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Frangois Dagognet, a @ a 8 a a a a a a ‘a a = ci Naturaleza or Lis Alfonso Pal C., Medellin, enero de 2006 ~junio 2010 rs “Lo discutibe es imaginar, como la moda lo difunde, que la corecsién del desorden onsite en reencontrat un orden anterior desgraciadamente abotido, que se cree "mis natural'¢ "ads humana”, dela telacin del hombre con la naturaleza. Toda solucion de simple regreso o de aparbleregresiGn tiene que ver no con la utopia, en este tema indispensable, sino con el mito, en este tema falaz" (Georges Canguilhem, in La cuestién de la ecologia, 1a técnica o la vida, Dialogue, Cuaderno # 22 de marzo de = 1974, — PROEMIO. [Nos enbarcamos en una empresa nacional tan indispensable como peligrose, defini la naturaleza, ante todo porque el término recubre numerosas significaciones bastante incompatible entre si, porno decir contraras ls unas alas otras (jqué amalgama!) twego porque cada siglo le atade alguno, al mismo tiempo que abre debates cada ver més embrollados. 7/Quiéa no a enteady en la tormenta? Los te6logos, lo filésofos, los centficos, los tecndloges, los moralistas, 08 juristas, los médicos, los urbanistas, todos han tomado aqui partido. Si experimentamosdificultad en sitar esta nocién-enerucijada, en desquiteereemos saber a que tiende ella a oponerse; se puede al menos establecer Ia lista de algunos de sus antonimos. "A) El avtifcio define uno de sus contraros aunque esté en Ja natualeza del hombre courte a él {Donde se sitia enionces lo native, lo primero, lo espontineo? El habito ha sido considetado como una seginda naturaleza que sin duda recubre y borra Ja primers. Y no Cesaremos de recordar que la naturaleza, 0 lo que consideramos como tal, resulta de Hnuesttos avreglos: por ello cae la distineién "naturaleza-artifcio" que hubiera podide aclaranos, "A este eespecto gquién ignora que “el sentimiento de la naturaleza" ha nacido recientemente? Es lo mis sugetido por todos. Nos viene de "Ia literatura", Sobre todo, Heya siempre tariamente. ‘Comicnza no tanto por una mirada sobre los campos, las praderas y las selvas como por una adhesion a los jardnes. Este pedazo de terra cuadrado préximo de la casa de Fabitacién, sieve primero al alimento (Ia huerta) y permite distanciar al ganado. Pero él debia sobre todo evitamos el universo de las Ilanurasy de las terras. Paradéjicamente, con fin de oculta "la mise-able campifia", se interpone entre ella y nosotros un muro, un Espacio que se urbaniza Recogemvos aqui el andlisis de Horace Walpole, en su Essai sur tes jardins modernes (\TI4). La funcién decorative invade este encerrado: alamedas, plorctas, cuadeos de céspedes y de flores, tesbolilles, "salones risticos’. Se comprende que Jean-Marie Morel, quien ejecuts el parque de Ermenonville (para el sefor P. Girardin), fn su Théorie des Jardin ou Lart des Jardins de la Nature (176A), se queje de este exces0 Ge la arquitectura: se han multiplicado en demasa las rampas y las estaleras favorables @ Jos descensos como & les repentinas apariciones de cortjas. Se ha introdueido lo chino (pagodas, kioseos,cascalas,piedras atificiales, et.), luego lo egipcio (pirimides, pérticos, columnas, templos, tumtas). Fle nevesaig hala menos que una revolusién para quebrare2as mu ‘a aquello de lo que nos prvaban (Ins perspectivas, el plsaje),ipero qué guerra! Si Chambers censura las complicaciones, los vallados y otros balaustres, no se resuelve del todo a dejimos cara a cara con. una naturaleza considerada como rebelde, esordenada, excerable, "No comemos Ia came cruda, ella (a naturaleza)s6lo nos ha dado ‘como instrumentos los dientes y las manos, y sin embargo nosotros tenemos sierra, ‘artllo, hachas, y mil otros insrumentos. Seria difelletar al menos una sola cosa que el arte no haya tocado" ‘Uno de. los” que condenaron més claramente esos encierros para abrimos cstiticamente, emotivantente a las praderas y a las florestas, fue Jean-Ineques Rousseau, ‘asi como lo snota con discemimiento Bergson en Las das fuentes de la moral y de la religidn. Solo a Jean-Iacques le debemos esa especie de devocin, este famoso "amor por Ta natursleza", (Esta es una prueba suplementaria del corigen cultural! "La nota fundamental asi introdusida habrla podido ser mejor otra como ha ocurrido en Oriente y ‘muy partcularmente en 2 Jap6a, yen tal caso el timbre hubiera sido otro" {Nada menos esontnea (por tanto tampoco natural) como la inclinacién por los paisajest-Y ademas, jse ha pasado incluso de larevulsin (Seles hua, se les ocultaba) a la pasion! 2 y acodor B) Ahora una oposicion bastante préxima, Ia noci6n de naturaleza contradecitia la de convencién 0 de rgla, el reino del sujeto, de la historia y de sus decisiones. La naturaleza significara lo irreducible, lo constante, lo inmutable, mientras que el "pacto" 0 "el contrato” viene del Hombre y por tanto suena a arbiteari; eambian por lo dems con los tiempos y ls lugares {Se puede sosterer seriamente una tal duaidad? Mas vale a pena atemvarla. La teoria de un “derecho natural” (necesaeo, racional, universal) se refiee a un conjunto de principios sacados ora del universo en st propia organizacién, ora del individuo y de sus tendencias, ‘Se conocen "eyes" —por ejemplo Ia prohibicién del incesto— que perteneven & todas jas eulturas y que corresponden x uns verdader wovesidad, la dela existencia misma de la sociedad; sin esta obligacién los hombres renunciarfan alos intercambios y vivirian en completa sutarquia, en la independencia. La sumisién a la exogamia los fuerza a buscar mujer en un clan diferente al suyo y a contraer de esta manera alianzss; de ahi los pparentescos y la formacion del tejido social, 'Y en cuanto a lanaturaleza :por qué no obedeceri leyes? (©) La oposicién mas clara, sobre la cual volvereios, viene de que la filosofiaacepta 1 Chambess, Disa fang Lin (172, p 1 2 Ld dem eer. Besos Se Sessa, 1962p 6 sin dificultad la herramienta, que prolonga nuestro cuerpo, pero que la cultura se levanta menudo contea la maquina, cpecador de barbariey de devastacin. ntonces conta ella, se recure ala naturaleza con el fin de contrarestar fa fabrica y Fimitar su faror. ‘La naturaleza nos abruma en efecto con “cosas rarasy lentaments elaboradas. Ella utiliza pocos medios y nos offecs lo més complejo: minerales y sales que se aprenderé @ escomponer puesto que ensamblan una pluraidad de elementos; flores y_frutos incomparable, cada uno Hevando consigo un olor como un sabor, incluso un eolor. La Fabrica la iva, slo disemina lo insipido, lo forzadoy lo fig ‘Se alabac la tcra (it arcilla, la planta{lo que crece) y se desvalorizard el lecho, el ‘vestido, el navio; sobee todo se pone en guardia contra el tropel de las mereanefa actuals, arises ¢ inconsistentes (lo que se fabria, diferente del simple "hacet"). Firme jerarquia: se inferioriza pues la produeeidn que se distingue de la creacién como de la generacion (la physis),Y entre lo que es eealizado por el hombre se coloca, en el lugar més bajo, lo que la ‘miquina ha conteccionado, mientras que se tolera lo que el gestoavisado y la mano habil han trabajado poco a poco. ‘Se cuenta pues aqul con el antagonismo entre la maquina y la naturaeza 0 Ia herramienta. Si reconocemos Ia distancia entre ellos, sin embargo deseamos de nuevo disoinuira 'No olvidemos que ya "la miquina-herramienta"asegura una relativatransiciéa entre lo que se soporta (Ia heeramienta)y lo que se rechaza (la miquina). Ademiés este mixto se lo limita a acelear lo que nosotros emprendemos laboriosamente, mal y lentamente. De cesta forma, pata dar un ejerplo préximo, l tractor con su reja miltpl, lbra la tierra mais ripido y mejor que el arado que ya antes habia susttuido la pala, No agrandemos la diferencia, Yen cuanto a la méquina de vapor o a la central termonuclear, que siembran el terror, las dos explotan la posbilidad de las transfrmaciones de energia. Pero nuestro ‘cuerpo, al cual uno se refer, teabaja de la misma manera: es un convertidor sofisticado; el ‘metabolismo asegura uno de esos pasajes, de la quimica ala mecsinica oa lo térmico, !n resumen, el atefacto maldito solamente intensifica una operecién oun ‘movimiento. No ampliemos hasta el exceso la separacién, a menos que por principio se ‘ciga en la anti-tecnologia o que se dese retopradar en lo artesanal ‘Se comprende ya que la naturaleza valga como arma de guerra contra el mundo moderna, Heidegger la empleara para este efecto. ;Y qué batalla! En su eomentato. de la Tisica aristotélica sefala frimero la uencia de esta nocién de naturaleza, dificil de delimitar. Asi, "esta natualeza abandonada a s{ misma conduce por el juego de las pasiones a la runa del hombre; por esto «la naturaleza» debe ser regafiada continuamente; y en un cierto sentido ellaes lo que no debe ser. En otra interpretaciin es por el contario el ‘dejar libre curso a las pulsiones y a ls pasiones lo que pasa por ser lo natual en el hombre; el homo naturae, segin Nitasche, es el hombre que toma «el cuerpo» (LelB) como hilo conductor de su interpretacin del mundo". Sin embargo la physis (a natualeza)remite, TS qu vy moa determin ps in ekg, QI, NE 96, ed Fs, 9179. segin Heidegger, al origen, al “arke, lo que empuja en si, al auto-movimiento; no porque se deba por otra parte stuar un motor en ella puesto que de esta manera se regresaria al modelo tecncista, al afisido, ala exterioridad en efecto, en todo lo que se hace "el origen el hacer esté por fuera de lo que se hace". ‘A [a invers, la naturaleza encierra en si misma el verdadero y profundo cambio, el que esté generalmente Iigado a la inmovilidad (nada de desplazamiento par ls planta que cereee, que vive y que ineluso se marchita). EI movimiento ha estado demasiado ligado ala ‘tansferencia de un lugar a otto, mientras que Ia naturaleza, por el contaro, revela una de sus potencialidades euasisustancales. ‘Mis que nunca, physi (la naturaleza) y la obra de arte (la feené)estin alejadas la ‘una dela otra, Heidegger, tras lis huellas de Aristteles, da de esta naturaleze andisiscautivantes; por ejempla retoma el caso del médico que se cuida y sana. Pero "es la sana naturaleza ‘misma, capaz de resisteaci, a que esta en el punto de parida verdadero de la curaciny la {que lo comands; sin esa arké toda medicina se vuelve initil". Sin embargo, Heidegger complica ingeniosamenie el argumento aristotélico, de estilo hipocritico. Imagina, en efecto, dos médicos: ef uno antiguo, el otro modemo. El'primero muere dado que no tiene Js reredios de los cuaks se beneficia el segundo; el segundo escapa a la enfermedad y se No es este el desquite o la prueba del "progreso", la borradura o Ja derota de 18 naturaleza (la "sola medicairis", la restauradora)? *Sea'-escribe Heidegget- pero seria recesatio sin embargo pensar en esto: primero, el hecho de no moriren el sentido de una prolongacién de la vide, no es aiin necesariamente una curacién; el que actualmente los hombres vivan durante mas largo tiempo no es una prueba de sti mejor salud; se podria incluso sacar Ia conclusi inversa, Pero admitamos que el médicd de hoy no solamente ha ceseapado a la muerte, recubre a salud, Pero al tambien el saber médico no ha hecho mds que sostener y guine de mejor manera la phjsis. La feené no puede més que ir al ‘encuentro de la Physis, apurar més © menos In curacién"®. Y Heidegger condena Ia ‘medicina de las intervensiones que ha entrado en una especie de delito tecticsta, ‘A Ia réplica heideggeriana no le falta perspicacia pero ella no logra, a nuestros ojos, anulat la evidencia: por medios artifciales, la vetual farmacodinamia del laboraorio logra vencer una patologia. Blls no corre al socorro de nuestra defensa que a veces paticipe en nuestra derrota y nos toma como blanco enemigo; ella no nos secunda sino que impone su estrategiavietoriosa. Es.un hecho, "He acé un ejemplo juzgado sin dude bérbaro pero salvador, ue marca el triunfo de la. meeénica en lo corporal: ol reomplazo do una arteria desfallecionte por un tubo de materia pléstia, sin que uno se preocupe por las direcciones o las sinuosidades de los conductos naturales. Le "construcci6n de puentes"asegura la rrigacién y ese slo objetivo Tees suficente. No se alinea pues sobre la red sanguinea, La ignora y va drectamente al objetivo (la circulacién) fisice de Aristételes —que Heidegger comenta— es el libro de fondo de Ia ‘metafisica occidental". Nada parece en efecto mas verdadero, pero que estésituado en su taiz 0 en su base no prucha sin embargo que por ello estéjustificado, Es una de las herencias estorbosas, La argumentacién heideggeriana nos permite sobre todo comprender lo que est en Juego, lo que oculta In ncn de naturaeza, ‘Como fo mostraremos, no somos completamente hostiles a esta nocién; también ftomaremos mucho de ella ‘capitulo V); pero nesotras no ta separaremos de la nocién de ‘Genica que puede animar (cpitulo IV). Esta naturaleza cuya historia trataremos de analizar (capitals |, I, Ill) permanece por lo demis como tna referencia a la cual uno se afera hoy més que ayer. Por qué? vi 8) En el siglo XX, la biologia ha elucidado lo esencial de los enigmas que caracterizan la vida, la vida en la que le naturaleza culmina y se lee de mejor manera. El {naturada). To que esti ereciendo (nsturad}, en tanto que esté creciendo, va de algo hacia algo, gHiacia {quf esté creciendo? No hacia aquello de donde proviene, sino hacia aquello a lo cual va [Luege la forma es naturale (Fisica, 1, 1936). ‘Creemos poder inotar en cl aristotelismo andlisis que corrigen el que acabamos de evocar en el sentido en que la naturaleza comprenderia, seyin el libro Il de la Fisica, ‘ademis del Cielo "as plantas y los animales, asi como Ia tierra, el agua, el aie y el fuego" sin dada. ‘Volveremos sobre las plantas y los animales, pero detengmonos en los elementos y ‘en sus diversas composiciones. Por qué situarlos en el mismo rango que los vivientes? {QUE nos ensefian ellos sobre Ia naturaleza que los comprende? Ante todo, ellos no tienen {Gue ver con operaciones del arte: no los hemos creado. Y parece que Aristételes eoncede & Tas diversas combinaciones en las cuales ellos entran nevesariamente, el comienz0, el ‘equivalente minimo dea unidad. Existian pensndores que hablan negado la posiilidad de conversiones de los unos fen los otros, operaciones que los earscterizan, pero con la ayude de argumentos Sofisticados: 6 ben losdos consttuyentes subsisten sin cambios, por tanto la mixtura no los hs mezelado verdaderamente, o bien ellos son destrudos, y enfonces no pueden entrar en asoctacién pues han dejado de existr. Si uno solo de los dos se ha disuelto no se accede ‘nunca a la sintesis, "La solucién de la dificultad -anota el comentarste W. Ross-consiste fen reconocer que los constituyentes no persisten absolutamente en su estado primitivo fon destruidos completamente; en la combinacin, ellos siguen siendo potencialmente 10 ‘que eran y pueden volver a serlo por el anilisis™. TEeta especie de intercsién noe conduce de esia_manera hacia reaidades inermedias. Lo que ‘aclita esta unién sin duda viene de que los constituyentes posees propiedades comumnes (ina materia prima), y por ello las conversiones entre el agua, le tiera ef are y el fuego ‘De paso, Arisiteles aprovecha para evidenciar la ilégiea del Timeo que habia aislado completamente la tierra. "ES somprendente que todos los elementos no puedan fengendrarse los unos a los otros. Esto es algo que es0s filésofos estin obligndos @ reconocer y ellos lo reconoeen de hecho. Ahora bien, no es racional que s6lo un elemento sea el Gnico que no paticipe en esta transformacién, ni tampoco conforme alos datos de la TW Ross arte, Pye 1930. 9.1 u ‘experiencia sensible que nos deja ver eémo se transforman de manera idéntica los unos en los otros" (Tratao del Cielo. En efecto, se sabe hasta que punto, ciertas mezclas se revelan empiricamente indispensables: por ejemlo la tierra contiene siempre un poco de agua sino ella se aglomera mal consigo misna; ademés, cada uno de los elementos tiende hacia aquel que de alguna forma le esta supe;puesto, hasta el fuego que esté situado completamente ariba Pero, a pesar de esta espece de ascensién de los unos hacia los otros -del agua. al aire al !uego-no podriamos sin embargo alcanzar el principio igneo porque el ealor, aunque asocia bien lo mismo, disocia lo heteropéneo, a la inversa del frfo que conglomera. Ahota bien, 3 necesario temperar este prcedimiento de estallido y de dispersion. Por consiguient, el fio modera el calor como lo Muido lo seco, ‘Por otra parte —meteorolopia obliga —el so se aproxima y se alejasucesivamente, y a causa de ello las estaciones, a allernancia de sBeneraciones y de destruceibnes, la realidad y la importancia de ls regresos. En principio se cuentan seis adiciones posibles, pero como es necesaro exclu la de os contraris -lo caliente yo fio, asi como lo seco y lo himedo-, quedan cuato: el fiez0 (lo caliente y Jo seco), el ste (lo caliente y fo himed), el agua (lo fro y lo himeda), y finalmente la tera (lo frioy lo seca). Ahora bien, todas pueden transformarse fos unos en los otros formando un cicl, Lo mas frecuente consisteentonces en operat slo sobre una ‘calidad de base; pero se pede esperar mejor la fusién de dos principfos enteros y por esto Ja ecuacién: el fuego reunilo con el agua da, segin las proporciones, ora la tieta, ora el aire. Por qué haber insistto sobre esta fsica evalitativa e ingenua? Amen del interés que encietra esta teoria de las alianzas materiales y de sus variedades, cuatro de los atributos de la naturaleza emergen claramente aqui:’ Ia no engendrada por el hombre, el utomovimiento, las generciones ciclicas ininterrumpidas, la correcién intema de sus propios excesos. La naturaleza signifiea pues —ademés de que ya ha aparecido como potencie y ‘como empuje— a espontaneidad y la temperancia. O también: ella se da a través de lo !nimado, lo constant y lo transformacional. Los elementos, que se deslizan fos unos en los ‘otros, iustran uno de sus aspectas mas notoros, ala ver el cambio y la permanent Los vegetales y os nimales, que se alojan en el corazén de la naturaleza, ayuda, 4 comprender mejor ain; més que ningiin otro, Aristteles debla tomarios en cuenta y eracias a ellos entrar en Ia fartaloza de las organizaciones, Los vivientes unen mas profundamente el sustato y la idea estructurante, Por lo ‘materia no puede ser considerndn como tin no-ser, puce de Ia nada nada pucde ella misma, substancia ya a su manera, aspira por su lado a la forme que la emis, pros completa Ahora bien el examen comparativo y'general dela animalidad nos permite captar el Plan de Ia naturaleza, su Idzica profunds, sus prinipios constructivos. Primera resla: la haturaleza nunca hace nada en vano. Por consiguient ella dispone las piezas o los Srganos con miras @ un fin, De est forma la ley de dualidad (Ia obligncidn de una derecha y una izguierda) concieme tanto alos miembros como a las visceras (ls rifiones, los pulmo) y os aparatos sensoriales (las orjas, los ojos). A veces se podria dudar de est, por ejemplo 7, 306d Tet, Vein. 19 "Tome a Ci » ‘en el caso del gusto. Sin embargo Aristbteles responde a la objecin: "Es evidente que é1 también es doble pues la lengua manifiestamente esté dividida en dos... Las narices también lo estan, ‘Si esas tiltimas estuvieran colocadas de otra manera y si estuvieran Sseparadas como lo esti las orejas, no cumplirian su oficio, como tampoco el érgano del {gue hacen parte, En efecto, es por intermedio de la respiracién que’ se produce esta sensacién’ (Gracias a esta simetria, el viviente gana en equilbrio y en armonis, Ni la rmultiplicidad, o- incluso. la Piuralldad, ni I usidad son suficientes; se prefers Ia ‘conspiracin, la Hamada, elcontrapeso eventual, :No es esta una manera de poner Yespirita en la orgenologia"? Ta rmsma. ley da cuenta de una disposicién bastante comparable aunque aparentemente puesta: el exceso de un desarollo por un lado entrafa una disminucién de ‘To que le est enfrentado". Esta segunda regla se supespone ala primera (Ia dualidad) y la modula. Resulta por ello que la naturaleza trabajaria aqui con economia: nunca crea cualquier cosa ni de cxalquier manera, Si concede agut un gasto, lo. paga con una Festriceldn igual (el refucrzo de las patas y del pico de ciertas aves esti ligado a la delgadez {de sus alas; o también: los mismos animales no pueden a la vez tener garrarrecurvadas y tespolones, La naturalezs evita lo supertiuo y el despilfaro), “Arist6teles destiende hasta los menores detalles; piensa aprehender la raz6n de ser de tal emplazamiento 0 de tal desarollo; por ejemplo, la cabeza del hombre se cubre de tabellos, se traaria entences de proteger la regién del frio y de lo humedad, de defender on ello una funcién deicads: "En efecto, lo que es lo mis hximedo puede completamente calentarsey enfriarse al mximo, mientras que lo que esti en el estado contrario est menos fexpuesto a es0s accidertes™. Y Aristételes no duda en explicar el lugar y el papel del tabello, de las eejas, las pestaas, Ia melena, las erines, et. Nada escapa a la justficacién deductiva ‘La idea lo embarge: "En el estudio de Ia naturaleza, se deberia hablar mis bien del alma qu dela meri, tanio mis cian que es praca l alma qe a materia es naturaleza ‘yno ala inverse ?Paralelamente se entiende que, por una pare, la Naturaleza haya realizado todos los arados de la construceiin y que, por otra parte, haya actuado no de un solo golpe sino Tentamente a través de los intermediarios que vinculan lo inerte con el animal mejor provisto. La naturalem no tenia que marchar de manera graduada? {No es éste el signo de la prudencia, de la rezularidad y del método? "A nombre de edo se estaréHlevado a diferenciar los vivientes y a clasts manera ascendente, Aristételes no ha dejado de conceder toda su importanci nanurae (In eseala de ls eres). ‘Los animales que no viven con sangre como mediadora (Ios no-sanguineos), sino solamente con un liqudo fro que tienen en su lugar, forman el nivel més bajo, el tequivalente de nuestros inverebrados. Y ents los sanguingos, se distinguré los oviparos {e los viviparos; uno no se detendré en los ovoviparos, oviparos que dan a luz a sus crios pero después de una rpida eelosién dentro de Ia madre. Seguramenteel hombre se sitia en Ta eima de esta pride : 7 Gaspar de a animale, 656 » iid toot ha. 6 AristGteles ha propuesto muchos criterios de reagrupamiento: a veces se apoya sobre las modalidades de Ic reproduccin, a veces sobre la presencia o ausencia de sangre, oa sabre la locomocién, om sobre la complicacin ereciente de los aparatos; sin embatE0, a pesar de I variedad del procedimiento separador, las divisiones o as particiones termina por recorarse. Por otra parte, a fin de cuentas Aristételes cuenta siempre con el "calor" como agente esencial y criterio del desarrollo; y de agui deduce todo el rest. Se puede pues arranear de un efecto direcn de éste y siempre se regres a el y a los mismos resultados que prucban la cxistencia de una naturalezasabiamente ordenada, seal ‘Aqui nucvamente debemos matizar'répidamente puesto que Aristteles no ha ‘cultado la existencia de numerosos inteivediarios que demuelen sus euadros. Para ‘comenzar, :no se multiplican fos dudosos sabre todo en la base del edificio cuando la vida ‘emerge ain lentamente? demas, a Aristteles le gusta insistir sobre "Ios sers ambiguos" ‘como las focas, los murcidagos y las avestruces (ésas a la vez aves y no-voladores); sin embargo, cuando se examina con més detenimiento el conjunto de los érganos 0 més simplemente, cuando se zplican las reglas de su organizacion y de la composicién, id, 900 PE Bidhis, Moria de le lori, 1: Aiea y Edad Media. 1981p 8 9 2s {y por el otro, entregarnos a nuestras inclinaciones primitivas,fuandamentales Por ejemplo, “ia naturaleza, gracias a la razén, ata a los hombres entre st y los asocia por el lengusje y por la comunidad de vide; sobre todo, hace nacer en ellos un amor particular por los que ha procreado; ella los empuja a desear que haya reuniones, grandes ‘sambleas y a frecuentarls"™, ‘De Una cosa a olta, se define enteramente la conducta del sabio;Hevaré, gracias a lla, en conformidad con el mundo, una vida exenta de descontento, de tristeza, de artiicio Y de pesar. Enirara verdoderamenté en la Felieii Platén, Aristéteks, los Estoicos, los tres que hemos examinado, han permitida coneebir la naturaleza” y sobre todo, a partir de ella, an podido sacar una auténtica vide tanto socio-poliice come moral. El derecho lamado natural se enraiza en su cosmologts. “Epicuro y se diseipulo Lucrecio marchan, es verdad, en un sentido aparentemente ‘puesto; lo mas desconesrante esti en que “la idea de naturaleza” —que esti en el centro {de nuestro examen— parece autorizar en ellos una filosofia contaria a la de fos Estoiens, fsungue construida sobre el mismo fundamento (la naturalezs). Con ells el universo se Gesacraliza, y por est Ia ausencia de finalidad, los cataclismos, las despracias inmumerables,elalejamiento y el desinterés de los dioses, etc. ,Autorizaria ln naturaleza todo o cualquier cosa? No lo pensamos evidentemente. Primero, el epictreismo, como deseamos mostrar, conduce a una concepcién no tanto profundamente divergente con respecto a la del Estoicismo, como sensiblemente Giferente, pues se busca siempre I impasibilidad, la calma, la staraxia, una vide libre de todo temor. ‘Sin entrar en disusiones que tienen mis que ver con Is historia de In. filosotia propiamente hublando, vamos a mencionar que una teora fisica (la comprensién de la [piysis) renovada arasinr una moral de ot estilo, lo que confirma lo esencial, saber, {ue la flosofiagriege ex su conjuntocalca ln una sobre la otra, Por otra pare, el texto de Lucrecio —al que le pondremos especial atencién— nos permite de paso precisa esta “idea de la naturaleza” ‘El itulo de su poem, el de Narura rerum (sobre la naturaleza de ls cosas) podria dejar creer que ali se ttard del mundo y de los cuerpos (de los étomos particularmente). [a palabra naturaleza aparece aqui tomada en su acepcién més general y més indeterminada: el ser de las casas (lo que estéen su naturaleza de ser). ‘Sabemos adcmés que los dioses no han ereado este Universo; por lo dems, seein Lucrecio, dénde habrin encontrado el modelo? Ademés,contiene en si mismo defectos y esordenes. “Osaria sin embargo afirmar, por el simple estudio de los fendmenos celestes y la ‘consideracién de muchos otros hechos, que la Naturaleza no ha sido ereada en nuestro interés por obra diving tan grandes son sus defectos.... Dos tercios casi, ademas, son trrebatados alos mortaks por el térrido calor y la incesunte caida de hielo. Lo que resta de tierra cultivable, la Natitaleza por si misma lo cubritig de espines, sino se lo disputara el esfuerzo del hombre... Si no revolviéramos con el arado los profundos terranes, sino rulléramos el suelo pare provocar la eclosion de los gérmenes, por su sola virtud no 2 Lex Sotlea9. 498. podtian esos suri las linpidas aras™ ‘Abandonado a s mismo, el universo presenta un especticuo dela desolcin, dela lpsurdidade incluso de a lena destucsin. Lucrecio no tene difcultdes en expones todo To que maniene i deepeis yl esitusion Por consiguiente, sein nuesiras propia defniciones, Luerecios6lo ns rlataré la csencia de Io real, el univeso, en su desnuder y sus torbelins, de ninguna manera la “natraeza” porque esta paabe implica una vida armoniosa, apis e integra, asf como el crecimiento (phys, lo qu cree). Paro si efetivameate en el poema De la Naturaleza se leen passes fscos desesperantes, se encuentan tambien eonsideraciones que jusifean.preismente: Ia Palabra nturaeza tal como acabamos de precisara amos solamente algunas prucbas: 4) Ante todo, Luredo nos invita subrayar la frecuencia de ensamblajes de stomos inevitable y constantes. A pesar de los cambios y de los despasts, la fjeza y la regularidad se imponen “ay un far fio y dispuesto donde cada cosa cezeay habit, Asia sustanca del alma no puede nacer sol, desprovsta de cuerpo, ni vivie con independencia de nervios sangre... Hasta dentro de uestro cuerpo est fjado y dspuesto et lugar donde pueden esta y cece, separados une de oo el esprit ye alm, con mayor razin negaremos que puedan subsist fuera det exerpo™ ©) La formacion de os sees mas eomplejos resulta sin duds de Ia combinacién de somos puestos de acuerdo enre si; con ello Lvcrecio se apresura caucionar de alguna sanera, ya enriqucer I tess dela generacién espontnea Sobre todo aprovecha para burlarse de las fibulas que nos rata el nacimiento de hibridos que ensamblarian los érganos més desemejantes, tales como los Centaurs, las Escilas con cuerpos serimrinos, ls deagones, los eaballosalsdos¥ otras quimeras. “El haber en los campos gran abundancia de gérmenes euando por vez primera la tera hizo surgi los animales, no es prueba de que pudiran ser ereados sees mistos ni ensamblarse miembros de animales dstios, pus los Seres que a ahora brotan del suo, ls especies de hie, ls erates y soles lozans, no pueden ser engendados en mezcla unos con ‘tos, sino que cada cosa procede as mancta™, «) Otro tema lucrecano: nada nace dela nada y,corelativament, nada se aniuita ‘nmea, Por ai alcanzamosclarameate la idea de natutaera, ef la medida al menos en gue «8 preciso, ene balance, tee en cuenta “el todo” inmutabe Creemos excesivamente en Ia leyenda de la creacién ex nihilo; razonamos demasiado a partir de lo que vemos, lo que nos induce al ero. Los elementos corporales vedon, en efecto, enti enlo invisible debi usu pequerr, per eos no dejan nt Ge set ni de actur (por fo demi, smiente de un viviente de importanciaprucbaclaramente la posiildad dereduccion y de aparentedesapaicin). Paraelament, lo sees disminuyen, Peto todo To que pierden ~aisélo sea por desgase se reencuentra en otra parte. Si nos tenemos 8 la percepci, se piensa en vn eclipse; s6lo se trata de wn desplazamiento. Es necesrio pues tenet en cuenta el eonjnto(pédidas yganancia) De esta manera se exige, por fuera del solo movimiento alestorio de los dtomos y de 2 Locresio. De la Nawwalza, Buclonn: Planets, 1987, p. 151 thd, pi, ids p17, Lact cona a tds conserva sus craters distin sgn ua ley intl’ 8 su desviacién, una concepcién de Ia naturaleza seminal, fja y onganizada, Esta teria trata de elimina los dioses; con ellos todo seria posible; por el contrario, una naturaleza auto suficiente los expulsay nos libra de las falsas creencas; de ella deriva tambidn una moral ‘sana y simple: la par, el placer, la vida. Por esto, a nuestros ojos, el de Natura rerum no ha alejado por entero to que ‘constituye el fondo de lt naturlidad. Sin embargo s6lo lo hemos evocado con el fin de hacerlo notar mas y_raejor: el naturaismo —la filosofla de un mundo organizado— ‘conduce tanto a la pictad més ardiente (e! dios en nosotros de Ios Estoleos) como al refuerzo de una especie de ateismo virulento (los dioses existen pero se desinteresan de ruestro universo que encuentra en él mismo sus reglas de funcionamiento, y que por lo tanto no les debe nada, como lo quiere ef de la Naturaleza). La nocién de naturaleza sive a las dos corventes antiticas; més adelante nos sorprenderd ain menos puesto que la idea ‘vente de naturalezs ha favorecido con frecuencia temas contraio 5 No alvidemos que onl de Natwra Laerecio personifies se Naiaern y fe ha dado Ia pala (Prosopapeys). Ask lla sedge nse: ",Qué brave ease ocure, moral, pas entrgat Hl at tread (0, 930) hip. 9, 28 Capitulo Ik EL APOGEO La idea de naturaleza no ha dejado de mantener Ia ambigiedad. Por ejemplo, significa tanto Ia espontaneidad, una potencia de renovacién (la physis) como indica la realizac6n, la esencia misma del ser hacia el cual el movimiento conduice: expresa a la ‘vex el proceso y su resultado. Correlativamente, si vale como potencia ocula, fuerza y dinamismo interno, no por ello deja de remitir al conjunto de loa vivientes, a todo le que no se puede modifica, quello sobre lo cual convizne alinearse (a naturaleza de las cosas). Inspira tanto el arstotelismo o el estoicismo (el alma del mundo) como el atomismo epicireo, orquestado por Lucrecio; empyja tanto a una moral de Ia cconfemplacién y de In sum sin como a lade! Ia ataraxia (Ia ausencia de pasiones). Pero aceptemos sallar los sighos. Querrlamos entonces mostrar por qué regres siempre con fuerza —especialmente en el siglo XVII primero— una idea que se creia caduca, Ademés, filésofos y cientificos nos proponen una visién bastante nueva de ella; 1 decir verdad, 1o que aiace al “malestar”, a menos que sea a “Ia riqueza” de esta idea, que cada siglo la etoma, la transforma y la carga con sus propios colores. Reconozeamos ante todo que se ereyé tener que liquidar la antigua concepeién, foal menos que se tenia que estar separado de ella. @No ha puesto Corémico la tierra (que deja de encontrarse en el centro del Mundo) en movimiento, v no la ha transformado asi en un astto desestabilizado, 0 también errante? No ha transformado Kepler los orbes circulares de los astros en clipses? ;No ha destrudo sl paradigma priego? Las manchas solares que se comienzan f apercibir zn0 le quitan al Cielo su inalterabilidad y su pretendida etemidad? EL anteojo de Galileo jo descubre un pululamiento de esiellas, a Via ldctea? {No se ve sdesaparecer poco a poco el corte entre lo supra-terestre y lo sub-unar que se retinen? ‘Nos orientamos hacia un Universo ilimitado, y sobre todo desjerarquizado; ‘hora bien, Ja antigua filosofia de la naturaleza se caracteriza por la importancia dada & los “intermediarios”, un sabio escalonamiento entre Dios y la materia. ‘A su manera, Fontenelle (asi como Cyrano de Bergerac) amplia el zafarrancho, cen sus Entrevistas sobre ‘a pluralidad de los mundos (1686); en efecto, llega hasta cconvencemos de la existexcia de habitantes en Ia Luna, Por qué no se pareceria a nuestra Tierra, y no estar poblada de seres semejantes? Se marcha hacia una unidad sin igual, ‘Se conocen las eélebres comparaciones, ampliamente defendidas y comentadas por Fontenelle; la primera segin la cual “la naturaleza es un gran especticulo que se parece al de la pera. Desde donde ests, en In épera, de hecho no veis el teatro como Se han dispuesto los decorados y las méquinas para producir un efecto agradable desde lejos, y se ocultan a nuestra vista fodas las ruedas y contrapesos que eausan los ‘movimientos" (es necesari ir entre bastidores); la segunda que asimila el universo a un inmenso relo,el paradigms eartesiano por excelencia, “El universo es, a gran escala, lo que un reloj en pequelio, y que todo se comporta segin movimientos regulados que dependen de la disposiciéx de las partes... Resulta sorprendente que el orden de la * Beard Le Bouvier de Fontmele. Conversacioner sobre fo pluralidad de lot mundes, Made ‘Nacional, 1982. p72 » neturaleza,siendo tan admirable, no gira més que en torno a cosas tan simples”. ‘Sobre todo Fonienelle quiere persuadimos de la existencia de habitantes en los diversos planetas, partisularmente en la Luna 2 donde iremos muy pronto. Se ayuda de ‘una analogia: los americanos han sido confundidos por la Tlegada de los europeos. ‘También ellos se consideraban solos sobre Ia tierra, protegidos ademas por la jnmensidad de un Océano que los rodeaba, No obstante, he aqui que un hermoso dia el especticulo més extrafio y més inesperado del mundo se presenta ante ellos. Enormes euerpos que parecen tener alas blaneas, que vuelan sobre el mar, que voritan fuego por todas partes y que vienen & Janzar sobre I orilla a yeules Uesconocidas,cubicrias de cseamas de hier, dominando como quieren a los menstruos que corren bajo ellos, y Hevando en su mano rayos con, Jos que fulminan todo lo que se les resiste™. ‘Ahora bien, comenzamos a volar: “varias personas distintas han hallado el scoreto de ajustarse alas que les sostienen en el aire, impulsarlos, y pasar por encima de Jos rios™, La duda ye no es pues posible; alravesaremos pronto el espacio aéreo que nos separa de los oles mundos, de la misma manera que hemos franqueado los ‘oeéanos. Visitaremos la Luna y esperamos encontrar allé a nuestros semejantes: “Ellos ¥y nosotros estamos levados por un mismo navio del que ellos ocupan la pron y nosotros | popa”. ero dejemos acé estas ilusiones; no por ello dejan de participar en la destruccién del Cosmes antiguo, graduado, nico, y en el nacimiento de un Universo ilimitado, descentrado y uniforme. igamos que e/ nominalismo, por su lado, habia actuado en este sentido y habia ya demolido todo Ia arquitectura griega; él empuja a la desconfianza critica. Por ‘ejemplo, en el siglo XVII, Mersenne pretenderé que no podemos acceder al fondo de las feosas y que nos debemos contentar con los solos fenémenos. “Natura intus agit” (ela ‘nos ocullaré siempre el secreto de sus operaciones). Limitémonos a algunas rlaciones. Vemos solamente Ia corteza y la superficie de la naturaleza ~anota Mersenne- sin poder adentramos. Nanea tendremos otra ciencia que la de sus efectos exterores, sin poder penetar sus razones y sin saber Ia manera como ella actin”, Pascal, por su lado, espera aeantonarnos ea la sola experiencia y la verification indispensable; toma nota de nvesta finit, ‘Pero Descartes no se obstaculizaré con esta prudencia. Segin la bella formula de Galileo —la naturaleza esti escrita en lenguaje matemético— daré cuenta del ‘miverso por medio de las solas leyes del movimiento, que se despliega en una extensidn homogénea ‘Las intenciones del exeador permanecen en parte desconocidas, pero je6mo hhable de “alma” en tas casas mismas? gPor qué fragmentar también Jo intligible y sispersarto en los innumerabies movimientos particulares? Por qué no contentarse con un racional vélido para todos los cuerpos, simple y generador? ;Cdmo no exclu la confusion entre el espiritm y la extensi6n, lo que en el mismo movimiento desterraria tanto el concepto de una “actividad interna” como de la finalidad’? Sin embargo, esta filosofla de una total mecénica explicativa iba a tener que ‘aceptar correcciones tales que se regresa a lo que ella consideraba “muerto”; va a levantar tantas resistencies que enirafari un regreso precipitado a lo que ella habia estaba inmévil ~como Io anotabs Cordemoy~ por tanto, no podria ya transmitisle lo que no posee. Malebranche retoma la extia de la accién {tansitiva, elaborada ya por los émulos de Descartes; solamente la ampli "Finalmente, 36 lo superior puede intervenir en lo inferior, razén de més para negarle «una cosa la cepacidad de modifica a otra, parecida a ela Importaatenerse a lo que captamos y comprendemos, no rebesarlo, AAhora bien, ‘un cuerpo en movimiento golpea a otro, y el desplazamiento del segundo sigue al primero. No podemos ni debemos ir mas all, hacia la experiencia de una produccién, Jnientras que apenas Femos asitido a una sucesién, No aprehendemos el paso; y el feor consiste claramente en transformer la secuencia en casi-consecuencia, © €n ‘conceder al uno un poder misterioso. TEs verdad que el lenguaje ordinario nos engafa, si se lo toma al pie dé ta letra Se sostiene que “el aie seca la tiera del camino”. “No es necesario recurrir a Dios 0 & Ta causa universal cuendo nos preguntamos por la razén de los efectos partculares ~ nota Malebranche- porque eaeriamos en el ridfculo, si se dij por ejemplo que es Dios el que seca los caminos y congela el agus de los ros. Es preciso decir entonces {que el are seca la tierra porque agila y leva consigo el agua que Ia empapa””*. Sin émbaro, desde que se reflexiona o que se filosofa, se estéobligado a referise ala tniea feausa y & descartar ls quimeras, La fuerza realmente movimiento no es otra que Ii voluntad de Dios. liminemos les ditimos residuos de la “naturaleza”, fuente de paganismo y de jdetatie, ‘Sélo Dios engendra, conserva y coniunica el movimiento. La extensién (la materia) que lo recibe se earacteriza por Su completa pasividad y su inereia, Evitemos reconocetle Ia menos posibilidad, tanto més cupnto que ella deberia entrar en competeneia, tarde que temprano, con el Dios soberano: “Se admite algo de divino en todos los cuerpos que nos rodean cuando se admiten formas, cualidades, virtudes, eres 1 Nations Cries, V, $4, OC. Vn. * Pbidens p48 Rolancements. XV. 0. Ct Mn. 213. 6 reales, capaces de producirciertos efectos por Ia fuerza de su naturaleza™, A partir del momento en que fuera necessrio repartir “Ia eficacia” jen qué dificultades no Conviene protongar hasta su término la demostracién, No se admitird ya la sccién del alma sobre si misma como su accidn sobre el cuerpo, Se borran las minimas huellas de auto-produccién (es decir del viejo fondo de la naturaleza que se define por la ‘auto-realizacién y un dinamismo latente). Se vacfa el universe de su contenido; no es sino simple receptéculo, De ea mance lo que concieme incluso lasix, slo Das mo as da eon scasion de nucstia aicicitn, es devit de nuestra peticion, En cuanto al papel de la voluntad nos parece ain més oscuro y mis impensable: gno se trata aqui de dos realidades enteramente diverentes (Ia inconmensurabilidad de las dos sustancias, ef ppensamiento y Ia extensidn)? {Cémo encarar el poder de la una sobre Ia otra o un paso de In una a la otra? Tampoco podriamos aceptar que pudigramos ejercerlo y actuar directamente sobre nuestro cuerpo. Por lo demés se conocen las razones invocadas pot Malebranche; no deberiamos ignorar la existencia el lugar y Ia funcién de los relevos ‘musculares si pudiéramos ser considerados como los autores de nuestros gest. "Un eampesino o un fullero, que no sabe si hay miseulos, espritus animales, ni lo que es necesario hacer para mover el brazo, no deja de agitarlo tan sabiamente como 1 mis habil de los anatomistas. ¢Se puede hacer, se puede incluso querer Io que no se sabe hacer? {Se puede querer que los espiritus animales se distribuyan por ciertos rusculos, sin saber si hay espiritus y misculos?"*, Es solamente con ocasin de ‘muestra intencién (el ocasionalismo) que Dios, segiin los principios generales que ha planteado y que por lo demis él podria derogar (el milagro se ha hecho posible), imprime a nuestro cuerpo el desplazamiento que se deseaba, Inversamente también, Dios dard al alma el pensamiento que comresponde a nuestro estado corporal, cuando es afectado por “impresiones”. Sobre todo,, ino contemos con nosotros y nuestras ‘operaciones! Renunciemos a la pretendida “unién del alma y del cuerpo”, viejo vesti del aristotelismo y por tanlo del naturalism, en el cual el propio Descartes se hundis como en Ia arena movediza, ‘Aungue la potencia ejecutoria sélo venga de Dios, y sélo de él, no vayamos a coneluir por ello que él esté pegado al mundo y obligado a intervenir en una multitud de situaciones jeomprendida la de tener que mover nuestros dedos o levantar nucsico brazo! La teorfa de las causas ocasionales se liga, en efecto, a la universaldad de las reglas, ls que revela la fsicaracional; dicho de otra manera, Dios silo acta él mismo sexin leyes inmutables y sobre todo simples. Nada de un querer divino particular, ¢ incluso jnada de querer auénomo! Dios s6lo actia porque lo decidid de una vex pot todas que é! no dejaria de seguir la demanda de sus eriaturas (cada vez que un hombre, asi sea un asesino, desea levantar el brazo, lo levantard en efecto). Y sien un sentido ependemos asi por entero del Creador, en otro sentido, somos nosotros los obligamos a intervenir; de este forma Malebranche piensa evitar el spinozismo. Sin embargo, ia neturaleza sigue siendo una nocién’peligrosa, por no decir ‘ambigua; nunca hemos terminado con ella. Se busc6 eliminaela, pero ella regresa con mds fuerza. Se buscaba saivar la Provideneia pero zse lo podia hacer sin adjuntarle Ia naturaleza? Al quererlas separa, se las pierde a ns dos. " ‘Aunque Malebranche In haya suprimido sin embargo, para fundamentar mejor ante todo Ia inmensa potencia de Dios, no por ello eseapara al teproche de spinozismo. 'Y gno ha ido demasiado lejos en el geocentrismo? "Recherche dela Vr, VI, p. 309. " Médtations Crdenmer. NL. 8X1. 0.63 ” Puesto que sélo Dios actia -y 1 hace todo lo que se hace- {no vamos = confundir muy pronto a Dios con el mundo? “Adems, no esti Dios a pesar de todo cara, a aus criaturas? {No es dependiente del orden (la mejor escogencia y le jnmutabilidad de las leyes que cumple)? "Star fuente de erfieas: no construy6 Malcbranche el sistema més inverosimil y 1 més complejo (por tani, el menos simple, contrriamente ao que afirmaba)? Con e} Glee condenarlo se ha uilizado Ia metéfora del reloj;en efeeto, se puede fabricar Ferg tal que marque las horas, una vez se le ha dado euerda (funciona por sf mismo, <¢ “guna manera, e bien fabsice uno que obliga a su realzador a que lo esté ponies stats momenta (ia asisencin contines). Ahara hien, solo el primero testimonia de Ia ‘i del obrero, qe supo confiar al mecanismo el euidado de aseguary de difundy pet Tarmacién (ei autonatismo). Pero el Dios de Malebranche se parece al ingeniero Udeficiente la segunda solucién- y que tiene que suplir su trabajo. ‘La constancia de las lees, la repeticin de los mismos encadenamientos ;n0 nos conduce por otra parte 1 Ja eauslidad natural de ta que se pretendia hnir, de ella #8 samen de gu equivaente? Cuando el frio sobreviene, el agua se congela meearigmente. Dios 20 puede opanerse a esto, Mientras que Descartes finalmente le “ejaba a Dios su liberal, ano como su trascendenca, el que queria sin dud sljar SFinozismo, nos condize, poco 0 mucho, al Deus sive natura, o al orden que noe froduce tanto” estas despracias como nuestras ventajas; sin contar con que Pislotranche introduce ain la extensin (nteligible) en Dios; en otros términos, nos ‘inpuja cia un Creade tan proximo del mundo que pod lepa a confundirse con & Dine hubiers podido querer, es verdad, que la comunicacién de los movimientos se operase de manera dfereat, que es tanto como decir que, en esta ora perspective lk eee la ley ae sitiaen Dios y yano en la fuerza de los cuerpos. Ya no se In explica, Dios to ha querido ast. No sabemas més sobre ello, Cuando Malebranche nos ales del pis targa ltente no eae enfonces en un contingentismo igualmente peligsoso?. No Todemos ye separa ts fenémenos naturales w ordinarios del milagr: es tanto como Peprayar que es preciscabandonar estas referencias, :No seria necesaio permanece: sare Taclonalidad y sustracra de esta extension de lo arbitrario?: Por cualquier parte {qe se To mite, nos topamos con numerosas difcultades. Se ve entonces lo que cvesta aber renunciado a ese punto a Ja economia dela idea de naturaleza. Tuiteiv sacaré’ su leeciOn; tomar un camino menos arriesgado, Anla precisamente la eitca de Arist6teles y no dua en reactualizar as fuerzassustanciais, viel polo opuesto dela fisica puramente einética del caresianismo que Malebranche habia no tanto corregido, como agravado, ‘Ja el organismo viviente no se reduce més al mecanismo; aunque sea una méquina no se parece ya a las que se fabrican 0 se conocen. “Solo existe nucsire TTatlma pare permitinos conocer Ia verdadera e inmeusa distancia que bay ent Ins sertores produeciones y mecanismos de la sabidura divina, y las més grandes obras menas del arte de un esplrity limitedo; esta diferencia no es s6lo de grado sino Jamblén de género. Es preciso saber que las miquinas de la natualeza tienen un Nimero de érganos verdaderamente infinitos y estin tan bien provsia, y # prueba de runs Tos aecidentes, que no es posible destrris. Una maquina natural sigue siendo ae tatquina basta gu sus menores partes y, mucho ifs an, sigue siendo siempre ese misma méquina que ta sido.."". ant Leibniz, el destructor de esa naturaleza ~Malebranche~ ha introdseido el » tid pe “ procedimientos desemejantes, ya veces opuestos ~lo otro en lo mismo y de las hipe! ‘mezclas,en las cuales logra alojarse, no se la puede ficilmente deseubrt ni definir. Ni el Ilenado ni la profusion son suficientes para earacterizarla; se le debe afadir aqui el principio del “enrollamienfo” que Ia vuelve complefa. Con ella es preciso atenerse a todo. Se ha creido definir “objeto inconsistentes, ¢ incluso zbsurdos, como el cuchllo “sin mango”, al cual le faltaria la hhoja; pero la naturaleza realiza por eantidades “andlogos”, mas estupendos ain, como esos vegetales sin hojas, sin flores, sin tallos, sin races; poseen todo lo del vegetal, ‘excepto sus elements. ‘Vereitos aut atin excepctones, y como éstas ~segun el adagio- “confirman la regla”, uno se tranquilizari a buena cventa; una ley mis general absorber las anomalias y ampliara la primera, considerada como insuficiente. Pero con la naturaleza no se ‘puede utilizar este medio, a tal punto él multiplica las iregularidades dentro de cireulo de In desigualdad o de la disimetria donde se ha implantado {No sustituyamos na doctrina (la reproduccién wnisexuada) por otral Por lo «dems, tres “actualizaciones”, tres nuevas exploraciones lo prohiben: 4) La abeja nos da una bella muestra de estas mezclas que perturban. En efecto, Ja reina se acopla una sola vez, en el momento del vuelo nupcial; ella se reserva, eth Fecepticulo, la provision de licor fecundante que participa por consiguiente en la funcién generadora del irsecto, Este le servi para los cuatro o cinco alos de st cexistencia, 4Se reduce entonces al simple principio de la “mezela biparental”? Pero, cuando Jos évulos circulan y pasan delante de “a espermateca”, los unos no son fecundados y Jos otros lo son, por esto una partenopénesis facultative.” Ademds, ls primeros (los no fecundados) sélo darin machos ~partenogénesis llamada arthenotoquia- mientras que los segundos (los fecundados) s6lo nos produeirin hembras Se conoce telitoquias (nacimiento de sélo hembras por Ia madre) asi como amfoterotoguias (los dos sexos posibles), incluso deuterotoquias (la especie comprende hhembras patenogenéticas exclusivamente telitoquias, mientras que otras, del mismo _rupo, slo engendran machos o poseen partenogénesis arrhenotoquias) De esta manera no hemos terminado, la enumeracién de todos los casos, puesto {gue se han observado altemancias en Ia misma madre, asf como ritmos iregulatmente fegulares, por tanto, reuniones en el limite de To claramente sealable. Aceptamos la idea de algunos segin la cual Ia rina procede asi buscando “regular” el nimero dé los ‘machos y de las hembras en su grupo (la colmena). No se debe pues considerar como Puramente aleatorio lo que seria otta manera de rebgjarlo~ el nacimiento de los unos © de las otras, que depende él mismo del procedimiento partenogensiico, 'No olvidemos al menos que Ia abeja mezcla, dentro de si misma, Io sexuado y lo fsexuado. Charles Bonnet habia notado por lo dems, para los pulgones, ese mismo Juego. doble. La observacién VII de su Tratado de Insectologia se. inltul: “Observaciones que demuestran que hay une especie de Pulgén en el que la dstincién ‘en machos y hembras tiene lugar y que se acoplan...™". 1) El abigarramiento va‘ veces mas lejos. Entre los rotiferos, finales del verano, surgen hembras (partenogénesis) cuyos huevos, més pequefios, ‘dan nacimiento a machos. Se ha pensado que esta ‘eansformacién estaba ligaia a una baja de temperatura, o incluso, una aulticién insuficiente Fn et. 9, 4s Los jévenes machos se aeoplan necesarismente con su madre (0 también con su hermana, cuando nacen hembras paralelas a ellos; peto se entra entonces en otra serie que han adoptado algunas especies); de la unién (contra-natura”) salen huevos lamados durables puesio que los recubre un cascarén resistente. Pueden atravesar el inviemo sin dificultades. Eclosionan en la primavera, pero s6lo se producen entonces hembras partenogenctica (lelitoquias, que s6lo darn hembras). Se trata acé de una partenogénesis ciclica, una serie regulada de partenogénesis. y de reproducciones ‘exiadas, ilo oto injertoen lo mismo! Puede recomenzar asi muchas veces en el mismo afio: partenogénesis denominada polrcicica. jDecldidamente 1x uaturaleza sabe hiper variar us presentacionest ©) Afiadamos tedavia, para complicaslo todo, Ia ginopénesis, y por qué no la androgénesis, "En una palabra, es cierto que el évulo ha sidd activado: el espermatozoide participa en este pail, pero, como degenera inmediatamente y no se fusiona con el Hicleo materno, se forma -a fin de cuentas un huevo ginogenético. Seguramente el fovocito no se desarrolle sin el impulso espermtic, pero, dado que este sitimo cesa con {ste efecto ~ausencia rel de copulacién, a pesar de la fecundacién- nos encontramos en tna situacin falseada y medianera. "En consecuencia, el hvevo no suftré la reduccién eromosomial clisica, y por esto su auto-regulacién por supresion de la meiosis. De acd solo saldrn hembras (esta inopénesis se encuentra en ciertos nemétodos). .Quién podré entonces negar que la ‘aturaleza ha’ sabido mltpliar os procedimientos generativos en los que es excelente? Machos y hembras (no siempre distintos) se dispensan de su asociacién, o bien intercambian sus papees 0 sélo le piden a su pareja el comienzo y no el final de su fancién, "No podriamos imaginar hasta qué punto todo se entrecruza y fusiona. Luego se aiadirén.a este embroll hibridaciones o sustituciones. Us la naturaleza pues un batiborillo? Seguramente que no, sobre todo si se recurre @ la eitologia madera que justifica plenamente la aparente mascarada, Estas (generaciones unisexuedas ~inconstantes y altemantes~ sirven lo més frecuentemente para escapar de la teta— o de la triploidia (4n o 3n en lugar de dos). Dado que la télula reproductora no ha Ievada a cabo a tiempo su reduccién cromosémica obligada, ro puede entrar en la via de Ia fecundacion (es decir de la suma). Inventa pues otr0 ‘camino para perpetuarse, un casi-vegetativo. Si ha logrado su haploide (el n) puede ain fs verdad unirse con slla, por el segundo glébulo polar; restablece su “logical” o su programa entero, y encontrar otros medios para renovarse, un pos como si el coplamiento se hubieradisociado del fendmeno de la reproduccién. En efecto, podrén, {ener lugar aproximac‘ones con otros, pero por fuera de la cuestion de le multipicacién En resumen, veatnos en estas miltiples hazatias medios o bien de pasar por encima de ‘obsticulos, o bien de no encerrarse en un solo tipo de desarrollo, ‘La nafuraleza equivale a la riqueza y a la pluralidad’*. Ponemos wn tercer pan nada vans entre lands el ogi moder de asexual {Atal punte la hon sinplieadoy deformado ls manvales! En ellos se soten, por ejemplo, que ‘nase depeaderi In paea de Heerocromasoma XY, y la feinided det XX, lo qu e fas, {Se conoce epee en cles et pretendia rel est invert Pure otecer una lusttacon de le ctpacidades de Ta vide para visiey sobevivir, caremos amy Implement « Chares Nol: "La hema, fecundada en el momento del velo nupea (se ata dub pit dela ia de las homies omnes) en al slo. Abi pede sus sla daspts se unde en ejemplo destinado a evidenciar lo que descubren los naturalistas: las potencialidades Jatentes de una naturaleza que, con la vida, ha alcanzado su cima; en efecto, ella renace, no de sus cenizas como el ave fénix, sino de la destruccién, Por acé, la naturaleza se separa de lo “real” que no posee este poder de perdurar. El prinepio de inereia Io que se encuentra en teposo y stbsiste~ no se compara con el de la ineansable reconsttucién, al punto que la naturaleza siempre represa ~el etemo retorno~ y por tanto se impone (el si mismo), No se la expulsa. Lo que se recomienza sin tregua afirma de esa forma st se; la naturaleza debe defnise, y por tanto comprenderse, como lo que es y no deja de set. Cuando parece que desaparece, lo tinico que hace es dejar el sitio a descendientes ‘mds jovenes que le contintan, En el limite, ella no conoce ni la disminucion nt 1a cextineién, solo la perpetuacin, Réaumur se dio cuenta de esto en su “Memoria sobre las diversas teproducciones que acontecen en los cangrejos; bogavantes, cangrejos de mar, e., Y, ‘entre otras en las patas de,cangrejos que vuelven a brotar”. Charles Bonnet, con otros, hhabria de amplificar esta revelacidt por una parte, “trabaja” en animales més elevados fen su escala de seres, que padecen mutilaciones. Por otra parte y sobre todo, la ‘experimentacién no se alien solasiente a los miembros o articulos diversos, sino que ‘rompe de alguna manera las regiones mis nobles: la cabeza, las mandibulas, et. Por lo demés “no 2s cosa ficil -anota Bonnet- decapitar un caracol. Apenas siente el instrumento se retra prestamente a su concha y se comprende que pueda ‘ocurrir que uno crea habero decapitado cuando sélo se le ha quitado una poreién més 0 ‘menos considerable de los tegumentos™. Por lo demés pronto habria de discutirse el principio de esta restauracién tanto de Ia cabeza como de los aparatos mis complejos. Lo hard especialmente Adanson, “cuando logramos cortar realmente la cabeza, ella no se reproduce™®, La seccién que hhay que realizar se presta zdiscusién: sino se corta suficiente, no se prueba nada, pero, si se arranca 0 se extifa ampliamente ~anota juiciosamente Charles Bonnel- se destruye “por ese medio las fuentes de reparacién de esas diferentes partes". Al ‘mismo tiempo jeusntos ensayos infructuosos! En caso de éxito, se cae en el argumento segtin el cual se trtaba acd de animales sgelatinosos y estrueturados, pero se deberd sin embargo resolver algo. Ser necesario admitir las palingenesias, las mudas, las regeneraciones, las metamorfosis, todo lo que se observa y que refuerza la idea de un viviente que escapa al estatismo; se traviste segtin la necesidad y camba fécilmente de estado (la oruga antes de volverse matiposa); suprime sobre todo lo que la niega y trataba de fracturarla o de herirla; de acd Ia negacién de Ia negacién, por consiguiente la afirmacién de si, No solamente se reconsttuye la pata ola co a, también la cabeza Sélo hemos evocado tres situaciones, pero todas destinadas a mostrar lo inagotable que es la naturaleza en los pélipos, 1os pulgones y los earacoles; la palabra, naturaleza toma entonces todo su sentido, nacery siempre renacer. Weta, Ineapaz de extra de al us alimentos necesavion par su vida y para el porveir del bormigueo, 1a fra rena ura vez agoada ls reservas de sus misclos eabsorbidoparee eondenae a perce, Perecera si ln matualeza fuen lice. “Ahora bie, i salva wha ctenstancla. qe ningone ren ‘torizria. La hormiga pone os huevos. Devora une. La pequeiseantidnd de aliesto gue ct de {sta comids le permit poner dos nuevos huevos, desputs ors de los qu come, ca vz, part. De fata manera, de posts a votigis y de ovoagis a posture, gaa etm neces para eclosion 4 los prmeros huevos aborade, De ests huevos nacen iris” (La Nature, 1934, Alem, p21). 2 Bxpiriences sur a régntvarion del tte du Linapon torres, nO. Cot XL, p tds. 32 mid. 40 ” Festa naturaleza ro cesa de “maravilla” Jos que la examinan ella eneubre una tal extension de vaiedady de potencia que no se logra conocera ‘Por ejemplo, con argimentos que sorprenden, Nieuwentyt nos prucba ya que nuestro cuerpo encirra muchos; detengmonos al menos en los dos extremos, el visible Yel que llama “el euerpo propio” “Por qué al menos dos? EL primero es evidente, sabia y “arlsicamente” ‘compussto, pero evelicions eonstantemente (de pequefo se vuelve grande, ora Stumenta: ort disminuye y se extenta, sobre todo en la enfermedad), pero se nos feconocs a pesar 0 en ¢ cambio. Por fano un segundo asegura nesta constancia; éte hho se mueve, aunque todo fiuetie en nosotros, lo que explicaria ya la fotura que nos habia sido prometida. Se puede incluso trasvasar (It sangre) partes materiales de un sujeto a ot, sin comprometer en nada su identdad, No nos orprende eso puesto que éste no tiene nada que ver con elementos isicos. Tl argunento no daia del siglo XVIII; se lo encuentra ya en Plat6n: “Pues ni siquiera durante este perfodo en que se dice que vive eada uno de los vvientes y es {déntica a si mismo, reine siempre las mismas cualidades; ai, por ejemplo, un individvo desde su nifez hasta que legue a viejo se dice que es la misma persona, pero ‘cor individuo jamés reine las mismas cosas en si mismo, sino que constanlemente s¢ tat renovando en un especto y destruyendo en oto, en st cabello, en su came, en sus fnvesos, en su sangre en la toalidad de su cuerpo... Jams son las mismas en cada uno delos individaos™=. Sin mbargo, Nieuwentyt noha dejado de renover la esis. ste “constanca sométea”, este segundo cuerpo, ya no se define como el visible; por una parte, este dltimo contiene numerosos fuidos que lo abandonan, y por fra parte, las leyes qe Te conciemen no juegan mis sobre “el everpo propio". “Es erro -escribe este midieo~ que las lees esencialmente no tenen nada que ver con el tuerpo propio. Camban frecuentemente en el mismo hombre, aunque subsistan en. a tnisme persona. En eo, a experiencia nos enseia que las personas enfermas y las fue esin sanas, Jos jovenesy ls viejo, 0 estn sueos a ls mismasleyes, fo que ‘erdadero para hombres y para mujeres", Por lo demis, se poi dudar de elo; o que scape ala percepcién no Se comprende como lo que se nos oftece. De ack se deriva el profundo desfase ero, {por qué eventuslmente un tercer cuerpo, mas extrema, eneajado en los otros dos, més eculto ain? Es necesrio postlarlo, En efecto, si ncemos alterados en fnvesta constitucién (ana anomalia) 1a Conservamos; esté pues inscrta en el cuerpo propio sustanclal; Ia reconsttuimos, pero nosovos rescitaremos en la intgridad o la Inteprelidad de nosotrs saismvs. i sino, que mere joven, el embeién también, de Tos fue se nos expone las fases de deserello, reresarinigualmente con su forma acabada, Tos textos sagrados Ic exigen, asi como Ia ciencia del vivientefundada en una doctina Ge as inclusones: 10 lo prcba ye el germen? La encina mais voluminosa se aoja Slaramenteen un “purto en el qe se encuenta enter. Lo mismo le cure al hombre, To que da cuenta de a sobrevivenciay de su inmortalidad, a pesar de los eambios de forma y de proporciones. Y este illimo cuerpo no contiene casi mis nada de Inatriamentesefalatle, aunque se sitbe de manera subyacente bajo “el euerpo propio" tl eostante, que 6] msmo se ha comprometide po el camino de la desmaterilizacion ‘Seria pues menester distinguir la came, perpetuamente eambiante; después lo Pati, £1 Banque, 207, in Obras Completas, Marit: Aguilar, 1979. p. S87, cl. 2 ‘of Nieawentvt. L-eslsnce de Dien démontrée var les morvies de amature, Par. 1725.0. 648 invariante (el esqueleto ta sido privilegiado porque parece estable, el inmutable); finalmente la simiente, lo ulwamicroseépico, que escapa a lo perceptible como a las medidas. Esta teoria promeledora muestra claramente los diferentes estratos con que cuenta la naturaleza, asi como su indestructibilidad; ella se antcipa, a su manera, en lo ue Ia biologia moderna 2odré precisar: la distincién entre lo somético propiamente dicho y lo germinal, ‘Sin asimilarse a Weissman, Nieuwentyt busca pues analizar y reconocer nuestra sutl organizacién que abrga lo que ninguna maquinaria podria pretender: ésta no es sn puede ser sino lo que ela es, en su planidad, mientras que, bao el mismo volumen se sabe y se debe discerir an pluri-sustancial, un amplio fondo de implicit, que nos asegura el mantenimiento y nos libera de lo empiric. Por consiguiente, los naturalistas irinen el sentido inverso al que acabamos de mencionar, es decir que sllos tratarin de desplegar lo que esti encerrado sobre si mismo. ,Cémo desenrollrlo sin traicionarlo o incluso sin destruirlo? Réaumur se dedicd a este trabajo de exalicitacién sobre una funcién fisiolégica sin duda la mas fécil de aleanzar, la digestiva. Los Cartesianos consideraban el estémago como un saco musculoso, que ¢s el primero en recibir fos alimentos y triturarlos; ellos mecanizaban la operacién (la iatroguimica). Ahora bien, alguncs carnivoros ~como fos cernicalos-, que comen por ejemplo ratones, expulsan huesos enferamente limpios de sus ligamentos de fbras o de tendones. La disociacién se logra tan fina y tan minuciosamente que sélo se Ia explica si se ve en ella el efecto de una intervencién corrosiva, Unica capaz de una tal limpicza-raspado, Los pelos son igualmente desprendidos dela pil del animal y enrollados en bolas. Por tanto, una seerecin écida, una intervencién quimica, ha debido operar; se puede incluso reguntarse cémo es que e estémago sabe a ese punto “roer” las eames sin lesionarse 0 Consumirse a si mismo; en todo caso, jno recurramos més a movimientos de mezcla 0 de demolicién por agitaci Pero Réaumur, que descubre en el organismo potencias nuevas —Ia primera bioquimica experimental- va més lejos; con el fin de verficar su hipstesis, opera “tomas de porciones”. Lleva a sus aves de rapitia a tragarse pequefis tubos metalicas con huecos pero Hlenos de una esponja susceptible de aspirar el licor disolvente. ‘Réaumur transfiere de esta manera la vida fermentativa de adentto hacia fuera; verfica fanto su realidad como la energia (una digestién in vitro). Por lo demés se felicita de “esas verdaderas digestiones de alimentos operadas en un lugar tan diferente de aquel en el que se han llevado a czbo hasta eso momento”, El sabe activarlas, varialas (por sjemplo, Réaumur encaracé también ef caso tanto de los herbivoros como de los ‘omnivoros), complicarlas; 20 entremos en este examen. Consideramos este trabajo de casi-visibilidad de In transformacién biofisica como uno de los primeros, uno de Jos més notables y de los mis seguros. Réaumur el fisi6logo desenvuelve “los euerpos”, les arranca sus secretos; por acé, sabemos mejor todo lo que ellos encubren, Pero esta naturaleza ~a la vez enrollada, después desenvuelta~ resuelve menos problemas de os que crea de insuperables " ‘Veamos al menos tes querellas 0 discusiones que mantiene el siglo XVIII a su respecte 4) Su ambigUedad favorece primero inmediatas e inverosimiles alianzas, la de “ Sur ta digestion des Otveou, Segunda Memos est6maeo de las ves de raina’ 52.0. 48, are la masere como e leva @ cabo en el ” Jos tedlogos y de los agnéstions, Jesuitas y materialistas se entienden con y por ella. {No es esta Ia procba desu indefiniblidad o de su ausencia de contornos? Se sabe ya que los primeros, os creyentes, temian el caresianismo en la medida cen que conducia al spinozismo, y éste al materialismo. El historiador de la filosofia Vers, en este pretendida deslzamiento el testimonio de la peor incomprension y de la falteracién de los sistemas, pero el falso parece haberse impuesto al verdadero. Por ‘consiguiente, los espiritas entienden claramente separar el universo de los fisicos y una haturaleza entrezada @ los enigmas y a las singularidades; por acd, ésta escaparia al elerminismo (el necesitarismo que la asesina, asi como a Dios). El cientiico esti Tlamado solamente a deveubriry contemplar sve maravllosas disposiciones.. {Terminar la deduceién a parti de algunos principios simples pero reductores! Si el mundo derivara de laracionalicad, pronto se dejaria de creer en la Providencia. “También los materialistas celebran la naturaleza, no tanto a le manera de Epicuro y de Lucrecio sino como el despliegue de una meti-energia, que supers nuestro entendimiento limitade, Con esta naturaleza, se roza el caos; ya no viene de una {nteligencia que la habvia concebido, sino que implica més bien una suerte de infinito ‘objetivo. Ella exonera del ereador, por tanto toma su sito. {Se pueden consiliar las dos tendencias? Bufén, el filésofo por excelencia de la natraleza se dedica a ello en vano. ‘Su obra fundamental, Sobre las Bpocas de la Natwraleza (1778) amplié et problema: Buffon pasa acd de algiin modo de los vivientes al Mundo entero, ¢Cémo hhacié l también? Qué evolucién conocié? Y geémo se diferenciaron las especies que lobabitan? reviamente, astes de Hegar en su Historia natural de los animales que él describe, ya se habia elevado al conjunto y esperaba penetrar en el corazin de la Naturaleza, “Es al rrismo tiempo la causa y el efecto, el modo y la sustancia, et designio y Ia obra; bizn diferente del arte humano, cuyas producciones no son sino fobras muertas, la Naturaleza es ella misma una obra perpetuamente viviente, un obrero ‘in cesat activo, que sabe emplearlo todo, que, trabajando a partir de si mismo siempre sobre el mismo fondo lejos de agotarlo lo hace inagotable; el tiempo, el espacio y Ia ‘materia son sus medios, el universo su objeto, el movimiento y la vida su objetivo” (Primera Visién de la Naturaleza)®. ‘Sobre las Epocas de la Naturaleza por un lado describe el origen de Ia tierra, aque se ha desprendide del sol en fusion y que debia lentamente enfiarse; por el otro lado, Busfon desea ponerse de acuerdo con el relato del Génesis: ‘Entre més adentro penetré en el seno de Ia Naturaleza més admiré y profundamente respete a su autor, pero un respetociggo sera supersticign; Ia verdadera religién supone por el contrario un respeto ilustrado™ ‘in embargo, como no puede conciiar lus dos versiones, Buffon esté obligado a bordear o sostener la tesis més peligrosa segiin la cual el texto sugrado hable “un Ienguaje imaginario”. “Todo, en el relato de Moisés, esté puesto al alcance de Ia intligencia del pueblo, todo esté presentado aht con relacin al hombre vulgar al que no se le trata de demosttar el verdadero sistema del Mundo, sino que era suiciente con instuirlo sobre lo que le debia al Creador.... Las vepdades de la Naturaleza s6lo debian faparecer con el tiempo y el soberano Ser se las reservaba como el medio ms seguro de {que el hombre lo recordara, cuando su fe declinante se hubiera vuelto vacilante™®’. No se puede caer tanto ni tan habilmente en la impiedad; Buffon no duda en diseutir “la % Cemex Complies de Pur, Pas, 818,17, pp. 89-50. bid 2, pA fon 6 2 Lao, 1817.41». 429. letra de In Biblia” y propenemos su propia cosmogénesis el origen del Mundo y de a vida). Es verdad que pacalelamente afirma despues de todo: “Mi sistema sobre las pocas de In Naturaleza al ser puramente hipotétioo no puede afectar alas verdades reveladas, que sn tanto cxiomas inmutables,independientes de toda hipsess a los cuales somet!y someto mis pensamientos™ Mantiene un dobe lenguae y la Natralezaincita ese juego; loa al Creador y consolida la religin, al mismo tiempo que expone el relto "mds naturalist’, el nacimiento del universo a partir de sus principios dindmicos yfisios autonomos (entre ellog el toma do un lento enfiamiento) 3) Por fuera de est querella, se levanta otra vesina en efeto esta naturaleza — tal como sale de las minos de ia Providencia~ le parece Buffon horrorosa & insoportable; pero es el hombre —vasallo del Ciclo, es verdad, y ereado por Dios~ quien ha sabido felizmente embeecela, armonizarla y diversficarla. El texto de Buon ‘mantene la duda:tstimonia no tanto a favor de los mineralesy de los sees como favor de un hombre incustioso que ha sabido desyerbar, modificar las plantas, ddomesticar los animales, realentar un globo que ticnde hacia la glaciaci6n. En estas condiciones, se venerari ny tanto la aba del Creador como el acto por el eal el hombre prometeicoejereé su potenca. Sin El, solamente se percibiria condados tists y en via de desetficacin, Pero pecisamente,;no es esta, por contra, una conclusion pagana, incluso si Buffon la rodea de reflexionestencénticas? El mundo, e incluso el viviente, dependen de nuestra habildad; la sola naturaleza marcha hacia su pénda, a una lena degradacién (la entropia), Cémo nos alejamos de la contemplacion (Charles Bonne!) y del éxtasis GeanJacques Rousseau el botinico, més tarde, en oo context, porgue entonces a naturaleza le permit escapar de los hombres y de ss vilnias?. No salimes de un ireulo: cuando la natualeza toma demasiada importancia © independencia, Dios queds eclipsado, a menos que el hombre no tome su lugar. Pero si Dios reeneventra el cento de un tringulo (Dios, nosotros, Ia naturaleza) que no se cequilbra fiiimente,entonces se nos escapa la naturaleza; terminamos por no poder coneebisl ya, 0, silo logamos, la mecanizamos; entonces el Creador queda también rebajado ©) Otra querella, sobre Ia cual volveremos y en la cual Butfon debla ampliamente participa: nese sabe si esta neturaleza debe estar unifiade 0 plraizada, dada en su rizomitica o es su continudad. De nuevo, la Providencia esti concemida, ¢n efecto, la pluraidad de las especies y de los géneros que acompata la ssiemstice (la taxonomia) evoca la creacién en muchos tempos distintos y sabiamente erarqizados (ia esealay sobre todo el den), mientras que los paridaros de una naturalezasoberana (a nueva deidad) subrayan su fondo inco, genésico y anamorfosane- Solo mencionamos estos debates, entre ottos, para poder subrayar las discordias ¥ los malentendidos, suscitados por una idea demasiado complaciente, no tanto ies ‘como maleable. * Bid op. 429-430. st Capitlo ML (COMBATES DE RETAGUARDIA Y ESTETICA VEGETALIZANTE [No siempre se discutir “de las maravillas de ln creaci6n”, Se podré cambiar de repsto; se recure la raturaleza a fines dl siglo XIX por otra razSn, mas apremiante: tratar de poner un ffeno a una corriente invasora, por no decir triunfante, le Frdustatizacign galopinte. Estariamos inundados de productos feos, a veces ‘embusteros estrctamenteutlitarios; se instaura un universo pobre, mecdnico. ‘Solo la naturalez ~cruzads, paradipma, idealidad puede selvarnos; precisamos convocarla, Uno de los primeros en desencadenarse conta la miguina y sus artificios, 4. Ruskin, abee Ia via al “foralismo”. ‘Ayer, se oponia con frecuencia Ia convencién -por defincién cambiante, incierta, puramente cortractualist- a la Tey s6lide, universal, que reposaba sobre ls hhovesidad (0 bien la armonia césmica, o bien nuestra constituciOn). Se sepafaba lo Tmbitario de lo justo. En la actualidad, Ja misma antitesi, se levanta el uno contra el ‘tro: To construigo, por tanto lo artifical, y lo que se nos oftece desde siempre, que esponde a nuestra espera, 1o dado en sus realizaciones més complejas y més Claboradas, los vegetales, 1s animales (Ios livianos insects, particularmente) Entre los materiales geudles pueden compararse con la piedra y la madera? El naturaismo. encuentra en elles ~como lo veremos~ medios seculares, ricos, iualizados y s6idos, con miras a nuestras arquitecturas y a nuestros edifcios (el hubita). Se desconfla de los que inventamos, estandarizados, menos diversificados, ‘mas pobres y a menude més frgiles. En resumen, por todas partes la naturaleza deja de tener sv antiguo papel, el de un eampo de seres variados, la creacion misma ella sirve sobre todo de caballo de batalla contra las innovaciones fabriles. Anti-mundo modern, lia rmite-a un universo perdido, anterior al hombre que s6lo ha sabido derroctarlo, profinaro, en todo cas, olvidalo, {Por qué no volver a los valores y a las formas que Ella prodiga? ;Por qué no inspirarse en ella (el arte, nuestros ornamentos, incluso fnuestras mercancias)?::Por qué no “generar” a partir de ella y regenerarnos al mismo tiempo? sta peticion, esta protesta, por Io dems no data del siglo XIX. Seguramente nage -como se debe--en Inglaterra el pais de la evolucin industrial; conove su apoweo tn el siglo XIX, sin embargo el movimiento se esboza también desde el siglo XVIIL Contra ks primeras ranufwoturaa y fibricas, con Ia eélebre fisineracia (jque gobiemen Entonces Tos que han captado el onden dela naturaleza y que nos evitarén las catéstrofes!), ‘ia idea central y salvadora consiste en despreciar Ia industria “que nada crea, ‘que no multiplica nady; consume por si misma y proveca Ia consumacién de los otos ‘No es preciso desnaturalizarla considera la industria como productiva, puesto que ella sélo es eonsumidora 5 que el consumo es el tinico objeto de sus trabajos", para cit a un ladepto de la Escuela, Mercier de Ia Riviére!, Solamente enriquece la agricultura. Se notard esa sorprendente paradoja: el taller no produce En una definicién menos abrupt, en lugar de reducir la manufactur, se contenta con subordinate: “La primera distineién econémica ~segin el abate Baudeau~ pareceria * Phyiocats Ba. Eure Dai 2 pare 1876, . 60, 2 Dues ser Ia de Ia naturaleza, que produce los objetos apropiades para nuestra Conservacién o para nuesto bienestar, y el arte que los reine, que los divide, que los, ple de mil maneras diferentes". "Nunca la naturalezs ha sido tan invocada con el fin de fundar una reorientacién. politico-econémica. Se euenta con una de sus propiedades, a saber: que sélo ella engendra (naturaleza, nasci, nacer). La vida, que todo el tiempo recomienza y cenjambra, se impone sobre la materia inerte y educida asi misma, Por to demés, no es suficiente con restringir ef aumento de los talleres, es 'menester ir mas lejos, poner en pie una sociedad agraria. Se toma o retoma la ofensiva, ‘contra [a ciudad y sus fbreas, fuente de crisis, de dilapidacivn y Je ruins 1) Solo la agricultura puede “aumentar” y multiplicar verdaderamente, tal es el principio de base. Sein Quesnay y sus discipulos, el obrero sélo puede modificar la forma de lo que trabaja, y del que ha sido necesario previamente proveerse. El lo somete a nuestro uso. {En qué consiste su trabajo? bien dividie (por ejemplo romper un blogue de piedra o de pizarra) o bien afiadir, como en el textil donde los hilos son trenzados. El que plant, si he sabido cultivar y preparar su eampo, cosecha mucho més de Jo que ha sembrado; por esto la superioridad de una agricultura considerada abiertamente como ontoldgica, que, efectivamente, da més en resultados de lo que ha recibido (algunas semillas. EE gobiemo deberia inspirarse en esta evidencia y sacar sus consecuencias: lo vegeto-animal debe ayudar a modifiar Ia socio-economia moderna. En sentido inverso, Subrayemos que “el valor de la obra de la industria resulta solamente de un cambio de forma y no de una adicién de sustancia", primer déficit a la vez cualitative ‘cuantitativo. La segunda infrioridad deriva de que el fabricante debe ser alimentado (los gastos llamados en especies ). Consume precisamente lo que la agricultura hha preparado y provisto, ana razn mas para tener que reconocer su lugar fundador roritario. Por lo demis Quesnay no dejaré de oponer “la produccién” y “la reproduccién”, Le Trosne lo anota con insistenciay lo comenta: “Hay en todo esto un punto fjo sobre el cual es necesario siempre volver, la reproduecién, que es la fuente tniea de Ios gastos, la que no puede ssrecentarse por medio de trabajos puramente estériles, sino solamente por medio del cultivo. No hay manera de salir de este efrculo circunserito por la naturaleza”. El precio de una mereancia expresa, a su manera, esta dependencia: se lo caloula «en funcion de lo que cuests el mantenimiento del que la fabrica, Se cuenta tambicn “ios ties requeridos para la fabricacién”, igualmente sacados del suelo (los metals, las ‘bras, ef euero, la celulosa, etc...). La terra provee ain lo esencial del gasto, prueba de que todo tiene que ver con ella en Ia economia fabricadora, El taller gana, pero sin rodueir verdaderamente {Nada de “plusvalie” con el artesano! sostendré Le Trosne. Es preciso més bien encarar una posible pérdida: “Si construyo en el campo, no logtaré sino un bajo arriendo, y si tevendo mi terra con la casa, no lograré en el precio de mi tierra el cuarto de lo que he puesto de mas. Si construyo en la ciudad y en un buen barrio, adquiero una ‘genancia proporcionada a mi gasto y a mi capital, Esta diferencia no viene ciertamente Adel trabajo de los obreros, pues hubo el mismo en una parte y en la ota, ella procede de id, 9. 67, * Pinsocrate. Ea Date. 1846.2 Tose. De nical. 243, . 8 tn competencas..©. El mereadoarriesgn pus con flsear los precios. Heise, a propésito de Ia labor del copsta (antes de Jn invenciin de le smmprenta) aha sido enerpado de retranseribir una obra que se considera medion serra ge adquete nada. El trabajo no afade pues necesariamente: “La causa del ar ee aes ajena al ober; no resulta del trabajo, En asunto de Vibros, una nueva ‘ilon hae carla primar” fade Le Trosne De pao, sfslems que las nociones de proaucidn, de valor y de plusvali, de teabejo de precio son analizadas palabra mds palabra menos—con el mismo lengua vee populares Mar, pero sguramente en sentido rigurosamenteinvers. erat nictaia cl Gobierno » pare do la eols matuale7a, = opone Ia historia (a antinaturaeza) yal cambio, desde que nos alejamos de las leyes fundamentales de la procuccin, corremos hacia In perdi, Ttveeaela de Cuesnay condena con mucha més mordacidad ain @ los que ‘concede importancia ala masa monetaria yl enriquecimiento (los falss bienes). Por ve ante ya hemos apreadi a eemplazar a moneda por el simple crédito, la promest re erTnapel, pero el Chadro econdmico lo subraya; no convene intereambiar, es Seseseab sabre todo sumenta 10 que se comercializa, {No confundamas In causa y eb efecto! Fn resumen, el dinero s6lo juega un papel minimo y secundar produociones en dinero para sustraer este dinero de los gastos aprovecbles en Ia rela, sera dsmirutr otro tanto la repoduccinanval de las riquezas. La masa de secre puode acrecentarse en una nacion sino en la medida misma en que s© ‘crecenta la reproducciin™. “Quesnay no piensa soltar la presa por su sombra, ni confundr fos signos eon to real, Eleeononnista debe pues no tener en consideracin esta petendida riqueza. ean Jacques Rousseay, de acuerdo con los fisberatas en mivchos puntos, sabré retomar y pateuizar esa condena: busca desterar incluso la palebra finances. La Trosperidad” sobre todo nose confunde con el oro: “El dinero es a lo sumo el Prplemento de los hombres, el suplemento no vale muna la cosa, Polacos,dejadme Seb dinero a los los. Més vale vivir en la abundancia que en Ja opulencia; sed fmacho ids que adincdos, se rics, clvad bien vests campo, tn reoenparoy Tor el resto" No elvidaremos 1a respuesta a una objec fil: “Si se me dice que Piero hace de Polonie un pueblo de eapuchinos, respondo primero que exe un pico Egumento ala francesa, y que bromear no es razona.,.. Mi propSsito no es suptimir la qiealucln del metilico, sino solamente de letificarlay de probar sobre todo hasta au ant ta ao ens estmico no sen on Ste de Finanzas y de 13) Otras clasesu otras ocupaciones serén igualmente disminuidas o diseutidas en sus prerrogativas: ademas de los “fabricantes” (el atificio) y los manufactureros (os colbertistas), los acareadores. ‘Se admite que sean necesarios y deban cubrir sus gastos, ellos amplan los rmercados y luchan contra la degradacién, como también conta la averia'y el Dudrimiento de los productos; los transportan allé donde faltan y pueden ser ‘consumidos. Esto es cierto. i Pero todos vernos sin embargo que ellos no ataden nada. Con ellos, el eomercio > Tb, 982. * Queamy, Anas du Tebeay Bconomigve. Pars Guillumin, p26 1 Stier Rowatu, Conan sore gomeremet de Plog, Cy 19, 28 hid p29. Ey no tarda en complicarse, por no decir pervertirse: se transforma a menudo en trifico; en este caso, en lugar de une simple circulacién-intercambio, es necesario prever muchos ‘agentes 0 comisionista, Io que eleva aim més el precio. Réipidamente se entra en la especulacién: “el negociante subraya Le Trosne~ establece una operacién sobre la diferencia de precios que se encuentra entre una regién donde un alimento es abundante y otra donde fata... Lo mismo ocurre en el comercio de especulacién de un tiempo a tro, empresa a la espera de una variacién en los precios... En efecto, el mercader compré a precio corriente, en un tiempo un lugar en que los productos estaban a ‘menor precio; luego sirve a los eonsumidores volviendo a poner en circulacién estas tis produeciones en ut tiempo v eu ut Lugar en que son mas cara, Finalmente, el acareador sblo rara vez se atiene al solo transporte; él “conserva” ‘pero también “retin diveros surtidos de mercancias, ora en brulo, ora elaboradas, para \debitarlas”. Por todos los medios amplia (indebidamente) sus ganancies. {Cuil es la consecaencia de estas habilidades? Se cleva y se falsea los precios. Y este golpe dado a la ecozomia arastra consigo el desorden, la injusticia y I anarquia. 'No debemos alejamos de las leyes fisicas, en caso contrario se lo paga caro. Se prohibird en lo posible el fomento de estas actividades nocivas (el comercio), Ciertamente necesarias, pero con la condicién de encerrarlas en su esricta funién (el Slo intercambio o el transporte) 4) Los fisideraas lanzan caftonazos a un conjunto de asaariados, a todos los que uusan de su saber, de su mento o de su destreza, considerados més estériles que los rnegociantes, los financislas 0 los confeccionistas. Se encargan de la salud, la reereacién, nuestro bienestar (los médicos, [os artistas). Se los asimila a los eriados, los tamborileros y los euentachistes. La fisiocracia vitupera el conjunto de este sector, consagrado sl Iujo en la medida en que compromete, mis que los otros, “la teprodivceion real”. {Por qué estos rayos y centellas sobre ellos? A causa de Ia atracci6n por la comodidad, los adomos, Io frivolo. {Cul es su efecto directo? “Degradar Ia roduccién, disminuir progresivamente las cosechas por Ia ateracién de los cultivos 0 de las otras explotaciones productivas, por el deterioro de las propiedades terrtorales, por la ruina, Ia perturbaciin y la confusiOn de las grandes propiedades comunes y de {odas ls instituciones sociales” En efecto, el propietario corre el riesgo de ceder al despilfaro y al fasto, en ugar de pensar en restatrar y mejorar el instrumento de la verdadera riqueza, Se precisa pues impedir semeiante deslizamiento, 5) Se distingue sin dificultad “los productivos” y los “‘estérles” en la clasificacion social de Quesnay. Entre los dos se intereala el grupo de esos “propietarios teritoriales” més icles de sitar Por un lado, sino se preocupan por sus terra, por los avances que ellas exigen, Por el mantenimiento que le deben hacer con el fin de que pueddan “rendir”, temminan haciendo parte del conjunto de los “empleos” ruinosos, que nos llevan a la crisis y al ‘empobrecimiento, Por el otro, si se preocupan por ello, eclipsan a todos Jos ottos por su importanca; a renovacién socio-econdmica pasa claramnte por eos. 6) Esta nueva agricutura,pilar del sistema, no se parece a aquella que se eree, estaneada y areaica; por lo demds, en este punto la fsioeracia se separa de las recomendaciones o de los andlisis de Jean-Jacques Rousseau ° Limere soca. 59, ‘ntroducién ao Filosfla Ezonimic, in Phylrates, Die ly pp. 704-705, ss Fla implica “reagrapamientos de fondos” (las grandes hacienda), el material y ta disminueign de los “bros” o de la mano de obra, En resumen, se mecaniza Tt abste Baudeau lo ha mencionado apasionadamente: “Brazos, Brazos, es0 ¢$ lo aqve requere le tera, et fo que le falta a as nuestras; este es el gyito univer dee Artie del dla en toda Europa... Brazos, brazas, es prcisamente lo que no necesiton peitas explotaciones actuals, jOb, lo tnico que tenéis es un exceso de desgraciados Witos de largos ¥ penosos trabajos demasiado infructuosos! vances, avances,e80 ¢8 To que necesitamos”". : Mor qué anotalo? No solamente Ia industria debe recvlar pore nos comprojnete enn proceso malsano, desasroso; psi To que se opone & ella el pn Drader tiene que ver eon un sistema y con Ia potenci. reno ala natraleza no significa ne fiesta de las vendimias a Ia Rousseau, i el elogio de In risGsided, ni la defensa del artesanado, ni ta gloria serena de lo Tussle, Ia paz. de Tos campos o el lirismo de los terrufios. No se trata mas que de producir y sobre todo de reproduc. "Et Soberano no ejerceré su eminente funci6n ~la de gobernar~ mas que si sive a cesta revoluefn, no coniemos con los hombres para transformar la sociedad, sino eon un ‘Cambio de la contabilidad, en suma, con una “nueva administracin de las cosas” "Se debe primere y ante todo reorganizar la fisalidad: permitiré el ahorro en las inversiones agrcolas, el puro de partida de todo el resto. En efecto, es preciso Dreviamente: a) ane todo Tora, drenar,sanear, meforar;b) comprar maquinas asl como Eemillas prolific, c) construr edificaciones; d) prever los accidentes como la helada 0 Th inundaciGn, por tants, apartar una parte de las ganancias (en tanto que seguridad y medio de precaverse). Por consiguient slo se cobrark “el producto neto”, los beneficios, los cunles sin embargo se les sustracré los desembolsos y las amortizaciones que acabamas de Por ejemplo la naturaleza, es deci In potencia regeneradora, Ia vida vegeto- anima, 1o que a pesar de “lo menos” da lo més, debe ser protegida, fciitada, puesté entre paréntesis; de elo resulta la sociedad, la politica. "Recordemos la formula: 0 bien Ia hambruna (y por esto las revueltas y Jos motines) 0 bien In harina . ‘La historia, le anti-naturaleza, nunca ha estado plegada a ese punto a st contrario, cl orden de los campos y los céleulos produetivistas. La palabra fisioeracia nerece ser tenida en cuenta: la naturaleza se Tevanta contra su rival, Ia industri es privilegiada al punto cue comanda al hombre y su gestdn. Decide de su porveni. La naturaleza o el orden natural conoce agut una importaneia sin precedente {fs algo completamente nuevo y se hn abandonado por entero el sigho XVII de los Flosofos? No del toto. La fisioeracia se nure ain de sus sistemas, especialmente del de Malebranche. “S600 Dios es productor”, segiin Dupont de Nemours" ‘La glorficaciin de la naturaleza ~incinso en el plano econémico— implica el ‘eocentrismo. ‘La fsiocracia se dislocaré pronto bajo los primeros golpes de la eritica: geSmo sostener por ejemplo que el trigo sea una rigueza, pgro no el pan que se fabrien en él; @ fa lana, pero no el pao; o también el mineral de hierr, pero no la herramienta que de él sale asf son Ta reja del arado? Panadero, tejedor o herrero zpueden seriamente set olecados en el conjunto de las actividades lamadas estériles? {Se reduce el trabajo del hombre a solamente dividiro & aproximar fragmentos, por tanto sin afadir nad? ‘roduc a Philorophie Economie, pp. 704-705. "ure lean apes. 22 de bel 1815 Gulla. 399 56 Quesnay se opone al Colbertismo que iba en sentido contratio; para éste diltimo l hilo o ef mineral de histo sélo valen si se transforma el uno en encaje, el oo en instrumento que cortao zanja, En el plano econémico, se deberia pues renunciar a esta politica agricola, en tanto que crisis de aprovisionamiento seguirin bastante paradéjicamente los comienzos de aplicacién. Si la fisiocracia permitié claramente un andlisis de la situacién productiva, sin embargo sera preciso invertirla, es deci favorecer lo més répido posible Toque ella eondenaba (a tbrica). Los enemigos de la industria se repliegan entonces en una concepeién més ‘sequrs, una ciencin comparativa de los materiales, asi como en Ia valorizacion de los {inicos que son “iradicionales", los que Ia tierra nos ha dado siempre el memol, la ‘madera; ella nos entrega también metales, pero la mayor parte de ellos suponen tantos afinamientos y tan numeresas operaciones modificadoras que se les excluye a veces de Jos tinicos aceptados come “naturales”. En las Siete lémparas de la arquitectura, el campedn del “naturalismo”, J Ruskin, se apodera de est tema e incrimina como signo y prueba de nuestra decadencia el recurso alas “armaduras metiicas”, Es verdad que ei Crystal Palace (1851) fue imaginado por un jardinero, hhabituado a los invernadetos: por consiguiente, propuso una construceidn de vidio y de hier, que se levanté incluso en seis meses, que se demolié tambign répido y que se reinstal6 en Sydenham. Pero zse lo comparara con nuestros Palacios y con nuestros Templos?. {No se orienta hacia habitaciones funcionales, mévile, pero insignficantes y feas? No se sacrifica nuestras ciudades a las comodidades? Ruskin le declara la ‘puerma ala legada de es0s “materiales” que juzga pobres. Sus omamentos se degradan, Este te6rico piensa dammos una leccién de urbanismo y de renovacién arquitecténica; {salvémonos de lo que nos asfxiaré! El toleray festeja sin embargo la acilla, el Iadrillo, pero con Ia condicién pero con la condicién de que s Io hay moldeado alié donde no hay canteras de piedra (en Flandes o el Mediodia); er exso contrario nos deslizariamos hacia el peligroso facticio. “En las regiones planas, se puede de manera legitima y muy afortunadamente servirse del ladrilo para la omamentacién, para una omamentacién trabajada, por no ecir incluso delicada”!*, Ruskin justifica ain este juicio favorable, hasta el punto de prefer incluso la arillacocida al msmol: “En efecto, no es la materia es la ausencia, el trabajo hummano la que le quita a la cosa todo valor. ‘Un pedlazo de tiera cacida, 0 de yeso de Paris trabajado ror la mano del hombre, vale todos los bloques de Carrara {allados @ maquina”, En suma, Ruskin -que parece cambiar de critetio de valorizacién— quiere sobre todo la variedad maximalizada: Ia tiera ya se la ofrece, pero el gesto humano la duplic. En efecto, el artesano aflade su marea individualizante al elemento que es ya varicble. Ruskin rechaza con fuerza “la estandarizacién” 0 la uniformidad que entrafia e: modelado industrial, Es la naturaleza la que lo guia; ella se caracteriza por dos atributos, la inimitabilidad ~debida por lo demés a su riueza estructural y por via de consecuencia, la particularizacién, sin descuidar la armonia con lo que lo rodea; en este caso la tierra de laregién conduce acd {.Cémo olvidar también que a pied cuestacaro'y que con ella nos tropezamos con numerosas dificultadks: es menester sacarla de la cantera, recortaria, levantatla? (Con ef ladrilfo, cesan las euestiones de transporte, de talla o de manipulacin. Sin embargo, pronto caemos, con y por él, en lo que Ruskin llama “la mentira”, Op ity 168 then, 0 cl olvido o la vit 1) porque se lo considera poco noble, nos creemos obligados a evocarlo. {Nada nds insoportable y més despreciable! ) otra técnica vecina, iguslmente demunciada es el chapeado: se dispone una pelicula de marml sobre wn fondo que simplemente se considera simplemente receptor: Cuando un muro debe ser ancho se lo rellena, en el medio, de piedras, de arena y de Tadrillos: ¢ To adorna por fers; se economiza tanto como se engafis, “Es un hecho bien conocido que lo que se entiende por una iglesia de mérmol, es casi en todos 10s casos uy simplemente un ehapeado de mérmol en los muros de toscoslarilos, construidos, ‘por esta raz6n con algunos resaltos™ ".) Peor ain, el ncomprensible “enladillado”. Se traza entonces sobre el yes0 tineas destinadas a representar Idrillos. En lugar de disimulartos, en este caso se los remeda, La Plaza de las Vosges, en Paris, fue pintada as en falso, con el fin de obtener tun paramento regular. El mortero incorpor oete rojo, ¢ incluso un poco de polvo de [nddillo: se dibujaron flsasjunturas con el finde imitar ast un pilamiento, 'El desprecio nuskiano, que rodea estas técnicas de construceién, viene de que el ladrillo en general- he parecido “una piedra producto de reemplazo™; también se presta esos juegos peligrosos y antinémicos: ora se lo ocula, ora se lo cop. En Tos dos casos, segin Ruskin, se “engafa": se precisa pues de_ forma imperative restituirle su valor. Un sofista ha tratado sin embargo de justificar e1 revoque: en la neturaleza ala cual él también se refer, zno separa lo visible y lo que él tbriga? ZApercibimos el esqueleto de los animales? No. Por qué no disimular, por tanto recubrir de cemeato, el fondo de la mamposteria? ‘Ruskin no cae en la trampa: la arquitectura ésea no se adivina bajo la piel? jgamos que ella ha sido no tanto “acultada” como “protegida”. Aqui se juegan no solamente cuestiones de muro, de construccién y de arquitectura, sino més generales, Tigadas ala cultura, a a verdad, a la belleza, a la ciudad. {{No nos da “el material” acceso a la textura, por tanto al fondo de Ia naturaleza, ‘aquello de To que est. constituida? No siempre es necesario considerarla en toda st fexiensién, sino tomer en cuenta su soln malla, su grano. Precisamente, los tonsttuyentes “modemos” se definen por su homogeneidad y su similitud (no se los ‘istingue los unos de los otros; uno se orienta hacia lo neutro: la méquina suprimié ta tbundante diversidad), El Iadrillo escapa precisamente a esta eprobacién; por ejemplo se ennegrece cuando s© eocini demasiado; se Io colocaré pues alterndndolo con el ro}; ppor medio de este doble cromatisma, sin exceso de colores salpicados, se sabe ‘multipliear las figuras, los losanges © los cabrios. Se anima y alegre. Vitruvio nos informa también de lis posibilidades de poner en obra contrastes con los del mismo polar: “Ademds de esos ladrilos ~escribe &1- se fabrican también los lamados medio Jadillos. Por ese medio, cuando se construye tun muro, se pone alternativamente en un Jado un rango de ladrilos y del otro un rango de semi-ladrilos, de manera que estando ‘lineados en cada paramento los de una hilada se entrelacen con los de In otr...""*. zY ‘quign negaré el esplendor de los monumentos eSlebres de Albi o de Tulus (con esa pasta de acilla, mezclada con arena lisa, secada también al sol y cocida lentamente con fuego Ge lefia)?” Ruskin piensa defender ese material, al qne uno se ha acostumbrado y, mis fain, protegerlo cont Jo que lo amenaza més directamente, como los sefiuelos, los tenlucidos las simulaciones que lo adoman indtilmente. Pero estalla sobre todo contra Ia invasin del hiero; éste representa, a sus ojos al Op. ety 160. ° Lae die ras del aruitectara. Cap, Hbro toe os ladelos". Madd: Alianza, 1995. pp. 103- st ‘menos, la modemidad y el prometeismo, o también, en sus comienzos, el insostenible privilegio concedido a la vertcalidad (las columnas, os tallos, los pilares, incluso los paneles). La torre Eiffel no tardard en marcar la victoria, el insolent triunfo del metal; por lo demas, ella estuvo arecedida por numerosos edficios industiales o comerciales, estaciones de ferrocaril,galeras, el poste de fundicién climiné por todas partes el de ‘madera, En este reventén, Ruskin ve el retroceso de la naturaleza y, correlativamente, el vance de la barbatie. {Pero en qué reccnocer este peligro, esa fealdad que se extiende y corrompe rucsiras cludades? La flosofia “vegetalizante” de Kuskin le permite responder sin ddudar: “Todas las bellas formas estin en la naturaleza”. Lat Siete Lémparas de la Arquitectura afiaden incliso que “las més frecuentes y las ms familiares se imponen; desde el instante que” uns cosa es frecuente; podemos pretenderla bella y considerar como la mis bella la més frecuente"!”, No contemos con lo que nos esté naturalmente ‘culto, ofa en las entrafias de la tierra, ora amortajado en los repliegues anatémicos de los euerpos. Consideremes solamente lo que nos es propuesto, tanto del rio, de la nube, de la hierba, del drbol, del pajaro, del hombre incluso, Lo bello sélo sabe manifestarse, Por Jo demas, Ruskin va un poco més lejos, la que hace discutible el adjetivo “‘vegetalizante® que le hers aplicado: la imitacién de las flores seria més noble que Ia de las piedras pero menos prometedora y menos rica que la de los animales, y aqui, 1a 4e la forma humana supers las otras. Pero a pesar de esta jerarquia exhibida, la flor 6 la planta no deja de ser la més representada, Ruskin aprovecha para zaherir de paso el simple juego de las lineas que sélo remite a si mismo, como en “el omamento griego, los dibujos o adomos ondulados y entrelazados” que precisarente no corresponde a nada, ineluso si se parecen acristales de bismuto formados por enfriamiento regular del metal. “Este metal nunea se encuentra en estado natural” escribe él, 1o que justfica su condena en tanto que referencia posible. En desquite, el 6valo le parece la devoracién ms lograda (a causa del huevo, del nido del pijaro, o incluso del simple guijarro rodado). Adem, nace con la curva, llamada a rechazzr la rect, incluso si es necesario a veces a acomodarse a ella. “Otro omamento, euyo proceso me gustaria instrumentar, es el que data de los ‘Tudor: el rastrllo. La disposicidn reticular es bastante comin en las formas naturales y ‘muy bella. Se compone sca de un tejido de los ms delicados -como el de la gaza- sca de malias de dimensiones variadas.... No existe ningsin parentesco entre el resrillo y la {ela de ara 0 las alas del escarabajo”". Inspirémonos en la sola concha o en la flor 0 «enel insecto pero declaremos la guerra sin cuartel alas decoraciones insdlita Sin remontar tan lejos, ala evocacién de los temas, es preciso sobre todo regular Ja euestin fundamental y previa de los “ingtedientes”. Ahora bien, nada més molesto y esolador que e] metal. Sin embargo confesemos que se conoce algo peor ain que él: el estuco y sobre todo la fundicién: “No existe nada més fifo, nada més desmafiado, nada ms vulgar y nada més incapaz esencialmente de una bella linea, 0 de una sombra, que Jos omamentos en hierro fandido””. Y la observacién reprobatoria reaparece sin cesar: “Obras como Ia flecha central en hierro de la Catedral de Rouen, 0 los techos y pilares de hierro de nuestra estaciones de ferrocarril y de algunas de nuestras iglesias, no son para nada arquitectura™’, EI hierro fundido conereta el mal dos veces: no solamente por su propia consttucién, puesto que modifica “el hiero", sino tambien por su génesis Op. ct. 226, a 239. ini p16. * nid. 39 industrial, es decir el vaciado y la ausencia del trabajo humano que lo habria maread, © tnartllado, 0 incluso pulido; es y s6lo es chorreado. El hierro, al menos, ha sido trabajado, golpeado, corto. ‘Sin embargo s6lo se tolerard el metal para los clavos, Tos pemos y algunas soldaduras: "No podemos denegarle a la arquitectura gética el derecho de_sostener etatuas, pindulos u omamentos con Ia ayuda de barras de hicrro”™. Se admitiré pues fhe cadens, los puntales, las caftas : “Si no queremos caer en el viejo sofisma de los granos o del montén de trigo, precisamos encontrar una regla que nos permita deteneros en alguna pare. Ahora bien, la regla es qué los metales se pueden Enplear como cimiento, no como sostén"™. Ante el temor de un desbordamiento, se {je un umbral Se limita severamente, a falta de poder excluit. Si ante todo se requiere Soportar, emo no se wa 8 preferr los fustes 0 columnas de madere, por no decir de peda? "El material natural, el inereado por el hombre, aportaria pues su nota al edficio yo salvara de In medivcridad. Implica él mismo una larga y lena elaboracién que lo “rginalizn, Supone las fuerzas césmicas, los elementos como el ol, el agua y a tera. Por esto nuestros naturalistas eventan con para ponerle diques al asaltotécnico y alas cconstrucsiones moderns NINO insistimos demasiado en el empleo del larillo, de Ia madera, de la piedra, del hierro? No nos parece, Solamente hemos cambiado de escala, en beneficio de un ‘Spiero examen”, Yano encaramos la nafuraleza aqut en su inmensidad, sino en el nivel {nfimo, {No se la descubre aqui mejor? “En este estadio, nos parece que alcanzamos “la fibra de las cosas”, y que nada pede igualar quello que la tera generosa nos provee, sus blogues de mérmol los Erholes las arcillas, Ademés, el homo faber sabe que siempre depende —incluso cuando tase materiales gastados- de elementos anteriores a ¢l, favorables a sus sintesis vas. Por lo demés, los que las realizan, y que reemplazarén “los Iuteriales en brutos”, continéan remedindolos, como la columna de hierro o de hieiro undido que se sbre ensu cima, evocando asi al drbolantiguo, {Cémo ignorarenfonces ‘nuestra subordinacién en el momento en que nos ereemos emancipados? ‘Sin embargo los ruskinianos van a perder esta haalla,en ef momento en que la tibran; ha sido mal plantenda y sobre bases excesivas. ‘La discordia nace en los propios rangos de los organicistas. Viollet-le-Duc, por cjemplo, defiende el gotico en el que él también se inspira. El también se levanta contra fas mentiras y los encubrimientos: “Revestir columnas de fundido con cilindros de ladrillo 0 con untos de estuco, o englobar soportes de hierro en el revogue, no es el resultado de un efecio de cilculo, ni de imaginacién, sino solamente et empleo Gisimulado de un medio, Ahora bien, todo empleo disimulado de un medio no podria cconducir a fuerzas nuevas’ ‘Aungue él rteme los principio de la estétca vegrializante desta con todos sus anhelos el uso genetaizado del hier, ya sea estado, o laminado, o forjado o incluso Vclado. Despnés de-odo, viene siempre de la tierra; permite tanto como los otros “las ‘Gmamentaciones flores"; con él se pueden obtener construcciones ten livianas como salidas (el nuevo gotic); “debe proveer puntos de apoyo eencefios y muy resistentes, pero debe también permitir, sea disposiciones de bévedas muevas elstcas, ses Ltrevimientos prohibilos los slbafiles, como columpios, salidizos, vanos, etc." Bid p 148 ® Ibid p18. Eyeeton sur ['Arhitesare, 18721. 61 ™ bids. 81. © Incluso no nos somete a in sola verticalidad (eft. fig. 1) puesto que por el contratio favorece lo oblicuoe incluso los arabescos: Fig. I~ Extracto de ana Plancha de las Enrevstas de Vialiet-te-Duc;emplea el hierro forjado que dispone en cayados vegetales (en otras partes hoje, teretas, ondulaciones, ee.) “Sustituir resistencis verticales por oblicuas es un principio que puede legar a tener una importancia muy grande y conducir a combinaciones nuevas, Ahora bien, la introduccién del hietro en las obras de albafilesia nos permite intentar empresas que las épocas anteriores no han hecho sino presentir™, De esta manera, aunque comparten los mismos principios -el modelo orgénico- los dos teéricos se oponen. Ruskin se agarra fuertemente incluso a una tesislimitada, retrégrada tan pronto fue erunciada. En su obra Los pistores modernos, el Paisaje, retoma el mismo combate y ‘multiplica los andlisis despiadados. Nos muestra siempre cémo los artistas modemos se cextravian y, asi, nos echan a perder, Segiin Ruskin, es sifciente con comparar, por ejemplo, las maneras cémo los antiguos han representado el érbol “especialmente en las lluminaciones de los salterios— ‘on lo que vemos en los euxdros de los eontemporiineos. ‘Al comienzo, Ia filta de observacién, el formalismo, la convencién, limiten ‘también ain la eaptacién de los dinamismas, ei de las ramificaciones y ramajes, incluso del follaje. Ms tarde, o pintoresco se impondi sobre el exceso. Finalmente se llega pronto ata actual decadencia, époea en Ia que “ya no se puede reconocer la naturaleza del abol; la ignorancia més completa preside su ejecucién. De este modo, de la extrema claridad, de la extrema luminosidad del siglo XVIII, pasamos a la extrema incertidumbre, aia extrema oscuridad de mediados del siglo XIX". Ruskin apoya su sritia en un desfle iconogrético que muestra la lenta Gegradacion y nos condace los érboles nublosos, inintligibles y puramente convencionales. El arte peuié el contacto con las fuerads vivas (la arborescencia se le escapa). Si.ain se sabe, aqui y alla, entregar el movimiento de las ramas, sv impet, se ha perdido 1a palpitacion y ia transparencia del follaje: “La ejecucion se eneucntra limitada seriamente como consecuencia de ese falso prejuicio que consiste en decir que 2 Enrations ow archiectare 1 9.64 * 1 Raskin Ler eines madera 236, ® 6 nada debe ser dibujado delicadamente™”. Ta figura ? adjusta, da un ejemplo de este pretendido fiacaso: la pérdida de la corganizacién, lo que irae Ia confusion y Ia orientacidn hacia una especie de Trenchismo,” Yun tal abendono estético-moral —se abandons Ia naturaleza~ entra ‘muchas conseeuencias, y sobre todo la decadencia, Fig. 2~ Tres iustracones de la tesis de Ruskin una represents del siglo XVI 1) aque se aprocime a Turner t «el procediminto modemo que él desaprocba Ruskin querre obligar al artista preocuparse por energias visible, por el brote 4e las ramificaciones y por la exuberancia hojosa. Pero descaria tanto la simple “eopia” tomo la huida hacia una vaga amorfla, La naturaleza para él vale como un dep6sito ‘inamolégico; supera nuestros esquemas demasiado rudimentarios. Més tarde, Gallé recordaré esto pies colocard, a la entrada de su taller de Nancy, esta inseripeién: Pid. 0 229, a “Nuestras raices estin er el fondo de los bosques, al borde de Jas fuentes, en los muspos”. La naturaleza se vuelve asi “el fondo” que renueva y autoriza las imagenes, como los esilos. Inspra, al mismo tiempo que valida nuestros ensamblajes. Pero, para comenzar, es preciso soliitarle sus propios constituyentes, los tnicos que pueden permitir la “retoma” naturalizante: las curvas, las tensiones, las modulaciones. Deseartemos el ingrediente éspero, poco dictil, por tanto rigido. Por esto, ese elogio incesante de la arcilla tiers, de Ia piedra que se puede tall, y sobre todo de la madera. Ruskin lo ha alabado particularmente: quiere armazones, muebles, y sostenes de ‘madera, Cortelativamente, detiende el inacabamiento, es decit lo ristico, y por esto ‘mismo el arte gotico que nora la reglay el orden. La columna habria sido entonces liberada de su asociacién con la base, y se habria lanzado hacia el cielo (Ia arboreidad), Retoma su condena de la linea recta, {Por qué Ia madera merece un sitio aparte, més que el hilo (el tej) o la piedra olatiera? ‘Ante todo el vocatulatio no se equivoca e identiiea precisamente “la madera” on la materia y con la madre: los términos “materia, materies, materiarius” de la Jengua ristca, califican “al tronco del érbol” en tanto que productor de retofos, por jextensin Ia parte dura de drbol, opuesta a la corteza, pero sobre todo la madera de construccin (los silvee materiaree y no los caduce) y no el leo (la madera que arde , de donde po: lo demas vienen Tos leios , los ligna); en suma, es ‘necesario no confundir el cquedal (recurso para las easasy los navios) y el tallar. ‘A materia latina responde en griego-yi, Ia madera en pie, el &rbol, luego, el origen, la causa, la base, la materia, la sustanc De esta forma la madera (materia, materiarius) ha dado nacimiento a una familia de palabras esencises, un matoreal filoséfico, Significa lo que efectivamente se reproduce 0 se regenera; entre mas se Io corte més retofia. La piedra no podria serle equivalente, sin tener en cuenta que el material lefioso alia a la vez la dureza y la posibilidad de ser tallada ocalada, la solide y una rlatva flexibilied. Sus venas, sus nudos, sus grietas hubieran podido rebajarla, pero el carpintero sabe jugar con ellas; por esto se esti también seguro de que ningin fragmento se parece ‘8 ningin otto; incluye pues el cambio y Ia individualizacién, y todavia no hemos tratado acd de las diferentes especies de drboles. No deberia imponerse el hierro por su robustez, su dfcultad de cortarlo y su resistencia a las traccione:? Ruskin refuta la objecién, Se inspira nuevamente en el esqueleto animal: si hubiem sido en diamante (a partir del carbono), en lugar de fostato de carbonato de calcio ~aparentemente. menos duros y por tanto susceptibles de fractura—los animales como el elefunte 9 ! rinoceronte rivslizarian en liviandad con el saltamontes; “Ie habriamos dado al rept una mandibula de acero y al myodén una frente de hierro fundido, olvidadizos del gran principio que testimonia toda la creacién: el orden y el sistema son ccsas més nobles que la fuerza" Recordemos a este respecto que la. perfeccién de la circunferencia implica su Aeficiencia: se aproxima en demasfa al reposo y no contiene movimiento, mientras que {a ojiva~el gotico irregular vivifica y anima la forma, {Lo mejor no es enemigo de io bueno? Evitémosle también a nuestros Templos ¢ Ielesias el afujo de medias; pretiramos la simplicidad, la rusticidad; ganamos cuando solo recurrimos alos ingredientes de una terra prolifica y variada. 5, Ruskin, ra Sent Lames de Archtectre. 182 a Lo que se busceba excluir-el hier fundido, el acer los metals. (como el cobre), e extuc, efe.-.— no hace sino regresar con més fuerza; por consiguiente, los flortistas que perdieron la batalla se repliegan, una vez més, en la sola obligacién de tuna Yomamentaci6n’” que se inspiaria en las plantas y se las recordar a os citadinos asfixiados por el artfici "Y. dado que no se ha podido desterar Jo metiico barato, mis robusto, particularmente maleable ~por tanto conforme a una estética de Ia simosidad que Predcaban Ineiuse lo» propos advorsriog de Ia mecénien~ jsometémosle al menos & Pre modelos vivientes! ;Expulsemos al mismo tiempo lo dtl demasiado rudimentario, te decir a fealdad (igada a la rigidez )! Y que la ciudad acoje lo Gque le fala, "ye no el rig el gris cenizo, ef ris tumba, el gris impotent, el is ecorstivo, en una paladra™®, sino el calor vivo y @ menudo verde, asi como las curvas, Jos acimosy las ondulaciones. Precisamos anctar aqui dos evidencias casi cifrables: segin Ia primera, la corriente mencionada sumergiré tanto a Alemania como a Francia, tanto a la Gran Bretana como a Expats, tanto a la Europa entera como més alla del Atlintico. Nunca fine campata artistica tan agresiva ha Togrado una “tal universaidad de hecho". El ‘mundo seldré de ella stbitamente transformado, Ta segunda anctacién refuerza Ia primera, en el sentido en que nada escaparé a 1a invasién (los tapices, 18s tinturas, os afiches, los vitrales, los edificos, los ‘encuademados las letras del alfabeto, las entradas del metro, los timbres las luminarias, {as joyas, las chucherts, la quincallei, las chimeneas, los reverberos, et... Y,n0 nos ‘hemos acordado de to¢o). Por tadas pares, jen todo e incluso todo! El més insignficante wensilio seré cstampillado 0 modifcado. .No ha tomado as a referencia ala naturaleza su més bello “desquite, hasta ahogarbajo su oleada la producei6n fabril? ‘Comelativamente, mevos materiales surgirin de acd, los que mejor se prestan al “vegetatismo” imitaco (las ermiea, los esmaltes, las pastas de vidro, as aleaciones, ete. Lo que se llamado de formas diversas, el Jugendstil o Liberty 0 modern styles (pero este ermino de origen inglés indica aqui una malevolencia y busca estigmatizar lo trafo o 10 extranjero), 0 Wellenstl (el estilo ondulado) no ha consistido sobre todo en fetomar los motives florales académicos y estilizados desde hacia tiempo, sino en fenovar completamente 10 pintoresco campestre e introducir los vegetales més frdinaios (el eardo, el acebo, la yedra el amargon, etc...). Ya no el acanto, 1a encina o fas guimaldas de rosa, sino lo comin y lo aparentemente host, lo salvaje (los chuzos, Jos rizos, las espinas, los nudos). “icémo no concederle importancia a este desquite y a este despliegue o eventazin? ‘Nuesteo mundo actual est4 ain parcialmente dominado por este influencia (recubierto por una vegetacién estlizada, por la obsesién de una naturaleza que siempre Udobe, sewtin sus adeptos, rodeamos y por tanto alejar las lineas demasiado duras, las Verticals las horizontales, 0 demasiado utiitarias, en provecho de Ins curvsa y las serpentinas). “También se llamé a este movimiento el del “estilo metro”, por itrisién, porque ‘uno de sus representantes, Hector Guimard, no dudé en preconiaar ~para las entradas {del metropolitano como por Jo demés para sus estaciones subterréneas~ los recursos de Putoe Grae, La Pleo 2c anolcation crmementaes Pats, 196.9034,

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