You are on page 1of 10
‘XII. LA ‘ISAGOGE’ DE PORFIRIO Y EL PROBLEMA DE LOS UNIVERSALES "Vea blen exte 0 aquel cabello, pero no la ‘caballidad”™ Antstenes, 40. siglo a. C. La palabra ‘especie’ proviene del latin species, primitivamente specere 0 spicere: ver, mirar. En sAnscrito, la forma més comin era pas: ver (sin la s inicial); encontramos también spas, en spasa: espfa y en spastha, viespastha: claro, manifiesto. En el antiguo alto alemén encontramos spehon: ver, espiar, contemplar, y spehal, speha: correspondientes al inglés spy y al portugués espido y al castellano espia. En griego, la raiz spek (latin spec-ies) cambié hacia skep, que también existe en skeptomai: yo miro, o examino, yo considero; de ahi tendi6 hacia skeptikos (escéptico): aquel que examina o que se informa, y episkopos (obispo): el que supervisa. La palabra ‘género’, a su vez, del latin genus y del griego genos, corresponde al sénscrito ganu, ganana: familia, raza, de la rafz gan: engendrar, que permanecié en casi todas las lenguas indo-europeas. Cuando se observan diversos seres, se reconocen diferencias y semejanzas. Entonces se Puede agruparlos por semejanzas, formando diversos grupos bajo nombres comunes; éstas son las ‘especies’. Es el primer resultado de la generalizacién. Un grupo de seres de otigen comin (generados a partir de un tronco comin) constituye el ‘género" (0 sea, especies Pertenecientes a una misma familia o raza, etimolégicamente hablando). Por lo tanto, las cosas pueden ser arregladas en una misma clase o debido a su identidad de ‘género’ u origen, o porque tienen la misma ‘apariencia’ 0 ‘forma’, (en griego eides). La ‘species’ latina originalmente solo fue la traducci6n literal del griego eidos: apariencia (de eid6: ver). Si la clasificaciGn se basara en ef origen comin de las cosas, seria consecuentemente genealégica, que quiere decir, resultado 0 engendrado de un antecesor comin, En el caso de que s6lo agruparamos las cosas Por su ‘apariencia’ o ‘forma’, tendriamos entonces una clasificacién diferente de la “geneal6gica’. Después también podemos clasificar los objetos de acuerdo con su identidad de género u origen, separar aquellos que presentan algo de particular en su forma aparente, es entonces que el eldos o species se convierten en una divisién del género. La especie es, pues, luna palabra que significa ver, porque, si para hacer una nueva clasificacién de objetos ya 172 N. Papavero, J. Llorente-Bousquets y D. Espinosa clasificados (en e} genos), debemos examinarlos con atencién, verlos, compararlos entre sf. El criterio, pues, es inicamente cualitativ, o mejor dicho, morfol6gico, 0 sea, basado en la apariencia (forma) visible de los objetos. Por consiguiente, un grupo de especies que tenga un origen comdin es un género. Un grupo de géneros también es un género; podemos elevarnos de género en género hasta el género superior, que incluye a todos los géneros inferiores y con ellos a todas las especies. Un género es una especie en relacién con el género superior que lo contiene, asi como es género en relacion con las especies que &1 mismo contiene. Por lo tanto, especies y géneros son relativos, y se organizan en una jerarquia I6gica. 4Cémo, preguntaban los antiguos griegos, podemos conocer los fenémenos materiales con los cuales nos ponemos en contacto y que estén separados por una cierta distancia de nuestra mente? Epicuro, y tal vez Demécrito, supontan que los objetos que pueblan el espacio emiten incesantemente ‘a su alrededor copias (eidola), imagenes o simulacros que representan, en palabras de Lucrecio, su ‘apariencia y forma’ (speciem ac formam), y que, atravesando los 6rganos de los sentidos (principalmente la vista), se van a imprimir en el espiritu. Aristételes dio a esa teorfa, al mismo tiempo, un cardcter més ‘cient{fico’ y espiritual. Ensefiaba que todos los objetos de la mente entraban primero por los sentidos; éstos recibfan s6lo las especies, 0 sea, las imagenes y las formas, despojadas de toda materia; asf como el lacre recibe la impresién de tun sello sin cualquier parte de la materia que 1o compone. Tales imAgenes o formas impresas en nuestros sentidos se Ilaman especies sensibles; son, en ese primer grado, os objetos de la parte sensible det alma. En ésta, diversos poderes interiores se posesionan de esas ‘especies sensibles’, refinéndolas y espiritualizdndolas, volviéndose entonces en los objetos de la memoria y de la imaginacién, toman el nombre de las imdgenes (phantdsmata) propiamente dichas. Cuando un trabajo final las despoja de todo lo que poseen de particular y cuando se vuelven el objeto de la ciencia, o del entendimiento, se llaman especies inteligibles. Todo el objeto inmediato de los sentidos, de la memoria, de Ia imaginaciOn o de Ja raz6n se vuelve una imagen cualquiera en el espfritu. Podemos tener, ademés de eso, dos especies de ideas: Ias que representan s6lo una cosa, un solo individuo, a las cuales llamamos por esa raz6n singulares o individuales, y aquellas que representan varios individuos, designadas por e! nombre de universales, comunes o generales. Esta tltimas se denominan frecuentemente ‘universales’. A esta divisién de las ideas en individuales y universales corresponde {a divisi6n de los nombres en nombres propios y nombres comunes o generales. LA ‘ISAGOGE" DB PORFIRIO Y EL PROBLEMA DE LOS UNIVERSALES 173 Las ideas universales 0, simplemente, los ‘universales’ recibieron ademés el nombre de predicables. Un predicable, etimolégicamente, significa todo lo que puede ser afirmado 0 negado de un sujeto. En este sentido, todo predicado podria ser un predicable, pero los I6gicos dieron a esta tiltima palabra un significado diferente. Dividieron las proposiciones en cierias clases, segin su relacién con el sujeto: En las proposiciones de primera clase, el predicado es el género del sujeto: ‘Esto es un triéngulo’, ‘JGpiter es un planeta’. En las proposiciones de segunda clase, el predicado es la especie del sujeto: ‘Este tridngulo es un tridngulo rectingulo’. En las proposiciones de tercera clase, el predicado es la determinacién especifica del Sujeto -el establecimiento de las diferencias- lo que diferencia a su especie de todas las otras especies: “Todo triéngulo tiene tres lados y tres Angulos’. En las proposiciones de cuarta clase, el predicado es una propiedad del sujeto: ‘Los 4ngulos de todo tridngulo son iguales a dos éngulos rectos”. En las proposiciones de quinta clase, finalmente, el predicado es algo accidental al sujeto: ‘Este tridngulo esté bien disefiado' Cada una de esas clases puede comprender una gran variedad de proposiciones, que tienen sujetos y predicados diferentes; pero, en cada una de ellas, la relacién entre el predicado y el sujeto va a permanecer siempre igual. Es a esta relaci6n a la que los Idgicos llamaron Predicables. Aunque el ntimero de predicados sea infinito, el nimero de predicabies ‘no puede pasar de cinco; El género (genus, geno) La especie (species, eidos) La diferencia (differentia, diaphord) El propio o propiedad (propium, idfon) El accidente (accidens, symbebekés) 174 N, Papavero, J. Liorente-Bousquets y D. Espinosa Se debe resaltar nuevamente el cardcter y et sentido relativos que se dan, en la légica, alas palabras género, especie, diferencia, etc., Ellas no expresan lo que es el predicado en su propio significado, sino su relacion con el sujeto al cual se liga en uno u otro caso particular. ‘No hay nombres’, decia John Stuart Mill, ‘que sean exclusivamente géneros 0 especies, 0 diferencias, sino el mismo nombre se refiere a un predicable u otro, segdn la naturaleza del sujeto del cual es ocasionalmente afirmado. Animal, por ejemplo, es un género en relacién con el hombre o a Juan, y es una especie con relacién a la substancia o ser. Recténgulo es una diferencia de! cuadrado geométrico, pero s6lo es uno de los accidentes de la mesa en que escribo’. ‘Veamos algunos detalles més sobre las consideraciones que los légicos tejieron respecto a la especie y a los caracteres por los cuales ella se distingue de los otros universales. Examinaremos, en particular, las ideas de Porfirio. Porfirio era de origen semita; nacié en Tiro, en Fenicia, en el afio 232 d. C. Su nombre original era Malchos (de Malk: rey) helenizado por Basilio (rey) 0 Porfirio (el purpurado, el que recibié la purpura, el rey). Estudi6 en Atenas con Longino, y después en Roma con Plotino, el creador del movimiento neoplaténico. Cuando tuvo que viajar a Sicilia, Porfirio escribi6é su “Isagoge: Introducci6n a la categorfas de Arist6teles’, que, traducido al latin, en la Edad Media, por Boecio, tendria una amplia repercusi6n entre los escolésticos. Género y especie son términos correlacionados, ensefiaba Porfirio, que no se pueden definir sino uno por el otro: ‘Si, en nuestra definicién del género, hablamos también de especie, decimos que el género es el atributo que se aplica esencialmente a varios términos que difieren en especie, y si afiadimos que la especie es aquello que es colocado bajo un género dado, se debe saber que el género es el género de una cosa, como la especie es la especie de una cosa, uno es relativo al otro, y que tenemos necesariamente que emplear rec{procamente uno en la definicién del otro.” Porfirio agregé enseguida que, en cada categoria, hay un género primario o generalisimo y una especie ultima (especie {nfima) o especialisima. El género generalisimo es aquel por arriba del cual no puede haber género que lo sobrepase; la especie especialisima es aquella después de la cual no puede haber especie que le sea inferior. Bl género generalfsimo se relaciona sélo con los términos que fe son inferiores; la especie especialfsima con aquellos términos que les son superiores. El primero sélo puede ser género; la Gtima sélo especie. En LA ‘ISAGOGE’ DE PORFIRIO Y EL PROBLEMA DE LOS UNIVERSALES 175 cuanto: a los intermediarios, colocados entre los extremos, se Ilaman géneros y especies subordinados. Cada uno de ellos puede ser género y especie, en relacion con términos diversos; © sea, para la mente, pueden desempefiar el papel de género o de especie conforme a ta relacién con la que se les considere. {Qué caracteres distinguen a la especie del género? Porfirio pas6 a examinarlos. Los géneros destruyen consigo a las especies y no son destruidos por ellas. En el momento en que existe una especie, hay necesariamente un género; en el momento en que hay un género, no hay necesariamente especies. Los géneros son atribuidos sinonimamente a las especies colocadas bajo ellos; tas especies no, reciprocamente con los géneros. Los géneros son més extensos precisamente porque encierran a las especies cotocadas bajo ellas. Las especies no traspasan los géneros sino por las diferencias que les son propias, Ademés de eso, la especie no puede volverse generalisima; de la misma manera que el género no puede volverse especial{simo. {Cuéles son las relaciones de la especie con ta diferencia, la propiedad o el accidente? Los Iégicos a Ilamaban diferencia especffica, o simplemente diferencia, aquello que viene a modificar la esencia de un género, al introducir un género més particular, diferente del primero, Ja llamada especie. Asi, la diferencia era una propiedad que engendraba a la especie; ella no es la simple propiedad, Jo que se llama la propiedad, lo que s6lo es un accidente particular de una especie. La raz6n y la risa, por ejemplo, son particulares a la especie humana; pero la razén es la diferencia entre el hombre y los animales; ella constituye y define a la especie. EE hombre es un animal que rie no serviria como enunciado de un atributo propio de la especie humana y no la constituye; un atributo de esa naturaleza es una propiedad o una caracteristica; simples matices que no tienen nada de exclusivo, nada de esencial, que pueden ser o no ser, sin que la esencia a la cual pertenecen o faltan cambie de substancia, de especie, de grado, son los accidentes: Sécrates tenfa la nariz chata, Aquiles era rubio. Estos son accidentes. {Cudles son los caracteres que distinguen a la especie de la diferencia, de la propiedad y del accidente? La diferencia se aplica a varias especies; cuadrapedos, por ejemplo, se aplica a varios animales que difieren espectficamente; la especie s6lo se aplica a los varios individuos que la componen; la diferencia es atribuida a una cualidad, y la especie est en la esencia. Se puede considerar que un hombre tenga una cierta cualidad, pero ésta no lo califica de manera absoluta, sino s6lo en relacién con las diferencias provenientes del género de! cual ella es parte. La diferencia es anterior a la especie por ella constimida. La diferencia puede ademés adicionarse a otra diferencia, juntando ‘racional’ y ‘mortal’ constinvimos a la especie humana. La especie, en cambio, no se puede juntar a otra especie, para dar una tercera: 176 NN. Papavero, J. Llorente-Bousquets y D. Espinosa La especie difiere de la propiedad porque ella puede ser un género para otros términos Y porque es imposible que la propiedad sea la propiedad de otros términos. La especie, ademis, 8 anterior a la propiedad, ésta viene a juntarse a Ia especie; la especie esti siempre en acto (activo) en el sujeto; la propiedad puede estar en potencia, En acto, Sécrates siempre es un hombre, pero puede no estar riendo siempre, a pesar de que siempre es, naturalmente, capaz de reir. La especie difiere del accidente porque ella es atribuida esencialmente al sujeto det cual ella es la especie, y el accidente existe sélo segin la cualidad o la manera de ser. Toda substancia participa apenas de una sola especie, en cuanto que puede participar de varios aecidentes, tanto separables, como inseparables. Por otro lado, debe concebirse a la especie como anterior al accidente, porque es preciso que el sujeto exista para que un accidente venga a adicionarse a él. En cuanto a los accidentes, ellos son naturalmente posteriores y su naturaleza es la de venir a juntarse a la substancia. En fin, la participaci6n de la especie es igual para todos los términos que la poseen; la del accidente no es igual, ya que es inseparable. Un etfope puede, en lo tocante a su color negro, tener una tez més o menos oscura que la de otro etfope. Para ilustrar el procedimiento de determinacién de las especies, los medievales utilizaron una representacién grdfica, el famoso ‘Arbo! de Porfirio’, antecesor de todas las claves dicotémicas utilizadas hasta el presente (compérese el drbol de Porfirio y una clave figurada actual, en las figuras 15 y 16). Porfirio hizo uso del método idealizado por Platon en sus “Didlogos’; partiendo del género generalfsimo ‘substancia’ (en la punta del drbol es coronado, para indicar que es la ‘corona’ o “nec plus ultra’ de'la jerarqula), se Hega hasta la especie especialisima, en este caso particular el Hombre, abajo del cual s6lo existen individuos (Platén y Socrates, el nombre de este iiltimo transformado en ‘Sortes’). Se utiliza para determinar a la especie a‘el método de si o no, de todo o nada, de Ja ausencia o de la presencia de un determinado carécter: la esencia. El género sumo ‘substancia’, modificado por la esencia “corpérea’, resulta en la especie ‘substancia corpérea’. Esta especie, en relaci6n con los términos que le son inferiores, es un género, el género ‘Cuerpo’. Este, a su vez, modificado por la esencia ‘animado’, origina la especie ‘cuerpo animado’, que es un género en relacién con los términos que le son inferiores. Y asf sucesivamente, hasta Ilegar a la especie especialfsima 0 especie infima, el Hombre: animal racional mortal. Por lo tanto el proceso resulta en una Jerarqufa, con existencia s6lo racional, pero no necesariamente natural. El ‘género’ se designa normalmente por una sola palabra y la especie normalmente por dos. Este fue el origen del sistema binominal utilizado en la nomenclatura biolégica. LA ‘ISAGOGE” DE PORFIRIO Y EL PROBLEMA DE LOS UNIVERSALES 177 FIGURA 15. ‘Arbol de Porfirio’ basado en el métodg de diéresis socrético-platénico-aristotélico, para Megar del género sumo a la especie {nfima, antecesor de las claves dicotémicas actuales. Compérese con Ja Figura 16, una clave dicot6mica, ilustrada, moderna. 78 NN. Papavero, J. Liarente-Bousquets y D. Espinosa (Heh eat ig fyi HB | eee (BBL) HOHE atl a . allele il) ee = ili i lie faa Eat SS 2 3p. |i || a She $7 fi 3 i | = a F = ig |g ii Clave ilustrada para la identifie: FIGURA 16, Clave dicot6mica ilustrada, tomada de Moreno (1988). Comparese con el “Arbol de Porfirio’ en la Figura 15. LA ‘ISAGOGE" DE PORFIRIO Y EL PROBLEMA DE LOS UNIVERSALES 9 En el método plat6nico, parcialmente endosado por Porfirio, el carécter (la diferencia que modifica al género y que identifica a la especie) es escogido @ priori y sélo una titica esencia es utilizada en cada ocasién (en cada paso de la jerarquia). Las clases asi formadas, basadas en caracteres esenciales o invariables se denominan monotéticas. ~ Como tas esencias son determinadas aprioristicamente, los sistemas Clasificatorios van a ser diferentes segin la esencia escogida por el autor; en la mayorfa de los casos nunca concordarian dos sistemas diferentes. La clase, en el sistema adoptado por Porfirio, esté basada en el cardcter tomado a priori y ese cardcter es el que define a clase, en un proceso tautolégico que perduraria por siglos en Ia préctica de los naturalistas. Después de todas estas consideraciones, Porfirio rematé su obra declarando que no watarfa de cuestidnes mas profundas: "Me rehuso a decir si los géneros y las especies subsisten 0 consisten solamente de pensamieitos puros; ni si son , en el caso de que subsistieran, corpéreos 0 incorpéreos, ni en fin si ellos existen separados de Tas cosas 0 de los abjetos, 0° si forman con ellos algo coexistente." Ese problema seria recogido por Ia escuela de los Cinicos. Fundada por Antistenes (440- 336 a. C.), ella fue denominada asi, no s6lo porque sus adeptos se reunfan en el gimnasio de Cynosargos (cachorro blanco), sino principalmente por analogfa a su conducta; comfan, dormfan y copulaban en piblico, como los canes (kyon, kynos, en griego). Ellos eran fieles a los amigos y ‘ladraban’ a los enemigos. Los cinicos consideraban el siguiente problema: tenemos en la mente dos especies de ideas, las individuales y Jas generales; las primeras resultantes de la percepcién, las segundas, de la abstraccién y de la generalizaci6n, La cuestién no es saber si tales ideas existen en nuestra mente (no podrfamos pensar sin ideas abstractas), pero si tales ideas, que hacen posible Ia induccién, la deduccién, la sintesis, ef andlisis y todas las otras funciones de la inteligencia, tienen en el exterior un objeto correspondiente, dotado de existencia real. Era una critica al idealismo platénico; las cosas eran blancas porque patticipaban de una idea de blancura trascendental a ellas. Para los cinicos, las ‘ideas’ generales eran nada més que palabras, nombres vanos (en la Edad Media designadas como ‘flatus vocis’); argumentaban que s6to los individuos existen y no su esencia, ‘Veo bien este o aquel caballo’, decfa Antistines, 180 N, Papavero, J. Llorente-Bousquets y D. Espinosa “pero no la caballidad’. Segiin Antistenes, s6lo el nombre propio nos permitfa conocer la esencia de las cosas! Los universales eran meramente nombres comunes, meros ‘rétulos’ 0 seffales aplicados a conjuntos de cosas. La ciencta como conocimiento de! universal era imposible. Didgenes, natural de Sinope, en Asia Menor (404-323 a. C.), fue el mas famoso representante de esa escucla. Se conocen sobradamente los hechos més pintorescos de su vida, como el vivir en un barrit en Atenas; el buscar a un hombre con‘una linterna a la luz del dia, etc. También criticaba el idealismo platénico. Plat6n, hablando de las ‘ideas’, nombraba Ia ‘idea’ de taza y mesa. ‘En cuanto a mi’, comentaba Didgenes, ‘veo bien la mesa y la tiza, pero no la idea de mesa y taza’, Platén respondia: ‘Sin duda, pues para ver la mesa y ta taza tienes ojos, pero para ver las ideas correspondientes precisarfas tener més espiritu del que tienes’. Para Arist6teles, como ya vimos, la ocupaci6n de la ciencia era penetrat Ja esencia de las cosas, con el fin de expticarlas en sus causas. Sélo habia la ciencia del universal. Pero, isi existia transformaci6n, como querfa Heréclito, podrian las cosas mutables ser descritas racionalmente? Arist6teles interpretaba la esencia como la suma de las potencialidades inherentes a la cosa, y las alteraciones 0 movimientos como Ia efectivacién o actualizacién de las potencialidades ocultas de su esencia. La esencia inmutable de una cosa s6lo podria conocerse a wavés de las transformaciones ocurridas. El estudio de esas transformaciones sélo podria hecerse a través de los individuos. . Tales discusiones promoverdn, en la Edad Media, la corriente de los ‘nominalistas’ y hardn posible el advenimiento de! miétcdo, basado en la observacién y en la experimentaci6n, causando un gran desarrollo de las ciencias naturales. Es lo que vetemos en el préximo capitulo.

You might also like