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LAS CINCO REGLAS DE LA

FELICIDAD

Casi parece una tontería tratar de definir


lo que es la felicidad. Usted sabe cuándo
es feliz y ciertamente nadie tiene que
decirle cuando se siente triste. Pero, ¿qué
es lo que hace que una persona sea feliz?

Inicialmente, usted podría pensar en


toda clase de experiencias. La música me
hace feliz, el helado me hace feliz, o él o
ella me hacen feliz. O las labores
domésticas me hacen infeliz, la tía Mabel
me hace sentirme triste, etcétera.
Sin embargo, es importante comprender
que lo que a usted lo hace feliz podría
hacer que otra persona se sintiera triste y
que lo que hace feliz a alguien más a
usted podría hacerlo sentirse triste. Una
lancha de motor de cuatro metros de
largo haría que algunas personas se
sintieran extasiadas; el punto culminante
de su vida podría ser la posesión de esa
lancha. Pero para alguien que ambiciona
un yate de nueve metros, esa pequeña
embarcación de cuatro metros podría ser
una fuente de decepción, de infelicidad.
Y las personas a las que de ninguna
manera les preocupa una lancha podrían
sentirse neutrales acerca de esto. Una
persona a la que usted le obsequia un
cachorrito podría sentirse deleitada; otra
no soporta a los perros y ahora se ve
obligada a deshacerse de uno.
De manera que no podemos usar a las
posesiones como un criterio para la
felicidad. Puesto que las cosas son
subjetivas, siempre son en relación con el
individuo y con el punto de vista de ese
individuo. En vez de ello, usaremos una
filosofía.
Esta filosofía se refiere a disfrutar de las
cosas que le agradan, evitando o
cambiando las que no le agradan y
aceptando lo que no puede evitar ni
cambiar mediante el uso hábil de su
punto de vista. El uso de esta filosofía,
comprendida en cinco reglas, le
permitirá poner a prueba muchos
problemas de su vida y encontrar las
soluciones.
He aquí las cinco reglas de la felicidad.
Regla número uno: Si le agrada una cosa,
disfrute de ella. Ahora bien, esto parece
muy sencillo. Al principio usted podría
decir, “Esto es ridículo, por supuesto que
si me agrada algo, voy a disfrutar de
ello”. Pero cuando se detiene a pensar en
esa afirmación, es muy probable que
convenga en que hay muchas cosas en la
vida que nos agradan, pero de las cuales
no disfrutamos. Las razones por las
cuales no disfrutamos de las cosas que
nos agradan son (a) la culpa, y (b) el
temor. Usted no disfruta de algo que le
agrada si se siente culpable después de
haberlo hecho, o si le teme a las
consecuencias de hacerlo.
Regla número dos: Si no le agrada una
cosa, evítela. La segunda regla parece
bastante sencilla, pero reflexione durante
un momento en cuántas personas están
involucradas en cosas que no les
agradan: un trabajo, una persona, un
vehículo, un tipo de alimento o
cualquiera de mil cosas más, y por
alguna razón no evitan esas cosas. “Pues
bien, no puedo evitarlo. Tengo que
trabajar allí porque necesito el dinero.”
O bien, “Debo involucrarme con esta
persona por muchas razones válidas”.
¿En cuántas justificaciones puede pensar
para no hacer las cosas que no le
agradan?
Regla número tres: Si no le agrada una
cosa y no puede evitarla, cámbiela. Una
vez más, la respuesta es muy simple:
cámbiela. Pero así como al evitarla
ofrecemos una explicación racional
acerca de que necesitamos hacer algo
referente a eso: el dinero, el tiempo, la
seguridad, hay algo que lo hace aferrarse
a esa cosa particular que no le agrada, no
puede evitarla, no va a cambiarla, pero a
pesar de todo sigue involucrado con ella.
Regla numero cuatro: Si no le agrada una
cosa, no puede evitarla y no puede o no
quiere cambiarla, acéptela. Aceptarla. . .
ahora bien, aquí esta la trampa. ¿Cómo
puede aceptar algo que no le agrada?
Quizá tiene una tía favorita a la que
quiere mucho, pero tiene el problema de
que la placa superior de su dentadura
postiza produce un chasquido al chocar
con la inferior cada vez que pronuncia
una palabra con una letra s; y usted se
llama Shirley. Detesta eso y sin embargo
quiere a esa mujer, de manera que no
puede evitarla; y ha tratado de
cambiarla ofreciéndole que le obsequiará
otra dentadura postiza, pero a ella, por
cualquier motivo, le agrada la que tiene y
usted tampoco puede cambiar eso.
¿Cómo es posible que pueda aceptar algo
como eso? ¿Cómo aceptar una situación
con la cual usted no se siente feliz?
¿Cómo aceptar a una persona en cuya
compañía no se siente feliz? Pues bien, en
realidad no tiene qué aceptar nada; por
supuesto, puede sentirse infeliz. Si no le
agrada eso, no va a cambiarlo, no puede
evitarlo y no quiere aceptarlo, le
garantizo que se sentirá infeliz. Sin
embargo, hay cinco reglas para conocer
el secreto de la felicidad, y la clave está
en la quinta.
Regla número cinco: Usted acepta una
cosa cambiando su punto de vista acerca
de esa cosa. Usted es su punto de vista.
Todo es en relación con la persona que lo
experimenta. No existen los absolutos;
nada es bueno, nada es malo, excepto en
cuanto a su relación con usted. Y la vida
tampoco es buena o mala; la vida
simplemente es. Usted puede cambiar las
cosas que desea cambiando su punto de
vista acerca de ellas. La forma de
cambiar su punto de vista se discute en el
Capítulo 2, Cómo cambiar su punto de
vista hacia el amor. Por el momento, un
breve ejemplo bastará para ilustrar la
quinta regla de la felicidad.
Durante una pausa para comer en uno de
los seminarios de Power of Self Mind
Control, George S., uno de nuestros
participantes, decidió ir en su automóvil
a un restaurante cercano. Al salir al
estacionamiento vio que su automóvil
tenía una abolladura reciente en la
salpicadera delantera derecha. Alguien
se había echado en reversa, abolló la
salpicadera y huyó. Eso no le agradó; no
podía evitarlo. Estaba allí; y tampoco
podía cambiarlo. Tuvo que elegir entre
sentirse feliz o infeliz con esta
experiencia. George eligió la felicidad.
Decidió cambiar su punto de vista.
Cuando dirigió la mirada hacia la
salpicadera, ya no vio una abolladura
que le costaría mucho dinero y mucho
tiempo para que la repararan, sino que
en vez de eso la consideró como un
estímulo para lograr algo positivo.
Tratando de imaginarse un resultado
positivo de esa abolladura, determino
ganar el triple de la cantidad que le
costaría la reparación de la salpicadera.
El taller de reparación de carrocerías le
cotizó un precio de 250 dólares por el
arreglo y él se fijó una meta de ganar 750
dólares. Y lo hizo.
George había polarizado totalmente su
relación con la salpicadera abollada. No
le agradaba, no podía evitarlo y no podía
cambiarlo, pero sí podía cambiar su punto
de vista acerca de eso. Cuando vio la
salpicadera vio 750 dólares; se fijó la
meta de ganar ese dinero y lo logró. Se
ganó sus 750 dólares, pagó la cuenta de la
reparación por 250 dólares y en realidad
resulto con una ganancia de 500 dólares
y feliz por haber tomado una buena
medida. Siguió sintiéndose feliz aun
cuando había tenido una experiencia que
haría que la mayoría de la gente
experimentara una gran angustia.
* * *
Después de entrar a nivel de meditación
y de usar estas cinco reglas, descubrirá
que ha vuelto a familiarizarse con la
felicidad, y comprenderá por qué la
gente se siente infeliz. A la larga eso se
convertirá en algo automático y usted
descubrirá que la felicidad es un estado
mental predominante. Una vez que
comprenda la facilidad de adquirir esta
emoción, desarrollará una escala
totalmente nueva de altas y bajas.
Por supuesto, la felicidad constante no es
un estado posible. . . ni deseable. De
acuerdo con el principio del ritmo (véase
el Capitulo 4), siempre hay un flujo y un
reflujo, una marea menguante y una
pleamar. Usted siempre tendrá altas y
bajas; no hay forma alguna de evitarlo.
Sin embargo, sus altas serán más altas y
sus bajas también serán más altas. Y
descubrirá que lo que para usted es un
estado depresivo podría ser un estado
moderadamente feliz para alguien que no
conoce las Cinco reglas de la felicidad.

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