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ALEJANDRO ROSAS Profesor asociado del Departamento de Filosofia El imperativo categérico de la Universidad Nacional de Colombia. § 1. La razén pura es prdctica La idea rectora de la filosofia moral de Kant es que la razén pura es prictica, es decir, ella puede y debe tener un influjo causal sobre la voluntad y la accién humana. La accién moral consiste precisamente en la accién que tiene su origen en ese influjo causal de la Razén Pura Practica (RPP). La idea de una RPP se opone a la idea de la razén instrumental: ésta s6lo propone medios para fines que no son dados por la razén misma, sino por el deseo o las pasiones. La RPP, en cambio, propone a la voluntad fines que pro- ceden de ella misma § 2. La explicacién de las acciones humanas Para entender lo anterior conviene recordar cémo es que explicamos usualmente las acciones humanas. Los elementos que entran en la explicacién de la accién son: a. Los fines del sujeto cuya accién explicamos. Pueden set propésitos, prefe- rencias 0 deseos que mencionamos en la explicacién, As{mismo, pueden set fines iltimos o fines intermedios, los cuales dependen de los fines iltimos y de las creencias sobre cémo alcanzarlos. Dado un fin ultimo F y la creencia de que hay que hacer I para alcanzar F, entonces I se convierte en un fin intermedio. b. Las creencias que tiene el sujeto sobre los medios adecuados o més adecua- dos para alcanzat sus propésitos o fines, o lograr satisfacer sus preferencias 0 deseos. 2.1 Ejemplo A Valentina le gusta la filosofia y quiere aprender rpidamente todo lo que pueda sobre esta materia. Pero hay muchfsimos fildsofos y no sabe por dénde empezar. Entonces sus maestros le dicen que Kant es el filésofo mds importante y completo. 153, ALEJANDRO ROSAS Es, ademds, el que mas se acerca, més que cualquiera de los que jamds hayan existido, a la verdad sobre los diversos temas de la filosofia. Entonces Valentina decide o se forja el propésito de aprender todo lo que pueda sobre Kant. Seguidamente, Valentina se pregunta obmo puede hacer para alcanzar su pro- pésito de aprender todo lo que pueda sobre Kant. Puede comprarse sus obras y leerlas, pero eso podria tomar mucho tiempo, y no tiene seguridad de si lograré entenderlas. Entonces, se entera de que la Universidad Nacional ofrece un curso de extensién sobre Kant y decide inscribirse, porque cree que esa universidad oftece cursos serios y, por tanto, que allf le darén una aproximacién confiable al pensamiento kantiano. 2.2 Andlisis del comportamiento de Valentina Su fin ultimo, entonces, es saber filosoffa. Como fin o propésito dependiente de éste, estd su deseo de aprender sobre Kant. Este es un fin intermedio, o también un medio para el fin ultimo mencionado. Ese fin intermedio se deriva del tiltimo gracias a la creencia de Valentina de que Kant es el mejor filésofo y, por tanto, estudiarlo es el mejor modo de lograr su fin de saber filosofia. Finalmente, su accién de inscribirse en el curso de extensién se explica como un medio para aprender de manera confiable sobre Kant, dada su creencia de que la Universidad Nacional le ofrecer4 una buena introduccién al pensamiento de Kant. Lo que vemos en el andlisis es que la accidén “inscribirse en curso de la Uni- versidad Nacional” se explica por dos tipos de elementos en la vida mental de Valentina: unos propésitos tiltimos ¢ intermedios (aprender filosofia, aprender sobre el pensamiento de Kant) y unas creencias 0 juicios (Kant es el mejor fi- Idsofo, la Universidad Nacional ofrece un curso sobre Kant y los cursos de esta universidad son de buena calidad). 2.3 Todas las acciones humanas se explican por estos dos tipos elementos: a. Propésitos b. Creencias Veamos més ejemplos: Estoy cansado de trabajar y quiero un descanso = Propésito 0 deseo Descansarla viendo una pelicula de accion El cine C ofrece hoy tal pelicula Voy al cine Quiero comer algo En la nevera encontraré algo de comer Voy a la nevera a sacar algo de comer 154 El imperativo categérico § 3. @Dénde entra la razén pura en la explicacién de la accién? Ahora preguntamos: si, segiin Kant, en las acciones morales la RPP determina mi voluntad, ¢cémo se telaciona esa determinacién con la explicacién usual de la accién?, goon cudl de los dos elementos mentales mencionados estd relacionada la RPP? Nétese que los ejemplos anteriores no aluden todavia a la clase moral de las acciones, pero no por ello las acciones morales no deberdn recibir explicaciones al menos estructuralmente semejantes a las anteriores. Observemos, primero, que las creencias o juicios en esos ejemplos implican intervencién de la raz6n en sentido amplio. Ademds, para llegar a los juicios de los ejemplos, solemos emplear, en alguna forma, la capacidad para hacer inferencias, como cuando juzgo que en la nevera encontraré algo de comer porque recuerdo haber puesto comida allf esta mafiana e infiero que la comida estard atin donde la dejé, Esa capacidad para juzgar o adquirir una creencia como resultado de una actividad inferencial es lo que propiamente llamamos raz6n. En este caso, se trata de usar el conocimiento de cémo es el mundo para decidir cudles son los medios més efectivos para un fin dado. 3.1 Fines iltimos y fines intermedios ‘Al uso de la razén que sirve para encontrar los medios més adecuados para fi- nes dados le llamamos razén instrumental; no es la razén pura de la que Kane dice que es préctica. Entonces, debemnos buscar la razén pura por el lado de los propésitos o fines. Yo adopto algo como fin porque es bueno 0 porque es algo que se me impone como un deber. Aquf hay que tener cuidado en distinguir los fines tiltimos de los fines intermedios. Hay cosas que son buenas como medias para otras cosas. Hay cosas que yo debo hacer si es que quiero lograr unos fines que he adoptado previamente. Por ejemplo, si saber filosoffa es mi fin ultimo, el propésito de saber sobre Kant no es un fin tiltimo, est4 subordinado a ese fin Ultimo y podrfa desaparecer si dejo de creer que Kant es el fildsofo més grande que jamds haya existido. Saber sobre Kant es un fin que me propongo como medio para llegar al fin de saber filosofta. Los fines 0 propésitos intermedios de una persona son puestos por la razén que, diciéndonos cémo es el mundo, nos dice cudles son los medios mds eficientes para alcanzar nuestros fines tiltimos. Esta es, como ya dijimos, la razén instrumental. 3.2 La RPP pone el fin ultimo de la accién Lo que Kant llama la razén pura practica, no es la razén en cuanto me sirve para saber cémo es el mundo y me dice cudles son los medios adecuados para mis fines. Es més bien la razén en cuanto que impone o prescribe a mi voluntad 155, ALEJANDRO ROSAS un fin tltimo, es decis, un fin que no esté subordinado como medio a ningiin otro fin, § 4. De dénde vienen los fines que determinan nuestras acciones? Con esto no se ha dicho todavia cudl es el fin ultimo que me prescribe la RPP. Lo importante es retener ahora que Kant cree que la RPP puede proponerle © incluso imponerle fines 0 propésitos a la voluntad, independientemente de cualquier otro propésito que la voluntad tenga de procedencia distinta a la de la razén pura. Esta aclaracién no es superflua, pues puede parecer, y de hecho le ha parecido asi a muchos fildsofos, que los fines y propésitos que solemos tener en la vida proceden siempre de nuestros deseos o apetitos. Por ejemplo, en el caso de Valentina, asumimos que estudiar o saber filosoffa es un fin ultimo que ella tiene, es decir, no depende de otro u otros. Pero quizds lo més razonable es asumir que Valentina cree que necesita de la filosoffa para satisfacer un deseo de saber que no puede satisfacer con ninguna otra de las ciencias o de las religiones que conoce. Y si preguntamos por qué quiere Valentina satisfacer el deseo de saber, la respuesta sea quizds que la satisfaccién de ese deseo le da felicidad, més que la de cualquier otro deseo. 4.1 Fin diltimo y fines intermedios en el caso de Valentina Valentina tendrfa como fin tiltimo ser feliz, como primer fin intermedio satisfacer su sed de saber, en segundo lugar saber filosoffa como medio para saber a secas, yen tercer lugar conocer el pensamiento de Kant como medio para satisfacer su deseo de saber filosofia; por ultimo, inscribirse en el curso de Kant es la accién que se deriva, dadas sus creencias actuales, para encaminarse a satisfacer st deseo Ultimo de ser feliz. 4.2 Tenemos entonces esta estructura en la mente de Valentina: Fin Gitimo Creencias Fines Intermedios, accién Felicidad _|+ Saber da felicidad = Saber + Filosofia da saber = Saber filosofla + Kant es la filosofia = Saber Kant + La Universidad Nacional ofrece una = Asistir al curso de la buena introduccién a Kant Universidad Nacional 4.3 3Es la felicidad, como fin iltimo, wn fin de la razén pura? ‘Ahora cabe plantearse la siguiente pregunta: gpone la razdn el fin iltimo de la felicidad, o es éste puesto por una facultad distinta? Sobre esto podrfamos discutir un buen rato, pero simplemente voy a dar la respuesta que da Kant: la felicidad 156 El imperativo categérico no es un fin de la razén pura. Por felicidad entendemos la satisfaccién armoniosa de nuestros diversos deseos; idealmente ello implica no sélo una satisfaccién balanceada de todos y cada uno de los deseos, sino también posiblemente la satisfaccién de los mismos segiin una escala de prioridades, de modo que a veces dejamos de lado la satisfaccién de algunos deseos con miras a satisfacer otros que son prioritarios para nosotros. La felicidad en este sentido es un fin que nos pone nuestra naturaleza apetitiva y no proviene de la razén pura. 4.4 La razin es deficiente en la brisqueda de los medios para la felicidad Kant dice, incluso, que la razén no es una buena guia para la felicidad y que la naturaleza habrfa hecho mal en darnos la raz6n sdlo para este fin, pues ese fin Jo alcanzan mejor los instintos, como se aprecia en los animales. Asi, Kant dice que la razén no nos da como fin la felicidad; ésta nos es dada como fin por algo ajeno a la misma raz6n, cuyo papel respecto de la felicidad podria ser el de poner los medios més eficientes para conseguir la felicidad. Pero, segiin Kant, la razén es muy deficiente en este papel, no es buena buscando medios para el fin de la felicidad, quizds porque no es capaz de administrar tanta diversidad de deseos y fracasa siempre en su intento por introducir prioridades y lograr una satisfaccién arménica. Estarfamos mejor servidos en la biisqueda de la felicidad si fuesen los puros instintos los que nos guiaran. Esto también es muy discutible, pero es la respuesta de Kant. 4.5 La razin pura prescribe la moralidad como fin ultimo e incondicionado Kant piensa entonces que el papel fundamental de la razén no consiste ni en darnos como fin la felicidad, ni en ayudarnos a encontrar efectivamente los medios més precisos para el fin de la felicidad. Kant sostiene que la raz6n tiene en nosotros otra funcién: nos ha sido dada para imponerle o prescribirle a la voluntad un fin distinto de la felicidad, precisamente el fin de la moralidad o el deber moral. Hablemos entonces de la moralidad como el tinico fin, segdin Kant, que puede considerarse fin tiltimo e incondicionado, es decir, que no se puede convertir en medio para otro fin, § 5. La moralidad se entiende por la nocién de deber Para descubrir en qué consiste el fin que se identifica con la moralidad, Kant parte de un andlisis de nuestras creencias comunes sobre la moral. Para ¢l, el término comin que expresa la dimensién moral en nuestro lenguaje es el concepto de deber. Cuando Kant habla del deber no piensa solamente en tipos de acciones, 0 en acciones cuyo contenido es descrito por alguna tegla. 157 ALEJANDRO ROSAS 5.1 La nocién de deber incluye la de una motivacién especial Cuando Kant habla del deber, piensa en reglas o principios que gufan o determi- nan nuestra accién y, en ese sentido, los principios del deber son también razones que nos mueven 0 nos motivan a actuar. Asf, por ejemplo, la moralidad exige que las interacciones entre individuos en un mercado se rijan por el principio de la honradez. Esto quiere decir que si en una interaccién comercial nos vemos movidos a aprovecharnos de la inexperiencia o de la falta de conocimientos de otros mediante el engafio, si nos motiva la deshonestidad, somos inmorales. 5.2 Los motivos del comerciante Kant pone el ejemplo de un comerciante que le vende a los nifios al precio es- tablecido o justo. El comerciante sabe que los nifios no saben estimar precios y pagardn lo que se les pida. Pero si les pide un precio por encima del establecido, esto puede llegar a saberse, su reputacién sufrirfa y con ello perderfa clientes y oportunidades de vender. F comerciante decide no engafiarlos, pero no obra por principios de honradez, ni porque tenga un especial afecto por los nifios. Lo hace pensando en su reputacién y en sus ventas. No basta pues, dice Kant, para obrar moralmente que las acciones del comerciante se puedan describir como “vendié al precio establecido o justo”. De hecho, eso era lo que el deber mandaba. Pero Kant sostiene que el deber no sélo manda acciones descritas desde fuera, sino acciones que cuando se describen desde dentro, incorporando los motivos que las rigen o causan, se describen como acciones hechas por deber, biechas obedeciendo una motivacién especial y gracias al influjo efectivo de ciertos principios. Lo que el comerciante del ejemplo hizo no fue por respeto a los principios de honradez; fue por temor a dafiar su reputacién, perder sus clientes y de ese modo desmejorar a rentabilidad de su negocio. 5.3 La moralidad de la accién radica en sus motivos El ejemplo muestra que Kant concibe el deber no sélo como afectando la figura externa o corteza, por asf decir, de la accién. El deber se refiere también a su parte interna o motivacién. La contribucién propia y caracteristica de Kant a nuestra comprensién del fenémeno de la moral, contribucién que fue y sigue siendo motivo de controversia entre los fildsofos, tiene que ver con la explicacién que Kant intenta dar de lo que es la motivacién a la que él alude cuando dice que la accién moral es la accién hecha por deber y no sélo conforme al deber. Actuar conforme al deber es hacer una accién que, vista desde fuera, coincide con los tipos de accién que el deber manda. Pero no podemos decir que la accién es moral hasta que no sepamos cud fue el motivo que acompafié la ejecucién de la accién, como muestra el ejemplo del comerciante. 158 El imperativo categérico 5.4 Inclinaciones inmediatas y fines tiltimos Para afinar su idea de lo que es estar motivado por el deber, Kant se interesé por casos en los que hacemos acciones que son conformes al deber, impelidos por un tipo de motivacién que nos presenta esas acciones como fines tltimos. Por ejemplo, cuando actuamos para conservar la propia vida, o para ayudar a otros por amor 0 afecto, no buscamos ningiin otro fin que lo que est4 contenido en esas mismias acciones. Aqu{ no hay otros fines ulteriores, contrario al caso del comerciante que vende al precio establecido con el fin de mantener su reputacién y sus ventas. Es facil decir que la accién del comerciante no fue por deber. Cuando obro para salvar mi vida o para ayudar a otro sin pensar en retribucién, Kant dice que siento una inclinacién inmediata a hacerlo y con ello quiere decit que no lo hago con vistas'a otro fin. Parecerfa que en estas acciones el agente se ve a s{ mismo como realizando un fin tiltimo, no subordinado a otro fin. De ah{ que estas acciones se parezcan mucho a las acciones morales, pues éstas son, como ya dijimos arriba, acciones que no se hacen como medio para otra cosa. 5.5 Inclinaciones inmediatas y felicidad La posicién de Kant es que las acciones hechas por una inclinacién inmediata no son acciones hechas por deber, es decir, morales, Su posicién se puede interpretar aquf de dos modos. La primera interpretacién consiste en que toda accién hecha por una inclinacién inmediata es hecha con vistas a la propia felicidad. Me produce felicidad dar felicidad a otros y los ayudo con vistas a mi felicidad. Quizds tales acciones no se hagan en sentido estricto como medios para la felicidad. Quizds se entiendan como partes esenciales de nuestra idea de felicidad, y eso salvarfa que compartan la categorfa de fines tiltimos que tiene la felicidad en cierto modo también para Kant. Pero, si es asf, las acciones hechas por esos motivos no nos dan lo esencial del fenémeno de la moral, pues, como ya dijimos, Kant sostiene que la felicidad no es el fin que prescribe la razén pura practica. 5.6 Inclinacién y fines externos valiosos en st mismos La otra interpretacién consiste en decir que los objetos de la inclinacién inmediata son algo que valoramos por s{ mismo, algo que no valoramos como medio para otra cosa. En este sentido, son fines tiltimos, como la felicidad propia, y tienen algo en comin con las acciones que se consideran morales: ser fines tiltimos y no fines que son a su vez medios para otro fin ulterior. Kant sostiene, sin embargo, que la moralidad de una accién no puede estar en el objeto que esa accién est4 encaminada a realizar. 159 ALEJANDRO ROSAS 5.7 El valor de los objetos de las acciones depende de sus motivos Kant dice que por los objetos 0 estados de cosas a realizar puedo sentir inclina- cién, pero nunca respeto, queriendo sugerir con ello que su valor para m{ no es de tipo moral, pues éste tiene que ver con el respeto y no con Ia inclinacién. Més precisamente, un estado de cosas externo puede ser avizorado por mf como un fin, por diversos tipos de motivos o razones. Ya lo vimos en el caso del comerciante y ya sabemos que Kant con buen sentido sefiala que para evaluar moralmente una accién es preciso considerar las razones o motivos que la guiaron. Eso indica que s{ puedo sentir respeto por una accién como un evento en parte externo (parte del mundo), pero sdlo en la medida en que la accién incluye su motivacién y que ella haya sido acompafiada o producida por un tipo especial de motivos o razones. Puedo entonces sentir respeto por las acciones de alguien cuando ellas involucran motivaciones que me inspiran respeto. En ese sentido, dice Kant, que siento respeto por el principio que rige o gufa al querer, si éste cumple con ciertas condiciones. Asf, lo que hace que una accién sea valiosa no es lo que pretende realizar, la corteza, sino que es la accidn en tanto que involucra un tipo determi- nado de motivacién, un principio que determina la voluntad a su realizacién. En otras palabras, es la razén por la que hago algo y no lo que hago, lo que hace que una accién pueda llamarse moral. 5.8 El motivo o principio moral no manda nada sino una mera forma Con esta caracterizacién estamos ya cerca de la manera como Kant entiende la accién moral y la motivacién propia de la accién por deber, que es fundamental para su filosofia moral. Pero nos falta todavia aclarar un punto de central impor- tancia: un motivo o principio puede también poner como fin ultimo un estado de cosas; algo as{ como “Ayuda al préjimo en necesidad”. Si suponemos que no espero retribucién y que no busco con ello un fin ulterior como la admiracién social; si suponemos que yo me rijo aqui por el principio segiin el cual contribuir a la felicidad de otro es bueno y punto, lo que me motiva es contribuir a su fe- licidad. ;No es ésta una motivacién que puede inspirar respeto? Seguin Kant, no Jo es; al menos ésta es la interpretacién que ha provocado la critica inveterada y todavia viva al rigorismo y formalismo de su teorfa moral. Segtin esta interpreta- cién, Kant exige que el principio que me motiva y que rige mi accidn sea formal; no puede mandar realizar un estado de cosas bajo el entendido de que el estado de cosas es valioso en s{ mismo. Ninguin estado de cosas es valioso en s{ mismo; lo unico valioso en s{ mismo es el principio que rige la voluntad. Pero si este principio hace referencia explicita al estado de cosas, asumiendo que ¢s valioso en sf mismo, volvemos de nuevo, como si nos moviésemos en circulo, a la idea 160 El imperativo categorico de que la voluntad no es buena por el principio que la rige, sino por el estado de cosas que la motiva. De ahf que Kant rompe este cfrculo con la idea segtin la cual el principio que hace moralmente buena a la voluntad y a su accién es la pura forma de la ley. Si la pura forma de la ley o la universalidad como tal es el principio que mueve a la voluntad, entendemos aqui que Kant defienda como punto central de su filosofia moral la idea de la razén pura como practica. La forma de la universalidad estd en, o mejor es, la razén pura misma, y al determinar ella la voluntad entendemos cémo puede la razén pura ser prictica. § 6. Qué eslo que manda.un principio de esta naturaleza y cémo se entiende una voluntad motivada por la pura forma de ley o universalidad? Enfrentados entonces a la forma de ley 0 universalidad como principio moral supremo, nos preguntamos entonces qué es lo que manda un principio de esta naturaleza y cémo se entiende una voluntad motivada por la pura forma de ley © universalidad. Ambas preguntas deben poder responderse simulténeamente. El principio moral no manda, como vimos, ningiin contenido determinado, al menos no directamente. Es obvio que al menos indirectamente tiene que mandar algiin contenido, pues de lo contrario no mandarfa hacer nada. 6.1 Acciones que se ajustan a la forma de la universalidad Pero, de manera directa, el principio moral manda, en primer lugar: que las acciones que el agente realiza se ajusten a la universalidad de una ley. Obviamente, las acciones como tales no se pueden ajustar a la universalidad de una ley, pero sf pueden ajustarse a ella las mdximas o reglas que las describen. La maxima que describe una accién es una regla de accidn que tiene por lo general la forma de un imperativo. La maxima describe la accién en la medida en que describe el principio que acompafia la realizacién de ésta, o también podemos decir, el principio que la causa. Por ejemplo, la accién del comerciante que ya conocemos puede describirse usando la méxima que él mismo emplea’para de- terminar su voluntad, asi: “No robes a los clientes inexpertos, si robarles afecta tu reputacién”, La méxima manda o recomienda no robar bajo una condicién determinada. Esto permite naturalmente entender que la maxima del comerciante no prohibe robar sin més. No es una méxima de prohibicién absoluta, sino una recomendacién, la de actuar bajo una condicién. Pero si la condicién no se da, entonces la maxima podria recomendar lo contrario, De ahi que se puede expresar mds completamente as(: “No robes si ello puede afectar tu reputacién; pero sino la afecta, haz como mejor te parezca, incluso roba’, De manera més simple, la méxima reza: “Roba siempre que ello no pueda afectar tu reputacién”. 161 ALEJANDRO ROSAS Esta es una méxima intuitivamente inmoral. Kant dice que si nos imaginamos que la mdxima es una ley universal de accién, se seguirfan consecuencias muy desagradables para todos, incluso para el mismo que la tiene como méxima par- ticular, pues él serfa tantas veces victima de los que as{ obran como victimario. De ahi que es claro que la maxima no se ajusta a la forma de la universalidad, no la podemos querer o pensar como ley universal. Ya tenemos pues algo de claridad acerca de lo que significa el primer punto referente a lo que manda la ley: Realizar acciones que se ajusten a la forma de la universalidad, lo cual practi- camente significa que debemos hacer el experimento mental de universalizar la méxima o regla que describe nuestra accién, una vez que la hemos identificado y formulado. Pero esto no puede ser todo lo que manda la ley moral 0 el principio formal que Kant identifica como la ley moral. 6.2 La razén formal que caracteriza a la voluntad buena en st misma Laley moral manda, ademds: realizar la accién porgue se ajusta a la forma de la universalidad. Este segundo punto es muy importante pues es lo que propiamente expresa el motivo o la razén formal que caracteriza a la voluntad buena en s{ misma. Lo que el agente moral propiamente quiere como moral es realizar en sus acciones la forma de la universalidad que exige la razdn pura. Kant expresa asf el smperativo categbrico en su primera formulacién: (Obra segiin la maxima por la que puedas al mismo tiempo querer que sea ley universal’, Esta formulacién no contiene con claridad el segundo punto al que nos refe- rimos ahora. Pareciera que se puede interpretar simplemente asf: realiza acciones que sean universalizables, es decir, que sean descritas por méximas que puedan ser queridas como leyes universales. Pero veamos por qué esta interpretacién no puede ser correcta. Fijémonos en esta mdxima: “Ayuda al prdéjimo cuando puedas acarrear el costo”. La maxima universalizada queda as{: “Todos ayuden a sus préjimos cuando puedan acarrear el costo”. Es obvio que no hay nada en ella que nos impida querer que sea ley. Pero, ya vimos arriba que Kant sostiene que las acciones guiadas por esa méxima pueden 1. Kant (1983, 51) todas las traducciones son mfas. 162 El imperativo categérico ser hechas por inclinacién y entonces no son morales. Lo que Kant exige para que la accién de ese tipo sea moral es que sea realizada, no por la inclinacién que tengo hacia el préjimo, sino porque la maxima que gula mi accién particular puede ser universalizada. La propiedad de ser universalizable es lo que debe motivar al agente; lo que él debe querer al hacer esa accién y no simplemente el bienestar del prdjimo. Querer el bienestar del projimo no es segin esta interpretacién un motivo o raz6n que haga que la accién de ayudar sea moral. 6.3 Una objecion Bien mirado, éste es un resultado chocante en la interpretacién del imperativo categérico de Kant. Es precisamente lo que le ha valido siempre la objecién de defender una moral formalista y rigorista. En tiempos recientes, esta objecién ha vuelto a renacer de esta manera: el agente que obra motivado exclusivamente por un sentido del deber, se aliena de las relaciones afectivas que lo deberfan co- nectar con sus seres queridos o con su prdjimo en general. Imag{nense a ustedes mismos ayudando a sus amigos, parientes, esposas ¢ hijos por deber y no por el afecto propio de esas relaciones. §7. Una salida: el motivo del deber como condicién limitante Los intérpretes contempordneos se han esforzado por encontrar una interpre- tacién que responda a esta objecién. Las acciones pueden tener varios motivos 0 causas. Algunos de esos motivos pueden funcionar como condiciones limitantes de la influencia de otros motivos; esto quiere decir que el motivo limitante deja operar al que es limitado, siempre y cuando se pueda lograr lo que el motivo limitante exige o demanda. Supongamos que, motivada por la honradez, la doctora Angela no aplica a sus pacientes tratamientos més largos de lo necesario. Sin embargo, resulta que este principio de honradez sélo opera en la medida en que el volumen de trabajo le permite satisfacer sus aspiraciones financieras. Cuando el volumen de trabajo es poco, sus motivaciones financieras neutralizan y excluyen la efectividad de su principio de honradez. La motivacién monetaria es condicién limitante de la efectividad de su motivacién por la honestidad. La psicologfa de la doctora es compleja, pues se asume que cuando el trabajo es suficiente, en verdad la determina la honradez y no que simplemente no tiene tiempo para ser deshonesta. ‘Veamos otro ejemplo: busco en la vida mi felicidad, pero también la de mis amigos. Mientras estos dos motivos no se contradigan, me dejo determinar por ambos. Pero si se da el caso de que mi contribucién a la felicidad de mis amigos se vuelve incompatible con alcanzar mi felicidad, es decir, si se vuelve imposible 163 ALEJANDRO ROSAS The Physician Curing Fantasy, Matthaus Greuter, 1636. realizar las dos cosas al mismo tiempo, entonces doy prioridad a mi felicidad. El motivo de mi felicidad es condicién limitante de la efectividad de mi motivacién por la felicidad de mis amigos. De la misma manera, el motivo del deber puede funcionar como condicién limitante de otros motivos, como el de estar motivado por la felicidad de alguien cercano. Ello significa que el motivo del deber no es lo que me motiva en primer lugar a contribuir a su felicidad. Lo que me motiva es directamente su felicidad, y esto ¢s lo que el sentido comin entiende como accién moral en lo que respecta a las relaciones con quienes nos son cercanos. Pero si mi deseo de que alguien cercano a mf sea feliz. no pudiese ser satisfecho sin infringir de alguna manera lo que el deber manda, entonces lo que exige la moralidad en Kant -y esto ya est4 més cercano del sentido comtin— es que el motivo del deber tome la delantera y anule la otra motivacién. Un ejemplo de esto serfa el caso en que debo escoger candidatos para un puesto de trabajo. Aunque mi afecto por mis familiares me tiente a favorecerlos a la hora de escoger, lo que el deber manda es que escoja por las aptitudes y calidades de los candidatos. En este caso el deber debe primar sobre mis afectos personales y, en este sentido, actuar como una condicién limitante de mis otras motivaciones. Como interpretacién de Kant, la salida es plausible por dos razones. La primera es que Kant mismo formuls el imperativo categérico no sélo como el principio de naturaleza formal que ya hemos visto, sino que también lo formulé 164 El imperativo categérico dandole al mandato un contenido particular. En esta formula lo que el imperativo categérico manda es: “Trata a la humanidad en ti mismo y en otros nunca sélo como medio sino siempre al mismo tiempo como fin”. Lo anterior se puede explicar de varias maneras: Kant sefialé que esto era equivalente a tratar a los seres humanos como objetos de respeto, 0 como te- niendo dignidad y no precio. Dijo también que tratar a otros como fines en sf mismos equivale a tomar sus fines (los fines que ellos se propongan) como si fueran también los mfos. Esta formula indica claramente que no es incompatible con la moral kantiana tomar la felicidad de otro como lo que me motiva directamente a realizar una accién. Es decir, no estoy obligado a realizar acciones que promueven la felicidad de otros motivado sélo porque las mdximas de esas acciones tienen la propiedad de ser universalizables, lo que arriba habfamos caracterizado como chocante. La segunda razén es que el mismo Kant utilizé varias veces el concepto de condicién limitante (para caracterizar el principio moral supremo), en el contexto de la segunda formulacién del imperativo categérico y sélo una vez en relacién con la primera: “Este principio de la humanidad y de toda naturaleza racional en general como fin en sf mismo (...) es la condicién suprema limitativa de la libertad de las acciones de todo hombre (...)”?. Bibliografia Benson, Paut. (1987). Moral Worth. En Philosophical Studies. No. 51. (pp. 365-382). Henson, Ricuarp. (1979). What Kant Might Have Said: Moral Worth and the Overdetermination of Dutiful Action. En Philosophical Review. No. 88, (pp. 39-54). Herman, Barsara (Ed.) (1993a). The Practice of Moral Judgment. Cambridge: Cambridge University Press. . (1993b). On the Value of Acting from the Motive of Duty. En Herman (1993a) (pp. 1-22). Kanr, IMMANUEL. (1983). Grundlegun zur Metaphysik der Sitten, En Werken in Zehn Binden. Wilhelm Weischedel (Ed.). Vol. 6. Darmstadt: Wissenchaftliche Buchgesselshaft. 2. Ibid., 61. 3. Ibid, 51. 165 ALEJANDRO ROSAS (1996). Fundamentacién de la metafisica de las costumbres (1785). José Mardomingo (Trad.). Barcelona: Ariel. Ramon, Peter (1984). Alienation, Consequentialism and the Demands of Morality. En Philosophy and Public Affairs. 13. No. 2. (pp. 134-171). 166

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