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EXPLICACION pet CATECISMO ROMANO DE SAN PIO V . WV - “LA ORACION EDITORIAL LITURGICA ESPAROLA, S. A. SUCESORES DE JUAN GILT ‘Contes, 581 —BARCRLONA MCMXXVIIE BeRiCINApLTINE NCUENTA Y DOS SERMONES SOBRE A ORACION vor et Rvpo. PLAT ARCIPRESTE ¥ CANOMIGO HONORARIO DE BLOIS ‘TRADUCIDOS DE LA DECIUA ‘TERCERA EDICION FRANCESA ror ri Dr, MODESTO H, VILLAESCUSA EDITORIAL LITURGICA ESPANOLA, 8, A SUCESORES DE JUAN GrLI Conres 581—Bancuiona MeMxx VEE open: 1S PROPIEDAD NIHIL OBSTAT #1 Censor, ‘Aaistin Mas FOLCH,C. Barcelona, 21 de Enero de 1827 IMPRIMASE JOSB, Obispo de Barcelona Por mandato de eu Exeie. Hina, Dr. Francisco H.* Ortega de fa Lorena CancllerSecretarto Con autorizacién del editor francés P, Leraren.xox Tivoarafia de Tos editores I i i ; te i PRIMERA PARTE DE LA ORACION GENERAL LA ORACION SERMON PRIMERO Noclén verda de Ig oracion Blévese, Senor, mi coraén a ti como et humo def incienso (Sat, CXL) Conn, gan vis te ‘cle “aut anima’ comprehend, aut fits “Meal ta ane tate abo er poy enti ‘ramets, "decane, Jusiciosa, observacién del Catecismo Romano es que, siendo numerosas y variadas las cosas reveladas pot Dios, para ayudar al espiritu a entenderlas, y a retener- © tas en la memoria, redujéronlas sabiamente nuestros an- “© guos Paes a cuatro puntos: el Simbolo de los Apés- toles, los Sacramentos, el Decdlogo y la Oracién domi- 4) nical. {De estas cuatro partes, que contienen toda la doctri- na de Ja Salvacién, totam hanc salutarem doctrinam, ‘hemos explicado ya las tres primeras, y nos resta la cuarta, la Oracién dominical, Empezamos hoy stt_ex- ‘Posicién; mejor dicho, y siguiendo también al Cate- tismo Romano, antes de entrar en ella directamente, tra- oa ie ORs 1a omaciOx tarenos con detencién de la oracién en general. Pero de- 30 e serfo, de sentar un fundamento seosos, como convient Séfido’ en el cual podames apoyarnos en el curso, de Jas instrucciones, daremos en esta primera la verdadera nocién de-la oracién, ‘Mas antes de empezar, a ejemplo de san Agustin, y con mejor tialo, nos dirigimos a Aqueél que-dijo: Lise nad y se o8 abrirf, y Te pedimos que abra nucstras i feligenciag, Tamia para que me explique Bien, y te Questra para que lo entendéis bien: Ipse ergo aperiat ot notis et vobis, qui dignatus est ita: hortari, ut diceret: pulsate et aperietur vobis'. En primer lugar, no hay nadie que no sepa que Ta oracién, considerada de un modo general, es una cleva~ tia, una ascensién del alma a Dios: Oratio est ascensus ‘mentis ad Dewn?. “Pero con qué fines se eleva el alma a Dios? La cuestién es importante, por 1o menos iti, Ser con el prepésito de hacer de Dios el objeto de un estudio, a la Prenera de los filésofos o de los teblogos? No; uno es elcristiano que ora, y otro el fil6sofo o el tedlogo que emprende Inboriosas investigaciones sobre Dios, sobre fac profundidades de su ser, sobre sus obras ad extra, No es posible confundirlos, Si la oracién no se afiade a 39, Ia elevacién del alma hacia Dios €s seguramente lauiabilisima, pero ¢s tn estudio, y nada més: Si eleva tioni mentis non accedat precatio, sold erit speculatio, ‘ant studiwn3, El alma que ora se eleva hasta Dios. ‘En primer lugar, para adoratlo, para pagarle el legi- timo tributo de sus homenajes, y reconocerle como su creador y Gnico duefio, Asi lo hacia el profeta Daniel 1, Brov. Rom, Hebd. mt Quadra. Ferin sext. Lect, T 2. S. Joann, Danas, ap THoxt. 2. 2 q. oxxzr, art, 1. 3. Sciam. tT, p. 58. te-Noct6w VERDADERA DE 1A’ ORAGION Jando, cautivo en Babilonia, abria tres veces cada dia Bas venianas de su casa, se orientaba hacia Jerusalén, y JEcayendo de rodillas adoraba al Sefior Dios de sus pa- BP Gres; 0 bien cuando, no menos altivo ante los hombres ge mide ante Dios, respondia a um poderoso mo- wirea: Adoro, no a vuestros dioses, que son dioses mor- Hales, sino a mi Dios, tinico que vive: Dominum meum L adoro; quia ipse est Deus vivens: iste outers non est f Deus vivens?. (Fn segundo lugar, pera alabarlo, esto es, para con- Wifesar su poder, su sabiduria, su justicia, su misericor- Ge ia, su bondad, todas sus infinitas perfecciones. 22s § otra cosa el salterio, en su mayor parte, que una oracién, Fc alabanza, ora cl diviro salmista bendiga al Sefior en [su nombre personal, exclamando; Te alabaré ;oh Dios BE) toio! con toda mi alma, referiré todas tus maravillas, GP) me regociaré en 6, y serds el tnico objeto de mis F transportes, y cantaré Ia gloria de tu nombre, joh ti fque eres el Todopoderoso'! oro, para hacerlo con mayor ‘magnificencia, lame en su ayuda a todos los seres crea sdos: Vosotros, Angeles, alabad al Sefior; vosotros, sol luna, estrellas todas, Inces todas que brilltis en el fir~ Jmamento, alabad al Sefior; vosotros, cielos de los cie- Hos, alabadle; vosotros, grandes depésitos de Ia Iavia Fy del rocio, vosotrs, zbismos proftndes de los mares; [yosotros, ftego, nieve, hielo y vientos que suscitdis tem- fpestades; vosotras, montafias y colinas; vosotros, Srbo- ss que Hevais frutos; vosotros, animales de los cam- vosotros, habitantes del aire, que tenéis alas, y tros también y sobre todo, reyes, pueblos y pri 1. Dante. vs, 10. 12. Ibid, xiv, 24, 6 ra onaciOe fas jovenes, y los nifios,-y, 10s viejos; alaben todos deseos, ¥ mi vida en suspitos, para desearos ese Detengamonos aqui. Tenemos ya a nociéa completa ig la oracién, La oraciéa es una clevacion del alma a os; para adoratlo, glorifcarlo, darle gracias, pedirle des y pagarle, en cambio, por el don de si mismo. Pero quiere esto decir que todas estas cosas, Ia ado- ‘raciOn, la alabanza, In aecién de gracias, la peticién, Ja vfrenda, deben hallarse necesariamente en todas las aciones? = la verdad, se hallan todas, 0 casi todas, mis 0 “ anenos explicita 0 implictamente en algunas, por ejem- “plo, en el Te Deum, en el Gloria in excelsis, en tal Pre- “Tfacio, en tal Colecta de li Misa. Pero en rigor de doc- “rina, su reunién noe indispensable; cada una de Fellas es una oracién; la adoracién por si sola es una [© oracién ; la alabanza por si sola es una oracién In pe- “sticién por si sola es una oracién'; la ofrenda por si qué, al nombre o fe ‘3. Oratio est clevatio mentis ad Deum, qua vel bona a Hi Deo, aut veniam delictorum petimus; vel pro acceptis beneficiis [A veratins ili agimas; vel eum laudamus. Notat tamen Suarez Qforationem posse in. una retione aliqua ssignatarum partivm ‘principalius exerceri, et imendi nine unam, une aliam. Imo interdum potest tots mentis aut vocis oratio, etiamsi prolixa et ‘uno tantum ilorum actuum occupari: quia nulla est obligatio, seu necessitas conjungendi semper omnes. illos; Rect alioaui potest interdum major fructus, aut spiritualis devotio Foy sentiri vel sperari ex contnsatione wnius actus quam ex va- Go Hlatione plurium, et ideo, tone quiescendum est potias in uno Pact, quam multiplicitas aflectanda, Scunav. Instituciones teo- ogie mysticae, t. 1, p. 59 1 A onactOn de oracién, no se revela en nuestro espiritu, por lo me~ nos de ordinario, ni la idea de adoracién, ni ta de aktbanza, ni la de gratitud por los beneficios recibi- dos, sing la de peticién, En el estado presente de las cosas, orar es pedir; ante todas cosas, la oracién es wna peticiSn, petitio, Decimos en, el estado presente de las cosas, esto es, en el estado, que es el nuestro, de matt ralera caida; porque si el hombre se hubiese mante- ndo en el estado de naturaleza integra, las cosas oct~ srieran de otro modo, es decir, hubiera prevalecido la adoracién, o 1a alabanza, 0 la accién de gracias. En 1 Paraiso terrenal, dice san Agustin, Adan ni gritaba, ni gemia; tan solamente glorificaba: In Paradiso non ciamabat ‘non gemebat, sed laudabat... Pero ya no es- tamos en aquella situacién, sino que, indigentes, como hemos merecido serlo, repletos de miserias, sujetos a mil males, la peticién es lo que principalmente hace- mos, Ia peticién en todas sus formas, petitio, postulatio, obsecratio, Ueprecatio, que sale de nuestros labios; Ja accién de gracias viene después, si es que viene, pues con mucha frecuencia falta, ¥ si esta corta digresién no esta fuera de propésito, acordaos, acordaos, con tun pequefio esfuerzo de memoria, del Evangelio que la Iglesia nos hace leer, el décimotereio domingo des- pués de Pentecostés, Cierto dia en que Nuestro Sefior entraba en tina aldea, saliéronle al encuentro diez le- prosos, mantenténdose a distancia, como ordenaba la ley, pero clevando la voz dijeron: Jesis, maestro, ten pie~ dad de nosotros: Jesu, pracceptor, miserere nostri, He ahi, en efecto, la oracién de peticién, con su cualidad esencial, la humildad, Jests les dijo: Id y presentaos 1a los sacerdotes para que legalmente se compruebe yuestra curacién, Y cuando iban, quedaron curado: ‘Uno de ellos, apenas echd de ver que estaba limpio, “—-woct6n VERDADERA DE A ORACION a ‘atrds, glorificando a Dios a grandes voces, y dose a los pies de Jesits, didle gracias, Este era “amaritano, es decir, un extranjero, Entonces dijo aPues qué, no son diez los curados? ; Dénde Jos otros nueve? Nonne decem mundati sunt? Et ‘ubi sunt'? Los otros nueve se habian dispensa- 1a obligacién rigurosa, de la gratitud; tan im- © dice san, Bernardo comentando este pasaje, chimnres, fan inquictos hasta que han recibido, tos cuando han recibido, con relacién a Wimportuni ut accipiant, inquicti donec acceperint, Hacceperint ingrati, Fareceria, dice otro comentaris- “ite. 10s divinos favores caen en un sepulero pro- inilo y silencioso.? 4-No. incurramos en semejante censura. Desde hoy eremos dar gracias al Sefior, Si joh Dios mio! ben- seis, Vuestra gracia es la que nos hace concebir ‘designio de explicar a estos queridos fieles el gran de 1a oracién, Vuestra gracia es también la que de darnos la nocién verdadera y exacta de la macion. Haced que esta misma gracia nos acompafie y ayude en todo este curso de instrucciones, para 'gea mas provechoso, a vuestra gloria que al bien Piritual de nuestras almas, iio. 1 Luc, c. xvi 2 Apud Filium, in hune tocum, LA ORACION SERMON SEGUNDO Necesidad de ta Oracién Hay que oror siempre (Luc, XVIII, 1) Prima igor decendu et qu, am ‘won sles Sonat Eaten adit fatal ‘etn recesses vit ‘Domino: dette ‘Oportet sempe Catech. Rom Dice el Catecismo Romano: Como apenas hay de mis importante para los fieles que el de orar, y como, por st parte, serfa un error muy perjudicial a sa salvacién pensar que la oracién es simplemente facultativa, esto es, tinicamente aconsejada, queda al etidado de los pastores, si existe este error, corregir- Jo e instruir sobre Ia necesidad de la oracién a los que estin confiados a su solicitud, Esto es Jo que nos proponemos en la presente instruccién, Dios nos ayude con sit gracia, ‘Empezando por Io que es més facil de afirmar, dire- mos que 4a oracién es necesaria con necesidad de pre- expto, Este precepto fué formulado por Jesucristo en los, 1—NECESEDAD DB LA ORACION * B fiinos mAs claros y precisos. Imposible equivocarse fe este punto, En el Evangelio de san Juan, dice: lid y recibiréis: Petite et accipietis', En el Evange- ‘de san Mateo: Velad y orad: Vigilate ot orate?, En { ¢apitulo XVIII de san Lucas: Hay que orar siémpre, Jno cesar jamais de orar: Oportet semper orare, et imquam deficere’, Es decir, repitiendo las palabras lel Catecismo Romano, que la oracién no es tinicamen- un consejo que tno pueda seguir, o no seguir, una iluciou a la cual sea. potestativo corresponder 0 10, o tuna necesidad, una obligaci6n real, un verdadero feber resultante de una orden expresa: Prasceptum ationis non solum consilii causa traditum est, sed necessarii jussi vim habet, fesucristo confirmé con su ejemplo este precepto. le Belén, y para ser més exactos, desde el primer iistante de su concepcién santisima, cuando ya su al- “Vita bienaventurada gozaba de todas sus facultades, has- Le Calvario, en 1a Cruz, no cesé jams de orar Nues- Mfg Sefior. Sus otros actos, como con tanta exactitud hha dichot, veianse forzosamente interrumpidos: no iempre podia instruir a la multitud, ni sostener sin “Sesat conversaciones como aguellas con las cuales fa- HvoreciS a Nicodemus o a la Samaritana; no podia con- festas persecuciones eran intermitentes, Pero en cuanto sla oracién, no la interrumpia jamés, De dia, de no- s, en Ia soledad como en piiblico, en el lago como Jone, xvr, 24 2 Morn, xvi, 41 Lue, xvi, 1. P. Consnipar, Sermén de la montafia if us onaciOn on tierra firme, en el reposo como en i viaje, oraba siempre, 2Para qué? Para inculcarnos mejor su pre- cepto, y asegurarie con st ejemplo una nueva fuerza que se, afiadiera a la que tenia ya de sus palabras. ‘Finzlmente, 0s Apéstoles, organos autorizados del Maestro reiteraron y promulgaron de nuevo este pre- cepto, zCudntas veces y en que términos? Seria preci- so leer todos sus escritos. ‘Conducios con prudencia; dice san Pedro, y sed vigilantes en Ja oracién: Estote prudentes, et vigilate in ‘orationibus!, Lo mismo dice san Pablo en st Epistola a los Romanos: Estote oratio- ni instantes?, Y a los Efesios: Dirigid a Dios en todo tiempo, y del fondo de vuestro corazén, toda suerte de craciones y de siplicas: Per omnem orationem et ob- craeitionem.orantes omni sempore 4 spirit. . & 108 Filipenses: Nada os inquiete, pero en ‘cualquier situa- cién que 0S ‘encontréis, ofreced & Dios vuestros debe- fes, vuestras stiplicas y acciones de gracias: Nihil so- iliciti sitis, sed in omni oratione et ‘obsecratione cum gratiarum actione, petitiones vestrae innotescant apud Deum, Lo mismo recomienda a los Colosenses’, y @ los Tesalonicenses, a los cuales escribe: Orad sin descan- 0; dad gracias a Dios en todas las cosas, pordiie tal es fa voluntad de Dios en Jesticristo con ‘elacion a todos yosotras: Sine intermissione orate: i ‘omnibus gratias agite: haec enim votuntas Dei, in Christo Jesu, in om- nibus vobiss, ‘No insistamos, La ‘oracién es necesatia con necesidad de precepto, Pero {3610 por este titulo? Mejor dicho, 1. I Perm, 1, 7. 2, Row, xi, 12 3. Ere, v1, 18 4 Punare., wy, 6 5. Couoss., 1¥, 4, 6& 1 Tans, v, 17 ¥ 18 15 fr mis claros todavia: zpor qué Jesucristo “fa oracién una obligacién, un deber, una ley? Fcfunta, eopetwos, si doa alga, en 1a a, gto carece de rezén de ser en el fondo? En @; no es posible olvidar fo que hemos dicho, y st Rentemente explicado, en ta instruecién precedente fs, que In oracién es tna elevacién de nuestra Tucia Dios, para acorarle, alabarle, darle gracias, ni cosas. todas, adoracién, inza, accién de gracias, peticién, ofrenda, que fenecen a la virtud de Ia religion, que son de Ja misma de la virtud de la religién, sin las cua- s, en efecto, la virtud de Ta religién ni siquiera po- a canes; de aqui que santo Toms deduzca yracién es propia y excelentemente un acto de ios entendido hasta aqui, en su sentido mas ampli Bie como Ta entendermeos en adelante, si no sae fe, menos oon frecuencia, ent sentido restringido, lecir, como peticién, stiplica, demanda de auxi io, postulatio, 2n0 valdria mis, pero mucho mie, faci a Noto Sefor por aber echo un de- fe, la oracién, que inquirir, aun humildemente, las por las cuales lo hizo? ;Cudn grande es nues. 14 onact6n muestra experiencia personal no basta, anal tenga que, safrieplenamente, eseuchemos,fe5560° irrecusa- bles. = eg el inspirado salmista David, quién pide & Dios que ilumine Su expiritu, poraue, de Jo contrario, €n ae je quardar su Tey santa, como se Propons hacer Wee todo corazdn, ni siqiiera la conocerias Domine, 10 a At ntelectum, ot scruabor legen tam, 64 CE tadiam illam in toto corde meot. dio ind sabio de Jos reyes, Safomén, quién de cara a la faz de sus contemporineos, ¥ para 1h sir- are ensefianza a Tos siglos venideros, ae no pod’ eo Continent, es decir, puro de esprit, de corazin } de cuerpo, si Dios no Te ayuda con st gracia: Bt wt go: quoniom aliter non passem esse, continents nist Deus det... adie Dominwm et deprecatus sum ‘sn Ya Tafesia, zqué es 1o que ensefia por Boca de sis Doctores mas autorizados, por las decisiones mis s0- aocvee ge ss Conciios, por Tas sentencias de conde terion de sus Pontifies contra proposiciones falsas.¥ aacrneas? La Yelesia ensefia. que si, por ‘nosotros mis- saee y por nuestras propias ferzas, podemos oPser. 0s Fqumos puntos de la ley, eviter ciertos pecados y var ettyqunas tentaciones, no podemos, sin el auxi- Teede Io alto, observar toda Ja ley, evitar todos os pecados, resist todas fas tentaciones, 7No Pay, al Tecir de Nuestro Sefior, tal género de demonios que ve geden mas que al empleo de ciertos medios deter- renados, proporcionados por la gracia, pues Jos me “Hos humarios son impotentes para producir este efec- to? La Iglesia ensefia. que si, por nosotros mismos 1, Psat, xvi, v. 15, 2 Sar, vm, 21. 3. Mare, ert, 21. Hie-NECESIDAD DE 1A anActON ” huestras propias furzas, podemos ejecutar actos ‘con bondad nateral, ng podemos ejecutar nin- sin el auxilio de lo alto, que sea meritorio para je vide eterna, Esto es rigurosamente cierto; ou do esti basada en estas palabras de Jesucristo: Sin ‘nada podéis por vuestra salvacién; oidlo bien; fa, en el setitido mas riguroso de la palabra; nada, legar a tan venturoso término, ni siquiera comen- gar a trabajar en él, ni tan slo desearlo, ni aun pen- en i: sine me nihil fotestis facere, La rasén de il, por otra perte, de apreciarla, Es una ver- di-de buen sentido que las cosas deben ser del mi no orden que el fin al cual se refieren, Ahora bien, enaturales, Finalmente, In Iglesia ensefia que, no Blenos que la fe, que eset principio de Ta justificac UW perseverancia final, que la acaba y sella, depende mente de la gratia, Sin duda que podemos y 10s esperar esta perseverancia final, pero no po- unos ni debemos prometéruosla, ni creernos con de- sho a poveevia sin una revelacién particular de Es un dom absolutamente gratuito, es un puro to de la generosided enteramente espontinea de ios, En tanto, dice san Agustin, estamos seguros de que perseveremos, en cuanto no sabemos si perse- en: Lie Seni ds case prima pati , de ipsa tamen i i ph erseverantia sua reperiuntur Qué mis? Estamos ahora en condiciones para de- 18 ua onacrOn . mostrar que Ja oracién es necesaria, no ya solamente con necesidad de precepto, sino también, y a esta conclusin querfamos Ilégar, con necesidad de medio. {Camo? {Por qué razén? Por la razén de que, hax biéndose comprometido Dios con promesa formal, co- ‘mo se demuestra por estas palabras de Jesucristo que teemos en el capitulo XVI de san Juan: En verdad: on verdad os digo que si algo pedis a mi Padre on si sombre, of lo concederé—iy qué mas puede ser este digo sino Ta salvacibn eterna del alma?;—por te. razén, ‘epetimass, de que, habiéndose comprometido Dios con promesa formal a concedernos todas las gracias mece- | pero a condicién y con de- pendencia de la oracién, es decir, con tal que se las pidamos; por una regla contraria, mas enteramente Equitativa, si no se las pedimos, no nos las eonceder’, J entonces, reducidos a nosotros mismos, faltos de re- Cursos, sucumbiremos y pereceremas; suctumbiremos y pereceremos por nuestra falta, porque de nosotros de- pende que oremos, y, por consiguiente, que no sucumba- ‘mos, qule no perezcamos, Asi, pues, seguros de que esta- mos en Io cierto, repetimos que la oracién es necesaria, no tinicamente con necesidad de precepto, sino también, sobre todo si se trata de gracias que se refieren mis di- recta y proximamente a la salvacion', con necesidad de medio, es decir, con una necesidad tal que, si falta la oracién, faltard la gracia, y faltando Ia gracia, pere- cera el alma, cuando tan facil le seria salvarse® 1. Si se trata, decimos, de gracias que se_refieren mis di recia y préximamente a Ia salvacin... pues si se trata de gra- Ss inchores, de orden inferior, o mis distanciadas relativay ente, de la salvacién, no negamos que Dios no las concede a ‘veces ‘sin que le scan pedidas, SS Voir Gury, t. I, n, 259-—Scanans, Institutiones theolo- giae mystica, t. 1, p 61—Sobre todo ef Concilio de Trento, fue se express en cates términos: Nahm erediaus ad saluter, oo io ignorar que, si no afiadis crédito y favor a mi digente palabra, no seré mis que un bronce que vi , tin cimbalo que resuena? Haced, Sefior, que lle- ea comprender Ia necesidad de Ia oracién; conce- penor de las gracias, pues prepararia todas las de- s... Aquel al cual engendrastéis de toda eternidad, se hizo hombre en el tiempo, vuestro Hijo tinico Sefior Nuestro, Jesueristo, es la vida, El mismo Io it a Jestis, nuestra vida. Mas, por nosotros mis- 7 Teducdos nurses propias fuerza, clo po- Siemos? Ninguno va, si no e3 atraido, Vos joh Pa- [phew traert cunt. Atracdnos joh Padsel, G pedimos, atraednos a Jestis, Uno de vuestros ‘servido- x, os a extfadn que fe oreién es tolopodeo- ra lograr que seamos atraidos: Non traheris? ora trahariss, Atraednes, atraos, a fn de que, wie los e incorporados a Jestis, vayamos a Vos por me- dio de 1, Porque es ial Ia economia de la salvacién, bi Ia cual queréis que Ja oracién tenga tanta parte, gue Ta gracia del Padre nos atrae al Hijo, y que, por fnediacion del Hijo, tenemos acceso al Padre, ahora por los sigios de los siglos*. . H Deo intante, ervenre; mallun imitate, ni He, tat oferorts alin nit orate arm. prome etnos que nadie consigu Ia stlvacn sno a initacen 3 lgmamieo oe Dion fe hace que ml a nado nado cong savin sn el unio de Day ate te deisel nomatante I orca ag By, 62 Tle sho Ato a LA ORACION SERMON TERCERO Objeciones y respucstas Vuestra providencia, oh Padre, lo gobierna todo (Sam,, XIV, 3) Quamvis secundaram,caurerum eff ciation impediat Dewey peaevenit fSimen "cum, jan occulta vin a Soh Grae ee Lo que las dos primeras instrucciones nos han en- sefiado acerca de la verdadera nocién de la oraciin y de st necesidad como medio de salvacién, bastaria ya para que encontréramos muy exacta la siguiente com- paraciin de san Juan Criséstomo, que cito a la letra: Quien dijera que Jas oraciones soty los nervios del al- ma, anunciaria, a mi entender, una cosa enteramente verdadera, Porque asi como el cuerpo debe a los ner~ vvios su cohesién, el movimiento, la vida, Ja fuerza para ‘mantenerse en pie, la unidad, de suerte que si cortaseis os nervios, destruitiais toda la armonia del cuerpo; asi también el alma debe a la oracién la constancia, la paz interior, la facilidad de ser fiel a todos los debe- res de la piedad, Suprimir la oracién, es quitar su vida al alma!,,, Mas si estas hermosas palabras del gran 1. Gitado por Luis de Granada, t, IV de los Sermones. a e 11—onjuciowes ¥ RESPURSTAS a or hallan eco en rauchos espiritus, otros, bajo el Bimperio de prejuicios enojosos, las rechazan, y procn- Byan envilecer la oracién, estimandola como cosa vana, n utilidad para el hombre que la hace, sin dignidad ira Dios, & quien va dirigida, no teniendo, por tiltimo, yoni alguna de ser, a fin de anular con mayor segu- idad su prictica, 2Qx6 conviene responderles? Tal al objeto de esta instruccién, Dios nos ayude con gracia | Scgim santo Tomis de Aquino, tres especies de per- ° Héonas. en los tiempos antiguos formularon objeciones “contra la oracién: Triplex fuit circa orationem anti- quorum error', Si no ea los términos, por lo menos en fondo, el error es el mismo, y hoy como entonces, ‘se sacan objeciones coutra la oracién, bien de Ja om- ‘niscencia de Dios, bien de la munificencia de Dios, bien de Ia inmutabilidad de Dios en sus destinos, Exa- minemos estas tres cosas. De Ia ommisciencia de Dios, Se dice: 2Es, pues, tan necesaria la oraci6n? Si se tratase de alguien que » ignorase nuestras necesidades, santo y bueno; pero Dios, que las conoce a fondo; Dios, de quien el mismo Jesu- E cristo dijo: Scit enim Pater vester quid opus sit vobis ‘antequam petatis ewn?: Aun antes de que lo piddis, vuestro Padre celestial sabe perfectamente lo que ne- | cesitais.., zNo es, pues, sino inconveniente, por Io | menos enteramente inétil la oracién? © Respuesta: Si, sin duda alguna, Dios es omniscien- Ete, lo conoce todo, lo sabe todo, no hay un pliegue, ni “un repliegue de vuestro ser en que no lea 4 corrien- temente, Segiin esta hermosa expresin del Rey 1. S, Tuowas Toda eva fstrucei6n no es més que tradue- cién y-desarrolio del aticlo 2 quae. 2x, pars 2 2. Matth,, v1, 8 aa pane a onacrOn profeta en su salmo IX, oye hasta fa preparacién det Porazén. Praeparationem cordis corum audivit auris fua!, es decir, antes que el coraz6n hays hablado, sabe Dios ya lo que va a decir, Por eso, si le pedimos, y ‘cuando le pedimos, no es para instruirle y darle a co- nocer algo nuevo. No somos natradores, sino supli- antes, segén la frase de san Jeronimo; non narralores, sed rogatores?, Le rogamos, dice san Juan Cris6stomo, ho porque iguore nada, sino para inelinarlo, a fin de podamas hablarle con més facilidad, y para hue fnillarnos también, y recordarnos nuestras faltas: Non tut ewm doceas, sed ut inflectas; wt supplicationis fre~ (quentia ili familiaris evadas; wut Inomilieris ot pecca- torum tworum, recorderis', Le rogamos, porque, como dice san Agustin, atm cuando sabe ya, y mejor que nosotros mismos, lo que nos falta, Ia oracién serena a nuestra alma, la hace més pura, més apta para recibir las gracias que se reserva para colmarla de ellas Quacri potest quid opus sit ipsa oratione, si Deus jam novit quid nobis necessorium sit, nisi quia oratio cor nostrum sorenat et purgat, capaciusque efficit ad capes cenda divina muncra quae spiritualiter nobis infundun- tur’, Finalmente, le rogamos, como dice el docto Bour- daloue, siguiendo a san Jerénimo, a quien comenta, ‘porque, aunque conoce por si mismo nuestras necesida- des, y puede proveer a ellas sin nosotros, quiere ser determinado y ligado. por nosotros; esto es, quiere ser excitado con nuestras oraciones a concedernos los auxi- fios que nos tiene destinados; quiere que nuestras ora- ciones sean el resorte que mueva su misericordia y Psal xx, 17, ‘Cat, aur, io Marra. cap. vt In Masten.’ Homil. 19. Sermo, Domini in monte 11 —onyECTONES ¥ RESPUESTAS a fa haga obrar, ;No es duefio de sus bienes? Y, en “Bones que les plazca, Ahora bien, pligole que la ora- {én fuera una de estas condiciones, y aun ta princi- jal, y que entrase en e! pacto que ha hecho con nos- @tros como nuestro Dios, iciéndonos: Pedid y recibi- “dis: petite ef accipietis!.. Qué os parecen estas auto- “ridades? zNo os parece que agotan el asunto en euan- to a su primera parte? De fa munificencia de Diss, Se dice: zNo es Dios | el mis liberal de todos los seres? zNo consiste pre- “éisamente la liberalidad en poner los beneficios all més ajo precio posible? Die un sabio: Un beneficio es “siempre demasiado caro, si no se obtiene mAs que a “fuerza de oraciones, y como por violencia: Nulle res carius emilur quam quae precibus empta est, Respuesta: Nadie niega que Dios es el mis liberal de los seres; hasta aqui tiene razén la objecién, En ‘efecto, iqué poseemos que no lo hayamos recibido, B) tanto en el orden de la naturaleza como en el de la B gracia!? Lo hemos dicho ya en otra parte, con cierta extensiént, y por eso sélo en resumen lo repeticemos aqui: Si, sin duda alguna, la creacién fué, por parte de Dios, una obra de poder: dijo, 0 aun'sin decilo, simplemento quiso, y todo fué hecho, en el cielo, en a tierra, en el mar, en dl fondo de los abismos: Omnia G, quaccumgue votuit, Dominus fecit, in coclo, in terra, in [mare, ct in omnibus obyssiss. Si, y con no menos Er evidencia, la creacién fué, por parte de Dios, una Doninales tH eh ap, § Thomas 2.2 q, xx at 1 Gon,', 7. « oe ‘Véanse_nitestros Sermones sobre el Simbolo, 7 ease ies sobre el Simboto, sermén 6: meeNe 4 ae obra de sabidurla, una obra muy bien concebida, muy bien ligada en todas sus partes, como de ella. daa testimonio estas palabras, que Dios dis- puso todas las coias con peso, niimero y me- dida: Omniq in mensura, ot numero, et pondere dis- posuit Deus: Pero sobre todo, y anteriormente a todo, sirviéndome de wha expresién impropia, ya que en Dios tio hay ni antes ni después, la creacién fué una obra de bondad. Dios cred porque quiso que hubiese seres a los cuales pudiese hacer bien, No son estas palabras aisladas, sin base ni fundamento, pues las ‘encontraréis en un Padre antiguo: Plus movetur prop- ter suam viunificentiam: Dios cred para responder a tina necesidad de munificencia; y las volveréis a en- contrar en Ia pluma del doctor Angélico: Divina boni- tas est finis rerum omnium: La bondad divina es la razén de set de todas las cosas; y también: Deus ipse solus est maxime liberalis, quia non agit propter saam utilitatem, sed solum propter suam bonitatin?: El mas grande liberal, y el tinico que lo es de veras, es Dios, porque no obra mis que por bondad, y jamis por sacar ventaja alguna, Pero escuchad: Por liberal que sea Dios, no lo es hasta el punto de hacer orgullosos ¢ ingratos: orgullo- 80s que creerian que todo se les debe, y recibirian sus beneficios con 1a fria actitud de un acreedor; ingra~ tos... jah! ya lo somos, y en grado elevadisimo. Vei- moslo un poco; por ejemplo: ese aire que respiramos, verdadero alimento de la vida como decian los antiguos, aer pabulum vitae; ese sol que alumbra nuestros dias; ese astro menor y mis silencioso que nos incita al descanso de la noche; esas estaciones que se suceden, 1, Sietent. e, x1 2 8, Tmonas, Lg, xuy, art. 4. 1h onacrbnt mre 111 —OnJBOIONES ¥ RESPUESTAS. B fesos Arboles que crecen, esos frutos que maduran, to- [gas esas cosas y otras cien mas, que Dios nos concede, yor lo general, merced a un efecto enteramente espon- ‘neo de st bondad, es detir, sin que se Tas pidamos, jen dlnde. estan los que las agradecen, ni siquiera los que en ellis piensa’... Por eso, dice santo Tomas, euya doctrina seguiremos hasta el fin, Dios, por Ti- HE beral que sea, no queriendo serio més que en la medida en que conviene que lo sea, reservose, para concederlo fan sdlo a la oracién, cierto nimero, cierto orden de cosas, para que, reconociendo a la ver nuestra depet dencia y por st bondad, no fuéramos ni orgullosos, ni ingratos; Deus nobis multa praestat ex sua liberalitate, etiam non petita; sed quod aliqua vult praestare nobis petentibus, hoc est propler nosiram wtilitatem, ut sci- Ticet quamdam fiduciam accipiamus, recurrendi ad Deuns, et wt recognoscomus eum esse bonorum nostro- rum auctorem!, El texto es largo, pero jcuan exacto cs el pensamiento que expresa! De 1a inmutabilidad de Dios en sus destinos, Se dice: Dios es inmutable; lo que ordend de toda eter- nidad para que se cumpliera en el tiempo venidero, se cumple indefectiblemente, Por qué, pues, orar? ¢ Por qué pedirle que tome disposiciones diferentes de las ‘que decretd? ;Por ventura queremos hacerle a nuestra imagen, variable y mutable, como nosotros mismos? Respuesta: Si, nada tan verdadero: Dios es inmu- table, Dios no cambia, lo dice é mismo: Ego Dominus, et non mutor?, Esta inmutabilided le corresponde por su propia naturaleza; le es tan esencial como sus otras perfecciones, El dia en que ya no quisiera lo que pre- cedentemente habia querido, 0 no hiciera, Hegado et 1. S, Troms, 2, 2. q. mexxe, art. 2 2 Mazac., m1, 6. veerenas . 6 1A onaciOn tiempo, lo que habia determinado hacer, decaeria, Si no ¢s, no ya en Israel, sino en el mundo entero, ese triunfador duefio absoluto de sus voluntades, ¢ in- capaz de separarse de ellas; nada tiene que le distinga de los hombres, no es mis que un hombre: Trivmpha tor in Israel non parcel, et pocnitudine non flectetur; neque enim homo est ut agae poenitentiam’, Si, Dios es eterno, y de toda eternidad lo ha orde- nado todo, lo ha reglamentado todo, lo ha dispnesto todo, lo ha previsto todo; pero apresurémonos a afia~ dir: En cuanto a nosotros se refiere, seres inteligentes y libres como somos, lo reglamenté, ordend, dispuso Y previo todo de conformidad con el uso, igualmente previsto de toda eternidad, que hiciéramos de nuestra libertad, Me he explicado? De lo contrario, vendran ejemplos en nuestro auxilio, Por ejemplo: Dios sabe de toda eternidad que tomaréis 0 no tal remedio, y que, segtin que lo toméis, 0 que no lo toméis, recobra- réis ln salud, 0 moriréis, Otro ejemplo: Dios sabe de toda eternidad que sembraréis ese campo, 0 lo dejars yermo, y que segiin lo que hagtis, produciré © no produciré. frutos. 1 Habéis entendido? Estamos a punto de resolver la dificultad; mejor dicho, esta ya resuelta, Como los que hacen objeciones, y no menos alto que ellos, de- cimos también nosotros: Si, Dios todo lo previé y dispuso desde el seno de toda eternidad, y nada de esta predeterminacién absoluta puede ser cambiado, Pero en vez de Ia conclusién que sacan de estas premi sas, conclusién ilegitima, sacamos nosotros otra, que es Ia Iegitima, la “inica verdadera, esto es, que Dios, ha~ 1. Reo, xv, 29—Si dicitur: Penitwit Bum Gen. c. vt, Tta oguitur Seriptara per anthropopathiam. Poenituit eum: id est, jrascens et indignans peccatis hominum, 111-—O0]B0{0NES ¥ RESPUESTAS a jéndonos visto de toda eternidad en su ciencia inf- Pyita, nuestras stiplicas, futuras para nosotros, eran “ya presentes pata él, y que, cttando las atiende en el Yiempo, cuando hace concurrir a este efecto ciertas ‘gircunstancias, ciertos acontecimientos, en vez de rom- B per el orden de sus elernos designios, no hace mas Pique desenvolverlo, y nosotros no hacemos mas Fe lenar Ia condicién a la cual habia unido sus dones: Non enim ad hoc oranus ut divinam dispositionenn Smonutomus, sed ut id impetremus quod nobis Deus pmuipotens ante saecula disposwit donare! No insistamos, En esta materia, hay un observador perspicaz, mas autorizado que el mejor de los teélogos, aun que el mismo santo Tomés, Ese observador es el ‘mundo entero, Mientras que un Epicuro, un Zenén, ‘o cualquier otro, ideaban no sin esfuerzo, sus objeciones, contra Ja oracién, el mundo entero ofaba; se oraba mal, convengo en ello; oraban los paganos a quien zno podia escucharlos, pero oraban. El inexorable des- tino sélo gozaba de crédito, entre poctas y_sofistas Lo mismo ocurre hoy en dia: mientras que algunos filésofos, © que pasan por tales, reproducen, rejuve- F neciéndolos algo, los argumentos de antes, a despecho de estos argumentos, cristianos, judios, mahometanos, " budistas, todo el mundo ora; siempre se o6, ¥ siempre * se orard; en lo mas profundo de la naturaleza humana, y, si puedo hablar asi, formando cuerpo con ella, hay [) tn instinto invencible, indesarraigable, a prueba de to- fdas las sutilezis, de todas las argucias de la falsa ciencia, el instinto de Ia oracién®, 1S, Taom, 22 4. xxcuu art, 2 2 Ta oracién mea fot inventaia} nacié del primer sus- f vito, de la primera alegri, de la. pirmera pena del corazén hhumano; mejor dicho, ef hembre no nacié mis que para ora. Bp Lauanrins, Voyage en Orin. ‘Ast, pues, gcon quign nos uniremos? ¢Con los que no oren?—zEstdis bien seguros de que no oran? gno es licito dudar de ello!? ;Con Io que oran?... For ‘mamos con los que oran, que es todo el mundo, Si job Dios mio! Formamos, con los que os adoran y os aman, con los que os alaban y bendicen, con los que ‘os dan gracias “en la prosperidad, o imploran vuestra asistencia en Ja afliccién, Acombdense los sofistas a tun ser, que aman Dios, pero al que niegan casi todas las prerrogativas de la divinidad; nuestro Dios es un Padre que todo Io sabe, que todo lo ve, que todo lo puede, y quiere todo lo que puede, si lo que puede ha de redundar en nuestro bien, 1, Refiere la historia de Volney, filésofo impfo, del_ siglo XVI, viéndose’asaltado por una tempestad violentisima en las ‘costas ‘de Baltimore, y hallindose en peligro de muerte, ‘se puso @ rezar dvemarias con fervor edifcante.. Pasada la tor- renta, preguntéle con tono socarr6n uno de tos pasajeros: ZQué' faciais hace wn romento?—Uno es, filésofo en st. pabinete—contestdle con alguna confusién,—pero_no lo es en fina tempestad (Le eulte de la sainte Vierge, por Eaxox, p. 383) LA ORACION SERMON CUARTO Bticacia de ta oracién Pedid y recibirtis (Joaxn., XVI, 24) Cajun orapdi, ners tanta tits, t‘eareeoclntiom dosorum amplitedl seo consequamu Cotech, Rom. De estos dos puntos de doctrina, sétidamente sen- Btados, asi lo creemos, en las precedentes instruccio- ines, a saber, que fa oracién es necesaria no solamen- He con necesidad de precepto, sino también con ne- cesidad de medio; y que contra el deber que tenemos Ja oracién, En efecto, zedmo seria necesaria la oracién, y verdadero deber el deber de recurir a ella, si no nos ® produjera alguna utilidad, alguna ventaja? La oracién Fes, pues, eficaz, Pero nos parece que no es suficiente legar a esta conclusién, ex obliquo, icamente por via de consecuencia, sino que hay algo mas y mejor que hhacer; hay que hacer una demostracién amplia y di- Htecta de la eficacia de la oracién; tal seré el asunto de |. Para el que conoce las sagradas Escrituras 0, sin “EA onacrOx conocerlas a fondo, quiere tan s6lo recorrerlas, 1a efi- cacia de la oracién esti exenta de toda duda, Los tex- tos abundan, y los hechos confirman los textos, Los textos abundan, En el salmo XLIX: Invocad- me e el dia de la tribulacién, dice el Sefor, y os Hibraté, y me. honraréis, es decir, sacaré honor de vuestia libertad: Invoca me in die tribulationis, eruam te, et honorificabis me}, En el capitulo LXV de Isaias: Aun antes que griten, dice el Sefior, los escucharé: ‘apenas habrén acabado de hablar cuando ya habré ac- cedide a su oracién: Eritque, antequam clament ego exautiom; adhuc illis loquentibus ego audian?, Lo ‘mismo leemos en el Evangelio: Pedid y recibiréis, bus- cad y hallaréis, amad y se os abrira: Petite ot accipie- tis, quacrite et invenietis, pulsate et aperietur vobis', ¢Podrian los Apéstoles hablar de modo distinto que el ‘Maestro? Escribe san Pablo: Dios tiene suficiente po- der para hacer infinitamente mas que todo Io que nos- otros pedimos, aun mas de lo que podemos imaginar : Potens est Deus omnia facere superabundanter quam petimus, aut intelligimuss, Y Santiago; Mas si alguno tiene falta de sabidutia—y lo mismo puede decirse de todos los demas bienes—pidasela a Dios, que a todos da copiosamente, y no zahiere a nadie, y le ser conce- cido: Sé quis autem vesirum indiget sapiontia postulet @ Deo qui dat omnibus afflucnter, et non improperat et dabitur ef, Los hechos confirman, los textos, En otros tiempos hubieran podido omitirse. & ejemplo del Catecismo Romano, y por las mismas razones, esto es, porque Psat, xure, 15 Isa, xy, 24, Marre, vir, 7, 8 Eon, tr, 26, Joos, 1, 5, IW—EPICACIA De LA ORACION at gun el Evangelio son desterrados de la escuela, y no pan mas que tm lugar reducido en los libros de ilia, citemos por lo menos los principales: Ora manos?. Ora Josué, y a su peticién detiénese el Pol, y prolongandose el dia algunas horas, el hombre ide Dios acaba eu victoria comenzada’, Ora Daniel, y Flos leones dispuestos a devorarlo, respetan. su vida; un Fangel les ha cerrado la bocat, Ora Judit, y un formi- dable ejército es derro‘ado’, Ora Elias y Eliseo, y, ‘segiin la necesidad, o bien el fuego desciende del cie- lo, © bien Iltvias fertilizantes riegan Ia tierra; 0 bien son curados los enfermos, o bien resucitan los ‘muertos’, Ora Salomén, pide Ia. sabiduria, y Dios col- Hema sus deseos, y aun los supera’, El santo rey Ece- E quias, que va a morit, y Manasés en su calaboz0, gritan al Sefior: a éste le son perdonados sus pecados, a aquél le es devuelta Ia salud, y se prolongan sus f dias por quince afios, Antes de enizblar la batalla, Judas Macabeo y sus soldados oran, invocato Domino b per orationes congressi sunt; trabada la batalla, mien- trase ombate la mano, el corazén sigue orando, manu fF quidem pugnantes, sed Dominum cordibus orantes: 4, Exempla autem eorum qui Deum exoraverunt, quia. pro- pemodum sunt, et infinita, et posita ante oculos, omittimus. PCat. Rom 2. Exon, ¢. xxxit, 3 Jos 6 x, 4. Dan, c. vi 5. Jupirm, xv, xvt 6 7, TH et IV Rec passim, 7. Tidy c. 1 8 IV Rec, IL. Paratip, xxx, 32 ta onaciw, Ja victoria es magnifica; tres mil istaclitas destrozan ‘un ejército de treinta y cinco mil enemigost... Y si del Antiguo Testamento pasamos al Nuevo, no seria posible decitlo todo en detalle, De los innumerables mi- lagros que se relatan en &, quizés no hay uno solo que no sea debido a la oracién, Es0s ciegos, esos para- liticos, esos sordos, esos mudos, esos leprosos; ese publicano que es justificado en el momento mismo en que Fiere el pecho orando; esa cananea, que no pide mis que migajas y obtiene diez veces mis; esos e3- posos que ven sus mezquinds provisiones convertirse en Ia abundancia, en la hora precisa en que va a no- tarse la falta y a cubrirlos de confusién ; esas dos her- manas Marta y Maria, cuyo hermano acababa de mo- rir; exe Jairo, jefe de una sinagoga; ese Centurién, que corre a Jesiis y cae a stis pies; ese ladrén en ta cruz?; esos Apéstoles en el Cenfculo; ese Cornelio, primer convertido de la gentilidad’... oran, u oraron por ellos, y el milagro fué un hecho. ;Oh plegaria, ewin eficaz eres! jeuin poderosa! Es tal, dice san Bernardo, que desarma al Tnvencible y encadena al Todopoderoso Oratia vincit Invincibilem, et ligat Omnipotentem. Pero el asunto no esti agotado: quedan dos cues- tiones, ambas interesantisimas, Si la oracién es eficaz, y lo ¢s, ade dénde le viene su eficacia? Tal es la pri mera, 2En qué es eficaz, y cuiles efectos son propia- mente Jos suyos? Tal es ia segunda, ¢De ‘donde le viene a la oracién su cficacia? La respuesta quedaré muy pronto dada, si recorddis con un pequefio esfuerzo de memoria, lo que hemos dicho en Ja peniiltima instruccién, esto es, que Dios quiere 1. Maen, xv, 2 In Evang. passim. 3. Ace, met X, 1V—enicacta DE LA oRaCION 3 “ke le pida, petite, que se pida siempre oportet per orore; y lo que también dijimos en la siguiente, liberal de todos, el inico que lo es verdaderamente, ‘ser bueno por esencia, {Qué digo, que la respuesta dar muy pronto dada? Pero si ya esti dada, Desde momento en que Dios, ser infinitamente bueno, nos como un deber, como una verdadera obliga i dave vellet, dice san Agustin', En vex de rehusar 8 beneficios, afiadiré con san Juan Crisdstomo, 3no el primero en ofrecerlos, ya que a instigacién’ suya pedimos: Nunquam oranti Beneficia denegat, qui, orantes non deficiant sua pietate nos instigat?... Pero la oracién saca tolavia su eficacia de otras dos fuentes: de las promesas de Jesucristo y de sus méri- . De sus promesas: son las més explicitas, las mas jovadas y hechas con juramento, En verdad os digo ue si pedis algo a mi Padre en mi nombre, os lo con- leré#, En verdad, en verdad 05 digo que todo lo que ereis en vuestra oracién, lo recibiréis, os legarét. er Dowinum Nostram Jesum Christum; por Jesu- isto que nos ha hecho donacién de sus méritos, y de | Ap. S, Taom. 2, 2, q zxxaitt, Art. 15 in corp. ad fem. 2 Ba om 3. Jou, xvs, 23, | Maren, sath 21, 22, 5. Médit. sur FEvang. 4 jour. E 6 Sermones sobre el simolo, sermén 26° ‘onaciOn-3 a 2a ce RRS i \ i i 1 om ” 3 ta oracibye suyos que eran, habiendo querido que sean nuestros, nos ha dado, en virtud de esta institucién, fécil acceso a su Padre; finalmente, por Jesucristo que, siendo Dios y hombre a la yez en el tiempo, sin dejar de ser lo que fra antes de todo tiempo, igual al Padre, consubs- tancial con el Padre, todopoderoso como el Padre, Dios como sl Padre, héllase en las mejores condiciones po- ‘sibles para hacer valer nuestras siplicas ante el Pad: Per Lominum Nostrum Jesum Christum qui vivit of ‘regnat cum Deo Patre in unitate Sipiritus Sancti, por om nia sazcula, Volveremos sobre este asunto cuando trate- mos de las cualidades de la oracién, gEn qué es eficaz la oracién, y qué efectos son pro- piamente los suyos? En primer lugar, daremos a una pregunta general una réspuesta general: Ia oracién todo fo puede, absolutamente todo, en cualquier orden de bis nes que sea, Entre los ejemplos que hemos dado de ora- ciones escuchadas, zno estin representados todos fos gé- neros de gracia? Hay almes purificadas y cuerpos cura~ dos, grandes prosperidades obtenidas y grandes desgra- cias conjuradas, pueblos enteros salvados de la ruina, ¢ indlividuos,como individuos,puestos al abrigo del peligro, Pero la mayor prueba la dan estas palabras del Sefior En verdad, en verdad os digo que si pedis algo al Pa- dre en nombre mio, os lo concederé; y el docto Bour- daloue, comentindolas, segiin su sentido més literal, di- ce: El Hijo de Dios no nos dice solamente, si pedis tal o ctzal cosa, la obtendréis, sino, si pedis algo, esto cunlquier cosa que piddis, mi Padre os la concede- \. No os dice precisamente pedid esto o-lo otro, sino \determinadamente y en general, pedid y recibiréis, Lo repito, cristianos, Se necesitaba un poder y una miseri- cordiz. infinitas para poder comprometerse asi, y para quererlo; por tanto, aqui es donde se manifiesta la sobe- IV RFICACTA DB TA ORACION cy na grandeza de Dios quien adoramos; aqui es don- ‘de hace aparecer igualmente ese poder supremo que le F convierte en duo de toro, y esa bondad sin limites que Bile hace descender y compartir todas nuestras necesida- © des. De aqui también tomaron ocasién los Padres para Pvexaltar en grado tan elevado la eficacia de la oracién, a Ja que miraron como madre de todas las virtudes, co- ‘mo fuente de todos los bienes, como tesoro del alma [ cristiana, como fondo inagotable de riqueza, porque es ©. 1 moslio de Negar a todo y poscerlo todo: Si quis petien ritis Patrem, dabit vobist.”” ‘Tras la respuesta general, las particulares, pero sin - salimnos del orden de las cosas espirituales, b _ La oracién es 1a que ejercita las virtudes teologales, S fe, esperanza y caridad, y las aumenta con el mismo ejercicio: Aecedit ille fructus quod orando animi virtu- E tes et exercemus et augemus, dice el Catecismo Roma- no, Y lo esplica; Quien pide algo a Dios, hace un acto Pde fe, demuestra que cree en Dios, ereador y soberano f) Sefior de todas las cosas, ;Lo invocaria si no creyese en E12 quomodo enim invocabunt in quem non crediderunt 2 Quien pide algo a Dios, tace un acto de esperanza; con- | fia en la bondad de ese Dios cuyo ser Je ha revelado la j fe, y cuanto mis le ruega, mas dispuesto se siente a con- fiarle todas sus necesidadss: quo studiosius orat, ¢0 sma- j forem et certiorem fide habet divinae curae et provi- p_ dentiae, Quien pide algo a Dios, hace un acto de caridad; gi en efecto, qué es rogar a Dios sino amale, y a la vez jp Feconocer que nos ama, y por lo mismo que comprende- _ Mos que nos ama, amarle cada vex mas?: Sic pii homines E quo saepius cum Deo celloquuntur, ad eum amandum ¢t colendum eo incitantur ardentius, Hemos dicho ya, pero brevemente, por lo cual es 1. Domiszaes, V domingo desputs de Pascua. @ Rom, x15 i, m Soran 2 “ 6 1A o7acios preciso volver sobre este punto; hemos dicho yar que I pracién nos hace, sino siempre facil, por lo menos po- ible, el cumplimiento, en su totalidad, de la ley de Dios, ‘Aunque cnesta hacer esta eonfesién, preciso es hablar: ‘Si no oramos, hay tal cosa o tal otra, que no podemos. 7Qué?, me preguntaréis, :No hemos escuchado muchas Yooe, y de vuestra boca misma, ese texto tam autori- zado, puesto que es del principe de los Doctores, tex: fo que, en el curso de los tiempos, hizolo suyo un gran Conciio, por ser férmula adecuada de una verdad teo- Tgice de primer orden, que Dios no pide lo imposi- Hie...? Si, verdad €s; pero precisamente ese texto mis- mo es el que tts da Ta razén: Nada tan cierto como que Dios no manda lo imposible: Deus impossibitia non jubet, Pero seguid: Dios, pues, no manda Jo imposi- tle; fo que creemos imposible, al ordendrnoslo Dios, nos advierte que hagamos lo que podamios, que pidamos To que no podemos, y nos ayuda a poder lo que no po- demes: Deus imposibitia non jubet, sed jubendo ad- monet et facere quo possis, et petere quod non possis, tt adjuvat wt possis, ,Mas habré realmente necesidad de ecurrir al argumento de autoridad? ,No sabemos, porque nosotros mismos Jo sentimos, que no podemos, fin la gracia, por consiguiente, sin la oracién, cumplir Ia ley, toda Ta ley? 2Qué Son, pues, sino una confesién, y la mas completa posible, estas palabras, que @ cada momento se nos escapan? No puedo—Mortificad el ‘orgullo—No puedo, Domad 10s sentidos—No puedo. Romped es0s lazos vergonzos0s.—No puedo. Perdonad esa injuria, y amad aun a quien os Ia ha hecho.—No puedo, Verdad es, no podemos. Pero entonces, oremos, idemos 1o que no podemos, y Dios nos ayudaré para {que lo podamos, Siempre el gran texto, lo repetiremos "1. Sermones sobre el Decflogo, sermones 1.” y 38° sé4is: Non traheris? ora ut traharis, * Nos queda por decir que la oracién es la que con- Hylerte a los pecadores, ora se rtegue por ellos, ora rue Suen ellos mismos, El libro de los Hechos' nos ofrece jin magnifico ejemplo de estas dos oraciones, partiendo ropendiendo al mismo fin {a una hecha por el santo diécono Esteban, a intencién bide los que lo matan, y particularmente, licito es creerlo’, i'del mas encarnizado de todos, un joven fariseo, de nom- F bre Saulo; la otra hecha por el mismo Saulo, Cono- ida es esta historia; sabéis cémo pocos dias después, aterrado, més que tocado solamente, por la gracia de E Jesucristo, empezé Saulo a orar: Ecce nunc orat'. Era F Dlasfemador', y ya no lo €5; era perseguidor’, y ya no Fe lo es; no respiraba mds que amenazas y muerte’, como ‘un lobo furioso, y ahora es un cordero leno de suavi- dad; y préximo esta el dia en que dira que est dispuesto | a todos los sacrificios, a todas las ignominias, a la muer- te misma, con tal que gane almas a Jesucristo: Eyo autem Hibentissime impendam, et superimpendar ipse pro animabus vestris?, Sin duda que todas las conversiones no ofrecen este esplencor, las miismas consecuencias, | pero no hay ni una, que sepamos, que ocurra de otro ‘modo que con ayuda de la oracién; y cuando, a fines de la primera mitad del siglo XIX, un correligionario de Saulo, enemigo jurado del nombre cristiano, tuvo tam- L Aer vn, 9, 2. Tota a Traci lo dice con san Austin: Si ‘nus non orasset Ecclesia Paulum non ie St Stephan: ‘Actes, Th Pome, 213 5. Gaur, 5 13 & Ata! th L, 2 TE Cai, Man 18, —— 1a onAcr6n ign ura visién, aunque mas dulce que la que s¢ verifi- c6 a las puettas de Damasco, apenas salié de su éxtasis, sus primeras palabras fueron: ; Ah, ctrindo se ha rogado por mit! Finalmente, la oracién es la que asegura, en cuanto es posible en ef curso de esta vida, verdadero tiempo de prueba, la perseverancia final, No basta con poseer las virtudes teologales, fe, esperanza, caridad, y ponerlas en ejercicio, ni estar en condiciones de observar, mediante 1 auxilio de lo Alto, toda la ley de Dios, ni convertirse, si esti uno sometido a los Iazos del pecado 0 a las ti- nicblas de la infidelidad; sino que hay que perseverar: s6lo sevé salvo el que persevere hasta el fin®... Pues bien, a perseverancia final, ese don por excelencia de Dios, ‘magnum illud usque in finem perseverand: donum’, don, no lo olvidemos, enteramente gratuito, don puro, ‘que no podemos ni debemos exigir como cosa delicada, iribuiwen, non retvibutum, nos lo obtiene seguramente fa oracién, Dios lo ha unido a la oracién, quiere que la ganemos, no por un mérito de rigor, sino por un mé- rito de siiplica, dice san Agustin’, Oh eficacia de la oracidn! {Oh rico tesoro! Oremos, pues, eristianos; explotemos esta mina, hagamos valer este capital que Dios ha puesto en nuestras manos. 1, Conyersién milagrosa de Alfonso Ratisbona, 2) de Ene~ ro de 1842, en Roma, en In Iglesia de S. Andrés delle Frate— Estas lineas fueron ‘escritas el mismo dia (27 de Noviembre de. 189%) en que, por concesién a perpetuidad de Leéa XII, {ue celebrada por primera vez la santa misa, misa propia, ef hhonor de la medalla milagrosa, que se enlaza estrechamente ccon el hecho de Ia, conversiGn. 2. Merrit x, 22 3. Cone. Trid, ‘Sess. VI 4S. Acustin, 5. Supliciter demereri perseverantiam. De perseverantia, «. vn Iv—BrICAGIA Dw LA oRACTOW » mos con fe, con con‘ianza, con amor; y para resu- ir los efectos, frutos y ventajas de este santo ejer- PP éicio, hallaremos en él, como lo ha dicho muy. bien FE un notable eécritor de nuestro tiempo: la luz del espi- Pritu, la fuerza del alma, el remedio de todas nuestras enfermedades espirituales, el balsamo de’todas nuestras, “lagas, el antidoto de todos nuestros vicios, el excudo seontra todos los asaltos del demonio, del mundo, de eta carne y de las pasiones, 1a resignacién en todas nues- iras afficciones, el conseclo en todos nuestros dolores, © el apoyo de todas las virtudes, la fuente de todas Jas "gracias, la regla de la vida, ef constelo en la muerte y la prenda de Ja bienaventuranza eterna; porque se ha * dicho que quien invoque el nombre del Sefior, seré sal- vo: quicumque invocaverit nomen Domini, salvus erit}... gh Re 5 WAP, Vawcuna, Les femmes de Manat, LA ORACION SERMON QUINTO ‘Todavia Ia eficacia de In oracién Pedis y no recibis, porque pedis mat (Inc., 1V, 3) oe se0 Empeten oe ‘Hemos dicho y superabundantemente demostrado, en Ja instruccidn precedente, que la oracién es eficaz, Esta eficacia so saca de Ia infinita bondad de Dios, de las promecas de Jesucristo y de sus méritos, Esta eficacia es universal: no hay género alguno de bienes, bienes espirituales, bienes temporales, bienes individuales, bie~ nes ptiblicos ¥ sociales, en los cuales no se ejerza. Pero si la oracién es eficaz en derecho, :1o es siempre de he- cho? ;Cuéntas personas hay cuyas oraciones no son es- ‘euchadas! Lo dicen cllas mismas, y a veces se lamentan ‘amargamente de ello: at interdum fit ut quae petimus, o Deo non impetremus. Mas epor qué? De qtr. procede ‘que grandisimo néimero de oraciones no tengan efecto? ‘Tal es la pregunta que nos hacemos, y a la cual nos pro- ponemos contestar. Dios nos ayude con su gracia, Segin nuestro querido y autorizado maestro, el Cate- cismo Romano, he aqui las razones principales por Jas a s mutchas de nuéstras oraciones no son escuchadas, “hor to:menos en su tenor propio, es decir, como nos F parece que debieran serl, O bien Dios nos concede al- y més grande o mejor que 1o que pedimos; o bien p_mismo que pedimos, no es necesario, ni siquiera i {quizhs seria para nosotros pernicioso y fa festo, si Dios nos lo cancediera, porque hay cosas, dice ghcAgustin, que Dios niega en su bondad, y da en su ra; 0 bien, finalmente, pedimos con tanta tibieza y Hiojedad, que no ponemos atencién en To que pedimos. yero a oraci6n es Ia elevacion del alma a Dios, Por con- | Siguiente, zebmo podria llamarse oracién cristana el va- PS 0 ruido de palabras promunciadas, o por mejor decir, arrojadas al azar, sin la menor reflexién? Si el espiritu, F durante a oracién, en vez de elevarse hacia Dios, se F distrae en toda suerte de objetos, y no se entrega f ningtin sentimiento de piedad, ¢por qué asombrarnos ‘de que Dios permaneza insensible a muestras peticio- Snes, ctuando con nuestre negligencia y nuestra manera de rar, casi damos Ia pracha de que nosotros mismos no queremos, en realidad, lo que pedimos!? Hemos citado textualmente, Examinemos ahora una por una las razones alegadas, La primera; Dios no nos escucha, a fin de conceder~ nos algo mis y mejor que lo que pedimos; no hay ne- cesidad de decir que, obrando de este modo, defiende ‘mejor nuestros intereses: [ta est; sed tune masime prospicit utilitati nostrae Deus, quod alia nobis majora @t ampliora bona impertitur, Multitud de hechos con- firman este texto, Por ejemplo, si san Pablo pide hasta tres veces, y con todo el ardor de su alma, verse libre de las tentaciones incdmodas, y aun vergonzosas, para 1, Catech, Rom, véase ol texo entero, darle su verdadero nombre, que lo obsesionan sin cesar’, fo sera escuchado; pero se Je concederd la gracia de vencer al tehtador; en vez de ser tin soldado en reposo, tn soldado, si me atrevo a decitlo, retirado y pensio- nado, continuaré siendo tn soldado siempre militando y siempre mereciendo, San Pablo pide una cosa, y ob- tiene otra, pero otra mejor que la que pide, Si Marta y Marfa, envian a decir a Jesis: Maestro, ven, nues- tro hermano est’ enfermo; si Jesis sigue algdn tiempo mis al otro lado del Jordan, y no llega a Betania hasta el cuarto dia de la muerte de Lazaro, no es porque lo re- tenga Ja indiferencia, ni tampoco ciertamente el senti- miento que hubiera tenido de su impotencia, como lo muestra muy bien lo que siguié después, sino por otros mativos, entre los cuales no fué el menor el de ofrecer a los dos hermanas la ocasién de dar testimonio de su fe, y feconocer en el médico celestial el poder, no sélo de curar un enfermo, sino también de resucitar un muerto?, Marta y Maria reciben mas de lo que piden, EL ejemplo siguiente no os interesaré menos que los precedentes, La madre de san Agustin or6 durante toda Ja noche pidiendo a Dios que no la dejase su hijo, a fin de que, teniéndole a sit lado, pudiese prodigatle sus ctti- dados y ayudarle con sus consejos, en el momento en que mas necesidad tenia de ellos. En verdad que si hubo jamas una oracién falta de efecto, fué sin duda alguna aquélla, pues, en la misma noche Agustin, bur- Jando la vigilancia materna, embarcése para Italia, y cuando, por la mafiana, Ménica, que le crefa y que- ria creetle siempre junto a ella, tuvo que rendirse a la evidencia, la pobre mujer pensé morit de dolor: [a insanictat dolore... Pero Dios tenia sus designios, De 1, TL Conner, ¢. xt, 2 Jour, ¢. x1, totum, ‘ye—TODAVIA LA EFICACTA DE LA OFACTON “a fina, de Ia que pronto se hastiard, pasara Agustin a filén, se. abocard con san Ambrosio; entre ambos, las jciones comenzadas, no cesardn jamas; es decir, que acerca el dia en que, rechazando los errores del es- itu, corrigiendo todos los desérdenes de su corazén, ‘hijo de Ménica se convertir4, tras muchos combates, tino de las mas glor-osas conquistas de la gracia... y fuga precipitada de cue hablabamos hace un instante, entté por poco en el acontecimiento, como catisa se- ida por lo menos, Cedamos la palabra al mismo stin, ; Oh Dios mio, qué os pedia mi madre durante la aquella noche pasada en oracién, con tan gran bundancia de lagrimas, sino que no permitierais que embatcase! Pero ecmo las miras de vuestra miseri- ordia con relacién a mi iban més lejos que las de su gfecto, lo que ella pedia sin cesar para mi, preval negasteis a escuchaila en esto mas que para mejor tharlz en lo otro, haciendo con vuestra gracia que we convirtiese en lo que ella tanto deseaba, y después ade tantos afios, que yo fuese: Ht quid a te petebat, Deus PSed tu alte consulens et exaudiens cardinem desiderii i) clus, non curasti quod tune petebat, ut in me faceres Be quod semper petebat,.. Pero todavia nos queda mucho “por decir. 1, Confes. lib, V. c, vit, — Podelamos citar como otro jemplo lo que leemos i Acta Sanctorum, ot 23 de Enero: [Ya hombre rico de Alejanéria envid a su obispo, que era san fuan Limosnero, uma gruesa suma para que la distribuyera a Hos nobres, pero suplicindae, en cambio, que pidiera a Dios en oraciones ta salud de 'su hijo tinico, cuya vida le era Bitiuy querida. EI santo Obispo distribuyé ef dinero, or6 € hizo ar por aquel joven, el cual perecié, poco después, en el ; en una _tempestad. Quedé el padre enteramente des- lado y se lamentaba a Dios y al Santo del mal éxito La segunda: ‘Dios no nos esexicha porque Jo mismo que pelimos tio es necesario, ni siquiera itil; quizis nos sezi pernicioso y funesto, si Dios nos lo con tediese tal como lo pedimas ; porque hay cosas que Dios tniega en su bondad, y da en su cblera: Vel quod nec inecessorium nobis est, nec wile quod petinus; immo vero forlasse supervacascum id futurum sit, si dederit, laique pestiferum; quaedam enim negat propitins Deus, ‘quae concedit iratus, No es posible ver con miis exac- ttt, ni expresarse mejor. Tal ¢3, en efecto, una de las causas, y tio la mas pequefia, de la ineficacin de nuestras otaciones. No. cumplimos las condiciones requeridas para recibir de Dios los dones’que nos destina, Ora- ‘mos mal, Jesveristo dijo: Buscad primeramente el reino de Dios y su justicia, y todo lo demés se os daré por aiadidura!, Ahora bien, a lo principal, que es aqui la Beatitad celestial, y todo lo que a ella conduce, esto ‘es, wa fe més viva, una esperanza més firme, una caridad més fecunda en obra, una vida enteramente Ilena de deberes cumplidos, y la gracia de las gracias, fa perseverancia final, preferimos lo accesorio, la su- pererogacién, una devocin sentimental, consolaciones interiores, dulzuras espirituales, y otras cosas de esta especie, que no son de desdefiar en absoluto, lo concedo, pero que, me apresuro a decitlo, no deben pedirse sino muy condicionalmente y con la mas extrema reserva, de oracionés y limosnas. Pues bien, una noche vié en stefios fun personaje enteramente semejante al Santo, quien le dijo: hPor qué te alliges asf? zNo me pediste que rogase a Dios ‘jue selvara a tt hijo? Adi lo ha hecho, pues puedo asegurarte Gue, af hubiera vivido, hubiera sido un hombre perverso, y Dies lo ha sacado de’ este mindo pan preservarlo de tanto ‘ual, y ahorrarte ati lagrimas por otro concepto mis amargas. 1. Marra,, vt, 33. veropavia rs marcactA pe 1A onc 45: "efecto, equé vale mis, una-gracia dada gratuita- Je, es decir, conczdida a alguno menos para st idad propia que para Ja de otro, aun cuando fese qh’ mas extraordinaria, como el don de profecia, el jon de hacer milagros, 0 el menor grado, el mis pe- fiefio aumento de gracia gratum facientis, de gracia iicante? Sin duda alguna, el menor grado, el mis {Pequefio aumento de gracia santiicante! Jesucristo dijo: Todo lo que pidiereis @ mi Padre en yni nombre, os lo concederé; petidte, pues, Los intérpre- de las sagradas Escrituras, y no podian faltar aqui, han escrutado, éstrechado de cerca cada una de estas ‘palabras para extraer su sentido, todo el sentido que hay en ellas, particularmente ese quid, toda cosa: orar “es pedir algo, una cosa que valga; y estas otras, in nomine meo, en mi nombre, en nombre de Jestcristo ; pero, fijaos bien nos grita san Agustin, se trata aqui de lo que realmente significa este nombre, no del sonido que produce; y puesto que este nombre sig: nifica salvador, no ore en nomb redel Salvador quien no pide cosas ‘relativas a la salvacién: Non petitr in nomine Salvatoris, quidquid petitur contra rationem salutis!, Juzguemos segtin estos principios, :Qué pe- dimos dé ordinario ‘sino cosas que nada valen? O si pedimos algo, tomando la palabra en su sentido me- nos estricto, :no son casas que, si no son absolutamen- te contrarias a la salvacién, poca o ninguna relacién tienen con ella? He ahi por qué vuestras oraciones son 1, Bn el Sitimo dia, muchos dirén: Seior, 210 hemos pro- fetizado en tu nombre, expulado los demonios en tu nombre, hecho toda especie de milagros? Pero el soberano Juee es Sik: "No Sore (Borg? Gus choraton nom hex 2. Joann, xvr, 23 3. Tn Jour, tract, 102, cee 46 tA onactOn Jneficaces, y.faltas de efecto, En vez de esto, amemos 'y busquemos Jo que Dios nos ordena amar y buscar, y nos concederd sin Ja menor duda, Jo que hayamos pedido, dice san Agustin: Cum ita amamus quod Deus ‘ult ut amemus, procul dubio daturus est!, Jesucristo dijo: Mi tiempo no he Uegado todavia; el ouestro siempre esté o punto?, Efectivamente, sim- pre tenemos necesidad de recibir. El esperar nos dis- gusta: murmuramos, recriminamos, y de aqui al des- aliento y al abandono de la oracién, no hay mAs que tun paso, Pero puede ocurrir que Dios tenga de por excelentes razones para no responder a nuestro pri- mre Ilamamiento, ni siquiera al segundo, ya porque se proponga aumentar nuestros méritos, obligéndonos asi a perseverar en la oracién, como piensa san Gre- gorio papa: Eo magis exaudiuntur ad meritum, quo citius ‘non exaudiuntur ad votum; ya porque quiera hhacernos estimar en su verdadero valor los dones que nos destina, ya que ocurre en el orden de la gracia. lo mismo que en el de la naturaleza, esto es, que se apre- cian las cosas segiin lo que cuestan, poco, si se obtiene facilmente, mucho, si han exigido grandes esfuerzos. Por eso san Agustin dice con toda razén; Al aplazar sus danes, no los niega Dios, sino que los hace valer: Cum Deus aliquando tardius dat, commendat, non ne- gat dona’, Pero ain hay mis que decir: Puede ocurrir que Dios tenga de por si excelentes razones para no con- ceder lo que se Ie pide, ni ahora, ni después; es decir, A, Tn Peal. xxvt. Enarr, 2 2, Jamon, vit, 6. 3, De yerbis Domini, Sermo, $1—Parece que el viento de- be extinguir If lama: no, Ia extingue momentineamente, a fin de avivatla mis: esta comparacién es igualmente de san’ Agus tin, " YeTODAVEA LA HFICACIA DE LA ORACEON a “en ciertas circunstancias, y por motivos de los fales es el Yinico juez, los niegue siempre, Hace bien; ff buen padre, Zpone un arma de fuego entre las panos de su hijo pequefio, aun cuando se la pida a jtos? Un médico ctidadoso de Ia curacién de su fermo, gcederd a sts importunidades y le daré una fpocién que sabe ha de matarlo? Estas’ comparaciones exaclas, Pedis, por ejemplo, riquezas, honores, una j6n sobresaliente, el éxito de un proyecto que, ‘Mlamdis gracias, os serin perjudiciales, funestas, aun bajo el aspecto temporal; Dios os las niega, y os las, niega misericordiosamente dice santo Tomast, porque, B negindooslas, os salva del abismo en que inevitable- thente caerfais, Y si os las concede, Ia terrible frase de san Agustin viene como de molde aqui, y facil nos sera apreciar su exactitud: Esto depende de que Dios lise sado por misericordia: Quaedam enim negat propius | Deus, quae concedit instus?. Dificilmente habré pala- | bras mas dignas de retenerse en la memoria y meditar- se seriamente, La tercera causa de Ja ineficacia de nuestras ora- y¢iones, es que oramos mal, no solamente, como acaba- ‘mos de exponer, en cuanto al objeto, sino también en cuanto a la forma: Nonnunguam etiam fit, ut adeo © remisse ae negligenter oremus, ut ne ipsi quidem quod 1. Fideliter supplicans Deo pro_necessitatibus hujus vitae tmisericorditer auditur, et misericorditer non auditur, 2, 2. 4 boot art. 15, ad 2, 2. De verbis Domini Sermo 33. dicimus attendamus, Nada tan verdadero, | Cuinta me- igligencia! jcudnta tibieza! ;Son verdaderas oraciones ese movimiento casi Gnicamente maquinal de los labios, esas fSrmulas dichas con apiesuramiento y como de corrido, esas palabras inarticuladas, desfiguradas, .des- provisias de sentido, arrojadas al azar, mientras, que al espiritu viaja;-se difuye sobre toda especie de obje- tos, y en el espacio de tuna Ave Marla, ha dado ya por dos veces Ja vuelta al mundo? ¢¥ querriamos que Dios hnos oyese, cuando no nos oiimos a wusutcos mismos? gQuerriamos que nos concediese gracias, cuando nues- tra oracién, tal como la hacemos es mas bien un pecado que merece castigo!? Pero procedamos con calma, La atencién es una de las cualidades de la oracién; a st debida hora, tratare- mos ce ella en el curso de estas instrucciones, Entre tanto, convenzimonos de que, siempre que Ja oracién esta bien hecha, es eficaz, Es eficaz cuando obtenemos estrictamente 10 que pedimos, Con mayor razin es eficaz si obtenemas mas de lo pedido, A veces Dios tarda en escucharnos, aunque le pidamos, al pare- cer, bien y otras no nos escucha del todo, En el primer caso, esperemos, esperemos ain, expecta, reexprcta®; Dios tiene lentitudes que ni siquiera esta- ‘mos en condiciones de juzgar; soportémoslas pacien- temente, sustine sustentationes Dei’. En el segundo caso, si Dios nos niega lo que le pedimos, porque tiene de por si una o varias buenas razones para hacerlo, y, por consiguiente, su negacién es tna palabra palpable de su misericordia para con nosotros, digamos, como san Agustin: En vez de lamentarme joh Dios mio! os 1, Fiat oratio ejus in peccatum. Psa. evr 2 Isa, xxvrn, 10, 13. 3. ectx, 1, 3. ees Seep Sia Yetonavin ra Chek DB TA onictox 4B Pyendigo con toda la sinceridad de mi alma, y considere ‘éomo un Deneficio que no me haydis escuchado segii ‘his deseos, sino segiin el orden de vuestra sabiduria y para mi salvacién, Geudeo quod non exaudieris ad ©) Algunas palabras mis sobre este grave asunto, sobre Fos retrasos o las negaciones de Dios, y vuestra con- viccién ya empezada, asi lo espero, quedara entera~ mente formada, Tras los grandes santos de la Orden Franciscana, san Francisco de Asis y san Buenaventura, vemos aparecer, en segundo témino, un personaje de fiso- nomfa asombrosa, Lanzado muy pornto al mundo de fos negocios, y quizas ain mis al de los placeres, en- contré wna gracia de conversién alli donde tantos otros encuentran muchas ocasiones de pecar, en una fiesta 4) sablica, El Espiritu sopla donde quiere', Jacopone de “Todi Hlegé répidamente al més alto grado de abnega- cién y desprendimiento, El mundo le lamaba loco, y fo era, en efecto, pero a la manera del Patirarca Serd- fico, loco de amor de Dios. Se le veia al pie de los altares, en los campos, €1 los bosques sombrios, en las corillas de los rios y de los Tagos, en todas partes donde ‘dl Creador se revela por la grandeza de sus obras, Iba eantando salmos, improvisando versos, anegando sus “‘eantos en sus lagrimas, Y cuando se le preguntaba por {u6 Horaba asi: ; Ah, Horo, contestaba, porque el amor Torxn., 11, 8 onacrOn-4 me la concede, le amo mis, y cuando, haciendo Dios todo lo contrario, le amo més todavia, Con estas palabras quiero terminar; al daroslas a ‘gustar, tengo el convencimiento de que hago una obra ‘itil a Ta gloria de Dios y ala ‘Ssalvacién de las almas, L,_ Les poétes Franciscoins en Italie, ou XIU, siécle, yor F. Ozanay, p. 143. LA ORACION SERMON SEXTO Pacitldades do Ia oracién jerramo en su presencia mi oracién, y le presento ta ‘extrema tribdlacién sia (Psatat, CXLI, 3) ‘Un antigo profeta dijo de Ia sabiduria que esta, siado lejos, mas allt de los mares, para ir a bus- Karla: Quis transfretavit mare, et invenit illam; y to- Hlavia mas clevada que lejos, en el cielo, para hacerla ender: Quis ascendit in coelum, et accepit eam, et duxit cam de nubibus? Asi, afiade, muy pocos son jos que conocen stis caminos, y muy pocos se toman el frabajo de conocerlos: Non est qui possit scire vias iijus, neque qui exquirat vias ejust, Por dicha nuestra, fo es eso lo que ocurre con la oracién, La oracién esta nuestro alcance, la tenemos a mano, es de facil uso. Isto es lo que vamos a decir en la instruccién de hoy. Dios nos ayude con st gracia, |. Banvcn., m1. 29, 30, 31, Para indicar al punto nuestras fuentes, sacaremos, de su nocién y de su necesidad, las facilidades de la oracién, De su nocién, ¢Qué es, en efecto, la oracién? Lo hemos dicho ya, desde la primera instruccién y no nos contradiremos aqui: La oracién es la elevacién del alma a Dios: ascensus mentis ad Dew, Pero lo que enton- ces omitimos, Io afiadimos ahora, esto es, que al ‘mo tiempo qué el hombre se eleva, desciende Dios y condesciende, hasta el punto de que, entre la infinita majestad, que es Dios, y la extrema miseria, que ¢s ef hombre, toda distancia parece haber desaparecido, Os veo asombrados. Leed las Escrituras, El Padre de los ‘ereyentes, Abraham, habiendo obtenido ya, una tras otra, dos gracias seffaladas, pide otra tercera, més amplia que las precedentes, excusindose de su indis- crecién, aunque sabe que no se le imputard como una ofensa: No os enfadéis, Sefior, si os hablo todavia, aunque sélo soy polvo y ceniza: Ne quaeso, inguit, indigneris, Domine si loquor, cum sim pulvis et cinis', ¥, en efecto, habla, sin ni siquiera esperar Ia res- puesta, El texto signiente es quizés mis significa To Iecmos en el capitulo XXXII del Exodo, y Dios mismo es el que esta vez habla cara a cara con Moisés, como un amigo con otro amigo: Loquebatur Dominus ad Moysen facie ad faciem, sicut solet loqui homo ad emicum suum? ¥ el real profeta David, que también vivia bajo la antigua ley, ley de temor y servidumbre, aqué dice? zCémo se conduce con el Seftor? Oid como le responde: Derramo mi oracién en su presencia, le pongo al corriente, con toda confianza, de mis tri- bulaciones: Effundo in conspectu ejus orationem meam 1. Gee, cap. xvitt fere totym, 2. Exob., xxx, IL. ‘VE--PACILIDADES DE LA ORACION cy ationem meam ante ipsum pronuntio, Exhor- rosa que hagan lo que él hace: Derramad vues- jg corazones ante el Sefior: Effundite coram illo cor iy vestra; y todavia: Descargaos de todos vuestros dos en el Sefior: Jacta super Dominum curam sistamos; desile ste momento, tenemos jén completa de la oracién; es decir, que al en menor grado, una expansién, una efusién del zén, una platica de amigo a amigo, una conversa- “exenta de ceremonia, libre de toda violencia, una a del alma con Dios, sermocinatio eum Deo?; y gel que Dios nos permita proceder asi con él msidera quanta tibi est concessa felicitas, quanta glo- vattributa, orationibus fabulari cum Deo, ewm Christo sere colloquia, De su necesidad, Nos adberimos enteramente a la tiosisima observacién‘ de que cuanto més necesaria es cosa en relacién con un fin importante, mas senci- lla la hace Dios en la prictica, y de més facil empleo. jemplo: No hay medio de salvacién més indispensa- ble: de] bautismo: Si ne renacéis del agua y del Es- Pirin Santo, dijo Nuestro Sefior, no entraréis en el 0 de los cieloss, ;Qué declaracién! ; Qué necesidad Eifel. bautismo! Pero también jqué facilidad de ré lepcion! Recordémosla brevemente, Siendo el bauti Mp necesario con necesidad absoluta para todo el mun- L Psa uv, ax, ext |S. Guuuonio Nuceno, Ap, Somnus, Inst, Theol, t, $8. Gh Ap, S. Tom. 2. 2.4. exxxmr, art’ 2, ad 3, — Consonant ticia Theresia et sanctus Francisews Sales, Ap. Somnau, Ibid. Ramen, TV, p. 482 ES Jon, a, 8 sere 4 “as onacréae do, quiso Dios que ta materia del Sacramento fuese el agia, el.més comin de los elementos; el agua, que existe en todas partes, en los mares y océanos, en los lagos, en los rios; en los artoyos, en las fuentes, en esas millares de corrientes que surcan nuestro globo en todos sentidos; quiso que la forma del Sacramento fuese una frase, la menos recargada para la memoria, la mis facil de pronunciar: Yo te bautizo. en eb nom- tre del Padre, y del Hijo, y del Esptritu Santo; auiso que el ministro del Sacramento fuese, no solamente un ‘obispo, o un sacerdote, ministros ordinarios, 0, a falta de ellos un diécono, ministro extraordinario, sino tam- ign, en caso de necesidad, un seglar, un hereje, un infiel; finalmente, quiso que si el bautismo de agua, en rigor extremo de las cosas, no puidiera recibirse, lo su- pliesen otros dos bautismos, el bautismo de sangre por el martirio, y el bautismo de fuego, por la caridad per- fecta, y que, a excepcién del cardcter sacramental, pro- dujeran los mismos efectos*, Pues bien, para no apartarnos mis del asunto, ocu- tre con la oracién, en sti orden, Io que con el bautismo, en el suyo, Lo hemos dicho ya, y lo repetimos; sin la gracia, e$ imposible que el pecador se convierta, y sin Ta gracia es imposible que el justo persevere, Y puesto que, en la casi totalidad de los casos, si no en todos, como recordaréis, la gracia, sobre todo la gracia de la salvaciéa, va unida a la oracién, se impone Ia conelu- sién siguiente: sin la oracién no hay salvacién... Pero observad también, porque es hora de hacer Ia aplicacién de la regla que fué nuestro punto de partida, esto es, que cuanto mas necesaria es una cosa en relacién con un fin importante, més se complace Dios.en ponerla a 1, Véanse nuestros seromnes sobre los Sacramentos. Vi-FACILIDADES DA LA onAciON % ce, cusan grandes son las facilidades que Bondad nos kn dado para la oracién, Vamos en pocas palabras, si bien muchas instruc- as‘setian necesarias para agotar apenas la materia, general, puede orarse en todas par- do Iugar, dice el Salmista: In ommi loco do- pits ejus, bencdic, anima mec, Domino!; en to- gar, repite el Apéstol: Volo ergo viros orare in * if loco levantes puras manus?; Io que san Juan Cri- 0 vid en las Escriturast, podemos verlo también : san Pablo orando cerrado en su prisién', juias tendido en su lecho de dolor’, Jeremias meti- cn todo Tugar, pues, jue siendo la oracién, como tantas veces lo hemos , una elevacién de! alma, y, por consiguiente, un inmaterial, no hay lugar alguno, aun cuando estu- en los confines del mundo, en donde no pueda facilidad de tiempo, También aqui hay reservas que . Nuestra intencién no es decir que ninguna por- n de nuestra existencia debe ser descontada, a titulo ‘eenso, para que quede adscrita al servicio divino, virtud de un precepto, Pero redimido este censo, ido este precepto, del mismo modo que puede 5 ‘ue onscibx oratse a Dios en todo lugar, puede orarse en todo tiempo, de dia, de noche, y a toda hora del dia y de la noche, ;Cudntos obstéculos, dice san Juan Crisdstomo, a quien nos complacemos singularmente en citar, por que en esta materia es quiz4s el Doctor antiguo que mejor ha precisado sus detalles, cuintos obstéculos, pues, hacen dificil el acceso a los reyes! Con trabajo lege uno hasta ellos ; rara vez reciben ; timido embarazo nos impide hablarles con confianza; tan natural es el temor de los que obedecen, y tan frecuente la actitud altanera de los que mandan, Pero nada de esto ocurre en la Corte celestial; alli no hay antecimaras, ni fa- tigoras ceremonias de etiqueta, ni guardias que os di gan: No es hora de recibir; volved. Fecilidad en Ja postura, No es menor que la de tiem- po y de lugar, Orar de rodillas como Salomén, aun cuando estaba en todo el apogeo de su gloria: Surrexit Salomon ; utrumgue enim genu in terrom fixerat’; ele- var Jos ojos al cielo, como David: Levavi oculos meos in montes, unde veniet ausilium mihi?; golpearse el echo, como el publicano: Publicanus autem a longin- quo slans, percutiebat pectus suum; prosternarse con el rostro en tierra, como el Salvador misino en Getse- mani: Et progressus pusillum, procidit in faciem suam, oran' ; volverse hacia Oriente, como lo hacian los cris tianos en tiempo de san Agustin: Cum ad orationem stamas, ad Orientem convertimurS; 0 por lo menos hacia su iglesia parroquial, como Daniel, cautivo en Ba bilonia, hacia el templo de Jerusalén: Fenestris apertis UI Reo, var. Psat, ox, Loc,” viz, Marti, xvr, De Serin. Down, in monte, ween Mev. © Yie-FACILIDADES DE LA onActOm 7 salem, adorebat": todas estas cosas son bue- 3 de tiso diario, pero prescritas por modo To estén, (que orar Targimente? ; Ah, hablar mucho en 1'No os esti frohibido, si la atraecién os arras- iq _ello, y sobre todo si no lo hacéis como los paganos, Ee comedan el grave error de creer que Ia. divinidad subia de sus necesidades, si no la instruian acerca ‘cou interminables discursos, No os asemejéio, , a ellos, os dice Nuestro Sefior: Nolite assimilari "scit enim Pater vester quid opus sit vobis, antequam ‘eum?, Tampoco se 0s ordena, porque lo que cons- fa verdadera oracién no €s la multiplicidad de vemos en el Exodo: ora, pero sin articular una bra, To cual no impide que Dios le interpele y le : 2Por qué gritas tanto dirigiéndote a mi? Quid is ad me’? Otros, el mayor nimero, lo confieso, . Dax, vt Marta, vt. Exon, xv. Marra, vin, Lve, vim. Marin, xv, mit, Y esto es todo, El centurién Sefior, di solamente uma palabra y mi servidor quedaré curado?, Y esto es todo. Los Apéstoles: Sefior, sélvanos, que perecemos’. Y esto es todo, __Pero si no es necesario orar largamente, zseré pre- ciso orar sabiamente? Orar sabiamente... Si sobre este Punto no hemos dicho todavia lo bastante, vamos a de- cirlo; si ya lo heinos dicho, no tememos caer en repe- ticiones, Orar sabiamente... ;Lo pensais siquiera? ; Qué tiene esto de comin con la nocién verdadera de la oracion, © con su necesidad? ; Por ventura es la oraci ‘una operacion del espiritu, y no una elevacién del al- ‘ma... una ciencia que uno se forma Por medio del estu- dio, y no una plitica sin afectacién... un alegato met dicamente dispuesto, ordenado con arte, y no una hi mile siplica? zHa de ser sencilla y confiada, o sélo ia de prospetar mediante sutilezas, sobreentendi attificios, delicadezas de lenguaje, por io menoy comes Aiplomacia@—Con gran sentido se ha dicho: para orar, 1 Le, vin, 2 Nika vn Jbid-—Cedemos al placer de poner en note esta juici oo lite rota eit juiciown ebecrvacia, muy bien expresada, de un autor (el P. Ventures 2. uu eal sobre la parabola’ del fariseo y del publicano) ; We qu na' queasy comin Se or ehatbocs. tea): as Cuado amos aI glen, saan aes Gaston somos tedogos no mabenoy Sree’ Beso acs Se bee lo non a ec conoeer nel da Je fst ef aaa Fem de esta usin yo abourdo de cata eee Ne nme teblogo, pero a sguera bombre decane come ae a Suto, et pecador, gran paradocs ne shee Se Seyi sino enti lomo bata oa oft, re Pe Ghado"“Afora bie, geal fal ge orca! Une ole fest, Dios! en mised de mh ee so pee a mvocaciéapronuncads con ‘corned srolcadeneng atta sineramencearrepentidg baste pare eae mle todos son neces, pare jstifctin, sara ntact VE—-FACIADADES DE LA ORACTON o talento es indtil, y la clocuencia estarla fuera;de lugar. Nuestras necesidades; he ahi nuestra elocuencia; nues- fra recomendaci6n esti en nuestra miseria, Nada de ceremonias, nada de rébricas, Un nifio arrodillado an- te su padre, balbuciondo algunas palabras entrecorta- das por el fervor, y dejando leer en su rostro recogido fa oracion que st boca apenas puede pronunciar ; he ahi toda la oracién!, Oh facilidades de ta oracién! ;Oh facilidades de la oruciéu! Pero no; en ver de lanzar esta exclamacién, aunque muy legitima, asombrémonos de una cosa singu- “larmente extrafia, Las facilidades de la oracién son ple- no testimonio de Ia extremada bondad de Dios con rela- cidn a nosotros; tan sélo por bondad acomoda Dios sus oidos « nuestras stiplica’, para emplear una frase de Ja Liturgia?, Pero no Je pedimos, es decir, no le amamos © no, no le amamos, Si le amésemo’s, nos complaceriamos en su trato, encontrariamos una dicha indecible en con- versar con él, y cuando tuviéramos que cesar para E atender a otros deberes, nos asemejariamos a aquel ilus- © tre anacoreta, san Antonio, quien, después de pasar va- rias horas de'la noche en oracién, lamentibase de que el s0l, saliendo demasiado pronto, le arrancase de sus colo- quios, Seguid la oracién siempre atl, y con mucha fre- euencia indispensable para obtener la gracia, sobre todo la gracia de fa salvacién, Dios nos la ha hecho de tan fécil empleo, para proporcionarnos un medio se- ‘uro, poco o nada costoso, de salvarnos; en cambio, Rosotros no oramos, es decir, no estimamos, no desea: mos, y aun sacrificamos lo que hay de més estimable, “deseable y digno de nuestros esfuerzos: la vida eterna ienaventurada que Dios nos reserva, “1, Fam, Tout pour Fésus, p. 104 2 Colecta de la misa del tercer domingo de Adviento. 1A oacion Ah eristianos, cumplamos mejor con nuestro deber, ¥ pongimos en seguridad nuestros mis eatos interesse] El deber que hemos dle cumplit, es amar a Divs y sex Vitle, EI ms caro de los intereses que debemoe pores eg seguridad, es la salvacién de nuestra alma, El dia en que os corvenramos de estos dos deberes, recurrireno s ‘a oraciin, no s6lo sin esfuerzo, sino también won ten tla, y al propio tiempo que experimentaremos st necs, sidad, gustaremos sus dulzuras, LA ORACION SERMON SEPTIMO La oracién mental, vocal, piblica Os adoraré, Seftor, en vuestro santo templo y confesaré com la boca y el corazén vuestyo nombre (Psat., V, 8.) He aqui todo el texto del Catecismo Romano, del cual acabamos de citar tna sola parte. El modo de orar, ¢ cosa muy importante, En efecto, aunque la oracién, por st naturaleza, es muy buena, si no se hace bien, no produce fruto alguno, y con frecuencia no obtenemos Io que-hemos pedido, porque lo hemos pedido mal, En consectiencia, los pastores ensefiardn a los fieles la ma- neta de orar, ya en particular, ya en piblico, ast como también tes ensefiardn las reglas de Ia oraciGn cristiana, segin Nuestro Sefior Jesucristo.., Nuestro deber, que- da, pues, trazado; no faltaremos a él; es decir, que, después de haber tratado de la oracién en general, de su nocién, de su necesidad, de su eficacia, de las faci- lidades que ofrece, debemos ahora explicar sus diver- LA ORAGION ‘sas formas y las reglas que hay que guardar para ase- gurar su éxito, Entremos en esta segunda fase del asunto ; el camino sera largo, Dios nos ayude con su gracia, El Doctor Angélico, santo Toms, y, a ejemplo suyo, el Catecismo Romano, dividen la oracién en privada y piiblica, La privada es interna o externa, En cuanto a fa piiblica, hecha por cl pueblo, es siempre y necesaria- mente externa, Pero esta ojeada general no basta; hay que entrar en ciertos detalles, La oracién privada interna—se lama también men- tal, del latin mens, espfritu—es la que hacemos en nos- otros mismos sin pronunciar palabras, Tal fué Ia ora- cién del profeta Elias, cuando Ilegé a la cumbre del Carmelo, y se senté, sobre la tierra desnuda, puso Ia cabeza enire sus rodillas, y se encomendé al Sefior: Elias ascendit in verticem Carmeli, et pronus in terram, posuit jaciem swam inter genua sua'. El ejemplo si- guiiente todavia mas sensible de oracién privada inter- nna, nos es mis conotido; lo leemos en el primer capi- tulo del libro de los Reyes: La mujer de Eleana que no tardaria en ser la madre de Samuel, llegé a Silo para orar ante el Arca de la Alianza, Sin hijos hasta enton- es, en an tiempo en que la esterilidad era un oprobio, conjuraba al Sefior que mirase con piedad la aficcién de su sierva, y le diese un hijo, prometiéndole con voto, si era excuchada, consagrarlo a st servicio, Pero lo que decia, To decia en sti corazén, sin articular sonido algu- no, aperas el ligeto movimiento de sus labios hacia sos- pechar aue oraba: Porro nua loguebatw in corde suo, ‘antumque labia ej it f {autumaue lobia jus movebantar, t vox fetus non 1, ML Ree, xver, 41 2 Thee, 1,13. BF © vant onscién wera, vocat ¥ rbansca “La oracién privada externa es la que se manifiesta io exterior con signos sensibles, sobre todo con pala- Spor eso se le llama vocal. Li vemos en ejercicio ‘casi en cada pigina de la Escritura, En el salmo L, di © ce el Real Profeta: Abriréis mis labios, Sefior, y mi Sp troca publicaré vuestra alabanza: Domine, labia mea Mgperies, et os moum anuntiabit laudem tuam! En el fgalmo CXLI, dice: Aleé mi voz para clamar al Sefior y ‘pedirle que auxilie: Voce mea ad Dominuns clamavi: * coce mea ad Dominum deprecatus swm?, Por otra par- b te, todo el salmo no es més que una oracién, no sola~ “ gqmente hablaba, sino caatada, En el Evangelio, Jesu- “ eristo nos ensefia a orar vocalmente: Cuando oréis, he ‘aqui lo que habéis de decir: Padre nuestro: Sic ergo ‘vos orabitis: Pater noster3; el mismo Jesiis ora vocal- mente: Padre, la hora ha llegado; glorifica a tu Hijo: Pater, venit hora, clarifica filium tuum; en el huerto de la agonia; Padre, ciimplase tu voluntad y no la mia: y lo repite hasta tres veces: Non mea voluntas, sed tna fiat’, En los escritos apostélicos ; los Once reunidos en ‘el Cendculo, oan undnimamente y a una voz: Et oran- tes diverunt®; mas tarde, san Pablo recuerda a los de Colossos su deber con relacién a este punto, y los ex- horta a que se instruyan, se edifiquen mutuamente con salmos, himnos, cinticos espirituales, y a que canten con amor las alabanzas del Sefior: Docentes et commo- nentes vosmetipsos in psalmis, hymnis et canticis spi- ritualibus in gratia, caatantes in cordibus vestri Deo’. Finalmente, la oracion piiblica: es la oracién de la Pesan, vit, 17 Psat, cx, 2 Marea, vi, 9 Joan, xvi. Lue,” sae, 42, Act, 1, 24. Covsss., 11, 15 Nawaene Iglesia misma, hecha por sus ministros, en ciertos dias, de conformidad con las regias establecidas, en presen- cia del pueblo reunido, y a intencién de él, Ya veis que Ja oracién piblica no es una oracién cualquiera, aun- ‘que esta oracién cualquiera sea recitada en comin; no, cen el sentido riguroso de ta palabra, es la oracién de Ia Iglesia, es decir, compuesta por la Iglesia, y saca de este origen toda sti fuerza, La oracién paiblica no es la coracién hecha por tales 0 ctiales, sin mandato, sino por aquellos a los euales propuso ta Iglesia para este minis- terio, ‘micos que tienen poder para orar en nombre det pueblo, Los dias destinados a. la oracién piblica obli gatoria, tampoco dependen de Ia libre eleccién; el ci clo sagrado los sefiala cada afio, segim orden invaria- ble, en su misma movilidad. Tampoco son facuitativas jas prescripciones y ordenanzas que regulan todo el servicio divino, las invocaciones, los himnos, las ceremo- nias, Ese conjunto de ritos religiosos, se Hama Litur- gia, Afindamos, finalmente, para no ser demasiado in- completos, que, de todas las oraciones piiblicas, es la prin- cipal, y aun en cierto sentido Ja dnica, porque contiene todas las otra: la adoracién, la alabanza, la peticién, a aceiéa de gracias, la ofrenda, es el Santo Sacrificio de Ia Misa, y que, asistiendo a él, como tiene e! deber de hacerlo, el pueblo cristiano cumple todo lo que est obligado a cumplir con relacién a Dios bajo los diver- sos aspectos de adoracién, de alabanza, de peticién, de accién de gracias y de ofrenda, La oracién interna o mental, la oracién externa 0 vo- cal, Ia oracién pitblica, nos son ya bien conocidas en ‘cuanto a su verdadera nocién, Una cosa resta por decir : 2Es necesaria? Si, es necesaria... lo son todas, Seguid con Ia atencién que merece esta exposicién doctrinal. Necesidad de'la oracién mental. No orar de memo- gin—ta onaciON wneraL, yocat, ¥ POmLICA 6 Fann cuando se deshiciera mo en oleadas de pala- 8, feria, puro fariseismo, Echad una ojeada al Evan- Ig, y veréis, en tiempo de Jesucristo, aquellos orgu- fhsos fariseos haciendo ostentacién de piedad, con su de anchas’ franjas, que era el manto de la reli- Ilevando en su frente y al brazo sus filacterias; trabanse de pie en medio de las sinagogas, 0 en Jos s mas frecuentados, en donde las calles desembo- ‘en las plazas, in angulis platearum, y alli hactan fiegas oraciones, con el dinico objeto de atraer sobre ilos la atencién!, No os parezciis a ellos, os grita Nuestro Sefior; cuando hubiereis de orar, entrad en yestro aposento, es detir, entendiendo estas palabras ‘como deben entenderse, en el sentido espiritual, en Ta ‘parte més silenciosa de vuestro corazin, cerrad cut “ dadosamente Ia puerta sobre vosotros, esto ¢s, sobre ‘vuesttos sentidos, sobre todo, el de la vista y ef del Wi sido, porque, si se quedaran abiertos, darian entrada a objetos externos, a vanas imaginaciones, y vuestro Padre {que ve en el secreto, y habré sido testigo de Ia sinceri- dad de vuestros homenajes, os escucha segiin vuestro mérito, y en la medida de vuestras necesidades?. Ante todas cosas, Dios mira el corazén’, Dios sélo escucha fos gritos del corazén*. ¢Queremos ser dnicamente un bronce sonoro, un cimbalo resonanteS? ¢Quisiéramos incurrir en el reproche que Dios hacia antes a su pue- ‘blo por boca de Isaias: Este pueblo me honra con los labios, pero su corazén esti lejos de mi?; Populus meus labiis me honorat, cor outem ejus Longe est @ mes, Macra, vt 5 Bid, & ess ot wis, sd eodis est autor. San Cipriano, PGony xa, 1 Tsay ate, 13, onactém- 5 aweene RIE 6 taomacroN Necesaria es 1a oracién vocal, o por lo menos muy ‘itil, El Doctor Angélico da tres razones de ello—Pri- mera: que fa oracién, y todo lo que a ella se refiere, co- mo el tiempo, el lugar, la postura misma del cuerpo, es muy propio para exitar Ia devocién interior, para est mulatta, para darle impulso: Adjungitur vox tiplici ratione. Primo quidem ad excitandum interiorem devo- tionem, quice per exteriora signa, sive vocum, sive etiam aliquorum factorum, movelur mens hominis, et secun- dum apprehensionem, et per consequens secundum af- fectionem!, Esto es, que puede decirse en particular de Ia oracién. vocal lo que se dice del culto externo, del cual ¢s una parte, El hombre, desde Ia caida origi- nal, convertido en set més terrenal, mis sometido al cuerpo, necesita simbolos, signos, todo un conjunto de cosas sensibles, que le sirvan de escalones para ele- vvarse hasta Dios, Un buen autor moderno—podria creer se que se ha inspirado en santo Tomis—compara el hombre que hora, al principio vocalmente, y sube lue~ go, uno tras otro, todos los grados de la oracién, al Aguila que, partiendo del fondo del valle, agita sus pesadas alas, azota el aire espeso, hasta que, ganan- do las alturas, se cierne inmévil en el firmamento?-— Segunda: que siendo compuestos, como lo somos, de cuerpo y alma, y habiendo recibido ambos elementos de la pura liberatidad de Dios, le debemos como dos servi- ccios, uno corporal y otro esperitual : Secundo adjungitur vocalis oratio, quasi ad redditionem debiti, ut scilicet homo Deo serviat secundum illud totum quod ex Deo habet, id est non solum mente, sed etiam corpore’. Ahora bien, de estos dos servicios, Ia oracién vocal hace, 1, §, Tow, 2.2 q. exxxm, art. 12 2 Avcusto Nrcocks, Etudes sur le Christioniome, t, 11, p. 491, 3, 8, Tmowas. Ibid, acne ‘Yit-—rA onactON MENTAL, VOCAL ¥ POBLICA o to menos en parte, aquel del cual vamos & ocupar~ s ahora, el corporal, Crando el profeta Oseas exhor- faba al pueblo a volver al Sefior y a dirigile esta ora “én; Quita de nosotros toda iniquidad, acepta este bien, y te presentaremos la ofrenda de nuestras alaban- as cOmnem aufer iniguitatem, ot accipe bonsm, eb red- SF demus citulos labiorum nostrum, qué queria decir Pijicon esto? gqué eran aquellos sacrificios ofrecidos por Hoe labios, sin In oracién vocal?— Tercera: que hay @ Syeces en el alma que ora tal exuberancia de santos Be Gfectos, de inflamados deseos, de dulces transportes, al- ‘asi como una locura de amor, que entonces ¢s pre= ‘Geo que la lengua hable, que 1a vor estalle, que las fodillas se doblen, que as manos se junten, que los ojos se cleven al cielo, oe deshagan en Tigrimas, Es fo es Lo que santo Tomés lama redundancia, es decir, {que el alma, demasiado lena, se derrama por el cuerpo: Tertio adjungitur oratio vocalis ex quadam redundan Ha ab anima in corpus, ex vehementi affectione?, Las Escrituras y las Vidas de los Santos abundan en ejem- pos, No hablemos més de las Bscrituras, Oid a David {que exclama: Mi alma se desborda de jibilo; por eso Canta mi lengua: Lactatum est cor meum, et esrultavit lingua mea, Y en otras partes: Puesto que tu miseri- cordia conmigo es tan grande, Dios mio, mis labios no cesardn de bendecirte, y alzaré en tu nombre las manos al cielo, y' mi boca te alabard con los labios palpitantes de alegriat, Pero nada puede compararse con lo que eemos en el capitulo IV de los Hechos: Encarcelados por los principes de los sacerdotes, y lego libertados, Pedro y Juan refieren a los hermanos reunidos en el 1, Ose, x, my, 3. Zs, Tuom, ibid. 3. Psat, xv. 4. Psau, uxt & A ORACION mismo lugar las maravillas que el Sefior obté por sus rianos, las palabras de fuego que el Espiritu Santo pu- 30 en su boca, y In conversién de cinco mil hombres que a esto siguié, Ltena de entusiasmo la Asamblea, se le- vanta en masa, y exclama con vor. undnime: Sefior, ti eres el que hiciste el cielo y la tierra, el mar y todo cuanto en ellos se contiene; ti etes el que, hablando et Bapiritu por boca de David, nuestro padre, servo tayo, dijiste: Por qué se han alborotado las naciones, y los ppucblos tum forjady empresus vanas...? ¥ aplican todo el salmo IL, de donde este texto profético esté sacado, 2 Jon ates que acaan de pes. Y eundo termina ron, ocurrié en el seno de la Asamblea como una segun- da Pen‘ecostés; el sitio en que estaban reunidos tem- 16 y todos quedaron Henos del Espiritu Santo, y anun- ciaban Ja palabra de Dis con confianza: Ht cum oras- sent, motus est locus in quo erant congregati: et repleti sunt omnes Spiritu Sancta, et loquebantur verbum Dei cum fiducial, Finalmente, necesaria es también la oracién piblica, Ja oraciin hecha por el pueblo, en cuanto pueblo, por- que Dias no es menos el Dios del todo que el de cada tuna de fas partes, del ser humano tomado colectiva- mente, que del ser humano tomado individualmente A la sociedad que tiene a Dios por primer autor, le incumbe reconocerle como primer autor y éltimo fn, Pero no se olvide que la oraciSn piiblica, sein Ja no- idm toial que de ella hemos dado, es necesaria; por consiguiente, ore el pueblo en los lugares destinados a Ja otacién piiblca, que antes eran el Templo y las Sinagogas, después, en los. origenes del Cristianismo, Jas Catacumbas, y hoy Ia iglesia propia de cada fraccién y suibfraceién del pueblo cristiano, Ore el pueblo en los 1 Act, wv, 2631. clan oRactOn strat, vocal. ¥ FOAIICA @ ‘de oracién piblica, fijos o movibles, tal como, ot Sagrado Tos indiqce, El domingo y las fests eis” oan sido. substituidas, no abirtraria, sino legiti- Mente, el domingo al antiguo sibado, las. fiestas fatianag a Tas neomenics -y otras fiestas judias; no seearlas en 1a oracién piiblica, seria ir contra In ley ‘Dios y Ia autoridad de la Tglesia—Ore el pucblo i tistiano, no por si mismo directamente, sino Por Jos “Rfcialmente encargados esta Ia. éltims 4. Mondomiento de Cuoresma del cordenat Richard, archivo | de Parts, 1894. * 1x onsci6u forma de mi pensamiento, Menos consiste mi propé- sito en hablaros de la oracién en comin, considerada por modo general, que de una especie particular, to- mada ertre todas las demés, de la oracién comin, Ya me habs entendido: me refiero'a Ja oracién en fami- tia, esto es, hecha conjuntamente por todos los miem- bros que la componen. Dios nos ayude con su gracia, Empecando por un argumento de autoridad, aunque en esta materia no hay precepto positivo, sino simple- mente conscjo, diremos que, de todas fos catecismos diocesanos, no hay uno solo que no recomiende la ora~ cién en comin dentro de la familia, Asi también, cada afio, al empezar la cuaresma, de todas Ias Pastorales que tienen por objeto la oracién, no hay una sola que no invite a los fieles, y no los exhorte con las mis apremiantes razones, ora a adoptar tan piadosa pric- tica, ora a continuarla, si ya la practican, o a reanudarla si, por desgracia, la abandonaron, Bastard citar, entre muchos, uno solo de los més distinguidos obispos de Ja primera mitad del siglo XIX, dirigiéndose a sus pa- rrocos: “Reclamamos vuestro convurso, amados cooperado- res, les éecia, para propagar una préctica que, una vez introducida en los habitos del pueblo, se elevaria a la altura de una institueién social, Porque 2qué podria nuestra Cébil voz si no se viera sostenida y fecundada por los esfuerzos y las industrias de vuestro celo? Ex- hostad, epvemiad, conjurad a vuestros parroquianos; emplead todos los medios de persuasién que os propor. ciona cor relacién a ellos vuestro ministerio, la predi cacién, la ensefianza del catecismo, la direcciin de las conciencias, las visitas del pastor, para determinar- Jos a instalar en su hogar esa prenda de proteccién y de salvacién, Dadles a entender que no se les propone vyirt—1a onacrOx 38 cout ex ta vwecta 78 Jno un retorno a Jas costumbres de sus oS errog iano, su tstimoni eon PE vmara el vuestro, Si logrdis popularizar en las fami- Slee in comunidad de la oracién, por Jo menos la de Ja E poche, pues bien vemos la dificultad de reunir por la Jaana, por catisa de los negocios y la diversidad Ye “flabajos, todos los individuos de la casa, os veréis fbundantemente recompensados de vuestros esfuer70s. Ya no tendréis el dolor de ver nifios que, Hegados a la dad de la discreciém, muestran tina ignorancia deplo- ‘fable de las oraciones del cristiano y de los elementos * Ge Ia fe, cuando se presentan a las pruebas preparato- tias del acto més santo y a Ia vex decisivo para st © Gicha en la vida presente y en la de Jo por venir, Cuan~ do seais Tlamados a Ja cabecera de los enfermos y de fos moribundos, ya mo se os desgarraré el corazén pues no encontraréis hombres descuidados de su suerte "eterna, incapaces de hacer un acto de contricién-y de ® amor de Dios, hombres a los cuales haya que ense~ fiarles a pronunciar, palabra por palabra, como a los nifios, el mismo Padrenusivo. En Ja citedra sagrada, ‘vuestta palabra Seri mejor. comprendida y més reli- F.|. giosamente escuchada, Veréis los santos oficios y los ' fribunales de Ja penitencia mas concurtidos, Contaréis menos ausentes en las solemnidades de la Pascua en torno de la Mesa Eucaristica. No tendréis que lamen- taros tanto de los des6rdenes y escindalos que provo- fomingos y fiestas, las asambleas noctur- nas, Vivimos en wna época en que cada uno debe aportar su piedra a la consolidacién del edificio social; fportemos aquella, pues es fundamental, La religion serd siempre Ia mejor solucién de los problemas que alormentan a las sociedades humanas, a menos que se descubra el secreto de hacerlas vivir y prosperar sin ‘quen, en los d TARE 6 EA onacION esta garantia, fendmeno que no se ha producido desde su oigen!.” {Qué pagina tan conmovedoral... Analicemos sus principales ideas. En primer lugar, nada tan verdadero como que Ja oracién comin en la familia no es tna novedad, es decir, Ia introduccién en el hogar doméstico de una pr tica desconocida de nuestros padres. En los siglos de fe, cuando las instituciones, Ias leyes, las costumbres esta- ban enteramente impregnadas de cristianismo, cet la familia no hubiera sido cristiana? Lo era, Cada ma- fana, y sobre todo cada noche, el padre, la madre, los hijos, el abuelo leno de dias, el huésped del hogar, el viejo servidor, todos oraban con el mismo corazén, con la misma voz, al Padre comin que esté en los ciclos. En segundo lugar, tiada tan verdadero como que la oracién en comin en In familia procura ventajas que ‘no pued: obtener en el mismo grado la oracién aislada. En igualdad de las demas cireunstancias, ella es mas efi- caz, En esta materia, como en cualquier otra, la unién hace la fuerza, Un haz triple se rompe dificilmnete, dice la sagrada Escritura’, Ayudado el hermano por el her- ‘mano, leemos en Ios Proverbios, es como tna cittdad jinexpugaable} Los hechos responden a los textos, En el capitulo IV del Evangelio de san Juan, un oficial su- perior, regulus, se acerca a Jestis, y le pide Ja curacién de sw hijo: es escuchado, pero sélo a la segunda vez, yy no sin oir estas palabras del Sefior, por lo menos muy frias: Vosoiros, sino veis milagros y prodigios, ne creéis', En cambio, en el capitulo VIII def Evangelio Cardenal Giraud, arsobispo de Cambrai, t. IV, p. U1. Ect, ty, 12. Prov, Xvi0, 19, Joann, rv, 4. ene 7 Tantei ORACTON BS COMON BX TA PANLTA fe son Mateo, otro suglicante, tn centurlén, pide la Pv eacién de wn simple criado, y es escuchado al punto. De dénde esta diferencia? Supongo que las isposi- “Gjones personales del segundo suplicante eran mis per- ‘fectas que las del primero, pero es permitido atribuir- fo a la causa de que el primero pedia 4 solo, en tanto Haque el segundo, iba acompafiado de sus amigos ¥ ‘cono- ‘eidos, y pedian con él y para él, apoyando su causa de Bq mejor manera posible, He aqui el texto: Et cwm au- B disset de Jesu, msit ad eum seniores Judocorim... At Bi cum venissont ad Jesum, rogabont evn solticite, di- “pentes ei: quia dignus est ut hoc ii proestes, Ditigit | enim gentem nosirom'.. : "Pero, independientemente de esta primera ventaja, ‘que es general y pertenece a toda oracién colectiva, por el solo hecho de ser colectiva, hay otras particula- res, propias solamente de 1a oracién en comin a la familia, Suponiendo, en efecto, que todos los que viven ajo el mismo techo, esposo, esposa, padre, madre, hiijos, criados, hagan 1a oracién en comiin, no a interva tos, sino cada dia, no durante un tiempo, sino en todo tiempo, zqué ocurrira? ‘Ocurrirh una visién cada vez mas limpia y siempre presente de Tas verdades santas que hay que creer, de Jos divinos mandamientos que debemos observar, de fas viriudes eristianas que debemos practicar. En efec- to, zcémo desarraigar todas estas cosas, 0 simplemente echarlas en olvido, si cada dia se recitan pitblicamente stts férmulas? Parécenos que no es un juicio formula- do al azar, sino exacio y verdadero, el siguiente: la ‘oracién en comin, por lo'menos una vez al dia, es como fa continuacién, bajo otra forma, de los catecismos de Ia primera edad. 1, Marr, vin, y Luc, vit 1A oRAcION Octrrird un cumplimiento més fiel de los deberes doméstico, Si, si ocurre, como deciamos hace un mo- mento, que el esposo, la esposa, el padre, Ia madre, los hifjos, los exiados, oran en comtin, no a intervalos, sino cada dia, no durante un tiempo, sino siempre, ef esposo y lav esposa se amarin con amor més tierno, mis verdadero, més singero, mas duradero, y las pocas nuubes, si las hay a veces en el ciclo de su tnién, se di- siparén pronto; los hijos serin més obedientes, los crlados ams concienzudos, los amos de humor ‘mas agradable, Es decir, que estas tres cosas, que tanto agradan al Sefior, pero que tan raras son fuera de Tos hogares cristianos, se hallarin reunidas en éste Precisamente porque en & se ora'en comin: Ia con cordia entre hermanos, el amor de los parientes, un marido y una mujer que se armonizan perfectamente Im tribus placitum est spiritui meo: concordia fratrum, et amor proximorum, et vir et mulier bene sibi consen. Kentes!, Ocurriré ef cumplimiento igualmente més fiel, de los deberes religiosos. Pues qué, no es ya un deber reli. sioso cumplido esa oracién en comtin hecha todos los as? Seguirdn los otros. Puede uno ser inconsecuente consigo mismo durante tn tiempo més 0 menos Jango, Pero no lo sera indefinidamente, Ese hombre, ese padre de familia, que oye recitar en torno suyo, y recitarh él mismo ostensiblemente los mandamientos de Dios y de la Tglesia, acabard tarde © temprano por no infriagir més Ta ley de la penitencia. Mujer, que has conducido a tu marido a orar como té y en unién contigo, veo venir el dia en que no iés sola a misa, a oir Ia plitica del pastor, a comulgar por Pascua, En una palabra, veo venir el dia en que todas las costumbres de Ia vide 1. Eco, xxv, 2 HsHlana tendrin entrada, una tras otra, en tt casa, by tu casa sera como san Pablo queria que fuesen todas 48 casas cristianas: una iglesia doméstica, sola la que se hallase en ¢stas condiciones, con una visién més clara, més preci- _ Si, siempre presente de las verdades de ld fe, no menos fque con un cumplimiento més ficl, y, a Ja larga, inte- Py gral, completo, de los ceberes domésticos y religiosos; © si, repito, no fuera una familia sola, aislada, perdida y [ anegada en la masa, como fo estaba en medio de la gen / tilidad la de Abraham, sino diez, veinte, cien, todas; si todas las familias fueran cristianas y, por consiguiente, a sociedad, para la que son las familias lo que son » a Bes rios los pequefios cursos de agua, y los rios al ~ océano; si esto fuera asi, todos los problemas sociales Fe actualmente existentes, y de aspecto tan formidable, +). ano estarian resueltos? Qué digo? Ni siquiera se sus- citarian, porque, si se suscitan, es precisamente por- que la sociedad ha dejado de ser cristiana, y se ha ex- pulsado de ella a Dios... ; Ah, vuelva Dios a la sociedad, ¥ vuelva pronto, si queremos evitar tna ruina cierta Y quizés inevitable! Vuelva a las instituciones, a las leyes, a las costumbres, a Ja familia, a la familia sobre todo, porque la sociedac, recibiendo de la familia sus elementos enteramente formados, o casi formados, es- decir, poco modificables en adelante, lo que sea ésta, casi inevitablemente lo seré aquélla, religiosa o incré- ula, si la familia es reiigiosa o incrédula, sana 0 co- rrompida, si la familia es sana o corrompida, Asi lo quiere Ja légica de las cosas, Ahora bien, como la ora~ cién hecha cada dia en la familia, es uno de los me- dios mas eficace’s para eristianizarla, nos hallamos ya en condiciones para entender las palabras del principio, ‘cuya importancia quizés no hemos apreciado afin en su 1A onactOn totalided, esto es, que, una vez introducida en las cos- tumbres de los. pueblos, In oracién doméstica se eleva- ria a Ia altura de una institucién social, como también las siguientes, qué no son otra cosa que la aplicacién préctica de estas : Exhortad, apremiad, conjurad a vues- tros fligrese’; emplead todas las vias de persuasion que os proporciona, con relacién a ellos, vuestro santo ministerio, la predicacién, 12 enseiianza de la doctrina, la direccién de las conciencias, las visitas del pastor, para determinarlos a instalar, cerca de su hogar, esa prenda de proteccién y de salvacién... Pero tenemos algo mejor ain, mejor que tin obispo particular, cierta auloridad que se une a su nombre; tenemos al Obispo de los Obispos, al Obispo universal, nuestro gran Pa- pa Len XIII. Seguro es que nadie ve con vista mis segura los males que nos trabajan y los que nos amena- zan, Pues bien, a los unos y a los otros, a estos para conjurarlos, y aquéllos para curarlos, ¢qué les opone? Una obra fecunda, conocida hoy del mundo entero: Ja Asociacién universal de las familias cristianas, y st consagracién a la Sagrada Familia de Nazaret, el mas perfecto ejemplar de la sociedad doméstica, modelo aca- bado dz toda perfeccién, Qué desea con todo el ardor de su corazin? Que. se extienda y penetre por todas partes esta santa liga; que a este efecto, los primeros Pastores de las didcesis, y, bajo su autoridad, los pasto- res secundarios, unan sus esfuerzos a los stryos, en la seguridad de que cuanto més hondas raices echen la piedad y Ia virtud en el seno de la familia, mayor abundancia de frutos resultaré, para el bien comtin, Pero a una Asiciacién tal como ésta, de origen reli- gioso, y de fin religioso, corresponde un ejercicio re- ligioso bien determinado, y diario, si es posible, ¢Cual sera? jAh, mi triunfo es facil, porque no soy yo quien Be) vinta onacrOw ws cout mi ta raunixa Bt fa hablar, ni siquiera un obispo, por elevado que esté {da jerarquia, sino el papa en persona, Escuchad, tra- Airco literalmente:La imagen de la Sagrada Familia | Nasaret deberé hallarse en cada wna de las familias s, 9) sus miembros orarén en comin ante esta posible, por la noche, " Piadosos fieles, voy a terminar, A vosotros toca res~ der a lds apremiantes invitaciones que se os han | dirigido, Entre la resolucién y Ia ejecucién, entre el de- Meir y el hacer, no hay intervalo alguno, dizi, nunc “oepi. A la obra, pues: desde hoy, y cada dia en ade- ‘ante, haced la oracién en comin, y aun me atreveré a "decir que lo sepa el pastor, a fin de que tenga esta muc- ‘va ocasiOn de clogiar vuestra docilidad, y por ello mis- ‘mo, tn nuevo motivo para bendecir al Sefior. onactu-6 LA ORACION SERMON NOVENO La oracién jaculatoria Hay que orar siompre, y no cesar jamés (Luc, 18, 1) erage. foo neti: “gel thang atta Ae 'S Avooer De'serm, Dom, ib, 2 La oracién privada, ya mental, ya vocal, y Ja oracién piblica, siempre y necesariamente vocal, ha sido el objeto de 1a pentiltima instruccién, Otra forma de ora- cién seré el objeto de la presente: la oracién jaculato- ria, que participa de la mental y de Ja vocal, Empece- ir su nocién, y una vez sentada con exac- , sacaremos de ella. consecuencias préic- ticas de gran importancia, Dios nos ayude con su gracia, ‘Ensefia con gran exactitud un autor eminente! que, por otaciones jaculatorias hay que entender ciertas pa- labras vivas y afectuosas por las cuales el alma se lan- za hacia Dios, ora para demostrarle su confianza, ora para darle gracias por sus dones, ya para exaltar su grander, ya para anonadarse en su presencia, bien a 1. Bovrpasour, Pensées, t. I, p. 30. age * rea onketie AcouaTontA 83 ‘para doblegar su célera e implorar sit misericor- ‘pien para dirigicle humildes peticiones y reclamar saxilio, Cortas son estas palabras, y sdlo forman ‘cuantas frases, pero frases llenas de energia, y,,si » atrevo a decirlo repletas de substancia, De aqui i se las llame oraciones jaculatorias , porque son co- b rasgos inflamados que parten repentinamente del fgiima y traspasan el corazin de Dios. i Pero esta nocién de Ja oracién jaculatoria, tan clara~ ute expucsta, no puede ni debe quedar en estado de Pte. F Uso de la oracién jaculatoria, uso autorizado: Si J recorremos las Escrituras, veremos que estin llenas de = oraciones jaculatorias, sotre todo el Salterio y el Evan- | gelio, En el Salterio, oraciones jaculatorias: este grito © de David: Vos sois, Sefior, el Dios de mi corazén; y "este otto: ;Oh Dios mio 9 mi misericordia; y este otro: jQuién tuviera alas como la paloma, para volar hasta 4 Seftor, y descansar en til; y este otro, de género di- ferente: Sacad mi alma el fondo del abismo joh Dios ‘mio! y acordaos que es lo tinico que poseo; y este otro al cual un antiguo atrituia pronta y como universal eficacia: ;Oh Dios mio, corre en mi ausilio! Sefior, ‘aprestirate a socorrerme'... En el Evangelio—j habra {que recordar las oraciones breves, cortas, que ya he- 1. A, Cassianus, in solo illo versa Psax. 2x1x; Deus in adjutorivom mewn intende: Domine, ad adjuvandum me festina Dracsentis, sinmum subsidium pro ‘omnibus nostris indigentiis Invenit, si jugiter eum in corde et ore habeamus. Ap Schram tp 8, Ja de Ja Cananea: Seftor, hijo de David, ten piedad de mi; lade los Apéstoles: Sélvanos, Sefior, que pere- comos; In del publicano: Sefior, séme propicio, porque soy pecador; la del prédigo: Padre, pequé contra el ciclo y contra ti.., Tras las Escrituras, Ia Liturgia. Pocos oficios littirgicos hay que no contengan una 0 | varias oraciones jaculatorias, Sélo damos un ejemplo, pero un ejemplo notable entre todos: Jas siete gran- des antifonas de Navidad: |Oh Sabiduria...! jOh Ado- i... {Oh Vastago de Jessé...! jOh Ilave...! ;Oh Oriente y esplendor de ta luz eterna...1 {Oh Rey de las naciones...! ;Oh Enmanuel,..! Cada exclamacién ter- ‘mina en una plegaria en relacién con Ia. exclamacién misma, Los Doctores de la Iglesia tampoco se han mostredo mudos sobre este asunto. ;Qué es sino una recomendacién de la oracién jaculatoria este hermoso pasaje de san Agustin que nos ha servido de introduc- cién: Cuando oramos a Dios, tenemos necesidad de un fervor muy grande de sentimiento, no de gra affuen- cia de palabras ; una cosa es un discurso largo y otra un afecto continuo; mas eficaz es Ia oracién que se ex- Presa por gemidos que la que se expresa por palabras, por légrimas que por frases. Y cuando, al escri- bir a una dama romana llamada Proba; Es la cos- tumbre de ‘nuestros hermanos de Egipto, le decia, el hacer frecuentes oraciones, pero muy breves, por tanto, como rayos, a fin de que la atencién del espiritu, ‘en ver de adormecetse, esté siempre despierta: Dicun- tur fratres in ABgypto crebras quidem habere orationes, sed eas tamen brevissimas, et raptim quodam modo jaculutas, ne evanescat atque hebetetur intentiot, ¢no 1, Epist ad Probam, n, 20, Hi decitle: Haz lo mismo? Si no tuviéramos ta ide ser breves, afiadiriamos a san Agustin, por excclencia de I vida espiritual para todas fedones de la vida, a san Francisco de Sales, ex- a el deseo de que la oracién jaculatoria nos sea fainén y tan ordinaria como la aspiracién; afiadien- ‘concluir, que en este ejercicio de las oraciones 's consiste la gran obra de la devocion, y ate, or, an tanto pueden suplir las otras especies de én, en cuanto, si fallan, es dificil sustituirlas'.. todo este hermoso capftulo del més admirable de jaculatoria de pocas palabras, y con mayor razén, Gea enteramente mental, como sucede con frecuencia, puede impedir, dice san Juan Criséstomo, que a \gamos, ni el tiempo, ni el Iugar. Y afiade: ninguna fhecesidad de doblar fa rouilla, ni de golpearse el pecho, ‘hi de alzar las manos al cielo, y menos todavia de erigir “in altar, Ora os halls en la Soledad, o estacionados en 4a plaza piblica, ora vaydis a comprar, 0 regress le = compra, ya sedis comerciantes por menor de pie jun- Eto al mostrador, .ya zapateros o sastres, 0. domésticos F muy atareados, © destinadas 2 Ios oficios mis humildes “dé la cocina, siempre y en todas partes podé felevar vuestra alma a Dios, Por qué? Porque Dios ‘no se avergiienza ni de los lugares, ni de los empleos “ue uno ejerce;; un alma ferviente es lo tinico que pides Non enim locum Deus vevetur, sed wnum solum expetit, I Forvidam mentem?—Facil porque, si bien ‘valga mas i cp. It 1. Introduccion a la vida devoto, segunda parte, ep. XI 2 De orat, hamil. 2 Sél> hemos tes ramos cipales de este texto, tan largo y abundante en detalles, eoenonansein cen uizks variar las formulas de oracién jaculatoria, pasar, por ejemplo, de la intercesién a la accién de gracias, de fa accién de gracias a la alabanza, de Ja alabanza a la peticin, segin el tiempo, las citcunstancias, el estado de espiritu en que se halla trio, no esti ni mucho menos prohibido servirse de una sola, por decirlo asi, de uso universal, La historia mencfona tun piadoco solitario que decia dia y noche, y no decia mis que esto: ;Alaba- do sea el nombre det Sefior! San Agustin, cuyos libros estan lenos de oraciones jaculatorias, mostraba una predileccién especial por estas dos palabras Deo gratias: 1 Gracias, Dios mlo...! Preferia su querido Deo gratias, y lo repetia sin cesar ; a escucharle a él, no es posible ima- gina mada mejor en el alma, ni en los labios, ni en la pluma; no es posible decir nada mas corto, ni gustar nada mis dulce, ni comprender nada mis ‘grande, ni practicar nada més ‘itil: Quid melius et anima geramus, et calamo exprimamus quam Deo gratias? Hoc nec dick brevis, nec audiri loctius, nec inteligi grandis, nec agi fructuosius potest!—Fécil, en fin, porque, valién- dome de Ja autoridad de san Francisco de Sales para emplear esta comparacién’, ocurre con el amor divino Jo que con el amor profano, que, a pesar de ser tan ‘puesto por el objeto, se parecen en ctianto al modo de accién, Si un hombre esté poseido de un amor loco, casi todos sus pensamientos estén ocupados por la persona que amz; su corazén no tiene afecto més que por ella; su boca la elogia constantemente; si est separado de ella, le, escribe las cosas mis tiernas, y poco falta para que grabe su nombre en Ia corteza de todos los frbeles que encuentra, Pues del mismo modo, los A Ber, sas 01 yeRDALoUE emplea la misma comparacién, no sin tomar slows orecncones con rlacin a sus lecores,Penses, t. FX LA ORAGON JACULATORIA ‘aman a Dios, no cesen de pensar en él, de aspirar i de hablar de 4; si fuera posible, quisieran grabar ‘nombre divino en ed pecho de todos los hom- st... Tras esto, el santo Doctor, de quien he- Yomado textualmente este pasaje, muestra, me- ite muchos ejemplos tomados de ‘buena fuente, ‘os santos se valian de las obras de Dios, aun de ‘mis comes, para elevarse hasta Dios; éste excla~ f mando, a la vista de wna oveja en medio de perros B ambrientos: Asi te viste tii joh Dios mio! en medio de tus enemigos; aquél, considerando una corriente de agua: Mi alma joh Salvador! no hallaré. reposo hasta Hue se abisme en vos, que sois su principio, como est 2 Corriente de agua marcha a abismarse en el ocano; otro, fen presencia de las flores, de un género especial, que fe vuelven como por instinto hacia, el sol siguiendo to- dios sus movimientos: ;Cuando seré joh Dios mio! que también mi alma obedezea sin esfterzo a los atractivos de vuestra gracia?? En realidad, juin facil es, pues, feste ejercicio de las santas aspiraciones y de las saludar bles ideas, a quien sabe y quiere leer en ese hermoso li- bro de la naturaleza, en el cual esth escrito el nombre de Dios en cada una de sus paginas! ‘Finalmente, uso de I oracién jaculatoria, uso til Qué son estas palabras cortas, vivas, que parten. come fayos? Pequeias centellas; si, os responde un piadoso autor; pero esas pequefias centellas son suficientes para lumivar vuestra alma y calentarla, Otro, muy docto, uy versado en las cosas espirituales, considera las ora- tiones jaculatorias como otros tantgs, medios eficaces para preservarse del prcado: Sobre foilo en los mo- Trentos de tentacién violenta, es preciso repetirlas sin 1, S, Franctsco pe Sices, Ibid. 2S. Francisco pe Saues, Ibid. a 1A oRdcioye cesar; seria desear, afiade, que tuviéramo: Suh: tegen ge a ble que vayan adheridos a la oracién jaculatoria efectos todavia nds notables, Acordaos tan sélo de esta particu- laridad dela Pasién, la confesién del buen ladrén, 3 Cuan to tiempo necesits ‘este hombre, blasfemo hasta enton es, pare ganar el cielo, y desde el cadalso pasar al Paraiso? El tiempo de lanzar un Tayo, esto es, de hacer & oracién jaculatoria que ya sabéis: Sefior, acuérdate ti mt cvando ctéo on tu sein? Davi, aero y cia, necesité menos aim: Pequé, exclama, peccov, Garien esti le responde el profeta hablando en nombre Dios, vuestro pecato esti perdonado?... Una sola pall a, pero era sincera, y por eso bast. jAh cris. 108, puede darse el caso de que, entre vuestros di. funtos se halle alguno cllya muerte, demasiado ee , Prepared, ye aye dejado grave ingutad to a st Wvacién, si ocurre que haya dejad esta vida en condiciones res, Si yumm, ‘mente hatlando, casi iertos de'reprobaee como cede om mss Aesdichados tiempos, vuestra inguie- ‘iltimo Into “de cored ae Pete Soe est D I corazén no fué para Dios? ; Qui sabe si en el ditimo segundo, su ‘itina palabra ious 1€ un peccavi... un Dios mio, ten piedad de md, un 1 Fanex, Progrés de 2 Tavey axeng a. Mme 9, 257 ST Ree, xt, 1 rx—14 onset yacutarona ® eeiaieer ese ws nnecesitan frecuentes. entrevistas, largas negociacio- “hes, en tanto que con Dios puede terminarse todo en aan instante’, Todavia hay otra razéa por virtud de la cual ¢l uso || de la oracién jaculatoria es itil, Si es menos llamativa 2 que la precedente, no carece de valor, ni mucho menos, Bly aun desde cierto punto de vista, la esclarece. Todo " consiste en saber apreciarla, Hay que orar siempre, dice © Nuestro Sefior, y no cesar jamés?, Que estas palabras "son preceptivas, no parece dudoso, Hay que, oportet, hay que orar siempre, oportet semper orare, y no cesat jamis, et munquam deficere, Si este segundo miembro de la frase no afiade substancialmente nada al primero, lo confirma singularmene, Es un pleonasmo, género de afirmacién fuertemente acentuada, bastante frecuen- te en las Escrituras, Pero orar siempre, :qué es? Orar una vez por semana, cada domingo, en la misa parro- quial, es orar siempre? Orar una vez al dia, y me- jor atin, dos veces, por la mafiana y por la noche, como be acostumbra en todis las familias cristianas, es orar siempre? Si esta primera interpretacién parece insufi- ciente, y deja subsistir alguna duda, esta otra ser abso- lutamente falsa, y justamente condenable al obligarnos a estar siempre de rodills, con las manos juntas, Jos ojos elevados al ciclo, y teniendo sin descanso formulas de oracién en los labios. Ti, obrero, en Ia fragua o en el taller; ta, artesano, labrador o vifador; tt hom- bre de negocios ; ti, hombre de estudio ; ta, hombre pé- blico; ti, criada, ama de casa, madre de familia, ago- biados de quehaceres; nosotros todogien fin, tenemos dleberes que cumplir, que absorben nuestras horas, nues- 1. Bourpaous, Ibid. p. $6. 2 Lve, xvm, 1, 3. Tal ‘es Ja interpretacién errénea de una secta herética, fos euquitas, que fueron conlenados por varios cone 0 1A onacin tfos dias, la vida entera, Orar siempre, porque Ja cues- tida no esta resuelta, 2qué es pues? Las Escrituras y los Doctores abundan en respuestas, Orar siempre es abs- tenerse de pecar, llevar una vida pura, observar toda Ia tey, dice el hijo de Sirac, en el Eclesiéstico: Qui obser- vat legen, multiplicat orationem; sacrificiwm salutare est attentere mandatis, recedere ab injustitia!, Orar siempre es hacer todos los actos por Dios, ofrecerle foros nusstros padecimientos, aflicciones, pruebas, de ‘cualquier género que sean; finalmente, dice santo ‘To- mas, dirigir toda vuestra vida, orientarla, ordenarla ha- cia Dios: Tandiu homo orat, quandiw totam vitam suant asombrados, preguntarin: zCudndo, ‘Sefior, tuvisteis hambre y sed, y os alimentamos? ;Cuindo estavisteis {| prisonero, y os visitamos? ;Cudndo estuvisteis desnu- Be do, y os vestimos? Y Jestts les responder: Cuando hi- B.’ cisteis estas cosas en favor de los més desvalidos de * yuestros préjimos, vusstros hermanos del purgatorio, por mi las hicisteis®, 1. I Cor, 6 wy, v. 1 2 Maren, cap. Xv, LA ORACION SERMON DUODECIMO Objeto de Ia oraciin No sabéis lo que pedis (Marru., c. XX) Se, emi imine” Sra ll, pete ‘ad postal ‘uid non, suo Toco dieter satis wl Gis ‘terte snr ‘quae june, quscve: Bones tnt, ‘eo! petant nines, ey of cots od eceafliquld. postaars ily rey reppellantur: Nevctle quid pests; Catech. Rem. Para abrirnos una entrada en Ja instruccién de hoy, nada tan propio como este relato sacado del Evangelio, Hacia el fin del tercer afio de predicacién del Salva. dor, algunos meses antes de la diltima Pascua, dijo Jesiis'a sus Apéstoles: Subiremios a Jerusalén, y-él hijo del hombre—que era mismo—seré preso, fagelado ¥ erucifiado, pero resucitard al tercer dia; esto ¢s, que desde aquel mismo momento, tomaré posesién de su reino, Salomé, esposa, de Zebedeo, y madre de San- tiago y de Juan, oyé estas palabras, y creyendo lle gado el momento, acérease a Jestis, se postra a suis Pies, y tendiendo las manos hacia &l, le dice: Sefior, tengo que hacerte una peticién—Habla—Cuando es. és en tu reino, toma a mis dos hijos, aqui presentes, xaz-—onyero De 1A omactéy ut Mgomo tus primeros ministros, y haz que se sienten, e Fino a tt derecha, y el otro a tu izquierda.—Mujer, le “esponde Jestis, no sabes lo que pides... Dejemos que “al relato evangelico prosiga y termine; nuestra en- punto de abrirse, No sabes lo que pides, dice Nuestro ©. Sefior, y mas literalmente quizis: No sabes lo que hay “que Nescitis quid petatis... Pero nosotros, cris- © anos, lo sabemos mejor? Si, asi lo creo, gracias a fas luces mis vivas de la fe, Pero glo sabemos con Ia perfeccién conveniente? Licito es ponetlo en duda. Por €s0 intentamos decirlo, Dios nos ayude con su gracia!, zCual es, pues, el objeto de la oracién? En otros ‘términos, y quizés con mis claridad, zqué cosas debe- mos pedir en la oraciéa? ‘A esta pregunta, daremos sucesivamente tna res- puesta general y varias particulares, ‘Una respuesta general, San Agustin nos la proporciona: Todo lo que es objeto de un deseo honesto, dice, puede pedirse a Dios: Hoc licet orare, quod licet desidevare?, El Catecismo Romano ha bebido sin duda en esta fuente, porque re- produce a san Agustin casi palabra por palabra: Pode- mos pedir a Dios todo lo que legitimamente podemos desear: Quidguid recte optari potest, petere licet, He ahi la respuesta general; como tal, esto es, como res- puesta general, no puede ser mejor, Respuestas particulares, ‘Nos parece inétil observar aqui que no pueden ser, ¥ no serén, en efecto, més que la aplicacién, 0, si me atrevo a decirlo, la evolucién de la respuesta general, 1. Varias de las ideas bosquejadas en Ia quinta instruccién hallarén agul su confirmatur y total desenvolvimiento. 2 Ap. Tuom, 2 2, woxx, art. 5 mara 2 1A onacrOn En primer lugar, siendo cierto que Dios es lo que es, el Altisimo, el Todopoderoso, el Rey eterno de la gloria, pedimos legitimamente todo Jo que se refiere y contribuye al honor que le es. debido; por ejemplo: {que su nombre sea santificado, esto es, que sea alabado, bendito, exaltado, por todo el universo; que venga st reino, ¢ decir, sti reino en las inteligencias, en cuanto son capaces de conocerle; su reino en los cotazones, en cuanto 5ueden amarle; que se haga sn volmtad en Ta tierra como en el cielo, a saber, que, a imitacién de los Angeles de los santos en el cielo, los hombres aqui bajo cumplan sus Grdenes y se coloquen bajo su ley. No insistimos més por ahora; a su debido tiempo ven- rn Jas explicaciones, cuando examinemos Ia oraci dominical, En segundo lugar, es cierto que, siendo, como lo somos, lamados a un estado sobrenatural, es decir, a ver a Dios un dia, a poseerle, a gozar de él eternamen- te, en aquella otra tierra, Hamada con tanta propiedad Ia tierra de los vivientes, podemos legitimamente pedir todo Io que es propio para conducimnos a ella: la fe en las verdades que la santa Iglesia nos propone creer; Ja esperanza de los grandes bienes que nos tiene pro- thetidos; Ia caridad, sin In cual no somos nada ante Dios, nada mis que un bronce sonoro 0 un cimbalo resonante; a victoria sobre las malas inclinaciones de Ja naturaleza; la vigilancia para prevenir las tentacio- nes, y Ia fortaleza para resistirlas, si se presentan; el odio ‘al pecado y la perseverancia en el bien; en tna palabra, todas las gracias, santificante, sacramental, ac- tual suficiente, actual eficaz!, necesarias a nuestra de- 1. No hay mis quo las gracias gratis detae, como visiones, revelacioes, donde profecias, donde milagros, que no. estd lo pedir, wisi od sumnmim in nonmulis circunstantis, et . ScuRAM. tT, p. ML XIL—oByHT0 DE LA oRACION us jlidad, para asegurarnos, con la prictica de las bue- ‘pas obras, el estado de gloria al cual nos flama Diost. En tercer Iugar, es cierto, y por la misma razén, que podemos Iegitimamente pedir todo cuanto ¢s in- dispensable a nuestra subsistencia y a la conservacién de nuestra vida terrenal, El patriarca Jacob ora y di Si el Sefior me concede. pan para alimentarme y vesti © dos para cubrirme, sera siempre mi Dios?. El patriarca jacob oraba bien. Salomén ora y dice: No-os pido, Sefior, riquezas ni pobreza, sino solamente lo que ne- cesito para vivir’, Salomin oraba bien. A quien ponga en duda esto; a quien dude de que Salomén y Jacob oraban bien, y que del mismo modo oran bien Ios que ‘oran como ellos, bastara recordarle la cuarta peticién de Ia Oracién dominical: EY pan nuestro de cada dia dénosle hoy, es decir, lo ‘nico necesario, Hemos afia- dido: por la misma razén; esto es, por la razén de que estamos Iamados a una, vida distinta de la actual, Ja vida eterna bienaventurada; ya que, antes de vivir en lo futuro, hay que vivir en lo presente, en otros tér- minos, y para hablar con mis claridad, porque, siendo la vida terrenal presente la condicién sine qua non de la vida celestial, futura, el vebiculo que nos lleva a ella, el navio que debe desembarcarnos en la otra otilla, preciso es que se cumpla esta condicién, que este vehi- culo sea alimentado, que este navio sea provisto de todo lo necesario a la travesia, Finalmente, y en cuarto lugar, es cierto que, inde- Pendientemente de los bienes de que acabamos de ha- blar, hay otros, a la verdad mucho menos necesarios que los primero’, menos necesarios también que los 1. UI Pore, 1, 10, 2. Gan, xxvitr, 20-21, 3 Prov, xxx, 8 onacix 8. 14 segundos, y atininferiores a los terceros, pero bienes al fin, y verdaderos bienes, por lo cual podemos legi- timamente pedirlos, A ello nos autorizan las Escrituras y Ja Iglesia nos da el ejemplo, Nos autorizan las Eseri- ‘tiras, 2Por ventura condenan las Escrituras a Moisés, a Elias, a Ezeqitias, a los Apéstoles, al ciego de naci- miento por haber pedido, Moisés Ia victoria de los hebreos sobre los amalecitas, Elias el término de un hamb:e que despoblaba a Israel, Ezequias la prolon- gacién de sus dias, Ins Apéstoles el apaciguamiento de ura furiosa tempestad, el ciego de nacimiento la curacién de su vista, o mejor la construccién nueva de todo su aparato visual, puesto que era ciego de na- cimiento? En manera alguna, La Iglesia nos da el ejemplo, Qué madre fué jamais més tiemna, mis pre- visora de sus hijos? Leed sus Colectas y Oraciones, su Misal, su Ritual, sus Letanias mayores, todos sus libros littrgicos, Tiene oraciones, compuestas expre- samente, para conjurar-la peste, Ia guerra, el rayo, las tempestades, los: naufragios, los terremotos, todos los males; para pedir y obtener el sol o la Iluvia, segdn la necesidad, la serenidad del aire, la regularidad de las estaciones, la fertilidad de los campos, todos los bie- nes del orden temporal, Bendice... zqué no bendice ella? Bendice los arboles y los frutos que los producen; hendice los ganados y sts apriscos; bendice las casas ‘que se construyen en la tierra y las que flotan sobre las aguas; bendice los ferrocarriles y los coche’ répidos que tuedan sobre ellos, ut, dum velocius homines properant in via, citius et imparati non discedant ¢ vita; bendice a ropa blanca de los enfermos, a fin de que sirvan para el retomo de la salid, Repitimoslo: zqué es lo que ella no bendice? Bendice el pan, el vino, el agua, la sal, l-aceite, los huevos, todo lo que se bebe y se come, us que comestibile, para que aproveche al cuerpo |.alma, ad corporis sanitatem et animae tutelam, es cir a todo el hombre, No aumentemos estos detalles. i He abi, después de la respuesta general, las res- tas particulares, ro si legitimamente podemos pedit a Dios todos bienes, que son, como acabamos de ver, de cuatro WWecies, quiere esto decir que hayamos de peditlos édos, éstos y aquéllos, de la misma manera? Cuestién esta que no carece de importancia, ni quizis de di- ltad, En todos los casos son indispensables las: ex- egfin santo Toms, algunos filésofos antiguos cree- Bian que habia que pedir bienes a Ia Divinidad, pero de a manera general, sin especificar nada, porque, de- ian, sabiendo mejor que nosotros fo que nos es bueno Sti, nos escuchard, no segiin nuestros deseos, a me. Hudo engafiosos, sino segin nnestras necesidades reales, {Et mismo santo Doctor se apodera de esta opinién, ? Respondeo dicendum, ites oh ultra votis expetimus quod non = elas. aeitentia allqualiter vera fantum ad illa quae possunt malum eventum habere: va ip exieem,eotea male et bene uti: Siewt diva quae ‘ghonores aui_complures pessumdederuat Sy quorum funditus domes evertunt. Sunt tamen queens sibs ‘homo male sti non potest, quae slices melon capscenemtscnony Es falsa en parte, porque hay cosas de tal modo bue- thas, de tal modo incapaces de volverse malas en ctzl- quier caso que sea, que podemos y debemos pedirlas por modo absoluto, sin réstriccién, sin segundas inten- ciones, especificindolas. Por ejemplo: Pedid a Dios que Ie amis siempre, que le sirvais mejor, que ob- servéis mejor su ley, que cumplsis mejor vuestros de- eres; que setis més piadosos, més virtuosos, mis perfects, que perseveréis en el bien, que tengdis un fin dichoso, esto es, una muerte efistiana, una santa muerte que os ponga ‘en posesin de la dicha eterna; siendo todas estas cosas esencialmente buenas, inca- paces detener nuiica un mal resultado, quae malum eventum habere non possunt; antes por 10 contratio, no pudiendo sino redundar en bien, porque 0s condu- cen al soberano bien, pedidlas por modo absoluto, sin temor de errar, y especificandolas, Es verdadera en parte, porque hay cosas buenas, a Ta verdad bona, pero sin setlo lo suficiente para que no puedan, en tal o cual caso determinado, volverse malas, ¥, Por tanto, perjudicar ta salvacién de vuestras almas, © por lo menos comprometerla de un modo irremedia- ble, For consiguiente, mientras que las primeras. pue- den y deben pedirse en absoluto, las segundas no pue- den ni deben pedirse mis que condicionalmente y con toda reserva, Por ejemplo, es permitido desear rique- 728, porque Ia riqueza es un bien; el que es abundan- temente rico, como Abraham, el ms rico propietario ‘de Ia epoca patriarcal, ;cudntas limosnas, buenas obras, ‘fundaciones piadosas 0 caritativas puede hacer! Pero hay que desear tas riquezas condicionalmente, porque, aun cuando. sean verdaderos bienes, no dejan de ser peligrosas, ya a "causa del afecto excesivo de que con frecueacia son objeto, ya por la facilidad mayor que sarsigio DE LA omfeI6x 7 para pecar. Es permitido buscar los honores, ignidades, un cargo del ‘Estado, un mando en cl 0; €8 permitido gmbicionar los sufragios de los iudadanos para entrar en el Ayuntamiento, en la putacién, en el Congreso; todas estas cosas son legi- as’; pero jcuan preferible es la vida piadosa, cudn nos cargada de responsabilidades, cuanto més segu- para la salvacién! Estas palabras de san Agustin siempre verdaderas, Numerosos’ son aquellos a aes i ae i cata vita: multés obfuit altus honor', Permitido es, en On, pedir ta salud, ta larga vida, todas las ventajas todos Ios dones del espiritu; pero sila salud ha de hhaceros menos dependientes de Dios, o mas olvida z0s de vuestros deberes, més vale la enfermedad, Si “tina larga vida no sirve més que para multiplicar no vuestros méritos, sino vuestros pecados, mas vale la muerte prematura, Si la ciencia... jAb, la ciencia, qué “gran bien es! La ciencia s6lo cede el paso’a Ia virtud, Dios, qué es el Dios de las virtudes, Deus virtutwm, es también el Dios de la ciencia, Deus scientiarum Do- ‘minus est, Pero zquiere esto decit que este gran bien ‘no pueda convertirse en tn mal, en un gran mal? Todo depende de la fuente, Si la ciencia, sacada de una fuen- te emponzofiada, ha de hacer de ti, como de tantos otros, un impfo, un ates, quizds un orgulloso, por lo menos, jah, cuiin preferible es que seas el buen al- deano del Autor de la Imitacién, que sirve a Dios, y Je ama de todo corazén, y no ese filésofo soberbio que A. Sxawo uxxxax, n. 7, us 14 onactOn considera el curso de los astros, sin dignarse tener un Pensamiento para el que ha creado todas esas maravi- las con un rasgo de su omnipotencia! | Concluyamos, ¥ para hacerlo, numerosas frases fe- lices, quiero decir, muy propias de una buena con- clusiéa, acuden a mis labios: Esta: Buscad primera. mente el reino de Dios y su justicia, y todo se os dara por afiadidura: Quacrite primum regnum Dei, et justitiam ejus, et haec omnia adjicientur vobis?, Besta otra tantas veces repetida ya, y tan digna de ser siem- re meditada: ¢De qué le sirve al hombre ganar todo el mundo, ‘si pierde su alma: Quid prodest homini, si universum mundum lucretur, animae vero suae detri. mentum patiatur’. Y esta otra, que es la Colecta que Ia Tglesia nos hace leer en Ia misa del tercer domingo después de Pentecostés: ;Oh Dios mio, que sois el Protector de todés 103 que esperan en vos, y sin vos zo hay en el hombre ni fuerza, mi santidad: multipli cad sobre nosotros los efectos de vuestra misericordia, afin de que, teniéndoos por pastor y por guia, de tal ‘modo pasemos por los bienes temporales, que no per- damos los eternos: Ut te rectore, te duce, sic tranveo. ius Per bona temporalia, ut non amittamus acterna,.. Es decir, que esta admirable Colecta, no solamente eg ue oracién, ‘sino toda una leccién de buena teologia ibre tt estado respectivo de fos bienes eternos y de los bienes temporales, Estos estin suibordinades “« aquéllos, y son, no el fin, sino los medios, no el té 1. Imi tb, re a, Marta, vr, 33. 3. Mann, xvi, 25. 1 19. XtL—onpero DE LA onactéx Méga cs también la razia por Ja cual se convierten en mis, en verdaderos males, cuando salen del orden f providencial, quiero decir, cuando se convierten en He Obsticulo, y obstruyen el paso a los bienes eternos f'del propio modo que un camino ‘se opondria a su des- “tino, y dejaria de ser, camino, si impidiese al viajero, Sora descaminandolo con falsas indicaciones, ora de- ‘tenilndolo con intempestivas diversiones, llegar a don- Pee, en stints neuter “za, y que cada afio, el tercer domingo después de Pen- “tecostés, al volver sobre el sagrado ciclo, os refresca- ri su recuerdo, LA ORACION SERMON DECIMOTERCIO Preparacién para 1, oracin Antes de la oracién, prepara tu alma, sp 9 no quieras ser como el hombre que tienta a Dios (Becus., XVI, 23). st ia divine Uris: Ante orati es presale. ent‘ Bene ‘Gu ogustae cam Doo’ epee ols smut, elas abersa, eel gu “auigue. sui Deo. proses Feat pic vin eck Catech. Rom. Es decir, que, como entrada a esta instruccién, tene- deer tft, un Comentario del texto y una linea del eber enteramente trazada, El texto es excelentes fad dctado vor Ta misma sabiduria divina: Antes ‘dela oraci trazada: Puesto que es importantisimo i “ orar anima de santas disposi nes, Y Puesto que, para hacerlo, o ‘tue saber la prepatacién que pide Ja oracién y las’ ews. xttt—PurAnAct6N PARA LA OREN ma de que ha de estar revestida, vamos a decitlo, hhoy, nos limitaremos a exponer la preparacién ‘para Ia oravidn, Dios nos ayude con su gracia, | Para encerrar esta instruccién en sus limites pro- Epos, y no anticipar nada de lo que seré el objeto de “as instrucciones siguientes, diremos que es preciso apor- ‘Yar a la oracién un espiritu recogido, un alma en gra- “tia de Dios, 0 por lo menos exenta de adhesién al pe- = eado, un corazin libre de toda animosidad contra el projime, y mejor atin, enteramente tena de caridad para con &; finalmente, y para no omitir Ja interven- ‘cién de la voluntad, una intencién recta, Exxaminemos sucesivamente todos estes puntos, En primer lugar, un espiritu recogido, ;Habré que “insistir_ mucho sobre esto? Conocidas nos son estas palabras de Nuestro Sefior: Cuando oréis, entrad en ‘vuestro aposento—que es en realidad vuestra propia estancia;—cerrad cutidadosamente la puerta, y orad en el secreto!, Nosotros lo interpretamos en el verda- dero sentido: Entrad et yuestro gabinete, a saber, en Jo mis intimo de vuestra alma; cerrad cuidadosamente lla puerta, es decir, no deis acceso a ningtin pensa- miento extrafio, que os distraiga, y orad en el secreto, esto es, explayad vuestro corazén a Dios solo, La ii ma interpretacién se aplica a la célebre vision del pro- feta Elias, referida en d libro IIT de los Reyes, cuan- do, huyendo al desierto, ¢ implorando. la asistencia del Sefior para evitar la célera de 1a impia Jezabel, revel6- {e el Sefior su presencia con un signo sensible, Desen- cadenése.al punto un viento impetuoso, capaz de rom- per las rocas y desarraigar las montafias; pero el Se- fior no estaba en aquel viento: on in spirit Dominus. Luego sobrevino un terremoto, como si se sacudiese Ia 1 Marra, ve, TRE amEemspen ct Ae ee ax onlerbar tierra y se la saease de sus bases; pero el Sefior no estaba en aquel terremoto: Nom in commotione Domi- * nus, Después, encendiése tn gran fuego, en todo se- Imejante a tn vasto incendio..., pero no estaba en aquel fuego: Non in igne Dominus. Finalmente, cuando ce- saron todas estas cosas, oyése como un soplo ligero y suave, sibilus aurae tenuis; esta vez era el Sefior, y al punto el santo hombre se cubrié el rostro con el man- » to, en sefial de respeto: Quod cum audisset Elias, ope- ruit vultum suum pallio!... ;Habéislo entendido? Ocu- tre ahora, y ocutriré siempre, lo que ocurrié en tiempo del Profeta. Antes que Dios nos admita a su audiencia, ¥ nos taga sus comunicaciones, preciso es que ese vier to furioso, se apacigie, que esa tierra que tiembla, en. tre en reposo, que ese fuego que amenaza con devorarlo todo, se-extinga; en otros términos, y sin figuras, es Preciso que impongamos silencio a ‘todos’ los ruidos del monte; que concluyamos una tregua con los cuida- dos turbulentos y los pensamientos ‘tumultuosos ; que, hhacigndonos menos terrenales, més espirituale, ‘sepa rando de los objetos exteriores nuestros sentidos, y, €8 posible, nuestro mismo espiritu de los sentidos, nos hagamos admisibles a Aquel que, todo espirit: y todo verdad, nada desea tanto como adoradores en es- piritu y en verdad?, puesto que de ellos secibe msds honor, En segundo lugar, un alma en gracia de Dios, o por lo menos, exenta de adhesién al pecado, Esta dis- Posiciin’ para la oracin sseria menos necesaria. que s. Leed las Escrituras; La XIN1-—PREPARACION PARA TA ORACION 123 # de Dios estin sobre los justos, y sus ofdos no abren mas que a sus oraciones!.—;Quién subiré al jonte del Sefior? ;Quién se mantendré en pie en el Pldgar santo? Aquel cuyas manos son inocentes y st Fgorazén puro?, El Nuevo Testamento habla como el Pi Antiguo, el Evangelio como el Salterio, Jesuctisto jmo los Profetas, los Apéstoles como Jestcristo, Si permaneeéis en mf por la caridad, y mis palabras per- JManecen en vosotros, por vuestra obediencia a mi ley, ipeslid Io yuo querdis, y os ser concedido’—Queridos tmios, si nuestro corazén nada nos reprocha, podemos @ontar con que toda cosa que pidamos nos sera conce- Pidida, porque guardamos los mandamientos del Sefior, Hey hacemos lo que le es agradable’.., No insistamos, P pues quizds hemos insistido ya demasiado; en todo “rigor, hubiera bastado la razdn, Evidente es que solo p) Hene entrada en Ja casa, el amigo de Ia casa, y, como » decia un Padre antiguo, nadie recibe un adversario, j>, un enemigo, nadie admite en su casa a quien no proce. Bde como él: Nemo adversarium recipit, nemo nisi com- I parem suum admittit, Hi Pero de lo que acabamos de sentar con supera- _ bundancia de testigos, y que Ia razén por si sola hu- biese demostrado, esto ¢s, que es preciso aportar a Ja oracién un alma en gracia de Dios, zse sigue que los Pecadores no puedan ni deban orar? La conclusién se- tia prematura, Cuando el ciego de nacimiento del Evangelio—esta pligina os es conocida, y la Iglesia nos Ja hace Jeer, cada afio, ef miércoles de la cuarta semana ye de Cuaresma;—cuando, pues, el ciego de nacimiento del Psa, xxxu, 16, Psat, xr, 4, Joan, xv, 7. Joann, m1, 21-22, Temrut. de orad, a. 19 wae 14 va onacton : Evangelio, acosado a preguntas por los fatsseos, les dié esta respuesta: Lo que sabemos es que Dios no oye a Ibs pecadores: Scimus autem quia peccatores Deus non audit!, decia una cosa que no era ni absoluta- mente verdadera, ni absolutamente falsa?; en otros términos, decia una cosa ya verdadera, ya falsa, segiin Tos casos, a En efecto, si se trata de pecadores no arrepentidos, ue, por lo contrario, perseveran en el pecado, que se obstinan en el mal, en vez de desear salir de &, pero que continéan orando, por un resto de habito,”o en vista de un interés tinicamente temporal, Ia frase es verdadera, Dios no los escucha: Peccatores Deus non audit’, Sobre este extremo, las Escrituras son forma- les. En el libro de Job: El hipécrita, ef avaro, el la- drén del bien ajeno, si perimanece en el pecado, Dios no oird sus gritos, cuando Ja aflicién caiga sobre sti ca. beza’, En el libro de los Proverbios: El Sefior tiene Por injuriosa y aborrece’ Ia oracién del que se tapa los eidos para no oir la ley del Sefior, que le reprende, En Isaias: Tan corta es la mano del Sefior que no pue- da salvazos, y sus oidos tan duros que ya no os escuchen ? No, no, son vuestras iniquidades las que han levantado lun muro entre él y vosotros; son vuestros pecados los ue Je han hecho taparse el rostro para no escuicharos®, Asi hhablan las sagradas Escrituras, y los hechos con, 1 Joann, rx, 2 Las taces” que” te bastante vivant ate eee Utud verbum eoeei adhe inunet id minati. S. Aucusr. ap, S Thou, 2 . aca Opt ich, pars degrada Deas st 55 option aun eoncedi iratu. S. Avouer, ap, 4 Ton, xxv, 8, 5. Proven, sivas, 9, © Isn,um, Ty 2 XTIL—PREPARACION PARA LA ORACION 125 iyerdan con los textos; sélo citaremos uno: Atenién- Midose a las apatiencias, ;qué hermosos sentimientos de ii ipiedad los del rey Antioco, cuando, después de opri- Fir, con el mas odioso y tidnico yugo, durante todo ‘ii reinado, al pueblo de Dios, atacado de un mal in- rable, volvié sus ojos al cielo implorando su auxilio! ro, afiade ef historiador sagrado, si bien aquel mal- porque sw oracién eta efecto de la gravedad de su mal, @ no de la conversién de su corazén, Por lo contrario, si se trata de pecadores que, en Hs efecto, lo fueron, que lo son todavia, pero que no quieren serlo y aun, Heguemos al extremo, en el caso de que s6lo por modo imperfecto no quieran setlo, ya ‘es otra cosa: suban al Templo con el publicano, peca~ dor ‘como ellos; tengan confianza; la frase del ciego de nacimiento ya no es verdadera; Jos escucha; su oracién le es agradable, y aun, en cierto sentido, es ‘obra de Dios, ya que, en efecto, oran, porque Dios, por su gracia, le inspira que oren ‘Habéis seguido y comprendido estas explicaciones. La cosa es clara: hay que aportar a Ja oracién un alma en gracia de Dios, o por lo menos, exenta de adhesién ‘al pecado, En tercer lugar, un corazén libre de toda enemistad para con el préjimo, mejor ain, enteramente leno de caridad con relacién al prdjimo. Como la precedente, esta proposicién tiene Jos miembros distintos; no los ‘confundamos, Decimos, en primer lugar, libre de toda enemistad, También aqui abundan los textos, San Pablo quiere que los hombres oren en todo lugar, elevando a Dios sus manos puras, y no abrigando célera contra nadie, 1. TT Macon, 1x, 13, 125, “ua omacréat vi disencién con nadie. San Pablo no era més que Srgano de otro, mis autorizado que él, Escuchemos a este, otto, @ Jesuctisto mismo: Cuando os dispongtis 2 orar--es.el misino asunto de nuestra instruccién— si tenéis algo contra cualquiera, perdonadio®. “Yen otra parte: Si'no perdondis a los hombres, que son eesiros hermanos, tampoco os perdonaré vuestro par de las ofensas que le haydis hecho’, Y en otta parte ain: Si sstando a punto de depositar vuestra ofrenda en ¢! altar, esto €s, de ofrecer a Dios tn sacrificio que en 42 oracién ety su forma mis elevada,—os acordiis de ai juuestro hermano tiene algo contra vosotros, dejad alli mismo ef sacrificio, aunque esté emperado, y corred Primeramente a reconciliaros con vuestro hermano, he- cho lo cual, volveréis a presentar vuestra ofrendat sineeder gracia? {Apaciguard jamais a su Padre, el Fadre eckestial, el que sélo abriga en su corazén ideas de odio contra uno de sus hermanos: Quomodo placabit Patrem, iratus in fratrems? Mejor aun, hemos afiadido, lleno de catidad con re- lacién al préjimo. jAh, he ahi lo que, esta vez, es bien deterniinante, No hacer dafo al projimo, no decean, tos mas tesoros de bondad, y de ternura, de Tos que re- bosa el corazén de Dios, caerdn con abundancia sobre f-que aia a ese querido pr6jimo, sobre el que le quiere 1 I Toorm, 1, 8 2 Mano, x1’ 28 3 Mare, vy ts 4 Mann, 23-24 5 Taree, de oraty m. 10, ‘XITL—PREPARACION PARA LA ORACIO® mw i ie in ler? Bi | sobre el que le hace bien, segtin su pode dnturados Tos. misericordioses, porque tendrén mi cordial, Dios no podria dejarse veneer en ene: ad por su cristura, Tabits resulta a ore ‘san Pedro, porque tcda la vida de aquella piadosa, yrnelio ser el primero de los gentiles que abrace la ios sin cesar: Religiosus, snas al pucblo, y ora a Dios sin ccsar Se sins Tear, ci ome dome anc, cts sleemosy- multos plebi, et deprecans Deum semper’... No jstamos més por ahora; seria adelantarnibs a una truceién que vendré luego, a su hora, pero que ya r de- Finalmente, y en cuarto lugar, porque tampoco ‘demos omitir la parte de la voluntad: ‘hay que aportar “4 la oracién una intencién recta, es decir, aquello ¥1o cual Ia oracién, aunque recogida y rocedente de an = ia de Dios, y en paz con el prdjimo, ca- i penta i te'y male . Si ttt ojo es guna; pero si tu ojo es malo, mal conformado, viciado cualquier manera que sea, todo tu euerpo, stmergido tinieblas, chocara contra algiin obstaculot, En sen- lo espiritual, este ojo es Ia intencién, Segin que la Pihtencion es buena o defectuosa, nuestras acciones, en general, nuestras oraciones en particular, tienen métito, Ae Se : Deis ington Gases gi, yin ate some 2 : 130 ua omacién el deter, diremos el por qué de él y las cofidiciones de su cumplimiento, Dios nos ayude con sti gracia, En primer lugar, es una verdad fécil de sentar que debemos orar en nombre de Jesucristo, Las palabras de Jesucristo son formales, En el ca- Pitulo x1v de san Juan, dice: Todo cuanto pidiereis a mi Padre, en mi nombre, lo haré, a fin de que el Padre sea glorificado por el poder qiie comunica a su Hijo! En el capitulo xv del mismo Evangelista, afiade: No sois vosotros los que me habéis elegido, sino que soy yo quien 9s ha elegido a vosotros... y todo lo que pidais a mi Fadre, en mi nombre, os lo concederd?, ¥ todavia fn otra parte, empleando esta ver la férmula del jura- mento, agrega: En verdad, en verdad os digo’ que, si pedis algo a mi Padre, en nombre mio, os lo conce. deré; hasta aqui nada habéis pedido en mi nombre; pedid, puest, No ¢ menos convincente la prictica de la Iglesia, zEn nombre de quién se hacen todos sus exorcismos, todas sus, bendiciones, la mayor parte de las oraciones que conctrren a in administraci6n de los Sacramentos? En nombre de Jesucristo, Recorred su Ritual, su Mi- sal, todes sus libros litdirgicos; teed Ia Colecta’ Secreta, 1a Poscomunién de cada domingo, la de cada fiesta, también de cada dia ferial; :con qué conclusidn las canta 1 sacerdote, Bi las canta, o las tecita, si no hace mag que recitarlas? Casi invariablemente, con ésta: Por Pominum nosirum Jesum Christum: Por Jesticristo Nuestro Sefior. Pero sobre todo en el Canon de la Misa, que es la parte més viviente del adérable Sacrif cio, es en donde reaparece por lo general la {érmula sa. 2 Wid, xv, 16, 3 Wid, vi, 2.24, ~ XIV-CUALIOADES, PARA 1A omacryt 131 la. .Desde las primeras palabras: Os rogamos, fuestro Sefior Jesucrisio, vuestro Hijo, que os dignéis Xceptar y bendecir estos dones, estos presentes, estos intos y puros sacrificias. Y més lejos, solicita el sacer- sacrificador Ia pro:eccién de Dios, la paz. en esta Hida, la liberaciOn en la otra de Ja condenacién eterna, '¥ la admisién en el miimero de los elegidos: Por Nues- fo Sefior, y mas lejos ain, se piden, y se piden por ‘Nuestro Sefior Jesucristo, el lugar del refrigerio, de ia luz y de la paz por todos los que descansan en sucristo, y por nosotros, aunque pecadores, tna par pte de la dispensacién de las divinas misericordias, He aqui Ia oracién final: Recibid favorablemente, Trinidad ‘Santisima, dice ef sacerdote, el homenaje de mi entera dependencia, y haced que el sacrificio que, a pesar de “mi indignidad, acabo de ofrecer a vuestra divina Ma- Jestad, sea grato a vuestros ojos, y, por vuestra mise- ticordia, a mi y a todos aquellos por quienes Jo he Ofrecido, nos cole de bendiciones, Por Nuestro Sefior Seria iniitil insistir, EI deber est& cumplido, Pero zpor qué debemos orar en nombre de Jesucris to? 2Cémo debemos orar en nombre de Jesucristo? © Casi no hay punto mis interesante que este en toda | 1a doctrina cristiana; plegue a la divina gracia que los ‘exponga dignamente, yi ¢Por qué debemos orar en nombre de Jesucristo? ©. Parece que esta primera Pregunta no es de dificil re- solucién, Sumariamente lo hemos dicho en otra parte!, Y ahora Jo detallamos mis aqui: Jesuctisto es’ el me. diador tinico, el imediador universal, el mediador autorizado, Estudiemos, uno tras otro, estos tres pen- T" Velasemuestoe sents sobre et Sino, sermén 25°

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