-12, los resultados repre- sentan las ordenadas provenientes del diagrama de Fadum para una carga uniformemente distribuida sobre el 4rea rectangular. 33 CAPITULO II vaALomes of 1, VALORES GE m FIG, I1-12. Esfuereos verticales inducidos bajo Q por una carga triangular de longitud finite (tridngulo recténgulo) g) Carga trapecial de longitud infinita El problema, resuelto también por Carothers' tiene, segtin Ia fig. TI-13, las siguientes soluciones o=f[p+2a-4(e-5)] x 2z, 4 z w= t[8 +2at¢Zin& +g o] (2-27) 4 =f fte-2 wat [Fe =| MECANICA DE SUELOS (II) t _i_4 + N FIG, W-13, Distribucién de estuerses bajo une carga trepecial de Jongitud infi- alta (trapecio recténguha) Desde luego, todas estas ecuaciones son facilmente tabulables para el trabajo en un problema practico, pero para mayor facilidad, en la fig. [I-14 se incluye una solucién grafica dada por J. O, Os- terberg para los puntos indicados. presente caso es de muy especial importancia practica_por permitir el cAlculo de los esfuerzos inducidos por un terraplén. Para resolver este problema bajo el centro del terraplén bastaré multi- pitcar per dos el valor de ¢; obtenido para cada profundidad z, con la gratica presentada. Si se desean calcular los esfuerzos bajo el centro del extremo final de un terraplén supuesto semiinfinito en longitud, bastaré aplicar la mitad del valor de o, obtenido para el terraplén completo de longitud infinita. h) Plano semiinfinito uniformemente cargado EI problema resuelto por Carothers‘ se esquematiza en la fig. I-15. tos esfuerzos actuantes pueden calcularse con las formulas waz [prs] = 2 [8 3| (2-28) Ter = Esen'f 35 ‘CAPITULO II 0,30 2 Lo 2: = 0.40 < ° z w 2 4 0.30 . z w a @ 0-20 = w Oe « i 7 o 1 B. 3 t « P= corgo unitoria | * 6.10 ante apt 2 es | ° Or 2 4 664 2 4 6 B81 2 4 6 80 as FIG. Ilt4. Geilice do valtns de indtesacie pave af siento de eafzerae varticnes ete Ie eo etna TO. Onerbergy e Los esfuerzos principales en los distintos puntas del continuo de suelo estan dados por a= [B + sen8] a= [B — sen8] (2-29) Tots. = £ senB MECANICA DE SUELOS (11) plano semiintinito, unitormemente FAG. I-16. Distribucida de estuertos bajo un cargade, con fal i) Piano semiinfinito, uniformemente cargado, con talud La solucién a este problema también es debida a Carothers* y responde a las siguientes ecuaciones, relacionadas con la fig. [I-16 a= ffs + al (2-30) 37 CAPITULO II FIG. I-17. Disfribucién de esfuerros bajo un plano infinito uniformemente car- goede con faja trepecial ao cargeda de longitud infinita j) Plano infinito uniformemente cargado con faja trapecial descar- gada de longitud infinita Los esfuerzos en cualquier punto de la masa de suelo en este caso pueden resolverse con las siguientes ecuaciones, debidas a Caro- thers‘, fig, I-17. a= 2/8 +B) -2ia+a) +2 (aa) p ob 2 (a—a)$ ein et o=2[(8+B) ag (atm) te (a w+ Gmee| w= 2[Z(e—a] (2-31) ® IE-5. La carta de Newmark Newmark * desarrollé en 1942 un método grafico sencillo que permite obtener répidamente los esfuerzos verticales (o») trans- mitidos a un medio semiinfinito, homogéneo, isétropo y elAstico por cualquier condicién de carga uniformemente repartida sobre la superficie del medio. Esta carta es especialmente util cuando se tie- nen varias areas cargadas, aplicando cada una de ellas, diferentes presiones a la superficie del medio. El método se basa en Ia ec. 2-15 correspondiente al esfuerzo ver- tical bajo el centro de un 4rea circular uniformemente cargada. Esta ecuacién puede escribirse 38 MECANICA DE SUELOS (II) $='-(ae)” Si en esta ecuacién se da a ¢,/w el valor 0.1 se encuentra que r/z resulta ser 0.27; es decir, que si se tiene un circulo cargado de radio r = 0.27z, donde z es la profundidad de un punto A bajo el centro del circulo, el esfuerzo en dicho punto A sera oe = O.1w Si este circulo de r = 0.27 z se divide en un ndmero de segmentos iguales (fig. I[-18), cada uno de ellos contribuira al esfuerzo o, total en la misma proporcién. Si el nimero es 20 como es usual en las cartas de Newmark, cada segmento cooperard para el esfuerzo o, con 0.1w/20 = 0.005 w. El valor de 0.005 es el valor de influencia corres- pondiente a cada uno de los segmentos circulares considerados. Si ahora se toma o./w = 0.2, resulta r/z = 0.40; es decir, para el mismo punto A a la profundidad z, se requiere ahora un circulo carga- do de r= 0.40 z, para que el esfuerzo o, sea igual a 0.2 w. j FZ Influencia * 0.008 w LD? NS FIG. 11-18. Génesis de la carta de Newmark Concéntrico con el anterior puede dibujarse otro circulo (fig. II- 18) con dicho r = 0,40 z, Como el primer circulo producia en A un 39 CAPITULO I Or = 0.1m, se sigue que la corona circular ahora agregada produce otro 9 = 0.1 w (de modo que el nuevo circulo total genera oy = 0.2 w). Asi, si los radios que dividian el primer circulo se prolongan has- ta el segundo, se tendra la corona subdividida en reas cuya influen- cia es Ja misma que la de los segmentos originales. (0,005 w). De esta manera puede seguirse dando a ¢,/w valores de 0.3, 0.4, 0.5, 0.6, 0.7, 0.8, 0.9 obteniendo asi los radios de circulos concéntri- cos en funcién de la z del punto A, que den los esfuerzos 0.3 w, 0.4 w, etc. en el punto A. Prolongando los radios vectores ya usados se tendra a las nuevas coronas circulares afiadidas subdivididas en Areas cuya influencia es iqualmente de 0.005 w sobre el esfuerzo en A. Para 2/w = 1.0 resulta que el radio del circulo correspondiente es ya infinito, para cualquier z diferente de cero, por lo que las reas que se generan por prolongacién de los radios vectores fuera del circulo en que z/w = 0.9, aun siendo infinitas, tienen la misma influencia sobre ue las restantes dibujadas, En el Anexo II-f se presenta una carta de Newmark construida para el valor de z que se indica. Para encontrar el valor de ¢, en puntos con diferentes profundi- dades que el A puede procederse en forma similar, construyendo otras cartas de Newmark, con base en otros valores de z. Debe notarse sin embargo, que el valor de oz depende sélo del valor de Ia relacién r/z, por lo que una sola carta de Newmark puede wsarse para deter~ minar los oy a distintas profundidades, a lo largo de la vertical por el centro de los citculos concéntricos, con tal de considerar que la z usada para la construccién de la carta representa las distintas pro- fundidades a que se desea calcular los esfuerzos, si bien a diferentes escalas. Puesto de otra forma, en la pr&ctica se puede hacer funcionar la carta de Newmark de dos maneras distintas. a) Usando varias cartas de Newmark. Por ejemplo, si las z usa- das para la construccién de las cartas son I cm, 2 cm, 5 cm, 10 cm y 20 cm y se tiene un drea cargada, cuya influencia se desea deter- minar, representada a escala 100, las cartas proporcionarian los ¢ producidos por tal area a profundidades de 1 m, 2m, 5m, 10 my 20 m, ee son las z utilizadas a escala 100. 6) Usando una sola carta de Newmark, pare lo cual sera preciso disponer de varias plantillas del area cargada cuya influencia se es- tudia, dibujadas a escalas diferentes, Asi por ejemplo, si la carta de qe se dispone fue construida con base en una z de 10 cm, y se lesea conocer el oy que se produce a las profundidades de 2 m, 5 m, 10 m y 20 m, deberén construirse las plantillas a escalas tales que esas profundidades queden representadas por la z= 10 cm; es decir, a escalas: 20, 50, 100 y 200. La plantilla del area cargada, dibujada en papel transparente, se coloca en tal forma que el centro de Ja carta coincida con el punto MECANICA DE SUELOS (11) bajo el cual quieran calcularse los oz. A continuacién se contaran los elementos de area de la carta cubiertos por dicha area cargada, aproximando convenientemente las fracciones de elemento. E] nimero asi obtenido, multiplicado por el valor de influencia comin de los elementos (en el desarrollo anterior 0.005) da el valor de influencia total, que multiplicado por la w que se tenga da el ¢, deseado. Posiblemente la maxima utilidad del método de Newmark apa- rezca cuando se tiene una zona con diversas areas cargadas unitor- memiente, pero con cargas de distintas intensidades, pues en este caso _los métodos antes vistos requeririan muchos calculos, mientras que la carta de Newmark funciona sin mayor dificultad. II-6. Kstudios sobre sistemas no homogéneos Burmister ***)* estudié el problema de la distribucién de esfuer- zos y desplazamientes en un sistema no homogéneo formado por dos capas, cada una de ellas homogénea, isétropa y linealmente elastica. La primera capa es infinita horizontalmente, pero’ tiene espesor finito, A. La segunda capa, subyacente a la anterior, es semiinfinita. Se supone que entre las dos capas existe un contacto continuo, siendo la frontera plana entre ellas perfectamente rugosa. y E, son los médulos de elasticidad de las dos capas; se estudié el caso de interés prdctico, con aplicacién al disefio de pavimentos, en el cual E, » E;. Coeficiente de influencia del esfuerzo vertical, Tz, Valores de z/r Segunde cape AIG. We }. Curvar de influencia: de esfuerros verticales transmitides en un sistema de dos copes eldsticas (segda Burmister) 41 CAPITULO II En la fig. II-19 se muestran las curvas de influencia de la carga superficial, supuesta circular y uniformemente distribuida, en lo refe- rente a los esfuerzos verticales bajo el centro del area cargada, supo- niendo que el radio del circulo de carga es igual al espesor de la primera capa. Las curvas mostradas se refieren a distintas relaciones /E, en materiales cuya relacién de Poisson se fij6 en el valor 0.5 para ambas capas. Puede notarse que en la frontera y para el caso E,/E, = 1, que corresponde al problema de Boussinesq ya tratado, el esfuerzo verti- cal es el 70% de Ja presién aplicada en la superficie, en tanto que Copa | Médulo E, rer Capa 2 Médula Ey Esfuerros verticales 7, come parcentoje de p x t t i ar Medio homegeneo t Sistema de dos capos & F | é, t Be ‘i Ey . Le Fr, I( Boussinesa) z,* 10 weve nr! FIG. 11-20. Comparacién de fa dittritucién de esfuerros verticcles en un medio homo- géneo ea un sistema de dos capes 42 MECANICA DE SUELOS (II) si E,/E, se considera de 100, dicho valor se reduce a sélo un 10% de la presi6n superficial. En la fig. II-20 se muestra una comparacién de las distribucio- nes del esfuerzo vertical en un medio homogéneo y en el sistema de dos capas para el caso en que E,/F, = 10, p= 0.5 y r/h=1. La figura se complementa con la II-19, en el sentido de que muestra los esfuerzos en cualquier punto de la masa de] medio y no sélo en la vertical, bajo el centro del drea cargada. Seguin el analisis tedrico efectuado por Burmister, el desplaza- miento vertical elastico en la superficie del sistema esta dado por la expresién A=15Fe (2-32) donde A = desplazamiento vertical en la superficie del sistema F = factor adimensional de desplazamiento, que depende de la relacién F,/EF; y de la relacion h/r P= presién uniforme en el area circular radio del circulo cargado E, = Médulo de Elasticidad de la segunda capa, semiinfinita. En la fig. II-21 aparece una grafica que da los valores de F para diferentes relaciones de las que tal factor depende. Para el uso de esa grafica es preciso determinar primeramente los valores numéricos de vi y £,, lo cual se logra por medio de prue- bas de placa. En el caso de que la placa transmisora de las cargas sea idealmente rigida, la ec. 2-32 se modifica a la forma aa1isFE (2-33) Si se coloca una placa rigida sobre el material que va a constituir la segunda capa y se transmite presién, la formula 2-33 permite el calculo de E; pues en tal caso F = 1, por tratarse de un sistema homogéneo de una sola capa. Efectuando la prueba de placa ahora en la superficie del sistema de dos capas, la expresi6n 2-33, nueva- mente usada, permitira el célculo de F y la grafica de la fig. II-21 proporcionara la correspondiente relacién £,/E;, de la cual puede Geducirse el valor de E,. Con los valores de F, y E;, asi determi- nados, pueden calcularse con las férmulas anteriores y la grafi- ca II-21 los desplazamientos verticales bajo el centro de cualquier 4rea circular cargada aplicada en la superficie del sistema de dos capas. Los resultados de Burmister se han aplicado sobre todo al disefio de pavimentos, fungiendo el pavimento como primera capa mas ri- 43 CAPITULO IL + Primare cope do Mésule do ame Frenmera perfecterente reqeve: [ Seovnde comm somiinriang, de i Mle dn Clanicded Ey ‘Ralacién de Pelszon = 4, an ombor copar. 7 co oe Ft i un P | UT oan os - 1 | rr ror 3 ar oF v7 Espesor de bo cope, (rigida). FIG. 1-21. Factores de deformacién para vn sistema de do: capar Factor de deformacicn para et sistema de dos copor, F. gida, Sin embargo, hasta hoy, los métodos analiticos emanados de estas teorias son menos confiables que otros mas empiricos, pero de resultados mas comprobados. Debe observarse que desde el] punto de vista de transmisi6n de esfuerzos, las teorias de Burmister rinden resultados que hacen aparecer los obtenidos con la solucién basica de Boussinesq como conservadores (por ejemplo, véase ref. 14). Recientemente’* se han desarrollado algunos estudios en conexién con medios semiinfinitos no lineales y no homogéneos; es decir, con materiales que al ser sometidos a compresién simple muestran rela- MECANICA DE SUELOS (II) FIG. 11-22. Relacién eléstica no lineal entre esfverio y deformacién en extodo monoarial de estuerzos ciones esfuerzo-deformacién del tipo indicado en la fig. I-22, que matematicamente pueden expresarse <= (5) a>i (2-34) Donde & es una constante caracteristica del material. En el caso en que n= 1 la ec, 2-34 representara la ley de Hooke y k coincide con el médulo de elasticidad del medio. Las conclusiones que parecen desprenderse de estos estudios son que en los suelos reales, que indudablemente se acercaran mas en su comportamiento al tipo de deformacién elastica sugerido, los es- fuerzos verticales bajo la carga concentrada son menores que los de- terminados haciendo uso de fa teoria clasica de Boussinesg y que los desplazamientos verticales de los puntos bajo la carga ocurren en forma mucho mas concentrada en la cercania de la superficie que lo que se desprende de Ja mencionada teoria clasica. Es muy intere- sante hacer notar que los estudios comentados parecen justificar la conocida regla empirica, ya mencionada en el Volumen I de esta obra, en el sentido de que, para el calculo de asentamientos, es sufi- ciente considerar las deformaciones del suelo hasta una profundidad comprendida entre una y media y dos veces el ancho del cimiento. oportuno, finalmente, hacer notar que en MecAnica de Suelos, a pesar de las meritorias tendencias sefialadas, el problema de distribu- cién de esfuerzos en la masa del suelo dista de poder ser considerado como resuelto y es mucho atin lo que en estas direcciones ha de investigarse. 4s CAPITULO I ANEXO II-a El problema de Boussinesq Desde ef punto de vista de Ja Teoria de la Elasticidad, el pro- blema de Boussinesq es un caso particular del problema de Mindlin,’ en el cual se supone la existencia de un sélido que ocupa Ja regién del espacio z> 0, en cuyo interior obra una carga concentrada P, aplicada en el punto z= c,r = 0 (fig. Il-a.1). Se trata de calcular el estado de esfuerzos en un punto cualquiera A de la masa. 1 problema de Boussinesq es una particularizacién del anterior, resultado de hacer c = 0, con lo que la carga concentrada queda aplicada en la frontera del medio semiinfinito, homogéneo, isétropo y linealmente elastico. La solucién del problema puede lograrse por varios caminos, de- pendiendo de la herramienta mate- matica utilizada. En Ja ref. 8 se presenta un tratamiento elegante y sale roblem Miadlin expedito, basado en la aplicacion [0 ''*'" ff preblene de de la transformacién de Hankel; una solucién muy general con he- rramienta tensorial podra verse en la ref. 9. En la ref. 10 se desarrolla un tratamiento matem&tico mds simple, pero mas laborioso. El tra- tamiento que aqui se presenta esta basado fundamentalmente en la rel. . La carga concentrada produce en el medio un estado de esfuerzos y desplazamientos que evidentemente es simétrico respecto al eje de aplicacién de la carga. ecuaciones de Navier o de la deformacién, que expresan las condiciones de equilibrio en funcién de las componentes del vector desplazamiento ¥ (vs, vz. vs). son 1 a ~ Fi _ View + Tae a tive t+ Gq=o 1 3 Fs (2-a.1) Vur+ 35 Fit Geo Vos + ae e+ Bao MECANICA DE SUELOS (1) En donde p es el médulo de Poisson, G el médulo de rigidez E Fe F (FP, Fs, Fs) las fuerzas de masa y (x, x2, x1) el sistema coordenado ortogonal de referencia. Las ecs. 2-a.1 tienen como variables finicamente avy, ¥2 Y Us. Multiplicando las ecs, 2-a,1 por los versores i,, iz, is respectiva- mente y sumando, G= Vo+oeV dvd +E 0 (2-a.2) Ecuacién que ha sido Hamada fundamental de la Teoria de la Elasticidad. Si se aplica a 2-a.2 el operador div: div. Vib + i 1 i R= rari Vd t+ div. F=0 (2-23) Pero: div. V? 0 = Vi div.v = Vie y div. V div.o = V'div. 0 = Ve Donde ¢ es la deformacién volumétrica o 1** invariante del ten- sor deformacién. Substituyendo Jo anterior en la ec, 2-a.3 y simplificando BU St) v4 Gdiv.F = 0 (2-04) Se supondré ahora la existencia de una funcién ¢, potencial de fuerza, arménica, Ea tal caso, F=V¢ ¥ div. F = ¥¥9 =0 por lo tanto, de la ec. 2-a.4 se sigue que, si ¢ existe Ve=0 Si se_aplica, bajo la hipétesis anterior, a la ec. 2-a.2 el operador escalar V2, se puede escribir ~ 1 = Viv + a ViVaiv. + t VF=0 lo cual da ve+—t_vvet a VR =0 T2n ct = 47 Anexo Anexo Anexo Anexo Anexo Ancxo Anexo: Anexo: Anexo: INDICE . 1X-12, Friccién negativa. Pilotes de control . ae TX-13. Gruposde pilotes.... . . - e . : IX-14. Deterioro y proteccién de pilotes. . oe IX-15. Pilas, cilindros de cimentacién y cajones, . . Xa, Férmulas dindmicas para la capacidad de cary: hincados al golpe . . . . IX-b. Pruebas de carga en pilotes, - IX<. Algunos tipos comunes de pilotes brosolndor apropiadas para hinca al golpe ., . - . IX, Tipos de pilotes colados cn cl lugar -s IX. Pilotes hineados a presién o preexcavados ... . . . « . IX-f, _ Pilas, cilindros de cimentacion y cajones . . . IX-g. Problemas resueltos. 0... 1 ss . - Capitulo X, PRINCIPIOS PARA EL DISENO DE PAVIMENTOS EN CAMI- NOS Y AEROPISTAS X-1, Generalidades y definiciones X-2. — Funciones de las distintas capas de un X-3. Factores que afectan el disefto de los pavimentos - X4. — Anullisis de la resistencia en los pavimentos ... . . . - XS. Prucbas especiales en la tecnologia de pavimentos X46. Métodos de disefio para pavimentos flexibles . . . . . X-7, Métodos de disefio en pavimentos rigidos . . . . . X-8. Rueda de discilo. Criterios de © carga equivalent . Xa. Pracba del C_B.R. oe Xa,l Generalidades , . Xa.2 Equipo... . Xa} Preparacién de probetas remoldcadas, Xa4 Prucba de penetracion - . X-a.5 Datos y resultados de prucba . os se X46 Procedimiento de proparacién de muestras remoldeadas . X-a.7 Procedimicnto para preparacién de muestras inalteradas. X-a.8 Prucbade campo . . . Xb. Grificas para la utilizacign del metodo del ron B. R para ai sefio de pavimentos flexibles. . 2.2.22. eee Capitulo XI, PRINCIPIOS BASICOS PARA EL DISENO DE PRESAS DE. TIERRA Ancxo Ancxo Ancxo Anexo Introduccién. . Tipos de presas de ticrra Breve descripcién de algunas de las pares constituyentes de una presa de tierra Anilisis de estabilidad Condiciones de trabajo en las presas de ‘Causas de falla en presas de tierra. Normas fundamentales de construc Drenes en presas de tierra... Fillros en presas de tierra. El coraz6n impermeable Condiciones de trabajo en presas de : Condiciones de estabilidad dusante la construceidn. » 703 529 532 533 538 542 550 567 572 516 576 577 578 580 581 S81 583 584 584 393 594 598 601 604 60S 615 620 621 623 626 626 Los autores, a través de los afios dedicados a impartir tedras de mecanica de suelos en la facultad de Ingenieria de la Universidad Nacional Autonoma de Mexico, ofrecen esta obra como un texto que cubre el programa regular de DE MeTAU tls Me eM Lule Nee M eet elo sikelele asi como también el programa correspondiente al nivel de Maestria. Separados debidamente los diferentes niveles de en- Reet eay se Scie sAN ries Cooma atts ona Eee cena cAa Coles ea obra puede presentarse de la manera siguiente: el ees tomo trata de cuestiones tan importantes con 0 el origen y formacién de los suelos y los minerales que los consti- RUN euneeletl elute sa eect eM ae etctellela ee Lelcag Frere tasteless Mute eT tert eer Tora Lela EOC w ERs h (eal mule olen Fase tinelonelurekeronal lice sieel: Lee ele ek ace aspectos esenciales de contenido de la asignatura en el ie ee Rac eM al Rcd a ME Le RCo suelos, estabilidad de taludes; teoria de capacidad de car- gas; principios basicos para el disefio de presas de tierra. CEM aN eM aM iccm ese tellel acolo areln ee Cioeie arcu cami lisse ites dite El tercer tomo esta dedicado al flujo de las aguas y a rm Meat Raney gel ae Ns Meret Rola eles coae Pavtetaneed e(etalsieeli (a ekSett oo eae Les ACER oc (oraele flujo; flujo de agua a través de presas de tierra; drenaje y Pr ote gta NUN Per LCL LUO) SLES CHM Loe ee aeLcal Lee beo. El apéndice se refiere a las arcillas expansivas.

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