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NICOLAS DE CUSA DE CONCORDANTIA CATHOLICA 0 SOBRE LA UNION DELOS CATOLICOS INTRODUCCION Y TRADUCCION DE JOSE M.* DE ALEJANDRO LUEIRO, S. J. CENTRO DE ESTUDIOS CONSTITUCIONALES MADRID, 1987 CAPITULO XII ‘Sumario: La fuerza y valor de los estatutos depende del consentimiento, y se prueba por la misma fuerza de la la presidencia del Papa en el concilio universal respecto a la convocatoria, justamente Se equi. para a la presidencia del metropolitano en el concllio Provincial. Por eso el Papa, entre los nna arzobispo, que quedan ligados por ella, lo comprendera facilmente quien advierta la fuerza de la costumbre introducida por el uso, de cuya eficacia se trata en toda la 12 Di, sobre todo, en el c. Ecclesiasticarum, Por tanto, respetamos las cosas introducidas por la costumbre, aun donde se ignore, o si intervino el consentimiento de algin principe con poder de implantar leyes. Mas atin, sila fuerza de la en parte de un consentimiento tacito y r, como acontece en muchas costumbres das en cosas particulares —lo que no se las leyes generales, aun Preceptivas—, sin igor tiene su origen en el uso, sin ningan consenso precedente. Mas vemos que el mismo sacro concilio Niceno arguy6, partiendo de la costumbre sobre la potestad de los patriarcas, 62 Di, Mos est y en el c. Quoniam mos, diciendo: Es igual la costumbre de la Iglesia romana, a saber, como el pontifi. ce romano tiene potestad sobre todos sus obispos, asi el alejandri- no la tiene sobre todo Egipto. Porque la costumbre que se 104 NICOLAS DE CUSA \da sobre la potestad de los patriarcas, 9 q.3, .8 Conques- tus. Y vemos cuanto crecié la potestad del romano Pontifice, por el uso y la costumbre de una sumisa obediencia mas allé de las sagradas disposici por lo escrito tenemos una conclusién atendien- do a la practica de las firmas, pero también probada por la razon, a saber, que el romano Pontifice, en los concilios, al formular los tutos generales, no tiene aquella autoridad que le atribuyen algunos adulador que él sélo tiene la Facultad de , por lo que a este efecto no se diferencia la presidencia del romano Pontifice en el coneilio versal, de la presidencia del metroplitano en el provin. atin, en el concilio universal de la Iglesia catélica, esta es menor con relacién a los asuntos a tratar que en el patriarcal; en el metropolitano provincial justamente se cot Y equipara. Por esta razon, entre los antiguos, el romano Por on frecuencia era llamado arzobispo. Sin embargo, en el univer. sal de toda la Iglesia no solamente se atribuye a la presidencia del romano Pontifice lo que al mismo se le atribuye en el patriarcal, el metropolitano en el provincial, como mas adelante veremos , CAPITULO XI ‘Sumario: Todos los argumentos que sostienen que el Papa tiene la plenitud de la potestad por parte de Dios y cosas semejantes, no encierran dificultad alguna, Este asunto se trata extensamente. Como se constituye la administra Cin de los superiores por la sumisién de los inferiores, de donde depende de los inferiors. Esto es dig de nota La administracin del Papa no tiene ottos origencs qe la episcopal. Puesto que la administracion de toda potestad ecleststica viene de arriba y de dor es el mimo past extensay ordenadam Es posible que todo esto parezca nuevo a los que hayan leido los escritos de los romanos Pontifices, como la plenitud de la potestad resida en el romano Pontifice y cémo todas las demas sean llamadas a participar de su solicitud, De usu pallii Ad honorem, y lo que Gelasio, Silvestre, y Sinmaco, y otros romanos pontifices dicen, cémo el Papa juzgue de todas las demas » Pero de él nadie juzga’. Y como la autoridad del ina, a él dada por Dios segin las palabras: Lo que atares.., como nota Francisco Zabarelis, De ‘constitucionibus Cum omnes’, y por ella como vicario de Cristo preside la Iglesia universal, De translatione c.1 y 2; y como tenga él aquella suma potestad, y se encuentre que juzgé y absolvié a subditos de CAPITULO XIX ‘Sumario: Que la libertad de elecci6n es la raiz por la que se constituye toda ordenada potestad; se hace una exposi cidn breve y clara e respetasen los derechos y los dichos de los santos padres, que hablan de que nadie sea promovido a un cargo presidencial st fuese elegido por los mismos a quienes ha de presidir, para que viese en ellos el origen de su presidencia y asi los presidiese y atendiese en amor y sin soberbia; comprenderiamos como se podria llegar a esto por elecciones graduales y ordinarias, lo que anteriormente ya dijo san Agustin, a saber, que Pedro surge de la piedra, esto es, de la Iglesia de los fieles. No que la potestad presidencial que reside en los presidentes, tenga su origen total en el pueblo, sino que, como ya se dijo antes, entonces el sacerdocio, que es como el alma de la Iglesia militante —el alma considerada segiin su parte motriz y sensitiva se saca de la potencia de la materia, y considerada’segtin su parte racional viene de Dios, cuya potéstad nace de la potencia de la materia de los subditos por sumisién voluntaria—, y de Dios recibe por los sacramentos la potestad del alma racional, que viene de arriba; para que de esta manera pueda, en una dulce concordancia con la potestad superior, influir por medio de una potestad ejercitada y tradicio- nal, en el cuerpo de los siibditos y conseguir lo que ayuda a la unin con Cristo cabeza. Hormisdas Papa escribe asi a los obispos de Espaiia: Ni la bendicion que, como se cree, viene de Dios por Ia imposicion de las manos, ha de conseguirse con dinero. ¢Quién puede juzgar como noble lo que vende? La eleccion ha de guardar una jeoea 150 ICOLAS DE CUSA reverencia a los sacerdotes ordenados, para que en el grave cuidado de los pueblos se crea que hay un juicio y auxilio divinos. esta Dios, donde hay un sencil '. ¥ aunque Dios se reservé para si la res de los sumos sacerdotes; sin embargo, conc eleccién de los mismos, 79 Di, en el c. final; y él lleva adelante con ivina lo que se elige con comiin consentimiento, 8 q.2 Dilectissimi. Sobre este punto hal ‘mos ampliamente... Y es hermosa esta consideracién, cémo en el pueblo estan en potencia todas las potestades, tanto espirituales como temporales, aunque Para esto, para que la misma potestad presidencial quede consti. tuida en acto, sea necesario que concurra desde arriba una luz or formativa, que la con: ne de arriba —y hablo de la potestad ordinaria— y como la tierra es el deshecho de los elementos, Pero influencia celeste, brotan todos los les. Por lo cual, no desacertadamente, el abad pocalipsis, llama al pueblo la figura del rigos seculares, la del Hijo; a los religiosos, la del Espiritu Santo. De la misma manera que el Hijo viene del Padre, los clérigos vienen de los laicos; y como el Espiritu Santo procede de ambos, asi los religiosos proceden de los laicos y los clérigos 5 Hono ad univers episcopos Hispaniae (PL 63/424; Hinschi 2 ernie Lowaanous Sent Ml 2.¢ 5 m 86 Asus Fuca pal rus 24 p22 CAPITULO XX Swnaria; El Papa no puede suprimi, ni cambiar, ni retactar cAnones universales. Esto se. prueba. por tm uutores, ejemplos y profesiones. Que la dispensa y raci6n razonable de un canon, en un caso particu: ha de hacerse sin prejuicio de los otros cinones (En el Registrum, al llegar a este capitulo, el Cusano nos dice que nos acercamos a una materia dificil, a saber: ;Puede el Papa ser obligado por los canones de un concilio universal de la Iglesia a hacer lo contrario?) Por lo anteriormente expuesto es facil responder a otra duda que sale al paso, a saber, si puede ser atado el Papa por los lecretos de un concilio universal, no siendo posible lo contrario. Porque si el concilio propiamente universal esta sobre el Papa, como queda dicho, la duda queda ya resuelta. De donde, aunque elc. Sign lectione y en el c. Proposuit, De concessione que el Papa esta sobre el concilio y sobre los canones, se refiere a su concilio general propio, al que preside como patriarca, y cuando habla de derechos o cdnones se refiere a los dados en otra ocasién para otros concilios particulares oa los que él mismo dictamind, aunque por su primacia sobre todos, confieso que haya que aplicar también sede apostélic: epiqueya de tal manera, que pueda ser quitado en casos pa lares lo que no se podria, puesto que ha de tener ispensar e interpretar para la ut Iglesia y solamente para ese fi CAPITULO XXXIV ‘Sumario: Recapitulacién breve y final de lo dicho. Se refuta la opinion de los que sostienen que el primado de Pedro no viene de Cristo; se fundamenta la verdad que sostiene que el principado del Papa viene de Cristo, mediante el consenso o consentimiento de la Iglesia. Y que su potes- tad viene de Dios, y el poder coactivo mediant El trabajo del precedente pequefo libro empezé por investi gar, partiendo de los primeros y supremos principios, la concor- dancia, por la cual subsiste la Iglesia; el orden, sin embargo, aunque no fue asi, deja claro nuestro intento ordenadamente, para poderlo exponer de una manera sumaria, Nadie duda de que Cristo es camino, verdad y vida, cabeza y fundamento de la Iglesia, como esta en la carta a los Bfesios 4'y 5; a los Corintios, 1.10, y en una glosa al c. 16,18 de Mateo: Ti eres Pedro y sobre esta piedra, etc. en Agus jones, en el comentario sobre Juan, en sus muchos sermones, y en otros muchos, casi en todos, doctor porque Cristo ha sido ofdo, y dijo que estara de los siglos, con los sucesores de los apést: fieles de Cristo, en los que habitaré siempre De donde el cuerpo de los fieles, en el que habitara Cristo, se llama la Iglesia catdlica cristiforme, y asi como Ct no, verdad y vida. Cémo, pues, se constituya la tnica Iglesia de todos, por todos los espiritus racionales unidos a Cristo y cémo en la misma Iglesia de todos, por su parte, aparezca la trinidad de los triunfantes, militantes y durmientes, y, ademas, cémo la reunion de la Iglesia militante, en la que la verdad, es decir, Cristo, se 222 NICOLAS DE CUSA aprehende en figura y enigma para inquirir en la misma verdad de su rostro, la que esta en la patria de los triunfantes, para que un orden admirable, en cuanto sea posible para nuestra guia, sea conocido con diversas y ordenadisimas jerarquias de esta Iglesia militante; lo expone sucintamente y equilibradamente la primera parte de esta obra, parte que apenas puede exponerse de forma més compendiosa, Después de esto, esta segunda parte, queriendo indagar, par- endo de este fundamento, sobre la primacia de los concilios de la Iglesia universal sobre toda autoridad particular de un prelado singular o sinodo local; dirigi mi discurso, en primer lugar, hacia esta conclusidn: si la catdlica y universal Iglesia esta dirigida infaliblemente por la asistencia de Cristo, entonces, al darse consenso de todos los cristianos sobre una conclusién cualquiera que implique necesidad de salvacién, seguird necesariamente a ella Iglesia cristiana, fiel y verdadera. El concilio, pues, univer- Sal. dictando tal conclusion por consenso y delegacién de todos los cristianos, necesariamente por la asistencia de Cristo y por inspiracin del Espiritu Santo, la dicta con verdad y de manera infalible. No puede darse una verdad que lleve a la salvacién eterna sino por Cristo. El concilio universal, reunido por los presidentes ylegados, que reunidos para investigar un asunto que lo merece, al no quedar resuelta la duda en la propia provincia, alli reunidos para consultar con un impreciso consenso, aun no aportado, de los stibditos; si tal concilio esta convocado en forma correcta y legitima, y queda reunido por todos los convocados, y se celebra con toda libertad y justamente se termina con el comin consenso de todos y dicta una sentencia, que de cualquier manera afecta a cosas que conciernen a la salvacion de los fieles, por la directa representacién de toda la Iglesia y por el consenso de todos los fieles, que concurren por medio de los legados y Presidentes; nunca hemos leido que hubiese errado jamas. Los sinodos provinciales, ni siquiera los romanos Pontifices, tuvieron nunca este privilegio. Y porque por varios escritos, sobre todo, de algunos modernos juristas y tedlogos, que exaltan el poder de la dignidad papal aun sobre la autoridad conciliar; fue necesario tigar, permanecicndo la antedicha verdad, las concordancias de las escrituras y las conocidas diferencias entre el coneilio universal de la Iglesia catélica y el universal de una nacién o reino o el patriarcal, segun las actas de los concilios, actas que fueron aprobadas, como leemos en 19 Di. c.1, y las incorporé a mi exposicin, para que cualquiera pudiera ver la clara diferen- cia, 0 sea, que es verdad que el concilio universal de la Iglesia DE CONCORDANTIA CATHOLICA 23 catdlica tiene la suprema potestad sobre todos y sobre el romano Pontifice. Asi pues, era necesario investigar cual fuese la autor’. dad del romano Pontifice, tanto en su misma superioridad como en la prescripeién y promulgacién de los estatutos. Y aunque traté de muchas cosas con telo me afirmé en eet gue aunque, segin muchos escritos de los santos, la potestad del romano Pontifice viene de Dios y, segin otros, del hombre y los concilios universales, sin embargo, parece que el medio en la verdad de la concordancia se puede investigar por las escrituras, y tiende por fin a esto: que la potestad del romano Pontifice, en cuanto a la consideracién de preeminencia, prioridad y principado, viene de Dios por medio del hombre y de los concilios, a saber, mediante el consenso electivo. Consideré, en primer lugar, la libérrima ley cristiana, a la que inguno accede sino esponténeamente y sin coaccién. De donde, siendo el mismo Cristo el camino de auestra fe, no hay en las mismas cosas necesarias para la salvacion nada mas que el mismo Cristo y el acceso libérrimo a él, Por tanto, la coacclén en la Iglesia no descendié de Cristo propiamente, sino que es una gracia que fluye por todo el cuerpo mistico de Cristo, desde la cabeza, como la plenitud de la fuente. Y asi dice 7.1 Remoto, que la gracia de las dignidades sacerdotales viene de Dios. En esta gracia, ciertamente, decimos que todos los apéstoles, en cuanto al apostolado, son iguales y que Pedro es entre los apéstoles el primero, por una gracia mas abundante. Asi dice Agustin en el dltimo sermén sobre Juan, que Pedro, por una gracia mas abundante, fue uno y el mismo, el primer apéstol , por el primado del apostolado, representaba en la figura de su cualidad la persona de la Iglesia Aquel primado de Pedro, con el que fue entiquecido por Cristo con una gracia mas abundante, me lo revelan las sagradas letras cuando dicen: Ti te lamaras Cefas, que significa Pedro, en el primero de Juan (1,42), sobre el que Agustin, en el sermén 7, dice: Le cambié un gran nombre y de Simon lo cambid en Pedro. Pedro viene de piedra, y la piedra es la Iglesia. Luego en el nombre de Pedro esta prefigurada la Iglesia. He ahi como, segin lo que entiende el grande y doctisimo Agustin, aquiel cambio de nombre fue grande. Por eso, al decir Cristo: Ti eres Pedro, aquello que habia dicho antes: Tui seras llamado Cefas, que como cambiar el futuro en presente. Porque no dijo: Ta seras * Avcesnias tn foanmisevangeliam 134 « 24 (PL 35/1973) 224 NICOLAS DE-CUSA nombrado Pedro, sino: Ti eres Pedro, De lo cual aparece clara- mente que aquella promesa de Cristo, por la que prometio a Simén ya convertido, que en el futuro habia de ser llamado Cefas, fue la promesa de una real primacia. Asi, Agustin, que dice due Pedro obtuvo el primado entre los apéstoles, no puede ser interpretado del tiempo de la conversion y reconocimiento del Mesias, como por algunos es interpretado Pedro, por su conoci- miento, como menos acertadamente lo hace Beda, 0 como Ale. jandro de Hales comentando a Juan, usando el mismo término, porque ya lo habia precedido su hermano Andrés, que afirmaba haber hallado al Mesias, como se lee en el capitulo I'de Juan. Por tanto, el mismo Agustin necesariamente entiende el primado en cuanto a la presidencia y eminencia, que entonces consiguid Pedro, de la Iglesia, después de haber sido constituido el colegio de los apéstoles, al decir Cristo: Ta eres Pedro:. De todo lo que precede queda de manifesto que Simén fue nombrado Pedro y Cefas, por el objeto, Sin embargo, Jeronimo, comentando la carta a los Galatas, dice que el principe de los apéstoles era llamado indistintamente Pedro y Cefas porque, en realidad, significan lo mismo y no tienen una significacion dife- rente. Porque Pedro, en griego y en latin, viene de piedra, lo mismo que Cefas. Beda, a su vez, dice que Pedro no es una Palabra hebrea porque la letra “p” no existe en la lengua hebrea. Alejandro de Hales, en unas apostillas sobre Juan. dice que Jerénimo sostiene lo mismo. Otros dicen que Pedro no es hebreo, sino siriaco. Sea lo que se quiera, sobre el texto que dice: Ta eres Pedro y sobre esta piedra... convendria afirmar con Agustin, Ambrosio y otros doctores que Pedro viene de piedra. De esa manera, Pedro es nombre latino y no hebreo. Esto es lo que se deduce del texto de Juan (c. 1), porque Juan, en el mismo capitulo inmediatamente antes, pone dos palabras hebreas, “rabt y “Me- sias", ¢ inmediatamente afiade la interpretacién. también: Parece que Cefas puede ser una palabra siriaca o hebrea y Pedro Cefas sea una palabra griega y Pedro una palabre Iatinay Mientras escribia esto, se me ocurrié algo muy de advertir en mi opinién, porque el texto de Juan (c. 1) dice que este nombre de Pedro ¢s la interpretacidn del nombre de Cefas, Por lo cual, como ‘a palabra griega “cefas” se interpreta “cabeza” entre los latinos, €s necesario que el nombre Pedro tenga esa significacion « Avs (PL 38/48 PL 43/127, 150, 3 _Huenoers (PL. 26/366), Beas (PL 90/041), Muxonoues (PL 23/892), Bron (PL 92/195), Avcustns (PL37/1369, PL 38/479 PL 38/tastd, DECONCORDANTIA CATHOLICA 225 interpretacién, y no alguna otra de las interpretaciones que da san Jerénimo de los nombres hebreos. No hay duda de que el evangelista Juan escribié su evangelio en griego y, por tanto, puso {a interpretacién propia del nombre Pedro para demostrar’ que este nombre que Cristo impuso a Simén, coincidia plenamente con aquella interpretacién. Por eso quiz no seria absurdo decir que el nombre Pedro, en la lengua hebrea, se decia “bet-ros", y asi nosotros “pet” est puesto en lugar de “bet”, ‘bet hebreo se expresa con la pronunciacion dura primera letra la casa”. Esta interpreta ycon la intencién de Cristo, segtin el evangelio y la exposicion de los santos, que afirman que Cristo constituyé a Pedro cabeza de So fa 0 casa. Esto es lo que viene a decirse en el © Sacrosanta donde el mismo término Cefas se interpreta como cabeza, cual Cefas es un término griego. Sin embargo, mi opinién es que debemos quedarnos con los primeros doctores, no obstante, el texto Sacrosancta, atribuido a Anacleto, cuyas cartas las creo apécrifas*, como digo en la terce, ra parte, capitulo 2. Pero no digo que no se deba tener en cuenta la ultima consideracion. Segiin ella, en los Hechos de los pesto, les, en el capitulo primero, Pedro es nombrada en primet lugar como cabeza, y lo propuso para la ejecucién de los mandatos de Cristo, que a él prineipalmente le fueron encomendados como al primero y como cabeza. Por eso, aunque todos los apdstoles fueron pastores, rectores y vicarios de Cristo, como se canta en el prefacio de la misa de cada uno, sin embargo, en el pastoreo, doctorado y vicariado, jodos los santos doctores afirman que Pedro tuvo el primado, precisamente porque a él, como represen. tante de toda la Iglesia, le fueron dadas las llaves prometidas y el Pastoreo mandado por aquellas palabras: Apacienta mis ovejas Gn. 21,17), Aquel pastoreo lo consiguié Pedro el primero y prin! Palmente, ¢ inmediatamente después de la ascension de Cristo gjercitarlo y encomendarlo en toda la congregacién de los fieles, como suelen avisar y responder los que presiden. Asi Pedro fue el primero que demostré tener el vicariado de Cristo con la palabra de Ja doctrina y el ministerio de bautizar, 5 4 $in embargo, el Cusano las alabé anteriormente, en los capitulos 13 y 17 de esta segunda parte 26 NICOLAS DE CUS De la misma manera, en esos mismos lugares aparece Pedro como el primer obispo de Jerusalén, porque ejercité todo aquello que exige el orden episcopal. Después fue obispo de Antioquia, como se dice en el capitulo 2 de la carta a los Galatas, y después en Roma, donde escribié su primera carta, en la que al final dice: Os saluda la Iglesia que aqui esti en Babilonia. Segan Beda, Jerénimo y otros expositores que consulté, la Babilonia era Roma, porque es la hija de la antigua Babilonia. Y muy justamen- te, porque de la misma manera como se comporté la monarqpia babilénica, asi se comporté la romana, como ampliamente expo- ne Paulo Orosio, el principio del libro séptimo de sus Historias Los expositores del Apocalipsis escriben profusamente como el le Babilonia es el mismo romano. Mas esto esta fuera de nuestro propésito’. Nos basta con de Padua, a quien consulté, después de la confeccidn de este volumen, en un lugar de la segunda parte parece afirmar que por el texto biblico no se puede probar que Pedro fuese obispo de los romanos, ni siquiera {ue hubiese estado en Roma, lo que, por la misma carta de Pedro y la exposicién de los doctores, es falso. Y hasta nuestros tiempos no se hallé que ninguno de los santos doctores hubiese negado esto; mas aiin, Alipio, Agustin, etc... Optato Milevitano, Jeronimo y todos los dems, que en sus escritos registraron el catalogo de los, pontifices romanos, todos empiezan por Pedro. Optato, en el libro segundo contra Parmeniano, asegura no tener duda alguna de que la sede romana tiene una continuacién por todos los suceso- res, enumerdndolos hasta Pedro, que fue el primero que se sent enella y que por él se une a Cristo, y no creo que ninguin catélico pueda disentir de los santos padres, cuyos escritos fueron aproba- dos por la Iglesia» Con los citados autores coinciden los doctores aprobados. San Jerénimo, en el libro primero contra Joviniano, donde, arguyendo Joviniano contra el elogio de la virginidad, que la Iglesia habia sido fundada no sobre Juan, sino sobre Pedro, dice san Jerénimo: La Iglesia est fundada sobre Pedro, aunque en otro lugar afirme que se realiza sobre todos los apéstoles y reciban todos las llaves del reino de los cielos, por lo que sobre ellos se funde la solidez de la Iglesia; pero, sin embargo, entre los doce se elige uno para que, constituida una cabeza, se quite toda ocasidn de cisma, Pero

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