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El "Sistema Nacional de Innovacién" en su perspectiva histdrica- Chris Freeman** Contrariamente a lo que se postula en algunos trabajos recientes sobre la denominada "globalizacién", este articulo presenta el argumento de que los sistemas de innovacién nacionales y regionales siguen estando esencialmente ten el campo del andlisis econémico. Su importancia deriva de las redes de re~ laciones que resultan necesarias para que cualquier empresa pueda innovar. Mientras que las conexiones internacionales externas tienen ciertamente cada vez mas importancia, ja influencia del sistema educativo nacional, las relacio~ nes laborales, las instituciones técnicas y cientificas, las politicas guberna- mentales, las tradiciones culturales y muchas otras instituciones nacionales son de [a mayor importancia. Los ejemplos histéricos de Alemania, Japén y Ja ex URSS ilustran este punto, asi como el contraste mas reciente entre el Este asiatico y los paises latinoamericanos. Introduccién: el sistema nacional de Friedrich List De acuerdo con las consideraciones de este autor, la primera persona que utilizé la expresién "Sistema Nacional de Innovacién" fue Bengt-Ake Lund- vall, quien también es el editor de un libro (1992) sobre este tema, que resul= ta altamente original e induce a la reflexién. Sin embargo, tal como él y sus colegas serin los primeros en afirmar (y como el mismo Lundvall sefala), en realidad hay que rastrear Ia idea por lo menos hasta In concepeién que Frie- rich List postulé sobre el "Sistema Nacional de Economia Politica” (1841), que también podria haber sido denominado "Sistema Nacional de Innova~ clon". La principal preocupacién de List era el problema de lograr que Alemania superara a Inglaterra y, para los paises subdesarrollados (como era el caso de Alemania con respecto a Inglaterra), preconizaba no sélo la proteccién de in- ustrias incipientes sino también un amplio abanico de politicas disefiadas pa~ 1 posibilitar 0 acelerar la industrializacion y el crecimiento econémico. La Cambridge ‘he ‘National System of Innovation’ in historical perspectiv Journal of Economies, 1995, 19, 5-24, Traduecién de Alicia Calvo ** Universidad de Sussex. Agradezco a dos referees andnimos por los dtiles comen- tarios sobre un borrador previo. 1 mayoria de esas politicas estaban referidas a conocer las nuevas tecnologias y ® aplicarias. El tono racista y colonialista del libro contrastaba fuertemente con el enfoque cosmopolita ¢ internacional de los economistas librecambistas clisicos, y fa conviceién que List tenia de que Holanda y Dinamarca deberian unirse al “Bundt” aleman y adquirir nacionalidad germana en razén de “sus ascendientes y toda su personalidad”, se leen con un poco de extrafieza en el contexto de fa Comunidad Europea actual. Sin embargo, a pesar de esos ras- _208 poco atractivos de su postura, este autor anticipé claramente muchas teo- ras contemporéneas. Luego de revisar las ideas cambiantes de los economistas sobre el desarro- tio en Tos aftos transcurridos a partir de la Segunda Guerra Mundial, el Banco ‘Mundial (1991) coneluye que lo que resulta decisivo es la inversién intangi- ble en acumulacién de conocimiento y no la inversién fisica de capital, como 5 crefa en otro tiempo (paginas 33-35). Para reforzar su postura, el Informe cita la “Nueva Teoria de! Crecimiento” (Romer, 1986; Grossman y Heloman, 1991), pero la denominada "Nueva" Teoria del Crecimiento, de hecho, sslo tardiamente incorpord a los modelos neoclisicos los supuestos realistas que se han vuelto lugares comunes entre Ios historiadores de la economia y los economistas neo-schumpeterianos. En realidad, hubiera podido igualmente citar a Friedrich List (1841) quien, al eriticar un pasaje de Adam Smith dice: En oposicién a este razonamiento, Adam Smith simplemente ha tomedo la palabra capital en et sentido en que es necesariamente tomiada por los rentstas o fos co ‘merciantes en sus libros contables y en sus balances .. Ha olvidado que él mismo incluye (en su definicién de capital) en el mismo término las habilidades intelec- ‘ales y fisieas de los productores. Erradamente sostiene que los ingresos de la na- cidn dependen sélo del monto de su capital material (p. 183). Y ms tarde agrega: El estado presente de las naciones c> el resultado de la acumulacion de todos tos escubrimientos. invenciones. mejoras, perfeceionamientos y esfuerzos de todas las generaciones que vivieron antes que nosotros: todo ello conforma el capital in- ‘electua de Ia raza humana actual, y cada nacién por separado es productiva s6I0 en la medida en que haya aprendido a apropiarse de esos logros de las generacio nes precedentes y a incrementarlos mediante sus propios avances, El claro reconocimiento de List a Ia interdependencia de las inversiones tangibles e intangibles tiene un sesgo decididamente modemo, También per- ccibi6 que la industria deberia estar vinculada a las instituciones formales cien- tificas y educativas Casi no existe negocio manufacturero en el que no se encuentre relacién con la fisica, la mecénica, la quimica, las matemiticas o el arte del disefio. No He preferido utilizar 1a expresién ‘capital intelectual” en lugar de ‘capital mental” ‘como figura en ia edicién inglesa anterior (C. F.) 1 172 Chris Freemen EI "Sistema Nacional de Innovacién” en su perspectiva histérie Seer org cambiados. En un Estado manufacturero, por consiguiente, las ciencias y las Sa Seen nee eae eines ins mnie ot ome, Ssh marten mete er ee wie eimai 0 realist, como iments eopasmedicos. trios y nanea totalmente logrados TOSI om tos eg ie ioe seem Clones deberfan no solamente adqutr los lgros de ros pases mas avancados sh sore tae nf era em eee mnths noah magmas ‘dus nn dem lndloin’ Lo gue 9 balaban ebeendos alle remtom 2a an ce enon a tens nae tee cen au caren ee ere El gobiemo prusiano, que habia creado Institutos de Formacién Técnica (Gewerbe-Institut), se aseguré de que recibieran méquinas- herramienta portadas de Gran Bretafia para analizar la ingenieria y capacitar artesanos ale- anes, quienes entonces difundieron la tecnologia en la industria alemana (Paulinyi, 1982). Los artesanos briténicos también fueron atrafdos a Prusia, ya que gran parte de la tecnologia dependia de su conocimiento tacito. (Tres de cada cuatro de los empresarios mas importantes de Gran Bretaia de esa épo- ca, a su vez, habian pasado aflos con Maudslay en su taller). La transferencia de tecnologia promovida y coordinada por al Estado prusiano fue altamente 173 stems ae mnovacon y pout Tecnoogic ~Frangois Cnesras, uo. Nea {comp exitosa: la industria alemana de méquinas- herramienta y de construccién de ‘maquinas demostes ser capaz de disefar y fabricar Ia maquinaris necesaria para hacer locomotoras de vapor en las décadas de 1840 y 1850. Esto colocé ‘a Prusia (imas tarde el Imperio Germano) bien adelante en el camino de supe- rar a Inglaterra, Asi, a pesar de que no cita este ejemplo en particular, List no 3610 hablaba en forma exelusivamente abstracta sobre industrializacién y transferencia de tecnologia, sino que se referia a un proceso que sc estaba de- sarrollando frente a sus ojos. Fue resumido por Landes (1970) cuando dice: Solo el gobierno podia permititse enviar agentes oficiales a hacer costosos vies de inspeccién a sitios tan lejanos como los Estados Unidos: proveer los equipos © {nstalaciones necesarias, alimentar, vestry, en algunos casos, pagar alos stud tes lo largo de periodes que duraban alos. Ademés, estas instituciones pedagé- gicas eran sélo uns parte ~aunque no la mas importante- de un sistema educativo ‘mds amplio, disefado para introducir las nuevas téenicas y difundirlas a toda la economia: también habia academias no docentes, museos y, lo mas importante tal vez. exposiciones. Finalmente, el gobierno aportaba asistencia y asesoramiento téenico, otorgaba sub- sidios a inventores y @ empresarios inmigrantes, entregaba maquinarias de regalo, ppermitia rebajas y exenciones impositivas sobre las importaciones de equipo dustrial, Algunas de estas acciones eran simplemente continuacién del pasis: tina herencia de fuerte tradicion del interés directo del Estado sobre el desarrollo ‘econdmico. Gran parte de ellas. particularmente en Alemania, era sintoma de un apasionado deseo de organizar y acclerar el proceso de avance. En tanto este esfuerzo promocional reforzaba el establecimiento de estindares ra- cionales de desempefo para la investigacién y Ia industria, resulto de la mayor sig- nifieacién para ef futuro (p. 151), List no sélo analizé muchos rasgos del sistema nacional de innovacién que se hallan en el centro de los estudios contempordneos (instituciones de educa- cin y capacitacién, ciencia, institutos técnicos, aprendizaje interactive entre el usuario y el productor, acumulacién de conocimiento, adaptacién de tecno- logia importada, promocién de industrias estratégicas, ete.) sino que también puso un gran énfasis en el rol del Estado en Ia coordinacién y continuacién de las politicas de largo plazo tanto para la industria como para la econom! ‘Aqui, como ocurre a menudo, discute a Jean-Baptiste Say, que fue el blanco favorito de sus polémicas con la escuela clasica, quien habia argumentado que los gobiernos no tenfan mucha significacién, excepto en forma negativa, Los Estados Unidos tuvieron, por supuesto, ain mucho més éxito que Ale~ ‘mania en su intento de superar a Inglaterra en la segunda mitad del siglo XIX ¥ List aprendié mucho durante su estadia en los EE, UU. y especialmente de ia obra de Hamilton (1791) forme sobre las Manufacturas. La amplia pro~ mocién de la educacién (aunque no de la formacién industrial) era todavia ‘ms destacable en los Estados Unidos que en Alemania. Sin embargo, la abun- dancia de materiales baratos y accesibles, energia y tierra, junto con sucesivas 174 I “sistema Nacionai ge innovacion” en su perspective mistorica~ Canis Freeman ‘las de inmigracién imprimieron al sistema nacional de los EE. UU. algunas ‘caracteristicas especificas sin paralelo en Europa. El rol proactivo del Estado era mayor en Alemania, mientras que la inversin extranjera tenia un papel mas importante en los EE. UU. ‘Aunque List anticipé varias caracteristicas del debate contemporéneo so- bre los sistemas nacionales de innovacién (aun cuando su terminologia fuera diferente), seria por supuesto absurdo imaginar que pudiera haber anticipado todos los cambios que se operarian en Ia economia en los niveles mundial y nacional a lo largo del siguiente siglo y medio. En particular no previé el cre- ento de la Investigacion y Desarrollo (I y D) en la industria, realizada en Ja propia empresa por parte de profesionales ad-hoc, y menos todavia el cre- cimiento de corporaciones multinacionales o transnacionales (CTN) que ope- ran establecimientos productivos en muchos paises diferentes y cada vez con més frecuencia instalan la I y D fuera de su base original. Estos son desarro- los nuevos y muy importantes, que afectan profundamente el concepto mis- mo de sistema nacional. Este articulo presenta una discusién del crecimiento de la Ly D en la Seccién 3. También, en Ja Seccién 4, profundizara sobre el tema de las CTN y las formas en las que pueden afectar el desempefio de Ins economias nacionales en los distintos continentes. El surgimiento de la Oficina de Investigacion y Desarrollo especializada ‘Bjorn Johnson (1992), en un excelente capftulo del libro de Lundvall so- bre “Sistemas Nacionales de Innovacién” enfatiza fa importante cuestién de ‘que las instituciones son a menudo consideradas simplemente como una fuen- te de ‘retraso institucional’ (como, por ejemplo, inercia del sistema), mientras que, por supuesto, las innovaciones institucionales pueden dar también nue- vos fmpetus al cambio tecnolégico y economico. ‘Muy apropiadamente, en Alemania se introdujo esa importantisima inno- -vacién institueional que fue el Departamento de I y D propio de la empresa, en 1870. La innovacién de productos y procesos en Ia firma comenz6 2 octi- rir, por supuesto, mas de un siglo antes, pero fue en la industria alemana del teflido de telas (Beer, 1959) donde se comprendié por primera vez que podria ‘ser rentable implementar la tarea de investigacién de nuevos productos y de~ sarrollo de nuevos quimicos en forma regular, sistemética y profesional Hoescht, Bayer y BASF continuaron y fortalecieron esta tradicion hasta el presente, y sus laboratories de I y D emplean muchos miles de cientificos © ingenieros. Sin duda que tales descubrimientos ¢ innovaciones, como el indi- 120 sintético y otros tintes y productos farmacéuticos, asi como el proceso Ha- bber-Bosch para los fertilizantes, fueron los factores principales para el estable- cimiento de la posicién de liderazgo que ocupé la industria quimiea alemana 178. ‘Sistemas de imnovacio y politica Tecnologie ~ Franco Unesnas, suo. era (comp) antes y después de la Primera Guerra Mundial, Cuando las tres compailias se fusionaron en 1926 para conformar el gigantesco IG Farben Trust, reforzaron ‘ain més sus laboratorios de I y D (Frreman, 1974) y realizaron muchas de sus innovaciones clave en materiales sintéticos, como fibras y cauchos (PVC, po- liestireno, urea-formaldehidratos, Buna, etc.). El enorme éxito de la industria quimica alemana invit6 a que esa innova- cidn social constituida por el Departamento de I y D fuera imitada por parte de las firmas quimicas de otros paises (como CIBA en Suiza). El laboratorio de Ly D en Ia propia empresa también surgié en otras industrias que tenian la misma necesidad de acceder @ los resultados de Ia investigacién basica prove- nientes de universidades y otras instituciones de investigacién, y de desarro- lar sus propios nuevos productos. En las industrias eléctricas de los Estados Unidos y de Alemania, los Iaboratorios de IY D aparecieron en la década de 1880, pero los laboratorios contratados, tales como el Instituto Edison, tuvie- ron un papel preponderante en el sistema norteamericano (Hughes, 1989). Desde sus origenes en las industris quimica y eléctrica, a lo largo de la lltima parte del siglo XIX y Ia primera mitad del siglo XX los laboratorios es pecializados en I y D se convirtieron graduaimente en rasgos caracteristicos de Ia mayorfa de las mas grandes firmas de la industria manufacturera (aun- que no de la mayor parte de las pequefias firmas o de las empresas de servi- cios (Mowery, 1980, 1983; Hounshell, 1982: Hughes, 1989). Este cambio en el comportamiento industrial y el crecimiento de los laboratorios gubemna- mentales, de los institutos independientes contratados para hacer investiga cign y de las universidades, impresioné a muchos observadores y llev6 a un importante fisico a decir que la mayor invencién del S. XIX era el método de invencién en si mismo. Muchos inventos, por supuesto, han sido realizados a Jo largo de los siglos e inclusive de los milenios, mucho antes de 1870, pero Jos nuevos laboratorios profesionales de 1 y D parecian un giganteseo paso ha- cia adelante, Esta percepcién fue poderosamente reforzada durante la Segun- a Guerra Mundial. La ciencia ya era importante durante la Primera Guerra ‘Mundial ~mas importante que lo que la mayoria de Ia gente comprendia en ‘ese momento- pero fue el Proyecto Manhattan y su resultado en Hiroshima lo ue provocé que todo el mundo se diera cuenta del poder de la ciencia y, = peciaimente, como ocuri6, de Ta Gran Ciencia. Muchos otros desarrollo en ambos émbitos, como el radar, ls computadoras, os misiles y los explosives, fueron resultados de grandes proyectos de Ly D que incluyeron tanto a gobier- rnos como a ingenieros académicos e industriales y a cientificos. 176 I “sistema wacional ge innovacion” en su perspectiva nistorica- aris rreemon (Cuadro 1. Gasto bruto estimado en investigacién y desarrollo como porcentaje del PBI (relacién GEI Y D/PBI) 1934 ~ 1983 1934 1967 1983 1983 (yD civil solamente Estados Unidos 06 3 27 20 cer 02 12 2a 18. Japén on 10 27 27 URsS 03 32 36 * Promedio ponderado estimado de doce paises de la CE. Fuente: Estimaciones del autor basadas en Bernal (1939) adaptadas a las definiciones “Frascati” (1963), estadisticas de la OCDE. ajustes alas estadisticas sovidtcas basa- os en Freeman y Young (1965). Por esa razén resulta poco sorprendente que, en el clima que existia des- pués de la segunda guerra mundial, el prestigio de la I y D profesional, onga- nizada, fuera muy grande. Las propuestas lanzadas por un fisico visionario (Bemal, 1939), de incrementar la ly D briténica en un orden de magnitud tan grande que parecia ut6pico en la época pero que, de hecho, se logré en el nue- Vo elima politico imperante después de la Segunda Guerra Mundial. Una ex- pansién igualmente rapida se observ6 en el resto de los paises industrializa- dos en las décadas de 1950 y el 1960 (Cuadro 1) ¢ inclusive en los paises del Tercer Mundo existio la tendencia a establecer Consejos de investigacién, la- boratorios de Ty D nacionales y otras instituciones cientificas (como por ejemplo las de Argentina, India, Brasil, Israel y Yugoslavia). Tampoco resul- 6 sorprendente que un modelo lineal y simplista de ‘impulso’ a la ciencia y la tecnologia a menudo dominara los nuevos Consejos cientificos que aseso- raban a los gobiemos. Parecfa tan obvio que la Bomba Atomica (y la espera- da utilizacién de la energia nuclear para la generacién de electricidad) habi sido el resultado de una reaccién en cadena: fisica basica / desarrollo en gran escala de vastos laboratories / aplicaciones ¢ innovaciones (tanto civiles co- ‘mo militares). Fl “Modelo Lineal” fue especificamente promovido en el influ- yente Informe de Vannevar Bush, ‘La Ciencia, frontera ilimitada’ (ver Stokes, 1993). Esto significaba que el sistema de Ly D era considerado Ja fuente de inno- vacién —impresién reforzada por el sistema adoptado para la medicién, en un primer momento por parte de la Fundacién Nacional para la Ciencia (NSF) de los Estados Unidos y mds tarde, durante las décadas de 1950 y de 1960, por todos los demas paises de Ia OCDE. Esto fue estandarizado por el denomina- do ‘Manual Frascati’ (OCDE, 1963a) y. a pesar de! hecho de que los autores W7 Sistemas de innovacia y politica tecnoégica~Frangois Chesnas, uo C Nera comps sefialaban que el cambio técnico no dependia solamente de la I y D sino de muchas otras actividades relacionadas con ella, como Ia educacién, la eapaci- tacion, la ingenieria de la produceién, el disefto, el control de calidad, etc.. as mediciones de la Ty D se utilizaron, con la mayor frecuencia, como sustitu- tos de todas las otras actividades que ayudaban a promover productos y pro ‘cesos nuevos y mejorados. Mas ain, la importancia de todos fos bucles de re- troalimentacién que, provenientes del mercado y de la produccién, Hegan al Sistema de I y D, fueron 2 menudo soslayados u olvidados. El simple hecho ide que las mediciones de la I y D fueran las tnicas disponibles reforzaba esas tendencias. ‘Su efecto podia ser visto en muchos Informes Nacionales asi como en las ‘Revistas de Politica Cientifica evadas a cabo por la OCDE en sus paises miembros en las décadas de 1960 y 1970. El objetivo admirable de esas revis- tas, al igual que las relativas a las politicas econdmicas de sus paises miem- bros que todavia se siguen publicando y que sirvieron de modelo a las revis~ tas cientifieas, era producir una evaluacién, amistosa pero independiente y Critica, del desempefio de cada pais, medido con un instrumento internacional {que permitiera la comparacién. En la practica, se concentraban primordial- mente en el sistema formal de I y D y en la educacién técnica, Por supuesto {que esto era algo bastante ‘itil, pero significaba que el "sistema nacional” se ddefinia a menudo en términas mas bien estrechos. La investigacién académi- ta sobre innovacién e invencidn habia demostrado ampliamente que muchos Factores eran importantes para el éxito en materia de innovacién, ademas de la ly D. Sin embargo, las dificultades practicas de Ia incorporacién de dichos factores en las comparaciones internacionales eran muy grandes. Comparar la Ty Den términos de tipo “tabla de posiciones” era mucho més féeil y tenia mayor influencia. ‘Gradualmente, durante las décadas de 1950 y de 1960. Ia evidencia acu- mulada mostré que la tasa de cambio técnico y crecimiento econémico depen- dia mas de una difusidn eficiente que de ser el primero en el mundo en con- tar con innovaciones radicales, y que éstas podian ser tanto sociales como téc~ hnicas. Esto se reflejé en el cambio en el énfasis en varios informes de la OC- DE (OCDE, 1963b, 1971, 1980, 1991, 1992) y en la introduccién de Informes sobre “innovacién” por pais. La ciencia basica todavia era reconocida, obvia- mente, como algo muy importante, pero se hablaba mucho més que antes So- bre Ia tecnologia y la difusién. ‘Aunque varios informes de la OCDE constituyen un conveniente reperto- rio de los cambios en las ideas y en las politicas en materia de ciencia y tec~ nologia, rara vez fueron ellos los que originaron esos cambios. Los documen- tos de la OCDE compilaban y reflejaban las experiencias y cambios recientes cen los paises miembros y difundian lo que se consideraba serian las leceiones 178 extraidas de esta experiencia, La OCDE también estaba,’sin embargo, més presta que la mayoria de las organizaciones internacionales para involucrar @ los investigadores independientes, de manera que sus informes también con- tenian algan input proveniente de la investigacién académica sobre el cambio técnica, ademas de los procedentes de fuentes tales como los responsables de la Ly D industrial. La préxima seccién contiene un breve resumen de los re- sultados mds relevantes de algunos de esos trabajos (revisados con mayor pro- fundidad en Freeman, 1994) y especialmente os resultados de las compara- cciones internacionales. Las comparaciones con el Japén tuvieron especial in- ‘luencia a partir del momento en que este pals ingresé a le OCDE en Ia déca- da de 1970. Algunos rasgos contrastantes de los sistemas nacionales de innovacion en las décadas de 1970 y de 1980 ‘A medida que la evidencia empirica y los anidlisis sobre la I y D industrial comenzaron a acumularse tanto en Japén como en los Estados Unidos y en Europa, se hizo cada vez més patente que el éxito de Tas innovaciones, su ta- sa de difusién y los inerementos de productividad asociados dependian de una amplia variedad de influencias ademés de la de la iy D formal. En particular, las innovaciones incrementales provinieron de los ingenieros en produecién, de os técnicos y de los propios talleres. Estaban fuertemente relacionadas con diferentes formas de organizacién del trabajo (ver especialmente Hollander, 1965). Ademas, muchas mejoras a los productos y los servicios provinieron de Ia interaceién con el mercado y las firmas con jas que estaban vinculadas, tales como los subcontratistas, proveedores de materiales y servicios (ver es- pecialmente von Hippel, 1976, 1988; Lundvall 1985, 1988, 1992; Sako, 1992). Con frecuencia la Ty D formal tuvo un papel decisivo, por su aporte ‘en pro de las innovaciones radicates, pero ya no era posible ignorar vtras ud tiples contribuciones e influencias sobre el proceso de cambio téenico en el nivel de firmas e industrias (Carter y Williams, 1957; Jewkes et al., 1958; Mansfield, 1968, 1971; Nelson, 1962). No sélo se mostré que las relaciones entre firmas eran de importancia cru- cial, sino que también los vinculos extemos dentro del sistema profesional de ciencia y tecnologia en sentido estricto eran decisivos para el éxito en mate- ria de innovaciones y sobre todo, innovaciones radicales (NSP, 1973: Gibbons y Johnston, 1974). Finalmente, ia investigacién sobre la difusién revelé cada ‘Vez mas que los aspectos sistémicos de la innovacién tenian una creciente in- fluencia en Ia determinacién tanto de la tasa de difusion como de los aume! 108 de productividad asociados con cualquier proceso particular de difusién (ver especialmente Carlsson y Jacobson, 1993). El éxito de cualquier innova- 179 ‘Sistemas de innovacion ypaltcatecnologics ~ rangots Chesras, uo. Nera (comp, cién técnica, como los robots o el CNC, dependian de otros cambios en los sistemas de produccién relacionados con ellos. A medida que tres importan- tes tecnologias “genéricas” (tecnologia de la informacién, biotecnologia y ‘tecnologia de los nuevos materiales) se iban difundiendo en la economéa mun- dial en las décadas de 1970 y 1980, los aspectos sistémicos cobraron cada vez ‘mayor importancia En el nivel intermacional, dos experiencias contrastantes causaron podero- sa impresién en la década de 1980, tanto en los politicos como en los investi- gadores. Por una parte, el extraordinario éxito primero del Japon y luego de Corea del Sur en términos de avance tecnolégico y econémico; por otra, el ¢o- lapso de las economias socialistas en el Este de Europa. Al prineipio, en las décadas de 1950 y 1960, el éxito japonés a menudo era atribuido simplemente a la copia, la imitacién y Ia importacién de tecnologia extranjera y. con frecuencia, para sostener el argumento se citaban las estadis- ticas de la denominada “balanza de pagos tecnolégica”, que mostraban un enorme déficit en las transacciones japonesas para la adquisicién de licencias y para la importacién y exportacién de know how y. en forma correspondien- te, un amplio excedente en los Estados Unidos. Poco después, sin embargo, ‘cuando los productos y procesos japoneses comenzaron a superar en rendi- miento a los europeos y norteamericanos, quedé en evidencia que esta expli- cacién ya no resultaba adecuada aun cuando la importacién de tecnologia si- guiera siendo importante. El gasto japonés en Ly D en términos de proporcién del producto neto de la industria civil sobrepas6 al de los Estados Unidos en 1970, y el gasto total en I y D civil en términos de porcentaje del PBI superé al de los Estados Unidos en Ia década del 1980 (cuadro 1). El desempefio ja- ponés podia ahora ser explicado més bien en términos de intensidad de Ly D. especialmente porque la I y D japonesa estaba altamente concentrada en las industrias civiles de mas répido crecimiento, como la electronica. Las estadis- ticas de patentes mostraban que las firmas electrOnicas Iideres del Japén su- peraban @ Jas norteamericanas y europeas de ese ramo, no solamente en Ia cantidad de patentes presentadas en el mercado interno sino en las que eran registradas en los Estados Unidos (Patel y Pavitt, 1991, 1992; Freeman, 1987). ‘Sin embargo, aunque estas toscas mediciones de las actividades de inves- tigacidn e invencién eiertamente indicaban un enorme ineremento en las acti- vidades cientificas y técnicas del Japén, no explicaban por si mismas eémo ‘estas actividades llevaban a un aumento en la calidad de nuevos productos y procesos (Grup y Hofmeyer, 1986; Womack, Jones y Roos, 1990), a meno- +e plazos de puesta en mercado (Graves, 1991; Mansfield, 1988) y a una ma- yor difusién de tecnologias tales como Ia robética (Fleck y White, 1987; Mansfield, 1989). Ademés, el ejemplo contrastante de Ia (entonces) Unién So- 180 6c ovatemme maciona! ae innovacion” en su perspectia mistorica~ Chis Freeman vietica y otros paises del Este de Europa mostré que la simple asignacién de ‘mayores recursos a la I y D no garantiza por si misma el éxito de Ia innova- cidn, la difusi6n y los incrementos de productividad, Resultaba obvio que los, factores cualitativos que afectaban los sistemas nacionales tenfan que ser con- siderados ademas de los indicadores puramente ewantitativas Algunas diferencias sustanciales entre los dos sistemas nacionales, el de Japon y el de la Unién Soviética, tal como estaban funcionando en la década de 1970 estan resumidos en el Cuadro 2. La diferencia mas saliente era, por ‘supuesto, el enorme énfasis puesto por parte de la Unién Sovietica en lay D ‘con aplicaciones militares y espaciales, con poca o ninguna transferencia a la economia civil. Actualmente se ha mostrado que el deseo de mantenerse a la sma altura que los Estados Unidos en la carrera de los poderosos super- ar- ‘mamentos causé que casi las tres cuartas partes de los masivos recursos dedi- cados por fa Unién Soviética a la I y D se emplearan en investigacién espa- cial y de defensa. Esto equivalia a casi el 3% del PBI, de manera que slo que- daba alrededor del 1% para la I y D civil. Esta relacién entre PBI y ly D vil era de menos de fa mitad que la de la mayorfa de los paises de Europa Oc- cidental, y mucho menor que la relacién que existia en el Japén (Cuadro 1). Cundo 2. Comparacién entre los sistemas nacionales de innovacién: década del 1970, api Uni Sovdticn ‘Alta relaciéngaso Brat en Ly D ‘PBI (2.5%). Muy alta rec gst rao en Ly D PBI (aprox ‘Muy bajeproporcin de Ty D miliary espacial madamete 4%), e1yD) Proporcin extremadamente aka de ly Dmitry es facial (70% deny D) ‘Alta proparcion de Ty D voialen el nivel empresa Baja proporeién defy D total en ef nivel de empresa 3 fnaeiad ports mes (crea del 67%) ___y isnlada por ls Finas (<10%) Fuere integrin de yD, podoceine impor Separacnde yD, produsin eimporaciGa dees in de enologiaen el nse de empress olga con laa instiucionales dies Foes vinculos ene usuarios yproduciors y= Lazos dies o inexisenes ene comersalzacon, ds. subontatistas ny con Foeries incentvos als anovasiga oe nivel de Alguiosinenvos la fnovasia que fueron aie ‘empresa invlucrando al management yla fier ménando rogesvamente en las dads de 1960 y dembejo 1970, peo pac por otras meas qu afetaban egavamente tno al management como ala fuerza éeirbejo ‘Tipercncs eae de campeiacla 6) eve Exposcdn wlavameate GBT a competes os interactions ‘eracinal excepto en carers arametsi 181 Sstemas de innovacin y polities teenoiogica- FraNGos Cnesnas,JuNW Lema UPS Sin embargo hubiera podido resultar mucho més productivo si las vineu- laciones sociales, técnicas y econémicas del sistema, y los incentivos al de- sempefo eficiente, hubieran sido mas fuertes. El sistema soviético creci6 so- bre la base de Institutos de Investigacién separados, en un sistema de Acade~ ‘mia (para la investigaeién basica) para cada seetor industrial en lay D apli cada) y para el disefio de plantas ¢ importacién de tecnologia (las organiza- Clones de Disefo de Proyecto) (Barker y Davies, 1965; Amann et al., 1979). Los vinculos entre todas estas instituciones diferentes y la 1 y D en el nivel empresario siguieron siendo més bien débiles a pesar de sucesivos intentos de eformar y mejorar el sistema en las décadas de 1960 y 1970. ‘Ademés, en el sistema sovidtico habia incentivos negativos bastante fuet~ tes, que reterdaban Ia innovacion en el nivel empresario (Gomulka, 1990), to tee como la necesidad de alcanzar las metas produetivas cuantitativas que ha bian sido planificadas. De este modo, mientras la integracién de 1 y D, pre- duccion e importacién de tecnologia en el nivel de la firma era el mas fuer tasgo distintivo éel sistema japonés (Baba. 1985; Takeucho y Nonaka, 1986; Freeman, 1987), en la Union Sovietiea esta integracién era muy débil, exeep- to on la industria aerondutica y otros sectores de defensa. Finalmente, fa vin- ulacign usuario-productor, tn importante en la mayoria de los otros paises Sndusirlales, era muy débil © casi inexistente en algunas areas de la Unién So- vigtica Haba algunos rasgos parecidos en los sistemas nacionales de ambos pal- ses y ambos, obviamente, tuvieron altas tasas de crecimiento econdmico en fas décadas de 1950 y 1960, Los dos tenian (y todavia tienen) buenos sist= mas educativos, con alta proporeién de jévenes que ingresa a la educacién ter~ ‘Glaria y un fuerte énfasis en la ciencia y la tecnologia. También ambos tienen metodos de generacién de objetivos y perspectivas de largo plazo para el sis {ema de ciencia y tecnologia, pero mientras que en el caso japonés las “visio~ thee" de largo plazo son generadas por un proceso interactive que involucra 20 Slo al MITLy otras organizaciones gubemamentales sino también a ta indus tria y a las universidades (Irvine y Martin, 1984), ent la URSS el proceso era nis restringide y dominado en mucho mayor grado por los requerimientos militares y espaciales. 182 1 "Sistema Nacional de innovacion” en su perspectiva nistorica- Cnvis treeman (Cundro 3. Divergencias en los sistemas nacionales de innovaciéri en la dévada de 1980 Este de asia “Améria Lath ‘Sistema de educacién universal en expnsn, om sl+ Sista eucativo en proceso de deterioro con uns ta pteipacin en la educa trivia y muy alin propoeién menor de gradudoseningeneie _proporin de grounds en ingenierie eaten FrnporaciGn de tenologa tpieament combina Elevala ansfencl de tecnologia espeiaimente con itv locales en cio ni en tupas desde los Estados Unidos, pro bao nel dey D Destin, niveles dey Den rp reiniento ene nivel de empresa y estaseinegracn con Ia oe masforecia de enol Ta Ty atl rece ev gene Rata aemaar La Ty D foal generimente permanese en manos sms dl 50% dla de Ly D el 25% dl os ‘Desarolo d ua fare infant de Senda yDebiltaniento de nraestactira eT) Dy we twenologia yen etapesposteriores, buenos vinelos clos bis conf industri con a Ly D indus ‘Noses diversi iparane mgr dei Detar eT venir ARETE ‘etsionsytexnoopiajponcss cone yen fuerte de mene norteamercana) ynvels geneamen mis ta cézada de 1980, Fuerte inicrcia dels modelos jos de inversién. Bajo nivel deinercentecno- japoncses de mancgcrinty organzaién de redesign en Foereivertn en infest de elecomuniei- Lento desrolo de ele clones de avanzada Foere industria eloetnia, en pido einer, Débiles industries clecrnicas, con bajo nivel de confers exporacones yu feedback muy inenso_expotaiones eseasoconeimieno dels mere _provenint dfs mereadosinteraconales os internacionales. ‘Una comparacién que arrojaria resultados tan contrapuestos como los de In precedente podria hacerse entre los sistemas nacionales de innovacién que cran habituales en los paises latinoamericanos en la década de 1980 y los de “los cuatro dragones” del Este de Asia (cuadro 3), y especialmente entre los “nuevos paises industrlalizados"QNP!) de ese wiisino petfodo: Drasil y Corsa del Sur (Cuadro 4). Los paises asiéticos empezaron en un nivel inferior de dustrializacién en la década de 1950 pero, mientras que en las décadas de 1960 y 1970 los paises latinoamericanos y del Este asiatico eran puestos con frecuencia dentro del mismo grupo y catalogados como NPI en muy rapido crecimiento, en la década de 1980 comenzé a observarse un marcado contras- te: el PBI de los paises del Este asiatico crecfa a.una tasa promedio anual de aproximadamente el 8%, pero en la mayoria de los paises latinoamericanos la tasa eafa a menos del 2%, Io que significaba en muchos casos un descenso del ingreso per edpita, Esta profunda diferencia tiene, por supuesto, muchas €x- plicaciones. Algunos de los paises asiaticos introdujeron cambios sociales, ta- les como la reforma agricola y la educacién universal, mas radicales que los que se produjeron en los paises latinoamericanos y claramente, una transfor~ macién estructural y téenica de esa magnitud en este periodo fue facilitada por 183 Sistemas de innovacin y politica tecnoégics -Frangos Chesnais, ulo C. Neffa (comp. dichos cambios sociales. En el caso de Brasil y Corea del Sur es posible dar flgunos indicadores cuantitativos més detallados de estos rasgos diferencia tes, Como lo muestra el cuadro 4, el contraste en los sistemas educativos era muy marcado, asf como la Ty D en el nivel de empresas, la infraestructura de telecomunicaciones y la difusion de nuevas tecnologias (ver R. Nelson (ed), 1993, para comparaciones més detalladas y Vilaschi (1993) para un estudio profundo del sistema nacional brasilefio). CCundro 4, Sistemas nacionales de innovacién: dévada de 1980, algunos indicadores ‘cuantitatives mee GNaaeeamas Saale Pea suites de nivel ear (pei) ns) Porte de a pub ue esa ingen os (sR) Ot C88) yD ca pre del PBL 87 amy 288) 1 D dela india coo pened lay Dit ee os pill eas 2 (sm ecm) CCAD prin earns m var (586) HCN por iin esis oe (ge) 516885) Tes de cesiniz dela eleiica (98-1987) 21% (985199) ‘Lies lns or 100 5 (198) S15 “Yea pepe iio en wenmesicacnes io (98) ST (1589) Pres rents os Ese Uridos Po ee “Globalizacion” y sistemas nacionales En la seccién 3 se ha postulado que miltiples institueiones nacfonales han afectado poderosamente las tasas relativas de cambio téenico y por consi- {uiente el crecimiento econémico de varios paises. Las variaciones en los sis- temas nacionales descriptos aqui son, por supuesto, casos de contrastes extre- mos. Sin embargo, han sido, ciertamente, rasgos importantes del desarrollo ddel mundo en la segunda mitad del siglo XX y ponen de relieve el desarrotlo tdesigual de la economia mundial y la divergencia en las tasas de crecimien- to. Mas ain, existen muy importantes diferencias entre los sistemas naciona- les del Japén, los Estados Unidos y Ia Comunidad Europea, asi como entre los mismos paises europeos, tal como lo ilustra el tan importante estudio compa tativo de més de una docena de sistemas nacionales (Nelson (ed.), 1993). El estudio que compara Trlanda con otros paises pequefios, realizado por Mjeset (1992) también demuestra este punto. y la comparacién de Dinamarca y Sue- 184 El "Sistema Nacional de Innovacion” en su perspectiva nistorica- Gnnis Freeman cia presentada por Edqvist y Lundvall (1993) muestra que existen grandes di ferencias entre paises vecinos que, superficalmente, parecen ser muy simila- res en varios aspectos. Ademés, Archibugi y Pinta (1991) han demostrado el ‘modelo de crecimiento de la especializacién en tecnologia y comercio, y Fa- ‘gerberg (1992) ha enfatizado la importancia continua del mercado interno pa- ra la constitucién de ventajas tecnolégicas comparativas. ‘Sin embargo, todo el concepto de diferencias nacionales en materia de ca: pacidad de innovacién como determinante del desempetio nacional ha sido cuestionado recientemente con el argumento de que las corporaciones trans- nacionales (CTN) estin cambiando la faz de la economfa mundial en direc- cién a la globalizacién. Por ejemplo, Ohmae (1990). en su libro E! mundo sin fronteras postula que las fronteras nacionales se estén ‘derritiendo" para con- ‘vertirse en lo que el autor denomina ‘EIR’ (economia interrelacionada) -la triada compuesta por los Estados Unidos, la CE y Japén, a los que ahora acompatian los NPI-. Esta EIR se est volviendo "tan poderosa que se tragé a Ja mayoria de los consumidores y corporaciones, hizo que las fronteras nacio- rales casi desaparecieran y empujé a los burécratas, politicos y militares ha- cia un estatus de industrias en declinacién” (p. xii). Contra esto, Michael Porter (1990) argument6 que: La veniaja compettiva se crea y se mantiene mediante un proceso altsmente loca~ lizado. Las diferencias en las estructuras econdmicas nacionales, valores cultura, instrucfones ¢ historias contribuyen profundamente al éxito competitivo. El rol de a made patria parece ser tanto 0 més fuerte que munca. Mientras podria creerse ue la globalizacién de la competencia hace menos importantes a las naciones, por | contrario, parece reforzar papel de éstas. Con menos impedimentos para el in- tercambio comercial que servirian de refugio a las empresas e industrias locales poco competitivas, la madre patria cobra creciente significacién, porque es Ia fuer~ fede las hahilidades ¥ de las teonologias que son la base de Ia ventaja competiti- vaip. 19). ‘Ademas del argumento de Porter, Lundvall (1993) seftala que si, en lugar de los supuestos tradicionales de informacién perfecta e hiperracionalidad, se postulan como supuestos basicos y més realistas en materia de comportamien- to microeconémico, la incertidumbre, los aprendizajes localizados y la racio- nalidad limitada, entonces deberia seguirse que las variaciones de las eircuns- tancias locales y nacionales pueden con frecuencia conducir a diferentes sen- deros de desarrollo y a una creciente diversidad, antes que a una estandariza- cién y convergencia. A primera vista, las actividades de las corporaciones multinacionales po- drian aparecer como ofreciendo una poderosa fuerza que contrabalancea esta variedad y diversidad local. Las mayores corporaciones del mundo, ya sea que su base local original haya estado en Europa, los Estados Unidos, el Ja- pén o en cualquier otra parte, han invertido a menudo en muchas y diferentes 185 “Sistemas de innovacion y altcateenoléica- Francois Chesnais, Julio C, Netta (coma) nuevas locaciones. Esta inversién, aunque inicialmente podria haber sido ccha en distribucién, redes de servicios o en instalaciones de produceién, en los liltimos tiempos también ha ineluido Ly D. Mientras que la mayor parte de la inversion en la década de 1980 se realizé dentro de la misma zona de la OC- DE y en los paises productores de petréleo y, por lo tanto, podria ser deserip- ta con mayor preeisién como “triadinversi6n” antes que “globalizacién”, tam- bign se deramé, aunque en forma muy despareja, a otros paises del Tercer ‘Mundo y ahora existe un pequefio arroyuelo que va hacia el antiguo grupo de paises socialistas. ‘Como Harry Johnson (1975) destacé hace largo tiempo, en este sentido fas ‘multinacionaies de hecho unen a Ta raza humana. Desde el momento en que las leyes basicas de la fisica, quimica, biologia y otras ciencias se aplican en ‘todas partes, hay una tecnologia unificada subyacente que puede, en prin pio, ser aplicada en todo lugar con resultados idénticos o muy similares. Has- fa el momento, en tanto las grandes CTN “globales” pueden vender sus pro- ductos y servicios en todo el mundo y producirlos en diferentes localizacio- nes, pueden actuar ~y lo hacen- como una poderosa agencia que tiende hacia la estandarizacion de la tecnologla y los productos en el nivel mundial. Como lo indica el modelo desarrollado por Callon (1993), el proceso de difusisn puede tender a hacer resaltar las similitudes entre los que lo adopten. ‘Aun en el caso de los bienes de consumo, en los que podria ser razonable suponer que continuaré habiendo amplias variaefones en los gustos de los consumidores, todos estamos ya suficientemente familiarizados con produc tos como "Coca Cola” y servicios tales como los que provee MeDonal’s co- ‘mo para reconocer la realidad de dichas redes globales de produccién y dis tibucién, que oftecen productos y servicios estandarizados en todo el mundo. {:No seria realista suponer que una proporcién todavia mayor de la produecién ‘mundial y del comercio tomaré esta modatidad? Para defender ese punto de vista no s6lo estén los ejemplos obvios de las cadenas hoteleras, las bebidas sin alcohol, la cerveza en lata, las agencias de viajes y las tarjetas de crédito, sino que los argumentos econémicos tedricos basados en las economias esti- ticas y dindmicas de produccién en escala, publicidad, comercializacién, di- sefio y finanzas, asi como la capacidad de las grandes multinacionales para lo- ‘grar ventajas de las diferencias que subsisten entre naciones en materias de ‘costos de capital, trabajo, energia y otros inputs. ‘Sin embargo, seria poco prudente asumir que estas tendencias sean tas ini- ccas 0 ineluso que sean necesariamente las més fuertes en la economia mun dial. Ni siquiera son tan inequivocamente deseables como para que sean pro- ‘movidas tanto por las politicas nacionales como por las intemacionales. De hecho, los argumentos en pro de In preservacion o hasta de la incentivacién de la diversidad puede, en ocasiones, superar las ventajas de més corto plazo de las economias de escala derivadas de la estandarizacién y su propagacién 188 “Sistema Nacional de lnnovacidn” en su perspectiva histirica~ Ches Freeman por medio de las compafiias transnacionales, el libre comercio y los flujos li- bres de inversion. En realidad, ambos procesos (estandarizacién global en al- gunas zonas y diversidad creciente en otras) coexisten, Mientras que en realidad hay algunos productos y servicios, tales como los arriba mencionados, en los que existe verdaderamente una demanda que es por naturaleza “global” y en los que las variaciones locales en gustos, regis: ‘mentaciones, clima y otras circunstancias pueden ser amplia o totalmente ig~ norados, hay muchos més productos y servicios en los que tales variaciones nno pueden ser ignoradas sin consecuencias directas. Vienen a la mente innu- ‘merables ejemplos en las que las condiciones climéticas afectan el rendimien- to de las méquinas, instrumentos, veh{culos y materiales, y hay todavia mas ‘ejemplos que tienen una obvia relacian con las variaciones en los esténdares, especificaciones y regiamentaciones nacionales. Si bien es verdad que Ia es- tandarizacién intemacional es una fuerza que trae equilibrio entre las active dades de la Organizacion Internacional de Estindares (ISO) y muchos otras instituciones que intentan lograr una armonizacién de los estandares técnicos, también es cierto que la experiencia de Ia Comunidad Europea a través de las, Sltimos 20 atios demuestra que el proceso enfrenta dificultades extremas en ‘muchos aspectos (al mismo tiempo que encuentra factibilidad en otros). Ade- més, todavia no se estin tomando en cuenta los aspectos culturales del pro- blema, que afectan temas como la alimentacién, el vestido y los servicios per- sonales. Hasta ahora, hemos estado discutiendo principalmente el caso de los pro- duetos ya establecidos y destacando algunos factores que limitan la estanda- rizacién global, aun en los casos mas simples. Los promotores de la hipétesis de una globalizacién fuerte aceptarian, por supuesto, la mayoria de estos ar- ‘gumentos, aunque podrian adelantar que algunos de ellos tenderian constan- temente hacia la disminucién a medida que los medios de comunicacién, los viajes, la educacidn y las organizaciones internacionales fueran ejerciendo su influencia de largo plazo. Rothwell (1992) ha seflalado que la “electronifiea- cién” del disefio es un importante factor que facilita la intemacionalizacion del diseio de la Ly D. Se podria avanzar ain més diciendo que las variacio- nes locales pueden set manejadas ficilmente dentro de las redes de estrategias globales de las corporaciones multinacionales. De hecho, la globalizacién de la Ly D ya ha evado a una adaptacién y modificacién local de los productos para dar cuenta de las variaciones nacionales, como una actividad normal y ‘casi de rutina de las CTN. Las compafifas como la Honda van un paso mas adelante y declaran tener una estrategia de diversidad en el diseio mundial ‘que va mds allé de la simple modificacién de un producto estandar y llegan a la idea de realizar variaciones locales en Ia etapa de disefio en diversas partes del mundo. Sin embargo, Ja amplia mayoria de CTN con base en el Japén, en vez de ser empresas verdaderamente internacionales, sigue estando compues- 187 Sistemas de innovacén y politica teenlégia ~Frangols Chesnais JuloC.Neffs(comp.) ta esencialmente por firmas japonesas con operaciones internacionales y lo mismo se verifica en las CTN de los Estados Unidos en relacién con su entor- no matriz (Hu, 1992). La mayoria de las actividades de I y D en las CTN to- davia se llevan a cabo predominantemente en la base local de la compafia y estén fuertemente influenciadas por el sistema nacional de innovacién del pais de origen. Més atin, la propiedad y el control todavia siguen estando basados primordialmente en la plataforma doméstica Las estadisticas son mas bien escasas, pero el andlisis de todos Ios datos, disponibles y el cruce con las estadisticas en cuanto a patentamiento (Patel y Pavit, 1991; Pater, 1993), sugieren que las actividades de I y D de las compa- ‘jas norteamericanas fuera de los Estados Unidos suman menos del 10% del total, mientras que las de las compaias japonesas son mucho més bajas -me- nos del 2%- aunque estén en crecimiento. El panorama en Europa es mas complejo, tanto por causa del desarrollo de la Comunidad Europea y del Mer- cado Comin Europeo, como en razén de la existencia de varios paises peque- Ros téenicamente avanzados, en los que Ia base doméstica es demasiado chi- ‘ca para las fuertes CTN que allf se asientan (los Paises Bajos, Suecia, Bélgi- ca, Suiza). Una proporcién mayor de las actividades nacionales de ly Den esos paises en la mayoria de las otras naciones de Europa es tomada a su car- 0 por multinacionales extranjeras y por sus “propias” CTN, que realizan mu- cha mas Iy D en el extranjero que Io que ocurre en los Estados Unidos o en fing out system’) aun sistema fabril de producci6ns nuevas formas de adr viger y financiar companias (sociedades y mds tarde compafias asociadas {que cotizaban en Bolsa); aprendizaje inteactivo entre nuevas compas ¢ = Glistries que usaban materiales y otros insumos nuevos ademas de Ia nuove spaquinaria; la remocién de muchas resrieciones antiguas en materia de 60 satlie e industria y el crecimiento de nuevos mercados y sistemas de ventas ‘Mevoristas y minoristas: una nueva infraestructra de ‘ranspertes: un medio ayeente cultural hospitalario para con Ias muevas teorias ¢ inventos clenifi tos 3, ciertamente no de menor importancia, la difusion y Ta amplia acepte- oes clas teorias y politicas econdmicas que facilitaron dichos cambios. Fue {i primer Ministro briténico quien le dijo a Adam Smith: “Ahora todos somos She alummnos”, Los beneficios del comercio con el extranjero y, en algunos co sen ela pirateria y el saqueo, también tuvieron su papel, especiaimente <7, “lproceso de acumulacién de capita, pero fue el modo de inversion de ose pital en la economia nacional, y no Ia simple adquisicion de tesores © Basios th ujos, lo que result decisivo para impulsar el crecimiento econémico Por supuesto, muchos de estos cambios también se operaron en ottos Pa ses europeos, pero hubo diferencias claras y mensurables en ia tasa y diss Gin del cambio técnico ¢ institucional, en Ia tasa de crecimiento econdmico, Gel comercio internacional, en los estindares de vida, lo que result bastante Sbvio en la época asi como tambien To fue para los historiadores de al! &” cdelante, Esto puede ser apreciado no s6lo en los escritos de los econom/si8 Sino tambien en fos de los novelistas y viajeros. Por consiguiente fue pove Sorprendente que Friedrich Listy otros eeonomistas del continente europe® 5° freocuparan por desarollar teorias y politicas que pudieran ayudarios 2 Com 197 em ‘stems de innovacién y politica teenlégia ~Frangois Chesnais, uo C. Neffa(ommp.) prender las razones por las cuales Gran Bretafa habia alcanzado la suprema- Pre comercial, y a permitir que Alemania (y otros pafses) la aleanzaran. La Seceién 1 intent6 mostrar que, en esta tarea, List anticipé muchas fempordneas sobre los “sistemas nacionales de Innovacién”, incluyendo te rusia! importancia de la acumulacion tecnolbgica mediante una combinacion {de importaciones de tecnologia y actividades locales y politcas de interven- tion proactivas que protegieran las industri estratégicas “infantes” ‘En la segunda mitad del siglo XIX, nuevos desarrollos en las clencias ns turales y la ingenieria eléctrica levaron a empresarios y reformadores progre- Sstas @ comprender que en las nuevas industrias de crecimiento més ripido, 1 aprendizaje por Ia prictica (Yearning by doing), el uso y la interaccién ¢> fas antiguas maneras briténicas tenia que verse acompatiado o reemplazado por provesos de innovacién y aprendizaje més profestonales y sistemiticos por Phowacidn organizacional que constituyé el departamento de I'y D en la propia empresa brindé una base més firme a la introduecién de nuevas pro» Theos y procesos, miehtras que las nuevas instituciones y departamertos de Gducacton superior y secundaria pfoveyeron de nuevos y mas ealiffcados Cientificos, ingenieros y técnicos. En la Seceién 2 del articulo se argumenta~ fe que fue en Alemania yen los Estados Unidos donde estas innovaciores ins Etuvionales comenzaron e hicieron mayor impacto en los sistemas nac‘onales ton la segunda mitad del siglo XIX y principios det siglo XX. ‘La brecha, que se amplta répidamente, entre un pequetio grupo de palses industriatizados y el resto del mundo “subdesarrollado” (Durlauf y Johnson, 1993"; Dos et al, 1992), ast como el “ir adelante”, el “aleanzar” o el "que- darse airds” (Abramovitz, 1986) entre los lideres, claramente exigia alguns Explicacién acerca de las razones por las cuales las tasas de crecimiento eran Tarliferemtes, Los valientes suptestos zimplificadores de los economistas fevelésicos podrian hacer que se esperara una convergencia en lugar de un divergencia en las tasas de crecimiento (informacion perfecta y gratuits, trans” feroncia de tecnologia instanténea). Tampoco la teoria y los modelos de ere ‘Gimiento formales brindan mucha ayuda, ya que la mayoria de los ferssmenos interesantes quedaban relegados como “residuales” que no podian ser desa- Ggrezados satisfactoriamente, y por 1a interdependencia que involscraban (Nelson, 1973). ‘Muchos historiadores econémicos y los que proponian los que ahora se conocen como “sistemas nacionales dé innovaeién” dirfan que las diferencias Se debian a las variaciones en los tipos de cambio institucional y téerico, que fodrien ser objetos de una descripcion cualitativa, aunque fueran difciles de eeemtificar Las Secciones 2 y 3 del articulo presentaron el argumento de que seapbre-simplificacién de las comparaciones cuantitativas de la yD lo vol- Mian un metodo inadecuado en si mismo. En la Seceién 3 se intenté mostrar Jor medio de les ejemplos del Japon y a ex-Unidn Sovietia,y los de los NPI 192 Lr sistema nacional ae innovacion” en su perspective nistoniea- Canis reemon del Este de Asia y de Latinoamérica, it Lai ‘que las diferencias institucionales en el ‘ode de import mejores, desarllrydfundr Is nuevas eenologis, pro- juctas y procesos, tenfan una influencia decisiva en las tasas de crecimiento tan marcadamente diferentes en la década de 1980. Finalmente, en la Seccién 4 del artfeulo, se discut in en a >, se discutia el controvertido tema de asloblizaion ys peso en os stems nacionales de movarée Es irénieo que, cuando la importancia de las politicas tecnolégicas acaba de ser reconocida tanto en los paises de la OCDE como en aquellos en vias de desa~ rrollo, las limitaciones de las politicas nacionales se enfatizan en forma ere- cine oa ee eee ‘cada vez mas ver, por ejemplo, Humbert (ed.), 1993). El alcance global de i tes anonacloals asin educiones de costes y ov aumento calidad de las redes de telecomunicaciones globales y otros répidos cambios que estan vinculados 2 ellas y que se han operado en la economia mundial, de- ben ciertamente ser tomados en cuenta en cualquier andlisis de los sistemas nacionales que pretenda ser satisfactorio (Chesnais, 1992). mias nacionales y los estados-nacién como categori¢ i les cen ear dace ane erst ee ae eee Ter aspen ta See coe tales) 3 Por ou, por las autoridades y organizaciones sub-nacionales (o “in- ee ees are ear pee rem “Seaveioy Soper ee cioe 26 Seo gle nero SFE: wrap Sener once dpe Dacre erie cera Ee eae eee 4 Harrison 1981, Sexenan 1991s Soom, 19915 Landvell, 1962; Antone, 198i) he demovtade sonrncstests airport ks regione fe toupee essen lio Hones icra crane ha eee as eae aes compels Teor 193 ‘Sstemas de nnovacin y politics tcroigca~ Frangois Chests Julio €. Neff fom) ro pero no por ello menos importante la conhene ‘mutua y las relaciones ror pan contribuide mucho al florecimiento de bas ‘regiones inferiores. PeeeSperfamos olvidar, sin embargo. que Tos “sister, de innovacién de las ealones inferiores” y Tas “economia €& ‘aglomeracion” siempre han sosteni- earee sistemas nacionales desde el principio de |e ‘Revolucién Industrial (Ar so eet, 1993), Marshal (1890) ya habia destacodo Ta importancia de fo ue carers se conocia como “distitos industries” ‘donde los “secretos de 1a “fost estaban en el aire”(Foray, 1991). Piors y ‘Sabel (1984) subrayeron epecialmente Ia importancia de estas Tesiones inferiores en muchas partes de See tanto en el sigho XIX como en fa actualidad. as atin, la vulnerabilidad de ts evonomias nacional los shocks ex- termetne es, en forma alguna, un fenémeno nuevo, Se {os ailtimos diez o vein= ter aunque la liberalizacion de 1os mercados de ccapitales y 10s flujes in we areionales de comercio e inversion, combined a computarizac.on ¥ terme tvas redes de telecomunicaciones pueden Babes jnerementado su vulte- ta sad, Las naciones pequetias y distantes s© habion ‘visto afectadas por eis oviginados en la City de Londres durante [a °po%e, del Patron-Ore, y él fobierao de Frente Popular de Francia sufso 60 {gual severidad por Ta “fu- Bae capitals” de la década de 1930, ave eh “gobiemo socialista francés en Ie década de 1980. ‘Este articulo ha presentado el argumento de que 1s estados-nacién, asi co- ano las evonomnias nacionales y 10s sistemas nacioness ‘de innovacién son t0- ro fa ambltosesenciales del andlisi politico y econonets ‘pesar de algunos cenjes bacia los concepios de regiones superiors & {inferiores. De hecho, Mi Vira ater (1990) puede muy bien tener razon cuando postula que le inten= chael Fon de la competencia global ha hecho que ¢ ‘rol de Ios estados-nacion sificaton fiporiante, No obstants, la interacciGn de os sistemas nacionales sea ris los “sistemas de innovacion de Ins reBiones inferiores” como con las orporaciones transnacionales seré de imporher ‘ereciente, y asi también 10 compar papel de la cooperacin internacional pare Manche tun régimen glo- tat que sea favorable al avance y el desarrollo. Bibliografia vamann R. Berry M Davies R. W. (1979), Industri Inovation Wt the Soviet Union. ‘Newhaven, Yale University Press ‘anaclt C, (1994, Technological discs, localized =p 00S and productivity nett Imernational Review of Applied Economics, <0 Boe ‘arceehr (1983), oes! and global features of he Faring Pros in M. Humbert (ed). 1993. _arctaboal b, Pinta M. 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Tambien, demostrar que es necesario apelar ee diferente de coordinacién cuando los mercados son inestables, la tec- nologia progresa rdpidamente y es muy compleja,y la mano de obra estéal- tamente clients y he recbido un fomaclo pliant Entec ugar suponer que varios Sectores manufactureros en las sociedades industralizadas avarzads estnentando en eta Segunda fe, ave 8 asain qe tense ificultades para dar ‘ese paso Jes faltard eficacia en la competencia econdmi- ¢2itemaconal Pa ‘altimo, para ilustrar esos diferentes puntos, la parte apli- a de este ariculo est referda ala economia estadounidense en in cu comparativo a partir de 1950. snumeuasro ove sRcure ans eamanaoro aat Cel er erp ey ephatetrd ae ee ae ener Bapedeie ce tSice oman ak oe ep eee ree ee ene ocean cae aaa eee a oer we a tt Sel ee Cn SH es oa one David Teece, Raymund Werle, Olivier Williamson y Erie Wright. Ademas, quisiera a unhee bpennae e esc Se Shona elton dist pos ao ee tees 199

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