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Jean-William Lapierre \, EL ANALISIS DE LOS SISTEMAS POLITICOS ediciones Peninsula ® ee La edicién original francesa fue publicada 7 por PUF de Paris con al titulo Lianalyse des systdmes' politiques, sse3 Univessi- hag aes es ap politiques. © Presses Unive. Traduccién de JUAN De BeNAVENr, Cubierta de 5 hs A. Ted. Grit, Ignacio Tg B, 29896-1976, 2. Las instituciones son muy atiles: sir- ven para ser destruidas. Al destruir sus pritaeras imagenes, el pensamiento cientffico descubre sus leyes organi- cas... El esquema del atomo propuesto por Bohr hace un cuarto de siglo ha este sentido, como una bue- ya no queda nada del. mis- ero ha sugerido unos no lo bas- numerosos para que desempefie un papel pedagégico indispensable en ibn, Tales no se han coorde- jente: en verdad constituyen Ia microfisica contemporénea. Gaston BacHELARD, La phitosophie du Non, Parfs, PUF, 1940, p. 140. Introduiccign Porque;.compaidy para Tedectar su Politica, ciento eincuenta y ocho constituciones, suele consid:rarse a Aris- tételes ‘como cias formales) o verificadas Jaciones caun sometidas a la prueba de la Segiin Rayrsond Boudon, es un encadenamiento deductivo de proposiciones a y de ciertas proposiciones primexas 0 axi teorfas dignas de este nombre !as construc; icodeducti — unos paradigmas conceptuales: conjuntos de prong siciones que se limitan a definir un vocabulario 0 unas categorias clasificadoras ; ; — unos paradigmas formales: conjuntos de proposicio. nes que establecen unas reglas de sintaxis, es decir, unas categorias de relaciones consideradas como fun- damentales, de las que se podran inferir otras proposi- ciones por subasuncién (y no por deduccién); — vnos paradigmas teéricos, en los cuales un conjunto de proposiciones concerniendo un objeto o un domi- nio de estudio es inferido por analogia de ciertas pro- posiciones ya conocidas que se refieren a otro objeto a otro dominio’ Lo que nosotros entendemos por modelo teérico puede contener, si duda, ciertas proposiciones verificables : nos hechos bien establecidos han mostrado que tales propo- siciones no son falsas. Pero se halla formado principal- mente por proposiciones hipotéticas. Durante el perfodo de constitucién de una ciencia o, en otros términos, du- el paso de un saber precientifico al conocimiento ico de una categoria de objetos, no existen todavia , ni siquiera parciales, admitidas como cuadros Ge referencia por todos los especialistas, En cambio, no se carece de doctrinas propias a origen filosofico: por ejempl uncionalis rentes escue en_sociologia politica, el el marxismo, etc. Construir modelos teé- ndan a superar o a reducir las querellas de as polémicas doctrinales constituye entonces tareas més importantes para quienes se em- ciencia, incluso en el caso de que presenten no sean absolutamente ideciégico. Tal pureza absoluta los angeles y, tambign en la investigacion » quien se propone ser un 4ngel no es mas que un ‘aymend Bounox, Note sur ta notion de théorie dans ‘es, en sAtchives Européennes de Sociologie», XI, 0, pp. 203-210. = ae 19 asno. De la confrontacién, de la discusién critica entre los investigadores y de las operaciones verificadoras llevadas a cabo por ellos es de donde puede surgir la depuraciéa progresiva ¥ mutua de los modelos teéricos. Nunca exis- tiré una tcorfa propiamente dicha si nadie asumne el riesgo de proponer ‘ales modelos, que estin destivades a ser revisados, enmeadados e incluso enteramente destruides. Su valor heuristico es inayor gue su valor explicativo. Asi, pues, el modelo tecrico presentads ea sts bia debe ser considerado y criticado mis bien como guia investigacién que como una explicaci i siguicra hi potética, de los hechos politicos, Si adopiamos ias dist nes de R. Boudon, diremos que nuestra ambicion no fra en proponer un siraple «paradigma conceptal ino en desarrollar un «paradigina focmal», fundade en el «paradigma tedrico» inspirado p los sistemas, | © sociales! El objetivo que nosstros persegzi en mostrar cémo pueden ser comperados de un rigaroso y cohzrente los hechos politicos constatados e! Jas sociedades hunanas inds diversus, tomados en su to- talidad y sistemdticamente analizados. ; |. Porgite el anilisis y 1a siniesis soa tos dos tiempos del ritmo de Ja investigacién cientifica, en models tedrico es janalitico y no descriptive, sintético y no eeléctico, Una Jdescripcién es un discurso que reproduce o refleja los Hendrencs tal como éstos ce prevsuten y que adopta lox lcontornos de las cosas percibides sin t Star de distinguis entre la impresién y la constatacién, la apariencia y la! realidad. La desctipcién distingue 10 que nos es clado como distinto en la percepcién o la experiencia viv ida; confunde 0 identifica lo que esta unido 0 proximo en la percepcién o la experiencia vivida. En otros términos, la! descripcién es un inventario de los datos empiticos. Pero, como tal inventario no puede ser exhaustivo, el autor de una descripcién elije entre los datos aquellos que son interesantes 0 significativos en relacién con su proyecto © su practica, Un gedgrafo, un novelista, un ingeniero de caminos y un turista no describirian del mismo modo un mismo paisaje rural o una misma ciudad. Porque es asi ue selectiva y asimismo porque da un nombre a lo que es percibido 0 vivido --empleando las més de las veces ; 4) en ceda uma de estes soci Jes clem los otros istemas sociales. 38 La primera de estas condiciones excluye toda defini. cién que se refiera a unas instituciones especificas, por ejemplo: la politica es el dominio de actividad del Es. tado. La segunda excluye toda definicién reductora, que niegue la especificidad 0 Ja autonomia de lo politico, por ejemplo: la politica es una lucha entre potencias econd- micas. Un examen critico de todas las formulas propuestas por los filésofos, los politicélogos o los socidlogos exigiria més paginas de las que cuenta este libro.” Indicamos tini- camente aqui las conclusiones a las que nosotros llega- mos. Un sistema politico es el conjunto de los procesos de decisién que conciernen la totalidad de una sociedad glo- bal. Entre estas decisiones, podemos distinguir dos gran- des categorias: las que son relativas a la regulacién 0 a la coordinacién de las relaciones entre las agrupaciones particalares (es decir, las partes, desde el punto de vista descriptivo, de la sociedad global) y las que son relativas 1a las empresas 0 acciones colectivas que comprometen ¢ movilizan ln totalidad de la sociedad global. Entende- mos, pues, por poder politico la combinacién variable de autoridad legitima (recurso al consenso) y de poder ptt dlico (recurso a la coercién), que hace capaces a ciertas personas 0 a ciertos grupos de decidir por (y en nombre de) la entera sociedad global y de ordenar a ésta con ob- jeto de hacer ejecutar las decisiones tomadas." Los ele- 17. Julien Freuno, L'essence du politique, Sirey, 1965; Qu'est- ce q:ie la politique?, Editions du Seuil, col. «Politique», nim. 21; Maurice DuvErcer, Introduction & la politique, Gallimard, 1964 Gérard Bencerox, Fonctionnement de l'Etat, Atmand Colin, 1963, pp. 1241; David Eastox, The political system, Nueva York, Knopf. 4453; Robert A. Daatt, Modern political analysis, Prentice Hall, 1963, cap. 2; Georges BALAXDiER, Anthropotogie politique, cap. Ul Nikos Poutanrzss, Pouvoir politique et classes sociales, 1a. parte; TeanwWilliam Laverne, Le pouvoir politique, PUF, 3a. ed., 1969. Podria aiargarse corsidereblemente esta bibliografia. ; 33, Esta definicién no implica necesariamente la especializa cidu de ciertas personas (jefes) 0 de ciertos grupos (gobiernos) ‘a el cjercicio del poder politico, ni a fortiori la existencia de ins- tituciones especificamente politicas (Estado). 39 \ mentos de un sistema politico son unos procesos de de- cision y unas relaciones de poder; entre éstas cabe distin- iscusi6n se refiere a la naturaleza de las decisiones guir las relaciones de mando-obediencia, que implican un Sica nolltca ete eae aaociane aes = consenso sobre la legitimidad, y las relaciones de domina- ES coca sociedad bes sen sareaesscntalae as perme cion-sumisién, que implican un poder coercitivo.” Los de los grupos se hallan orientados hacia valores muy dy- autores cuya idcologia tiende, consciente o inconsciente- versos ; entre éstos, algunos son raros y se couvierien en mente, ac nular los hechos de dominacign, los antago- el objetivo de una competencia e incluso de ciertos con- luchas, tan Sustituir el concepto de poder por unas nocienes que evacuan del andlisis este as. eutas ileheoay lafoemanes eaten eemaa latina pecto desagradabie de la politica, Por mctiv Seema! Sel cies Couniat renee opuestos, otros autores conceden una gran importancia se realiza de un modo autoritario, por una decisién que al concepto de poder, reduciéndolo a unas relaciones de entrafia un cardcter de obligacién (binding allocation) y dominacién y encubriend no por la conclusién de un mercadeo (bargaining), la atri- Desir que cl poder nol c bal en su totalidad permite ‘bucién de lus valores depende del sistema politico. Ob- | servemos que no es la asignacién de los valores la que { define, segun Easton, la especificidad de lo politico: las j de las veces ésta es el resultado de todos los procesos | sociales. Por ejemplo, las esposas son unos valores cuya ! acién viene determinada por el sistema biosocial. i 30 es cl modo «autoritario» de la asignacién lo que | especifica al sistema politico. Easton reconoce que «una \ 1 | 1 | ten unos procesos de de on el di especie de asignaciones autoritarias se efecttan en todos Jos tipes de grupos, desde la familia y los linajes hasta las organizaciones religiosas, educativas y econémicas, pasan- do per los clubs de compaferos»* Finalmente, tan sdlo Ia referencia a la sociedad global permite a Easton distin- guir los sistemas propiamente politicos de los «sistemas parapoliticos» que le son andlogos, pero no isomorfos: poder en general: h 2 ferencia a la sociedad global, oct 19. _Hemos explicado en otro libro esta distincién, cf. Essai sur t2 f pp. 44-72, _ 20. Un ejemplo de Ia p: P. 22), pero se afirma {p. 30) que la relacién politica cién sociat especificada por «la pertenencia obligatoria a un solo sociedad o de organizacién social; ¢s la sociedad a...» Claro esta que «nuestra nocién no ¢s tat jd Eastox, A framework for political analysis, Engle- wood Cliffs, N. J., Prentice Hall, 1965, pp. 5051. 41 40 «Las similitudes no son identidades. Existen diferencias teoricas y empiricas significativas. Para distinguir sin am- bigiiedad el sistema politico societal y los sistemas menos globales (inclusive), denominaré sistemas parapoliticos a los sistemas politicos internos de los grupos y de las or- ganizaciones, y reservaré el concepto de sistema politico a la vida politica de la unidad mis globei que pueda ana- lizarse, es decir, una sociedad.» Las dos grandes categorias de dicisiones politicas que na sociedad clubal, st no se © nas reglas pare coordinar sus relacionce core hub! dicho yaa sony kin y se aplicaran ss confiistos clamer el derecho (0 proz y hacer son actividades esnecificamente ciertas acciones colectivas int zana toda la sociedad glob: y la direccién de cu reatizacidn so vida» especificamente politicas. La guerra es una de Jas. gran des empresas ptiblicas en la mayor parte de la ados humanas. No obstante, en algunas de clizs, si una empresa privada: cualquier guerrere ued iniciativa de una expedicién militar contra un gre mizo y reclutar voluntarios, mientras el resto Ce la pobl: cion continga dedicado 2 sus coupaziones Rabituules sin verse rovilizado como Jo es la eretaguaidias en ies gran des guerras modernas. Las pérdidas y las ganancias logra- das en la expedicién se reparten entre tos ae 08 a ie nado parte en ja smisma y su jefe, pero mo entre ts- bos se iertbros de la sociedad global. Sobre éstos no 23, D, Esstox, op. cit,, p. 52. a2 | | | | | pesa ninguna contribucién de impuesto ni requisa de ser- vicios para el equipo y el sostenimiento de la tropa. Las tribus iroquesas conocieron ese estado de cosas antes de que Ja expansi6n de su imperio sobre otros pueblos ame- rindianos (siglo xvit) y su resistencia a la colonizacién. blanca (siglo xvitt) les obligaran a transformar la guerra en una empresa piiblica. Por el contrario, parece que entre ios indios ojibwa de la regién de los Grandes Lagos la gue- rra siempre ha seguido siendo un asunto privado. La na- taraleza de las demds acciones colectivas de la sociedad global entera presenta grandes variedades segtin las diver- sas civilizaciones. La enumeracién de los siguientes ejem- plos nos dard cuenta de esa diversidad: la gran caza anual Gel bisonte de los cheyennes, Ia pesca del bonito en la isla de Tikopia (Melanesia), la captura anual de salmones en los indios yurok (California), la batida del guanaco '2 les tehuclche de Patagonia, las expediciones comercia- ‘os al extranjero como el célebre kula estudiado por Ma- irowski en las islas Trobriand (Melanesia), la cria de los rebaiios reales en ciertos reinos africanos (Burundi, Ngwa- to), Ia esfa del ganado lechero en los toda de la India, los trabajos de irrigacién en los tschaggas del Kilimanjaro yen ios grandes imperios «hidrdulicos» de la Antigiiedad estudiades por Wittfogel (el Egipto de los faraones, la India de les grandes mogoles, Mesopotamia, China anti- gua, Méjico azteca), la conservacién de los caminos en el reino de Buganda y en los distritos azandé (Africa cen- tral), el sostenimiento de los parques de ganado en los thonga de Mozambique, la fabricacién de la chicha (bebida alcohélica) en los indios cuna de Panamé, el cumplimien- to de los ritos para «hacer Ia Hluvia» o fertilizar la tierra en Africa (Alur, Mandari del alto Nilo), en Melanesia (Trobriand, Tikopia), en Polinesia (islas Marquesas), les grandes fiestas y ceremonias puiblicas en las civdades antiguas (Roma, Atenas) y en numerosas sociedades «ar- caicas», los grandes ritos de iniciacién de los jévenes (engwura de los aranda de Australia central, yahgan de JAW, Laverne, Essai sur te fondement..., pp. 250251 y 473. B la Tierra de Fuego), los cambios de campos de los pue- blos ndmadas o seminémadas (semang de Malasia, nan bikwara del Brasil, thuelche lobi di iryak y tchouktchi de Siberia oriental), ia org: los mereados (Kede, Tiv, Labi del Africa occidental), las andes expediciones pata el rebo de hamitas de Kenia (nandi, inasai y kipsigi de los edificios pabiicos (islas Samoa y Marquesas, im- perio inca del Pert, Egipto d> las pindmides, ete.), la \struceién publica y la kucha contra el analfabetismo en Francia a comienzos de la HI Rep: 1 cidn y Ja planificacién econémica en la URSS en tiempos de Stalin, el crecimiento de la renta nacional en los pats: ze se hallan realmente «en vias de desarrollo», Ia nizacién, el acondicionamiento del territorio, la lucha con- tra las poluciones y los perjuicios en el porvenir de las sociedades superindustrializadas® EI entorno de un sistema politico esté formado per otros sistemas sociales: a) por una parte, los sistemas (bisoricl, ecolipico, econémico y cultural) de la misma sociedad global for- man su entorno «intrasocietal», siguiendo la expresin de Easton; b) por otra parte, los sistemas sociales (incluso los sistemas politicos) de las demas sociedades globales for- man su entorno «extrasocietal». Por ejemplo, el entorno del sistema politico francés comprende, por una parte, el sistema bioso sistema ecoldgico francés, el sistema ¢ al franegs, y, por etre do, asi com Jos sis stoma ecuntmtico del ca ma politico de Jas comnu 25. JW. La despotisme 91 44 | némico, el sistema politico y el sistema cultural de los paises socialistas, etc. Subrayamos que el concepto de entorno es aqui ana- litico y no descriptivo. La distincién entre un sistema y ‘su entorno no es una particién operada entre las perso- nas o los grupos particulares de una sociedad global. Las mismas personas 0 grupos pueden representar ciertos papeles politicos (e intervenir, pues, como actores o agen- tes en el sistema politico) y desempefiar otros papeles les (e intervenir, pues, asimismo como actores © agentes en los sistemas econémico, cultural, etc.). Con mayor raz6n atin, el concepto de entorno no designa aqui el «cuadro de vida», el medio natural més o menos téc- nicamente modificado en el que habitan las agrupaciones humanas: esta significacin puramente ecolégica del tér- mino resulta habitual en la actualidad. D) Conceptos fundamentales del modelo de andlisis Los conceptos del modelo tedrico que nosotros propo- nemos estan tomados de la cibernética. Desde su creacién por Norbert Wiener, esta disciplina 0, mejor dicho, esta, investigacién interdisciplinaria trata de elaborar un con- junto coherente de conceptos generales aplicable tanto a los process fisicos © mecdnicos como a los procesos biolégicos y sociales con objeto de despejar entre ellos unas analogias de funcionamiento, e incluso unas homo- logias 0 unos isomorfismos, y hacer asi posible una teoria general de los sistemas cualesquiera que éstos sean* En seinejante perspectiva, un sistema politico, como cual- guier otro sistema, puede analizarse en los siguientes términos: 1, Estando abierto un sistema politico a su entorno, posce ina entrada por la que se introducen en su interior 26, Esta (coria la expone Ludwing vox BeRrALaxrry en Gene- real system theory, Foundations, Development, Applications, Nueva York, G. Braziller, 1968. 45 cierta energia c informacién que proviene de ese entorno. En inglés, se lama input lo que entra as{ en el sistema y suscita o alimenta su funcionamiento. Como quiera qe, hasta ahora, los adversarios mas decididos de! «fran. glais»” han sido incapaces de dar con una traduecin exacta y cémoda de este término, suele emplearse tal cual a falta de un mejor vocablo. 2. Estando abierto un sistema politico a su entorne, pose una salida por la que introduce en ese entorne cierta energia e informacién. Lo que sale asf del sistema se llama output. Los outputs son respuestas a los inputs, Estos dos términos expresan la interaccién entre e sis. tema y su entorno. Pueden expresar asimismo ta rela cién del sistema consigo mismo. No es necesario, pero tampoco queda excluido, que un sistema acttie directa- mente sobre sf mismo por algunos de sus cutpts, ni que 2 ¢s procedan de si mis:ne.” Un sisters cerrado 0 enterameate autososienido carece de interac consigo misino. Ningin si se hin este caso, Tacluso en las soc des, que 3 relaciones Sistcma pol ciotal. cesos o series de inte E ticos. Los procesos politicos son ins variables eser de un sistema politico. Cada una de iss entre los papeles politices pucde consi¢ nteracciones 21. Es decir, el minos ingleses. (N. dei una ée sus obras a los inputs que el sistema p mismo (los withinputs: ef. A. framework... DP. péginas de otro bro a los outputs qu2 20 proce: sino del misme sistema (los intrasystem cutputs: 3 Analysis of political life, J. Wiley & Sons, 1965, pp. 347-348). Aung un sistema politico sea abierto, no est desprovists de toda and mica interna. 46 elemento del sistema. El estado del sistema en un mo.» mento dado es el conjunto o la combinacién de estas in- teracciones, que determinan el «valor», en este momento, de cada variable esencial. La variedad de un sistema es el miimero de estados diferentes que puede adoptar, ni- mero que depende a su vez del ntimero de elementos diferentes que comporta. La variedad de un sistema polt- tico es tanto mayor cuanto més diferenciados se hallan en el mismo los papeles politicos. 4, Las modificaciones del entorno que resultan de los outputs del sistema politico modifican a su vez los inputs que el sistema recibe de su entorno y, por consi- guiente, modifican asimismo los subsiguientes outputs. Tal es el bucle de retroaccién (feed-back) en cuya virtud el funcionamiento de un sistema depende de sus propios outputs. Esta retroaccién puede ser compensadora 0 re- guladera (con respecto a una norma de funcionamiento) cuando el sentido de la variacién de los outputs subsi- tes es contratio al sentido de la variacién de los ‘s precedentes. Asi, el termostato de un aparato a faccisn es un érgano regulador que, gracias a un bucle de retroaccién, apaga la calefaccién cuando Ja temperatura es demasiado elevada y la enciende de vo cuando es demasiado baja. Los valores posibles de ia temperatura se hallan situados, pues, entre un minimo y un maximo, de acuerdo con la norma im- puesta por el que utiliza el aparato en el momento en que Jo ha regulado, La homeostasia es la capacidad que posee un sistema de mantener, por sus outputs, sus va- riables esenciales en los limites de variacién compati- bles con su funcionamiento normal, cualesquiera que sean las varlaciones del entorno y de los inputs que del mismo recibe. Por ejemplo, un organismo vivo es capaz de mantener entre unos estrechos limites ciertas varia- bles de su medio interno (temperatura, composicién de ia sangre, etc.) a pesar de los cambios de su medio externo que lo efectan. La funcién glicogénica del higado, descu- Gierta por Claude Bernard, es compensadora y regulado- ra: mantiene aproximadamente constante la proporcién 47 de glucosa en la sangre cualesquiera que sean las cantids- des de azticar ingeridas por el organismo. Teudremos que Preguntamos si (y en qué medida) los sistemas social son homeostaticos o si (y en qué medida) son por el co! trario capaces de modificar sus normas de funciona en respuesta a unos cambios criticos de su entorno y a puts que del mismo les ilegan. La retroaccién es to de los outputs subsiguientes es la misma que jacién de los outputs precedentes. Las variacio- de los inputs y de las variables esenciales ya no se hallan contenidas entre ciertos limites, sino reforzadas © intensificadas. La formacién de nubes de saltamontes 0 langostas es un ejemplo simple de retroaccién acumu- vst: estos animales, que normalmente son sedentarios rios, cuando se juntan i @ circunstancias faverables a su raul! a cambiar de que incitan a un consumo cad gas, nos ofrecen un ficadora: hace nids que ¥ cnecesi de a aumentar el output y asi sucesivamente. El mito aprendiz de brujo constituye una buena imogen poi de la retroaccién amplificadora. ‘Tendremos que pregun- , y cémo, quienes detentan el fe jer sistema. politicos, debe ser 4 198, p. 54 (ct ica, Ed. Gérard & 48 baie aan ‘econdmico, rniaacion de low problemas eriticos y elaboraciéa de las solv- apremiado se halla un sistema, menor es su capacidad de innovar, es decir, de inventar y actualizar unas posibilt- _€Nades que nunca se han realizado y, por consiguiente, S menor es su capacidad de enfrentarse a los cambios de su entorno. Para todo sistema es posible distinguir dos categorfas de recursos los recursos energéticos y los recursos in- formacionales. Por ejemplo, un ordenador, cue es un sitema electrénico, sdlo funciona si se le suministra, por una parte, una cierta cantidad de energia eléctrica y, por otra parte, unas informaciones acerca de los datos @ iratar y Ia manera de tratarios (programa), y una sefial que crdons ka punsta on me 2 des ive recibe, transforma y ¢ tricién, respirecidn, movimientos muss: mismo y maneja una informaciéa (sensacién, pere 18, J-W. Lavrerne, «Dialectique de Vocuvre politiques. L' me et ses oeuvres, Actes du IX* Congrés des Sociétés de Phileso- phic de Langue francaise, PUF, 1957, pp. 374377. uy memoria, érdenes a los centros motores). El funciona- miento de un sistema social requiere, por una parte, el consumo de una cierta cantidad de energia fisica y de trabajo humano y, por otra parte, la emisién y la re- cepcién de un cierto néimero de mensajes, de los cuales unos son el resultado de procesos internos, mientras los otros proceden del entorno y, en particular, del sistema cultural productor de cédigos, es decir, de posibilidades de comunicacién. Todo fenémeno social es a la vez una transformacién de energla y una transmisién de infor- macién: para ser pertinente, el andlisis debe considerar- las a ambas. T. J. Cottle y J. Marsh jr. distinguen tres clases de apremios que se ejercen sobre un sistema social: los apre- mios internos, que provienen del mismo sistema, los apremios externos, que provienen de otros sistemas o subsistemas, y Sin embargo, las grandes aglomeraciones urbanas, en las sociedades muy industrializadas actuales, parecen imponer cada vez mayores apremios, suscitar cada vez mayores demandas y procurar cada vez menores recur sos tanto al sistema politico como a los sistemas eco- némico y cultural. P.-H. Chombart de Lauwe nos muestra cémo las transformaciones de las técnicas de produccién, comunicacién y administracién ponen en cuestién las «funciones urbanas» tradicionales, puesto que las técnicas modernas ya no exigen tanto como an- taiio la concentracién de la poblacién en el espacio.” Georges Lavau prevé, para dentro de una treintena de afios, una urbanizacién «menos densa, menos concen- trada, mucho mas extensa, por lo menos si se loora resolver el problema de los transportes urbanos».! ¥ el socidlogo Placide Rambaud analiza los procesos de urbanizacién de la sociedad rural, a través de los cus les «una sociedad trata de comprenderse ¢ inventarse en los términos de un verdadero desarrollo, que la con- duciré a no ser ya ni rural ni urbana en el sentido que hoy dia damos comtinmente a tales palabras». Incluso 29. G. Duay y R. MaNDROU, Histoire de la civilisation francaise, pp. 131-162, 203, 288. 30. «En la actualidad, con ta televisién y todos los medios de comunicacién de masa, con la posibilidad de utilizar un termunal de ordenador en lugar de ir a buscar personalmente los restlta: dos solicitados, etc, ¢resulta igualmente necesaric que los hom- bres vivan reunidos en las ciudades?» P-H. CHoMBARt De Lav’ «La ville, unité politiques, en Lthomme et la ville dans le monde actuel, Desclée de Brouwer, 1969, p. 56. 3. Georges Lavas, eLe probléme urbain et 'aménagement da tervitoires, en ibid., p. 101, Este autor considera prospectivamente as urbanas que se extienden sobre un esp- : je» (p, 103). El abandono de Ia ciudad por par tes hombres constituye el tema de la primera de las ocho es que forman ia novela de onticipacién de Clifford ax, City (trad, francesa, Demain les chiens, Club francais du 1953), | . 2 Piccide Rasmus, Société ruvale et urbanisation, Editions ea Suvi, 1959, p, 269, 8 si una mutacién del sistema ecolégico acaba por borrar asi la distincin entre la ciudad y el campo, los centros de decision politica continuaran Iocalizados en el espacio y a los especialistas de la «disposicin del territorio» se- guir4 preocupandoles la misma cuestién: ¢Cudl es la dis- tribucién de los lugares de decision que, a un sistema politico moderno, le ofrece los mayores recursos y los mores apremios? Mucho més claramente aun que en sociedades Hamadas «postindustriales», el crecimiento no de los paises «subdesarrollados», muy desfasado ‘0 a su crecimiento econémico,* impone a los sis- © politicos de estos paises muchos més apremios no le proporcionan recursos, La tendencia a «huir ia adelante» que, en numerosos casos, caracteriza lo gue sale de tales sistemas, se explica en gran parte por k emios ccolégicos. idea de que del sistema econémico proceden ciertos recursos y ciertos apremios politicos, ya es sin duda de la relacién que media entre la inde- pendencia politica y la independencia econémica en los vos Estados del etercer mundo», las discusiones sobre la fiscalidad, sobre la evasion de capitales, sobre el mar- gen de opcidn dejado a los gobiernos de Europa occiden- ‘i por el sistema monetario internacional y la expansién las grandes empresas multinacionales, los debates acer- ca de las condiciones econémicas en las que se ha desa- rroliado el de los partidos politicos, ciertas «personas influyentes» que cuen- tan con erelaciones politicas» son los principales agentes de este proceso. Si bien todo ciudadano tiene el derecho & 4, D, Easton, Systems Analysis, pp. 8699. de formular demandas politicas, no todos los ciudadanos tienen el poder de forzar Ja entrada del sistema y desen- cadenar un proceso de decision. Las voces que, en la con- acién o la discusién en pequefios grupos, expresatt unas quejas o unas reivindicaciones son a menudo unas voces que —politicamente— claman en el desierto. E in- cluse las consignas vociferadas en una manifestacién ca- Hejera son filtradas por los organizadores. En numerosas sociedades Hamadas «areaicas», el papel de «porteros» ‘lel sistema politico constituye un privilegio de los ancia- hos, aunque a veces los jévenes puedan hacer ofr su voz: cada aldea ashanti (Ghana) tenfa su asociacién de jovenes, a la que representaba un portavoz en las reuniones del sonsejo de jefes de linajes. En las sociedades con régimen de partido iinico, Jos cuadros subalternos de este partido, €a contacto con la poblacién, son los que detentan el casi iseuspolio de fa filtracién de las demandas. Ademés, este sometido les resulta de mas facil ejecucién debido al do- minio que el partido ejerce sobre todos los medios de informscién y propaganda, la represion policiaca y el do de disytstar a tas autoridades, circunstancias todas que impiden Ja formulacién ‘de gran numero de demandas, incluso por parte de las capas o clases sociales la ideclugia oficial, «estan en el poder»? Los sistemas politicos son més 0 menos permeables a lx demanda, Y esta permesbilidad variable es siempre selectiva. Las probabilidades de hacer entrar sus deman- des en el sistema politico no son iguales para todas las personas y para todos los grupos que forinan parte de una sociedad global. De hecho, en numerosas seciedades histéricas 0 «arcaicas», resulta facil disceraiz cudles son las categorias étnicas 0 sociales ave politicamente no cuenian y cuyas reivindicaciones son reprimidas por los de la filtracion —salvo cuando logran forzar !a agente: 2. Sobre este punto, puede leerse el articulo de James 1 Outven, Citizen demands and the soviet political system, er «Tac American Political Science Reviews, University of Chicago Press, vol. 3, pp. 465475, 160 Jencia o la amenaza de secesion: \oy antiguas y en aed es ici i ‘América, la plebe en ‘radicionales de Africa 0 de ; gad igi te Hi 045 A -orC)), los pigmeos en ciertos reinos bantis de Ia region hee ‘Ruanda, por ejemplo), los parias des lagos (en jemp de Jos Etibles» de la India antigua, los judios en numero- S08 reinos europeos desde el siglo xvr al siglo xix, los oF testantes en Francia después de la revocacién del edic Po de Nantes, las minorias étnicas en el imperio austro- , iado «sin patria» en la Europa indus- hingaro, el proletaria P: eo trializada del siglo x1X, los negros en numerosos Esta de los Estados Unidos de América en el siglo xix y duran- te la primera mitad del siglo xx. , Estos hechos indican con bastante claridad que la filtracién de las demandas a la entrada del sistema politi- co, cualesquiera que sean la diversidad y la organizacién de los papeles sociales que la efecttian, se operan a través de un «filtro» que ciertos politicélogos dejan a veces en Ta sombra:? la estratificacién social, es decir, la division de la sociedad global en categorias jerarquizadas («clases de edads, castas, «drdenes» 0 «estados», clases, capas sociales, etc.). Katl Marx puso en evidencia la importancia fundamental que reviste la divisién de la sociedad capita. lista en clases y traté de explicarla por el modo de pro- duccién. Los marxistas han generalizado —a menudo abu- sivamente— el concepto y las hipstesis vinculados a esta vision. Emile Durkheim, aunque sin emplear la expresién de estratificacién social, la vio como una consecuencia necesaria de la divisién del trabajo: cuando se pasa de In solidaridad mecdnica, que caracteriza a las sociedades en las que la division del trabajo es nula o minima, a la solidaridad orginica, que procede de una division de! trabajo cada vez mas fuerte, las sociedades humanas de- jan de hallarse divididas en segmentés yuxtapuestos y comienzan a serlo en capas jerarquizadas. Max Weber ha entrada por Ia viol esclavos en las ciudades 3. Easton no dice nada de todo eso y sélo toma en conside- raciéa fas ehended:ras» socio-politicas cuando habla del sostén. 101 guido tres dimensiones de la estratific 5 -acién social, tres suertes de jerarquias r rango» (escala de icacién por la participacién en ico (division en partidos, de los que unos der mientras los otros estén excluidos del ). El modelo heurfstico que nosotros proponemos a pensar que cada sisteina social, por la diferen- in de los papeles sociales empefiados en sus procesos nos y por la repercusién de sus outputs en los otros as que forman su entorno, contribuye a estratificar iedad global. El lugar que una persona ocupa en el stema de parentesco y en la escala de las edades (con 15. repercusiones culturales: honores debidos a ciertos io de los ancianos... o de la juventud. —y econémicos: derecho de primogenitura 0, por el con- ‘era), el papel que le es asignado por las reglas de ;onial, la diferencia de los sexos y de los son prescritos (con sus repercu- isién sexual del trabajo —y cultu- 0s) son otros tantos factores ion de io que nosotros hemos Entre los indios yurok de jerarquia social se median por el importe Ia dote que su padre habia pagado pare casarse con 10 Iuego por las adq y su una familia o un grupo en el (posicién que implica unas de 102 iertos recursos tales como los mejores terrenos de caza © las mejores tierras, los manantiales de agua, los climas mas favorables, los subsuelos mas ricos en materias pri- mas, las facilidades de desplazamiento y comunicacién, etcétera), la diferencia de los lugares y modos de habita- cién con sus repercusiones econémicas, culturales y poli ticas, son factores ecolégicos de estratificacien que, sexi las sociedades, se traducen en la superioridad jerérquica del centro sobre la periferia, de la ciudad sobre el campo, del norte sobre el sur, de la Hanura sobre la mon‘afia, de las mesetas sobre la costa, etc.‘ El lugar ocupado en cl sistema de produccién, la relacién con los medios de produccién y el papel desempefiado en la organizacién del trabajo determinan unas desigualdades de poder econo- mico que adoptan diversas formas segiin sean los modus de produccién y los grados de la divisién social del tra- bajo: la preponderancia de ciertas personas 0 de ciertos grupos puede deberse al éxito logrado en la produccion de los medios de subsistencia (los mejores cazadores, los poseedores de la magia agraria més eficaz), a la capacidad ién de los bienes destinados al consumo os- tentatorio (por ejemplo, en las sociedades de potlatch), por la especializacién en la fabricacién de ciertos instiu- mentos 0 la compet (tal era el caso en I ai cas» analizadas por Wittfogel), por la apropiacién pri de la tierra en las economias feudales, y de los medios de produccién industrial en las economfas capitalistas lades y de los talentos —algunos s cuales quedan reservados a menudo a los «inicia- dos.— salen del sistema cultural y repere torno intrasocietal de tal modo que toda socieda: na conocida, incluso cuando en ellaz sc csiguaidades de poder econémico, se halla str segin una escala de prestigio, de dignidad, de honorabili- did, de respetabilidad 0 de notabilidad. Finalmente, ef mismo sistema politico produce desigualdades de influen- cia sobre los poderes publicos y de participacién en los proceses de decision, cuyas repercusiones pueden refor. 72 0 compensar las otras jerarqufas sociales, La estratificacion social global es el resultado de le combinacién de estas diferentes dimensiones analiticas, que no se corresponden siempre necesariamente de un inodo riguroso, como ya habia observado Max Weber+ s desfases entre los sistemas sociales se expresan por ciertos desajustes entre la escala de prestigio o de rango honorifico, la jerarquia genealégica, la es s desigualdades de poder econémico o de poder politico. Ademés, la movilidad social, que nunca es nula, pero puede ser minima, permite pasar de uno a otro estrato —en el sentido ascendente o en el sentido descen- dente— a una minoria mds 0 menos numerosa de perso- nas o de grupos. A menudo esta movilidad entrafia unos golletes de estrangulamiento: ciertos pasos son particu- larmente dificiles y raros. Cuanto mayor es la correspon- dencia entre las diversas dimensiones de la estratificeciéa sociai, mayor es el numero de estas barreras opuestas a ia movilidad y mds rigida es Ja estratificaci6n. ingula tres érdenes o tres sis ‘el orden econémico, ¢! orden rquia estatutaria; pero no 0 icamente y en esto estriba lo esencial de 1a doc! , Les classes sociales aux Etats-Unis, el Purruipert, L’échelle des ages, Editions du Sc Incluso las estratificaciones Hamadas «naturales ¢ sisten en combinaciones especificas de productos puts) y de repercusiones (outcomes) de los diferentes sis. temas sociales. Asi, la estratificacion por sexos (es decir, la superioridad social atribuida a un sexo sobre el otro) —que es la més general en la especie humana— resulta a la vez de Jas reglas de la produccién de la poblacion, de la «circulacién de las mujeres» como agentes de esta reproduccion y de las reglas de filiacion (que distribuyen a los hijos en familias, linajes, clanes, sibs, etc. segin la descendencia paterna o materna); de la division del tra- bajo entre los sexos y de los procesos de acumulacién e la dote, alli patrilocal o je las normas éticas, creencias religiosas, jui- cios de valores y conocimientos concernientes a la se lidad, las tareas propias a los papeles masculino y feme- nino, los derechos y deberes anejos a la paternidad; de la participacion diferencial de los hombres y las mujeres en el poder politico (derecho de tomar la palabra en las asambleas del linaje 0 de la aldea, acceso a las funciones Ptiblicas, derecho de voto y de elegibilidad, etc.). La es. tratificacion por sexos se halla determinada, pues, por unas condiciones biosociales, econémicas, ecolégicas, cul- turales y politicas. Sin duda es la mds rigida posible cambio de sexo es um fenémeno biolégico excepcional Pero, en una sociedad de preponderancia masculina, cier tas mujeres pueden ocupar una posicién social muy ele. vada, ¢ inversamente? La otra estratificacion llamade ena. tural», a propésito de la cual podriamos hacer la misma demostracién de Ia combinacié ‘ds Ankole (Uganda actual), sociedad de prepon madre y la hermana del mugabe gozaban s econémicos. politicos y culturales, mientras que en los iroqueses, sociedad de preponderancia femenina, s6lo los hombres podian’ser saciiems. 105 erect ' envejecer.! Sin embargo, en ciertas sociedades, es posible obs. ervar algunos desfases entre la edad biolégi edad social de ciertas personas que no han eee fs pruebas de los ritos de paso o no han podido pagar su Precio: aunque envejezcan, permanecen socialmente en una posicién mds «jovens. Esta estratificacion por la edad es muy importante en las sociedades cuyo sistema biosocial es dominante: los ancianos o los primogénitos (o bien las «matronas»), debido a su posicidn en el siste- wma de parentesco y porque las alianzas matrimoniales lependen de ellos, acumulan el prestigio (representan a s antepasados 0 a los dioses), la riqueza (por el j dotes y las prestaciones anejas a las obl: le parentesco) y el poder (intervienen para dirimir los conflictos y deciden la guerra y la paz). La mayor parte de las sociedades lamadas «arcaicas» son gerontocraticas. «privilegio de la edad» subsisten en las dades se hallan organizadas en «carreras» y, sobre cuando se admite en la funcién publica la regla ién por Ja ancianidad. mn por castas es casi tan rigida como por sexos. Tal estrutificacién hace que se correspondan con harto rigor una segregacién de las relacisnes de parentesco (cada casta es endégama), una segregacién en el espacio social (cada casta posee su aldea barrio propio), una division social del trabajo (ceda fa tiene su funcién o su oficio propio) y una desigual- dad de poder econémico, una jerarquia de grados de dig- iad o de «pureza»? un privilegio de influencia y de poder politicos para las castas «superiores». Al parecer, icaciOn ceracteriza a unas sociedades in. tradicional en los kikuyus de Kenia nos ‘4, Au pied du mont Kenya, twad. fence: “al de los grados d la estvatificacién por castas de Ja India tradici 106 cambios en la divisin del trabajo sélo pueden manifes- tarse por la formacién de nuevas castas o subcastas y Ja fijacién de su posicién jerérquica entre dos castas pre- existentes. Los historiadores de las monarquias europeas postfeudales nos han descrito a menudo la estratificacion por «érdenes» 0 cestados», menos rigida que la anterior : una cierta movilidad social es en ella posible gracias a os ennoblecimientos por decisién del principe," a la aber- tura (estrecha) del alto clero a los plebeyos, a los privilegios y franquicias concedidas por los reyes a sus «buenas ciuidades» dirigidas por la burguesfa mercantil, al reclutamiento en el «tercer estado» de numerosos agentes del poder real (Colbert), a la formacién de la enobleza toga», etc. Al parecer, el sistema politico es el dominante en las sociedades asf estratificadas. Lo mismo ocurre en las sociedades contempordneas de régimen socialista. Su modo original de estratificacién social realiza bastante bien en la practica lo que Max Weber habia concebido ted- ricamente cuando hablaba de la estratificacién por el partido. En efecto, el partido comunista tinico o dominan- te constituye una especie de orden aristocratico, una élite de poder, una minorfa privilegiada y estrictamente jerar- quizadaen la que no entra quien quiere: la adhesién al partido y el acceso a los grados de su jerarquia (en prin- cipio por eleccién) se hallan estrechamente controlados por los dirigentes y entrafian una severa seleccién. En esta clase de sociedad, la burocracia del aparato de Estado es al partido lo que el clero era a la nobleza en la Francia 10. Por el contrario, a finales de la sociedad feuds tuvo tendencia a cerrarse en forma de casta heredi Francia de san Luis, la jurisprudencia del tribunal real era for- mal: solo era viiida’ta ceremonia de armar a un hombre caballe- ro si su padre o su abselo en line Mero. Bajo el reinado de Feline el Hermoso, el rey afirmé su cho (exclusivo) de ennoblecer a ciertos plebeyos por dispo- sicién de sa cancilleria. 11, Esto es lo que se desprende del estudio de Roland Mous- Les hiérarchies sociales de 1450 & nos jours, PUF, 1960, con- principolmente a les sociedades estratificadas por «6r- deness. 107 del ancien régime. Las «purgas» y las depuraciones, cada yez que uno de los bandos que sc disputan la direccién del partido logra eliminar a sus rivales, constituyen los grandes perfodos de movilidad social. La «gran revolucién cultural» china parece que ha sido una modalidad singu- r de este proceso, explicable en gran parte por las ca- racteristicas propias del sistema cultural de China.” La estratificacin por clases caracteriza las sociedades en Jas que el sistema econémico es dominante. Marx ha ‘do ef primero que ha intentado darnos, no una pura y sirapie descripcién de tales clases, sino una tcoria expli- cativa al analizar las sociedades de régimen capitalista en Ia Europa de! siglo x1x. Sin embargo, el concepto de clase social no es una nocién histérica que designe el unico modo de estratificacién propio de estas sociedades. Es un concepto sociolégico aplicable asimismo a otras socie- dades histéricas, incluso arcaicas.® Una sociedad se halla dividida en clases sociales cuando en ella unas personas © unos grupos tienen el privilegio de la apropiaciéa pri- vada de los medios de producciéa y, gracias a este privi- fegio, el poder de explotar el trabajo de las otras personas © grupos desprovistos de tal poder. A su vez, una clase sotial puede estar subdividida en capas distintas: por craplo, en una sociedad de régimen capitalista, la clase Yamada «burguesa» (denominacién originariamente ecolé- giea: habitante del «burgo») comprende a capitalistas de 12, Annie Krrscet, Les comunistes francais, Editions du Se: explics claramente la jerarquizacién interna del partido. Sobre China y el aspecto «tradicional» de su erevolucién by, Kéase Sper-MetrscH, La Chine a 1969, num, 9; Yamana Ket, Révoluticn: Esprits, 1971, mim. 12; Marine Expo tion ct 2s, en Sociologie des ti pp. 463379. 13. For ejemplo, los ifuzaos (Fi nfgrate Roy F. Berton, se hialian netamente divi ses por el modo desigual de apropiacién privada de los arrozales on terrazas, cf. J.-W. LaniERRE, Essai cur le fondensent die pow voir politique, pp. 454435. 108 tierras, capitalistas mercantiles, capitalistas industriale y capitalistas financieros, segin Ja categoria de medios de produccién que tienen el privilegio de poseer en la clase de los trabajadores asalariados, podemos distinguir a los obreros agricolas (jornaleros 0 permanentes), a los obre- tos industriales (no cualificados o cualificados), a los em- pleados (de comercio o de oficina), a un «personal de servicio» (peluqueros, mozos de café, etc.), a unos técni- cos, a un personal de encuadramiento (vigilantes, etc.). Independientemente de las clases propiamente dichas pue- den existir capas sociales intermedias, muy heterogéneas, que ni forman una sola clase ni otras tantas clases distin- tas (a pesar del nombre de «clases medias» con que a veces se las designa con harta impropiedad): por ejemplo, las «profesiones liberales», cuyos miembros prestan unos servicios y perciben unos «honorarios», los «cuadres su- periores», cuyo trabajo de concepcién o direccién es re- munerado por un «estipendio», los pequefios comerciantes © artesanos, que obtienen sus rentas de los «beneficios» que les reporta su propia actividad, los maestros publicos y privados, los artistas y otros «intelectuales», etc. La estratificacién social por clases es mas o menos flexible, y la movilidad social ascendente y descendente pasa por las capas medias de la sociedad. La estratificacién social no es un «dato de la experien- cia>, inmediatamente observable. Las encuestas pueden mostrarnos ciertamente que, en una poblacién, las perso- nas (o las familias) atribuyen a las demas y a sf sina una posicién social que juzgan superior o inferior a otras posiciones sociales. Pero de tales observaciones no es posi- ble inferir una clasificacién aproximativa como aquella en Ja que desembocaba Lloyd Warner en su estudio de Yan- kee-City:: la poblacién se reparte en seis clases —esuperior- superior», «superior-inferior», «media-superior», emedia- inferior», «inferior-superiors e «inferior-inferiors. Nada nos permite saber lo que explica este reparto, lo que constituye Ja «superioridad» y la «inferioridad», aunque los indicadores sefialados por L. Warner en su «indice de las caracteristicas estatutarias» (profesién, fuente de in- 109 soy srescs, tipo de vivienda y barrio habi teoria (no claborada) de la intenon ence als mico y el sistema ecolégico de la sociedad america. ficacién tampoco es una pura y ple lectual, un instrumento de anilisis c6- joPeratorion, sino que designa una realidad social le. 8 comprender cémo se opera la : las a la entrada de un sistema ico sin tener en cuenta la estratificacién social —o, xactamente, las estratifica: sociales que coexis- ca la singularidad compleja de una sociedad en un ento determinado de su historia. Exponer, como nond, la efuncién de articulacién de los intereses» D. Easton, la conversion de las d racién sin poner 1 con la estratificacién social, e una explicacion fundamental per lo> cuy iones conscientes 0 inconscientes son féciles de ar. Todos los grapos, todas las perseaas que forraan una misma sociedad global lades de hacer entrar en cl sistema po! formulan. La hipétesis aqui propuesta lades son tanto mas fuertes c: ‘ocupada en la estratific ie quienes tienen menos po: ." enormalmente» sus demandas en propensos, en ciertas coyunturas, a manifes- lencia para as{ intentar forzar Ja entrada erasos ejeraplos de esas explosiones de violenci crn dtr, A eda parte de los que «no cuentans politicamente: rebeliones de esclavos en la Antigiiedad, sublevaciones campesinas en la Edad Media, motines obreros en la Europa del siglo x1x, sublevaciones de pueblos colonizados como la de Madagas- car en 1947, insurrecciones estudiantiles en el mundo ac- tual. Puede considerarse la estratificacién social como el filtro mismo: determina la manera segin la cual los «por- teros» desempefian su papel, andlogo al de la censura y Ja represién en el sistema ps individual segin Freud. T. R. Young sugiere otra analogia cuando la compara a «un sistema de control cibernético que transfiere el orden existente en el dominio econémico al orden de las otras estructuras de una sociedad compleja». Esta hipétesis, que implica el predominio del sistema econémico, puede ser generalizada: cualquiera que sea el sistema social do- minante, la estratificacién seria el operador del control y la selecci6n de las entradas en el umbral de todo sistema |, podemos suponer que la cap: depende, para cada sistema politico, de Ja relacién de fuerzas internacionales y, por consiguiente, de los recursos intrasocietales que cada sistema es capaz de movilizar en las empresas colectivas que suponen, para su comunidad el riesgo de enfrentamientos 0 conilictos con otras idades. Los sistemas politicos de las «grandes po- jas» filtran muy selectivamente las demandas que les Uegan de su entorno extrasocietal, mientras que a sistemas politicos de los paises pobres en recursos pol camente movilizables les resulta muy dificil rechazar las demandas de las «grandes potencias» u ofrecer resistencia dei rund de domain: (0 de la pat ‘én (a veces ptdicamente lamadas «zonas de . TLR, Yous, Stratif res Européennes de 2 «controle tendria por efecto limitar la entropia gentropfa en cierjos conjuntos de sistemas sociales (pp. 325- } Bhdibie atrnn Sen ll ( «At ) pueden constatarse tanto en las circunscrip- Jas Trobriand, en los distritos Azandé det ‘0 en las sociedades indias de la América precolombina como en las ciudades ¢ imperios de la Antigiiedad, los sefiorios del feudalismo europeo o japo- Estados modernos. Quizas no estaria desprovisto lo hablar asimismo de estratificacién en el domi jones internacionales, que son esencialmen- nes de dominacién-sumisién. Si en la vida los hombres existe algo homélogo a lo que es jjerarqufa de los picotazos (peck-order), puesta en evi- sacia por Schjelderup-Ebbe y Guhl en el grupo de las ceas, al «derecho de mordisquear» (nip-right) ob- io por Baerends en ciertos peces en cautividad 0 a u en el otro». Por | del estudio del comportamiento anima! imayina que un observador extraterresire, 5 ¢ relaciones existentes entre los hombres coz ia gran semejanza con Ja de ior de Ja tribu, son pero se comportan como ¥ ‘ongéneres que no pertenecen 2 IW, Lanterns, Essai sur fe fondem mas Houses, Léviathan, trad. Traci Losuz, Lagression, une histoire né 1869, p. 252. n2 B) La movilizacién de los recursos i ipti Estados Desde el punto de vista descriptivo, en los Estad monersos log recursos movilizados por Ia vida politica miotgisten en la fuerza de trabajo humano invertida, los Bienes consumidos y la informacién utilizada: a) por el funcionamiento del

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