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LECTURA F.- Las caracteristicas de la poblacién. Fecundidad y mortalidad. Autores: Livi-Bacci, M., paginas 77-98; Vallin, J. paginas 25-33. Livi-amcu a, pp VA 88. 5) ANALISIS ELEMENTAL DE LOS FENOMENOS DEMOGRAFICOS 1. La estructura por edad de una poblacién EI estudio de Ja estructura por edad de una poblacién es uno de los aspec- tos centrales de la demograffa por una serie de motivos faciles de explicar. To- dos los fenémenos demograficos son estrechamente dependientes de la edad y, por tanto, estén globalmente correlacionados con la estructura por edad de la po- blacién. Sin embargo, esta estructura se presenta de manera muy variable de una poblacién a otra. Las hay, en efecto, en que el grupo de los muy jvenes y de los nifios menores de 15 afios alcanza casi la mitad de la poblaci6n, asf como otras en que la mitad de sus componentes tiene més de 40 afios. Es un hecho del todo evidente que la tasa de mortalidad de una poblacién esta no sdlo en funcién del nivel de salud individual o del grado general de desarrollo del sistema sanitario, sino también de la estructura por edad de la poblacidn. Si ésta es muy joven, las defunciones serén relativamente pocas, mientras que seran numerosas si la es- tructura es anciana. Por la misma causa una poblacién que presenta una alta pro- porcién de jévenes tendra (en igualdad de preferencias y oportunidades para las parejas en materia de procreacién) un mayor niimero de hijos que una poblacién donde, en cambio, los jévenes son escasos. En general, todos los fenémenos de naturaleza social estan profundamente influidos por Ia estructura por edad: desde la oferta de trabajo, hasta la estructura del consumo y del ahorro, desde Ia orien- tacién politica a los fenémenos de desviacién social, entre muchos otros. Bastan estas pocas alusiones para comprender la raz6n de la importancia del estudio de la estructura por edad. Dicho esto, debo afadir atin algunas observaciones generales. En primer lu- gar, la estructura por edad de una poblacién esta, en todo momento, en funcién de la historia pasada de su natalidad y mortalidad ademas de las migraciones que, para simplificar, excluiremos, de momento, de !a exposicién. Mas adelante, en su momento, estudiaremos el nexo funcional entre los factores dindmicos de una po- blacién y su estructura. Pero podemos répidamente observar que existiendo com- 78 INTRODUCCION A LA DEMOGRAFIA binaciones infinitas de mortalidad y natalidad, existen también infinitos tipos po- sibles de distribucién por edad, Naturalmente, entre estas posibles combinacio- nes existen tipologfas en torno a las cuales se disponen las poblaciones reales, a menudo vinculadas por experiencias hist6ricas de natalidad y mortalidad bastante similares. En segundo lugar, hay que anticipar, de manera intuitiva, algunas conside- raciones que serén posteriormente demostradas con todo rigor. Supéngase que una poblacién esté cerrada (es evidente que también los movimientos migratorios influyen sobre la estructura por edad, pero ello complicaria initilmente la expo- sici6n): su estructura actual esta condicionada por la sucesién del flujo de los na- cimientos en los ltimos cien afios y por la intensidad de la eliminacién por muerte, segiin la edad, acontecidas durante dicho perfodo. Los flujos de naci- mientos y defunciones representan el proceso de renovacién y de extincién de la poblacién. En el caso particular de que estos flujos se igualen! y la poblacién tenga un crecimiento nulo (digase estacionaria, para usar la terminologia precisa) tendremos que cuanto més intensos sean estos flujos (es decir, cuanto més ele- vadas sean la natalidad y la mortalidad), més joven es la estructura por edad y menor es la media de afios vividos de cada uno de los componentes de la pobla- cin. Cuando los flujos de entrada y salida son reducidos, la composicién por edad es més «envejecida» y cada individuo permanece, como media, un tiempo més prolongado en la poblacién. Finalmente debe afiadirse una tercera consideracién, esencial para entender correctamente todo lo expuesto en los parrafos que vienen a continuacién. El ac- tual fendmeno de envejecimiento, es decir, del peso creciente del grupo anciano sobre la poblacién, que se est produciendo en todas las poblaciones desarrolla- das, es la consecuencia del descenso progresivo de la natalidad acontecido du- rante el tiltimo siglo, mientras que ha tenido escasa influencia el descenso de la mortalidad que, en todo caso, ha contribuido a frenar tal tendencia. Esta consi- deraci6n parece paraddjica, puesto que es de dominio comin que la disminucién de la mortalidad hace que una mayor proporcién de nacidos alcance la edad an- ciana y, por tanto, aparentemente, parece que el descenso de la mortalidad hace envejecer la poblacién. Pero razonando de este modo se olvida que el descenso de la mortalidad hace aumentar también los sobrevivientes a1, 2. 2... 10... 50 aitos, es decir, en las otras edades de la vida. Por el contrario, en una primera fase hist6rica del descenso, éste ha sido mds importante en la infancia que en la edades maduras y ancianas, y su efecto neto, en realidad compensado por el des- censo de los nacimientos, ha producido un leve aumento del peso relative de la poblacién infantil y juvenil, es decir, en suma y por leve que sea, un rejuveneci- miento de la poblacién. Actualmente, en los paises de baja mortalidad, el des- |. Aungue esto val, en cierta medida, también para poblaciones en que 10s Mujos de nacimientos y d funciones no se equilibran, de manera que todo lo dicho a continuacién asume un cardcter de mayor general dad, ANALISIS ELEMENTAL DE LOS FENOMENOS DEMOGRAFICOS 79 Poblacion histéica estacionaria Poblacin ae transicién progresiva > Poblacién (%) Fic. 5.1. Tres distribuciones hipotéticas por edad. censo en curso de ésta esta concentrado en las edades avanzadas (en las mas jé- venes la mortalidad es ya muy baja y los progresos son muy reducidos). Esto provoca, de por sf, un envejecimiento de la poblacién. Estas consideraciones generales, que quedan pendientes de una demostra- cién matemética mas concluyente, pueden bastar para acometer el andlisis empi- rico de la estructura por edad de las poblaciones concretas. 2. La distribucién por edad de las poblaciones reales Para apreciar y comparar la estructura por edad de poblaciones diferentes se suele, en general, expresar el peso de cada grupo de edad en porcentajes del to- tal. Esto puede hacerse tanto en relacién a la poblacién total como para los dos sexos por separado, Dicha distribuci6n porcentual puede ser transformada en una pirdmide de edad, en esencia una serie de histogramas, con base proporcional a la amplitud del intervalo de edad y superficie proporcional a la poblacién (0 por- centaje de la misma) de los grupos. En la figura 5.1 pueden observarse tres curvas tedricas completas de distri- bucién por edad correspondientes a tres importantes tipologtas demograficas 2. Nétese que en caso de construirse la pirémide para ambos sexos —como en lus figuras 5.3, 5.4 y 5.5— el ndémero de componentes de cada grupo de edad (para cada uno de los sexos} debe ser dividio por el total (sexos reunidos) de la poblacién, 80 INTRODUCCION A LA DEMOGRAFIA Dos son poblaciones estacionarias (es decir, en equilibrio numérico, con incre- mento cero), una con alta mortalidad y natalidad (tipica de las poblaciones his- t6ricas), la otra con mortalidad y natalidad bajas (tipica de poblaciones desarro- ladas-maduras). La tercera distribucién es tfpica, por el contrario, de una situaci6n hist6rica intermedia, con alta natalidad, mortalidad relativamente baja y elevada tasa de crecimiento. Es una situaci6n que llamaremos progresiva, tipica de muchas poblaciones en vias de desarrollo. Las tres curvas modelo son muy diferentes entre si. La poblacién histérica estacionaria tiene una proporcién muy alta de jévenes; pero dicha proporeién atin es més alta en la de transicién progresiva, en la que el descenso de la mor- talidad permite sobrevivir a una alta proporeién de nacidos; la curva muestra un rapido descenso de la poblacién al pasar a las edades maduras y ancianas, en las que sobreviven individuos nacidos cuando el nimero de los nacimientos, que aumenta répidamente, era mucho menor. La curva de la poblacién madura esta- cionaria, por el contrario, representa una situacién con muy débil reemplazo; al ser estacionaria, la poblacién produce aio tras afio un niimero fijo de nacimien- tos (ntimero mucho menor que el producido en la poblacién histérica estaciona- 2 Toscana1427 | =A wexcosrs | — suocia. 1075 | Fic, 5.2. Tres distribuciones demogréficas por edad: Toscana (1427), Suecia y México (1975) ANALISIS ELEMENTAL DE LOS FENOMENOS DEMOGRAFICOS, 81 ria), pero el ritmo de desaparicién por muerte es débil, puesto que la curva se acerca muy lentamente al eje de ordenadas hasta la edad de 50-60 afios, y la pro- porcién de la poblacién anciana es, en consecuencia, muy alta. En realidad, las poblaciones concretas no pueden tener curvas de distribu- cién de edad tan regulares como las poblaciones teéricas representadas en la fi- gura 5.1. La figura 5.2 muestra tres poblaciones reales; la primera se parece —un poco de lejos, es cierto— a la poblacién histérica estacionaria, y es la de Toscana, basada en el catastro de 1427; las otras dos son contempordneas, y son Ja mexicana y la sueca de 1975, que se parecen bastante a las curvas te6ricas de las poblaciones progresiva de transicién y a la madura estacionaria, En la pobla- cién sueca, el perfil de la piramide es casi vertical hasta cerca de los 60 afios de edad; en la mexicana la curva se acerca répidamente a las ordenadas, desde los valores elevados de las edades infantiles a los bajisimos de las edades ancianas. Para ambas, la superposicién de la curva te6rica correspondiente constituye una casi perfecta interpolacién. La poblacién toscana de 1427 es, por el contrario, algo diferente respecto al modelo: dicha poblacién, de hecho, no era estacionaria en aguella época y acusaba las pérdidas y los trastornos operados, en la estruc- tura por edad, por las epidemias de peste acontecidas a un ritmo casi decenal desde 1348. La figura 5.3 representa la piramide de edades de la poblacién italiana el | de enero de 1988, La estructura por edad resulta bastante regular, especialmente si se compara con las representadas en las figuras 5.4 y 5.5. Puede observarse fé- cilmente el descenso reciente de los nacimientos en los afios setenta y ochenta. Se observa también el descenso en Ia natalidad de los afios de guerra 1942-1945 y la recuperacién de 1946-1947 y, de modo atin més evidente, el descenso de los nacimientos durante la primera guerra mundial en los afios 1915-1918 y la recu- peracién posterior. En el caso de poblaciones no demasiado atormentadas por una historia de guerras y migraciones, las irregularidades de la pirémide de edad son debidas a fluctuaciones de Ja natalidad en los sucesivos aiios; las fluctuaciones de la mortalidad afectan, en general, a todos los grupos de edad y casi nunca de- jan rastros diferenciales visibles de una edad a otra. La figura 5.4 representa el interesante caso de la poblacién de la Reptiblica Democratica Alemana en 1950, y muestra con toda evidencia los efectos pertur- badores de las guerras. Son visibles los espantosos vacfos abiertos por la segunda guerra mundial, agravados por las sucesivas emigraciones de la poblacién mas- culina, entre los 20 y los 50 afios, acentuada en la clase de 30-35 afios, la cual ya era un efectivo escaso puesto que fueron pocos los nacidos durante la primera guerra mundial. Pero también los grupos de edad entre 50 y 70 afos han sido mermados —los masculinos— como resultado de las muertes en combate pro- ducidas en la primera guerra mundial y, en parte, también en la segunda. En con- junto, las guerras han reducido considerablemente todos los grupos masculinos que en 1950 tenfan més de 20 afios y que resultan, de este modo, bastante menos numerosos que los correspondientes grupos femeninos. Descenso y recuperacién de la natalidad > CS —_—_— rr Descenso y recuperacion ‘ela nataidad 1981-1947 Maxima natatidad después de = la guerra 1964 Doscenso de la natalidad en los anos 1970 y 1980 —~. Fe — T i T 1 1 05 ° 05 1 Fic. 5.3, Distribucién de la poblacién residente por sexo y grupo anual de edad (valores porcentuales). Italia, I enero 1988, ANALISIS ELEMENTAL DE LOS FENOMENOS DEMOGRAFICOS 83 Finalmente, en la figura 5.5 estén representados otros dos interesantes casos que muestran situaciones parcialmente complementarias. Se trata de poblaciones de las provincias de Turin y Catanzaro en el censo de 1961. En ellas se observan los efectos contrapuestos de las inmigraciones y de las emigraciones, més sensi- bles para los hombres que para las mujeres, que afectan sobre todo a las edades entre 20 y 40 afios; en las gréficas estos grupos de edad resultan bastante mas nu- merosos en Turin y menos en Catanzaro. Estos efectos se sobreponen, natural- mente, a los de la natalidad, histéricamente mucho més baja en Turin, si bien la mayor consistencia de los grupos 0-4 respecto a los 5-9 debe atribuirse a una re- cuperaci6n de la natalidad, provocada por la Iegada de grantes contingentes de j6venes inmigrados. La estructura por edad, y su representacién gréfica, la pirdmide de edades, revelan al ojo experto muchas particularidades de la historia pasada de una po- blacién, Sin embargo, conviene tener siempre en cuenta que los efectos sobre la estructura por edad de las fluctuaciones de los nacimientos, de las catdstrofes bé- licas, de las oleadas migratorias y fenmenos similares, se sobreponen los unos a los otros y todos van siendo ocultados por la accién de la mortalidad, todo lo cual pone un limite a las deducciones que podamos hacer, generalmente impre- cisas y aproximadas. Hombres Edad Mujeres Fic. 5.4. Pirdmide de edades de la poblacién de la Repiblica Democratica Alemana (31 de agosto de 1950) 84 INTRODUCCION A LA DEMOGRAFIA 3. Algunos indicadores de la estructura por edad Al igual que para otros fenmenos demogréficos, es ttil, e incluso necesa- rio, sintetizar la distribucién de la poblacién por edad con indicadores significa- Hombres Edad Mujeres Provincia de Turin Hombres Edad Mujeres I oo Lt 6G) ets) et ee 0 One) eee ta esl ee) Provincia de Catanzaro Fic. 5.5. Pirdmides de edades de la poblacién de tas provincias de Turin y Catanzaro (IS octubre 1961). ANALISIS ELEMENTAL DE LOS FENOMENOS DEMOGRAFICOS 85 tivos. Slo propongo algunos, entre los més usados y los mas tiles; ademas, po- dra observarse fécilmente que, por otra parte, pueden ser calculados otros, no deseritos aqui, para satisfacer necesidades cognoscitivas particulares. El material estadistico necesario es el mismo utilizado para la construccién de una piramide de edad: el reparto porcentual de la poblacin en grupos de edad. El cuadro 5.1 representa la poblaci6n italiana el 1 de enero de 1988 (la misma usada para la construccién de la piramide de edad de la fig. 5.3.) distribuida en porcentajes pot edad, tanto por separado para hombres, mujeres y totales (es decir, haciendo igual a 100 los totales de los hombres, de las mujeres y de ambos sexos, respec- tivamente), como de forma conjunta (es decir, relacionando cada grupo de edad, masculino y femenino, con el total de la poblacién de ambos sexos). Es esta til- tima distribucién la que debe utilizarse para construir la pirdmide de la figura 5.3. Veamos dicho modo de cdlculo y el significado de los distintos indicadores, utilizando el cuadro 5.2 para ejemplificar los resultados. La edad media es la media de las edades ponderada por la frecuencia de la poblacién en cada grupo de edad. Presenta alguna dificultad de cdlculo, espe- cialmente cuando la poblaci6n esté distribuida por grupos plurianuales (se suele atribuir a la poblacién de cada grupo de edad la edad central del grupo, come- tiendo un error por exceso en los grupos ancianos) y cuando, como sucede a me- nudo, la poblacién rebasa una cierta edad (85, 90 afios) queda reagrupada en un Cuanro 5.1. Poblacién residente en ltalia por sexo y grupos de edad (I de encro de 1988) Poblacién (miles Poblacién (%) TO —— = x 100 Edad Hombres Mujeres Total Hombres Mujeres Total Hombres Mujeres 1.484 1.403, 2.887 Soe eee 5.0) 1,665 3.243 60 53 56 2.096 4.089 68 7.1 2.337 4372 76 80 2.470 4.865 a) 2.218 4.386 a iG 1.973 3.939 Tl 67 69 4 1.946 3.903 710 66 68 34 1.822 3.667 . 64 2 1.827 3.712 66 64 65 2 uu 3515 61 61 6 0 1,659 1.806 3.465 59 61 60 29 1520 1.750 3.270 S459 57 26 1.097 1.403, 2.500 39°48 44 19 844 1.163 2.007 35 1s 697 1,077 1.74 3. 12 348 650-998 17 06 1363164 08 0.2 mn 90 y mas 400117157 Ol 04 03 Total 27.890 29.511 57.401 100.0 100,0 100.0 486 S14 945 04 59 10-14 15-19 20-24 25-29 30-34 35-39 40-44 45-49 50-54 55-59 60-64 65-69 10-74 15-79 80 y mas Total 0-14 15-39 40-64 65 y mas Toral Cuaro 5.2 ‘pte 7.109 6.405 5.082 4.755 4.240 3.998, 3.423 2.533 1.896, L712 1.537 1301 hos 761 535 341 219 46,909 18.596 18.969 7.490 1.856 46.911 Nigeria 18.971 14.844 12.126 10.049 8.013 6.522 5.263 4418 3.732 3.065 2.468 1.944 1477 1.055 683 379 190 95.198 45.941 34,265 12.686 2.307 95,199 Brasil 18.072 16.368 14.926 13.933 13.633, 11.663 9.883 7.955 6.299 5.460 4.539 3.909 3.098 2.283 L718 1.037 790 135,664 49.366 57.067 23.305 5.828 135.566 México 11.752 11.037 10.542 9.024 7528 6.226 5.059 3.906 3.132 2.632 2.210 1715 1.436 1,008 798, 532 459 78.996 33.331 31,743 11.125 2.197 78.996 Estados Unidos India Poblacién (miles) 18.677 16.623 16.783 18.415 21.334 21.835 19.883 17.853 14.087 11.643 10.831 271 10.955 9.230 7.643 5.528 5.429 238,020 52.083 99.320 98.787 27.830 238.020 99.249 92.383, 87.739 79.219 70.207 61.245 51.357 42.649 36.863 32.968 29.019 24.135 19.137 14380 9.824 5.581 2.913 758.927 279.371 304.737 142.122, 32.698 758.928 China 93.261 97.155 124.614 129.332, 107.785, 85.912 88.656 65.196 50.813 47.675 44.608 37.621 30.794 23.372 16.460 10.155 6.091 1.059.521 315,030 476.881 211.511 56.078 1.059.500 25.087 22.976 21.195 20.230 24.219 24.547 21.481 16.587 13.251 20.069 15.359 17.088 10.595 7.267 8.438 5.659 4.610 278.618 69.218 107.064 76.362 25.974 278.618 ralia 2.887 3.242 4.089 4572 4.865 4.387 3,939 3.902 3.667 3711 3.515 3.465 3.270 2.499 2.007 1774 1.607 57.399 10.218 21.665 17.628 7.887 57.398 Poblacién por edad de algunos paises en 1985 e indicadores caracteristicos de la estructura por edad Liguria 35 63 92 116 129 118 108, mW us 125, 121 127 123, 102 88 19 B 1.750 210 582 61 347 1,750 Campania 418 437 499 528 542 467 395 367 333 307 294 297 270 196 153 124 102 3.731 1.354 2.299 1.501 575 5.729 Mujeres 15-44 1D IS IR Vv Ic Edad media Edad mediana 10.186 39.6 404 16.0 40 100.0 19.207 48,3 36,0 13.3 24 100.0 102.8, 37.0 147 5.0 98.8 20,9 15.8 31.663 36,4 42,1 172 43 100.0 68,7 408 18 741 17377 42,2 40,2 141 35 100.0 843 35,0 159 84 616 231 18.4 Poblacion 56.576 21,9 417 24,7 17 100.0 i) 163.700 368 40,2 18,7 43 1000 Indicadores 50,5 59,2 50.5 53.4 33.0 34,5 313 698 46,6 241 17 60,6 25.8 215 253.670 29,7 45,0 20,0 5.3 100,0 53.9 444 238 178 36.8 28.2 24.0 59.595 24,8 38.4 214 93 100.0 12.566 178 317 30,7 13,7 100,0 46,1 814 1S 712 230 37.9 35.9 341 12,0 333 34,9 198 100,0 467 105,0 106,0 165,2 16,1 43,3 43,6 1,303 23,6 40,1 26,2 10,0 1000 50,8 653 Sil 425 32,1 33,5 29,7 88 INTRODUCCION A LA DEMOGRAFIA unico grupo abierto. Es evidente que la edad media crece en funcién del grado de envejecimiento de la poblacién. Si llamamos n a la amplitud del intervalo de cada grupo de edad, la formula es 1 Le + 3”) P ones YP (5.1] arte edad media La edad mediana es aquella que divide exactamente la poblacién cuyos componentes han sido ordenados segiin la escala progresiva de la edad. En el caso de la poblacién italiana la edad mediana corresponde a la persona (0 mejor, en nuestro caso, al grupo de individuos, puesto que la poblacién esta expresada en millares) que est, segtin el cuadro 5.1, entre el 28.700 y el 28.701 millar. Se procede acumulando la poblacién a partir de la edad 0; puede verificarse que el niimero buscado queda entre las edades de 35 y 40 aftos; efectivamente, Po. 44 = = 27.981 y Po.39 = 31.884, de modo que la edad mediana se sitda entre los 35 y los 40 afios, aunque est ciertamente més préxima a los 35 que a los 40. Supo- hemos, por tanto, que la poblacién se equidistribuye linealmente entre la edad 35 y la edad 40, y se procede por una simple interpolacién lineal: qe) x =354+5 x | ——————__ = 31.884 -27.981 ) =35+5x (E2) =35+0,92 = 35,92 (S903 Utilizando por el contrario la distribucién de la poblacién en grupos anuales de edad se obtiene el valor, casi idéntico, de 35,94. La edad mediana es mas variable que la edad media, pero acusa menos las particularidades estructurales propias de cada poblacién. Es més facil de calcular, puesto que la observacién de la distribu- cién en grupos ofrece ya un resultado aproximado, y porque la precisién del célculo no se resiente de un grupo abierto terminal ms o menos amplio. En las poblacio- nes mostradas en el cuadro 5.2 asume un valor comprendido entre los 16 y los 44 afios, La edad media, sintetizando una distribuci6n alargada por la derecha, tiene ge- neralmente un valor ms alto que el correspondiente a la edad mediana, El lector observard la tinica excepcién, Liguria, a la que se intenta dar alguna explicacién El indice de envejecimiento (IV) es un indicador sintético del grado de en- vejecimiento de la poblacién, y se obtiene dividiendo el conjunto de la poblacién anciana, a partir de los 65 afios u otro limite convencional, entre el de los nifios por debajo de una cierta edad, generalmente 15 afios. La férmula resulta, por tanto: P : We 2 x 100. (5.2] o-14 ANALISIS ELEMENTAL DE LOS FENOMENOS DEMOGRAFICOS 89 Se trata de un indice muy dinémico, pero también bastante tosco, puesto que cuando una poblacién envejece se produce, al mismo tiempo, una disminucién del peso de los jévenes y un aumento del peso de los viejos, de modo que nu- merador y denominador de la fraccién varfan en sentido opuesto. En la poblacién del cuadro 5.2 el indice de envejecimiento varia del 5 al 165 %. Para medir el envejecimiento, ademés, se usa a menudo el indicador, més simple Posy mé P60 y mé y mas oa y mds p* 100 o también p% El indice demogrdfico de dependencia (ID) es un indicador que tiene cierta relevancia econémica y social. Con este indice, las personas que supuestamente no son auténomas por razones demogréficas (la edad) —es decir, los ancianos y los muy j6venes— y que por ello son dependientes, son puestas en relacién con las personas que se supone deben sostenerlas con su actividad. Que los limites de edad preestablecidos sean del todo convencionales, no respetando la realidad, es casi superfluo decirlo; en los paises agricolas, por ejemplo, se empieza a trabajar de nifio y se termina sélo con el claro declive de las fuerzas en la vejez avanzada. mientras que en los paises econdmicamente maduros no son pocos quienes, in- cluso en edad laboral, son «dependientes» de otros por estar desocupados, estu- diando, o recibiendo pensiones. Pese a todo, el indice de dependencia, que no por casualidad aqui ha sido calificado de demogréfico, tiene ciertamente una utilidad bastante superior al esfuerzo minimo necesario para su célculo Po +P O-14 ID A menudo el indice de dependencia es presentado separado en sus dos com: ponentes: (S.4] P 15-64 cada uno de los cuales indica el peso relativo de los muy jévenes y de los viejos sobre la colectividad supuestamente activa. El indice de dependencia es muy elevado en las poblaciones en vias de de- sarrollo, con alta fecundidad, donde la componente de los muy j6venes prevalece en gran medida sobre la de los viejos; los valores del cuadro 5.2 varian, en con junto, entre el 46 y el 103 %. EI indice de estructura de la poblacion activa (IS) es, en la préctica, un indicador del grado de envejecimiento de este sector de la poblacién. Puede ob- tenerse dividiendo las 25 generaciones mas viejas (aquellas entre los 40 y los 90 INTRODUCCION A LA DEMOGRAFIA 64 ajios) por el conjunto convencional de las 25 mas jévenes (desde los 15 a los 39 afios) que estaran destinadas a sustituirlas: p 1s = x 100. (5.5) P 15-39 En cualquier poblacién estacionaria o creciente este cociente es inferior a la unidad (0 al 100 %), mientras que slo en una poblacidn con tendencia muy de- creciente el cociente supera el 100 %. Cuanto més bajo es el indice, mas joven es la estructura de la poblacién en edad laboral: esto tiene ventajas (mayor ver- satilidad, adaptaci6n, dinamismo de la poblacién joven), pero también desventa- jas (gencontraran empleo las generaciones jévenes si los puestos dejados libres por los ancianos son pocos?), que estan mejor ilustradas por el siguiente indica- dor. En las poblaciones concretas, el indice varfa desde un minimo del 35 % en poblaciones muy j6venes y progresivas, a un maximo de més del 100 % en po- blaciones con tendencia regresiva El indice de reemplazamiento de la poblacién en edad activa (IR) se obtiene del cociente entre los que estén a punto de salir de la edad activa y los que estan a punto de entrar: Poo 64 a 100. (5.6] 15-19 IR Este indice tiene un interés eminentemente coyuntural. Las nuevas genera- ciones encuentran trabajo no sélo en funcién de la expansin de la economia y de la creacién de nuevos puestos, sino también en funcidn de los lugares que de- jan disponibles quienes «salen» del mercado de trabajo, principalmente por mo- tivos de edad y de jubilacién. Cuando el indice disminuye, las condiciones se vuelven més dificiles (pocos salen de la edad activa en relacién a los muchos que entran, y viceversa). Este indice, considerando s6lo dos grupos quinquenales de edad, esti sujeto a fuertes fluctuaciones y, por tanto, resulta muy variable. Del cuadro 5.2 se deduce que oscila entre el 15 % en poblaciones en vias de desa- rrollo y el 100 % e incluso mas en poblaciones muy maduras. EL indice del niimero de hijos por mujer fecunda (IC) se obtiene dividiendo los nifios nacidos recientemente (en edad de 0 a 4 afios, aunque serfa mucho mas itil dividir todos los que estén en edad preescolar, de 0 a 5 aftos) por las muje- res en edad fecunda (15-44 0 15-49 affos) que, en su inmensa mayoria, los han traido al mundo: 19-44 ANALISIS ELEMENTAL DE LOS FENOMENOS DEMOGRAFICOS, 91 IC _ no es un buen indicador de la fecundidad, puesto que los nifios vivos de 0-4 afios son los sobrevivientes de cinco generaciones de nacidos, mermadas por la mortalidad infantil que es atin elevadfsima en los pafses en vias de desa- rrollo. Por otra parte, los movimientos migratorios pueden modificar los dos ta- majios, de modo que no existe siempre correspondencia entre numerador y de- nominador de la divisi6n. JC es cominmente un indicador de la carga de hijos en edad preescolar por mujer, y resulta por tanto un itil indicador demografico-so- cial. El fndice en cuestin, en las poblaciones concretas del cuadro 5.2, oscila en- tre el 16 % en poblaciones maduras con baja fecundidad y casi el 100 % en po- blaciones en vias de desarrollo con fuerte incremento demogréfico. 4. Notas sobre los otros aspectos estructurales de las poblaciones Cualquier caracteristica de naturaleza demografica o social recogida en un censo o en otro tipo de recuento de momento puede ser usada para distribuir la poblacién en categorias significativas. Asi, podré estudiarse la poblacién segtin el sexo, el estado civil, el lugar de nacimiento, la residencia, la instruccidn, la pro- fesidn, etc. Tales categorias pueden también estudiarse combinadas con Ja edad, mediante distribuciones porcentuales que pueden ilustrarse con adecuadas adap- taciones de la pirdmide de edad. E! andlisis de estos diversos aspectos estructu- rales no tiene cabida en este libro, dado que no plantea problemas de naturalez metodoldgica; dichos aspectos, ademas, no influyen directamente en la dinamica demografica y, por tanto, si bien a menudo son esenciales para comprender e in- terpretar la particularidad del desarrollo demogréfico, no forman parte del meca- nismo motriz de tal desarrollo. Una excepcién viene dada por la estructura por sexo y por la del estado civil, ambas estrechamente relacionadas con el nivel de nupeialidad y de fecundidad. De la segunda se hablaré extensamente en el capi- tulo sobre la nupcialidad; me limitaré aqui a examinar brevemente la estructura por sexo. Esta se encuentra esencialmente determinada por dos factores: 1) laestructura por sexo de los nacimiento 2) las diferencias de mortalidad y migracién, en las distintas edades, entre hombres y mujeres. La estructura por sexo de los nacimientos es constante, 0 casi. y esta deter- minada por factores genéticos. En la practica, la relacién es igual a cerca de 106 na- cidos nifios por cada 100 nacidas nifas. Sin embargo, la eliminacién sucesiva por muerte es un poco més rapida para los hombres que para las mujeres (como ve- remos en el cap. 7, apartado 3), y tal diferencia tiende ademas a acentuarse a me- dida que se pasa de regimenes de mortalidad elevada a regimenes de baja mor- lalidad. Sucede, por tanto, que la ventaja de los hombres sobre las mujeres, igual al 6 % al nacer, va reduciéndose poco a poco, se anula, y da lugar después a un 92 INTRODUCCION A LA DEMOGRAFIA excedente de mujeres que se vuelve notable hacia las edades finales de la vida. Otros factores externos, ademas, como los efectos de las guerras y de las migra- ciones, ambos selectivos por sexo, tienden naturalmente a alterar tal cociente en distinta medida. En la figura 5.6 se ha representado la relacién entre hombres y mujeres (multiplicado por 100), para los diversos grupos de edad, para la poblacién ita- Tiana de 1901, 1931 y 1988, y para la de la Repiblica Democratica Alemana de 1950. En la poblacién italiana se nota el brusco descenso de la relacién por edad entre los 20 y los 40 afios en 1901 y, atin mas, en 1931: debe verse en ello los efectos de la intensa emigracién masculina y de las pérdidas militares de la pri- mera guerra mundial. En cambio, la curva de 1988 decrece con gran regularidad: Ia ventaja de los hombres se anula hacia los 35 afios y la relacién disminuye des pués al 90 % hacia los 60 afios, al 80 % hacia los 65 y al 60 % hacia los 80 aio: Finalmente, el trastorno provocado por la guerra resulta evidente en el gré fico relativo a la Reptiblica Democratica Alemana: la relaci6n entre hombres y mujeres se sittia en toro al 80 % en el grupo de 20-24 afios (15-19 al acabar la guerra), y directamente en el 60-65 % entre los 25 y los 40 afios, para recupe- rarse ligeramente en las edades siguientes. 1001 ate POA 4 50 60 70 Fic. 5.6, Relacién de masculinidad (HIM x 100) de ta poblacién italiana (/901, 1931 y 1988) y de la RDA (1950) ANALISIS ELEMENTAL DE LOS FENOMENOS DEMOGRAFICOS 93 5. Tasas brutas y tasas especificas de los fenémenos demograticos En el capitulo anterior ya hemos expuesto los criterios de célculo de las ta- sas brutas 0 generales de los diversos fenémenos demogrificos. Recordaremos inicamente que tales tasas responden a la siguiente pregunta: ;cudntos sucesos, 0 fracciones de sucesos, ocurren en un afio por cada k individuos presentes como promedio en la poblacién? Hemos aclarado también el correcto significado de poblacién media de referencia, 0 ntimero de personas-afio. Si con M designamos las defunciones, N los nacimientos, S los matrimonios, Ios inmigrados y E los emigrados, mientras con P se indica la poblacién media del afio considerado, tendremos (véase cap. 3, apartado 6): = 451.000 % 1.000: 51.000; m=5 RES p* 1.000; = «1.000; == x 1.000 p* he RR que son las tasas de mortalidad, natalidad, nupeialidad, inmigracién y emigra- cién, Podré construirse también la tabla siguiente, relativa a la poblacién italiana de 1988: Poblacién al I de enero de 1988 = 57,399,108 Poblaci6n al 31 de diciembre de 1988 57.50.69 Poblacién media 1988 57.451.900 Nacidos vivos 576.402 Natalidad Defunciones 535.814 Morialidad Matrimonios 315.447, Nupeialidad Inmigrados 86.239 Inmigeacién Emigrados 42.621 Emigracién 0.7 %e Las tasas brutas pueden calcularse también separadamente por sexos, y dado que los acontecimientos de la poblacién de cada sexo son diferentes, las tasas por sexo tendran dimensiones del mismo orden de importancia. pero casi siempre di- ferentes, La tasa de natalidad puede acompaiiarse del calculo de una tasa un poco mas refinada, la rasa general de fecundidad, definida por el cociente entre los na- cidos vivos y la poblacién femenina en edad fecunda: N < ——— x 1.000. 15.8] 15-49 FG= De lo que se deduce que la tasa de natalidad n es igual a la tasa general de 94 INTRODUCCION A LA DEMOGRAFIA, fecundidad FG multiplicada por la proporcién de mujeres en edad fecunda sobre el total de 1a poblacién: fi Pisa FGx (5.9) 15-49 Siempre refiriéndonos a la poblacién media de 1988, las mujeres en edad 15-49 eran 14,449,000, por lo cual: 576.402 FG = gio goo * 1.000 = 39.8 Siendo la proporcién de mujeres en edad 15-49, sobre el total de 1a poblacién, cercana al 25,2 %, tenemos que: 39,8x 0,252 = 10,0 como resulta de la formula [5.9]. En las poblaciones reales, la variabilidad de las tasas de natalidad, mortali- dad y nupcialidad es bastante notable, como puede deducirse de la figura 3.3, en que han sido representadas las distribuciones de tales tasas para 155 paises del mundo en el periodo 1980-1985. Para la natalidad, las tasas van de un minimo inferior al 10 por 1.000 a un maximo de 50 y més; para la mortalidad se va de un minimo en tomo al 5 por 1.000 a un maximo superior al 25 (aunque en po- blaciones hist6ricas se llegaba a menudo al 40 por 1.000). No puede hacerse un cuadro andlogo de la nupcialidad por la dificultad de definicién y declaraci6n del matrimonio en muchas sociedades (América Latina, Africa); no obstante, en los paises desarrollados varia actualmente entre el 5 y el 10 por 1.000. Finalmente, es del todo imitil mostrar la variabilidad de las tasas migratorias, no sdlo por falta de estadisticas precisas, sino, ademés y sobre todo, porque pueden variar de un minimo de 0 a un maximo del 100 % para la emigracién e indefinido para la in- migraci6n. Por esta raz6n, entre otras, eliminaremos las emigraciones de la ex- posicién de los préximos parrafos, si bien muchas de las consideraciones que se hardn a continuacién podrén extenderse a las mismas 6. Relaciones entre tasas brutas y tasas especificas Las tasas brutas (0 generales), como indica su nombre, son medidas bas- tante toscas de los fendmenos demograficos. Como ya se ha dicho, sobre la tasa de mortalidad no influye solamente el nivel de salud de la poblacién, sino tam- ANALISIS ELEMENTAL DE LOS FENOMENOS DEMOGRAFICOS 95 bién su distribucién por edad, siendo evidente que segiin sea ésta mas 0 menos envejecida, habr4, en igualdad de las otras condiciones, defunciones mas 0 me- nos numerosas. Es igualmente evidente que natalidad y nupcialidad estén tam- bién influidas por la estructura por edad de la poblaci6n, ademas de por la pro- pensién a traer hijos al mundo y a contraer matrimonio. Ello equivale a decir que los fenémenos demograficos son muy variables segtin las edades, puesto que en algunas de ellas se aproximan o alcanzan la frecuencia cero (las muertes entre los muy jévenes; los alumbramientos antes de la pubertad o después de la meno- pausia; los matrimonios antes de la edad minima legal o en edad muy avanzada), mientras en otras se alcanzan frecuencias elevadas 0 maximas. Para afinar la medida en cuestién y para permitir, por tanto, un mejor anéli- sis de los fenémenos demograficos y una comparacién més precisa entre pobla- ciones diferentes, se recurre a medidas més detalladas, fraccionando la poblacién en colectivos més homogéneos respecto a la edad. Calculamos, de este modo, las tasas especificas por edad refiriendo los acontecimientos relatives a un grupo de edad (anual o plurianual) a la poblacién media (personas-afio) de dicho grupo. Andlogamente al requerimiento satisfecho por las tasas brutas, se pregunta gcudntos sucesos, o fracciones de ellos, relativos a un cierto grupo de edad, se observan en un afio para cada k individuos presentes, como media, en la pobla- cién de dicho grupo de edad? La respuesta a esta pregunta exige disponer de la distribucién de los acontecimientos y de la poblacién de referencia en grupos de edad. Supongamos que el intervalo de los grupos sea igual an (donde nes ge- neralmente igual a un afio o a un quinquenio); tendremos entonces que el célculo de las tasas especificas es igual a: M ™ en BP x 1.000 yatn N xartn = ottit 5.10) eal x 1,000 (5.10) xan S . Sen 2 FO “x 1.000. Las tasas de mortalidad m, (abandono ahora la notacién completa del inter- valo de edad x, x + 1) pueden calcularse ya sea en relacién a la pobla culina (dividiendo las defunciones de los hombres por la poblacién masculina) como a la femenina o la total. Las tasas de fecundidad f, se calculan dividiendo los hijos nacidos de las mujeres de edad x (sean masculinos o femeninos) entre las mujeres de edad x. Muy raramente encontramos las correspondientes tasas para la poblacién masculina (también en este caso dividiendo los nacimientos de ambos sexos de padres de una cierta edad entre los hombres de dicha edad), Re- nn mas- 96 INTRODUCCION A LA DEMOGRAFIA sulta imposible el célculo de la f, para la poblacién total de ambos sexos, puesto que las edades de Ia madre y el padre del nacido son dos caracteres distintos y no coincidentes. Andloga consideracién debe hacerse para las tasas de nupciali- dad s, (de menor uso) que se calculan por separado para hombres y mujeres y no pueden ser calculadas para la poblacién de ambos sexos. Un ejemplo de célculo de las tasas especificas de fecundidad, mortalidad y nupcialidad de la poblacidn femenina italiana para 1975 esta presentado en el cuadro 5.3. En las primeras dos columnas aparece la poblacién por grupos quin- quenales de edad, calculada al inicio y al final del afio, y en la tercera columna se ha calculado la media (estimacién de las personas-afio en cada uno de los gru- pos de edad). En otros casos puede tomarse la poblacién a final de afio (por ejem- plo a 31 de diciembre de 1975) y poner en el denominador la media de los acon- tecimientos de los dos afios adyacentes (1975 y 1976). En este caso es la poblacién a final de afio la que sirve, sin otras modificaciones, de estimacién de las personas-afio en el perfodo bianual de referencia. La regla general es que la poblacién media (repetimos, estimacién de las personas-afio) se calcule en co- rrespondencia al momento central del periodo de tiempo comprendido por los acontecimientos puestos en el numerador: dicha poblacién debe estar, como suele decirse, centrada, como se ilustra en la figura 5.7 (y se acepta implicitamente la hipétesis de que la poblacién tenga una evolucién lineal). Los acontecimientos, en este caso, deben ser representados siempre en dimensién anual, haciendo la media respecto a la longitud del periodo al cual se refieren. Sefialamos ya que el estudio de los diversos fendmenos demograficos segtin la edad sera tratado en los capitulos dedicados al andlisis de la mortalidad, la nupcialidad y la fecundidad. No corresponde, en este contexto, un examen de las tipologias de las curvas por edad, entre las cuales la calculada para Italia es uno de los muchos ejemplos posibles. Por el contrario, es esencial hacer mencién de la relacion existente entre las tasas especificas y las tasas brutas. Témese en con- sideracién la mortalidad: el valor de la tasa bruta sdlo sera una media aritmética del conjunto de las tasas especificas relativas a las distintas edades. Dicha medi sin embargo, no sera simple, sino ponderada: en otras palabras, las tasas especi- y xe je ‘ tet 12 t t et Cuaoro 5.3. Tasas especificas de fecundidad, mortalidad y nupcialidad de la poblacién femenina italiana (1975) Poblacién femenina Tasas por 1.000 habitantes Tenero 1975 Tener 1976 Media 1975 Nacides —Defunciones Fecundidad — Mortalidad —Nupeialidad Edad W+2) vivos" (mujeres) Casadas 4:13) 63) (6): (3) wo @, @) @ 6 6) a (8) o On 2.107.840 2.089.033 2.098.437 8.467 = 4,03 - 59 2.238.464 2.201.025 2.219.744 = 516 = = 0,26 — 10-14 2.216.421 2.239.179 2.227.800 596 567 1.950 0.26 0.25 0,88 15-19 1.977.770 2.034.900 2.006, 63.457 816 79.425 31,63, 0.41 39,59 20.24 1.917.335 1.897.993 1.907.664 242.314 790% 176.207 127.02 041 92,37 25.29 1,990,968 2.081.196 2.036.082 279.655 989 73.200 137,35 0.49 35,95 30-34 1,809,433 1.725.987 1.767.710 147.316 1181 18.057 83.34 0,66 10,21 35-39 1.921.562 1.960.259 1.940.910 78.325 1.937 8.841 40,35 1,00 4,56 40-44 1.870.613 1.840.782 1.855.697 23.643, 3.050 5.213 12,74 164 281 45-49 1.842.037 1.874.203 1.858.120 1.760 4818 3.791 0.95 259 2,04 50.54 1.861.581 1.844.128 1.852.854 37 7.846 3.033 0.03 429 1,64 55.59 L187.186 1.247.963 1.217.574 . 7.985 1516 6.56 1,25 60-64, 1.592.362 1.574.846 1.583.604 16.375 1353 = 10,34 0.85 65-69 1.381.642 1.423.049 1.402.345 . 24.240 17.29 70-74 1.085.752 1.102.020 1,093,886 33.736 { 1.198 = 30,84 { 0,30 754 1.427.478 1.484.855 1.456.166 146.032 = 100,29 Total 28,428,444 28,621.418 28.524.928 837.123 259.405 373.784 62,54° 9,09 13,10 «4 Con redistribucién proporcional de los nacidos vives para los que no eonstabs fa edad de la made. Jb Nacids vivos por 1,000 mujeres de 15-49 aiios, 98 INTRODUCCION A LA DEMOGRAFIA. ficas no cuentan todas por igual en la media, sino que cada una cuenta con un peso proporcional a la poblacién de su grupo. En la figura 5.8 se muestra c6mo una misma curva de mortalidad por edad puede después dar lugar a diferentes ta- sas brutas de mortalidad (cuyos niveles corresponden a los segmentos paralelos a las abscisas a, by c) dependiendo de la estructura por edad. Suponiendo que a sea el nivel de m de la poblacién considerada, se observa que éste es un valor in- termedio entre el nivel minimo y el maximo de m,, mientras b y c representan los nivel de la mortalidad de la poblacién considerada en poblaciones con es~ tructura por edad més 0 menos envejecida. Todo lo dicho hasta ahora puede formalizarse de la siguiente manera, La suma de las defunciones M responde a las igualdades que siguen (en que 0 y @ son las edades extremas): ® o Me Yona rr Ee M0 r=0 r=0 De las cuales la tasa bruta de mortalidad responde a la igualdad: 5.) en que el tiltimo término es, precisamente, la media ponderada de las tasas espe- cificas m, con peso igual a la poblacién P,. Andlogas expresiones, con los opor- tunos afiadidos, pueden elaborarse para los otros fenémenos. Todo Io dicho hasta aqui es previo a la comprensién de los apartados siguientes. Fic. 5.8 Desoe nau —> VAIN, 4, pp 25°23. Una aritmética de la vida y de la muerte 25 Gracias a la estadistica de nacimientos y de defunciones elabora- da regularmente por el Registro Civil a partir de las evaluaciones de poblacién del 1° de enero establecidas por los servicios estadisticos, generalmente podemos (al menos en los paises desarrollados) calcular cada ajio las tasas brutas de natalidad y de mortalidad y deducir a partir de ellas la tasa de crecimiento natural. No es facil hacer lo mismo con las migraciones. Son raros los pai- ses como Bélgica, donde los desplazamientos se registran sistematica- mente al igual que los nacimientos y las defunciones. A menudo debemos contentarnos con calcular el saldo migratorio intercensal, por la diferencia entre el aumento total de la poblacion y su creci- miento natural. Pero dejemos aqui las migraciones, que a menudo solo tienen un papel secundario y centrémonos en el fenémeno fundamental, el mo- vimiento natural: nacimientos y defunciones. 3. Fecundidad y mortalidad El propio movimiento natural de la poblacién podria hacernos pensar que la tasa bruta de natalidad mide su capacidad de proctear nuevos individuos y la tasa bruta de mortalidad su propension a per- derlos, en otras palabras: su fecundidad y su mortalidad. En realidad, la procreacién y la muerte sdlo afectan a la poblacion a través de los individuos que la componen; sin embargo, aunque las tasas brutas no hagan ninguna distincion, los individuos estan lejos de ser iguales an- te estos fendmenos. Cada vida, desde el nacimiento a la muerte, se inscribe en un tiempo bioldgico del que dependen a la vez la capaci- dad de procreacién y el proceso vital: la edad. No se tienen hijos a cualquier edad y tampoco corremos el mismo riesgo de morir a los cien afios que a los treinta. Dicho de otra manera, dos poblaciones cuyas fecundidades en las edades de procrear fueran iguales podrian tener tasas brutas de natalidad diferentes dependiendo de la propor- cién de individuos en edad de procrear. De la misma manera, dos poblaciones con condiciones sanitarias idénticas pueden tener tasas brutas de mortalidad distintas segtin el lugar que los ancianos ocu- pen en ellas. Las tasas brutas no miden ni la fecundidad ni la mortali- dad, sino el resultado de su combinacidn, en un momento dado, con la estructura por edades de la poblacién %6 La demografia La pirémnide de edades La edad es por tanto el primer componente de la poblacion que participa directamente en su dindmica. Hay un segundo, el sexo; ya que la capacidad de procreacién de un individuo depende también de las posibilidades que tenga de emparejarse con una persona del sexo opuesto. Por ello los demégrafos dan, en todo estudio descripti- vo del estado de una poblacién, una particular importancia a su dis- tribucién por sexo y edad. Para visualizar este aspecto fundamental de la estructura de una poblacién, han ideado un esquema de repre- sentacién especifico, que se ha hecho muy popular: la pirdmide de eda- des. Se representan dos histogramas enfrentados: a la izquierda, la dis- tribucién por edades de la poblacién masculina y a la derecha, la de la poblacién femenina. En ambos casos, la edad esta en ordenada en el eje vertical y los efectivos en abcisa sobre el eje horizontal, pero para los hombres esta graduada de derecha a izquierda, mientras que para las mujeres lo esta, como es habitual, de izquierda a derecha, lo que da al conjunto su forma de piramide. Cada grupo de edades de cada sexo esta representado por un rectangulo cuya superficie es pro- porcional a su efectivo 2 Vemos inmediatamente la posicin relativa ocupada en la pobla- cién por cada grupo de edades (los grados de la piramide) y el equili- brio entre los sexos (simetria en relacién al eje vertical). Para compa- rar dos poblaciones de tamanos diferentes, se sustituyen los efectivos absolutos por sus proporciones. La figura 1 compara la piramide de edades de Africa con la de Europa. Ninguna de las dos revela desequilibrios flagrantes entre los sexos. Sin embargo, mientras que la primera tiene una forma real- mente piramidal, con una base particularmente ancha, la segunda se aleja de dicho modelo, ofreciendo la silueta de una hacina de paja, encogida en la base y bastante ancha en su parte central. Esta dife- rencia fundamental se debe a la historia demografica, muy distinta, de los dos continentes; ya volveremos sobre ello. Pero el resultado esta ahi y como la capacidad de reproduccién y el riesgo de muerte de los individuos dependen de la edad, se comprende que las tasas 2 Concretamente, si se utiliza una distribucién segtin grupos de edades de dimen siones variables, la posicidn en abcisa se obtiene dividiendo el efectivo por la dimen sin del grupo de edades Una aritmética de la vida y de la muerte 27 brutas de natalidad y de mortalidad no basten para medirlos. Hay que dejar a un lado la estructura por edades. Edad 100 80 15 70 65 60 55 50 45 40 35 30 25 20 15 10 5 ° % 9876543210 0123456789% AFRICA Hombres Edad 100 80 15 70 65 60 55 EUROPA Hombres Mujeres Hoss 2to0 °orrsd se Fic. 1.—Pirdmides de edades de Africa y de Europa, en 1990. Las tasas por edades A priori, la solucion es muy sencilla. Tratandose de la mortalidad, basta con transponer a cada edad lo que hemos hecho para hallar la tasa bruta de la poblacion total. La 28 La demografia tasa de mortalidad en la edad x para el afio t se obtiene relacionando las defunciones de dicho afio en las personas de esa edad con la pobla- cién media de la misma edad (calculada como antes por la media de las poblaciones al principio y al final del aiio) >: Dd tx + Po n)/2 Me, 6 (Pa 9 Asi, en Francia, la estadistica del movimiento de la poblacién nos di- ce que, en 1989, 881 personas fallecieron a la edad de veintidds afios y sabemos, por las evaluaciones publicadas por el INSEE (Instituto Nacional de Estadistica y de Estudios Econémicos) que la poblacién de dicha edad pas6 de 853.542 el 1 de enero de 1989 a 832.887 el 1 de enero de 1990. La tasa de mortalidad a los 22 afios es por tanto igual a: 881 My, = ——————— = 1,04 %o (853.542 + 832.887)/2 Asimismo, a partir de los datos del INE (Instituto Nacional de Estadistica) podemos calcular las tasas especificas por grupos de eda- des, como, por ejemplo, la mortalidad de los javenes espafioles entre 20 y 24 aftos de edad en 1989, sustituyendo el ntimero de sucesos acaecidos y el efectivo de jévenes de una sola edad por los corres- pondientes a cinco edades consecutivas. Asi 3.360 = = 1,02 %o 3.305.000 Mr De este modo podemos calcular la tasa para cada edad. > También aqui, para simplificar, razonamos sobre la base de las observaciones anuales. Podemos, como para la tasa bruta, calcular la tasa por edad a partir de las defunciones de varios aftos o, por el contrario, de menos de un afo. Para conservar una dimensién anual, basta con multiplicar ef denominador por el niimero de afos (o la fracci6n de aio) utilizados. Una aritmética de la vida y de la muerte 29 La figura 2 muestra el resultado para Francia en 1989. A la iz- quierda, se ha representado la tasa con una escala aritmética. Es muy débil hasta los cincuenta o sesenta afios, después aumenta muy rapi- damente con la edad, de forma casi exponencial. Por ello se suele re- presentar la mortalidad por edades en una escala logaritmica, como se ha hecho a la derecha. Esto nos permite percibir mejor sus varia- ciones en las edades jévenes y verificar su crecimiento casi exponen- cial en las edades maduras. Este aumento de la mortalidad con la edad puede interpretarse como la traduccién estadistica del proceso de envejecimiento bioldgi- co del organismo humano. A més edad, més se degradan las funcio- nes vitales y mayor es el riesgo de morir. Es sorprendente la regulari- dad del aumento de este riesgo con la edad, a pesar de que haya otras causas distintas al envejecimiento que puedan provocar la muerte. Sin embargo, dos «anomalias» alteran esta regla. En los pri- Tasa (%) Tasa (%) 200 200 > 100 50 150 20 10 100 8 2 1 50 05 0,2 0 ++ 0,1 opp ptt 0 1020 30 40 50 60 7080 90 0 1020 30.4050 60 7080 90 Edad Edad Escala aritmética Escala logaritmica Fic. 2.—Tasa de mortalidad por edades en Francta en 1989. Py La demogratia meros afios de vida la mortalidad comienza a disminuir con la edad, hasta los diez afios mas o menos; esto se debe al efecto de otro pro- ceso bioldgico: el nacimiento y los primeros dias de vida suponen un peligro (choque obstétrico, agresiones del entorno a las que el orga- nismo del recién nacido no sabe aun responder, eliminacién de mal- formaciones genéticas graves que no produjeron la mortalidad intrau- terina..) que disminuye rapidamente a medida que el nifio crece. Observamos también, alrededor de los veinte afios, un saliente que no tiene origen bioldgico, ya que es el resultado de la importancia desmesurada que han cobrado los accidentes de trafico en la mortali- dad de los jévenes. Esto quiere decir que, en el marco impuesto por los procesos bioldgicos, la mortalidad real depende también de los comportamientos sociales y del contexto sanitario. La fecundidad es mas dificil de delimitar, ya que descansa en tres elementos: la capacidad para procrear de las mujeres, la de los hom- bres y el encuentro de ambas en la formacion de parejas; tres ele- mentos que, a su vez, dependen de la edad. Hay por tanto al menos tres formas posibles de medir la fecundidad de una poblacién segin nos situemos en el punto de vista de las mujeres, de los hombres o en el de las parejas. El enfoque de la pareja es el mas complejo. Su- pone de antemano el estudio de la formacion de parejas, en funcion de la edad de sus miembros, valorandose después la fecundidad de las mismas de acuerdo con la duracin de la union. Sin embargo, la unién de hombres y mujeres esta estrechamente relacionada con su capacidad bioldgica de reproduccion y es ésta, y por tanto la edad de los miembros, la que domina en primer lugar la fecundidad de una poblacién. De ahi la idea de enfocar en principio la fecundidad como un fenémeno individual. Pero hay que elegir: czhombres 0 mu- jeres? Se suele medir la fecundidad de las mujeres, al menos por dos motivos: uno teorico, el otro practico. Biolégicamente, es la mujer y no el hombre la que fija los limites de la fecundidad de una pobla- cién: sdlo madura por lo general un ovulo por ciclo, en caso de fe- cundacién debe contar con un embarazo de nueve meses y, una vez nacido el hijo, pasara un cierto tiempo (que la lactancia puede pro- longar) antes de que ovule. El hombre por el contrario produce mi- Iones de espermatozoides y no esta sometido a ninguno de los impe- dimentos del embarazo. De este modo, en una poblacién, la fecundidad de las mujeres podria muy bien alcanzar su maximo bio- légico con una proporcién de hombres muy reducida. En cambio, no Una aritmética de la vida y de la muerte 31 podemos imaginarnos las mujeres necesarias para llevar a su maximo bioldgico la fecundidad de un solo hombre... Este argumento es con todo bastante tedrico en la medida en que la especie humana es esencialmente mondgama. Mas concretamente, la maternidad es mas visible, mas facil de comprobar que la paternidad, y su observacién es mas sencilla. Es menos frecuente, en el Registro Civil, ser declara- do de madre desconocida que de padre desconocido. Se contara mas facilmente, en una encuesta, la descendencia de una mujer que la de un hombre, quien puede llegar a tener hijos sin saberlo. Con esta idea, se calculan las tasas de fecundidad por edades al igual que las tasas de mortalidad, pero dejando en el denominador tan sdlo la poblacion femenina. Nun (Fg + Fix on yi/2 Jas = donde N,, , es el mimero de nacimientos de mujeres de una edad x y F,,, el numero de mujeres de edad x el 1 de enero del ato & En 1989, nacieron en Francia 36.486 hijos de mujeres de 22 afios y el ntimero de mujeres de esta edad pasé de 422.844 el 1 de enero de 1989 a 411.131 el 1 de enero de 1990, es decir, una tasa de fecundi- dad a los 22 afios de: 36.486 (422.844 + 411.131)/2 fr Se puede calcular la tasa para cada edad, pero, al igual que en la mortalidad, es habitual el calculo de las tasas especificas de fecundi- dad por grupos de edad; asi la tasa de las mujeres espaiolas entre 20 y 24 afios en ese afio era: 86.571 fy = ————~ = 53,5 %0 * 1.617.000 Evidentemente ésta es nula antes de la pubertad y vuelve a serlo tras la menopausia; la franja de edades utiles se sitia mas 0 menos entre los 15 y 50 afios. ' i 32 La demogratia Tasa (%) 200 100 ° 15 20 25 30 35 40 45 Edad Fic. 3.—Tasa de fecundidad por edad en Francia en 1989. La figura 3 ilustra el resultado para Francia en 1989. Muy deébil antes de los 18 amos, la fecundidad aumenta rapidamente con la edad para alcanzar un maximo de cerca del 150 %o hacia los 26-27 aos y vuelve a caer a continuacidn, mas lentamente, para hacerse practicamente despreciable mas alld de los 40 afios. Esta curva tiene, como la curva de la mortalidad con el envejecimiento, una estrecha relacién con un proceso bioldgico: la fertilidad. Esta comienza en Ia pubertad y termina normalmente con la menopausia, pero puede también, por diversas razones, tardar mas o interrumpirse antes, lo que hace que incluso entre los 15 y los 50 afios la proporcién de mu- jeres fértiles no sea nunca igual al 100 % y varie con la edad, pasan- do también por un maximo alrededor de los 25 anos. Sin embargo, al igual que para la mortalidad, dentro de los limites fijados por este dato bioldgico, la fecundidad se expresa a través de las reglas de la vida social y de las actitudes individuales que no sdlo organizan las relaciones sexuales (especialmente mediante la formacion de parejas), sino que modulan su resultado. Una aritmética de la vida y de la muerte 33 Mas atin que para la mortalidad, esta curva de fecundidad permite imaginar como puede depender el numero total de nacimientos obser- vados en una poblacién (y por tanto la tasa bruta de natalidad) de su estructura por sexo y edad. Una poblacién inmigrada, por ejemplo, puede tener una fuerte fecundidad, pero una natalidad débil si los in- migrados son sobre todo hombres. Igualmente, la Ilegada a la edad de procreacién de las «generaciones huecas», como las nacidas durante la guerra, provoca una caida de la tasa de natalidad tanto mas clara cuan- to la curva de fecundidad se concentre en algunas edades. Para una poblacién, estas tasas miden la frecuencia con la que se producen en su seno los acontecimientos considerados (defun- ciones, nacimientos) independientemente de la estructura por eda- des. Pero también representan, para cada individuo de una edad determinada, el riesgo de muerte o de tener un hijo durante dicho afio. Son las «leyes» de la mortalidad y de la fecundidad por eda- des vigentes en el curso del afio estudiado. ¢Podemos resumir, para comparar facilmente una poblacién con otra, las realidades que describen mediante algunos indicadores sintéticos? De hecho, las cuestiones a las que intentan responder dichos in- dicadores no son las mismas para la mortalidad y la fecundidad, ya que estos dos fenémenos son, segtin los individuos, de naturaleza di- ferente. El primero es absolutamente fatal y de ninguna manera repe- tible, cada individuo lo conocera necesariamente una vez, pero sdlo una vez en su vida: la muerte. La intensidad final del fendmeno no puede ser objeto de ninguna especulacién. Lo unico que puede va- riar, y por tanto caracterizar las condiciones de la mortalidad, es la edad del fallecido. Por el contrario, para una mujer, la maternidad es perfectamente repetible y en absoluto fatal. Daremos tanta o mds im- portancia, al numero total de hijos que pueda engendrar en el curso de su vida fecunda que a la edad a la que puede tenerlos De la tabla de mortalidad a la esperanza de vida Hasta qué edad vivirian los individuos de una generaci6n que estuviera sometida, hasta su extincion, a la mortalidad descrita por las tasas por edad del afio 1989? Para responder a esta pregunta, habria que conocer la proporcién entre ellos que hubieran muerto en el primer, segundo, tercer,..enimo, ..anho de vida. Las tasas de

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