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Medellín 14 de abril de 2010

Diapositiva 1.

CÁTEDRA PEDRO NEL GÓMEZ “ LA CIUDAD Y LOS SIGNOS”


“Tenciones entre ordenamiento y la vida. Prado un lugar para el ocio.”

En el teatro, el escenario se va llenando de cosas que van cayendo y que permiten la


comunicación de sentido; el espacio comienza a proponer comportamientos y actitudes
que son a la vez leídas y asumidas por los colectivos. En las calles de la ciudad pasa lo
mismo, el ejemplo más próximo y es el de la calle 59ª, mejor conocida como el mall de
la iguana, que se fue llenando de signos y funciones y que hoy propone una serie de
actitudes y comportamientos que todos ustedes distinguen

En este discurso les quiero proponer una toma festiva que acentúe la vocación y el
carácter de otro escenario de ciudad para destinarlo al ocio, y recrear los valores
patrimoniales de una comunidad, cuyos artefactos, espacialidades y memorias, poseen
una serie de rasgos que los hacen atractivos en el marco de alternativas
contemporáneas de goce y disfrute individual y colectivo no anclados en la
especulación consumista y comercial.
Diapositiva 2
El lugar en la ciudad es el de la carrera Palacé entre la calle 59, Cuba y la calle 65,
Jorge Robledo, a partir de de su preexistencia como un lugar urbano de alta calidad y
de una disposición natural para la función ociosa, donde se valida el disfrute, el gozo, la
hospitalidad, la apropiación y el reconocimiento.
Diapositivas 3-4-5
El escenario sobre la carrera Palacé, es propicio para recuperar el espíritu que
acompaño el disfrute del ocio antiguo, cifrado en el placer del cuerpo, cuando se
ponían en funcionamiento a un mismo tiempo, los sentidos y la serenidad del ánimo.
Felicidad terrena basada en el goce y la amistad, que requiere autosuficiencia y
liberación frente a las imposiciones de esta sociedad alienante y represiva.

El punto de partida es el reconocimiento de las formas de festejo y ocio desde Grecia ,


cuando el conjuntivo - y -era equivalencia y el ocio era el mismo festejo. Fue luego en
la edad media que el ocio comienza su proceso de desvalorización y la y se
transforma en diferencia porque había felicidad y bien en el festejo, pero se rechazaba
y condenaba al ocio como el espacio del diablo.
Diapositiva 6
En la modernidad la degradación del ocio se acentúa, connota un tiempo muerto para
la producción, es el tiempo de la vagancia y la bohemia, en contraposición al trabajo
que se presenta como el mayor de los bienes.

Hoy la desvalorización del ocio se prolonga a pesar que las condiciones de producción,
distribución y consumo se han modificado y se han liberado bastantes horas del día,
este tiempo no se dedican al ocio sino a los juegos y competiciones, a la consagración
y el cuidado del propio cuerpo, a los espectáculos, a las búsquedas religiosas y
filosóficas, a las creaciones efímeras y a las sociabilidades virtuales, pero no al ocio.

Diapositiva 7-8
El festejo en Medellín

El festejo es un ejercicio estético que pone en juego ritmos, imaginarios, percepciones,


sensaciones, selecciones y valoraciones, ha requerido condiciones de posibilidad
material y un lugar donde se le permita a cada uno tomar conciencia de sí y de las
posibilidades placenteras de su propio cuerpo, comparándose y diferenciándose de los
otros que se encuentran con él.

El Ágora, el Jardín de Epicuro, las Termas y las catedrales, son los primeros espacios
construidos para el disfrute y la educación a través del ocio y crearon unas formas de
fiesta intimista que luego retomaron el café y el teatro, espacios festivos por excelencia
que devienen en otros que configuran la geografía festiva de las ciudades.

En uno de los diálogos de Sócrates con Filebo este le expone, que el bien para todos
los seres animados consiste en la alegría, el placer, el recreo y todas las demás cosas
de ese género. Sócrates y yo, sostenemos por el contrarío, que no es esto , sino que la
sabiduría, la inteligencia, la memoria y todo lo que es de la misma naturaleza, la justa
opinión, y los razonamientos verdaderos son, para todos los que los poseen , mejores y
más apreciables que el placer, a la par que más ventajosos a todos los seres presentes
y futuros, capaces de participar de ellos.

En la misma dirección de Sócrates, Epicuro diferenciaba dos tipos de placeres, los


catastémicos y los cinéticos. Los placeres cinéticos los definía como movimientos de
nuestra sensibilidad que colorean o diversifican el placer catastémico, este es el placer
de la mente, mientras el cinético es el de la carne, siendo ambas entidades corpóreas y
materiales, placeres que surgían a todas las horas del día y que no apuntaban a la
trascendencia.

En el mundo clásico también se reconocían dos temporalidades, Cronos y Cairos ,


tiempos distintos y diferenciables. Cronos es el tiempo cronológico, secuencial, medible
y cuantificable, mientras Cairos es el tiempo humano y vivo de las intenciones y los
fines. Cronos es sucesión o sea el tiempo más propicio para las sociedades científicas y
lógicas de la cultura occidental, mientras cairos es el tiempo de la intención, de lo cíclico
e irracional, que a través de la historia se ha acotado y limitado y solo se concibe como
el tiempo de los niños, los inadaptados y los ociosos.
Diapositiva 9
En nuestra cultura signada tan fuertemente por la religión cristiana, el festejo ha sido
espacial y temporalmente acotado, además escaso, excluyente y temporal. En el
espacio público, su lugar por excelencia, los miedos y la hostilidad han cercenado este
espacio para el encuentro, la fiesta y el ocio.

Recuperar el ocio como parte importante de la existencia es parte de una revolución


necesaria que transformaría la forma de entendernos y las relaciones que
establecemos con los demás. Proteger e incrementar el ocio requiere además talentos
singulares y una educación y sensibilidad que los sistemas no son capaces de
transmitir ni generar porque esto impone una valoración del silencio difícil de concebir
en el bullicio de las ciudades, pero que es indispensable para recuperar la calidad de
vida de los urbanitas.
Diapositivas 10- 11
Tanto kairo como el ocio se extraviaron, este último se equipara con el tiempo perdido
para la producción y en vez de ser algo que se busca y desea , es algo a lo que se
teme , relacionado con el hastío y el tedio ocasionados casi siempre con la falta de
trabajo. Dice José Luis Aranguren “el ideal clasista de la vida era, de acuerdo con su
modelo, la idea griega de la perfección, esencialmente contemplativo. Los griegos y sus
imitadores han sustentado una cultura del ocio, a diferencia de los modernos, cuya idea
activa de la perfección les ha llevado a realizar una cultura del trabajo”
Diapositiva 12
En la Edad Media se marca una profunda diferencia entre vida y goce, este último se
vuelve término exclusivo de la fiesta y se da en escenarios privados, que se
transforman en los espacios más importantes. Como lo señala Pablo Fernandez
Christlieb, “es como si la ciudad clásica antigua hubiera perdido sus murallas
circundantes, y entonces cada casa privada se convierte en una ciudad por sí misma,
con sus murallas por fuera y su urbe por dentro”. En esta nueva especialidad surgen
unas formas distintas de diversión, ocio y entretenimiento y los asuntos de la existencia,
debatidos y reflexionados en el espacio público pasan a escenificarse en el teatro, el
nuevo escenario festivo.

La contemplación y la reflexión propias del ocio no se llenan solo de diálogos y razones


como en el ágora sino que se les incorpora la actuación y el gesto. El disfrute se amplía
con la puesta en escena que permite al espectador la identificación, la repetición, la
comparación y la valoración de cualidades y discursos en las formas teatrales y que
van exigiendo otras parafernalias.

De manera previa y con el cristianismo, la búsqueda del Edén como recompensa


celestial y fundamentada en la trascendencia, transforma todo el sentido de la
existencia terrenal, puesto que al cielo se accede empeñando la vida en los negocios,
antítesis del ocio y negándose el disfrute del cuerpo y de la vida.

Para la iglesia, la expulsión del paraíso, aquel idílico lugar poblado de mansas y ociosas
criaturas, que se movían libremente y sin objetivo en aquella especie de mermelada de
dicha de la que nos libró Eva, significó que el trabajo cambiara de estatus y de ser la
condena por el pecado, se transformara en el medio para alcanzar el cielo. Calvino, al
exaltar el trabajo sobre el ocio y al condenar a este moralmente, le da un sentido
antifestivo a la vida. Para este reformador “el ocio es la forma como el hombre rehúsa a
participar en la obra de Dios”.
Según su doctrina, y en palabras de Weber “el número de elegidos para salvarse ya
estaba determinado desde la eternidad, por tanto la gran preocupación, la gran angustia
del cristiano era saber si el se contaba dentro de los elegidos y la comprobación de la
elección se cifraba en el éxito en los negocios, por tanto en el trabajo intenso, única
forma de asegurarlo, a la par que el ocio y las actividades que se pueden hacer en su
nombre se sancionaban social y moralmente”… “ lucha contra la tentación de perder el
tiempo con recreos, fiestas, charlas, vida social, incluso en dedicar al sueño más tiempo
del absolutamente necesario”

La iglesia ha estado vendiendo desde entonces un futuro glorioso, en un estado del ser
desprovisto de carne. En este intangible utópico se obliga al hombre al autocontrol de lo
placentero y a la ocupación productiva del tiempo. El cuerpo se ve como un pesado
fardo que se acarrea y que hace temblar el espíritu, lo que ha llevado a crear una
sociedad perturbada por la angustia, el temor y la servidumbre, en el trueque, a perdida,
del tiempo del disfrute terrenal por el cambio a las mieles de la eternidad o en la
acumulación codiciosa que garantice la seguridad financiera de hijos, nietos, bisnietos
y tataranietos.

El protestantismo al exaltar el trabajo sobre el ocio y al condenar a este moralmente, le


da un sentido antifestivo a la vida, que se concibe como un transito para llegar al cielo,
lugar gozoso por antonomasia y al que se accede purgando los pecados a base de
acumulaciones financieras, trabajo y penitencia.

El trabajo usado como medio para purgar los pecados en el catolicismo y el trabajo
como medio para la realización de la predestinación divina del protestantismo, dieron al
traste con la alegría de vivir y las búsquedas gozosas terrenales; pero de un modo que
resulta sorprendente y aún paradójico, las fiestas de locos, las celebraciones del
desorden y la inversión de jerarquías, nacieron todas ellas en el circulo de la iglesia.
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En la Edad Media toda suerte de abusos y prácticas tienen lugar en el cementerio, las
procesiones profanas, la danza y las cantilenas, las fiestas satánicas, las justas y los
juegos guerreros se escenifican allí en estos primeros e improvisados teatros.

Más tarde, la catedral y el cementerio fueron lentamente suplantados por dos espacios
que permitieron dos nuevas educaciones, la sentimental en el teatro y la racional en el
café, entretención y educación para esa cosa que estaba surgiendo y que se llamó, el
individuo.

Mucho más tarde y luego de siglos de dominación cristiana hubo un singular momento
de exaltación del cuerpo y por tanto de exaltación festiva el Romanticismo. Este fue un
intento de reconquistar la vida como gozo, recuperando lo que Epicuro había dicho en
su tiempo “ pues no se que idea puedo hacerme del bien si suprimo los placeres del
gusto, suprimo la sexualidad y suprimo los movimientos placenteros que de las formas
bellas recibe la vista”

Pero este momento feliz fue efímero, en la modernidad se pierde el sentido de la vida
como gozo y se redefine el ocio como tiempo libre, que es una determinada manera de
calcular el tiempo y de llenarlo de actividades de entretenimiento o en el mejor de los
casos de productos de la industria cultural y el turismo, mientras que el ocio como
manera de ser, de sentir y de estar en el mundo, no aparece.
Diapositiva 14
El tiempo libre no es un tiempo de libertad: el mercado y el consumo lo han convertido
en un tiempo manipulado, sujeto a decisiones ajenas que deviene en infelicidad porque
se asume con culpa por la mala conciencia que nos genera la ideología cristiana y en
parte porque se ha llenado de hastío, tedio y aburrimiento. Dice Aranguren “el hombre
de hoy se la pasa construyendo artefactos y fetiches sobre los que deposita temores,
anhelos y creencias, perdiendo la capacidad de habitar poéticamente el mundo. Diríase
que una facultad que nos pareciera inalienable, la más segura entre las seguras, nos
está siendo retirada, la facultad de intercambiar experiencias”

La presión temporal que aniquila el surgimiento del ocio es producto de la valoración


histórica del tiempo, que lleva a ver incompatibles el trabajo y el ocio y a negar la fiesta,
el ocio y la diversión. El disfrute permanente tendría la capacidad de acabar o restringir
el dominio de una clase sobre otra y permitiría el derrumbamiento jerárquico, al
establecer una conciencia distinta de sociedad e individuo tal como sucede en el
carnaval y en los bailes de máscaras. La diversión y el ocio tienen un gran poder, por
eso se les teme, minimiza, acota y se les considera asuntos menores entre las
actividades humanas.
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Hoy, en la contemporaneidad la diversión y el ocio están más ligados al tiempo que al
espacio. Los sistemas tecnológicos, soporte de la virtualidad le otorgan otro sentido al
disfrute posibilitando el don de la ubicuidad, el estar en muchos lugares al mismo
tiempo. Adicionalmente, los desarrollos tecnológicos han liberado mucho tiempo, por lo
que el ocio y el disfrute vuelven a ser el núcleo del problema en la satisfacción de la
existencia y a ellos parece o se desea, dirigir el esfuerzo del ser, en un intento de
recuperar la vida arrebatada por los procesos productivos.

Pero esto requiere una nueva educación. La diversión parece consistir en no parar, en
aturdirse. El hombre corre huyendo de sí, ha perdido todo sosiego en el quehacer pero
más en la diversión Las lógicas primero de la producción y luego del consumo son
generalizadas. Para la mayoría las ocupaciones son forzadas e impuestas por la
necesidad, obligaciones más que ocupaciones que se denominan trabajo, palabra
derivada de trepalitum y cuyo significado primero es de un atroz tormento. El que
trabaja lo hace con la esperanza de ganarse unos días de liberación en los que
desarrolla, eso sí si se lo permiten, acciones placenteras que llenan la vida satisfactoria
y debidamente y que siempre parecen durar muy poquito.

Podríamos asumir en cambio, que la vida no es un problema financiero para resolver,


sino una vivencia para experimentar. La experiencia se asume como una adaptación a
la onda con la que quiere moverse el cuerpo en una relación que es interior- exterior, la
no complacencia con los ritmos vitales ha creado un hombre disociado, en guerra con
sus instintos, temeroso de su energía y profundamente triste, un hombre anciano y
anquilosado que ha claudicado en sus derechos y aspiraciones.

Recapitulando, la felicidad ligada al ocio contemplativo dio un vuelco con la revaloración


del trabajo y la creación de un tiempo de compensación definido en términos de
diversión y tiempo libre o de espera que desespera, porque aprendimos a llenarlo con
consumos que requieren ingresos y con diversiones cada vez más evasivas . Ningún
sistema nos prepara para el disfrute del ocio, ni de la vida. Pensamos que es a través
del juego, del ocio y de la fiesta que se puede recuperar la capacidad de actuación del
hombre contemporáneo y dejemos atrás la búsqueda del divertimiento estático y pasivo
del espectáculo y el entretenimiento con el que se llena la vida.

La fiesta, el disfrute y el ocio son parte del universo estético, en ellos no se busca un
argumento para contraponerlo a otro argumento, ni se busca la verdad del ámbito de la
razón y la moral, se busca un efecto, un estado de ánimo, una manera de sentir, una
fusión de un estado mental con el físico del cuerpo que lleva a otro estado que si no es
nuevo, es por lo menos renovado.

Juego ocio y fiesta son manifestaciones de libertad, suceden solo porque nos sentimos
gustosos en ellos, no son necesidades físicas, ni deberes morales y menos tareas;
permiten escapar de la esfera temporal y son imprescindibles para las personas y las
comunidades, por el sentido de la significación, por el valor expresivo y por las
conexiones espirituales y sociales que crea.
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En términos espaciales, la fiesta tiene la capacidad de realizar el travestismo del lugar
donde se realiza. Lugares placidos o sórdidos, residenciales o financieramente
productivos en el día, pueden transformarse mágicamente en la noche gracias a la
fiesta. Terrenos consagrados, cercados, separados en los que rigen determinadas
reglas , se vuelven mundos temporarios dentro del mundo habitual , para una acción
que se consume en sí misma, un mundo que se lleva a la perfección en su uso como
escenario festivo.
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En Medellín hay cuatro plazas festivas reconocidas, la del Poblado, el Lleras, el del
Periodista y el primer parque de Laureles, cada uno con valoraciones y apropiaciones
distintas. Otros lugares reconocidos y en la memoria, fuera de los propios de cada
universidad y comuna, son el centro del barrio Carlos E. Restrepo y la Plazoleta de la
Nueva Villa en la 80, además de las calles donde se localizan los locales de la
diversión, San Juan, la 70, la Playa y Colombia, donde los espacios privados extienden
sus manifestaciones al espacio público, y donde se empiezan a expulsar a los
residentes por cuenta del ruido, la invasión del espacio público por los automóviles y
por el incremento de la renta del suelo urbano debido a los costos de oportunidad.
Oficialmente, la ciudad que ya no es industrial sino de servicios, ha estado creando
otros lugares como el Parque de los Deseos, el de los Pies Descalzos, el remodelado
Jardín Botánico, el Paseo del Río en diciembre y el Explora, que tienen en común un
meticuloso trabajo de arquitectura pero igualmente una desconexión con los entornos
residenciales.
El ocio es impensable en estos espacios de diversión, siguiendo a Aranguren, la
entrega al ocio requiere unas disposiciones síquicas e intelectuales de las que carecen
la mayoría de los hombres, una disponibilidad para vivir desinteresada y
descuidadamente de las preocupaciones cotidianas, urgentes, vitales, inaplazables,
imposibles para la mayor parte de nosotros.

Crear un espacio en una zona residencial para el ocio es la propuesta con la carrera
Palacé entre Cuba, donde cerca está el Aguila Descalza, hasta Jorge Robledo, la calle
65, en límites con la antigua Lovaina. La justificación del proyecto requirió levantar la
geografía festiva de Medellín y comprobar la necesidad este espacio para el ejercicio
del ocio.
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Se levantaron 22 planos donde se localizaron 880 locales, donde sobresalen las
licoreras, con 124, las casas de banquetes , con 128, y los bares con 144 , las
funciones de estos espacios se resumen en tres tipos de divertimento:
Entretenimiento, juegos y deportes y rumba y que lo que más expresan es el proceso
de privatización de la fiesta.

El entretenimiento, los juegos y deportes son actividades individuales que se


desarrollan en tiempos diurnos y nocturnos, en locales diseñados para ese uso. La
rumba en cambio es más colectiva, exclusivamente nocturna e impacta más el espacio
público de la ciudad. Su tipología es de: discotecas, heladerías, sitios de espectáculos,
grilles, cafés, licoreras, casas de banquetes y tabernas.
En entretenimiento entran los centros comerciales, los salones de te y fuentes de soda,
los estaderos, las salas de cine y los teatros. Y como juegos y deportes: los clubes
sociales, los juegos de salón y bingo, las boleras, los casinos, las escuelas de baile, los
billares y los parques de recreación y diversión de índole privada.
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Luego de la localización se hizo la caracterización ambiental utilizando el método
propuesto por Aristóteles en la Poética que plantea que todo acto creativo se da en el
cruce de tres mimesis, el a priori cultural, la elaboración de la trama y la recepción de la
obra .La dramaturgia tiene que representarse, implica la presencia de un receptor y
contiene un principio de acción, narración o anécdota. Con esta base teórica se
estructura el guión de cada tipología festiva, donde la localización, la ornamentación y
los demás componentes del espacio y tiempo festivo arman la escena, definida como la
unidad mínima de expresión de la dramaturgia que en el caso que nos ocupa se reduce
a una sola acción, en un solo lugar y en un solo tiempo y que le permite a quien los
visita afirmar lo que es y lo que quiere ser.
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De esta clasificación por función y espacio se llevó a otra clasificación de orden
ambiental temporal dado por la decoración y el tipo de música. En el cruce de lo
espacial, lo temporal y lo sonoro se definió la geografía gozosa de Medellín.

Surgen entonces cuatro especialidades: la connotada como nostálgica, la aspiracional,


la anárquica y la rural .Los espacios nostálgicos, donde existen un gran número de
tabernas, camufladas en zonas residenciales y en el centro, prolonga este sentido
melancólico hasta Bello por el norte y Envigado por el sur
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El sentido festivo alternativo es el contestatario, el que rompe reglas y protocolos. Le
apuestan al presente, al hoy y tiene por lo general una localización en el centro, se oyen
rock en ingles y español, baladas, música de aplanchar y salsa, música de brasil y
cuba.

En la aspiracional se le apuesta al futuro y a lo foráneo, su localización exclusiva es en


el sur, en suelo más costoso de la ciudad. El aire de pasarela se evidencia en las
escenografías propias del lugar, donde las terrazas exteriores contribuyen al ambiente
de exposición, en un espacio vitrina de culto al cuerpo. La música es la más nueva la de
los dj, que se hace con mezclas propiciando y acompañando las condiciones y
emociones variables de la particular rumba.

Y la rural, con una nostalgia distinta, recrea el mundo del campo y de la gloria
campesina sin el componente romántico tan acentuado.

Los espacios de ocio y diversión parecen acentuar la división de los estratos


socioeconómicos en la ciudad, según la cual existen cuatro zonas diferenciadas:
1. el centro y la nororiental
2. el poblado y toda la zona sur
3. la América y Belén y
4. la zona noroccidental
Esta división administrativa, comercial y topográfica responde a unas formas de vida
diferenciadas que guardan una estrecha relación tanto con los procesos de poblamiento
como con los imaginarios y las formas festivas y que su número es poco en relación al
número de habitantes y a la necesidad fundamental de socialización que se tiene.

Algunos de estos lugares son:


Diapositiva 22
El casino por ejemplo, es el lugar de diversión que más a crecido. La dura situación
económica ligada a la idiosincrasia local, ha encontrado en estos lugares una
satisfacción ligada al dinero fácil, herencia del narcotráfico y de una tradición que se
remonta a la mitad del siglo XVI, a través de las apuestas.

La estética que manejan es la de Las Vegas, similares derroches de luces y texturas a


menor escala pero de igual efectividad a la que describe Robert Ventura en
Aprendiendo de Las Vegas.
Es la idea del lujo y la cancelación a toda referencia al tiempo, para trastocar los ritmos
del dia y la noche.

Los personajes son gentes de mediana edad con ingresos, jóvenes que arriesgan algún
dinero, los ludópata y algunos desocupados, todos con la expectativa del dinero extra,
sin invertir conocimiento o habilidad.

Llama la atención la concentración de estos lugares en Bello. La característica urbana


es que siendo edificaciones llamativas, los accesos son camuflados porque no es bien
visto entrar a ellos y las aberturas al exterior negadas.
Diapositiva 23
Los centros comerciales, los nuevos templos de la posmodernidad, se utilizan en el
territorio para valorizar entornos urbanos. Comprar es una de las actividades más
ostentosa y lúdicas que en el momento podemos ejercer. Son también el lugar de
encuentro de los jóvenes que remplazó la calle y la plaza en sus funciones de
reconocimiento y participación social. Los almacenes repetidos, utilizan la imagen de la
marca.

Estos lugares están respondiendo a la desaparición , real o virtual, de sitios de


encuentro seguros y confiables para el uso del tiempo libre y la diversión vinculada con
la compra y más que con la compra, a las formas de consumo simbólico. El mercado se
ha convertido en la razón de ser de casi todos los procesos y las prácticas sociales, los
centros comerciales son la expresión de esta manera de estar en el mundo.
Los centros comerciales satisfacen el deseo permanente de la novedad,
reverenciándolo en los objetos, y aprovechando además esa relación que vincula lo
nuevo con lo joven, pero de manera solitaria, lugares colectivos para ejercer las
soledades, donde el pretexto que era la compra, se volvió en el fin.

La localización se da en el motivo de valorización urbana para incrementar el precio del


suelo de los alrededores en programas masivos de vivienda o para la recuperación de
zonas deprimidas , conectados con los sistemas estructurantes de la ciudad como la
línea del Metro.
Diapositiva 24
Las heladerías proponen como los estaderos, un viaje al pasado, más próximo.
Funcionan como sitio de encuentro de los jóvenes en los barrios tradicionales de clase
media. Son sitios donde se da al tiempo control y reconocimiento de las barras, en un
espacio casi familiar.
Diapositiva 25
Del trabajo realizado surge la propuesta de un escenario para la fiesta en Medellín que
permita el tránsito de la rumba al ocio, y ese lugar lo encontramos en el barrio Prado,
que ya tiene por su arquitectura y urbanismo la atmósfera adecuada para procurar la
serenidad de espíritu, que la algarabía no sea el ruido de fondo de nuestra vida.

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